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Mateo Pezzini

Legajo: 28231

La tragedia griega en Antígona de Sófocles: formas de


presentación del destino trágico

Introducción

En este trabajo nos propondremos analizar y debatir a la tragedia griega Antígona,


de Sófocles, y para eso es pertinente analizar el contexto en el cual se vivía en
aquella época sobre el cual nos enfocaremos más posteriormente. Una vez
establecido el contexto podremos ver como la tragedia griega influye de tal manera
en la vida de las personas en la antigua grecia. Antigona es una de las obras más
reconocidas y de Sofocles, no solo por la oposición de la familia y el deber sino
también por su carácter feminista del cual parten y analizan muchos autores.

La tragedia griega es un claro reflejo del espíritu de la Atenas del siglo V. Aun
cuando se argumenta sobre la tradición heroica, sus historias nos dibujan el ethos
de una civilización con una crisis de valores religiosos, donde el poder del mito se
va debilitando y perdiendo para abrir paso a una sociedad democrática más
reflexiva, que lleva a cada individuo a cuestionar su existencia individualmente. A
través de la tragedia, el hombre ateniense revela su preocupación por el destino,
que parece ser una consecuencia inalienable de sus actos y de su origen, y que no
depende en forma alguna del libre albedrío.

Con esto quiero decir que en el mundo trágico todo parece regirse por la voluntad
de los dioses que decidieron todo de antemano, tal y como Sófocles condenó a sus
personajes a una trágica muerte.

Lo que hace Sófocles, en la tragedia griega, es presentarnos personajes en crisis,


sin mucha introducción, simplemente para ilustrar a través de sus acciones cómo
cada decisión tomada depende de un carácter que los llevará al destino que le
tienen preparados los dioses. El rompimiento del orden natural de las cosas y el
enfrentamiento de fuerzas humanas que esto desencadena es otro punto esencial en
la construcción de la tragedia. En Sófocles, la tragedia se origina cuando las
pasiones omiten los juicios. Como cuando Antigona decide enterrar a Polinices.
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A continuación profundizaremos más sobre estos puntos y otras características del
destino trágico que marca a la tragedia griega.

Desarrollo

Antígona, de Sófocles, fue representada por primera vez en el 442 a C. La obra


pertenece al llamado Ciclo Tebano – porque sus tres tragedias tratan sobre el mito
de Edipo y su desarrollo en Tebas – e incluye: Antígona 442-441 a.C., Edipo
Rey 429-420 a.C., Edipo en Colona 401, a. C.. Estas tragedias, sin embargo, no
fueron pensadas para ser vistas secuencialmente, ni tampoco escritas
cronológicamente. Se escribieron a lo largo de 40 años durante los cuales Sófocles
escribió muchas otras tragedias sobre temas diversos pero que no fueron tan
reconocidas.

Los más importantes y reconocidos autores de la tragedia fueron Esquilo, Sófocles


y Eurípides, que, en diversos momentos históricos, afrontaron los temas más
sensibles de su época. Es importante mencionarlos al hablar de tragedia ya que no
solo son los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad sino que cada uno
compone al género a su manera.

Por ejemplo Eurípides es conocido principalmente por haber reformado la


estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando personajes como
mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y por satirizar muchos héroes de la
mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus
contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus
personajes de una forma antes desconocida para el público griego.

En cambio Esquilo, considerado creador de la tragedia, se enfoca en el


sufrimiento humano que es el tema principal en el teatro esquileo, un sufrimiento
que lleva al personaje al conocimiento (el conocimiento a través del sufrimiento) y
que no está reñido con una fuerte creencia en la justicia final de los dioses. En su
producción el sufrimiento humano tiene siempre causa directa o indirecta en una
acción malvada o insensata que conduce a la desgracia de los protagonistas pero
que puede haber sido heredada por los mismos. También sus obras son marcadas
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por aspectos visiblemente políticos.

Podríamos profundizar mucho más en estos dos grandes autores pero como no son
el objeto de estudio de trabajo seria irrelevante poner más que una breve
introducción

Si bien cada autor tiene sus características todos nos muestran que el destino
determina el carácter a diferencia del principio de Heráclito, para quien “el
carácter es el destino”

Los personajes de la tragedia griega, más que individuos, son exhibidos como
títeres y simples ejecutores de acciones que bosquejan arquetipos universales
de los diferentes caracteres humanos. Como la mayoría de las tragedias griegas,
los hechos de Antígona eran conocidos por su público, extraídos de la mitología
griega. Su función, por lo tanto, no era entretener sino propiciar la memoria y la
reflexión sobre los hechos.

De esta manera la tragedia siempre mostraba, entonces, el castigo a las culpas


humanas. El hombre pecaba por soberbia (Creonte por ejemplo) en contra del
destino, a veces por sus propias pasiones, a veces por influencias divinas. Este
pecado debía ser castigado y provocaba en el espectador respeto y temor a lo
divino. La peripecia era el cambio de suerte del héroe trágico, que debía ser
castigado. Por lo tanto, la tragedia que siempre imitaba acciones de héroes, se
relacionaba con la épica y los protagonistas servían de ejemplo o de enseñanza
lo cual es el principal propósito del género.

Esto quiere decir que a través de la lucha del hombre frente a su destino trágico
inevitable se propone la tragedia a que el espectador llegue a la catarsis, es
decir, que lograse experimentar la purificación de su alma, a través de los
sentimientos de temor y conmiseración o compasión.

Otra de las características es la hybris, que es cuando el personaje se llena de


arrogancia y continúa en su mal proceder, sin medir las consecuencias de su acción,
aun cuando se le haya advertido y avisado de los efectos que sus hechos causarían
(la hybris queda en evidencia en Antígona cuando Creonte discute con Hemon
arrogantemente). Por otra parte, se encuentra el pathos, que es el sufrimiento
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máximo del personaje, que soporta la soledad y el dolor terrible de la misma. Se le
llama Moira al destino, a lo que debe vivir el protagonista, pues se encuentra en su
línea de existencia, sin reparar en sus deseos de libertad.

En la tragedia el personaje central representa los valores de la sociedad de su


época. Se presenta al personaje mejor de lo que realmente es. Sin embargo, éste no
está exento de cometer errores y es por ello que se habla de la hamartia, otro
concepto característico del género, que es el error trágico o de juicio que efectúa el
protagonista, lo que le llena de culpa y angustia, desencadenando sentimientos de
abatimiento y de querer poner fin a su existencia, esto lo podemos ver claramente
en Creonte al fin de la obra cuando se arrepiente de sus decisiones que lo llevaron a
tal destino trágico. Este error es castigado por los dioses y provoca la caída del
personaje central, este castigo está en el destino del mismo, hay predestinación y
no se puede hacer nada por cambiar aquello. Y de esta manera podemos ver como
la idea de destino es fundamental para la tragedia.

Acá es donde podemos encontrar y ver claramente la esencia de la tragedia, ya que


el personaje de Creonte lucha por vencer a su destino y encontrar su libertad
perdida a causa de su error trágico. Se tiende a asociar lo “trágico” a desventuras
fatales, a muertes o pérdidas, sin embargo, se refiere a la incapacidad que tiene el
ser humano de tomar sus decisiones y de derrotar a las fuerzas opositoras, que
impiden que se sienta sosegado y se vea sometido al propósito del destino.

A continuación podemos ver un fragmento de Antígona en el cual Antígona refleja


su miedo a quebrantar las leyes divinas, el miedo del que hablamos anteriormente
como temor a oponerse a los dioses y que de alguna manera se lo utiliza como
enseñanza, característico de la tragedia griega.

Antígona: “(…) No creía yo que tus decretos tuvieran tanto poder como para que
un simple mortal pudiera pasar por sobre las leyes no escritas e inmutables de los
dioses; porque esas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo
aparecieron. Yo no estaba dispuesta a sufrir un castigo divino por temor a las
decisiones de ningún hombre.” (Antígona, p. 152)

Otra cita que evidencia lo establecido anteriormente a cerca de la hybris


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(característico de lo trágico), es decir, la arrogancia de Creonte aun con su propio
hijo, es la siguiente

CREONTE. ¿Así que los mayores tenernos que aprender a ser prudentes de jóvenes de esta
edad?
HEMON. No en aquello que no sea razonable. Si soy joven, no hay que prestar atención a
la edad sino a los hechos.
CREONTE. ¿y qué has hecho tú? ¿Honrar a los que alteran 130 el orden?
HEMÓN. Yo no te pediría que tuvieras consideración por una mala persona.
CREONTE. ¿y acaso ella no está enferma de ese mal?
HEMÓN. Todo el pueblo de la ciudad de Tebas afirma que no.
CREONTE. ¿La ciudad va a decirme lo que debo hacer?
HEMÓN. ¿No ves que hablas corno un jovencito?
CREONTE. ¿Debo gobernar esta tierra según el criterio de otro o según el mío?
HEMÓN. No hay ciudad que sea de un solo hombre.
CREONTE. ¿No se dice acaso que la ciudad es del gobernante ?
HEMÓN. Tú gobernarías bien solo en una tierra desierta.
(Antígona pagina 162-163)

Conclusión
Para concluir pudimos ver en Antígona, de Sófocles, como los personajes se encuentran
en una constante lucha para sobrevivir a su destino trágico, un destino que ya les espera
al cual no pueden renunciar, un destino claramente condicionado impuesto por los dioses
de ante mano.

El destino que le espera a Creonte parece ser llevado a cabo por sus decisiones pero
siempre estuvo. Su terquedad desencadena el destino fatal de su propio hijo y de su
esposa, lo que posteriormente lo lleva a una reevaluación de su juicio, la hamartia.

Bibliografía

Sófocles. Antígona. Edipo Rey. Ediciones Clásicas.


Butler, J., & McCool, D. (2000). El grito de Antígona.

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