Theodor W. Adorno: "Introducción a la Sociología" (Gedisa. Barcelona 1996.
Clase 8 del 21/05/1968)
"...quisiera al menos mostrarles, por medio de un ejemplo, porque el modelo o afán de formalización se desvía de los intereses específicos de la sociología. Pues una tendencia a la formalización ha existido ya hace mucho en la sociología. La ha habido hace sesenta o setenta años bajo la forma de la entonces llamada sociología formal, que ciertamente no trabajaba con instrumentos matemáticos, sino con ciertos conceptos sociológicos generales, muy generales... Y el representante más importante y, en cierto modo, más productivo y capaz de esta tendencia hacia la sociología formal ha sido Georg Simmel. Quisiera referirme a su obra Sociología... el modelo que les quiero presentar... [es] ... un modelo que se ha vuelto extraordinariamente actual en las recientes discusiones sociológicas, a saber, la sociología del enfrentamiento, tal cual se describe en un famoso capítulo de Sociología de Simmel. Este modelo ha sido retomado en Alemania por Dahrendorf y en los EEUU por Coser... El núcleo de esta teoría es que sin enfrentamiento, es decir, sin antagonismo de intereses, no hay progreso, y se produce un estancamiento. Por lo cual, debe considerarse el enfrentamiento en sí, el conflicto de intereses en sí, como elemento de la sociedad viviente. Dicho sea de paso, se trata aquí, tal como ocurre tan a menudo con este tipo de teoremas, de una suerte de secularización, si así se quiere llamar, de puntos de vista teóricos que se remontan a la gran filosofía; en cierto modo, la filosofía de la historia de Kant, que consideraba que el antagonismo de intereses era el vehículo del progreso, era muy similar. Ahora bien, reflexionen, por favor, un segundo sobre esta teoría. Seguramente se podrá decir que en la sociedad existente, una sociedad antagónica y dividida, una sociedad de clases en la cual los intereses de los grupos están, esencial y objetivamente, en conflicto mutuo, a través del proceso vital de esa sociedad, sólo puede salir de esa situación resolviendo ese conflicto. Y aquí reside (cómo también en teóricos como Hegel y Marx) la extraordinaria plausibilidad de esta doctrina del enfrentamiento. Pero lo más importante es que, en esta doctrina, la categoría del conflicto social se ve hipostaseada. Es decir, se extrae esta categoría de su conexión con oposiciones y conflictos perfectamente explicables y tendencialmente superables, y se trata como si fuera una propiedad de la sociedad en y para sí. resulta característico de esta doctrina (para mencionar algo que Simmel mismo ha notado en otros contextos) que no se toma en consideración en absoluto el sufrimiento indescriptible que se halla detrás de los grandes conflictos sociales. Si analizan este problema en la obra de Simmel que he mencionado, encontrarán que en la base de su posición está el modelo liberal de la lucha competitiva. El no puede representarse el conflicto social de otro modo más que como una competencia entre grupos, del mismo modo como, según el liberalismo, los individuos en el sistema capitalista compiten entre sí, lo cual, a través de la conocida "mano invisible", mantiene en vida a la totalidad e incluso la hace progresar. Lo que se desconoce en este tipo de enfoque es que ese conflicto de intereses, tal como aparece en la competencia, es un resabio de conflictos más profundos, a saber, el conflicto de clases. Se trata, en el fondo, de un conflicto que recién se produce luego de que se ha tomado una decisión acerca del conflicto central, es decir, el conflicto referido a la disposición de los medios de producción. La competencia se produce en el ámbito de la "plusvalía ya apropiada", por lo cual aquella no puede explicar a ésta. De este modo en el ámbito de la competencia no se tocan las cuestiones centrales del conflicto. De aquí que toda esta teoría del conflicto social sea sorprendentemente inofensiva, del mismo modo que la teoría de Dahrendorf, y, hasta cierto punto, la teoría o los trabajos de Coser. Me parece que lo decisivo aquí es que, por medio de este aislamiento o, como lo he denominado, hipostaseasión, del enfrentamiento como una categoría formal de la sociedad, independiente de su fundamento social específico, el enfrentamiento mismo, que posee un potencial destructivo inmenso (a tal punto que hoy día, en el plano internacional, representa una amenaza de destrucción total de la vida sobre la tierra), aparece debido a este aislamiento y formalización, como algo fructífero en sí. Si el único que punto de vista que puede atestiguar que el enfrentamiento posee este tipo de fecundidad consiste en afirmar que el enfrentamiento, o el conflicto social, conduce a que el enfrentamiento sea suprimido y a que los antagonismos, que pueden crecer hasta un potencial inmediato de destrucción, sean eliminados, entonces la glorificación del enfrentamiento implica oscurecer el fin razonable de tal enfrentamiento, es decir, la pacificación de la humanidad, tal como Kant todavía tenía claramente en vista en su filosofía de la historia. De este modo, este concepto formal de enfrentamiento se transforma en algo así como la apología de una situación que lleva a su propia destrucción. He utilizado este ejemplo, que en realidad es más que un simple ejemplo, para despertar en ustedes cierta desconfianza hacia el concepto de neutralidad científica, la cual se nutre constantemente de estas tendencias, como la tendencia a la formalización o a la sociología formal. Al comportarse esta teoría de este modo aparentemente neutral, ignorando el contenido específico del enfrentamiento social, no tomando partido en los enfrentamientos sociales concretos, sosteniendo que el enfrentamiento mismo es algo bueno, se está tomando (a pesar, insisto, de su aparente neutralidad) una decisión social; una decisión a favor de la situación antagónica que causa el enfrentamiento, sin que se plantee seriamente la pregunta de si no sería posible, a través de la construcción de un sujeto social global (problema que no aparece en absoluto en la sociología de Simmel), suprimir esta categoría aparentemente formal, fundada en la esencia de la sociedad y, por lo tanto, eterna, del enfrentamiento, y reemplazarla por una paz sustancial desde el punto de vista económico y social y no meramente legal o jurídica. Este tipo de especulaciones, por ejemplo, la idea de imposibilidad de una actividad universal y permanente de los seres humanos, parece inferirse que algo así como una sociedad sin clases está excluido a priori. En el fondo, se trata, de modo más o menos acentuado, de una doctrina antropológica de lo invariante, es decir concepciones del ser humano y de la naturaleza supuestamente invariable... en lugar de una reflexión acerca de las condiciones concretas en las cuales viven los seres humanos, y acerca de si esas condiciones no pueden ser modificadas."