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Profesoras:
Profesora Adjunta: Mgter. Fioretti Susana.
Ayudante de 1°: Prof. Tejero Coni Graciela.
Alumnos:
Belsito Ignacio.
Numero de legajo: 105070.
Lay Alejandro.
Numero de legajo: 104057.
Ortega Jorge.
Numero de legajo: 74791.
Consignas:
1
Watt. M.; Historia de la España islámica, Madrid, Alianza, 1970. pp. 19 - 22.
2
Goody. Jack.; El Islam en Europa, Barcelona Gedisa, 2005. pp. 65 - 77.
España es ser miembro de una religión que está siendo constantemente atacada, en el
contexto de la globalización y de la geopolítica internacional. Sumándose la desigualdad
jurídica respeto a la religión mayoritaria, (El catolicismo).
La fobia para con lo islámico, mezclado con el nacionalismo, hacen proliferar
los discursos en los cuales el Islam es asimilado a la violencia, al totalitarismo y a la
discriminación de la mujer.3 Este clima de sospecha generalizada creado desde distintos
emisores conduce indefectiblemente a todo tipo de discriminaciones, como son el
rechazo social, las dificultades para conseguir vivienda o la discriminación laboral. Al
mismo tiempo, esta fobia sobre lo islámico actúa a modo de coacción ante las
instituciones, y provoca que los musulmanes españoles encuentren cada vez mayores
dificultades para abrir lugares de culto y realizar otras prácticas inherentes a su religión.
Asistimos como ciudadanos del mundo a la creación de una cultura de la
violencia, en la cual “los musulmanes” no solo en la España actual sino en el resto de la
sociedad occidental aparecen como contrarios a los “valores de nuestra civilización”.
Debemos ser conscientes de la naturaleza de esta fobia, que no es sino una actualización
del antisemitismo clásico fuertemente manifestado en Europa. Todos y cada uno de los
elementos de la fobia a lo judaico tienen una correspondencia en la fobia a lo Islámico.
Se trata del mismo antisemitismo, pero con un objeto de odio renovado, con los
musulmanes ocupando el papel de “el otro, inasimilable”, que se niega a abandonar su
identidad para sumergirse en el rebaño.4
Esta construcción no es otra cosa que el antiguo fascismo renovado en el siglo
XXI, esto podríamos definirlo como a una enfermedad psicosocial, del mismo grupo
que otras patologias parecidas, como el racismo, la xenofobia. Fundamentandoce en el
odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares
y extraños y contagiosos, amenazadores para el cuerpo social. La fobia a lo islámico,
como las demás variantes del fascismo, prepara siempre las condiciones del exterminio
del colectivo al que se demoniza.5
Todos los elementos que estamos mencionando nos remiten a una realidad social
dolorosa pero incuestionable: la presencia del Islam a España genera resistencias entre
amplios sectores de la población, que actúan como freno a la normalización del
pluralismo religioso y conducen a los musulmanes a situarse en los márgenes de la
3
Muñoz Martín. G.; “Los occidentales ignoran casi todo del mundo Árabe” Diario Clarín, 26/09/2004
Zona.
4
Said E.; “Choque de ignorancias”. Articulo página de Internet.
5
Said E; Ídem.
sociedad. Con frecuencia, estas resistencias a aceptar la presencia del Islam aparecen
vinculadas a una determinada concepción de la identidad española. Estas resistencias se
dan también en otros países europeos. Este discurso pretende que el Islam es ajeno a la
identidad española, que los musulmanes que vivieron en la Península durante ocho
siglos eran extranjeros, que Al Andaluz es una época maldita, en la cual la “verdadera
España” fue arrinconada en los montes asturianos, desde donde inició una gloriosa
reconquista.
No podemos pasar por alto el sentido último de esta conexión entre el pasado y
el presente, como si se tratase de situaciones destinadas a repetirse. La presencia del
Islam en la España del siglo XXI es presentada como una reminiscencia de la “invasión
musulmana” de la Hispania visigoda. Cuando se justifican la Inquisición y la expulsión
de los moriscos con el argumento de que España estaba en guerra con el Islam y es
inevitable trazar un paralelo con la situación actual, en la cual es habitual escuchar que
estamos en “guerra contra el Islam” y que los ciudadanos musulmanes ponen en peligro
la identidad española. La expulsión o el exterminio emergen como la solución final para
asegurar el retorno a la España “inmaculada” de los antepasados.