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1. El ‹quantum› reembolsable
En particular, llama la atención que el Código civil español, a diferencia de otros códigos
extranjeros, no establezca de forma expresa criterio alguno para establecer límites
razonables al ‹quantum reembolsable›843. Esta cuestión se podría haber zanjado con
la reforma practicada por Ley 30/1981, de 7 de julio, tal como hace el párrafo primero
del artículo 81844 del Código civil Italiano de 1942 -dentro del límite que corresponda a
las condiciones de las partes- o, el párrafo segundo del parágrafo 1.298845 del BGB -al
modo del requisito de resultar apropiados a las circunstancias del caso- o, del artículo
1.594. 3 del Código civil portugués de 1966 -debiendo atenderse en su cálculo, no solo
a la medida en que los gastos y las obligaciones sean razonables, según las
circunstancias del caso y la condición de los contratantes, sino también las ventajas que
con independencia del matrimonio puedan todavía proporcionar unos y otras-.
Así lo constata la STS 16 diciembre 1996 (RJ 1996, 9020), que observa que los
conceptos “gastos hechos” u “obligaciones contraídas” “no pueden incluir una
especie de indemnización por daños morales ya que no existe ninguna
obligación de indemnizar a la novia o novio abandonado, ni introducir reproches
culpabilísticos en la libre decisión de no contraer matrimonio pese a la promesa,
con las limitaciones que este precepto entraña en orden a las consecuencias
económicas del incumplimiento”.
La expresión “sólo” indica claramente que estamos ante una norma de carácter
restrictivo, que, en aras de la protección de la libertad nupcial, reduce
drásticamente el daño resarcible, que queda limitado a los “gastos hechos” y a
las “obligaciones contraídas”, que, como expone la STS 16 diciembre 1996 (RJ
1996, 9020), guarden “una relación de causalidad directa” con la promesa de
matrimonio.
Parece prudente aplicar la solución del § 1298 BGB, que prevé que los daños
resarcibles han de ser razonables en atención a las circunstancias, como
también el art. 81.I CC italiano, según el cual sólo serán resarcibles aquellos
gastos u obligaciones que sean proporcionados a las condiciones de los
promitentes.