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Con una audaz confianza hemos empezado a orar a nuestro Padre. Suplicándole que su
Nombre sea santificado, le hemos pedido que seamos cada vez más santificados.
Nuestra petición empieza con una "confesión" en la que afirmamos al mismo tiempo nuestra
miseria y su Misericordia. Nuestra esperanza es firme porque, en su Hijo, "tenemos la
redención, la remisión de nuestros pecados”. El signo eficaz e indudable de su perdón lo
encontramos en los sacramentos de su Iglesia.
¿Qué quiere decir «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden»?
El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que buscamos nosotros mismos,
es indivisible. Si nosotros mismos no somos misericordiosos y no nos perdonamos
mutuamente, la misericordia de Dios no puede penetrar en nuestro corazón.
Muchas personas tienen que luchar durante toda la vida para poder perdonar. El bloqueo
profundo de la intransigencia sólo se disuelve finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado
«siendo nosotros todavía pecadores» (Rom 5,8). Dado que tenemos un Padre bondadoso, son
posibles el perdón y la vida reconciliada
“no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano, a la hermana a quien
vemos” ( Jn 4, 20).
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
¿ Qué quiere decir «no nos dejes caer en la tentación»?
Como cada día estamos en peligro de caer en pecado y decir no a Dios, le suplicamos
que no nos deje indefensos ante el poder de la tentación.
Jesús, que experimentó él mismo la tentación, sabe que somos hombres débiles, que
por nuestras propias fuerzas podemos oponer poca resistencia al mal. Él nos regala
esta petición del Padrenuestro, que nos enseña a confiar en la ayuda de Dios en la
hora de la prueba.
“Quien no es tentado, no es puesto a prueba; quien no es puesto a prueba, no
progresa.” SAN AGUSTÍN ( que raro mencionando a San agustin 😊)
"No entrar en la tentación" implica una decisión del corazón: "Porque donde esté tu
tesoro, allí también estará tu corazón ... Nadie puede servir a dos señores"
El combate y salir victoriosos sólo son posibles con la oración. Por medio de su oración,
Jesús es vencedor del Tentador, desde el principio (Cf. Mt 4, 11) y en el último
combate de su agonía.
Al decir: "No nos dejes caer en la tentación", pedimos a Dios que no nos permita tomar
el camino que conduce al pecado. Esta petición implora el Espíritu de discernimiento y
de fuerza; solicita la gracia de la vigilancia y la perseverancia final.
Y LÍBRANOS DEL MAL
Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el
"nosotros", en comunión con toda la Iglesia y para la salvación de toda la familia
humana. La oración del Señor no cesa de abrirnos a las dimensiones de la economía de
la salvación. Nuestra interdependencia en el drama del pecado y de la muerte se
vuelve solidaridad en el Cuerpo de Cristo, en "comunión con los santos"
¿A quién se refiere la petición «líbranos del mal» ?
Con «el mal» no se habla en el Padrenuestro de una fuerza espiritual o energía
negativa, sino del mal en persona que la Sagrada Escritura conoce bajo el nombre de
tentador, padre de la mentira, Satanás o diablo. ( Recuerden las homilías de Lucas 😊)