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Fue
el autor más popular e importante del teatro latino.
De acuerdo con los datos más verosímiles, siendo adolescente integró un conjunto
teatral de comediantes; posteriormente se convirtió en director del grupo y
organizador de representaciones. En este período escribió gran parte de sus obras.
Su éxito fue arrollador y siguió creciendo, incluso, después de su muerte: un siglo
más tarde corrían por Roma, bajo su nombre, ciento treinta comedias. El erudito
Varrón las sometió a un minucioso análisis y llegó a la conclusión de que eran de la
autoría de Plauto veinte obras (las mismas han llegado a nosotros más o menos
completas, junto con fragmentos de una más). En general, se las ordena
alfabéticamente: Amphitruo, Anfitrión; Asinaria, La venta de los asnos; Aulularia, La
olla; Bacchides, Las dos Báquidas; Captiui, Los cautivos; Casina, El sorteo de
Cásina; Cistellaria, La arquilla; Curculio, El Gorgojo; Epidicus, Epídico; Menaechmi,
Los mellizos; Mercator, El mercader; Miles Gloriosus, El soldado fanfarrón;
Mostellaria, El fantasma; Persa, El Persa; Poenulus, El cartaginesito; Pseudolus, El
mentiroso; Rudens, El cable; Stichus, Estico; Trinummus, Las tres monedas;
Truculentus, El malhumorado; Vidularia (fragmentos), La valija.
Las comedias de Plauto tuvieron pervivencia en el teatro en su forma original o
como modelo de creaciones nuevas en dos etapas claramente diferenciadas,
correspondientes a la Edad Media y al Renacimiento. Sin embargo, su influencia se
prolonga hasta el teatro de nuestros días y, de manera especial, en el que se
produce y se estrena en las lenguas española, portuguesa, gallega y catalana.
Todas las comedias plautinas son representaciones de carácter helenístico,
ambientadas en escenarios griegos, y pertenecen al género de la palliatae
(paliadas), este nombre se debe a la vestimenta característica, el pallium o capa
griega. Los autores griegos imitados no son los de la época clásica, sino de la
llamada Comedia Nueva, de los siglos IV-III a. C., sobre todo Menandro, Dífilo y
Filemón.
El mundo de estas comedias es el de los hombres de la calle, el de los seres sin
rostro que no tienen ningún protagonismo en la vida social y política. Su mayor
originalidad estriba en el uso que hace de la lengua. Gracias a Plauto conocemos el
habla popular de la época reflejado con maestría en los diálogos de sus comedias.
Fue un autor volcado en su público que escribía para entretener y divertir, muy
aplaudido en su tiempo. El lenguaje que utiliza es chispeante, popular, lleno de
juegos de palabras y equívocos, con el fin de conseguir la risa del auditorio.
Las obras van precedidas con frecuencia de un prólogo en el que un personaje (que
a veces no interviene en la comedia, e incluso puede ser un dios) cuenta el
argumento y pide la benevolencia y los aplausos del público. Este recurso no es, por
cierto, una invención romana, ya que se encuentran muchos antecedentes en la
tragedia (especialmente en Eurípides) y en la comedia griega. La funcionalidad de
estos prólogos dependía de los propósitos perseguidos por el autor, y por eso
mismo hay una gran variedad de ellos. En general servían para crear una
comunicación con el público y lograr un ambiente propicio para la representación,
para exponer la trama de la obra o bien para hacer una defensa de la crítica.
Después del prólogo, tal como aparecen hoy editadas, las obras constan de cinco
actos.
El comediógrafo latino marca la distancia existente entre el actor y el personaje que
interpreta y entre el público y la escena, ya que frecuentemente hace que los
actores alteren la ilusión dramática, rompiendo así el equilibrio de la ficción estética.
En este tipo de comedia se puede observar de manera regular que los personajes
abandonen de pronto su papel para dirigirse al público en su calidad de actores o
haciendo referencias o aclaraciones de diversa índole acerca de la obra. Además,
en ciertos momentos Plauto convierte al público en partícipe de la intriga que se
desarrolla en la escena, es decir, le da al público una función activa; también utiliza
el recurso de que sus personajes hagan referencias a ciertas convenciones propias
del quehacer
teatral.
A pesar de que convencionalmente todas las obras de Plauto se desarrollan en
Grecia, el autor alude en sus obras a lugares, costumbres y personajes romanos
(incluyó elementos que fueran conocidos y familiares para su auditorio). Esto puede
notarse en las frecuentes referencias al Derecho, a la religión y a la vida política de
la capital del Imperio.
La conjugación de la atmósfera griega con elementos romanos; este procedimiento,
además de hacer accesible la obra al público, implicaba una finalidad ética:
condenar la conducta de algunos de sus personajes que viven en un ambiente
disipado y vicioso, diverso del romano.
Las técnicas dramáticas utilizadas se relacionan con los siguientes aspectos:
● el humor: Plauto subordina la finalidad de la comedia al logro de los efectos
cómicos; su comicidad es directa, tanto que llega inclusive a la broma burda;
en sus obras abundan escenas divertidas que a menudo no tienen estricta
conexión con la trama. Es un creador de acciones: sus piezas poseen gran
agilidad y movimiento vivo.
cude al anti-ilusionismo preocupado
● la quiebra de la ilusión dramática: A
siempre por el efecto cómico directo.
● el prólogo: Es narrativo y de función dramática. Plauto considera como
elemento contundente a la ironía dramática.
e fundamentan los temas en la ignorancia y el error. Abarcan
● los temas: S
desde la comedia de enredos, la sentimental y la de caracteres hasta la
parodia mitológica y el sainete. El amor aparece frecuentemente como
resorte básico de la trama.
● la estructura argumental: Plauto prefirió el argumento simple referido a un
único problema. El uso de este argumento simple explica las abundantes
repeticiones y digresiones que tienen como objetivo principal complicar la
simplicidad de ese diseño básico.
ueron, en general, los de la comedia griega. Es frecuente el
● los personajes: F
personaje ridículo y la caricatura mediante la exageración de determinados
rasgos; predominan los tipos ricos en posibilidades cómicas: el esclavo, el
parásito, el traficante de esclavos, el soldado.
● el lenguaje: Plauto se revela como un maestro en el manejo de la lengua; su
vocabulario, de excepcional riqueza y variedad, es el instrumento para
juegos de palabras, aliteraciones y equívocos; inventa neologismos e impone
a sus personajes nombres definitorios. Su lenguaje es chispeante, ágil y
fecundo en musicalidad.
as posibilidades dramáticas del ritmo y los efectos polimétricos
● la métrica: L
están explotados al máximo en la obra plautina, cuyos cantica aún hoy siguen
siendo motivo de estudio por su riqueza en metros líricos y su compleja
estructura, y son reconocidos como aporte itálico a la comedia. Plauto,
intuitivo, apunta al humor en sentido amplio.
Cabe destacar la popularidad de la comedia latina en los siglos III y II a.C., un largo
período de esplendor en el cual el arte dramático ha sido casi el único punto de
contacto del pueblo medio y bajo con el ámbito de la cultura.
Plauto tuvo en cuenta (y manejó con total excelencia) ciertos recursos a la hora de
representar sus comedias. Destacaremos los más reconocibles:
● Tipificación elemental;
● Movimiento escénico;
● Tramoya y vestimenta;
● Ruptura de la ilusión escénica;
● Lenguaje;
● Equívoco;
● Absurdo;
● Alusiones a la vida romana;
● Burla de provincianos y campesinos;
● Política;
● Crítica social; y
● Grosería y obscenidad
Analizaremos, a continuación, algunos de los aspectos más importantes de esta
obra en relación a las características y recursos propios del autor antes
mencionados.
Argumento
El viejo Euclión ha encontrado una olla que guarda un tesoro. Por miedo a que se la
roben, continuamente está atormentado. Espía a todos y a todos tiene por
enemigos.
Licónides había deshonrado a Fedra, hija de Euclión, por lo que la muchacha queda
embarazada. Sin embargo, él está enamorado y desea casarse con ella.
Por otro lado, Megadoro, anciano rico y tío de Licónides, también proyecta casarse
con la doncella, aún sin que la joven posea dote (desconociendo la avaricia del
padre).
Tras muchas vacilaciones, Euclión acepta este último matrimonio. Entre tanto,
esconde la olla en diversos lugares, cerca de los cuales acecha un esclavo de
Licónides y le roba el tesoro al viejo.
Megadoro renuncia al casamiento en favor de su sobrino, quien hace restituir a
Euclión su olla. De este modo, el joven consigue casarse con Fedra.
Para lograr esa unión, el esclavo de Licónides le entrega la olla a su amo con la
condición de que éste le otorgue su libertad.