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114 Jorge Carrillo

n torno a la
ecuencías 'ocial s de
COIl
1 primera guerra mundial
Mary Nash *

RCSlImClI, Tras enumerar las distintas étapas recorridas por la Sociología


del Trabajo CII México desde los años setenta, el autor aborda el análisis de
la composición, métodos, objeto de estudio y resultados de los que considera
los tres equipos de investigación más importantes en la actualidad en México:
la maestría de Sociología del 'Trabajo de la Univefsidad Autónoma Metro-
politana, el proyecto Modernización Productiva y Participación Sindical de la
011' y de la Confederación de Trabajadores Mexicanos y el área de reestruc- Tradicionalmente la historiografía ha puesto de relieve que la pri-
turación industrial de El Colegio de la Frontera Norte, mera guerra mundial representa una ruptura, un símbolo de discon-
tinuidad respecto a la antigua sociedad europea, Son muy conocidas
Abstraer. Afta Inyillg out lile differml sraoes.o] development o( Lahor Soriolog)'
las dimensiones políticas de esta visión en temas como la desinte-
;11 Mexico since thc 'seventics , 1111'author anal vscs thc malcc-up , lile nietliods, II,e
stndv-ohjcctives and lile 1'('51/115o( the threc researth teanis ha considers most imparlallt
gración del Imperio austro-húngaro, de la Rusia zarisra y de Tur-
todav ill Mexico: tlu: Labor Socioloo» Masters Progrmll at the Universidad AI/tónoma quía o la integración de los Estados Unidos al escenario poJítico
Metropolitana; the ¡LO proicctfor Production Moderuiration and Trade Ullioll Par- europeo 1, Sin embargo, la época de la primera guerra mundial
ticipntion ; niu! thr worl: of" lile Mrxican W,nkers Conledcrouon, alono iuith lile representa también un momento de cambios decisivos en el escena-
indnsiria! re-stYllrtl/rig o{ the Colegio di' la Frontera Norte.
rio sociopolítico de los países beligerantes. En 1935, George Dan-
gerfield describió estos años como los de la muerte de la Inglaterra
liberal. Entonces, en el prólogo a su libro The Strange Death oJ
Liberal England Dangerfield señaló la desaparición definitiva de los
elementos constitutivos del liberalismo inglés clásico de la pregue-
rra, tales como el laissez-jaire, la libertad de comercio o la ilusión
del progreso 2, Pero, el planteamiento de Dangerficld reviste interés

* Mary Nash es profesora del Departamento de Historia conrcmporánca de la


Facultad de Geografía e Historia. Universidad de Barcelona.
I I'l.. K. Debo, Rcvolutiou and Survival : The Foreion Palie}' olSoviet Russia, 1917-18,
Livcrpool, 1979; J. 13. Duroselle, De Wilsoll ti Roosevelt . Politique cxtérirure des ÉI"ts-
Unis, 19/3-1945, París, I')fíG; Marc Ferro, La Révolution de 1917. La (II/Ite du tsarisme
et les origines d'octobre, París, 1967; Marc Ferro, La Crall ClIara, 191-1-18, Madrid,
197(); Robcrt Kann, A. Kiraly, Be/a K. Fichrner y S. Paula (cornps.), Thc f-/absbllrg
Empire ir, World War, Nueva York, 1977; M, Kittle, Tlie Allirs and tlie Russian (/1-
llapse: March 1917-Marrh 1918, Londres, 1981; R. B. McKean, Tue Russiun Constitu-
tional Monarthv , '/907-1917, Londres, 1977.
2 G. Dangerfield, The StrollXc Deatlt o( Liberal Ellglolld, 19/0-1914, NUC\'a York,
19HO.
S(lcit)/{l,~í,¡ df'1 Tf!/J¡(~jtl, 1ll1t:VJ época, nÚIIl. 13, otoño de )1)1)1, pp. 115-135.
116 Mary Nash - Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 117

hoy en día porque no atribuye la responsabilidad ~xclusiva de estos sociales 6. Así, pese a las tensiones y reajustes necesarios en los pJí-
cambios a la primera guerra mundial. Por el contrario, los sitúa en ses beligerantes e, incluso, en algunos países no-beligerantes, se rnan-
la trayectoria sóciopolítica de Gran Bretaña en la época anterior a tuvieron las características fundamentales de la vida cotidiana y la
la guerra. Estudios como este libro clásico introducen el tema de vida familiar.
las consecuencias sociales que las guerras tienen en la historia. con- Una de las características de la sociedad europea de los años de
tcmporánea. El estudio de la primera guerra mundial permite plan- la Gran Guerra fue la expansión sin precedentes alcanzada por el
tear las interpretaciones que la historiografía ha elaborado en torno poder del Estado 7. Esta proyección estatal se configuró no sólo en
al papelde la guerra como mecanismo de ruptura o de continuidad el ámbito público de la economía y de la política sino también en
en las estructuras sociales de los países beligerantes y no beligerantes. la esfera doméstica. Efectivamente, en los países beligerantes la po-
Existe una historiografía muy extensa en torno a la primera gue- lítica de Estado intervino también en ámbitos privados, en la fami-
rra mundial surgida en los primeros momentos de la posguerra y lia, la vida doméstica y la vida comunitaria. Su intervención pre-
continuada desde entonces. Desde 1918, los historiadores se han tendió regular áreas muy diversas: la nutrición mediante el raciona-
ocupado eje múltiples aspectos de la Gran Guerra. Han analizado miento, la salud pública con la regulación sanitaria y la vida familiar
diversas cuestiones en torno a la culpabilidad die la guerra, sus cau- I, . por medio de la política social.
sas, las relaciones civiles-militares, la táctica y la estrategia militares. 1
i
El tema de la intervención del Estado también está presente en
También han estudiado los problemas económicos generados no 1l' las argumentaciones de un grupo de historiadores sociales y dernó-
sólo por la movilización de hombres y recursos materiales para el grafos quienes, a diferencia de aquellos autores que han atribuido la
esfuerzo bélico sino también por los costes de la producción de derrota alemana y el éxito de los aliados a factores económicos y
guerra y del conflicto en general. De forma más reciente, la histo- de potencia militar, han ofrecido una interpretación basada en fac-
riografía ha abierto nuevos campos de investigación al contemplar tores sociales. Explican la victoria militar de Gran Bretafia iy de
los aspectos sociales de los años de la
guerra en los distintos países, Francia a partir de una política social eficaz que garantizó la salud
beligerantes o no 3. Por otra parte, disponemos ya de estudios en y el bienestar de la población civil durante la guerra. Y señalan que,
torno a la naturaleza del entusiasmo bélico, a la estabilidad y a las en cambio, las Potencias Centrales no lograron mantener los niveles
tensiones sociales durante la guerra, a la política social, a la vida de vida y de salud de los civiles H.
cotidiana de la clase trabajadora y de las capas populares, a las con- .¡
- 1
diciones materiales de esta vida cotidiana, al protagonismo femeni-
no y a las transformaciones que se produjeron en las estructuras
familiares y demográficas 4.
Política social, condiciones de vida y economía de
En los años sesenta los estudios de Marc Ferro 5 insistieron en
guerra en Francia, Gran Bretaña y Alemania
la ruptura que había representado la primera guerra mundial en las
estructuras sociales de los países beligerantes. No obstante, una serie
A partir de estudios demográficos que han analizado las pautas de
de estudios más recientes ha cuestionado esta hipótesis y ha pro-
mortalidad civil en 1914-191R se ha podido demostrar que no se
puesto la tesis de que, de hecho, la primera guerra mundial, lejos
de representar un catalizador de ruptura, fue, por el contrario, una h R. Wall y J. Winrcr, Tl,e Upheavu! of War. Familv, J1!ork and IVd¡;l/'l' il/ Europ«,
fuerza más bien conservadora en el mantenimiento de las estructuras 1914-1918, Cambridgc, 1988.
7 Kocka, Facillg 7'OIa/ War ... , 011. cit.; L. Burchart, «The impacr ofthc war eco-
nom y Oll rhe civilian population of Gerrnany during the Firsr and Sccou.] World
3 Parn \1n3 extensa relación de los recientes estudios sobre el tema, véase: Researrh Wars»; en Dcist, Ttie CCYlllall Miiítarv in (he Age of Tot(// War; J. M. Willtcr, Thc
01/thr Wor/d Wars. A Cataloyue o( Dortoml Dissenations, 1978-1988, Ann Arbor, 1989. Creat W(/r and (he British Pcople, Londres, 1985.
·1 J. J. Bcrk cr , 7"111' Gn'at lVar IlIIII tlu: l rcut]: Pcoplc, Lcamingron Spa, 19ti6;J. Koc- H J. M. Winter, "SOI1lC Paradoxcs of the First World War», en Wall y Wint<:r,
ka, ¡:(/ri".~ Total W,¡r. Cmllall Sorictv , 19·/4-/918, Lcamington Sra, 1984. The Uplteava! of IV(/I"; J. Bcckcr, Th1' Creat WCIf aud tlic Frcncl¡ Pcoplr, Lc.nuingron
s Ferro, L" gl"lll/ gl/erra, ob. cir. Sra, 1986.
118 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 119

produjo un incremento en las tasas de mortalidad en la población incluso cuando esto podía actuar en detrimento del beneficio inme-
civil por causa de la guerra durante estos años 9. Si bien fue notable diato de los industriales 10. La bibliografía reciente ha dejado claro
el impacto de la gripe española entre adultos jóvenes en el año 1918, que los empresarios británicos ni controlaron la política laboral del
queda claro que esta mortalidad no puede atribuirse a causas bélicas. gobierno, ni aprobaron sus concesiones en este terreno. Si bien es
En general, los datos demográficos parecen contradecir la hipótesis cierto que el mundo empresarial logró enormes beneficios de la
tradicional que señalaba el progresivo empeoramiento de las condi- industria de guerra a partir de los contratos firmados con la propia
ciones de vida, en particular de las capas populares, en los países administración del Estado, también lo es que los intereses económi-
beligerantes. Las tesis renovadoras de los últimos cinco años afir- cos de los empresarios fueron un elemento marginal para la política
man, por el contrario, que en el caso de los países aliados (Francia económica de guerra. Aunque puede parecer paradójico, en aquellos
y Gran Bretaña), la guerra mejoró las expectativas de vida de la momentos el objetivo central del gobierno fue la defensa de la so-
población civil y no variaron las pautas de mejora que habían sido beranía nacional y no la de la libre economía de mercado 11.
características de la preguerra. Se produjo una mejora relativa en las . En este contexto y dado que la producción de material bélico se
condiciones de vida para el conjunto de la población civil. Es más, realizó en un marco que situaba los intereses nacionales por encima
según estos autores, la situación de las clases subalternas y de los de los intereses económicos de los empresarios, en Gran Bretaña se
sectores sociales más pobres que ya estaban en peores condiciones crearon durante estos arios dos entidades encargadas de defender los
de vida, experimentó una mejora en la época de la guerra de Francia intereses económicos de éstos. Por otra parte, el sometimiento de
y en Gran Bretaña. la economía de guerra a las necesidades nacionales no sólo repre-
Si bien algunos investigadores han explicado esta situación a par- sentó una intervención del Estado en la economía sino también el
tir de la política social de los respectivos países aliados, no cabe duda control estricto de las industrias de guerra. De este modo, la guerra
de que una interpretación de la política social debe situarse a nivel inauguraba una experiencia innovadora ell la economía británica, un
general de la política económica del Estado. Efectivamente, el de- experimento no planificado de capitalismo de Estado en el que el
bate historiográfico se ha situado en el marco de la economía de Estado controlaba, pero no poseía las industrias de guerra 12
guerra y del papel asumido por el Estado en su orientación econó- En el caso de Francia, la administración de la guerra se caracte-
mica y política. En los casos de Gran Bretaña y Francia, se ha rizó por el esfuerzo realizado por el gobierno para restringir la ini-
señalado que, si bien algunos sectores sociales sufrieron privaciones ciativa empresarial que pretendía sacar ventaja de su monopolio en
a lo largo de la guerra, la mayoría de la población no experimentó las industrias de guerra. De este modo, el sistema de consorcio
retroceso alguno en sus condiciones de vida ya que pudo mantener establecido por el ministro de Comercio, Clé~lentel, dcsarro~ló los
niveles adecuados entre 1914-1918. El hecho se atribuye, en parte, mecanismos de control estatal de la econorma. Al rmsrno tiempo
al control político de la economía de guerra y en parte al carácter las pérdidas de recursos materiales y humanos en los primeros me-
de las relaciones entre industria bélica, economía de guerra y política ses de la guerra reforzaron la dependencia de Francia con respecto
de Estado. al aprovisionamiento de los aliados y la coordinación internacional
Efectivamente, el complejo militar-industrial tuvo en los países de la economía de guerra. Si Clémentel se interpuso en la economía
aliados (Gran Bretaña y Francia) características diferentes a las ma- de guerra fue para proteger los intereses del Estado logrando, de
nifestadas en Alemania. En Gran Bretaña nunca llegaron a predo-
minar los intereses de los industriales y, de este modo, la política
10K. Burk , Brilai", Alllerica and the Sinews ~f War, 1914-19111, Londres, 1985;
económica del Estado no fue determinada por la necesidad de ad- .! J. Turner (comp.), Businessmen and Politics. Studies of Business Artillity in British Poli-
quirir mayores beneficios, sino por el objetivo de ganar la guerra tics, 1900-1945, Londres, 1983.
11 W. D. Rubinstein, «Wcalth, Elires and thc Class Structure of Modern Bri-
tain», Past and Present, núm. 76, 1977; M. J. Wicncr, r;,'.gfis!t Culture ami tlie Decline
" L. Henry, "Les pcrturbations de la nuptialité résultanr de la gúerrc de oi the Industria! Spirit, Cambridgc, 1981.
1914-1918 ••, Population, núm. 20, 1966; J. Vallin, La mortalité par géneralia.I etI France, 12 Wintcr, «Sorne paradoxes of the First World War», en W all y Willter, The
depuis 1899, París, 1973; Winter, The Creal War ... , ob. cit. Upheaval DI War ... , ob. cit.
j

1
120 Mary Nash Las consecuencíos sociales de la primera guerra mundial 121

este modo, mantener no sólo un cierto equilibrio entre la produc- Como ha scrialado Gerald Feldman, bajo la presión de la guerra
ción y la garantía de beneficios empresariales sino también la pro- industrial, el Estado alemán fue debilitado y los diferentes sectores
tección de los sueldos y el mantenimiento de los precios. Como ha económicos aprovecharon esta circunstancia para conseguir sus pro-
señalado Godfrey, así se garantizaron las condiciones materiales de pios intereses 17. Así, mientras el empeoramiento de las condiciones
la población francesa a lo largo de toda la guerra 13. de vida desvirtuaba el masivo apoyo popular Clue la guerra había
La situación en las Potencias Centrales difirió ostensiblemente ya suscitado en sus inicios, las divisiones y la falta de una política eco-
que el consorcio militar-industrial en Alemania siguió otro modelo nómica global socavaron la inicial cohesión de la sociedad alemana.
de desarrollo. En 1914 los empresarios alemanes tenían poco peso Como han apuntado Kocka y Winter, fue la falta de una política
en la elaboración de la política. No obstante, dos años más tarde, económica coherente y de una política social que protegiera las con-
a raíz del Plan elaborado por Hindenburg para el incremento de la diciones materiales de vida de las capas populares lo que determinó
producción de armamento, la situación cambió radicalmente alcan- la crisis del gohierno alemán y, en último término, provocó la de-
zando un protagonismo claro los industriales. En efecto, el Plan rrota militar. Sin una planificación económica, la economía de gue-
Hindenburg fue realizado por los grandes empresarios y dio pie a _-1
rra fue caótica en lo que se refiere al sistema de distribución de
su creciente intervención en la elaboración de 11 política económica i recursos y servicios. El aprovisionamiento de víveres fracasó y pre-
1
del Estado alemán. El complejo militar-industrial alemán se carac- valeció el mercado negro con la consiguiente alza de precios, Los
teriza además por el corporativismo adoptado frente a las dificulta- historiadores coinciden a la hora de señalar el progresivo empeora-
des económicas de la guerra. Así, la gestión de la economía y de la miento de las condiciones de vida de la población civil alemana.
producción de guerra quedó en manos de industriales que trabajaron k Incluso, puede hablarse de la existencia de una crisis de subsistencias
en estrecha conjunción con los militares. De este modo la concer- i en los años 1916-1919. Los estudios de Triebel han demostrado que
!
tación de precios y beneficios fue incum bencia de los propios hom- se redujo de forma dramática el consumo a lo largo de esos afios
bres de negocios y, a diferencia de lo ocurrido en Gran Bretaña o no sólo por el bloqueo de los aliados sino también por la escasez
en Francia, la economía de guerra no fue regida en nombre de los crónica y el caos administrativo que, a su vez, provocaron una in-
intereses nacionales de Estado, sino por los de las grandes em- flación galopante 18. Al mismo tiempo, la composición de la dieta
presas 14. alimenticia empeoró y, de hecho, la privación de casi todo fue para
Esta solución corporativista consiguió un significativo aumento la mayoría de la población alemana la realidad material de la guerra.
en la producción de armamentos, pero provocó al mismo tiempo Pese a la existencia de numerosas organizaciones benéficas que in-
costes sociales que a la larga habrían de socavar las bases socioeco- tentaron paliar la situación de los sectores más desamparados 1'.1,
nórnicas del Imperio 15. El incremento de los beneficios provocó no tanto la falta de una política social eficaz como los reducidos recur-
sólo una aceleración progresiva de la inflación, sino también una sos dedicados a la previsión, impidieron mantener un nivel de vida
crisis de subsistencias. Y, a pesar de alguna iniciativa intervencio- adecuado para el conjunto de la población alemana. A 1 primar los in-
nista de las autoridades militares, el gobierno no logró imponer sus tereses particulares de los industriales, la economía alemana no con-
criterios y no llegó a establecer nunca un eficaz control político de templó los objetivos que hubieran garantizado el nivel de vicia de
la economía de guerra, ni en la industria, ni en la agricultura 16. la población civil y las consecuencias sociales de esta negligencia
fueron, según los historiadores sociales, decisivos en condicionar la
eventual derrota militar de los alemanes.
13 J. F. Godfrey, Capitalism at War. lndustria! Policv aud Bureaucracv in France,
19/4-19/8, Lcaruington Spa, 1987. 17 Fcldman, AYll1y, [1/(/1I5tr)' aud Labor ... , ob. cit.
1·1 W. Dcist (comp.), Tlie CeY//1,W Military dl/ri/1g tlie First and Second Wo"/d Wars, IH A. Tricbcl, «Variariou in Patterns of Consumprion in Cer mau y in thc Period
Leamington Spa, 1985; J. Kocka, Facil·/.g 'Total War ... , ob. cit. of the Firsr World Wan), en Wall y Winter, Thc Upheava! o] IVi/r ... , ob. cit.
rs G. D. Fcldman, Arlll)'~ ludustrv a/III Labor in Cerllla/ly, 19t4-1918, Princcton, 1<) K. Hauscn, «Thc Nariou's Obligarion lO lile 1Icr ocs ' Widows of World
[%6. WJr 1>l, Ponencia presentada al Congreso W'"I1e/1 mili Wi/,., Harv.ud Urnvcrsitv, ene-
Ii, 1- M. Wintcr (cornp.), War aJIIIEw/1D//Iir Developtnem, Carnbr idge, ]975. ro de 1984.
,
122 Mary Nash

Es cierto que existieron graves problemas sociales semejantes a


I Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial

lograron mantener los niveles de inflación y las condiciones


123

de vida
los de Francia y de Gran Bretaña, pero, en conjunto, estos dos
países lograron garantizar un nivel mínimo para la vida cotidiana
1 de sus habitantes militares y civiles 24.

de la población civil por medio de una política social centrada en el


racionamiento, el control de nutrición, los subsidios para la vivien-
da, la asistencia sanitaria a la maternidad y la ayuda a la infancia.
~sta política social fue el elemento que, junto a una economía po-
El impacto de la primera guerra mundial en la
lírica que controlaba la inflación y los precios, consiguió evitar gran- clase trabajadora
des desequilibrios entre los diferentes sectores sociales. Por otra par-
te, los estudios de Alastair Reid, Peter Dewey y Patrick Fridenson Existe ya una bibliografía extensa en torno al movimiento obrero
han demostrado que el impacto de la guerra del 14 fue además, y a la clase trabajadora durante la Gran Guerra. Los escritos más
favorable para la clase trabajadora británica y francesa 20. recientes destacan que tanto el movimiento obrero británico como
La investigación reciente ha puesto de relieve que en el caso de el francés mejoraron su situación durante estos años y que, como
Gran Bretaña el mercado laboral fue favorable para la clase traba- ha sugerido Reid, el control de la producción y de los precios me-
jadora y que, en conjunto, sus ingresos medios se mantuvieron a la joró su capacidad de negociación con la patronal y, a la vez, evita-
altura de los precios. Ha mostrado, también, que los trabajadores ron un deterioro de su capacidad adquisitiva 25. En el caso de Gran
no-calificados mejoraron considerablemente sus ingresos, y que, Bretaña es evidente el consenso entre las distintas interpretaciones
como ha señalado Dewey, no está nada claro que fueran los sectores en torno al impacto nivelador que la guerra tuvo en las jerarquías
más pobres de la población británica los que más sufrieron las res- sociales. Los estudios de Marwick, Cronin y Waites han señalado
tricciones de la guerra 21. Un examen de la política de abastos de- la existencia de una tendencia hacia la nivelación y la creciente ho-
nota que el intervencionismo de Lloyd George redujo las notables mogeneización de la clase trabajadora británica 26. Este impacto de
diferencias de alimentación en los diferentes grupos sociales 22 y la guerra ha sido matizado en un reciente estudio de Alisteir Reid
que, mediante el control de precios, el impulso de la producción que muestra la necesidad de contextualizar la experiencia de horno-
casera (adoptada en la mayoría de los países beligerantes), y el es- geneización y nivelación registrada entre trabajadores calificados, no
calificados, asalariados y trabajadores del sector de servicios a lo
I tricto control de las importaciones, se logró disminuir la inflación
en los precios de comestibles, garantizar el aprovisionamiento del largo de un proceso que se inició antes de la guerra. Ta m bién se ha
I mercado de los alimentos destinados a las clases populares y evitar 1 apuntado la necesidad de matizar las dimensiones de este proceso
de homogeneización 27.
la escasez entre la clase trabajadora. Así, el régimen alimenticio de
la clase trabajadora británica tuvo en 1918 prácticamente el mismo
2-1 Véanse Arnavat, Calvo, Dcu, Gabriel, Martín Ramos, número monográfico
valor energético que había tenido en 1914 a inicios de la guerra 23.
"La Gran Guerra i l'cconornia catalana", Recerques, núm. 20; J. L. Martín Ramos,
A diferencia de un país no beligerante como España que se carac-
«Consequencies socials: la resposta obrera», L'AIJeIl(, núm. 69, marzo de 1984;
terizaba por una inflación galopante que las subidas salariales nunca C. Massana, «Moviment vaguísric: inrerpreracions», L'Avent, núm. h'J, marzo de
lograron alcanzar y por un significativo empeoramiento en las con- 1984; Mary Nash, «Trabajadoras y estrategias de sobrcvivcncia económica: el caso
diciones de vida de la clase trabajadora, Francia y Gran Breraíia del trabajo a domicilio», Madrid, 1987; S. Roldán, J. L. García 1rclgado y J. Muñoz ,
La fonnnció» de la sociedad capitaíista el/ Tispoiia, 1914-1920, Madrid, 1977.
25 Reid, «The Impact of the First World War on British Workcrs.), cit.
20 P. Dewcy, «Nurrition and Living Standards in Wartimc Britain»: A. Rcid 26 A. Marwick, Britain in lile Cent/lry o[ Total War, Londres, 1970; !l. A. Waites,
«Thc Irnpact of rhe First World War on Uritish Workers"; P. Fridenson ' «Thc lm~ «The Effect of the First World War on Class and Status in England, 19lO-I920,),
pacr of rhc First World War on Frcnch Workers», en Wall y Wintcr, TI;,' Uplieaval [ournal of COl/lemporar)' Historv , núm. -¡ 1, 1976; J. E. Cronin, «Labour lnsurgence
t'.f IVilr ... , ob. cit. and Class For mation: Comparativc Perspectives on the Crisis of 1917-1920 in Eu-
21 Dcwey, «Nuuition and Living Standards in Wartimc Brirain» (ir. rope», en J. E. Cronin y C. Sirianni (cornps.), Work, COI/Jt1l1ll/ily aud POlurr, Piladel-
~~ M. Ha rJ1 crr, Britisli Food Palie), d"ril/g the ti-« W"rld fIlar, Londres, 19i)4. fia, 1983.
Dcwcy, «Nur rition and LIVlIlg Standard, in Wartimc Br irain», cit., p. 209. 27 A. J. Reíd, «Dilurion, Trade Unionisrn and rhe Srate in Hr itain during the
1
124 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 125

Si bien la guerra mundial no fue tan catalística como tradicio- forma social. Estas reformas fueron, además, transitorias ya que
nalmcnte se había supuesto, queda claro que existió, por un lado, dependían de circunstancias coyunturales.
una tendencia hacia la homogeneización y, por otro, una expansión En el caso de Francia existe también una bibliografía considera-
del movimiento obrero organizado. En todo caso, existen discre- ble, aunque menos extensa, en torno al tema de las repercusiones
pancias interpreta ti vas en torno a la valoración de las relaciones de de la guerra en la clase tra bajadora 31. Debido a su situación de país
poder existentes entre la patronal y el movimiento obrero organi- ocupado, Francia sufrió privaciones mayores que las experimentadas
zado. Así, Arthur Marwick propone una interpretación integradora por el resto de los países aliados. A diferencia de la hornogeneiza-
que resalta una creciente armonía interclasista al argumentar que la ción experimentada por la clase trabajadora británica, en Francia la
participación masiva en el esfuerzo bélico colectivo promovió un situación se hizo más diversa tanto a nivel social, C01110 3 nivel
nuevo sentido de solidaridad social 28. De este modo, durante la étnico 32. La existencia de zonas ocupadas no sólo requirió una trans-
guerra se desarrolló una cooperación creciente entre sindicatos, em- formación de la geografía de la producción de guerra sino que exi-
presarios y Estado. Esta situación, 3 su vez, creó una mayor pre- gió además la integración en el mercado laboral de una mano de
disposición por parte de las instituciones del. poder a la hora de' obra nueva. Como en Gran Bretaña, se echó mano de la reserva de
conceder reformas. Dada la creciente hornogeneización de las nece- mano de obra femenina y adolescente pero, además, se recurrió a
sidades populares, fue más fácil su realización. Se crearon de este mano de obra emigrante procedente de España, de China y de las
modo las bases necesarias para la construcción de viviendas popu- colonias francesas en su ma yoría 33. Por otra parte, y aunque se
lares y de escuelas para las clases subalternas y para la organización produjeron pequeños núcleos de modernización indnstrial, también
de servicios de salud pública destinados a garantizar el bienestar se acentuó la segmentación ocupacional con la creciente descualifica-
social de los trabajadores. . ción de esta mano de obra nueva con respecto a los obreros cualifi-
jarncs Hinton ha propuesto otra línea de interpretación de estas cados de la preguerra 34.
relaciones de poder 29. Ha señalado, por un lado, la manipulación Por otra parte, la intervención del Estado mediante el sistema
de los empresarios que engañaban a los sindicatos para fomentar su de consorcio no evitó que los sueldos se redujeran en un 20 % entre
colaboración y, por otro, la influencia que el mundo. empresarial ] 914 y 1918 con la consiguiente pérdida de ea pacidad adquisitiva
ejercía cerca del gobierno y su política económica. Junto a este ar- por parte de la clase trabajadora y un empeoramiento en sus con-
gumento que refuerza la noción de la continua opresión de clase, diciones de vida. No obstante, Fridenson ha señalado la importancia
Hinton señala la existencia de un fenómeno paralelo, el de la radi- que el desarrollo de la previsión social estatal y privada tuvo en esta
calización de la lucha de clases expresada, sobre todo, con la Revo- época actuando como paliativo del cúmulo de circunstancias econó-
lución bolchevique. Una visión más reciente del impacto que la micas adversas de la población trabajadora 35. Efectivamente, la po-
gucrra tuvo en las jerarquías sociales ha matizado las posturas de lítica de vivienda, los subsidios culturales, las ayudas 3 cooperativas,
Marwick y de Hinton y ha señalado que si se suavizaron las rela-
ciones de poder en este período, fue porque el movimiento obrero 1/ Beckcr, Thr Crral 1V0r ... , oh, rir.; J. W. Dereymcz, "Les usincs de g;ucrre
fue lo suficientemente fuerte y supo aprovechar la coyuntura de la (1914-191H) ct le cas de la Saóne ct Loirc», Cahiers d'llistoirc /1 úm. 1A, abril-junio

de lY81; P. Dogliani, «Staro, imprenditori c manodopcra industr iale in Francia du-


guerra para imponer sus intereses 30. Así los conflictos de clase se
rante la prima guerra niondialc», Rivistn di Storia Contcnuroranca, núm. 10, 1~1l1.
mantuvieron a pesar dc la existencia de iniciativas genuinas de re- 32 Fridcnsou, «The lmpacr of thc War on French Workcrs», cit.
.1:' G. Cross, «Towards Social PCJee and Prosperiry: The Politics of luuu igrarion
First World War», en S. Tolliday y J. Zcitlan (comps.), Sliop Floor Bor.~ail1illg and the in Francc dUfing the Era of thc Fir st World War», Prcnch I listoricní Studics, núm. 11,
Stuu', C:alllbrioge,I~H5; «Thc Division of Labour ano l'olities in Hr ita in, 1850-1920 ••, otoño de 19HO.
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2' Marwick, Britain in tlu: C¡'IIII/ry "l '/'0101 Wc1r, ob. cit. ill ltalia durante 1" prima SI/erra utoudialc, Mil:í/l,19H3; G. C. 11/I/I/ph/Ty', '(,'Y/Mis",
2') J. Hinton, T/¡e FirSI Shop SIi'/Par;/s' Movement, Londres, 1974. i" Trance, 1904- 1920, Londres, 1~HA.
•\1) I¡cid, ,,'!'he lmpacr of thc W:lr in rhe Brirish WorkersJ>, cit. .'5 Fridcnson, «The lrnpacr of rhe War on Prench WorktrsJ), cit.
126 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 127

el racionamiento y los subsidios familiares fueron mecanismos que estas normas y legitimizan los cambios de conducta. En circunstan-
garantizaron un mínimo grado de bienestar social entre las capas cias políticamente volátiles como las de una guerra puede ocurrir
populares francesas. Sin duda, esta política estatal y la presión ejer- que las mujeres no sean adscritas a su tradicional papel doméstico,
cida para que los empresarios asumieran medidas semejantes influ- pero, debe plantearse la profundidad de esos cambios efectuados
yeron en el papel asumido por el propio Estado en la movilización tanto en Sil papel social como en las pautas de conducta de género.
económica. Esto, a su vez, modificó la percepción que los trabaja- A pesar de las apariencias más inmediatas y de las expectativas ge-
dores tenían del ámbito político y de la incidencia que éste tenía en neradas en las mismas mujeres, a menudo es la sociedad la que
sus vidas. Los organismos de Estado se erigieron así en interlocu- continúa defendiendo las normas de conducta apropiadas de género.
tores entre patronal y movimiento obrero y, a menudo, defendieron Efectivamente la extensa bibliografía que trata a las mujeres y a
los intereses de los trabajadores en los conflictos laborales. Por otra la problemática de la guerra y el pacifismo 37 presenta interpreta-
parte, el Estado garantizó el aprovisionamiento y el bienestar de los ciones divididas a la hora de considerar si la guerra es un momento

I
trabajadores durante los años de la guerra. No obstante, siguió ejer- de promoción para la causa de la mujer. Concretamente, el papel.
ciendo su tradicional papel coercitivo y evitó cualquier conflicto asumido por las mujeres en la primera guerra mundial y los cambios
efectuados en su condición social han sido vistos por algunos his-
social en nombre de las exigencias de la guerra:'Con todo, y aunque
la regulación estatal del trabajo redujo las posibilidades de conflic-
tividad laboral, el movimiento obrero organizado francés fue refor-
r
1
toriadores como un indicio de las disconrinuidadcs y de la ruptura
ocurrida en la sociedad europea 3B· Mientras el mismo Ferro ha
señalado que la primera guerra mundial representó la desintegración
zado durante estos años. Tal como había ocurrido en Gran Bretaña !
la primera guerra mundial también se caracterizó en Francia por una de la familia patriarcal 39, Marwick ha argumentado que la guerra
significativa reducción del radicalismo sindical y un mayor consenso representó un paso fundamental para el avance de la emancipación
en torno a las reformas sociales. de la mujer 40, De forma más reciente, otros historiadores se han
adherido de una forma más.o menos parcial a este esquema inter-
pretativo y han señalado que el ideal tradicional de la domesticidad
y de un papel femenino limitado al ámbito doméstico entró en crisis
I con la incorporación masiva de las mujeres al trabajo asalariado
Género, división sexual del trabajo y condición t
¡ durante los años de la guerra 41. No obstante han matizado mucho
social de la mujer durante la primera guerra i
i e, incluso, han llegado a cuestionar en algunos casos la relación
mundial í¡ establecida en torno a emancipación femenina y guerra. Precisamen-
j te, un conjunto de estudios recientes ha refutado la existencia de esa
Desde una perspectiva de género, la primera guerra mundial repre- j relación a partir de estudios sobre aspectos concretos de la experien-
sentó una época de cambio potencial en el papel social y en el estatus cia colectiva de las mujeres antes, durante y después de la guerra,
de la mujer J(,. Las normativas que codifican el ámbito de actividad
de la mujer se sitúan e.n las estructuras sociales y culturales y están
sujetas a modificaciones en función del desarrollo socio-económico- 37 J. Berhke Elshrain, IVOIIICII and War, lIrightoll, 1987; C. R. Berkin y C. M.
político de la sociedad. En este terreno, los momentos de ruptura Lovcrr (cornps.), WOllleJI, War O/Id Revoiution, Londres, !91)(); U'Ann Campbcll, JI1o-
IIIW at /Val' with A/I1erica. Private Lives in a Pntriotic Era, Cambridge, 1')8.).
política y social facilitan la aparición de posturas críticas respecto a
3" Ferro, La gran SI/erra ... r ob. cit.; A. Marwick, WOIIIW at /Var, 1914- 19/8, Lon-
dres, 1977; S. Gilbcrt, «Soldiers' Hearr: Lircrar y Mcn, Literar y WOlllcn and rhc Crea!
. .1(, G. BO"k, «Historia de las mujeres e historia del género: aspectos de un debate WJr», Siglls, vol. 8, nÚIlI. 3, 1983.
nitcrnaciona}», Historia Social, núm. <), primavera de 1991; M. Nash, «Nuevas di- J~ Ferro, La grall gl/erra ... , ob. cir.
40 A. Marwick, W'l/1Il'1I al War, /9/4-19/K, Londres, 1<)77.
rucnsioucs CII la historia de la mujer», en Nash (comp.), Presencia y pro/ago/lislIlo.
Aspatos de 1" historia de 1,1 I/IIUcr, Barcelona, 1<)1)4;J. W. SCOll, «El género: tina cate- 41 G. Braybon, /Vo nr el' lfIorkers o(tlre First Wor!d War, Londres, 1<)81; S. Gilbcrr,
goría út i] para el an.ilisis histórico», en j.uucs S. Amclang y Mary Nash (COl11ps.), «Soldicrs Heart: Litcrary Men, Litcrary WOIHcn and rhc Crcat Wap>, cit.; 1'. Thé-
l lisun i.: )' Xét,fro. L.IlS muicrcs etI 111 liurop« ,lIodema )' (OI/I<'I/lpOrállea, Valencia,I')')!). batid, La [cmuu: all lelllps de la gl/err¡', París, 1')1)6.

!
!
128 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 129

en la política, cn la educación, en el trabajo y, por último, en la méstico reforzó el discurso tradicional de género y limitó de forma
política social 42. decisiva la apertura de nuevos horizontes al papel social de la mujer.
En todo caso y aunque la historiadora nortea mericana Joan Scott Sin duda, fue en el ámbito del trabajo dondc se modificó de
haya propuesto quc desde la perspectiva mctodológica de la historia~ forma más sustancial la experiencia colectiva de las mujeres durante
del género la línea interpretativa de análisis debería abandonar el la guerra. Uno de los mecanismos más efectivos para reducir el
impacto que la guerra tiene en las mujeres como terna central y impacto de la integración masiva de las mujeres al mercado laboral
emprender una revisión de la política de guerra a partir de la historia y, sobre todo, las expectativas femeninas con respecto a su conti-
de las mujeres 43, la mayoría de los estudios continúan centrándose nuidad en el trabajo asalariado fue la retórica que de 11I1aforma
hoy en las repercusiones que la guerra ha tenido en la situación de constante recordaba el carácter excepcional de una situación creada
las mujeres. Según la historiadora francesa, Michelle Pcrrot, el fe- por las exigencias de la guerra. Así fue insistentemente recordado
minismo europeo de preguerra y la presencia creciente de las mu- que el trabajo asalariado de las mujeres sólo se debía J las exigencias
jeres en el ámbito público provocaron un antifeminismo renovado, de la guerra y que, por tanto, su existencia se limitaría a su dura-
expresado. como crisis de masculinidad y para esta situación la Gran ción. La presencia de la mujer en las industrias y cn los puestos de
Guerra representó una salida heroica 44. La miyoría de los estudios trabajo se presentó como algo coyuntural y transitorio. La conti-
que analizan la trayectoria de las mujeres en este período coinciden nuidad de la mano de obra femenina en las industrias ni tan siquiera
a la hora de señalar que, si bien se produjeron algunas fisuras en las fue planteada y además la identificación cultural y personal de la
tradicionales relaciones de poder entre sexos, con la integración de trabajadora continuó siendo la de madre. De este modo se facilitó
las mujeres en el mundo del trabajo asalariado, no se plantearon quc en la posguerra la única identificación de las mujeres fuera la
críticas globales de la división sexual del trabajo, del ideal de la de ama de casa y trabajadora no remunerada en el hogar.
domesticidad ni de la subordinación social de la mujer. Este mecanismo restrictivo es habitual en momentos dc neccsi-
Existe ya un cierto consenso cuando se señala que el reajuste dad coyuntural de mano de obra femenina y, por tanto, en tiempos
social que representó la masiva movilización militar de los hombres de guerra. Por ejemplo, fue típico del tratamiento del trabajo de la
y la asunción de las mujeres de un protagonismo significativo en el mujer durante la guerra civil española 4h. En la medida en que fue
trabajo productivo y voluntario en el ámbito político y social ge- admitida la legitimidad de la incorporación de las mujeres al trabajo
neraron una crisis del sistema de género durante la primera y la asalariado, éste fue siempre considerado como transitorio y presen-
segunda guerra mundial. Sin embargo, la creación de medidas ideo- tado de tal manera que se aseguraba a los trabajadores que la -mano
lógicas y políticas de tipo restrictivo que mediatizaron y atenuaron de obra femenina nunca entraría en competencia con ellos mismos.
los cambios efectuados fue casi paralela y numerosos mecanismos En todo caso, en la España de la guerra civil, la incidencia del
trataron de circunscribir de nuevo el ámbito de actuación femenina trabajo asalariado femenino fue limitada aunque gran parte de la
pese a su irrupción en la esfera pública. Así, el discurso de la do- economía de guerra de retaguardia y de servicios se basó, precisa-
mesticidad y del papel tradicional de la mujer como madre y esposa mente, en el trabajo voluntario y, por tanto, no remunerado de las
fue refrendado por una política social pronatalista que afirmaba la mujeres 47.
institución familiar 4S La intervención del Estado en el ámbito do-
World War 1», WOlllell's Studies lntrrnational Forum, vol. 6, núm. 4, 19H3; G. Bray-

I 42 Véase Berhke Elshrain, WO/llCII aud 1fI,lr, 01>. cit.; C. A. Cullcron,


chargcd Munirions: Thc Language of \Vorlcl \Var 1 Munitions
S'¡lIdin lntcrnationnl
Reports»,
Foruni, vol. 11, /111111. 2, 1988; M. R. Higonnet, J. jcnson,
clicl Y Collins Weitz (comps.),
«Gender-

Behind thc Lines: Ccnder al/ti thr TI,," Wo/'Id Wors,


WOll/W'S
S. Mi-
bon y 1'. Summcrfield,

way, «Eugenics
01/1 o{ thc CO.~I·; Ruth

and Pronaralism
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ajter 011. Thc Serond World War antl Canmulian WOIllOIlI/Ood, Toronro , 1')Hl>; 1(. Solo-
in Wartimc Hrirain», \Val y \Vintcr (cornps.), Tlu:

Londres, 19H7. <l6 M. Nash, Mujer y 1I10JlillliCII(O obrero ell .ES¡>(/1ia, Barcelona, I (JH 1; I ,di mujeres en
I 4' Seott, "El género», (ir. la CllerraCi/li/, Madrid, 19S9.
(.( E/1 Higonnct, jcnson, Michcl, cte. (COl11ps.), Bchind thc l.iucs ... , 01>. cit., p. 57. 47 M. Carda Nieto, ((El trabajo "no-pagado" de las mujeres madrileñas durante
1<; M. Allén, «The dornestic ldcal and thc Mobilizarion of Woman Powcr in la Guerra Civil», Primer Coi-loqu¡ d'Llistorín de 1'1 /)0110, Uni vcrsid,rd de ls.ucclon.i,
II
130 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 131

La investigación reciente que trata el impacto que la primera la mujer británica tanto en lo que se refiere a su conciencia socio-
guerra mundial tuvo en la situación laboral de las mujeres de Francia política como en su configuración laboral. No obstante, una serie
y de Gran Bretaña ha cuestionado la tradicional interpretación que r de estudios recientes han descartado esta interpretación y han pre-
insistía en que esta época representó una modificación sustancial en sentado una visión más matizada que reconoce la existencia de un
la experiencia laboral de las mujeres. Lejos de considerar la guerrJ
como una coyuntura favorable para la transformación del trabajo
j cierto grado de cambio en el trabajo de las mujeres pero circunscrito
a un corto espacio de tiempo. El predominio de la ideología tradi-
extradoméstico femenino y como el inicio de su permanente inte- cional en torno al papel social de la mujer fue junto a la continua
gración al mercado laboral, estos estudios han planteado la hipótesis hostilidad masculina manifestada con respecto al tra bajo extrado-
de que la división sexual del trabajo apenas se modificó entre 1914 méstico femenino (incluso por los mismos sindicatos), lo que im-
y 1918. En el caso concreto de Francia, Robert ha demostrado de pidió críticas generalizadas del ideal de domesticidad y de la di visión
forma concluyente que la guerra no representó en absoluto una aper- sexual de! trabajo. Como ha demostrado Thorn, el gobierno britá-
tura de horizontes laborales nuevos para las mujeres 4H. Al contrario, nico sólo acudió al empleo de la mano de obra femenina cuando
fue el final de una tendencia de tasas relativamente altas en el empleo
extradornéstico femenino. El incremento de la' mano de obra feme-
I
¡
quedaba claro que otras fuentes eran insuficientes 50. Durante la gue-
rra se mantuvo la discriminación salarial de las trabajadoras y la
nina fue mucho menor de lo que los propios contemporáneos cre- segmentación ocupacional. En e! caso de las industrias de gucrra, el
yeron y, tras la guerra, la proporción de mujeres que continuó tra- t
trabajo de las mujeres nunca fue concebido como un trabajo y sí,
bajando fuera de casa experimentó una fuerte y continua reducción. I por e! contrario, como un servicio al esfuerzo bélico. La experiencia
Así, es evidente la diferencia respecto al perfil de trabajadora/ama cotidiana del trabajo no sólo alentó las expectativas de las mujeres
de casa típico del XIX Y primera década del siglo xx que se describe en cuanto a sus posibilidades laborales, sino que modificó, además,

I;
¡.
por Michelle Perrot 49 A partir de la guerra el prototipo típico de
las mujeres de extracción social popular fue exclusivamente
ama de casa. Las exigencias de la economía de guerra tuvieron un
impacto poco permanente
el de

en el trabajo de las mujeres. Por otra t


la propia autoestirna de su capacidad en e! trabajo. Sin embargo,
nunca llegó a cambiar la noción predominante de que el varón era
el breadwinner, el sostén económico de la familia obrera.
¡ En e! caso de Alemania, la historiografía también había señalado
¡ parte, la jerarquía de la feminización, es decir, la proporción de que la primera guerra mundial había representado un cambio espec-
I mujeres en el conjunto de la fuerza de trabajo, no cambió sustan- t tacular en el desarrollo del trabajo de la mujer 51. Se había argu-
cialmente con la guerra porque, a excepción del caso de las fábricas mentado que se había incrementado el empleo femenino a niveles

I1, de armamento, las trabajadoras siempre fueron canalizadas hacia sin precedentes y que, además, se habían registrado transformacio-

¡
aquellos sectores de la producción en que habían tenido una presen- nes sustanciales en la estructura del trabajo femenino. No obstante,
cia considerable antes de la guerra. otra vez nos encontramos con que la bibliografía más reciente se ha
1 Arthur Marwick había afirmado en su libro tvomen at War que centrado de forma específica en el tema y ha empezado a matizar
--J
11
I
la guerra había provocado cambios irrevocables. en la situación de
¡
¡
estas afirmaciones. Así, por ejemplo, Ute Daniel ha demostrado de
forma bastante convincente que en la Alemania de la guerra no se
19H6; J. M. Sanracreu Soler, «Cambio económico y conflicto bélico: Transformacio- ? produjo un incremento sustancial de la mano de obra femenina 52.
nes económicas en la retaguardia republicana (Alicante, 1<)36-1939)>>, tesis doctoral, En cambio, lo que sí ocurrió fue una considerable reducción del
Universidad de Alicante, 1989 (inédita).

I '¡H J. L. Roberr, «women and Work in Francc during thc First World Wan>, en
Wall y Winter, Tlie Uphcava! o{ War ... , ob. cit., y «La CCT et la fa millc ouvriére,
1'J14-I')18, prcmicrc approche», Mouvement Social, núm. 22, 1'181.
51) D. Th0111, "Women and Work in Wartimc Brirain»,
Upheaval o] Way .. , ob. eit.
en WalJ y Wintcr, '¡'he

I
51 S. Bajohr, Die fJálftc der Fabrils: Cescuiste der lraucnnrhrit in Deutschlaud,
"" M. Pcrrot, "El elogio del ama de casa en el discurso de los obreros franceses '/914- '/945, Maburgo, 1<)7<); G. Losseff- Tillmanns, Fraueneinanzipotíon )I//{! Ccwerks-
del siglo XIX», C1l Amelang y Nash (COl11ps.), Historia y gél/ero, y "La Ménugérc dan, cliajten, Wuppertal, 1978; Kocka, Facing Tota! War ... , ob. cir.
l'cspace parisicn au xixc siecle», NOII"ellf5 anuales de la rcchcrthe urbaiuc, diciembre 51 U. Daniel, «Womens Work in lndustry an.I Farnily: Ger man y, 1')14-IS», en

!
de 19í\1. Wall y Wint~r, 'The Uplteav al of W"r ... , (lb. cit.

I
132

número de trabajadoras en el sector serVICIOS que se trasladaron a


las industrias de guerra. Así, la tendencia no fue la de una incorpo-
Mary Nash

I
t
f..
t .
Las consecuencias sociales de la primera

miento y de crisis la tarea se convierte en un trabajo complejo y


laborioso que requiere mucho tiempo y dedicación. Por tanto, las
guerra mundial 133

ración de mujeres que hasta entonces no habían tenido un trabajo obligaciones familiares entorpecen la posibilidad de asumir un tra-
asalariado sino el traspaso de la mano de obra femenina a otras bajo asalariado a tiempo completo en una fábrica. En cambio, el
industrias, o el paso de ocupaciones no-industriales, en particular, trabajo a domicilio, por ser realizado en casa, por la flexibilidad del
del servicio doméstico al trabajo en las fábricas. Al acabar la guerra horario y, también, por la colaboración de los demás miembros de
este. desplazamiento de mano de obra femenina hacia la industria fue la familia, en particular de los niños, proporciona ingresos extra sin
frenado cuando la mayoría de estas mujeres perdieron sus puestos de gran perjuicio para la supervivencia cotidiana. Aunque la mayoría
trabajo. Así, apenas se produjeron cambios permanentes en la, con- de los estudios en torno a la economía de guerra en diferentes países
figuración del trabajo femenino. Una de las características más so- y épocas ha ignorado esta dimensión económic~de la supervivencia
bresalientes en e! cuadro del trabajo extradoméstico femenino fue el de la población civil, la historia de la mujer ha puesto de relieve
declive del servicio doméstico durante los años de la guerra. Hay esta realidad que, sin duda, permite desarrollar una visión más glo-
que recordar, además, que los sueldos ínfimos pagados a las mujeres baliza dora del fenómeno complejo de una economía de guerra que
se convirtieron en un obstáculo a su integración en el mercado de no puede reducirse a la macroecouomía.
trabajo, incluso, cuando existía una escasez de mano de obra debido A nivel comparativo y por lo que se refiere al trabajo, la situa-
al reclutamiento de los hombres. Las mujeres alemanas, en su ma- ción de las mujeres en España durante la primera guerra mundial
yoría, estimaron que e! sueldo ofrecido era insuficiente y que no tuvo una trayectoria lógicamente diferente. Al tratarse de un país
compensaba su no-dedicación .a las obligaciones familiares de! tra- no beligerante no se había procedido a la movilización de la pobla-
bajo doméstico. ción. No obstante, cabe resaltar que, precisamente, esta situación de
Efectivamente, el análisis del trabajo de las mujeres tiene que neutralidad provocó una expansión de la demanda de productos,
insertarse no sólo en el marco de la economía familiar, sino también particularmente en el sector textil 54, lo cual estimuló la intensifica-
en el papel qlle la mujer ha desempeñado tradicionalmente como ción del trabajo a domicilio. La adopción de este sistema de pro-
proveedora de la familia. Con toda razón, Daniel ha señalado que ducción descentralizada basado en el trabajo intensivo permitió la
cualquier opción laboral extradoméstica no puede disociarse del pa- subcontratación del trabajo, constituyendo una '~ía de incremento
pel fundamental que la mujer tiene como proveedora de la familia. de la producción sin obligar a los empresarios a proceder a un in-
Por esto no sorprende que otra característica del impacto de la gue- cremento de su capital fijo con la reconversión tecnológica de sus
rra en el trabajo femenino fuera el incremento del trabajo a domi- empresas 55. La extremada división del trabajo y la baja remunera-
cilio, algo que también ha sido señalado en el caso de España y en ción del trabajo a destajo caracterizó este trabajo informal que, sig-
este mismo período 53. El incremento de la presencia femenina en nificativamente, casi siempre fue desempeñado por mujeres 56. La
el trabajo a domicilio se explica porque era la única manera viable tradicional animosidad mostrada hacia el trabajo extradoméstico fe-
de compaginar sus tareas como sostén de la familia con el trabajo menino, la falta de formación profesional y la exclusiva responsa-
remunerado. Precisamente, en las coyunturas de guerra, como ha bilidad del trabajo doméstico tuvieron como consecuencia la cana-
sido señalado en el caso de la guerra civil de España, el aprovisio- lización de las mujeres hacia el trabajo a domicilio 57. La feminiza-
namiento se convierte en una tarea primordial de cara a la supervi-
vencia de la población civil. En momentos de escasez, de raciona-
54 Arnavat, Calvo, DCII, Gabriel y Martín Ramos, «La gran Gucrr.r i l'cconomia
catalana», cit.; Rold.in, García Delgado, Muñoz , La [onnación de la socÍt'd,ul capitotisto,
ob. cit.
5.\ M. Nash, «Honre Work in Spain during the First World War», ponencia 55 M. Nash, «Homc Work in Spain during the First World War», cit.
presentada al Second lnternationa! Ponllll 0/1 lile Historv of lile Labor Movement and of 56 M. Nash, "Trabajadoras y estrategias de sobrevivencia económica: el caso del
(he WorÁ?i/lg Class, París, UNESCO, junio de 1985; y "Trabajadoras y estrategias de trabajo a domicilio», en ni tralra¡o de las mujrn:s: siglos XI'I.XX, ob. cir., y e l-io rnc
sobrevivencia económica: el caso del trabajo a domicilio», en El trabajo de las muieres. Work in Spain», cit.
SWos XVI·XX, Madrid, 1987. 57 M. Nash, «Trcball, conflictivitat social i cstratégies de rcsisrcnria: la dona
134 Mary Nash Las consecuencias sociales de la primera guerra mundial 135

ción de este sector nunca representó ventaja alguna para la mano de


obra femenina cuya condición laboral empeoró a lo largo del perío-
do. Los sueldos de hambre, la exclusión de cualquier regulación
laboral y el aislamiento respecto al movimiento obrero organizado
fueron, junto a la falta de solidaridad sindical, los elementos qtre
1I caracterizaron esta coyuntural masificación de la mano de obra fe-
menina que, en el caso de España, nunca representó ni una integra-
~ ción definitiva de las mujeres al mercado laboral, ni un replantea-
miento de la división sexual del trabajo.
La experiencia de la primera guerra mundial tuvo en muchos Resllme". Este estudio presenta la historiografía reciente en torno a la pri-
mera guerra mundial y examina las interpretaciones que ha elaborado en
países europeos consecuencias sociales aparentemente rupturistas, sin torno al papel de la guerra como mecanismo de ruptura o de continuidad en
embargo, el análisis histórico actual permite ir más allá de las apa- las estructuras sociales de los países beligerantes. El análisis actual de las con-
riencias inmediatas y plantear la constancia y profundidad de las secuencias sociales de la Gran Guerra permite matizar interpretaciones histo-
transformaciones sociales emprendidas. A la vez, el contextualizar riográficas anteriores al argumentar el significado de la política social en el
desarrollo militar y económico de la guerra como también el mantenimiento
esta transformación en el marco de un proceso histórico de más
de muchas de las coordenadas sociales tradicionales de la sociedad europea.
largo alcance que trasciende las frontcras del período de la guerra
para abarcar las etapas de la pre y posguerra, permite detectar el
alcance y limitaciones de este proceso de transformación social. El Abstract. This papa [acuses 01' recent uistonooraphv 01. the First World War
eje interpretativo de la historia social matiza, a su vez, las tesis ol1d examil/es the intcrpretations gi"el/ 01. the role oj tlu: lI'ar as, a niechanism oj
co/lti/ll.ily or change i/l tlie social structures o( [,elligerwl countries . (;111'1'('1/1annlvsis
históricas basadas en otros enfoques historiográficos y de este modo oj II.e social {(J/lseqllel!res oj the Creat IVa,. introduces (hill.gn i/l [onucr historiogra-
hace visible la complejidad de procesos políticos, militares y econó- phical intcrpretotion as il IIrglles tlie si.~l/ifi(,".(e o( sociol politics 01/ I/Iilitary and
micos en épocas de guerra. UO/IOIII;r developmeut o( the .par IO~l'IJ¡er .pilh the II/,lÍlIll'IIiIIICe o( 1I',lIIY o( tlu: tra-
ditionaí social pattrrus ill European sociely.

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