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Campus Acayucan

Ingeniería en sistemas de producción agropecuaria


(distancia)

Experiencia educativa Docente


Edafología Retureta Aponte Alejandro
Alumna
Bernabé Sánchez Lizeth Jhoana

Cationes importantes desde el punto de vista agrícola


CIC es la sigla de la capacidad de intercambio catiónico y se refiere a la capacidad
de la tierra o de un sustrato de retener e intercambiar nutrientes minerales. En esta
primera parte de un artículo de dos partes, hablaremos acerca de CIC, lo que
significa y su importancia.

Para comprender lo que es CIC, necesitamos repasar un poco de química. El


fertilizante convencional viene en forma de sales. Cuando se mezcla con agua,
estas sales se disocian o separan, dejando nutrientes cargados
individualmente. Por ejemplo, el nitrato de calcio (una sal) se disocia en el agua en
calcio y nitrato

El fertilizante convencional viene en forma de sales. Cuando se mezcla con agua,


estas sales se disocian o separan, dejando nutrientes cargados
individualmente. Por ejemplo, el nitrato de calcio (una sal) se disocia en el agua en
calcio y nitrato:
Ca(NO3)2 + agua = Ca++ + 2 NO3-

Tanto el calcio como el nitrato tienen una carga eléctrica. El calcio tiene una carga
positiva, que se llama catión, y el nitrato tiene una carga negativa, que se llama
anión. La Figura 1 muestra todos los elementos de la planta y sus cargas. En el
caso de los fertilizantes orgánicos, aplican las mismas reglas; los microbios
descomponen las moléculas complejas en los mismos elementos fertilizantes
individuales que se ven en la Figura 1.

Carga negativa
Las partículas de la tierra o del sustrato (turba, vermiculita, corteza, coco en trozos,
arcilla calcinada, etc.) tienen cargas eléctricas en sus superficies. Si hay una carga
negativa en la superficie de una partícula del sustrato, entonces contribuye a la
capacidad de intercambio catiónico.

Carga positiva
Los elementos cargados positivamente (cationes) se unen a estos puntos negativos
en las partículas del sustrato y, posteriormente, se pueden intercambiar por otro
elemento, entonces, la planta lo puede usar. Mientras más puntos cargados
negativamente se encuentren en estas partículas, mayor será la capacidad de
intercambio catiónico del sustrato. La capacidad de intercambio catiónico se mide
como miliequivalentes por 100 gramos de sustrato (meq/100g); sin embargo,
también se puede medir como meq/100 cm3.

“Figura 1. La partícula de turba que se


muestra tiene cargas negativas que tienen
cationes adheridos a estos puntos.
La cantidad de elementos retenidos, como se
ve en la imagen, representa la capacidad de
intercambio catiónico de
esta partícula de turba.“

“Figura 2. La misma partícula de turba vista


en la Figura uno, con fertilizante de nitrato de
potasio agregado.
El nitrato de potasio se disocia en elementos
individuales, los que se muestran en
verde. Ya que la proporción
de potasio es alta, en comparación con el
hidrógeno (H+, o iones de ácido) en la turba,
parte del hidrógeno se
intercambia por potasio (estos elementos
están en rojo)."
La potencia de la unión de los elementos en estos puntos de intercambio varía
dependiendo de la carga eléctrica de los elementos (+1, +2, etc.) y de qué elemento
sea. A continuación, se indican, en orden, los elementos que se unen con más
fuerza a los elementos que se unen más débilmente en los puntos de intercambio
catiónico en las partículas de arcilla. Esto significa que es menos probable que el
calcio (Ca++) o el magnesio (Mg++) salga del punto de intercambio que el sodio
(Na+), el potasio (K+) o el amonio (NH4+). Por lo tanto, ya que el potasio es un catión
débilmente absorbido y es menos probable que se fije en un punto de intercambio
si hay calcio presente, es más posible que el potasio se filtre del sustrato.

Los factores que influyen en los procesos de intercambio


catiónico son:

Composición de la solución externa:


Esto va de acuerdo a la valencia y al radio de hidratación de los cationes presentes
en la solución intermicelar. Bajo condiciones experimentales se ha encontrado que
la fuerza de adsorción de cationes trivalentes (Al, Mn, Fe), resulta mayor que la de
los divalentes y los monovalentes. Esto se explica considerando las leyes de
Donnan en que los iones divalentes se encuentran en la fórmula del intercambio
catiónico bajo su raíz cuadrada y los trivalentes bajo su raíz cúbica.

Concentración de la solución intermicelar:


La influencia de la concentración externa es tal, que al aumentar su concentración
crece la cantidad de cationes adsorbidos y que cuanto más se diluye, mayor es la
proporción de los cationes divalentes adsorbidos.

Selectividad del complejo de cambio:


Es la preferencia que un cambiador puede mostrar por determinados cationes. Se
han encontrado así, las siguientes secuencias de selectividad.
Ilita Al > K > Ca > Mg > Na
Caolinita Ca >Mg>K > Al > Na
Montmorillonita Ca > Mg > H > K > Na
Materia orgánica Mn > Ba >Ca > Mg >NH4 > k > Na

Reacción del suelo:


Esta produce un efecto múltiple sobre los procesos de intercambio catiónico.
Además de determinar las características de las cargas (positivas o negativas) que
se presentan en el complejo coloidal de cambio anfótero, determina la cantidad de
cargas denominadas dependientes del pH. A mayor pH aumenta el número de
cargas negativas.
La distribución de las bases cambiables y del Al y Mn depende también del pH. A
mayor acidez, mayor es la participación de Al y Mn dentro del complejo de cambio
y menor la participación de las bases (Ca, Mg, K, Na).

Relaciones del intercambio de cationes con el crecimiento de las


plantas

La disponibilidad de estos tres elementos en el suelo, además de sus contenidos


en la fase intercambiable, está determinada por la proporción relativa de estos, es
decir su cantidad frente a los demás cationes y/o con respecto a la capacidad del
suelo para retenerlos en términos de CIC (Capacidad de Intercambio Catiónico,
determinado analíticamente mediante la extracción con acetato de amonio 1N a
pH=7,0) o CICE (Capacidad de Intercambio Catiónico Efectiva, determinado por la
suma de Ca2+, Mg2+, K+ , Na+ , Al3+ y H+ ); planteamiento que tiene como soporte
la competencia que estos ejercen entre sí en el complejo de cambio o por los sitios
activos de absorción de las raíces de las plantas. Basado en lo anterior se han
propuesto relaciones ideales entre Ca2+, Mg2+ y K+ , tanto a nivel general como
para algunas especies en particular. Cabe resaltar que en la práctica dichas
relaciones son difíciles de lograr; además, los suelos difieren en su selectividad
para retener estos cationes debido a las propiedades mineralógicas, químicas y
físicas que los caracterizan.
Entre los 16 nutrimentos esenciales que las plantas requieren para su normal
crecimiento y desarrollo se encuentran el K, Ca y Mg. Estos tres, de acuerdo con
su demanda por los cultivos son considerados macronutrientes o elementos
mayores (Havlin et al., 1999; Mengel y Kirkby, 2000; Navarro y Navarro, 2003);
siendo más alto el requerimiento del K, razón por la cual algunos autores lo
clasifican como “primario”, y a los otros dos como “secundarios” (Guerrero, 2001,
Estrada, 1990). Con relación a este último aspecto, Soil Improvement Committee
California Plant Health Association (2004) sostiene que la anterior clasificación,
antes de tener su origen en la cantidad relativa requerida, se relaciona con la mayor
frecuencia de observar las deficiencias de los nutrientes primarios.
Mengel y Kirkby (1987), basándose en el comportamiento bioquímico y las
funciones fisiológicas, clasifican a estos tres nutrientes dentro de un mismo grupo,
pues estos ejercen tanto funciones celulares iónicas no específicas (establecer
potenciales osmóticos en los órganos de las células o mantener el equilibrio iónico),
como específicas. Entre estas funciones, los anteriores autores mencionan:
 K + y Ca2+: mecanismos de control de desencadenamiento, mediante la
regulación de potenciales osmóticos, la permeabilidad de las membranas,
los electropotenciales y las conductancias.
 Ca2+, Mg2+ y K+ : influencia estructural, la cual resulta al unir moléculas
orgánicas (particularmente enzimas), alterando así su conformación.
 Ca2+ y Mg2+: formación de ácidos Lewis, pues estos iones son capaces de
aceptar un par de electrones y catalizar o polarizar grupos reactivos.
Ejemplos:
El Ca
Es un nutriente de naturaleza estructural, pues hace parte del componente de las
paredes y membranas celulares, razón por la cual es indispensable su presencia
para la formación de nuevas células. Se cree que este elemento contrarresta los
efectos tóxicos del ácido oxálico al formar oxalato de Ca en las vacuolas (Soil
Improvement Committee California Plant Health Association, 2004). Larcher (2003)
menciona las siguientes funciones de Ca en la planta: regulación de la hidratación
(antagonistas K y Mg); activador de enzimas (Amilasa, ATPasa); regulación de la
elongación y crecimiento. Marschner (1986) resalta el hecho que a diferencia de los
otros macronutrientes, una alta proporción de Ca total en el tejido de las plantas se
localiza en las paredes celulares (apoplasto), razón por la cual su presencia es vital
en la estabilización de estas y de las membranas; además de otras funciones como
la modulación de las enzimas, la osmoregulación y el balance de catión–anión.
En los tejidos vegetales el Ca puede encontrarse en forma libre (Ca2+) o adsorbido
a iones no difusibles como grupos carboxílicos, fosfóricos e hidroxifenólicos; así
mismo puede ocurrir en forma de oxalatos, carbonatos y fosfatos de Ca;
compuestos que se encuentran con frecuencia en las vacuolas (Mengel y Kirkby,
2000).
El magnesio
es absorbido por las plantas como ión Mg 2+ (Marschner, 1986; Mengel y Kirkby,
2000). Este elemento constituye normalmente cerca del 0,5% de la biomasa total
de las plantas (Navarro y Navarro, 2003); sin embargo las diferentes especies
vegetales pueden presentar un rango relativamente amplio en su contenido total
(entre 0,07 y 9%) (Larcher, 2003).
Quizá el papel más conocido de Mg en la planta se relaciona con su aparición en
el centro de la molécula de la clorofila, pigmento esencial para que las plantas
verdes puedan llevar a cabo la fotosíntesis; pese a ello, la fracción del Mg total
asociada a la clorofila es relativamente pequeña, pues sólo representa entre el 15
y 20% (Mengel y Kirkby, 2000).
Navarro y Navarro (2003) resaltan el hecho que el Mg es el único elemento
metálico constituyente de la clorofila, y mencionan valores similares a los
reportados por Mengel y Kirkby (1987) del Mg clorofílico (10–12%).
Potasio
La absorción de potasio por las raíces ocurre en forma iónica K+ (Marschner, 1986;
Mengel y Kirkby, 2000). Su contenido exhibe una alta variabilidad, dependiendo de
la especie y el órgano que se considere; en este sentido Navarro y Navarro (2003)
citan los valores reportados por Demolón (1972), con un rango supremamente
amplio (entre 0,35 a 7,1, expresado como porcentaje de K2O de la materia seca).
El K+ es considerado el catión más importante en la fisiología de las plantas, no
solo por su contenido en los tejidos vegetales, sino por las funciones que
desempeña. Su velocidad de absorción es alta, como consecuencia de la
permeabilidad selectiva de las membranas vegetales; hecho que propicia la difusión
facilitada (tanto de ingreso como de salida) de este nutriente para diversos procesos
fisiológicos, entre los cuales se pueden citar: crecimiento meristemático, estado
hídrico, fotosíntesis y transporte a larga distancia (Marschner, 1986; Mengel y
Kirkby, 2000).
El K+ , a diferencia de otros nutrientes no hace parte constitutiva de los principios
esenciales (prótidos, lípidos y glúcidos), sino que tiende a permanecer en forma
iónica. Debido a la gran movilidad que lo caracteriza actúa básicamente
neutralizando ácidos orgánicos que resultan del metabolismo, y así asegurar la
constancia de la concentración de H+ en los jugos celulares (Navarro y Navarro,
2003).
El ph del suelo agrícola
El pH es una de las variables más importantes en los suelos agrícolas, pues afecta
directamente a la absorción de los nutrientes del suelo por las plantas, así como a
la resolución de muchos procesos químicos que en él se producen. En general, el
pH óptimo de estos suelos debe variar
entre 6,5 y 7,0 para obtener los mejores
rendimientos y la mayor productividad
(Prasad & Power, 1997), ya que se trata
del rango donde los nutrientes son más
fácilmente asimilables, y, por tanto,
donde mejor se aportarán la mayoría de
los cultivos (Figuras 1 y 2). En cambio,
también hay nutrientes (generalmente
microelementos) y cultivos que se
adaptan mejor a pH más bien ácidos o
básicos.
Así mismo, esta unidad química es un valor no constante a lo largo del año,
pudiendo variar incluso un punto en suelos arenosos. Este proceso se debe,
principalmente, a los aportes nitrogenados en épocas concretas (fondo y cobertera)
donde se descienden los valores para volver a aquellos iniciales cuando la
mineralización finaliza.

En los suelos donde no se consiga llegar a la neutralidad, es preciso tener en cuenta


diversos puntos para controlar el uso de fertilizantes y cultivos concretos:

Por un lado, los suelos ácidos presentan problemas de retención de


macroelementos como el calcio, magnesio y fósforo, mientras que, por el otro, todos
los micronutrientes (salvo el molibdeno) son mejor absorbidos en este tipo de
suelos. Esta última característica puede ser la causa de deficiencia de elementos
necesarios o de toxicidad por su excesiva absorción (generalmente los metales).

Además, las condiciones de este tipo de suelo pueden generar la precipitación de


ciertos micronutrientes al reaccionar con el fósforo, retrodegradándolo y haciéndolo
inaccesible para las plantas (Benton, 2003), e incluso, en condiciones extremas,
pueden afectar la estructura del suelo (Edward, 2000). El pH del suelo influye en la
disponibilidad de los nutrimentos para las plantas, es decir, este factor puede ser la
causa de que se presente deficiencia, toxicidad o que los elementos no se
encuentren en niveles adecuados (Benton, 2003).

Otra característica peyorativa de este tipo de suelo es el efecto depresivo que


supone sobre los microorganismos del suelo (lombrices, ácaros, bacterias, etc…),
ya que reduce la humificación y la mineralización de la materia orgánica, impidiendo
un correcto desarrollo de los mismos.

De otro modo, la presencia elevada de calcio en los suelos básicos hace que el
80% del fósforo que contiene un suelo reaccione con él, formando fosfatos cálcicos
[generalmente Ca3(PO4)2] insolubles, y, por lo tanto, no aprovechables por las
plantas.

Gran parte de los micronutrientes son vagamente absorbidos en este tipo de pH,
incidiendo en el erróneo funcionamiento de la ley del mínimo, en la que la ausencia
de uno de ellos merma el correcto funcionamiento del resto de elementos
aportados, incidiendo negativamente en las funciones y los procesos de crecimiento
de los cultivos.

Sin embargo, si es dificultoso sobrellevar un cultivo en condiciones extremas del


suelo, es también posible variar su nivel de pH, técnica cada vez más utilizada en
los últimos años. Es necesario conocer que la capacidad para corregir un poco el
valor del pH a base de compuestos (minerales y orgánicos) es muy elevada, ya que
el poder tampón del suelo es impresionante. De este modo, sólo se recomienda
realizar estas actuaciones cuando se tienen valores de pH del suelo insostenibles,
muy básicos o muy ácidos, donde se dificulta enormemente el desarrollo de las
plantas, pues su corrección implica costes económicos muy importantes. Deben ser
aportados con bastante antelación al establecimiento del cultivo ya que su acción
es lenta. Así mismo, es un procedimiento que se mejora de manera gradual a lo
largo de los años, de modo que requiere un esfuerzo paciente y laborioso.

En función de los valores del pH, se han desarrollado diferentes técnicas para
neutralizar las condiciones del suelo:

Sobre los suelos ácidos, no muy recurrentes en la zona del Valle del Ebro ni en el
resto del territorio peninsular (mayormente comunes en suelos del Ecuador, donde
se producen lavados naturales muy frecuentemente por presencia de lluvias
torrenciales), la aplicación de enmiendas de calcio (cales o carbonatos cálcicos), y
de calcio y magnesio (dolomitas), son los métodos más usuales para neutralizar el
pH. Se trata de productos cuya concentración (proporcionalmente) y granulometría
(inversamente) ayudan a establecer un ambiente propicio en la raíz para el
desarrollo normal de los cultivos (Prasad & Power, 1997; Havlin et al., 2005; Benton,
2003).
Interpretación del pH en el suelo

El pH puede variar desde 0 a 14 y de


acuerdo con esta escala los suelos se
clasifican en:

• Suelos ácidos ………………..pH inferior


a 6,5
• Suelos neutros…………….pH entre 6,6 y
7,5
• Suelos básicos………………pH superior
a 7,5

Los suelos tienen tendencia a acidificarse.


Primero se descalcifican, ya que el calcio
es absorbido por los cultivos o desplazado
del complejo de cambio por otros cationes
y emigra a capas más profundas con el
agua de lluvia o riego. Después, lo normal,
es que los iones H+ ocupen los huecos que dejan el Ca 2+ y el Mg 2+ en el
complejo. Los abonos nitrogenados, en su mayoría, ejercen una acción acidificante
sobre el suelo. También acidifican el suelo los ácidos orgánicos excretados por las
raíces de las plantas.

La reacción (pH) del suelo y el desarrollo de las plantas

El pH puede afectar la disponibilidad de los nutrientes en distinto grado y forma.


Simplificando mucho, podemos decir que los sistemas radiculares de los vegetales
absorben los nutrientes que se encuentras disueltos en el agua del suelo. Valores
extremos de pH, ya por acidez, exceso de calcio o alcalinidad, pueden provocar la
precipitación de ciertos elementos químicos con lo que permanecen en forma no
disponible para las plantas. Cuando se trata de nutrientes esenciales, resulta obvio
señalar que la especie vegetal padecerá problemas para alimentarse, por lo que se
afectará negativamente a su desarrollo y producción. En el caso de los cultivos tal
hecho puede arruinar las cosechas, si no se adoptan medidas correctoras.

Hay plantas que prefieren suelos ácidos y otras los prefieren alcalinos, pero el 90%
los prefieren neutros o ligeramente alcalinos. En realidad, podemos decir que los
suelos con ph de 6.8 a 7.2 son los suelos preferidos por todas las hortalizas.

Hay dos resultados de la reacción del suelo. Cuando estos son ácidos, trae como
consecuencia la proliferación de hongos, que aunque hay algunos que benefician
a la agricultura, la mayoría son motivo de enfermedades en casi todos los cultivos,
ya que se alimentan de los mismos elementos de los que se nutren las hortalizas y
demás plantas.
Hay plantas que prosperan fácilmente en suelos ácidos como el arroz, la papa y
todas las coles o repollos. Pero a la papa y a los repollos les atacan enfermedades
favorecidas por el ph ácido de 5.5 a 6.0.

Por otro lado, en los suelos alcalinos proliferan rápidamente las bacterias. Estas
son importantes para la agricultura, y especialmente las bacterias productoras de
nitrógeno, o mejor dicho fijadoras de nitrógeno y también las bacterias de la
nitrificación. Ambas requieren condiciones neutras o ligeramente alcalinas.

Este proceso de nitrificación lleva a la formación de ácido nítrico libre, asimilable


por las plantas. Para ello son necesarias las bases que lo puedan neutralizar
fácilmente, lo que sucede con los suelos alcalinos.

Relaciones entre la disponibilidad de nutrientes y el pH

La disponibilidad de los distintos nutrientes para distintos valores del ph del Suelo (a
mayor grosor de las bandas, más asimilables son). En cualquier caso, cabe señalar
que tales gráficos son orientativos y generalmente basados en el comportamiento
de las plantas de mayor interés agropecuario. En cualquier caso, el diagrama la
susodicha disponibilidad se encuentra condicionada por múltiples factores y
propiedades de los suelos, tales como su mineralogía, la cual nos dicta la
solubilidad de los de los distintos minerales. También depende del grado de
saturación del complejo de cambio o absorbente de sus agregados (formados por
la unión de las arcillas y la materia orgánica) de los que ya hablamos en otros post),
etc. Estos últimos factores son criterios de diagnóstico en numerosas
clasificaciones del suelo, por lo que sus cartografías nos proporcionan una primera
aproximación al problema que estamos tratando.

Bajo ciertas circunstancias, el ph afecta


a la actividad microbiana
indispensable con vistas a la
transformación de elementos que se
presentan en formas no asimilables
hacia otras que sí lo son. Este, es el
caso del nitrógeno, cuyas formas
inorgánicas son todas solubles
independientemente del ph reinante
(biodisponibilidad ph independiente).
Sin embargo, como ya
mentamos, cuando el ph excede
valores de 8 o es inferior a 6, la actividad
microbiana se ve entorpecida,
disminuyendo tanto la liberación de
amonio como su oxidación a nitrato, por
lo que disminuye la concentración de las
formas asimilables de este elemento.

En un suelo con pH ácido, los iones H+ reemplazan a los de Ca2+, Mg2+ y K+, los cuales son posteriormente
lavados del suelo, disminuyendo la riqueza de nutrientes disponibles. En un suelo de pH neutro o básico los
iones de Ca, Na y K reemplazan a los de H
PH y Capacidad de amortiguamiento de los suelos:

Los siguientes comentarios proceden de una síntesis del Manual de Suelos de P.


Duchaufour (elaborado por Miguel Llorente Isidro, de la Universidad de
Salamanca). Os recomiendo también que os bajéis este documento. El suelo tiende
a contrarrestar las oscilaciones abruptas de pH cuando se le incorporan sustancias
ácidas o básicas, con independencia de su procedencia (natural o humanamente
inducida, mineral o biológica). De este modo, los suelos mejor tamponados o
amortiguados son aquellos que contienen abundante materia orgánica y caliza
activa (la que se solubiliza con gran inmediatez). Su pH fluctúa en condiciones
naturales entre 6,5 y 7,5 según la presión de CO2 de la atmósfera del suelo, que a
su vez se encuentra condicionada por las condiciones climáticas de la estación del
año. Por su parte, Los suelos ácidos están tamponados frente a las bases en la
medida en que la capacidad de cambio sea elevada, es decir saturadas por
cationes que no sean hidrogeniones ni alumínicos.

Como ya comentamos al hablar del pH, la acidez del suelo debe tener en cuenta
tanto la acidez actual de la solución del suelo, como la potencial que expresa la
suma de iones H+ que alberga el complejo de cambio.

Relaciones entre el pH y el complejo de cambio o absorbente:

El pH permite una primera aproximación con vistas a conocer el grado de


saturación por bases del complejo de cambio. Cuando iones básicos y ácidos están
equilibrados, el pH es intermedio, es decir ronda la neutralidad. Existe una relación
entre el pH y el grado de saturación del susodicho complejo, siendo alta para los
dos extremos (ácido, frente a muy básicos o alcalinos) pero no en los valores o
rangos intermedios. La razón estriba en que los iones ácidos son variados en su
comportamiento, por lo que cada uno tiende a modificar el pH de forma diferente.
De acuerdo a Duchaufour, esta observación permite contraponer
la acidez orgánica(muy fuerte) a la acidez mineral (del orden de 4,5). Del mismo
modo tal hecho nos informa sobre la razón de que edafotaxa con un mismo pH
puedan tener grados de saturación diferentes. La naturaleza de los cationes
básicos varia muy poco en la mayoría de los suelos, por lo que no suele afectar al
pH con la excepción de los suelos muy sódicos, en los que tal variable puede
sobrepasar el valor de 9, debido a la hidrólisis de las arcillas ricas en sodio que
provocan una alcalinización del medio.

Finalmente cabe mentar que las variaciones estacionales afectan tanto al pH como
al grado de saturación del complejo de cambio. En los medios no cultivados, el pH
y el grado de saturación oscilan pues periódicamente. Por ejemplo, en los
horizontes órgano-minerales de tipo mull, la intensa nitrificación primaveral rebaja
el pH, mientras que en el periodo frío la dilución de los iones H+ de la solución del
suelo tienden a elevarlo. Las desecaciones estacionales de los climas continentales
y/o mediterráneos provocan una restauración en calcio y como corolario un
ascenso del pH debido al ascenso por capilaridad de soluciones nutritivas ricas en
este catión, que fue lavado a mayor profundidad en las estaciones más ricas en
lluvias.

Relación entre la acidez de los suelos y los fertilizantes

¿Qué es un fertilizante?

Cualquier material natural o industrializado, que contenga al menos cinco por ciento
de uno o más de los tres nutrientes primarios (N, P2 O5 , K2 O), puede ser llamado
fertilizante. Fertilizantes fabricados industrialmente (Figura 7) son llamados
fertilizantes minerales. La presentación de los fertilizantes minerales es muy
variada. Dependiendo del proceso de fabricación, las partículas de los fertilizantes
minerales pueden ser de muy diferentes tamaños y formas: gránulos, píldoras,
«perlados», cristales, polvo de grano grueso / compactado o fino. La mayoría de
los fertilizantes es provista en forma sólida. Los fertilizantes líquidos y de
suspensión son importantes principalmente en América del Norte.

El mercado de fertilizantes (Figura 6) se encuentra integrado principalmente por


aquellos productos que aportan nitrógeno y le siguen en orden de importancia los
productos que aportan fósforo, azufre y potasio (CIAFA, 2013).La Urea y el UAN
son los fertilizantes nitrogenados más utilizados, mientras que los principales
fertilizantes que aportan fósforo son el superfosfato simple (SPS) y triple(SPT).
También tiene una fuerte participación en mercado de fertilizantes aquellos
productos que aportannitrógeno y fósforo de forma conjunta como lo son el fosfato
mono (MAP) y diamónico (DAP).

Si bien, como se ha dicho hasta ahora el uso de fertilizantes no es un fin en sí


mismo sino el medio para alcanzar una mayor producción de alimentos y fibras, la
aplicación de ciertos fertilizantes en altas dosis y en forma continua puede afectar
reacción del suelo. Como ejemplo de ello es conocido el efecto acidificante que
tienen algunos fertilizantes nitrogenados amoniacales o el efecto alcalinizante del
termofosfato de magnesio (Alcarde, 2007).

La acidificación es la tendencia del complejo de cambio del suelo a cargarse con


iones hidrógenos (H+ ) y se mide a través del pH. La modificación del pH del suelo
influye de forma directa en la disponibilidad de nutrientes que los cultivos necesitan
para su crecimiento y desarrollo. Los valores de pH cercanos a la neutralidad
proveen la mayor disponibilidad de nutrientes.

Sin embargo, el poder buffer o capacidad amortiguadora de los suelos regula la


intensidad con que se produce la acidificación por el agregado de fertilizantes.
Suelos con un bajo porcentaje de saturación de bases presentan una acidificación
más rápida, y esta es más intensa cuanto más intensivo es el cultivo y el aporte de
fertilizantes amoniacales. Por el contrario suelos que presentan altos contenidos de
arcilla, materia orgánica y bases de cambio, el proceso de acidificación es más lento
y progresivo en el tiempo.
El nitrógeno en los fertilizantes puede estar como nitrato (NO3 - ), como amonio
(NH4 + ), o como amida (NH2) en el caso de la urea. Cabe destacar que las formas
de 8 nitrógeno disponibles son NO3 - y NH4 + .En 1928, Pierre demostró que la
nitrificación del nitrógeno de los fertilizantes que contienen NH4 + puede generar
acidez en el suelo debido a la liberación de iones hidrógeno (H+ ). Adams (1984)
menciona que cada mol de N proveniente del sulfato de amonio produce 4 moles
de H+ , mientras que cada mol de N proveniente de la urea produce 2 moles de H+
, siendo más acidificante el uso de sulfato de amonio con respecto a la urea.
Para los fertilizantes fosfatados, en cambio, el comportamiento es diferente. Los
superfosfatos son fertilizantes de utilización universal aplicable a todo tipo de
suelos. De forma equivocada se les atribuía acción acidificante. Sin embargo,
ensayos de larga duración con aplicación continuada de superfosfatos, aun en
grandes dosis, mostraron que no ejerce ninguna acción significativa sobre el pH del
suelo (Ginés y Mariscal-Sancho, 2002).
En el caso de los fertilizantes complejos, que aportan más de un nutriente, como es
el fosfato monoamónico (MAP), la alta solubilidad del fosfato hace que este
fertilizante puede utilizarse en toda clase de suelos, aunque su uso está
especialmente indicado en suelos de pH elevado, por su carácter acidificante. Sin
embargo, debe preverse una pérdida importante de eficacia por la precipitación del
fosfato en forma bicálcica o tricálcica (Ginés y Mariscal-Sancho, 2002).
(Como alternativa, me gusta más la idea de biofertilizantes):
Biofertizantes

Estos son preparados que contienen células vivas o latentes de cepas microbianas
eficientes fijadoras de nitrógeno, solubilizadoras de fósforo o potenciadoras de
diversos nutrientes, que se utilizan para aplicar a las semillas o al suelo, con el
objetivo de incrementar el número de estos microorganismos en el medio y acelerar
los procesos microbianos, de tal forma que se aumenten las cantidades de
nutrientes que pueden ser asimilados por las plantas o se hagan más rápidos los
procesos fisiológicos que influyen sobre el desarrollo y el rendimiento de los
cultivos.

Estas sustancias microbianas son aplicadas a los suelos para desempeñar


funciones específicas, las cuales benefician la productividad de las plantas,
incluyendo la absorción de agua y nutrientes, la fijación de nitrógeno, la
solubilización de minerales, la producción de estimuladores de crecimiento vegetal
y el biocontrol de patógenos. Además, pueden utilizarse en los cultivos anuales, las
praderas de gramínea y leguminosas, hortalizas y frutales.

Bioestimuladores

Es el producto que contiene células vivas o latentes de cepas microbianas


previamente seleccionadas, que se caracterizan por producir sustancias
fisiológicamente activas
(auxinas, giberelinas, citoquininas, aminoácidos, péptidos y vitaminas) que al
interactuar con la planta promueven o desencadenan diferentes eventos
metabólicos en función de estimular el crecimiento, el desarrollo y el rendimiento
de cultivos económicos.

Biofertilizantes utilizados en la agricultura

Micorrizas: son simbiosis entre hongos y raíces de plantas superiores donde la


planta suministra carbohidratos al hongo y éste a su vez contribuye a la absorción
de nutrientes y agua por el vegetal.

Azotobacter: son bacterias que poseen un complejo enzimático capaz de reducir el


nitrógeno del aire a amonio para ser asimilado por las plantas.

Fosforina: son bacterias del género bacillus que tienen la cualidad de producir
ácidos orgánicos, enzimas y otras sustancias capaces de solubilizar el fósforo del
suelo y ponerlo a disposición de la planta.
Principales mecanismos de acción de los biofertilizantes y bioestimuladores
Fijación biológica del dinitrógeno

El complejo enzimático nitrogenasa es el sistema capaz de fijar el nitrógeno


atmosférico, y está formado por dos componentes proteicos; una MO-Fe proteína
(azofermo) y otra Fe-proteína (azofer). El sistema requiere como disponibilidad
energética el ATP y un fuerte agente reductor. Mediante la acción de este sistema,
una molécula de nitrógeno es convertida en dos moléculas de amonio, según la
siguiente reacción general:

N2 +6e- + 6H+ + n ATP ---------- 2NH3 + n ADP + n P inorgánico.

Fijación del nitrógeno

Simbiótica: Las bacterias llevan a cabo la transformación de N2 a amonio en los


nódulos (hipertrofia formada en las raíces de las plantas) como estructuras
distintivas de las leguminosa Ejemplo de microorganismos: Rhizobium sp;
Bradyrhizobium japonicum. Mediante este mecanismo estas bacterias logran suplir
entre el 80 y 100% de las necesidades de nitrógeno en las leguminosas

Asociativa: La reducción es realizada por bacterias que se asocian (no penetran)


al sistema radical de las plantas, atraídas por un conjunto de exudados que actúan
como fuente de carbono y energía.

Ejemplo de estos
microorganismos: Azotobacter, Azomonas, Azospirillum, Beijerinckia, Clostridium,
Enterobacter yBacillus. A través de esta actividad estos microorganismos aportan
entre el 25-50% de las necesidades de nitrógeno en los cultivos (Peoples y
Craswell, 1992; Elmerich, 1992; Kannalyan, 1997; Lahda, 1997).

Solubilización del fósforo insoluble presente en el suelo

Este es un proceso de extrema importancia para los suelos cultivables, ya que los
mismos contienen cada día mayor cantidad de fósforo no soluble, acumulado a
través de los años por la aplicación excesiva de fertilizantes fosfóricos de origen
químico y que sólo es posible recuperar mediante la acción de microorganismos
solubilizadores. La solubilización se desarrolla sobre el fósforo inorgánico y
orgánico presente en el suelo. En el caso de la solubilización del fósforo inorgánico,
el principal mecanismo microbiológico por el cual los compuestos insolubles son
movilizados en la producción de ácidos orgánicos, convierte, por ejemplo el
Ca3(PO4)2 a fosfatos di y monobásicos, resultando en un aumento en la
disponibilidad del elemento para las plantas. La cantidad solubilizada varía con el
consumo de carbohidratos por los microorganismos y generalmente la
transformación sólo se lleva a cabo si el sustrato carbonado es convertido a ácidos
orgánicos.
Solubilización del fósforo orgánico

La presencia en el suelo de un gran depósito de este elemento que no puede ser


utilizado por las plantas pone de manifiesto la importancia del papel de los
microorganismos en la conversión del fósforo orgánico como elemento combinado
en los restos vegetales y en la materia orgánica del suelo, a formas inorgánicas
aprovechables por las plantas. Este proceso se desarrolla mediante enzimas que
separan al fósforo de los sustratos orgánicos y que se denominan fosfatasas. Como
regla general una sola fosfatasa puede actuar en muchos sustratos diferentes y con
esta actividad los microorganismos pueden aportar a las plantas entre el 30-60%
de su necesidades de fósforo.

Ejemplos de microorganismos solubilizadores del fósforo en el suelo son: Bacillus


megatherium var. Phosphaticum,Bacillus
sp, Pseudomonas, Mycobacterium, Aspergillus, Penicillium y Streptomyces.

Producción de sustancias fisiológicamente activas

El aumento en la biomasa vegetal y el rendimiento agrícola en los cultivos puede


ser posible mediante la aplicación de microorganismos estimuladores del
crecimiento capaces de producir un conjunto de sustancias conocidas como
sustancias fisiológicamente activas. Este mecanismo se distingue por la diferencia
existente entre cepas microbianas de mayor o menor eficiencia en la síntesis de
estas sustancias, por lo que se establece un proceso de selección de las cepas
más efectivas en cuanto al potencial estimulador que presentan, el cual se
caracteriza por la actividad de un gran número de enzimas y rutas metabólicas, que
finalmente se manifiestan en la producción de este pool o conjunto de compuestos.

Entre estas sustancias se relacionan:

 Reguladores del crecimiento (auxinas, giberelinas y citoquininas).


 Aminoácidos.
 Péptidos de bajo peso molecular.
 Vitaminas.
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