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DOSSIER

Artículo de revisión

Coragyps sapiens: una


propuesta de revitalización y
reconstrucción simbólica del
cuerpo social desde el teatro
Coragyps sapiens: a proposal for the symbolic reconstruction of the social body from the
theatre

Coragyps sapiens: uma proposta de revitalização e reconstrução simbólica do corpo


social do teatro

Sandra María Ortega Garzón1

Para citar: Ortega, S. (2018). Coragyps sapiens: una propuesta de revitalización y reconstrucción simbólica del cuerpo social
desde el teatro. Revista Ciudad Paz-ando, 11(1), pp. 16-24. doi: https://doi.org/10.14483/2422278X.13045

Fecha de recepción: 22 de febrero de 2018


Fecha de aprobación: 17 de abril de 2018

1 Estudiante del Doctorado en Lengua y Literatura Catalana y Estudios Teatrales, Universidad Autónoma de Barcelona. Docente de planta,
Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Correo electrónico: samaortega@gmail.com

Ciudad Paz-ando, Bogotá. Enero - Junio 2018 Vol 11.1, 16-24


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Coragyps sapiens: una propuesta de revitalización y reconstrucción simbólica del cuerpo social desde el teatro

RESUMEN

Coragyps sapiens es el nombre de la obra dramática de Felipe Vergara


escrita en 2013. En ella, el autor no solamente representa la violencia
ejercida sobre el cuerpo durante el conflicto armado en Colombia, sino
que plantea, a manera de metáfora, una propuesta para la reconstrucción
social en el país. El presente artículo discute dicha propuesta mediante
el análisis de las imágenes presentes en el texto y desentraña el lenguaje
metafórico para entender sus posibles alcances; de esta forma, se preten-
de destacar el papel del arte dramático como creador de acciones que via-
bilizan la reconstrucción simbólica del tejido social en un país fracturado
por la violencia y, sin embargo, empeñado en el establecimiento de una
paz duradera.
Palabras clave: representación, teatro, mito, reconstrucción social,
posconflicto, paz.

ABSTRACT RESUMO
Coragyps Sapiens is the name of Felipe Vergara’s dramatic Coragyps Sapiens é o nome da obra dramática de Felipe Ver-
play written in 2013. In this work the author represents not gara escrita em 2013. Nesta obra o autor não representa só
only the violence triggered over the victim’s body during the a violência exercida sobre o corpo durante o Conflito Arma-
Armed Conflict in Colombia, but also puts forward, as a met- do na Colômbia, mas também coloca, como metáfora, uma
aphor, a proposal for the social reconstruction in the country. proposta para a reconstrução social no pais. Este artigo dis-
This article discusses the above-mentioned proposal through cute dita proposta através da análise das imagens presentes
the analysis of the images inside the text and studies the met- no texto e desvenda a linguagem metafórica para entender
aphorical language to understand its possible implications. seus possíveis alcances. Desta forma, pretende se destacar
Hereby the article tries to emphasize the role of the dramat- o papel da arte dramática como criadora de ações que viabi-
ic art as a creator of actions that make viable the symbolic lizam a reconstrução simbólica do tecido social em um pais
reconstruction of the social fabric in a country fractured by fraturado pela violência e no entanto, comprometido com o
violence, and, nevertheless, committed to establish a lasting estabelecimento de uma paz duradoura.
peace. Palavras-chave: representação- teatro- mito, reconstrução
Keywords: imaginary representation, drama, myth, social social, posconflito, paz.
reconstruction, post-conflict, peace.

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Coragyps sapiens: una propuesta de revitalización y reconstrucción simbólica del cuerpo social desde el teatro

Introducción De cara al anterior panorama de desestructuración


Coragyps Sapiens de Felipe Vergara (2013) es una obra social y la necesidad naciente de la comunidad de hacer
dramática que aborda el estado de la sociedad colombia- algo con la muerte anónima, el autor se interroga sobre
na durante los escabrosos y penosos sucesos del conflicto la muerte y sobre su materialidad, expresa que ante tal
armado, lo hace a partir de “un animal-personaje: el zopi- situación sintió que “no íbamos a avanzar hacia ningún
lote, que se erige en un símbolo totémico a través del cual lado a menos que no enfrentáramos esa materialidad de
la muerte se transforma en vida y en amor” (Lamus, 2013, la muerte como sociedad […] entonces quería hablar de
p. 19). Sus protagonistas son una especie de hombres-zo- eso, de la materialidad de la muerte, de una posibilidad
pilotes, Ulpiano y Reina. Ulpiano, es un campesino que se de generar cambio” (Vergara, 2018); así, ante la inquietud
ha apartado de la comunidad, se ha exiliado en un islote de Vergara por la generación de un cambio aparece una
dentro de lo que sería su propiedad, un islote rodeado pregunta: ¿El arte dramático puede contribuir a la recons-
por el agua de uno de los ríos más tenebrosos de la lite- trucción del tejido social en un país desmembrado por la
ratura colombiana, uno que representa a todos los otros violencia?, ¿de qué forma?
(Sinú, San Jorge, Cauca, Magdalena, Catatumbo, Atrato Para responder tal interrogante, este artículo exami-
y San Juan) que acogieron los muertos de la guerra, los na la obra Coragyps sapiens como una gran metáfora que
llamados muertos de agua. Él ha decidido por convicción representa la situación caótica del país y, al mismo tiem-
propia emprender una labor que nadie desea o nadie se ha po, vislumbra una salida. Para esto se toman algunas
propuesto hacer: ayudar a los zopilotes a limpiar el mun- herramientas del mitoanálisis2 y se estructura el escrito
do de la muerte que se amontona en su territorio. en cuatro partes: la primera parte examina la imagen
Esta creación dramática aborda fundamentalmente del cuerpo animal como forma de representación del
dos problemáticas, una de país y otra existencial: la pri- estado de la sociedad colombiana, la segunda revela el
mera, el fenómeno de las masacres producto del conflicto componente simbólico de lo animal en la obra y expone
armado colombiano y, la segunda, la condición del hom- cómo el zopilote se convierte en una figura de revitali-
bre y la sociedad colombiana. La primera problemática, zación social, la tercera estudia la metáfora animal del
el escandaloso número de muertos a causa de las masa- Coragyps sapiens como una forma de alianza humano
cres y la absurda práctica de arrojar el “cadáver al agua y animal que subraya la necesidad de transformación del
borrar todo rastro de su existencia” (Rodríguez, 2015, p. hombre y la sociedad, la cuarta descubre el mito detrás
52), una de las violencias más dolorosas en el país en las de la obra con el fin de ocuparse de la propuesta lan-
décadas anteriores a la creación de la obra en 2013. Du- zada por Vergara para la reconstrucción simbólica del
rante este periodo, “las víctimas fueron ignoradas tras los cuerpo social.
discursos legitimadores de la guerra, fueron vagamente
reconocidas bajo el rótulo genérico de la población civil El cuerpo animal como escritura de una
o, peor aún, bajo el descriptor peyorativo de ‘daños co- sociedad fragmentada
laterales’” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013, El animal como figura de representación ha sido usado
p. 14). Sin embargo, el anonimato de las víctimas pasó a mayoritariamente como imagen de un panorama dicotó-
ser un tema neurálgico a partir de la creación de la Ley de mico, lo humano y lo inhumano, hombre y animal, civi-
víctimas en 2011, de los inicios de los diálogos de paz en lizado y salvaje, o como imaginario de otredad: el ‘otro’
2012 y la divulgación de iniciativas comunitarias como la (animal) que puede devorar, que representa un amena-
práctica de adopción de los muertos anónimos en Puerto za personal o social, que es diferente o que es inferior,
Berrío y otras poblaciones ribereñas. insignificante. La “cuestión animal”, en ese sentido, ha
En relación con la segunda problemática, la de la si- servido para reflexionar acerca de la vida y del sujeto,
tuación de la sociedad colombiana, se hace obvio que las especialmente acerca del poder sobre la vida; por ello, los
discusiones de la obra se dirigen al resquebrajamiento de discursos de diferentes pensadores, entre ellos, Giorgio
los tejidos sociales en todo el territorio nacional y, en es- Agamben (2006), Jacques Derrida (2008) y Gabriel Giorgi
pecial, en las comunidades campesinas, víctimas mayo- (2014) discurren en torno a lo animal y a la problemática
ritarias del conflicto. Comunidades que, regidas anterior- ético-política “que conlleva la posibilidad de dominar —
mente por leyes ancestrales de armonía y reciprocidad, de disponer de la vida— de aquellos seres identificados
experimentaron a través de los años cómo la violencia les como ‘otro’ en la hoy ya evidente línea que va desde el
fue robando todo su legado simbólico de pertenencia y animal a la mujer o al judío” (Fleisner, 2010, p. 249).
comunión para implantar el miedo, el individualismo y las
barreras entre uno y otro; entre ellas, un lenguaje de otre-
dad que creaba grietas insalvables entre quienes antes 2 La metodología del mitoanálisis propuesta por Durand (2003) con-
siste en descubrir cuáles son los mitos patentes o latentes que atraviesan
eran conocidos, amigos, familiares y vecinos. El discurso
o sustentan un determinado momento histórico-cultural para poder leer
de unión fue sustituido por el del miedo y la defensa indi- a través de estos el pensamiento o corrientes de pensamientos presentes
vidual. El “yo” suplantó estruendosamente al “nosotros”. en dicho tiempo.

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Agamben (2006), por ejemplo, explica en Lo abierto por ejemplo: “con el cuerpo hinchado, los brazos parti-
la existencia de una máquina antropológica que funcio- dos, el vientre morado y una cara que no parece cara […]
na “excluyendo de sí como no (todavía) humano un ya literalmente. Reducido a la nada. Aniquilado. Vuelto una
humano, esto es, animalizando lo humano, aislando lo pura nada” (Vergara, 2013, pp. 191-192). Estas imágenes
no-humano en el hombre” (p. 75), y de la cual se derivan del hombre reducido a cuerpo animal y luego reducido a
figuras como la del judío, “el no-hombre producido en masa, a nada, son la representación de la desfiguración
el hombre, o el néomort y el ultra-comatoso, esto es, el del sujeto en la sociedad, la ambigüedad del cuerpo co-
animal aislado en el mismo cuerpo humano” (p. 75). Esta rresponde al borramiento del individuo, de su identidad
exclusión lo que parece producir es un espacio abierto, y, por tanto, de su historia.
una especie de eslabón perdido entre el animal y el hom- La segunda imagen que sobresale en la obra es la del
bre, no “una vida animal ni una vida humana, sino sólo cuerpo como resto, como fragmento, como trozo de car-
una vida separada y excluida de sí misma, tan sólo una ne; un sin número de pedazos de cuerpos esparcidos que
vida desnuda” (p. 76); así, de la misma forma en que el ju- evocan el todo que antes fue y que ahora aparece desfi-
dío es lanzado a este espacio de exclusión, muchos otros gurado, fragmentado. Tal como se puede observar en el
reciben la misma suerte, ya sea por cuestiones de origen, siguiente parlamento:
raza, clase, religión, pensamiento y otro buen número de
alteridades. Ulpiano: […] Troncos. De cristiano. Ni más ni menos.
Bajo este panorama se crean categorías como el “vi- Troncos. Eso es lo que son. Troncos. Troncos de cristiano.
viente”, la vida reducida a máquina biológica; la zoé (vida Decir cadáveres parece ambicioso […] Cadáveres. Restos.
biológica) separada del bios (vida calificada, apropiada); la Los restos humanos que bajan por aquí son precisamente
“persona” desprendida de la “no persona”, lo que expone eso, restos. Despojos. Sobras. A cuotas: cabeza, tronco, ro-
una reducción de la vida del hombre y una contigüidad dillas, y pies… Pedazos de la guerra (Vergara, 2013, p. 185).
con la vida animal. La anterior categorización da paso a
la diferencia entre un cuerpo valioso y reconocido políti- Los restos que bajan por el río son la representación
camente y uno sacrificable o desechable, de allí a la figura simbólica de la situación presente del hombre, repre-
del cuerpo animal, que “será la zona de indeterminación sentan “la fragmentación o estallido del individuo”, un
sobre la que se trazará esa distinción que, inevitablemen- hombre roto, descentrado, falto de unicidad e identidad
te, permanecerá inestable, difusa y, por lo tanto, crítica, (Viviescas, 2006, p. 31). Y, de manera similar, la suma de
en la medida en que revoca todo ordenamiento fijo de troncos humanos que corren sin destino por el río son la
cuerpos” (Giorgi, 2014, p. 138). representación de una sociedad fracturada, cortada en
El cuerpo animal es la figura presente constantemen- piezas y lanzada a la deriva. En este contexto, la imagen
te en la obra Coragyps sapiens, allí el cuerpo —marcado del cuerpo como resto en Coragyps sapiens se convierte
como vida sacrificable o insignificante por la guerra como en el vestigio de las masacres ocurridas en los ríos co-
aparato de poder político— es el centro de la escritura lombianos, y, por ende, se instala como presencia y como
dramática, sobre él se componen las imágenes que dan memoria: como el “resto orgánico que resiste, permane-
cuenta de las relaciones míticas del texto, las “corrientes ce, insiste y se obstina” (Giorgi, 2014, p. 203).
de acción y de pensamiento que llevan al hombre a com- En esencia, esos troncos, estas piezas sin eje, son los
prenderse a sí mismo dentro de su mundo” (Ricoeur, 1983, despojos de lo que alguna vez fue considerado un cuer-
p. 169); es decir, este cuerpo animal y las imágenes que po, un humano, una identidad, una historia de vida y una
se desprenden de él pueden traducirse como lecturas de historia en común, una comunidad. Entonces, ¿cómo re-
tiempo que permiten aquí comprender ese estado-mundo cuperar este cuerpo y la historia en común?, lo anterior
en el que el hombre y la sociedad están inmersos, y el cual teniendo en cuenta que, precisamente, lo que pretende el
es necesario develar. exterminio no es solamente “matar sino negar cualquier
La primera imagen que plantea la obra es la del cadá- rastro de existencia a través de una enorme violencia.
ver como deshecho, en ella los cuerpos son inscritos en Enmudecer, acallar, desaparecer al otro, negarlo incluso
un limbo humano/animal que los reduce a cosas, a simple como cadáver a través de su desmembración” (Vallejo,
materia; por ello, los cuerpos reducidos son representa- 2012, p. 207). Frente a esto, la obra a la vez que insiste en
dos mediante una iconografía macabra que presenta al el resto como memoria de una violencia extrema contra
cuerpo ya sea como una masa informe y descompuesta, el cuerpo, también pone en discusión la reconstitución
como en el siguiente texto: “y si terminamos flotando en del cuerpo, ya que la persistencia en la partes inconexas
un río y nuestra descomposición se acelera, entonces nos o faltantes obliga a la imaginación a reconstruir el todo, el
hinchamos y, navegando por la corriente por varios días cuerpo del hombre como individuo y, al mismo tiempo, el
con sus noches, nos convertimos en masas putrefactas” cuerpo como comunidad. Para ello introduce una figura
(Vergara, 2013, p. 197), o como cuerpos irreconocibles, animal: el zopilote.

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Lo animal como símbolo de que, al igual que el zopilote, tuviera el poder de “triunfar
revitalización sobre la muerte terrena y transmutar la podredumbre en
El zopilote como figura simbólica de purificación es el eje oro filosofal” (Chevalier, 1986, p. 225). Con esta idea, lo
en Coragyps sapiens; en esta dramaturgia, él es el símbolo que el texto propone es otra concepción de hombre y
que representa la recuperación de lo humano, la restaura- de comunidad, una antioccidental, que promueva más un
ción de la humanidad en el hombre, una humanidad que, pensamiento ancestral preocupado por la convivencia
como se pudo observar anteriormente, está rota, perdi- con lo animal y la naturaleza, no con la separación entre
da. Para Ulpiano, uno de los protagonistas de la obra, los lo natural y lo cultural o lo político, entre zoé y bios. Una
zopilotes, como purificadores, son por naturaleza unos sociedad que no promueva las exclusiones y que sea irre-
sanadores y unos seres de paz, pues ellos se encargan de ductible a lo humano, una que pueda dejar sin sustento a
limpiar la muerte y esterilizarlo todo, “tienen una capa- la máquina antropológica que produce cuerpos humanos
cidad única para eliminar bacterias y virus en la comida como desecho, la máquina de la guerra.
que ingieren” (Vergara, 2013, p. 183). El pensamiento de
Ulpiano concuerda con la simbología del animal, la cual La alianza humano animal
le concede el título de purificador porque reconoce su La primera gran metáfora de la obra habla de la necesidad
labor como “agente regenerador de las fuerzas vitales, de transformación del hombre y de la sociedad a través
que están contenidas en la descomposición orgánica y de una alianza humano animal, unión que permita reesta-
en los desperdicios de cualquier clase” (Chevalier, 1986, blecer los lazos humanos y comunitarios en el país. Dicha
p. 205) y, en ese sentido, es “un ser sagrado protector de metáfora plantea una evolución hacia un hombre zopilote
la vida” (De La Garza, 1995, p. 88), renovador y transfor- capaz de digerir la muerte y transformarla en vida, un
mador vital. hombre capaz de ser un sanador de su comunidad, un
Por lo anterior, Ulpiano admira al zopilote, se identifica purificador. La segunda gran metáfora inmersa en el texto
con él, se piensa como él e incluso se podría decir que es la de la reconstitución del hombre y la reconstrucción
es un zopilote más, pues también ha asumido la labor de de la sociedad, esta es planteada, en primer lugar, a través
limpiar los desechos de la guerra al dedicarse a rescatar de la idea de una responsabilidad conjunta en la que la
los cuerpos del río y ofrecérselos a los zopilotes para que labor de purificación no sea de unos pocos, sino de todos
ellos hagan su trabajo. Él describe a la sociedad animal del y cada uno en conjunto; para ello, Reina, la otra protago-
zopilote como una sociedad perfecta donde reina la paz y nista de la obra, se opone a la idea de Ulpiano de señalar
la muerte solo se da por procesos naturales, una sociedad enfáticamente la magnitud de las masacres mediante la
que él afirma se debería imitar. Así: acumulación de los cuerpos para que “detengan a la gen-
te en su camino con su olor” (Vergara, 2013, p. 192), ella
Vuelan en grupos. Y se ayudan mutuamente para bus- va más allá del mero signo de denuncia proponiendo una
car comida. No se tragan todo. Comparten. Son solidarios. acción más significativa: que cada persona acoja al menos
Hay quien debiera aprender de ellos. […] Hace ya tiempo un muerto y lo haga suyo.
que perdieron las garras prensiles de otras aves rapaces.
No pueden matar a sus presas. No matan. No pueden. Reina: Necesitamos adoptar. Todos. Uno. […] Todos.
Nunca. Nunca, nunca. El pico no tiene la forma ni la fuer- Al menos uno. Usted también. Hacerlos nuestros hijos.
za para desgarrar una presa recién muerta. Seres de paz. Digerir la muerte... Y regurgitarla. Esterilizarnos, purificar-
[…] Y por la noche, en familia, disfrutan jugando al final nos, alimentar a nuestros polluelos con muerte vomitada.
de una larga jornada. Incluso pueden desarrollar víncu- Con amor profundo. Usted lo dijo, “Gallinazos sapiens.”
los afectivos con ciertas personas a quienes acompañan y […] Todos necesitamos al menos uno. (Mirando al públi-
protegen durante largas caminatas. Benditos sean (Verga- co.) Ellos también. Al menos uno. Al menos. Sentir la tex-
ra, 2013, pp. 182-184). tura de la carne en descomposición. Su olor. Así no los
olvidamos. Los olores hermanan, nos hacen familia. Y la
Como resultado de toda esta idealización del zopilo- familia no se olvida. Que cada quién se haga cargo de un
te, Ulpiano concibe también la posibilidad de una nueva par o un trío. Aunque tres ya podría tal vez ser demasiado.
especie, un híbrido humano animal, hombre y zopilote, Pero no si lo hacemos juntos (Vergara, 2013, pp. 201-203).
especie que podría llamarse “ya no Homo sapiens sapiens
sino, digamos, Chulo sapiens” (Vergara, 2013, p. 190), un Como lo expresa el anterior parlamento, Reina propo-
zopilote con la capacidad de pensar. Este razonamiento es ne un hermanamiento, una reunificación de esa sociedad
el que justifica el nombre de la obra: coragyps (el nombre de que se encuentra fracturada, ello por medio del gesto de
la familia del zopilote) y sapiens (el homínido que piensa). hacer propios a los muertos del conflicto armado, propo-
De esta manera, la especie ideal sería la de un hombre ne que esos cuerpos no sean asunto ajeno sino propio,
zopilote que tuviese la capacidad de purificar este espa- para ella la responsabilidad debe ser compartida, al igual
cio-mundo repleto de muerte y transformarlo en vida, y que el proceso de sanación. Todos los integrantes de la

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sociedad han de convertirse en “gallinazos sapiens”, “La a los brazos de los espectadores, quienes con este gesto
evolución tiene que ser nuestra. No de ellos. O de ellos y pueden experimentar, a manera de catarsis, el compro-
de nosotros a un tiempo y a la viceversa” (Vergara, 2013, miso social con la reconstrucción y la labor de sanación
p. 203). En segundo lugar, Reina propone que el fin de que está por emprenderse. Reina acompaña el gesto de
acoger a los muertos es para hacerlos suyos, llorarlos, entrega de los cuerpos con una serie de parlamentos que
darles un nombre y una sepultura; con esto plantea la arrojan al público a acoger los cuerpos como una forma
necesidad de una reconstitución del cuerpo por medio simbólica del compromiso que cada asistente tendrá en
del rito de la sepultura, la obligación de devolverle la hu- la vida real. Veamos algunos de ellos:
manidad a aquellos cuerpos que han sido exiliados del
mundo humano al ser arrojados en piezas al río y nomina- Reina: (A alguien en el público.) Llévese uno. Es obvio
dos como cuerpo animal por la máquina de la guerra. Un que vino a eso […] No se arrepienta. Eso la sana. Le juro.
aparato político que busca siempre borrar toda evidencia Todos necesitamos al menos uno. Aunque uno no es su-
jurídica e histórica y “destruir los lazos de ese cuerpo con ficiente. Llévese otro. […] Páseselo por el vientre, hágalo
la comunidad, de hacer imposible la inscripción de ese suyo, como si fuera su hijo. Es suyo. No lo niegue. Si hasta
cuerpo en la vida de la comunidad, en sus lenguajes, sus se le parece (Vergara, 2013, pp. 203-204).
memorias, sus relatos” (Giorgi, 2014, p. 199).
El anterior planteamiento de Reina revela la existencia Los anteriores textos involucran más activamente al
de un cuerpo simbólico fuera de sí, más allá del cuerpo público, de esta manera, él pasa de ser un simple espec-
físico, esto sería, según Butler (2006), una construcción tador a ser parte de la acción y de la solución esbozada en
del cuerpo dentro de “la esfera pública como un fenóme- la obra, él pasa a ser un agente de cambio en la simbólica
no social” (p. 52), un cuerpo entregado al mundo de los de la obra, que lo impulsa no solo a acoger los muertos
otros y reconocido por ellos, registrado en sus memorias del conflicto como propios, sino a no hacer ninguna dis-
y marcado con sus huellas. Ese sería el cuerpo a recupe- tinción entre ellos, pues su “parecido”, su igualdad radica
rar, ese cuerpo que posee una historia y hace parte de en “ser humano”. Todos los muertos son parte de una
una comunidad. Por esto Reina insiste en la necesidad de misma sociedad, la humana.
hacer esa reconstrucción social a través del duelo y el rito Después de esta última acción, la obra termina con
de la sepultura. una imagen de liberación donde los personajes, ya con-
Lo que se pretende es reconocer plenamente todas las vertidos en hombres zopilotes, se cortejan uno al otro,
vidas como vidas merecedoras de un duelo, romper con la cantan, danzan y con algunos aleteos dejan la escena en
distribución de las vidas valiosas y las vidas desechables, una sensación de paz y retorno al orden natural, al equi-
de las “personas” y las “no personas”, para dar pie a un librio. Este final, en el que tanto los personajes como los
duelo conjunto y lamentar todas las muertes. Permitir el espectadores sufren una liberación, una catarsis, plantea
llanto y la memoria como un gesto de reconocimiento una poética y una simbólica que destaca la restauración
mutuo sin dar cabida a la exclusión, restituir a la persona, de la vida sobre la muerte, la restauración de la naturaleza
su identidad, su nombre y su historia. En consecuencia, el y del entramado social por medio de un hermanamiento
rito sepulcral se convierte, entonces, como parte de esta y una responsabilidad conjunta de reconstrucción social.
gran metáfora de reconstrucción social, en el símbolo de
pasaje de un cuerpo reducido a cosa, a un cuerpo humano El mito de la renovación
y, por tanto, a un cuerpo social, a un cuerpo en común, en Los mitos y ritos de la renovación, estudiados amplia-
comunidad. El duelo y el sepulcro se vuelven símbolos de mente por Mircea Elliade, relatan la existencia de un tiem-
una restitución de un espacio social vaciado, despojado po cíclico en el que al final de un ciclo sigue el inicio de
de su simbólica de pertenencia, a un espacio en común, otro nuevo, una renovación de mundo. Tal renovación “es
el espacio de la sociedad humana. una recreación efectuada según el modelo de la cosmo-
El último pasaje de la obra se constituye como el cul- gonía” (Elliade, 2006, p. 48), aparece como respuesta a un
men de la gran metáfora de reconstrucción social; en él problema de la existencia humana: el quebrantamiento
los dos protagonistas de la obra instan al público a adoptar del orden y la necesidad de volver a él. Respecto al mo-
cada uno un cuerpo, tomándolo físicamente de la escena, delo de cosmogonía, Coragyps sapiens encuentra un sus-
rompiendo por completo la “cuarta pared”3 y llevándolo tento bajo la cosmovisión ancestral andina regida por los
principios de la “armonía”. Una visión que Aedo (2015)
llama cosmobiovisión para aclarar la diferencia con las
3 La “cuarta pared” es un concepto creado por Constantín Stanisla- concepciones occidentales de mundo, y que define como:
vski para señalar el muro invisible que separa al público del actor y que “un modo de ‘ver’ y sobre todo un modo de pensar y sentir
mantiene el pacto de ficción de la obra. Por ello, cuando la cuarta pared
cae, también cae el pacto de ficción y el público es impelido de diferentes
(pensasiento), de percibir e intuir; cuatro categorías filosó-
maneras a hacer parte de la realidad-ficción de la obra, a sentirse involu- ficas y cualidades subjetivas de la Pacha; contrarios que
crado prácticamente al nivel de un actor más. se complementan para formar al Cosmoser”, una visión

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Coragyps sapiens: una propuesta de revitalización y reconstrucción simbólica del cuerpo social desde el teatro

holística en la que todas las cosas forman una única uni- espacio se transforma de una isla de terror abarrotada
dad, el “todo” (p. 10). de cuerpos muertos a un espacio diáfano, en el que cada
Dentro de esta visión de mundo sobresalen en la obra persona del público asume el rol de renovador y de conso-
un buen número de los principios de la “armonía”, en- lidador de paz. El espacio del cuerpo, antes destinado a la
tre ellos: el de “identidad” que reza que “cada ser debe parte, al desecho, el detritus, el resto, la sobra, lo corrupto
reconocer y respetar las diferencias”, este se encuentra y lo pútrido, es recompuesto para lograr una completitud
reflejado en el pensamiento de Ulpiano al explicar que y una plenitud. El espacio geográfico también se abre de
la familia Cathartidae, a pesar de dividirse en diferentes un reducto al país, a la nación. Lo clandestino es sacado a
especies, conviven en armonía, comparten el alimento y la luz para airearse, limpiarse. La oscuridad ha dado paso
el espacio sin perturbar al otro. Coragyps atratus (cabeci- a la luz, la inercia a la acción, el caos es suplantado por un
negro), Cathartes aura (cabecirrojo), Cathartes burrovianus nuevo nacimiento del orden.
(cabeciamarilla), Sarcoramphus papa (rey de los gallina- Las acciones que suceden en la obra pueden inter-
zos) y demás, “blanco, negro, rojo, amarillo y gris”, convi- pretarse como los pasos del ritual de renovación; así, en
ven en la diferencia y se ayudan mutuamente. primer lugar, la sala de teatro, e incluso el espacio íntimo
El del “equilibrio”, que expresa la idea de igualdad de la lectura, se convierte en el sitio de encuentro, en el
entre todos los seres, es quizá el más presente, ya que símbolo del “centro” como el lugar del pacto de partici-
la obra insiste en señalar el desequilibrio promovido por pación del tiempo mítico y, en segundo lugar, se suceden
unos seres que han dispuesto de las vidas de otros al con- una serie de acciones dramáticas que conforman el rito,
siderarlas prescindibles. La ley del Ayni o principio de re- a saber, “la restauración del caos primordial, la abolición
ciprocidad que plantea “la reproducción y redistribución del tiempo transcurrido y la repetición del acto cosmo-
de los excedentes de la economía colectiva” (Milla, 2004, gónico” (Elliade, 2001, p. 38), lo que se puede detallar así:
p. 150); sin embargo, este principio no solo se refiere a
la redistribución económica, incluye el intercambio del • Regresión al caos o el establecimiento del “caos pri-
conocimiento, de la labor social, del apoyo espiritual, etc. mordial” a través de la construcción de un espacio de
Así, dentro de esta filosofía, son rechazados conceptos muerte y caos en la obra. Ulpiano construye un reducto
como el individualismo, la competencia y la ganancia, donde reina un caos de cuerpos que se descomponen
para ser acogidos otros como comunidad, colectividad y esperan la llegada de los zopilotes.
y solidaridad. • La limpieza gracias a una inundación diluviana propi-
En relación con el mito de renovación como respuesta ciada por una figura extraña a los protagonistas, una
al quebrantamiento del orden y la necesidad de volver a especie de hombre primitivo conocedor de la naturale-
él, dos principios de la filosofía andina están muy presen- za y sus ciclos, personaje que encarna el conocimien-
tes. El de la alternancia, que expresa que un movimiento to ancestral cósmico, como se puede apreciar en el
sucede al otro, “después de la creación (Big Bang) le sigue siguiente texto:
la aniquilación (Big Crush), después del sístole le sigue el
diástole, después de la vida le sigue la muerte, después Reina: […] Pero el tipo me saludó. Me sonrió y me pre-
del día le sigue la noche” (Aedo, 2015, p. 27); también el guntó que si andaba buscando el nacimiento del río. Y yo
principio del eterno retorno, que formula el movimiento le dije que sí y él me dijo que ya no había necesidad. Que
cíclico de la vida como una forma de expresión del tiem- él ya había estado allá. Que había abierto la llave, que esa
po, “donde todos los seres nacen, crecen, se reproducen, era su labor. Y que la había abierto porque el río necesi-
mueren para volver a nacer” (Campohermoso y Soliz taba limpiarse. Y limpiarnos. Llevarse toda la basura. Me
2015). Estos principios, tanto el de alternancia como el pidió que nos cuidáramos. Que iba a haber inviernos lar-
del eterno retorno están presentes en la obra gracias a gos y aguaceros e inundaciones porque había que limpiar
la figura del zopilote y su trabajo de purificación, pues la tierra. Pero que no nos preocupáramos —dijo— porque
él contribuye a la reconstitución del orden natural de las en su momento él volvía a subir a la cabecera y cerraba
cosas y al movimiento cíclico vital de la naturaleza co- la llave. Luego empezó a caminar (Vergara, 2013, p. 195).
miéndose la muerte para engendrar vida.
Como se puede intuir gracias a la cosmovisión presen- Este hombre que aparece desde lo profundo de la selva
te en Coragyps sapiens, lo que narra esta dramaturgia es representa al ser mítico encargado del manejo del agua, el
un mito de renovación, al proponer una suerte de símbo- gran fontanero del mundo. Una especie de Yahvé andino
los de transformación y un rito que involucra una acción que inicia el barrido del tiempo anterior para dar cabida
conjunta de purificación y una promesa de estabilidad y a uno nuevo.
fecundidad.
La obra reproduce el momento mítico “del pasaje del • La participación de Ulpiano y Reina en la restitución
Caos a la Cosmogonía” (Elliade, 2001, p. 37), en ella, el de la humanidad de un tronco rescatado del río al

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Coragyps sapiens: una propuesta de revitalización y reconstrucción simbólica del cuerpo social desde el teatro

bautizarlo con el nombre de Carlos Antonio Buitra- Esta nueva alianza humano-animal que reconoce
go, lo que representa el restablecimiento del principio una contigüidad intensa entre esa especie llamada Atra-
de equilibrio, al plantear la restauración del espacio tus y la Sapiens es la fórmula que posibilita el encontrar
social de aquellos seres nominados inferiores, no va- una salida al estancamiento, a la esterilidad del tiem-
liosos o prescindibles; la restitución de su universo de po que transcurre solo para acumular, no solo restos,
pertenencia y la reconstrucción del cuerpo simbólico sino impotencias, frustraciones, rencores y odios en la
como forma de hermanamiento e inscripción subjetiva sociedad colombiana. La propuesta de Vergara es una
y comunitaria. propuesta de reordenamiento del cuerpo social. La re-
• La celebración de una clase de ceremonia comunal de constitución de las víctimas que fueron “desmembradas
acogimiento de la muerte al asumir como suyo por lo del cuerpo social que las justificaba existencialmente”
menos un muerto del conflicto armado colombiano. (Cardona, 2014, p. 581), la reconstrucción de ese cuer-
Celebración en la que cada uno de los participantes no po que por décadas ha estado partido en piezas, regado
solo se compromete con la protección del cuerpo, sino en los ríos, en los campos, en la selva y en las ciuda-
también a darle un nombre y una sepultura, acción des, y el nacimiento de una comunidad donde puedan
simbólica que permite la purificación y la “anulación ser reconocidas nuevamente las formas de lo humano,
de los pecados y de las faltas del individuo y de la co- pero bajo el signo animal, para que este zurza las piezas
munidad en su conjunto” (Elliade, 2001, p. 36). Tal es creando un nuevo cuerpo que pueda albergar todos los
el sentido de las purificaciones rituales, darle término a cuerpos, aceptar la diferencia. Una sociedad sin muros
un periodo de tiempo, pero, sobre todo, anular el tiem- y sin abismos.
po transcurrido, la abolición de la “historia” (Elliade, De ahí que, como respuesta a la pregunta sobre la
2001, p. 35), para poder dar paso al nuevo comienzo. forma en la que el arte dramático puede contribuir a la
• Como en muchos de los ritos de renovación se da fi- reconstrucción del tejido social, Coragyps sapiens pro-
nalmente una hierogamia. Para este caso, una unión pone, a manera de metáfora, una tarea de reconstruc-
sagrada entre el hombre y el animal, la transformación ción social para el posconflicto, cumpliendo con una
de los personajes en hombre y mujer zopilote, lo que función determinante del arte según Molano (2015), la
marca el nacimiento de un nuevo hombre y un nuevo de “introducirle al mundo lo que no tiene: posibilidades,
mundo. Una unión sagrada que promete una renova- imaginar realidades, imaginar espacios nuevos, juegos,
ción, “la estabilidad, la fecundidad y la prosperidad de desafíos, exploraciones, experimentos, […] y esto des-
todo el cosmos” (Elliade, 2006, p. 47). de luego es concomitante con la noción de paz”, y la
necesidad de encontrar caminos que lleven a la recons-
En suma, como recreación del mito de renovación, las trucción del país. El texto de Vergara, podría decirse,
acciones de la obra siguen los pasos del ritual para trazar invita a la “pedagogía de acción”, ya que involucra el
un camino que va del caos al nacimiento de un nuevo llamado a una acción conjunta de la toda la sociedad
orden, esto mediante una alianza humano animal que da colombiana: la limpieza de la muerte y la purificación
origen a una nueva especie, la Coragyps sapiens, el hombre de la existencia. Esto mediante la acción de acoger esa
zopilote. Especie que, como comunidad, será la encarga- muerte material y hacerla propia, dando nombre y tum-
da de recomponer el cuerpo social del país expiando sus ba a todos los muertos, “vengan de donde vengan y
culpas, acogiendo el pasado pero dejándolo atrás para sean quiénes sean” (Vergara, 2018).
entrar al nuevo mundo. Un mundo renovado, diáfano, Con el llamado a la reconstrucción social del cuer-
gobernado por todas las fuerzas vitales de la naturaleza y po simbólico a través del duelo y la sepultura, Coragyps
regido por los principios de la “armonía”. sapiens hace un llamado a la construcción de un mundo
posible, a un cambio, a una renovación del pensamiento
Conclusiones y a la acción. Convoca a los asistentes a crear lazos fra-
En Coragyps sapiens el zopilote dibuja un nuevo espacio, ternales, romper barreras, imaginar y crear posibilidades
un espacio que se abre por encima del hombre mismo y de cambio futuro, una tarea que puede generar, como dice
rompe con el redil del animal, rompe con lo liminar de lo Vergara, “pequeños cambios micro políticos”, cambios
animal para crear una unión humano-animal, una alianza. que son los que reconstruyen el tejido social desde su
El animal no funciona aquí bajo la orden antropogénica base: el individuo. Así, esta obra dramática, al igual que el
que divide y opone radicalmente al animal del humano, arte en general, puede contribuir a fortalecer “el arraigo,
sino que, por el contrario, se configura como un retorno la identidad, la convivencia, y los lazos de unión de las
al origen, a lo natural, al vínculo inseparable, a la alianza, comunidades” (Arteta, 2017), y a creer en una visión de
a la unidad. El animal no es el otro, tampoco el huésped, país más esperanzadora y reconciliadora como aporte a
es parte, esencia y completitud. Hace parte de ese cuerpo la construcción de la paz.
que se denomina humano.

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