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Espacio Propio.
Hablar de espacio me remite a un lugar, ese lugar si bien es cierto está lleno
de cuerpos tangibles como intangibles, es decir, de cosas que vemos, sentimos,
tocamos, olemos, escuchamos, y si nuestros sentidos no pueden percibirlos, no
quiere decir que no está, claro que está presente pero nuestros cuerpos humanos
y todo lo que a él le pertenece no posee capacidad de sentirlo.
Por mucho tiempo mi espacio era invadido y a su vez mi espacio invadía otros
y así esto sucede, se reproduce de manera circular, es continuo, nunca para,
siempre en constante movimiento y a un tiempo determinando, que por decir
determinado no es un tiempo limitado, al contario todo esto movimiento- tiempo-
espacio es infinito, por eso la forma que le doy es circular, un extremo conecta con
el otro y nunca acaba, ni hasta que mi cuerpo como espacio propio deje de existir,
porque seguirá habiendo un espacio, no físico pero si espiritual.
Me sorprende que ahora habrá mi perspectiva hacia ese lugar que cada quien
hace vida, cada “quien” posee su espacio propio que dependiendo del contexto no
es tan único, pero como individuos decidimos que es nuestro y que no lo es,
concientizo que un espacio propio es mi cuerpo, es mío pero que yo no solo
decido, porque hay pensamientos, hay un espíritu y una materia que siente y en
conjunto necesita ser escuchada y atendida.
Ahora escribo en este lugar que he llamado otro espacio propio, mi cuadrante
que es intervenido por objetos que no poseen vida pero que son espacios, lo único
que cambia es el pensamiento, que me determina a lo dicho anteriormente, un
espacio infinito, estoy en un tiempo, mi tiempo, mi espacio, pero a la vez otros yo
están en lo mismo, en su espacio, creando una atmosfera de conjunto.
“A donde se dirijan mis pies, allí ira mi espacio propio, a donde se dirijan
mis pensamientos, allí ira mi propio espacio”