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U N IV E R S ID A D C A T O U C A B O LIV IA N A , C O C H A B A M B A
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El khipu incaico: ... 11
7tnumdo!PraáafRffm¡rui.
Dr. en Slntropoíogia, L k . en fitosofía, ‘Docente de (a
Carrera de Tiíosofia de Ca Universidad Católica
'Boliviana (Unidad Académica dt CochabamSa) y
(Dounie en Ca 'Universidad9dayor de San Simón.
ABREVIACIONES
AGI. Archivo General de Indias.
AHP. Archivo histórico de Potosí.
cronistas m estizos, describen, frecuentem ente con categorías fondos docum entales contribuyeron a cam b iar la visión q ue se ten ía de
inconscientes, el sistem a cultural y económ ico de la sociedad indígena sus estructuras de poder y sus sistem as económ icos (Ver W achtel, 1971
a la que, generalm ente, pertenecían por línea m aterna. E ntonces, es y M illones, 1987). H oy resulta bastante claro que las visitas d e
necesario destacar m as bien esas categorías y hacerlas conscientes en el Chucuito y Huanucu, al servir d e base docum ental para la form ulación
discurso histórico. L as fuentes presuponen pues, una determ inada p o s del paradigm a del control vertical de pisos ecológicos, han tran sfo rm a
tura teórica y uua diferente actividad m etodológica y crítica. E n el do radicalm ente la visión de las sociedades en los A ndes que tenían los
prim er caso, hay que proceder por deconstrucción y rastrear lo im pen estudiosos de las crónicas, quienes se enfrentaban a crónicas tan agudas
sado, lo oculto y no pronunciado. En el otro caso, se debe p asar de un com o la del soldado Cieza de L eón, p ero tam bién a las idealizaciones
nivel denotativo del lenguaje a la articulación d e estructuras in co n s de G arcilaso o los escritos con fuerte interés político de hom bres com o
cientes al nivel de las connotaciones para tratar de encontrar una lógica Sarm iento de G am boa, quien escrib ía a p ed id o de un virrey tan
-heterogénea- racional que contribuya a explicar los actos, tanto ri poderoso como Toledo, que tanto influyó p ara asentar la adm inistración
tuales com o cotidianos. Interpretar la vida con la m etáfora. Luego, colonial en el virreynato de Lim a. M uchos autores han destacado la
recorrer el cam ino inverso y analizar cóm o la vida produce im ágenes, im portancia y los nuevos usos y perspectivas teóricas d e esta fuentes
sistem as, relaciones. E xplicar la racionalidad por la praxis y, al m ism o legales y adm inistrativas de la co lo n ia que, sin otro afán qu e el de
tiempo, encontrar estructuras lógicas que expresen el inconsciente adm inistrar y sin pretender interpretar las sociedades indígenas, e n tre
colecjivo. M últiples cam inos los de las fuentes históricas. E ste texto gaban una inform ación cuantitativa abundante. Estos docum entos
pretende recorrer uno de esos cam inos y analizar los cruces, co njun dieron mayor base estadística a discip lin as com o la dem ografía y p e r
ciones y disyunciones que se producen cuando se ponen a funcionar m itieron que la historia económ ica acced a a inform ación m ás precisa
juntos sistem as herm enéuticos diferentes. sobre el cobro d e tributos, diezm os y o tro s asuntos sim ilares.
N o solam ente fueron los cronistas, y a sean m estizo s o Sin em bargo, este texto p retende indagar en una dirección: los
europeos, los que inform aron sobre el proceso d e colonización y las docum entos procesales en los cuales testifican los indios. A este resp ec
características de las culturas autóctonas, existieron tam bién otro tipo de to se pregunta ¿de dónde provino y co m o se estructuraba esa m em oria
fuentes escritas que, sobre todo en las últimas décadas han tran sfo rm a histórica a la que recurrían los indios cuando se presentaban a testim o
do la visión etnohistórica sobre las sociedades autóctonas, su s sistem as niar a esos juicios y averiguaciones qu e el estado colonial incentivaba?
económ icos y procesos d e circulación e intercam bio. E sas fuentes, N o sólo interrogar sobre ¿quiénes eran los indios?, sin o ¿cóm o p ro
cualitativam ente diferentes de las crónicas, son los docum entos escritos ducían y mantenían la m em oria h istó rica qu e les daba conciencia d e su
que se desarrollaban en la adm inistración colonial; visitas, ju icio s sobre identidad? En el siglo X V I, era claro que los indios qu e iban a te sti
tierras, herencias de cacicazgo, inform es de funcionarios públicos, car moniar, no asistían con las m ism as categorías legales q ue sus ju e ce s,
tas, libros de cuentas y otros docum entos. Varios han sido los investi pero, m ás que preguntar ¿cuál fue su sistem a legal? m e pregunto,
gadores que han dedicado reflexiones a este tipo de fiientes históricas ¿C óm o lo reproducían, lo fijaban y lo transm itían, tanto a las g en era
(Ver M urra, 1975: 275-312), destacando su alto grado d e “objetividad"’ ciones venideras com o a los contem poráneos? ¿C óm o conform aban su
y la diferencia cualitativa que significa que, en algunos de estos d o cu m em oria colectiva y cual era su relación con el sistem a tem poral? E stas
mentos, las personas que se presentan a testificar sean los m ism os preguntas sólo podrán ser respondidas, p arcialm ente, si las analizam os
indios. Esto llevó a algunos de esos investigadores a afirm ar que este en el contexto de la cultura de los indios testigos. Es decir ¿C óm o se
tipo de fuentes contribuyeron, en form a m ás intensa q u e las crónicas, fijaba y transm itía la legalidad en el in cario ? Si bien la con q u ista rep re
a reconstruir la historia precolonial de las etnias diferentes a las del sentó una ruptura para el conjunto de las sociedades andinas, esta ru p
incario y que, incluso en la com prensión de e,se im perio, estos nuevos tura no debe ser interpretada com o una línea, sino com o un p roceso en
lAño 12, No. 21, 1995 Año 12, No. 21, 1995
íPrada
El khipu incaico: ... 15
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píKlían ser contados exactam ente tanto los indios tributarios com o los 1-J 'S < rt
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productos de las etnias. E n r'^imer caso, irdio.': tributarios podían w' B
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ser agrupados sem ánticam ente tejiendo en la parte superior los colores c
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característicos del vestido d e la etnia, en este caso los charcas, para
notar gráficam ente a quien pertenecía el censo que el k h ip u contabi Según Tristan Platt, 1987: 70.
lizaba. H asta hoy los indios charcas se reconocen y diferencian de los
k h ip u , el animal del que se trataba, por ejem plo una llam a. Este caso,
otros ayllus por el vestido. E n el segundo caso, p ara anotar por ejem
lo encontram os m aterializado, creo, en un k h ip u que se encuentra en el
plo el ganado de los C harcas, podía ir tallado en la m adera, soporte del
los chuis. L ógica sem ántica que, por o tra parte, evidentem ente no p re en la fiesta de C apacocha, que era cuando se ofrecían sacrificios a todas
tendía duplicar el discurso hablado o la palabra del déspota, sino qu e se la h u a c a s del im perio, según la contabilidad estricta de los k h ip u s y el
conjuncionaba con una poderosísim a lógica espacial característica de orden de los ceques; “Los ingas m andaban ofrendar, conform e a sus
las sociedades andinas, que hace que el concepto de escritura, com o k h ip u s, su oro y su plata a todos los h u acas...a todo el conjunto de los
estructura sem ántica fundam ental de la sociedad, pueda ser reem p laza h u a c a s ” (Huarochiri, 1987: 333). E sta m ism a tradición, recogida de
da por los ceques, com o sistem a de organización social, de tenencia de fuentes orales a principios del siglo X V II, nos inform a tam bién que el
la tierra y usos del agua, a través de la distribución en un espacio k h ip u era un instrum ento para controlar los ausentes en ritos relaciona
racional de las h u a c a s y los dioses. En este contexto, al interior de los dos con las lluvias. Se trataba de las ofrendas destinadas a la laguna
procesos significantes de las sociedades andinas ¿qué significado tiene Yansa del ayllu de los Concha, en cu y a fuente, las m ujeres depositaban
la oposición de escritura y oralidad? L as diferencias, sin duda alguna, coca y chicha, una llam a y tam bién cuis y ticti. “C uando acababan de
existen, p ero la d ic o to m ía fue e stab lecid a p o r los v en ced o res. juntarse todos y se habían registrado en sus k h ip u s todos los ausentes,
N ecesitam os conceptos nuevos. M etodológica y sistem áticam ente em pezaban a adorar a Yansa diciéndole; “P adre Collquiri, tuya es la
debem os buscar categorías propias de las culturas quechuas y aym aras laguna; tuya es también el agua; este año danos agua en abundancia”
que reconstruyan esc com plejo sem ántico de ceques, k h ip u , vestido, (H uarochiri, 1987: 481). Vemos pues, que los k h ip u estaban íntim a
cerám ica y, por últim o, integre, en form a inseparable, los cantos, el taky m ente relacionados con las actividades religiosas, no sólo porque llev
y las estructuras narrativas de la tradición oral y los mitos. E stam os al aban la cuenta precisa del ganado y la producción de las chacras desti
principio. nadas a las h u ac as, sino porque asignaban la cantidad de las ofrendas y
llevaban un control de los asistentes al rito. Por o tra parte, los ceques.
E n este sentido, el concepto de escritura utilizado para develar adem ás d e una representación sagrada del espacio, eran un sistem a que
el im bricadó sistem a sem ántico de las sociedades andinas no brinda norm aba la repartición m ulti-étnica d e las tierras y los usos del agua
dem asiado. H ay que buscar por otra parte, no sólo porque el sistem a de com o bien lo ha mostrado Sherbondy, al relacionar el sistem a de ceques
notación es diferente, sino porque éste se articula de otra form a con los del valle del Cusco con los canales de riego:
otros sistem as sem ánticos que el grupo social produce, lo que hace que AMTIS u ru
la significación se produzca en un conjunto abigarrado de prácticas
sem ánticas que utilizan distintos códigos y diferentes m edios para m ate
rializarse. N o buscar por el lado de la presencia o ausencia de la letra;
indagar po r el valor sem ántico que posee el territorio, por el lado de las
h u a c a s y los dioses, po r las singularidades de la agricultura y, p o r
supuesto, p o r el núm ero y las agrupaciones a través de sím bolos. En este
sentido creo que el sistem a de ceques puede ser m ás im portante que el
concepto m ism o de escritura, si lo analizam os en relación al k h ip u .
Sabem os que el sistem a de ceques fue una distribución de las h u a c a s
adoradas por los incas en un espacio racional y sim bólico ordenado en
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form a radial y que representaba, al m ism o tiempo, los sistem as de L£YFMDA ■ APA t VAHE Dtl C U S C O
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parentesco y poder denom inados p a n a c a s en el incario (Zuidem a, CMN
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1984). E sta función religiosa la encontram os en la tradición d e ______
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H uarochirí. Ella nos inform a que los k h ip u k am ay o c llevaban el co n
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trol de las ofrendas que los incas ofrecían a sus huacas, probablem ente Gráfico de los canales de riego de Hanan Cusco (Scherbondy, 1986: 65).
Año 12, No. 11, 1995 Año 12, No. 21, 1995
28 íPradd
El khipu incaico: ... ! 29\
C om o ya lo afintié, las distintas ctnias y ay llu s pudieron estar
sim bólica de las huacas que el sistem a de ceques reproducía en un espa
señaladas sem ánticam ente por el color de sus vestim entas característi
cio geográfico significativo. La versión d e la creación d e los indios
cas. C ieza de León afirm a que el gobernador inca, el T ucuyricuc, cu an
después del diluvio, recogida por C ristóbal de M olina en 1553, afirm a
do visitaba las provincias del im perio, adem ás d e m irar si las etnias
que W iracocha habría creado a los indios en el T iahuanaco “pintándoles
poseían ganado o m etales y de fijar un tributo acorde a sus posibilidades
los trajes y los vestidos que cada uno había d e traer y ten er” (M olina,
y medio ecológico, “yvan de pueblo en pueblo m irando el traje de los
1943: 8) y que los restos de esculturas d e p ied ra que se encuentran en
naturales” (Cieza, 1985; t.2, 50). Esta observación de C ieza nos confir
T iahuanaco habrían sido hombres que W iracocha, com o castigo, con
m a esta relación del traje con el tributo, e insinúa la observación
virtió en piedra y donde “estaban pintados m uchos trajes d e estos
m eticulosa de las diferencias de la vestim enta de las diversas etnias con
indios” (M olina, 1943; 11). En este sentido, el origen de la hum anidad
fines adm inistrativos que estaban ligados a la posterior anotación de los
estaba ligada a un profundo acto sem ántico d e com unicación que era
tributos por m edio de k h ip u s . Estas descripciones nos perm iten p o stu
ratificada cíclicam ente por las prácticas rituales. D e esta m anera, la
lar que, tanto la tenencia de las tierras y el uso d e las aguas, com o la
h u a c a , fundadora m ítica de cada ayllu, determ inaba, no solam ente la
contabilidad de los tributos por m edio del k h ip u , se pudo realizar ano
tenencia colectiva de la tierras y el uso del agua, sino tam bién la form a
tando gráficam ente cada etnia según las características de su traje. Es
de vestir d e los indios; “cada nación se viste y trae el traje con que a su
decir, cada cuerda del k h ip u podía haber llevado la señal distintiva del
h u a c a vestían” (M olina, 1943: 9). E sa relación directa del k h ip u con el
traje de la etnia o ay llu respectivo, posibilitando así un diferencia p re
vestido, es confirm ada por Cieza, cuando narra com o el inca Tupac
cisa, en los k h ip u que utilizaban los k h ip u k a m a y o c de la burocracia
Yupanqui, cuando iba a conquistar Q uito, “E n C ax am alca dexó de la
estatal inca, del tributo o, en su caso, del sistem a de tenencia de la tie
jente del Cuzco mucha, para que ynposiesen a los naturales en com o se
rra, de cada uno de los ayllus. E sa se n a precisam ente una de las fun
avían de vestir y el tributo que le avían d e d ar” (Cieza, 1985: t.2, 162-
ciones sem ánticas de los colores tan m encionada por los cronistas. En
este sentido, podem os entender el rigor con que los incas obligaban a
163). E sta función tan precisa del khipu la d o cum enta tam bién el Inca é
G arcilazo, en los” Com entarios R eales” , cuando relata cóm o, después
los indios de los ay llu s a no cam biar sus trajes y a usar los trajes carac
de incorporar una provincia al im perio, el inca hacía escrib ir en los k h i
terísticos de cada nación. C ieza escribe, en 1553: “C ada uno de los
pus: “Las dehesas, los m ontes altos y bajos, las tierras de labor, las
naturales de esta provincia, y todos los m ás linages de gentes que h ab i
heredades, las m inas de los m etales, las salinas, las fuentes, lagos y ríos,
tan en aquellas partes tienen una señal m uy cierta y usada, p o r la cual
los algodonares, y los árboles fructíferos nacidos de suyo, los ganados
en todas partes son conocidos. E stando yo en el C uzco, entravan de
m ayores y m enores de lana y sin ella” (C itado según L ara, 1969; 17).
muchas partes gentes, y por las señales conoscíam os, que los unos eran
Es decir, el k h ip u aparece com o un instrum ento eficiente, destinado a
Canches, y los otros Cañas, y los otros Collas, y otros G uaneas, y otros
levantar un inventario de recursos económ icos y h um anos en el ex ten
C añares, y otros C hachapoyas” (Cieza, 1985: t.2, 150). V ásquez
so territorio que abarcaba el im perio incaico.
Espinosa es aún m ás explícito; “y así eran fácilm ente reconocidos por
las insignias y señales que traían en la cabeza y p o r la usanza de sus tra
E s a través de esta com binación de diferentes estructuras
je s que los reyes de propósito perm itían guardasen para que fuesen
sem ánticas; sistem a decimal, colores, estructuras sociales y tejidos,
conocidos y no se confundiesen” (V ásquez E spinosa, 1969; 371).
espacio geográfico y huacas, que el k h ip u pudo anotar el devenir re li
gioso, socio económ ico e histórico de las sociedades andinas y consti
P or otra parte, estas relaciones político económ icas entre el
tuirse así, en un sistem a de notación “d o cu m en tal” d e gran im ponancia
k h ip u , los tributos y los códigos gráficos existentes en los trajes d e los
en la adm inistración del estado inca. Todas esas funciones que poseía el
indios, estaban tam bién norm adas religiosam ente y a en el m ito del o ri
khipu m uestran que, a pesar de que su estructura fundam ental es un sis
gen de los indios, lo cual posibilitaría su relación con la representación
tem a decim al, su función sem ántica trascendía el cam po d e la m era sig-
nificación m atem ática. Por medio del k h ip u , y con la com binación de m aneras de producir una m em oria colectiva de los signos y de transm i
diferentes estructuras significativas, los indios lograban agrupar, con tir de generación en generación una determ inada form a de habitar y
gran precisión, cam pos sem ánticos com o población, ganado, tierras, pensar el m undo, que les ha perm itido m antenerse en su identidad cu l
precipitación pluvial sucesión de incas, batallas, etc. tural, a pesar de las diferentes form as de dom inación e incluso etnocidio
que se han ejercido contra ellos. E sta estructura sem ántica, que utiliza
Todos estos datos no hacen sino confirm ar que el concepto de una lógica de palim sesto, exige del pensam iento etnológico una radical
oralidad, utilizado solam ente com o algo ajeno a la escritura, debe ser transform ación de su aparato conceptual y de sus funciones de articu
revisado. El hecho de que las sociedades am ericanas precoloniales no lación con la realidad. Es ahí donde debem os pensar esa singular
hayan poseído la escritura alfabética, en ningún m om ento debe ser m anera de habitar el m undo, elim inando ese prejuicio de pueblos sin
interpretado com o si ellas no hubiesen utilizado m edios de notación tan voz y, articulando en su lugar, una sólida form ación discursiva, pero que
precisos com o el k h ip u o sistemas gráficos m aterializados en los teji tiene otros m ecanism os de producción, transm isión y repetición de tex
dos, la cerám ica y el espacio geográfico sagrado determ inado p o r las tos. Un espacio que no es silencioso, sino al contrario, es pohsém ico y
h u a c a s , cerros y lagos, que articulaban significaciones sem ánticas bas diferente, conform ado por lenguajes icónicos y gestuales, por hablas
tante bien determ inadas por las prácticas culturales. L os indios d e los m íticas y prácticas rituales, oralidad y m úsica que producen una dinám i
A ndes no sólo poseyeron la tradición oral para reproducir su cultura. ca estructura de contextualidad y de articulación con prácticas no dis
Las sociedades andinas conocieron sistem as de notación que pretendían cursivas, tanto económ icas com o políticas. A bandonando la oposición
fijar y precisar la reproducción de los discursos culturales, a través de de escritura y oralidad, si es cierto que los k h ip u s, a diferencia de la
m edios m ateriales, duraderos en el tiem po, que debían transm itir infor escritura ideogram ática religiosa de los m ejicanos, encam an una pasión
m ación de diversa índole de una generación anterior a la venidera. Fue inm ensa por el núm ero y la clasificación, la planificación, la sim etría y
y es un sistem a m últiple de prácticas sem ánticas, basado en la palabra el control de los pisos ecológicos (Scharlau, 1986: 67), propongo
contada, pero reafirm ada por diferentes códigos y plasm ada por m edio caracterizar las sociedades andinas com o la exaltación de las m atem áti
de diferentes técnicas; pallares, kerus, vestim enta, estructuran sem ánti cas y el canto, la adm inistración y la m úsica. L a exactitud y el éxtasis.
cas de la geografía y, entre ellos los nudos del k h ip u estatal. En este
sentido, la ausencia de escritura alfabética, no señala básicam ente una P or todo lo anteriorm ente seiialado, no debe extrañam os que
deficiencia, sino otra m anera de transm itir y repetir los discursos. Esto todavía en la época colonial se haya vertido la m em oria alm acenada en
quiere d ecir que la oralidad, no responde a la lógica escrita del sistem a los k h ip u a la escritura alfabética. N um erosos docum entos prueban este
alfabético, sino a otras categorías del discurso oral y a otras form as de tránsito del k h ip u a la letra, algunos d e ellos fundam entales para la
transm isión del m ensaje en grafías propias y polim orfas, que no respon etnohistoria, com o el k h ip u presentado en el m em orial de los señores
den sólo a códigos lingüísticos, sino a códigos gráficos y m usicales, de H atun X auxa a la A udiencia de L im a en 1561, en el que se señalan
existentes en la cerám ica y los tejidos, la danza y los ritos. L a tradición la cantidad de varones, m ujeres, ovejas, carnero, vestidos de cum bi,
oral es p ues una form ación discursiva bien estructurada y posee su m aíz, quinua, papa, ojotas, cantaros, etc. que los españoles habían tom a
propia dinám ica histórica, así com o tam bién diversos códigos sem ánti do desde la época de F rancisco Pizarro en 1532, hasta lo que el ejército
cos m aterializados de diferente form a y reactualizados con prácticas de del presidente L a G asea se llevó en 1548, es decir, en ese k h ip u se había
la m ás div ersa índole. E s hora ya de pensar, ahí radica el desafío teóri anotado, con gran precisión, parte del m ovim iento económ ico de X auxa
co, las distintas form as de hacer historia de esos pueblos, sus singulares en un período de 16 años. Ya m encionam os el k h ip u de Chucuito, p re
sentado al visitador G arci D iez d e San M iguel en 1567; el k h ip u del
repartim iento de tierras que el inca H uayna Capac realizó en el valle de
C ochabam ba y presentado en el ju icio entre los indios Soras de Paria y
5. Murra Ies atribuye la función de contabilizar las temporadas pasadas y mostrar la suce-
Año 12, No. 21, 1995 Año 12, No. 21, 1995
32 Traía
El khipu in caico: 33\
los del valle de C ochabam ba sobre las tierras de la encom ienda d e Polo
cobro de los tributos en el prim er caso y, en el segundo, p ara llevar un
de O ndegardo y de R odrigo de O rellana en 1556. Junto a los k h ip u s que
control adicional d e aquellos bienes d e las com unidades d e indios que a
narran los cronistas, éstos son docum entos que confirm an al k h ip u
partir d e entonces fueron adm inistrados p o r un corregidor español. “Lo
como un sistem a sem ántico eficiente en la sociedad indígena, que
que ha de hacer es tener memoria, p o r escrito si supire leer, y no lo
seguía funcionando y cum pliendo roles sociales todavía a finales del
sabiendo, por k h ip u , de cuántos indios hay en el repartim iento, y de la
siglo XVI. En estos docum entos hallam os confirm ado ese proceso por
edad de cada uno, por casa, diciendo: Juan Coca, indio casado; su
el que la inform ación de los k h ip u se vertía en la escritura alfabética y
esto es precisam ente lo que abre la posibilidad de pensar el k h ip u com o m uger, Juana; tienen cuatro hijos, etc. P oner los que son cristianos, y los
q u e no lo son. H a d e dar esta cuenta cad a año al C orregidor español del
fuente histórica en la que se volcaba un cam po sem ántico m uy am plio
repartim iento, e no le habiendo, a el d e la ciudad, p ara q u e se entienda
de las culturas indígenas.
cuántos se han m uerto, cuántos nacido, y cuántos llegado a la edad sufi
ciente para poder pagar tasa” (M atienzo, 1967: 52). R especto a la
Esta capacidad sem ántica del khipu no pasó desapercibida y ya
adm inistración de los bienes de com unidad, el oidor de la A udiencia de
los prim eros conquistadores habían notado la eficacia adm inistrativa
C harcas proponía que el
que poseyó el k h ip u en las culturas andinas y que llevó a afirm ar al
jesuita José de A costa: “En cóm putos y divisiones no se, a la verdad, si corregidor tenga especial cuidado del ganado v propios de la
nuestra escritura da a los m atem áticos m ás seguridad que a estos hom comunidad de los indios, y cuando entrare en el oficio, se haga
cargo de todo lo que hubiere y lo asiente en el libro que ha dé
bres esos signos suyos. Y es de todo punto sorprendente ver con que haber de ello, y io firmen 61 y el otro Corregidor a quien él tomó
fidelidad guardan aún de las cosas más m enudas durante m uchísim o residencia, y el escribano, si le hubiere; y en otro libro vaya, como
fuere gastando, asentando en qué y cómo, y tenga especia] cuida
tiempo con ayuda de sus k h ip u s ” (Acosta, 1984: 65). A un estadista tan do de lo hacer gastar y emplear en las cosas am oa dichas, lo cual
lúcido e im portante para la constitución de la audiencia d e Charcas, gaste y destribuya con asistencia del cacique y del tucuirico, los
cuales también !q asienten en sus khipus v se cotexen con el libro
com o Juan de M atienzo, esta circunstancia, po r supuesto no le pasó al tiempo de dar la cuenta, y se quexen del Corregidor si lo fuere
desapercibida y trató de incorporar el k h ip u a la estructura adm inistra gastando en otras cosas malgastado, para que la Audiencia o el
Cwregidor de la ciudad ponga en ello remedio (Matienzo, 1967:
tiva colonial y, ya en 1567, proponía que en la cabecera de cada p ro v in
cia, com o lo habían hecho cuando los incas, se pusieran Tucuirikui o
gobernadores indios de provincia, quienes, con dos alcaldes indios que D e esta manera, com o en m uchas otra cosas, reducciones, mita
debían ser nom brados cada año. “La jurisdicción que estos han de tener, o justificación del derecho al dom inio colonial, el o id o r Juan de
es que pueden conocer am bos, o cada uno de ellos, de cualesquier M atienzo se anticipaba a las reform as q u e consolidaría m ás tarde el
pleitos civiles y crim inales que acaecieren entre indios, con que las Virrey Toledo. Así, vemos al k h ip u plenam ente incorporado y recono
causas que ios indios truxeren con sus caciques o principales, civiles o cido por el poder colonial en la visita general que realizó el Virrey
crim inales, las ponga po r quipo el tocuirico” (M atienzo, 1967; 52), Francisco de Toledo. En dicha visita, al entregar el libro del censo de
quien “de cuatro a cuatro m eses vaya con el k h ip u ante el C orregidor indios y del tributo que debían p agar a p artir d e entonces, se determ ina
de la ciudad, para que sum ariam ente haga ju sticia sobre las quexas que que “el dicho corregidor d e horden q ue cada in d io d e los q u e fueren de
traxere por quipo” (M atienzo, 1967: 55). Finalm ente, M atienzo propone tassa tom e su k h ip u de lo que ovierc d e pag ar” (A.H.P. C ajas Reales 18,
integrar a la adm inistración colonial aquellas dos funciones que tuvo el fol 71). De la misma forma, se instruía que cuando los caciques fueran
k h ip u en el incario y que ya hem os analizado: el censo político a hacer barras de plata a Potosí para pag ar el tributo “traigan relafion e
adm inistrativo y la contabilidad de los recursos económ icos d e las k h ip u dello” (A.H.P. Cajas Reales 18, fol 72). F inalm ente, en las cajas
com unidades, aunque, por supuesto, estas dos funciones debían estar de com unidad de indios se daban tres llaves, una para el cacique princi
reorientadas para servir los intereses de la adm inistración colonial en el pal, o tra para el k h ip u c am a y o c y la o tra p ara el co rreg id o r (A.H.P.
Cajas Reales 18, fol 72). El cronista G uam án Pom a, entre sus sugeren
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1952 Vocabulario de la lengua ü q u ic h u a . Lima.
LA RA , Jesús
1969 La literatura de los Q uechuas. La Paz
6. Guamán Poma, 1980:t.2,57. Práctica que probablemente estaba bastante difundida en
los Andes ya que también la narra Acosta, quien vio “un manojo de estos hilos, en
que una india tenía escrita una confesión general de toda su vida, y por ellos se con M ATIEN ZO , Juan de
fesaba, como yo lo hiciera por papel escrito”. Citado según Lara, 1969:18.
M URRA, John
1975 F om iaciones económ icas v poli'ticas del m enudo andino.
Lim a.
PLATT, Tristan
1987 E l Pensam iento político Aytnara. (En; Tres R eflexiones
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