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Id Cendoj: 39075370042005100298
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Santander
Sección: 4
Nº de Recurso: 196/2004
Nº de Resolución: 125/2005
Procedimiento: CIVIL
Ponente: EDUARDO VAZQUEZ DE CASTRO
Tipo de Resolución: Sentencia

Resumen:
MATERIAS NO ESPECIFICADAS

AUD.PROVINCIAL SECCION N. 4

SANTANDER

SENTENCIA: 00125/2005

ROLLO NUM. 196/04

S E N T E N C I A NUM. 125/05

Ilma. Sra. Presidente

Doña María José Arroyo García

Ilmos. Srs. Magistrados

Don Marcial Helguera Martínez

Don Eduardo Vázquez de Castro

========================================

En la Ciudad de Santander, a ocho de marzo de dos mil cinco.

Vistos en trámite de apelación ante esta Sección Cuarta de la Ilma. Audiencia Provincial de Cantabria
los presentes Autos de juicio Ordinario 339/03, Rollo de Sala núm. 196/04, procedentes del Juzgado de
Primera Instancia número uno de Torrelavega .

En esta segunda instancia ha sido parte apelante don Luis María y por otra Estudio de Ingeniería
Altamira S.L., ambos sin representación procesal; y parte apelada los mismos, al haber apelado cada no de
ellos el recurso del otro.

Es ponente de ésta resolución el Ilmo. Sr. Magistrado D. Eduardo Vázquez de Castro.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO: Por el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez del Juzgado de Primera Instancia núm. Uno de
Torrelavega, y en los autos ya referidos, se dictó en fecha 9 de marzo de 2004 Sentencia , cuya parte
dispositiva es del tenor literal siguiente: "Que debo estimar y estimo la demanda interpuesta por el
procurador don Camilo Villanueva Sainz en representación de don Luis María el 20 de junio de 2003 contra
Estudio de Ingeniería Altamira, S.L. representada por el Procurador don José Pelayo Díaz y declaró nulos
los acuerdos adoptados por la Junta General Extraordinaria de 5 de Mayo de 2003; y que debo desestimar y
desestimo la demanda interpuesta por el mismo procurador en la misma representación y contra la misma

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demandada el 12 de Septiembre de 2003. Cada parte abonará sus costas.".

SEGUNDO: Contra dicha Sentencia, la reseñada parte apelante interpuso en tiempo y forma recurso
de apelación, que fue admitido a trámite por el Juzgado de Primera Instancia, e impugnado por la parte
apelada. Llegados los autos a la Audiencia Provincial, y turnados a esta Sección Cuarta, se señaló para
deliberación y fallo.

TERCERO: En la tramitación del recurso se han observado las prescripciones legales.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Se admiten los de la Sentencia de instancia, en tanto no sean contradictorios con los que a
continuación se establecen;

PRIMERO: En los presentes recursos se impugna, por un lado, la desestimación en la instancia de la


pretensión de D. Luis María de declarar la nulidad del acuerdo de la Junta General de la Sociedad Estudio
Altamira S.L., de fecha 11 de agosto de 2003, por la que se acuerda la disolución de la sociedad, el cese de
los administradores, nombramiento de liquidadores y delegación de funciones. De otro lado, se interpone
correspondiente recurso de apelación por parte de Estudio Altamira, S.L., en liquidación, por el que, a su
vez, impugna la sentencia de instancia en cuanto declara nulos los acuerdos sociales adoptados por la
Junta el 5 de mayo de 2003 respecto la separación de D. Luis María de su cargo de administrador.

SEGUNDO: En realidad el acuerdo anulado en la instancia y objeto de impugnación no sólo es


contrario a la Ley, sino también al orden público. Hemos de entender este orden público con criterios, de un
lado, de índole corporativa extraídos por autointegración normativa de la propia LSRL tomados de los
principios configuradores de dicho tipo de Sociedad y de las bases esenciales de la misma y, de otro lado,
en criterios extracorporativos extraídos de los principios jurídicos imprescindibles para la conservación del
orden social y económico, puesto que en el caso que nos ocupa la impugnación del acuerdo se funda en
que, aprovechándose de una mayoría en la Junta, parte de los administradores toman el acuerdo de privar
al socio minoritario de su condición de administrador mancomunado.

Pero, además, el acuerdo tomado lleva aparejado el privarle también de su condición de potencial
liquidador de la sociedad, tras acordar posteriormente su disolución. Situación peligrosa habiéndose
probado que existe claramente un conflicto de intereses, de los contemplados en el art. 52 LSRL , al
haberse anulado también un acuerdo en el que las socias administradoras se autodispensaban de la
prohibición de competencia.

TERCERO: La cuestión de fondo es determinar si el acuerdo de disolver la sociedad resulta


sustancialmente nulo, además de por cuestiones formales en cuanto a la convocatoria de la Junta, por
poder llegar a vulnerarse en beneficio de uno o varios partícipes o de terceros, los intereses de la sociedad (
art. 56 LSRL y 115 LSA ). Hay que ser conscientes de la probabilidad de que pueda ocurrir esta vulneración
ante el hecho de la creación, por parte de las socias administradoras que quedan en el cargo, de un nueva
sociedad con el mismo objeto social que la que se dejó sin posibilidad de funcionar en el tráfico jurídico.

Además, parece más que evidente que habría que tomar con cautela el que, como consecuencia de
la separación del cargo de administrador mancomunado, la liquidación de la sociedad se realizase
exclusivamente por quienes ya tienen un cierto interés contrapuesto con el de la sociedad disuelta. Hay que
advertir que la liquidación se realiza por parte de las propias socias administradoras que quedan en el cargo
ya que según la Ley serán automáticamente liquidadoras. En este punto se puede observar claramente el
conflicto de intereses que se puede volver a dar.

CUARTO: En este contexto se puede entender, tal y como se considera por la sentencia recurrida,
que la exclusión de D. Luis María de su cargo de administrador mancomunado, sin razón alguna para ello,
supone un abuso de derecho. En buena lógica, al proceder la nulidad de este acuerdo debería haberse
repuesto a D. Luis María en el cargo de administrador mancomunado y, en consecuencia, la convocatoria
de la Junta debía haberse realizado necesariamente por los tres administradores ( art. 45 LSRL ).

Aunque la disolución fuese inevitable y, quizá por economía procesal, la sentencia de instancia
consideró válido el acuerdo de disolución se ha de advertir que deberá acudirse al sistema de disolución
judicial ante la negativa de un administrador de convocar la Junta General( arts 45.3 y 105.3 LSRL ).

Acordada la disolución y al abrirse el periodo de liquidación serán convertidos en liquidadores los que
fueren administradores al tiempo de la disolución. Es decir, habiendo considerado nulo el acuerdo de

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separación de D. Luis María como administrador, habría que incluirle como liquidador ( art. 110.1 LSRL ).
Incluyéndose como liquidador a D. Luis María el régimen a seguir por los tres liquidadores sería también el
de la actuación conjunta o mancomunada en virtud de lo establecido en el artículo 114 LSRL .

QUINTO: En cualquier caso, lo que no cabe es mantener la solución ofrecida en la sentencia de


instancia. Aún en el caso de considerar válido el acuerdo de disolución, sólo en aras al principio de
economía procesal, los liquidadores tendrían el mismo régimen jurídico que los administradores. En este
caso, y como establece el artículo 110.2 de la LSRL , habiendo cesado "alguno de los liquidadores que
actúen conjuntamente,(...)" se deberá nombrar otro liquidador. En este supuesto entendemos que no
procederá que se realice ese nombramiento por parte de la Junta General, puesto que resultaría ridículo al
contar sólo con tres socios, y habremos de acudir necesariamente a la designación judicial ( art. 110.3 LSRL
). Esta solución de la designación judicial de liquidadores atajará cualquier problema que pudiera surgir
respecto a cualquier tipo de conflicto de intereses por parte de cualquiera de los tres socios.

La propia sentencia recurrida reconoce que "la controversia, en realidad, radica en el reparto del
patrimonio social y no en la conveniencia de la disolución". Lo que la sentencia pasa por alto es que el
acuerdo que se recurre implica tanto la disolución como la correcta liquidación o reparto. Lo acordado es: la
disolución de la sociedad, el cese de los administradores, nombramiento de los liquidadores y delegación de
funciones. El acuerdo debe considerarse nulo en su totalidad puesto que la disolución procederá realizarse
por la vía apuntada y con las correspondientes garantías para lograr una correcta liquidación.

SEXTO: Los representantes de la sociedad recurren la sentencia de instancia única y exclusivamente


en cuanto a la declaración de nulidad del acuerdo por el que se cesaba o separaba a D. Luis María como
administrador mancomunado. Se considera que se ha cumplido escrupulosamente la legalidad al haberse
procedido con el acuerdo de los dos tercios que exige el artículo 68 LSRL . No se considera requisito para
proceder a la toma del acuerdo el que exista una causa concreta y, por consiguiente, no es necesario
reflejar en el acta ningún motivo. Se entendería que la simple pérdida por parte de la Junta General de la
confianza necesaria en el socio que ejerce dicho cargo sería suficiente. Sin embargo, entiende este
Tribunal, que las circunstancias de este caso implican que la separación del cargo no se deriva simplemente
de una pérdida de confianza en que el administrador cesado pueda ejercer su cargo a plena satisfacción de
la sociedad. Más bien, comparte este Tribunal el criterio con el juzgado de instancia, se produce el cese por
motivos o intereses personales, ajenos a los de la sociedad, de las otras administradoras que son quienes
ostentan precisamente la mayoría cualificada de dos tercios en la Junta.

Y, aunque sólo sea a mayor abundamiento y a título exclusivamente ejemplificativo, el propio


legislador, aprobó con fecha 23 de noviembre de 1995 el Código Penal, aportando como novedad
legislativa, los arts. 290 a 295 del citado Código , que habla de los delitos societarios, y en el art. 291 se
establece, precisamente, un tipo penal, que «sanciona aquellas conductas que aun acogiéndose a una
mayoría lícita en la Junta de Accionistas u Organo de Administración de la Sociedad, se imponga cualquier
tipo de acuerdo abusivo para los otros socios, en perjuicio de estos y en beneficio de dicha mayoría, sin que
ello aporte ningún beneficio a la sociedad». Dicho precepto indica, que el legislador, considera que los
acuerdos abusivos, no sólo son contrarios a las leyes civiles y mercantiles sino contrarios al orden público.
En definitiva, la buena fe contractual que debe presidir cualquier relación jurídica; y ciñéndonos
exclusivamente a la interpretación literal del acuerdo tomado, el mismo hay que considerarlo nulo
radicalmente, por ser contrario a lo dispuesto en la Ley respecto a la forma de convocar la Junta y de llevar
a cabo la liquidación."

SEPTIMO: En cuanto a las costas, no procede imponer las costas del recurso de apelación
interpuesto por el Sr. Luis María al haber sido totalmente estimado. En cuanto al recurso interpuesto de
contrario por Estudio de Ingeniería Altamira, S.L., procede imponerle las costas de su propio recurso al
haber sido desestimadas totalmente todas sus pretensiones ( artículo 398 L.E.C .)

Así, en ejercicio de la potestad jurisdiccional que nos ha conferido la Constitución Española, y en


nombre de Su Majestad El Rey.,

FALLAMOS

Que debemos revocar parcialmente la sentencia de 9 de marzo del 2004 del Juzgado de Primera
Instancia nº1 de Torrelavega en el sentido de considerar que también debe declararse nulo el acuerdo
adoptado en la Junta de 11 de Agosto de 2003. No procede imponer las costas del recurso de apelación
interpuesto por el Sr. Luis María al haber resultado totalmente estimado. En cuanto al recurso interpuesto de
contrario por Estudio de Ingeniería Altamira, S.L., procede imponerle las costas de su propio recurso al

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haber sido desestimadas totalmente todas sus pretensiones ( artículo 398 L.E.C .).

Así por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

PUBLICACIÓN: En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por el Ilmo. Sr/a.
Magistrado que la dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe.

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