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EDUCATIVO
Juan Antonio Morales Lozano, Julio Barroso Osuna Departamento: Didáctica y
organización educativa - Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de
Sevilla.2007
INTRODUCCIÓN
El ser humano, desde que nace, establece relaciones en la familia y, desde ella, con
el mundo social y cultural que le rodea, en el que vive y participa. A través de las
adquisiciones culturales la especie humana se adapta al medio lo que le permite su
supervivencia. La cultura, pues, en cuanto base de conocimiento almacenado, válido
y legítimo constituye la forma de vida aceptada por un grupo. Los elementos
esenciales de la cultura aprendidos e internalizados son indispensables para lograr
una identidad adulta reconocida (Eggleston, 1980).
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Se confía en la escuela y en la educación escolar como vía óptima para los procesos
de maduración, desarrollo y equilibrio necesarios para las sucesivas transacciones
sociales extrainstitucionales.
Cuando se habla de institución se suele designar, una estructura estable que actúa
según ciertas reglas y pretende ciertas funciones. Las ciencias humanas, en un
sentido más amplio, ven la institución como una forma fundamental de organización
social, definida por un conjunto estructurado de valores, normas, roles, formas de
conducta y relación (Marc y Picard 1992). Toda institución "es un proyecto colectivo
que toma cuerpo social" (García Carrasco 1990, p.413).
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Es, además, una " realidad colectiva ", ubicada en un espacio específico, que actúa
en un tiempo determinado(escolaridad, curso escolar, créditos), que define
roles, predetermina y sistematiza contenidos, transmite un saber
descontextualizado e imparte títulos, diplomas, etc.
La escuela es, sobre todo, una institución con una fuerte presión social. Sus mitos y
ritos son directa o indirectamente controlados desde la sociedad. Esto lleva a Tyler
(1991) a afirmar que las escuelas existen en cuanto organizaciones, no porque estén
integradas en sentido estructural sino porque encarnan determinados mitos
legitimadores que se expresan en forma ceremonial y ritualizada.
En tanto que institución los centros escolares deben incorporar los "mitos
ambientales" a su estructura formal, ello garantiza su supervivencia al margen
incluso de la calidad de educación que consiga. Estos mitos que la escuela maneja se
refieren a la bondad de los patrones culturales, a la eficacia de la enseñanza, a la
igualdad de oportunidades, a la homogeneización del comportamiento, a la
uniformidad de las reglas, a la agrupación estable, la transmisión cultural, el valor de
la autoridad, etc. (Santos Guerra, 1992).
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Las personas a pesar de los papeles que desempeñan siguen siendo ellos mismos
con sus necesidades, intereses. Como la institución preexiste al individuo, cuando
éste entra en la escuela no es difícil que aparezcan conflictos entre ambos. Lo
nomotético y lo ideográfico interactúan según sean los individuos, los estamentos a
los que pertenecen, la identidad de la propia escuela (Santos Guerra, 1990).
En la actualidad se muestran cada vez con más evidencia dos hechos en apariencia
contradictorios: la acción de la escuela sigue siendo imprescindible en los procesos
educativos de cada persona, pero a la vez su influencia es "relativa", cuando se le
compara con el impacto de otros efectos contextuales. Nuestra sociedad sigue pues
reclamando la acción de las escuelas otra cosa es plantear qué tipo de acción se
reclama a los centros o a los profesores.
Como punto de partida es preciso llamar la atención sobre dos ámbitos de influencia
de la acción de la escuela en tanto que organización: en primer lugar como marco
organizativo concreto que tiene lugar en un espacio físico, con determinadas
condiciones, en los que se desarrollan actuaciones básicamente de alumnos y
profesores y en segundo lugar la acción educadora, que como tal contexto
organizativo puede ejercer tanto en unos como en otros.
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Este doble ámbito organizativo y educativo aunque susceptible de analizarse como
dos entidades separadas han de concebirse como realidades que mutuamente se
complementan aunque en último término es lo educativo quien da sentido o debiera
darlo a todo lo organizativo. Con demasiada frecuencia no sucede así; frente a
principios educativos aceptados sin reserva como los valores compartidos, la
colaboración, respeto mutuo, participación, trabajo en equipo, la realidad nos
muestra grandes tendencias al celularismo o la identificación de lo organizativo con
la estructura o las normas, la ausencia de cultura participativa.
Los fines. Se acepta de modo casi general que el sistema educativo y cada escuela
en concreto tratan de educar, instruir, socializar. También se acepta que tras
estos principios generales existen componentes ideológicos, filosóficos, políticos
que por su propia amplitud y ambigüedad dan complejidad a la hora de hacerlos
efectivos. Junto a estos principios generales suele hacerse mención a otros
objetivos relacionados con la dinamización de la cultura, la contribución a la
mejora del bienestar social, la incorporación de los niños al mundo adulto. Esta
amplitud y ambigüedad de fines, fijados en gran parte por instancias externas a
la escuela, explica la exigencia de clarificarlos como paso previo a cualquier otra
actuación mediante el Proyecto de Centro.
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Coordinación racional de funciones, tareas y roles. Esto tiene que ver con la
especificación de objetivos que clarifiquen tareas y las relaciones entre ellas y que
afectan a personas y grupos. Tiene que ver con la coordinación de actividades, la
transmisión de información y el establecimiento de una red de comunicaciones,
la selección e incorporación de nuevos miembros, etc.
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A las cuestiones anteriores habría que sumar como apunta Borrell (1990) el papel de
los alumnos. Porque ¿cuál es su papel en la organización?, consumidores, ejecutores,
clientes, ¿cuál es su poder real? ¿Qué reflejo tienen en la dinámica de las estructuras
organizativas?
1. En cada escuela existe una dimensión estructural puesta de manifiesto por sus
estructuras organizativa y pedagógica. La primera define roles, funciones
formales, establece unidades organizativas, equipos, claustro, departamentos
y la forma en que esas unidades se relacionan, reglas, normas, tipo de
comunicación, reuniones, etc. distribución y uso de tiempos y espacios. La
estructura pedagógica hace alusión a los aspectos pedagógicos propiamente
dichos planes, programas, actividades etc.
3. La tercera dimensión alude a los valores. Muestra las concepciones que las
personas consideradas como individuos o como grupos dentro de la
organización poseen respecto a la escuela, la enseñanza, el modo en que se
ven como miembros de un grupo, la forma en que se respetan, cooperan,
escuchan las opiniones de los demás, perciben la posibilidad de expresar los
sentimientos.
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4. Son valores explícitos que pueden tener su expresión en el plan de centro y su
preocupación por su posterior desarrollo pero también pueden ser valores
implícitos, no declarados, que pueden actuar, incluso, como factor fuertemente
condicionante de los primeros.
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8. La escuela es además una realidad construida. Este proceso de construcción y
su resultado no es ajeno a las fuerzas sociales que legitiman estructuras y tipos
de relaciones organizativas. Son las prescripciones, normas, estructuras,
filtradas por la propia cultura escolar, de aquí que se afirme que la escuela es
"aquello que quienes la constituyen son capaces de conseguir que sea, porque
es algo construido por quienes forman parte de ella en un contexto socio-
cultural y político dado"(Ibidem, p.79).
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Es la necesidad de destacar el desarrollo humano en las comunidades esenciales
para ello, familia, escuela, mundo del trabajo, etc. de aquí que deba prepararse al
hombre para las relaciones de colaboración en la vida económica, política, social u
especialmente en las relaciones familiares, de amistad y vida religiosa.
Esta profunda renovación que se proponía, implicaba una revisión a fondo del propio
concepto de escuela y del papel asignado a sus elementos personales básicos
profesor y alumno. La escuela se considera una comunidad educativa en la que la
iniciativa y el trabajo personal de los alumnos constituyan el centro de las
preocupaciones y en la que el trabajo sea fruto de la convergencia no sólo de las
preocupaciones y trabajos de alumnos y profesores, sino también de las
preocupaciones, estímulos y posibilidades de las familias y del ambiente social (p.69).
En esta nueva comunidad aparecen tres grupos de personas directamente
implicadas, maestros, padres y alumnos, relacionados dos a dos en las instituciones
escolares. La escuela agrupa a maestros y alumnos, la familia a padres e hijos y las
asociaciones en las que se incluyen padres y maestros. Refiriéndose a la Asociación
de padres y amigos de la escuela afirma la finalidad de la Asociación es crear en los
padres una mentalidad convergente con la escuela, de suerte que asegure la
colaboración eficaz entre la familia y la institución escolar facilitando los contactos
entre padres y profesores para la mejor educación de los escolares y canalizando la
participación de los padres en las actividades de extensión cultural y social (p. 217)
Las posturas críticas ante la organización formal es lógico que hagan volver los puntos
de mira hacia las "otras formas de estar y vivir en las escuelas". La metáfora
"organización formal" ha proporcionado un sistema conceptual que ha propiciado una
forma de entender la autoridad, las decisiones que se toman, los roles de directores,
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profesores y alumnos, la supervisión o la evaluación. La organización es un proceso
lineal, se diseña un plan, se desarrolla, se evalúa de acuerdo con las intenciones
iniciales. Las organizaciones formales buscan su legitimidad mediante una apariencia
"racional" y esto sucede cuando los propósitos son claros, cuando desarrolla reglas,
normas, implementa sistemas de evaluación, se establecen mecanismos de control
sobre profesores, de estos sobre los alumnos, etc. Pero, esta metáfora parece no
servir para la escuela. Las personas tienden a separarse de las propias "
organizaciones ", funcionan independientemente para conseguir sus metas y
propósitos. Cada persona negocia con los otros o con la propia organización para dar
respuesta a sus necesidades. El interés individual actúa de motivación. Se actúa de
acuerdo a como se espera va ser evaluado y esto es válido tanto para el profesor
como para el alumno.
¿Qué otros lazos pueden unir a las personas entre sí y con su trabajo?. Sergiovanni
toma como punto de referencia la familia, las redes de amigos, las comunidades, los
club sociales, todos ellos son ejemplos de agrupaciones diferentes de personas. Son
comunidades en el sentido que vienen definidas por " Conjuntos de valores,
sentimientos y creencias que proveen las condiciones necesarias para crear un
sentido de "nosotros" desde el " yo" (Sergiovanni, 1992, p.233).
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"En la escuela como comunidad las relaciones son a la vez íntimas e informales. Las
circunstancias individuales cuentan. La aceptación es incondicional. Las relaciones
son cooperativas... Las emociones son legítimas. Los miembros se asocian con otros
porque esto es valioso con fin en sí mismo.... Estas características de comunidad
emergen en parte de los lazos de familiaridad y en parte por el sentido de identidad
que se crea en el lugar común que es la clase o la escuela. Pero los lazos que nacen
y se desarrollan más, son los que surgen de un concepto de obligaciones mutuas
compartidas y compromisos, de un propósito común " (p.238).
Por último, en el ámbito español el centro educativo versátil se entiende como una
respuesta a las nuevas formas organizativas, con planteamientos más polivalentes y
adaptables y, ante todo, tomando como base la organización más como un proceso
que como un resultado. Es un intento de encontrar fórmulas que ponen en juego la
diversificación de espacios, la utilización de recursos, la variabilidad de horarios, la
toma de decisiones compartidas y el incremento de relaciones con la comunidad.
Como afirma Martín-Moreno (1989, p. 59) " El centro educativo versátil constituye
un entorno de aprendizaje que ofrece verdaderas posibilidades de hacer frente a los
cambios pedagógicos y socioculturales futuros; puede ser un instrumento valioso
para los enseñantes con imaginación, por el potencial de adaptabilidad que le define".
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