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TRABAJO PRÁCTICO

ANÁLISIS DE “LA ISLA DESIERTA”, DE ROBERTO ARLT

ESTÉTICA Y TEORÍAS TEATRALES


2019

Carla Abelando
DNI: 35.401.400

Triana Pujol
DNI: 34.998.743
ANÁLISIS DESCRIPTIVO Y SECUENCIACIÓN:

Unidades de sentido / de acción / de significación:

SECUENCIA 1: Rutina, oficina, encierro, hartazgo.

Situación de base:

1. Espacio real representado: oficina en un décimo piso, luminosidad. Traba-


jo alienado de los empleados en sus escritorios. El jefe en el centro, detenta su autoridad.

2. Acusación del jefe sobre las equivocaciones de Manuel y María, interrup-


ción del trabajo. La marca lingüística “otra” denota que es un suceso reiterativo.

3. Detención de los empleados para mirar a los buques que pasan por la ventana (configuración de espacio
virtual representado que irrumpe en el espacio real). Buques como causante simbólico de las equivocacio-
nes laborales.

Núcleo de inicio (ruptura de situación de base):

4. Arrebato de los empleados debido a la imposibilidad de trabajar en la oficina. Las razones explicitadas
(los buques y las ironías del jefe) no son las verdaderas, sino que opera aquello no dicho, oculto detrás del
significante: la imposibilidad de trabajar en un contexto de opresión que solo conduce al automatismo, la
enfermedad, la muerte. Se mencionan un espacio y un tiempo virtuales representados: el subsuelo en el
que habían trabajado antes de pasar al décimo piso, y los 7 años previos al presente de la representación
durante los cuales trabajaron allí.

Primer núcleo soporte:

5. Salida del jefe: habilita discurso reflexivo y subjetivo de Manuel. En el nivel del enunciado, se
desarrolla la temática del trabajo contable que realizan los empleados (“Debe y Haber”, “Pér-
didas y Ganancias”, etc), mientras que en el nivel de la enunciación la referencia es la pérdi-
das de años de vida debido al encierro y al trabajo alienado. Se configura un tiempo virtual re-
presentado (40 años de trabajo de Manuel) y un espacio virtual representado (el subsuelo).
El subsuelo tiene una fuerte carga semántica a lo largo de la pieza: enunciado como un espacio de encierro,
oscuridad y muerte (algunas metáforas utilizadas para su descripción son “fondo de una tumba”, “fondo
del mar”, “calabozo”), mientras que, paradójicamente, se construye la oposición de sentido por parte de los
personajes que afirman que allí “se estaba mejor”, “más tranquilos”, a pesar de incluso haber sido causa de
enfermedades en ellos mismos (pérdida de visión, reumatismo).

SECUENCIA 2: Ritual, apertura a la fantasía, viaje imaginario.

Segundo núcleo soporte:

6. Entrada Cipriano: Relatos sobre sus viajes y hazañas, desconfianza e incredulidad de parte de los emplea-
dos. Referencia a múltiples espacios y tiempos virtuales representados en relación a sus travesías.

7. Cipriano se despoja paulatinamente de sus prendas, muestra su cuerpo y sus tatuajes, los cuales operan
como evidencia visible de sus relatos y peripecias. Constituyen una marca que configura su estatuto de
personaje, el cual de esta manera comienza su transformación (pasaje de empleado de ordenanza de baja
jerarquía al brujo chamán de la isla ya enunciado en su discurso). La isla descripta como nuevo espacio
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virtual representado que se va apoderando de los personajes.
8. Revelación de Manuel: se acusa a sí mismo como soplón, traidor, infe-
liz, y toma la decisión de irse, se actualiza, de esta manera, su estatuto de personaje.
Énfasis de Cipriano: la nobleza en la actitud honesta de Manuel como nueva aurora que se cierne sobre la
humanidad. Se enuncia, por primera vez en la pieza, el título de la misma: “La isla desierta”, como espacio
utópico, ideal. Construcción de oposición con el mundo de referencia: los intelectuales, quienes se consa-
gran a la ciencia y a los libros, son las verdaderas bestias.

Tercer núcleo soporte:

9. Música ritual, primitiva: configura la entrada a un nuevo espacio virtual dentro del espacio real. Re-
misión a los orígenes del teatro y a un aspecto más originario de la propia humanidad. Nuevamente,
se construye una oposición sintagmática: el tambor que da inicio a este nuevo espacio-tiempo ritual
aparece a partir de la transformación del estatuto de objeto de la máquina de escribir. Dicha herra-
mienta de oficina que es usada, al comienzo de la pieza, de forma autómata y alienante por los em-
pleados, opera en esta instancia como la herramienta que precisamente conduce a su liberación.
Los empleados se desnudan, aparecen los cuerpos despojados, originarios, realizando una dan-
za colectiva, ritual. Rol de Cipriano como corifeo, brujo, chamán, “habilitador” de la aper-
tura a un nuevo mundo más libre y deseado. Este deseo es previo a la situación de repre-
sentación, ya estaba oculto en los personajes, operando detrás de sus palabras y acciones.
Cipriano, quien es descripto como “condenado”, descendiente de esclavos negros, es, paradójicamente,
aquel que proclama e incita a la libertad.

Núcleo de desenlace:

10. Entrada de Jefe y Director. Autoridad final, suprema, que clausura el Espacio Virtual Representado, la fan-
tasía y, por consiguiente, la posibilidad de libertad. Marca el cierre, la represión. Vuelta al inicio, a la oscuri-
dad inicial, a la negación, el automatismo, la ceguera, la supresión de toda luz y contacto con “la realidad”.

ESTATUTOS DE PERSONAJES

JEFE: Configurado por una contradicción central: en el nivel del enunciado, da órdenes y se jacta de cierta
jerarquía superior, sin embargo, en el nivel de la enunciación, no puede tomar decisión alguna, no puede ac-
cionar por su propia voluntad (por ejemplo, el enunciado “los voy a hacer echar” denota su falta de poder de
decisión). Es un personaje tan oprimido como el resto de los empleados, lo cual se constata en la afirmación
de que nunca viajó, hecho que ni siquiera llega a cuestionarse. En el nivel de la enunciación, es incluso el
personaje más oprimido de toda la pieza, ya que es el único que en ningún momento se revela y tampoco tiene
poder alguno (a pesar de ser la supuesta autoridad en el nivel del enunciado). Detrás de unas gafas oscuras que
conserva a lo largo de la obra, se oculta su mirada, marca su falta de identidad. Es irritable, sardónico, irónico
con los empleados y las empleadas, a quienes trata con menosprecio y represión.

CIPRIANO: Es el oprimido mayor en el nivel de la historia, pero sin embargo es quien posibilita la libertad
de los empleados de la oficina, aunque sea de forma momentánea, en la acción. Su marginalidad social se
opone a su mayor conexión con el mundo exterior, la vida misma, la libertad, las fantasías. Se caracteriza
por sus tatuajes, como marcas de sus vivencias y experiencias, y es quien trae el elemento agua a la escena,
de esta manera remite a la isla, al mar, la naturaleza, el espacio virtual, el afuera, los viajes, el extranjero. Su
estatuto inicial de ordenanza mulato se reconfigura, hacia el final de la pieza, como chamán, guía y motor de
una experiencia ritual, dionisíaca, que seduce y transforma el estatuto de los trabajadores de la oficina. En las
didascalias, se establece su caracterización como ser doble, ambiguo (podría pensarse, metalingüísticamente,
que tal condición remite a la figura de Dionisos): “simple y complicado, exquisito y brutal”, y más adelante, al
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reconfigurarse su estatuto, se lo describe “como un demonio” pero también un “condenado negro”.

MANUEL: Es el empleado más antiguo, enuncia que ha estado 40 años en la oficina (tiempo virtual represen-
tado). Se amarga por su juventud perdida, por los sueños que no pudo realizar. Su estatuto, en principio, está
marcado por la imposibilidad de seguir trabajando en esas condiciones. Es el primero de los empleados que
se arrebata, que rompe con el estado de las cosas, al manifestar su imposibilidad de continuar con el trabajo, a
pesar de las exigencias del Jefe. Está en desacuerdo consigo mismo, melancólico, hastiado, resignado por todo
aquello que no pudo hacer por estar allí encerrado. A partir de los relatos de Cipriano, en Manuel se inaugura
una nueva configuración cuando revela su condición de soplón del Jefe, y toma la decisión de irse de una vez
por todas, de salir del hastío, de recorrer el mundo. De esta manera, se actualiza su estatuto como símbolo de
la honestidad, de la virtud, de una nueva esperanza en la humanidad. Es el primero en tomar conciencia de
la oscuridad y la opresión generadas en el subsuelo, en donde se volvió “viejo y achacoso”, ya que, a partir
de la luminosidad de la nueva oficina, entra en crisis, reflexiona, se pregunta acerca de la posibilidad de una
nueva forma de vida. Funda el espacio virtual representado de la isla desierta, su decisión de salir al mundo
en búsqueda de este espacio configurado como lugar de emancipación y tranquilidad, lo cual contagia a otros
empleados.

MARÍA, EMPLEADOS Y EMPLEADAS: configuran un conjunto homogéneo, sin diferencias identitarias,


sin nombres propios (excepto María, que es nombrada por el Jefe), cumplen un rol colectivamente, una misma
función. Se los describe como reclutas, desdichados, encorvados, que trabajan en la oficina de manera monó-
tona, alienada, autómata. Su estatuto se perturba, en primer lugar, por la aparición de los buques a través de
la ventana, como elemento simbólico del afuera, de la libertad, de los deseos postergados, ya que este hecho
permite que se reconozcan como asalariados que no han tenido la oportunidad de desarrollarse por fuera del
campo laboral al que están sometidos. Asimismo, poseen enfermedades adquiridas por el mismo contexto de
encierro y opresión, hecho que, opuestamente, toman con naturalidad, costumbre, e incluso comodidad de no
salir del sitio conocido, de no pensar por sí mismos. Son temerosos y negadores de otra posibilidad de vida,
se resisten incluso a las persuasiones de Cipriano, a quien no le creen, a pesar de tener un profundo deseo de
liberarse. Finalmente, se logra reconfigurar su estatuto cuando son convocados, a partir de la aparición de la
música que ejecuta Cipriano con el tambor, a romper con su monótona cotidianeidad de años de encierro y a
conectarse con sus pulsiones vitales: se desnudan, danzan, cantan, gozan. Sin embargo, esta liberación efímera
se clausura rápidamente con la entrada final de la autoridad y su consecuente despido.

DIRECTOR: Funciona como la máxima autoridad jerárquica en la pieza, que solo en el final de la misma se
representa en el espacio real. Es nombrado en reiteradas ocasiones como amenaza para los trabajadores, y
finalmente resuelve el desenlace de la obra, configurando su estatuto como opresor: clausura la posibilidad
de libertad, restablece la oscuridad, la negación, el encierro. Opera como restaurador de la situación de base
alienante, la vuelta a la realidad.

ESTRUCTURA DE BASE (Ver ANEXO)


Desarrollo de la configuración del deseo de libertad a lo largo de La isla desierta.

El deseo y las ansias de una vida independiente de la rígida estructura laboral de las ciudades es la pulsión
fundamental que motoriza las acciones en la obra La isla desierta.
Este deseo atraviesa diferentes estadios no cronológicos a lo largo de la obra, en función de cómo es concebido
por los protagonistas, de cómo varían sus expresiones y conductas al calor de los eventos que transforman sus
estatutos de personaje, en tanto su manera de comprender la realidad y operar en ella.
Los aglutinadores sémicos que condensan simbólicamente sus perspectivas son los siguientes espacios que
configuran una suerte de tópica imaginaria:

El subsuelo: compone el espacio virtual en el que otrora se situaba la oficina. Refiere simbólicamente al mo-
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mento máximo de alienación y represión de la subjetividad de los trabajadores, ya que a pesar de las pésimas
condiciones y las limitaciones padecidas, los personajes lo consideran mejor que la oficina con ventanas y luz
natural.
En este espacio la sumisión a la autoridad era total, carente de distracciones que provocaran errores en el tra-
bajo. Muchas referencias contextuales se vinculan con los tópicos de la muerte y la oscuridad (tumba, fondo
del mar, calabozo, enfermedades).
Temporalmente se encuentra anclado en un pasado relativamente reciente.

Los buques: aquellos que se avistan desde la ventana de la oficina, distraen a los empleados y configuran la
manifestación presente del deseo postergado, la potencia del mismo. La oficina desde donde se ven los buques
funciona en oposición al subsuelo, en donde no existía siquiera la posibilidad de distraerse, y mucho menos de
reflexionar sobre sus condiciones de existencia.
En clave absurda, los buques implican para ellos la imposibilidad de reprimir sus pulsiones vitales. Cierto
animismo caracteriza la manera en la que se refieren a estas embarcaciones, atribuyéndoles la capacidad de
“chillarles en las orejas” y “metérseles por los ojos”.
La metáfora se constituye en tanto ninguno de los trabajadores (incluido el jefe) ha logrado nunca viajar “a
otras tierras”, incluso a pesar de haberlo deseado durante la juventud. Este elemento los agrupa y los empuja
a reconocerse como iguales.
Todo el campo semántico referido al mar, el agua y los barcos cumple funciones similares en diferentes diá-
logos de la obra.

La isla desierta: el mulato Cipriano, al declarar su gran experiencia en altamar, habilita y recompone en los
empleados la ambición de cambiar su situación, de abrirse al deseo frustrado y permitirse fantasear con el
disfrute de los placeres, el erotismo y una vida sin opresiones. Luego de enumerar diversos destinos exóticos
recorridos, el ordenanza relata las extravagantes y relajadas costumbres de los salvajes a su cada vez más
cautivado auditorio. Con la mención de la existencia de islas desiertas se construye y cristaliza una otredad
tan misteriosa como deseable, que concentra un estilo de vida en las antípodas del que llevan los empleados.
Tatuajes, animales, naturaleza y erotismo funcionan en el mismo sentido. La aparición de estos elementos
pone en evidencia un salto en la condición subjetiva de los personajes, ya abandonados a la recreación fanta-
siosa, ritual de su deseo largamente constreñido, ahora validado. Estos momentos propician una distensión del
tiempo real, una ruptura con el espacio físico y un desborde al inconsciente.

Identificar estas menciones nos permite ordenar el proceso de transformación de los personajes y los diferentes
movimientos en la trama, cómo es que se articulan conflictos, tensiones, oposiciones.
El primer conflicto con el jefe, punto de inicio de la acción dramática, posiciona a los buques como eje simbó-
lico. A partir de allí, las conversaciones entre los empleados incorporan alternadamente los tópicos vinculados
a los buques y el subsuelo, construyendo una clara oposición sobre la que se funda el conflicto.
Más adelante, de la mano de Cipriano, la evocación a la isla desierta sintetizará la potencialidad de concretar
sus anhelos y deseos pendientes.
Finalmente el Director clausura la experiencia despidiendo a los empledos y ordenando al Jefe poner vidrios
opacos en la ventana, recreando así el viejo subsuelo libre de buques y desacatos.

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ANEXO

OFICINA (10º Piso)

Jefe Manuel / María

Equivocaciones reiteradas

1ª mención BUQUES

Jefe Manuel / María / Empleados

Arrebato (tensión)

2ª mención BUQUES

Jefe Manuel / María / Empleados


OPOSICIÓN Animismo

1ª mención SUBSUELO (Espacio Virtual)

3ª mención BUQUES

Manuel / María / Empleados

Sueño frustrado de viajar

Jefe Manuel
Enfrentamiento

2ª mención SUBSUELO

Cipriano

4ª mención BUQUES

Cipriano Manuel / María / Empleados

Cruce / Desnudo

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1ª mención SALVAJES (Isla Desierta)

Manuel Cipriano / María / Empleados

Renuncia / Confesión

3ª mención SUBSUELO

2ª mención ISLA DESIERTA (Espacio Virtual)

Cipriano Manuel / María / Empleados

Deseo / Vacilaciones

3ª mención ISLA DESIERTA

Cipriano Manuel / María / Empleados

Promesa / Renuncia General /


Desnudos / Danza / Canto

5ª mención BUQUES

Director / Jefe Cipriano Manuel / María / Empleados

Despidos

4ª mención SUBSUELO

Director / Jefe Cipriano Manuel / María / Empleados

Clausura

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