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Sesión 49
La Escuela de la Exégesis es el movimiento que nació en Francia durante el siglo XIX, después de
la promulgación del Código de Napoleón en 1804, y que luego se extendió por Italia, Portugal y
España. Para estos teóricos del Derecho el ordenamiento jurídico escrito, o más estrictamente el
Código Civil, tenía todas las respuestas jurídicas a todos las casos y conflictos que se podían
presentar en la sociedad, por tanto, la enseñanza y la Ciencia del Derecho en general se
limitaba, para los exegetas, a la repetición y el comentario de los textos del Código de 1804.
La Escuela apela básicamente a dos métodos de interpretación: el exegético, que usa con
preferencia los instrumentos gramaticales de interpretación, y el dogmático, que utiliza los
procedimientos lógicos para desentrañar el sentido de la norma. La Escuela Exegética niega valor
a la costumbre como fuente del Derecho; según estos autores, la insuficiencia de la ley se
soluciona a través de la analogía, que es un procedimiento que tiene como base la ley escrita.
Otra característica fundamental tiene que ver con el rol atribuido al juez, en virtud del cual, la
sumisión de éste a lo prescrito por la norma jurídica que debe aplicar es absoluta, sin ninguna
excepción ni consentimiento, puesto que el principio rector es: Dura lex, sed lex, lo que implica
que el Derecho tiene que cumplirse, aunque sea injusto y no equitativo.
Los métodos modernos de interpretación son el resultado de la inquietud de algunos teóricos del
siglo XIX y XX, que entendían al Derecho como un fenómeno social dinámico no reducible a la ley
como única fuente del Derecho. Dentro de los movimientos intelectuales que reaccionaron a la
Escuela de la Exégesis, y a los métodos tradicionales en general, tenemos:
- Método de la Evolución Histórica.
- La Libre Investigación Científica.
- La Escuela de Derecho Libre.
Gény sigue en la misma línea de Saleilles al proponer que la interpretación tiene por objeto
adaptar, lo más perfectamente posible, la esencia del texto a la realidad histórica planteada; sin
embargo, cree que por razones de seguridad jurídica se debe respetar la voluntad del legislador
para no imponer los criterios del intérprete, por tanto debe existir un equilibrio entre el contexto
histórico y la intención del legislador a través del apoyo de la Ciencia del Derecho.
Desde ese punto de vista, la ley no es suficiente para resolver todos los problemas jurídicos y por
ende, el intérprete debe auxiliarse libremente en los argumentos científicos y técnicos que
proveen la jurisprudencia o Ciencia del Derecho. La interpretación no puede suplir las faltas de las
normativas sino indagar la voluntad del soberano legislador.
El intérprete tiene el deber de ser lo mas objetivo posible, claro de conformidad con la justicia y el
contexto social, pero respetando lo propuesto por el legislador. La ciencia es fuente para socorrer
al intérprete en sus dudas sobre la norma jurídica, pero no es posible que la libre investigación
científica del intérprete modifique la ley.
Según esta escuela frente al derecho estatal, que es el representado por la ley formal, existe un
derecho libre y espontáneamente nacido de la conciencia jurídica de la sociedad. El Derecho
estatal se presenta limitado e insuficiente, en cambio, el Derecho libre es infinito y pude llenar las
lagunas de la ley.
Para el movimiento del Derecho Libre el juez debe tomar todas las facultades interpretativas y
creadoras del Derecho. Desde este punto de vista, el juez debe resolver el caso y para hacerlo
puede, incluso, contradecir el Derecho estatal que puede ser injusto. Ellos creen que el juez tiene
una ventaja sobre el legislador: tiene los expedientes en sus manos. Por tanto, el juez debe decidir
lo que el legislador haría en justicia si tuviese el caso concreto en frente.
Por supuesto, la tesis propuesta permite una libertad suprema a los jueces y tendría como
consecuencia natural un relativismo y subjetivismo que pone en peligro la seguridad jurídica,
sobre todo porque los filósofos de dicha Escuela no propusieron ningún parámetro objetivo ni
ningún criterio para circunscribir las acciones del juez, incluso, algunos llegaron a opinar que el
juez podía separarse de lo prescrito por la ley sin, en función de la justicia, era conveniente para
la sociedad.
3. La interpretación de las normas jurídicas según la legislación venezolana. Análisis del artículo 4
del Código Civil
“A la Ley debe atribuírsele el sentido que aparece evidente del significado propio de las
palabras, según la conexión de ellas entre sí y la intención del legislador.
El artículo 4 del Código Civil tiene un contenido similar a otras normas vigentes en varias
legislaciones. Se fundamenta en el método exegético que sólo permite dos clases de
interpretación, la gramatical y la lógica.
Cuando el legislador ordena “atribuirle a la ley el sentido que aparece evidente del significado
propio de las palabras, según la conexión de ellas entre si”, lo que busca es una investigación
lingüística por parte del intérprete. Es notable el uso del verbo atribuir que da la idea de “poner
donde es” más no inventar o crear. El juez debe encontrar el sentido, o atribuir el sentido, a partir
de lo que revela la gramática de la lengua -dentro una hermenéutica muy cerrada o estricta-, en
la que fue escrita la ley. Debe el intérprete, lógicamente, leer y entender la norma según los
mismos criterios de lectura y de comprensión de cualquier texto.
Cuando la norma que estamos analizando, el artículo 4 del Código Civil, habla de la “intención
del legislador”, reconoce dos elementos:
- Entender que el principio de interpretación es indagar o desentrañar la voluntad del legislador,
(idea propia del método tradicional) convirtiendo al juez no en un creador sino en un descubridor
o investigador de lo que quiso decir el Estado.
- Permitir la aplicación de los principios y reglas técnicas que ayuden a deducir o a inducir la
intención del legislador. Es decir, además del método gramatical se permite el método lógico.
El hecho de que nuestro legislador no hablase de los otros métodos de interpretación de la ley, no
quiere decir que prohíba o proscriba los demás. El juez tiene la posibilidad, según la legislación
venezolana, de interpretar la norma haciendo uso de los otros métodos, siempre y cuando sirvan
Es imposible que el legislador formule tantos supuestos de hechos y tantas normas como
situaciones particulares se pueden presentar en la vida social que es tan compleja y variada; por
tanto, puede suceder (y de hecho sucede con gran frecuencia) que una situación o conflicto
planteado frente a un juez no tenga solución en la ley escrita, es decir, no se encuentre recogida
en un supuesto de hecho de una norma jurídica, en otras palabras, que existe una laguna de la
ley.
Se llaman lagunas de la ley a los vacíos que se pueden dar en el ordenamiento jurídico escrito por
falta de una ley o costumbre jurídica que resuelva un caso determinado y concreto por ser
especial o particular; así, el conjunto de procedimientos que utiliza el juez para “llenar” dichas
lagunas y encontrar solución jurídica, se denomina “Integración del Derecho”.
Se discute mucho, por cierto que en forma poco productiva, sobre si existe o no lagunas en el
ordenamiento jurídico. Algunos autores dicen que esto no es posible dado que el Derecho es un
orden pleno y cerrado y que, además, él admite todo lo que no prohíbe expresamente. Otros
teóricos, con un poco más de acierto, opinan que sí existen las lagunas del ordenamiento jurídico
puesto que el Derecho es un fenómeno social que puede presentar tantas situaciones que ningún
legislador puede preverlas todas. Lo cierto es que el juez se ve en la obligación de resolver todos
los casos que se presentan en su jurisdicción así exista una laguna de la ley, porque lo que jamás
existirá es una laguna del Derecho.
El sistema jurídico es una organización de normas de Derecho, según el cual existe una gran
variedad de fuentes del Derecho que incluye reglas escritas y consuetudinarias. Una de las
características de dicho sistema es la plenitud, el término plenitud, es sinónimo de totalidad,
integridad, conjunto, llenura.
Aquí es necesario leer el artículo 1 del Código de Procedimiento Civil: “La jurisdicción civil, salvo
disposiciones especiales de la ley, se ejerce por los jueces ordinarios de conformidad con las
disposiciones de este Código. Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia tanto a los
venezolanos como a los extranjeros, en la medida en que las leyes determinen su competencia
para conocer del respectivo asunto.” Y el artículo 19 del mismo Código: “El Juez que se abstuviere
de decidir so pretexto de silencio, contradicción o deficiencia de la ley, de oscuridad o de
ambigüedad en sus términos, y asimismo, el que retardare ilegalmente dictar alguna providencia,
será penado como culpable de denegación de justicia.”
Estos preceptos jurídicos imponen al juez la obligación de fallar o sentenciar en todo caso. Todo
esto parece implicar que el ordenamiento jurídico es suficiente, si no tiene una norma para cada
caso, por lo menos permite y obliga que el juez utilice algún recurso para solucionar el problema
planteado en el tribunal.
El principio de plenitud hermética del derecho explica que es imposible un vació en el Derecho o
en el ordenamiento jurídico y que cualquier vació legal debe ser integrado por juez a través de su
procedimientos permitidos. De allí el dicho, “habrán lagunas en la ley, pero no en el Derecho”.
La mayoría de los autores proponen como fundamentales ( y originarios), principios jurídicos los
que guiaban el Derecho Romano, e inclusive, consideran que muchas de las legislaciones
actuales están inspiradas en los preceptos consagrados por los jurisconsultos romanos,
recordemos que estos so tres: Sum Cuique Tribuendi, Alterium Non Landere y Honeste Vivere; sin
embargo, algunos autores, entre los cuales tenemos a Mariano Uzcategui (2003) son principios
subjetivos y, además derogados. (p. 559).
El autor Luis Legaz y Lacambra (1972) no difiere del planteamiento anterior y al respecto
considera que “los principios generales del derecho no deben identificarse con los principios del
Derecho Romano, por cuanto estos tienen un valor puramente histórico y hoy no es sostenible”.
(p. 604).
El criterio doctrinario en general expresa una clara coincidencia al considerar a los principios
generales del derecho como principios del “Derecho Natural” enmarcados en las ideas éticas,
religiosas, morales y naturales. Sin embargo, Mientras no exista una contradicción entre el plano
Profesor: Javier González
Asignatura: Introducción al Derecho
normativo positivo y el plano normativo natural, será posible la inclusión de los principios generales
del derecho en el primer plano mencionado y actuará como fuente aplicable en caso de vacíos
o lagunas de ley y en aquellos casos de confusión en las interpretaciones de leyes.
En los Principios Generales del Derecho, encontramos una fuente inagotable para la construcción
del Derecho y la integración de las normas jurídicas, permitiendo al juez resolver todos y cada uno
de los casos presentados en su tribunal.
5. La equidad
Es considerada como uno de los Principios generales del Derecho y está ligada principalmente a
la concepción de justicia; ya que se trata como lo expuso Aristóteles de “la justicia aplicada al
caso concreto”.
La equidad viene del latín aequus, igual; que aplicado a la realidad social nos da la idea de una
valoración de la individualidad y de la aplicación de la justicia a plenitud; es decir, se trata de
igualdad de oportunidades en el acceso a la justicia, teniendo en cuenta el caso en concreto.
Según el filósofo Aristóteles, muchas veces la rigurosa aplicación de una norma a los casos que
regula puede producir efectos injustos. Por ello, se hace necesario que en el derecho se atenúen
los efectos perniciosos del tenor literal de una ley. Siendo la equidad un medio para el logro de
dicha atenuación, puesto que equivale a resolver el caso como si el legislador hubiese
considerado las particularidades del mismo.
Es de hacer notar que al hablar de equidad necesariamente hay que acudir a la concepción de
justicia, sin embargo la justicia y la equidad son conceptos distintos. La justicia es universal, pero
no siempre puede tener en cuenta los casos concretos en su aplicación, tomando como
referencia la ley como medida de la justicia, la equidad estaría ahí, para corregir la omisión, el
error producido, o la aplicación rigurosa de la misma.