Вы находитесь на странице: 1из 5

Cierre del taller

Friedrich Nietzsche – La genealogía de la moral

La pregunta por cuánta verdad somos capaces de tolerar. La pregunta por la honestidad,
es fundamental para que el conocimiento deje de estar bajo la perspectiva moralizante y
pueda empezar a tejerse en la sacralidad de la inmanencia y ya no de la trascendencia.

¿Por qué aparece desde el comienzo como un “deber ser” este intento de desarticular la
moral? Para que la honestidad sea posible, son dos caras de la misma moneda.

La moral es un artefacto, una ficción que produce efectos. Particularmente articula una
perspectiva bajo la cual el hombre va a entenderse a sí mismo y al mundo en el que
vive.

La pregunta por la moral y el ataque a ésta, están atravesados por la importancia de la


moral del sacrificio y la abnegación (Schopenhauer, cristianismo). ¿Por qué la negación
de sí constituye el grado más alto de la moral? Porque es una forma de valor impuesta
desde la debilidad. Desde esta perspectiva evito el peligro de los fuertes (en tanto deben
sacrificarse) y me permito entender como “moralmente bueno” el sacrificio de mi
propia vida que ya estaba realizando, mientras obtengo una pequeña porción de
satisfacción por “ayudar” al otro.

La crítica a la moral de los esclavos es tan fuerte, porque es muy fuerte (muy difícil de
romper) el circuito que produce. Si la pregunta de Nietzsche es por el ecosistema, por
las condiciones de posibilidad de la vida, entonces la moral azucarada y reblandecida es
muy peligrosa porque otorga alimento predigerido y arruina el estómago, impidiendo
nuevas formas de alimento-digestión.

(33) “Necesitamos una crítica de los valores morales, hay que poner alguna vez en
entredicho el valor mismo de esos valores- y para esto se necesita tener conocimiento
de las condiciones y circunstancias de que aquéllos surgieron, en las que se
desarrollaron y modificaron (la moral como consecuencia, como síntoma, como
máscara, como tartufería, como enfermedad, como malentendido; pero también la
moral como causa, como medicina, como estímulo, como freno, como veneno), un
conocimiento que hasta ahora ni ha existido ni tampoco se lo ha siquiera deseado.”

Una “genealogía de la moral” sirve para comprender los mecanismos de creación, la


historia de una forma de vida, sus condiciones de posibilidad y también las
consecuencias que genera.

¿Qué tipo de moral tenemos ahora y qué tipos de consecuencias? ¿De qué es síntoma y
máscara y qué es lo que impide y al mismo tiempo permite (en tanto recompensas,
alimentos predigeridos)?

El ataque de Nietzsche al empirismo de la psicología inglesa, con el que abre la obra, es


el mismo que aparece más adelante como desprecio del “materialismo” chato. Se trata
de encontrar la fuerza (activa) para crear formas de vida, perspectivas, mundos,
estómagos fuertes.

1
El utilitarismo es señalado por Nietzsche como un modo contemporáneo (moderno) de
la moral de esclavos. La mayor cantidad de felicidad para la mayor cantidad posible de
hombres. Aquí lo bueno es lo útil. Implica una maquinaria administrativa, una forma de
calcular costos-beneficios y asignarlos con criterios universales, que igualen a todos los
hombres y, por lo tanto, impiden la creación de nuevos valores, que aruinarían la
administración utilitaria.

Si bueno es lo útil, entonces el malvado (böse) será el “anti-útil” el “inútil” o el


inasimilable a los criterios utilitarios.

La “tabla de valores” de cualquier pueblo tiene que estar por encima de un criterio
utilitario universal. Por supuesto, habrá algún tipo de “útil” pero bajo los valores
dominantes de un colectivo o un individuo.

Si la venganza sacerdotal (judeo-cristiana) ya no es la forma principal de la secreción de


veneno (y de su interpretación), ¿qué tipo de veneno es el que prima hoy en día? Para
Nietzsche, el utilitarismo y la democracia, que es su traducción política.

Recordemos que el problema de las fuerzas activas y reactivas es el tipo de


interpretación que realizan. Las fuerzas activas son más “justas” y “objetivas” en tanto
no quieren arruinar la potencia de lo que hay, no miran de reojo, no quieren rebajar,
pueden hacerse el tiempo y tienen la fortaleza para la escucha.

(64) “¿Quién no preferiría cien veces sentir temor, si a la vez le es permitido


admirar, a no sentir temor, pero con ello no poder sustraerse ya a la nauseabunda
visión de los malogrados, empequeñecidos, marchitos, envenenados?”

La debilidad de las ovejas está signada por su interpretación de las fuerzas activas como
amenazantes y es su hacer cotidiano el que reconfirma una y otra vez esa imposibilidad
de encontrar allí su gusto, su seducción. ¿Cómo puede una pequeña satisfacción pasar a
ser una gran satisfacción si no es extremando primero el valor en el que cree, pasando
de oveja a camello? ¿Pero qué hacer si ya no cree y solamente simula una creencia? Al
menos impedir que envenene lo que aparece como activo.

(66) “Exigir de la fortaleza que no sea un querer-dominar, un querer-sojuzgar, un


querer-enseñorearse, una sed de enemigos y de resistencias y de triunfos, es tan
absurdo como exigir de la debilidad que se exteriorice como fortaleza. Un quantum
de fuerza es justo un tal quantum de pulsión, de voluntad, de actividad –más aún,
no es nada más que ese mismo pulsionar, ese mismo querer, ese mismo actuar, y, si
puede parecer otra cosa, ello se debe tan sólo a la seducción del lenguaje (y de los
errores radicales de la razón petrificados en el lenguaje), el cual entiende y mal
entiende que todo hacer está condicionado por un agente, por un «sujeto».”

Entender que no hay sujeto (subjectum) de la acción, sino solamente acción, permite
reconfigurar más “fácilmente” de lo que pensamos aquello que somos. Si hay una
“sustancia” o un “sujeto sustancial” no hay experimento posible con el hombre. De ahí
que una concepción genealógica sea condición de posibilidad de apertura de políticas
más radicales en relación al hombre.

2
Butler, J, El género en disputa, p. 84
“El reto que supone reformular las categorías de género fuera de la metafísica de la
sustancia deberá considerar la adecuación de la afirmación que hace Nietzsche en La
genealogía de la moral en cuanto a que «no hay ningún "ser" detrás del hacer, del
actuar, del devenir; "el agente" ha sido ficticiamente añadido al hacer, el hacer es
todo»." En una aplicación que el mismo Nietzsche no habría previsto ni perdonado,
podemos añadir como corolario: no existe una identidad de género detrás de las
expresiones de género; esa identidad se construye performativamente por las mismas
«expresiones» que, al parecer, son resultado de ésta.”

Las fuerzas reactivas interpretan como “bondad” el hecho de no diferir de la norma


universal. Las fuerzas activas no pueden más que diferir cuando sobrepasan
determinado grado de vitalidad. Superarse es autosuprimirse. Afirmar es diferir.

El sistema de la reproducción de las fuerzas reactivas se renovó (¿por qué?) en relación


a sus formas religiosas, en el sistema democrático-capitalista moderno.

El problema de la interiorización del castigo y el mecanismo deuda-culpa en el Tratado


Segundo, muestra el carácter productivo de la subjetividad. Articular una manera de
disponer anticipadamente del futuro (memoria-responsabilidad-yo) no solamente puede
pensarse con un modelo de “interiorización”, sino también como una máscara o una
inscripción “superficial”.

Butler, J, El género en disputa, p. 264


“En cierto sentido, Vigilar y castigar puede considerarse el intento de Foucault por
reescribir la doctrina de interiorización que Nietzsche explicó en La genealogía de la
moral sobre el modelo de la inscripción. Entre los presos, afirma Foucault, la táctica no
ha sido reprimir sus deseos, sino obligar a sus cuerpos a significar la ley prohibitiva
como su esencia, su estilo y su necesidad. Esa ley no se interioriza literalmente, sino
que se incorpora, con el resultado de que se crean cuerpos que significan esa ley en el
cuerpo y a través de él; allí la ley se muestra como la esencia de su yo, el significado de
su alma, su conciencia, la ley de su deseo.”

El mecanismo mediante el cual se instaura una memoria, es una manera de impedir el


olvido, la digestión, la salud. Por eso el niño en Así habló Zaratustra es “inocencia y
olvido”, escape de la culpa y de la deuda, escape de la memoria y de la valorización que
impide crear/interpretar.

¿Cuáles son los mecanismos contemporáneos de la deuda subjetiva? (Lazzarato y el


gobierno mediante la deuda), la sociedad de rendimiento y del goce. Estamos en deuda
al mismo tiempo con una productividad imposible de rendimiento, de metas y
estándares que son a la vez de consumo/goce. Es tan imposible el crecimiento en las
metas productivas como en las metas de consumo/goce, pero ambos a la vez constituyen
un ideal infinitamente imposible.

La memoria, la responsabilidad, la deuda, son modos de una voluntad de permanecer,


de encontrarse iguales a sí. Obturan, por supuesto, la digestión, el olvido y el
autosuprimirse de la voluntad de poder sana. El olvido-digestión es una fuerza.

3
Esa fuerza del olvido es interrumpida por (85) “un activo no-querer-volver-a-liberarse,
un seguir y seguir queriendo lo querido una vez, una auténtica memoria de la voluntad”.

Poder prometer implica recordar lo querido para poder seguir queriéndolo en el futuro,
disponer anticipadamente del futuro, entender de causas y efectos, poder calcular.

(85) “cuánto debe el hombre mismo, para lograr esto, haberse vuelto antes calculable,
regular, necesario, poder responderse a sí mismo de su propia representación, para
finalmente poder responder de sí como futuro a la manera como lo hace quien promete!”

¿Estamos hoy en día entre dos modos de satisfacción en relación a la


responsabilidad? Nietzsche afirma que el hombre que se sabe predecible y
responsable disfruta de su superioridad respecto al “irresponsable” y “salvaje”.
Esta sentimiento de superioridad del “burgués responsable” continúa hasta hoy,
pero al mismo tiempo, hay un nuevo mandato de la época: “soltar”, “vivir el
presente”, “no hacer planes” y hay también un sentimiento de superioridad de
quienes pueden “vivir felizmente la incertidumbre” que, por supuesto, poco tiene
que ver con la vida peligrosa que propone Nietzsche.

A partir del tratamiento que realiza Nietzsche sobre la deuda/culpa y le equivalencia


entre perjuicio y dolor (cobrarse la “libra de carne” como goce producto de la
violencia), pueden comprenderse los linchamientos físicos y virtuales, como modos
sencillos de obtener un lugar de “señores” fácilmente.

El problema de la “adaptación” darwiniana y el del “utilitarismo” inglés están


claramente enlazados. En ambos casos no hay nobleza, no se acuña moneda ni se
desprecia lo “útil”. Para mantener a todos lejos de su afirmación instintiva, debe haber
recompensas en lo “útil” y recompensas en la adaptación.

La “mala conciencia” como forma de castigo sobre sí, genera un automoldeamiento de


la subjetividad a partir del ciclo del castigo por no cumplir el ideal, el placer por hacerse
sufrir y este ciclo es, nuevamente, estable y fuerte en su repetición.

(138) “¿Qué cosa ofende más hondamente, qué cosa divide más radicalmente que
el hacer notar algo del rigor y de la elevación con que uno se trata a sí mismo? Y,
por otro lado -¡qué complaciente, qué afectuoso se muestra todo el mundo con
nosotros tan pronto como hacemos lo que hace todo el mundo y nos «dejamos
llevar» como todo el mundo!”

Tomarse la vida en serio, afirmarla, comprometerse con la creación de una perspectiva,


de una superación de sí, ofende siempre. Por eso el libro cierra subrayando la
importancia del ideal ascético. Es la respuesta necesaria de la nueva vida para
protegerse.

Como máscara, pero sobre todo como forma de huir de la chatura del presente, para
proyectarse en un futuro, aunque sea incierto, porque es incierto y desmesurado. Porque
no se comienza por comprender la propia nueva medida, se llega a ella.

¿Cuáles son hoy las desmesuras, las risas que pueden disolver la “seriedad” de la única
razón triunfante?

4
La disputa parece resumirse entre el “gran miedo” de la vida peligrosa y la combinación
de la “gran compasión” y la “gran náusea” del último hombre. Aquel que se
autodesprecia, pero no tiene la fortaleza para transformarla.

(179) “«¡Ojalá fuera yo otro cualquiera!, así solloza esa mirada: pero no hay
ninguna esperanza. Soy el que soy: ¿cómo podría escaparme de mí mismo? Y, sin
embargo, -¡estoy harto de mí!...» En este terreno del autodesprecio, auténtico
terreno cenagoso, crece toda mala hierba, toda planta venenosa, y todo ello muy
pequeño, muy escondido, muy honesto, muy dulzón.”

En la descripción de cómo el sacerdote ascético redirige la náusea, el resentimiento


contra cada uno de los débiles (Jesús y “el que esté libre de pecados”), sumado a los
pequeños placeres y superioridades, más las grandes descargas catárticas, tenemos otra
descripción de la fortaleza del circuito que mantiene a estos resentidos con vida.

Hay que agregar la “actividad maquinal” y la organización gregaria. Y se pueden ver los
síntomas en el estado de la cultura, en el “mal gusto”, en la falta de honestidad. En los
“pensamientos positivos” que hoy se demandan. Y en todos los fraudulentos que
triunfan fácilmente.

¿Dónde encontrar hoy verdadera voluntad de poder, es decir, de interpretación, de


ficción, de creación, de violentar la realidad?

El problema de las “condiciones de posibilidad” de tal crecimiento y maduración es el


central. Por eso Nietzsche insiste en el alimento que impide hacerse un estómago: nueva
descripción de un circuito muy difícil de romper.

Hay que poder despreciar los alimentos fáciles, la papilla predigerida (ascetismo, ayuno,
desierto) para que pueda ir constituyéndose un estómago, un espíritu. El creador
comienza como un despreciador y por eso es despreciado. Hay que atacar lo que triunfa.

Вам также может понравиться