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GM Miguel Illescas
Este artículo apareció en la
Revista “Sport Life” y lo hemos
reproducido aquí con permiso del
editor. El gran maestro Miguel
Illescas ha querido también, de
este modo, rendir un homenaje a
la figura del campeón cubano,
“A la memoria de mi padre, que abandonó este extraordinario con ocasión de cumplirse el 70
tablero que es el mundo, el pasado uno de marzo de 2011, a la edad aniversario de su fallecimiento.
de setenta y cuatro años”
Ha pasado mucho tiempo desde la gracias a esa treta, acabaste ganando los alfiles, y en el centro, la reina
última vez que te sentaste a jugar la partida y el torneo. Desde luego, en su color y el rey a su lado, con
una partida de ajedrez. ¡Qué recuer- no es para estar orgulloso, pero la los valientes peones delante”,
dos! Aquellas competiciones infan- verdad, eras condenadamente listo resuenan en tu memoria las palabras
tiles, los nervios, el llanto tras la de pequeño. de tu padre, pronunciadas hace tanto
derrota, y la alegría inmensa por la tiempo y nunca olvidadas.
victoria. Tu padre, que fue tu primer
maestro, parecía tan orgulloso...
Colocación inicial
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magia, el gran Capablanca aparece ataque prematuro y por ello, optas más agresivo, un gambito escocés,
sentado a tu lado. José Raúl por el natural desarrollo del caballo por ejemplo, entregando el peón
Capablanca, el genial cubano que de rey. Capablanca ni siquiera ha central a cambio de un rápido de-
fuera campeón mundial en los años pestañeado, es una buena señal, para sarrollo. O las violentas líneas del
veinte, que pasó siete años sin per- él estas jugadas iniciales son rutina- ataque Fegatello, para poner a prue-
der ni una sola partida, recuerdas. Tu rias. ba desde buen principio los nervios
jugador favorito, sin duda, cuyo de tu rival... y los tuyos. La serena
libro “Fundamentos del ajedrez” 2...¤c6 mirada de Capablanca parecía suge-
leías a escondidas en clase. Con el rir un ritmo más sosegado y es cier-
gran maestro Capablanca de tu to, después de tanto tiempo sin
Atención al ataque y defensa
parte, la cosa cambia, recuperas el jugar, resulta más prudente ir poco a
ánimo y entonces, de acuerdo con poco, con un juego tranquilo.
las tradicionales normas de etiqueta, Tu rival responde de modo natural,
estrechas la mano del rival y da ini- desarrollando una pieza y lo que es
cio la contienda. más importante, defendiendo su
peón central, que había quedado
1.e4 atacado por tu anterior movimiento.
La partida sigue su curso.
Dominar el centro 3.¥c4
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qué duda cabe que daba miedo. ¿No ción, evitas las tablas y podrías pre- perderás la iniciativa. Antes de
lo ha visto? ¿O pensó que su jugada sionar a tu rival. “¡Qué demonios! ponerte de nuevo a calcular, te fijas
era mejor? Quién sabe. Ahora, tienes No hemos llegado hasta aquí para que la partida de al lado ha termina-
varias opciones, pero la entrada de la conformarnos con un empate”. Allá do, han recogido las piezas y han
torre con jaque parece evidente, y vamos, y que sea lo que Dios quiera. abandonado sus asientos. “Capa” se
muy fuerte. Pero esta vez, antes de Se suceden las jugadas en medio de ha puesto cómodo en la mesa de al
actuar impulsivamente, vuelves la una tensión creciente. lado, y ha tomado en sus manos una
vista hacia el maestro. “Capa” te de las piezas, con la que juega rela-
hace un gesto con las manos abier- 15.¥f6+! ¤xf6 16.exf6+ ¢f8 17.d4 jadamente, mientras piensa acerca
tas, las palmas hacia abajo, y casi ¤xd4?! 18.cxd4 ¥xd4 19.¤f3 ¥xf6 de nuestra posición. ¿Qué pieza
puedes leer sus labios “Tranquilo, tiene en las manos? La dama blanca.
tranquilo”. Inevitablemente, recuer- ¡La dama!, la pieza más poderosa
das las palabras del premiado direc- del ajedrez... ¿Me está dando una
tor y apasionado ajedrecista Stanley pista? Las palabras conectan en tu
Kubrick, cuando decía que el ajedrez mente: ataque – dama – ataque –
no es solo inteligencia, sino auto- dama... ¡Debes llevar tu dama al
control y dominio de las emociones: ataque! La posición pide dar rienda
“Te sientas frente al tablero y repen- suelta a la imaginación y casi das un
tinamente tu corazón brinca. Tu brinco cuando se te ocurre una bri-
mano tiembla al tomar una pieza y llante continuación.
moverla. Pero lo que el ajedrez te
enseña es que tu deber es permane- 21.¤g5! ¥xg5 22.£d5!
cer ahí, con calma, y pensar si real- Tu jugada quince obligó a tu rival a
mente es una buena idea o si hay ponerse a la defensiva, y ahora, ha La entrada de la dama al ataque es
otras mejores”. optado por devolver el material para inevitable, y debería tener efectos
traer su alfil a la defensa. A primera decisivos. El rey negro trata de huir
Así lo haces, y con disciplina, te vista, parece un error: el material se a la banda, pero las amenazas de
obligas a explorar las diferentes iguala, pero es evidente que tu ata- mate se suceden. La partida cobra
opciones. Pronto descubres que la que sigue con fuerza. Tu oponente un ritmo vibrante y hasta el propio
captura con torre solo lleva a una no ha aguantado la tensión y se Capablanca, de costumbre tranquilo,
posición igualada: 15.¦xf7+ ¢g6 abren nuevas oportunidades para las aparece ansioso, como si quisiera ser
16.£xg4 ¥xg4 17.¥xd8 ¦axd8 blancas. Capablanca parece entu- él mismo quien se sentara ante el
18.d4 dxe5 19.¦af1 exd4 20.¦7f6+ siasmado, y tú también comienzas a tablero a rematar la faena.
¢g7 21.¦f7+ ¢g6 y tablas. sentirte optimista. Pero comprendes
que hace falta un juego enérgico, y
por ello decides abrir líneas contra el
rey enemigo. Llevar la dama al ataque
Analizar jaques y capturas
22...¢g7 23.£xf7+ ¢h6 24.¥d3!
Calculas variantes largas y compli- £g8
Abrir líneas con los peones
cadas, te cansas, miras el reloj, el
tiempo pasa tan deprisa... tienes que
tomar una decisión. Entonces, te 20.e5! ¥e7
acuerdas de lo aprendido con tu
padre: “revisa siempre jaques y cap- Tu rival ha valorado correctamente
turas”. Es obvio que tomar en g4 no que tras 20...dxe5 21.£xd8+ ¥xd8
funciona, ya lo hemos visto en la 22.¤xe5 el ataque blanco sería
variante anterior, pero ¿y el jaque en decisivo, aun después de haber
f6? Analizas, parece interesante, cambiado las damas.
está claro que corres algún riesgo,
pues sigues con pieza de menos, Ahora, debes hallar el modo de con-
pero mantienes una gran compensa- tinuar con el ataque, de lo contrario
PDR_100_Peón de Rey 09/08/2012 12:18 Página 71
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Mantener la iniciativa
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28...¥xf5 29.£xf5+ £g5 queda pensativo. No hay defensa. El muchas las jugadas que quisieron ser
mate es inevitable. “Capa” ladea la brillantes y acabaron olvidadas en el
Tu rival ha comprendido que no cabeza, se ilumina su rostro con su limbo de lo que pudo ser y no fue, o
tiene posibilidades tras 29...¢h6 sonrisa franca, y se lleva la mano a de lo bello que pudo haber sido; for-
30.£f6+ ¢h5 31.¥e2+ pues perde- un lado de la frente, saludándote con mas subjuntivas que aplastan cruel-
ría la dama limpia. Por ello tapa el un sombrero imaginario. El maestro mente y demasiado a menudo la
jaque con la dama. ¡Pero tú habías te felicita. Ahora sí, todo ha termi- belleza de los nobles ideales del ser
calculado esto! ¡Es mate forzado! En nado. Te relajas ligeramente y per- humano...
el reloj se consumen rápidamente los mites que el nivel de tensión vaya
últimos minutos, mientras verificas disminuyendo. Quedan pocos Por fin, vuelves a la realidad, cuan-
el mate... Sí, ¡es mate en seis! Miras segundos del tiempo inicial que te do te das cuenta de que tu rival te
a Capa, y ves que está increíblemen- fue asignado, pero sobran y bastan mira, con su mano extendida. Se la
te tranquilo y sonríe de oreja a oreja. para dar el mate en dos. Por fin, tu estrechas con una sonrisa compasiva
Verificas una segunda vez y todo rival acepta su destino y ejecuta las y él, tras declinar amablemente la
está claro en tu mente. Sigue una últimas jugadas. posibilidad de analizar juntos la
variante forzada, las jugadas del partida, abandona la mesa y sale a
negro son únicas. 33...¢g5 34.£f5+ ¢h6 35.£g6# toda prisa de la sala, casi tropezando
con uno de los árbitros. Rebuscando
en tus sentimientos, recuerdas por
un instante el amargo sabor de la
derrota. La derrota es dura de asi-
milar, y solo encuentras consuelo
cuando logras aprender algo de ella.
Ya decía Capablanca, “se aprende
más de una derrota que de cien vic-
torias”.