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PDR_100_Peón de Rey 09/08/2012 12:18 Página 66

GM Miguel Illescas
Este artículo apareció en la
Revista “Sport Life” y lo hemos
reproducido aquí con permiso del
editor. El gran maestro Miguel
Illescas ha querido también, de
este modo, rendir un homenaje a
la figura del campeón cubano,
“A la memoria de mi padre, que abandonó este extraordinario con ocasión de cumplirse el 70
tablero que es el mundo, el pasado uno de marzo de 2011, a la edad aniversario de su fallecimiento.
de setenta y cuatro años”

Ha pasado mucho tiempo desde la gracias a esa treta, acabaste ganando los alfiles, y en el centro, la reina
última vez que te sentaste a jugar la partida y el torneo. Desde luego, en su color y el rey a su lado, con
una partida de ajedrez. ¡Qué recuer- no es para estar orgulloso, pero la los valientes peones delante”,
dos! Aquellas competiciones infan- verdad, eras condenadamente listo resuenan en tu memoria las palabras
tiles, los nervios, el llanto tras la de pequeño. de tu padre, pronunciadas hace tanto
derrota, y la alegría inmensa por la tiempo y nunca olvidadas.
victoria. Tu padre, que fue tu primer
maestro, parecía tan orgulloso...
Colocación inicial

Ahora, tras más de treinta años,


Pieza tocada, pieza movida quien sabe por qué, has decidido
volver a jugar, y te has apuntado a un
Tantas anécdotas, y algunas tan torneo abierto, uno de los cientos
divertidas... Como aquella vez que, que se celebran cada verano. En la
en una partida decisiva, cogiste la sala abarrotada, los amigos que se
dama para rematar una posición rencuentran se saludan efusivamen-
ganada, y de pronto, comprendiste te. Tú no conoces a nadie, y si te tro-
que moverla era un terrible error. Ya pezaras con alguno de los antiguos Todo listo para empezar. Llega tu
entonces conocías la regla sagrada: rivales con los que te enfrentaste de rival y se sienta al frente del ejército
“pieza tocada, pieza movida” así niño, a buen seguro no podríais negro, conforme al emparejamiento
que, en una fracción de segundo, reconoceros después de tanto tiem- previamente realizado. El árbitro
metiste la dama en la taza del "Cola po. principal da orden de poner en mar-
Cao" y empezaste a remover distra- cha los relojes, y en la bulliciosa sala
ídamente... “¿Dónde está mi cucha- Así que, sin prisa, te diriges a la se hace de pronto un silencio sepul-
rilla?” Tras pedir disculpas a tu mesa que te ha sido asignada, y cral.
confundido rival, y limpiar concien- mientras esperas la llegada de tu
zudamente la pieza con el inmacula- rival, revisas la colocación del table- Envuelto en esa quietud, ahora te
do pañuelo blanco que tu madre ro: el cuadro blanco, abajo a tu dere- sientes inmensamente solo. Recuer-
ponía siempre en tu bolsillo, devol- cha, como debe ser. Y la ubicación das con cariño a tu padre, y echas de
viste lentamente la dama a su lugar, de las piezas: “Las torres en las menos sus consejos, y sus bromas.
y tras pensar unos segundos, movis- esquinas, los caballos son sus ami- Por ello, decides que no vas a jugar
te la torre. Tu rival lo permitió, y guitos y se ponen a su lado, luego esta partida sólo, y así, por arte de
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magia, el gran Capablanca aparece ataque prematuro y por ello, optas más agresivo, un gambito escocés,
sentado a tu lado. José Raúl por el natural desarrollo del caballo por ejemplo, entregando el peón
Capablanca, el genial cubano que de rey. Capablanca ni siquiera ha central a cambio de un rápido de-
fuera campeón mundial en los años pestañeado, es una buena señal, para sarrollo. O las violentas líneas del
veinte, que pasó siete años sin per- él estas jugadas iniciales son rutina- ataque Fegatello, para poner a prue-
der ni una sola partida, recuerdas. Tu rias. ba desde buen principio los nervios
jugador favorito, sin duda, cuyo de tu rival... y los tuyos. La serena
libro “Fundamentos del ajedrez” 2...¤c6 mirada de Capablanca parecía suge-
leías a escondidas en clase. Con el rir un ritmo más sosegado y es cier-
gran maestro Capablanca de tu to, después de tanto tiempo sin
Atención al ataque y defensa
parte, la cosa cambia, recuperas el jugar, resulta más prudente ir poco a
ánimo y entonces, de acuerdo con poco, con un juego tranquilo.
las tradicionales normas de etiqueta, Tu rival responde de modo natural,
estrechas la mano del rival y da ini- desarrollando una pieza y lo que es
cio la contienda. más importante, defendiendo su
peón central, que había quedado
1.e4 atacado por tu anterior movimiento.
La partida sigue su curso.
Dominar el centro 3.¥c4

Seguro de ti mismo, avanzas dos Con este movimiento queda plante-


pasos el peón de rey. El gran maes- ada la Apertura Italiana.
tro hace un gesto de aprobación. Tú
recuerdas con claridad que en las Seguramente “Capa” habría preferi- 4...¥b4+?
primeras jugadas es fundamental do su favorita Española, pero hoy no
ocupar con los peones el centro del estás de humor para meterte en las
tablero, ya que desde ahí se domina complicadas variantes teóricas que No perder tiempos
todo el campo de batalla. se dan en esa apertura. Por el con-
trario, la Italiana lleva a posiciones Tu rival parecía nervioso, incómodo,
1...e5 fáciles de jugar. lo cierto es que ha movido a toda
velocidad y tras un breve intercam-
El rival responde mecánicamente y 3...¤f6 bio de palabras con el árbitro ha
ocupa su parte del centro, de modo salido zumbando de la sala. ¿Olvidó
simétrico. Los peones centrales han Tu rival opta por esta jugada natural, ir al baño? ¿Aparcó mal el coche?
quedado bloqueados, pero eso no te que da lugar a la defensa de los tres ¡Qué importa! Su jugada parece
preocupa. Nadie amenaza tu peón, caballos. Se abre ahora un impor- floja, y nada más verla, el gran
de momento. Y de hecho, serás tú el tante abanico de posibilidades. Tu “Capa” ha hecho una mueca de de-
primero en crear amenazas. cuarta jugada va a marcar el carác- saprobación. Sí, lo que en apariencia
ter que ha de tomar la partida, por lo es un flamante jaque, resulta ser un
2.¤f3 que te tomas unos minutos en con- movimiento inofensivo, y puedes
testar. rechazar fácilmente la amenaza
avanzando tu peón. Con ello, ganas
Desarrollar rápido las piezas 4.d3 todavía mayor control del centro, y
las negras se verán obligadas a
Si tu rival fuera un absoluto princi- Nada nuevo bajo el sol, defiendes el mover de nuevo su alfil – si no quie-
piante podrías atreverte a intentar el peón de la amenaza del caballo rival, ren perderlo – con lo que en realidad
Mate Pastor, pero sabes perfecta- a la vez que refuerzas el control del habrán malgastado un valioso tiem-
mente que frente a un jugador de centro. Al mismo tiempo, este po en la carrera por el desarrollo y la
torneo no funcionaría una táctica tan movimiento de peón permitirá la lucha por el centro.
elemental. No quieres que tu posi- salida del alfil de dama. Por supues-
ción quede comprometida con un to, podías haber jugado de modo 5.c3 ¥a5
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mover por tener detrás su dama visiblemente afectado, apoya la


Pensar antes de jugar –resultará muy incómoda para tu cabeza entre las manos. Parece
rival. Siguen un par de jugadas derrotado, y por fin, sin mucha fe, da
Tú has visto enseguida la jugada que naturales, hasta que tu rival decide un jaque rutinario que tú ya habías
te gusta, y tu mano vuela al flanco amenazar tu alfil. previsto.
de dama dispuesto a hacerla, cuando
el GM (Gran Maestro) te sujeta por 7...d6 8.¤bd2 h6 12...¥b6+ 13.¢h1
el brazo: “El ajedrez se juega con la
cabeza, no con las manos”, te Aquí te surge una ligera duda.
recuerda. La regla de oro, que decía Querrías retirar tu alfil manteniendo
tu padre: pensar antes de jugar. la presión, pero ¿qué pasará si el
rival se expande en el flanco de rey
Capablanca insiste, muy serio: agresivamente? Capablanca susurra:
“Recuérdalo siempre: un solo fallo “No te compliques la vida, haz las
de concentración y se acabó”. jugadas que te parezcan naturales.
Retiras la mano y vuelves a pensar. Confía en tu intuición”. Retiras tu
alfil y tu oponente se sume en una
profunda reflexión.
Enrocar rápidamente 9.¥h4 g5?!

6.0-0! Por fin, el conductor de las negras se Mantener la objetividad


decide a efectuar este audaz avance,
El enroque es mucho mejor que tu que abre peligrosamente las defen- Has apartado tu rey al instante, y la
idea original 6.b4?! ¥b6 7.b5 ¤a5 sas de su rey. Ahora, te corresponde verdad es que ya te ves ganador. Con
8.¤xe5. Es cierto que en esta tomar una difícil decisión. Valoras la emoción de las últimas jugadas,
variante ganas un peón, pero retra- acertadamente que retirar el alfil es habías olvidado la presencia a tu
sas el desarrollo y después de 8...0–0 la opción más sensata, ya tendrás lado de Capablanca. Le miras espe-
las negras tendrían una compensa- tiempo más adelante de explotar las ranzado y, al mismo tiempo, orgu-
ción excelente y posibilidades de debilidades de su enroque. lloso de ti mismo, confiando en
atacar a tus piezas en el centro. Con encontrar la aprobación en su sem-
el oportuno enroque has puesto tu Sin embargo, te percatas de que blante.
rey a salvo y la torre de rey queda Capablanca está profundamente
lista para entrar en juego. concentrado en la posición, visible- Pero “Capa” parece como ido,
mente tenso. Naturalmente, el maes- absorto en la posición. Por fin, te
6...0-0 7.¥g5 tro analiza el sacrificio de pieza. mira fijamente a los ojos. ¡Has omi-
¿Merece la pena? Veamos, se obtie- tido algo! Te sacudes el optimismo
nen dos peones y un fuerte ataque, que hace un instante te nublaba el
no pinta mal. La cuestión es si las juicio y miras el tablero con toda la
negras llegarán a tiempo de organi- objetividad de que eres capaz.
zar la defensa. Tras calcular unos
diez minutos, lo tienes claro: ¡al ata- Tras un par de minutos, comprendes
que! la preocupación del maestro. Las
negras disponen de una excelente
10.¤xg5! hxg5 11.¥xg5 ¢g7 12.f4! oportunidad de pasar al contraata-
que, llevando su torre a la columna
Esta jugada es clave. Cuando la viste abierta frente a tu propio rey. Un
en los análisis previos, comprendis- rápido cálculo confirma el diagnós-
Estás muy satisfecho de tu posición te su enorme fuerza. La apertura de tico inicial: todo está en el aire. ¿Qué
tras hacer esta jugada. Recuerdas de la columna alfil rey permitirá la par- ha sucedido? ¿Qué has hecho mal?
tu experiencia, que la clavada sobre ticipación de tu torre en el ataque, Claramente, tu rey está mal situado
el caballo negro – que no puede con efectos devastadores. Tu rival, en ‘h1’, ¿acaso no debiste moverlo
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allí? Parecía una jugada evidente,


pero... ¿qué habría pasado si hubie-
ras parado el jaque avanzando el
peón? ¡Eso es! ¡Esa jugada ganaba!
Se desarrolla en tu mente la varian-
te: 13.d4! exd4 14.e5! dxc3+
15.¢h1 dxe5 16.fxe5 y las negras no
pueden evitar la pérdida de la dama.

Controlar las emociones

¡Qué pena! Has desperdiciado una


gran oportunidad, podías haber
ganado la partida en pocas jugadas y
en lugar de eso, ahora es un cara o
cruz, puedes incluso perder. Tu rival
sigue pensando, pero tú estás seguro
que encontrará la buena. Te hundes
en tu asiento, desmoralizado. Ni
siquiera estás seguro de que puedas
salvar el empate. Entonces, Capa-
blanca te mira gravemente y te pide José Raúl Capablanca, campeón mundial 1921-1927
que te levantes.
Tu rival ha pensado mucho rato, Capablanca asiente; sabes que has
– ¿En medio de la partida?” pero por fin se decide por la jugada cogido el toro por los cuernos y lo
que más temías. Pero internamente, que tenga que ser será, ya no hay
-Sí, levántate, date un paseo, sal a ya habías descontado el golpe, como marcha atrás. Nos jugamos el todo
tomar el aire, estira las piernas, haz las bolsas que caen antes de que se por el todo en los próximos movi-
lo que quieras. Pero cuando vuelvas produzcan las malas noticias, para mientos.
hazlo pensando que la partida luego subir, y llevarse por delante a
empieza de nuevo. Olvida lo que ha los incautos. Limpiar a los “picho-
sucedido. Vas a recuperarte de este nes”, que se diría en el argot ajedre-
error. Recuerda lo que decía cístico.
Einstein: "hay una fuerza motriz
más poderosa que el vapor, la elec− Pero tú no eres un pichón. Recuerdas
tricidad y la energía atómica: la la frase del mítico Bobby Fischer,
voluntad". Y tú quieres ganar esta cuando era un prometedor joven
partida. dispuesto a comerse el mundo: “hay
dos tipos de jugadores: los tipos
Te levantas y sales al patio, respiras duros y los buenos chicos; yo soy un
hondo y permites que la brisa y los tipo duro”. Vamos a jugar duro
tenues rayos de sol relajen tu ánimo. ahora. 14...¤g4
“Sólo es una partida de ajedrez”, te
dices. Y quizá no esté todo perdido, Esta jugada te ha pillado por sorpre-
no voy a dejarme dominar por el Confía en tus posibilidades sa. ¡Qué tipo! ¡Te quiere dar mate en
pánico. Regresas al tablero, resuelto una! Esperabas el sacrificio de torre
a seguir luchando. 14.fxe5 14...¦xh2+! que tras 15.¢xh2 £h8+
16.¢g3 ¤h5+ permitía a tu rival
13...¦h8! Has descartado la natural 14.h3 por montar un fuerte ataque. Quizá
temor al sacrificio 14...¥xh3. pudieras salvar medio punto, pero
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qué duda cabe que daba miedo. ¿No ción, evitas las tablas y podrías pre- perderás la iniciativa. Antes de
lo ha visto? ¿O pensó que su jugada sionar a tu rival. “¡Qué demonios! ponerte de nuevo a calcular, te fijas
era mejor? Quién sabe. Ahora, tienes No hemos llegado hasta aquí para que la partida de al lado ha termina-
varias opciones, pero la entrada de la conformarnos con un empate”. Allá do, han recogido las piezas y han
torre con jaque parece evidente, y vamos, y que sea lo que Dios quiera. abandonado sus asientos. “Capa” se
muy fuerte. Pero esta vez, antes de Se suceden las jugadas en medio de ha puesto cómodo en la mesa de al
actuar impulsivamente, vuelves la una tensión creciente. lado, y ha tomado en sus manos una
vista hacia el maestro. “Capa” te de las piezas, con la que juega rela-
hace un gesto con las manos abier- 15.¥f6+! ¤xf6 16.exf6+ ¢f8 17.d4 jadamente, mientras piensa acerca
tas, las palmas hacia abajo, y casi ¤xd4?! 18.cxd4 ¥xd4 19.¤f3 ¥xf6 de nuestra posición. ¿Qué pieza
puedes leer sus labios “Tranquilo, tiene en las manos? La dama blanca.
tranquilo”. Inevitablemente, recuer- ¡La dama!, la pieza más poderosa
das las palabras del premiado direc- del ajedrez... ¿Me está dando una
tor y apasionado ajedrecista Stanley pista? Las palabras conectan en tu
Kubrick, cuando decía que el ajedrez mente: ataque – dama – ataque –
no es solo inteligencia, sino auto- dama... ¡Debes llevar tu dama al
control y dominio de las emociones: ataque! La posición pide dar rienda
“Te sientas frente al tablero y repen- suelta a la imaginación y casi das un
tinamente tu corazón brinca. Tu brinco cuando se te ocurre una bri-
mano tiembla al tomar una pieza y llante continuación.
moverla. Pero lo que el ajedrez te
enseña es que tu deber es permane- 21.¤g5! ¥xg5 22.£d5!
cer ahí, con calma, y pensar si real- Tu jugada quince obligó a tu rival a
mente es una buena idea o si hay ponerse a la defensiva, y ahora, ha La entrada de la dama al ataque es
otras mejores”. optado por devolver el material para inevitable, y debería tener efectos
traer su alfil a la defensa. A primera decisivos. El rey negro trata de huir
Así lo haces, y con disciplina, te vista, parece un error: el material se a la banda, pero las amenazas de
obligas a explorar las diferentes iguala, pero es evidente que tu ata- mate se suceden. La partida cobra
opciones. Pronto descubres que la que sigue con fuerza. Tu oponente un ritmo vibrante y hasta el propio
captura con torre solo lleva a una no ha aguantado la tensión y se Capablanca, de costumbre tranquilo,
posición igualada: 15.¦xf7+ ¢g6 abren nuevas oportunidades para las aparece ansioso, como si quisiera ser
16.£xg4 ¥xg4 17.¥xd8 ¦axd8 blancas. Capablanca parece entu- él mismo quien se sentara ante el
18.d4 dxe5 19.¦af1 exd4 20.¦7f6+ siasmado, y tú también comienzas a tablero a rematar la faena.
¢g7 21.¦f7+ ¢g6 y tablas. sentirte optimista. Pero comprendes
que hace falta un juego enérgico, y
por ello decides abrir líneas contra el
rey enemigo. Llevar la dama al ataque
Analizar jaques y capturas
22...¢g7 23.£xf7+ ¢h6 24.¥d3!
Calculas variantes largas y compli- £g8
Abrir líneas con los peones
cadas, te cansas, miras el reloj, el
tiempo pasa tan deprisa... tienes que
tomar una decisión. Entonces, te 20.e5! ¥e7
acuerdas de lo aprendido con tu
padre: “revisa siempre jaques y cap- Tu rival ha valorado correctamente
turas”. Es obvio que tomar en g4 no que tras 20...dxe5 21.£xd8+ ¥xd8
funciona, ya lo hemos visto en la 22.¤xe5 el ataque blanco sería
variante anterior, pero ¿y el jaque en decisivo, aun después de haber
f6? Analizas, parece interesante, cambiado las damas.
está claro que corres algún riesgo,
pues sigues con pieza de menos, Ahora, debes hallar el modo de con-
pero mantienes una gran compensa- tinuar con el ataque, de lo contrario
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Llega el momento culminante: el


rival ha sido capaz de defenderse
hasta ahora, pero está al límite de
sus fuerzas, y lo sabes. Ahora debes
evitar el cambio de damas, que
liquidaría tu ataque, pero una reti-
rada permitiría a las negras movili-
zar los refuerzos del flanco de dama.
Recuerdas lo importante que es ser
coherente en ajedrez: quien dijo A
debe decir B, y por ello, habiendo ya
sacrificado un alfil, buscas el modo
de mantener viva la llama del ata-
que.

Mantener la iniciativa

25.¦f6+!! ¥xf6 26.£xf6+ ¢h5

Miguel Illescas, autor del artículo, ocho veces campeón de España

en el flanco de rey puede resultar


concluyente. Ataca con todas tus piezas
El sacrificio de torre ha servido para
eliminar uno de los defensores del Por suerte, advertiste a tiempo que la
rey enemigo, y alejarle todavía más Habla con tus piezas jugada que parecía ganar no es tan
de la cobertura de su ejército. fuerte. Tras 28.g3? £d5+ 29.¢g1
Hemos ganado un tiempo para el 27.¦f1! ¥g4 £c5+! y las negras recuperan la
ataque y sabes que eso puede ser esperanza. Con el sacrificio de la
determinante. Analizas ahora los Tu rival reacciona lo mejor que segunda torre hecho en la partida, se
jaques y los movimientos con tu puede y trae refuerzos a su vez. elimina el nuevo defensor del rey
dama, pero no encuentras el remate. Antes forzaste el cambio de una negro. Ambos bandos están exhaus-
torre por el alfil enemigo. Estás ins- tos, al límite de su respectiva capa-
Tras calcular decenas de variantes te pirado y se te ocurre que ahora pue- cidad de ataque y defensa. Y con un
incorporas en tu asiento, a tomar des entregar la otra. Cuando alguien desequilibrio material tan grande –
aliento. Te molesta admitirlo, pero la sacrifica las dos torres en la misma solo tienes un alfil por las dos torres
ayuda de Capa ahora te vendría de partida se habla de que ha hecho “la negras – necesitas actuar con total
perlas... Y de pronto, oyes un susu- inmortal”, en honor a aquella famo- determinación.
rro “Habla con tus piezas”. Tu dama sa partida de Anderssen del siglo
y tu alfil están dando lo mejor de sí XIX... ¿puede funcionar? ¿puedes Pero ahora, aunque fatigado, tras
mismos, pero la torre del flanco de jugar hoy tu partida inmortal? haber sacrificado la mitad de tu
dama está pidiendo a gritos partici- ejército, te sientes lleno de confian-
par en la lucha. Su rápida aparición 28.¦f5+! za respecto al desenlace final.
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28...¥xf5 29.£xf5+ £g5 queda pensativo. No hay defensa. El muchas las jugadas que quisieron ser
mate es inevitable. “Capa” ladea la brillantes y acabaron olvidadas en el
Tu rival ha comprendido que no cabeza, se ilumina su rostro con su limbo de lo que pudo ser y no fue, o
tiene posibilidades tras 29...¢h6 sonrisa franca, y se lleva la mano a de lo bello que pudo haber sido; for-
30.£f6+ ¢h5 31.¥e2+ pues perde- un lado de la frente, saludándote con mas subjuntivas que aplastan cruel-
ría la dama limpia. Por ello tapa el un sombrero imaginario. El maestro mente y demasiado a menudo la
jaque con la dama. ¡Pero tú habías te felicita. Ahora sí, todo ha termi- belleza de los nobles ideales del ser
calculado esto! ¡Es mate forzado! En nado. Te relajas ligeramente y per- humano...
el reloj se consumen rápidamente los mites que el nivel de tensión vaya
últimos minutos, mientras verificas disminuyendo. Quedan pocos Por fin, vuelves a la realidad, cuan-
el mate... Sí, ¡es mate en seis! Miras segundos del tiempo inicial que te do te das cuenta de que tu rival te
a Capa, y ves que está increíblemen- fue asignado, pero sobran y bastan mira, con su mano extendida. Se la
te tranquilo y sonríe de oreja a oreja. para dar el mate en dos. Por fin, tu estrechas con una sonrisa compasiva
Verificas una segunda vez y todo rival acepta su destino y ejecuta las y él, tras declinar amablemente la
está claro en tu mente. Sigue una últimas jugadas. posibilidad de analizar juntos la
variante forzada, las jugadas del partida, abandona la mesa y sale a
negro son únicas. 33...¢g5 34.£f5+ ¢h6 35.£g6# toda prisa de la sala, casi tropezando
con uno de los árbitros. Rebuscando
en tus sentimientos, recuerdas por
un instante el amargo sabor de la
derrota. La derrota es dura de asi-
milar, y solo encuentras consuelo
cuando logras aprender algo de ella.
Ya decía Capablanca, “se aprende
más de una derrota que de cien vic-
torias”.

Por cierto, ¿dónde está el bueno de


“Capa”? Ya no está aquí, se ha ido,
ha regresado al mundo de los espíri-
30.£h3+! £h4 31.g4+! ¢g5 Como sucede a veces en ajedrez, el tus. La magia ha terminado, y regre-
32.£e3+ ¢xg4 33.£e4+ espíritu ha triunfado sobre la mate- sas definitivamente al mundo real.
ria, y te felicitas, pues sabes que la Miras tu reloj de muñeca: las ocho.
Tu rival se detiene, te mira como mayor parte de las veces es al revés, Si te das prisa, llegarás a casa a
ausente, regresa la vista al tablero y y es la materia quien se impone. Son tiempo de dar la cena a los niños.

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