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Domingo 15-07-2018

Comencé hace dos días a utilizar los procesos y herramientas que ofrece Lain en
sus libros.
Me he dado cuenta que estaba creando lo que Lain llama “un potencial excesivo”.
Todo iba bien a un comienzo, me sentía emocionado y esperanzado. Yo sabía que
iba bien porque me sentía bien. Luego del primer día, comencé a sentir malestar
cuando hacia los ejercicios y utilizaba las herramientas. Pero logre identificar que
ese malestar provenía de la ansiedad y de la duda.
Mi mente racional insistía en que yo no tenía las cosas que decía, en que yo no era
abundante. Además, sentía que cada vez que no ponía atención a los procesos,
estaba desperdiciando tiempo y con eso me estresaba y empezaba la ansiedad.
Sin embargo, luego de pedir guía a Dios (la parte de mí que es divina, sabia e
infinitamente más inteligente que mi mente, mi alma, la vida que fluye a través de
mí) me llego una estupenda idea.
Mi enfoque mi deseo era siempre contrastado por mi mente racional. Pero hay algo
que mi mente racional no podía contrastar y eso es la realidad de la emoción.
Por lo tanto, si yo hablo en términos vibratorios, no puedo contradecirme pues veo
los resultados inmediatamente. No puedo negar que el sentimiento está ahí.
Ejemplo:
“Todos los días y en toda forma, prospero vibratoriamente más y más”.
“Vibratoriamente/Sentimentalmente soy un imán te oportunidades para triunfar”.
“Vibratoriamente/Sentimentalmente el dinero fluye hacia mí por todas partes y en
toda forma”
“Vibratoriamente/Sentimentalmente el dinero fluye hacia mí en abundancia”
Es decir, la manifestación física no es instantánea y mi mente la niega, sin embargo,
la manifestación emocional es instantánea y no hay manera de negarla pues
está ahí como evidencia. Entonces cambio el foco del ejercicio al despreocuparme
por el resultado y enfocarme en el sentimiento, el cual no puede ser negado puesto
que está presente.
Otro método que me fascinó fue uno que sale en “La voz de tu Alma”, que dice que
cuando te atrape la negatividad armes una fiesta. Lo que yo hago es celebrar la
negatividad (no necesariamente con una fiesta) puesto que eso significa que está
funcionando el proceso, que mi mente intenta volver a los antiguos patrones. De
esa forma, la emoción negativa también forma parte de una manifestación y
deja de ser “negativa”, pues es evidencia de resultados.
Otro método fue el de ver la vida como un juego. En un juego de simulación solo
te diviertes, no te preocupa el resultado. Luego si vivieras en vida lo mismo
comienzas a preocuparte. Pues para Dios, la parte de ti divina y conectada con la
Fuente, esta vida es igual que la simulación. Si ves esta vida desde un plano
superior, la ves como un juego para divertirte, practicar y tener experiencias.
Después de todo lo peor que te puede pasar es la muerte, y después de eso vuelves
al plano superior lo cual es fantástico en realidad.
Así que aplicare lo aprendido con disciplina y enfoque. No renunciar al deseo, sino
al excesivo interés por el resultado.
Lunes 16-07-2018
Tras escribir la bitácora de ayer y aplicarla, me he dado cuenta de otros procesos
mentales que me obstaculizan.
Al momento de hacer los ejercicios, estaba forzando a mi mente a sentirse bien. El
problema es que el forzarla pone en evidencia el hecho de que hay resistencia
presente. Mientras hago los ejercicios fuerzo mi mente y a medida que pasa el
tiempo crece el momentum de esos pensamientos positivos, pero esos
pensamientos negativos que añadían resistencia que en un principio era tan
pequeña, casi imperceptible, ahora también está más grande y fácil de identificar. Y
cuando el momentum es alto, la resistencia también se hizo grande.
Lo bueno es que al descubrir esto, ahora puedo hacer evidente la resistencia en sus
primeras etapas, cuando antes era casi imperceptible ¿Cómo la identifico? Pues por
el esfuerzo que intento hacer cuando intentó convencer a mi mente. Esfuerzo
innecesario. Simplemente debo encontrar otro pensamiento. No hace falta elegir
uno con resistencia ni forzar a la resistencia desaparecer. A lo que te resistes
persiste. A medida que eliges un pensamiento limpio y puro, sin resistencia, y
agarras momentum en el, vas abriendo accesos a otros pensamientos que antes
parecerían tener mucha resistencia, pero que desde una nueva perspectiva están
puros.
Miércoles 18-07-2018
Mi mente me seguía dando problemas. Pero como conozco la frase “a lo que te
resistes persiste y lo que miras desaparece” se me ocurrió una fabulosa idea, lo que
me llevo a no solo conocer esa frase conceptualmente, sino también experimentarla
visceralmente, vivenciarla.
Mi mente siempre quiere algunas cosas y mi “yo”, quien realmente soy quiere otras.
Esto lo puedo ver claramente cuando yo quiero hacer dieta. Quiero dejar de comer
algunas cosas que yo sé que me hacen daño o comer hasta cuando estoy satisfecho
y nada más. Pero mi mente me sigue pidiendo más y más y más. Lo mismo cuando
quiero hacer ejercicio, mi mente busca escusas y justificaciones súper válidas para
no hacerlo.
Si yo quiero una cosa ¿Por qué mi mente pide otra? Acabo de comprender que no
estoy solo dentro de mi ser. Esto me llevo a comprender también la lucha de Jesús
en el desierto y a darme cuenta que el único “Satanás” que existe esta en
nuestro interior.
Jesús decía “No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino
espada. Porque he venido a poner en conflicto al hombre contra su padre, a la hija
contra su madre, a la nuera contra su suegra; por lo que los enemigos de cada cual
serán aquellos de su propia casa”.
Todas las ideas, pensamientos, criticas, juicios y condenas que mi mente usa como
justificaciones y excusas son los enemigos con los que convivo como si fueran mi
familia. Están ahí siempre y vivimos juntos. Pero no quería resistirme a ellos y luchar
en cada momento cada vez que aparecían, en lugar de eso comencé a hacer lo
siguiente:
Cada vez que sentía algo negativo en mi interior, cualquier tipo de incomodidad, me
aparto de esa opinión, idea o pensamiento que me hizo sentir así, y puedo ver
claramente como mi mente se siente, porque mi mente piensa eso. Puedo verlo
claramente, tal como si viera a una persona hablando y diciendo lo que opina. No
me identifico con mi mente y sus pensamientos, sino que la observo sin juzgar.
Al poder sentirme aparte de mi mente y sus ideas, pude darme cuenta que no soy
mi mente. Puedo entrar en ella y vivir el drama que está viviendo como si fuera yo.
Pero también puedo apartarme y ver lo que realmente pasa con ojos claros, sin
juzgar, sin condenar nada y desde una perspectiva mucho más amplia.
Ahora le hablo a mi mente como si fuera otra conciencia aparte de mí, aunque
esencialmente somos el mismo. Tras hacer estos ejercicios comencé a ver a mi
mente con amor y aprecio. Me di cuenta que es temerosa, tiende a lo negativo, es
pesimista y no le gusta hacer nada que no esté acostumbrada hacer, aunque sea
algo que la lleve a obtener grandes cosas. De a poco he comenzado a sentir amor
por mi propia mente y una especie de cariño, como si fuera una entidad débil y
temerosa que simplemente aprendió de su entorno.
Al empezar a conocer a mi mente me he dado cuenta que saca sus propias
conclusiones basándose en cosas que aprendió desde que yo era pequeño. Tiene
ideas que no son de utilidad, pero yo, cuando estoy viviendo el drama de mi mente,
ni siquiera cuestiono esas ideas y para mí son una realidad.
No sé en qué momento me comencé a sentir aparte de lo que mi mente es. Pero sé
que es por leer tantos libros y hacer los ejercicios que estos proponen. Son libros
de personas que vencieron sus miedos, se identificaron aparte de su mente y fueron
directo a sus sueños.
Llegue a la conclusión de que me mi mente no es mala. Ella no es malvada ni hace
esas cosas porque no me quiera ver triunfar o ver feliz. Simplemente lo hace porque
es lo que aprendió a través de mi desde pequeño. En pocas palabras yo le enseñe
a ser así.
Por eso ahora una de las cosas que quiero hacer definitivamente es reeducar a mi
mente. Mostrarle lo bello que es todo en realidad, que nunca hubo nada malo con
ella ni conmigo, que todo siempre marcha bien, que el mundo sigue girando, el sol
sigue saliendo, la naturaleza sigue su curso. No hay nada malo en esencia. No hay
ninguna cosa por la que sufrir, lamentarse, condenarse, sentirse mal, victimizarse,
decepcionarse, etc. Sino que fuimos nosotros (yo y mi mente) los que entramos en
esos dramas al ver que era lo que todo el mundo hacía. Pero no tiene que ser así.
Amo a mi mente, la amo con todo mi ser, porque me permite experimentar el entorno
en el que vivo desde una curiosa perspectiva. Y ahora yo me encargare de llevarla
suave, gradual, tranquila, gozosa y amorosamente hacia donde yo realmente quiero
estar, para así mostrarle lo bella que es la vida.
Jueves 19-07-18
Hoy haciendo mis ejercicios mi tuve una especie de revelación. Mis pensamientos
se iluminaron y me hicieron entender algo al grado que lo experimente
emocionalmente y no solo teóricamente.
Ya había leído hace tiempo que nuestros deseos surgen de nuestra experiencia de
vida. Vivimos, vemos cosas que nos gustan y otras que no según como nos hacen
sentir y según nuestros patrones de pensamiento, y en consecuencia surgen los
deseos. Luego queremos cumplir nuestros deseos porque creemos firmemente que
al conseguirlos nos sentiremos mejor. Creemos que la única forma de sentir de
alguna manera el “beneficio” que nos entrega tener un nuevo deseo es llevando a
cabo el deseo en nuestra realidad. Y a simple viste no hay otra manera de hacerlo.
Sin embargo, si existe una. Podemos sentir nuestro deseo cumplido y vivir el
beneficio.
Es decir, el beneficio siempre estuvo a la mano. ¿Te das cuenta? La manifestación
física de ese deseo no es la única manera de sentir ese beneficio. Cuando quiero
cumplir un deseo siempre lo hago porque al conseguirlo me sentiré bien. No
importa lo que sea, siempre me sentiré bien al experimentar mi deseo
cumplido. En pocas palabras es el sentimiento lo que busco. Cuando cualquier
persona tiene cualquier deseo sabe que al realizarlo físicamente se sentirá bien y
recién ahí creemos que sentiremos el beneficio de ese deseo. Pero lo podemos
sentir de antes. Podemos crear en nuestro interior ese sentimiento del deseo
cumplido y experimentar el beneficio instantáneamente.
De hecho, esta idea la había entendido hace tiempo atrás. Pero lo que me llevo a
experimentarla visceralmente fue la siguiente idea, a la que me refería cuando dije
que mi mente se ilumino.
Si hubiera llegado a este mundo y nunca tenido una preferencia, nunca habrían
surgido los deseos ¿Cierto? Es decir, nuestra alma, nuestro ser interior, lo que
somos, no cambiaría en nada. No cambiaria en absolutamente nada. A lo largo de
la vida hubiera hecho cosas, pero no haber tenido preferencias. Podría, de hecho,
vivir exactamente como estoy viviendo ahora con la excepción de no tener ningún
deseo. Te imaginas viviendo así ¿Parece bueno o malo? ¿Sería un poco aburrido
no crees?
A partir de esta idea surgió una conclusión obvia. Los deseos que hemos creado
son para disfrutar de ellos. Si no tuvieras deseos, jamás podrías sentir esa deliciosa
sensación que se siente pensar en ellos. No estoy hablando de tenerlos físicamente,
sino pensar en ellos ya te produce una emoción, un beneficio, un éxtasis. Si yo
nunca hubiera tenido mis preferencias que nacieron de mi perspectiva según mis
experiencias de la vida, jamás podría sentir ese delicioso sentimiento de mis deseos
cumplidos (estén realizados físicamente o no).
¿Puedes verlo ahora? ¿Puedes ver que lo que realmente buscas es el sentimiento?
Eso es lo que la expansión es. Es haber llegado a este mundo de una manera A y
dejar este mundo de una manera B. Y la brecha entre A y B es una gran cantidad
de expansión de tu ser, que se lleva a cabo gracias a que creciste en un entorno,
identificaste lo que te gustaba y lo que no, creaste preferencias de las cuales
nacieron claros deseos y gracias a que ahora tienes ese deseo puedes sentir lo bien
que se siente pensar en él, sentirlo en tu ser, vivirlo.
Muchas veces en mi pasado intente eliminar los deseos. Me culpaba por desear
cosas que no tenía, me sentía mal por no tener todas esas cosas que deseaba.
Pero ahora puedo ver claramente lo fabulosos que son los deseos. No vinimos a
este mundo de una manera A para irnos de una manera A. Sino que vinimos a
experimentar todo lo que hay entre A y B. Todos esos sentimientos son nuestras
valiosas joyas. Esos sentimientos al fin y al cabo son lo que buscamos, y aunque
pareciera ser que la única manera de recibir el beneficio que entrega el deseo es
llevándolos a la realización física, en realidad desde el momento en el que el deseo
nació de ti a causa de tus experiencias y conclusiones, has tenido la habilidad de
recibir el beneficio que tus deseos generan. Un beneficio que está a solo un
pensamiento de distancia.

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