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2. CONCEPTO DE NORMALIDAD/ANORMALIDAD
En la psicopatología encontramos una serie de criterios de normalidad-
anormalidad dedicados a la población adulta, los cuales serían el criterio clínico,
criterio subjetivo, autonomía y autocontrol, criterio estadístico y el criterio
social/adaptación.
De estos criterios que se corresponderían a la edad adulta, el criterio subjetivo (de
malestar) así como el criterio de autonomía y autocontrol, no se adecuan al mundo
infantil y por lo tanto no resulta válido para la población infantil.
Un dato que es fundamental a la hora de calificar una conducta como anormal es la
referencia a su frecuencia, duración e intensidad, que llevan a concebir la conducta
por exceso o por defecto.
Las características básicas de comportamiento infantil según Luciano, 1989, son:
- Comportamientos infrecuentes en la población
- Comportamientos con consecuencias negativas a corto plazo y largo plazo para
el propio sujeto o su entorno. Estas consecuencias negativas suponen:
Una amenaza o daño a nivel biológico, personal o social
Sufrimiento o preocupación continua para la persona u otras de su
entorno
Interferencia grave en las actividades cotidianas o en las actividades de
los demás
3. CONSIDERACIONES RELATIVAS A LA INFANCIA
A la hora de definir una conducta infantil como normal o patológica hay que tener
en cuenta:
- Consideraciones evolutivas
Los niños viven en un periodo de rápido crecimiento y desarrollo. Además de
los cambios físicos, existen importantes cambios sociales, cognitivos y
comportamentales que tienen profundas repercusiones para la psicopatología
infantil.
La edad se considera uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta,
debido a que lo que puede resultar completamente normal en una edad
determinada puede que no lo sea en otra edad. También encontramos aquí el
hecho de que los niños experimentan rápidos cambios y los problemas de
comportamiento aparecen y desaparecen en las diferentes edades. Siendo el
patrón más común el de que las conductas problemáticas se atenúan
progresivamente con la edad.
Por otro lado, hay que considerar las normas evolutivas, ya que la evaluación
de los niños de cualquier edad necesita de un conocimiento exacto del
“desarrollo normal”, incluyendo la tasa base de las conductas de interés y de
los cambios de estas conductas en las diferentes edades y niveles de desarrollo.
Fundamentalmente, tener en cuenta el desarrollo cognitivo.
- Criterios adultos
La conducta de los niños es valorada como anormal por los adultos que le
rodean: padres, maestros o profesionales. Esto significa que previamente a la
intervención del profesional, el adulto ha emitido su diagnostico sobre una
conducta. Debemos por ello, determinar si el problema existe (o si por el
contrario se trata de intolerancia, problemas en el estado emocional,
habilidades para tratar niños o concepciones erróneas de adultos), ya que no
todas las personas que rodean la niño perciben la conducta como problema o
el problema del mismo modo.
Hay diversos factores que influyen en que sea requerida la ayuda psicológica
para un niño como son el grado de tolerancia de los padres, ya que cuanto
menos tolerantes sean los padres mayor será la tendencia a sobrevalorar la
conducta del niño y solicitar ayuda psicológica. Por otra parte, influye también
la conflictividad conyugal, habiendo a mayor conflictividad una menor
tolerancia ante las características negativas del hijo.
Las evaluaciones, en estos casos, ponen de manifiesto un modesto acuerdo.
- Carácter interactivo de la conducta infantil
Los niños, durante un número considerable de años, son muy dependientes de
sus contextos más inmediatos y en especial de los contextos familiar y escolar,
por ello debemos tener en cuenta los diferentes contextos en los que el niño
participa y su influencia recíproca.
- Situacionalidad de la conducta infantil
Es un error pensar que un comportamiento es anormal cuando aparece en
todos los contextos, ya que se puede dar solo en algunos.
La familia, la escuela y el grupo de compañeros de clase, se presentan como los
tres contextos específicos que tienen especial influencia en el desarrollo y
mantenimiento del comportamiento anormal y normal del niño. Sin embargo,
no es infrecuente que determinadas conductas, tanto normales como
anormales, únicamente aparezcan en uno de estos ambientes.