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Resumen
Palabras Claves
Abstract
The search of an univocal concept ofJurisdiction, has been subject debated widely by Doctrine.
However it does not seem lo have arrived lo a definetively conclusión. The relativity of the
jurisdictional concept is something that is appreciated not only in its historical sense, but in the
reality, leads, certainly, lo the ambiguous use of the word. But, on the other hand, the active and
the presente of the State as the principal -in its role of being the custodian of public interests; and
also as the protector of the weak collective has also motivated lo an unusual extensión in its
function, which are not simply limited in the public service scope. To it, it is added, the total and
the recognition of the supranational entities devices for the resolution of multiplicity of jurídical
conflicis and situations. Appreciating the latest Venezuelan Constitution, as well as the criteria
exposed in the Jurisdiction Unity; as well as the formulation of legal proceedings framed by the
restricción in the multiplicity of procedures like oral proceedings, brevity and speed consecrated
in the Motherland Constitution.
Key words
El análisis del concepto jurisdicción, corresponde realizarlo en forma previa, a las nociones que,
junto con ella conforman el trípode sobre el cual descansa el sistema procesal contemporáneo:
jurisdicción, acción y proceso. De esta manera, se adopta el sentir y la manera de pensar que
desde hace ya algún tiempo, domina en la doctrina científica y se consagra en los códigos
procesales, adaptándose con ello a la realidad jurídico-político de la sociedad moderna. En
efecto, el cambio en el orden sistemático en los modernos Códigos Procesales, dando preferente
tratamiento a la jurisdicción frente a la Acción indica una verdadera evolución de mentalidad en
atención al punto de vista tomado en cuenta a la hora de confeccionar el método por el cual han
de regirse quiénes quieran resolver sus conflictos con intervención de un tercero imparcial,
calificado para ejercer la representación de una función del Estado. Con anterioridad, los
Códigos se planteaban los problemas "desde el punto de vista del litigante que pide justicia",
ahora se los plantea desde "el punto de vista del Juez que debe administrarla". (Relación Grandi
C.P.C. Italiano 1942). La Relación Grandi al Código Italiano de 1942, observa que "mientras el
viejo Código consideraba la acción como un prius de la jurisdicción, el nuevo Código,
invirtiendo los términos del binomio, concibe la actividad de la parte en función del poder del
Juez". Por ello afirmaba Calamandrei, (1) "debemos considerar, ante todo, los problemas desde
el punto de vista del Estado que administra justicia, y partir de la noción de jurisdicción". En el
sentido indicado, vemos como el Código de Procedimiento Civil Venezolano de 1986, acoge el
criterio expuesto, reconociendo la prioridad del concepto de jurisdicción sobre el de acción,
cuando observamos que su orden sistemático parte de la jurisdicción y del Juez que la ejerce. En
el mismo orden, cabe destacar, la opinión de Arístides Rengel Romberg (2), siguiendo la Re-
lación Grandi al código Italiano cuando afirma: "en el orden sistemático el nuevo Código parte
de la jurisdicción y del Juez que la ejerce. Se asocia así el Código a la dirección y mentalidad
predominante en nuestra época en la doctrina y en los ordenamientos positivos de considerar el
fenómeno procesal no tanto desde el punto de vista del litigante que pide justicia (acción), sino
mas bien mirando al Juez que debe administrarla (jurisdicción), dejando de considerarse a la
acción como un "prius" (algo anterior) de la jurisdicción para concebir, al contrario, la actividad
de las partes en función del poder del Juez".
(1) (Instituciones Derecho Procesal Civil, Tomo I Pág. 114).
(2) (Conferencias sobre el nuevo Código de Procedimiento Civil, Palacio de las Academias, Caracas, 1986).
Acepciones
(3) Gustavo Briceño Vivas. Diario El Nacional, Caracas. Ed. 30-05-00). (4)
(4) (Texto citado de Rengel Romberg. Ob. Cit. Referido a Rodríguez García, Fausto. El Principio de la legalidad y el Estado de Derecho).
De otro lado, esta ojeada permite observar que, en el Estado moderno, a la par de la Jurisdicción
estrictamente considerada, vale decir, función ejercida normalmente por el denominado Poder
Judicial, coexiste un tipo de justicia, que si bien no alcanza la elevada calificación de la
jurisdicción, contribuye, indudablemente, a la solución de una diversidad de conflictos de variada
índole que abarcan situaciones laborales, propiedad industrial, agrario, inquilinario, protección
del menor y adolescente, competencia comercial, etc. que resuelven órganos administrativos, a
reserva del control jurisdiccional, y que, ciertamente, también declaran el derecho. ¿Pudiéramos
reconocer esta actuación a la reservada al Organo Parlamentario para declarar el allanamiento a
uno de sus integrantes? (5). Tales circunstancias, permitirán reafirmar un doble punto de vista
con relación al tema estudiado: uno genérico, que puede, incluso, corresponder a la función
administrativa, la cual, ya hemos visto, abunda en la actualidad. La otra, strictu sensu, es la que
referimos, comprendiendo en ella, la función normalmente ejercida por órganos debidamente
autorizados (competentes) del Estado, conocidos como judiciales. Luego de las anteriores
precisiones, cabe destacar, no obstante, que en el lenguaje común, existe una diversidad de
nociones y situaciones usualmente reconocidas con el vocablo jurisdicción. Así vemos como se
utiliza para referir el ámbito territorial sobre el cual se ejerce una potestad; o para mencionar el
poder que se ejerce, o la función que se cumple como sinónimo de competencia, y desde luego,
en su verdadero sentido de función pública.
La Jurisdicción como ámbito territorial, permite significar el espacio, cualquiera que éste sea,
terrestre, marítimo, aéreo, insular, etc., sobre el cual un agente público o un tribunal ejerce su
función. Este significado se extiende hasta considerar, inclusive, la soberanía del Estado. Así se
habla de "suceso ocurrido en jurisdicción de; o, la jurisdicción de Venezuela sobre el Golfo no se
ha discutido jamás".
(5) (Const. Nac. Art. 200).
Características de la Jurisdicción
Por el momento, podemos expresar, hechas las anteriores aclaratorias, que la jurisdicción, como
función estatal, refiere tres características: La autonomía, pues cada Estado la ejerce plena y
soberanamente de conformidad con su derecho interno y respetando, adhiriéndose y
comprometiéndose con el nuevo tratamiento que surge del concierto internacional. Se afirma que
es exclusiva y excluyente, en el sentido de reconocer que sólo el Estado la ejerce con
prescidencia absoluta de particulares y de otros Estados. La anterior posición, eminentemente
formalista, que nos presenta a un Estado omnipotente, se encuentra con una realidad
completamente distinta, en la que aflora la necesidad de incorporar y reconocer la actuación
integral de la sociedad como participante decisivo en el sistema de justicia. La exposición de
motivos de la Constitución Venezolana de 1999, declara, en este orden de ideas que "la
administración de justicia no es monopolio exclusivo del Estado, aunque sólo éste puede ejercer
la tutela coactiva de los derechos, es decir, la ejecución forzosa de las sentencias, la Constitución
incorpora al sistema de justicia a los ciudadanos que participan en el ejercicio de la función
jurisdiccional integrando jurados...". Esta idea se corresponde con el incentivo para la actuación
de las diferentes formas de expresión de la sociedad civil en la solución de conflictos, como
reconocimiento constitucional a los medios alternativos de justicia, tales como la mediación, la
negociación y cualesquiera otras opciones para la solución de conflictos (8). Por último, una
característica que muchas veces ha resultado mas aparente que real, la independencia. Si la
función jurisdiccional no se cumple dentro de un régimen de absoluta libertad, tanto material
como formal, respecto del conjunto de personas y de órganos, sean éstos privados o públicos,
que de alguna manera estén en condiciones de acometer toda suerte de presiones sobre los
funcionarios encargados de ejercerla, estaríamos en presencia de una estructura, de un algo que
jamás podría ser calificada de jurisdicción. Esta idease plasma en la Constitución patria de 1999,
cuando en su Exposición de Motivos se declara "garantía procesal efectiva de los derechos
humanos y de las libertades públicas, requiere de la existencia de unos órganos que,
institucionalmente caracterizados por su independencia, tengan la potestad constitucional que les
permita ejecutar y aplicar imparcialmente las normas que expresan la voluntad popular... " Así
mismo, el artículo 254 de la Constitución de 1999, consagra la independencia del Poder Judicial,
gozando el Tribunal Supremo de Justicia de autonomía funcional, financiera y administrativa,
asignándose al sistema de justicia una partida anual variable, no menor del dos por ciento del
presupuesto ordinario nacional, para su efectivo funcionamiento.
Se ha afirmado, no sin razón, (Fenech) que existen tantas definiciones de Jurisdicción como
estudiosos se han planteado el problema. Quizás tal situación, obedece a la dificultad de
encontrar, en presencia de la compleja actividad que realiza el estado moderno, un concepto que
in extenso, abarque retrospectiva y prospectivamente, lo que ha de entenderse por jurisdicción,
dentro del amplio campo de actuación del Estado. Sin embargo, ensayaremos una clasificación
de las teorías expuestas, tomando como guía la expuesta por Serra Domínguez, (9), quien a su
vez, sigue al Profesor Antonio Segni (10), añadiendo las expuestas por autores Latinoamericanos
muchas veces olvidados por los Europeos.
(8) (Const. Nac. de 1999 - Arts. 252 al 261).
(9) (Estudios de Derecho Procesal, Manuel Serra D. -ARIEL Barcelona, España, 1969).
(10) (Giurdizioni Civile. Nuovo Digesto Italiano. - UTE T, Torino 1939).
A. Teorías Subjetivas:
B. Teorías Objetivas:
C. Teorías de la Sustitución:
D. Teorías Mixtas:
A. Teorías Subjetivas
Esta teoría, en su conjunto, expresa que, la jurisdicción no es otra cosa que un mecanismo para.
satisfacer derechos subjetivos de los particulares. Se protege el interés de los particulares. Existe
como medio para la protección de los intereses privados que se consideren lesionados. Es un
medio para la reparación de derechos. Como se comprenderá, a estas alturas de la civilización,
no se concibe la creación de un sistema únicamente para la protección de los derechos de los
particulares, para tutelar derechos subjetivos privados. Tal teoría, relativamente antigua, hoy se
encuentra superada, y fue propuesta y sustentada, entre otros, por Hellwig, Kisch y Castellar¡, en
Alemania y Manfredini en Italia, respectivamente.
Se critica la teoría subjetiva, por cuanto la tutela del derecho subjetivo, implica una segunda y
nueva tutela, puesto que ya el derecho subjetivo se encuentra protegido por la ley, pues el
derecho subjetivo, es un interés jurídicamente protegido, por lo cual de aceptarse que la
jurisdicción es un medio para proteger el derecho subjetivo particular, se incurriría en tautología,
pues se tutela lo que ya se encuentra tutelado. De otro lado, la mencionada teoría no explica lo
que acontece, por ejemplo, con las sentencias desestimatorias, o sea, aquellas que declaran sin
lugar la demanda, o las declarativas, o simplemente, aquellas que no tratan de derechos
subjetivos, por ejemplo: el proceso de divorcio; es decir, no toma en consideración la infinidad
de situaciones jurídicas a resolver por la jurisdicción, en las cuales no se plantea la reparación o
discusión sobre un derecho subjetivo, tal y como sucede usualmente en los procesos
(contenciosos) administrativos, penales, etc.
En cierto modo, los exponentes de esta Teoría, incurren en el error de quienes ven en la
jurisdicción un medio para la satisfacción de derechos subjetivos.
En efecto, es cierto que la jurisdicción cumple la función de resolver controversias de relevancia
jurídica, ¿pero, es esa la misión de la jurisdicción?. Debemos considerar que en muchos
procesos, el Estado no tiene nada que ver en absoluto con la aspiración o posición que las partes
ocupen en el mismo. Algunas veces, no existe, inclusive, confrontación de intereses, y, no
obstante, se requiere la declaración judicial para que se produzcan los efectos deseados. En
efecto, cuando enfrentamos, por ejemplo: el proceso de divorcio, la conformidad de los cónyuges
para obtenerlo, digamos divorcio judicial convenido, no producirá ningún efecto (Art. 185 a
Código Civil), si no media la sentencia que lo declare, previa la comprobación de los requisitos
exigidos. Lo mismo acontece con el proceso (jurisdiccional) administrativo, en el que se puede
presentar un acuerdo entre el órgano público y un particular interesado en la existencia de un
acto administrativo, que la jurisdicción considera ilegal y así lo declara.
Entre los sostenedores de esta Teoría, encontramos a Mortara, para quien la jurisdicción no es
otra cosa que la resolución de un conflicto entre la voluntad subjetiva y las normas objetivas.
También podemos localizar en esta posición a Morón y Jellinek, para quienes la jurisdicción es
meramente un medio de resolución de controversias, o simplemente para asegurar una relación
discutida.
En este orden, se corresponde Mario P. Feltri (11) cuando define ala actividad jurisdiccional
"como aquella actividad propia del Estado que tiene como objeto la resolución de controversias
jurídicas mediante la declaración de la voluntad de la ley aplicable al caso concreto". El mismo
Autor expresa que, "al acentuar, como hemos hecho, el rasgo característico de dicha actividad en
la resolución de controversias jurídicas, hemos vuelto parcialmente al concepto que
tradicionalmente se daba de la misma".
(11) (Editorial Jurídica Venezolana Colección Estudios Jurídicos No. 12).
Debemos insistir en una apreciación que surge de la propia realidad, y es que no es ejercicio
excluyente y exclusivo de la jurisdicción, la resolución de conflictos. Como ha quedado
asentado, en la actualidad se incentiva la búsqueda y vigencia de medios alternativos de la
jurisdicción para la resolución de conflictos. Es política de Estado procurar la intervención de
terceros, distintos al órgano jurisdiccional en la resolución de controversias: árbitros,
mediadores, negociadores, conciliadores, etc., e independientemente de la actuación de los
propios interesados en la solución de las controversias por medios igualmente alternativos, como
los referidos a la auto composición.
B. Teorías Objetivas
Fue expuesta por Redenti y posteriormente secundada por Mandrioli. El quid de esta teoría se
resuelve en la consideración de la norma jurídica con un doble destinatario. En efecto, se decía,
la norma jurídica se caracteriza por tener implícita un mandato dirigido a los individuos y un
correlativo deber dirigido a los Jueces de aplicar las consecuencias jurídicas por la norma
predeterminada, en los supuestos de inobservancias del mandato primario. El primero se
denomina "precepto" y el segundo "sanción". La función de la jurisdicción, para Redenti,
consistía entonces, en la aplicación de las sanciones conminadas por las normas jurídicas, por lo
que no explicaría la presencia de sentencias constitutivas y declarativas (de mera certeza) como
tampoco las sentencias desestimatorias, puesto que, en sus casos, no existe sanción alguna.
B. Teorías de la Sustitución
(17) (Ugo Rocco. Derecho Procesal Civil. Para Zanzuchi, citado por Serra Domínguez - O. C. Pág. 36)
La indicada teoría, la cual no gozó de mayor aceptación, parte de la idea básica de la sustitución,
pero no en el sentido indicado por Chevenda, sino el del ordenamiento material por el procesal.
Segni, autor de la teoría, considera la existencia de dos ordenamientos: el material y el procesal.
El ordenamiento procesal, en cuanto no se cumple el contenido o lo esperado por el
ordenamiento material, sustituye a éste, para lograr su eficacia. La actividad jurisdiccional,
entonces, cumple ese cometido. La sola idea de la presencia de dos ordenamientos diferentes y
opuestos entre sí, autodestruye la teoría expuesta. No existe sino un ordenamiento integrado por
normas, que entrelazadas, les permite complementarse las unas con las otras.
D. Teorías Mixtas
En este apartado, hemos querido incluir aquellas teorías que, partiendo de una clara noción
objetiva o de actuación de la ley, no obstante, agregan ciertos elementos, que permiten referirlas
como teorías mixtas.
1. La primera de ellas, es la expuesta por el propio Serra Domínguez (19) para quien la
jurisdicción, es la determinación irrevocable del Derecho en lo concreto. Para el autor Español,
lo fundamental en la jurisdicción es el ius dicere, siendo los restantes momentos, puramente
contingentes y accesorios. El autor refiere la existencia de actos jurisdiccionales puros y por
conexión.
2. La Jurisdicción como Derecho Subietivo público y como obligación.
Devis Echandía, en Colombia, acoge el criterio expuesto por Ugo Rocco, en cuanto a la
consideración de la jurisdicción como Derecho Subjetivo público y como deber jurídico del
Estado. (20) (Como hemos referido, Rocco participa de la teoría de la sustitución, no obstante la
aprecian como Derecho-Deber). . Según Devis Echandía, la jurisdicción puede ser considerada
con un doble aspecto "a) como un Derecho público del Estado y su correlativa obligación para
los particulares, y b) como una obligación jurídica de derecho público del Estado de prestar su
jurisdicción para esos fines y el derecho subjetivo público de los ciudadanos de recurrir ante él, a
fin de poner en movimiento su jurisdicción, mediante el proceso". El Derecho Subjetivo de
jurisdicción tiene un fundamento en la soberanía del Estado que es su causa última. El sujeto
activo es el Estado, que tiene poder supremo. El Sujeto pasivo de este derecho está constituido
por la totalidad de los subditos.
La mejor forma de enfrentar el tema de la jurisdicción, dice Couture, consiste en distinguir los
tres elementos del acto jurisdiccional: la forma, el contenido y la función. Como queda vista, la
noción Couturiana de jurisdicción se funda en la existencia, no de un elemento, sino de varios,
para con ello extraer la nota diferencial de la jurisdicción (21).
El insigne maestro Uruguayo, nos dice que para llegar a un concepto de jurisdicción que supere
las dificultades más comunes, es necesario distinguir los tres elementos enunciados.
La forma de la jurisdicción es su aspecto externo, es decir, son los elementos que se ven, y ellos
son la presencia de las partes, de jueces y procedimientos establecidos en la ley. El contenido de
la jurisdicción no es más que la existencia de un conflicto, controversia o diferendo de relevancia
jurídica, que debe ser resuelto por los órganos de la jurisdicción mediante decisiones factibles de
cosa juzgada. Por función, entiende Couture, el cometido de la jurisdicción, o sea, el
aseguramiento de los valores jurídicos, (axiológicos) la justicia, la paz social, la seguridad
jurídica, mediante la aplicación eventualmente coercible del Derecho.
(21) (Fundamentos de Derecho Procesal Civil - ara. Edición. Páginas 34 y 35).
Forma de la Jurisdicción. Es un elemento formal, que comprende a las partes, las cuales
normalmente son dos, aunque existe la posibilidad de la presencia de terceros. Los Jueces, los
cuales, como en Venezuela, son los únicos agentes de la jurisdicción. Por último, encontramos,
como elemento formal, el procedimiento. En tal sentido, no se concibe a la jurisdicción sin que
opere con arreglo a un método de debate previamente establecido y el cual se denomina
procedimiento. Cada uno de estos elementos, considerados aisladamente, no indican que estamos
en presencia de la jurisdicción, pues en muchos casos, encontramos procedimientos en los cuales
se garantiza el derecho de quienes participan a ejercer una verdadera defensa, y sin embargo, no
es jurisdiccional. Un ejemplo de esta situación lo observamos en el procedimiento administrativo
previsto en la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. Existe un procedimiento, pero
no es jurisdiccional. Tampoco la sola presencia del Juez, indica la jurisdicción, pues el Juez
cuando actúa ejerciendo una actividad simplemente administrativa (imposición de multa);
estando claro que no puede confundirse con la actividad jurisdiccional que conocemos. Sabemos,
igualmente que, en su conjunto, los tres elementos externos, si bien es cierto que nos indican que
normalmente estamos en presencia de la jurisdicción, también lo es que en otros muchos casos,
su sola actuación no implica la jurisdicción, como por ejemplo, en el proceso simulado y el juicio
arbitral, en el cual encontramos procedimiento, partes y persona reconocida por la ley para
decidir, pero carecientes del ius imperium, el cual es uno de los atributos de la jurisdicción (22).
Contenido de la Jurisdicción.
Couture entiende por contenido de la jurisdicción, "la existencia de un conflicto con relevancia
jurídica que es necesario decidir mediante resoluciones suceptibles de adquirir autoridad de cosa
juzgada". También, afirma Couture, "pertenece a la esencia de la cosa juzgada, y en
consecuencia, de la jurisdicción, el elemento de la coercibilidad o ejecución de las sentencias de
condena". La cosa juzgada pertenece a la esencia de la jurisdicción. Si el acto no adquiere real o
eventualmente autoridad de cosa juzgada, no es jurisdicción". Al referir el contenido de la
jurisdicción, Couture rechaza lo que se denomina la función genérica de la jurisdicción, es decir
las decisiones que resuelvan violaciones de ley, pues también en la administración, se resuelven
asuntos de esa magnitud. En Venezuela, encontramos diversos casos de tales situaciones en
materia laboral. Por ejemplo, las actuaciones de las Inspectorías del Trabajo en materia de
estabilidad laboral. La Jurisdicción es, afirma, por su contenido y por su función. El Contenido
caracteriza la jurisdicción. El contenido en sentido estricto, no debe tener la limitación que en su
propósito y actividad reconocen los autores de teorías tradicionalistas, y aún, en las sustitutivas,
puesto que la jurisdicción, lo mismo dicta una decisión con las características anotadas, para
resolver sin que ese sea su propio interés, la tutela de un derecho subjetivo, como desestima la
petición; e inclusive, sentencias que declaran derechos, como constitutivas de estado. Asimismo,
en general, resuelven situaciones, como ha quedado explicado, que nada tienen que ver con el
interés particular, como acontece en los procesos penales y jurisdiccionales administrativos.
No está de más aclarar, que la cosa juzgada, esa fuerza que hace inmutable a las sentencias
(jurisdiccionales), sólo existe en la función jurisdiccional. Un acto administrativo, guardando las
previsiones sobre seguridad jurídica, puede ser revocado por otro acto administrativo. Hasta la
misma Constitución, conjunto normativo supremo, puede, y en efecto, la misma lo prevé, ser
reformada y enmendada. En Venezuela conocemos hasta 26, incluida la del 99. La cual prevé la
redacción de una nueva Constitución Nacional (23) si así lo decide el pueblo, depositario del
poder originario.
Esto no acontece en el mundo jurisdiccional, en el cual la sentencia contra la cual no se hayan
ejercido los recursos concedidos contra ella, o ejercidos han sido debatidos y confirmada,
adquiere irremisiblemente el carácter de cosa juzgada, es decir, toma la característica de
irrevisable e inmutable.
Si la actividad de dirimir conflictos y controversias es uno de los fines del Estado, tal actividad
no es un fin sino un medio. Entre la "autoridad de cosa juzgada y la efectiva vigencia del
Derecho, hay una relación de medio a fin". En tal sentido, la cosa juzgada por sí misma no se
justifica, su energía vale como medio. La inmutabilidad no es el fin. Lo es la justicia, la paz, es
decirlos valores jurídicos. Couture nos dice que "la función jurisdiccional en su eficacia es, pues,
un medio de asegurar la necesaria continuidad del Derecho. Y el Derecho, a su vez, es un medio
de acceso a los valores que son, esos si, los que merecen la tutela del Estado".
Quien así expone su concepto, es el autor venezolano Rengel Romberg, para quien la
jurisdicción "es la función estatal destinada a la creación por el juez de los condicionamientos
lógicos imputativos concretos, necesarios para determinar la significación jurídica de la conducta
de los particulares, cada vez que entre ellos surjan conflictos de intereses y a asegurar por la
fuerza, si fuera necesario, la práctica ejecución de la norma creada" (24). La jurisdicción es
colocada como función creadora de normas jurídicas concretas (condicionamientos lógicos-
imputativos concretas), es decir, cumple una función específicamente creadora de normas
individualizadas, precisamente en el sistema regido por la legalidad. Asimismo, esa creación
individualizada de las normas jurídicas se verifica cada vez que surgen conflictos de intereses,
por lo cual Rengel incluye las nociones de conflicto e interés para llegar a su concepto de
jurisdicción. Del análisis de la opinión de Rengel Romberg, se deduce que se mantiene en el
campo de la teoría objetiva, asumiendo que la jurisdicción también debe concebirse como un
conjunto de facultades y deberes del órgano que la ejerce.
(24) (Manual de Derecho Procesal Civil Venezolano, UC.A.B., Caracas 1968).
Conclusión
- La Jurisdicción y la Administración
Generalmente, las posiciones doctrinarias se han fijado criterios múltiples para calificar las
diversas funciones que cumple el Estado, abandonando así los criterios fundamentados en una
sola base de sustentación. Es harto conocido, toda vez, que se analiza tanto desde el punto de
vista del Derecho Administrativo como del Procesal, e inclusive, del Constitucional, la
formulación de lo que podemos concretar en una clasificación de las diferentes corrientes de
opinión. Así encontrarnos el criterio orgánico, en un primer lugar; el criterio formal en segundo
término, y el material, sustancial, de contenido y naturaleza del acto, y por último, por el fin que
persigue la función.
El criterio orgánico, como se entiende, es aquel que indica que se estará en presencia de un acto
de jurisdicción o en su defecto, de uno administrativo, cuando el órgano que haya formulado, sea
judicial o ejecutivo. Es decir, se toma en consideración, el órgano que crea el acto para calificar
la naturaleza de éste. Se diría entonces, que todo acto emanado del Poder Ejecutivo es
administrativo, y todo acto emanado del Poder Judicial es jurisdiccional, lo cual en realidad, no
es cierto, por cuanto contamos con infinidad de actuaciones realizadas por los órganos judiciales
que no son jurisdiccionales, como por ejemplo, el otorgamiento de copias certificadas,
notificaciones, etc. De otro lado, gracias a una intensa intervención del Estado moderno en la
vida social, localizamos una serie de actividades realizadas por órganos evidentemente
administrativos, que tienen por misión resolver conflictos interpartes, como sucede en materia
inquilinaria, de relación comercial, propiedad industrial, y en materia laboral, específicamente en
fuero sindical y despidos injustificados, pro competencia, valores etc.
Entre los autores que participan en esta teoría encontramos a Morel y Carré de Malberg.
Tal confrontación nos obliga al abandono del criterio orgánico, por ser notoriamente insuficiente
para explicar el punto exacto de distinción entre ambas funciones.
Considerando el denominado criterio formal, de acuerdo con el cual, es la forma, lo externo, lo
exterior, lo que califica al acto, la función administrativa es una actividad que se realiza en
ejecución inmediata de la legislación y mediata de la Constitución. Pero resulta que la
administración, como hemos anticipado, resuelve, mediante declaración de derechos; decide, me-
diante la formulación de un fallo; aplica la Ley, lo cual quiere decir, que el administrador
también determina lo que para el caso particular es la Ley, es el Derecho. Es decir, que en
múltiples oportunidades cumple una función semejante a la jurisdiccional.
El análisis del criterio formal, permite solo en apariencia, distinguir ambas funciones, pero no es
sólidamente sustentada, como para lograr la ansiada distinción entre la función jurisdiccional y la
administrativa. Participan de esta corriente opinión, autores como Merkl y Marcel Waline. El
criterio sustancial o material y del contenido o fin del acto es afamado, por una buena
representación de procesalistas y administrativistas.
Calamandrei, entiende por sustancia o contenido del acto, los efectos jurídicos que él mismo
típicamente produce, independientemente del órgano que lo lleva a cabo y de la forma en la cual
es realizado.
La misma idea de la sustancia o contenido del acto, campea entre los administrativistas para
deslindar las nociones. Desde el punto de vista administrativista, la función administrativa se
caracteriza por que es una actividad dirigida a la satisfacción de las necesidades colectivas, de
manera directa e inmediata. (25) "el carácter material que señala fundamentalmente la naturaleza
de los actos administrativos y, por tanto, de la función administrativa es la finalidad de Servicio
Público". (26) Es significativo considerar que los administrativistas parten del denominado
criterio negativo, para arribar a la noción de función administrativa, agregándole alguna
característica no esencial para arribar a un concepto.
(25) (D'Alessio Instituciones del Derecho Administrativo).
(26) (Brewer Carías en Instituciones Fundamentales del Derecho Administrativo. Ob Cit. Pág. 113).
De acuerdo con esa idea, sería administrativo todo acto o función (incluida la legislación y la
jurisdicción, independientemente del órgano que la realice, En este grupo podemos observar a
Fleiner y recientemente a Agustín Gordillo en Argentina, para quien es necesario el criterio
mixto para, combinando elementos de uno y otro tipo, se pueda finalmente ofrecer una noción
útil, aunque resulte menos elegante que las demás. En tal sentido, partiendo del criterio negativo,
combina el orgánico y el material para afirmar su posición. La función jurisdiccional expresa: "es
aquella decisión con fuerza de verdad legal, de controversias entre partes, hecha por un órgano
imparcial e independiente", definiendo la función administrativa como "toda actividad que
realizan los órganos administrativos; y la actividad que realizan los órganos legislativos y
jurisdiccionales, excluidos respectivamente los hechos y actos materialmente legislativos y
jurisdiccionales" (27). También la jurisprudencia patria, consideró en la antigüedad, el contenido
del acto para poner la piedra de toque distintiva de las nociones estudiadas, cuando expresó: "los
actos administrativos como los judiciales lo son por su propia naturaleza, por la cuestión que en
ellos se ventila, y no cambia ese carácter ni suspende ni restringe la facultad del funcionario u
órgano a quien la ley le da la competencia, para decidir, la circunstancia de que otra autoridad
conozca de asunto semejante o aún conexo con aquel. Es la naturaleza o contenido que da a los
actos, tanto de los funcionarios como de los particulares su verdadero carácter" (28). La finalidad
y la posición que ocupa el Estado cuando actúa la jurisdicción y cuando a través de la
administración, también son consideradas como notas calificantes de las nociones. Ya hemos
visto, como se habla de la satisfacción de intereses públicos o colectivos, de servicio público, en
tanto que en la jurisdicción se habla de satisfacción de derechos subjetivos, de protección o tutela
de intereses individuales.
Hemos constatado que tales ideas no son ciertas, pues tanto en la jurisdicción como en la
administración se cumplen aspectos que atienden a la satisfacción de intereses públicos.
2. La Jurisdicción y la Legislación.
No hay que olvidar, que a las funciones jurisdiccional, administrativa y legislativa, hay que
agregar la función de gobierno, representada por los actos de gobierno, los cuales, es cierto, son
pronunciados exclusivamente por el Poder Ejecutivo. La diferencia entre ambos actos radica en
que siempre el acto de gobierno, se hace con fundamento o en ejecución de la Constitución, de
un atributo constitucional, de suerte, que sólo pueden ser atacados jurisdiccionalmente, mediante
el recurso de inconstitucionalidad o de oficio, por ejemplo, en el caso de los Decretos de Estados
de excepción dictados por el Presidente (Art. 336 - Ord. 6to. De la Constitución Nacional
Venezolana).
De otro lado, está la consideración de la función que cumple el Ministerio Público, como velador
de la seguridad jurídica y de los derechos "anos, entre otras funciones; como el establecimiento
del Poder Moral.
No obstante estas funciones no son afines en si mismas, sino que son actividades, plataformas,
propósitos del Estado Moderno para lograr la paz social, el bienestar, la justicia, el bien común,
el progreso de sus súbditos.
Luego de estas observaciones, conviene destacar las diferencias que se reconocen entre la
Función Legislativa y la Jurisdiccional.
Ya hemos establecido como premisas, que no son suficientes el criterio orgánico, como el
material o de contenido para apreciar la distinción entre ambas nociones. Basta recordar, que la
Asamblea Nacional goza del privilegio para calificar a sus propios miembros. El allanamiento de
la inmunidad parlamentaria, es una decisión que conlleva un procedimiento y una calificación en
un fallo, que muy bien puede calificarse de verdadera apariencia jurisdiccional.
De otro lado, a cada momento, reconocemos en la actividad judicial, decididora de conflictos,
declarativa de certeza, una creación normativa.
Sin entrar en consideración respecto de las denominadas jurisdicciones de Derecho, (solo actúa
en Derecho, aplica la Ley) y la jurisdicción de equidad, en la que el juez, debe encontrar,
realizando una especie de actuación legislativa pues no existe la norma jurídica aplicable,
creando la norma pasa al caso concreto, formular el mandato que regule la situación planteada,
para lo cual ha de valerse, no de la norma, porque ya se dijo, no existe, sino de los criterios que
inspiren para ese momento los principios que rigen al sistema.
En ambos casos encontramos a la jurisdicción, y no por ello, podemos afirmar la presencia de
una función legislativa realizada por la jurisdicción. Para llegar a una límpida diferenciación,
Calamandrei expresa que en sentido sustancial, encuadrado en el sistema de la legalidad, la
función legislativa se manifiesta por establecer nueva normas jurídicas, en tanto que el poder
jurisdiccional, se manifiesta en hacer observar en concreto, las normas ya establecidas.
Calamandrei aprecia las características de generalidad, abstracción y novedad en la norma
jurídica legislativa, pues es una volición general en cuanto no se dirige a regular un solo caso; es
abstracta, porque regula hipótesis; es innovativa, en cuanto crea derecho nuevo, dando relevancia
jurídica a clases de hechos que antes no la tenían. Por su parte, Calamandrei, aprecia en el acto
jurisdiccional caracteres contrapuestos: efecto especial, concreto y declarativo. Declarativo,
porque el acto jurisdiccional sirve para hacer observar el derecho formulado en el pasado.
Es especial y concreto porque se trata de individualizar la norma jurídica que el legislador
formuló general y abstracta.
Esta misma opinión, la encontramos en Chiovenda, al recordar que el insigne procesalista,
afirmaba la actuación de la ley como básica para el reconocimiento de la función jurisdiccional.
Sin ahondar en mayores consideraciones, es preciso recurrir a la cosa juzgada. Recuérdese, que
las leyes pueden ser derogadas por otras leyes, que la propia Constitución prevé el mecanismo
para su reforma y sustitución, lo cual a pesar de su estabilidad, no la hace inmutable, como
acontece con las sentencias que adquieren esa fuerza, esa presunción de verdad legal que la hace
irrevisable.
La Unidad de la Jurisdicción
Abordamos la controversia que se plantea entre considerar a la jurisdicción como una unidad o
por el contrario, sostener la diversidad de la jurisdicción.
Quienes se oponen a la unidad de la jurisdicción, le contraponen la especialidad de las causas,
atribuciones del juez, los fines que buscan los particulares y el Estado; como en general, la
diversidad de procedimientos, las materias tratadas; la variedad sustancial de procesos para llegar
a la idea de la multiplicidad de jurisdicciones. En una época en la cual, posiblemente, hasta los
representantes del Estado, tomaban la jurisdicción, ya reconocida como un monopolio, como una
facultad o poder deber, o solamente como medio para garantizar, asegurar o tutelar derechos
subjetivos, se pudo pensar en una actividad jurisdiccional diversa, pues la actuación del juez
civil, las facultades del juez civil, la iniciativa jurisdiccional del juez civil, estuvo ciertamente
limitada por la actuación de los particulares. En materia civil, la jurisdicción estaba al servicio de
la acción. En la actualidad no parece que fuese así. La acción, el ejercicio concreto de la acción
debe mirarse como actividad cooperadora de la jurisdicción en la preservación del conjunto
normativo que regula la vida en sociedad. Lógicamente la jurisdicción predomina sobre la
acción, con lo cual queremos decir, que el Estado mira al actor, no para complacerle sus
pretensiones, sino para proceder al movimiento requerido, al procedimiento, para que una vez
realizado conforme a las normas pautadas, se dicte el mandato, se provea el fallo que, cobijado,
bajo una sustitución de voluntad, realice lo que es de acuerdo al Derecho. Se piensa, entonces,
que en materia penal, como el Estado no está satisfaciendo derechos subjetivos concretos; y no
se está en presencia de una controversia ínter partes, sino frente muna calificación de una
situación no querida por la sociedad, y por la cual se realiza un procedimiento para repeler tal
conducta, mediante una sanción, que nunca es sustitutiva de voluntad, pueda hablarse de un
modo distinto de jurisdicción al conceptuado por nosotros. No es posible entender el concepto de
jurisdicción, sin apreciar su unidad ostensible. La jurisdicción es una función y, como tal, no
puede ser diversa.
Si entendemos por jurisdicción, el poder-deber, o el derecho subjetivo público, está claro, que
ese poder-deber, o ese derecho subjetivo público es único, indivisible, es decir, que desde el
punto de vista conceptual, la jurisdicción es una. La manifestación del Poder Público es igual
frente a cualquiera que sea el tipo de asunto que se trate de resolver, bien condenando, bien
absolviendo, o simplemente reconociendo derechos o negando los mismos, como declarando la
legalidad o la nulidad de un acto administrativo, o estableciendo la responsabilidad contractual
de la Administración Pública o la de un particular. En consecuencia, también es una e indivisible,
la función que se ejercita a través de ese Poder. También son idénticos los fines últimos que se
persiguen con la jurisdicción: la preservación del conjunto normativo o de equidad que rija al
sistema, el bien común, la paz social, la seguridad jurídica, la justicia, por lo cual, siendo los
mismos fines, no pueda entenderse que sea diversa la jurisdicción.
Una situación muy distinta, es la que plantea la especialidad de las materias y procedimientos
que se conocen, atendiendo a la importancia económica de lo tratado, a la calidad de las personas
que eventualmente requieran la realización de un proceso, al objeto particular que se persigue,
tanto por el Estado como por los particulares etc., que obligan a una división del trabajo,
precisamente para hacer más expedita la jurisdicción. A esta división que como se aprecia
obedece al cúmulo de complejas situaciones que se ventilan, se les denomina impropiamente, en
sentido no estricto, jurisdicciones, y así se habla de jurisdicción penal, constitucional, de
hacienda, de menores, mercantil, del trabajo, etc., lo cual no hay duda, refieren la competencia y
no a la jurisdicción, pues ésta es una e indivisible.
Nuestro Código de Procedimiento Civil, acoge la unidad de la jurisdicción, cuando en su artículo
primero, prescribe: "La Jurisdicción Civil, salvo disposiciones especiales de la Ley, se ejerce por
los Jueces Ordinarios de conformidad con las disposiciones de este Código".
Al efecto, la Exposición de Motivos, es contundente en la conceptuación de la unidad de la
jurisdicción, cuando nos dice: "Comienza el Título en su Artículo Primero con la consagración
de la unidad de la jurisdicción, (onmissis). Se recoge así en este Artículo Primero, la corriente
doctrinal dominante, según la cual el Juez Ordinario es el Juez por excelencia y debe ejercer la
plenitud de la función jurisdiccional (unidad), pero se deja a salvo lo que dispongan las leyes
especiales. En este sentido, se ha querido salvaguardar el establecimiento de algunas
jurisdicciones especiales, como son entre nosotros, la del trabajo, la de menores, la fiscal y de
hacienda, pero se ha Considerado conveniente la consagración del principio de la unidad de la
jurisdicción para hacer posible que otras jurisdicciones especiales, creadas entre nosotros sin
mayor justificación, puedan pasar al Juez Ordinario, pues una vez que el nuevo sistema procesal
sea sancionado, se ha considerado que la proliferación de jurisdicciones especiales es un índice
de la quiebra del procedimiento ordinario, que no responde a las condiciones de nuestro tiempo,
pero que una vez logrado un procedimiento ordinario simple, ágil y eficaz, aquella jurisdicciones
no tendrán más justificación y podrá lograrse un verdadero provecho y economía la unidad de la
jurisdicción civil, ejercida a plenitud por el Juez Ordinario".
Hay que aclarar, que el texto normativo refiere a la jurisdicción en sentido lato, al cual hemos
denominado impropio, no estricto, por una parte, y por la otra, hay que considerar, la
proliferación de procedimientos contemplados en Leyes Especiales y Orgánicas (de toda
naturaleza) e inclusive, la multiplicidad de procedimientos especiales en el propio Código de
Procedimiento Civil, lo cual lejos de facilitar la unidad de la jurisdicción, la hace más difícil. En
tal sentido, expresaba Henríquez Laroche su preocupación en cuanto a la unificación en el orden
procedmmentol, "a causa de la tardanza en proveer un Código Procesal que por la eficacia,
versatilidad y adaptabilidad de sus normas impidiera la proliferación de leyes orgánicas
contentivas de procedimientos especiales. (30)
Esta misma confusión se repite en la novísima Constitución Patria, cuando en la consagración del
Derecho a ser juzgado por Jueces naturales, se habla de jurisdicciones ordinarias o especiales.
(Art. 49) Se atiende al criterio de diversidad de jurisdicciones: Ordinarias, constituidas por la
Civil, Penal y Contencioso-Administrativa. Especiales: atendiendo a las normas sustantivas
aplicables: Mercantil, Agraria, Carrera Administrativa, Protección ala Mujer y Protección al
Niño y al Adolescente, etc., (Ejemplos: Arts. 259 y 261 de la Const. Nac.).
Reflexiones:
Las consideraciones formuladas, nos han permitido puntualizar el rol que debe cumplir la
Jurisdicción en el Estado Moderno. Por una parte, se concreta la actividad jurisdiccional, hasta
llevarla a sus verdaderos límites de función pública, enalteciendo la labor del Estado como
estructura reguladora de la conducta social en la búsqueda de los valores jurídicos, jerarquizando
la importancia de reconocer la propia actividad de la sociedad en la solución de conflictos. La
Jurisdicción no puede ser considerada como un mero mecanismo para la solución de
controversias. Este monopolio no lo quiere ni lo propone el Estado Moderno. Los medios
dispuestos para la solución de conflictos, y que, por cierto, ala Jurisdicción se la ha magnificado
con ese sólo carácter, es sin lugar a dudas, uno más de. los propuestos para cumplir esos fines.
Hoy, se considera y se estimula la actividad alternativa como coadyuvante imprescindible en el
propósito del Estado en la consecución de los valores jurídicos. En este sentido, se aprecia,
entonces, a la Jurisdicción cumpliendo ese rol junto a las otras funciones del Estado. Por ello,
encontramos a la actividad jurisdiccional, con una manifiesta y elocuente presencia en esa
política del Estado de proveer la justicia, de mantener la estabilidad del ordenamiento Jurídico y,
en ese sentido, reconocemos el carácter jurisdiccional de las decisiones del Tribunal Supremo en
materia de interpretación sobre el contenido y alcance de textos legales, como el
pronunciamiento del Juez del Trabajo en materia de disolución de un Sindicato de Trabajadores.
(30) "(Comentarios al Nuevo Cód. de Proc. Civil Edit. Maracaibo 1986) ".
Estas consideraciones, también nos conducen a insistir en la adecuación del Sistema Procesal
Patrio a los requerimientos propuestos en la Carta Magna. La consecución del objetivo
jurisdiccional se ve truncado, cada vez que enfrentamos el engorroso procedimiento ordinario. Si
a esto se le agrega la multiplicidad de procedimientos especiales, maraña legalista-formal, que
induce a una inconveniente anarquía procedimental, es fácil observar la dificultad: un trámite
procesal diverso, por cada reclamo de tutela jurídica o de actividad jurisdiccional (un tipo de
procedimiento por acción?).
En la Exposición de Motivos del Cód. de Proc. Civil de 1986, se alertaba "se ha considerado que
la proliferación de jurisdicciones especiales es un índice de la quiebra del procedimiento
ordinario, que no responde a las condiciones de nuestro tiempo, pero que una vez logrado un
procedimiento ordinario simple, ágil y eficaz, aquellas jurisdicciones no tendrán más justifi-
cación y podrá lograrse, con verdadero provecho y economía, la unidad de la jurisdicción civil,
ejercida en su plenitud por el Juez Ordinario". Hasta la presente fecha tal aspiración no se ha
concretado. (A excepción del C.O.P.P. y la propuesta consultiva del Cód. Org. Laboral). Por el
contrario, muchas voces alegan la denominada cultura y tradición jurídica que se ha formado a
través del actual sistema escrito y de multiplicidad de procedimientos, como obstáculo técnico-
científico para la implantación de uno nuevo, cónsono con la realidad social y la necesidad de
incorporar las concepciones y adelantos doctrinarios y dogmáticos de la Ciencia Jurídico-
Procesal. A la presente fecha el procedimiento oral previsto en el Cód. de Proc. Civil se
encuentra adormecido, contrariamente al propósito de su consagración: "con el fin de contribuir a
la formación progresiva de esa nueva mentalidad y de hacer posible una experiencia forense
suficiente, que pueda aconsejar, en el futuro, la extensión del sistema oral en otras materias
concretas o a todas en general". (31).
Respecto de lo afirmado, advertimos que el lapso de espera se ha agotado. La inquietud que
expresamos, se revela en la Exposición de Motivos de la Constitución de 1999 en los términos
tajantes, cuando apunta: "la Constitución exige al Estado garantizar una justicia gratuita,
accesible, imparcial, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposi-
ciones inútiles,..." La anterior indicación se consagra en el Art. 257 Constitucional, al establecer:
"El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las Leyes
procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un
procedimiento breve, oral y público. ¿No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades
no esenciales.? (subrayado nuestro). El Sistema Procesal venezolano está en mora. Debe
adecuarse al propósito constitucional.
(31)Exposición de Motivos del Cód. Proc. Civil de 1986)
Bibliografía