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Que se levante una voz profética

Una propuesta bíblica de la profecía, desde la perspectiva del profeta Isaías.

Resumen

Mediante el presente ensayo se pretende presentar al lector una propuesta desde la

perspectiva bíblica, el aporte de estudiosos que han examinado el que hacer profético y

las propias conclusiones, de lo que debería o podría ser un modelo profético adecuado,

para Colombia en tiempos como los que estamos viviendo. Se desea desafiar y animar

al lector para que se comprometa con el verdadero ministerio profético; para ello se

intentará aclarar conceptos tales como: qué es un profeta, si existe el ministerio

profético en este tiempo, entender y comparar los contextos históricos de la profecía en

tiempos de Isaías vs el día de hoy, conocer algunas características del ministerio

profético de Isaías, establecer la eficacia o ineficacia del ministerio de Isaías.

Palabras clave: profeta, verdadero, justicia, voz, consecuencias, comparación, contexto

Abstract

Through the present essay we try to present to the reader a proposal from the biblical

perspective, the contribution of scholars who have examined what to do prophetically

and the conclusions themselves, of what should or could be an appropriate prophetic

model, for Colombia in times like what are we living. It is desired to challenge and

encourage the reader to commit to the true prophetic ministry; For this, we will try to

clarify concepts such as: what is a prophet, if there is the prophetic ministry at this time,

understand and compare the historical contexts of prophecy in Isaiah's time vs today,

know some characteristics of the prophetic ministry of Isaiah, establish the effectiveness

or inefficacy of Isaiah's ministry.


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Keywords: prophet, true, justice, voice, consequences, comparison, context.

Introducción

En tiempos difíciles como los de hoy -similares a los del profeta Isaías, pero

conservando las proporciones- donde la injusticia, la idolatría, el pecado, abundan por

doquier, ante la fría indiferencia de muchos hombres y mujeres llamados por Dios,

Colombia carece de una voz profética autónoma, independiente, alejada de los intereses

propios y de terceros. Se requiere entonces de hombres y mujeres que se levanten con

un espíritu genuino, integro, que sacuda desde los cimientos, hasta la cúspide de las más

elevadas estructuras de la nación. Solo de esta manera quedaremos expuestos al

beneficio de la gracia de Dios, o por el contrario a las consecuencias inminentes de la

desobediencia. ¿Pero cómo entender esa voz profética, cómo discernirla? La vida y

ministerio del profeta Isaías será un buen punto de referencia.

El ministerio profético

Una de las figuras más representativas que emerge en este contexto, es la figura del

profeta. Ese hombre o mujer sensible a la presencia y voz de Dios, capacitado(a) para

transmitir a la comunidad y a la sociedad en general, los oráculos divinos. En ese

escenario y como punto de partida, se hace conveniente conocer desde la perspectiva

bíblica ¿Qué implica ser un profeta? O ¿Quién es un profeta?, “Leyendo los libros de

Amós, Isaías, Oseas, Jeremías, etc., advertimos que el profeta no es un adivino, sino un

hombre llamado por Dios para transmitir su palabra, para orientar a sus contemporáneos

e indicarles el camino recto” (Sicre, 1940, p.3). “El profeta es una persona llamada y

enviada para traducir a los destinatarios la palabra que él ha recibido” (González, 1976,

p.13). Vemos entonces como lo afirman las mismas Escrituras, que el profeta es alguien
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que no habla de suyo, lo hace porque Dios le ha hablado primero. “Si ellos hubieran

estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho

volver de su mal camino y de la maldad de sus obras” (RVR1995, Jer 23.22). Con esta

base, proseguiremos adelante con el tema que venimos tratando.

Contexto histórico en los tiempos de Isaías

El tiempo durante el cual tuvo que ministrar el profeta Isaías, no fue un tiempo fácil. En

primera instancia debe decirse, que Isaías fue un profeta de los denominados profetas

del Siglo VIII. La mención de la época es relevante, por cuanto la misma caracterizará

el tipo de mensaje que el profeta entregará a su nación. “Fue una época de emergencia

nacional, la sombra de Asiria se cernía sobre el país y el estado del norte (Israel), se

tambaleaba al borde del sepulcro” (Bright, 1970, p.303-314). Fue una época de alianzas

políticas incorrectas “Ajaz se negó a tomar parte en la guerra sirio-efraimita. Ajaz

perdió los nervios, sacrificó a su hijo y, contra el parecer de Isaías, pidió ayuda a Asiria,

que accedió a los ruegos de Ajaz” (Carrara, 2004, p.61). En el aspecto espiritual la

condición del pueblo de Judá no era mejor, la nación había entrado en una profunda

decadencia. “En resumen, con la progresiva desintegración de los antiguos esquemas

sociales, la alianza sinaítica con sus austeras obligaciones religiosas, morales y

sociales, que habían constituido la base de la sociedad israelita, había sido

profundamente olvidada por muchos de los habitantes de Judá, para quienes Yahvéh no

era más que el guardián nacional, cuya función consistía en proteger y bendecir a la

nación (Is.1, 10-20) a cambio de meticulosas observancias culticas” (Bright, 1970,

p.303). El pueblo se debatía en medio de una profunda injusticia social, los ricos

oprimían a los pobres, aunque fue una época de gran auge económico. “Su tierra está

llena de plata y de oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos
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y sus carros son innumerables. Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo

y contra sus gobernantes. Porque vosotros habéis devorado la viña y el despojo del

pobre está en vuestras casas” (RVR 1995, Is 2:7, 3:14)

El mensaje profético de Isaías

Dicho lo anterior resta decir que el énfasis en el mensaje profético de Isaías tuvo dos

aspectos relevantes: anunciar los juicios y/o la salvación de Dios y denunciar las malas

acciones del pueblo de Judá incluidos sus gobernantes. “Pero la victoria de Isaías, si es

que fue tal, duró poco. Cuando a la muerte de Sargón (705) estalló la rebelión general,

Judá, como hemos visto, estaba completamente implicado en ella y había negociado con

Egipto para obtener ayuda. Isaías denunció esto con toda la actitud de que era capaz y

predijo para ella solamente el desastre (v. g., 28, 14-22; 30, 1-7; 12-17; 31, 1-3)”

(Bright, 1970, p.308). Si bien es cierto el pueblo, los gobernantes y los ricos no se

arrepintieron ante las demandas de la voz profética, el rol profético de Isaías se cumplió

a cabalidad por cuanto: entregó el mensaje que Dios le había dado aún en detrimento de

su propia vida y las consecuencias que el anunció como consecuencia de dejar al Señor

se hicieron reales.

La profecía en nuestro tiempo

En los tiempos de hoy, vivimos una especie de crisis en los púlpitos. La liberalidad 1 en

la predicación y enseñanza de la Palabra, ha sido en mucho, causa del desconocimiento

de la voluntad de Dios por parte del pueblo y en consecuencia, sus obras han sido

equivocadas abocando no solo a la iglesia, sino a la sociedad en general, a sufrir las

consecuencias de los juicios del Señor, previamente establecidos en Las Escrituras. Al

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Entiéndase como liberalidad, la falta de profundidad en el estudio de las escrituras.
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igual que en tiempos del profeta Isaías, hoy también se viven tiempos difíciles en

nuestra nación. Hoy al igual que ayer, impera el caos moral y espiritual en la nación,

persiste la injusticia y los ricos cada día oprimen más y más a las personas de condición

humilde. Todo lo anterior, a pesar de “El proceso de industrialización, el crecimiento

económico y la recomposición de la población urbana y rural, los cuales no han

significado un desarrollo social y humano y paralelo y armónico. Por el contrario, aún

persisten grandes desequilibrios sociales, de carácter regional y local. La distribución

del ingreso todavía dista mucho de ser la ideal” (Alviar, Polanía, 1991, p.2). Sin

embargo y aunque los contextos pueden ser comparables (de Isaías vs actual) en la

medida de las proporciones, cabe hacernos la pregunta ¿existe el ministerio profético en

nuestro tiempo? A diferencia de lo que muchos argumentan, ya desde la época del

nuevo testamento, la biblia da testimonio de la continuidad de dicho ministerio:

“Hechos 13.1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros:

Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había

criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo” RVR 1995. “¿Existirán hoy todavía

profetas? La respuesta debe ser inmediata y sin titubeos: sí. ¿Por qué? Comencemos con

una razón que, a primera vista, puede parecer muy superficial: en el nuevo testamento se

dan multitud de profetas. …En general, hubo en las comunidades primitivas del

cristianismo unos hombres a los que se denominaba profetas y que desempeñaron un

papel muy importante” (González, 1976, p.134-135). Sin embargo podría decirse que a

diferencia del mensaje de los profetas veterotestamentarios como Isaías, el mensaje

profético predominante en la iglesia primitiva fue de cara hacia el futuro pero eficaz

“Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que

vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de

Claudio” (RVR 1995, Hch 11.28). En el siglo XXI, la profecía se caracteriza por su
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tendencia futurista y en muchos casos hasta especulativa, pues mucho de lo que se dice

nunca llega a cumplirse, en sentido opuesto a lo establecido en las Escrituras “Si el

profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra

no es de Jehová. Por presunción habló el tal profeta; no tengas temor de él” (RVR 1995,

Deut 18.22).

Conclusiones

Hoy al igual que en los tiempos del profeta Isaías, la nación colombiana se halla sumida

en una profunda crisis de carácter estructural reflejada en el aspecto social, económico,

moral y espiritual de sus habitantes. Como en aquel tiempo, se requiere que se levanten

voces como la del profeta Isaías que denuncien de manera clara lo que está mal, pero

que también anuncien la misericordia y fidelidad de Dios para los que deseen acogerse a

su palabra o el juicio y castigo para aquellos que la desechen. Es importante y bíblico el

anuncio de acontecimientos futuros, pero no debe caerse en la falsa profecía, aquella

que nunca tendrá cumplimiento y que busca intereses diferentes a los propósitos de

Dios.
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Bibliografía

Alviar R. y Mauricio. Polanía, Doris (1991) Reporte la situación social en Colombia

Bright, John (1970). Historia de Israel 2ª Edición. Bilbao: Desclee de Brouwer

González Angel, Lohfink Norbert y Von Rad Gerard (1976). Profetas verdaderos, Profetas

falsos. Salamanca: Sígueme

Sanz Carrara, Rafael. (2004). Los libros proféticos.

Sicre, José Luis. (1940). Los profetas de Israel y su mensaje. Antología de Textos. Cádiz:

Ediciones Cristiandad

Valera, B. R. (1995). Biblia Reina Valera. Korea: Sociedades Bíblicas Unidas.

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