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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
TEORÍA SOCIOLÓGICA: PIERRE BOURDIEU
Juan Fernando Garcés; Juan Sebastián López; David Giovanny Silva.
TALLER 1: LA SOCIOLOGÍA ES UN DEPORTE DE COMBATE.
1. Bourdieu hace la analogía de la sociología como deporte de combate al inicio del documental, en una
entrevista que le están realizando en una emisora de radio. Afirma que ve la sociología como un deporte de
combate porque - al igual que este tipo de deportes - debe ser utilizada para defenderse, no para dar golpes
bajos. Aunque esta analogía sólo es utilizada en este primer momento lo cierto es que su sentido se va
desenvolviendo a medida que avanza el documental, ya que a través de los escenas en las que se muestra a
Bourdieu exponiendo sus ideas y trabajos en diferentes espacios (tanto académicos como no académicos) se
hace evidente que Bourdieu evita en todo momento utilizar su posición en la academia para emitir cualquier
afirmación que desee; es decir, Bourdieu intenta siempre respaldar lo que dice con el trabajo científico que
él ha realizado o que conoce que otros han realizado.

La sociología como deporte de combate, o sea, como disciplina para defenderse, implica reconocer la
posición de legitimidad que se puede llegar a tener en el espectro de la opinión pública cuando se ostenta el
título de sociólogo/a, o sea, de alguien que se supone tiene una experticia en torno a todo lo que se da en el
mundo social, especialmente si se llega al punto de prestigio al que llegó Bourdieu. Por esto, la cuestión de
utilizarla para la defensa y no para dar golpes bajos tiene que ver con la responsabilidad que debe tener una
persona dedicada a la sociología cada vez que hace afirmaciones que impactan de alguna forma la sociedad
que está investigando, teniendo en cuenta la legitimidad ya mencionada.

Esto se traduce en mantener ante todo el carácter científico de la disciplina en todo lo que se dice y se hace,
en evitar caer en el show mediático como panelista que habla de todo sin decir nada, en que el actuar político
esté ante todo acompañado de un trabajo intelectual apropiado, para que las críticas que se hagan sean en
base a una realidad previamente tratada evitando así comentarios desacertados o puramente incendiarios. Es,
en resumen, tener presente en todo momento que el trabajo sociológico implica una rigurosidad que debe
verse reflejada en la manera en la que los investigadores presentan sus investigaciones y el uso que quieren
darle.

Consideramos que la noción que propone Bourdieu es acertada en tanto obliga a la revisión de la manera en
la que una persona dedicada a la sociología se presenta ante el mundo como sociólogo/a, especialmente si la
persona está involucrada en la academia, puesto que cuando se entra al juego de los panelistas, de hablar de
todo sin decir nada, utilizando a la sociología por la sociología como justificante de las opiniones sin mostrar

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un trabajo propiamente científico se pierde el mayor potencial que tiene la disciplina para hacer crítica, si es
que la persona busca ubicarse desde una posición crítica.

La pertinencia de esta visión para el caso colombiano es clara puesto que las grandes figuras públicas de la
sociología colombiana, los preferidos por los medios y llamados siempre a dar su “análisis” de cualquier tipo
de situación nunca hacen evidente la rigurosidad científica que implica el trabajo sociológico, realizando
incluso críticas al trabajo intelectual que terminan siendo más contraproducentes que otra cosa puesto que
apuntan a una división insuperable entre lo teórico y lo empírico, asunto que ya debe ser zanjado en cualquier
investigación. Cuando estas figuras presentan sus posturas sin ningún sustento más allá del hecho de ser
sociólogos/as es que más se siente la necesidad de una sociología que no se use para dar golpes bajos.

2. Para encontrar uno de los fragmentos más esclarecedores e interesantes dentro del documental, es necesario
remitirnos al final de este, allí se muestra a Pierre Bourdieu en un escenario de confrontación con unos
jóvenes, en un auditorio universitario. Confrontación, cuya base fundamental es la crítica y el desprecio
expresado por ciertos estudiantes hacia la sociología como disciplina y su carácter intelectual; crítica que había
llegado al extremo de ridiculizar al propio Bourdieu que asistía como invitado para el diálogo y la reflexión
en aquel auditorio universitario. En ese sentido, las críticas provenientes fundamentalmente de un joven
llamado Mounir, expresaban de manera clara el carácter negativo y la posible responsabilidad de la sociología,
dentro del desarrollo político dominantes, pues argumentaba que “es muy fácil acusar solo a los políticos, a
pesar de que siempre haya detrás también un sociólogo”, llegando a unas aseveraciones tremendamente
peyorativas con respecto a la disciplina sociológica, la cual en un punto denomina como “psiquiatría de
barrio”.

A partir de ello, Bourdieu se vuelca a tratar el tema de las posturas anti-intelectuales presentes en los diversos
movimientos sociales y a las críticas que como sociólogo había recibido en el diálogo con aquellos jóvenes.
Posturas que para Bourdieu pasan por una crítica tremendamente superficial y cómoda de la disciplina
sociológica, pues parten del desconocimiento de todas las potencialidades que se esconden tras el duro
trabajo académico de los intelectuales y de una concepción reduccionista y simplista del quehacer sociológico.
En esa medida, es fundamental para Bourdieu reconocer la diversidad que la sociología misma contiene, e
identificar de acuerdo a ciertas críticas hechas en el auditorio, aquellas tendencias dentro de la disciplina
volcadas a la legitimación de los espacios de poder, propios de la política formal y sus devastadoras
consecuencias en términos sociales, dentro de un marco socioeconómico específico (el neoliberalismo). Pero
al tiempo, es necesario reconocer también otras potencialidades, que con ayuda propiamente de sus textos
podemos decir que, se esconden tras la incomodidad propia de aquella sociología, que él denomina en otra
parte del documental, como la sociología en sí misma, cuya autonomía y esfuerzo se dedica en contraposición
a un ejercicio de legitimación del poder y de la reproducción de las desigualdades, tal como lo dicen sus
textos, a develar aquellas estructuras de poder presentes detrás de las regularidades que caracterizan la

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sociedad, para poder desnaturalizarlas por medio del ejercicio científico, y abrir la posibilidad a la articulación
con un ejercicio político de transformación social.

Y en la medida en que el quehacer sociológico adquiere un carácter científico y una potencialidad para el
actuar y la organización que él ve tan necesarios, es lógico entender las consecuencias que Bourdieu señala
para esas posturas anti-intelectuales presentes en algunos asistentes de aquel auditorio, y en general en el
movimiento social, que repercuten fundamentalmente en las dinámicas organizativas y el alcance político de
su accionar. Pues de tajo, sin un ejercicio analítico se niegan y neutralizan el potencial esclarecedor y
transformador que Bourdieu le atribuye a la producción científica, solo por el hecho de provenir de
intelectuales, reivindicando de esta manera lo que el sociólogo francés denomina como un derecho a la
estupidez. Por eso mismo, Bourdieu termina aquel diálogo o discusión en el auditorio con la invitación a que
“no permitan que la agitación les prive de herramientas de conocimiento”.

Dicha charla en el auditorio es una pieza del documental que llama en gran medida la atención porque más
que cualquier otra parte, muestra a un Bourdieu incómodo, a un Bourdieu que se ve volcado a un ejercicio
defensivo, a un Bourdieu ofendido y de mal carácter, pero sobre todo a un Pierre Bourdieu que sienta una
dura posición cuyo objetivo principal es la realización de una defensa de la sociología, un ejercicio
reivindicativo del quehacer sociológico académico, intelectual y científico. Defensa que se relaciona con un
ejercicio crítico de reconocimiento del papel reproductor que puede llegar a tener la sociología en el caso de
aquellos que en el auditorio denomina como traidores, que se dedican a legitimar y naturalizar el poder y
que se niega a llamar “colegas”, pero que no necesariamente pasa por una reivindicación simplemente política
de la sociología; pues en un apartado diferente del documental desmiente aquel mito en base al cual se cree
que “todo intelectual comprometido tiene necesariamente que estar inmiscuido en el terreno de lo político”,
para él, el compromiso fundamental del intelectual o del sociólogo radica en “nunca abandonar las exigencias
diarias de su actividad ordinaria de investigador”, exigencias que pasan precisamente con esa capacidad de
encontrar las regularidades dentro del universo social que habitamos, para poder así, develar aquellas
estructuras de poder que pareciera esconderse y que pueden llegar a tener un impacto político o a contribuir
de gran manera a la sutileza y a la seriedad que requiere hoy en día la lucha social y política.

En ese sentido, la sociología y la política son dimensiones de la realidad que tienen una gran capacidad de
articularse o de complementarse, pero, por otro lado, son aspectos que no se deben confundir, pues lo
esencial, lo característico, y lo potencial del ejercicio sociológico no radica en su dimensión política sino en
su dimensión científica. De esta manera, es un fragmento del documental que por medio de la incomodidad
y de la defensa más sentida, y reivindicativa del carácter científico de la sociología, nos permite entender un
poco más la relación y las potenciales relaciones entre sociología y política, presentes en el pensamiento de
Bourdieu.

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3. El ingreso a la Universidad Nacional para quienes integramos este grupo tuvo varias similitudes en tanto se
piensa en las posibilidades que da un bien publico como lo es esta universidad; igualmente, hay algunas
diferencias que se remiten mayormente a las dinámicas en las que cada uno estaba o está sumergido antes y
durante la estadía en la universidad sobre todo en lo que refiere al capital económico, el cual define también
parte de otros capitales como lo veremos más adelante. Es claro que el análisis buscara las generalidades que
surjan entre las similitudes y diferencias en las posibilidades y dificultades en el ingreso y permanencia de la
universidad, centrándose sobre todo en todo el entramado de diversos capitales que entran en juego para
entrar y estar en la UN.

Respecto a las posibilidades y dificultades (Tanto las similitudes como las diferencias) frente al ingreso,
eventualmente las diferencias económicas entran en juego en distintos capitales componentes de lo que
significa la entrada a esta universidad. En este sentido, tales diferencias del capital económico se ven reflejadas
en el carácter que toma el ingreso a la Universidad Nacional, pues, se percibe que con un mayor capital
económico el nivel de importancia que toma el ingresar a esta universidad gira en torno sobre todo al
mantenimiento de otro tipo de capitales, como el cultural, teniendo en cuenta que con el capital económico
se abren posibilidades para un ascenso cultural y así mismo social, así, el no entrar a la nacho no implicaría
un impacto mayor a nivel económico (podrían ingresar a otras universidades, tal vez privadas) pero si en la
distinción que tiene la universidad frente a la adquisición y acumulación de capital cultural (“Es una de las
mejores del país…”); mientras que a menor capital económico su importancia redunda mayormente en la
cantidad de oportunidades de estudio universitario de calidad que se puede llegar a tener en medio de un
sistema educativo casi completamente privado, y que esta intermediado por sistemas de crédito estudiantil,
entre otras cosas que obstaculizarían formas de acumulación de capital económico más adelante y que en un
primer momento también negarían el acceso a una constitución de otro tipo de capitales. Con esto claro, en
medio de las diferencias, el acceso a colegios de calidad a pesar de los rangos de acceso dados por el factor
económico fue determinante en los tres casos analizados; pues pensando en tanto en el aspecto material
(profesorado, edificaciones, acceso a bibliotecas, nivel académico medido por otras instituciones, etc.) como
en el simbólico (énfasis en los beneficios de un estudio universitario, forma de concepción sobre la
universidad) se vio que el papel de tal institución fue fundamental en la búsqueda de la consecución de los
estudios y en la consolidación del capital cultural apropiado para asumir el ingreso a la universidad.

Sin duda, el carácter que toma la universidad se ve reflejada sobre todo en la trasmisión de capitales, sobre
todo el cultural. Pues, gran parte de las familias de quienes integramos el grupo tuvieron estudios
universitarios en su nivel más básico (En su mayoría en universidad pública), esto implica que el capital
cultural obtenido ha de ser transmitido en torno a nuevas formas de ascenso y mayor acumulación,
independientemente de las capacidades económicas, por lo menos, en este primer momento. En este sentido,
tanto el rol de la familia y el colegio dentro de las implicaciones simbólicas respecto a los estudios

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universitarios fue importante, mayormente cuando se habla del acceso a la Universidad Nacional. Sin
embargo, dentro del juego simbólico, las dificultades para el ingreso se dieron mayormente en la percepción
sobre la universidad por parte de amigos y conocidos, cuyas posibilidades de acceso a otras universidades
también se posicionaron dentro del impacto que tendría la universidad nacional en nuestras vidas, y, mas
directamente, sobre la Sociología como carrera (“la cuna de guerrilleros”).

Respecto a la permanencia en la UN, el carácter aparentemente amplio que da esta universidad se refleja
sobre todo en el espectro económico, pues, con la imposición de un examen de admisión, la adquisición de
un capital cultural previo al ingreso delimita la población con posibilidades de entrar allí. En este sentido,
parte de las similitudes giran en torno a la divergencia en términos de capital social, es decir, la pertenencia a
determinados grupos se volvió mucho mas variable y no determinada por ciertos capitales, esto, por lo menos,
dentro del día a día dentro del campus universitario; pero, si profundizamos los espacios que van más allá
del ámbito académico de la universidad, se llegó a la conclusión que el papel del capital económico toma
mayor énfasis, esto afecta de forma casi directa el mantenimiento o creación de nuevas relaciones sociales
dadas en otros espacios (Cafés, bares, discotecas, etc.) pues el no acceso por una imposibilidad económica
debilita diversas relaciones en tanto el fortalecimiento entre otras. Por otra parte, mirando hacia el ámbito
académico, las posibilidades obtenidas desde el colegio, en tanto exigencia académica, adaptación al sistema
calificativo, realización de exámenes parciales, trabajos, etc., llevó a reconocer su papel fundamental no solo
para el ingreso sino para la permanencia dentro de la institución universitaria, en tanto la transmisión de un
capital cultural establecido llevo a el mantenimiento de un nivel de exigencia ya normal y que no llevó a
problemas en este sentido; que, sin embargo, también hay que resaltar, más en términos de dificultad, el poco
acercamiento material a lo que es la Universidad Nacional como campus y ciudad universitaria. A pesar de
un conocimiento más del ámbito académico de la universidad, el reconocimiento de un espacio propio para
los estudios universitarios consideramos que trajo consigo cierto desconocimiento de las dinámicas más allá
de lo académico, pero que igualmente se traduce en capital cultural y que tienen anclaje espacial en su
mayoría, por ejemplo, los grupos culturales, deportivos, de estudio autónomo, semilleros, grupos de
investigación, etc. Este acercamiento solo se dio, en nuestro caso, en términos diferenciados, gracias a
familiares quienes ya habían estudiado en la universidad, que, en nuestro caso, también se diferencia en
cantidad y también en términos de experiencia universitaria.

Como se dijo anteriormente respecto a las relaciones de amistad y su percepción sobre la universidad pública,
parte de esas relaciones, tanto externas como internas a la universidad, nos hicieron percibir también unas
determinadas luchas en el campo de lo simbólico frente a la significación de la universidad y su impacto
dentro de nuestras vidas; la diferencia redunda en los niveles de divergencia entre cada uno de los grupos,
que, para nosotros, tiene un anclaje que va desde las posibilidades que da lo económico para introducirse en
determinados grupos o estudiar en determinados lugares, y que interactúa en los espacios propios de cada

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grupo. Este punto bien puede llegar a ser una posibilidad o una dificultad frente a la permanencia, pues
también ha requerido un fuerte cuestionamiento a nuestro rol dentro de cada uno de los grupos y realmente
a un cuestionamiento de nuestro papel en la universidad. Es entonces importante pensar en el carácter amplio
y divergente que da la universidad pública en términos de acceso económico y la posibilidad de entablar
relaciones con personas con características socioeconómicas diferentes lo que también expone y debilita
ciertas dinámicas respecto a grupos determinados por alguno de los capitales mencionados.

Realmente, las reflexiones comparativas trajeron consigo una reflexión más general que especifica de lo que
significa nuestra trayectoria antes y durante la universidad. Eventualmente el análisis arroja grandes similitudes
que, a su vez deben ser vistas teniendo en cuenta las diferencias en términos de acceso, posibilidades, etc.,
que hacen reconocer el carácter particular de las relaciones que se establecen dentro de la comunidad
universitaria, sobre todo en la universidad pública.

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