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Ensayo sobre el libro El Túnel

Jesús Emiro Barreto Rivera

Corporación Universitaria del Caribe (CECAR)

Notas del autor

Jesús Emiro Barreto Rivera, Facultad de Humanidades y Educación, Programa de


psicología

La correspondencia relacionada con este Ensayo debe ser dirigida a la docente

**********

Corporación Universitaria del Caribe,


Sincelejo – Sucre.

Contacto: jesus.barreto@cecar.edu.co
Análisis de la novela El Túnel con base en la Victimología

“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”

Por medio del presente escrito se planea exponer un análisis especifico de los
componentes victimológicos que presenta la obra El Túnel del autor Ernesto Sábato. Así
pues, y de este modo, para cumplir con la misión del análisis, se precisa brindar un breve
resumen de las circunstancias particulares del “enredo amoroso” que se expone en la obra
entre los personajes de Juan Pablo Castel y María Iribarne.

Juan Pablo Castel es un personaje con tendencia a la melancolía, con vocación de persona
solitaria, quién durante toda su vida ha elegido esta soledad por encima del ruido colectivo,
por encima de las relaciones interpersonales, eligiendo ante todo su aparente independencia,
y el sentimiento de superioridad que ésta le produce, y también, eligiendo simplemente su
vocación de pintor empedernido. Se nos muestra como un personaje que ha decidido no estar
entrelazado en la red de la vida de sus allegados. Una persona incapaz de construir vínculos
sociales, y afectivos; en una constante telaraña de su propio egocentrismo. Sí, un pintor
manipulador, con características narcisistas, desequilibrio afectivo, pero por encima de esto;
un hombre solitario que quería ser comprendido.

Juan Pablo Castel conoce a María Iribarne en una exposición artística en donde entre los
cuadros expuestos sobresalía un cuadro suyo llamado Maternidad. Era una exposición típica
en donde se mostraba agradecido por las críticas banales de los ‘críticos del arte’ en donde
simplemente, y por inercia, sólo se dedicaba a responderles con las palabras que ellos querían
oír. Es en esta interacción en donde se observa la capacidad del personaje para utilizar las
necesidades egocéntricas de las demás personas a su favor. En medio de la multitud que
atiborraba la sala de exposición, Juan Pablo Castel se percata que una mujer está observando
su cuadro con una curiosidad única y distinta a la de cualquier otra persona. Es en este instante
en donde el artista, preso de su necesidad de ser entendido y aceptado por alguien, cree que
la mujer, debido a su perpleja mirada en cierta región del cuadro, está observando el detalle
que él, por simple azar o proyección, había plasmado en el cuadro. El detalle, y eje central
de la obra, según Castel, no era el apartado superficial de la madre observando al niño jugar,
era en realidad, y según sus propias palabras “una playa solitaria y una mujer que miraba el
mar. Era una mujer que miraba como esperando algo, quizá algún llamado apagado y
distante. La escena sugería, en mi opinión, una soledad ansiosa y absoluta.” Se evidencia
pues, y he de recalcar una vez más, la desesperación implícita del pintor por una íntima y
sincera compañía.

Ahora, el personaje de María Iribarne es descrito como una mujer con carencias afectivas,
baja autoestima, con un desequilibrio afectivo, en este caso, en donde necesitaba ser
necesitada por su pareja. Sentir que de alguna manera la otra persona dependía ya sea en el
aspecto físico tal como se muestra en su relación con Allende, o en un aspecto psicológico
como en el caso de Richard, su antigua pareja sentimental. Y finalmente la trágica
dependencia emocional de Juan Pablo Castel hacia ella.

Desde el primer encuentro personal entre ambos personajes se establece una


predisposición asimétrica en la relación . Esto se evidencia en las particularidades de su
primer contacto verbal en donde Juan Pablo Castel, motivado por su obsesión patológica con
María Iribarne, la acosa hasta el punto de poder acordar un encuentro aparentemente casual
con ella. Es decir, por una parte vemos a Juan Pablo Castel con intereses más intensos hacia
María Iribarne producto de un cumulo de razonamientos cegados por sus carencias afectivas.
Y por otra parte se observa a una María Iribarne ignorante de la telaraña que poco a poco
Juan Pablo Castel teje alrededor de ella.

No obstante, y en función del análisis ha de resaltarse aspectos de vital importancia que


delimitan y determinan el papel de Juan Pablo Castel como victimario y el papel de María
Iribarne como víctima.

Primeramente, a lo largo del relato se observan relativas ocasiones en donde Juan Pablo
Castel victimiza a María Iribarne, se presencia una victimización emocional reiterada, la
naturaleza obsesiva de Juan Pablo Castel desencadena unos celos patológicos que lo llevan
a abusar en repetidas ocasiones de María Iribarne y se observan las fases típicas de la
violencia, se dibuja en la historia las primeras nociones de ira y tensión en Juan Pablo Castel
hacia su víctima, seguidamente se observa como estalla y la hiere psicológicamente, y
finalmente se dirige hacia ella arrepentido con palabras enternecedoras. Sin embargo, el ciclo
se repite una y otra vez. Se observa como éste tiene una disponibilidad víctimal en la agudeza
perceptiva que demuestra en cada dialogo al punto de incluso acercarse al marco referencial
de María Iribarne, y, contrariamente a lo que se esperaría; aparición de empatía. En realidad
Juan Pablo Castel lo que hace es aprovecharse de este entendimiento para infligir coacción
psicológica en su víctima. Ahora bien, en lo que respecta a los componentes psicológicos de
María Iribarne, se puede resaltar un alto grado de victimidad, ésta predisposición está
compuesta primeramente por su sexo, debido al sistema androcentrista de nuestra sociedad,
seguidamente el alto grado de victimidad es debido a su estado anímico con tendencias hacia
la depresión, y, según Hentig.(1979), ésta aumenta el grado de disposición puesto que está
abatido el instinto de conservación. Otro de los aspectos que componen el grado de
victimidad de María Iribarne es el de la soledad. Este anehlo de compañía según este mismo
autor (Hentig, 1979) genera vulnerabilidad puesto que la persona no persigue sólo bienestar
económico sino que simplemente la presencia de alguien lo cual puede incurrir en la
conformidad y en el sesgo de no hacer un previo análisis a las personas que se nos acercan.

Finalmente, la historia nos muestra como esta relación asimétrica se formaliza cada vez
más, y como un conjunto de particularidades del contexto en sumatoria a las características
psicológicas de ambos personajes nos llevan al interludio final en donde, Juan Pablo Castel
sumido en la desesperación más exorbitante termina acabando con la vida de María Iribarne.

Las conclusiones finales del anterior análisis son que, si bien ambos personajes a lo largo
del escrito fueron delimitados en un papel específico, ya sea como victima o victimario, esto
con la intención de no generar confusiones conceptuales y textuales, no obstante, a partir de
la integración de los conocimientos brindados por el maestro, se sobreentiende que no existen
victimas que no sean victimarios y no existen victimarios que no sean, paralelamente,
victimas. De este modo se entiende a Juan Pablo Castel como un sujeto atormentado por su
singularidad, la cuál lo arrojó al abismo de la soledad, victimario y victima de sí mismo. Y
en a lo que María Iribarne respecta, se observa una mujer con alto grado de victimidad, pero
al mismo tiempo victimizante coercitiva de manera indirecta de sus parejas sentimentales.
Bibliografía
Hentig, H. V. (1979). The Criminal and. Hamden: Ed. Archon.

Turcios, L. (1 de 11 de 2017). ASOCIACION LATINOAMERICANA DE PSICOLOGIA


JURIDICA Y FORENSE. Obtenido de https://psicologiajuridica.org/archives/7513

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