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La razón por la que compilé este libro es, simplemente, que quise
compartir lo que he aprendido en los últimos 7 años. Yo tuve que
aprenderlo de la manera ardua, mediante investigación y poniendo a prueba todo tipo de
técnicas, para determinar lo que funcionaría mejor para mí, Honestamente espero que el
contenido de este libro le otorgue lo que Usted necesita saber sin tener que hacer Usted mismo
la investigación.
Mi nombre es Lucas Quintana, tengo 41 años de edad al momento de escribir este libro, y tuve
mi primer ataque de pánico significativo en el año 2002, durante un evento de negocios junto
con el gerente de mi banco en Francia. Antes de abandonar Manchester, en Inglaterra, había
estado estresado sobre un trato de negocios que me convertiría en el propietario de un local en
el rubro. Estuvimos planificando una compra estratégica y, desafortunadamente, un colega,
amigo y co director no fue incluido en nuestros planes.
Aunque había buenas razones para la decisión de excluir a esta persona, podrá imaginar la
culpa que sentí al deber esconderle esta información durante las negociaciones.
En los pocos días antes de nuestro viaje a Francia, recuerdo haberme sentido mucho más
alerta del latido de mi corazón, en especial antes de quedarme dormido en mi cama.
El estrés y la ansiedad que sentía entonces, sobre nuestro viaje y sobre el negocio, se estaban
apoderando de mí. Notaba que mi corazón se salteaba un latido y comenzaba a sentirme y a
creer de manera subconsciente que había algo mal en mi corazón. Me recostaba pensando en
qué síntomas sentiría si tuviese una enfermedad cardíaca o un súbito ataque cardíaco, y casi
me convencí de tener estos síntomas, como falta de aliento o un dolor punzante en mi brazo
derecho, etc.
Dejamos Manchester un jueves por la tarde en abril de 2002, hacia el aeropuerto Charles de
Gaulle en parís, y llegamos a un bello hotel en Versalles por la tarde.
El hotel Trianon Palace se ubica junto al Chateau de Versailles, hogar de Luis XIV, es un hotel
espectacular y majestuoso en donde nuestro seminario de negocios sería conducido por la
semana.
La razón por la que le cuento esto es que existe una conexión entre la dieta alimenticia y los
ataques de pánico… así que por favor sígame la corriente.
En la mañana siguiente me desperté con resaca y con gran malestar. No era el mejor comienzo
para una intensa semana oyendo a las mejores mentes en los negocios. No puedo tomar mi
desayuno, quizás tomé sólo un poco de cereal y jugo de frutas. Pensé que una fuerte taza de
café francés sería la solución. Nos reunimos en el Gran Salón, en el que se firmó el Tratado de
Versalles a fines de la Primera Guerra Mundial. Llegó el momento para tomar otra taza de café
francés, pensé, mientras tomé asiento para evitar que mi cuerpo se desplomara.
A los 5 minutos de comenzado el evento, a las 9:30, comencé a sentirme mareado, y una
ráfaga de calor subió desde mis pies; cuando llegó a mi estómago me sentí desmayar.
Inmediatamente comencé a sentir pánico, se trataba de una sensación que en verdad no había
sentido antes, y mi corazón se aceleró. Mis pensamientos asociaron lo que estaba sintiendo
con un ataque cardíaco, asociándose también a lo que había sentido algunos días atrás. Mi
corazón estaba acelerado, y me sentí muy mareado. La adrenalina había inundado mi sistema,
me hallaba en modalidad de “pelear o huir”, y necesitaba un escape.
Me levanté y abandoné la sala de conferencias, y me dirigí por este largo corredor que puede
ver en la fotografía. Necesitaba salir, y pensé que podría caminar, fuera lo que fuera que me
estaba sucediendo.
No pensaba con claridad y, mientras me dirigía a mi habitación, pensé en que moriría allí en
Francia, lejos de mi esposa y de mi hijo, que nunca volvería a verlos. Como puede imaginar,
esto sólo acrecentaba mi ansiedad y, cuando entré a mi habitación, inmediatamente giré y volví
a salir. Me sentía mareado como si fuera a morir o a desmayarme allí mismo. Temí permanecer
en mi habitación, ya que si sufría un ataque cardíaco allí no habría nadie cerca para
reanimarme, la mucama me hallaría muerto por la mañana.
Caminé hacia las escaleras y recuerdo haberme sentado en la escalinata, y sentía que iba a
colapsarme. Así que me levanté, pensando en que debía seguir en movimiento. Consulté en la
recepción si podían llamar a un médico, explicando que no me sentía bien. Caminé de regreso
al gran corredor, hacia el salín principal, y pedí a mi socio que me asistiera. Le expliqué todo, y
llamaron a una ambulancia. Lo curioso aquí es que los paramédicos en Francia son también
bomberos. Los hombres que salieron de un salto de la ambulancia lucían como si hubiesen
venido a apagar un incendio.
Aproximadamente una hora después llegaron los resultados y confirmaron que no sufría de un
ataque cardíaco. Me tomaron placas radiográficas del pecho y me dijeron, en un inglés muy
pobre, que no habían hallado nada mal en mí, pero que me darían las observaciones por escrito
junto a la radiografía para que visitara a mi doctor al regresar al Reino Unido. ¡Y no me cobraron
por este tratamiento médico!
Regresé al hotel, aún temblando. Créame: cuando la adrenalina ha invadido su cuerpo durante
un ataque de pánico, le toma unas buenas horas disiparse por completo. Tuve la fortuna de
tener amigos y colegas cerca de mí, que me ayudaron a racionalizar lo sucedido.
Entre ellos, concluyeron que había consumido demasiadas proteínas y pocos carbohidratos
debido a los mariscos. Podría también ser posiblemente una alergia a los mariscos, y quizás se
relacionara bastante a haber tomado demasiada cerveza.
Telefoneé a mi esposa esa noche, para contarle de los eventos del día. Usted podrá imaginarse
cómo se sintió ella, a más de 1000 millas de distancia, en un país diferente. Le aseguré que
estaba bien y que podría completar los 4 días restantes allí. Debo decir que por el resto de la
semana me sentí no del todo bien. Mi mente divagaba constantemente hacia mis sensaciones
corpóreas y hacia mis emociones, y temí que me volviera a ocurrir nuevamente un episodio. A
estas alturas, recuerdo, no sabía qué era lo que había causado este episodio. En algunas
ocasiones sentí que volvía a acecharme, pero pude respirar y relajarme, alejándome de él.
Regresé a casa, en el Reino Unido, un par de días después y fui a ver a mi médico personal.
Llevé conmigo las observaciones y la radiografía de Versalles, y me asombré de su habilidad de
poder leer las notas en francés. Él observó mi radiografía y me hizo un examen rápido. Luego
me hizo algunas preguntas y concluyó que lo que había experimentado fue un ataque de
pánico. ¡Eso era! Me escribió una prescripción para una medicación que podría tomar en
cualquier momento, cuando sintiera que un ataque se aproximaba. La medicina que me dio fue
en verdad un antihistamínico. Estas hacen a uno sentirse un poco somnoliento, pero en verdad
lograban aliviar las sensaciones de ansiedad.
Creo que sólo he tomado esas píldoras unas dos veces. No soy alguien que guste de tomar
medicinas innecesariamente, y quería averiguar cómo podría vencer este problema de manera
natural.
Por varias semanas, quizás incluso meses, me sentí nervioso y tuve algunos episodios que
desaparecieron tan velozmente como llegaron, afortunadamente. Desde aquél entonces he
debido aprender todo lo que he podido, lo que no era sencillo por aquellos tiempos. Aprendí fue
que mi hermana también sufría de ataques de pánico. De hecho, los sufre mucho más que yo.
Ella había debido mantenerlo en secreto por muchos años, y sólo cuando supo de mi episodio
en Francia, que se animó a hablar sobre sus problemas.
Por los últimos años he aprendido cómo controlar a mi demonio interior, o al monstruo con el
que cargo. Lo relaciono de muchas maneras con el Increíble Hulk, ya que se debe controlar los
pensamientos, el entorno y el bienestar general para poder mantener a raya a los ataques de
pánico. Me alegra decir que no he tenido otro episodio tan malo como el de Francia, pero aún
hoy, que escribo esto, hay desafíos, circunstancias y eventos que llegan a mi vida y desafían mi
capacidad de controlar esto mentalmente.
Espero no haberlo aburrido con “mi historia”. Sólo quería compartir con Usted algo muy
personal. Creo que es importante que Usted sepa que yo también he sufrido y, en menor
medida, aún sufro de ansiedad y de ataques de pánico.
He sido muy afortunado en la vida hasta ahora, y he sido bastante exitoso en muchos planos.
Los ataques de pánico, como cualquier otra enfermedad, atacan a cualquiera, no discriminan,
así que no debe Usted pensar menos de Usted mismo si los sufre. Espero que este libro y
nuestro sitio web www.AltoAtaquesDePanico.com le sean de ayuda en su búsqueda ¡de una
vida libre de ataques de pánico
Índice de Contenidos
Sobredosis y abstinencia 47
Descontinuando el uso 48
Tricíclicos: la tercera clase de antidepresivos 49
Cuando decida detener el tratamiento 50
Benzodiazepinas 51
He aquí una clase más de antidepresivos 53
Mezclando IMAOs con otros medicamentos 55
Síndrome de serotonina 56
¿Primero una medicación y ahora esto? ¿De qué se trata? 57
No le tema a la terapia psicológica 58
Quitándole el miedo a los ataques de pánico 59
¿Una nueva forma de tratamiento para ataques de pánico? 60
Psicoterapia psicodinámica 61
Capítulo 4: Enfrentándose al ataque de pánico 63
Sobrecargando su sistema nervioso 64
Complicaciones de ataques de pánico sin tratar 65
Agorafobia 66
Trastorno generalizado de ansiedad (TGA) 68
Los TGA difieren de los ataques de pánico 69
TGAs y cambios de humor 71
Síntomas físicos del TGA 72
El estrés normal sólo empeora los TGA 73
Seguimiento de sus ataques de pánico 75
Su diario de ansiedad 77
Cada vez que se sienta ansioso… 78
Diario de ataques de pánico 81
Capítulo 5: Difuminando su ansiedad 85
Abordaje de “Conviértame en un pretzel humano” 87
Respiración y emociones: la carretera de doble sentido 89
Introducción
¡Sí! Son muy reales, y llegan al 20 por ciento de las consultas médicas de emergencia en los
hospitales. Pero para quien nunca los ha experimentado, es difícil describirlos con palabras.
Extrañamente, pareciera no haber palabras que logren expresar las sensaciones que recorren
su sistema durante esos momentos, a excepción quizás de “siento que voy a morir”.
Los ataques de pánico tienen una interesante y relativamente corta historia “oficial” en la
medicina moderna. Sin dudas, las personas a lo largo de la historia – desde el comienzo del
conocimiento – han sufrido de síntomas cuya descripción se parece a lo que hoy conocemos
como un episodio de un ataque de pánico.
Pero créalo o no, no fue sino hasta 1980 que la comunidad médica pudo darle un nombre a
estos síntomas. Hasta entonces, sin saber qué hacer con los ataques de pánico, virtualmente
los ignoraba. Los doctores preferían pasar por alto a quienes se quejaban de los mismos,
determinándolos como enfermos de hipocondría, hipertensión o hipersensibilidad; cualquier
cosa menos ataques de pánico.
Los libros de medicina no mencionaban a los episodios. Y quienes los sufrían lo hacían de
manera sumamente discreta, lo que incrementaba el temor a estar perdiendo la razón. Seguro,
podía encontrarse ocasionalmente con algún grupo de apoyo. Pero ara la mayoría de las
personas, admitir tener este problema – que hasta entonces no tenía un nombre eral – era algo
arriesgado.
Por fortuna, todo eso ha cambiado. Los doctores hoy notan que es un problema por demás
habitual. Ha ganado una descripción en la literatura médica y en los manuales de diagnosis.
Pero, además de eso, hoy hay nuevas formas de ayudarle a no volver a sufrirlo nunca más.
Este libro busca ayudar a levantar el peso de los ataques de pánico… la ansiedad que los
acompaña… y quizás incluso depresión… de su vida. ¡Es momento de retomar su vida,
finalmente!
Este libro es una gran lectura, de la primera a la última página. En este aspecto, su
comprensión y atención sobre los trastornos y ataques de pánico aumentarán. Pero, más que
eso, su comprensión sobre los contenidos en los próximos capítulos se apoyará en el
conocimiento y la información aprendida en los capítulos precedentes.
Habiendo dicho eso, estoy al tanto de la naturaleza humana y estoy seguro de que Usted se
verá atraído, indudablemente, por las secciones con las que más se sienta relacionado (Al
menos, Usted ya habrá visto algunos de los capítulos aún antes de leer esta introducción).
¡Y esto también está bien! Sin embargo, intente leer el libro por completo, ya que entre sus
páginas hallará los secretos de sabiduría máximos, que lo están esperando para ser
incorporados.
Capítulo a Capítulo
El capítulo uno brinda un vistazo general de los ataques de pánico y de los trastornos de
ataques de pánico (y no, ¡que Usted haya sufrido un ataque de pánico único no significa que
necesariamente tenga un trastorno!).
Los factores de riesgo de los ataques de pánico y algunas teorías al respecto de las posibles
causas de este trastorno serán revelados en el capítulo dos. En el siguiente capítulo, le hablaré
sobre lo que puede esperar por parte de su médico alopático cuando le haga una consulta.
Este capítulo se centra en cómo él tratará el problema. Básicamente, sus armas son limitadas y,
como consecuencia, le presentará dos opciones.
Si le interesa saber las complicaciones que se desprenden de ignorar y no tratar los ataques de
pánico, entonces el capítulo 4 es el indicado. También encontrará secretos para predecir
efectivamente su próximo ataque. Esta información le será invaluable.
Observe el capítulo 5 para descubrir cómo bajar sus niveles diarios de ansiedad, y no disparar
así ataques de pánico. Pruebe estas técnicas naturales y libres de drogas, tantas como lo
desee. Si no le funcionan, pruebe con la siguiente.
Tan sólo recuerde, cuando busque respuestas, que las razones del ataque de pánico son tan
variadas como las personas que los padecen.
Y, finalmente, llegaremos al capítulo 6. Allí le hablaré de los posibles beneficios que le esperan
mediante tres métodos de ataque: dietas, ejercicios y suplementos herbales. Después de todo,
esta es una guía de supervivencia, y el ataque es la mejor defensa, como reza el dicho. Por lo
tanto, ¡atacar al pánico y a la ansiedad es lo que haremos!
Eso es exactamente lo que he dicho: no debe vivir un momento más con esos ataques de
pánico. Con esfuerzo enfocado, algunos secretos poderosos de la Madre Naturaleza, y un poco
de trabajo para el control de sus pensamientos, estará bien encaminado hacia la recuperación.
Y confíe en m í: en ese camino no sólo experimentará menos ansiedad diaria en su vida, sino
que tendrá muchas menos chances de verse atrapado por un ataque de pánico.
Capítulo 1:
El Ataque de Pánico: Descripción, Definición, Diagnosis
Dejo constancia de que a pesar de saber con seguridad lo que es un ataque de pánico, la
comunidad médica lo define como un episodio repentino de miedo intenso que se apodera del
sujeto sin razón aparente. Este miedo dispara severos síntomas físicos.
Cuando inicialmente los médicos enfrentaban a personas que se quejaban de este mal, muchos
expertos médicos simplemente no le prestaban suficiente atención. Pasaban por alto el
problema, estimándolo como “otro caso claro” de nervios o de estrés.
No fue sino hasta 1980, de hecho, que la Asociación Americana de Psiquiatría reconociera
cualquier tipo de problema de ansiedad como un verdadero trastorno.
Hasta aquél momento, los profesionales médicos habían fallado en reconocerlo como un
trastorno médico legítimo. En las siguientes décadas, cuando se realizó suficiente investigación,
se comprobó no sólo en los Estados Unidos sino en un plano internacional que a veces los
ataques de pánico y los trastornos de ansiedad relacionados podían llevar a discapacidades
severas.
Las cuatro discapacidades más importantes asociadas a los ataques de pánico son la
agorafobia, el abuso del alcohol, la depresión y el trastorno generalizado de ansiedad
(debatiremos al respecto en mayor detalle más adelante en este libro).
“Corazón acelerado” suena como el título de una novela romántica de moda, pero no tiene nada
de romántico cuando uno debe lidiar con este síntoma durante los ataques de pánico. Como
una persona que ha experimentado un ataque, estoy seguro de que este síntoma le será muy
familiar.
Pero muchas personas quieren saber exactamente por qué el corazón golpea con tal fuerza.
Mientras que la comunidad médica puede explicarle exactamente qué es lo que propicia que el
corazón funcione con tanta fortaleza, yo puedo comentarle sobre el mecanismo por el cual lo
hace.
Cuando su cuerpo se ve sumido en una situación de pánico, libera una cantidad de adrenalina
que es rápidamente distribuida a lo largo del cuerpo entero. Esta adrenalina – a veces la verá
nombrada como epinefrina -- causa que el sistema nervioso estimule el corazón.
Esto significa que su corazón late más rápido. Es el mecanismo físico de su cuerpo para entrar
a las opciones de la modalidad de “lucha o huída” clásica. Esto sirvió a nuestros anc estros
cavernícolas al enfrentarse a un potencial peligro físico – como aquellos lanudos mamuts.
Sin embargo, en un ataque de pánico el problema se asienta en que… pues, no hay problema
alguno. Puede incluso que su corazón tenga palpitaciones. Y aunque esto se siente muy
amenazador, las palpitaciones no son más que la sensación perceptible del latido del corazón,
disparado por un cambio en el ritmo o los movimientos de este órgano.
De hecho, al instante en que los médicos escuchan mencionar a las palpitaciones como
síntoma -- "golpes", "aleteos", "tirones" o "aceleración" – no piensan en términos físicos, sino
que centran sus pensamientos en orígenes emocionales o psicológicos.
¿Por qué? Los pacientes con cualquier tipo de condición de ansiedad también demuestran una
gran alerta a los cambios en su corazón.
Por supuesto, un corazón acelerado es tan sólo uno de los síntomas – si no, el más prominente
– de un ataque de pánico. Hay más de una docena de otros signos que indican que puede estar
experimentando un ataque. Ellos son:
Su experiencia particular de ataques de pánico puede incluir dos o tres síntomas solamente, o
puede presentar gran cantidad de ellos.
Para otros, sin embargo, un ataque de pánico puede durar varias horas. Y en algunos pocos
casos, hay personas que han sufrido un mismo ataque por un día entero.
Al Acecho:
El Segundo Ataque
Al fin del ataque es muy natural sentirse fatigado o agotado. Más que eso, muchas personas
tienen un miedo incremental de volver a sufrirlo.
Esto aumenta si la persona no ha recibido aún atención médica y, por lo tanto, aún no tiene
certeza de lo que acaba de atravesar o de sus razones. Debido a ello, la ansiedad de tener otro
episodio se magnifica y esto puede, simplemente, invocar un nuevo ataque.
¿Cuándo ocurrió su primer ataque? Esto, créalo o no, es una pregunta vital para determinar si
sufrirá un segundo ataque. Quienes son “atacados” por el pánico en un ambiente confinado, sin
posibilidad de escape del entorno, son más propensos a experimentar un segundo ataque.
Y Usted lo ha adivinado. Ese segundo ataque probablemente sucederá en una situación similar.
Digamos que su primer ataque lo sorprendió a bordo del subterráneo. Naturalmente, ya no verá
el trayecto del subterráneo de la misma manera.
De hecho, la próxima vez que se aproxime al subterráneo puede comenzar a sentirse nervioso.
En un lugar profundo (o quizás superficial) de su mente se preguntará si será hoy cuando le
ocurra el segundo ataque. Esto es ser un poco tentativo, habiendo ya
experimentado un ataque, y será natural que tema o que dispare uno más.
Cuando ese recorrido del subterráneo haya finalizado, se sentirá más relajado. Pero con cada
subida al subterráneo esos sentimientos probablemente regresarán. Y no pasará mucho tiempo
hasta que deje de montar el subterráneo, simplemente para sentir más calma.
Puede observar claramente cómo un ataque puede sentar las bases para el siguiente.
Ahora, piensa que tiene de qué preocuparse, y mientras tanto se pregunta cuándo – y dónde --
aparecerá el segundo ataque.
Distinguiendo la Diagnosis
Lista de Síntomas
No Significan Tener un Trastorno
Sólo porque le haya provisto a su médico con una lista de síntomas, no significará que él lo
vaya a catalogar inmediatamente como un sufriente de ataques de pánico. Antes de que pueda
hacerlo, el médico debe asegurarse de los trastornos específicos y de las enfermedades que
Usted absolutamente no tiene, como un problema cardíaco o una condición de la tiroides. Estos
dos, dicho sea de paso, producen síntomas similares.
Dependiendo de sus quejas específicas y de su historia médica, su doctor elegirá de entre una
variedad de exámenes y de otras técnicas de diagnóstico para tratarlo. Sin dudas comenzará la
diagnosis con un examen físico.
El Examen Físico
Además de medir su altura y peso (pasos clásicos de un examen físico), su médico también
verificará sus signos vitales, incluyendo su ritmo cardíaco, presión arterial y temperatura. Su
médico auscultará sus pulmones y su corazón y, posiblemente, le practicará un
electrocardiograma para descartar cualquier anormalidad en el ritmo cardíaco. No se preocupe
sobre este tema, yo he sido tratado con muchos de estos exámenes en los últimos 10 años y la
mayoría de ellos fueron a mi pedido, como parte de un régimen de aptitud física y bienestar.
Este es sólo el comienzo del proceso de diagnosis. Su siguiente paso será una evaluación
psicológica. Ya sea un médico o un psicólogo hablará con Usted para obtener una comprensión
más profunda y amplia sobre sus síntomas, para poder ponerlos en perspectiva.
Todos estos son parte del criterio de atención médica profesional, y deben ser tenidos en
cuenta para hacer un diagnóstico preciso de un trastorno de ataque de pánico. Lo que puede
que le sorprenda será que aprenderá que ese ataque de pánico – o esos ataques - ¡no
significan que Usted tenga un trastorno!
Para ser diagnosticado con un trastorno, debe cumplir los estándares del Manual Estadístico y
Diagnóstico de Trastornos Mentales, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
Este es el manual que los profesionales de la salud utilizan para diagnosticas una condición de
enfermedad mental. El libro indica que una persona debe cumplir con las siguientes condiciones
para ser considerado como sufriente real del trastorno:
• Los ataques, en sí mismos, no son detonados por el abuso a sustancias o por alguna
enfermedad mental subyacente, como agorafobia u otra fobia social.
La Versión Completa