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La agenda de Álvaro Saravia: ¿Cómo llegó a las manos del

Gobierno de los Estados Unidos?


El juez de la Corte de Fresno, California, Oliver Wagner no admitió como prueba la agenda de
Álvaro Saravia del capitán da la Fuerza Aérea de El Salvador en el juicio donde fue condenado,
porque no era una prueba que llenara todos los requisitos de ser fehaciente.

La muerte de Monseñor Oscar Romero en El Salvador fue un evento que conmocionó a todo el
pueblo salvadoreño y es un hecho que marca una parte importante de la época del conflicto
armado interno.

Parte de la logística del crimen, desde el arma, el equipo de seguridad y el automóvil en el que se
transportó al asesino hasta la iglesia donde Romero oficiaba una misa, lugar donde recibió un
disparo al corazón, se denominó Operación Piña por parte de sus autores intelectuales.

Los datos de las investigaciones coinciden con los que se encontraron en una agenda que
pertenecía a Álvaro Saravia, Capitán de la Fuerza Aérea salvadoreña, quien confesó su
participación en el hecho, pero que negó que eso estuviera escrito entre sus apuntes.

El Coronel Adolfo Majano, activo integrante de la junta Revolucionaria, fue quien entregó ese
diario al entonces embajador de Estados Unidos en El Salvador, Robert White, quien ordenó una
traducción de español a inglés para utilizarlo como prueba en el juicio.

El juez decidió no aceptar ese diario como prueba por la forma en este llegó a manos del
diplomático estadounidense.

“No podemos tomar opiniones subyacentes para que esto sea verdad. Esto tiene múltiples capas
de rumores”, aseveró el juez Oliver Wagner, ante la insistente petición de Fiscal Nicholas Van
Aelstyn para que fuera admitida la prueba.

El Fiscal Aelstyn también intentó que el diario fuera admitido como prueba en su versión original
en español, pero el juez Wagner fue tajante y volvió a negar su admisión.

La operación piña en una hoja inserta


Las investigaciones del asesinato del ahora beato salvadoreño sacaron a la luz pública la forma en
que un grupo de militares ideó un cuidadoso plan para acabar con la vida del líder religioso.

“La Operación Piña coincide con los datos de lo que pasó”, dice Majano, “pero no estaba en la
agenda de Saravia. Eso es un papel capturado a Roberto D’Aubuisson -otro involucrado como uno
de los autores intelectuales-. El oficial del Estado Mayor que me ayudó a sacar las fotocopias lo
juntó con las páginas de la agenda para que no se perdiera”, describe el blog
agendaoperacionpina.wordpress.com en una publicación.

“La Operación Piña aparece escrita en un papel en blanco, sin impresiones de la agenda, y con un
sello al borde de la página que corresponde a Mariscos Tazumal, una empresa pesquera fundada
por D’Aubuisson”, describe el sitio.
Esa controversial página inserta era la que tenía todos los datos de la operación piña, e incluía una
lista de nombres de personas que nada tenían que ver con el asesinato.

El juez Wagner aclaró que esa hoja inserta que apareció en el diario solo por el simple hecho de
estar en poder del Gobierno de Estados Unidos no lo hacía ser auténtico.

“La escritura a mano tiene que ser identificable o tendría que haber algún testigo que dijera: “Yo
lo tomé o yo era miembro de equipo”. Esto tiene que estar buen fundamentado para que sea
admisible”, sentenció Oliver Wagner.

El proceso de admisión de pruebas


En todo juicio se utilizan siempre medios de prueba que servirán para intentar convencer al juez o
tribunal por alguna de las partes, tanto la acusadora como la defensa de tener la razón.

“El procedimiento probatorio será el conjunto de normas que regulan la actividad probatoria.
También es, el conjunto de actividades dirigidas a convencer al Tribunal de la certeza de unos
determinados hechos o actos”, explica eljuridistaoposiciones.com un portal especializado en leyes.

En dicho sitio también se detalla el proceso que debe seguirse en todo juicio para que las pruebas
sean admitidas como tal o no, y afirma que “de los tipos de prueba propuestos por las partes, el
Tribunal podrá poner de manifiesto la insuficiencia de estos para la resolución del litigio”.

Además agrega que “el Tribunal podrá señalar las pruebas cuya práctica considere conveniente”,
tal y como sucedió en el caso del juicio de Álvaro Saravia, quien fue condenado al pago de US$10
millones.

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