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Crystal Palace

Arquitecto: Joseph Paxton


Año: 1851

The Crystal Palace (El Palacio de Cristal)


fue una edificación de hierro fundido y
cristal construida en el Hyde Park, en
Londres, con motivo de la Gran
Exposición mundial de 1851 impulsada
por Alberto, el esposo de la reina
Victoria. Fue él quien tuvo la idea y
concibió la organización hasta el más
mínimo detalle decidiendo que
albergase muestras de materias primas
de todo el mundo, máquinas e
inventos, manufacturas, artes y oficios.
El emplazamiento original del Crystal Palace fue el conocido y céntrico parque londinense
de Hyde Park. Allí fue donde se construyó y donde sirvió a su propósito original, albergar la
Exposición Universal de 1851.
Posteriormente sin embargo, en el 1854, fue desmontado y trasladado a la zona del sur de
Londres conocida como Upper Norwood. Aprovechando el traslado se modificó ligeramente
el diseño original, ampliando su capacidad. Fue en el Upper Norwood donde permaneció
hasta su destrucción por un incendio en 1936.
El concepto sobre el que se basa el proyecto está directamente influenciado por la amplia
experiencia que poseía Joseph Paxton como diseñador y constructor de invernaderos.
El concepto de invernadero no sólo resultó de lo más apropiado para la mejor conservación
del material importado de latitudes mucho más cálidas como eran las colonias, sino que
además supuso un antes y un después al trastocar conceptos tan básicos y asentados como
el de la intimidad o la robustez.
Históricamente los edificios más importantes habían estado marcados por una imagen
potente y pesada fruto de las limitaciones constructivas de la piedra.
La estructura de hierro y cristal de Crystal Palace parecía flotar en el aire a ojos de los
espectadores. Se trataba de una estructura gigantesca como pocas existían por aquel
entonces, y toda ella parecía estar constantemente al borde del colapso debido a su esbelta
estructura y paredes frágiles. Sin embargo se trabaja de un edificio de poder, la última
tecnología del imperio, una garantía que nadie dudó en tomar, dando por lo menos una
oportunidad a esa nueva arquitectura, que o bien resultaría un fracaso o se convertiría en
pionera de una nueva época.
El vidrio era un material transparente que permitía ver a través de él, sin embargo bajo la
influencia de los rallos del sol uno sólo podía ver en el su propio reflejo, permaneciendo el
interior un enigma. La experiencia desde el exterior era otra completamente diferente, la
sensación de estar siendo visto aún a sabiendas de que muchas veces el interior permanecía
invisible para los paseantes del parque. En el siglo XIX donde la privacidad era un valor
mucho más preciado de lo que puede ser en el siglo XXI esta experiencia supuso todo un
reto para la sociedad, quienes lo aceptaron rápidamente, incluso con entusiasmo, como un
divertimento más de cara a la vida social de la ciudad.
Desde el exterior el edificio se percibía como una imponente estructura de 600 metros de
largo por 120 de ancho y 34 de altura.
En su interior el espacio era continuo y sin interrupciones. Un gran pasillo central actuaba a
modo de eje principal albergando a ambos lados los distintos bienes de la exposición. Una
fila de pasillos secundarios paralelos al principal permitía al visitante adentrarse un poco
más a investigar sobre aquellos objetos que llamasen especialmente su atención.
El programa se dividía en dos plantas, siendo la segunda de mucha menos superficie ya que
contaba con un gran espacio central abierto que asomaba sobre el eje principal de la planta
baja.
La estructura portante se realizó íntegramente en fundición de hierro y hierro forjado ya
que en aquel entonces era el metal con el que la industria estaba más familiarizada.

Una serie de filas de pilares se alineaban sobre el perímetro generando los pórticos que
daban estabilidad al conjunto. Entre ambas familias de pórticos se extendía el eje principal
del recinto, que estaba coronado por una monumental bóveda de cañón de 600 metros de
longitud.
En la construcción también se podían apreciar las primeras vigas en celosía diseñadas para
minimizar su peso garantizando su resistencia y que se utilizaron para generar los distintos
forjados.
Las cifras logradas durante la construcción de esta estructura fueron realmente
asombrosas:

3300 Columnas portantes


3300 Conductos de drenaje
2224 Vigas principales
24 Millas de canalones de madera
3800 Toneladas de hierro fundido
700 Toneladas de hierro forjado
83612 Metros cuadrados de vidrio.
Halles de París

Las Halles centrales, las Halles de París o, sencillamente, Les Halles (en español: Los
mercados cubiertos, Las naves), fue un mercado de mayoristas del centro de París (Francia)
hasta 1968, convirtiéndose a partir de la década siguiente en un centro comercial
denominado Forum des Halles.
El mercado de abastos de París se creó durante el Segundo Imperio. a mediados del siglo
XIX, pero en los años 1960, a causa de los grandes problemas de tráfico que ocasionaba, fue
trasladado a las afueras de la ciudad, a Rungis, cerca de Orly.
Los Mercados de mayoristas de París fueron durante más de 800 años "el Vientre de París";
todo el suministro alimentario de la capital salía de este lugar mítico, pero cerca del año
1135, en los tiempos en que París crecía y aumentaban sus necesidades de
aprovisionamiento, Luis VI hizo transferir el mercado de La Plaza de Greve (actual Plaza del
Ayuntamiento) al emplazamiento actual de Les Halles.

En 1183, Felipe Augusto ordenó la construcción de dos grandes armazones que los parisinos
llamaron "halles", mercados cubiertos para los vendedores de paños y tejedores, pero el
mercado continuó creciendo, de forma y manera tal que, en el siglo XVI, corporaciones y
artesanos se instalaron allí, y las calles de la zona tomaron sus nombres. Con todo esto se
proyectó su reorganización ampliando las calles adyacentes. Se construyeron nuevas casas
con sótanos o galerías porticadas que fueron conocidas como pilares de las Halles, que
desaparecieron cuando se construyó el pabellón Baltard.
Halles, 1863
Napoleón III encomendó en 1851 al arquitecto Victor Baltard la modernización de los
mercados, quien ideó un conjunto de diez pabellones metálicos vidriados, los famosos
"paraguas" de Baltard, que Napoleón llamó "El Louvre del pueblo".

A mediados del siglo XX, Les Halles resultaban insuficientes para satisfacer las demandas de
una población creciente y se decidió transferir el centro comercial a los suburbios en 1963,
dejando un gran espacio vacío en el corazón de la ciudad. Esta decisión implicaba la
remodelación total de todo el barrio, y en 1969 el presidente Georges Pompidou deseaba
dotar a París de una arquitectura moderna; se elevó la Torre Montparnasse, el barrio de La
Defense, el Centro Pompidou, pero no hubo un proyecto interesante para el "agujero" de
Les Halles.

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