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Relación Padres Adolescentes.

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Prueba de Fuego en la familia

Dr. Alejandro Tamez Morales2

Introducción.
Por todos es conocido que la adolescencia es un momento de crisis de identidad, en
ocasiones se desborda en crisis conductual produciendo patología de la adolescencia, es
decir, trastornos del proceso adolescencial, para usar un término de Juan Tubert (1988) y
diferenciarlo de una adolescencia patológica, es decir, la adolescencia que vive un
individuo ya enfermo.
En el presente trataré de describir, los factores que en los padres y en los adolescentes
ocurren, así como los aspectos de la relación en sí, que pone a prueba a toda la familia, y
que mal manejados producen patología de la adolescencia.
Muchos creemos que la llegada de los hijos a la adolescencia, es la más dura prueba que
transita toda familia, por eso menciono que es una Prueba de Fuego, ya que es cuando más
conflictos ocurren, dándose divorcios y conflictos serios en la familia.

Conflicto dinámico en los padres.


La llegada del adolescente a la familia, implica la existencia de un tercero sexuado en
ésta, función que anteriormente solo ostentaban los padres, ya que los niños tienen una
función sexual infantil y no retadora a nivel genital. Ahora los padres tienen que
relacionarse con un miembro de la familia que no solo posee capacidad sexual genital, sino
que tienen que aceptar que manifieste sus deseos sexuales abiertamente.
Lo anterior coloca a los padres en una situación psicológica en que tienen que revivir su
conflicto edípico, ahora sus hijos son rivales en la lucha por su pareja heterosexual, por eso
mismo, es muy frecuente que los padres tengan serios conflictos de rivalidad con sus
adolescentes de su mismo sexo. El padre tiene ahora rivalidad con su hijo varón, la madre
rivaliza con la hija que ahora tiene y manifiesta sus deseos sexuales de una manera más
genital.
En los padres se reviven sus viejas fantasías de castración ahora perpetradas por sus
hijos adolescentes. Comentarios de los padres se escuchan mencionando que un hijo quiere
destruirlos o matarlos, o quizás solo desplazarlos.

Ciclo Vital de los padres.


Hay que tomar en cuenta que en esta época los padres inician con una declinación de
sus capacidades físicas. Se empiezan a tener más enfermedades, la capacidad física ya no es
la misma que antes. La menopausia en la madre se instala provocando todas las dificultades
que conocemos. La capacidad sexual disminuye en ambos sexos, pero más en el varón,
quizás por eso es más frecuente las negaciones en ellos, y la necesidad de rejuvenecerse a
través de buscar relaciones extramaritales con mujeres jóvenes.

1
Trabajo presentado en Marzo 15 del 2003, en el XIX Congreso de la Asociación Regiomontana de
Psicoanálisis, A. C. En la Unidad Mederos de la UANL, Monterrey, N. L.
2
Lic. en Psicología, Médico Psiquiatra, Psicoanalista Didacta de ARPAC, Analista de Infantes, Grupo Pareja
y Familia.

1
Aparece por lo anterior un intenso temor a la muerte. “estamos más cerca del pozo que
del calabozo” decimos. Se reactivan viejos conflictos conyugales ya que se acerca la
terminación de la función parental, las parejas que sostenían su relación a través de su
función de padres, empieza a desquebrajarse.
Agreguemos que los abuelos (padres de los padres) están en la senectud, hay serios
conflictos de enfermedad, incapacidad, muerte y duelos serios en los padres por la relación
conflictiva con los abuelos.
Los padres sienten que metas profesionales y personales trazadas en la juventud se ven
ahora cada vez más inalcanzables y perdidas. La belleza física de los padres se va
esfumando.
Hay toda una crisis de la edad media de la vida. Con todo lo anterior los padres tienen
que enfrentar a sus adolescentes, es decir, es un mito que las dificultades que tienen los
padres en relacionarse con sus adolescentes, se deba solamente a los conflictos inherentes
de esta fase en los muchachos. En realidad, también los padres pasan un momento muy
conflictivo en su ciclo vital y su dinámica personal y de pareja, que les produce problemas
para enfrentar la adolescencia de su hijos.
No es infrecuente que ante los conflictos conyugales, los padres busquen alianzas
conflictivas con sus hijos adolescentes, aumentando los problemas de pareja que viven.
Así como el adolescente tiene que vivir un duelo por su niñez perdida, también los
padres viven un duelo por su pequeño, aunque ambivalentemente, al igual que el
muchacho, desean su crecimiento y desarrollo normal.

Conflicto dinámico del adolescente


En el adolescente, se reactivan sus necesidades edípicas debido a las presiones sociales
y hormonales. El Edipo sepultado se reactiva, ya no puede más seguir reprimiéndolo. Ante
las necesidades incestuosas, el adolescente opta por buscar relaciones extrafamiliares.
Debido a esto, es que el grupo de pares se vuelve imprescindible para el joven. Además, se
inicia una nueva forma de pensamiento, de operaciones formales, en donde el muchacho
descubre que tiene una capacidad simbólica que le revela un nuevo mundo. Sustituye los
juguetes que usó de niño, por las palabras juguetes, que usa con maestría. Crean en su
grupo un nuevo lenguaje y disfrutan con su capacidad de entendimiento en el grupo y con
la incapacidad de los adultos para comprenderlos.
Debido a la reactivación edípica, el adolescente se defiende con la reacción de
posiciones esquizo paranoides, que vive principalmente en el grupo de pares, en donde la
cultura del grupo permite la expresión de mecanismos de defensa primitivos prerepresivos.
En este momento el adolescente vive una crisis de identidad por la pérdida de su
cuerpo, mente y relaciones infantiles. En la pubertad vive principalmente la crisis en su
cuerpo, en la adolescencia media a nivel de su identidad psicológica, y en la tardía en su
identidad social.
Ante el duelo de su niñez perdida, el joven reacciona con un deseo de seguir siendo
niño y en otros momentos desea ser considerado como adulto.

Relación padres adolescente


Ante la necesidad ambivalente del adolescente y de los padres, es frecuente que se
plantee la paradoja de querer ser niño y adulto, creando mucha confusión en la relación. Si
el adolescente desea ser tratado como niño en un momento dado, y los padres desean verlo
como niño en ese momento, no aparecen problemas en la interacción. Así también cuando

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ambos desean ser vistos y tratados como adultos. El problema aparece cuando no hay
concordancia entre los padres y el joven, uno desea ser visto y tratado de una forma, y el
otro se encuentra en el otro canal. Aquí ocurren choques y confusiones terribles entre
padres e hijos. Así como los adolescentes tienen fantasías incestuosas y homicidas hacia los
padres, estos también tienen lo suyo, provocando acusaciones y necesidad de separarse y
salir de la casa, para manejar de mejor forma estas fantasías.
Los padres sienten envidia hacia los adolescentes por diversas razones. Primero, son
más atractivos, mientras que ellos están perdiendo su gracia. Son más fuertes, mientras que
los padres se debilitan y menoscaban físicamente. Tienen libertad de escoger carrera, novia,
relaciones sociales, etc., mientras que los adultos ya no pueden emprender nuevas metas, si
tienen alguna dificultad matrimonial, no tienen la libertad – o cuando menos, no es fácil
tenerla – de cambiar de pareja. Son más capaces sexualmente, mientras que los padres
empiezan a disminuir su potencia.
Otro aspecto que complica la relación entre los padres e hijos adolescentes, son las
expectativas que ellos colocan en los jóvenes. Muchas de ellas, son necesidades
narcisisticas de que los muchachos logren metas de ellos para satisfacer su autoestima, más
que ser una verdadera necesidad vocacional de los hijos. Cuando los hijos no cumplen
dichas mandatos gloriosos, los padres les reclaman muy frustrados y en ocasiones de
manera agresiva.
A veces, las expectativas tienen que ver con necesidades inconscientes de los padres de
que los jóvenes repitan roles, culpas, mandas y mandatos transgeneracionales. De ahí, que
cuando evaluamos a un bebé, niño, adolescente o adulto, debemos siempre hacer un rastreo
de cuando menos tres generaciones, si no es que más, para poder entender este tipo de
transmisiones.
Otro conflicto frecuente que he observado con las familias de adolescentes, se trata de
jóvenes que de niños fueron retadores hacia la autoridad. Los padres manejaron mal dicha
conducta, los amedrentaron a través del miedo y de esa manera controlaron sus retos. El
problema reside en que cuando llegan a la adolescencia, el miedo ya no controla a los
muchachos, y estos tienen conducta retadora a través de la escuela, pandillas o drogas, para
contradecir a los padres.

Prueba de fuego en la familia.


Por todo lo anterior, cuando una familia arriba a la etapa de su ciclo vital en que los
hijos llegan a la adolescencia, “... pone a prueba la solidez y resistencia del sistema
familiar” (Lauro Estrada Inda, 1990).
Es frecuente el divorcio entre los padres. De hecho, es el segundo momento en la
familia en que se vuelven frecuentes las separaciones conyugales. El primero es durante los
primeros 5 años de matrimonio.
Uno o los dos padres, buscan colusiones (inconscientes) o coaliciones (conscientes) con
un adolescente, creando serios conflictos familiares. El típico caso de violencia
intrafamiliar, termina en rompimiento conyugal cuando los hijos se hacen adolescentes y
defienden a uno de los padres rechazando al otro, provocando serios sentimientos de culpa
en los jóvenes, por sentir que fueron responsables de la crisis familiar.
Hay que tomar en cuenta, que la mayoría de los cuadros psicopatológicos, abren su
sintomatología evidente en la adolescencia. Las depresiones son frecuentes, el suicidio está
entre las primeras dos causas de muerte de este período, las esquizofrenias y psicosis más

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frecuentes inician durante esta fase. Imaginen el grado de conflicto familiar, al transitar
estos pacientes por la adolescencia.
Tal como lo menciona Juan Tubert (1988), hay que diferenciar la patología de la
adolescencia de la adolescencia patológica. Es decir, los problemas por los que puede pasar
un adolescente por verse expuesto a todas las dificultades mencionadas antes en este
artículo, de la adolescencia patológica que vive cualquier paciente que tiene una
enfermedad desde la niñez y que tiene que transitar con ella por la adolescencia.
Ante la amenaza que tienen los padres de verse menoscabada su imagen y su autoestima
ante los conflictos de la relación con adolescentes, reabren su propia adolescencia y buscan
una ilusión que les ayude a recuperar la juventud perdida a través de una pareja
extramarital, y si es joven mejor, terminando en fracaso la mayoría de las veces.
Es importante diferenciar la crisis de identidad, que todo adolescente normal vive, de la
difusión de identidad. En la primera hay una buena capacidad de experimentar culpa
depresiva y reparación. Hay una buena capacidad de tener relaciones duraderas y tener una
percepción profunda de los otros, así como poseen valores y conceptos claros de los demás.
En la difusión de identidad, típica de adolescentes limítrofes, hay culpa de tipo persecutoria
y no hay capacidad de vivenciar el deseo de reparación, sus relaciones son inconstantes y
no hay una clara percepción de sí mismo y de los otros, así como un sistema de valores mal
organizado.
En algunas ocasiones los adolescentes, ante las dificultades parentales, usan su
problemática para hacer que los padres se unan para ayudarle, salvando así su matrimonio.
Esto es en general una grave ganancia secundaria y terciaria de los adolescentes y sus
padres.
Los padres, para poder enfrentar las dificultades de esta etapa, necesitan renovar su
contrato matrimonial, y reencontrarse si estaban lejanos por funcionar solo como padres.
Necesitan ser tolerantes ante la ambivalencia de los hijos y aceptar su desprendimiento para
poder enfrentar el síndrome del “nido vacío”.

alejandrotamez@prodigy.net.mx

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