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360656. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLII, Pág. 2632.

OBLIGACIONES SOLIDARIAS Y OBLIGACIONES INDIVISIBLES, SITUACION


JURIDICA DE LOS ACREEDORES Y DE LOS DEUDORES. En las obligaciones
solidarias, por parte de los deudores, el acreedor, por ser dueño del crédito total, tiene el
derecho de exigirlo íntegramente; en cambio, en las obligaciones indivisibles, el acreedor
puede exigir el total cumplimiento de la obligación, pero por diversa causa, derivada de la
indivisibilidad del objeto. La solidaridad entre deudores no hace, por éste concepto, que una
obligación sea indivisible; aunque solidaria, esta obligación es susceptible de división, lo que
tiene lugar cuando se transmite la obligación solidaria por herencia; o, en otros términos, la
solidaridad impide la división de la deuda en el momento de su formación, pero no hay
obstáculo alguno para que la misma pueda dividirse con motivo de acontecimientos
posteriores. El efecto principal de la obligación solidaria, es compeler al deudor al pago total,
como si el fuera el único obligado; pero existen también otras consecuencias secundarias, que
ponen de relieve la distinción entre la obligación solidaria y la indivisible. Para explicar los
efectos secundarios de la solidaridad, que no pueden justificarse partiendo del principio de
que cada uno de los deudores se obliga por el total, ha sido preciso acudir a otra idea, y esta
consiste en la representación recíproca que tienen los codeudores, lo que hace que el acto
verificado en contra de uno de ellos se repute realizado en contra de todos, produciendo
efectos como si hubiere sido hecho contra cada uno de ellos. La idea de la representación
entre codeudores solidarios, es de creación reciente, y ha engendrado determinadas
consecuencias, entre ellas, el aceptar, la representación recíproca de los deudores,
produciendo efectos nuevos, para los casos de solidaridad, entre los que figura, de modo
prominente, el alcance que se concede a la cosa juzgada; si un acreedor demanda a alguno de
los deudores obligados, la sentencia obtenida en contra de éste, se puede invocar contra todos
los deudores, aun cuando los mismos no hayan figurado en el litigio. La hipótesis contraria, o
sea, la que aplicaría igual idea a los acreedores solidarios, no es aceptada por la doctrina, pues
aun cuando el acreedor solidario pueda exigir la totalidad, de la obligación, en realidad el
crédito no le pertenece sino en parte, y si el mismo está autorizado para recibir la totalidad,
esto es únicamente porque representa o tiene poder, mediante ficción, de los otros acreedores,
cada uno de los cuales tiene obligación de conservar el derecho común; pero no puede hacer
nada que perjudique la situación de los coacreedores; de este principio se deduce que el
efecto de una sentencia obtenida por uno de los coacreedores, si es favorable a éste, beneficie
a todos los acreedores solidarios, pero en cambio, si le es adversa, no puede dañar a los
demás acreedores que no figuraron en el litigio, los efectos de la obligación indivisible, en
sus aspectos secundarios, son radicalmente diferentes, tales como la cesación de la
indivisibilidad, cuando el objeto de la obligación se transforma en daños y perjuicios, puesto
que la naturaleza del objeto debido, era la que impedía realizar la división; pero cuando esta
es reemplazada por una deuda en dinero, la misma resulta perfectamente divisible; la
solidaridad no impide que la deuda pueda dividirse entre los herederos del acreedor; por lo
contrario, la indivisibilidad es un obstáculo material que se opone a la división, tanto activa,
como pasiva, de la obligación. Si se admite que los herederos simultáneos no tienen el
carácter de acreedores mancomunados, inconcusamente se llega a la conclusión de que entre
unos y otros no existe la representación ficticia, dado que si tienen derecho a una cosa
indivisible, como es la herencia, no están ligados por la misma causa. Consiguientemente, en
esta hipótesis de solidaridad, el litigio seguido por uno de los coherederos, aun cuando la
sentencia le sea desfavorable, no afecta ni puede afectar a los otros, de tal manera que ellos
pueden intentar igual acción, por la misma causa y con idéntico objeto, sin que pueda serles

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360656. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLII, Pág. 2632.

opuesta la excepción de cosa juzgada; tanto más, cuanto que no existe la identidad de
personas por causa de su entidad jurídica sustancial, puesto que entre unos y otros, sólo existe
igual calidad de herederos, por ser simultáneos.

Amparo civil directo 8008/32. Orrantia Adelaida, sucesión de. 8 de noviembre de 1934.
Mayoría de tres votos. Disidentes: Alfonso Pérez Gasga y Manuel Padilla. La publicación no
menciona el nombre del ponente.

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