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judicial
Teoría de la
argumentación
jurídica
Silogismo judicial
Entre los motivos de insatisfacción mencionados con antelación podemos añadir la
definición de argumento válido deductivamente, que comúnmente encontramos en todo
libro de lógica, referidas a proposiciones que pueden ser verdaderas o falsas. Lo que
sucede es que en el derecho, la moral, etc. los argumentos versan sobre un tipo de
enunciados de los que no es relevante predicar su verdad o falsedad (por ej. las normas).
De ello se derivó el problema sobre si la lógica es aplicable o no a las normas, ante lo cual
Kelsen sostuvo que la misma no lo era; tales reglas son aptas para el silogismo teórico,
basado en un acto de pensamiento, y no al práctico o normativo, en el que una de las
proposiciones esbozadas es una norma.
Como vemos, carece de validez lógica, ya que no es necesario que un sujeto que
establece la regla deba también establecer la aplicación particular de tal regla; no resulta
raro que alguien formule una regla general y evite su aplicación cuando el mismo se vea
afectado. Si A acepta como moralmente obligatoria la regla que se deben mantener las
promesas (todas y en cualquier circunstancia) y acepta como verdadera la promesa que
le hizo a B de acompañarlo al cine, y sin embargo sostiene que, a pesar de ello, no
considera que deba acompañar a B al cine ese día, su comportamiento resulta irracional.
Pero hay que tener en cuenta que la lógica es una disciplina prescriptiva: no dice como
los hombres razonan de hecho, sino cómo deberían hacerlo.
En la vida cotidiana atribuimos a las inferencias prácticas, la misma validez que las
teóricas. Con todo esto podemos expresar que si la lógica no se aplica al derecho
estamos incurriendo en una confusión de los términos del problema, debemos desglosarlo
en dos preguntas, por un lado:
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1) La relación que guardan entre sí las normas válidas, ¿son relaciones de tipo
lógico?
La respuesta es obviamente negativa ya que es posible que a un mismo sistema
pertenezcan normas contradictorias. Por ej. pueden coexistir en un mismo sistema las
siguientes normas: se deben cumplir todas las promesas y no tengo por que cumplir la
promesa que le hice a B.
Este tipo se denomina usualmente silogismo judicial o jurídico y sirve al mismo tiempo
como esquema para el silogismo práctico o normativo que tratamos anteriormente. La
primera premisa enuncia una norma general y abstracta de un hecho que es la condición
para una consecuencia jurídica (obligación, permisión o prohibición) que debe seguirse
cuando se realiza el supuesto de hecho. La segunda premisa es la situación en que se
produjo el hecho, cayendo bajo el supuesto de hecho de la norma. Y por último la
conclusión establece que se debe anudar la consecuencia jurídica prevista por la norma.
Este esquema nos plantea algunos inconvenientes, el primero que podemos esbozar es
que hay supuestos en que la conclusión del silogismo no muestra el fallo de la sentencia
sino un paso previo a al misma. En el caso analizado no queda establecido que A y B
deben ser condenados a prisión mayor, sino a la pena concretan de ocho años y un día
de prisión mayor.
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Cuando no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, los
tribunales impondrán la pena en grado mínimo o medio atendiendo a la gravedad del
hecho y a la personalidad del delincuente (artículo
61.4º del Código Penal).
Por tanto, A y B deben ser condenados a la pena de ocho años y un día de prisión mayor
(es el mínimo de pena permitido por la ley).
Esta última nos muestra el fundamento en juicios de valor ya que “gravedad del hecho” y
“personalidad del delincuente” no son términos referentes a hechos objetivos y
verificables; sin duda alguna el arbitrio judicial tiene un papel fundamental en esta
determinación. Como vimos, el silogismo judicial no nos permite hacer una reconstrucción
satisfactoria del proceso de argumentación porque las premisas de las que se parte
pueden necesitar a su vez justificación, sumado a que la argumentación en tal ámbito es
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entimemática. Dicha característica obliga a añadir premisas a las explícitas para
reconstruir un proceso argumentativo.
Otra distinción que podemos realizar en este tipo de silogismo es en lo que hace a
“enunciado normativo” y “enunciado performativo”, éste tiene que ver con el acto
lingüístico de la condena, en cambio el primero expone que Ay B deben ser condenados.
Con ellos se lleva a cabo un paso del plano del discurso al de la acción, un paso que cae
ya fuera de la competencia de la lógica, tal como expone Atienza8.
Este silogismo denominado también “práctico prudencial”, evidencia las distintas etapas
que transita el juez para poder decidir en el litigio. La determinación de las premisas
conlleva al control de la legalidad y razonabilidad de las sentencias, esto es, que las
sentencias sean producto de la razón y no de caprichos personales, se exige que las
resoluciones sean fundamentadas.
La premisa menor tiene carácter débil y se la considera materia opinable, ella se deriva de
los hechos y debe ser reforzada con argumentos, los jueces deben guiarse por reglas de
la experiencia, según el orden las cosas y el sentido común, para que las valoraciones de
prueba no sean absurdas o descabelladas. En este momento es auxiliado por peritos que
poseen conocimientos técnicos, científicos, artísticos, etc. que contribuirán a fijar los
hechos. Al mismo tiempo los califica jurídicamente por subsunción, es decir, inserta el
hecho en un caso universal para comprobar si tiene las características. Como vemos la
determinación de las premisas termina siendo simultánea; de esta manera se va ir
perfilando el caso, una vez que se cuenta con las premisas la conclusión fluye sola a
partir de las mismas.
El paso siguiente será el mandato, es decir que teniendo en cuenta los datos y normas
aplicables establece la conducta para cada una de las partes. Cabe mencionar que las
premisas normativas dejan un margen a la discrecionalidad del juez quien debe
fundamentar y justificar sus decisiones.
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Atienza, Manuel. “Las razones del derecho”, capítulo primero: Derecho y argumentación. UNAM,
México, 2003. Pág. 16
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Comúnmente se utiliza el razonamiento por analogía al cual hay quienes lo consideran
prototipo de argumento jurídico.
Veamos un caso:
Otra clase de argumentos usados con frecuencia para establecer la premisa normativa es
la reducción al absurdo. Este argumento de la manera que la utilizan los juristas, suele ir
más allá de una simple deducción, debido a las siguientes razones:
“Si bien el derecho de objeción de conciencia puede ser y de hecho es una causa de
exención del servicio militar, no es sólo eso, porque si así fuera sería una desmesura
calificarlo de fundamental”.
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6. Por tanto, no cabe suponer que el derecho de objeción de conciencia sea sólo una
causa de exención del servicio militar.
Además de casos simples hay también casos difíciles de quienes se ocupa especialmente
la teoría de la argumentación jurídica; en ellos la tarea de establecer la premisa fáctica y/o
la premisa normativa requiere nuevas argumentaciones que pueden o no ser deductivas.
Wróblewski (1971 y 1974) ha llamado al primer tipo de justificación “interna” haciendo
alusión a la validez de una inferencia a partir de premisas dadas. Al segundo tipo de
justificación, la cual somete a prueba el carácter fundamentado de sus premisas, la
denominó justificación externa.
La primera refiere a una cuestión de lógica deductiva, pero en la justificación externa hay
que ir más allá de la lógica en sentido estricto. Las teorías de la argumentación jurídica se
ocupan fundamentalmente de este segundo tipo de justificación.
Síntesis conceptual
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los encargados de decidir cuál de las partes en conflicto tiene razón y
prescribir la conducta a realizar.
Los abogados defienden los derechos e intereses de su cliente y deben
convencer al juez de su razón, apoyado en buenos argumentos.
Nunca esta distinción es del todo tajante ya que, el práctico necesitará recurrir a
criterios brindados por la dogmática y viceversa, cuestión que nos habla de la
interconexión de dichos contextos.
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La teoría estándar de la argumentación jurídica se ubica en el contexto de
justificación, con pretensiones descriptivas y prescriptivas. Postulan que las
decisiones deben ser y pueden ser justificadas.
Silogismo judicial una premisa enuncia una norma general y abstracta de un hecho
condición para una consecuencia jurídica que debe seguirse cuando se realiza el
supuesto de hecho. La segunda premisa es la situación en que se produjo el
hecho y la conclusión establece que se debe anudar la consecuencia jurídica
prevista por la norma. Las premisas de las que se parte pueden necesitar
justificación dado que la argumentación en tal ámbito es entimemática, lo cual
obliga a añadir premisas a las explícitas a reconstruir el proceso argumentativo.
Enunciado normativo y performativo (éste como acto lingüístico de la condena)
paso del plano del discurso al de la acción cae fuera de la competencia de la
lógica.
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Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
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materia