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I. INTRODUCCIÒN ......................................................................................... 2
A. MORAL ................................................................................................ 4
B. ÉTICA .................................................................................................. 5
BIBLIOGRAFA
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INTRODUCCIÓN
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necesariamente a establecer mecanismos de control y de sanción dirigidos a
regular el comportamiento colectivo.
Toda persona en sociedad debe adaptarse a la vida social y respetar las normas
de la misma, teniendo como guía y norma de conducta, lo cual supone cumplir
con una serie de deberes y obligaciones a la vez que poseer un conjunto de
derechos y privilegios.
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I. MORALIDAD Y ÉTICA
A. MORAL
La ética, entonces, supone una conducta y toda conducta tiene normas o criterios
a los que tiene que ajustarse. Estos criterios son establecidos por la conciencia
moral del individuo. Es allí donde se fijan las relaciones de conveniencia o
disconformidad con los principios y los hechos.
B. ÉTICA
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segundos se refieren al valor (se aplican a objetos o estados de cosas en tanto
que objetivamente valiosos o simplemente valiosos para alguien).
Podemos concordarla con la ética propia del estado u organización social. Por
cuanto la constituyen normas de acción que efectivamente permiten la convivencia
y la cooperación social y coordinan las acciones individuales para fomentar el
bienestar general.
Este apartado ha tomado relevancia ante las denuncias de corrupción, por parte
del Estado u organismo del Estado, siendo reclamada especialmente la
honestidad de los gobernantes. Por ello se dice que la ética política debe ser
contemplada como una virtud colectiva.
Que respecta a los fundamentos sobre el deber ser con una característica, lo
considera solo en su enunciado sin ocuparse de su aplicabilidad o práctica
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concreta, tiene como criterio de verdad él mismo como se formula y su
correspondencia con los principios finales y no su práctica como criterio de la
verdad. Como su nombre lo indica al decir normativa, no se refiere a leyes como la
de los Estados, sino a principios individuales y/o sociales que todos deberíamos
conocer y practicar.
Son vistos desde el punto de vista de los valores con definición científica, lo que
plantea un profundo dilema debido a que valores esenciales para las persona,
como: la vida, la libertad, la justicia, humildad, honestidad, la paz, etc., no pueden
ajustarse a los parámetros rigurosos del conocimiento científico ni aun, ser iguales
para todas las culturas.
d. - ÉTICA PROFESIONAL.
Conviene relacionar en primer lugar la ética con la justicia, en ese entender una
organización social o institución es legal simplemente por ajustarse a las leyes,
pero su legitimidad sólo se da cuando las leyes que la dotan de legalidad se
consideran a su vez dignas de ser obedecidas por haberse elaborado conforme a
un procedimiento aceptable por todos.
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ética debe permitir ese juicio sobre una base que no discuta los principios
democráticos.
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Las normas de la Ética son autónomas (cada individuo debe darse sus normas
propias) y las del Derecho son heterónomas (las normas provienen de una
autoridad diferente al individuo).
Las normas de la Ética rigen aspectos internos es decir subjetivos, que son
propios a cada persona, y las del Derecho aspectos externos, y
comportamiento objetivo dentro de determinada sociedad.
Las normas de la Ética son unilaterales (el cumplir una norma no implica el
surgimiento de un derecho o una obligación por parte de otras personas), y las del
Derecho son bilaterales (una obligación implica un derecho y viceversa).
Una sociedad de carácter democrático y regido por leyes, que toman en cuenta
tanto la letra como el espíritu de la Ley, tornan su enfoque en relación con los
valores. Y al referirnos a la ética y su cumplimiento, debe sacarse a flote sus
ventajas frente a quienes no lo toman en cuenta o simplemente no la tienen.
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Al hacer el contenido del código equitativamente aplicable a todos dentro de una
organización o gremio específico, debe tener un ingrediente cual es la
cultura, educación, valores y demás propios de cada organización.
Sin embargo, existen algunos puntos básicos que deben tenerse en mente al crear
o modificar un código que en forma genérica y sin establecimiento de limitaciones
se detallan:
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Los recursos de disposición para denunciar de buena fe cualquier sospecha
de mala conducta. (anonimidad, jerarquización, buzones de sugerencia, etc.).
Ejemplos genéricos de lo que son comportamientos aceptables e
inaceptables.
Circular el borrador del código entre el equipo multidisciplinario, entre la
organización o los destinatarios para su revisión y comentarios.
Actualización del código.
Presentar la versión "final" del código antes de su aprobación.
Por medio del Código de Ética, se establece pautas para poder defender, respetar
y cumplir la Constitución, las Leyes, Ordenanzas y Reglamentos vigentes, y
además el orden público y las buenas costumbres.
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VI. CÓDIGO DE ÉTICA DEL COLEGIO DE ABOGADOS DEL PERÚ.
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En suma, debe tratar de conducirse con el máximo de rigor moral, para
asegurarse así la mayor estimación pública.
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Constituye un acto inadecuado del comportamiento del abogado, saber que
determinadas acciones judiciales que contienen pretensiones no viables sean
utilizadas y presentadas innecesariamente ante la administración de justicia para
ciertos fines o que dilaten innecesariamente un proceso a pesar de existir un
pronunciamiento de fondo de la acción formulada, esta circunstancia también está
prevista por el Código de Ética de los Colegios de Abogados del Perú que en su
artículo 5 establece que "El Abogado debe abstenerse del empleo de recursos y
formalidades legales innecesarias, de toda gestión dilatoria que entorpezca el
normal desarrollo del procedimiento y de causar perjuicios", así mismo, de ver que
el caso es innecesario puede rechazar o negar la aceptación de la defensa de un
caso solicitado sin necesidad de expresar causa justificada, tal como le faculta el
artículo 6 del antes referido Código de Ética de los Colegios de Abogados del
Perú.
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expresión violenta o sarcástica. Similar conducta deberá guardarse en relación
con el colega y con la contraparte.
Constituye asimismo falta grave, por la deslealtad que importa hacia el colega
adversario, no advertirle acerca de la existencia de las vinculaciones especiales
mencionadas en el párrafo que antecede, o la práctica de mantener
conversaciones privadas con los magistrados, relativas a los asuntos que tienen a
resolución, cuando en ellas se expresen argumentos o consideraciones que no
consten en los escritos presentados al expediente. Se exceptúa de esta regla el
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caso de las medidas cautelares que deban trabarse “inaudita parte” o de las
medidas urgentes de aseguramiento de prueba, donde el abogado está autorizado
a mantener audiencias privadas con el Juez.
1.- Relaciones del abogado con sus colegas. El abogado debe respetar
en todo momento la dignidad del colega, proscribiendo a su respecto las
expresiones hirientes y las insinuaciones malévolas. Debe impedir toda
maledicencia del cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su
adversario. La confianza, la lealtad y la benevolencia deben constituir la
disposición habitual hacia el colega, a quien debe facilitarse la solución de
inconvenientes momentáneos —enfermedad, duelo o ausencia— y considerarlo
siempre en un pie de igualdad. El abogado debe abstenerse de utilizar
documentación confidencial que su colega le haya enviado con el propósito de
llegar a un acuerdo o transacción ya sea ofreciéndola como prueba en juicio o
exhibiéndola a su cliente sin la expresa autorización del colega.
Debe asimismo evitar las persecuciones excesivas, los gastos inútiles y toda
medida o diligencia que no sean necesarias para la defensa de su cliente.
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3.- Intervención en asunto patrocinado por un colega. El abogado no
debe intervenir en favor de una persona patrocinada en el mismo asunto por un
colega, sin dar aviso a éste, salvo el caso de renuncia expresa del mismo. No
habrá falta si quien interviene después se abstuvo de comunicarse con el colega
por ignorar que hubiese prestado servicios en el asunto, pero deberá hacérselo
saber apenas tenga conocimiento de tal circunstancia. Es también deber del
abogado que se encuentre en la situación señalada comprobar, antes de su
intervención, si han sido abonados los honorarios del colega que lo precedió, salvo
que el cambio de profesional se deba, como razón única o en reunión con otras
causales, a una controversia sobre honorarios entre el cliente y el abogado que
precedió en la atención. A los efectos de esta regla, no se considerará
“intervención en un asunto” al mero examen, a pedido del cliente, de lo actuado
por un colega. Se recomienda que el aviso al abogado que precedió con relación
al cese de su actuación y reemplazo sea dado por el cliente mismo, pero el nuevo
abogado deberá asegurarse que este aviso haya sido dado.
Hay una diferencia entre una y otra situación, que consiste en que el patrocinio
judicial constituye una relación pública entre el abogado y el cliente, que se
exterioriza en presentaciones formales -escritas u orales- pero que no dejan
margen para la duda sobre su existencia y sobre el carácter de la vinculación.
En primer lugar, el hecho de que la norma analizada limita de algún modo la libre
actuación del abogado, inclina el criterio hacia una interpretación restrictiva de la
norma en cuestión.
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En segundo lugar, el derecho del cliente a requerir opiniones distintas, es
incuestionable. Lo que debe considerarse es si el abogado consultado en segundo
término, puede dar la opinión requerida, prescindiendo de que el colega esté o no
informado de la intención del cliente de solicitar otra, y, en todo caso, si antes de
opinar, está obligado a advertirlo de que ha sido consultado.
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LA PERSONA JURÍDICA COMO CLIENTE
2) Conflictos de interés.
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Cuando acaezca un conflicto de intereses entre sus clientes, el abogado
debe cesar su actuación por ambos. También cuando exista un riesgo de
violación de confidencias o la independencia del abogado estuviera en
riesgo. Alternativamente, podrá optar por continuar asistiendo
profesionalmente al cliente más antiguo, si toma las medidas necesarias
para que cualquier información recibida del cliente más moderno no pueda
ser revelada al cliente más antiguo que se retiene.
2.2 Ningún abogado hará negocios con cliente alguno ni, a sabiendas,
adquirirá cualquier derecho económico adverso a un cliente salvo cuando:
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"pariente" incluye al cónyuge, hijo, nieto, padres, abuelos u otro pariente o
individuo con quien el abogado o el cliente mantengan una relación familiar
cercana.
2.5 Ningún abogado acordará con cliente alguno limitaciones a su
responsabilidad por mala praxis, ni transará un reclamo actual o potencial
con un cliente o ex cliente relativo a su desempeño profesional si, en
cualquiera de esos casos, el cliente no cuenta con asesoramiento legal
independiente, salvo luego de habérsele advertido al cliente, por escrito,
sobre la conveniencia de obtenerlo.
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negligencia, su morosidad o su abandono. En resumen, debe ejercer su
ministerio a conciencia.
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RENUNCIA OBLIGATORIA:
RENUNCIA FACULTATIVA:
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6) Deslealtad o engaños del cliente. Si el abandono del patrocinio se debe a
una deslealtad del cliente, que en una u otra forma le ha ocultado la verdad o
le ha hecho objeto de engaños, debe el abogado reservarse cuidadosamente
las causas que lo determinan a alejarse, siempre que su revelación pueda
perjudicar al cliente. El cumplimiento de su deber y especialmente el respeto
del secreto profesional deben estar por encima de toda reacción personal y de
toda legítima exigencia de amor propio.
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9) Deber de información al cliente. El abogado tiene la obligación de mantener
informado al cliente de la situación o estado de sus asuntos en forma periódica
indicándole el Tribunal, repartición u oficina donde tramitan y suministrándole
todos los datos necesarios para que el cliente pueda cotejar personalmente
las actuaciones si así lo desea. Debe hacer saber al cliente los riesgos de las
decisiones que toma a fin de que sea éste quien decida, debidamente
informado y asesorado por el abogado, los cursos de acción que considere
más convenientes.
10) Reemplazo por un colega. En general y salvo el caso que ambos integren la
misma firma profesional, el abogado no puede, sin consentimiento del cliente,
poner a un colega en su lugar, especialmente si tal sustitución tuviera por
resultado una elevación del monto de los honorarios. Puede no obstante
hacerse reemplazar en caso de impedimento súbito e imprevisto, dando
inmediato aviso al cliente.
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previamente por el mismo, y también a las confidencias efectuadas por
terceros al abogado, en razón de su ministerio. Es así que debe guardar
reserva acerca de las conversaciones efectuadas durante una mediación o
transacción fracasada y respecto a los hechos que haya conocido tan sólo por
tal medio.
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Lo cierto es que existe un aparato normativo y el mismo que no es
frecuentemente utilizado, ya que no es fácil determinar cuándo se ha obrado
con culpa grave y cuando se es desleal.
1.- Los honorarios. Como norma general, los abogados deben tener presente
que la profesión no tiene otro objeto especial que el de colaborar en la
administración de justicia. El provecho o retribución, muy legítimos, sin duda, son
sólo accesorios, porque nunca pueden constituir decorosamente el móvil
determinante de los actos profesionales.
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3.- Convención previa sobre honorarios. Recomiéndese a los abogados que
convengan sus honorarios con los clientes, antes de comenzar su trabajo
profesional, y fijen asimismo su forma de pago.
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h) El tiempo tomado por el patrocinio o asesoramiento;
i) La forma de actuación del abogado, esto es, si patrocinó al cliente que
actuaba personalmente o mediante procurador, o si actuó en el doble
carácter de mandatario y patrocinante.
j) El impedimento que resulte para el abogado para atender a otros
potenciales clientes, como derivación de las reglas relativas a los conflictos
de interés, por el hecho de atender este cliente o su asunto.
k) La premura con la que el cliente desee que se atienda su asunto, en
detrimento de la atención de otros clientes si no se obtiene colaboración
profesional de terceros.
7.- Acción judicial de cobro de honorarios. Los abogados deben evitar los
apremios por honorarios hasta donde sea compatible con su derecho a percibir
una retribución razonable por sus servicios. En caso de verse forzados a acudir a
la vía judicial, deben hacerse representar o patrocinar por un colega.
9.- Pacto de cuota litis. En los fueros y jurisdicciones en los que esté
legalmente prohibido el pacto de cuota litis, los abogados deben abstenerse en
absoluto de pactar participación alguna en el resultado del pleito.
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siempre que lo hagan antes de comenzar a prestar sus servicios profesionales y
se sujete a las siguientes condiciones:
a) La participación del abogado no debe ser nunca mayor que la del cliente;
b) El abogado debe reservarse la facultad de abandonar el patrocinio o la
representación en cualquier momento. Del mismo modo, el cliente podrá, si
lo desea, retirar el asunto al abogado y entregarlo a otro. En ambos casos,
el profesional tendrá derecho a cobrar, si el pleito se gana, una parte
proporcional a su trabajo en la participación convenida. Si en el segundo
caso, el cliente no continúa con el pleito, el abogado puede cobrar los
honorarios que se estimen judicialmente;
c) La participación convenida se entiende siempre por la totalidad del trabajo
profesional en todas las instancias y hasta la definitiva conclusión del litigio.
Si éste concluyera antes de realizarse todos los trabajos que podían
considerarse verosímilmente previstos, tendrá el cliente derecho a disminuir
en forma proporcional la participación;
d) Si el pleito se pierde, el abogado no cobrará honorario.
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La probidad.- Que viene a constituir el actuar con rectitud y honradez,
procurando satisfacer el interés general y desechando todo provecho o
ventaja personal, obtenido por sí o por interpusiste persona.
La Prudencia.- Es el actuar con pleno conocimiento de las materias
sometidas a su consideración, y en forma diligencia además de inspirar
confianza en la comunidad.
Diligencia: Es una condición indispensable del profesional. La diligencia
tomada como entrega y solicitud por el trabajo, es una condición
indispensable del profesional. El incumplimiento de los compromisos
laborales son exponentes manifiestos de negligencia profesional.
Idoneidad.- entendida como aptitud técnica, legal y moral, para el acceso y
ejercicio de sus funciones.
Responsabilidad.- Es el esfuerzo honesto para cumplir con sus deberes
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cuales el juzgador puede asistir las pretensiones exigidas en
una demanda o acto administrativo planteado por el abogado.
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Puntualidad: el tiempo tiene un gran valor, tanto para nosotros como para
quienes requieren de nuestra atención y servicios profesionales. En este
aspecto se traduce nuestro valor y respeto por los demás, haciéndonos
distinguir entre aquellos quienes desprecian todo lo que les sea ajeno,
como es en este caso: el tiempo de los demás.
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VIII. CONCLUSIONES.
1.- Históricamente, las normas, los juicios de valor, la moral, y las reglas y
costumbres, han evolucionado según el momento en que han surgido y
desarrollado otras se han mantenido y otras han evolucionado de acuerdo al
desarrollo de la civilización.
2.- Un código de ética no debe ser pétreo, sino tener revisiones y cambios
adaptándose a la realidad y cultura predominante.
3.- El fin de la función ética profesional es el bien común, lo que debe encontrarse
plasmado positivamente en todo código de ética.
4.- Debido a que un Código de ética no nos proporciona una lista o un conjunto de
reglas a seguir para cada una de las situaciones que se nos presentan en el
transcurrir diario de nuestras vidas, debemos apegarnos única y exclusivamente a
las bases del actuar ético, como son la inteligencia y ser consecuentes de cómo
nuestras actuaciones pueden perjudicar a los demás, o sea, tomar en cuenta los
intereses de terceros.
6.- Nuestra legislación no provee a los abogados del derecho de mentir en las
actuaciones judiciales ni en otras actuaciones legales, por el contrario incentiva y
obliga a la aplicación el principio de la verdad.
7.- Para evitar la utilización de la mentira, el profesional del derecho debe asistirse
de elementos jurídicos que le permitan argumentar con razones sus posiciones a
fin de que el magistrado tome convicción cierta y se incline por la razón más
adecuada, por la posición que más se acerque a la verdad.
8.- El Código de Ética del Colegio de Abogados del Perú, y las normas procesales
del sistema jurídico peruano pretenden que los abogados consideren y apliquen el
Principio de la Verdad, adicionalmente prevé que debe guardar una conducta
adecuada frente a la atención de sus clientes sin engañarlos, guarda una conducta
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adecuada para con el magistrado y el abogado de la otra parte; la falta o infracción
de tal disposición traería como consecuencia que el litigantes acciones contra del
letrado por el pago de indemnización y daños y por su parte el Colegio de
Abogados de la sede investigaría y aplicaría la sanción pecuniaria respectiva.
9.- Para obtener cambios en las conductas de los abogados se hace necesario
una real regulación sobre el comportamiento profesional de los letrados, se
requiere de la imposición de nuevas reglas, tal es así que es necesaria una
modificación del Código de Ética del Colegio de Abogados del Perú articulo 53
inciso b), fijando sanción de multa mas elevadas e incluso la resistencia al pago de
la multa es causal de retiro del profesional de derecho. Así mismo por
correspondencia la modificación también debe producirse en los Códigos de Ética
de los Colegios de Abogados a nivel nacional.
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