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COHETE

El cohete es un ingenioso, y a veces cruel, invento, útil para situar humanos en el


espacio por su versatilidad para construirse en la Tierra y su funcionalidad como
hábitat en el espacio. Mediante un combustible en ignición se generan gases de
escape que por el principio de reacción expuesto en la tercera ley
de Newton ("para cada acción se produce una reacción igual y opuesta"), empujan
para salir e impulsan el cohete como reacción.

rigen del cohete

Los principios de la cohetería ya fueron propuestos por Herón de Alejandría hace


más de dos mil años. Herón inventó la pila eolípila, un artefacto que giraba bajo el
impulso del vapor surgido una serie de mecheros curvos y que ha sido
considerada como la primera máquina térmica de la historia basada en los
principios de acción-reacción.

Aulo Gelio, un escritor romano que recopiló curiosidades antiguas en la época del
emperador romano Marco Aurelio (161-180), en sus Noches Áticas (Noctes
Atticae), habla de un ingenio en forma de paloma que colgado sobre el fuego se
movería por efecto de una corriente cálida que surge de un tubo de escape, los
principios básicos del cohete.

El cohete como arma

Tuvieron que transcurrir unos cientos de años hasta que se descubrió su potencial
como arma.

Existen referencias del uso de cohetes en China con fines bélicos, que
denominaban "saetas de fuego", alrededor del siglo VI dC., aunque la primera
referencia histórica data de 1232, cuando se usaron contra los mongoles en la
ciudad de Kai-feng-fu.

Los propios mongoles usaron esta tecnología contra los europeos en la batalla de
Legnica (Silesia-Polonia) en 1241 y contra los árabes en la asedio de Bagdad en
1258.

Con el conocimiento de la pólvora en Occidente, hacia el siglo XIV, el cohete


adquirió una dimensión siniestra. Roger Bacon (1214-1294) al menos cien años
antes antes definió el invento como "el rayo destructor": "Hay sustancias—escribe
Bacon antes de describirlas y denominarlas salitre—cuya detonación asombra al
alma hasta tal punto (...) que, ni los ejércitos ni las ciudades pueden sostener sus
efectos".

En 1379 se usó por primera vez el término rochetta (cohete) para describir esta
arma que rápidamente se extendió a contiendas por todo el mundo
Los cohetes en la imaginación popular

También en su aspecto recreativo era una comidilla común en las veladas


populares. En 1649 Cyrano de Bergerac en su Viaje a la Luna planteó el uso de
cohetes para viajar al espacio. Y 30 años antes, en España y América se reía la
aventura del Clavileño del Don Quijote de Cervantes en su segunda parte (1615).

En 1687 Isaac Newton formula las leyes de la mecánica que permitió una mayor
precisión en los cálculos.

Aunque los arcabuces y cañones sustituyeron a los cohetes, en buena medida se


siguieron utilizando y desarrollándose, especialmente en la India, donde se había
mejorado hasta alcanzar los 2 km de alcance y con los que se hostigaban a los
británicos invasores. William Congreve, un militar inglés, basándose en estos
cohetes, diseñó uno más agresivo y preciso que se usó por primera vez en 1804
y que se incorporó a los ejércitos más potentes de la época.

Cohetes para el espacio

En 1840, el estadounidense Williams Hale inventa el cohete sin varilla


estabilizadora, la mejora que se venía usando desde el siglo XI en China para
dirigirlo.

Julio Verne publica en 1865 De la Tierra a la Luna que anticipa con bastante
precisión lo que se lograría un siglo más tarde y que sirvió de inspiración a los
padres de la astronáutica.

1883. Para muchos significa el comienzo de la era espacial. Ese año, el científico
ruso Konstatin Eduardovitch Tsiolkovki (1857-1935) publicó el primer ensayo
donde desarrolla su teoría de la propulsión a chorro y explicaba que un cohete
podía funcionar incluso en el vacío.

Comienza la era de los pioneros de la astronáutica.

La forma del cohete espacial

En nuestra imaginación colectiva perdura una idea de cohete que popularizaron


el cine, el pulp y los tebeos. Así los asociamos con una imagen determinada:
estilizados y puntiagudos con una sugerente forma fálica que repetidamente
hemos visto en las parodias del cine de ciencia ficción.

Pero la forma del cohete no ha evolucionado mucho desde que lo inventaron los
chinos.

La popularidad de esa idea tiene mucho que ver con la novela, el cine y el cómic.
Méliès llevó al cine lo imaginado por Verne, pero tal vez el más divulgado de los
modelos proceda del primer volumen de Tintín en la Luna de Hergé que se publicó
en 1953 (Objetivo: la Luna - Objectif Lune) y entre la documentación que usó el
autor belga sin duda figuraba la película de Fritz Lang, Una mujer en la
Luna (1929. Se puede reproducir en este enlace), los trabajos de Hermann Julius
Oberth y las impresionantes fotografías de las V2 alemanas en las que había
trabajado Wernher von Braun.

Sin embargo, la realidad de los viajes espaciales dio al traste con esa forma como
habitáculo humano: el módulo lunar, la nave Soyuz o la estación espacial
internacional, por citar ejemplos conocidos, serán todo lo práctico que quieran,
pero les falta la chispa de diseño creativo que convierta esas hazañas espaciales
a una dimensión que penetre en el inconsciente colectivo y que tan bien conocían
los grandes artistas de principios del siglo XX que lograron imaginar los hombres
en el espacio.

Como funciona un cohete

Un cohete espacial es una máquina que, utilizando un motor de combustión,


produce la energía cinética necesaria para la expansión de los gases, que son
lanzados a través de un tubo propulsor (llamada propulsión a reacción). Por
extensión, el vehículo, generalmente espacial, que presenta motor de propulsión
de este tipo es denominado cohete o misil. Normalmente, su objetivo es enviar
artefactos (especialmente satélites artificiales y sondas espaciales) o naves
espaciales y hombres al espacio (véase atmósfera).
Un cohete está formado por una estructura, un motor de propulsión a reacción y
una carga útil. La estructura sirve para proteger los tanques de combustible y
oxidante y la carga útil. Se llama también cohete al motor de propulsión en sí
mismo.

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