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EL DRENAJE Y SU IMPORTANCIA PARA UNA CIUDAD

SUSTENTABLE
Trabajo presentado ante la Ilustre Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat por el
Ing. José Ochoa Iturbe
como requisito parcial para optar a su incorporación como individuo de número , sillón XXVII

RESUMEN

La concentración en ciudades, una tendencia cada vez más acentuada de la población mundial,
ha aumentado las demandas de productos y servicios, los cuales son cada vez más difíciles de
suministrar. El agua, en cantidad y calidad, es una de esas demandas.
El presente trabajo persigue llamar la atención sobre la posibilidad de uso de las aguas
pluviales que periódicamente caen sobre las ciudades, y que permitirían aliviar las demandas del
líquido, aumentar la resiliencia de la ciudad a inundaciones, crear reservas de agua subterránea o
superficial para riego o abastecimiento en caso de sequias, y mejorar en algunos casos el paisaje
para disfrute visual de los ciudadanos.
En el texto inicialmente se presenta una visión de lo que debe ser una ciudad sustentable, de
acuerdo con la visión de varios autores, para luego entrar en un nuevo concepto, el de la gestión
integrada de las aguas urbanas, haciendo énfasis en los sistemas urbanos de drenaje sustentable
(SUDS). Estos deben verse como un factor de importancia dentro de lo que debe ser la
sustentabilidad de la vida en las ciudades, al permitir el uso y almacenamiento de unas aguas
pluviales que actualmente se captan solo para evitar daños a personas y bienes dentro de las áreas
urbanas, y que luego se desechan aguas abajo de las mismas.
Estos sistemas de drenaje sustentable ya se practican en varios países, especialmente los
desarrollados, donde ya existen normas y manuales de uso al respecto. En Venezuela apenas se
comienza a estudiar y experimentar, con cierto detalle, el uso de estas alternativas.
Palabras claves: sistemas de drenajes, ciudad sustentable, aguas urbanas, cambio climático,
gestión.

ABSTRACT
Concentration in cities, a more accentuated tendency of world population, has augmented the
demand for products and services, which are more and more difficult to supply. Water, in
quantity and quality is one of those demands.
This paper intends to call attention on the possibility of using rain water, which seasonally
falls on cities, to alleviate demand for the liquid, increase the resilience of the city to flooding,
create underground or superficial water reserves for irrigation or supply, in case of droughts, and
to better the landscape, in some cases, for the enjoyment of citizens.
The text initially presents a vision of what a sustainable city should be, in accordance with the
vision of several authors, to follow through on a new concept, integrated urban water
management, with emphasis on sustainable urban drainage system (SUDS). These should be
looked upon as an important factor in sustainability of life in cities, by permitting the use and
storage of rainfall waters that are now collected just to avoid damages to people and things within
the urban areas, only to be discharged downstream from them.
These sustainable drainage systems are already in practice in several countries, mainly the
more developed ones, where there are norms and standards already applicable to their use. In
Venezuela studies of these alternatives are just beginning to be done and experimented with
certain detail.
Keywords: Drainage systems, sustainable cities, urban waters, climate change, management.

1- INTRODUCCION
El desarrollo de la civilización que se ha alcanzado en poco más de un siglo es el producto,
además de muchos factores como la revolución industrial, del control, prevención y erradicación
de varias enfermedades, y de las mejoras en los sistemas de saneamiento de aguas, lo cual ha
permitido un crecimiento exponencial de la población. El patrón de consumo actual de bienes y
servicios por esa población mundial ,de unos 7 billones de habitantes1, pone en peligro la
supervivencia de la vida en el planeta, al ir agotando sus recursos naturales no renovables, y
modificando los que en principio son renovables de una forma tal que se hacen inaprovechables.
Ese desarrollo va alterando los ciclos naturales cada vez más, rompiendo los equilibrios
existentes en la naturaleza y haciendo efectivamente no sustentable el futuro de la vida misma en
la tierra. Este proceso de consumo es exponencial aún más en las ciudades, donde la demanda de
todo tipo de recursos y de servicios concentra de tal manera estas demandas que su efecto es aún
más dañino para el ambiente.
Sin embargo la migración a las ciudades continua, creándose cada vez más mega ciudades
(ciudades con más de 10 millones de habitantes, de las cuales en América Latina hasta ahora solo
son Ciudad de México, Buenos Aires, Rio de Janeiro y Sao Paulo), con todos sus problemas de
servicios públicos, ocupación de espacios, suministro de alimentos, conflictos sociales, dotación
de agua potable, etc. Ya, de por sí, en el caso específico del agua potable “el 25 % de las grandes
ciudades tienen stress hídrico; si se obvia la infraestructura y si se considera que los habitantes
de las ciudades obtienen el agua solo de la cuenca donde viven, el valor del stress hídrico
incrementa a 39 % de la población urbana” (Ramos, 2014). En un reciente estudio realizado por
la Corporación Andina de Fomento en 26 ciudades latinoamericanas se encontró que solo “el 46
% tiene la infraestructura necesaria para cubrir la demanda de agua generada por los
habitantes urbanos” (CAF, 2016).
Dentro de un marco global de esta problemática se han planteado los retos del milenio por las
Naciones Unidas, como ruta a seguir para un desarrollo, si no del todo cien por ciento
sustentable, al menos que comience a mitigar los efectos dañinos del patrón de consumo actual.
En particular, y a objeto del presente trabajo, cobra importancia el reto número 6, que se refiere a
garantizar la sostenibilidad del medio ambiente en cuanto a sus puntos referentes a la proporción
de recursos hídricos utilizables y a la mejora de servicios de agua potable a poblaciones, así como
a servicios de saneamiento de aguas servidas y de drenajes. (Naciones Unidas-Objetivos del
Milenio, 2015).
Esto último obliga a repensar la manera de gestionar los recursos hídricos, especialmente en
cuanto a su explotación y distribución. Pero además obliga a buscarle un uso a las aguas que de
alguna forma ya están en la ciudad (aguas servidas, aguas subterráneas y las periódicas aguas
pluviales).

1
- Recuperado de www.worldometers.info/es

1
Entre las varias acciones que se están tomando en este sentido, existe ya en muchos países el
tratamiento terciario de aguas servidas, la desalinización de agua de mar y el aumento de
extracción de aguas subterráneas, e inclusive captación de la humedad presente en el aire.
Sin embargo, solo se está comenzando a buscar un posible uso de las aguas pluviales que
escurren por la superficie de las calles y patios de las ciudades y que, dependiendo de la zona y su
pluviosidad, constituyen un caudal de agua no aprovechado hasta el momento, y que de poder
almacenarlas, pueden ayudar al balance hídrico de la demanda total de la ciudad. Países como
Estados Unidos, Inglaterra, España y Alemania, por mencionar los más destacados, ya realizan
captaciones de ciertas magnitudes de sus aguas pluviales urbanas. Igualmente se vienen
realizando algunos esfuerzos en varias ciudades de América Latina, dada la escasez del vital
líquido en algunas de ellas.
El presente trabajo pretende contribuir a crear conciencia en nuestro país de que llega el
momento de analizar el potencial de estas aguas pluviales para distintos usos, desde riego a zonas
verdes (parques, jardines) o almacenaje para protegerse contra eventos extraordinarios como
incendios, sequias, etc. En la medida en que se puedan construir sistemas que permitan un re uso
de las aguas que ya están en la ciudad, se logrará bajar el consumo de aguas provenientes de
fuentes cada vez más alejadas, que conllevan costos de operación y mantenimiento excesivos, y
se estaría acercando al comportamiento natural del sitio antes de las actividades de la ocupación
humana. Adicionalmente se estaría evitando posibles conflictos futuros con aquellas cuencas
productoras que igualmente tienen poblaciones en crecimiento, con su consecuente demanda de
agua, bajando de por si la disponibilidad real del líquido para el trasvase hacia las grandes urbes2.
La captación de esas aguas pluviales por diversos métodos permitirá, además, mitigar los
caudales picos en los sistemas de drenaje existentes, permitiendo que estos funcionen
eficientemente bajo unas nuevas condiciones de impermeabilidad de los suelos creadas por el
continuo aumento de ocupación de espacios por el desarrollo urbanístico.
Por último, los conceptos de drenaje sustentable conllevan a mejorar el paisajismo de ríos y
quebradas creando una ciudad con un entorno más amigable para el habitante.

2- OBJETIVOS
El presente trabajo tiene como objetivo el crear conciencia en nuestro país sobre una manera
distinta de gerenciar las aguas urbanas y, muy en particular, las aguas pluviales, que actualmente
escurren por las superficies de las ciudades libremente hasta su disposición en algún cuerpo de
agua importante, ya sea quebrada, rio, lago o el mar, a través de costosas obras civiles, sin que
esas aguas sean aprovechadas de alguna forma. El drenaje sustentable permite el
aprovechamiento, al menos parcial de dichas aguas pluviales, para diversos usos en la urbe.
Como un objetivo adicional se pretende comentar sobre algunas metodologías o sistemas de
aprovechamiento de esas aguas de drenaje urbano, que actualmente se llevan a cabo en otros
países y que pueden servir como referencia o estímulo para iniciar otras formas de manejar
nuestras aguas urbanas en Venezuela, donde poca atención se le pone a los sistemas de drenaje
urbano en cuanto a su eficiencia y mantenimiento. En este sentido se presentan alguna
información de las experiencias ya realizadas en otras regiones, así como algunos experimentos
recientes realizados en nuestro país, producto de líneas de investigación que se llevan a cabo en

2
- “La transferencia de agua de un ecosistema o eco región a otra puede afianzar el desarrollo económico, pero
también corre el riesgo de contribuir o de acelerar la perdida de integridad del ecosistema o causar efectos
adversos en el área de origen” (Gleick et al, 2002) (En inglés en el original).

2
algunas de las universidades venezolanas, muy en particular las universidades Católica Andrés
Bello y Metropolitana. Finalmente se realiza un análisis de la situación legal de las aguas en
Venezuela en referencia a los drenajes sustentables y su posible aplicación.

3- MARCO METODOLOGICO
El presente trabajo se ubica dentro de una investigación documental que permita elaborar un
grupo de conceptos o ideas sobre el objeto del estudio. Se desarrolla con la finalidad de aumentar
la certeza en los conocimientos que se señalan y que permite recopilar, a través de la bibliografía,
material de consulta para los lectores como fuentes de información. Las fuentes de información
son dividas en tres categorías: primarias, secundarias y otras fuentes. Como fuentes de
información primarias se señalan a libros, monografías, estudios o informes técnicos, revistas y
en particular líneas de investigación en esta área, que se han abierto como tesis de grado en pre y
postgrado en las universidades Católica Andrés Bello y Metropolitana promovidas por el autor,
quien ha trabajado en el área de drenajes por más de 40 años. Como fuentes secundarias se
consideran aquellas informaciones que se señalan en un documento pero que han sido tomadas de
fuentes primarias (caso enciclopedias, manuales y hemerotecas, por ejemplo). Como otras fuentes
se consideran las conseguidas de manera virtual a través del internet (en el presente caso, a pesar
de haber revisado muchas, solo se han incorporado las que se han considerado estrictamente
necesarias para claridad de contenidos)3. La Internet ha resultado una poderosa herramienta para
conseguir información en un país en que poca literatura editada le llega a los investigadores.
“Todo estudio debe tomar elementos del pasado y reconocer lo que otras personas o
investigadores han hecho. No realizar una exhaustiva revisión documental conduce a errores
graves y a desaprovechar la oportunidad de hacer un trabajo más original y metodológicamente
más objetivo” (GALAN, Manuel.2011). El presente trabajo pretende seguir estos lineamientos.

4- LA CIUDAD SUSTENTABLE
El avance en la ocupación de territorios por el continuo crecimiento de las zonas urbanas ,
cada vez de mayor tamaño y con inmensas demandas de servicios de todo tipo, y la evolución de
los conceptos de desarrollo sustentable desde que se formularan por primera vez en el documento
“ Nuestro Futuro Común” (Naciones Unidas, 1987), así como la ya reconocida acción del cambio
climático sobre el planeta con sus graves consecuencias sobre la actividad humana, al punto tal
de poner en peligro la vida misma en el planeta, ha llevado a los gobiernos y a los distintos
organismos multilaterales, y muy en especial al organismo de las Naciones Unidas, a enfocar sus
esfuerzos sobre estos temas, siendo de especial relevancia en los últimos años la búsqueda de
lograr una ciudad que permita a sus habitantes vivir con todas las comodidades que brindan hoy
en día las tecnologías , pero logrando que perduren en el tiempo para las generaciones futuras.
Es tal la atención que se viene llevando sobre estos temas a nivel mundial que inclusive,
recientemente, una autoridad mundial como el Papa Francisco ha sentido la necesidad de advertir
en su encíclica “Laudato Si” (2015) la grave situación que ya comienza a sentirse en el clima y en
los recursos naturales, y mencionando varios de los problemas que enfrenta el planeta para la
supervivencia humana. Entre ellos destaca su preocupación por el agua (Capítulo primero.
Acápite II- la cuestión del agua en sus puntos 27, 28, 29, 30 y 31).

3
-Los derechos de autor de muchas de las páginas consultadas limitan la reproducción de gráficos y tablas, por lo
que se sugiere al lector dirigirse a las referencias directamente.

3
Señala el Papa el grave problema de la ya pronunciada escasez de agua en algunos países, pero
no solo se ocupa de la cantidad, sino también de la calidad de las aguas, señalando que cada día
se ve más comprometida y “en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible” (ibíd.
punto 28). Es por ello que el desarrollo de métodos que permitan una mayor eficiencia en el uso
del agua se hace cada día más indispensable. El uso de las aguas pluviales que caen sobre las
ciudades es uno de esos métodos.
La ciudad, por excelencia, reúne todas las comodidades que otorga el avance de la ciencia,
desde agua potable hasta energía requerida para todos los artefactos que proporcionan dichas
comodidades. De ahí su atractivo para la humanidad. Sin embargo, las ciudades son, por su
naturaleza, grandes consumidores de servicios y a la vez descartan y desechan muchos insumos
todavía aprovechables. Según Flores de Gabaldón (2006) “las ciudades, aun cuando solo ocupan
el 2% del suelo planetario, consumen el 75 % de sus recursos naturales y generan el 75% de los
residuos y desechos, muchos de ellos altamente contaminantes y no degradables”. Asimismo, las
ciudades producen el 70 % del CO2 que escapa a la atmosfera (UN HABITAT, 2011).
Como cada día aumenta la población urbana y, de hecho, desde el 2007 más del 50 % de la
población mundial vive en ciudades (D+C, 2012) los problemas de suministro de servicios y
bienes han aumentado considerablemente, dada la naturaleza ya señalada previamente. Para 2015
la población urbana mundial es de 3.94 millardos4 (www.wdi.worldbank.com ) y se estima que
para 2030 será de 5.06 billones, es decir, que el 60 % de la población mundial (UN HABITAT
2015) vivirá en ciudades, por lo que el suministro de insumos será cada vez más difícil de
satisfacer, y en consecuencia deben buscarse alternativas de mejor uso de los recursos para evitar
el desperdicio de los mismos, como ocurre en la actualidad, y que a su vez estos alcancen para
todos los ciudadanos.
Es por ello que las Naciones Unidas desde 1976 ha venido desarrollando estudios y programas
para los asentamientos humanos creando un agencia especializada ya mejor conocida como
ONU- HABITAT (la cual fue creada oficialmente en 20025, pero que venía transformándose
desde el año de 1976 para convertirse primero en una Conferencia de Naciones Unidas conocida
como Hábitat I, hasta llegar a su actual denominación de Programa de las Naciones Unidas para
los Asentamientos Humanos). Desde esta agencia se proponen y financian proyectos en distintos
países buscando lograr esa sustentabilidad urbana para ayudar a preservar el planeta. El agua, y
su adecuado uso racional, es quizás el principal objetivo a lograr.
El tema de la ciudad sustentable cobra, por tanto, más y más importancia cada día. Quizás otro
término más en boga es el de ciudades inteligentes, que si bien apunta a un uso de mayor
tecnología, para ahorro de energía, etc. no deja de tener como fin último la sustentabilidad, como
consecuencia natural. En el presente trabajo todas las citas se referirán al primer término de
sustentable.
La ciudad sustentable, para que realmente corresponda a su nombre es, en sí, un conjunto de
políticas públicas, de concientización ciudadana y de ocupación de espacios que hacen a la urbe
más vivible para sus ocupantes. Es decir, no basta con recoger la basura, suministrar agua en
cantidad y calidad suficiente (con una operación eficiente del sistema) y de suministro adecuado
de energía, sino en lograr una ciudad cuya sustentabilidad tome en cuenta al ser humano en
cuanto a su vivir en el entorno adecuado. Abel Wolman señala: “la ciudad, al crecer provoca

4
- Recuperado de www.wdi.worldbank.com
5
- El 1 de enero de 2002, mediante la resolución A/56/206 de la Asamblea General, se fortaleció el mandato de
Hábitat y elevó su condición a programa dentro del sistema de la ONU, lo que dio origen a ONU-Habitat, el
Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.(https://es.unhabitat.org/)

4
problemas medioambientales de extrema gravedad, de cuya solución estamos todavía muy lejos.”
(Citado por Bettini ,1998). Dentro de esos problemas puede estar el suministro de agua desde
cuencas lejanas, causando disminución en los ríos represados y variando el ambiente de esas
cuencas; la recolección y disposición de desechos que aumentan a medida que aumenta la
población; la combustión de motores creando contaminación atmosférica e islas de calor6, etc.
Pero, además de lo mencionado, lo sustentable no solo se refiere a lo meramente material (agua,
energía, residuos, etc.) sino a una calidad de vida del ser humano que lo lleve a sentir esa
sustentabilidad con satisfacción. Es decir, que no sienta la persona que la sustentabilidad es un
sacrificio que debe sufrir para poder “sobrevivir”.
Bettini en su obra “Elementos de ecología urbana” (1998) presenta en una extensa
introducción como fue evolucionando la ciudad desde los tiempos de la era griega (Platón y
Aristóteles), pasando por los romanos, en una buena manera de enseñar cómo fueron
desarrollándose los servicios en base a las necesidades de la población. Citando a Lewis Mulford,
sociólogo y escritor americano señala:” Mientras los griegos, al construir una ciudad, se
preocupaban sobretodo de la belleza y de las fortificaciones, del acceso al mar y de la fertilidad
del terreno circundante, los romanos deseaban sobretodo pavimentar los caminos, abastecerse
de agua y construir cloacas” (Mulford, The Natural History of Urbanization, 1956). Bettini
concluye su acápite 1 de la introducción con un comentario sobre la ciudad medieval, lo que en
su concepto debería ser el modelo a seguir para una ciudad sustentable. Señala: “La Edad Media,
fértil de tecnologías y de invenciones, ofrece una imagen de la ciudad que reflejaba la imagen
del hombre, una ciudad inconscientemente ecológica que nuestra sociedad, nuestro mundo,
excesivamente científico e informado, debería saber reproducir”. (ibíd., 20). Esa ciudad se
autoabastecía y lograba un equilibrio entre lo que producía en si misma o su inmediato alrededor,
y lo que consumía para vivir. Cierto es también que tenía, en general, un numero bajo de
pobladores.
Este último comentario de Bettini sirve de base a la interrogante principal sobre la ciudad
sustentable: ¿Que es realmente una ciudad sustentable? ¿Qué hay que hacer y cómo debe hacerse
para que una ciudad sea lo más sustentable posible? Quizás conviene tomar una definición que
abarque lo previamente señalado. De la bibliografía revisada se considera la señalada por el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “Es aquella que ofrece una buena calidad de vida a
sus ciudadanos y minimiza sus impactos al medio rural, preserva sus activos ambientales y
físicos para generaciones futuras, y a través de ello promueve su competitividad. De la misma
manera, cuenta con un gobierno local con capacidad fiscal y administrativa para llevar a cabo
sus funciones urbanas con la participación activa de la ciudadanía.”(Citado por Ramos, 2014).
Ramos (ibíd.) analiza a la ciudad como un sistema “que se alimenta de los recursos del medio,
genera un orden interno que permite satisfacer y mantener las vidas humanas y su calidad; y
disipa materia, energía e información al final del proceso” (Ramos, ibíd.). Va aún más allá,
analizando la ciudad desde un punto de vista energético: “….este modelo energético implica
intercambio de materia, energía e información entre el asentamiento humano y su entorno de
soporte (lejano o próximo). Lo antedicho es propio del proceso metabólico, en este caso,
aplicado al sistema urbano. De allí su denominación: Metabolismo urbano” (Ramos, Ibíd., 12
,13-negrillas en el original).
Puede observarse que la ciudad sustentable es, pues una compleja interacción del hombre con
su entorno, basado en sus necesidades (muchas creadas por la modernidad) y en la manera de

6
- Islas de calor – zonas con temperaturas superiores al medio natural debido a los materiales de construcción (
pavimentos , cemento, etc. ( Blender,2015)

5
administrar eficientemente los recursos físicos necesarios para satisfacer esas necesidades; pero a
la vez administrar la justa proporción entre los ciudadanos para que todos disfruten por igual de
los beneficios ( es aquí donde entran los gobiernos locales y la participación ciudadana,
especialmente para la atención de los sectores más necesitados). Es por ello que “si bien resulta
altamente improbable la consecución de ciudades sostenibles, es factible avanzar en esa
dirección con el propósito de lograr impactos positivos en la calidad de vida de los habitantes de
ellas” (Torres Jofre, Mario.2009)
La Naciones Unidas recientemente publicó unas “ Directrices Internacionales sobre la
planificación urbana y territorial” ( Naciones Unidas.2015), cuyo objetivo principal es , como su
nombre bien lo indica, presentar unas guías a nivel de gobiernos estatales , municipales y
citadinos, así como a organizaciones no gubernamentales , sociedades profesionales , etc. que
pretenden llevar a una optimización de la ciudad y sus recursos. En ellas se especifica como un
principio básico que “la planificación urbana y territorial contribuye a la seguridad urbana al
fortalecer la resiliencia ambiental y socioeconómica, intensificando la mitigación de y
adaptación al cambio climático y mejorando el manejo de los eventos y riesgos naturales y
ambientales” (negrillas en el original. Ibíd., B3). Muy recientemente, en Venezuela, el grupo
ORINOCO, en conjunto con la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat, La Fundación
Konrad Adenauer, el grupo de Investigación Vida Urbana y Ambiente de la Universidad Simón
Bolívar publicó una “Guía de Gestión Ambiental” como un primer esfuerzo nacional en ese
sentido para todo el país (2016). Allí se señalan lineamientos, fundamentos éticos y propuestas de
estructuras institucionales para lograr los objetivos de la ciudad sustentable, considerando como
indispensable el acuerdo o compromiso político como un primer paso para iniciar cualquier
gestión ambiental. El documento está dirigido básicamente a alcaldías y municipios como
gestores lógicos y legales de todo lo urbano.
El manejo adecuado del suministro de agua y energía, de comida, de los desechos sólidos, de
las aguas servidas, del tráfico vehicular, del diseño urbanístico, etc. es, sin duda alguna, el reto de
la ciudad sustentable, como se ha tratado de presentar en las líneas anteriores y como bien
señalan muchos autores. Para que pueda avanzarse en ese objetivo es indispensable un cambio en
la actitud del ciudadano, de sus paradigmas de consumo y de una concientización de que es un
actor importante para ese logro.
Amén de las muchas variables ya parcialmente mencionadas, y que hacen de la ciudad
sustentable un reto para la civilización actual, el presente trabajo se enfoca en el sector de aguas
urbanas, su gestión eficiente, y muy en particular el de las aguas pluviales que escurren
libremente por la superficie de la ciudad, es decir las aguas de drenaje y su posible
aprovechamiento por los habitantes de las urbes.

5- LA GESTION DEL AGUA URBANA


Las necesidades cada vez más apremiantes del suministro de agua a las ciudades (en continuo
crecimiento, tal como se señala en la introducción) presentan un reto para la práctica de la
ingeniería, al tener que cumplir con una demanda de cantidad y calidad del líquido que cada vez
se hace más difícil de satisfacer. Por un lado está el problema de las fuentes, en general cada vez
más alejadas de los centros urbanos, y en la calidad de muchas de esas aguas que han perdido su
condición inicial en virtud de la intervención antrópica en las cuencas productoras.
Es por ello que se plantea una gestión de las aguas urbanas basada en el manejo conjunto de
agua, tierra y energía, tal como lo plantea Jiménez (2015), quien señala: “Se requieren nuevos
enfoques para optimizar la gestión conjunta de los recursos hídricos, uso de la tierra y energía,
6
así como para disminuir la huella hídrica7 de las ciudades y para controlar el transporte de
contaminantes en aguas, y la transferencia de contaminantes en el agua, el suelo y en el aires de
las ciudades.” Ello significa una evaluación de la totalidad de agua disponible, esto es conocer la
suma de las aguas que de una u otra forma tienen relación con la ciudad, y de la manera de
aprovecharlas al máximo para cumplir con los cometidos ya señalados de sustentabilidad.
Para ello es necesario desarrollar una gerencia integrada de las aguas urbanas que Tucci
(2010) la concibe como la interacción sinérgica de “los servicios de infraestructura del agua
urbana que incluyen suministro de agua, aguas servidas, aguas pluviales y estructuras de
drenaje. La gerencia de los desechos sólidos esta igualmente muy relacionada con la gerencia de
aguas servidas, particularmente debido a que los sólidos tienen una alta carga de poluentes
asociados a ellos, taponando drenes y cloacas e incrementando las inundaciones“.8
Si bien la suma de las aguas disponibles es esencial en el establecimiento de una gerencia
integrada de las aguas urbanas, también es sustantivo el manejo de sedimentos y residuos sólidos.
Se ha podido constatar que “Uno de los problemas frecuentes, que pueden llegar a producir un
comportamiento inadecuado de los sistemas de drenaje urbano, es la presencia de materiales
sólidos dentro de los mismos. Usualmente estos sistemas son diseñados bajo métodos
tradicionales de cálculo que no toman en cuenta la cantidad de sólidos que pueden ser
acarreados por el agua durante la ocurrencia de grandes gastos o crecidas.” (Ochoa Iturbe,
2011).
De hecho, ” los múltiples problemas que surgen, especialmente en los países en desarrollo,
por el hecho de no considerar en la etapa de diseño los efectos potencialmente dañinos que los
sólidos (material erosionado, basuras) pueden producir en el comportamiento hidráulico de los
sistemas al taponarlos o mediante el depósito de sedimentos en sumideros, tuberías, canales,
etc.”(ibíd., 2011) suelen ser la causa de inundaciones de diferentes magnitudes. En particular, el
rápido crecimiento urbano, especialmente en esos países en desarrollo, con sus movimientos de
tierra de los nuevos urbanismos, crea una fuente puntual excesiva de solidos que van a parar a los
sistemas existentes de drenaje, no calculados para ese fin, por lo que terminan taponándolos y
creando inundaciones locales generalmente en los sitios de captación (sumideros, canaletas, etc.),
o siendo depositados en quebradas con bajas pendientes y poca velocidad de arrastre. En Caracas,
un ejemplo de este tipo de problema se presentó en la quebrada La Guairita, donde los
sedimentos producidos por movimientos de tierra de urbanismos en la cuenca alta, se depositaron
en la parte media de la cuenca, disminuyendo la capacidad del cauce e inundando la parte baja de
la urb. La Trinidad en Octubre de 1976.9 (http://www.estudiosydesastres.
info.ve/det_evento.php?id=4800).
En resumen, el proceso de una gerencia integral de las aguas comprende entonces:
 Cuantificación de las fuentes que actualmente surten de agua potable a la ciudad.
 Información sobre las condiciones pluviométricas de la zona, los sistemas de drenaje
existentes, incluidos las quebradas o ríos que atraviesan la ciudad (muy especialmente cuando la

7
Huella hídrica: Volumen de agua empleado en un país para producir bienes y productos, tanto para consumo
interno como para exportación(Vazquez del Mercado & Buenfil (2012)
8
- En inglés en el original. Traducción propia.
9
- La quebrada La Guairita se desbordó ocasionando la inundación a la población, al represarse debido a
obstrucciones derivadas de la construcción del conjunto residencial La Tahona. En tal sentido, se inundaron
numerosas viviendas, se formaron lagos que incomunicaron a los residentes y atascaron varios vehículos. A
consecuencia de este evento, quedaron capas de lodo y material contaminante expulsado por la quebrada.
(http://www.estudiosydesastes.info.ve/det_evento.php?id=4800)

7
ciudad está dentro de una gran cuenca y el rio solo la atraviesa, lo cual es el caso en muchas
ciudades en el mundo y en Venezuela).
 Evaluación de los acuíferos existentes y de posible explotación.
 Determinación de la cantidad y calidad de las aguas servidas y su potencial reúso mediante
tratamientos terciarios.
 Ejecución de un verdadero balance hídrico del área que comprende la ciudad, en cuanto a
cantidad y calidad del agua que le llega o ya se encuentra allí en distintas formas, sin importar, al
menos al principio, su factibilidad de explotación y uso para diferentes fines en la ciudad según
sea su caracterización y el tipo de necesidad o demanda.

Un esfuerzo conjunto entre universidad y municipio se realizó por parte de la Universidad


Católica Andrés Bello que estimuló la realización del trabajo de ascenso de uno de sus profesores
de la Facultad de Ingeniería, en el marco del esquema de gestión de las aguas urbanas delineado
previamente. En efecto, en el municipio Chacao de la ciudad de Caracas, se realizó un estudio
sobre la quebrada Sebucán en la búsqueda de un “manejo de las aguas del municipio que
permitieran desarrollar un programa de saneamiento de las quebradas del municipio” (Barrera,
2012). Lamentablemente la evaluación no se continuó en las otras quebradas por un cambio de
administración en el municipio. El ejemplo es testimonio de un proceso de desarrollo de una línea
de investigación en la UCAB, conforme los elementos descritos y la satisfacción de una demanda
de conocimiento y concreción de acciones de manejo de aguas en el referido municipio, en una
pertinente interacción de ganar –ganar.
Incluye esa gestión y evaluación de las aguas urbanas, y dentro del balance hídrico, la
vulnerabilidad de la ciudad ante inundaciones y, por supuesto, su resiliencia ante los efectos del
cambio climático, factor que cada día cobra mayor importancia a juzgar por el comportamiento
de los últimos años.
En el caso específico de Venezuela y su dependencia de los efectos del fenómeno de El Niño,
que ocasiona periodos de sequía en casi todo el territorio nacional, el evaluar su acción debería
ser parte de ese análisis integral de las aguas en nuestro país, en cuanto a la preparación y
previsión de las ciudades para enfrentar el fenómeno y no ser víctimas, por desidia y mala
gerencia, cada vez que se presenta el fenómeno extraordinario natural. En el año 2000 se hizo un
esfuerzo en toda la región andina por parte de la Corporación Andina de Fomento (CAF)
motivado por un evento del año 97-98 de gran intensidad. Allí señalan respecto a Venezuela que
“Debido al poco desarrollo que ha tenido en Venezuela el conocimiento de la relación entre los
eventos Niño y la variabilidad climática, lo que es explicable por la moderada influencia que
estos eventos tienen en el territorio nacional comparado con otros países de la región”10 pueda
ser una de las causas por lo que no se ha prestado más atención a esos efectos en el país. Aquí se
incluiría en esa evaluación el efecto contrario, es decir las inundaciones, causadas por el efecto de
LA NIÑA que produce precipitaciones extraordinarias, aguas que pudiesen ser aprovechadas si se
almacenasen. En nuestro país poco esfuerzo se hace en la previsión y planificación de respuestas
ante estos eventos naturales, potencialmente dañinos a nuestras ciudades, a pesar de contar con
una ley al respecto (República Bolivariana de Venezuela, 2009) intitulada “Ley de gestión
integral de riesgos socio naturales y tecnológicos”. La ley es muy completa en sus términos en
cuanto a elaboración de planes de prevención y reconstrucción y en la creación de organismos a
distintos niveles de gobierno ( incluido el municipal) para la gestión adecuada ante diferentes

10
- Corporación Andina de Fomento (CAF) (2000) – Las lecciones de El Niño. Memorias del Fenómeno El Niño. Retos
y propuestas para la región Andina. Volumen VI: Venezuela

8
fenómenos , sin embargo solo se conoce de algunos entes de gobierno que la llevan a cabo, y
posiblemente no de manera total.
En cuanto a las inundaciones urbanas, tema relacionado con el presente trabajo, se ve con
preocupación, a nivel mundial, cómo cada día son más frecuentes, en parte por el aumento de la
ocupación de áreas o planicies inundables por parte de nuevos urbanismos planificados o no
(especialmente por la población de bajos recursos que ve una oportunidad en terrenos baldíos),
pero también lo son por la magnitud de las precipitaciones en cuanto a su intensidad y frecuencia
que ocasionan caudales extraordinarios en quebradas, ríos y que afectan, entre otros, a los
sistemas de captación existentes en la vialidad, diseñada para eventos de frecuencia e intensidad
menor a las que se están presentando en la actualidad. La CEPAL (2005) señala que un 34 % de
los desastres en América Latina son causados por inundaciones.
Tucci (ibíd., 2010) al efecto señala un paralelismo entre el crecimiento urbano de la población
de Belo Horizonte en Brasil y el número de eventos de inundaciones. En dicha ciudad, de un
numero bajo de eventos (entre 5 y 10) que ocurrían para 1940, pasaron a unos 20 eventos para el
año de 2010, lo que viene confirmando el hecho de que a medida que la ciudad se expande
comienza a ocupar espacios menos aptos para ser desarrollados, por lo que son sujetos a
fenómenos eventuales de alta intensidad pluviométrica y que requieren de obras de ingeniería
muchas veces costosas para garantizar durabilidad. Gutiérrez y Ayala (sin fecha) en un estudio
realizado en la ciudad de Posadas, Argentina señalan, asimismo, que el aumento poblacional en
sus inicios aumenta rápidamente la impermeabilidad de las zonas, pero a medida que se
densifican, la impermeabilidad no aumenta significativamente. Esto se explica por un crecimiento
vertical de la ocupación (edificios), una vez satisfecha parcialmente la expansión horizontal. Este
análisis destaca que en cuanto comienza la intervención antrópica comienzan a su vez episodios
de inundaciones por el rápido cambio en la permeabilidad de los suelos.
La poca supervisión oficial sobre urbanismos permite ciertos vicios que solo afloran cuando
las áreas urbanizadas sufren esos eventos extremos. Eso mismo ocurre cuando la población de
bajos recursos, buscando solucionar su crisis de vivienda ocupa estos espacios (laderas inestables,
quebradas, etc.) con mínima tecnología y precarios materiales y sin ninguna supervisión o
asesoramiento oficial. Peor aún, cuando son afectados por algún evento generalmente reciben
alguna ayuda de gobiernos locales para que puedan mudarse a otro sitio. Sin embargo, vienen los
mismos, u otros, y ocupan nuevamente los sitios ya desalojados con anterioridad, creando una
especie de ciclo perenne de damnificados y contribuyendo a la estadística de desastres y gastos de
reconstrucción (The Institution of Civil Engineers, 1995).
Altez (2010) lo señala con claridad al referirse a los eventos en el estado Vargas en 1999: “Son
estas comunidades cuyas representaciones sociales dan la espalda a la montaña y al mar, las
que se despliegan en el tiempo, olvidando su pasado e ignorando su propio medio ambiente,
enseñando con ello un vulnerabilidad estructural”.
Como puede apreciarse de los párrafos anteriores, la gestión integrada de los recursos hídricos
urbanos es un proceso complejo que debe ser atacado desde diversos puntos de vista, incluyendo
nuevas legislaciones y normas.
En general, lo tradicional hasta ahora en la gestión de las aguas urbanas ha sido el ocuparse
del abastecimiento de agua potable y de la evacuación de aguas servidas domiciliarias o
industriales. Asimismo se ocupa dicha gestión del drenaje vial urbano, pero solo para la rápida
evacuación de las aguas pluviales de calles y avenidas. Usualmente, son tópicos que se tratan por
separado, por lo que no hay una gestión integrada, y solo en el caso de agua potable y aguas
servidas existe una relación de causa-efecto, que se reconoce, pero que se gestiona de forma
integrada muy débilmente.
9
Dentro de ese nuevo concepto de gestión de las aguas urbanas, que analiza el conjunto de
todas las aguas, cabe mencionar que ya algunos países más desarrollados han tomado en serio el
tratamiento de aguas servidas para su reúso como agua potable o riego. Por ejemplo, el condado
Orange en el estado de California de los Estados Unidos de Norteamérica, utiliza un 30 %
aproximadamente de aguas servidas, que son tratadas e inyectadas en el subsuelo para recargar el
acuífero, para la consecuente ulterior potabilización y servicio de agua potable, o para su
disposición en cursos de agua sin llegar a contaminarlos. De hecho el sistema, reconocido como
el sistema más avanzado de purificación de aguas servidas, tiene previsto manejar hasta 492.000
metros cúbicos por día de aguas servidas en un futuro( 5,62 litros por segundo), y es conocido
como el sistema de recarga de aguas subterráneas, GWRS ( GroundWater Recharge System) , por
sus siglas en inglés11.
Las aguas pluviales de drenaje comienzan, también, a verse como una alternativa válida de
recurso adicional de suministro de agua para las ciudades, bien sea para tratarlas e incorporarlas
al sistema de acueductos, o como posible fuente de recarga de acuíferos, riego de parques y
jardines, almacenaje para incendios, y en algunos casos como elementos paisajísticos que hacen
la ciudad más vivible (recuperación de quebradas embauladas, saneamiento de márgenes de los
ríos urbanos y otros). Realmente cuando ocurren lluvias intensas puede apreciarse los grandes
caudales que corren por las diferentes vías de la ciudad, excedentes de los que el sistema de
drenajes existente no puede captar o conducir por baja capacidad de diseño, por cambios en el
patrón de intensidades de las lluvias o por encontrarse en mal estado, ya sea por obstrucciones de
basura o sedimentos acumulados en el tiempo, causado por poco o ningún mantenimiento desde
su construcción (ver figura 1). En muchas oportunidades, la repavimentación necesaria de la vía
disminuye la abertura de entrada en los sumideros de ventana, causando igualmente poca
captación de las aguas que circulan por la superficie de la vía.

Figura 1 – sumidero que combina el caso de pavimentación tapando la captación y, a su vez,


la falta de mantenimiento evidenciado en el crecimiento de plantas. Ello obligó a colocar un
sumidero de reja adicional. (Foto propia)

11
- Recuperado de www.ocwd.com

10
Son todas estas aguas pluviales excedentes las que de alguna forma pueden contribuir al
balance hídrico sustentable de la ciudad.
Como se mencionara previamente el “sistema de drenaje urbano es parte de un sistema
ambiental mayor” (Sheaffer, Wright, Taggart& Wright, 1982), concepto que ha venido
desarrollándose a lo largo de los años. Es así como “en sociedades modernas, el status del
drenaje urbano como parte integrado de infraestructura varia de un país a otro, dependiendo
primariamente en el nivel de desarrollo y de conciencia de la importancia del problema. En
general, la importancia del sistema se incrementa con el nivel de desarrollo, aunque también hay
excepciones” (Maksimovic, 2000). El concepto se desarrolla a partir de la concientización del
alto costo que representan las obras de drenaje y el “desperdicio” de esas aguas que no son
aprovechadas a pesar de la alta inversión económica para captarlas y conducirlas. Más aún, hoy
en día se considera con mayor énfasis la acción que la concentración de dichas aguas pudiese
causar aguas abajo al descargarlas, no solo en el aspecto de cantidad sino también en la calidad.
Por ello hoy en día se toman las aguas del drenaje urbano como una fuente adicional valiosa para
la ciudad, ya sea como recarga de acuíferos, riego o el retorno de fauna salvaje a zonas
designadas de las áreas urbanas (Maksimovic 2000). Igualmente, y dentro de una conciencia
ambiental solidaria regional, se considera la calidad de agua que se entrega a las poblaciones
ubicadas aguas abajo.
El cómo aprovechar esas aguas pluviales y convertirlas en factor de consideración para la
ciudad sustentable es el objeto básico de este trabajo.

6- SISTEMAS DE DRENAJE URBANO


Definición: “Se entenderá por sistema de drenaje urbano un conjunto de acciones, materiales
o no, destinadas a evitar, en la medida de lo posible, que las aguas pluviales causen daños a las
personas o a las propiedades en las ciudades u obstaculicen el normal desenvolvimiento de la
vida urbana…. Dentro del término aguas pluviales quedan comprendidas no solamente las
originadas de las precipitaciones que caen directamente sobre las áreas urbanizadas que
conforman la población, sino también aquellas que se precipiten sobre otras áreas, pero que
discurran a través de la ciudad, bien sea por cauces naturales, conductos artificiales o
simplemente a lo largo de su superficie” ( Bolinaga , 1979).

6.1 Componentes. En definitiva toda agua producto de la pluviosidad que de alguna u otra
forma pase por la ciudad es considerada dentro del sistema urbano. Nótese que no se toma en
cuenta para este concepto las aguas servidas, ya que son sistemas generalmente separados, aun
cuando en algunas ciudades todavía existen sistemas mixtos.
Uzcategui (2016) separa el drenaje urbano en tres etapas: drenaje superficial o terciario,
constituido por techos, terrazas, jardines, etc. Es decir desde donde cae la lluvia hasta la red de
drenaje secundario. Este es definido a su vez, como las obras de conducción o almacenamiento,
tales como sumideros, colectores, estaciones de bombeo, etc. que llevan las aguas hasta el drenaje
primario, siendo este último los cursos naturales de agua.

6.2 Paradigma tradicional de diseño. La práctica usual en los sistemas de drenaje consistía, y
aun consiste, en evacuar las aguas lo antes posible a objeto de evitar daños, como bien menciona
Bolinaga. Adicionalmente, y especialmente en países tropicales, la rápida evacuación de las
aguas cumple un objetivo sanitario importante, el cual es evitar que la acumulación de las mismas
permita la proliferación de mosquitos y la consecuente transmisión de enfermedades como
dengue, malaria, etc.
11
6.3 Cambios en el paradigma tradicional de diseño. Sin embargo la acción del cambio
climático y su variabilidad pluviométrica presenta un reto importante para los ingenieros que
diseñan los sistemas, ya que las series históricas , patrón de diseño utilizado hasta ahora, puede
que no permitan una información adecuada para unos sistemas sometidos a nuevas condiciones
climáticas no conocidas. Un estudio realizado por investigadores de varios países muestran que:”
Las observaciones señalan que en cada país en consideración (excepto China) la precipitación
media de verano ha incrementado por al menos un 5 % en el siglo pasado” (Groisman et al,
1999). Esto pudiese significar que las obras de drenaje existentes no serían capaces de trabajar
eficientemente bajo estos nuevos parámetros, con el consecuente aumento de inundaciones en
algunas áreas de las ciudades, y de daños a propiedades.

6.4 Obsolescencia de los sistemas actuales de drenaje pluvial. Si a un posible aumento en la


cantidad e intensidad de la precipitación, según señala Groisman, se le añade una mayor
ocupación de áreas por una creciente población urbana, con la consecuente impermeabilización
de dichas áreas, podemos concluir que los sistemas de drenaje urbano ya construidos serán
deficientes y esto tendrá una importancia significativa para el normal desenvolvimiento de la
actividad en la ciudad. De especial consideración son aquellos viejos sistemas de drenaje
construidos hace décadas bajo condiciones de diseño muy distintas a las actuales, y por tanto ya
sujetas a una operación deficiente de sus funciones. Sin embargo, poca o ninguna atención se ha
tomado por parte de las autoridades correspondientes para analizar y evaluar estos
comportamientos y el posible riesgo que puede existir para la población cercana a dichos
sistemas. Esto sería una parte importante de la evaluación de aguas en esa nueva gestión de aguas
urbanas que se mencionase previamente.

6.5 Nuevos sistemas de drenaje, funcionales y ambientalmente adecuados. En la actualidad en


muchas ciudades del mundo se busca no solo optimizar los sistemas ya existentes, sino hacerlos
más amigables al ambiente. Es por ello que se ensayan diversas formas de manejar el agua
pluvial de manera de que no solo se evacuen las aguas con eficiencia, sino que a la vez, y donde
sea posible, contribuya en satisfacer la demanda de agua potable, y ayude en el paisaje
urbanístico para disfrute del ciudadano.
Estas formas varían dependiendo de muchos factores, siendo quizás los principales la
topografía del sitio, el tipo de suelo, la pluviosidad en la zona, el tipo de vivienda o de uso de la
tierra e, inclusive, el tipo de habitante que vive en la zona. Factor adicional a considerar es la
gestión del recurso en cuanto a la legislación que la conforma, ya que puede variar por estados o
municipios. En Venezuela, a pesar de varios instrumentos legales como la ley de Aguas, la
aplicación de normas o reglamentos no existen y aún están por desarrollarse.

6.6 Criterios y guías de diseño de nuevos sistemas de drenaje urbano. En líneas posteriores se
indicaran algunos de los varios métodos usados en distintas partes del mundo, que han venido
demostrando lo que significa un drenaje sustentable y como realizarlo.
Bengstsson y Semadeni-Davies (2000) resumen todas las ideas anteriores de la siguiente
forma: “Tradicionalmente, los sistemas de drenaje urbano han sido diseñados para eficiencia
hidráulica, para transportar las aguas pluviales de ambientes construidos tan rápido como sea
posible. El caer en cuenta que el agua pluvial es un recurso ha llevado a un cambio reciente

12
hacia mejores prácticas gerenciales (BMP12) para minimizar costos e impactos ambientales y,
más estéticamente, para crear una atmosfera, especial, positiva dentro de la ciudad.”.(En inglés
en el original. Traducción propia).

6.7 Drenajes urbanos y manejo de cuencas hidrográficas. Maksimovic (2000) señala que la
cuenca cobra una mayor importancia para la ciudad cuando su área es pequeña y disminuye su
importancia a medida que el área de la cuenca aumenta. Es decir, cobra mayor importancia una
quebrada que nace en el área urbana y la atraviesa, que un rio que nace distante y solo transcurre
por la ciudad. Básicamente por que la cantidad y calidad de las aguas varía con el área de la
cuenca y con la distancia a la descarga de las aguas. Por ejemplo, en el caso de la Ciudad de
Caracas toma mayor importancia para el drenaje de la ciudad una quebrada como la quebrada
Chacaíto o el mismo rio Guaire, que el rio Tuy, en cuya cuenca se ubica la ciudad de Caracas.
Siguiendo el mismo razonamiento las quebradas del Ávila son más importantes para los
habitantes que habitan la zona norte de la ciudad que el mismo rio Guaire, por la vulnerabilidad
que tienen esos habitantes a desbordamientos de las quebradas13.
La nueva concepción holística de una gestión integral de las aguas hace que al final todas las
aguas que de una u otra forma están en contacto con el área urbana deben ser tomadas en cuenta
para un mejor aprovechamiento de ellas y para el beneficio de los ciudadanos. Aun cuando se
reconoce la variabilidad y estacionalidad de las aguas pluviales no dejan de ser importantes, dada
la magnitud de las mismas y lo poco que se aprovechan actualmente.
“Las tecnologías para el aprovechamiento del agua lluvia encajan muy bien dentro de los
lineamientos del desarrollo sostenible, ya que contribuyen al uso racional del agua y los
recursos. Las nuevas tecnologías y los materiales modernos permiten que los sistemas para el
aprovechamiento de agua lluvia sean factibles y estén al alcance de las comunidades
donde se carece de un suministro adecuado de agua” (Ballén, Galarza & Ortiz, 2006)

7- LA VULNERABILIDAD ANTE EL CAMBIO CLIMATICO


Venezuela no escapa a los efectos del cambio climático. Según Martelo (2016) “los totales de
lluvia anual y de la época lluviosa durante el siglo XX disminuyeron en casi todo el país, entre 3
y 20 %, siendo estadísticamente significativo en las regiones central y occidental. El total de
lluvia en la época seca disminuyó en algunas zonas y, por el contrario, aumento en noroccidente
y partes de la cordillera de la costa”. Viana (2007) en un análisis sobre los posibles cambios de
tendencias en el patrón de lluvias en la zona norte-costera de Venezuela encontró que “en la
década de los setenta ocurrió un cambio profundo con relación a las medias” dentro de un
número de 36 estaciones analizadas (28 del Ministerio del Ambiente y 6 de la Fuerza Armada
Nacional). Asimismo indica la necesidad de ampliar la investigación a otras regiones del país, lo
cual está pendiente.
En un estudio sobre el impacto del cambio climático en la infraestructura urbana de la ciudad
de México, Ibarrarán (2011) señala un aumento en la precipitación anual de 600 mm/ año a 900
mm/año en un periodo de 100 años (1877-1997), con la consecuente frecuencia de eventos

12
- BMP ( Best Management Practice)
13
-En una oportunidad en la cuenca baja de la quebrada Quintero en la urb. Altamira de Caracas se inundaron las
casas con pérdidas materiales importantes, producto de una canalización sub- diseñada (IMF-UCV, 2006).
Igualmente ocurrió en varias oportunidades con la quebrada Agua de Maíz, que fue reseñada en la prensa nacional.

13
extremos, los cuales pasaron de uno a dos por año a seis o siete por año al final del siglo pasado,
incrementando el número de inundaciones súbitas (denominadas flash floods en inglés).
Se deduce de lo anterior que el cambio climático puede afectar, y de hecho lo hace, el
comportamiento de los sistemas de drenaje. Sin embargo, poca o ninguna atención se presta a la
vulnerabilidad de la población ante eventos extremos que puedan hacer insuficientes los sistemas
y causen daños a personas o cosas. Irónicamente volviendo poco eficientes sistemas que se
diseñaron precisamente para protección.
Groismann et al (1999) señalan como conclusión de su trabajo que la probabilidad de que
exista un aumento en la magnitud de fuertes precipitaciones en verano es cuatro veces mayor que
la precipitación media esperada. Si consideramos que la mayoría de los sistemas de drenaje
urbano se calculan para periodos de retorno de 10 años como máximo14, y que dichos valores son
tomados de valores de precipitaciones históricas, aunque extremas, no sería de extrañar que ante
estas nuevas condiciones climáticas, como son las planteadas en dicho estudio, los sistemas no
cumplan ni siquiera para esos años previstos en el diseño, causando como mínimo inundaciones
en calles y avenidas.
No hay duda, entonces, que “La alteración de la naturaleza de los recursos hídricos
ocasionada por el cambio climático tendrá efecto sobre el desarrollo humano. Aunque no se
sabe con exactitud los efectos que se verán a nivel local, se espera que haya cambios en la
disponibilidad y calidad del agua debido a la modificación del régimen de precipitación y
aumento de la evaporación”. (Castellanos & Guerra ,2009). En un discurso de la canciller
alemana Ángela Merkel en las Naciones Unidas señalaba, aun mas enfáticamente que “ los
estudios realizados revelan que de no frenarse el cambio climático, nuestro bienestar puede
retroceder entre un 5 % y un 20 %”( Konrad Adenauer Stiftung, 2009). Señalaba igualmente que
solo se requería sacrificar un 1 % del bienestar para lograr ese freno, indicando que esa acción era
también un “imperativo de racionalidad económica” (ibid).
El Gobierno de la República de Panamá en su Plan Nacional de Seguridad Hídrica (2016)
especifica los principales impactos que el cambio climático tendrá sobre dicho país, que por ser
un país tropical refleja en parte lo que pudiese ocurrir también en Venezuela:”
 La ocurrencia de eventos extremos de precipitación y las consiguientes inundaciones y
deslizamientos sobre pendientes inestables;
 Los eventos de escasez de agua productos de fenómeno como El Niño;
 El aumento de la incidencia de las enfermedades relacionadas con el agua y trasmitida por
vectores como el dengue, zika, chikungunya, malaria, hantavirus15, entre otras.”
Sin embargo en el país todavía no se toma muy en serio la problemática del cambio climático,
aun cuando siempre se menciona que el efecto de El Niño crea inconvenientes en el suministro de
agua para energía y abastecimiento a las poblaciones, más como una excusa ante esa carencia que
como un problema al que hay que enfrentar y solucionar.
Materan (2016) señala que desde 1888 hasta 1997 han ocurrido 25 eventos de El Niño. En ese
estudio se observa que en los años 60 hubo cuatro eventos, pero separados por 3 o 4 años entre sí,
mientras que en los 90, en donde también hubo 4 eventos (91, 93, 94 y 97), solo se ven
diferencias de intervalo de 1, 2 y 3 años entre ellos. La CAF señala que solo en el siglo XX “se
han presentado veintidós episodios El Niño, siendo los mismos cada vez más recurrentes e
intensos.”(CAF, 2000)

14
Tucci & Bertoni– Inundacoes urbanas na America do Sul ( 2003); Franceschi – Drenaje Vial ( 1984)
15
- En realidad el hantavirus proviene de excrementos de ratas y solo es trasmitido por el agua si los contiene

14
En el siglo XXI se registran los siguientes (www.ggweather.com): 2002 – 2003, 2004 – 2005,
2006 – 2007, 2009 – 2010, 2015 – 2016
Como puede apreciarse hubo 5 eventos en apenas 14 años y tres fenómenos seguidos con
intervalos mínimos de dos años, a excepción de los dos últimos del 2009 y 2015. Aunque podría
no considerarse concluyente, si llama la atención en esos primeros años del presente siglo, y los
de los años de los finales del siglo anterior, muy en especial los de la década de los noventa, su
recurrencia y sus efectos dañinos. En Venezuela, no es este último fenómeno el que causa alta
pluviosidad, sino su efecto contrario, La Niña. Siguiendo el mismo patrón anterior tenemos que
La Niña solo se produjo en los siguientes años para el presente siglo ( www.ggweather.com ):
2000-2001, 2007-2008, 2010-2011, 2011-2012
No es el objeto del presente trabajo el análisis riguroso de estos fenómenos climáticos, pero si
el llamado de atención a los efectos que puede causar en el drenaje los períodos de lluvias
intensas que se produzcan por los efectos de La Niña, más aún si aumenta la frecuencia de su
ocurrencia como pareciera.

Vulnerabilidad física de los sistemas de drenaje. Lamentablemente poca atención se ha


tomado en el país a los posibles efectos de la acción de esas aguas pluviales extraordinarias en las
ciudades, a pesar de haber sufrido recientemente los eventos de 1999 en las costas venezolanas y
muy intensamente en el estado Vargas16, hecho que debería haber creado cierta conciencia en las
autoridades de que bien puede repetirse allí y en otras zonas del país, y que se debe estar
preparado para evitar la magnitud de daños como los que allí ocurrieron. Córdova y González
(2010) señalan sobre ese evento: “Se puede decir, de esta comparación, que si los 160 y 250
milímetros que cayeron en Maiquetía en 1951 (en 1 y 3 días) tienen periodo de retorno de 10
años; para esta vez, en 1999, la lluvia en Maiquetía (410 y 910 milímetros) tiene un periodo de
retorno de casi 1000 años”. Si bien es cierto que es económicamente inviable diseñar sistemas de
drenaje para un periodo de retorno tan alto, no es menos cierto que los cálculos se basan en series
históricas elaboradas bajo un patrón de comportamiento climático que definitivamente está
cambiando, tal como lo señala Viana (2007) en la zona norte costeña. Surge la interrogante de
ante este cambio cuál será realmente el periodo de retorno de un evento de esa magnitud y cuál
para eventos menores pero de magnitudes superiores a las estimadas bajo la información
disponible actualmente. Parte de un sistema de drenaje sustentable está en analizar las áreas
donde esos caudales puedan escurrir sin causar daños o, al menos, minimizarlos. Aunque esto se
ha hecho en casos de algunos ríos, respetando en lo posible sus planicies inundables, es también
muy cierto que poco se hace a nivel urbano en los ríos o quebradas que atraviesan nuestras
ciudades (como sucedió en el estado Vargas). Menos aún, en aquellos casos donde ya existen
obras construidas hace años, no se ha evaluado que podría pasar bajo unas condiciones distintas a
las de diseño, su potencial acción dañina sobre la ciudad y la vulnerabilidad de los ciudadanos
ante esos efectos.
En la ciudad de Caracas, la periódica inundación de calles y avenidas y de algunas zonas
pobladas (como, por ejemplo, en el puente Baloa sobre el rio Guaire en Petare) corroboran el
poco esfuerzo que se hace en solventar esta recurrente situación. En un análisis realizado por el
Instituto de Mecánica de Fluidos de la Universidad Central de Venezuela en 2008 (basado, por
supuesto en series históricas), ya se comprobó que el canal actual del Guaire no soporta
crecientes mayores a periodos de retorno de 50 años sin desbordarse en algunos sitios (citado en

16
- Poco se menciona que “ durante el desastre de 1999, el área urbana de Caracas fue afectada por flujos de
escombros en las quebradas Catuche y Anauco” ( Schmitz & Hernandez,2010)

15
Ochoa Iturbe, 2011). Si llegase a producirse un incremento de un 5 % en la magnitud de las
lluvias intensas (como sugiere el estudio de Groissman ya mencionado), se tendría una
disminución en el período de retorno, con un consecuente desbordamiento del rio mucho más
frecuente. Sin embargo solo se ven algunas acciones por parte de los organismos competentes
para prever estos escenarios y posibles soluciones, ni siquiera de alerta temprana a la población.
(Debe mencionarse, a manera de excepción que en el año 1987 se instaló con ayuda japonesa un
sistema de alarma en el rio Limón en el estado Aragua, luego de una tragedia que ocurrió allí, y
se habló de instalar uno en el rio Guaire, pero nunca se hizo17. (No se tiene conocimiento de si el
del rio Limón está operativo).
Sin embargo a nivel mundial (contrario a lo que ocurre en el país) cobra cada día más
importancia el estudio del efecto que causan las inundaciones sobre la población urbana. “Una
tercera parte de los desastres naturales anuales y de pérdidas económicas y más de la mitad de
todas las victimas están relacionadas con inundaciones “(Escuder-Bueno et al, 2012). Esto es
indudablemente causado, en primer lugar, por ocupación de espacios no aptos, usualmente por
poblaciones de bajos recursos; pero también por el aumento significativo de la periodicidad de
eventos de alta intensidad pluviométrica (Ochoa-Iturbe & Parkinson, 2010). Sobre si estos
eventos son producto de los efectos del cambio climático o de una variabilidad climática, existen
opiniones de expertos que dudan del cambio climático y señalan que un cambio es algo definitivo
en el comportamiento o patrón del clima con lo cual no habría retorno a las condiciones
antecedentes. Mencionan que es muy temprano para afirmar esto, mientras que lo que ocurre, en
su opinión, es solo una variabilidad por un tiempo determinado para volver al patrón anterior.
Este argumento podría causar que no se modificaran las obras de drenaje previendo un retorno a
condiciones iniciales de diseño. De hecho existe, dentro de esa discusión, que la medición de la
temperatura en la superficie del océano como uno de los factores para medir el cambio climático
no es lo más adecuado, sugiriendo el aumento del nivel del mar como más acertado. (NAP,
2015)18
La vulnerabilidad de la población que vive en las ciudades a esos eventos pluviales
extraordinarios (producidos o no por los cambios climáticos) es cada vez mayor, ya que dicha
población urbana continúa su crecimiento, ocupando, cada vez más, esas áreas sujetas a riesgo.
Por ejemplo,“ Durante el período de 1995-2004 , en América Latina y El Caribe, se
reportaron 840 desastres naturales ocasionados por el agua, dejando como saldo más de 70.525
personas muertas y pérdidas económicas estimadas en miles de millones de dólares” ( Cautilli &
Sigala, 2007).
La eliminación o mitigación de daños es parte de la sustentabilidad urbana. La resiliencia ante
daños que no pueden evitarse, dada la magnitud de los eventos, es también parte de esa
sustentabilidad de la ciudad a la que se pretende llegar.
“La adaptación al cambio climático no puede eliminar muchos de los riesgos de eventos de
clima extremos, así que necesita limitar sus impactos a través de una buena prevención y una
buena respuesta post-evento” (Hardoy & Pandiella, 2009). Parte de estos esfuerzos viene
reflejada en una nueva concepción del uso de las quebradas y ríos y la ocupación o no de sus
planicies inundables, permitiendo la evacuación de las aguas pluviales por zonas no urbanizadas.
Pero viene también acompañada de necesarios avances en las políticas públicas y en la manera de

17
JICA( agencia de cooperación japonesa)(2005)- El plan básico de prevención de desastres en el Distrito
Metropolitano de Caracas
18
- Hay etapas donde la temperatura de la superficie del océano varia, mientras que el aumento de nivel de aguas
aparentemente sería constante.

16
relacionarse las autoridades estatales con las regionales, municipales y las comunidades
susceptibles de daños. “estas relaciones entre las comunidades locales, los gobiernos y el sector
privado aún tienen que madurar” (Hardoy & Pandiella, ibid.). En un estudio sobre riesgos y
políticas de seguridad en toda América Latina, Hubner (2016) señala que es necesario el
desarrollo de estructuras de gobierno locales, con políticas sensibles al ambiente y eficientes
sistemas de aplicación de las leyes. En el país, como se mencionara, se vienen haciendo esfuerzos
en este sentido, de allí la “Guía de Gestión Ambiental Urbana” previamente mencionada.
Cabe destacar que en Venezuela existe la ley sobre Gestión Integral de Riesgos
Socioambientales y Tecnológicos (2009) que, además de que obliga a la creación de distintas
instancias a nivel nacional, estatal y municipal de gestión de riesgos y de diversos planes para la
protección, prevención y respuesta, contempla en su título VII -disposiciones finales, la
elaboración de un “Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. El Consejo Nacional de
Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos dictará, en el plazo de un año, las
directrices para la formulación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que
incluye las actividades de evaluación de impactos, amenazas, vulnerabilidades y la estrategia
nacional de adaptación al cambio climático. La coordinación de su formulación será
responsabilidad del despacho ministerial al que corresponda el área de ambiente”.

8- SISTEMAS URBANOS DE DRENAJE SUSTENTABLE


Según la Scotish Environmental Protection Agency, un sistema urbano de drenaje sustentable
se define como “una secuencia de prácticas y obras diseñadas para drenar el agua superficial en
una forma que provea una aproximación más sustentable que lo que ha sido la práctica
convencional de transitar las aguas en una tubería hasta un curso de agua”
(www.SEPA.org.uk).
Como ya se mencionaba en el libro “Drenaje Urbano” de Bolinaga (1979), la práctica usual en
un sistema de drenaje era sacar las aguas lo antes posible del sitio donde existiese un potencial de
daños a personas y cosas, lo cual, de cumplir con los parámetros adecuados de diseño, funcionaba
satisfactoriamente. Sin embargo, muchos sistemas fueron construidos hace décadas bajo
condiciones diferentes del uso de la tierra, e inclusive con cambios de la topografía original,
sobretodo en algunas zonas de ciudades en desarrollo continuo, aumentando así la
impermeabilidad del área a drenar. Estas nuevas áreas generalmente descargan sus aguas a
colectores ya existentes haciéndoles ineficientes.
La impermeabilización de áreas es una actividad de urbanismo que ha tenido desde siempre
un alto impacto en el escurrimiento superficial, incrementando el pico de la creciente y
aumentando el volumen del escurrimiento, ha reducido la infiltración y ha degradado la calidad
del agua (Pazwash, 2011). Esto, por supuesto, no es un concepto nuevo, y generalmente se
considera en la práctica usual de diseño para un nuevo urbanismo, en cuanto a la consideración
de las variables de cálculo y el desarrollo total y potencial futuro de una zona.
Lamentablemente, en muchas oportunidades, el diseño se limita a un sector determinado a
desarrollar por un promotor urbanístico, dueño de los terrenos, y no se toma en cuenta los efectos
sobre zonas circundantes, especialmente si están aguas abajo del urbanismo19. Es bueno
mencionar que en Venezuela se hizo un esfuerzo serio en los años 70 y 80 por parte del

19
- Esto suele ocurrir porque el Plan de Ordenación Urbanística y el Plan de Desarrollo Urbano Local no están
vinculados a un Plan Rector de Drenaje Urbano. (Comunicación personal del ing. Eduardo Buroz).

17
Ministerio de Obras Públicas y luego por el Ministerio de Desarrollo Urbano para elaborar planes
maestros de ciudades, y con ellos (sobre todo en la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP) se
procuró realizar planes rectores de drenaje urbano intentando poner un orden lógico al
crecimiento urbano de las mismas y planificando para umbrales de hasta 25 años. La mayoría de
esos planes no se han seguido, y posiblemente ni siquiera se han consultado.
Por ser los sistemas de drenaje muy costosos se estilaba diseñarlos, en los planes maestros,
para la condición más desfavorable, es decir, la ciudad ya desarrollada, a fin de que el costo fuera
uno solo e inicial y ya estuviera cubierta la ciudad para eventos de cierta magnitud. Asimismo se
planificaba para sucesivas etapas de desarrollo progresivo. En la práctica, cada urbanizador
coloca obras de drenaje que garanticen solo la evacuación de aguas de sus propiedades (dado el
alto costo que usualmente tienen estos sistemas).
A medida que la ciudad se expande se van conectando tuberías de distintos diámetros, e
inclusive se dan casos de tuberías de mayor diámetro descargando a unas de menor diámetro,
causando remansos y hasta resaltos hidráulicos en donde existen cambios fuertes de pendientes.
Un sistema de drenaje sustentable pretende, entre muchos de sus objetivos, corregir estos
vicios, ya que al aplicar algunos de los métodos que se señalan más adelante, permitirá un
comportamiento más apropiado de los colectores existentes, al disminuir los caudales que
circulan por las tuberías. Aún más, el verdadero drenaje sustentable es aquel que pretende
comportarse como lo haría el terreno en su estado natural, el cual escurría caudales históricos por
la superficie y permitía la infiltración que le era correspondiente al tipo de suelo original. En la
medida en que esto se logra, simulando lo que ya la naturaleza hacía, se estaría llegando al estado
ideal de sustentabilidad en donde se re-establecería el ciclo hidrológico previo a la intervención
antrópica. Siguiendo la clasificación realizada por Uzcátegui (2016) en cuanto a los tipos de
drenaje, el drenaje sustentable es el que se realiza básicamente en el drenaje terciario (techos,
patios, calles, etc.), es decir aquel que puede ser susceptible a modificaciones. El drenaje
secundario o el primario, por su carácter de indispensable es difícil o muy costoso de modificar.
Las técnicas que componen un sistema de drenaje sustentable se pueden dividir entre
estructurales y no estructurales (Morassutti, sin fecha). Las estructurales son aquel tipo de obras
que modifican el drenaje existente o la incorporación de sistemas a zonas que carecen de dichos
sistemas y que, por lo tanto, requieren de ciertas inversiones, como zanjas de infiltración, cunetas
verdes, depósitos de lluvia, humedales artificiales, etc. Algunas veces esas inversiones pueden ser
cuantiosas como los pavimentos permeables (ver acápite 10.4), mientras que las no estructurales
se refieren a “aquellas que no precisan ni actuación directa sobre la red, ni la construcción de
infraestructura alguna. Como por ejemplo:

1. Educación y programas de participación ciudadana para concienciar sobre el problema


de la gestión del agua y hacer partícipe del proceso de gestión hidrológica a la población,
integrando sus requerimientos en la implementación de los programas.
2. Limpieza y mantenimiento frecuentes del sistema de colectores subterráneos, de canales
superficiales y de las carreteras y calles para reducir la acumulación de contaminantes que
posteriormente serán arrastrados por el agua de escorrentía.
3. Evitar que la escorrentía entre en contacto con contaminantes, controlando la aplicación
de herbicidas y fungicidas en parques y jardines, vigilando las zonas en obras para evitar el
arrastre de sedimentos e interviniendo en las conexiones ilegales al sistema de drenaje.
4. Uso de procedimientos de actuación y equipamiento adecuado para tratar episodios de
vertidos accidentales rápidamente con técnicas en seco en lugar de la habitual limpieza con
agua.
18
5. Recogida y reutilización de aguas pluviales por parte del ciudadano.” (Recuperado de
www.sudsotenible.com) (Negrillas en el original).

Obviamente que las no estructurales requieren de mayor conciencia ciudadana y de


compromiso de las autoridades competentes. Por otro lado, “Algunas de las técnicas
estructurales, aunque pueda que requieran una inversión económica inicial, ayudan a
revalorizar la zona donde se implantan por la mejora paisajística que conllevan.” (Morasssutti,
sin fecha)
Para lograr ese objetivo de sustentabilidad no solo deben realizarse obras adecuadas, sino que
debe implementarse un conjunto de medidas de tipo legal y de solidaridad ciudadana para con su
entorno.” Se trata de reemplazar la concepción “trafiquista”-como la llama el notable
arquitecto-urbanista Victor Gruen20- por una concepción más humana, en la que se “piense” en
la ciudad como escenario para el desenvolvimiento de la vida de las personas y no como ámbito
para los desplazamientos automotores” ( Marrero,1994). Esto dicho de una manera tan sencilla
implica todo un cambio de paradigmas en la concepción del desarrollo urbanístico e inclusive,
como ya ocurre en varias ciudades del mundo, modificaciones sustanciales de algunas zonas
existentes. Tal es el caso de ciudades como Curitiba, donde existe un inmenso sistema de parques
que sirven como drenajes del territorio, lo cual ha llevado a que en unos 20 años el área verde de
habitante por hectárea ha pasado de 0,5 m2 a 50 m2, convirtiendo la ciudad en un sitio más
agradable para vivir. (www.arquifuturo.jimbo.com.)21
En Singapur, donde a pesar de que el 50 % del área de la isla es destinada a captar aguas,
existe un gran déficit de agua. Por ello han desarrollado métodos de captación de aguas pluviales
de varios tipos, dependiendo del lugar donde se produzca la captación. En el aeropuerto de
Changi, por ejemplo, obtienen el agua de los techos y de las pistas, lo que representa hasta un
33% del agua requerida por todo el aeropuerto. Ello les representa a su vez un ahorro de S$22
390.000 por año. Igualmente en muchos de los edificios altos, donde vive el 86% de la población
(www.downtoearth.org.in) han desarrollado sistemas de captación que aunque representan un
ahorro de solo 13.7 % del agua requerida, si tiene significado en términos monetarios ya que el
costo de dicha agua es de S$ 0.395 por metro cubico contra S$ 0.535 del costo del metro cubico
de agua potable. (www.rainwaterharvesting.com).
El aeropuerto de Oslo, otro caso interesante, drena 140.000 m2 de área de techos para reúso del
agua (www.uv-system.com) .En la ciudad de Melbourne, Australia se recogen 130.000 galones
(492.000 litros) de agua proveniente de áreas circundantes a un parque y se almacenan en un gran
tanque subterráneo para luego utilizarlas en el riego del mismo parque( NAP,2016).
En la ciudad de Washington, DC se construyen unas cisternas debajo del Mall con capacidad
de 3.8 millones de litros para capturar las aguas de lluvia de calles, edificios y caminerias. El
agua es tratada mediante filtración y rayos UV antes de su uso. Estiman que esa cantidad de agua
captada equivale al 68 % del agua necesaria para riego del Mall (unos 44 millones de litros). El
proyecto tiene un costo de 1.75 millones de dólares solo para las cisternas (NAP, 2016).

20
- Victor Gruen- Arquitecto Austriaco que diseño más de 50 centros comerciales en los EEUU. Su intención era
crear centros comunales para distintas actividades culturales, etc. y no para lo que son en la actualidad.
(www.wikipedia.com)
21
- Según Urdaneta (2013) la ciudad de Caracas solo tiene 1,15 m2 /habitante. Muy por debajo de lo que
recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 m2 / habitante.
22
S$-dólares de Singapur

19
Solo por comparación, la gran cisterna de Constantinopla tiene una capacidad de hasta unos 75
millones de litros (www.mardelossargazos.worldpress.com)
Valls Benavides y Perales (2008) señalaban en el I Congreso Nacional de Urbanismo y
Ordenación del Territorio en España que había que “mejorar el paisaje urbano mediante una
nueva forma de concebir el ´planeamiento, diseño y gestión de las aguas pluviales en el seno de
la ciudad”. Esto es lo que se ha llamado Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Ellos
representan un sustancial cambio de paradigma en el que se trata de retener las aguas pluviales en
el sitio de contacto con la superficie (techos, vías, patios, etc.) logrando así disminuir caudales y
evitando posibles inundaciones, pero además retener las aguas para permitir algún tipo de
almacenaje, ya sea por infiltración en el caso de zonas verdes o artificial mediante alguna obra
como lagunas o depósitos subterráneos construidos para tal fin. En la ciudad metropolitana de
Saitama en Japón existe un sistema de túneles de unos 177 metros de largo capaces de almacenar
tormentas excesivas disminuyendo hasta en un 80 % el área de inundación que se producía en la
ciudad, en ocasiones previas, por efectos de tifones o tsunamis (www.inhabitat.com ). Dichas
aguas son posteriormente bombeadas a una rata menor al sistema de drenaje existente sin causar
daños. Esas aguas, captadas en distintas formas y almacenadas, podrían ser utilizadas por la
ciudad para distintos fines.
Hasta muy reciente, como ya se señalara, el objetivo de los sistemas de drenaje era únicamente
sacar las aguas pluviales lo antes posible de la ciudad para no causar daños o inconvenientes al
tráfico. Sin embargo, y debido a que cada vez es más difícil incorporar nuevas fuentes de agua
para abastecimiento de las ciudades, muy necesitadas dado su dinámico crecimiento poblacional ,
se ha buscado otras formas no tradicionales de abastecer el líquido , siendo el agua pluvial y su
periodicidad una de ellas. Muy recientemente en un amplio artículo de Adam Nagourney en el
New York Times del 19 de febrero de 2016 (Nagourney, 2016) señalaba que el agua de lluvia,
considerada siempre una molestia, pudiese ser la solución para una California reseca (están en un
periodo largo de sequía). Señala el articulista que se podrían captar 200 billones de galones de
agua (758 millardos de litros de agua), suficiente para suplir 1.4 millones de casas por año. Sin
embargo, actualmente esa agua es recogida y llevada por colectores hasta su descarga final, sin
ningún aprovechamiento. En las ciudades venezolanas no se ha analizado la factibilidad del uso
de las aguas de lluvia, a pesar de la magnitud de las mismas, por ser un país con una alta
pluviosidad (unos 1000 mm anuales en promedio, con variaciones extremas entre el sur y el norte
del país). De importancia especial sería el análisis para aquellas ciudades en las zonas más áridas
del país y en las distintas islas, principalmente la isla de Margarita, que presenta serios déficits en
la demanda, especialmente en la época de afluencia de turismo interno y externo. Como un dato
curioso, y que no deja de reflejar un comportamiento de sustentabilidad local, es el aportado por
los arqueólogos María y Andrzej Antczak y es que en las islas del Caribe los indígenas
recolectaban agua de lluvia con conchas del molusco botuto (Strombus gigas). Se han
descubierto áreas de 2 x 2,5 mts. con conchas volteadas boca arriba para recibir el agua. En una
prueba realizada por los investigadores señalan que entre 4 o 5 conchas de botutos recolectan
hasta un litro de agua en una lluvia fuerte (A. Antczak, sin fecha). Poco se hace en nuestra región
insular en estos aspectos de captación de agua pluvial, utilizando metodologías modernas.
Por otro lado, cuando las aguas exceden las capacidades de diseño causan inundaciones de
cierta magnitud, y subsecuentemente daños a personas y propiedades. Citando al Prof. Luthy de
la universidad de Stanford, Nagourney señala en su artículo que al capturar las aguas pluviales y
almacenarlas, ya sea en pequeños embalses o en el subsuelo, se aumenta no solo la cantidad de
agua disponible, sino que también aumentan la resiliencia de la ciudad ante eventos extremos
como la sequía que sufren en la actualidad, o de inundaciones en periodos de alta pluviosidad.
20
Lo señalado es solo una parte de lo que se logra con los sistemas SUDS. Señalan Valls
Benavides y Perales (ibíd.) que: “El objetivo de los SUDS es restaurar en la urbe el ciclo natural
del agua y mantener la hidrología local, minimizando los impactos del desarrollo urbanístico en
cuanto a la cantidad y calidad de la escorrentía (durante su captación, transporte y destino),
además de maximizar la integración paisajística y el valor social y ambiental de la actuación,
naturalizando una buena parte de la infraestructura hídrica” .Estos sistemas, se insiste,
conllevan a un cambio de paradigma en lo que se refiere a la gestión de los recursos hídricos en
cuanto a disponibilidades de agua, almacenaje y distribución; y no solo para las ciudades, sino
para otros usuarios del agua como los sectores de industrias y agricultura. De hecho, este último
sector, por su naturaleza, es quizás el que mejor se aproxima a un uso sustentable, ya que al regar
permite indirectamente la infiltración, y la consecuente extracción de agua subterránea para
volver a regar.
Estos cambios de paradigma también implican un cambio sustancial en la legislación
ambiental, así como en ordenanzas municipales. Más aún, implica que políticamente se le dé una
mayor prioridad a la gestión integrada de los recursos hídricos urbanos. De hecho “ Las
dificultades para hacer frente a estos retos no son de carácter técnico, sino que residen sobre
todo en la deficiente gobernanza y falta de liderazgo institucional , así como en la baja prioridad
que a veces tiene la cobertura universal del agua y saneamiento en la agenda política”
(Fundación Botin, 2014). Este es un tema que requiere de mayor profundidad y análisis por parte
de los encargados de las políticas públicas ( Asamblea Nacional, Gobernaciones, alcaldías, etc. ),
pero también una campaña de concientización de la población para hacerla participe del problema
y de la solución. Una población, sin conciencia, es parte del problema en el despilfarro del agua.
Un ejemplo reciente e importante de concientización ciudadana se lleva a cabo en la ciudad de
Denver, estado de Colorado en los Estados Unidos de Norteamérica. Allí han venido sufriendo
sequias continuas, en parte no solo por la carencia de agua, sino por el uso exagerado en riego de
jardines, etc. Gracias a sus patrones de consumo la demanda total de la ciudad era el equivalente
a unos 800 litros por persona por día. Luego de años de campaña educativa, de cambio de tipos
de grama en jardines, etc. han logrado bajar ese consumo a 624 litros por persona día (una
reducción del 22 %). (“La genial campaña de ahorro del agua de la ciudad de Denver”.
Recuperado de www.iagua.es )
El costo monetario de modificaciones físicas a los sistemas, los riesgos de tipo sanitario y los
cambios legales de normas, leyes, etc. son indudablemente un freno al desarrollo de los SUDS,
como se comentará más adelante.
“En las regiones metropolitanas, las distorsiones y los problemas de integración son
particularmente evidentes cuando se analizan en conjunto las políticas de recursos humanos,
saneamiento ambiental y desarrollo urbano, revelando que muchos de los instrumentos (legales)
aún no han sido regulados y, en gran medida deben ser mejor adaptados a los objetivos de
desarrollo local y regional “(Philippi et al, 2005). El desarrollo de los sistemas urbanos de
drenaje sustentable (SUDS) pasa necesariamente por estos procesos de sincronización y
conciliación entre los diferentes intereses de los actores principales de la ciudad, labor nada fácil
y aún muy pendiente en la mayoría de los países.
Se puede afirmar, en resumen, que un buen sistema sustentable de drenaje urbano permitirá
(Woods-Ballard, Kellagher, Martin, Jefferies, Bray, Shaffer, 2007):
a) Aproximar el comportamiento de las aguas pluviales sobre la superficie urbana al
comportamiento histórico previo a la urbanización.
b) Recargar los acuíferos bajo las ciudades, con la consecuente mejora para las plantas y para
la posible extracción de dicha agua para distintas demandas de la población.
21
c) Disminuir el riesgo de inundación y consecuentemente los daños a la actividad normal de la
ciudad, a personas y cosas.
d) Abaratar costos en las infraestructuras usuales de drenaje (colectores) al retardar la llegada
de aguas a estos (disminución del pico y tiempo de concentración de los hidrogramas).
e) Disminuir la concentración de poluentes en las aguas superficiales.
f) Mejorar el paisaje urbano para disfrute visual de la población.
g) Ayudar a crear conciencia de la problemática ambiental y de que puede haber soluciones
en otros aspectos urbanos, como recolección separada de la basura y su disposición adecuada
(para evitar taponamiento de colectores), contaminación del aire, etc.
h) Crear espacios para el disfrute de la ciudadanía (parques, caminerias, etc.).
i) En algunos casos, crear espacios para la fauna (especialmente santuarios para aves
migratorias o corredores vegetales).

9- EL DRENAJE SUSTENTABLE Y LA SEGURIDAD HIDRICA23


La seguridad hídrica viene definida como:” capacidad de una población para salvaguardar el
acceso sostenible a cantidades adecuadas de agua de calidad aceptable para sostener los medios
de vida, el bienestar humano y el desarrollo socio-económico, para garantizar la protección
contra la contaminación transmitida por el agua y los desastres relacionados con el agua, y para
la preservación de los ecosistemas en un clima de paz y estabilidad política” (UN-Water, 2013.
Citado por Ramos, 2014).
Como se ha venido presentando, puede verse como el uso del agua pluvial de manera
sustentable puede contribuir de manera significativa a una mayor disponibilidad de agua para las
ciudades, al poder almacenarlas, ya sea en pequeñas lagunas o infiltrando dichas aguas mediante
fosas de infiltración o pavimentos permeables como se mostrara más adelante en el texto,
contribuyendo así a la seguridad hídrica definida previamente.

9.1 Disponibilidad, captación y uso del recurso. La periódica precipitación que cae sobre las
ciudades y que escurre por la superficie en un alto porcentaje es, sin duda, un agua
potencialmente disponible. En un reciente estudio sobre el escurrimiento total de la ciudad de Los
Ángeles, California se señala que el escurrimiento total de la ciudad es de unos 2000 a 3000
m3/ha/año. Esa cantidad de agua (de poder almacenarse) equivale a 4 veces el volumen total
anual de agua necesario para bajar sanitarios en la ciudad (450 m3/ha/año), liberando así una
misma cantidad de agua potabilizada para otros fines. (NAP, 2016).
En un nivel menor, pero que vale la pena mencionar, es el estudio realizado por Montilla y
Roncayolo (2012) en la Colonia Tovar, Estado Aragua donde se demostró que colocando
sumideros en ciertas calles de la población , que captan toda el agua de dichas calles y de cuencas
que drenan naturalmente a ellas, y que luego son llevadas dichas aguas, ya concentradas, a tres
tanques convenientemente ubicados a cotas inferiores, lograban almacenar 1.027 m3 de agua con
tormentas de apenas un periodo de retorno de 2 años y duración de 5 minutos.( como beneficio
adicional señalaban la disminución de aguas en las calles corriendo sin ningún control, en una
población carente de un buen sistema de drenajes). Igualmente dejan ver que su estudio no
incluía un potencial análisis de la calidad de las aguas y su posible tratamiento, de necesitarse24.

23
- “ En 2016 , el Foro Económico Mundial identificó la seguridad hídrica como el reto más importante a mediano
plazo que enfrenta la humanidad en las próximas décadas” ( CAF,2016)
24
-Este es uno de los temas más controversiales en los SUDS, como se verá posteriormente.

22
9.2 Disminución de vulnerabilidad ante sequias. Estas acciones indudablemente disminuirían
la vulnerabilidad de los habitantes de ciudades a sequias e inundaciones, eventos que han ido
aumentando en frecuencia y en magnitud. En la época de sequias existiría un volumen apreciable
de agua almacenada para mitigar sus efectos.

9.3 Protección contra inundaciones. En la época de lluvias, el almacenaje permitiría bajar los
picos de crecientes disminuyendo así las inundaciones, como se menciona en el ejemplo anterior
de la ciudad metropolitana de Saitama en Japón.
Si consideramos que alrededor del 65 % de las personas afectadas por desastres naturales lo
han sido por inundaciones (Ochoa-Iturbe & Parkinson, 2010), el ahorro a nivel de la ciudad y de
los ciudadanos en si sería muy alto ya que bajarían los costos de remediación y de recuperación
de bienes, factor de mucha importancia ya que “los impactos económicos de sequias,
inundaciones y tormentas desde 1980 han representado en promedio el 0,5 % del PIB de ALC25,
aunque puntualmente se han alcanzado máximos de hasta 2 %” (Fundación Botín, 2014).
De lograr disminuir los picos de las crecientes, así como los volúmenes de agua superficial
mediante las técnicas de drenaje sustentable, se contribuiría a disminuir el riesgo para los
habitantes que ocupan zonas de cierta peligrosidad, especialmente los sectores de bajos recursos
que usualmente ocupan dichas zonas y que no poseen medios económicos para recuperarse,
creando de hecho un mayor problema social en la ciudad. Es decir, el drenaje sustentable permite
aumentar la resiliencia de la ciudad ante eventos catastróficos, muy especialmente para los
sectores de bajos recursos que no poseen medios económicos.

9.4 Usos municipales del agua de lluvia en las ciudades. El almacenar las aguas “in situ”
permite su utilización para riego de parques y zonas públicas durante sequias o para, inclusive,
suministro de agua potable (de recibir tratamiento adecuado con técnicas actualmente
disponibles, como se señalara previamente que ocurre en el Orange County en California). Es
decir se aumenta la confiabilidad de disponer del recurso para una población urbana que no cesa
de aumentar. En definitiva se aumenta la seguridad hídrica de la urbe y a la vez se cumple con los
objetivos 3 y 4 del marco de acción para la reducción de desastres de la III Conferencia sobre
Reducción de Desastres de Naciones Unidas celebrada en Sendai, Japón en Marzo de 2015 (UN.
A/ CONF.224/CRP.1). Dichos objetivos señalan la necesidad de invertir en la reducción de
riesgos ante desastres, para resiliencia de las ciudades, mediante la adopción de medidas
estructurales y no-estructurales y la necesidad de la preparación de planes de respuestas rápidas
ante desastres, y también de planes de recuperación que contemplen respuestas efectivas e
inmediatas, a todo nivel, ante un desastre. Una medida importante estructural es contar con
capacidad de almacenaje para caudales extraordinarios como se mencionase previamente, que ya
ocurre en varias ciudades.

9.5 Perspectivas de uso del agua de lluvia en Caracas. La ciudad de Caracas, por su topografía
y pluviometría pudiese conformar varios sistemas de drenaje sustentable, ya que por las calles
con pendientes pronunciadas que existen en toda la ciudad corre una buena cantidad de agua,
generalmente captada en su totalidad por los sistemas actuales de drenaje para tormentas de baja
intensidad. Esas aguas (sobre todo las del sector norte de la ciudad) pudiesen ser conducidas a
cisternas ubicadas en los distintos parques como el parque del Este, el Universitario y algunos
menores como el de la urb. La Floresta, almacenándolas para su uso en la época de sequía,

25
-América Latina y el Caribe

23
liberando así parte del agua potable para uso humano y aumentando la seguridad hídrica de la
ciudad. Sin embargo, la calidad de esas aguas puede presentar un problema, uno de los factores
que aún limitan la libre instalación y operación de los SUDS que se comenta más adelante en el
texto.

 . Flujos Superficiales.
Dentro del concepto amplio de drenaje urbano ya definido no debe dejar de mencionarse el
poco aprovechamiento que hace la ciudad de Caracas de sus quebradas naturales, especialmente
las que bajan del cerro del Ávila, tal como se indica en algunos estudios y propuestas que se han
efectuado al respecto. Igualmente podría analizarse qué hacer con las aguas pluviales que son
recogidas en cunetas en la Avenida Boyacá (Cota Mil) que ya concentradas son conducidas a las
quebradas sin que se aproveche la circunstancia de estar ya canalizadas (estas aguas depositadas
por gravedad y almacenadas en cisternas ubicadas en sitios estratégicos bien pudiesen aliviar
carestías de riego en época de sequía).
Uso posible de la quebrada Sebucán). Barrera( 2015), en su análisis de la quebrada Sebucán
(área de la cuenca igual a 6,26 Km2 y caudal medio anual antes de entrar a la ciudad, a nivel de la
avenida Boyacá, de unos 14 litros por segundo) menciona el alto grado de contaminación de la
quebrada, producto de descargas puntuales y no puntuales de aguas servidas. Si esas aguas
servidas fuesen captadas y descargadas al colector marginal del Guaire, un alto porcentaje del
agua de la quebrada pudiese ser conducida por gravedad, dadas las cotas existentes, y almacenada
en el subsuelo del Parque del Este en cisternas, para uso posterior en el riego.
Uso posible de la quebrada Chacaíto. Esta es quizás una de las quebradas menos
contaminadas de la ciudad, dado su paso por los campos de golf del Caracas Country Club lo que
hace que sea poco receptora de descargas de aguas servidas26. Giovannucci y Garcia (2016) en un
estudio, precisamente sobre aprovechamiento del agua de la quebrada Chacaíto (área de la cuenca
6,5 Km2) concluyen que construyendo varios tanques de almacenaje a lo largo del cauce aguas
arriba de la Avenida Boyacá (cota mil) y captando agua en cantidad proporcional al área
contribuyente, y para una sola tormenta de Tr = 10 años, podría aprovecharse alrededor de un
millón y medio de litros por tormenta , que pudieran usarse luego para riego o limpieza de calles
en la época seca. Si se considera que la época de lluvias es de unos 8 meses al año, la cantidad de
agua que, en principio pudiera ser almacenada, solo desde ambas cuencas mencionadas, seria
considerable.

 Flujos subterráneos.
Existen en la actualidad numerosas captaciones de flujos subterráneos no aprovechadas, tal
como se menciona a continuación.
Captaciones de flujos subterráneos en el Metro de Caracas. Se conoce que el sistema
Metro de Caracas, capta agua subsuperficial para mantener el control del nivel freático que puede
afectar a sus instalaciones. La mayoría de ellas se desechan al sistema de drenaje existente en las
vías cercanas, sin ser aprovechadas.
Captaciones de flujos subterráneos en el Metro de Los Teques. Los túneles que componen
el sistema (que es básicamente superficial) drenan una buena cantidad de agua del subsuelo

26
- Gonzalez y Mirabetty (2015) señalan, sin embargo, que en las muestras tomadas en algunos puntos de la
quebrada, la contaminación superaba los límites permitidos, aunque la DQO (demanda química de oxigeno) si
cumplía con 294,4 mg/l (menor a los 350 mg/l de la norma). Igual señalan que la contaminación proviene de
descargas puntuales identificadas.

24
montañoso, que luego se descarga en el rio San Pedro. Si se captaran esas aguas (ya concentradas
de por si en las cunetas del túnel) y se condujeran por gravedad en tuberías, pudieran contribuir a
las zonas de Las Adjuntas y Caricuao en sus demandas de agua (habría que hacer un análisis de
su calidad, a fin de determinar su uso eventual).
En otros sitios se puede observar como el ciudadano común aprovecha el agua sub superficial
que sale de barbacanas en pantallas atirantadas para abastecerse, sin contar con un análisis de
calidad de dichas aguas. Por ejemplo en la avenida Boyacá (cota mil) a la atura de la salida de la
Castellana se observa continuamente esta práctica.

10- PRACTICAS Y TECNICAS USADAS EN LOS SISTEMAS URBANOS DE


DRENAJE SUSTENTABLE

Se pretende a continuación mostrar algunos conceptos y ejemplos de las prácticas y obras más
usadas en la actualidad, para el logro de los objetivos señalados, sin pretender que sean las únicas
alternativas, ya que por ser una manera relativamente nueva de tratar las aguas pluviales, pueden
producirse nuevos ingenios que tengan propósito semejante o existir algunos que no fueron
identificados durante la investigación realizada a los efectos de este trabajo.
Igualmente, no se presentan diseños en detalle ya que generalmente, y como se ha señalado,
depende cada obra del sitio especifico, sus condiciones de pluviosidad, tipo de suelo, topografía,
etc. Sin embargo, se mencionan algunas experiencias recientemente realizadas en el país ,con
algún nivel de detalle, con la intención de mostrar que los SUDS pueden ser aplicados , aunque,
tal como se viene demostrando en el texto, se requiere de modificaciones legales a nivel nacional
y municipal conducentes a la producción de normas o mejoras de las existentes en lo referente a
las técnicas de captación y / o separación de aguas pluviales y servidas; y, adicionalmente, se
requiere una mayor concientización de la población urbana, para poder lograr ciudades
sustentables en nuestro país, al menos en lo que al recurso agua se refiere.
Torres Abello (2004) señala que, desde un punto de vista netamente hidrológico, estas
alternativas pretenden:
- Retardar la llegada del agua a la red almacenando las aguas y restituyéndolas enseguida a
débil caudal (cuenca de retención, calzada con estructura de reservorio, etc.).
- Infiltrar las aguas de escorrentía o recolectadas en el suelo (pozos, cuencas de infiltración,
calzadas reservorios de infiltración, etc.).
- Mejorar la calidad de las aguas de escorrentía.
Como se ha indicado previamente, estas obras y prácticas permitirán también aumentar la
resiliencia de la ciudad ante eventos extremos de inundaciones o sequias, mejorar el paisaje para
disfrute de la población e inclusive proteger a la fauna existente o migratoria (aves en general).

10.1- LAGUNAS DE RETENCION Y DE DETENCION

Tal como su nombre lo indica son lagunas, generalmente artificiales, aunque no se descarta el
uso de zonas de depresión natural para su adecuación a los fines de captación de volúmenes de
aguas superficiales.
Este tipo de lagunas (especialmente las de detención) son muy utilizadas actualmente para
fines distintos a los propuestos en el presente trabajo. Usualmente se diseñan para saneamiento de
aguas servidas (lagunas de oxidación) o también para almacenaje de aguas en zonas de
25
explotación agropecuaria, con fines de disponibilidad para riego o de disponibilidad de agua para
el ganado.
En el presente trabajo se presume su uso solo para fines de drenaje sustentable y aporte a la
estética de la ciudad sustentable.

10.1.1- LAGUNAS DE RETENCION


También llamadas en algunos sitios cuencas de retención. Son ideales en donde exista
superficie disponible. Las aguas pluviales son conducidas hacia una laguna artificial (o natural,
de existir) y desde allí se descarga por un conducto ubicado en el fondo (tubería o cajón) que
permite el paso del caudal que históricamente producía el área contribuyente drenada. Esto
inclusive puede permitir la mejora en la calidad del agua al promover por un lado la
sedimentación de sólidos y por otra, la introducción de plantas autóctonas que, ayudando a
mejorar el paisaje, tomen ciertos nutrientes del agua (químicos disueltos) que hagan al agua aún
más limpia. En el estado de Florida de los Estados Unidos, y más específicamente en el área de
las ciudades de Tampa y San Petersburgo existen varios de estos tipos de lagunas. El propósito es
atenuar crecientes para eventos de 24 horas y periodo de retorno de 25 años y a la vez mejorar el
hábitat para la fauna aviaria y acuática, convirtiéndose de hecho en unos humedales artificiales
Los diseños varían dependiendo de la topografía, precipitación de la zona, uso y tipo de suelo. En
dos casos revisados, en el área mencionada de Tampa, las lagunas reciben aguas pluviales ya
canalizadas y que son desviadas a ellas. Allí, mediante pequeñas bermas semi- sumergidas se
obliga al agua a circular a través de canales, atenuando el pico de la creciente. Además poseen
vegetación que absorbe ciertos contaminantes, para posteriormente descargar las aguas al canal
original aguas bajo, pero con una calidad mejorada. Las plantas sembradas corresponden a flora
autóctona, desplazando las especies invasoras, y que constituyen, a la vez, refugio para la fauna
local (MACRINA, sin fecha). Esas lagunas reciben aguas de las zonas urbanizadas, calles, patios,
etc. que les llegan a través de tuberías y cunetas o canales superficiales. El fondo de las lagunas
está diseñado de una forma tal que permite el acceso a equipos para remover el sedimento
acumulado. Asimismo contemplan estructuras de desvío para cuando el caudal excede los
parámetros de diseño (ver figura 2). En los casos mencionados, además de su función de drenaje
y limpieza de contaminantes, constituyen un área educativa para la comunidad al convertirse en
parques de recreación y educación ambiental mediante vallas colocadas en varios sitios
explicando su funcionamiento y utilidad.
En la ciudad de Pickering, North Yorkshire en Inglaterra, en el 2014, se diseñó y construyó
una serie de pequeños embalses de poca altura y con material que permite percolación, a manera
de lagunas de retención. Su propósito es atenuar el flujo de la creciente y prevenir las
inundaciones que venía sufriendo la ciudad, ubicada aguas abajo, a lo largo de 10 años. Como
resultado se disminuyó el pico de la creciente entre 15 y 20 % (eso en conjunto con la siembra de
40.000 árboles en la cuenca alta) y se evitó la continua inundación de la ciudad27.

27
- recuperado de www.bbc.com/news/uk-england-york-north-yorkshire-36029197)

26
Fig.2- Esquema de laguna de retención (según Morassutti, sin fecha)

Las lagunas de retención tienen, sin embargo, una condición adversa muy importante y que
debe ser tomada en cuenta a la hora del diseño y es que no deben quedar aguas estancadas
después de vaciada la laguna, ya que pueden convertirse en sitios propicios para la proliferación
de insectos.

10.1.2- LAGUNAS DE DETENCION


También llamadas cuencas de detención. Contrarias a las anteriores, su objeto es almacenar las
aguas, sin contar con una salida para caudales históricos, salvo cuando ocurren excesos a la
capacidad de almacenaje mediante un vertedero. Al igual que las anteriores son diseñadas bajo
parámetros similares, usualmente para el almacenaje de varias tormentas y no de una sola, como
ocurre en las lagunas de retención. En realidad son como pequeños embalses, muy usados en
riego de zonas áridas y semiáridas. Sin embargo su propósito final, en el caso del drenaje
sustentable, puede ser el ya mencionado de retención de aguas, estético- recreacional (ver figura
3), como fuentes de infiltración mediante humedales artificiales (ver figura 4) o como función
conjunta de varios de estos fines.

27
Fig. 3 – Laguna de detención, con fines también paisajísticos en Seattle (recuperado de
www.sudsostenible.com)

Estas lagunas tienen que tener dimensiones muy específicas en cuanto a profundidad (entre 1 a
2 metros de profundidad) (www.sudsostenible.com) y área variable pero de cierta extensión, ya
que de lo contrario pueden convertirse en lagunas anaeróbicas con crecimiento de algas, y
proliferación de zancudos y otros insectos perniciosos. Por tratarse de áreas de mayor extensión
no suelen existir en zonas urbanas, a menos que existan terrenos baldíos municipales que lo
permitan, o zonificaciones especiales. En algunos casos, y para evitar los inconvenientes
señalados, poseen aireadores que propician la recirculación de las aguas y también incluyen la
siembra de peces que contribuyen a la eliminación de las larvas de zancudos, etc. (En realidad
estas lagunas guardan muchas semejanzas con las lagunas utilizadas en el tratamiento de aguas
servidas, en cuanto a su dimensionamiento).
En la ciudad de Valencia, España existe un ejemplo de dimensiones menores de unas lagunas
de detención. Estas fueron excavadas con una condición de suelo poco permeable. Avellan
(2013) señala con respecto al “Deposito de detención en el parque Apeadero de Paterna
(Valencia):
La construcción de este depósito de detención se llevó a cabo dentro de una zona verde
prevista en el planeamiento urbano de Paterna que, en el momento del inicio de las obras, era un
área de transición entre un polígono industrial y un casco urbano sin desarrollo con un fuerte
carácter marginal. Los objetivos de este depósito era compensar el incremento de caudal punta
que el alcantarillado convencional producía sobre el río Turia, y lograr una buena integración
paisajística con la compatibilidad de usos social y lúdico del espacio en tiempo seco.
Para conseguir tales objetivos se trabajó sobre una amplia extensión de terreno improductivo,
puesto que al ser mayor el almacenamiento y la recarga, menor sería la escorrentía, el número
de inundaciones y la erosión en cauce. Como la permeabilidad del terreno no era muy alta, se
ejecutaron cuatro pozos de infiltración28 rectangulares distribuidos a lo largo del Parque de
dimensiones 4×4 metros en planta y de unos 4,50 metros de profundidad, para favorecer de
alguna manera la recarga”. A pesar de sus limitadas dimensiones y de un tipo de suelo, que
como bien señalan era poco permeable, se logró el objetivo planteado de disminuir el pico de la
creciente y de crear una laguna recreacional.

28
- ver acápite 10.3

28
Andrade (2016) señala una metodología adoptada del Ministerio de Vivienda y Urbanismo del
Gobierno de Chile (MINVU) para el uso en lagunas de infiltración y el cálculo del volumen de
almacenamiento, el cual permite dimensionar las lagunas.
El método calcula de la siguiente manera:
𝑉𝑎𝑙𝑚 = 𝑉𝑎𝑓𝑙 − 𝑉𝑖𝑛𝑓
Dónde:
Valm - Volumen de almacenamiento (m3)
Vafl – Volumen afluente acumulado de agua de lluvia para una duración t (m3)
Vinf – Volumen acumulado infiltrado (m3).
Para el cálculo del volumen afluente utilizan:
𝑉𝑎𝑓𝑙 (𝑡) = 0,00125 ∗ 𝐶 ∗ 𝐼 + 𝐴t ∗ 𝑡
Dónde:
C – coeficiente de escurrimiento superficial (adimensional)
I – Intensidad de la lluvia para una cierta duración y período de retorno seleccionado (en
mm/hora)
At – Área aportante, se estima como la suma de las superficies impermeables que drenan hacia
la fosa o laguna, más el área de la laguna en si (m2)
t – tiempo en horas

Para el cálculo del volumen infiltrado se utiliza:


𝑉𝑖𝑛𝑓 = 0,001 ∗ 𝑓 ∗ 𝐶𝑠 ∗ 𝐴𝑒 ∗ 𝑡

Dónde:
f – tasa de infiltración (mm/hora). (Variable con el tipo de suelo, condiciones antecedentes y el
tiempo o duración del evento, ya que a medida que se satura el suelo, éste pierde capacidad de
infiltración.)
Cs – Coeficiente de seguridad29
Ae – Área de la laguna o depresión
t- tiempo en horas
Por último la altura de la depresión será:
𝑉𝑎𝑙𝑚
ℎ=
𝐴𝑒

El método, aparentemente sencillo posee dos variables de extrema importancia, la intensidad


de la lluvia (I), sin la cual podría sub-diseñarse la laguna con las consecuencias lógicas de
desborde; y la rata de infiltración del suelo (f), que debe ser determinada en cada sitio.
Dependiendo de tamaño de la laguna pudiese existir variación del tipo de suelo y por tanto de su
rata de infiltración.

29
-Este coeficiente depende de la calidad del afluente y si tiene tratamiento el agua y mantenimiento continuo

29
Figura 4 - Laguna de infiltración tipo humedal (recuperado de www.geama.org/sanitaria)

Adicionalmente a este método de cálculo para lagunas de infiltración es conveniente señalar


algunos criterios básicos y comunes para el diseño hidráulico de las lagunas de retención y de
detención que parece conveniente enumerar a continuación, y que se ha tomado de las normas del
Departamento de Transporte del estado de Washington, EEUU del año 2014. (www.dot.wa.gov ):
- Las lagunas de retención deben diseñarse específicamente para que evacuen la totalidad de
las aguas en 72 horas. Esto es así para garantizar que puedan estar vacías para recibir las aguas de
una próxima tormenta. Las lagunas de detención se diseñan bajo el concepto de valores anuales
de escorrentía en un diagrama de balance de volúmenes producidos mes a mes.
- En general los dos tipos de lagunas deben diseñarse para que tengan al menos una altura de
borde libre de al menos unos 50 cms. Debe comprobarse que un evento con período de retorno de
100 años no cauce su destrucción, ni la pueda producir en zonas inmediatas aguas abajo de la
laguna.
- El diseño del volumen viene dado calculando el volumen histórico producido por el área
drenada (a efectos del diseño de la descarga) y sumándolo al volumen producido bajo las nuevas
condiciones, dando así ese volumen histórico un margen de protección al diseño.
- Las lagunas deben estar separadas de propiedades privadas y al menos a unos 35 metros de
tanques sépticos o colectores de aguas servidas como medida de seguridad.

10.2- FOSAS O ZANJAS DE INFILTRACION


En realidad son iguales que las anteriores lagunas de detención solo que de dimensiones más
pequeñas y la composición del suelo del fondo es de material permeable, para permitir que el
agua almacenada se infiltre a una cierta rata de diseño , como ya se reseña en el ejemplo anterior
de Paterna. Esta es una de las prácticas de drenaje sustentable más beneficiosa ya que permite que
esa agua capturada y “ almacenada “ en el subsuelo pueda ser extraída por bombeo en épocas de
sequía o por alguna emergencia de falla de las fuentes superficiales normales. A veces se
construyen entre calzadas como ayuda a la separación de las mismas con el propósito adicional
de captar las aguas de escorrentía del pavimento, eliminando la necesidad de construir colectores
u obras especiales de captación o, en todo, caso disminuir sus dimensiones (ver figura 5). Todo
depende de la topografía existente, del tipo de suelo y del espacio disponible. En Venezuela, y
aunque no fue construida con ese propósito de infiltrar las aguas, existe un buen ejemplo de lo
que se pretende ilustrar. En algunos tramos de la Autopista Regional del Centro, existe un canal
deprimido central de grama o tierra, donde descargan las aguas de drenaje superficial, y luego ese
canal evacua las aguas a distintas quebradas o canales que cruzan el alineamiento de la autopista

30
y que finalmente llegan al lago de Valencia. En nuestro caso específico de las fosas, se buscaría
que las aguas penetraran el subsuelo (nuevamente el condicionamiento viene dado por la rata de
infiltración que posea el suelo).

Figura 5 - Zanja de infiltración en estacionamiento en USA (fotos propias). Existe una


tanquilla (centro de la foto) que capta el agua cuando la zanja se colmata. De allí pasa a un
colector. Nótese que la rejilla está ligeramente por debajo de la cota de la vía. El agua llega
desde la vía a la zanja por una canaleta (foto de la derecha).

Figura 6 – Uso de zanja de infiltración con fines estéticos paisajísticos (recuperado de


www.sustainablestormwater.org )

En el Perú, estas técnicas se utilizan para recargar el subsuelo y para evitar erosión en zonas
agrícolas. De hecho se construyen en laderas y en sentido transversal a la pendiente del terreno.
Sus dimensiones usuales son de 40 a 70 cms. en su parte superior y de 30 a 50 cms. en su parte
inferior, y una profundidad efectiva de unos 30 cms. Su utilidad depende del tipo de suelo y su
velocidad de infiltración. (Vásquez, Absalón et al, 2014). Esta técnica se deriva de las llamadas
“Amunas” de civilizaciones pre-incaicas y que aún practican en esa antigua usanza los
pobladores de Tupicocha, cerca de Lima. (www.hidraulicainca.com ). Sin embargo, aun cuando
son pensadas en parte para mejorar el rendimiento de los cultivos en realidad “esta práctica es
más importante en el control de escurrimiento y en la reducción de la erosión hídrica, que en
brindar humedad a los cultivos” (Pizarro, Flores, Sangüesa y Martínez, 2004).

31
En el caso de las ciudades podría aplicarse en zonas verdes, especialmente en parques y con
fines estéticos (ver figura 6). El drenaje superficial se conduciría a estas zonas mediante cunetas y
allí ser filtradas al subsuelo mediante las zanjas.
Un caso (aunque no es estrictamente de drenaje) que pudiese ser objeto de una investigación
en Caracas sería el cerro del Ávila, donde, de permitirlo el tipo de suelo, podría fomentarse una
mayor infiltración mediante estas fosas o zanjas logrando que la vegetación se mantenga en
época de sequía en la zona de cortafuegos y se eviten los incendios que usualmente se producen
en esa época. Igualmente en parques como el Jardín Botánico de la Ciudad Universitaria, que
usualmente sufre con las sequias, pudiese implementarse este tipo de sistema, dado el amplio
sector verde que lo caracteriza.
Existe un caso frecuente, muy utilizado, en que la fosa se rellena con material granular o
piedra picada con una tubería ranurada en el fondo de la fosa y que permite el paso del agua al
interior de la tubería (conocido como dren francés). En dicho caso las aguas pueden ser
conducidas a través de la tubería a un reservorio (laguna de detención o de retención, por
ejemplo) o a su descarga final. En todo caso esa acción disminuye el pico del hidrograma de
descarga en el cuerpo receptor, y si el caso no es una fosa sino una laguna de retención, ayuda
simultáneamente a la descarga final de ésta.

10.3- POZOS DE INFILTRACION


Son pozos excavados, de dimensiones variables (ver figura 7), que luego son rellenados con
material granular (o rocas de pequeño tamaño) para permitir que las aguas que caen al pozo se
infiltren en el suelo circundante. Nuevamente dependen de que este material de suelo sea
permeable. Son ideales para parques, donde pueden excavarse muchos, sin afectar movimientos
peatonales o vehiculares y que permiten un “riego” de las raíces de los árboles y plantas de los
parques, mejorando su alimentación y economizando costosos equipos de aspersores, bombas,
mangueras, etc.
Su profundidad depende de la cantidad de agua que se desea captar, de la hidrología de la zona
y de la rata de infiltración del suelo existente. No se conoce de su existencia en Venezuela con
fines de riego en sitios puntuales, aunque si existen pozos de recarga de acuíferos (de distinta
estructura) con otros fines distintos al propuesto en este trabajo.
Un trabajo de investigación de mucho interés seria la aplicación de pozos de infiltración que al
igual que como se menciona en las zanjas de infiltración, podrían utilizarse en las zonas de
jardines en los parques recreacionales de las ciudades venezolanas, disminuyendo el riego usual
con aguas tratadas y bombeadas desde fuentes lejanas. Al saturar el subsuelo se tiene más agua
para las plantas, al menos al comienzo de la sequía, liberando igual cantidad de agua potable para
la ciudad.

32
Fig. 7 - Esquema de pozo de infiltración30

10.4- PAVIMENTOS PERMEABLES


Se llaman pavimentos permeables a los pavimentos, generalmente de concreto, que son
construidos en la misma forma que los usuales, pero que al no contener arena en su componente
permiten un volumen apreciable de vacíos (hasta un 35 %) por los cuales se infiltra el agua hacia
el subsuelo (ver un esquema tipo en la figura 8), disminuyendo el caudal que escurriría por la
superficie de ser un pavimento normal (www.concretenetwork.com/pervious/how_it_works.html)
En los últimos años se viene utilizando cada vez más estos pavimentos de concreto permeables
en algunos países desarrollados. La versatilidad de usos en carreteras, estacionamientos, parques,
etc. permiten disminuir el caudal superficial sobre las carreteras disminuyendo las dimensiones
en las obras de captación. Pueden usarse en pavimentos con poco tráfico, calles residenciales,
callejones y patios caseros. También en aceras, caminerías, estacionamientos, cruces de aguas de
pequeño caudal (bateas) y en hombrillos de vías rápidas (Tennis, Leming & Akers, 2004). Se ha
demostrado que no sirven en vías con vehículos de carga pesada (hunden el pavimento), ni en
aeropuertos (Korhonen & Bayer, 1989).
Por considerar, sin embargo que estos pavimentos puede ser de mucha utilidad en nuestro país,
sobretodo en el tipo de áreas ya mencionado, se aluden algunas de sus propiedades,
características específicas, etc. Para ello señalaremos a continuación material del trabajo de
Tennis et al. (ibíd.) por considerar que contiene los elementos básicos que permiten ampliar las
líneas de investigación sobre el uso de estos pavimentos:
a) Entre 15 y 25 % de vacíos se consigue en el concreto
b) El flujo de agua a través de este concreto es de unos 200 litros/m2/min.
c) Cuando son colocados de manera apropiada desarrollan resistencias de hasta unos 20.5
MPa (200 Kg/cm2).
d) El subsuelo de la sub-rasante debe tener una rata de infiltración de unos 12 mm/hora
e) Son mejores en superficies planas, aunque se han probado en pendientes de hasta 16%

30
- recuperado de www.tramiento-de-aguas.blogspot.com

33
f) No son recomendables para pavimentos que soportan de vehículos de carga pesada ya que
en general se deforman.
g) Debe garantizarse que no le lleguen aguas con cargas significativas de sedimentos
arrastrados, ya que tapan muy rápidamente los vacíos entre los agregados.
h) El tipo de suelo en la sub-rasante debe ser permeable. En general, un suelo con una rata de
infiltración de 12 mm/hora se considera suficiente como sub-base de un pavimento permeable.

En un reciente experimento llevado a cabo en la Universidad Metropolitana de Caracas, se


construyó un modelo a fin de determinar la posibilidad de utilizar pavimentos permeables en los
estacionamientos de la Universidad. Para ello se dimensionó un tanque de 1 m3 de volumen con
un área de exposición de pavimento o tapa expuesta a la lluvia de 1 m2.
La tapa simula el pavimento y se obtuvo una resistencia de 42,4 Kg/cm2. De acuerdo con lo
señalado previamente por Tennis et al (Ibíd.) cuando son bien colocadas pueden llegar a unos 200
kg/cm2. El tanque se rellenó con material de la zona que, una vez analizado, resulto ser arena
limosa con grava. Para simular la lluvia promedio de la ciudad de Caracas se realizó una
equivalencia para un periodo de retorno de 2 años (valor de diseño usual en estacionamientos) y
tiempo de concentración de 5 minutos. Dicha lluvia es de 400 lps/ha (Franceschi, 1984).Se le
suministro agua en esas proporciones (2.4 litros por metro cuadrado y por minuto), a fin de
simular una precipitación. De las mediciones efectuadas se obtuvo una porosidad efectiva del
pavimento de 30% (superando al 25 % máximo señalado por Tennis) y del material de suelo de
40%, concluyendo que el sistema era apropiado para ser utilizado con material de sub-base del
tipo de suelo existente en el estacionamiento en donde se realizó la prueba. Dicho
estacionamiento posee una extensión de 2227 m2. De acuerdo con el experimento se lograron
recuperar 75 litros de 100 utilizados, es decir, tuvo una eficiencia del 75 %. Por tanto podría
afirmarse que en una sola tormenta, de implementarse un sistema de pavimento permeable en el
estacionamiento estudiado se podría recoger unos 167.000 litros.
En el análisis de costo de material utilizado se obtuvo un resultado de costo total de
113.290,00 Bs/ m2, sin embargo por ser un modelo experimental este solo sería un valor
referencial (Pérez y Salas, 2016)31.

Fig 8– Esquema de un pavimento permeable


(Recuperado de www.concretopermeable.com )

31
- para la fecha 1$ equivalía a unos 4000 Bs.

34
10.5- TECHOS VERDES
Aunque se conoce desde hace mucho tiempo, sobre todo en zonas áridas, la recolección de
aguas desde los techos, solo recientemente se han destacado como una de las acciones que
ayudan a la sustentabilidad urbana. De hecho ya la civilización romana captaba agua desde los
techos: “Se trataba de un gran espacio vacío con una abertura en el techo (compluvium) que se
correspondía en el suelo con una pila rectangular (impluvium) destinada a recoger el agua de
lluvia, que después pasaba a una cisterna subterránea.”32
Hoy se ha ido perfeccionando la idea, incorporando la siembra de distintas especies de plantas
en el techo. Entre sus beneficios se cuentan (www.veoverde.com):
a) Disminución de la contaminación del aire.
b) Adición de valor estético.
c) Reducción del calor de las zonas urbanas, especialmente en los espacios debajo del techo,
ahorrando energía al no necesitar refrigeración, o disminuir el uso de equipos de aire
acondicionado.
d) Absorción de partículas de polvo y gases contaminantes presentes en el aire.
e) Posibilidad de cultivar vegetales.
f) Mejoramiento de la calidad de vida.

En el caso del drenaje sustentable los techos verdes ayudan en “la captación y retención de
agua pluvial moderando eventuales avenidas y mejorando la calidad del agua de escorrentía”
(Vanwalleghem et al, 2015).
Dependiendo del tipo de material usado, del área de techo y del tipo de planta los techos
verdes pueden retener agua entre un 28,3 y un 45,2 % del total de lluvia caída. (Vanwalleghem,
ibíd.).
Sin embargo, desde el punto de vista estructural, obligan a estructuras más costosas, ya que el
peso del suelo y agua constituyen un factor de diseño importante (ver figura 9). Según Andrade
(2016) el peso adicional al que se somete una estructura es de 0,7 a 5 kN/m2 (71 a 510 Kg/m2).
En un reciente estudio de Arriaga (2017) estima un peso de 653 Kg/m2 para un techo específico
de un edificio en la Universidad Metropolitana. En realidad, todo depende del tipo de sustrato y
vegetación. Para ello los techos verdes, según Arriaga (ibíd.) se clasifican en dos tipos
principales:
- Techos verdes extensivos- sustratos de menos de 15 cms. y plantas de crecimiento bajo
(pastos, flores, etc.) y por tanto una carga menor de peso.
- Techos verdes intensivos- sustratos de más de 15 cms. y plantas con alturas de más de 50
cm. (arbustos, arboles pequeños, setos, etc.). Señala Arriaga que dependiendo del espesor de la
capa de sustrato se puede estimar una carga estructural hasta de 1200 kg/m2.
Igualmente, debe tomarse en consideración la buena impermeabilización del techo (o piso del
estrato de suelo) para evitar filtraciones en los locales inmediatos inferiores. Obligan también a la
colocación de filtros en las tuberías bajantes para evitar el lavado del material que sirve de
sustrato a las plantas y, en muchos casos a la colocación de tanques de almacenaje a nivel de
calle, ya sea para descarga controlada a la calle o al sistema de drenaje vial, o para almacenaje
con fines de uso futuro dentro del concepto de sustentabilidad hídrica. El diseño comprende,
además, la selección de un tipo de planta acorde con la pluviometría de la zona y la climatología.

32
recuperado de www.librosmaravillosos.com)(J. Espinos et al)) -

35
Debe preverse el caso para lluvias intensas que puedan saturar el sustrato y sea necesario evacuar
el excedente de agua.
Los sistemas de techo, sin plantas, tienen una ventaja importante sobre los métodos ya
mencionados y es que “el agua captada en los techos es apta para el consumo humano ya que
cuenta con un nivel de contaminación mínimo lo que implica que puede utilizarse para riego sin
mayor tratamiento adicional. Se respalda esta información con lo estipulado en el Decreto 883
donde se indica que el agua proveniente de los techos entra en la calidad Tipo 1,
Sub-Tipo 1A. El inconveniente que se presenta para este tipo de captación es la intervención
que debe hacerse a los bajantes, ya que implica la remodelación de algunas zonas de la
edificaciones” (Garrido & Vásquez, 2015) Esta aseveración de una investigación venezolana,
contrasta con algunas observaciones señaladas en el informe de la NAP (2016) para los Estados
Unidos, en el cual especifican que algunas de estas aguas pueden tener bacterias producto de
excrementos de pájaros o roedores e inclusive algún componente de metales usados en canaletas
y bajantes, por lo que tendría que estudiarse caso por caso en cuanto al tipo de material y de
ubicación de la vivienda..

Figura 9 – Esquema de techo verde (recuperado de www.pinterest.com/agv93/bio-ideas/ )

Si la vivienda se encuentra rodeada de árboles, es muy posible que tenga contaminación, aún
de hojas en descomposición. Si la vivienda está en un espacio abierto, es muy posible que si
cumpla con las exigencias del decreto 883. Todo depende de las características de cada sitio, la
manera de recolectar el agua e inclusive el tipo de usuario y su conocimiento de los riesgos que
pudiese afrontar de consumir agua no tratada.

36
Figura 10 – Ejemplo de una captación básica de aguas de techo (recuperado de
www.imagui.com)

Hoy en día existe toda una normativa dentro de lo que se conoce como construcción LEED
(Leaders in Energy and Environmental Design)(US Green Building Council,2015) que apunta a
ese desarrollo sustentable. Dentro de esas normativas existe una dedicada al agua, que llega a
exigir que el 95 % del agua que trata el edificio simule el comportamiento natural de la zona para
obtener unos créditos que certifican al edificio como amigable al ambiente (SS Credit: Rainwater
Management33. En Venezuela poco se ha avanzado en este sentido. Sin embargo, se han realizado
varios intentos experimentales a fin de verificar su viabilidad en nuestro medio. Uno de esos
experimentos, el realizado por Garrido y Vásquez (ibid), concluyen con las siguientes
observaciones: “Si se toma únicamente los techos como fuente de captación este porcentaje34
disminuye al 7,60% que es aproximadamente un mes al año, y si se decide emplear el agua para
abastecimiento humano el porcentaje estaría por debajo del 1% que es menos de cuatro días de
demanda.35
El agua captada en los techos y las cuencas requieren filtración para eliminar las partículas
suspendidas y evitar las obstrucciones en las tuberías y en caso de ser utilizada para consumo
humano en necesario aplicar cloración para potabilizar el recurso. En caso de emplear el agua
captada en las superficies viales para el riego, se requerirá de un filtro por el mismo motivo
explicado, amén de que dicha agua generalmente conduce aceites, basuras, etc. El agua captada
en las superficies viales no podrá ser empleada para el consumo humano sin extensos y costosos
tratamientos.
Los sistemas de recolección de agua pluvial conllevan al ahorro de recursos hídricos,
eléctricos y económicos, ya que en su mayoría se busca que el proceso sea lo más accesible y
fácil de implementar, ya que se evitan los mecanismos de bombeo. Otra ventaja de los sistemas
de recolección de agua pluvial es que el recurso hídrico se consume en el mismo sitio en el que se
precipitó por lo que se aprovecha una fuente que antes de la implementación del sistema de
captación no iba a ser utilizada, por esta razón se considera que estos sistemas son sustentables.
Por otro lado en el amplio informe de la NAP (2016) se señala que de implementarse
captación de aguas a nivel de casas, dependiendo de la zonas y su pluviometría (en dicho estudio
se analizaron 6 ciudades en los Estados Unidos de Norteamérica) se podría obtener hasta un 8,6
% de ahorro en el suministro de agua potable por casa, si el agua captada se deposita en 2 barriles
de 35 galones cada uno (132,5 litros por barril).

33
- recuperado de www.usgbs.org
34
- Se refiere al porcentaje total de aguas pluviales que pueden ser captadas de distintas fuentes, incluido techos.
35
- Se refiere a la demanda de agua de toda la Universidad Católica Andrés Bello, lugar donde se desarrolló el
estudio.

37
En la ciudad de México, con graves deficiencias de agua, concretamente en un barrio llamado
Eco barrio Santa Rosa Xochiac (Eco por su dedicación a la conservación ambiental) se realizó un
estudio sobre captación de lluvias. Allí, para una lluvia promedio anual de 1000 mm se determinó
que un techo de 50 m2 podría captar potencialmente 50.000 litros durante la temporada de lluvias
(García, Jesús, 2012). La ciudad de Caracas posee una pluviosidad muy cercana a esos 1000 mm
anuales, por lo que si se contabilizarán los techos de la ciudad y se multiplicaran por esos 50.000
litros estaríamos en presencia de una cantidad sustancial de agua para uso doméstico, si se
implementara este tipo de captación en un porcentaje alto de viviendas.

11 - INCONVENIENTES PARA LA IMPLANTACION DE LOS SISTEMAS URBANOS


DE DRENAJE SUSTENTABLE (SUDS)

Como se ha tratado de ilustrar a lo largo del texto, las técnicas de los sistemas de drenaje
sustentable contribuyen a un mejor uso del recurso agua local, a un ahorro proporcional en el
agua potable y a la aproximación al estado de ciudad sustentable, en cuanto al recurso agua se
refiere.
Aun cuando su efectividad no es tan alta ( menor al 10 % , como se ha presentado en varios de
los casos citados anteriormente ), el solo hecho de realizarlos conlleva a un cambio de actitud del
ciudadano normal en cuanto al cuidado del ambiente, y por tanto su actitud extensible a otras
áreas de servicio en la ciudad como energía, recolección de desechos sólidos, etc. “ El objetivo es
inducir el gusto, el respeto y la utilidad por el ecosistema original con base en prácticas
sustentables en la vida cotidiana” (Suarez,2011- citado por Ulacia,2014).
Sin embargo los SUDS tienen todavía algunos inconvenientes para su aplicación. De Pinho y
González (2015) citan entre otros:
 La falta de práctica por parte de los diseñadores limita su aplicación.
 Puede generar desconfianza frente al drenaje convencional por ser algo relativamente
nuevo.
 La inexperiencia en el sector de la construcción en su adecuada ejecución.
 La necesidad de un mantenimiento específico diferente del usado en técnicas de drenaje
convencional.
 La aparición de algunas malas experiencias debidas a la falta de conocimiento y de
experiencia.
 La falta de manuales específicos para diferentes zonas climáticas con diferentes patrones
pluviométricos.

En general podrían agruparse los inconvenientes en cuatro áreas principales:

11.1 - LEGISLACION
Existe poca legislación en cuanto a drenajes se refiere, inclusive tampoco existen muchas
normas en cuanto a sus diseños, como si existe en los sistemas de acueductos y cloacas. Por
tanto, se requiere de nuevas normas, reglamentos, planes de desarrollo que permitan actuar sobre
los sistemas de drenaje existentes y modificarlos para fines de lograr que sean los más amigable
posible al ambiente mediante el uso de las técnicas y métodos como los señalados en el texto.
Estas normas y reglamentos necesariamente variaran dependiendo de la zona (municipios,

38
alcaldías), de su pluviometría y del uso de la tierra. De especial importancia es la adaptación de la
legislación a las nuevas tecnologías en el tratamiento, recolección y distribución de las aguas en
general. (NAP, 2016). Esta es quizás una de las razones por la que los legisladores desconfían de
elaborar normas, dado el desarrollo acelerado de esas tecnologías que podrían hacer variar
rápidamente las condiciones impuestas y hacer obsoletos los reglamentos de uso.
En Venezuela, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela constituye el
referente legal más importante en cuanto al ambiente en su Capítulo IX, De los Derechos
Ambientales. Específicamente el artículo 128 establece unas premisas de desarrollo sustentable,
lo que abre posibilidades a nuevas maneras de alcanzar ese desarrollo. Dice así: “El Estado
desarrollara una política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades ecológicas,
geográficas, poblacionales, sociales, culturales, económicas, políticas, de acuerdo con las
premisas del desarrollo sustentable,…..” (CRBV, 1999). Igualmente en su artículo 304(ibíd.), al
mencionar que todas las aguas son del dominio público indica que la ley garantizara la
“protección, aprovechamiento y recuperación, respetando las fases del ciclo hidrológico y los
criterios de ordenación del territorio”. (ibíd.)
Dentro de esos parámetros la aplicación de los SUDS podría ser parte de esos procesos para
alcanzar el desarrollo sustentable, al comprender que estos sistemas buscan precisamente
representar el ciclo hidrológico antes de la urbanización (Woods-Ballard, Kellagher, Martin,
Jefferies, Bray, Shaffer, 2007).
Igualmente la Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua Potable y
Saneamiento (2001) podría tener aplicación de usarse las aguas de drenaje para consumo
humano36, luego de tratamientos adecuados a los efectos de ser considerada como fuente y con lo
previsto en la norma sobre potabilización de las aguas.
Finalmente la Ley de Aguas (2006), contempla en varios de sus artículos principios que bien
pueden ser aplicados a los SUDS. En su artículo 3 señala: “La gestión integral de las aguas
comprende entre otras, el conjunto de actividades de índole técnica, científica, económica,
financiera, institucional, gerencial, jurídica y operativa, dirigidas a la conservación y
aprovechamiento del agua en beneficio colectivo, considerando las aguas en todas sus
formas…..”. Al mencionar todas sus formas incluye, de por sí, las aguas del drenaje.
El artículo 4, todavía más específico, señala que la gestión integral de las aguas tiene como
principales objetivos:

1. “Garantizar la conservación, con énfasis en la protección, aprovechamiento sustentable y


recuperación de la aguas tanto superficiales como subterráneas37 a fin de satisfacer las
necesidades humanas, ecológicas y la demanda generada por los procesos productivos del país.”
En este punto se destaca la recuperación de las aguas, hecho que constituye parte importante de
los planteamientos de los SUDS.
En el artículo 5, el punto 6 especifica: “El uso y aprovechamiento de las aguas debe ser
eficiente, equitativo, optimo y sostenible.”(ibid)
Siguiendo el análisis, en el artículo 10 vincula la ley con la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, dando así un mayor carácter obligatorio al uso sustentable del agua.
Dice así; “La conservación y aprovechamiento sustentable de las aguas tiene por objeto,
garantizar su protección, uso y recuperación, respetando el ciclo hidrológico de conformidad

36
- La calidad de las aguas debe cumplir con el Decreto 883-Gaceta Oficial Extraordinaria 5.021, 1995
37
- sin negrillas en el original de la ley

39
con lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela….”. En el
artículo 11 fija criterios para lograr lo señalado en el artículo 10.
Igualmente la Ley de Aguas, en su título III, establece medidas para la prevención y control
de los efectos negativos que pueden producir las aguas sobre la población. Allí se señalan los
planes que deben realizarse, las obras que deben ser construidas y el análisis de riesgo ante
inundaciones (artículos 14 y 15).
Como puede observarse, la ley contempla todos los lineamientos, planteados en el texto de
alguna u otra forma en lo que se refiere a la parte técnica de captación y almacenaje de aguas
pluviales, por lo que los sistemas de drenaje sustentable estarían enmarcados dentro de la ley y
respaldada su aplicación por ella..
Sin embargo, falta llevar estos conceptos a la práctica tanto a nivel local de autoridades
estatales, municipales, etc. como bien lo indica el capítulo V de la ley: De La Organización
Institucional para la gestión de las Aguas.
Muchos de los organismos allí señalados para las distintas instancias de gobierno no han sido
creados, ni mucho menos sus reglamentos de funcionamiento.

11.2 - CALIDAD DE LAS AGUAS


Uno de los temas más controversiales para los SUDS es la calidad del agua efluente de los
distintos sistemas y es que la lluvia varia en el tiempo y en el espacio. Inclusive las primeras
lluvias de temporada suelen estar más contaminadas que las posteriores, por el arrastre de
sedimentos, basuras etc. acumuladas durante la época seca, así como de partículas de polvo o
gases de hidrocarburos de la atmosfera. El agua a recoger de calles y avenidas generalmente
requiere de tratamientos, ya que suele contener grasas, aceites, desechos de cauchos, plásticos y
basura en general, aparte de lo que ya se señalara para los techos, por lo que para poder utilizar
esas aguas requieren de tratamientos costosos, como filtración y rayos ultravioleta tal como se
señalara en el proyecto del Mall en Washington, D.C. El agua a recoger de los techos, aun cuando
es más pura, generalmente puede traer excrementos de animales (pájaros o insectos), así como
también sedimentos de hojas, polvo, y otras partículas contaminantes en el aire, etc. Además al
ser recolectadas por techos de viviendas individuales se dificulta el reglamentar la calidad que
deben tener las aguas para los usos a cuyos fines se dediquen.
En la normativa venezolana en cuanto a la clasificación de los tipos de agua (Gaceta
extraordinaria 5021,1995), las aguas tipo 1A podrían ser utilizadas sin problemas con un
tratamiento de desinfectantes (cloración), y si son del tipo 2 B ya serian para riego de jardines o
descarga en sanitarios. Textualmente señala la Gaceta que las aguas tipo 1A son aquellas que:
“desde el punto de vista sanitario pueden ser acondicionadas con la sola adición de
desinfectantes”. Como se mencionó las aguas de techo serían las únicas que quizás pudiesen
cumplir con esta condición como señalan Garrido & Vásquez (2015) en su tesis.
Las aguas tipo 2B son aquellas que sirven para “el riego de cualquier otro tipo de cultivo38 y
para uso pecuario”.
En el análisis de la NAP (2016) indican que las aguas pluviales, por su variabilidad estacional,
sus diferentes intensidades y sus distintas procedencias hacen muy dificultoso el caracterizarlas.
Más aun, señalan que dentro de los estudios realizados para ese extenso informe realizado por un
grupo grande de investigadores a lo largo de los Estados Unidos de Norteamérica( ibíd.), no fue
posible concluir en unos parámetros que permitiesen la elaboración de unas normas para todos

38
- Se diferencian de las 2A, las cuales son aguas para el riego de vegetales de consumo humano.

40
los Estados Unidos que garanticen un bajo riesgo de contaminación para la población, dadas las
muy diferentes condiciones de las áreas aportantes al drenaje, incluido el material de techos,
calles y jardines, así como sus características pluviales locales. Según reportan, las aguas de
drenaje pueden contener patógenos (aún las provenientes de los techos), por lo que cada lugar
debe analizar sus propias aguas y legislar en consecuencia. En Venezuela es una tarea que bien
valdría la pena comenzar a realizar, especialmente en aquellas zonas donde la carestía de agua se
hace más evidente.

11.3 - COSTOS Y BENEFICIOS


Los sistemas de drenaje sustentable conllevan costos adicionales a un sistema normal.
Comenzando por la captación en techos, donde inciden los costos de la estructura, el material de
impermeabilización, el material para la siembra, las plantas, los filtros para evitar el
taponamiento de bajantes, los tanques de recepción de agua (cisternas), el posible sistema de
bombeo, etc. En los otros sistemas (lagunas, pozos, zanjas) influye el costo del área destinada a
lagunas, el movimiento de tierra, los equipos, tuberías, etc. En el país no existe realmente la
experiencia suficiente para llegar a unos costos aproximados de estos sistemas y es difícil
relacionar costos de otros países a la realidad venezolana. La NAP (2016) en su informe presenta
algunas ideas y conceptos que bien vale la pena destacar al respecto.
En general señalan que los costos más importantes son comúnmente los costos iniciales de
equipos, movimiento de tierras, etc. para luego seguir con algún costo operacional, dependiendo
del sistema y del uso posterior del agua captada.
Entre las razones que aducen para indicar que un ejercicio de costos y beneficios no es fácil de
llevar a cabo señalan:

1) Muchos tipos de beneficios y costos pueden ser de interés relevante, otros son muy
subjetivos (como mejoras en el paisaje).
2) Los tipos y magnitudes de los beneficios y costos son típicamente relativos al uso a que se
destinan las aguas y al sitio específico de aplicación del sistema.
3) Los beneficios y costos pueden ser soportados por un rango grande de diferentes individuos
y entidades.
Algunos de los beneficios que se consiguen con los SUDS pueden ser de carácter colectivo o
individual. Entre ellos, los de carácter público estarían en el ahorro en la búsqueda de fuentes de
agua, en la disminución de energía de bombeo de aguas lejanas, en la disposición de aguas para
riego, en la recarga de acuíferos, mayor control local por parte de las autoridades de las aguas in
situ, bajando su dependencia de autoridades nacionales, y en el aumento de zonas recreacionales
y estética de la ciudad, haciéndola más sustentable.
A nivel privado, el ciudadano puede disponer del agua de su techo para riego, uso en limpieza
de sanitarios, disminución de pagos por tarifas de agua, especialmente de multas por exceso,
entre otros beneficios. (NAP, 2016).
Desde un punto de vista ambiental, se reduce la contaminación de las aguas que llegan a los
ríos, se crea conciencia ciudadana para actuar sobre otras áreas que afectan a la ciudad
(contaminación atmosférica, recolección de desechos, etc.)
Adicional a lo ya señalado hay que considerar que en Venezuela el costo del agua potable y el
costo de energía (en el caso de bombeos) es muy barato, lo que constituye de hecho un freno para
la aplicación de los SUDS, por los costos adicionales en su aplicación como ya se ha señalado.
Cabría aquí mencionar que la concientización ciudadana, la obligatoriedad legal y la voluntad
41
política podrían vencer estas restricciones. La creación de un fondo de apoyo a nivel nacional o
local sería un camino para ello dentro de los compromisos nacionales para alcanzar los retos del
milenio.

11.4 - EDUCACION CIUDADANA


Educar a la población en la necesidad de ahorrar el agua y su uso adecuado, es parte de la tarea
que aún falta por hacer para llegar a un concepto de sustentabilidad. “La participación de los
usuarios, la sociedad organizada y los consumidores finales en la gestión del agua es esencial
para lograr un uso responsable. Mecanismos de concertación, negociación, información,
educación, capacitación, son aspectos necesarios para la concientización de los usuarios sobre
un bien público que es indispensable para todas las actividades humanas, el desarrollo de un
país y para conservar su riqueza natural.” como señala el Plan Nacional de Seguridad Hídrica de
la República de Panamá39.
Un rol importante en la educación de la población la ejercen los medios de comunicación
social, sin embargo en Venezuela suele tratarse el tema del cambio climático y áreas relacionadas
como algo poco relevante para el ciudadano común y, más aún, como un tema a resolver por los
organismos de gobierno local, nacional e inclusive, internacional, a menos de que se traté de un
evento extraordinario y de graves consecuencias.
Este hecho hace que el ciudadano no perciba que es parte importante de la solución a algunos
de los problemas que afectan a las ciudades, entre ellos el uso racional del agua. Es un tema en
que todos los medios de comunicación tienen mucho que aportar.
Las universidades están llamadas a ir incorporando materias relacionadas con el tema de las
ciudades sustentables y en particular con una nueva manera de gerenciar las aguas urbanas, en
especial los sistemas de drenaje sustentable como se ha presentado en el presente trabajo. Tanto
en sus programas de pregrado como en los postgrados de educación ambiental, de ingeniería
hidráulica, e inclusive en los postgrados de otras disciplinas que tengan relación con la cosa
pública como los de gerencia pública, de desarrollo urbano, etc. deben incluir estos nuevos
conceptos para ir logrando conciencia entre la población universitaria de la necesidad de la
transformación a una ciudad más ambientalmente amigable y así ir formando a los actores
capaces de realizarla. Cabe destacar los esfuerzos de las líneas de investigación que se están
realizando en las áreas de campus sustentable, que incluyen pavimentos permeables, captación de
lluvias de techos y lagunas ornamentales. Igualmente las iniciales investigaciones que se llevan a
cabo de aprovechamiento integral de las quebradas del Ávila en Caracas, quedando pendiente las
ideas planteadas en el texto del uso del agua captada en las estaciones del Metro y su posible
utilización.
Debe, sin embargo, reconocerse la labor y esfuerzos que ya realizan muchas de las
universidades nacionales en esta área, algunas en convenios con universidades extranjeras. En
particular, debe reconocerse el esfuerzo que hace la red de universidades jesuitas de América
Latina (AUSJAL) desde hace varios años a través de un programa de ambiente y desarrollo
sustentable que comenzó en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas en el año 2005.

39
- Recuperado de www.miambiente.gob.pa/index.php/es2013-02-20-08-59-23/avisos y eventos/otros-
avisos/1030

42
12. CONCLUSION
En Venezuela, a pesar de existir toda una legislación referente al ambiente, y de variados
esfuerzos, aún no se consolida una actitud de toda la sociedad en este sentido. Producto del
presente trabajo se extraen las siguientes conclusiones:
Necesidad de fortalecer el régimen jurídico y técnico urbano para avanzar a la constitución de
ciudades sustentables.
Aun cuando el marco macro legislativo nacional prevé la adaptación a un desarrollo
sustentable, no existen los reglamentos previstos en la ley de aguas, ni en la ley de régimen
municipal que contemple esta problemática y su metodología para resolverla, como se ha
planteado anteriormente. Esta es una labor pendiente por realizar.

Mejoramiento ambiental urbano.


Los sistemas de drenaje sustentable urbano, constituyen un aporte significativo al objetivo de
lograr la ciudad sustentable, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes, ayudando a
preservar el ambiente y a contribuir de una manera significativa a la preservación de la vida en el
planeta.

Categorías de ciudades a los efectos de aplicación de SUDS


Muchos países desarrollados ya están realizando esfuerzos en este sentido. En Venezuela
constituye un campo de investigación y desarrollo amplio, ya que lo que se ha hecho al respecto
ha sido de forma más bien aislada y no consensuada a nivel nacional. La geografía del país tan
cambiante, obliga a analizar estos sistemas por regiones (ciudades planas, en pendientes
pronunciadas, distintos tipos de suelo, etc.), sin menoscabo del análisis permanente de la
pluviosidad, tanto en intensidades como periodicidad, dado el cambio climático y sus posibles
consecuencias sobre las obras de drenajes ya construidas. En este sentido podría tomarse como
base para las líneas de investigación a desarrollar, las regiones pluviométricas elaboradas para el
libro “Drenaje Vial” del ing. Luis Franceschi(1984) donde se separa el país en catorce ( 14)
regiones, diferenciadas por las intensidades de precipitaciones y por alturas sobre el nivel del
mar, advirtiendo sin embargo que han transcurrido más de 30 años desde dicho análisis, y que ya
existe un estudio que señala cambios en los patrones de comportamiento de las lluvias en la zona
costera del país ( Viana, 2007). Un factor adicional a considerar en el análisis sería el de incluir
aquellas ciudades o regiones que ya sufren carestía en el suministro de agua potable, lo que haría
más justificado y viable el uso de los SUDS.

Ventajas de la aplicación de SUDS.


Específicamente las grandes ciudades venezolanas (Gran Caracas, Valencia- Maracay,
Barquisimeto y Maracaibo, así como Barcelona-Puerto La Cruz) presentan tendencias a llegar a
convertirse en mega ciudades. La aplicación de estos sistemas permitirán, como se ha mostrado,
el acercarse al objetivo de convertirse en ciudades sustentables, reto número 11 del milenio
aprobado por las Naciones Unidas.

Normativa técnica sobre los SUDS.


Es necesario desarrollar normas técnicas nacionales y municipales sobre drenaje urbano,
carentes en el país. De hecho en el cálculo usual de drenajes se toman algunas referencias de las
normas existentes de cloacas (INOS, 1986) o de instalaciones sanitarias en edificaciones (Gaceta

43
Oficial de la República de Venezuela, no.4044, 1988), para adaptarlas al buen criterio del
ingeniero. Estas nuevas normas técnicas deben contener especificaciones, metodologías y
ejemplos que permitan el uso de los SUDS.

Costo de los SUDS.


El costo asociado a los sistemas de drenaje sustentable ha sido poco estudiado en el país. En
los ejemplos señalados del texto, como en Singapur, Washington, etc. su utilidad está
determinada por comparación con los costos de agua potable en dichos países. En Venezuela,
dados los bajos costos actuales de agua potable, los SUDS lucen poco atractivos desde el punto
de vista meramente económico.

Corresponsabilidad ciudadana en la gestión ambiental


La conciencia ciudadana ambiental y la voluntad política de los dirigentes, así como los
acuerdos internacionales firmados por la Republica en materia ambiental permitirán aplicar
métodos de sistemas de drenaje sustentable en Venezuela.

Necesidad de consolidar, armonizar y estructurar las investigaciones


En el texto pueden observarse que las investigaciones que se han llevado a cabo sobre muchos
de estos temas han sido realizadas por las distintas universidades del país y, en general, la
información no transciende hacia las instancias que pudiesen aprovecharse de ese conocimiento
(alcaldías, gobernaciones, etc.). Inclusive, a pesar de las jornadas de investigación que realizan
las universidades periódicamente, muchas veces la información tampoco es conocida ya que la
falta de presupuesto en las universidades hace que la asistencia de profesores de diversos centros
educativos a esos eventos sea muy limitada o nula.

Rol de ANIH
La Academia Nacional del Ingeniería y el Hábitat puede ser un factor de contribución de
divulgación de las investigaciones realizadas en el país, a través de foros o conferencias, como
viene haciéndolo en otros variados temas de su competencia.

Rol de las facultades de las ingenierías


La nueva gestión de las aguas urbanas, y sus distintos aspectos es un tema de gran relevancia
futura para las ciudades venezolanas, aspecto que debería incluirse en los pensum de los
postgrados que tratan de esta área, como los de hidráulica, ambiente, gerencias públicas y
emprendimiento, entre otros.

Política ambiental urbana y los SUDS.


El país tiene todavía un largo camino que tomar en la preservación del medio ambiente, pero
aún más significativo en el área urbana, dado el crecimiento de nuestras ciudades, que ya
comprenden más del 80 % de la población total del país (IANAS,2015). El suministro de agua,
en cantidad y calidad suficiente, para la creciente población urbana es parte del reto. Los sistemas
de drenaje sustentable son un factor de importancia para lograrlo.

12. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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