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Persia (del latín Persa(e), y este del griego Περσίς y Περσική; gent) es una
región histórica de Oriente Medio, al este de Mesopotamia, hoy en día la
república islámica de Irán.
Índice
Extensión del Imperio aqueménida hacia
Historia el 500 a. C.
El primer imperio
La expansión persa
Cronología
La caída del Imperio persa
Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa
La política persa de tolerancia, y su bienvenida como
libertadores
Características de la administración persa
Ejército
Extensión del Imperio parto hacia el
Zonas hostiles a los persas
60 a. C.
La debilidad del Imperio persa
Cultura persa
La religión persa
Arte
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
El primer imperio
Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo azotada por las guerras. El foco de estas guerras
era el pueblo agresor y militarista de Asiria. Los asirios constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los rodeaban,
saqueando, efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus clases dirigentes por lo menos. Esto provocó un gran
deterioro humano y económico en toda la zona, incluso en Asiria, que llegó a despoblarse debido a las graves bajas sufridas en las
guerras. Finalmente Asiria comenzó a debilitarse, sus enemigos se unieron en una gran coalición, la derrotaron y para el año
610 a. C. los asirios habían sido totalmente sometidos. La nueva situación mostró cuatro nuevos ejes de poder: en el actual Irán y
el oeste de Turquía, los medos; en Mesopotamia, Siria y Palestina los neobabilonios; en el Norte de África los egipcios, que
intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en la zona de Turquía,
diferentes estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban
variadas poblaciones, no todas sumisas al nuevo orden.[cita requerida] Siguió
habiendo guerras, pero no tan cruentas como las campañas asirias. El mayor
problema era que, a pesar de tener un gobierno nominal, estaban
desorganizados. Muchos de esos gobiernos eran intolerantes y cobraban
impuestos excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos con identidad
propia que habitaban en el sur del actual Irán, estando sometidos al gobierno
de los medos, pero con un cierto grado de autogobierno.
La expansión persa
En el 559 a. C. asume el trono de Persia Ciro II, de la dinastía Aqueménida.
Hasta ese momento los persas eran nominalmente súbditos de los medos.
Con Ciro esto cambió, puesto que independizó al país y lanzó a continuación
una guerra de conquista contra sus antiguos amos. A pesar de haberlos
derrotado, Ciro les permitió seguir ocupando cargos y mantener cierta Persia: Fragmentos del Paraíso,
autonomía. Luego se dedicó a conquistar las zonas del Asia Central y la exposición en la ciudad de México.
frontera con la India, donde se fundaron ciudades y se construyeron
fortificaciones para proteger el Imperio frente a los ataques de los nómadas
del Asia Central. A continuación las fuerzas persas pasaron a la ofensiva en Asia Menor y subyugaron el reino de Lidia, cuyo rey
era el famoso Creso. Esta zona junto con Jonia estaba poblada por griegos o tenía influencia griega, lo que hizo que la población
fuera levantisca. Luego de un periodo sin guerras los persas atacaron Babilonia apoderándose además de toda la Mesopotamia,
Siria e Israel. Los persas liberaron a los israelitas de su cautiverio en Babilonia y en muchas zonas fueron recibidos como
libertadores. Luego de estas campañas falleció Ciro II y lo sucedió en el trono Cambises, que conquistó Egipto para Persia.
Egipto nunca aceptó el dominio persa, por lo que eran frecuentes las conspiraciones y los alzamientos. En varias oportunidades se
sublevó y logró recuperar su independencia por algún tiempo. También las zonas griegas del Asia menor se sublevaron entre 499
y 494 a. C. (revuelta jónica) con ayuda de los griegos de Europa especialmente de Atenas, lo que llevó a los persas a tratar de
eliminar la amenaza griega en dos oportunidades, fracasando estrepitosamente. A partir de la derrota en Grecia los griegos con
sus recursos limitados pasaron a la ofensiva, atacando en algunos puntos o apoyando a los revoltosos en otros, sin dañar
demasiado al Imperio aqueménida. Los persas hábilmente promovieron la rivalidad entre Atenas y Esparta.
Los persas llegaron a ocupar territorios desde el norte de Grecia hasta el río Indo y el Amu Daria, incluyendo Tracia, Egipto,
Oriente Medio, Asia Menor y el Cáucaso.
Cronología
559: Ciro II; es coronado como rey de los persas.
549 al 446: Tras sublevarse los persas conquistan Media.
546: Ciro conquista Asia Menor, toma Sardes y hace prisionero a Creso el rey de Lidia.
539: Los persas conquistan Babilonia.
530: Cambises II es el nuevo rey.
525: Los persas conquistan Egipto.
522: Revuelta en Libia contra los persas. Darío I es proclamado rey.
516: Campañas de Darío en Tracia.
499: Revuelta en Jonia contra los persas.
498: Sublevación de Caria y Chipre.
494: Sumisión de los Carios y toma de Mileto, la principal ciudad jonia.
490: Primera guerra médica, los griegos rechazan la invasión persa en la batalla de Maratón.
486: Muerte de Darío mientras preparaba una campaña contra los griegos. Sublevación en el delta del Nilo.
Jerjes, su hijo, asume el trono.
480: Segunda guerra médica, los griegos consiguen aguantar cinco días, pero los persas consiguen cruzar el
paso de las Termópilas y llegan a Atenas para reducirla a cenizas.
479: Se subleva Babilonia sin éxito, treinta mil griegos, de los cuales diez mil espartanos, interceptan a los
persas en Platea; una batalla que dará comienzo a la caída del Imperio persa.
465: El rey Jerjes es asesinado; asume el gobierno Artajerjes I.
459: Los atenienses lanzan una expedición para liberar Egipto pero los persas triunfan al mando de Flor.
Alrededor del año 350 a. C., Filipo II, el rey de Macedonia, emprendió una política expansiva de su reino, organizando un ejército
regular muy profesional y creando armamentos y tácticas aún superiores a las clásicas tácticas griegas. Gracias a esto logró
unificar amplias zonas de Grecia incorporándolas a su reino y sometiendo a su mandato con cierto grado de autonomía al resto de
las ciudades griegas con excepción de Esparta. Filipo obligó a los estados griegos a cesar las luchas, colocó guarniciones
macedonias en los puntos estratégicos y se formó una liga de estados griegos que formarían un ejército para invadir el Imperio
Persa. Cuando todo estaba preparado Filipo fue asesinado. Entonces su hijo Alejandro ocupó el trono. La invasión debió
demorarse para volver a someter a los estados griegos que ante la muerte de Filipo pretendieron recobrar su independencia.
Alejandro logró dominarlos y en el año 334 a. C. cruzó al Asia menor y derrotó a los persas en Granico. Las ciudades jonias
resistieron la invasión griega cosa que sería sorprendente 150 años atrás. Alejandro, después de tomar esas ciudades, tomó la
mayor parte de Asia Menor con poca resistencia. Un año después todo el poderío del ejército persa lo enfrentó en la batalla de
Issos y nuevamente los persas fueron derrotados; después de esto cayeron en poder griego siria, donde las ciudades fenicias
resistieron, Palestina y Egipto, donde los griegos fueron bienvenidos como libertadores. En el año 331 a. C. los griegos entraron
en Mesopotamia, a pesar de que el rey persa Darío les ofreció la paz estos la rechazaron. Los persas se enfrentaron a los griegos
en la histórica batalla de Gaugamela con un renovado ejército pero fueron derrotados una vez más, y el rey Darío fue asesinado
por los nobles. Los griegos tomaron Babilonia y las ciudades de Susa, Persépolis y Ecbatana, siendo Persépolis incendiada para
vengar la destrucción de Atenas durante la invasión persa a Grecia. Los persas continuaron resistiendo con una guerra al estilo
guerrillero en las zonas del norte y el este de Irán y el Asia Central, pero los griegos finalmente lograron invadir también esas
zonas aplastando los últimos focos de resistencia. A pesar de la caída el estado persa resurgió y desapareció varias veces a través
de la historia y su legado se extiende hasta el actual estado de Irán.
Los gobiernos persas se caracterizaron por su despotismo militar; la autoridad del emperador era absoluta, estaba defendido y
sostenido por los Inmortales.
El gobierno persa trajo muchas novedades en materia política y económica para la época; entre ellos:
Con respecto al sistema de administración de las provincias, llamadas satrapías, estas se componían de tres funcionarios: un
general, un secretario y el jefe de provincia.
Cada uno desempeñaba un papel para que no hubiera corrupción en sus colonias. Además un Inspector Real solía pasar cada
determinado período de tiempo para verificar que todo estuviera en orden dentro de la provincia, y luego informaba al rey sobre
el asunto.
Ejército
El ejército persa se caracterizaba por dos cosas: destreza y puntería. El ejército personal se componía de soldados entrenados para
la batalla llamados los "Inmortales". Era un ejército de 12 000 hombres; se les decía así porque cada vez que caía uno era
repuesto por otro de la reserva; y los arqueros a caballo, eran una especialidad de los persas que requería una coordinación y
habilidad excepcional, que combinaba la arquería con la caballería. Era heterogéneo. La guardia del rey eran “Los Diez Mil
Inmortales”. Había batallones de lanceros, arqueros y caballería, así como mercenarios.
En la educación de los hijos, que dura desde los cinco hasta los veinte años, solamente les enseñan tres
cosas: montar a caballo, disparar el arco y decir la verdad.
Heródoto, CXXXVI.1
Cultura persa
De la misma forma que en la agricultura y el comercio, el Imperio persa jugó un rol preponderante en el desarrollo material de su
civilización. Existía el concepto de arte imperial, situación que implicaba que las manifestaciones artísticas debían reflejar las
creencias e intereses de las autoridades imperiales y crearon la tintura
El arte imperial persa se caracterizaba por ser una mezcla de las diversas manifestaciones culturales que poseían los habitantes del
territorio que se despliega a los pies de los Montes Zagros. En el arte imperial estaban representadas las creencias y tradiciones
locales de los pueblos sometidos al dominio persa; sin embargo, todas las obras imperiales coincidían en mostrar una
cosmovisión de la vida según las indicaciones del imperio.
Debido al carácter expansivo que adquirió Persia con la subida al trono de Ciro II y sus sucesores, la cosmovisión persa estaba
compuesta, además, por elementos provenientes de Egipto, Babilonia, Grecia y el resto de sus conquistas territoriales.
Una de las mayores muestras del desarrollo material persa, es la ciudad de Persépolis. Sus creadores fueron los emperadores
Darío y su heredero Jerjes, quienes la convirtieron en la capital del imperio; no obstante, la ciudad siguió creciendo durante dos
siglos más hasta que fue destruida por Alejandro Magno.
Persépolis se ubicaba en la zona central del territorio persa y en ella estaba ubicado el centro neurálgico del emperador y, además,
la ciudad estaba protegida por una enorme fortaleza.
Como conclusión podemos agregar que uno de los mayores logros del imperio levantado por Ciro II fue su capacidad para
mantener cohesionados a una gran variedad de etnias que habitaban Persia, mediante la inclusión de las tradiciones locales en la
cultura imperial. Este elemento fue el principal factor de la unidad imperial y permitió a los persas desarrollar el poderío
suficiente para expandir enormemente las fronteras de su territorio.
La religión persa
La religión persa provino de las predicaciones del profeta Zarathustra, fundador del mazdeísmo o como este llamaba a su religión
Daena Vanguji, que se piensa predicó en el siglo VI antes de Cristo, parte en Asia Central y parte en Irán, adoptando los persas su
religión. El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la existencia de dos espíritus principales; uno
llamado Ahura Mazda, que era la representación del bien y otro llamado Angra Mainyu, que era la representación del mal. La
religión persa también incluía conceptos novedosos como el juicio final en el cual el espíritu de los muertos era juzgado sobre la
base de sus acciones en la vida y eso definiría su futuro en su nueva vida después de la muerte.
Esta religión todavía existe en Irán y es una de las religiones oficialmente permitidas, aunque la religión mayoritaria es el islam.
También hay seguidores de Zarathustra en India y otros países, llamados parsis, la base de esta religión es: "pensar bien, hablar
bien, hacer bien".
Arte
El arte persa recibió influencias egipcias y, sobre todo, mesopotámicas (toros androcéfalos, empleo del arco).
Entre sus realizaciones destacan las apadanas (palacios de recepción) y las tumbas reales excavadas en acantilados y decoradas
con relieves que representan las diversas provincias del imperio. Destacan también, además de las pirámides, los capiteles
formados por troncos de toro contrapuestos y la perfección de su cerámica vidriada. No aportaron grandes novedades ya que su
arquitectura se derivaba del mundo mesopotámico.
Véase también
Imperio aqueménida
Partia
Imperio sasánida
Referencias
1. González, A. S., A. P. Jáuregui e I. M. Rodríguez (1998). Historia 1. Buenos Aires: Santillana. ISBN 950-46-0086-7.
Bibliografía
Diccionario de la Biblia. Herder 2005. H.Haag/A.Vanden Born/Fr. Serafín Ausejo. 1. ed., pág. 1,517 sub voce
"Persas". ISBN 9788425400773
Masó Ferrer, Felip. Historia antigua de Persia. Dstoria edicions 2016. ISBN 9788494145568
Enlaces externos
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