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Persia

Persia (del latín Persa(e), y este del griego Περσίς y Περσική; gent) es una
región histórica de Oriente Medio, al este de Mesopotamia, hoy en día la
república islámica de Irán.

Índice
Extensión del Imperio aqueménida hacia
Historia el 500 a. C.
El primer imperio
La expansión persa
Cronología
La caída del Imperio persa
Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa
La política persa de tolerancia, y su bienvenida como
libertadores
Características de la administración persa
Ejército
Extensión del Imperio parto hacia el
Zonas hostiles a los persas
60 a. C.
La debilidad del Imperio persa
Cultura persa
La religión persa
Arte
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Historia Extensión del Imperio sasánida en su


apogeo (602-629).
Los persas fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo-irania
que acabaron fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época
aqueménida. Se originó como un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán.
Alrededor de 1400 a. C., algunas de estas tribus, antepasadas de los persas históricos, se trasladaron hacia el sur de Irán.

El primer imperio
Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo azotada por las guerras. El foco de estas guerras
era el pueblo agresor y militarista de Asiria. Los asirios constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los rodeaban,
saqueando, efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus clases dirigentes por lo menos. Esto provocó un gran
deterioro humano y económico en toda la zona, incluso en Asiria, que llegó a despoblarse debido a las graves bajas sufridas en las
guerras. Finalmente Asiria comenzó a debilitarse, sus enemigos se unieron en una gran coalición, la derrotaron y para el año
610 a. C. los asirios habían sido totalmente sometidos. La nueva situación mostró cuatro nuevos ejes de poder: en el actual Irán y
el oeste de Turquía, los medos; en Mesopotamia, Siria y Palestina los neobabilonios; en el Norte de África los egipcios, que
intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en la zona de Turquía,
diferentes estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban
variadas poblaciones, no todas sumisas al nuevo orden.[cita requerida] Siguió
habiendo guerras, pero no tan cruentas como las campañas asirias. El mayor
problema era que, a pesar de tener un gobierno nominal, estaban
desorganizados. Muchos de esos gobiernos eran intolerantes y cobraban
impuestos excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos con identidad
propia que habitaban en el sur del actual Irán, estando sometidos al gobierno
de los medos, pero con un cierto grado de autogobierno.

La expansión persa
En el 559 a. C. asume el trono de Persia Ciro II, de la dinastía Aqueménida.
Hasta ese momento los persas eran nominalmente súbditos de los medos.
Con Ciro esto cambió, puesto que independizó al país y lanzó a continuación
una guerra de conquista contra sus antiguos amos. A pesar de haberlos
derrotado, Ciro les permitió seguir ocupando cargos y mantener cierta Persia: Fragmentos del Paraíso,
autonomía. Luego se dedicó a conquistar las zonas del Asia Central y la exposición en la ciudad de México.
frontera con la India, donde se fundaron ciudades y se construyeron
fortificaciones para proteger el Imperio frente a los ataques de los nómadas
del Asia Central. A continuación las fuerzas persas pasaron a la ofensiva en Asia Menor y subyugaron el reino de Lidia, cuyo rey
era el famoso Creso. Esta zona junto con Jonia estaba poblada por griegos o tenía influencia griega, lo que hizo que la población
fuera levantisca. Luego de un periodo sin guerras los persas atacaron Babilonia apoderándose además de toda la Mesopotamia,
Siria e Israel. Los persas liberaron a los israelitas de su cautiverio en Babilonia y en muchas zonas fueron recibidos como
libertadores. Luego de estas campañas falleció Ciro II y lo sucedió en el trono Cambises, que conquistó Egipto para Persia.
Egipto nunca aceptó el dominio persa, por lo que eran frecuentes las conspiraciones y los alzamientos. En varias oportunidades se
sublevó y logró recuperar su independencia por algún tiempo. También las zonas griegas del Asia menor se sublevaron entre 499
y 494 a. C. (revuelta jónica) con ayuda de los griegos de Europa especialmente de Atenas, lo que llevó a los persas a tratar de
eliminar la amenaza griega en dos oportunidades, fracasando estrepitosamente. A partir de la derrota en Grecia los griegos con
sus recursos limitados pasaron a la ofensiva, atacando en algunos puntos o apoyando a los revoltosos en otros, sin dañar
demasiado al Imperio aqueménida. Los persas hábilmente promovieron la rivalidad entre Atenas y Esparta.

Los persas llegaron a ocupar territorios desde el norte de Grecia hasta el río Indo y el Amu Daria, incluyendo Tracia, Egipto,
Oriente Medio, Asia Menor y el Cáucaso.

Cronología
559: Ciro II; es coronado como rey de los persas.
549 al 446: Tras sublevarse los persas conquistan Media.
546: Ciro conquista Asia Menor, toma Sardes y hace prisionero a Creso el rey de Lidia.
539: Los persas conquistan Babilonia.
530: Cambises II es el nuevo rey.
525: Los persas conquistan Egipto.
522: Revuelta en Libia contra los persas. Darío I es proclamado rey.
516: Campañas de Darío en Tracia.
499: Revuelta en Jonia contra los persas.
498: Sublevación de Caria y Chipre.
494: Sumisión de los Carios y toma de Mileto, la principal ciudad jonia.
490: Primera guerra médica, los griegos rechazan la invasión persa en la batalla de Maratón.
486: Muerte de Darío mientras preparaba una campaña contra los griegos. Sublevación en el delta del Nilo.
Jerjes, su hijo, asume el trono.
480: Segunda guerra médica, los griegos consiguen aguantar cinco días, pero los persas consiguen cruzar el
paso de las Termópilas y llegan a Atenas para reducirla a cenizas.
479: Se subleva Babilonia sin éxito, treinta mil griegos, de los cuales diez mil espartanos, interceptan a los
persas en Platea; una batalla que dará comienzo a la caída del Imperio persa.
465: El rey Jerjes es asesinado; asume el gobierno Artajerjes I.
459: Los atenienses lanzan una expedición para liberar Egipto pero los persas triunfan al mando de Flor.

La caída del Imperio persa


Los persas no tenían rivales militares gracias a su gran ejército, excepto los griegos que eran superiores en sus tácticas. Los
griegos tenían en su contra la gran fragmentación política. En Grecia el poder estaba dividido entre ciudades estado, mientras que
Persia era un imperio enorme totalmente unificado. Los reyes persas hábilmente promovieron las disputas entre estados griegos
para evitar que alguno tuviera la hegemonía. Pero finalmente eso sucedió.

Alrededor del año 350 a. C., Filipo II, el rey de Macedonia, emprendió una política expansiva de su reino, organizando un ejército
regular muy profesional y creando armamentos y tácticas aún superiores a las clásicas tácticas griegas. Gracias a esto logró
unificar amplias zonas de Grecia incorporándolas a su reino y sometiendo a su mandato con cierto grado de autonomía al resto de
las ciudades griegas con excepción de Esparta. Filipo obligó a los estados griegos a cesar las luchas, colocó guarniciones
macedonias en los puntos estratégicos y se formó una liga de estados griegos que formarían un ejército para invadir el Imperio
Persa. Cuando todo estaba preparado Filipo fue asesinado. Entonces su hijo Alejandro ocupó el trono. La invasión debió
demorarse para volver a someter a los estados griegos que ante la muerte de Filipo pretendieron recobrar su independencia.
Alejandro logró dominarlos y en el año 334 a. C. cruzó al Asia menor y derrotó a los persas en Granico. Las ciudades jonias
resistieron la invasión griega cosa que sería sorprendente 150 años atrás. Alejandro, después de tomar esas ciudades, tomó la
mayor parte de Asia Menor con poca resistencia. Un año después todo el poderío del ejército persa lo enfrentó en la batalla de
Issos y nuevamente los persas fueron derrotados; después de esto cayeron en poder griego siria, donde las ciudades fenicias
resistieron, Palestina y Egipto, donde los griegos fueron bienvenidos como libertadores. En el año 331 a. C. los griegos entraron
en Mesopotamia, a pesar de que el rey persa Darío les ofreció la paz estos la rechazaron. Los persas se enfrentaron a los griegos
en la histórica batalla de Gaugamela con un renovado ejército pero fueron derrotados una vez más, y el rey Darío fue asesinado
por los nobles. Los griegos tomaron Babilonia y las ciudades de Susa, Persépolis y Ecbatana, siendo Persépolis incendiada para
vengar la destrucción de Atenas durante la invasión persa a Grecia. Los persas continuaron resistiendo con una guerra al estilo
guerrillero en las zonas del norte y el este de Irán y el Asia Central, pero los griegos finalmente lograron invadir también esas
zonas aplastando los últimos focos de resistencia. A pesar de la caída el estado persa resurgió y desapareció varias veces a través
de la historia y su legado se extiende hasta el actual estado de Irán.

Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa

La política persa de tolerancia, y su bienvenida como libertadores


A medida que los persas iban incorporando a su imperio nuevas zonas, mostraban políticas muy tolerantes. Los gobiernos locales
contaban con miembros de las élites locales, los impuestos generalmente eran menores, los persas tenían una gran tolerancia
religiosa, e incluso liberaron a muchos pueblos sometidos, como por ejemplo los hebreos que se hallaban deportados en
Babilonia. En muchas zonas donde antes estaban en anarquía, los persas también fueron bienvenidos como los restauradores de
las leyes. Las zonas que se caracterizaron por el apoyo a los persas fueron sobre todo Palestina, ya que los hebreos estaban felices
de contar con un gobierno que respetara y apoyara su religión, y también la zona de Siria, especialmente las ciudades fenicias,
que además de ser respetadas por los persas, estos les proporcionaron nuevos mercados por tierra y apoyaron su desarrollo naval.
También las zonas de Asia Central se mostraron adictas al gobierno persa ya que cuando el imperio se desmoronó esas zonas
continuaron la resistencia contra Alejandro Magno por varios años.
Características de la administración persa
El sistema de gobierno era una monarquía absoluta hereditaria donde el rey era considerado la forma antropomórfica de dios en la
tierra. El rey debía ser el mejor guerrero, como también el mejor cazador. Disponía de un ejército personal: los "Inmortales".

Los gobiernos persas se caracterizaron por su despotismo militar; la autoridad del emperador era absoluta, estaba defendido y
sostenido por los Inmortales.

El gobierno persa trajo muchas novedades en materia política y económica para la época; entre ellos:

Tolerancia religiosa y de las costumbres locales.


Mantenimiento de estructuras administrativas locales.
División del territorio en Satrapías que eran auditadas todos los años siendo castigado el Sátrapa si la población
no estaba contenta con su gestión.
Sustracción impositivo del comercio y baja general de todos los impuestos.
Simplificación del comercio mediante construcción de caminos y canales navegables además de la unificación
territorial que hacía menos peligrosos los viajes.
Creación de reservas de moneda en distintos puntos del imperio, y difusión del crédito.
Creación de guarniciones repartidas por el imperio que respondían tan solo a la autoridad real.
Creación de un sistema unificado de pesos y medidas.
La administración local se focalizaba en la manutención de los caminos y obras públicas, el combate a la
delincuencia y la productividad de la agricultura.
Todas estas medidas produjeron un auge en el comercio a lo largo del imperio incentivando de gran manera el desarrollo
económico lo que logró poner del lado persa algunas zonas que originalmente los rechazaban y eran revoltosas como las ciudades
jonias por ejemplo.

Con respecto al sistema de administración de las provincias, llamadas satrapías, estas se componían de tres funcionarios: un
general, un secretario y el jefe de provincia.

Cada uno desempeñaba un papel para que no hubiera corrupción en sus colonias. Además un Inspector Real solía pasar cada
determinado período de tiempo para verificar que todo estuviera en orden dentro de la provincia, y luego informaba al rey sobre
el asunto.

Ejército
El ejército persa se caracterizaba por dos cosas: destreza y puntería. El ejército personal se componía de soldados entrenados para
la batalla llamados los "Inmortales". Era un ejército de 12 000 hombres; se les decía así porque cada vez que caía uno era
repuesto por otro de la reserva; y los arqueros a caballo, eran una especialidad de los persas que requería una coordinación y
habilidad excepcional, que combinaba la arquería con la caballería. Era heterogéneo. La guardia del rey eran “Los Diez Mil
Inmortales”. Había batallones de lanceros, arqueros y caballería, así como mercenarios.

En la educación de los hijos, que dura desde los cinco hasta los veinte años, solamente les enseñan tres
cosas: montar a caballo, disparar el arco y decir la verdad.

Heródoto, CXXXVI.1

La organización de las provincias permitía el rápido y eficaz reclutamiento de tropas.

Zonas hostiles a los persas


Las zonas que más rechazaron a los persas fueron Jonia, Egipto, Mesopotamia y Media. Los jonios tenían una idiosincrasia
distinta, basados en el modelo de ciudad estado griego, en los primeros años se sublevaron constantemente contra los persas pero
luego con el auge económico se transformaron en súbditos leales del imperio. En Media también los persas sufrieron revueltas,
ante el recelo medo de haberse convertido de amos en siervos, pero la política persa de tolerancia rindió sus frutos, quedando
apaciguados los ánimos. En Babilonia la población recordaba los viejos tiempos de gloria y por ello la ciudad se sublevó. Esta
ciudad era el núcleo agrícola e industrial del imperio y ante la sublevación la represión fue tan brutal que nunca más Babilonia se
alzó. En Egipto las causas del alzamiento son similares, además de contar con el apoyo de los griegos. Egipto se sublevó en
reiteradas oportunidades siendo en todas luego de un tiempo reconquistado por los persas.

La debilidad del Imperio persa


El principal punto débil del Imperio persa era su organización militar. A pesar de contar con un ejército y una flota incomparable
en números, su organización y tácticas eran débiles. El ejército estaba compuesto por un núcleo de élite que era la guardia
personal del emperador, también llamados los Inmortales, y luego a estos se sumaban elementos de todos los pueblos dominados;
no existían unidades estándar sino que era un ejército muy heterogéneo. Este ejército casi carecía de tácticas para combatir en
formaciones. Esto contrastaba con los ejércitos griegos que eran en muchos casos muy disciplinados y experimentados y además
tenían tácticas de combate y equipos muy superiores a los persas. De esta manera un pequeño número de griegos podía mantener
a raya a un contingente persa varias veces superior como quedó demostrado en la batalla de las Termópilas donde siete mil
griegos, 300 de ellos espartanos, los mejores soldados griegos comandados por su rey Leónidas mantuvieron a raya a un ejército
de doscientos mil persas (según Heródoto) durante las guerras médicas.

Cultura persa
De la misma forma que en la agricultura y el comercio, el Imperio persa jugó un rol preponderante en el desarrollo material de su
civilización. Existía el concepto de arte imperial, situación que implicaba que las manifestaciones artísticas debían reflejar las
creencias e intereses de las autoridades imperiales y crearon la tintura

El arte imperial persa se caracterizaba por ser una mezcla de las diversas manifestaciones culturales que poseían los habitantes del
territorio que se despliega a los pies de los Montes Zagros. En el arte imperial estaban representadas las creencias y tradiciones
locales de los pueblos sometidos al dominio persa; sin embargo, todas las obras imperiales coincidían en mostrar una
cosmovisión de la vida según las indicaciones del imperio.

Debido al carácter expansivo que adquirió Persia con la subida al trono de Ciro II y sus sucesores, la cosmovisión persa estaba
compuesta, además, por elementos provenientes de Egipto, Babilonia, Grecia y el resto de sus conquistas territoriales.

Una de las mayores muestras del desarrollo material persa, es la ciudad de Persépolis. Sus creadores fueron los emperadores
Darío y su heredero Jerjes, quienes la convirtieron en la capital del imperio; no obstante, la ciudad siguió creciendo durante dos
siglos más hasta que fue destruida por Alejandro Magno.

Persépolis se ubicaba en la zona central del territorio persa y en ella estaba ubicado el centro neurálgico del emperador y, además,
la ciudad estaba protegida por una enorme fortaleza.

Como conclusión podemos agregar que uno de los mayores logros del imperio levantado por Ciro II fue su capacidad para
mantener cohesionados a una gran variedad de etnias que habitaban Persia, mediante la inclusión de las tradiciones locales en la
cultura imperial. Este elemento fue el principal factor de la unidad imperial y permitió a los persas desarrollar el poderío
suficiente para expandir enormemente las fronteras de su territorio.

La religión persa
La religión persa provino de las predicaciones del profeta Zarathustra, fundador del mazdeísmo o como este llamaba a su religión
Daena Vanguji, que se piensa predicó en el siglo VI antes de Cristo, parte en Asia Central y parte en Irán, adoptando los persas su
religión. El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la existencia de dos espíritus principales; uno
llamado Ahura Mazda, que era la representación del bien y otro llamado Angra Mainyu, que era la representación del mal. La
religión persa también incluía conceptos novedosos como el juicio final en el cual el espíritu de los muertos era juzgado sobre la
base de sus acciones en la vida y eso definiría su futuro en su nueva vida después de la muerte.

Esta religión todavía existe en Irán y es una de las religiones oficialmente permitidas, aunque la religión mayoritaria es el islam.
También hay seguidores de Zarathustra en India y otros países, llamados parsis, la base de esta religión es: "pensar bien, hablar
bien, hacer bien".

Arte
El arte persa recibió influencias egipcias y, sobre todo, mesopotámicas (toros androcéfalos, empleo del arco).

Entre sus realizaciones destacan las apadanas (palacios de recepción) y las tumbas reales excavadas en acantilados y decoradas
con relieves que representan las diversas provincias del imperio. Destacan también, además de las pirámides, los capiteles
formados por troncos de toro contrapuestos y la perfección de su cerámica vidriada. No aportaron grandes novedades ya que su
arquitectura se derivaba del mundo mesopotámico.

Véase también
Imperio aqueménida
Partia
Imperio sasánida

Referencias
1. González, A. S., A. P. Jáuregui e I. M. Rodríguez (1998). Historia 1. Buenos Aires: Santillana. ISBN 950-46-0086-7.

Bibliografía
Diccionario de la Biblia. Herder 2005. H.Haag/A.Vanden Born/Fr. Serafín Ausejo. 1. ed., pág. 1,517 sub voce
"Persas". ISBN 9788425400773
Masó Ferrer, Felip. Historia antigua de Persia. Dstoria edicions 2016. ISBN 9788494145568

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Persia.
El primer Imperio Persa. historiaglobal. (http://www.historiaglobal.com.ar/primerimperiopersa.php)

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