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Desde un punto de vista netamente práctico, la imagen de la portada que acompaña estas
líneas ilustra explícitamente un concepto usualmente confundido: en dicha imagen puede
apreciarse dos tipos de elementos constructivos, uno de ellos resistente al fuego y otro no
combustible. Es interesante notar que el componente estructural resistente al fuego es
“natural” y su resistencia reside en su “naturaleza”. Por otra parte, el otro componente, es
fabricado por el hombre, es no combustible, y evidentemente es “no resistente” al fuego.
El concepto de resistencia al fuego permite expresar una serie de cualidades de los elementos
constructivos. Dicho concepto se halla circunscripto exclusivamente para los elementos
mencionados, por lo cual aplicarlo a los “materiales de construcción” es un considerable error.
Por su parte, los materiales de construcción deben ser cuidadosamente analizados debido a su
fuerte incidencia en la iniciación del incendio y su propagación. El comportamiento frente al
fuego de un material queda determinado por las características y cualidades del mismo,
conocido como reacción al fuego.
La reacción al fuego es, por lo tanto, la respuesta del material frente a un fuego al que está
expuesto y alimenta. La reacción al fuego no constituye en sí misma una magnitud medible
propiamente dicho, sino que, se corresponde a un criterio clasificación de los materiales.
Por lo tanto, el tiempo transcurrido desde que se inicia la aplicación del programa térmico
normalizado al elemento constructivo y el momento en que este pierde alguna de las
cualidades citadas, mide la resistencia al fuego. Vale mencionar, que en Argentina, bajo las
normas IRAM, el criterio de falla comprende la globalidad de las cualidades nombradas
anteriormente.
Por último, es fundamental conocer el límite de aplicabilidad del ensayo, o en otras palabras,
conocer cuál es la limitación del elemento constructivo en análisis. Es común observar en los
catálogos de productos específicos la referencia de la resistencia al fuego del mismo pero
muchas veces no es claro cuál es la limitación. A modo de ejemplo, existen sistemas
constructivos para materializar barreras cortafuego con placas especiales, cuyo límite de
aplicación se especifica en alturas de hasta cuatro metros. Este dato es muy importante, pues
surge de la validación de los ensayos que sustentan la clasificación y en caso de superar estas
limitaciones debe recurrirse a un análisis de ingeniería para determinar las condiciones anexas
que deberán cumplirse para materializar el cerramiento cortafuego.