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G.M. Cunha. “Métodos de evaluación para determinar las necesidades de conservación en bibliotecas y
archivos: un estudio del RAMP” en inglés. Paris, UNESCO, 1998, p.8. Disponible en línea: www.unesco.org
• Intervenciones sobre los deterioros, ya sean pequeñas reparaciones (sic) –
restauraciones- o cuidado de documentos más deteriorados.
Los dos primeros puntos corresponden al ámbito de la Conservación Preventiva, y su
evaluación nos permite identificar factores que pueden causar, detonar o acelerar procesos
de deterioro, así como reconocer efectos de alteraciones patológicas ya ocurriendo y con
base en ello, aplicar planes y/o programas correctivos que actúen desde la periferia, sin
incidencia directa sobre los documentos.
El último punto atañe a la restauración y/o conservación curativa, para llegar a él es
necesaria la evaluación del estado de conservación del documento de archivo con el fin de
emitir un diagnóstico que, priorice el o los deterioro(s) que amenazan la pervivencia de sus
valores, y con ello decidir la metodología para su intervención.
En colecciones y más específicamente en archivos, la evaluación es fundamental pues, al ser
un conjunto de documentos con antecedentes compartidos de creación, función y resguardo,
gran parte de ellos también tienen un historial clínico común, es decir, comparten causas,
mecanismos y efectos de deterioro.
Al evaluar, registramos datos sobre el estado de conservación de los documentos que serían
equivalentes a los síntomas físicos de una persona enferma. Es necesario analizar sus
mecanismos de acción y rastrear sus causas para que el diagnóstico direccione a la solución y
no sólo resulte en un paliativo, en una aspirina.
Una poderosa razón para preponderar la conservación preventiva sobre la restauración es la
puramente económica. Tanto en el ámbito privado como en el público, el deterioro supone la
devaluación de una colección, entendiendo esto como una pérdida o disminución de valores, y
la restauración material supone el consumo de muchos recursos materiales y humanos, además
de uno muy valioso, el tiempo. La evaluación, como medida de conservación, nos acerca a esa
conocida máxima que dice: es mejor prevenir que, en este caso, restaurar.
(IMAGEN 1, 2 Y 3)