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LA PALOMA Y LA HORMIGA

UN DÍA, UNA PALOMA SE ACERCÓ AL RÍO PARA BEBER


AGUA, CUANDO OYÓ UNOS LAMENTOS.
-¡SOCORRO! POR FAVOR, AYUDEME A SALIR DE AQUÍ O
MORIRÉ.

LA PALOMA MIRÓ POR TODAS PARTES HASTA VER A


UNA PEQUEÑA HORMIGA METIDA EN EL RÍO.

LA PALOMA LA AYUDÓ A SALIR DEL AGUA Y LA


HORMIGA QUEDÓ MUY AGRADECIDA.

EN ESE MOMENTO LA HORMIGA VIO A UN CAZADOR QUE SE DISPONÍA A


DISPARAR A LA PALOMA, Y NO SE LE OCURRIÓ OTRA COSA QUE PICARLE
EN EL PIE. ÉSTE SOLTO EL ARMA POR EL SUSTO QUE SE LLEVÓ, Y AL
MISMO TIEMPO LA PALOMA HUYÓ A TODA VELOCIDAD.

¡QUE BIEN QUE LA HORMIGUITA ESTUVIESE AHÍ PARA AYUDARLA!

Y LA PALOMA Y LA HORMIGA HICIERON UNA AMISTAD QUE DURARÍA TODA


LA VIDA.

Moraleja: Trata siempre de ayudar a quienes lo necesitan.

EL ASNO Y EL LOBO
ESTABA UN ASNO COJO DANDO UN PASEO POR EL CAMPO,
CUANDO VIO QUE UN LOBO HAMBRIENTO LE SEGUÍA. SE
SENTO A LA SOMBRA, ESPERANDO A QUE LLEGASE EL LOBO.

-¡CUÁNTO TIEMPO ME ALEGRO DE VERTE! -LE DIJO-, ES QUE


TENGO UNA ASTILLA CLAVADA. ¿SERÍA TAN AMABLE DE
QUITÁRMELA?
EL ASNO INSISTIÓ EN QUE LE DÓLÍA MUCHO LA PATA Y EN QUE
CONFIABA EN SU HABILIDAD PARA SACÁRSELA.

NO MUY CONVENCIDO, EL LOBO SE ACERCÓ A MIRARLE LA PEZUÑA Y


...¡ZAS!, EL ASNO LE DIÓ UNA FUERTE COZ AL LOBO, DEJÁNDOLO
COMPLETAMENTE ATURDIDO.

DOLORIDO, EL LOBO NO SE EXPLICABA CÓMO SE HABÍA DEJADO ENGAÑAR


POR UN SIMPLE ASNO COJO. SEMEJANTE BURLA LE DEJO TOTALMENTE
DESARMADO.
Moraleja: Incluso en momentos de peligro, debemos tratar de pensar con calma
y de actuar con sabiduría, tan como hizo el asno.

LA ZORRA Y LAS UVAS


Un día, una zorra hambrienta se acercó a una parra. De ella
colgaban unos apetitosos racimos de uvas, que hicieron que a
la zorra se le hiciera la boca agua.
-¡Qué buenas deben de estar! Tengo que conseguir unas
cuantas -pensó la zorra.
Dio un salto. Volvió a saltar intentando alcanzar las uvas, pero
no pudo llegar hasta ellas. La parra estaba demasiado alta.
-¡Caray! -exclamó.
De nuevo volvió a tratar de alcanzar las uvas, y una vez más
volvió a fallar.
Por mucho que lo intentaba, no lograba alcanzar las uvas. Unas
liebres y unas ardillas, que estaban contemplando la escena escondidas entre los
matorrales, gritaron:
-¡Le está bien empleado a esa zorra antipática! -y se rieron de ella.
Cansanda de su inútil esfuerzo, la zorra se marchó muy enfadada, diciendo:
-Ya no me apetecen estas uvas. Seguro que estarán verdes y ácidas.
Los animales del bosque se rieron de la zorra durante mucho rato.
Moraleja: No tengas mal perder. Hay que aprender a aceptar las contrariedades y
los fracasos de la vida con buen humor.

El asno vestido con piel de león


Cierto día un asno encontró un paquete en el camino. Para su sorpresa,
descubrió que contenía una piel de león. El burro se puso tan contento
que se vistió la piel de león mientras exclamaba:
-¡Estupendo! Justo lo que andaba buscando. A continuación, fue a
admirar su reflejo en el agua de una charca cercana.
-¡Ahora soy un león! ¡Voy a enseñarles a todos a no reírse de mí nunca
más!
Y el burro se encaminó hacia el bosque con aire de superioridad.
El pobre animal con el que se encontró fue un jabalí.
El pobre jabalí se dio tal susto que salió huyendo a toda prisa, se estrelló contra un árbol y
cayó sin conocimiento.
¡Que divertido! se dijo el asno, satisfecho de su éxito.
Poco después se cruzó con un zorro que, al verle, quedó petrificado de terror.
-Señor león, es usted un animal digno y noble.
¡Se lo suplico, no me devore! -imploró el zorro.
En poco tiempo el bosque entero era presa de una gran confusión a causa de este falso
león.
Aterrorizados, los monos volaban de rama en rama y los conjos huían.
¡Que divertido!, se dijo el asno. Si rugiera como un león, aún les daría más miedo.
Y se puso a rugir. Al menos eso pensaba él, pues su rugido más bien parecía ..¡un
rebuzno!
-¡Escuchad, escuchad todos! -exclamó un mapache-. ¡No estáis ante un león sino ante un
asno disfrazado de león! Y así fue como los animales del bosque, muy enfadados,
descubrieron el engaño del borrico.
Moraleja: Un disfraz puede ocultar a un tonto, pero no sus palabras.

EL PASTOR Y EL LOBO
Un día, un pastor que cuidaba su rebaño en los
prados pensó:
-¡Qué aburrimiento! Estoy cansado de vigilar el
rebaño yo solo desde la mañana hasta la noche.
¡Ojalá ocurriese algo divertido!
Entonces se le ocurrió una idea y corrió al pueblo
dejando al rebaño solo.
-¡Socorro! ¡Los lobos están atacando mi rebaño! -gritó.
Los habitantes del pueblo, al oír los gritos del pastor, se reunieron a su alrededor
armados con hoces, azadas y palas.
-¿Dónde estan los lobos? ¿Te han herido? -preguntaron los aldeanos.
El pastor les contó la verdad con una sonrisa: -Me aburría tanto que me lo he
inventado todo. Ha sido divertido ver vuestra reacción.
Los aldeanos muy enfadados, regresaron a su trabajo.
Al día siguiente, el pastor volvió a gritar:
-¡Socorro! ¡Los lobos están atacando! ¡Esta vez es verdad!
Los aldeanos volvieron a acudir a la llamada con sus hoces, hachas, y demás
aperos, pero el pastor les había mentido de nuevo.
Esta vez, los aldeanos se enfadaron más aún con él, y volvieron a su trabajo.
Cuando el pastor regresó a los prados, se encontró con que los lobos estaban
atacando de verdad su rebaño. Los hambrientos animales comenzaron a comerse
a las ovejas una por una. El sorprendido pastor corrió hacia el pueblo tan desprisa
como pudo:
-¡Socorro! ¡Los lobos están atacando a mi rebaño! ¡Por favor, ayudadme! -imploró
pidiendo la ayuda de los aldeanos uno por uno.
Pero los aldeanos respondieron entre risas.
-¡Cada vez eres mejor actor! ¡Estamos demasiado ocupados para perder el tiempo
con tu actuación!
-¡Oh, no! ¡Esta vez es verdad! Por favor, ayudadme a echar a los lobos -suplicó.
Nadie le hizo el menor caso. Los lobos se comieron a todad las ovejas y el pastor
se quedó sin nada.
Moraleja: Si siempre dices mentiras, los demás no confiaran en tí.
Las lágrimas del rico
Cierta tarde de verano un grupo de "mujeres lloronas",se les había pagado, para
que llorar la muerte de una de las hijas de un acaudalado hombre. Una de
las hijas muy sorprendida se acercó a su madre y le pregunto:
- Madre ¿cómo nosotras que sufrimos la desgracia en carne propia, apenas si
lloramos? en cambio esas lloronas, que jamás la conocieron, se deshacen en
grandes lamentos.
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La madre contestó:
- No te extrañes, hija mía: esas mujeres no lloran lágrimas, sino dinero. Nunca
olvides que las monedas son las lágrimas del rico.
MORALEJA
Con el dinero conviertes a sanos
en sufrientes

El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo
empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía
otra cosa desde la mañana a la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda,
lo cual no sólo le cansaba mucho, sino que lo ponía muy triste.
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Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años
de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se
burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas
a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era
poderoso:
"Después de las grandiosas vueltas que en mi juventud di en las carreras, mira a
que vueltas me veo reducido ahora. Este es un justo castigo por burlarme de
aquellos que veía más débiles e inferiores"
MORALEJA
Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder

El lobo y el cordero en el templo


Volvía un pequeño cordero a reunirse con su madre después de ir a beber el agua
limpia y clara del río, cuando de repente sintió que una presencia extraña lo
estaba siguiendo cada vez más cerca. Al ver que era seguido por un lobo con la
cara desencajada y las babas colgando a ambos lados de su boca, el corderillo
aceleró el paso todo lo que le permitían sus finas patas, encontrando a pocos
metros la puerta de un templo abierta.
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Sin dudarlo un momento, se introdujo en su interior, con la esperanza de haber
despistado a tan terrible perseguidor.
Al ver donde se había metido su ansiada presa, el lobo le grito muy fuerte para
que le escuchara, que si alguno de los sacerdotes del templo lo encontraban, iba a
ser la próxima víctima ofrecida a los dioses.
- ¡Mucho mejor! – le gritó el cordero- me es mucho más grato pensar en honrar
con mi cuerpo a un dios, que acabar mi corta existencia en el interior de tu boca.
MORALEJA
Si tienes que, sacrificado en alguna ocasión, que sea con el mayor
reconocimiento posible

La mosca y la cacerola de carne


Había una vez un cocinero muy entusiasta que planeo preparar una rica y
deliciosa salsa de pura carne, en una cacerola especial.

Al terminar de preparar la rica salsa se dió cuenta lo sabroso y rico aroma que
tenía; sin duda era todo un arte culinario, ´pero de pronto el cocinero recibió una
llamada inesperada y salió tan pronto como bala disparado, que olvido tapar la
cacerola.
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Una mosca glotona y hambrienta volaba muy cerca de la cacerola , se sentía
atraída por el sabroso olor y empezó a volar alrededor dando vueltas y vueltas y
muchas vueltas más , hasta que cayó en ella , y estaba tan feliz de haber caído en
la rica salsa de carne , dentro de la cacerola que dijo:
“oh! que rico comí, bebí y hasta me bañe así que si en estos instantes me muero
ya nada me importaría después de todo el gusto que me dí en esa cacerola de
carne“.
MORALEJA
Al irresponsable no le importa el fracaso si su llegada a él le depara buenos
momentos.

Los dos perros


Un rico labrador poseía dos hermosos perros. Mientras uno de acompañaba en sus
largas jornadas de caza, el otro se quedaba cuidando el hogar en el que vivía su
dueño. Todos los días cuando salía a cazar, el labrador guardaba la pieza más
jugosa de todas las que había conseguido capturar, para dársela al perro guardián
nada más llegar a casa. Cansado de que esta situación se repitiera constantemente,
el perro de caza comenzó a decirle a su querido compañero:
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- No entiendo porque yo debo correr hasta lastimarme las patas detrás de las liebres
de los conejos sin obtener ningún premio y mientras tu aquí parado sin hacer nada
siempre consigues que nuestro dueño te dé la más sabrosa de las piezas.
Cuando el perro de caza se quedó en silencio, el guardián le respondió:
- Comprendo que estés molesto conmigo, pero el único culpable que hay en todo
esto es nuestro dueño. Ve y quéjate a él, ya que fue el que te enseñó a ti a cazar y
a mí a vivir apaciblemente.
MORALEJA
Intenta aprender un oficio para el día de mañana.

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