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Este trabajo fue presentado en el marco de los cursos obligatorios del Doctorado de
Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT)-
Junio 2017
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Podemos encontrar distintas traducciones para este vocablo, las más común es virtud. Optaré
por seguir las recomendaciones de Bieda E. (2014) y traducir ἀρετή por excelencia.
Sócrates: ¿Sofista? ¿Tábano? ¿Político?
Sólo desde esta perspectiva es posible entender que la anécdota que Sócrates
refiere de Calias, el hombre que más dinero invirtió en sofistas (Apol. 20a), y la pregunta
que de esa situación emerge: ¿Quién es conocedor de una excelencia tal como la
humana y la política? (τίς τῆς τοιαύτης ἀρετῆς, τῆς ἀνθρωπίνης τε καὶ πολιτικῆς,
ἐπιστήμων ἐστίν’); intenta, en primer término, poner en cuestión que ese saber se
encuentre en manos de los sofistas; en segundo lugar, conducir a Calias a discernir
“En efecto, señores, yendo hacia cada una de las ciudades, cada uno de ellos es
capaz de educar a los jóvenes a los que les sería posible reunirse gratis con quien
quisieran entre sus conciudadanos (πολιτῶν προῖκα συνεῖναι), sin embargo, los
persuaden de que tras abandonar la compañía de aquellos (συνουσίας ἀπολιπόντας)
se reúnan con ellos, pagándoles dinero (συνεῖναι χρήματα διδόντας) y, para colmo,
les queden agradecidos” (Apol. 19e - 20a)
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Es este un tópico que se repetirá con frecuencia en el corpus platónico. En Laques, obra de
juventud se expresa que la discusión tiene por objetivo la búsqueda de τεχνικὸς περὶ ψυχῆς
θεραπείαν (Laq. 185e) como aquel que cuenta con ese saber que apunta al mejoramiento de las
almas de los jóvenes.
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En el Protágoras de Platón, las preguntas y la advertencia que Sócrates realiza a Hipócrates
antes de acudir al encuentro con Protágoras, son ilustrativas de esta situación que intentamos
describir: “¿A qué clase de hombre te diriges?, ¿En qué clase de hombre te quieres convertir?
(311b) ¿A quién vas a entregar los cuidados de tu alma? (312c). ¡Ten cuidado amigo, no vayas
a jugarte lo más valioso que tengas y lo pongas en peligro! (314a).
con anterioridad, el estado moral y las inquietudes personales de cada uno de ellos. “Se
trata más de una relación viva entre personas, que de una relación abstracta con ideas,
intentando formar más que informar” (Hadot, 2009,p.93). De aquí la crítica de Platón y
Aristóteles que, en líneas generales, reprocharán a los sofistas ser comerciantes del
saber, negociantes al por mayor en temas del conocimiento (Sof. 222a-224d – Ref. sof.
165 a 22)7 y, en contraposición, la figura de Sócrates que en Apología afirma sin
titubeos: No pareciendo humano al haber descuidado sus asuntos domésticos, su
misión divina lo ha llevado a persuadir a sus conciudadanos a preocuparse por la
excelencia (πείθοντα ἐπιμελεῖσθαι ἀρετῆς) (Apol. 31b)
II- El breve interrogatorio (ἔλεγχος) que Sócrates describe con Calias tiene por
objetivo evidenciar que una decisión y consecuente acción tiene que ser el resultado de
una deliberación: interrogar, examinar y refutar (ἐρήσομαι αὐτὸν καὶ ἐξετάσω καὶ ἐλέγξω)
(Apol. 29e) es la práctica que Sócrates emplea y que puede llevarnos a suponer que
existe en la argumentación un método o camino de investigación que, con algunas
variantes, se aplica en los diferentes diálogos. Así pues, el hombre se encuentra, a partir
de situaciones cotidianas de toma de decisiones, con la cuestión de cómo debería
encauzar su vida entera (Apol. 30a). Tal cuestión es la que obliga al hombre a
considerar distintos aspectos de la realidad que configuraran las condiciones de
posibilidades de la acción. Sócrates introduce primeramente la cuestión de tal manera
que exige de la persona un examen de su propia vida (Apol. 29e; Laq. 187e-188c), un
modo de autorreflexión (Apol. 32a). Al respecto, Platón hace que Sócrates ponga de
manifiesto que, en cuanto hombres, no se tiene un saber absoluto sobre lo que es
bueno, sino un saber provisional y expuesto a engaños (Apol 20d. 23a). Tal es el riesgo
y desafío que la pregunta socrática lleva consigo: pensar la vida como un todo, desde
cada aspecto de esa totalidad y hasta sobre sus más recónditos elementos. Las
preocupaciones pedagógicas que en Apología se enuncian nos presentan una
introducción programática a este método que se podría considerar una constante en los
diálogos de juventud de Platón.
Sócrates sabe de los riesgos a los que se expone con su actividad, pregunta que
pone en mente de sus conciudadanos en el relato de defensa: “¿No te avergüenzas,
Sócrates, de ocuparte de asuntos que te lleven a correr ahora el riesgo de morir?” (Apol.
28b). El símil que Platón aplicó a su maestro es ilustrativo de su actividad tensional y
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Frente a esta apreciación despectiva del movimiento sofista, profundamente influenciada por la
lectura platónica, considero pertinente los aportes de Cassin Bárbara, El efecto Sofístico, Bs.
As. FCE, 2008.
riesgosa: lo comparó a un ‘tábano’ (Apol. 30e), dispuesto a aguijonear a los ciudadanos
y despertarlos del letargo y pereza en la que se encuentran, de modo tal que,
examinando sus asuntos, consideren una auténtica manera de vivir. El sentido de la
actividad de Sócrates residía en la actividad misma, esto es, pensar y estar vivo es lo
mismo, pues, estas convicciones son los que lo llevan a afirmar que “una vida carente
de examen no es vida digna para un hombre” (Apol. 38a), el pensamiento siempre es
tensión, una actividad que acompaña al vivir y más aún cuando se ocupa de conceptos
fundamentales como la excelencia (Cooper, 2012, p. 32-35)
III- En una de las pocas afirmaciones de Apología en las que Sócrates reconoce
saber algo nos dice: “Sé, en cambio, que es malo y vergonzoso obrar injustamente y
desobedecer al mejor, tanto a un dios como a un hombre” (τὸ δὲ ἀδικεῖν καὶ ἀπειθεῖν τῷ
βελτίονι καὶ θεῷ καὶ ἀνθρώπῳ, ὅτι κακὸν καὶ αἰσχρόν ἐστιν οἶδα) (Apol. 29b); como así
también se afirma que la injusticia es un daño cualitativamente superior que la muerte,
el destierro y la privación de derechos cívicos (Apol. 30d). La apuesta socrática por la
excelencia llega al extremo de preferirla incluso si ello implica la pérdida de ciudadanía.
Aquí la paradoja resulta dramática, pues el compromiso socrático, y su opción por la
vida filosófica, el haberse preocupado por las cosas que tienen real valor, lo ha protegido
del verdadero mal que no es la muerte sino haber cometido injusticia contra los hombres
y dioses (Soares 2010, p.47)
¿Quién es el sujeto que conoce una excelencia tal como la humana y política? No es
exagerado afirmar que la respuesta a dicha pregunta constituye la base sobre la que se
levantará el pensamiento platónico. Sócrates es el rostro del problema platónico: “Mi
querido y viejo amigo Sócrates, de quien no tendría ningún reparo en afirmar que fue el
hombre más justo de su época” (Carta VII 324d-e), el don de la divinidad a la ciudad
(Apol. 31a), el verdadero político de Atenas (Gorg. 521d). Pero ese Sócrates es el punto
de partida para Platón. Con la muerte de Sócrates la realidad se vuelve injusta, y aunque
algunas acciones de los hombres nos permiten todavía vislumbrar ecos de la justicia,
rastros de sentido en la práctica y en las palabras. ¿Cómo salvar esos vestigios de
racionalidad? Esos rastros dejan pensar que la realidad, en su profundidad, tiene una
estructura inteligible que no es posible comprender sino a la luz de la justicia, como el
orden de una pluralidad móvil y conflictiva que se había degradado. Frente a la idea de
que la injusticia es una enfermedad del alma y de que la vida con un alma corrupta no
vale la pena ser vivida, puede leerse Apología como el taller donde fragua sus primeras
reflexiones críticas a la política ateniense y a las ciudades mal gobernadas de su tiempo,
así como también preludia la posibilidad de un nuevo marco epistémico para la
intervención social en la ciudad.
Platón,(2007) Apología de Sócrates, Bs. As. Eudeba, (trad. Eggers Lan C.)
-----, (2014) Apología de Sócrates, Bs. As. Winograd, (Trad. Bieda Esteban)
-----,(2004) Gorgias, Tomo II, Madrid, Gredos, (trad. Calonge Ruiz, Julio)
-----, (2008) Laques - Menón, Bs. As. Losada, (trad. Divenosa Marisa)
-----, (2006) Protágoras, Bs. As. Losada, (trad. Divenosa Marisa)
-----, (2006) Protágoras, Madrid, Alianza, (trad. Martínez García Javier)