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Medicina Legal y de Seguros, Psiquiatría y Psicología Forense, Peritaje Psico-Social, Laboratorio Clínico Forense,
Criminalística médico y psicológico legal. Criminología. Consultoría a profesionales y estudiantes sobre estas
especialidades.
Definición.-
La imputabilidad es la idoneidad para ser atribuido una infracción;
o sea es la condición necesaria para imputar al sujeto agente del
hecho por él cometido y hacerle cargo de las consecuencias
jurídicas de su conducta. La imputabilidad, Institución medular del
sistema penal, distingue por lo tanto a los seres humanos en dos
categorías imputables e inimputables: los unos sujetables a la pena,
los otros no. Su contenido es doble, jurídico (formal) y psicológico
(natural); dado que la imputabilidad, incluso siendo una categoría
abstracta como todos los conceptos jurídicos, se refiere sin
embargo a una situación real y se resuelve con un juicio concreto
sobre el estado mental del individuo.
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infracción. Es imputable por lo tanto quien tiene la capacidad de
entender y querer.
Capacidad de Entender.-
Es una actividad intelectual, la actitud de darse cuenta del valor de
sus propios actos, de comprender los motivos, el significado y las
relaciones con el mundo exterior, por lo tanto a valorar el alcance y
las consecuencias. Es la capacidad de discernir rectamente (según
la finalidad del Derecho y según el pensamiento corriente en un
determinado tipo de civilización) el significado y el valor de los
actos propios y ajenos con la conciencia de las consecuencias
éticas, jurídicas y sociales que ellas puedan derivar. Sin embargo
no es necesario que el sujeto agente se de cuenta que su acción es
prohibida por la ley o es contraria y perjudicial para los intereses
de la colectividad.
Capacidad de querer.-
Es la facultad de autodeterminarse sobre la base de motivos
conocidos y de escoger libremente la conducta apta para el
objetivo. Quiere decir también capacidad de inhibirse, de resistir a
los impulsos y de saber frenar las fuerzas compulsivas de los
sentimientos del interés personal.
Incapacidad Procurada.-
Es poner a otros en incapacidad para entender y querer para
inducirle a cometer una infracción, ejemplo: Suministrar alcohol y
estupefacientes o sustancias de acción análoga. Por lo tanto la
persona queda incapaz y es sólo un instrumento inconsciente del
poder de otros. El que provoca tal incapacidad además del delito
cometido por la persona que resulta incapaz, deberá responder
también del delito de incapacidad procurada mediante violencia. La
persona que resultó incapaz, cuando el caso de incapacidad es
total, será absuelta; caso contrario, si la incapacidad de entender y
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querer es solo parcial responderá también por la infracción
cometida en forma atenuada. La capacidad mental puede ser
excluida con cualquier tratamiento idóneo, por ejemplo
suministrando alcohólicos, estupefacientes o sustancias de acción
análoga o bien actuando con la sugestión. Recuérdese que la
antigua costumbre de algunas sectas de inducir a los adeptos a un
delirio furioso bajo la acción del Hachís con el objeto de hacerlos
cometer acciones delictuosas (hachachinen = asesinos).
Incapacidad Preordenada.-
Es el caso de quien se pone en estado de incapacidad de entender o
de querer, con el fin de cometer la infracción o de prepararse una
excusa. Nuestro Código Penal al respecto en su Art. 37 núm. 4º
señala: “La embriaguez premeditada, con el fin de cometer la
infracción o de preparar una disculpa, es agravante; y,….”. El
fundamento de la incriminación está en el hecho de que se realizan
las actividades delictivas cuando el sujeto no tenía la capacidad de
entender o de querer, pero lo tenía ambas en el momento en el cual
se había procurado intencionalmente tal estado; por ello se trata de
acciones involuntarias en el momento de la comisión, pero
voluntarias o libres en el momento causal. La incapacidad
preordenada no excusa al culpable, que responde al título de dolo
de la infracción cometida. Es el caso de quien conociéndose de no
estar en grado de cumplir el delito en condiciones normales, toma
sustancias excitantes, embriagantes o alucinógenas para cometer
un robo, una violencia carnal o un homicidio; o bien de quien se
procura la incapacidad para luego aducirla como excusante.
Causas Fisiológicas:
Artículo 38.- Personas menores de dieciocho años. - Las personas menores de
dieciocho años en conflicto con la ley penal, estarán sometidas al Código
Orgánico de la Niñez y Adolescencia.
Minoría de Edad.-
La minoría de edad es una causa de exclusión de la imputabilidad;
pues se sostiene que el sujeto antes de la mayoría no ha alcanzado
aquel mínimo de diferenciación o madurez psíquica necesaria para
comprender la ilicitud de una determinada acción u omisión. Según
algunas legislaciones se presume la inimputabilidad hasta los 14
años, debiendo demostrarse esta entre los 14 y los 18 años, pues el
artículo 40 del Código Penal señala: “Las personas que no hayan
cumplido los 18 años de edad estarán sujetas al Código de
Menores”. Inimputable porque se presume que el sujeto no
comprende ni la importancia moral ni la jurídica de los actos que
cumple. Por lo tanto después de los 18 años se presume la
imputabilidad, salvo prueba en contrario. Para expresar un
correcto juicio es necesario tener en cuenta las particulares
características psicológicas de la edad evolutiva (pubertad,
adolescencia, juventud) reconociendo imputable sólo a aquel que
tiene a más de un adecuado desarrollo del intelecto y de la
voluntad, también un suficiente equilibrio que posibilite una justa
valoración ética de las acciones. Sería un absurdo no solamente
biológico sostener imputable a aquel menor que, incluso
demostrando capacidades intelectuales y volitivas normalmente
desarrolladas no posea también un sólida conciencia moral que le
permita orientar la conducta según aquellos principios éticos que
son el fundamento del convivir civil.
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Causas Patológicas:
Incapacidad Psíquica.-
La incapacidad psíquica comprende aquellas condiciones
patológicas que en el individuo mayor de edad excluyen o atenúan
la imputabilidad.
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hace cumplir acciones de aparente fiereza con respecto a las
personas más cercanas y queridas. Las reacciones explosivas
o a corto circuito escapan completamente al control de la
voluntad y pasan a la ejecución sin atravesar la zona lúcida
del psiquismo.
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determinarse de conformidad con esta comprensión, en razón del padecimiento
de un trastorno mental, no será penalmente responsable. En estos casos la o el
juzgador dictará una medida de seguridad.
Alcoholismo y Farmacodependencia.-
La embriaguez y el efecto estupefaciente, causan desórdenes
psíquicos transitorios que influyen sobre la capacidad de entender
y querer.
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Nuestro Código Penal distingue las siguientes clases de
embriaguez o de intoxicación por sustancias estupefacientes:
Embriaguez Accidental.-
37 Núm. 1 del COIP señalaba, 1. Si deriva de caso fortuito y priva del
conocimiento al autor en el momento en que comete el acto, no hay
responsabilidad
Se obtiene sin la voluntad la embriaguez que deriva de caso
fortuito o de fuerza mayor; el art. 37 Núm. 1 del CP señalaba, “Si la
embriaguez, que deriva del caso fortuito o fuerza mayor, privó del
conocimiento al autor, en el momento que cometió el acto, no habrá
responsabilidad”, o sea por un hecho imprevisible o por una fuerza
externa irresistible, por ejemplo quien obligadamente inhala
vapores de alcohol por la improvisa rotura de recipientes, quien
ingiere bebidas alcohólicas por equivocación o creyéndolas no
alcohólicas, quien es engañado por bromas ingiriendo bebidas en
las cuales el alcohol ha sido enmascarado por esencias. Si la
embriaguez es completa, total, quien ha cometido el hecho no es
imputable y tampoco es puesto bajo medidas de seguridad,
porque la accidentalidad del hecho excluye la peligrosidad social.
Si la embriaguez no es completa sin embargo disminuye
gravemente sin excluir la capacidad de entender y querer, el
agente responde de la infracción pero con pena reducida.
Embriaguez Voluntaria
La embriaguez voluntaria no excluye ni disminuye la imputabilidad;
el art. 37, Núm. 3 del CP. señalaba “La embriaguez no derivada de
caso fortuito o fuerza mayor ni excluye, ni atenúa, ni agrava la
responsabilidad”. Se obtiene cuando el sujeto se ha querido
embriagar para superar un estado de tristeza u olvidar
preocupaciones o displaceres o procurarse una momentánea
euforia (embriaguez intencional); o bien cuando la ebriedad deriva
de un comportamiento poco mesurado o imprudente, como es el
caso de quien se abandona a excesivas libaciones durante una cena
entre amigos, que luego, bajo los humos del alcohol degenera en
riña (embriaguez culposa). En este caso existe una presunción
meramente jurídica de imputabilidad y la pena es conminada como
si el sujeto hubiese actuado con plena conciencia. Para establecer
si el ebrio debe responder a título de dolo o de culpa por la
infracción cometida es necesario distinguir en la postura psíquica
al momento del hecho si la infracción fue querida o si ocurre por
culpa, o sea se verifica la responsabilidad en las formas usuales
establecidas por la ley para todo individuo normal.
Embriaguez Preordenada
Cuando la embriaguez es preordenada a fin de cometer una
infracción o de prepararse una excusa, la imputabilidad no es
excluida ni reducida, más bien la pena es aumentada; el art.37
Núm. 4 del CP. señalaba, “La embriaguez premeditada, con el fin
de cometer la infracción, o de preparar una disculpa, es
agravante”. Por ello actúa como circunstancia agravante, en
consideración de la mayor criminosidad del culpable”.
Embriaguez Habitual
Según la ley se considera ebrio habitual quien se dedica al uso de
bebidas alcohólicas y se encuentra frecuentemente en estado de
embriaguez; el art. 37 Núm. 5 del CP señalaba, “La embriaguez
habitual es agravante. Se considera ebrio habitual a quien se
entrega al uso de bebidas alcohólicas, o anda frecuentemente en
estado de embriaguez”. Esta forma presupone una inclinación
constante al uso de alcohólicos, consiguiente a una tendencia no
patológica, que constituye un aspecto consuetudinario del sujeto en
su sistema de vida. Se trata de episodios de ebriedad aguda,
periódicos pero frecuentes, separados de intervalos durante los
cuales el individuo es lúcido. No es embriaguez habitual si el sujeto
no abusa en modo constante de bebidas alcohólicos, ni es cuando
quien abusa del beber, resiste bien el alcohol y cae solo raramente
en esta de ebriedad.
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La embriaguez o la intoxicación por sustancias estupefacientes
habitual ni excluye ni disminuye la imputabilidad, más bien
aumenta la pena, justificado por la preocupación del legislador de
defender la sociedad de los efectos del alcoholismo y la
toxicomanía. Por otro lado se debe notar que la severidad del
código resulta privada de resultados prácticos dado que no es
ciertamente el endurecimiento de las penas lo que induce a los
usuarios del alcohol y de los estupefacientes o psicotrópicos a
cambiar sus hábitos. A ellos se debería aplicar medidas de
seguridad dado que son socialmente peligrosos.
Sordomudismo.-
Entre los estados patológicos que excluyen la imputabilidad o la
limitan, el código contempla también el sordomudismo.
Sordomudismo congénito.-
El sordomudismo congénito depende habitualmente de una sordera
primitiva y precoz que surge desde el nacimiento o en los primeros
años de vida cuando el niño no ha aprendido aún a hablar, y
determina la mudez secundaria siendo imposible por la falta de
control auditivo oír y comprender el valor de las palabras, fijarlas y
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evocarlas con la memoria y repetirlas en modo fonéticamente
correcto. En estos casos el sordomudismo puede ejercitar una
influencia negativa sobre el desarrollo psíquico del individuo,
causando un retardo de la inteligencia y de otras facultades
mentales debido a la dificultad de adquisición de conceptos
abstractos, con evidente daño del patrimonio ideativo, asociativo y
mnemónico.
Sordomudismo Adquirido.-
Aparece en la edad adulta, luego de graves lesiones del encéfalo
(traumatismos cránicos, encefalitis, tumores cerebrales, etc.) que
afecta a individuos que no eran precedentemente ni sordos, ni
mudos y mentalmente normales. En tales casos la pérdida o la
notable reducción de la facultad de entender o de querer depende
no tanto del sordomudismo por sí mismo, sino más bien de las
graves lesiones neurológicas primarias y es equiparable a la
incapacidad psíquica total o parcial.
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Es necesario por lo tanto delimitar expresamente la distinción
entre la incapacidad psíquica (hecho patológico) y la emoción -
pasión (hecho normal de la actividad psíquica) no siempre
correspondiente con la realidad psicológica.
Culpabilidad.-
A pesar de no ser objeto de nuestro actual análisis, consideramos
como necesario complemento el análisis de ésta.
Culpabilidad y Antijuricidad.-
Son conceptos diversos: la Antijuricidad indica la relación de
contradicción entre el hecho y la norma penal, la culpabilidad
indica la relación de contradicción entre la voluntad del autor y la
voluntad de la ley; consiguientemente, la Antijuricidad se resuelve
con un juicio de desaprobación sobre el hecho, mientras la
culpabilidad representa un ulterior juicio de desaprobación sobre el
comportamiento del agente y más aún: la Antijuricidad lleva a
valorar la acción en su aspecto interior, o sea en la conciencia y en
la voluntad que la diferencian. En resumen: la primera juzga el
hecho del hombre; y, la segunda al hombre mismo.
Culpabilidad e Imputabilidad.-
Las relaciones entre culpabilidad e imputabilidad son evidentes; la
culpabilidad no subsiste si el autor del hecho es persona incapaz de
entender y de querer, por ello se señala que la imputabilidad es el
presupuesto de la culpabilidad. En efecto para que subsista la
culpabilidad es necesario la conducta consciente y voluntaria que
no puede estar al alcance de un sujeto inmaduro e incapaz
psíquico; ni puede expresarse un juicio de reprobación sobre el
autor del hecho si éste es inculpable por cuantas mentalmente
incapaz. Por otro lado la imputabilidad y la culpabilidad tienen
posiciones distintas; mientras la última es un elemento constitutivo
y propio de la infracción, la primera es la condición intrínseca de la
personalidad, que es extraña a la infracción.
Culpabilidad y responsabilidad
La doctrina de la culpabilidad estaba contenida en el Art. 32 del
Código Penal que establecía: "Nadie puede ser reprimido por un
acto previsto por la ley como infracción, sino lo hubiera cometido
con voluntad y conciencia”; se trata del principio nullum crimen
sine culpa, fundado sobre el presupuesto de la voluntariedad que
gobierna todas las acciones humanas y por lo tanto condiciona
también los comportamientos antijurídicos.
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