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Ángel custodio

Anónimo. Tenerife, siglo xviii

Reyes Amador Amador

Ángel custodio
Anónimo. Tenerife, siglo xviii
Óleo sobre lienzo, 53,5x 39,02 cm
Colección Ossuna, San Cristóbal de La Laguna

Visiones y revisiones sobre una obra de la que no disponemos noti-


cias documentales hasta el momento, supone un ejercicio difícil. Cuan-
do Carlos Rodríguez Morales nos sugirió el poder participar en estas
charlas —primero desde el banquillo y luego ya de titular— pensamos
en la posibilidad de hablar de la colección en general, ya que parece que
los que hemos trabajado algún aspecto del legado Ossuna, quedamos
irremediablemente ligados a él. Se han incorporado a lo largo del texto
datos que esperamos respondan a alguna de las preguntas que se plan-
tearon al finalizar la charla. La colección cuenta con obras importantes,
la que nos ocupa hoy no lo es tanto [lám. X] pero permite hablar de
una época y una devoción en particular que ha persistido en el tiempo
ya que la lectura del modelo iconográfico del ángel custodio que guía
y protege al alma humana —representada como un niño— derivó hacia
una interpretación popular1 decimonónica en la que prevalece la protec-

  1 
Continuada en el ámbito de la vida privada por nuestras abuelas y madres en re-
galos de bautismo, cuadros sobre la cabecera de nuestras camas y oraciones del
ángel de la guarda.
2 La colección Ossuna: visiones y revisiones

ción de los infantes ante los peligros naturales, obviando el primitivo


mensaje de la indefensión del hombre frente al demonio que necesita
ser llevado al buen camino.
Esta obra —sobre la que ya habíamos trabajado unos años antes2—
a la vista de los estudios que sobre el mismo tema se han realizado en
el ámbito insular, se inscribe en la estela, que no círculo3, de Cristóbal
Hernández Quintana. El lienzo del Ángel custodio [fig. 1] forma parte
de una breve serie dentro de la colección Ossuna con los arcángeles
bíblicos Gabriel y Rafael [fig. 2]. Este tipo de series de ángeles y arcán-
geles proliferaron desde principios del siglo xvii. La difusión de la es-
tampa4 de Wierix [1610] de los siete arcángeles de Palermo [los tres bí-
blicos: Miguel, Rafael, Gabriel y los apócrifos: Uriel, Sealtiel, Iehudiel
y Barachiel] que reproducía las pinturas de la iglesia de Sant’Angelo al
Cassero5 constata su popularidad, alcanzando a las Indias con una in-
terpretación distinta a la europea. En ese proceso de transculturización,
la producción virreinal de estas series angélicas devolverá al territorio
peninsular obras muy cotizadas6.
La iconografía de los ángeles se remonta a los primeros siglos del
cristianismo. En la Edad Media, los ángeles no eran representados de
forma aislada, a excepción de algunas obras como San Miguel Arcángel
al que encontramos como juez [pesador] de las almas tanto en la pintura
flamenca, italiana o española. Desde el siglo iv empiezan a represen-
tarse de manera habitual con alas —este atributo se convertirá en su
distintivo— enlazando con la tradición plástica de época clásica. Esto
remarca su carácter de espíritus aéreos situados a medio camino entre
la luz [Dios] y la Tierra. Su consideración como seres luminosos ha
favorecido su asimilación a las estrellas7. En el Renacimiento los ánge-
les comienzan a ser pintados individualmente, práctica que se extiende

  2 
Amador Amador [2006], p. 252.
  3 
Rodríguez Morales [2003], p.149.
  4 
Vincent-Cassy [2008], p. 163. No es el único grabado famoso en el siglo xvii, pues
Pieter de Jode y Philippe Galle también representaron estas figuras.
  5 
Vicent-Cassy [2008], p.161.
  6 
Ávila Vivar/Muñoz Fragua [2006], p. 127. Tenemos un ejemplo en la serie angéli-
ca de la iglesia parroquial de San Bartolomé de Tartanedo en Guadalajara.
  7 
Barral Rivadulla [2003], p. 214.
Ángel custodio 3

Figura 1. Ángel custodio. Tenerife, siglo xviii. Colección Ossuna.


San Cristóbal de La Laguna.

Figura 2. San Rafael. Anónimo. Tenerife, siglo xviii. Colección Ossuna.


San Cristóbal de La Laguna.
4 La colección Ossuna: visiones y revisiones

durante el barroco. El culto a los santos arcángeles ha oscilado desde


el amor más profundo y acendrada devoción, hasta la más tajante pro-
hibición, con los consiguientes vaivenes, permisividad, el mirar hacia
otro lado, flexibilidad en el culto y en la plástica, la ignorancia de los
responsables en los obispados, llegando incluso a representarles en pin-
turas tardías del siglo xviii, si bien seguidas de una especie de damna-
tio memoriae que llevó a borrar los nombres de los cuatros arcángeles
no canónicos o heréticos [Uriel, Jehudiel, Sealtiel y Baraquiel], pero
no sus figuras ni sus atributos, que pasarán inadvertidos a los fieles y
creyentes, ignorantes en teología y que solo verían en esas figuras más
personajes de la corte celestial, sin más problemas8. En este sentido la
simbología mariana en las series angélicas maquilla su carácter heréti-
co constituyendo además una innovación barroca, y así como existen
ángeles con los símbolos de la pasión, a los arcángeles se les representa
con las letanías, particularmente en el mundo hispánico, donde se inició
el dogma de la Inmaculada Concepción9. El ángel custodio10 se suma
a estas series en el momento en que se asiste a la paulatina entrada de
los ángeles en la liturgia católica, lo que se acompaña de una invasión
de sus imágenes en la literatura eclesiástica y profana11, en tratados de
angelología y teología [Dionisio Areopagita, Francesc de Eiximenis,
Martín de Roa y Blasco de Lanuza entre otros] como en los tratados de
iconografía de la época, de la mano de Johannes Molanus en su Tratado

  8 
Montoya Beleña [2008], p. 42.
Gisbert, Mesa, http://www.bolivian.com/angeles/angarcg.html [consultado el
  9  

30/9/2014].
10  
Vicent-Cassy [2008], p. 163. Promulgado por Pío V [1566], Pablo v introduce
el oficio de los ángeles custodios en el Rituale Romanun, y en 1670 su fiesta se
instituye el 2 de octubre por el papa Clemente x.
11  
En España la producción literaria postridentina enriqueció el género teatral de
la comedia de santos, donde los ángeles pasan de ser personajes secundarios a
casi principales. La Santa Juana, 1613 Tirso de Molina; Santa Casilda [1620],
atribuida, y La mayor corona, Lope de Vega; Del ángel de la guarda. Comedia
divina, 1622, de José Valdivielso; El ángel de la guarda, comedia famosa, Calde-
rón de la Barca s.a. Durante la Edad Media el tratamiento literario de los ángeles
benefactores con respecto a los rebeldes había sido menos fructífero. El Arcipreste
de Talavera en su Corbacho, El Marqués de Santillana, mostraron el prototipo
del custodio partiendo del ángel en su mediación salvífica para con los mortales.
Marín Ureña, [2008], p. 5.
Ángel custodio 5

de las sagradas imágenes [1570], Césare Ripa, Francisco Pacheco en


Adiciones a algunas imágenes en Arte de la Pintura [1649], Juan Inte-
rián de Ayala, El pintor crhistiano, y erudito…12.
Pese a lo que se suele decir, la bibliografía sobre las jerarquías
angélicas es numerosa, los estudios parten de los textos bíblicos en los
que se menciona las diferentes categorías, hasta los apócrifos que se
han centrado en los arcángeles. De igual modo se ha plasmado en la
plástica, desde el concierto angélico en el retablo de Isenheim, pintado
en 1510 por Mathias Grunewald, pasando por la Asunción de la Virgen
de Francesco Botticini, y hasta la particular versión y reinterpretación
de las virtudes teologales en una pintura de Ubaldo Bordanova13 [fig. 3]
en la decoración de la bóveda de la capilla mayor de la iglesia de San
Salvador de La Palma, representadas como arcángeles.
Pseudo-Dionisio, un teólogo del siglo vi que utilizó —cinco siglos
después de la predicación de San Pablo en Atenas, según el pasaje na-
rrado por San Lucas en los Hechos de los Apçostoles— el pseudónimo
de Dionisio Aeropagita, en su obra Coelesti hierarchia14 [fig. 4], puso
al servicio del Evangelio, la sabiduría griega. En concreto los libros de
Prócolo [fallecido en el año 485 en Atenas], un autor que perteneció
a un platonismo tardío, cuyo objetivo era crear una gran apología del
politeísmo, extrañamente en la época en el cristianismo era ya un éxito.
Quería demostrar que las divinidades eran las fuerzas del cosmos. Pre-
sentaba un gran sistema cósmico de divinidades, de fuerzas misterio-
sas, según el cual, en este cosmos deificado, el hombre podía encontrar
acceso a la divinidad. En realidad es un manejo anticristiano de Platón
mientras ya tenía lugar una lectura cristiana del gran filósofo. Es inte-
resante que el Pseudo-Dionisio se haya atrevido a servirse precisamen-
te de este pensamiento para transformar este universo politeísta en un
cosmos creado por Dios, donde todas las fuerzas son alabanza de Dios,

12 
En la biblioteca de la Universidad de La Laguna, hay dos volúmenes, edición de
Madrid [1782] del impresor Ibarra, signatura AS-7309, AS-7310.
13 
En el fondo Ossuna hay obra de este pintor.
14 
Facsímil disponible en http://interclassica.um.es/seneca/Incunables/areopagi-
ta/index.html#/6/ [último acceso 30 septiembre 2014] y selección de los tex-
tos traducidos al castellano disponibles en http://www.esenciadelcristianismo.
com/1antiguedad/dionisojerarquia.html
6 La colección Ossuna: visiones y revisiones

y mostrar esta gran armonía, esta sinfonía del cosmos que va desde los
serafines a los ángeles y arcángeles15.
En España el culto de los ángeles fue divulgado por el franciscano
gerundés Francesc Eiximenis, profesor de Teología en Tolouse y obispo
de Perpiñán. Su Libre dels Angels [fig. 5] [Valencia, 1392] que bebe
también de la Jerarquía Celestial del Pseudo-Dionisio, constituye una
clara y sencilla exposición sobre la naturaleza de los ángeles dirigida
a las personas simples y devotas. La obra está dividida en cinco trata-
dos: alteza, naturaleza, orden, servicios y a su honorable presidente San
Miguel. En el cuarto tratado habla del demonio y como contrapartida
del ángel que lo protege del mismo, el ángel de la guarda. Eiximenis
advierte del peligro de los arcángeles apócrifos, son sopechosos y de
ninguna autoridad. Recuerda el riesgo que supone llamarlos por sus
nombres invocando a algún espíritu malo. Se tradujo al latín, al caste-
llano, al francés e incluso al flamenco. Ya en el siglo xvii, Martín de
Roa y Blasco de Lanuza, serán los que más se dedicaron a promover el
culto al ángel de la guarda. El primero en su obra Beneficios del Santo
Ángel de la Guarda [1634] y Lanuza en Patrocinio de ángeles y comba-
te de demonios [1652] [fig. 6], donde el protagonismo de los demonios
[cuyo combate o contra-custodia constante trataría de contrarrestar las
acciones angélicas] era mucho mayor. Se trataba de una continuación
de otro escrito quince años atrás sobre los favores prodigados por los
ángeles de la guarda a todas las criaturas y especialmente a los hombres,
Beneficios del glorioso ángel de nuestra guarda y efectos del gobier-
no de Dios invisible [1637]. El segundo tratado incorporaba la intensa
experiencia vivida por el clérigo en las montañas de Jaca durante su
período como párroco de Sandiniés al declararse una grave epidemia de
posesión demoníaca16.
Ambos autores comparten la adopción del concepto de amistad en-
tre hombres y ángeles. Se cuaja la iconografía del ángel de la guarda en
una figura angélica que domina físicamente al alma de quien custodia,
representado como un niño desnudo en la portada del libro de Lanuza y
vestido con un hábito blanco en la portada del libro de Martín de Roa, el

15 
Benedicto xvi [2013] Sobre Dionisio. Joyas Bibliográficas de la biblioteca antigua
del Colegio Mayor del Rosario, Bogotá.
16 
Tausiet [2009], pp. 126-127.
Ángel custodio 7

Figura 3. Virtudes Teologales. Ubaldo


Bordanova, siglo xix, Iglesia de El Figura 4. Jerarquía Celestial, por
Salvador. Santa Cruz de La Palma. Dionisio Areopagita.

Figura 5. Libre dels Angels, de Frances Figura 6. Patrocinio de ángeles y


Eiximenis [1392]. combate de demonios, de Francisco de
Blasco Lanuza [1652].
8 La colección Ossuna: visiones y revisiones

ángel custodio aparece en actitud de proteger más que conducir al alma


del hombre representada como un niño indefenso frente al demonio,
aunque señala el camino correcto [fig. 7]. Este modelo iconográfico nos
recuerda a las estampas de Simone Cantarini o las de Carlo Maratti17,
grabadas por Girolamo Frezza. Son las más parecidas al lienzo de la
Colección Ossuna ya que en ellas reza la inscripción Angele Dei qui
Custos es mei me tibi Commissum Pietate Superna Hodie Illumina Cus-
todi Rege el Guberna Amen. Aunque en ambas se coge de la mano [con-
duce] al niño, y en Ossuna le pone la mano sobre la cabeza [protege].
El culto del Ángel de la guarda se irá enriqueciendo y se represen-
tará junto a otras imágenes devocionales, como las de San Francisco de
Sales o Santa Francisca Romana18, esta última —poco frecuente en Ca-
narias— aparece acompañada por el custodio en un lienzo de la iglesia
de Santo Domingo de Guzmán de Tetir, en Fuerteventura, restaurado
en 2009. A excepción de la representación devocional del ángel de la
guarda, la iconografía de los ángeles es anónima. No ocurre así con
la arcangélica ocupando un lugar de honor en la iconografía cristiana
cuando curiosamente ocupan el último lugar19.
El tema de los arcángeles es uno de los más característicos y her-
mosos de la pintura canaria del barroco20, las series existentes en la La
Palma y en Tenerife dan cuenta de ello. Las dos series de la capilla del
Rosario en la iglesia de Santa Catalina en Tacoronte21, la primera, cuatro
lienzos [fig. 8] y una segunda serie de nueve lienzos a los que se suman
el de la capilla de la Concepción de dicha iglesia y los dos existentes
en la ermita de San Jerónimo que se han venido catalogando como anó-
nimos de escuela tinerfeña del siglo xvii22. Bonnet Suárez apunta que
en la visita que realiza el obispo Felix Barnui y Zapata en 1726 a la

17 
Nieto Alcaide [1965], p. 3. La Real Academia de San Fernando compró parte de la
colección de los grabados de Maratti en el siglo xviii.
18 
Vicent-Cassy [2008], p. 163.
19 
Fernández López [2002], p. 191.
20 
Pérez Morera [1995] sin paginar. Gabriel y Rafael, Uriel y Miguel. Danza, com-
bate y triunfo.
21 
Casas y Otero [1987], p. 72-73 y Rosa Vilar [2003] t. iii., pp. 41-70. En la página
web del Ayuntamiento del Rosario se pueden consultar las fotos de las dos series,
de ahí las hemos tomado.
22 
Bonnet y Suárez [1988], p. 96, la considera «obra mediocre».
Ángel custodio 9

Figura 7. Ángel de la guarda, en Beneficios del Santo Ángel de la Guarda, de


Martín de Roa [1634].

Figura 8. Primera serie de arcángeles. Anónimo, siglo xvii. Capilla del Rosario;
Iglesia de Santa Catalina, Tacoronte.
10 La colección Ossuna: visiones y revisiones

iglesia de Santa Catalina, señalando el estado ruinoso de la capilla de la


Concepción —fundada por los Machado— ordena que se retirasen de
ella los «retratos profanos23 […] y dexara solamente el escudo de armas,
que basta para señal del patronato» de dicha capilla. Es posible que
en la reparación de la capilla —años más tardes en la época que fuera
mayordomo el licenciado Ocampo— se recolocase entre otros cuadros
el arcángel24 perteneciente a la segunda serie25. Según Casas Otero esta
segunda serie compuesta por doce arcángeles fueron «los doce atribu-
tos» traídos a costa del mayordomo Juan Pérez Santos en 1688 y que
«le costaron quinientos reales»26.
De la Rosa Vilar ha estudiado —su tesis doctoral— y restaurado las
series angélicas de la iglesia de Santa Catalina: «Los cuatro lienzos […]
—de la primera serie— muestran personajes de gran tamaño, figurando
ángeles en elegante actitud, rostro sereno y ligeros ropajes cubiertos por
un manto dispuesto en cada uno de forma distinta, alrededor de la cin-
tura, a lo largo y sobre el brazo o sujeto al hombro, todo ello realizado
a base de manchas de color y como fondo un paisaje»27. La autora del
estudio describe los atributos de las letanías lauretanas que acompañan
a estas series de arcángeles, alegorías de la Inmaculada Concepción. En
la primera serie —los dos primeros en la parte superior y los segundos
en la inferior— los cuatro óleos portan en sus manos: la azucena [D-9],
símbolo de pureza y virginidad. Corona y cetro28 ­[D-10], en las Leta-
nías del Rosario, María es aclamada como Reina de los Ángeles lleva
además la inscripción Pax Dei. Ángel que lleva una llama de fuego
­[D-11], y ángel sosteniendo una corona de flores [D-12]. Las guirnal-
das de flores usadas por los ángeles representan la alegría de la gloria
al recibir a los mártires. María es nombrada en las Letanías del Rosario

23 
Los retratos eran los de Matías Machado Spínola y de Sebastián Francisco Ma-
chado.
24 
La letra «B» corresponde a la capilla de la Concepción. Ángel B-13 en la catalo-
gación de Rosa Vilar.
25 
Bonnet y Suárez [1988], p. 95.
26 
Casas Otero [1987], p.72, 194.
27 
Rosa Vilar [2003], p. 41, primera serie: los señala para su catalogación como
­D-9/D-10, los superiores y D-11/D12 los inferiores. La letra «D» corresponde a la
capilla del Rosario.
28 
Pérez Morera [1995]. Ángel Dominación.
Ángel custodio 11

como Reina de los Mártires. Lleva además la inscripción Auxilium Dei.


En la segunda serie [fig. 9] los arcángeles se sirven de escudos para re-
presentar los atributos de las letanías lauretanas. Rosa Vilar los cataloga
del D-13 al D-16 en la parte superior, y del D-17 al D-21, en la inferior.
Siguiendo ese orden el primero lleva una rama de olivo y un ángel so-
bre pedestal en el escudo o tondo [D-13]. La siguiente la escalera y una
rosa con un ángel al final de la escalera ­[D-14], María es la escalera que
lleva al cielo. En el que sigue el arcángel porta una rama y en el escudo
verde una palmera, triunfo del mártir sobre la muerte [D-15]. Sobre
un escudo verde el ángel lleva una fuente [D-16], símbolo de la fuerza
vital, María es la fuente donde el creyente se acerca para beber el agua
de la vida eterna. En el siguiente una nave en el escudo bermellón y en
la mano derecha una flor de lirio [D-17]. El arcángel lleva en el escudo
un escudo armas [pero parece un ­rosal] y en la mano una torre [D-18],
fuerte como la torre de David y hermosa como torre de marfil. En el
escudo un sol y en la mano un ramo de azucenas ­[D-19]. En la siguien-
te en el escudo la luna, símbolo de la Inmaculada Concepción, madre
purísima, madre inmaculada y en la mano un ramillete de espigas de
trigo, representan la unión del cielo y tierra [D-20]. En este último de la
serie de arcángeles de la capilla del Rosario el arcángel lleva el espejo
en el escudo, símbolo místico de la Inmaculada, espejo de justicia y una
rosa blanca en la mano símbolo de la santidad [D-21]. Los dos lienzos
de la ermita de San Jerónimo llevan en los escudos una llave y la rama
de olivo. El de la capilla de la Concepción [B-13] tiene representado un
pozo en el escudo.
Este tipo de series pasarán a América a través de libros ilustrados
por grabadores flamencos y por los repertorios decorativos del barroco
introducidos por los europeos. Agustinos y jesuitas propiciaron un sin-
cretismo cultural que asoció el culto indígena a las aves, los astros y los
fenómenos naturales con el de los ángeles. En Europa el ángel nunca
aparece armado con arcabuz como en las series de Calamarca en Boli-
via. Teresa Gisbert apunta que las actitudes de los ángeles arcabuceros
copian las estampas de libros de ejercicios militares como el de Gneyns
Hexman, Ejercicios de armas [1608] y que son producto del sincretis-
mo cultural y religioso, lo que nos permite un acercamiento al mundo
de las creencias más populares o personales junto al de los dogmas y
postulados oficiales de la iglesia. En esta iconografía del ángel del ar-
12 La colección Ossuna: visiones y revisiones

Figura 9. Segunda serie de arcángeles. Anónimo, siglo xvii. Capilla del Rosario;
Iglesia de Santa Catalina, Tacoronte.

cabuz, existen connotaciones de dominación militar ya que el arcabuz


resulta ser más efectivo que la lanza o la espada.
La devoción a San Miguel que profesaron los religiosos y con-
quistadores, en cuanto jefe de la milicia celestial, se manifiesta como
defensor de los cristianaos por excelencia y por tanto patrono de los te-
rritorios en guerra. Martín Sánchez analiza su iconografía extrapolando
cinco conceptos simbólicos sobre San Miguel29. Primero en el contexto
de la guerra, así la isla de La Palma se pone bajo la advocación de San
Miguel durante la incorporación de la isla a la corona de Castilla. La
idea del poder temporal, los reyes en su política expansiva usan la figu-
ra de San Miguel como propaganda, aparece en los escudos heráldicos
de Santa Cruz de La Palma y en el escudo que la reina Juana otorgó a
la ciudad de La Laguna. San Miguel como idea de triunfo del bien so-
bre el mal, triunfo de la fe y el poder de la iglesia, aparece matando al

29 
Martín Sánchez [1991], p. 140.
Ángel custodio 13

dragón apocalíptico, el demonio. En relación con la muerte, el arcángel


acompaña a los muertos [pesador de almas] tal y como aparece en los
cuadros de ánimas. El arcángel en su relación con los hombres, que lo
hacen santo.
En el inventario de la casa de Ossuna sólo aparecen dos de los
arcángeles bíblicos y el Ángel Custodio. Al carecer de datos concre-
tos podemos pensar que las pinturas pudieron bien ser aportadas por
algunos de propietarios del inmueble o en adquisiciones posteriores.
Desde luego no formaron parte del vínculo instituido por Juan Manuel
Delgado y Ana María Correa —aunque sabemos que sí tuvieron un San
Miguel30— ya que los lienzos son de factura posterior. También podría-
mos descartar tal vez a María del Carmen van den Heede, que aunque
sabemos que era una mujer piadosa31 al igual que su hija Teresa32 parece
no haberlos heredado, al menos de su padre, Guillermo van den Hee-
de33. María del Carmen van den Heede, casó con Manuel de Ossuna,
y en segundas nupcias con Lorenzo de Montemayor y Key. Veamos,
decimos esto por una minuta34 redactada por Guillermo van den Heede
en la que detalla con cierto tono jocoso una herencia recibida. Entre la

30 
Amador Amador [2005], p. 68; en el aposento de Ana María Correa.
31 
Su nombre [ex libris] aparece en el libro de Semana Santa Cristiana del fondo
Ossuna, del impresor Ibarra, 1774.
32 
Gaviño de Franchy [1998], pp. 52-55. Así las define Ricardo Ruiz y Aguilar en
la carta dirigida a su padre el 25 junio de 1867. En su destierro pasa a La Laguna
y visita a uno de sus compañeros que se aloja en la casa de Lorenzo de Monte-
mayor donde entabla amistad con sus hijas. La mayor, Teresa, «instruida cuanto
puede serlo una mujer, y especialmente en materias de religión a la que es muy
aficionada […] No hace muchos días me mandó unos Estudios filosóficos sobre
el Cristianismo escritos por Augusto Nicolás, en tres tomos de 500 páginas cada
uno, con objeto de proporcionarme con su lectura algún entretenimiento». En la
biblioteca de Ossuna no están inventariados, suponemos que fueron un regalo [hay
ejemplares en la Biblioteca de la Universidad de La Laguna, s. xix , signatura
1149, tres volúmenes].
33 
Murió sin testar el 16 de noviembre de 1832. Nolbiliario [1954-1967], i, p. 811.
34 
AMLL: Ossuna, 127.3. Minuta o inventario escrito y firmado en La Laguna por
Guillermo Vanden Heede y del Hoyo Solórzano, de las alhajas de plata, muebles,
cuadros, retratos, pinturas y documentos que heredó por fallecimiento de sus tíos
los Capitanes Domingo, Pedro y Juan Van den Heede y Yansen y del Padre Fray
José Van den Heede y Yansen.
14 La colección Ossuna: visiones y revisiones

relación de papeles inservibles y sillas rotas menciona unas pinturas


«de mi tío Domingo [...] dos quadros apaisados con guarnisión dorados
el uno de la degollación de San Juan Bautista y el otro Magdalena en
el decierto ambos rotos […] Por mi tío don Pedro […] tres cuadros con
guarniciones de Nuestra Señora de la Concepción, Francisco de Acís,
y Magdalena […] unas laminitas con guarnision doradas de San José
dormido, San Guillermo, El Señor de la Cena, […] árbol de mi casa
[…] retratos de Juan Yansen y su mujer Mariana Lezur […] el de mi
bisabuelo […] armas de mis cuatro abuelos y de Van den Heede». La
minuta está firmada el 24 de julio de 1803. Guillermo Pedro Van den
Heede estaba casado con Manuela Josefa de Mesa, que otorgó testa-
mento el 29de mayo de 1822. Ni en el testamento ni en la partición de
bienes se hace referencia a los enseres [pinturas, joyas, etc.] de la casa,
ya que habían sido divididos en vida de Josefa Mesa, heredera del vín-
culo de su casa35. Queda para otro momento seguir las pesquisas sobre
estos lienzos supervivientes de una serie más completa de arcángeles
como las que hemos visto o, con suficiente entidad para ser representa-
dos sólo aquellos que acataban los postulados tridentinos.
El ángel custodio es defensor del alma humana frente al demonio.
De modo que cada persona tiene asignado uno que le sirve de guía y le
acompaña. Y ese es su verdadero significado. Pérez Morera ha señala-
do la invocación a su amparo en los preámbulos de los testamentos36.
De hecho Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo, el último Ossuna que
habitó la casa, en su testamento ológrafo redactado hace más de seis
décadas años se encomendó, entre otros muchos santos y patronos de
su casa, al ángel de la guarda: «a mi adorado Ángel de la Guarda, que
tanta compasión ha tenido de mi, apartando la muerte y tantos horrores
en el doloroso drama de mi vida».

35 
AMLL: Ossuna, 127.15.
36 
Pérez Morera [1995].

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