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El Mahatma Gandhi y sus mitos

Por Mark Shepard

Texto de la 1990 Annual Gandhi Lecture for the International Association of Gandhian
Studies, realizada en la Universidad de Virginia en Charlottesville el 2 de Octubre de 1990.
Traducción: Luis César Bou

Hay muchos mitos acerca de Gandhi. Me gustaría señalar unos pocos de ellos y espero
desembarazar a ustedes de ellos.

Primero uno pequeño: Gandhi no era un hombre menudo y flaco. Sí, sus piernas eran flacas –y
torcidas—pero tenía un gran tórax y una voz profunda y resonante en armonía con el mismo. En las
fotos no se ve su tórax, porque usualmente él llevaba una túnica alrededor del mismo.

Este fue un mito fácil. Tratemos con otro.

Uno de los mitos más comunes y peligrosos sobre Gandhi es que él fue un santo. El nombre –
o mejor, el título—Mahatma significa “Alma Grande”. Esto es algo entre un santo y un mesías.
Gandhi trató de eludir este título, pero el pueblo de la India ignoró sus protestas. Ahora vemos que
incluso la Biblioteca del Congreso ha clasificado sus obras como “Gandhi, Mahatma”, por lo tanto
creo que perdió esa batalla.

He oido argumentar que Gandhi de hecho fue un santo, desde el momento que era un maestro
de meditación. Bueno, debo decirles que en todas mis lecturas de y sobre Gandhi, nunca encontré
nada como para decir que era un maestro de meditación, o que meditara en absoluto – excepto por
la observancia de un minuto de silencio al comienzo de sus reuniones de plegaria, una práctica que
decía haber copiado de los cuáqueros.

Gandhi objetaba cuando la gente lo denominaba “un santo tratando de ser un político”. Él
decía que más bien era “un político tratando de ser un santo”. Personalmente, estoy de acuerdo en
esto.

No son los esfuerzos y logros espirituales de Gandhi los que deben ser honrados. Ellos
ciertamente me han inspirado. Pero si etiquetamos a Gandhi como un ser perfecto perdemos la
chance de ver críticamente su vida y su carrera y aprender de sus errores.

Además, si la gente ve a Gandhi como a un santo, pensará que él es “demasiado bueno para el
mundo”, y no tomará seriamente su ejemplo como un modelo para para un cambio social concreto.
Me disgusta encontrar constantemente que cuando busco libros sobre Gandhi los encuentro en las
secciones “Religión”, o incluso “Ocultismo”. Si sus libros son apartados de esa manera ¿cómo
podrán nuestros cientistas políticos encontrarse con ellos?

Otro mito acerca de Gandhi es la idea de que los líderes políticos de la India, comenzando con
Nehru, son herederos de su tradición y la han llevado adelante. Desearía que así fuera. Pero en
realidad, los líderes de la India han rechazado de Gandhi mucho más de lo que han adoptado de él.

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Ellos abandonaron la acción no violenta tan pronto como accedieron al poder. India hoy tiene
el cuarto ejército más grande del mundo, y los gobernantes no han parecido reluctantes a usarlo para
solucionar conflictos, tanto internos como externos. No se piensa en alternativas al estilo de Gandhi.
Todavía peor, Los líderes indios han hecho lo posible para imitar a los países occidentales
construyendo una economía basada en industria y agricultura en gran escala.

Gandhi combatió este tipo de desarrollo. Él advirtió que arruinaría económicamente a las
aldeas indias, donde el 80% del pueblo vivía y todavía vive. Y Gandhi ha probado estar en lo
correcto.

Sí, India es ahora un país mucho más rico –pero tiene un pueblo más desesperadamente pobre
que nunca. En tanto la mitad de su pueblo no puede conseguir la cantidad de comida como para
sostener su salud. India hoy produce tanto cereal que no necesita importar nada –pero el excedente
se convierte en carencia cuando el pueblo no puede comprarlo.

Gandhi promovió un tipo de desarrollo distinto. Él sostuvo que los esfuerzos debían basarse
en las aldeas, construyendo con los propios recursos y fuerzas de la aldea. No mucha gente lo sabe,
pero Gandhi puede haber sido el más grande defensor de la descentralización que hubo en el siglo –
basando el poder económico y político a nivel local.

Ustedes recordarán haber visto en la película “Gandhi” ver a éste hilando algodón en una
rueca de hilar pequeña. Gandhi y sus colegas fueron quienes desarrollaron esta rueca y la
introdujeron en las aldeas. Es el primer caso de lo que ahora denominamos “tecnología apropiada” o
“tecnología inmediata”. Por supuesto, E.F.Schumacher el autor de “Small is Beautiful”, estaba
fuertemente influenciado por Gandhi, denominándolo “el más importante maestro de economía de
hoy”.

Gandhi inició numerosas organizaciones para ayudarlo a llevar adelante el desarrollo aldeano.
Envió muchos trabajadores a vivir en las aldeas. Desde su muerte, miles han llevado adelante este
trabajo. Ahora, los trabajadores suelen combinar el desarrollo con campañas contra las injusticias
locales. Probablemente la cosa más cercana a esto en Estados Unidos sea lo que llamamos
“organización comunitaria”.

La gente que en India lleva delante este trabajo está entre los verdaderos sucesores de Gandhi.
Otros gandhianos de hoy están en programas como “Abrazar los árboles”, movimiento para
bloquear la tala irresponsable en el Himalaya; o el “Ejército de Paz”, que interviene no
violentamente en los disturbios urbanos. Mi libro “Gandhi Hoy” describe un número de programas
de tipo gandhiano.

Hay otro mito concerniente a Gandhi y a los líderes de la India: Indira Gandhi y su hijo Rajiv,
actual primer ministro, no tienen relación con el Mahatma. Indira Gandhi era la hija de Nehru. El
nombre “Gandhi” es común en la India, y le vino a ella por su matrimonio. El nombre significa
“despencero”.

Sospecho, sin embargo, que el más importante de los mitos y malentendidos en torno a
Gandhi tiene que ver con la no-violencia. Por ejemplo, es sorprendente cuánta gente todavía tiene
la idea de que la acción no-violenta es pasiva.

Es importante ser claros acerca de esto: No hay nada de pasivo en la acción no-violenta
gandhiana. Me temo que Gandhi mismo contribuyó a crear esta confusión refiriéndose al principio a

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su método como “resistencia pasiva”, porque era en algunos aspectos similar a las técnicas que
llevaban tal nombre. Pero pronto cambió de opinión y rechazó el término.

La acción no-violenta de Gandhi no era una estrategia evasiva ni defensiva. Gandhi estaba
siempre a la ofensiva. Él creía en confrontar a sus oponentes agresivamente, de modo que ellos no
pudieran evitar tratar con él.

Pero, ¿estaba la acción no-violenta de Gandhi dirigida a evitar la violencia? Sí y no. Gandhi
permanentemente evitó la violencia contra sus oponentes. Pero no evitó la violencia contra sí
mismo o sus seguidores.

Gandhi decía que el activista no-violento, como cualquier soldado, tiene que estar listo para
morir por la causa. De hecho, durante la lucha de la India por la independencia, cientos de indios
fueron muertos por los británicos. La diferencia era que el activista no-violento, mientras estaba
dispuesto a morir, nunca estaba dispuesto a matar.

Gandhi señaló tres posibles respuestas a la opresión y la injusticia. Una que describe como el
camino de los cobardes: aceptar lo malo o huir de ello. La segunda opción es la de luchar con la
fuerza de las armas. Gandhi decía que esto era mejor que la resignación o la huída. Pero el tercer
camino, decía, era el mejor de todos y requería el mayor coraje: permanecer y luchar solamente por
medios no-violentos.

Otro de los más grandes mitos acerca de la acción no-violenta es la idea de que Gandhi la
inventó. Gandhi es frecuentemente denominado “el padre de la no-violencia”. Está bien que él llevó
a la acción no-violenta a un nivel nunca antes alcanzado. Pero a pesar de eso, él de ninguna manera
fue su inventor. Gene Sharp, de la Universidad de Harvard, en su libro “Gandhi como estratega
político”, muestra que Gandhi y sus colegas indios en Sud África estaban bien al tanto de otras
luchas no-violentas antes de adoptar ellos mismos tales métodos. Esto fue en 1906. Un par de años
antes, ellos habían sido impresionados por masivas acciones no-violentas en India, China, Rusia y
entre los negros en la propia Sud África.

En otro de sus libros, “La Estrategia de la Acción No-violenta”, Gene Sharp cita más de 200
casos de lucha no-violenta de masas a través de la historia. Y él nos asegura que muchos más se
encontrarían si los historiadores se tomaran el trabajo de investigar esto.

Curiosamente, algunos de los más tempranos ejemplos vienen de los Estados Unidos, en los
años que conducen a la Revolución Americana. Para oponerse al dominio británico, los colonos
usaron muchas tácticas asombrosamente parecidas a las de Gandhi –y de acuerdo a Sharp, usaron
estas técnicas con más destreza y sofisticación que nadie antes de Gandhi.

Por ejemplo, para resistir la “Stamp Act”, los colonos rehusaron ampliamente a pagar por el
sello oficial requerido para las publicaciones y documentos legales –un caso de desobediencia civil
y rechazo fiscal, ambos usados luego por Gandhi. Fueron organizados boycotts a productos
británicos para protestar contra la “Stamp Act”, las “Townshend Acts”, y las denominadas
“Intolerable Acts”. La campaña contra estas últimas fue organizada por el Primer Congreso
Continental, que era realmente una organización de acción no-violenta.

Casi dos siglos más tarde, un boycott contra productos británicos jugó un rol central en la
lucha de Gandhi contra el dominio colonial. Los colonos usaron otra estrategia luego adoptada por
Gandhi –instalar instituciones paralelas para tomar a su cargo funciones de gobierno—y tuvieron un

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éxito mucho más grande que el que Gandhi nunca tuvo. De acuerdo a Sharp, las organizaciones de
los colonos habían tomado largamente el control en la mayoría de las colonias antes de que se
disparara un solo tiro.

¿Por qué no estamos más al tanto de tales ejemplos –incluyendo aquellos de nuestra propia
historia? Yo pienso que es a causa de algo que podemos denominar “filtrado”. Probablemente, la
mayoría de los que entre ustedes hayan trabajado con cámaras conozcan a qué clase de filtro me
refiero. El filtro fijado sobre el lente de la cámara bloquea parte de la luz –usualmente ciertos
colores—y deja pasar a través del lente el resto. En efecto, el filtro selecciona la porción de luz que
la cámara “verá”

Cada uno de nosotros ve el mundo a través de su propio “filtro –un filtro hecho de nuestras
suposiciones, motivaciones, y las categorías que usamos para seleccionar y organizar nuestra
experiencia. Este filtro determina como vemos el mundo. Cuando se nos cruza algo que no tiene
que ver con nuestras suposiciones, motivaciones y categorías, nuestro filtro bloquea su entrada. No
es que elijamos rechazarlo. Conscientemente, ni siquiera lo percibimos. O lo percibimos en una
forma parcial y distorsionada.

Parece que la no-violencia tiene una extrema dificultad para pasar a través del filtro de mucha
gente. Para saber acerca de hechos presentes y pasados, dependemos en gran medida de periodistas
e historiadores. Ahora bien, una cosa que los periodistas e historiadores entienden es el poder
militar. Ellos saben qué ocurre cuando mucha gente es encarcelada o fusilada. Es obvio cuando tal
poder es utilizado y los periodistas o historiadores pueden sentirse profesionalmente a salvo
describiéndolo y analizándolo.

Pero la mayoría de ellos no trabaja tan bien con formas de poder subterráneas y no-violentas.
Ellos no entienden como opera tal poder; o incluso cómo puede operar; o aún cómo puede existir tal
forma de poder. Así, frecuentemente, ellos no tienen siquiera noticia del mismo. O si la tienen, no
asumen lo que están viendo. O no lo conectan con sus efectos.

Por ejemplo, país del Tercer Mundo va hacia una campaña masiva de no-cooperación amplia
y espontánea contra su dictador, durante semanas e incluso meses. Decenas de miles marchan en las
calles, los diarios y radios desafían a los censores, ciudades enteras cierran sus negocios a la hora en
que el pueblo se manifiesta. Ciudadanos notables reclaman la renuncia del dictador, nadie sigue sus
órdenes, él ha perdido completamente el control. Finalmente, cuatro o cinco oficiales militares,
siguiendo el obvio deseo del pueblo, marchan sin oposición hacia el palacio presidencial, arrestan al
dictador, y lo escoltan hacia fuera. Hay grandes chances de que nuestros medios noticiosos y
nuestros libros de historia atribuyan la caída del dictador, pura y simplemente, a un “golpe militar”.

Observen atentamente los medios, y encontrarán que esto no es de ninguna manera fuera de lo
común. Un ejemplo clásico es en relación a la caída del presidente sudvietnamita Ngo Dinh Diem
en 1963. Un golpe militar siguió a medio año de intensas acciones públicas conducidas por monjes
budistas, en una campaña que destruyó la base de sustentación de Diem. Sin embargo, las tres
enciclopedias de mi biblioteca derivan la caída de Diem de un golpe, y solo una menciona la
campaña popular como un factor.

El hecho es que, aún en revoluciones que son primariamente violentas, el éxito usualmente
incluye acciones civiles no-violentas no demasiado distintas a las que usó Gandhi. Y casi siempre,
ustedes encontrarán estos factores curiosamente marginados o ignorados por la mayoría de los

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periodistas e historiadores. Como dijo Indira Gandhi, “Los desposeídos pueden heredar algún día la
tierra, pero no los titulares de los diarios”.

Así, definitivamente Gandhi no fue “el padre de la no-violencia”, en el sentido de haberla


inventado. Pero podemos todavía otorgarle el título en el sentido en que decimos que Isaac Newton
“descubrió” la gravedad.

Newton, por supuesto, no fue la primer persona que vio caer una manzana de un árbol. Pero
fue el primero en darnos su significación, y proveernos de un concepto general para que pudiéramos
hacer lo mismo. En otras palabras, Newton alteró nuestros filtros para que pudiéramos percibir el
trabajo de la gravedad.

Lo mismo con Gandhi. Él parece haber sido el primero en tener el concepto general de la no-
violencia, declararlo, y luego aplicarlo conscientemente a larga escala. De esta manera, él nos dio
un camino para percibir lo mismo.

Por supuesto, alguna gente todavía no entiende esto, porque aún cuando Gandhi lo puso ante
ellos, el concepto de acción no-violenta no pudo pasar a través de sus filtros nublados.

Es gracioso leer lo que ha sido escrito acerca de Gandhi por sus oponentes políticos en
Inglaterra, o por marxistas en la India y en todas partes, o por calumniadores recientes. Lo que han
escrito no revela mucho acerca de Gandhi pero revela bastante sobre estos escritores.

Los más duros críticos le han llamado charlatán –un fraude malicioso y embaucador. Después
de todo ¿quién puede decir las cosas que decía Gandhi y realmente creerlas? Bueno, seguramente
estos críticos no.

Otros críticos han sentido que Gandhi fue simplemente un tonto idealista, sin una concepción
sobre como trabaja el poder en el mundo real. Traducido, esto significa que estos críticos no pueden
entender cómo trabajan los métodos de Gandhi.

Observemos estos métodos de Gandhi y veamos si podemos distinguir de donde viene su


poder. Y quizá podamos esclarecer por el camino algunos otros mitos.

Gandhi denominó a su método de acción no-violenta “Satyagraha”. Esto se traduce


literalmente como “fuerza de la verdad”. Un significado más completo sería “la fuerza que es
generada por la adhesión a la Verdad”.

Hoy en día, es usualmente denominado no-violencia. Pero para Gandhi, no-violencia era el
término para un concepto distinto y más amplio –“un modo de vida basado en el amor y la
compasión”. En la terminología de Gandhi, Satyagraha –fuerza de la verdad—era un retoño de la
no-violencia. Esto también ayuda a tener en mente que los términos Satyagraha y acción no-
violenta, aunque frecuentemente se usan en forma indistinta, no se refieren exactamente a la misma
cosa. Satyagraga es en realidad una forma especial de acción no-violenta –la versión gandhiana de
la misma. Mucho de lo que se califica como acción no-violenta no podría calificarse como
Satyagraha. Luego retornaremos a esto.

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Gandhi practicó dos tipos de Satyagraha en sus campañas masivas. La primera fue la
desobediencia civil, que implicaba violar una ley y ser arrestado. Cuando hoy escuchamos este
término, nuestras mentes tienden a dar importancia a la “desobediencia”. Pero para Gandhi, “civil”
era igual de importante. Él usaba “civil” no en su significado de “relativo a la ciudadanía y al
gobierno” sino también en su significado de “civilizado” o “cortés”. Y eso era exactamente lo que
Gandhi se esforzaba por lograr. También tendemos a diferenciar en forma distinta a Gandhi las
fases de la desobediencia civil. Tendemos a pensar que infringir la ley es el centro de esto. Pero
para Gandhi, lo principar era ir preso. Romper la ley era solo un medio para lograrlo.

Ahora, ¿por qué se hacía esto? ¿Estaba Gandhi tratando de llenar las cárceles? ¿Abrumar y
desconcertar a sus captores? ¿ Hacerlos ceder mediante la fuerza del número? De ninguna manera.
El solo trataba de hacer una manifestación. El quería decir: “me preocupa tan profundamente esta
cuestión que deseo sufrir las penalidades legales, sentarme en esta celda, sacrificar mi libertad, en
orden de mostrarles cuán profundamente me preocupa. Porque cuando ustedes vean la profundidad
de mi afección, y cuán ‘civil’ soy al hacer esto, ustedes serán capaces de cambiar su opinión acerca
de mí, de abandonar vuestra rígida e injusta posición, y de dejarme ayudarlos a ver la verdad de mi
causa”.

En otras palabras, el método de Gandhi pretendía ganar no derrotando sino convirtiendo a su


oponente –o como dicen los gandhianos, llevando adelante un “cambio de corazón”.

Hoy, para mucha gente, esto suena ingenuo y bonito. Bueno, déjenme de decirles un secreto.
Era ingenuo. La creencia en que la desobediencia civil triunfaría por la conversión del oponente
parece ser un mito sostenido por Gandhi mismo. Y fue compartido por la mayoría de sus
admiradores, que tomaron su palabra sin molestarse en examinarla.

Hasta donde yo conozco, ninguna campaña de desobediencia civil de Gandhi nunca triunfó
principalmente mediante un cambio de corazón en sus oponentes. Pero esto no significa que la
desobediencia civil no funcionara. Como una cuestión de hecho, funciona. La única cosa fuera de
lugar es la explicación de Gandhi de cómo y por qué funciona.

Déjenme dar una descripción general de lo que parece realmente haber ocurrido cuando
Gandhi y sus seguidores realizaban desobediencia civil: Gandhi y sus seguidores rompían una ley –
cortésmente. El gobernante ordena que sean entonces arrestados, juzgados, puestos en prisión.
Gandhi y sus seguidores aceptaban todo alegremente. El público era impresionado por la protesta, la
simpatía pública rodea a los manifestantes y a su causa. El público presiona sobre el gobernante
para negociar con Gandhi. Así como recurren los ciclos de desobediencia civil, la presión pública se
hace más fuerte. Finalmente, el gobernante es presionado por sus colaboradores cercanos, y negocia
con Gandhi.

Este es el curso general. Hay un “cambio de corazón”, pero más en el público que en el
oponente. También hay un elemento de coerción, aunque indirecto, desde el público más que desde
el campo de Gandhi.

Algunas campañas de Gandhi muestran una variación de este modelo. Algunas veces los
oponentes de Gandhi tienen superiores que los presionan o incluso les ordenan negociar con él.
Estos superiores pueden haber sido influidos por la campaña de Gandhi, o por la presión de su
propio público –por ejemplo cuando los ciudadanos británicos presionaron a sus líderes
gubernamentales para intervenir en las cuestiones del gobierno colonial de la India.

Pero el principio básico era el mismo: La influencia más decisiva de Gandhi sobre sus
oponentes era más indirecta que directa.

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Gandhi estableció un número de reglas para la práctica de la desobediencia civil. Estas reglas
desconcertaron a sus críticos, e incluso sus admiradores las dejaron de lado como no-esenciales.
Pero una vez que ustedes entienden que la desobediencia civil, para Gandhi, estaba dirigida a
producir un “cambio de corazón” –sea en el oponente o en el público—entonces es fácil
encontrarles el sentido.

Una regla era que solo leyes específicas e injustas debían ser rotas. La desobediencia civil no
significa burlarse de todas las leyes. De hecho, Gandhi dijo que solo la gente con un alto cuidado de
la ley estaba calificada para la desobediencia civil. Solo la acción por parte de tal gente podía
conducir a producir respeto. Nadie piensa mucho en esto cuando la ley es rota por quienes no la
respetan de todos modos.

Otras reglas: Gandhi prohibió la coerción directa, tal como tratar de bloquear físicamente a
alguien. El lenguaje hostil estaba vedado. Destruir propiedad ajena estaba también prohibido. Ni
siquiera estaba permitido el secreto.

Todo esto era prohibido porque podía cortar la empatía y confianza que Gandhi estaba
tratando de construir, y así podía inhibir el “cambio de corazón”.

La segunda forma de Satyagraha masivo era la no-cooperación. Esto era tal como suena. No-
cooperación significa rehusar cooperar con el oponente, rehusar aceptar la injusticia que está siendo
producida. Esto toma formas tales como huelgas, boicots económicos, y no pago de impuestos. Por
supuesto, no-cooperación y desobediencia civil se superponen. La no-cooperación también debía
llevarse delante de una manera “civil”. Aquí también los seguidores de Gandhi tenían que enfrentar
alegremente el ser apaleados, ir presos, la confiscación de su propiedad –y era de esperarse que este
sufrimiento causara un “cambio de corazón”.

Pero la no-cooperación también tiene una dinámica en sí misma, una dinámica que de ninguna
manera depende de convertir al oponente o incluso moldear a la opinión pública. Era una dinámica
basada en el poder mismo de la gente. Gandhi vio que el poder de todo tirano depende enteramente
del deseo del pueblo de obedecer. El tirano puede conseguir que el pueblo obedezca amenazándolo
con mandarlo a la cárcel, o poniendo un arma contra su cabeza. Pero aún así el poder reside en la
obediencia, no en la prisión ni en las armas.

Ahora, qué ocurre si ese pueblo comienza a decir: “No tenemos miedo de la prisión. Incluso
estamos dispuestos a morir. Pero no deseamos obedecerte más”. Es muy simple. El tirano no tiene
poder. Él puede declamar, amenazar y destruir –pero si el pueblo no le teme, él está terminado.

Gandhi decía:” Creo que no puede existir ningún gobierno por un solo momento sin la
cooperación del pueblo, voluntaria o forzada, y si el pueblo quita su cooperación en todos los
aspectos, el gobierno comenzará a tambalearse”.

Este era el concepto de poder de Gandhi –el único que él acepta. Es difícil de entender para
aquellos acostumbrados a ver el poder en el caño de un fusil. Sus filtros no dejan que pase. Y
también llaman a Gandhi impráctico e idealista.

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Luego hay críticos que dicen que la acción no-violenta funcionó en la India, pero piensan que
no tiene sentido usarla en todas partes. Estos críticos creen que los indios son particularmente
inclinados a la acción no-violenta, a causa de la ética de no-violencia construida por su religión.

Este es un mito muy interesante, y aquellos que creen en él poseen ciertamente un filtro muy
selectivo. Personalmente, no creo que puedan seguirse las noticias de la India y todavía creer que
los indios son menos violentos que cualquier otro pueblo.

Además, la filosofía de no-violencia de Gandhi parece haber sido conscientemente inspirada


por el Nuevo Testamento –el Sermón de la Montaña. Solo más tarde parece que él encontró ideas
similares en las escrituras hindúes.

Es sorprendente cuán fácilmente se olvida que nosotros también tenemos una ética de no-
violencia construida por la principal religión de nuestra sociedad. Solo que no parecemos seguirla.
Al igual que los indios normalmente no siguen la suya.

Pero realmente, el modo más fácil de ver que la acción no-violenta es utilizable fuera de la
India es simplemente observar todos los casos de este tipo que existen.

A menos que vuestro filtro sea muy oscuro, pueden verlos. No es fácil ignorar el ejemplo de
Martin Luther King, u olvidar el movimiento Solidaridad en Polonia, o pasar por alto el
derrocamiento de Ferdinando Marcos en Filipinas.

Entonces está el argumento emparentado con el de “solo-en-India”. Este dice que la acción
no-violenta solo puede funcionar contra enemigos “fáciles” como los británicos, y no contra, por
ejemplo, los soviéticos, o los dictadores centroamericanos, o aquellos villanos absolutos, los nazis.

Aquí nuevamente, los filtros están en su lugar, porque la acción no-violenta ha sido usada con
algún éxito contra todos estos.

En 1968, los civiles checoeslovacos enfrentaron no-violentamente a las fuerzas armadas


soviéticas y las tuvieron a raya una semana entera, así evitaron que los líderes soviéticos
subyugaran a su país hasta el grado que se proponían hacerlo. En 1944, dictadores militares fueron
derrocados no-violentamente en El Salvador y Guatemala. Y durante la Segunda Guerra Mundial,
los noruegos resistieron no-violentamente y exitosamente los intentos nazis de reorganizar su
sociedad según lineamientos fascistas.

Una de las cosas interesante sobre los muchos casos de lucha no-violenta en el mundo es que,
aún hoy, es llevada adelante por gente que no conoce nada o casi nada acerca de Gandhi. Después
de observar muchos casos hay que concluir que, en muchas situaciones, el pueblo naturalmente
utiliza tales métodos.

Por otra parte, si observan atentamente los denominados movimientos populares de liberación,
encontrarán que raramente son iniciados por los campesinos u obreros a los que supuestamente han
de beneficiar. Estas luchas armadas pueden gradualmente construir un amplio soporte –pero casi en
todas las ocasiones, son iniciadas por estudiantes u otros intelectuales en nombre del pueblo.

Todavía otro grupo de críticos de Gandhi dice: Puede ser que la acción no-violenta funcione –
pero solo muy lentamente. El pueblo está sufriendo la injusticia, muerte, hambre, esclavización.
¿Cómo pueden pedirles que sean pacientes y actúen no-violentamente?

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Alguna gente ha desarrollado el mito de que la acción no-violenta es lenta, en tanto la
violencia es rápida. Pero no creo que puedan encontrar evidencia para esto en la historia.

No voy a tratar de probar mi opinión comparando casos de luchas violentas y no-violentas.


Hay tantas variable que las comparaciones entre una situación y otra no significan realmente nada.

Pero podemos desembarazarnos de la idea de que la violencia es necesariamente rápida. Si


observamos la Revolución China, por ejemplo, encontramos que Mao Zedong y sus fuerzas
comunistas estuvieron en combate durante un período de 22 años. Vietnam estuvo en combate
durante un período aún más largo: 35 años. Estas no fueron victorias rápidas.

Podemos también disipar la noción de que la acción no-violenta es lenta. El derrocamiento no-
violento de Marcos en Filipinas –tomado desde el asesinato de Benigno Aquino—tomó solo tres
años.

¿De dónde viene entonces la idea de que la violencia es rápida u la no-violencia lenta?
Bueno, la violencia se siente más rápida, porque el tiempo pasa rápidamente cuando uno está
esquivando las balas. Por otra parte, la acción no violenta requiere más paciencia porque la acción
es menos vibrante.

Theodore Roszak una vez comentó sobre la impaciencia de algunos de estos críticos. Él dijo:
“La gente prueba la no-violencia por una semana, y cuando no funciona prueba con la violencia,
que no ha funcionado por siglos”. Ahora: ¿Qué quiso decir Roszak con que la violencia “no ha
funcionado por siglos”? ¿Ignora el éxito de muchas revoluciones violentas? Yo pienso que quiso
decir que la violencia, aún cuando triunfa, tiene mayores efectos negativos colaterales –efectos
colaterales que la acción no-violenta generalmente evita.

Primero de todo, una lucha violenta tenderá a producir mucha más destrucción de vidas y
propiedades. Por supuesto, también puede haber destrucción en luchas no-violentas. Solo porque
ustedes no son violentos no significa que su oponente tampoco lo sea. Como dije antes, las
campañas de Gandhi en India vieron a centenares de indios asesinados por los británicos. Aún así,
esto no tiene comparación con las decenas o centenas de miles, o incluso millones, muertos en
algunas revoluciones violentas.

La diferencia no proviene de que las luchas no-violentas son animadas contra enemigos
“gentiles”. Después de todo, los británicos no eran mucho más gentiles que los franceses, que
mataron 800.000 argelinos –o sea uno de cada 13—durante la guerra por la independencia.

No, la diferencia proviene de que, en una lucha violenta, la violencia de un lado estimula la
mayor violencia del otro. También, cada lado usa la violencia del otro lado para justificar su propia
violencia. Una lucha no-violenta, por otra parte, no alienta tanto la violencia del oponente.

Otro efecto colateral negativo de la violencia se observa una vez que la lucha llega al final. La
violencia deja a los dos lados como enemigos por largo tiempo.

La cosa más asombrosa de la revolución no-violenta de Gandhi es, no que los británicos se
fueran, sino que se fueran como amigos, y que Gran Bretaña e India se convirtieran en socios en la
British Commonwealth.

Gandhi señaló también que casi siempre las revoluciones violentas terminan en dictaduras
represivas. Una vez que las tropas rebeldes ganan el control, naturalmente siguen actuando de la
manera en que fueron conformadas –en otras palabras, comienzan a considerar al país como un

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campo militar. Y, por supuesto, hay cantidades de perversos enemigos en el país que todavía
necesitan ser derrotados y contenidos. Gandhi esperaba que una revolución no-violenta, conducida
por civiles, pudiera evitar todo esto.

India no es hoy un paraíso. Es afligida por amplias injusticias, violencia civil, e intentos
autoritarios. Aún así, es uno de los pocos países del Tercer Mundo donde la democracia en todas las
formas ha sobrevivido continuamente. Nunca ha habido un golpe militar en la India.

Cuando ustedes observan los efectos colaterales de la lucha violenta, deben preguntarse si
valió la pena.

Ahora, puede ser que ustedes piensen por todo lo que he dicho que creo que la acción no-
violenta puede funcionar en cualquier parte, si el pueblo le da una chance. Actualmente no lo creo.
Me parece que hay casos en los que la acción no-violenta no tiene ninguna chance, donde todo
intento de ella es inútil. En alguno de estos casos, la violencia puede triunfar –a su manera.

Por otra parte, los casos en que la acción no-violenta no puede funcionar son frecuentemente
aquellos en los que la violencia se mostró igual o peor de inútil.

La creencia en que la violencia puede funcionar donde no puede hacerlo la acción no-violenta
es u mito muy inquietante. El caso opuesto es más común: Donde los esfuerzos violentos pueden
ser fácilmente contenidos o aplastados instantáneamente, la acción no-violenta puede ser la única
elección realista.

Luego hay otros casos, creo, en que la violencia puede funcionar, pero también puede hacerlo
la acción no-violenta –con mucho menos daño.

Si los exponentes de la lucha armada estuvieran menos ocupados con demostrar su valentía y
más en el bienestar del pueblo por el que dicen luchar, podrían descubrir que las formas de lucha
no-violenta, teniendo en cuenta todos los aspectos, funcionan mejor.

Me gustaría tratar un mito más acerca de la acción no-violenta de Gandhi. Uno que es
sostenido tanto por muchos de los críticos como de los admiradores de Gandhi. De hecho, la
incomprensión es tan común y tan básica que muchos –quizá la mayoría—de los admiradores de los
métodos de Gandhi en realidad no los comprenden.

Al igual que yo cuando inicié mi estudio de Gandhi. Antes de ese estudio, la mayor parte de
mi experiencia con el activismo político había sido con marxistas, y yo tenía bien asimilado su
cosmovisión. Pero luego, después de explorar muchas tradiciones espirituales, sentí que no podía
seguir aceptando los métodos marxistas.

¿Cómo entonces oponerse a la injusticia y reformar la sociedad? Esperaba que Gandhi tuviera
la respuesta. Me parecía que él significaba trabajar como yo había buscado hacerlo: un camino para
derrotar y destronar a los opresores del mundo, pero por medios morales.

Ese era mi mito acerca de Gandhi; ese era mi filtro. Tuve que leer bastante acerca de Gandhi
para darme cuenta que él no hablaba de derrotar ni derrocar a nadie. El Satyagraha –la acción no-
violenta—no era un medio por el que un grupo podía tomar algo que quisiera de otro. No era un

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arma para la lucha de clases, o para cualquier otra división. El Satyagraha era un instrumento de
unidad. Era un camino para remover la injusticia y restaurar la armonía social, para el beneficio de
los dos lados.

El Satyagraha, extraño como parece, era también para beneficio de los oponentes. Cuando el
Satyagraha funcionaba, ambos lados ganaban. Ese concepto no pasó fácilmente a través de mi filtro,
y entiendo por qué tantos otros no lo entienden en absoluto. Pero es, realmente, la diferencia
esencial entre el Satyagraha de Gandhi y gran parte de la acción no-violenta practicada por otros.

Ustedes pueden preguntar:¿Cómo Gandhi mismo llegó a esta actitud sorprendente? Él lo


explicó así: “Todas mis acciones tienen su fuente en mi inalienable amor a la humanidad”.

Ustedes ven, el amor por la víctima demanda lucha, en tanto que el amor por el oponente es
descartado como perjudicial. Pero en realidad, el amor por el oponente demanda lucha de la misma
manera. ¿Por qué? Porque perjudicando a otros el opresor también se perjudica.

Por supuesto, el opresor no está capacitado para ser consciente de esto. Él puede estar
entretanto disfrutando de su poder y riqueza. Pero a pesar de todo, su injusticia lo está separando de
sus semejantes y de su ser más profundo. Y cuando ello ocurre, su espíritu solo puede marchitarse y
deformarse.

Ahora bien, esto no es obvio, y si ustedes no lo creen, no sé de qué manera puedo


convencerlos. Pero si esto pasa a través de vuestro filtro, estarán encaminados para entender a
Gandhi.

Bibliografía

Mohandas K. Gandhi, Nonviolent Resistance, Schocken, New York, 1967. A collection of


writings on nonviolence.

Marjorie Hope and James Young, The Struggle for Humanity: Agents of Nonviolent Change
in a Violent World, Orbis, Maryknoll, New York, 1977. Portraits of important leaders and groups in
the worldwide nonviolence movement.

Mark Shepard, Gandhi Today, Simple Productions, Arcata, California, and Seven Locks
Press, Washington, D.C., 1987. On successors of Gandhi in India and around the world.

Gene Sharp, Gandhi as a Political Strategist, Porter Sargent, Boston, 1979. A collection of
Sharp's articles on Gandhi and nonviolence.

------, The Politics of Nonviolent Action, Porter Sargent, Boston, 1973. An

extensive look at methods and historical examples of nonviolence. The paperback edition is in
three volumes.

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