La historia de Manu
Ana Maria del Rio
tustacianes de Carmen Cardemila" Elcumpleafios de Mandy
Manuela Mamani era una nifita
aymara que vivia en un poblado del alti-
plano chileno con su papa, su mama y
doce llamas.
‘Como era pequefiita de porte, nadie
le decia por su nombre porque era muy
largo. Todos la Hamaban simplemente,
Manti. Tenia el cabello negro y brillance,
muy lacio. Su piel era bronceada y los
pémulos salientes. Sus ojos eran oblicuos,
negros y muy brillantes.
Manii era muy bonita.
Manti cumplia sicte aftos ese dia.
Desde temprano sintié a su papi y a su
mami en puntillas por la pieza preparan-
do el desayuno. Hacia mucho frio en las
mafianas y el sol brillaba con esplendor.
La mamé habia puesto pieles de vicufia
cn las paredes para impedir la entrada del
frio. Mani no dormia. Estaba nerviosa8
porque ese dia era importante para ella.
Pediria algo muy especial como regalo de
cumpleafios.
El papa de Manu era el hombre
mis importante del pueblo. Era el Jefe de
la Comunidad y ademas era doctor. Todos
le trafan sus hijos y sus animales cuando
estaban enfermos.
Manuel Mamani escuchaba la en-
fermedad: a veces ofa la sangre correr con
una infeccién, Otras veces ofa los huesos
rotos de alguna pequefia llama, daba un
tirén y ésta sanaba. El sefior Mamani no
cobraba dinero por sus servicios, Lo hacia
para ayudara la gente de su pucblo. Todos
lo querian mucho. Muchas veces le paga-
ban con animales. Por eso tenia un rebaiio
de doce lamas que Mani cuidaba.
Cada cierto tiempo, el sefior Ma-
mani bajaba al valle e iba al Municipio a
hablar con el alcalde. Conseguia muchas
cosas buenas para el pueblo: dinero pata
hacer canales de regadio, corrales para que
los animales no se murieran de frfo en el
invierno. Ahora itimo habia conseguido
Juz eléetrica y habian
instalado la primera
television,
—Muy feliz
leafios, Mani
dijo la mama.
—Muy feliz
cumpleaios, Manti
—dijo el papa.
La abrazaron. Sus papss la queria
mucho y Manii lo sabia. Entonces, la ma-
‘mi puso la tetera a hervir en la cocina que
estaba deniro de la sala, Sacé unas tortillas
muy ricas, partié unas tajadas de queso
fresco y en tin plato puso polulos, un cereal
inflado muy gordo, Era algo especial. Manti
se puso muy contenta.
—Hoy bajo ala ciudad —anuncié el
papa de Mand, tomando una taza de té muy
negro—, Qué quieres de regalo de cumplea-
fios, Manu?
Ningtin padre del pueblo de Chi-
pana preguntaba a sus hijos qué querian
de regalo de cumpleafios. No habia mu-
cho dinero para regalos en ese pequefio