algunas experiencias obtenidas en torno a la realización de la Sección de Espacios Alternativos 1985. Mi propósito no pretende abordar el tema desde un punto de vista estético o bajo la perspectiva de la crítica de arte sino, más bien, el objetivo que aquí se busca es proporcionar al gran público un panorama general acerca de la situación concreta que hizo factible este evento. Creo que, en la medida de lo posible, es pertinente reflexionar respecto a los procedimientos y resultados obtenidos, para, de este modo, diseñar nuevas estrategias que enriquezcan en un futuro este Salón. En primer lugar, es importante señalar que en convocatoria para el salón se invitaba a participar a los artistas o grupos interesados en realizar ambientaciones que bien podrían ser ensamblajes, instalaciones, montajes y esculturas transitables arte objeto, arte con material de desecho, etcétera (vease Convocatoria, inciso 1 apartado a). Asimismo, podían presentarse imágenes proyectadas, como video, audiovisuales, cine experimental, multilmedia, etcétera (vease Convocatoria incisos 1 apartado b). Finalmente, también serían admitidos al salón trabajos que estuvieran en el campo del arte conceptual, arte correo, ready made, arte proceso e informático. Por otro lado, se precisaba que las obras se seleccionarían a través de proyectos o bocetos en los que se especificaran los datos sobre el espacio requerido para su montaje. Además, los proyectos serían seleccionados por un jurado calificador designado por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Una vez elegidos los trabajos se realizarían los montajes en la Galería del Auditorio Nacional para proceder más tarde el jurado a otorgar tres premios por la cantidad de doscientos mil pesos cada uno sin carácter de adquisición.
La Convocatoria, en el punto 7, señala que
"aquellos proyectos de carácter experimental o alternativos cuya definición no se encontrara comprendida dentro del inciso correspondiente, serían considerados por el jurado junto con los demás proyectos presentados". Realizada la exposición, se editaría un catálogo conteniendo los guiones fotografías de las obras seleccionadas (véase punto 6 de la Convocatoria). En el Acta número 1 se consigna que el jurado del Salón Nacional de Artes Plásticas, Sección de Espacios Alternativos 1985, estuvo constituido por "Juan Acha, investigador de artes plásticas; Luis de Tavira, director de escena; Raquel Tibol, crítica de arte, y Oscar Urrutia, arquitecto. La Dirección de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, organismo convocante, recibió 35 proyectos, mismos que el jurado analizó durante dos largas sesiones los días 13 y 28 de noviembre. Fueron aceptados por unanimidad 20 proyectos, algunos de los cuales están sujetos a reconsideración por parte de sus autores, debido al espacio limitado con que cuentan las Galerías del Auditorio Nacional, sede de este salón desde el 25 de enero hasta el 22 de marzo de 1985" (vease párrafo 2 del Acta número 1). Cabe advertir que en las citada acta se exhortaba a los artistas a adecuar lo proyectos al área disponible de la galería (exhortación, que por le demás, fue admitida por los participantes). Las propuestas iniciales, en la mayoría de los casos fueron modificadas en su concepto originario y supeditadas a una superficie que no encontraba equivalencia con el proyecto original, concebido sin limitaciones. Naturalmente, esta circunstancia desató un cuastionamiento por parte de los artistas quienes sometieron a crítica el significado de Espacios Alternativos expuesto en la convocatoria, en la cual no se fijaba ninguna limitación para la realización de los proyectos.
Mas como en México "todo cabe en un jarrito,
sabiéndolo acomodar", los creadores, subordinados a la eventualidad espacial del lugar donde se realizaría el salón, admitieron la propuesta de las autoridades de la galería, aceptada a su vez por el jurado. según la cual se destinaba a cada artista. para la ejecución de su proyecto. un espacio en el local cuya superficie se establecía en metros cuadrados. Por su parte, los artistas, aceptaron ese espacio y reformularon sus propuestas; sólo en contados casos. las propuestas fueron ejecutadas según el concepto originario. La museografía, conviene admitirlo, impedía el aire necesario que exige un trabajo de esta índole para su apreciación. Quiero ahora formular algunas reflexiones sin juzgar, como dije al principio, los trabajos presentados, labor ésta que ha quedado a cargo de la crítica de arte Raquel Tibol. Creo honestamente que es necesario seguir trabajando en el campo de la experimentación. Sin embargo, se debe admitir que circunstancias muy precisas como la falta de espacios disponibles, la limitación económica en la que vivimos, la deficiencia de talle res en las escuelas de arte, el escaso o nulo interés de las galerías comerciales debido a lo poco redituable del arte en esta modalidad, la desintegración de los grupos o el trabajo colectivo que venían desempeñando algunos taller, así como la falta de información y de riesgo que se observa en el trabajo creativo de los jóvenes productores de arte. han impedido el desarrollo de un arte experimental de vanguardia que investigue nuevos significados en el terreno de plástica mexicana. Aunado a estos factores, el desinterés de un público poco expuesto a la contemplación de estas manifestaciones del arte contemporáneo, contribuye a desalentar a los creadores que se interesen en estas expresiones.
Florencia Riestra Junio de 1985
GUIA PARA MOVERSE ENTRE ESPACIOS
ALTERNATIVOS Raquel Tibol
Lanzar una convocatoria como la correspondiente a
Espacios Alternativos 1985 significa hacer un llamado a sobrepasar la nociones tradicionales del objeto artístico y estimular las tendencias y prácticas procesuales y conceptuales que en las dos últimas décadas han renovado mundialmente tanto las reflexiones estéticas como la producción y el uso del arte. Los artistas mexicanos no han permanecido ajenos a las especulaciones sobre el arte como lenguaje y al deseo consecuente de potenciar los canales informativos de las obras. A la etapa de impugnaciones de tendencias durante los años' 50 Y '60, siguió, desde principios de los '70 hasta el presente, un periodo de reflexión y ejercicio tanto para la conquista de nuevos signos y nuevos sistemas comunicativos de la cosa artística, como para su inserción en el contexto sociocultural del presente. La Dirección de Artes Plásticas utilizó la de Espacios Alternativos como designación genérica, aunque pudo prestarse a confusión por lo específico de su sentido. El espacio es polidimensional, es múltiple. En este caso la expresión fue empleada como propuesta para provocar una contestación de amplio espectro en tendencias y géneros no adheridos a convenciones o soportes habituales. Y tal contestación se logró: salvo alguna que otra excepción imputable al Jurado (y asumo mi parte por haber estado en él), este novedoso capítulo del Salón Nacional de Artes Plásticas conjunta una variada gama de neoismos postconceptuales. En las dos amplias salas de la Galería del Auditorio Nacional se pueden encontrar muestras de: neoconstructivismo, neorrealismo, neodadaísmo, neoexpresionismo, neosurrealismo, neofiguración; junto a trabajos de arte-correo, arte povera, ambientes de agitación, ambientes lúdicos, arte narrativo y arte informativo. Estas tendencias aparecen puras a veces, pero con más frecuencia mezcladas. En su expansión el arte mexicano se abre a la practica de diversos tipos de combinaciones.
Dentro de un género híbrido hay que situar por
ejemplo, el Histograma realizado por la División de Ciencias y Artes para el Diseño d Universidad Metropolitana, bajo la responsabilidad de la versátil e inteligente Katya Mandoki: filósofa, socióloga, fotógrafa, escritora, diseñadora, artista plástica. Esta instalación escultórica es producto de un programa conformado por datos estadísticos, investigación socio-económica, arte minimal en su variante de estructuras repetidas, teorías de la composición y de la información, cálculo lógico-matemático. La suma de estos factores dio origen a un objeto simbólico del sistema económico-político de la sociedad mexicana y sus clases. La disposición metódica de las partes y los módulos están implicados en una lógica que rebasa su propia forma para alcanzar otra elocuencia. La geometría se ha contaminado de significación histórica. La instalación escultórico-gráfica-conceptual Mitología del siglo XX, de Francisco Moyao, está fuertemente tematizada como consecuencia la promiscuidad de géneros y de la polifunciona- lídad de los mismos: arte geométrico-semántico, arte lumínico, ready made, teatralidad, combinación de lo expresivo humanista con lo decorativo. Referida al poder imperial del dólar y el Pentágono, y a la negativa incidencia de ese poder en la producción espiritual, esta obra provoca en el espectador reacciones similares a las del realismo crítico, pues lo empuja a crudas e hirientes consideraciones extraartísticas. Espiar y tocar, todo es empezar es un cubículo complementado por Rafael Rabec con maniquíes, espejos, escondidas texturas, entradas verdaderas o simuladas. Ahí el espectador es llevado a una participación activa de posición, manipulación y percepción. Las formas se resisten a ser identificadas por el tacto y provocan sorpresa y tensión, la cual puede ser analizada en los rostros reflejados de otros espectadores Y nunca en el propio, negado por el juego de los espejos. Los polisentidos de la experiencia perceptiva pueden ser interpretados de modo diferente por cada uno de los participantes. Con el espacio real y el espacio ilusiorio trabaja Alejandro Montoya. Su Matadero centroamericano, en la variante Tasajos, está armado con grandes dibujos expresionistas de reses y cadáveres, fotocopias de dibujos de cabezas retorcidas por el dolor, formas escultóricas en hierro y trapos amarrados, y bultos con auténticos perros muertos dentro de sacos de arpillera. Luces escenográficas unifican las partes. Cada una de ellas está ahí en función de un proceso dado en un campo que exige la compenetración del espectador, quien podría quedar atrapado en una reacción emocional primera si no avanza hacia la conceptualización de lo comunicado, que se da con fuerte ambivalencia entre arte y realidad. Para denunciar la sofisticada tecnología de los medios de comunicación con la cual se producen pobres mensajes alienantes, Emmanuel Lubezki, Rubén Ortiz y Diego Toledo armaron un espacio audiovisual-cinematográfico con elementalísima tecnología utilizada de manera óptima. La sociedad de consumo está saturada de imágenes manipuladas que provocan desesperación y ansiedad; urge neutralizarlas por medio de reacciones interhumanas. La película que se proyecta se obtuvo filmando transmisiones de televisión (escenas de tortura en Sudamérica, acciones de guerrilla en Centroamérica, desplieges represivos contra el pueblo, anuncios comerciales consumistas y superfluos). Como una referencia a fronteras tradicionales de las artes plásticas, el filme está texturado con rayados directos en la película. La sonorización combina gritos de mujer y ruido blando de televisión. La técnica desintencionalizada y alienante se topa aquí con una respuesta crítico- comunicativa. Una oferta de lectura progresiva la da Elva Garma de manera muy simple Y festiva con su Calendario, donde a cada santo le llega su repique. Con un montaje, de hojas de calendario, fotografías casuales y textos la artista logra un despliegue narrativo secuenciado. El significado asociativo queda librado a la iniciativa del observador. El objeto visible es muy simple en su función representativa; la obra depende de la densidad del concepto. He aquí una manera directa de relacionarse con la vida. Mucho se ha discutido sobre los límites y lo específico de la escultura y la pintura. Estos limites desaparecen en el Estudio número 1 para Paisaje con luna, de Victor Hugo Núñez, y en Para solistas y orquesta de cartón, de Jazzamoart Vázquez. La pintura transcurre en planos recortados que se establecen como esculturas al interconectarse como un todo. Caligráfica, rítmica y tímbrica es la pintura de Jazzamoart; figurativa y simbólica amarrada por retículas constructivistas de varillas metálicas la de Víctor Hugo Núñez Ambos han atentado contra el formato tradicional, aunque el plano sobrevive como soporte concreto para una representación ilusoria. Una acumulación de elementos bidimensionales abarca un espacio tridimensional por desplazamiento progresivo de las siluetas. Las siluetas juegan asimismo un papel determinante en la Caja espectral cinético-lumínica de Ana Díaz Castro, la cual envuelve al espectador con elementos de luz, movimiento, reflejos y sorpresas figurativas. El espectador no puede permanecer pasivo pues de él dependen las variantes ópticas que lo convierten en un generador de respuestas perceptibles y en un componente más del conjunto. Para concentrar el significado de Los sentidos, Leticia Ocharán recurrió a la acumulación de elementos fragmentados: lenguas, labios, ojos. La redundancia de partes parciales y orgánicas relaciona su trabajo con el dadaísmo y surrealismo; con ellos comparte la sátira con respecto al sexo, al poder, a la agresión. Ambientaciones como La batalla, de Ramón Sánchez Lira, o Anti-homenaje a la Tercera, de Rolando de la Rosa, denotan el estudio organizado de un problema tan actual y concreto como es el militarismo jerárquico y abusivo, al que se cuestiona no a título personal sino con un carácter más generalizado y colectivo. Ambas obras se inscriben en la tendencia vital del nuevo realismo crítico que se manifiesta contra la guerra y contra la anulación de la dignidad individual. Al pluralismo estilístico para animar una exposición narrativa acude Adolfo Patiño Torres en Objetos inútiles, articulados en una continuidad autobiográfica. Collages, montajes, presentación descontextualizada de objetos, acumulación de testimonios fotográficos y documentales aspiran a una transfiguración lingüística. Con términos de diversa procedencia se estructura una continuidad discursiva y significante, con tangencial evocación del romanticismo, pues la obra aparece como inseparable de la biografía del autor. Con excepción del conjunto Arte-objeto de José Antonio Hernández Vargas, los trabajos presentados en Espacios Alternativos 1985 rompen con el fetichismo del objeto artístico en sí. Se aspiraba a activar a los espectadores y eso se conseguido. Se perseguía ofrecer una actividad estético-formativa y esto se produjo. Se quería dar la posibilidad de interpretaciones diferentes ante un mismo producto cultural, y rechazar los significados definitivos e inequívocos, y esto ha sucedido. El arte ha podido transcurrir como proceso abierto, como un generador de actitudes y reflexiones, como un suceso capaz de dar al traste con posiciones consagradas y conformistas. Cuando de remover fronteras se trata no son pocos los artistas que en México responden a una convocatoria. Se revisan y desbordan límites en busca de una superación. Inmerso en los espacios el público adquiere mayor conciencia de su papel protagónico en el desarrollo del proceso artístico.