Los Panamericanos Lima 2019 ofrecen una ventana de oportunidad para
dinamizar el negocio inmobiliario y poner en vitrina nuevas zonas de la ciudad. Sin embargo, alcanzar estos objetivos implica superar una serie de obstáculos. ¿Servirán los Juegos para relanzar Lima o solamente dejarán elefantes blancos desperdigados por la ciudad?
Escriben: JAIME CORDERO y TERESA RIVAS UGAZ
En 2019, Lima seraá sede durante dos semanas de la reunioá n deportiva
maá s importante del continente americano. Maá s de 9,000 deportistas llegaraá n para participar en las competencias, y con ellos una importante cantidad de aá rbitros, jueces, entrenadores, directivos, periodistas y turistas. Organizar unos Juegos Panamericanos no es poca cosa: reuniones deportivas de semejante escala sirven para poner los reflectores sobre una ciudad, acreditar su capacidad organizativa y su aptitud para acoger acontecimientos masivos. No obstante todo ello, lo maá s importante –y lo que resulta maá s difíácil de gestionar– es lo que ocurre luego de que se entrega la uá ltima medalla. Para que un evento deportivo de esta escala se pueda considerar un eá xito, debe dejar un legado duradero en la ciudad y el paíás que lo organizoá .
El Peruá ha depositado grandes esperanzas en el proyecto de los
Panamericanos. A los objetivos iniciales se ha sumado una expectativa econoá mica: lo que inicialmente fue un anhelo postergado (perdimos ante Toronto la sede del 2015) se ha convertido en una de las cartas maá s importantes del gobierno para reactivar la economíáa. Junto con la reconstruccioá n de la infraestructura danñ ada por El Ninñ o Costero, el MEF considera a los Panamericanos como uno de los principales motores de crecimiento de la economíáa peruana a traveá s de la expansioá n del gasto puá blico. La estimacioá n del Marco Macroeconoá mico Multianual (MMM) es que los Juegos disparen una importante aceleracioá n del sector construccioá n (que creceríáa 8.8% en 2018) y de la actividad manufacturera no primaria (que creceríáa 3.3%). Combinadas, las obras de los Panamericanos y la reconstruccioá n aportaraá n 0.8 puntos porcentuales al PBI de 2018, siempre seguá n el MEF.
Durante 2S17, el Estado invertiraá S/600 millones en obras relacionadas
con los Juegos. Para el 2018, el monto ascenderaá a S/2,306 millones. Estos fondos se repartiraá n, principalmente, entre ocho grandes proyectos, ademaá s de una serie de obras complementarias orientadas a mejorar el transporte en la ciudad, cuyo costo proyectado es S/629 millones.
Villa problemas
De todos estos proyectos, el maá s grande y de mayor impacto en el
entorno urbano es la Villa Panamericana, que costaraá S/313 millones y acaba de ser adjudicada al consorcio Besco-Besalco. Se trata de un complejo de 1,090 departamentos (cada uno, de aproximadamente 75 m2) distribuidos en siete de torres de 20 pisos de altura. El proyecto ya se estaá edificando en Villa El Salvador, en un terreno de propiedad del Estado anteriormente destinado para ser un gran parque. El jefe del Comiteá Organizador de los Juegos Lima 2019 (COPAL), Carlos Neuhaus, ha anunciado que el complejo estaraá listo en febrero de 2019. Entre julio y agosto de ese anñ o alojaraá a los deportistas que competiraá n en los Panamericanos y Parapanamericanos. Luego de eso, las unidades se utilizaraá n como viviendas.
La construccioá n de estas villas se presenta siempre como uno de los
principales retos y oportunidades que plantean los megaeventos deportivos. Por su tamanñ o y la magnitud de la inversioá n que implican, estos complejos solo se justifican en la medida en que se conviertan en una alternativa de vivienda viable a largo plazo e impulsen un cambio favorable en ciertos sectores de la ciudad. “Estos eventos se utilizan para regenerar y ‘activar’ ciertas aá reas, como antiguas zonas industriales o con problemaá tica social”, explica el urbanista Aldo Facho Dede.
Otro urbanista, Angus Laurie, desarrolloá en una columna publicada en
El Comercio su idea de lo que deberíáa ser la Villa Panamericana: “un barrio de usos mixtos integrado con la ciudad, que contiene una poblacioá n diversa, parques puá blicos, destinos para residentes y visitantes, y donde los residentes pueden estudiar, jugar y trabajar cerca de su casa. Este es un modelo de ciudad inclusiva”. Entre los ejemplos de este modelo, quizaá s el maá s conocido sea Barcelona, que aprovechoá los Juegos Olíámpicos de 1992 para relanzar un amplia zona ubicada frente al mar. Maá s recientemente, Londres (JJ.OO. 2012) y Toronto (Panamericanos 2015) tambieá n han aprovechado estos eventos para ‘relanzar’ y ‘regenerar’ antiguas aá reas industriales y convertirlas en pujantes zonas residenciales. ¿Estaá la Villa Panamericana de Lima alineada con esta visioá n? Los expertos consultados para este reportaje consideran que no, y advierten sobre el futuro de un proyecto que, por su ubicacioá n y caracteríásticas, se orientaraá fundamentalmente al mercado Mivivienda o a viviendas de intereá s social. “Va a poder venderse, pero no va a ser sustentable”, comenta un profesional que participoá en el disenñ o de los planes urbanos de los Juegos y que pidioá no ser nombrado en este reportaje. En su opinioá n, la ausencia de servicios y aá reas sociales en la zona impediraá n que la Villa Panamericana se convierta en un nuevo foco de desarrollo urbano para Lima.
Otro problema que advierten los expertos estaá relacionado con la
altura de las torres, pues los desarrollos de gran altura son maá s caros de mantener por los costos que generan ascensores, bombas y aá reas comunes. “Las viviendas de intereá s social en torres altas se convierten en un problema para los vecinos y la ciudad, apenas el Estado se retira como administrador, se degradan raá pidamente ante la poca capacidad econoá mica y organizativa de sus habitantes para gestionar su mantenimiento”, advierte Aldo Facho Dede. Por eso, senñ ala que el modelo ideal para una Villa Panamericana se asemejaríáa maá s a un complejo de altura media, como las Unidades Vecinales de Matute (la Victoria) y el Ríámac.
Vender y luego mantener
La ubicacioá n de la futura Villa Panamericana no responde a un plan de
desarrollo urbano coherente, sino a las dificultades para encontrar un terreno adecuado, advierte el ex miembro de la organizacioá n consultado para este reportaje. Es conocido que, antes de decidirse por VES, el COPAL barajoá otros emplazamientos, como el terreno del hospital Larco Herrera (Magdalena) y el fuerte Hoyos Rubio, en el Ríámac. Otra alternativa interesante –a juicio de los expertos– era levantar la Villa Panamericana en lo que actualmente se conoce como los barracones del Callao. Sin embargo, para utilizar alguno de esos terrenos era necesaria una decisioá n políática orientada a facilitar las adquisiciones o expropiaciones necesarias. Ante la falta de este impulso, se optoá por un terreno que ya era propiedad del Estado y no requeríáa mayor traá mite. Con todo, el impacto de la futura Villa Panamericana en el mercado inmobiliario limenñ o seríáa limitado. Seguá n la Asociacioá n de Desarrolladores Inmobiliarios del Peruá (ADI Peruá ), actualmente en Lima hay una demanda de 300 mil viviendas en el rango de S/81,000 a S/300,000, al que corresponderíáan las nuevas unidades. Esto significa que las 1,090 viviendas de la Villa Panamericana apenas alcanzaríáan para cubrir el 0,4% de dicha demanda. Sin embargo, para que ello ocurra es muy probable que el Estado tenga que dar alguá n tipo de incentivo, lo cual implicaríáa distorsionar el mercado. Seguá n Aldo Facho Dede, los elevados costos de habilitar el terreno y sus alrededores encareceraá n el valor de las unidades, por lo que es altamente probable que tengan que ser de subvencionadas.
Cabe anotar, tambieá n, que la colocacioá n total de viviendas en Lima para
el 2017 y 2018 se estima en 17,000 unidades, seguá n datos proporcionados por Jaime Paredes, gerente general de Urbana. Es decir, la Villa Panamericana representaraá cerca del 10% de las colocaciones totales en un anñ o. “Si estas viviendas se hicieran [vendieran] a valores de mercado, su absorcioá n seríáa muy lenta”, estimoá Andreá s Zubiate, gerente general de Arteco Peruá .
En un contexto en el que las ventas inmobiliarias han caíádo 50% en los
uá ltimos anñ os, uno de los principales problemas que enfrentan los desarrollos inmobiliarios orientados a los sectores medios y bajos en la dificultad del acceso al creá dito. En ese sentido, ADI Peruá recomienda que las unidades de la Villa Panamericana se destinen al personal de las Fuerzas Armadas o trabajadores del Estado, con precios acordes con sus ingresos. “Otra opcioá n –senñ ala este gremio– es no vender las viviendas y aprovecharlas construidas para relanzar el sistema de leasing inmobiliario (siempre estructurado e implementado estrateá gicamente y no como se lanzoá originalmente). El alquiler es una alternativa utilizada en otros paíáses para resolver el deá ficit de viviendas”.
La Villa Panamericana se estaá construyendo bajo la modalidad de obra
puá blica, lo que quiere decir que, cuando esteá concluida, seraá tarea del Estado colocar la viviendas. Hasta el momento, no se ha informado queá procedimiento se usaraá para hacerlo. Esta revista solicitoá entrevistas con representantes del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (entidad que tiene a cargo el proyecto de los Panamericanos) y con el presidente del Copal, Carlos Neuhaus. Al cierre de este reportaje, ninguna de estas solicitudes fue atendida. La historia reciente tambieá n tiene ejemplos de lo que ocurre con este tipo de desarrollos cuando no son adecuadamente planificados. Las infraestructuras construidas para los Juegos Olíámpicos de Atenas 2004 actualmente estaá n abandonadas y muchas de ellas se han convertido en barrios tugurizados y peligrosos. Maá s cerca de nosotros, la Villa Panamericana construida para Guadalajara 2011 terminoá abandonada, pues luego de los juegos ni siquiera pudo recibir la habilitacioá n urbana. ¿Es posible que los Panamericanos de Lima nos dejen un legado de elefantes blancos o infraestructuras que luego no seremos capaces de mantener? Esperemos que no.