UNIDAD 1: En la unidad se analizará la constitución del Estado-Nación
en los países latinoamericanos; sus diferencias y semejanzas en relación a la conformación de las sociedades nacionales europeas; y el proceso de transición desde sociedades tradicionales hacia sociedades de clase. Para ello se considerarán las especificidades de las estructuras de dominación de las diferentes regiones latinoamericanas, a partir del estudio de sus unidades socio-productivas típicas, prestando especial atención al caso de la estancia. Se estudiará con mayor detenimiento el proceso de formación del Estado argentino, las luchas intestinas previas a su configuración definitiva y el clima ideológico imperante durante la independencia y organización del territorio nacional.
MODELO AGROEXPORTADOR: Hacia 1880 Argentina se incorporó
definitivamente al mercado mundial, según el esquema de división internacional del trabajo vigente, basado en los principios del librecambio. El mismo poseía uno de sus polos en Gran Bretaña, y el otro, en la mayoría de los países periféricos. Con respecto al librecambio, su reinado se extendió entre la eliminación del proteccionismo británico en 1846 y la “Gran Depresión”, la primera crisis general del capitalismo, que va de 1873 a 1896. Ello implicó una importante caída de los precios principalmente en productos primarios, para recuperarse a partir de 1896, lo que explica el “boom” económico de muchos países agroexportadores. Particularmente, Gran Bretaña sustituye las exportaciones que antes provenían de los Estados Unidos acelerando la incorporación al mercado mundial de nuevos países proveedores, como la Argentina. Para estos países, la inserción en los mercados mundiales asumía características de una relación “asimétrica”. Los ciclos económicos de las economías periféricas estaban subordinados a los de los países desarrollados, lo que impedía el propio manejo de los instrumentos económicos y financieros. Internamente, se fue afirmando el rol hegemónico de la provincia de Buenos Aires, poseedora del puerto de ultramar. La economía estaba basada en la “pampa húmeda”, productora de cueros y carnes saladas para exportación. En este periodo 1852-1880, denominado “de transición”, se establecen las bases político-institucionales y económicas del proceso. Desde la sanción de la Constitución Nacional en 1853, el país empezó a darse el marco institucional y la estructura política propia de un Estado nacional.
El modelo de sustitución de importaciones: El modelo
agroexportador entra en una crisis irreversible por el cierre de los mercados internacionales, como consecuencia de la Gran Depresión de 1929, provocada por la caída de la Bolsa de Wall Street. En Argentina, se inaugura una oscura etapa conocida como “Década Infame”, tras el golpe de Estado que derroca a Hipólito Yrigoyen, abriendo un ciclo de sostenidos fraudes electorales (restauración conservadora). La más importante respuesta de la oligarquía a la crisis mundial fue recuperar el poder político y desalojar al radicalismo yrigoyenista, que estaba anclado en el tradicional modelo agroexportador. Como el mercado externo había disminuido sus demandas, el Estado adoptó la política de regular la producción y la comercialización de productos agrícolas, mediante la Junta Nacional de granos, estableciendo precios sostén. Ésta década llega a su fin en 1943 con una nueva interrupción del dañado orden constitucional, perpetrada por el denominado G.O.U (Grupo de Oficiales Unidos). Debido a la cercanía con la naciente masa de trabajadores industriales, en 1946 es electo presidente Juan Domingo Perón con el apoyo de los sindicatos organizados. El general encabezó un nuevo movimiento que puso el acento en la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. En este período se profundiza el modelo I.S.I., el cual comenzó a prefigurarse durante la restauración conservadora. La política industrialista del peronismo incluyó: la redistribución de la renta, el control de cambio y la transferencia de ingresos de la actividad agropecuaria a la industria, mediante el impulso de políticas proteccionistas, el desarrollo del crédito industrial, la nacionalización de los servicios públicos, entre otras medidas Una nueva alianza de clases caracterizó al periodo, la misma tenía como grupos sociales preponderantes a la burguesía nacional industrial, al obrero industrial asalariado (sujeto histórico del Peronismo) y al Estado nacional como regulador y árbitro de la dinámica social y económica. MODELO DESARROLLISTA: El modelo de acumulación que primó en este período se denominó “Desarrollismo”. El mismo se estructuró a partir de una alianza de clases entre la burguesía industrial nacional y el capital extranjero, corporizado éste último por un número considerable de grandes empresas transnacionales norteamericanas que se instalaron en el territorio nacional. En esta nueva estrategia, la industria también constituyó el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, a diferencia del modelo justicialista, se impulsóuna industrialización sustitutiva de bienes intermedios y de consumo durable, en el que el incremento de la demanda está asegurado por las inversiones extranjeras directas, el gasto público y el consumo suntuario del estrato urbano de altos ingresos. El modelo derivó en un proceso regresivo de concentración de la renta. Sin embargo, el Estado mantuvo su intervención en la economía, en tanto productor de bienes y servicios y agente distribuidor de los recursos sociales. Es una característica sobresaliente de este período, la desalarización de los sectores obreros y el crecimiento y asalarización de los sectores medios con mayores calificaciones (profesionales y técnicos). En lo que concierne al sistema político, pese a su proscripción, el peronismo mantendrá una influencia muy fuerte en la escena nacional, cuestionando la legitimidad de las autoridades que tomaron el poder luego del golpe de Estado de 1955 (Revolución Libertadora). Nace la Resistencia Peronista y con ella, la apertura del período de mayor conflictividad social y política del país, lo que derivó a fines de los ‘60 y principios de los ‘70, en la conformación de grupos armados tanto Peronistas (Montoneros), como de múltiples extracciones de izquierda. Será un período de fuerte efervescencia social, tanto nacional (El Cordobazo, El Rosariazo), como regional (Revolución Cubana), ante lo cual, los sectores dominantes -locales e internacionales-, responderán con una virulencia extrema (Plan Cóndor. Doctrina de la Seguridad Nacional). Entre 1974 y 1976, se produjo un acelerado deterioro de la situación interna, debido a la violencia política generalizada, la crisis del petróleo y la creación de la Triple A, órgano parapolicial de extrema derecha que asesinó a cientos de opositores desde 1973. El 24 de marzo de 1976, tuvo lugar el último golpe de Estado cívico-militar de la historia argentina, apoyado activamente por Estados Unidos. El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, marcará el fin del modelo industrialista y será el precursor de un nuevo régimen de acumulación conocido como “Aperturismo”.
MODELO APERTURISTA: A este modelo de acumulación lo podemos
dividir en dos etapas. La primera corresponde al período de la última dictadura cívico-militar. Durante esta época se implementó un proceso de desindustrialización del país, mediante la apertura de las fronteras económicas y la desprotección del mercado interno y la industria nacional, a favor de las empresas transnacionales que agudizaron el proceso de financiarización de la economía. La violencia política del período anterior, derivó en el accionar terrorista del Estado, mediante un plan sistemático que apuntaba a la neutralización de cualquier tipo de disidencia político-ideológica. La detención ilegal de personas en centros clandestinos, la tortura, su posterior "desaparición" y el robo de niños nacidos en cautiverio fueron parte de un modelo que se impuso a sangre y fuego. Este primer período finalizará luego de la Guerra de Malvinas, evento precipitante del retorno a la democracia en 1983. La segunda fase corresponde a la década del '90, cuando fueron profundizadas las medidas aperturistas por medio de un conjunto de políticas tendientes a la privatización de empresas del Estado y de servicios hasta ese momento públicos, la descentralización de funciones estatales, la focalización de políticas sociales, la reducción del gasto público, etc. Esto conducirá a la concentración y extranjerización de la economía, a la pauperización de la clase media y a la territorialización de los sectores populares, como consecuencia de la crisis del mundo del trabajo. El punto culmine de este régimen de acumulación, es la denominada crisis de 2001. Dicho evento puso de manifiesto las consecuencias de la honda desarticulación del tejido social y del descreimiento generalizado en el sistema político. La interrupción del gobierno de La Alianza, aceleró el proceso de descomposición institucional. La asunción de Néstor Kirchner, en 2003, abrió un nuevo período político y sentó las bases de un régimen de dominación y de acumulación con continuidades y transformaciones. ¿Nuevo modelo de acumulación o etapa de recuperación? (FOTO DE NESTOR, CRISTINA Y MAURICIO MACRI) A partir de fines del siglo XX varios gobiernos latinoamericanos, luego de procesos de crisis y movilización social, iniciaron caminos tendientes a superar las políticas neoliberales ensayadas desde mediados de la década del ochenta. Lo que fue puesto en tela de juicio es el automatismo del mercado y la subordinación acrítica a la lógica de la acumulación. Se pretendió, en cambio, restablecer el poder estatal para definir algunos rumbos centrales de la política económica y social. Con matices y especificadas nacionales, los gobiernos del nuevo mapa político latinoamericano, introdujeron una retórica crítica frente a las políticas neoliberales, propusieron el rediseño de sus sistemas políticos para avanzar en la construcción de democracias participativas y directas y establecieron una mayor presencia estatal en sectores económicos estratégicos.
En el caso de nuestro país, el proyecto político kirchnerista (2003-2015)
abre una serie de interrogantes en relación al modelo de acumulación que proponemos abordar en términos de rupturas y continuidades. En lo que refiere a las transformaciones más relevantes se destacan el fin del proceso de desindustrialización regresiva iniciado con la última dictadura cívico-militar, la presencia de capitales fuertemente articulados con los sectores productores de commodities y el desarrollo de una miríada de movimientos de base territorial (nacidos en los movimientos de trabajadores desocupados) que impusieron una nueva forma de encauzar la contradicción entre las necesidades de acumulación de capital y las de legitimación. En cuanto a los elementos que reafirman y profundizan la lógica neoliberal, podemos mencionar el dominio determinante del gran capital transnacional, la consolidación de la posición periférica del ciclo del capital local en el ciclo del capital global -basada en la preeminencia de la estrategia del saqueo de las riquezas naturales- y la precarización y súper explotación estructural de la fuerza de trabajo. Esta última unidad se constituye, así, en un disparador de debates y reflexiones en torno a la historia argentina reciente.