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Teoría

de los derechos 2?
fundamentales 'o

ROBERT ALEXY O

z Traducción y estudio introductorio de


g CARLOS BERNAL PULIDO
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C/2
2.a Edición
O
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A1
24,0'
Colección
El Derecho y la Justicia
*5f
Directores:
Elias Díaz García y Francisco J. Laporta San Miguel

Últimos títulos
Antropología y filosofía de Ll análisis económico del
la historia en Julián San/ Derecho. L na reconstruc-
del Río. ción teórica.
Ma Teresa Rodríguez de Leeea. Pedro Mercado Pacheco. Prólogo
Prólogo de José L Abellán. de Mariano Maresca.

Análisis lógico y Derecho. Necesidades y derechos. L n


Carlos E. Alchourrón y Eugenio ensayo de fundamentación.
Bulygin. Prólogo de Georg H. María José Anón Roig. Prólogo de
von Wright. Javier de Lucas.

Sociología del derecho y En torno a llannah Arendt.


socialismo liberal. Compilación y dirección de Manuel
Renato Treves. Traducción de L C. Cruz y Fina Birulés.
Aparicio y R. de Asís. Prólogo de
Etica general.
Gregorio Peces-Barba. Agnes Heller. Traducción de Ángel
Rivero Rodríguez.
La normatividad del
Derecho: deber jurídico y Acción y norma en
razones para la acción. (;. II. von Wright.
Juan C. Bayón Mohíno. Daniel González Lagier.

Razón práctica y normas. La teoría de la justicia de


Joseph Raz. Traducción de Juan Immamicl Kant.
Ruiz Mañero José Luis Colomer Martín-Calero.

Justicia y orden político en I.a ciencia de la asociación


Hume. Sus fundamentos de Tocqucvillc. Presupuestos
filosóficos. metodológicos para una
José Martínez de Pisón. teoría liberal de la verte-
bración social.
La filosofía del liberalismo. José Ma Sauca Cano. Prólogo de
Martín Diego Farrell.
Eusebio Fernández.
L a j u s t i f i c a c i ó n d e l castigo.
Jerónimo Betegón.
La filosofía de los
derechos humanos
Cicerón: conocimiento durante el franquismo.
y política. Ricardo García Manrique.
Joan Manuel del Pozo.
Sobre la justificación de
Una teoría del Derecho. la autoridad.
Philip Soper. Traducción de Ángeles Rodenas Calatayud.
Ricardo Caracciolo y Silvia Vera.
I ;i noción (le razón para la
Derecho, ética y política. acción en el análisis jurídico.
Ernesto Garzón Valdés. María Cristina Redondo.

(ENTRO DE ESTUDIOS POLÍTK ¡OS Y (iONSTlTl CIONALES


Plaza de la Marina Española, 9. 28071 Madrid
La indeterminación del
Derecho y la interpretación
de la Constitución.
José Juan Moreso.
La racionalidad de la
moral. Un análisis crítico
de los presupuestos mora-
les del comunitarismo.
"1
Silvina Álvarez.
Presupuestos morales del
liberalismo. Teoría de los derechos
Eduardo Rivera López. fundamentales (3a reimp.).
(Coed. BOE.) Robert Alexy. Traducción de
Ernesto Garzón Valdés.
Principios y positivismo
jurídico. Lógica de los sistemas
Alfonso García Figueroa. Jurídicos.
Jorge L Rodríguez.
Filosofía del Derecho v primer Prólogo de Eugenio Bulygin.
franquismo (1937-1945).
Benjamín Rívaya. Ilannah Arendt. El espacio
de la política.
I a interpretación origina I ista Cristina Sánchez Muñoz.
de la Constitución. Prólogo de Javier Muguerza.
Pablo de Lora Deltoro. (Coed. BOE.)
.1 urgen llabermas:
II problema de la acción comunicativa e
discreción judicial. identidad política.
Marisa Iglesias Vila. Evaristo Prieto Navarro.

La interpretación jurídica Racionalidad legislativa.


en la teoría del Derecho Crisis de la ley y nueva
contemporánea. ciencia de la legislación.
Isabel Ufante Vidal. Gema Marcilla Córdoba.
Prólogo de Marina Gascón Abellán.
La disponibilidad de la
r o p i a v i d a en el
B erecho Penal.
Carmen Tomás-Valiente Lanuza.
Derecho y razonamiento
práctico en Carlos S. Niño.
(Coed. BOE.) Victoria Roca.
Prólogo de Juan Ruiz Mañero.
Positivismo y moral inter-
na del Derecho. Principio de proporciona-
Rafael Escudero Alday. Prólogo de lidad y ley penal.
Gregorio Peces-Barba. Gloria Patricia Lopera Mesa.

Las normas de competen- nacionalidad y Derecho.


cia. I n aspecto de la diná- Alfonso García Figueroa (coord.).
mica jurídica. Prólogo de Francisco J. Laporta.
Jordi Ferrer Beltrán. Prólogo de
Riccardo Guastini. (Coed. BOE.) Estudios de l-'ilosofía del
Derecho.
La teoría discursiva del José Delgado Pinto.
Derecho. Sistema jurídico
y democracia en llabermas. Teoría de las fuentes del
Juan Carlos Velasco Arroyo. Derecho (I a reimp.).
Prólogo de Javier Muguerza. Alf Ross.
(Coed. BOE.)
Teoría de la argumentación
Kl proyecto ilustrado de jurídica (2a edición).
Enrique Tierno Calvan. Robert Alexy. Traducción de
Biografía intelectual Manuel Atienza e Isabel Espejo
y política.
Jorge Novella Suárez.

Derecho y moral en
John Áustin.
Isabel Turégano Mansilla.
Prólogo de Juan Ramón de
Páramo Arguelles.
CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES ROBERT ALEXY
CONSEJO EDITORIAL

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José Álvarez Junco
Bartolomé Clavero
Carlos Closa
Elias Díaz
Santos Julia
Francisco J. Laporta
Javier Moreno Luzón
TEORÍA
Francisco Rubio Llórente
Joan Subirats Humet DE LOS DERECHOS
Joaquín Várela Suanzes-Carpegna
FUNDAMENTALES
(Segunda edición en castellano)
Colección: El Derecho y la Justicia
Director: ELIAS DÍAZ Y FRANCISCO J. LAPORTA

Traducción y estudio introductorio de

Carlos BERNAL PULIDO

CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES


Madrid, 2007
Título original:
THEORIE DER GRUNDRECHTE
© Suhrkamp Verlag Frankftirt am Main. 1986
Traducción y estudio introductorio de Carlos Bernal Pulido

Segunda edición en castellano: 2007

Para Georg Corbin


Catálogo general de publicaciones oficiales
http://www.060.es y Julia

Centro de Estudios Políticos y Constitucionales


Plaza de la Marina Española, 9
28071 Madrid
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o procedimiento, comprendidas la reprografía y el tratamiento informático.

© CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES


© ROBERT ALEXY
© de la traducción y estudio introductorio, Carlos Bernal Pulido

ÑIPO: 005-07-024-4
ISBN: 978-84-259-1393-8
Depósito legal: M. 52.216-2007

Imprime: Sociedad Anónima de Fotocomposición


c/ Talisio, 9
28027 Madrid
ÍNDICE

PRESENTACIÓN de la segunda edición en castellano de la Teo-


ría de los derechos fundamentales de Robert Alexy
por CARLOS BERNAL PULIDO xxi

ESTUDIO INTRODUCTORIO
por CARLOS BERNAL PULIDO xxv

I. EL CONTEXTO DE LA TEORÍA DE LOS DERECHOS


FUNDAMENTALES DE ROBERT ALEXY XXVI
1. ROBERT ALEXY Y SU TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMEN-
TALES xxvi
2. L A TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN SU CON-
TEXTO CIENTÍFICO Y PRÁCTICO XXVII
3. LAS TESIS BÁSICAS Y LA ESTRUCTURA DE LA TEORÍA DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES XXIX

II. RECEPCIÓN Y CRÍTICA DE LA TEORÍA DE LOS DE-


RECHOS FUNDAMENTALES DE ROBERT ALEXY
EN ESPAÑA XXXI
1. Los DERECHOS FUNDAMENTALES COMO PRINCIPIOS xxxiv
1.1. Las teorías de los derechos fundamentales en
España XXXIV
1.2. La recepción de la teoría de los principios en
España XXXVI

IX
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
ÍNDICE

2. LAS OBJECIONES EN CONTRA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCI-


TEORÍA DE LOS DERECHOS F U N D A M E N T A L E S
PIOS XXXVIII
por ROBERT ALEXY 1
2.1. La irracionalidad de la ponderación XXXVIII
2.1.1. La indeterminación conceptual xxxix PRÓLOGO (1985) 3
2.1.2. La incomparabilidad y la inconmensu-
rabilidad de los objetos que se ponde- PRÓLOGO a la segunda edición en castellano (2007) 3
ran XL INTRODUCCIÓN 5
2.1.3. La imposibilidad de predecir los resul-
tados de la ponderación XL Capítulo primero
2.1.4. La relación entre las objeciones en
contra de la ponderación XLI OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES
2.2. La teoría de los principios, la democracia y el
Estado de Derecho XLI I. EL CONCEPTO DE UNA TEORÍA JURÍDICA GENE-
2.2.1. La vulneración del principio democrá- RAL DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE
tico XLI LA LEY FUNDAMENTAL 11
2.2.2. La vulneración del principio del Esta- 1. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA
do de Derecho XLH LEY FUNDAMENTAL 12
2.3. La teoría de los principios como un tipo de for- 2. UNA TEORÍA JURÍDICA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
malismo constitucional XLHI DE LA LEY FUNDAMENTAL 12
3. UNA TEORÍA JURÍDICA GENERAL DE LOS DERECHOS FUNDA-
3. UNA DEFENSA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS XLV MENTALES DE LA LEY FUNDAMENTAL 18
3.1. La racionalidad de la ponderación XLV
II. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMEN-
3.1.1. El rechazo de la pretensión de hiperra- TALES Y LAS TEORÍAS DE LOS DERECHOS FUN-
cionalidad de la ponderación XLV DAMENTALES 18
3.1.2. Racionalidad teórica y práctica de la
ponderación XLVI III. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTA-
LES COMO TEORÍA ESTRUCTURAL 22
3.2. El respeto de los márgenes semánticos de las
disposiciones de derecho fundamental Ll
Capítulo segundo
3.3. Los limites epistémicos de los principios Lili
EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO
III. ADDENDA BIBLIOGRÁFICA LVI FUNDAMENTAL
1. BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA LVI
2. BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA LXV I. SOBRE EL CONCEPTO DE NORMA 32
1. SOBRE LA POLÉMICA ACERCA DEL CONCEPTO DE NORMA . . 33
2. EL CONCEPTO SEMÁNTICO DE NORMA 33
3. LA SEPARACIÓN ENTRE LAS PREGUNTAS SEMÁNTICAS Y LAS
PREGUNTAS ATINENTES A LA TEORÍA DE LA VALIDEZ 38
4. LA VINCULACIÓN ENTRE LAS PREGUNTAS SEMÁNTICAS Y
LAS DE LA TEORÍA DE LA VALIDEZ 41
5. AFIRMACIONES SOBRE NORMAS Y EXPEDICIÓN DE NORMAS 42

X XI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ÍNDICE

II. LA NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL 45 2.2. Los derechos fundamentales con reserva sim-
1. NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL Y DISPOSICIÓN DE ple 104
DERECHO FUNDAMENTAL 46 2.3. Los derechos fundamentales con reserva cali-
2. NORMAS ADSCRITAS DE DERECHO FUNDAMENTAL 49 ficada 106
3. SOBRE LA TEORÍA DE LA NORMA DE DERECHO FUNDAMEN- 3. EL MODELO DE LAS REGLAS Y LOS PRINCIPIOS 109
TAL DE FR. MÜLLER 55 3.1. El nivel de los principios 109
3.2. El nivel de las reglas 112
3.3. El doble carácter de las normas de derecho
Capítulo tercero fundamental 114
LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO
FUNDAMENTAL III. LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS Y LA TEORÍA DE
LOS VALORES 117
I. REGLAS Y PRINCIPIOS 63 1. PRINCIPIO Y VALOR 117

1. CRITERIOS TRADICIONALES PARA LA DISTINCIÓN ENTRE RE- 1.1. Conceptos deontológicos, axiológicos y antro-
GLAS Y PRINCIPIOS 64 pológicos 118
2. Los PRINCIPIOS COMO MANDATO DE OPTIMIZACIÓN 67 1.2. Acerca del concepto de valor 120
3. COLISIONES DE PRINCIPIOS Y CONFLICTOS DE REGLAS . . . . 69 1.2.1. Juicios de valor clasificatorios, com-
3.1. El conflicto de reglas 69 parativos y métricos 120
3.2. La colisión de principios 70 1.2.2. Los valores como criterios de valora-
3.2.1. La ley de la colisión 71 ción 122
3.2.2. Los resultados de la ponderación como 1.3. La diferencia entre principios y valores 125
normas adscritas de derecho funda- 2. OBJECIONES EN CONTRA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS Y
mental 76 DE LA TEORÍA DE LOS VALORES 126
4. EL DIFERENTE CARÁCTER PRIMA FACIE DE LAS REGLAS Y 2.1. Objeciones filosóficas 128
LOS PRINCIPIOS 79 2.2. Objeciones metodológicas 130
5. LAS REGLAS Y LOS PRINCIPIOS COMO RAZONES 82 2.2.1. El concepto de un orden jerárquico de
6. GENERALIDAD Y PRINCIPIOS 84 valores 130
7. TRES OBJECIONES EN CONTRA DEL CONCEPTO DE PRINCIPIO 85 2.2.2. El concepto de ponderación 135
7.1. La invalidez de los principios 85 2.2.2.1. El modelo de la decisión y el
7.2. Los principios absolutos 86 modelo de la fundamenta-
7.3. La amplitud del concepto de principio 89 ción 136
8. LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS Y EL PRINCIPIO DE PROPOR- 2.2.2.2. La fiíndamentación de enun-
CIONALIDAD 91 ciados condicionados de pre-
ferencia no referida específi-
II. TRES MODELOS 95 camente a la ponderación . . 136
1. EL MODELO PURO DE LOS PRINCIPIOS 95 2.2.2.3. La fiíndamentación referida
2. EL MODELO PURO DE LAS REGLAS 98 específicamente a la ponde-
2.1. Los derechos fundamentales protegidos sin re- ración 137
serva alguna 98 2.3. Objeciones dogmáticas 146

XII
ÍNDICE
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

2.2.1.1. Las libertades no protegidas,


Capítulo cuarto absolutas y relativas desde el
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO punto de vista personal y ob-
DERECHOS SUBJETIVOS jetivo 195
2.2.1.2. La libertad no protegida como
I. EN TORNO A LA DISCUSIÓN SOBRE LOS DERE- mera negación del deber ser. 196
CHOS SUBJETIVOS 151 2.2.1.3. Las normas permisivas de
1. LOS DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS NORMA- derecho fundamental 197
TIVOS 152 2.2.2. Las libertades protegidas 199
2. LOS DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS EMPÍRICOS . 154 2.2.2.1. Sobre la estructura básica de
3. LOS DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS ANALÍTICOS 15 5 la protección 199
3.1. Norma y posición 155 2.2.2.2. Acerca de la protección de
3.2. Un modelo de tres gradas de los derechos sub- las libertades de derecho fun-
jetivos 156 damental 200
3.3. La variedad de derechos subjetivos 161 3. COMPETENCIAS 201

II. UN SISTEMA DE POSICIONES JURÍDICAS FUNDA- 3.1. Aclaraciones terminológicas 201


MENTALES 163 3.2. Competencia y permiso 202
1. LOS DERECHOS A ALGO 163
3.3. Competencia y poder fáctico 204
3.4. El ejercicio de una competencia como acción
1.1. La estructura fundamental del derecho a algo 163 institucional 205
1.1.1. Los derechos a acciones negativas (de- 3.5. Competencia, sujeción, no competencia, no su-
rechos de defensa) 165 jeción 208
1.1.1.1. Los derechos al no impedi- 3.6. Los derechos fundamentales y las competen-
mento de acciones 166 cias 210
1.1.1.2. Los derechos a la no afecta- 3.6.1. Las competencias del ciudadano . . . . 210
ción de propiedades y situa- 3.6.2. Las competencias del Estado 213
ciones 168
III. EL DERECHO FUNDAMENTAL COMO UN TODO. . 214
1.1.1.3. Los derechos a la no elimi-
nación de posiciones jurídi-
cas 169 Capítulo quinto
1.1.2. Los derechos a acciones positivas . . . 171 DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS
1.2. Acerca de la lógica del derecho a algo 173
1.2.1. Las modalidades deónticas básicas . . 173 I. LA TEORÍA DEL STATUS DE JELLINEK 219
1.2.2. Los derechos a algo como relaciones 1. EL STATUS PASIVO 220
jurídicas 177 2. EL STATUS NEGATIVO 222
3. EL STATUS POSITIVO 227
2. LIBERTADES 186
4. EL STATUS ACTIVO 231
2.1. Acerca del concepto de libertad 186
2.2. Las libertades jurídicas 193 II. ACERCA DE LA CRÍTICA A LA TEORÍA DEL STA-
TUS DE JELLINEK 233
2.2.1. Las libertades no protegidas 194
XV
XIV

^1
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ÍNDICE

Capítulo sexto II. UNA CONCEPCIÓN FORMAL-MATERIAL DEL DE-


EL DERECHO FUNDAMENTAL Y RECHO GENERAL DE LIBERTAD 303
SUS RESTRICCIONES 1. LA OBJECIÓN DE LA FALTA DE CONTENIDO 304
1.1. La tesis de la falta del supuesto de hecho . . . . 304
I. CONCEPTO Y TIPOS DE RESTRICCIÓN A LOS DE- 1.2. La tesis de la falta de sustancia 305
RECHOS FUNDAMENTALES 239 2. LA VINCULACIÓN ENTRE PRINCIPIOS FORMALES Y MATE-
1. LA POSIBILIDAD LÓGICA DE LA RESTRICCIÓN A LOS DERE- RIALES 311
CHOS FUNDAMENTALES 239
III. ESFERAS DE PROTECCIÓN Y DERECHOS DE LI-
2. EL CONCEPTO DE RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS FUNDA-
BERTAD TÁCITOS 316
MENTALES 243
1. LA TEORÍA DE LAS ESFERAS 316
3. TIPOS DE RESTRICCIONES A LOS DERECHOS FUNDAMEN-
TALES 248 2. Los DERECHOS DE LIBERTAD TÁCITOS 319

3.1. Las restricciones directamente constituciona- 2.1. Los derechos referidos a la acción 321
2.2. Los derechos referidos a situaciones 322
les 248
3.2. Las restricciones indirectamente constituciona- IV. LOS PROBLEMAS DEL DERECHO GENERAL DE
les 253 LIBERTAD 325
4. ACERCA DE LA GARANTÍA DEL CONTENIDO ESENCIAL COMO 1. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y LAS GARANTÍAS
RESTRICCIÓN A LAS RESTRICCIONES 257 PUNTUALES 325
2. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y EL SISTEMA DE DERE-
II. EL SUPUESTO DE HECHO DE LOS DERECHOS CHOS FUNDAMENTALES 327
FUNDAMENTALES Y LA RESTRICCIÓN A LOS DE- 3. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y EL «INDIVIDUO AIS-
RECHOS FUNDAMENTALES 262 LADO» 331
1. ÁMBITO DE PROTECCIÓN Y SUPUESTO DE HECHO 263 4. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y OTRAS NORMAS
2. LAS TEORÍAS RESTRINGIDA Y AMPLIA DEL SUPUESTO DE CONSTITUCIONALES 335
HECHO 268 4.1. Normas de competencia 335
2.1. Teorías restringidas del supuesto de hecho. . . 270 4.2. Normas de derecho fundamental 338
2.1.1. La teoría del alcance material de Fr.
Müller 270 Capítulo octavo
2.1.2. La delimitación del supuesto de hecho EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD
sobre la base de leyes generales 276
2.2. Una teoría amplia del supuesto de hecho . . . . 281 I. IGUALDAD EN LA APLICACIÓN Y EN LA CREA-
CIÓN DEL DERECHO 347
III. RESTRICCIÓN Y CONFIGURACIÓN 290 II. LA ESTRUCTURA DEL MANDATO DE IGUALDAD
EN LA CREACIÓN DEL DERECHO 350
Capítulo séptimo III. LAS FÓRMULAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIO-
EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD NAL FEDERAL 354
IV. TRATO IGUAL Y DESIGUAL 360
I. EL CONCEPTO DEL DERECHO GENERAL DE LI- 1. EL MANDATO DE TRATO IGUAL 360
BERTAD 299 2. EL MANDATO DE TRATO DESIGUAL 361

XVI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
ÍNDICE

V. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD Y LA VALORACIÓN. 363


4. LOS DERECHOS PROCEDIMENTALES Y LA TEORÍA DEL
VI. IGUALDAD JURÍDICA E IGUALDAD DE HECHO . . 366 STATUS 423
1. ACERCA DE LOS CONCEPTOS DE TRATO IGUAL JURÍDICO Y 4.1. Los derechosprocedimentales y el status nega-
DE HECHO 367 tivo 423
2. LOS PRINCIPIOS DE IGUALDAD JURÍDICA E IGUALDAD DE 4.2. Los derechos procedimentales y el status activo. 425
HECHO 368 5. LOS TIPOS DE DERECHOS A LA ORGANIZACIÓN Y AL PRO-
3. ACERCA DEL PAPEL DEL PRINCIPIO DE LA IGUALDAD DE CEDIMIENTO 429
HECHO 370 5.1. Las competencias de derecho privado 429
VIL LA ESTRUCTURA DE LOS DERECHOS DE IGUAL- 5.2. Los procedimientos judiciales y administrati-
DAD COMO DERECHOS SUBJETIVOS 379 vos (procedimientos en sentido estricto) 433
5.3. La organización en sentido estricto 435
5.4. La formación de la voluntad estatal 442
Capítulo noveno IV. LOS DERECHOS PRESTACIONALES EN SENTIDO
LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO ESTRICTO (DERECHOS SOCIALES FUNDAMEN-
TALES) 443
(DERECHOS PRESTACIONALES EN SENTIDO AMPLIO)
1. CONCEPTO Y ESTRUCTURA 443
I. CONCEPTOS BÁSICOS Y CONCEPCIÓN BÁSICA .. 383 2. ACERCA DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE
LOS DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES 446
1. EL TEXTO CONSTITUCIONAL Y SU GÉNESIS 384
3. UN MODELO DE DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES . . . 454
2. LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
FEDERAL 385
3. EL CARÁCTER DE LA POLÉMICA SOBRE LOS DERECHOS Capítulo décimo
PRESTACIONALES 389 LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LAS NORMAS
4. CONCEPTO Y DIVISIÓN DE LOS DERECHOS PRESTACIONALES 391 DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL
5. LA IDEA ORIENTADORA 395 SISTEMA JURÍDICO
II. LOS DERECHOS DE PROTECCIÓN 398 I. LA FUNDAMENTALIDAD DE LAS NORMAS DE
1. SOBRE EL CONCEPTO DE DERECHO DE PROTECCIÓN 398 DERECHO FUNDAMENTAL 461
2. LA EXISTENCIA DE LOS DERECHOS DE PROTECCIÓN 399 II. EFECTO ENTRE TERCEROS O EFECTO HORIZON-
2.1. ¿Derecho subjetivo o (mera) norma objetiva? 400 TAL 464
2.2. Defensa y protección 404 1. ACERCA DE LA TESIS DE LA IRRADIACIÓN 465
3. LA ESTRUCTURA Y LA EXIGIBILIDAD JUDICIAL DE LOS 2. ACERCA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL EFECTO ENTRE TERCEROS . 468
DERECHOS DE PROTECCIÓN 408 2.1. La equivalencia de las construcciones en el re-
sultado 469
III. LOS DERECHOS A LA ORGANIZACIÓN Y AL PRO- 2.2. Un modelo de tres niveles del efecto entre ter-
CEDIMIENTO 416 ceros 472
1. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN 416
III. SISTEMA JURÍDICO Y LA ARGUMENTACIÓN DE
2. EL CONCEPTO DE DERECHO A LA ORGANIZACIÓN Y AL PRO-
DERECHO FUNDAMENTAL 481
CEDIMIENTO 418
1. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y EL CARÁCTER DEL
3. ACERCA DEL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA 420
SISTEMA JURÍDICO 481

XVIII XIX
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

2. ACERCA DEL PROBLEMA DE LA COMPETENCIA DE CONTROL


DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 483
3. LA ARGUMENTACIÓN Y LA DECISIÓN 486
3.1. Acerca de la teoría general de la argumenta-
ción jurídica 486
3.2. Las bases de la argumentación de derecho fun-
damental 489
3.2.1. El texto y la voluntad 489
3.2.2. Los precedentes 492 PRESENTACIÓN DE LA SEGUNDA EDICIÓN EN
3.2.3. Las teorías materiales de los derechos CASTELLANO DE LA TEORÍA DE LOS DERECHOS
fundamentales 496 FUNDAMENTALES DE ROBERT ALEXY
3.3. El proceso de argumentación de derecho fun-
damental 508
Carlos Bernal Pulido*
Epílogo
I. DEMASIADO Y DEMASIADO POCO 511
II. ORDEN FUNDAMENTAL Y ORDEN MARCO 514 El libro que el lector tiene entre sus manos es la segunda edición en
castellano de la Teoría de los Derechos Fundamentales de Robert Alexy.
1. EL CONCEPTO DE ORDEN MARCO 516 El texto que la conforma es una nueva traducción del texto original en
2. EL CONCEPTO DE ORDEN FUNDAMENTAL 519 alemán. Desde luego, la traducción llevada a cabo por Ernesto Garzón
III. EL MARGEN DE ACCIÓN ESTRUCTURAL Y LA Valdez, revisada por Ruth Zimmerling, y publicada por el Centro de
PONDERACIÓN 520 Estudios Constitucionales en 1993 y reimpresa en 1997, 2001 y 2002
—que de manera visionaria introdujo el pensamiento de Alexy en el
1. EL MARGEN PARA LA FIJACIÓN DE FINES 521
mundo hispanoparlante antes de que se difundiera en otras lenguas—, ha
2. EL MARGEN PARA LA ELECCIÓN DE MEDIOS 522
sido una base para esta nueva edición. Sin embargo, esta segunda edición
3. EL MARGEN PARA LA PONDERACIÓN 523
presenta un texto distinto, tanto en su forma como en su contenido (en
3.1. Idoneidad y necesidad 524 especial, en lo que se refiere a los conceptos básicos de la dogmática de
3.2. El subprincipio de proporcionalidad en senti- los derechos fundamentales). Asimismo, incluye por primera vez un es-
do estricto 529 tudio introductorio para el lector hispanoparlante y la traducción al caste-
llano del Epílogo, que Robert Alexy escribiera para la publicación del li-
IV. LOS PRINCIPIOS FORMALES 547
bro en inglés por la Oxford University Press en el año 2002 como: A
1. EL MARGEN DE ACCIÓN EPISTÉMICO COMO RESULTADO DE Theory of Constitucional Rights. La traducción del epílogo ya había sido
LA PONDERACIÓN 547 publicada en el número 66 de la Revista Española de Derecho Constitu-
2. EL MARGEN DE ACCIÓN EPISTÉMICO Y LA VINCULACIÓN A cional en el mismo año 2002 (páginas 13 a 64) y, como opúsculo, con un
LA CONSTITUCIÓN 557 prólogo de Francisco Rubio Llórente, por el Colegio de Registradores de
la Propiedad en Madrid en el año 2004.
BIBLIOGRAFÍA 563
ÍNDICE TEMÁTICO 597
* Profesor de Filosofía del Derecho y Derecho Constitucional de la Universidad
Externado de Colombia (Bogotá).

XX XXI
CARLOS BERNAL PULIDO TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

Varias razones justificaban llevar a cabo una nueva traducción al cas- lia-La Mancha) por la mención de valiosas referencias de bibliografía se-
tellano de la Teoría de los derechos fundamentales de Robert Alexy. La cundaria en castellano e italiano. Finalmente, quisiera agradecer a mi es-
más representativa deriva del notable desarrollo que la dogmática de los posa, María José Viana, por haber trabajado conmigo codo a codo en la
derechos fundamentales ha experimentado, tanto en España como en revisión, la corrección y la edición del texto de la segunda edición en
América Latina, desde la aparición de la primera edición de este libro. La castellano de este libro.
principal causa de este desarrollo ha sido, sin lugar a dudas, la destacable
actividad jurisprudencial del Tribunal Constitucional español y de los tri-
bunales constitucionales, cortes constitucionales y las cortes supremas de
justicia de América Latina, que han contribuido a la institucionalización
del Estado Constitucional Democrático a lo largo y ancho del mundo his-
panoamericano. Este desarrollo no ha sido uniforme y se ha nutrido de
conceptos provenientes no sólo del derecho alemán, sino también del de-
recho comunitario europeo, del derecho europeo de los derechos huma-
nos, del derecho italiano, francés, inglés y norteamericano. Esta influen-
cia plural ha llevado a que algunos de los conceptos utilizados por Alexy
en este libro, hoy deban traducirse de una manera diferente a como era
plausible traducirlos a comienzo de la década pasada. En segundo lugar,
la propia evolución del pensamiento de Alexy también ha dado lugar a la
necesidad de modificar la traducción de ciertos conceptos. Desde la pu-
blicación originaria de este libro, Alexy ha escrito, sin contar el epílogo,
más de cuarenta artículos en los que desarrolla las principales tesis de su
teoría. Estos desarrollos han aclarado algunos matices de los conceptos
que estructuran esta teoría e incluso, como más adelante se verá, han im-
plicado la revisión de unas cuantas posturas. Estos matices repercuten en
la forma de entender estos conceptos en castellano y, en ciertos casos,
han hecho aconsejable traducirlos de una manera diferente a como fue-
ron traducidos en la primera edición.
Quisiera dejar constancia de mi agradecimiento al Profesor Robert
Alexy por sus comentarios a mi estudio introductorio, su ayuda en la
confección de la lista de literatura primaria y secundaria que se ofrece al
final de dicho estudio, y en la aclaración del sentido de ciertas expresio-
nes y conceptos, que me ha sido de encomiable valor para elegir en cada
caso la traducción castellana más plausible. Del mismo modo, agradezco
a Julián Rivers (University of Bristol, Inglaterra) y a Mattias Kumm
(New York University) por haberme sugerido la inclusión de varias im-
portantes referencias de trabajos en inglés en la lista de literatura secun-
daria, así como a Giorgio Bongiovanni (Universitá degli Studi di Bolog-
na, Italia) por lo pertinente en relación con la literatura secundaria en ita-
liano, a Luís Virgilio Afonso da Silva (Universidade de Sao Paolo,
Brasil) y a Thomas Bustamante (Universidade Federal de Juiz da Fora,
Brasil) por lo mismo acerca de la literatura secundaria en portugués y a
Luis Prieto Sanchís y Alfonso García Figueroa (Universidad de Casti-

XXII XXIII
ESTUDIO INTRODUCTORIO

Carlos Bernal Pulido

Este estudio introductorio tiene tres finalidades concretas. En primer


lugar, busca presentar al lector este libro de forma muy somera. La pre-
sentación comienza por una breve síntesis biográfica de Robert Alexy,
pasa por una ubicación del contexto teórico y práctico en el que se en-
marca su Teoría de los derechos fundamentales, y finaliza con una expo-
sición de la estructura de la obra y de las principales tesis que en ella se
defienden. En segundo lugar, el estudio introductorio pretende mostrar
de una forma reflexiva cómo ha sido la recepción, la repercusión y la crí-
tica de estas tesis en España (también se harán ciertas referencia a Amé-
rica Latina), cómo es posible defender algunas de estas tesis de las obje-
ciones más contundentes y cuáles son las preguntas más relevantes que
quedan abiertas y pendientes de solución. Por último, persigue ofrecer al
lector una bibliografía actualizada no sólo de los textos que Robert Alexy
ha escrito antes y después de la publicación original de este libro, en los
que ha desarrollado las tesis básicas de su teoría, sino de los principales
trabajos sobre esta obra, contra ella y en los que ella ha influido, y que se
han publicado en castellano, alemán, inglés, italiano y portugués. De esta
manera, este estudio introductorio espera facilitar no sólo la lectura de
este texto, sino la investigación sobre la obra de Robert Alexy, que, sin
lugar a dudas, representa un punto de referencia obligatorio en la dogmá-
tica alemana de los derechos fundamentales de finales del segundo mile-
nio y comienzos del tercero.
Para lograr estos objetivos, este estudio introductorio se dividirá en
tres partes, cada una de las cuales apunta a uno de los mencionados obje-
tivos. Dichas partes son: I. El contexto de la teoría de los derechos fun-
damentales de Robert Alexy; II. Recepción y crítica de la Teoría de los

XXV
CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

presidente de la sección alemana de la Asociación Internación de Filoso-


derechos fundamentales de Robert Alexy en España y en América Lati-
fía del Derecho y Filosofía Social (IVR). En 1992 publicó su libro «El
na; y III. Bibliografía primaria y secundaria sobre la teoría de los dere-
concepto y la validez del derecho». En 1997 recibió la oferta de la Uni-
chos fundamentales de Robert Alexy.
versidad Georg-August de Góttingen (para ser el sucesor de Ralf Dreier).
En febrero de 1998 rechazó esta oferta. Desde el año 2002 es miembro
de número de la Academia de la Ciencia de Góttingen, en la categoría de
I. EL CONTEXTO DE LA TEORÍA DE LOS DERECHOS filología e historia.
FUNDAMENTALES DE ROBERT ALEXY

1. ROBERT ALEXY Y SU TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES 2. LA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN SU CONTEXTO
CIENTÍFICO Y PRÁCTICO
Para comenzar, conviene tener presentes algunos datos biográficos
de Robert Alexy y del contexto histórico en que escribió la Teoría de los La Teoría de los derechos fundamentales de Robert Alexy se enmar-
derechos fundamentales. ca dentro de un contexto científico y práctico bien determinado. El con-
Robert Alexy nació el 9 de Septiembre de 1945 en Oldenburg. Des- texto científico es la unión de dos tradiciones, de las cuales la primera
pués de culminar el bachillerato, sirvió durante tres años en el Ejército constituye el género y la segunda la especie. El género es la tradición de
Federal Alemán, en el que durante el último año alcanzó el rango de Te- la teoría analítica del derecho. Como el propio Alexy aclara al comienzo
niente. En el verano de 1968 comenzó los estudios de derecho y filosofía de su obra, esta tradición se enfoca en el estudio de los conceptos jurídi-
en la Universidad Georg-August de Góttingen. En el ámbito de la filoso- cos, de su estructura y sus relaciones. En este sentido, Alexy sigue la sen-
fía, estudió sobre todo con Günther Patzig. da trazada en el ámbito continental europeo por autores como Jhering,
Savigny, Kantorowitz, Kelsen y Radbruch, y en el ámbito anglosajón por
Después de superar el primer examen del Estado para culminar la li- Austin, Hohfeld, Hart y el Dworkin de Los derechos en serio. También
cenciatura de derecho en 1973, trabajó hasta 1976 en su disertación desde este punto de vista, la Teoría de los derechos fundamentales repre-
«Teoría de la argumentación jurídica». Durante aquél tiempo, así como senta una aplicación a un ámbito dogmático concreto, de algunas de las
antes del mencionado primer examen, su actividad de investigación reci- conclusiones alcanzadas por Alexy, desde la perspectiva analítica, en su
bió financiación de la fundación Studienstiftung des deutschen Volkes. Teoría de la argumentación jurídica. La especie, por su parte, es la tradi-
En 1982 recibió el premio de la Academia de la Ciencia de Góttingen, en ción de la teoría analítica del derecho público alemán. Dentro de esta tra-
la categoría de filología e historia, por la investigación conducente a la dición de estudio científico del derecho del Estado y de sus relaciones
«Teoría de la Argumentación Jurídica», que fuera publicada por primera con los particulares, Alexy es epígono de Gerber, von Gierke, Laband,
vez en el año 1978. En 1976 inició su práctica jurídica que culminó en Jellinek y Kelsen. Alexy presta una particular atención a la teoría de los
1978, después de superar el segundo examen del Estado. Desde aquél en- status, que constituye el núcleo del sistema de derechos públicos subjeti-
tonces y hasta 1984 se desempeñó como asistente de Ralf Dreier en el vos de Jellinek, y que antes de la Teoría de los derechos fundamentales,
departamento de Teoría General del Derecho en Góttingen. En 1984 cul- podía considerarse como el sistema teórico más completo de análisis de
minó su habilitación en derecho público y filosofía del derecho en la fa- los derechos del individuo en el ámbito del derecho público.
cultad de derecho de la Universidad de Góttingen con su obra: «Teoría de
los derechos fundamentales». Ahora bien, el contexto práctico de la Teoría de los derechos funda-
mentales es el de la aplicación la Ley Fundamental de Alemania, en es-
A partir de ese momento, Robert Alexy ha sido profesor, primero de pecial, por medio de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fede-
la Universidad de Regensburg, y luego de Kiel. Después de rechazar una ral. La Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, adoptada
propuesta de la Universidad de Regensburg, en 1986 aceptó la propuesta el 23 de marzo de 1949, incluye en su primer título un catálogo de dere-
de la Universidad Christian-Albrecht de Kiel. Desde ese entonces, es ca- chos fundamentales. Este título utiliza la denominación «derechos funda-
tedrático de filosofía del derecho y derecho público de dicha universidad. mentales» (Grundrechte) para referirse a los derechos más importantes
En marzo de 1991 rechazó la propuesta de la Universidad Karl-Franzens de los individuos, protegidos por la Constitución, y oponibles frente al
de Graz (para ser el sucesor de Ota Weinberger). Entre 1994 y 1998 fue
XXVII
XXVI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

Estado —y a los particulares, como dejara claro el Tribunal Constitucio- cipio, Alexy parte del reconocimiento de que representa un criterio bási-
nal a partir de la Sentencia Lüth, que reconoce de manera categórica el co para la aplicación de los derechos fundamentales en la jurisprudencia
efecto entre terceros de los derechos fundamentales (Drittwirkung der del Tribunal. En un segundo paso, Alexy reflexiona sobre su aplicación,
Grundrechte)—. Esta denominación ya había aparecido en la Constitu- observa que se lleva a cabo de una manera sistemática y la explica desde
ción del Imperio Alemán (Verfassung des Deutschen Reichs), conocida el punto de vista dogmático. En este segundo paso, Alexy sostiene que
como la Paulskirchenverfassung, del 28 de marzo de 1849, cuyo títu- los derechos fundamentales deben aplicarse por medio del principio de
lo VI contenía los «derechos fundamentales del pueblo alemán» (Grun- proporcionalidad, en razón del carácter de principio —es decir, de man-
drechte des deutschen Volkes). También la Constitución de Weimar, o datos de optimización— que tienen las normas constitucionales que los
Constitución del Imperio Alemán del 11 de agosto de 1919, había utiliza- establecen. Asimismo, reformula de una manera teórica más clara los
do la expresión «derechos fundamentales». Su segunda parte principal ti- tres subprincipios de proporcionalidad, en especial, el tercero, mediante
pificaba un catálogo de «derechos y deberes fundamentales de los alema- la llamada «ley de la ponderación» (que aparece en el capítulo tercero del
nes» (Grundrechte und Grundpflichten der Deutschen). No obstante, ni libro) y, luego, mediante la «fórmula del peso» (que aparece en el epílo-
durante la vigencia de la Constitución de la Paulskirche, ni durante la de go). Finalmente, estas formulaciones teóricas, que son fruto de la refle-
la Constitución de Weimar, los derechos fundamentales habían alcanzado xión de Alexy sobre la jurisprudencia, han tenido una contribución direc-
un grado de eficacia práctica ni de desarrollo dogmático comparable al ta y efectiva sobre la misma. Es así como el Tribunal Constitucional Fe-
que han tenido durante la vigencia de la Ley Fundamental. En una desta- deral, que con buenas razones siempre ha sido renuente a citar de modo
cable medida, este grado de desarrollo se debe a la jurisprudencia del Tri- expreso a la doctrina, en la Sentencia del caso Josefine Mutzenbacher
bunal Constitucional Federal Alemán, órgano que desde 1951 ha cuidado hace una referencia explícita a la idea de optimización que, en el modelo
el respeto del orden fundamental de democracia y libertad en Alemania, teórico de Alexy explica la aplicación del principio de proporcionalidad,
y sobre todo, de la aplicación de los derechos fundamentales. La juris- para aclarar el alcance de este principio. En esta ocasión el Tribunal se-
prudencia de este Tribunal ha permitido comprender el alcance de los de- ñaló que los derechos y bienes de derecho constitucional que entran en
rechos fundamentales en el Estado Constitucional Democrático. Algunos colisión deben «llevase a un equilibrio apropiado a fin de que puedan op-
de los conceptos que conforman la dogmática que para el efecto dicho timizarse»2.
Tribunal ha creado (un caso emblemático es el del principio de propor-
cionalidad), se han extrapolado a los textos constitucionales y a la juris-
prudencia de otros países de Europa, a la jurisprudencia del Tribunal Eu- 3. LAS TESIS BÁSICAS Y LA ESTRUCTURA DE LA TEORÍA DE LOS DERECHOS
ropeo de Derechos Humanos y del Tribunal de Justicia de las Comunida- FUNDAMENTALES
des Europeas, y a la jurisprudencia de las Cortes, Tribunales y Salas
Constitucionales de los países de América Latina. El objetivo básico de este libro es aclarar cuál es el concepto, la natu-
Debe reconocerse que la Teoría de los derechos fundamentales de raleza y la estructura de los derechos fundamentales. La idea central es
Robert Alexy tiene una triple interacción con la jurisprudencia del Tribu- que los derechos fundamentales deben entenderse como un conjunto de
nal Constitucional Federal Alemán sobre los derechos fundamentales: la normas y posiciones adscritas a una disposición de derecho fundamental.
identifica, la sistematiza y explica desde el punto de vista dogmático, y, Las disposiciones de derecho fundamental son las proposiciones de la
finalmente, aporta a ella. Esto puede mostrarse con la ayuda de un ejem- Constitución que establecen los derechos fundamentales. Por su parte,
plo, relativo al principio de proporcionalidad. La utilización de este prin- las normas son proposiciones prescriptivas adscritas por vía interpretati-
cipio, como criterio para aplicar los derechos fundamentales de la Ley
Fundamental, se remonta a algunas de las primeras sentencias del Tribu- Sentencia: BVerfGE 30, 296 (316). Cfr. Sobre la historia de la aplicación de este principio
nal Constitucional Federal Alemán1. Pues bien, en relación con este prin- en el derecho público alemán: C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad y los de-
rechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, tercera
edición, 2007, págs. 10 s. Asimismo: Laura Clerico, Die Strukturder Verháltnismaáigkeit,
1
Cfr. Por ejemplo, la conocida sentencia de las farmacias: BVerfGE 7, 377. Desde en- Baden-Baden, 2001, Capítulo tercero.
2
tonces, este principio se ha aplicado incesantemente. De ello da cuenta, por ejemplo, la Cfr. BVerfGE 83, 130(143).

XXVIII XXIX
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

va a estas disposiciones y que prescriben lo que está prohibido, permitido


u ordenado por los derechos fundamentales, así como las competencias entre los derechos fundamentales y las restricciones que los poderes pú-
que estos derechos confieren. Por último, las posiciones de derecho fun- blicos y privados les imponen.
damental son relaciones triádicas conferidas por las normas de derecho Asimismo, los capítulos quinto, séptimo, octavo, noveno y décimo,
fundamental, que tienen la forma de derechos a algo, libertades y compe- explicitan los efectos de la aplicación de la tesis de las normas de dere-
tencias, y que regulas las relaciones entre el individuo y el Estado y los cho fundamental como reglas y principios, del sistema de posiciones de
particulares, que tienen que ver con el respeto de los bienes protegidos derecho fundamental y de la diferencia entre el derecho fundamental y
por los derechos fundamentales. sus restricciones, para solucionar algunos problemas capitales que se
Las normas de derecho fundamental son el más importante de estos presentan en la teoría y la práctica de los derechos fundamentales. El ca-
tres elementos. Ellas prescriben el deber ser que las disposiciones de de- pítulo quinto indaga acerca de la plausibilidad de la teoría del status de
recho fundamental establecen, así como confieren las posiciones de dere- Jellinek, desde la óptica del marco trazado por el sistema de posiciones
cho fundamental. La tesis central del libro de Alexy señala que las nor- de derecho fundamental de Alexy. El capítulo séptimo aclara la estructu-
mas de derecho fundamental, además del concebido carácter de regla, ra del derecho general de libertad, conocido también como libertad gene-
pueden tener el carácter de principio. Cuando tienen este carácter, tales ral de actuación o como derecho al libre desarrollo de la personalidad.
normas deben entenderse como mandatos de optimización que ordenan Por su parte, el capítulo octavo esclarece la estructura del derecho a la
que el objeto protegido por el derecho fundamental se realice en la mayor igualdad y el capítulo noveno la de los derechos prestacionales o dere-
medida posible, de acuerdo con las posibilidades fácticas y jurídicas. La chos a acciones positivas del Estado. El capítulo décimo utiliza todo el
naturaleza central de esta tesis y la innovación que representa la defini- instrumental teórico esbozado por Alexy, así como algunos resultados
ción de los principios como mandatos de optimización, han sido captadas teóricos expuestos en su Teoría de la argumentación jurídica, para hacer
por la doctrina cuando se refiere a la teoría de Alexy como la «teoría de explícita la manera en que funciona la eficacia horizontal de los derechos
los principios». fundamentales, las relaciones entre estos derechos y el resto del ordena-
miento jurídico y la argumentación acerca de los derechos fundamen-
La formulación y la explicación de esta tesis central es el objeto del tales.
capítulo tercero del libro. Por su parte, el capítulo segundo prepara el
terreno para la formulación de esta tesis, al esclarecer el concepto de Para culminar, el epílogo, que Alexy escribió para la publicación de
norma y el concepto de norma de derecho fundamental. A su vez, la in- la traducción inglesa del libro en el año 2002 por la Oxford University
troducción y el capítulo primero esbozan el marco teórico general de la Press, responde a los críticos y profundiza en ciertos aspectos capitales
investigación y establecen los términos en que debe llevarse a cabo una de la tesis de los principios, señaladamente: la racionalidad y la compati-
investigación analítica de tipo jurídico sobre los derechos fundamenta- bilidad con el principio democrático que tiene el entendimiento de los
les. La tesis de las normas de derecho fundamental como reglas y prin- derechos fundamentales como principios.
cipios (en adelante: tesis de los principios) responde a la perfección a
esta pretensión de tipo analítico, por cuanto presupone un análisis de la
estructura del derecho fundamental como un conjunto de normas y po-
siciones adscritas a una disposición de derecho fundamental y esclarece
la naturaleza y la estructura que tienen las normas, como elemento pre- II. RECEPCIÓN Y CRÍTICA DE LA TEORÍA DE LOS
ponderante. DERECHOS FUNDAMENTALES DE ROBERT ALEXY
Ahora bien, los capítulos cuarto y sexto exponen otros elementos bá- EN ESPAÑA
sicos de la teoría analítica de los derechos fundamentales proyectada des-
de la introducción. El capítulo cuarto analiza los diferentes tipos de posi- Sobre la base de esta sumaria explicación del contexto y la estructura
ciones de derecho fundamental establecidos por las normas (principios y de la Teoría de los derechos fundamentales, es posible estudiar ahora
reglas) que tienen este carácter, y los agrupa en tres categorías: derechos cómo ha sido su recepción y crítica en España.
a algo, libertades y competencias. Por su parte, el capítulo sexto utiliza la
diferencia entre reglas y principios para aclarar las relaciones que existen Para comenzar, debe recordarse que la Constitución de 1978 institu-
cionalizó en España el Estado Constitucional Democrático. Los elemen-
XXX
XXXI
CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

tos básicos de este modelo de Estado3 son, también en la Constitución Desde la publicación en 1993 de su traducción al castellano por
Española4, el reconocimiento de la dignidad humana5 y de los derechos Ernesto Garzón Valdez, la Teoría de los Derechos Fundamentales de Ro-
fundamentales6, la atribución a la Constitución de un carácter supremo y bert Alexy ha influido en la discusión sobre los derechos fundamentales
rígido7, la proclamación de los principios del Estado de Derecho, del de la Constitución Española. Algunos autores han considerado que la te-
Estado Social y de la Democracia8, y el establecimiento de la jurisdicción sis principal de Alexy, según la cual, los derechos fundamentales son
constitucional9. Los derechos fundamentales se sitúan en el centro del principios y los principios son mandatos de optimización12, es una expli-
sistema integrado por estos elementos. Las disposiciones que los estable- cación adecuada de la naturaleza y la estructura de los derechos funda-
cen, fijan límites formales y materiales a los poderes públicos y privados, mentales, que puede utilizarse como base para la construcción de una
inclusive al poder legislativo. Asimismo, la satisfacción de los derechos teoría adecuada de los derechos fundamentales de la Constitución Espa-
fundamentales es el propósito de la organización del Estado en forma de ñola. Sin embargo, otros autores han vislumbrado en esta tesis una con-
Estado Social y Democrático de Derecho. En fin, garantizar su respeto es cepción incorrecta, que legitima un inapropiado activismo judicial.
el objetivo de la atribución al Tribunal Constitucional de la competencia Asimismo, cabe señalar que la Teoría de los derechos fundamentales
para controlar los actos de los poderes públicos y privados mediante los de Robert Alexy ha disfrutado de una extraordinaria recepción en la
procedimientos de control abstracto (el recurso y la cuestión de inconsti- práctica de los tribunales, cortes y salas constitucionales de América La-
tucionalidad)10 y concreto (el recurso de amparo)11 de constitucionalidad. tina. Un ejemplo de ello son las nueve decisiones de la Corte Constitu-
Esta posición central explica por qué los problemas relativos al concepto, cional Colombiana (el auto A-029/1996 y las sentencias C-154/1996,
la estructura y la interpretación de los derechos fundamentales han ocu- T-574/1996, T-205/1997, C-598/1997, C-1114/2001, C-314/2004,
pado un lugar sobresaliente en la jurisprudencia constitucional y en la T-654/2004 y C-355/2006), las once sentencias del Tribunal Constitucio-
dogmática del derecho público español desde 1978. nal Peruano (008-2003, 004-2004, 0045-2004, 2192-2004, 2262-2004,
El ejemplo español ha sido uno de los puntos de referencia más im- 3330-2004,3361-2004, 1417-2005,4119-2005, 1209-2006, 1567-2006)
portantes que ha tenido la última era del constitucionalismo en América y las cuatro sentencias del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Fe-
Latina. En las últimas dos décadas, un número representativo de estados deración de México —que en este país es el máximo órgano de protec-
ción de los derechos fundamentales democráticos— (031-2006,
latinoamericanos también han adoptado constituciones que instituciona- 034-2006, 175-2005 y 694-2007) que citan explícitamente este libro o
lizan el Estado Constitucional Democrático. Así ha ocurrido, por ejem- los artículos en los cuales, con posterioridad, Robert Alexy desarrolla
plo, en la Constitución Colombiana de 1991, la Constitución de Perú de ciertos aspectos centrales relativos a la tesis de los principios. En el con-
1993, la reforma de 2002 que se introdujo a la Constitución de Bolivia, texto latinoamericano, sin embargo, también esta recepción ha desenca-
las reformas introducidas a la Constitución de Chile en 1989, 1991, denado la formulación de interesantes objeciones a la teoría de Alexy,
1997, 1999, 2000, 2003 y 2005, la Constitución ecuatoriana de 1998, en- que en buena parte recogen las críticas expresadas en la discusión espa-
tre muchas otras. ñola.
3
Ahora bien, el objetivo de esta segunda parte del estudio introducto-
Sobre los elementos del Estado Constitucional Democrático, Cfr. R. Alexy, «Los de- rio es examinar la recepción y la discusión en España de la teoría de los
rechos fundamentales en el Estado Constitucional Democrático» (Traducción de A. García
Figueroa), en M. Carbonell (ed.), Neoconstitucionalismo(s), Madrid, 2003, págs. 31 s. derechos fundamentales de Alexy, en adelante teoría de los principios.
4
J. C. Bayón, «Democracia y derechos: problemas de fundamentación del constitu- Para tal fin, la primera sección estará dedicada al estudio de la recepción
cionalismo», en J. Betegón, F. J. Laporta, J. R. de Páramo y L. Prieto Sanchís (eds.), Cons- jurisprudencial y doctrinal de la tesis de los derechos fundamentales
titución y derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y Mi- como principios. La segunda sección dará cuenta de tres grupos de obje-
nisterio de la Presidencia, Madrid, 2004, págs. 70 s. ciones que se han hecho valer en contra de la teoría de los principios. En
5
Art. 10.1 de la Constitución Española (en adelante CE.)
6
Capítulo II Título I CE.
7
Art. 166 al 169 CE. 12
8
Art. 1.1 CE. R. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales (Traducción de E. Garzón Valdés),
9
Art. 159 al 161 CE. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2.a edición, 2001, págs. 86 s. Cfr.
10
Art. 161 CE. También: M. Borowski, Grundrechte ais Prinzipien, Nomos, Baden-Baden, 1998,
11
Art. 53.2 CE. págs. 61 s.

XXXII XXXIII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

la tercera sección se intentará dar una respuesta adecuada a estas objecio- les. En ciertos casos, la aplicación de estas teorías puede conducir a una
nes. colisión entre interpretaciones contradictorias entre sí. Un caso típico es
aquél en el cual, una interpretación liberal de la libertad de expresión
prohibe al Legislador penal imputar una pena de prisión severa a quien
1. L O S DERECHOS FUNDAMENTALES COMO PRINCIPIOS colabore con una banda armada, mediante la difusión televisiva de ví-
deos amenazantes en tiempo de elecciones18, mientras, a la vez, el princi-
1.1. Las teorías de los derechos fundamentales en España^ pio democrático permite o incluso ordena la imposición de una pena se-
mejante. En este tipo de casos, resulta forzoso utilizar también un criterio
El artículo 9.1 y el artículo 53.114 CE atribuyen carácter normativo a estructural para la interpretación de los derechos fundamentales. Los cri-
los derechos fundamentales15. En razón de lo dispuesto por estos artícu- terios estructurales determinan el contenido de las disposiciones de dere-
los, es indiscutible que los derechos fundamentales son más que mera cho fundamental mediante un análisis de su estructura normativa.
«lírica constitucional»16. Pero: ¿en qué consiste el carácter normativo de Desde 1981 hasta 1995 el Tribunal Constitucional aplicó el principio
estos derechos? de proporcionalidad en algunas sentencias. Sin embargo, no lo hizo de
Varias teorías han intentado responder este interrogante. Algunos de manera sistemática. En estas primeras sentencias, el Tribunal definió este
los primeros textos de la nueva era constitucional propusieron determinar principio como un «criterio»19, «factor»20, «regla»21 o «examen»22 para la
el alcance normativo de los derechos fundamentales desde la perspectiva aplicación de los derechos fundamentales. No obstante, durante esta épo-
de las llamadas teorías materiales de los derechos fundamentales: la libe- ca el Tribunal aplicó casi sin excepción23 la teoría absoluta del contenido
ral, la democrática y la del Estado Social17. Desde luego, estas teorías son esencial de los derechos fundamentales24. Un factor que contribuyó a la
necesarias para interpretar los derechos fundamentales, porque determi- pronta recepción de esta teoría de origen alemán, fue el hecho de que el
nan una parte imprescindible del significado, vinculante para los poderes artículo 53.1 CE incluyó una cláusula similar a la del artículo 19.2 de la
públicos, que debe atribuirse a las disposiciones constitucionales que los Ley Fundamental alemana25, en la cual, el concepto de contenido esen-
establecen. Por ejemplo, el contenido del artículo 20 CE, que establece cial juega el papel determinante como límite de los límites de los dere-
las libertades de expresión y de información, no puede determinarse sin chos fundamentales.
recurrir al concepto de libertad negativa, fraguado por la teoría liberal. A causa de los problemas conceptuales de la teoría absoluta del conte-
Según este concepto, el titular de la libertad de expresión tiene derecho a nido esencial26, en un conocido texto, Ignacio de Orto27 propuso renunciar
expresar lo que quiera, sin ninguna intervención externa. Sin embargo,
las teorías materiales no bastan para interpretar los derechos fundamenta- 18
Cfr. STC 136/1999.
19
Cfr. Las STC 57/1984, 19/1988, 85/1992 y STC 219/1992. Cfr. Sobre la historia del
13
Sobre las teorías de los derechos fundamentales en España, Cfr. C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional: M. Gonzá-
principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos lez Beilfuss, El principio de proporcionalidad en la Jurisprudencia del Tribunal Constitu-
y Constitucionales, Madrid, 2.a edición, 2005, 348 s. cional, Aranzadi-Thomson, Pamplona, 2003.
20
14 Cfr. STC 57/1984.
El art. 9.1 prescribe: «Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Cons- 21
titución y al resto del ordenamiento jurídico». Por su parte, el art. 53.1 establece: «Los de- Cfr. STC 37/1989, STC 113/1989.
22
rechos y libertades reconocidos en el Capítulo segundo del presente Título vinculan a todos Cfr. STC 215/1994, STC 76/1990, STC 207/1996.
23
los poderes públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, Durante esta época, el Tribunal Constitucional sólo de manera excpecional decidió
podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades, que se tutelarán de acuerdo con ciertos casos mediante la ponderación. Cfr. Por ejemplo, la STC 215/1994.
24
lo previsto en el artículo 161, 1, a)». Cfr. Entre muchas otras, la paradigmática STC 11/1981, en la que el Tribunal Cons-
15
El carácter normativo de los derechos fundamentales fue reconocido muy pronto, titucional definió los criterios para determinar el contenido esencial de los derechos funda-
tras 1978, por la doctrina del derecho público. Cfr. El paradigmático libro de E. García de mentales, desde la perspectiva de la llamada teoría absoluta.
25
Enterría, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, Civitas, Madrid, 1981. Cfr. El texto citado en la nota 11.
26
16
Sobre el significado de la expresión «lírica constitucional», y su relación con los de- Sobre estos problemas, Cfr. C. Bernal, El principio de proporcionalidad y los dere-
rechos fundamentales de la República de Weimar en Alemania, Cfr. R. Alexy, «Los dere- chos fundamentales, op. cit., págs. 405 s.
27
chos fundamentales en el Estado Constitucional Democrático», op. cit., pág. 33. I. de Orto y Pardo, «La regulación del ejercicio de los derechos y libertades. La ga-
17 rantía de su contenido esencial en el artículo 53.1 de la Constitución», en L. Martín-Retor-
Cfr. C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad y los derechos fundamenta- tillo e Id., Derechos fundamentales y Constitución, Civitas, Madrid, 1988, págs. 95 s. De
les, op. cit., págs. 253 s.

XXXIV XXXV
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

a su aplicación y optar por una teoría interna de los derechos fundamenta- fundamentales30. Asimismo, la ponderación se ha utilizado como el más
les, inspirada en la teoría lingüística de Friedrich Müller. La propuesta de determinante criterio estructural para la solución de las colisiones entre
De Otto fue acogida y aún es seguida hoy día por algunos autores28. Esta derechos fundamentales31. El Tribunal Constitucional ha declarado que
teoría propone un modelo subsuntivo puro para la aplicación de los dere- ningún derecho fundamental es absoluto32. Por lo tanto, las colisiones en-
chos fundamentales, es decir, un modelo de subsunción sin ponderación. tre derechos fundamentales no pueden resolverse mediante un orden le-
Con todo, desde 1995 el Tribunal Constitucional se ha inclinado por utili- xicográfico de los mismos33, sino por medio de la ponderación. La juris-
zar la ponderación y el principio de proporcionalidad como criterios es- prudencia constitucional exige que cada sentencia de la jurisdicción ordi-
tructurales para determinar el contenido de los derechos fundamentales. naria que deba resolver una colisión ente derechos fundamentales lleve a
cabo una ponderación34. Finalmente, el Tribunal Constitucional exige
que, para ser conformes con el derecho fundamental a la tutela judicial
1.2. La recepción de la teoría de los principios en España efectiva del art. 24.1 CE, las intervenciones del poder judicial en los de-
La STC 66/1995 representa un hito en la recepción de la teoría de los rechos fundamentales —en especial aquellas de índole procesal— deben
principios en España. El Tribunal Constitucional declaró por primera vez fundamentarse de manera expresa mediante una ponderación35.
en esta sentencia que el examen de constitucionalidad de las intervencio- Como quiera que existe una relación de implicación necesaria entre la
nes en los derechos fundamentales debe llevarse a cabo mediante el prin- definición de los derechos fundamentales como principios y como manda-
cipio de proporcionalidad. De acuerdo con el Tribunal, el eje de este exa- tos de optimización, por un parte, y el principio de proporcionalidad apli-
men es la pregunta de si la intervención en los derechos fundamentales cado por el Tribunal Constitucional36, por otra, un conjunto significativo
que se analiza, cumple las exigencias de los subprincipios de idoneidad, de autores —algunos de ellos con ciertos matices de divergencia— han
necesidad y proporcionalidad en sentido estricto, o en los términos de la considerado que la teoría de los principios ofrece un fundamento apropia-
sentencia: «si tal medida [es] susceptible de conseguir el objetivo pro- do para la construcción de una teoría adecuada de los derechos fundamen-
puesto —la garantía del orden público sin peligro para personas y bie- tales de la Constitución Española. Atienza37 y Ruiz Mañero38, García Fi-
nes—; si, además, [es] necesaria en el sentido de que no [existe] otra me-
dida más moderada para la consecución de tal propósito con igual efica- 30
cia, y,finalmente,si la misma [es] proporcionada, en sentido estricto, es Cfr. Entre otras, las SSTC 55/1996; 207/1996; 161/1997; 200/1997; 49/1999 y
136/1999.
decir, ponderada o equilibrada por derivarse de ella más beneficios o 31
Cfr. Entre otras, las SSTC 138/1996; 144/1998; 21/2000; 112/2000; 76/2002;
ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valo- 154/2002 y 54/2004.
res en conflicto»29 (énfasis de C. B.). Desde entonces, el principio de pro- 32
SSTC 159/1986, 105/1990, 37/1987 y 57/1994.
33
porcionalidad se ha aplicado en la jurisprudencia constitucional como El orden lexicográfico de derechos fundamentales propuesto por Luigi Ferrajoli es
criterio estructural para la determinación del contenido de los derechos bien conocido en el ámbito español. Sobre este orden, cfr. «Diritti fondamentali», «I diritti
fondamentali nella teoría del diritto» e «I fondamenti dei diritti fondamentali», todos publi-
cados en: Diritti fondamentali. Un dibattito teórico, Laterza, Roma-Barí, 2001 (tiene tra-
ducción al castellano por A. de Cabo et alt.: Los fundamentos de los derechos fundamenta-
Otto cita de manera explícita las obras de Müller: Juristische Methodik (Duncker & Hum- les, Trotta, Madrid, 2001). J. Rawls también propone un orden lexicográfico de derechos
blot, Berlín, 3.a edición, 1989) y Die Positivitáí der Grundrechte (Duncker & Humblot, fundamentales en: «The Basic Liberties and Their Priority», en: Rawls, The TannerLectu-
Berlín, 2.a edición ampliada, 1990). res on Human Valúes, Salt Lake City, 1983.
28 34
Cfr. Entre otros: J. Rodríguez-Toubes, Principios,finesy derechos fundamentales, STC 54/2004.
35
Dykinson, Madrid, 2000; A.-L. Martínez Pujalte, La garantía del contenido esencial de los STC 169/2001.
36
derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1997; Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, op. cit., págs. 111 s.
37
A. Ollero, «La ponderación delimitadora de los derechos fundamentales: libertad informa- Cfr. M. Atienza, Derecho y Argumentación Jurídica, Universidad Externado de Co-
tiva e intimidad personal», Pensamiento y cultura, núm. 3, 2000, págs. 157 s.; J. Cianciar- lombia, Bogotá, 1997; Id., «Los límites de la interpretación constitucional. De nuevo sobre
do, El conflictivismo en los derechos fundamentales, Aranzadi, Pamplona, 2000, y P. Ser- los casos trágicos», Anuario de la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de
na, «Derechos fundamentales: El mito de los conflictos. Reflexiones teóricas a partir de un Madrid, núm. 1, 1997, págs. 246 s.; Id., «Derechos fundamentales y argumentación judi-
supuesto jurisprudencial sobre intimidad e información», Humana Iura, núm. 4, cial», Manuscrito.
38
págs. 197 s. Cfr. M. Atienza y J. Ruiz Mañero, Las piezas del derecho. Teoría de los enunciados
29
STC 66/1995. jurídicos, Ariel, Barcelona, 1996; Id., Ilícitos Atípicos, Trotta, Madrid, 2000.

XXXVI XXXVII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO

gueroa39, Gascón Abellán40, Medina Guerrero41, Prieto Sanchís42 y el autor considera que la ponderación «no es nada más que un juicio arbitrario y
de este texto43 hemos defendido, en lo esencial, esta idea. Sin embargo, la salomónico»45. Los argumentos más importantes en contra de la racionali-
teoría de los principios también ha se ha enfrentado en España con una crí- dad de la ponderación se refieren, también en España,46 a la indetermina-
tica contundente44. ción conceptual, la incomparabilidad e inconmensurabilidad de los princi-
pios, es decir, los objetos normativos que se ponderan, y a la imposibilidad
de predecir los resultados de la ponderación.
2. LAS OBJECIONES EN CONTRA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS

2.1. La irracionalidad de la ponderación 2.1.1. La indeterminación conceptual


Según un primer grupo de objeciones, la aplicación de los derechos La primera objeción señala que la ponderación no es más que una fór-
fundamentales mediante el principio de proporcionalidad y la solución de mula retórica o una técnica de poder47, carente de un concepto claro y de
colisiones entre derechos fundamentales mediante la ponderación es irra- una estructura jurídica determinada. La objeción mantiene que no existen
cional. En adelante nos referiremos a esta objeción como la «irracionali- criterios jurídicos que garanticen la objetividad de la ponderación, que
dad de la ponderación». En este sentido, por ejemplo, Jiménez Campo sean vinculantes para el juez y que puedan utilizarse para controlar las de-
cisiones judiciales en donde se ponderan principios48. Desde este punto de
39
Cfr. A. García Figueroa, «Principios y derechos fundamentales», en J. Betegón, F. J. vista, la ponderación es una estructura vacía49, que se completa únicamente
Laporta, J. R. de Páramo y L. Prieto Sanchís (eds.), Constitución y derechos fundamenta- con apreciaciones subjetivas del juez, de carácter empírico y normativo50.
les, op. cit., págs. 235 s. Las apreciaciones subjetivas del juez constituyen la balanza con la que se
pondera51. Como consecuencia, la ponderación no puede ofrecer una única
40
Cfr. M. Gascón Abellán, «Los límites de la justicia constitucional: el Tribunal Cons-
titucional entre jurisdicción y legislación», en F. J. Laporta (ed.), Constitución: problemas respuesta correcta para los casos en que se aplica.
filosóficos, Centro de Estudios Políticos y Constitcionales, Madrid, 2003, 183 s.
41
Cfr. M. Medina Guerrero, La vinculación negativa del legislador a los derechos fun-
damentales, McGraw Hill, Madrid, 1997; Id., «El principio de proporcionalidad y el legis- 45
Cfr. J. Jiménez Campo, Derechos Fundamentales. Concepto y garantías, Trotta,
lador de los derechos fundamentales», Cuadernos de derecho público, núm. 5, 1998, Madrid, 1999, pág. 73. También: Jürgen Habermas, Facticidady Validez. Sobre el derecho
págs. 119 s. y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso (traducción de Ma-
42
Cfr. L. Prieto Sanchís, Justicia constitucional y derechos fundamentales, Trotta, nuel Jiménez Redondo), Trotta, Madrid, 1998, 327 s.
46
Madrid, 2003. Sobre la racionalidad de la ponderación, cfr. C. Bernal Pulido, «La racionalidad de
43
Cfr. El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales, op. cit., la ponderación», Revista Española de Derecho Constitucional, núm. 77,2006. También: V.
págs. 613 s. Afonso da Silva, Grundrechte y gesetzgeberische Spielráume, Nomos, Baden-Baden,
44 2003, págs. 89 s.
En este texto no consideraré las objeciones generales en contra de la distinción en-
47
tre reglas y principios - sobre este aspecto, Cfr. R. Hernández Marín, Las obligaciones Cfr. J. A. García Amado, «Derechos y pretextos. Elementos del crítica del neocons-
básicas de los jueces, Marcial Pons, Madrid, 2005, pág. 239; J. Rodríguez-Toubes, «En titucionalismo», en publicación en Temis, Bogotá. Asimismo, W. Leisner, Der
defensa de un modelo de reglas de derechos fundamentales», Derechos y Libertades, 6, Abwagungsstaat, Duncker & Humblot, Berlin, 1997, pág. 171.
48
1998, 397 s.; Id., Principios, fines y derechos fundamentales, Dykinson, Madrid, 2000 R. Stammler, Theorie der Rechtswissenschaft, Buchhandlung des Weiseshauses,
—ni en contra de la tesis de que esta diferencia es conceptual— sobre este aspecto Cfr. J. Halle, 2. a edición, 1923, pág. 447. En tiempos más recientes: E. W. Bóckenforde, «Grun-
J. Moreso, «El encaje de las piezas del Derecho (primera parte)», Isonomía, núm. 14, drechte ais Grundsatznormen», en: Id., Staat, Verfassung, Demokratie, Suhrkamp, Frank-
págs. 136 s.; Id., «Conflictos entre principios constitucionales», en M. Carbonell (ed.), furt a. M., 1991, págs. 184 s.; Ingeborg Maus, «Die Trenung von Recht und Moral ais Be-
Neoconstitucionalismo(s), op. cit., págs. 99 s.; L. Prieto Sanchís, Sobre principios y nor- grenzung des Rechts», Rechtstheorie, núm. 20, 1989, págs. 197 s.; Kent Greengwalt,
mas. Problemas del razonamiento jurídico, Centro de Estudios Políticos y Constitucio- «Objectivity en Legal Reasoning», en: Id., Law and Objectivity, Oxford University Press,
nales, Madrid, 1992; Id., Ley, principios, derechos, Madrid, 1998 —ni en contra de la re- Oxford-Nueva York, 1992, pág. 205.
49
lación entre reglas y principios en la teoría de los principios— sobre este aspecto, Cfr. M. Fritz Ossenbühl, «Abwágung im Verfassungsrecht», Deutsche Verwaltungsblatt,
Atienza y J. Ruiz Mañero, Las piezas del derecho. Teoría de los enunciados jurídicos, op. 1995, pág. 905.
50
cit.; Cfr. También la respuesta de Alexy en: «Zur Struktur der Rechtsprinzipien», en B. Karl A. Betterman, «Die allgemaine Gesetze ais Schranken der Pressefreiheit», Ju-
Schilcher et. alt. (eds.), Regeln, Prinzipien y Elemente im System des Rechts, Viena, ristenzeitung, 1964, págs. 601 s.
51
2000, págs. 31 s. (tiene traducción al castellano de C. Bernal Pulido como «Sobre la es- Juan A. García Amado, «¿Ductilidad del derecho o exaltación del juez? Defensa de
tructura de los principios jurídicos» en: Tres escritos sobre los derechos fundamentales y la ley frente a (otros) valores y principios», Archivo de Filosofía del Derecho, Tomos
la teoría de los principios, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003). XIII-XIV, 1996-1997, pág. 71.

XXXVIII XXXIX
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

2.1.2. La incomparabilidad y la inconmensurabilidad nifíca la justicia del caso concreto mientras, correlativamente, sacrifica la
de los objetos que se ponderan certeza, la coherencia y la generalidad del derecho, en síntesis, la seguri-
dad jurídica.
La segunda objeción sostiene que la ponderación es irracional porque
implica la comparación de dos principios que, debido a sus radicales di-
ferencias, no son comparables52. De acuerdo con la crítica, la inconmen- 2.1.4. La relación entre las objeciones en contra
surabilidad aparece en la ponderación porque no existe una organización de la ponderación
jerárquica de los principios que se ponderan, ni una medida común entre
ellos53, que permita determinar el peso que les corresponde en cada caso. Existe un nexo entre estas tres objeciones. La imposibilidad de pre-
En el ámbito de los principios no existe una «unidad de medida»54, así decir los resultados de ponderación se debería a su indeterminación con-
como tampoco una «moneda común que posibilite» fundamentar las re- ceptual y el factor principal que determinaría esta indeterminación, sería
laciones de precedencia entre los principios que en cada caso entran en la inexistencia de una medida común que posibilitara determinar el peso
colisión55. de los principios relevantes en cada caso concreto.

2.1.3. La imposibilidad de predecir los resultados 2.2. La teoría de los principios, la democracia y el Estado
de la ponderación de Derecho
Según la tercera objeción, la ponderación es irracional porque es im- La irracionalidad de la ponderación es un problemafilosóficojurídi-
posible predecir sus resultados. Esta crítica mantiene que el resultado de co. Sin embargo, según los críticos, este problema proyecta sus efectos
cada ponderación es un individuo singular, cuyas características están sobre un segundo problema de derecho constitucional. Se trata de la pre-
determinadas por las circunstancias del caso concreto y no por criterios tendida carencia de legitimidad del Tribunal Constitucional para ponde-
generales. Por consiguiente, las decisiones judiciales que se toman me- rar. Si la ponderación es irracional, se argumenta, entonces el Alto Tribu-
diante la ponderación conforman una jurisprudencia ad hoc56, que mag- nal no tiene legitimidad constitucional para ponderar. Si, a pesar de ello,
el Tribunal adopta decisiones mediante la ponderación, interviene enton-
52
J. J. Moreso, «Alexy y la aritmética de la ponderación», Manuscito; También: Lot- ces ilegítimamente en las competencias que la Constitución confiere a
har Hirschberg, Der Grundsatz der Verhaltnismáfiigkeit, Otto Schwartz & Co., Góttingen, otros poderes del Estado57.
1981, págs. 72 s., 132 s. 153 s.; Nils Jansen, «Die Struktur rationaler Abwágungen», en:
Annette Brockmóller et al. eds., Ethische und struckturelle Herausforderung des Rechts,
ARSP, Beiheft 66, 1997, págs. 152 s.; Klaus Günther, Der Sinnjur Angemessenheit, Frank- 2.2.1. La vulneración del principio democrático
furt a. M, 1988, págs. 275 s.; Lawrence Tribe, «Constitutional Calculus: Equal Justice or
Economic Efficiency», Harvard Law Review, núm. 98, 1985, pág. 595; Louis Henkin, Una vulneración semejante de las competencias de otros poderes pú-
«Infallibility under Law: Constitutional Balancing», Columbia Law Review, núm. 78, blicos tendría lugar en el control abstracto de constitucionalidad de las
1978, pág. 1048; Louis Frantz, «Is the First Amendment Law? - A Reply to Professor Men-
delssohn», California Law Review, núm. 51, 1963, pág. 748. leyes e implicaría, a su vez, una vulneración del principio democrático.
53
Sobre el concepto de inconmensurabilidad, cfr.: Joseph Raz, «Incommensurability En España también se ha sostenido que la teoría de los principios condu-
and Agency», en: Id., EngagingReason, Oxford University Press, Oxford, 2001, pág. 46.
54
Jürgen Habermas, «Anhang zu Faktizitat und Geltung. Replik auf Beitráge zu einem
Symposion der Cardozo Law School», en: Id., Die Einbeziehung des Anderen. Studien zur larismo» para referirse a la objeción de la jurisprudencia ad hoc. Cfr. J. J. Moreso, «Con-
politischen Theorie, Frankfurt a. M., 1996, pág. 369. flictos entre principios constitucionales», op. cit.; Bruno Celano, «Defeasibility e bilan-
55
Thomas Alexander Aleinikoff, «Constitutional Law en the Age of Balancing», Yale ciamento. Sulla posibilita di revisión stabili», Ragione Prattica, núm. 18, 2002.
57
Law Journal, núm. 96, 1987, pág. 973. Cfr. J. A. García Amado, «Tres sentencias del Tribunal Constitucional. O de cuan
56
J. J. Moreso, «Conflictos entre principios constitucionales», en M. Carbonell fácil es la veracidad periodística y qué liviano el honor de los particulares», Estudios de de-
(ed.), Neoconstitucionalismo(s), op. cit., págs. 99 s.; También: Herbert Bethge, ZurPro- recho, núm. 139, 2005, págs. 101 s. También: C. Fried, «Two Concepts of Interests: Some
blematik von Grundrechtskollisionen, Franz Vahlen, Munich, 1977, pág. 276; Hans Reflections on the Supreme Courts Balancing Test», Harvard Law Review, núm. 76, 1963,
Schneider, Die Güterabwagung des Bundesverfassungsgericht bei Grundrechtskonflik- págs. 759 s.; Peter Lerche, Übermafi y Verfassungsrecht, Cari Heymanns, Colonia et al,
ten, Nomos, Baden-Baden, 1979, pág. 23. Algunos autores utilizan la expresión «particu- 1961, pág. 130.

XL XLI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

ce a un concepto de Constitución como «huevo jurídico originario»58. risdicción ordinaria, y la sustituye por una interpretación o valoración
Como consecuencia de los mandatos de optimización que los derechos diferente, cuya corrección se fundamenta en la ponderación62. También
fundamentales imponen, se ha argumentado, desaparecen los márgenes en este contexto se argumenta que la teoría de los principios conduce a
de acción del Legislador59. Bajo la teoría de los principios, el Legislador un concepto de Constitución como «huevo jurídico originario»63. Como
no puede elegir entre las posibles formas de concretar la Constitución, quiera que los derechos fundamentales proyectan un efecto de irradia-
porque tiene la obligación de satisfacer los derechos fundamentales en la ción sobre todo el ordenamiento jurídico, el derecho ordinario se consti-
mayor medida posible, es decir, en sus puntos óptimos60. No obstante, el tucionaliza. Esta constitucionalización hace que la interpretación de las
problema consiste en que no siempre es posible identificar objetivamente reglas y los principios del derecho ordinario y la valoración de las prue-
mediante la ponderación, cuales son los puntos óptimos en que los prin- bas por parte de la jurisdicción ordinaria, tenga que satisfacer las exigen-
cipios en colisión deben satisfacerse. Por esta razón, resulta imposible cias de los mandatos de optimización que los derechos fundamentales es-
para el Tribunal Constitucional llevar a cabo ponderaciones objetivas. tablecen. El Tribunal Constitucional puede controlar el cumplimiento de
Como consecuencia, se aduce, la ponderación lleva al Tribunal Constitu- estos mandatos de optimización mediante el recurso de amparo. De nue-
cional a ocupar el lugar de la Constitución. Sus variopintas apreciaciones vo aquí el argumento sostiene que el punto óptimo de satisfacción de los
subjetivas anulan las decisiones que el Legislador ha adoptado legítima- principios en colisión no puede conocerse de forma objetiva mediante la
mente por medio del proceso democrático. La ponderación se convierte ponderación. Como consecuencia, el control que lleva a cabo el Tribunal
entonces en un sofisma de distracción para que el Tribunal Constitucio- Constitucional no puede ser objetivo. En este sentido, la ponderación de
nal establezca con un legitimidad artificiosa, no lo que la Constitución derechos fundamentales lleva al Tribunal Constitucional a interferir inde-
dice, sino lo que, según la mera ideología de los jueces constitucionales bidamente en el campo de la interpretación del derecho ordinario. Esta
de turno, debería decir. En este sentido, la ponderación de derechos fun- interferencia tiene notables repercusiones, sobre todo, por cuanto la juris-
damentales llevaría al Tribunal Constitucional a intervenir indebidamen- dicción ordinaria esta vinculada a la jurisprudencia constitucional64.
te en el campo de la política61.
2.3. La teoría de los principios como un tipo de formalismo
2.2.2. La vulneración del principio del Estado de Derecho constitucional
Además de lo anterior, la crítica sostiene que la teoría de los princi-
pios lleva a que el Tribunal Constitucional vulnere las competencias de De acuerdo con García Amado, la teoría de los principios es una ver-
la jurisdicción ordinaria y, de este modo, el principio de división de po- sión del llamado neoconstitucionalismo, que representa un tipo de ingenuo
deres, que es uno de los subprincipios del Estado de Derecho. La vulne- formalismo constitucional65. La idea de que los derechos fundamentales
ración se produce siempre que el Tribunal Constitucional controla la in- son principios y los principios son mandatos de optimización, implica des-
terpretación de las leyes o la valoración de pruebas que lleva a cabo la ju- conocer la indeterminación de los enunciados de los derechos fundamenta-
les y soslayar la discrecionalidad del juez constitucional66. Mediante la
ponderación se trata de encontrar el punto óptimo de satisfacción de los
58
E. Forsthoff, El Estado de la Sociedad Industrial, Centro de Estudios Políticos y
62
Constitucionales, Madrid, 1975, pág. 242. Cfr. J. A. García Amado, «Tres sentencias del Tribunal Constitucional. O de cuan
59
Cfr. Sobre esta objeción: E. W. Bóckenfórde, «Grundrechte ais Grundsatznormen», fácil es la veracidad periodística y qué liviano el honor de los particulares», op. cit.
63
op. cit., pág. 197. Cfr. Asimismo la réplica de R. Alexy en: «Epílogo a la teoría de los dere- E. Forsthoff, El Estado de la Sociedad Industrial, op. cit.
64
chos fundamentales», (traducción al castellano de C. Bernal Pulido), Revista Española de Cfr. Art. 164.1 CE.; art. 40.2 LOTC y art. 5.1 LOPJ.
65
Derecho Constitucional, núm. 66, 2002, págs. 14 s. Cfr. J. A. García Amado, «Tres sentencias del Tribunal Constitucional. O de cuan
60
J. A. García Amado, «Derechos y pretextos. Elementos del crítica del neoconstitu- fácil es la veracidad periodística y qué liviano el honor de los particulares», op. cit.; Id.,
cionalismo», op. cit. «Derechos y pretextos. Elementos del crítica del neoconstitucionalismo», op. cit.
61 66
Cfr. M. Jiménez Redondo, «¿Es posible una teoría unitaria y consistente de los capí- Sobre el concepto de «formalismo», como una visión que desconocer la indetermi-
tulos de la Constitución relativos a derechos fundamentales?», Doxa, núm. 5, 1988, nación de las disposiciones jurídicas y rechaza la existencia de un marden de discrecionali-
págs. 135 s.; Asimismo: T. A. Aleinikoff, «Constitutional Law en the Age of Balancing», dad del juez: Cfr. F. Shauer, «Formalism», The Yale Law Journal, vol. 97, núm. 4, 1988,
op. cit., págs. 984 s. págs. 511 s.

XLII XLIII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO

principios en colisión. La posibilidad de encontrar ese punto, aduce la crí- ración supone una confianza ingenua en la racionalidad del Tribunal
tica, supone entender a la Constitución como un sistema axiológico pleno Constitucional, que iría aparejada a una extensión de sus competencias, a
y coherente, que subyace al texto constitucional y que es independiente de todas luces incompatible con la democracia. Uno de sus principales argu-
él67. Este sistema es una Constitución «metafísica» o «material», que pres- mentos es que los principios morales no pueden tener un significado ob-
cribe una única respuesta para cada caso posible. La Constitución material, jetivo en una sociedad pluralista. Por esta razón, el juez no puede cono-
a su vez, es el resultado de la institucionalización de una moral material en cer objetivamente su contenido.
las disposiciones de derecho fundamental. Si esto es así, entonces lo que
importa en definitiva es esa moral positivizada y no lo que establece el tex-
to de los derechos fundamentales. Por lo tanto, la positividad de la Consti- 3. UNA DEFENSA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS
tución se vuelve superflua. Ya no interesa el significado de lo que prescri-
be el texto constitucional, sino lo que los principios morales positivizados, Aquí defenderé la tesis de que la teoría de los principios puede impo-
en cuanto sistema independiente, ordenen o prohiban. La Constitución ma- nerse frente a todas estas objeciones y, por tanto, puede utilizarse como
terial está caracterizada por tres propiedades: es plena (no tiene lagunas), fundamento para la construcción de una teoría adecuada de los derechos
coherente (está exenta de contradicciones normativas) y clara (está exenta fundamentales de la Constitución Española. Para tal fin, en primer lugar,
de indeterminación). Por consiguiente, continúa la crítica, cuando el Tribu- aduciré ciertos argumentos a favor de la racionalidad de la ponderación.
nal Constitucional la aplica, carece de discrecionalidad. El Tribunal Cons- En segundo lugar, responderé a las objeciones concernientes al formalis-
titucional no puede elegir entre posibles interpretaciones del texto indeter- mo constitucional en que supuestamente incurre la teoría de los princi-
minado de los derechos fundamentales, sino solamente reconocer la única pios y a la pretendida legitimación que esta teoría otorgaría al Tribunal
respuesta correcta68. Por esta razón, las decisiones del Tribunal Constitu- Constitucional para intervenir indebidamente en los márgenes de acción
cional tienen un carácter meramente formal. Ellas se limitan a efectuar una del Legislador y de la jurisdicción ordinaria.
ponderación formal de premisas y llevan necesariamente al resultado que
ya aparece predeterminado por la Constitución material.
3.1. La racionalidad de la ponderación
En este sentido, la teoría de los principios es comparable con la juris-
prudencia de conceptos. Para las dos teorías, el sistema jurídico no está 3.1.1. El rechazo de la pretensión de hiperracionalidad
compuesto por normas sino por principios, que no están dotados de una de la ponderación
existencia empírica, física, psíquica o social, sino ideal69. Se supone que
el Tribunal Constitucional puede reconocer esta existencia ideal. De este Para comenzar, es pertinente reconocer que la aplicación del princi-
modo, el método jurídico de la teoría de los principios conduce a cierto pio de proporcionalidad y de la ponderación no puede ser plenamente ra-
tipo de epistemismo. Se parte de la base de que el juez puede conocer cional, en el sentido de que constituya un algoritmo para la aplicación de
plenamente el contenido de los principios. los derechos fundamentales. Los críticos llevan razón cuando afirman
García Amado sostiene que esta es una reconstrucción inadecuada que la ponderación tiene un carácter formal y que, por tanto, no puede
del sistema jurídico. Este autor rechaza la posibilidad de que exista una excluir las apreciaciones subjetivas del juez. La ponderación no puede
constitución material como la descrita, que pueda proveer una única res- garantizar este tipo de objetividad plena, porque semejante objetividad es
puesta correcta para cada caso concreto. Además, sostiene que la ponde- una utopía que no puede alcanzarse en ningún ámbito normativo70. De
este modo, puede refutarse la objeción de que la ponderación es irracio-
nal, porque no es plenamente objetiva. Por el contrario, debe decirse que
67
J. A. García Amado, «La interpretación constitucional», Revista Jurídica de Casti-
lla y León, núm. 2, 2004, págs. 46 s. 70
68
J. A. García Amado, «¿Existe discrecionalidad en la decisión judicial? O de cómo Cfr. Sobre los problemas de objetividad que se presentan en los ámbitos normativos:
en la actual teoría del derecho (casi) nada es lo que parece y (casi) nadie está donde dice», Jan R. Sieckmann, «Grundrechtliche Abwágung ais Rechtsanwendung - Das Problem der
Berbiquí, núm. 30, págs. 14 s. Begrenzung der Besteuerung», DerStaat, núm. 41, 2002, págs. 392 s.; M. Borowski, «La
69
Cfr. Asimismo: R. Hernández Marín, Las obligaciones básicas de los jueces, op. restricción de los derechos fundamentales» (traducción al castellano de R. Arango), Revis-
cit., 325 s. ta Española de Derecho Constitucional, núm. 59, 2000, pág. 46.

XLIV XLV
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO

la objeción se basa en una pretensión de objetividad, que resulta hiperra- la ley de colisión, la ley de la ponderación, la fórmula del peso y la carga
cional y, por tanto, irracional. Una pretensión de este tipo desconoce que de la argumentación a favor del Legislador que ella establece. La ponde-
las exigencias de racionalidad sólo pueden satisfacerse siempre dentro de ración es también racional desde el punto de vista práctico, porque su es-
determinados límites71. Una objetividad en un sentido pleno no es posible tructura argumentativa75 satisface las exigencias de la racionalidad del
ni deseable. Ella sólo podría alcanzarse en un sistema jurídico ideal, cu- discurso jurídico y, como consecuencia, permite fundamentar correcta-
yas disposiciones determinaran por el completo el contenido de los prin- mente sus resultados normativos en el marco del sistema jurídico76.
cipios y prescribieran explícitamente lo que la Constitución ordena, Las objeciones relativas a la indeterminación conceptual, la incom-
prohibe o permite para cada caso posible72. La existencia un sistema jurí- parabilidad y la inconmensurabilidad de la ponderación pueden refutarse
dico de este talante es imposible porque las disposiciones jurídicas que si se tiene en cuenta el papel que juegan la ley de la ponderación y la fór-
establecen los principios son siempre indeterminadas. La indetermina- mula del peso. La ley de la ponderación —«Cuanto mayor sea el grado
ción normativa es una propiedad inherente al lenguaje de dichas disposi- de la no satisfacción o de afectación de un principio, tanto mayor tiene
ciones. Ahora bien, la existencia de un sistema jurídico semejante tampo- que ser la importancia de la satisfacción del otro»77— determina con cla-
co sería deseable, porque eliminaría la discusión democrática. Si la pon- ridad conceptual la estructura de la ponderación. Esta estructura puede
deración fuese objetiva, la objeción del formalismo constitucional sería dividirse en los tres pasos que Alexy diferencia en el Epílogo a la Teoría
acertada. Las disposiciones de los derechos fundamentales predetermina- de los derechos fundamentales: «En el primer paso es preciso definir el
rían el contenido de cada decisión del Legislador, la Administración y el grado de la no satisfacción o de afectación de uno de los principios. Lue-
Poder Judicial. Asimismo, el derecho de petrificaría. Sería siempre nece- go, en un segundo paso, se define la importancia de la satisfacción del
sario reformar la Constitución para solucionar los nuevos problemas so- principio que juega en sentido contrario. Finalmente, en un tercer paso,
ciales. Por el contrario, la teoría de los principios reconoce que ningún debe definirse si la importancia de la satisfacción del principio contrario
criterio para la aplicación de los derechos fundamentales puede ofrecer justifica la afectación o la no satisfacción del otro»78. La fórmula del pe-
una objetividad plena. La ponderación es racional, incluso por el hecho so79 amplía la definición de la ponderación, para incluir en ella las premi-
de que su estructura reconocer los límites de su propia racionalidad73.
75
La estructura fundamental de la ponderación, tal como se revela, por ejemplo, en la
3.1.2. Racionalidad teórica y practica de la ponderación fórmula del peso, es una forma de argumento, en el sentido de la teoría del discurso. Agra-
dezco a Robert Alexy por esta precisión.
76
Por otra parte, la ponderación es racional tanto desde el punto de vis- La ponderación hace posible construir fundamentaciones claras, consistentes, satu-
ta teórico, como desde el punto de vista practico74. La ponderación es ra- radas, lógicas y coherentes. Sobre estas exigencias de la racionalidad práctica, Cfr. R.
Alexy, Teoría de la argumentación jurídica (traducción de M. Atienza e I. Espejo), Centro
cional desde el punto de vista teórico, porque se propone como una es- de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1989, págs. 185 s.
tructura determinada, clara y libre de contradicción para la aplicación de 77
Cfr. R. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, op. cit., págs. 92 s.
78
los derechos fundamentales. Esta estructura resulta de la combinación de 79
R. Alexy, «Epílogo a la Teoría de los derechos fundamentales», op. cit., pág. 32.
R. Alexy, «Die Gewichtsformel» en Joachim Jickeli et al. (eds.), Gedáchtnisschrift
fiirJürgen Sonnenschein, Berlín, 2003, 771 s.:
71 IPiC-GPiA-SPiC
Sobre el concepto de hiperracionalidad: Cfr. John Elster, Solomonic Judgments. Stu- GPi, JjC =
dies en the Limitations ofRationality, Cambridge, 1990, capítulo 1. WPjC GPjASPjC
72
Sobre las propiedades de un sistema ideal de esta índole, cfr. Klaus Günther, «Criti- Esta fórmula establece que el peso concreto del principio Pi en relación con el princi-
cal Remarks on Robert Alexy's "Special - Case Thesis"», Ratio Juris, núm. 6, 1993, pio Pj en cierto caso, deriva del cociente entre, por una parte, el producto de la importancia
págs. 151 s. del principio Pi, su peso abstracto y la seguridad de las apreciaciones empíricas concer-
73
Cfr. C. Bernal Pulido, «La racionalidad de la ponderación», op. cit. nientes a su importancia y, por otra parte, del producto de la importancia del principio Pj,
74
Cfr. Sobre la diferencia entre la racionalidad teórica y práctica: J. R. Searle, Razones su peso abstracto y la seguridad de las apreciaciones empíricas concernientes a su impor-
para actuar. Una teoría del libre albedrío (traducción de L. M. Valdés Villanueva), Edicio- tancia. Alexy sostiene que es posible atribuir un valor numérico a las variables de la impor-
nes Nobel, Barcelona, 2000, págs. 109 s. De un modo similar: J. Habermas, «Racionalidad tancia y del peso abstracto de los principios, mediante la escala triádica, del siguiente
del entendimiento. Aclaraciones al concepto de racionalidad comunicativa desde la teoría modo: leve 2o, es decir, 1; medio 21, es decir, 2; y grave 22, es decir, 4. En contraste, a la se-
de los actos de habla», en: Id., Verdad y justificación. Ensayosfilosóficos(traducción de P. guridad de las apreciaciones empíricas puede dársele una expresión cuantitativa de la si-
Fabra y L. Diez, Trotta), Madrid, 2002, 1999, págs. 103 s. guiente forma: cierto 2o, es decir, 1; plausible 2 1 , es decir 14; y no evidentemente falso 2 2 ,

XLVI XLVII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO

sas concernientes al peso abstracto de los principios y la seguridad de las tucional, debe afirmar que el juez elige las magnitudes en los casos difíci-
apreciaciones empíricas. Mediante la escala triádica, esta fórmula aclara les. Quien la observa desde la perspectiva de la corrección, debe afirmar
también cómo pueden compararse los grados de intervención en y de sa- que el juez debe justificar tales magnitudes con los mejores argumentos. El
tisfacción de los principios en colisión, así como su peso abstracto y la deber de justificar correctamente la magnitud que se atribuye a cada varia-
seguridad de las premisas empíricas. Mediante el cociente, la fórmula del ble tiene, sin embargo, un efecto positivo en la dimensión institucional: ex-
peso aclarar cómo se determinan las relaciones de precedencia entre los cluye la arbitrariedad judicial. La vinculación de estas dos perspectivas,
principios en colisión y, mediante la carga de argumentación, cómo de- que siempre están presentes en todo sistema jurídico, implican la vincula-
ben decidirse los casos de empate, es decir, a favor del Legislador80. ción del elemento real (mediante la perspectiva institucional) y el elemento
Estos elementos excluyen la posibilidad de que la ponderación sea pu- ideal (mediante la perspectiva discursiva o de la correción) del derecho.
ramente subjetiva. La fórmula del peso se propone ciertamente como un Es bien posible refinar la estructura de la fórmula del peso. La doble
algoritmo. Sin embargo, la aplicación de la fórmula del peso no se agota escala triádica82 por puesta por Alexy es una estrategia para ello. Otra po-
de ninguna manera en un algoritmo. Esta fórmula no determina por sí mis- sibilidad consiste en establecer un conjunto de reglas argumentativas
ma el grado de intervención ni el grado de satisfacción de los principios en para la determinación de las magnitudes correspondientes a cada una de
colisión, ni su peso abstracto, así como tampoco el grado de seguridad de las variables83. La formulación de estas reglas presupone la distinción en-
las premisas que en cada caso deban tenerse en cuenta. Hay casos fáciles tre las premisas normativas y empíricas que son relevantes para la deter-
relativos a la determinación de estas magnitudes. Sin embargo, también minación de las mencionadas magnitudes. Con su formulación del tipo
hay casos difíciles en los que no es claro cuál sea la magnitud que deba «tanto mayor... cuanto mayor», estas reglas establecen un sistema de car-
atribuirse a estas variables. Si se mira desde la perspectiva institucional, gas de argumentación que no eliminan pero si delimitan un poco más el
debe decirse que el Tribunal Constitucional tiene un margen de discrecio- margen de deliberación del juez. De este modo, es claro para el juez qué
nalidad, o de forma más precisa, un margen de deliberación, para determi- es lo que tiene que fundamentar y para la opinión publica, qué es lo que
nar, en los casos difíciles, la magnitud que corresponde a estas variables en tiene que controlar en la decisión judicial. También se hace explícito,
el marco de la escala triádica. Ahora bien, si se mira desde la perspectiva cómo debe decidirse un caso, cuando a la carga de argumentación no se
de la dimensión de corrección, que también puede llamarse: dimensión opone ningún argumento que tenga el peso suficiente para vencerla. No
discursiva, debe concluirse que la fórmula del peso delimita este ámbito de obstante, refinar la fórmula del peso genera un problema de complejidad.
deliberación del juez para la determinación de estas magnitudes en los ca- Cuanto mas se refine la fórmula del peso, tanto mas compleja será su
sos difíciles y prescribe pragmáticamente de manera implícita, que esta de- aplicación. Con todo, este no es un problema de la fórmula del peso
terminación debe ser correcta. La determinación de los grados de afecta- como tal, sino una propiedad de su objeto, es decir, los principios de de-
ción de los principios relevantes tiene un carácter proposicional81. Esta de- recho fundamental. La aplicación de los derechos fundamentales implica
terminación no se agota en un acto subjetivo, psíquico, sino que el juez la consideración de un número extenso de premisas normativas y lácti-
tienen que expresarla mediante un enunciado o una proposición que está cas, cuya importancia y singularidad varía en cada caso concreto. Esta
necesariamente vinculada con una pretensión de corrección. El juez eleva propiedad, por tanto, afectará a todos los métodos alternativos para la
una pretensión de corrección en cuanto a la determinación de estas intensi- aplicación de los derechos fundamentales.
dades y debe ofrecer los mejores argumentos para justificar correctamente Finalmente, es preciso enfatizar que la ponderación es un tipo de ra-
su elección. Quien observa la fórmula del peso desde la perspectiva insti- cional de pensamiento, bien conocido y utilizado en diversas áreas de la

82
es decir, Vi. A mi modo de ver, esta atribución de valor puede ser sólo metafórica, asi como Cfr. R. Alexy, «Disocurse Theory and Fundamental Rights», en A. Menéndez y E.
sólo metafórica puede ser la función que cumple el signo de multiplicación que relaciona Eriksen (eds.), Fundamental Rights through Discourse, Arena Report 9, 2004, pág. 51.
83
las variables. Cfr. Sobre esta crítica: C. Bernal Pulido, «La racionalidad de la pondera- Cfr. C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad y los derechos fundamenta-
ción», op. cit. les, op. cit., págs. 613 s., en donde se propone un sistema de 87 reglas argumentativas para
80
R. Alexy, «Epílogo a la Teoría de los derechos fundamentales», op. cit., pág. 40. la aplicación del principio de proporcionalidad; Id., «La racionalidad de la ponderación»,
81
Agradezco a Robert Alexy su observación acerca del carácter proposicional de las op. cit. Asimismo: L. Clerico, Die Strukturder Verhalnismááigkeit, Nomos, Baden-Baden,
determinaciones de las intensidades en la ponderación. 2000, págs. 212 s.

XLVIII IL
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

reflexión humana, que no conduce a una jurisprudencia ad hoc. Incluso tales conforman un sistema de reglas y principios que se aplican median-
los escépticos de la ponderación llevan a cabo una ponderación cuando te una interminable cadena de subsunciones y ponderaciones.
afirman que la ponderación solo satisface levemente las condiciones de
racionalidad en la aplicación de los derechos fundamentales y que, por
tanto, debe preferirse otros métodos más racionales. Un juicio como este 3.2. El respeto de los márgenes semánticos de las disposiciones
implica hacer una ponderación entre los métodos para la aplicación de de derecho fundamental
los derechos fundamentales. La única manera de eliminar la pondera-
ción, consiste en reemplazar su nombre por uno distinto o camuflar su La objeción del formalismo constitucional debe refutarse, sobre la
existencia en medio de otra estructura argumentativa. Asimismo, los re- base de que la teoría de los principios respeta los límites de los márgenes
sultados de las ponderaciones entre derechos fundamentales no represen- semánticos de las disposiciones de derecho fundamental. Es innegable
tan decisiones aisladas. La ley de la colisión —«Las condiciones bajo las que los derechos fundamentales representan una institucionalización en
cuales un principio precede a otro constituyen el supuesto de hecho de el sistema jurídico de los valores de la teleología o de los principios que
una regla que expresa la consecuencia jurídica del principio preceden- aparecen en la moral en forma de derechos humamos86. Esta tesis puede
te»84— es la base para la construcción de una red de normas adscritas de fundamentarse no sólo desde un punto de vista filosófico jurídico, sino
derecho fundamental, que se concretan mediante la ponderación, y que también, histórico. Los conceptos de libertad, igualdad, participación po-
conforman el contenido de los derechos fundamentales. En España, por lítica o mínimo existencial se propusieron y se configuraron primero en
ejemplo, son bien conocidas las normas adscritas de derecho fundamen- el ámbito de la filosofía política y moral, como elementos de lo bueno y
tal que el Tribunal Constitucional ha concretado para la solución de las como objeto de los derechos humanos, antes de que se institucionaliza-
colisiones entre las libertades de expresión y de información y el derecho ran en la Constitución. Como consecuencia de esta prioridad histórica y
al honor85. En cuanto contenido de precedentes jurisprudenciales, estas conceptual, quien quiera indagar el contenido de una disposición de de-
normas adscritas deben aplicarse en casos futuros que sean idénticos o recho fundamental mediante la interpretación, debe buscar en la moral
análogos. En estos casos futuros, al Tribunal Constitucional le basta lle- critica. Ahora bien, quien quiera rechazar la institucionalización de estos
var a cabo una subsunción del caso bajo el supuesto de hecho de las nor- conceptos morales en los derechos fundamentales, debe rechazar tam-
mas adscritas concretadas en sentencias anteiores. No necesita llevar a bién la positividad de estos derechos y con ello, un rasgo decisivo del
cabo una nueva ponderación, a menos que sea necesario modificar el Estado constitucional democrático: la protección del individuo frente al
sentido de los precedentes. Ahora bien, estas mismas consideraciones se abuso del poder. Por esta misma razón, la dimensión moral de los dere-
aplican en relación con la atribución de las magnitudes correspondientes chos fundamentales no puede desvanecerse. Los derechos fundamentales
a las variables de la fórmula del peso. La red de precedentes otorga previ- representan el intento de institucionalizar los derechos humanos en el de-
sibilidad a los resultados de la ponderación e integra en una unidad nor- recho y los derechos humanos son derechos morales.
mativa a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y a las disposicio-
nes de los derechos fundamentales. La rigidez de las disposiciones de los No obstante, la tesis de la institucionalización no implica la existen-
derechos fundamentales y la fuerza vinculante de los precedentes garan- cia de una constitución «metafísica», independiente del texto constitu-
tizan la estabilidad de los derechos fundamentales, al paso que la posibi- cional. La teoría de los principios reconoce la positividad de los derechos
lidad de corregir los precedentes y de llevar a cabo nuevas ponderaciones fundamentales. Los principios de derecho fundamental no tienen una
atribuyen flexibilidad al sistema constitucional, para que este pueda ada- existencia ideal. Su existencia es de derecho positivo. Ellos tienen vali-
tarse a las nuevas circunstancias. De esta manera los derechos fundamen- dez como normas jurídicas, bajo las condiciones del sistema jurídico. Las
disposiciones de derecho fundamentales son el elemento principal de los
derechos fundamentales87. Ellas definen el contenido de estos derechos.
84 86
Cfr. R. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, op. cit., pág. 94. R. Alexy, «La institucionalización de los derechos humanos en el Estado Constitu-
85
Cfr. Entre muchas otras la: STC 54/2004. Asimismo: Salvador Coderch, R, El dere- cional Democrático» (traducción al castellano de M. C. Añaños Meza), Derechos y liberta-
cho de la libertad, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1995, des, núm. 8, 2000, págs. 12 s.
págs. 95 s. 87
R. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, op. cit., págs. 63 s.

L LI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

La institucionalización atribuye a los derechos fundamentales una exis- casos posibles. Pues bien, en donde la Constitución nada prescribe, el
tencia en el mundo jurídico, que es independiente y prevalece sobre a su Legislador tiene competencia para decidir.
fundamentación moral. Ahora bien, lo que ocurre es que el texto de las Algo similar puede decirse de la relación entre los derechos funda-
disposiciones de los derechos fundamentales es indeterminado y está do- mentales y la jurisdicción ordinaria. Las disposiciones de derechos fun-
tado de un margen semántico en relación con el objeto de los principios. damental son en muchos casos indiferentes en relación con la interpreta-
La interpretación de los derechos fundamentales consiste en establecer, ción del derecho ordinario y la valoración de las pruebas por parte de la
dentro de ese margen semántico, qué es lo debido. A pesar de los proble- jurisdicción ordinaria. La jurisdicción ordinaria dispone de un margen de
mas interpretativos que se originan a partir de los derechos fundamenta- acción para la interpretación de las disposiciones legislativas que sean
les, sí resulta meridiano que este margen semántico tiene ciertos límites acordes con la constitución, en los casos en que no sea procedente llevar
—los límites del significado posible del tenor literal de la Constitu- a cabo una interpretación conforme con la Constitución. Asimismo, la ju-
ción—, a los que se suman los que derivan de los límites directamente risdicción ordinaria dispone de un margen de acción para la valoración
constitucionales88. Aunque un principio pueda tener un significado más de las pruebas, siempre y cuando no se vulnere el derecho a la tutela judi-
comprensivo en la dimensión de la moral, su contenido jurídico se limita cial efectiva.
a lo que establezca la correspondiente disposición de derecho fundamen-
tal dentro de sus márgenes semánticos. La aplicación de un principio me-
diante la ponderación presupone que este principio, es decir, el mandato 3.3. Los límites epistémicos de los principios
de optimización, se subsume dentro del supuesto de hecho de una dispo-
sición de derecho fundamental. Como consecuencia, los márgenes se- Ahora bien, para garantizar el respeto de los márgenes de acción del
mánticos de las disposiciones de derecho fundamental limitan las Legislador y de la jurisdicción ordinaria, y en consecuencia, dejar sin fun-
posibilidades semánticas de la optimización de los principios. Estas posi- damento las objeciones que acusan a la teoría de los principios de desco-
bilidades semánticas se determinan aun más por medio de los preceden- nocer estos márgenes, es necesario ampliar la definición de los principios
tes que sientan las sentencias del tribunal constitucional. Con todo, las en cuanto mandatos de optimización. Lo pertinente es incluir la dogmática
disposiciones de derecho fundamental ostentan una prioridad sobre los de los márgenes de acción en la definición de los principios de derecho
precedentes. La fuerza vinculante de los precedentes puede anularse me- fundamental. Desde luego, la idea de optimización no puede significar la
diante una reforma constitucional. supresión de todo margen legislativo para la toma de decisiones políticas y
de todo margen de la jurisdicción ordinaria para la interpretación del dere-
La teoría de los principios no defiende la tesis de que dentro de los cho ordinario y la valoración de pruebas. Para evitar interpretaciones de
márgenes semánticos de los derechos fundamentales existe una Constitu- esta naturaleza, debe ampliarse la definición de los principios de la si-
ción plena, coherente y determinada, ni que ella prescribe una respuesta guiente manera: Los principios son mandatos de optimización que ordenan
correcta para cada caso. Una parte importante de la teoría de los princi- que algo sea realizado en la mayor medida posible, de acuerdo con las po-
pios es la dogmática de los márgenes de acción89. Mediante los márgenes sibilidades jurídicas, fácticas y —aquí viene la modificación— epistémi-
de acción estructural del Legislador, es decir, el margen de acción para la cos existentes.
determinación de fines y el margen de acción para la elección de medios, Las posibilidades epistémicas establecen límites adicionales a los
la teoría de los principios garantiza el respeto del principio democrático. mandatos de optimización. La teoría de los principios parte de la base de
De esta manera, se reconoce que la legislación no constituye una mera que no siempre es posible reconocer con certeza el punto en que se satis-
aplicación de los mandatos de optimización. Las disposiciones de dere- facen de forma óptima los principios fundamentales en colisión. Las po-
cho fundamentales no ordenan ni prohiben nada en relación con muchos sibilidades del Tribunal Constitucional para reconocer la magnitud que
corresponda a cada una de las variables de la fórmula del peso, son limi-
88
R. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, op. cit., págs. 277 s. tadas. Estos límites se proyectan en la seguridad de las premisas empíri-
89
Sobre la teoría de los margenes de acción: Cfr. R. Alexy, «Epílogo a la Teoría de los cas y normativas relevantes en la ponderación. Las premisas empíricas90
derechos fundamentales», op. cit., págs. 23 s.; Id., «Verfassungsrecht y einfaches Recht -
Verfassungsgerichtsbarkait y Fachgerichtsbarkeit», WDStRL, núm. 61, 2002, págs. 16 s.;
V. Afonso da Silva, Grundrechtey gesetzgeberische Spielraume, op. cit., págs. 113 s. Ellas también son relevantes en la aplicación de los subprincipios de idoneidad y de

LII Lili
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

son relevantes en la determinación del grado de intensidad de la interven- tervención en un derecho fundamental, tanto mayor deberá ser la certeza
ción en un principio y del grado de satisfacción del otro. Esta intensidad de las premisas que fundamentan dicha intervención»94. La tercera varia-
depende de la eficacia, velocidad, probabilidad, alcance y duración de la ble incluye también en la fórmula del peso la posibilidad de graduar la
intervención y de la correlativa satisfacción de uno y otro principio en intensidad del control que el Tribunal Constitucional lleva a cabo. Una
colisión91. Los límites epistémicos se originan, en primer lugar, a causa regla para ello es aquella, según la cual, cuanto mayor sea la intervención
de la dificultad de determinar la magnitud que corresponda a cada una de en un derecho fundamental, tanto más intenso deberá ser el control que
estas variables relativas a las premisas empíricas, y en segundo lugar, a practique el Tribunal Constitucional95. Esta regla se sigue lógicamente de
causa de la complejidad de hacer un análisis conjunto de todas estas va- la ley epistémica de la ponderación, porque, el aumento en la intesidad
riables. En todo caso, los límites epistémicos relativos a las premisas em- del control que practica el Tribunal Constitucional significa este Tribunal
píricas se incluyen en la tercera variable (S) de la fórmula del peso, con- debe ser más severo al exigir una mayor certeza de las premisas que fun-
cerniente a la seguridad de las premisas. damentan la intervención en el derecho fundamental. De esta manera, el
Las premisas normativas también juegan un importante papel en la control del Tribunal Constitucional no debe ser siempre de mínimos o de
catalogación del grado de intensidad de la intervención en un principio y máximos, sino de intensidad variable, de acuerdo con la intensidad de la
del grado de satisfacción del principio contrario. El significado92 que la intervención en el derecho fundamental96. En este sentido es posible es-
posición de derecho fundamental afectada tiene para el titular de los prin- tructurar un control de constitucionalidad de varias intensidades, como
cipios en colisión y la importancia para el contenido de ese principio93, se aquel que lleva a cabo el Tribunal Supremo de los Estados Unidos para
establecen por medio de premisas normativas. Estas premisas también enjuiciar las intervenciones en el principio de igualdad, o el Tribunal
juegan un papel decisivo en la determinación del peso abstracto de los Constitucional alemán, cuando en el famoso MitbestimmungsurteiP1 es-
principios. Los limites epistémicos aparecen de nuevo en estos dos ámbi- tableció los conocidos tres tipos de control: un control de evidencia, un
tos. Las disposiciones de derecho fundamental no determinan por sí mis- control de intensidad intermedia y un control sustancial intensivo.
mas, cuál es el significado y cuál la importancia que revisten las posicio- Los límites epistémicos de los principios posibilitan la existencia de
nes de derecho fundamental en cada caso, ni cuál es el peso abstracto de márgenes de acción epistémicos de tipo empírico y normativo para el Le-
los principios. Desde luego, existen casos fáciles en relación con estas gislador98 y para la jurisdicción ordinaria. De acuerdo con el principio
variables. Sin embargo, no existe ninguna clasificación de los pesos abs- democrático99, está permitido al Legislador decidir allí en donde no pue-
tractos de los principios en las categorías de la escala triádica, que el juez de conocerse qué es aquello que los derechos fundamentales ordenan o
pueda reconocer. Lo único que puede decirse es que, en los casos difíci- prohiben. De manera análoga, según el principio del Estado de Derecho,
les, el juez debe decidir según la mejor material de la Constitución. Sin la jurisdicción ordinaria puede decidir allí en donde no puede conocerse
embargo, el problema es que no siempre es claro, qué es lo que exige esta si los derechos fundamentales ordenan o prohiben algo en relación con la
teoría en una sociedad pluralista. En todo caso, los limites epistémicos de interpretación del derecho ordinario o la valoración de las pruebas. La
las premisas normativas deben incluirse en la fórmula del peso. Una po- existencia de estos márgenes de acción excluye toda posibilidad de incu-
sibilidad consiste en integrarlos en la tercera variable (S), es decir, en la rrir en un formalismo, como aquél que objeta García Amado. Justo todo
seguridad de las premisas. De esta manera, la seguridad no solo se referi-
rá a la de las premisas empíricas, sino también a la de las premisas nor-
mativas. Esta tercera variable institucionaliza en la fórmula del peso la 94
R. Alexy, «Epílogo a la teoría de los derechos fundamentales», op. cit., pág. 55.
95
ley epistémica de la ponderación, según la cual: «cuanto mayor sea la in- C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales,
op. cit., pág. 800. Asimismo: B. Schlink, Abwágung und Verfassungsrecht, Duncker &
Humblot, Berlín 1976, pág. 50.
96
A esta variable puede sumarse otra: cuanto mayor sea la certeza de las premises que
necesidad, del principio de proporcionalidad en sentido amplio. Cfr. R. Alexy, Teoría de deba utilizar el Tribunal Constitucional para llevar a cabo su control, tanto más intenso de-
los derechos fundamentales, op. cit., pág. 111. berá ser dich control.
91 97
C. Bernal Pulido, «La racionalidad de la ponderación», op. cit. Cfr. BVerfGE 50, 290 s.
92 98
Cfr. Sobre el concepto de significado: J. Rawls, El liberalismo político (Tr. de A. R. Alexy, «Verfassungsrecht und einfaches Recht - Verfassungsgerichtsbarkait und
Doménech), Grijalbo - Mondadori, Barcelona, 1996, pág. 373. Fachgerichtsbarkeit», págs. 27 s.
93 99
C. Bernal Pulido, «La racionalidad de la ponderación», op. cit. R. Alexy, «Epílogo a la teoría de los derechos fundamentales», op. cit., págs. 49 s.

LIV LV
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

lo contrario, la concepción de los derechos fundamentales como princi- (2) Primera edición en castellano, traducción de Ernesto Garzón Val-
pios aplicables mediante la ponderación, logra ligar de la mejor manera dés: Teoría de los derechos fundamentales, Centro de Estudios Po-
posible dos dimensiones que son relevantes en la aplicación de los dere- líticos y Constitucionales, Madrid, 1993; 3.a edición, 2001.
chos fundamentales: la dimensión institucional y la dimensión de la co- (3) Traducción al inglés de Julián Rivers: A Theory of Constitutional
rrección. Desde el punto de vista institucional, debe reconocerse que en Rights, Oxford University Press, Oxford, 2002.
el ámbito de los significados implícitos en los derechos fundamentales, (4) Traducción al coreano de Zoonil Yi: Hangilsa, Seoul, 2007.
allí en donde no es claro si la Constitución ordena o prohibe algo, el Tri- (5) Traducción al portugués de Virgilio Afonso da Silva: Teoría dos direi-
bunal Constitucional disfruta de un margen de deliberación. Por su parte, tos fundamentáis, Malheiros, Sao Paulo, será publicada en el 2008.
desde la perspectiva de la corrección, en estos casos el Tribunal Constitu-
cional debe respetar los márgenes de acción del Legislador y de la Juris- 1.2. Otros trabajos de Robert Alexy relacionados con la Teoría
dicción ordinaria. La única respuesta correcta es que en estos casos, los
derechos fundamentales no ofrecen ninguna respuesta correcta. de los derechos fundamentales
1.2.1. Libros
(1) Pohioigused Ees ti póhiseaduses (Los derechos fundamentales de la
III. ADDENDA BIBLIOGRÁFICA Constitución de Estonia; traducción de Madis Ernits y Pille Vin-
kel), Tartu, 2001.
A continuación se incorporan dos tipos de referencias bibliográficas. (2) Epílogo a la Teoría de los Derechos Fundamentales, Madrid, 2004.
En primer lugar, bajo el título: bibliografía primaria, se enuncian los ar- (Reimpresión del texto publicado en la Revista Española de Dere-
tículos que Robert Alexy ha escrito sobre los derechos fundamentales a cho Constitutional, núm. 66, 2002, págs. 13-64.)
partir de la fecha en que esta obra fuese publicada por primera vez en ale-
mán. En segundo lugar, bajo el título: bibliografía secundaria, se enun- 1.2.2. Compilaciones de artículos
cian algunos libros y artículos que, en las principales lenguas europeas,
han tenido a la Teoría de los derechos fundamentales como su objeto de (1) Recht, Vernunft, Diskurs. Studien zur Rechtsphilosophie, Frankfurt
estudio, la han desarrollado o la han criticado. Desde luego, la lista de bi- am Main, 1995.
bliografía secundaria no pretende ser exhaustiva. Sólo persigue mencio- (2) Teoría del discurso y derechos humanos (introducción y traducción
nar algunas obras relevantes que pueden ser consultadas por quien tenga de Luis Villar Borda), Bogotá, 1995.
interés de seguir investigando sobre las tesis propuestas en este libro. (3) Tres escritos sobre los derechos fundamentales y la teoría de los
principios (introducción y traducción de Carlos Bernal Pulido),
Bogotá, 2003.
1. BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA
(4) Teoría del discurso y derechos constitucionales (Cátedra «Ernesto
Garzón Valdés» 2004; edición al cuidado de Rodolfo Vázquez y
A continuación se relacionan todos los trabajos escritos por Robert Ruth Zimmerling), México, 2005.
Alexy que tienen alguna relación con su Teoría de los derechos funda- (5) Constitucionalismo Discursivo (traducción de Luís Afonso Heck),
mentales, así como sus traducciones. Porto Alegre, 2007.

1.2.3. Libros editados por Robert Alexy


1.1. Ediciones de la Teoría de los derechos fundamentales
(1) R. Alexy y J. Laux (eds.), 50 Jahre Grundgesetz. Tagung der
(1) Edición alemana: Theorie der Grundrechte, Nomos, Baden-Baden, Rechtswissenschaftlichen Fakultat der Christian-Albrechts-Uni-
1985; Reimpresión en: Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1986; 5.a versitát und des Vereins Kieler Doctores Iuris e. V, Baden-Baden,
edición, 2006. 2000.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO ESTUDIO INTRODUCTORIO

(2) R Andrés Ibáñez y R. Alexy, Jueces y ponderación argumentativa, núm. 43, 1994, págs. 179-193 y núm. 44, 1994, págs. 321-341.
México, 2006. Traducción al chino de Ming-Shiou Cherng en: The Constitutional
Review, núm. 24, 1999, págs. 83-98.
Traducción al coreano de Hyo-Jeon Kim, en: Constitutional Law,
1.2.4. Artículos
núm. 6, 2000, págs. 301-325; reimpreso en: Hyo-Jeon Kim (ed.),
1.2.4.1. Artículos anteriores a la Teoría de los derechos Zum Verstandnis der deutschen Grundrechtstheorie, Seoul, 2004,
fundamentales S. 351-376.
(3) «Rights, Legal Reasoning and Rational Discourse», Ratio Juris,
(1) «Zum Begriffdes Rechtsprinzips», Rechtstheorie, Beiheft 1, 1979, núm. 5, 1992, págs. 143-152.
págs. 59-87; reimpreso en: R. Alexy, Recht, Vernunft, Diskurs. Studien Traducción al castellano de Pablo Larrañaga: «Derechos, razona-
zur Rechtsphilosophie, Frankrurt am Main, 1995, págs. 177-212. miento jurídico y discurso racional», en: R. Alexy, Derecho y razón
(2) «R. M. Hares Regeln des moralischen Argumentierens und L. Nel- práctica, México, 1993, págs. 23-35; reimpreso en: Isonomía, núm.
sons Abwágungsgesetz», en: R Schróder (ed.), Vernunft, Erkenn- 1, 1994, págs. 37-49.
tnis, Sittlichkeit. Internationales philosophisches Symposion aus Traducción al chino de Ji Tao, en: Zhejiang University Law Review,
Anlafl des 50. Todestages von Leonard Nelson, Hamburgo, 1979, 2003, págs. 83-90.
págs. 95-122. (4) «Normenbegründung und Normanwendung», en A. Aarnio, S. L.
(3) «Rechtsregeln und Rechtsprinzipien», Archiv fur Rechts- und So- Paulson, O. Weinberger, G. H. v. Wright y D. Wyduckel (eds.),
zialphilosophie, Beiheft NF 25 (1985), págs. 13-29; Reimpreso en: Rechtsnorm und Rechtswirklichkeit. Festschrift fur Werner Kra-
R. Alexy, H.-J. Koch, L. Kuhlen y H. Rüfímann, Elemente einerju- wietz, Berlín, 1993, págs. 3-17; reimpreso en: R. Alexy, Recht, Ver-
ristischen Begründungslehre, Baden-Baden, 2003, págs. 217-233. nunft, Diskurs. Studien zur Rechtsphilosophie, Frankrurt am Main,
1995, págs. 52-70.
1.2.4.2. Artículos posteriores a la Teoría de los derechos Traducción al inglés: «Justifícation and Application of Norms»,
fundamentales Ratio Juris, núm. 6, 1993, págs. 157-170.
(1) «Individuelle Rechte und kollektive Güter», en O. Weinberger (5) «Basic Rights and Democracy in Jürgen Habermas's Procedural
(ed.), Internationales Jahrbuch fur Rechtsphilosophie und Gesetz- Paradigm of the Law», Ratio Juris, núm. 7, 1994, págs. 227-238.
gebung, tomo 1, 1989, págs. 49-70; Reimpreso en: R. Alexy, Recht, Versión alemana: «Grundrechte und Demokratie in Jürgen Haber-
Vernunft, Diskurs. Studien zur Rechtsphilosophie, Frankrurt am mas's prozeduralem Rechtsparadigma», en O. Behrends y R.
Main, 1995, págs. 232-261. Dreier (eds.), Gerechtigkeit und Geschichte. Beitrage eines Sympo-
Traducción al inglés de Ruth Adler: «Individual Rights and Collec- sions zum 65. Geburtstag von Malte Diefielhorst, Góttingen, 1996,
tive Goods», en: C. Niño (ed.), The International Library ofEssays págs. 78-89.
in Law & Legal Theory, Schools, Tomo 8: Rights, Aldershot, (6) «Diskurstheorie und Menschenrechte», en: R. Alexy, Recht, Ver-
Hongkong, Singapur, Sidney, 1992, págs. 163-181. nunft, Diskurs. Studien zur Rechtsphilosophie, Frankrurt am Main,
Traducción al castellano de Jorge M. Seña: «Derechos individuales 1995, págs. 127-164.
y bienes colectivos», en: R. Alexy, El concepto y la validez del de- Traducción al castellano de Luis Villar Borda: «Teoría del discurso
recho, Barcelona, 1994, págs. 179-208. y derechos humanos», en: R. Alexy, Teoría del discurso y derechos
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Der Staat, núm. 29, 1990, págs. 49-68; Reimpreso en: R. Alexy, Traducción al inglés: «Discourse Theory and Human Rights», Ra-
Recht, Vernunft, Diskurs. Studien zur Rechtsphilosophie, Frankrurt tio Juris, núm. 9, 1996, págs. 209-235; Archiv fúr Rechts- und So-
am Main, 1995, págs. 262-287; y en: M. S. Stepanians (ed.), Indivi- zialphilosophie, Beiheft 67, 1997, págs. 81-104; reimpreso (en una
duelle Rechte, Paderborn, 2007, págs. 227-246. versión breve) en: Joáo Lopes Alves (ed.), Ética e o Futuro da De-
Traducción al japonés de Go Koyama en: Meijo Law Review, mocracia, Lisboa, 1998, págs. 133-142, así como (también en una

LVIII LIX
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

versión breve) en: Iridian Socio-Legal Journal, núm. 25, 1999, (12) «Die Institutionalisierung der Menschenrechte im demokratischen
págs. 53-58. Verfassungsstaat», en: S. Gosepath y G. Lohmann (eds.), Philosop-
(7) «Grundgesetz und Diskurstheorie», en: W. Brugger (ed.), Legitima- hie der Menschenrechte, Frankfurt am Main, 1998, págs. 244-264.
tion des Grundgesetzes aus Sicht von Rechtsphilosophie und Ge- Traducción al castellano de María Cecilia Añaños Meza: «La ins-
sellschaftstheorie, Baden-Baden, 1996, págs. 343-360. titucionalización de los derechos humanos en el Estado consti-
Traducción al castellano de Daniel Oliver-Lalana: «Ley Funda- tucional democrático», Derechos y libertades, núm. 8, 2000,
mental y teoría del discurso», en: Nancy Cardinaux, Laura Clérico págs. 21-41.
y Aníbal D'Auria (eds.), Las razones de la producción del derecho, (13) «Direitos Fundamentáis no Estado Constitucional Democrático.
Buenos Aires, 2006, págs. 19-38. Para a relacáo entre direitos do homem, direitos fundamentáis, de-
(8) «John Rawls' Theorie der Grundfreiheiten», en: Philosophischen mocracia e jurisdicáo constitucional», Revista da Faculdade de Di-
Gesellschaft Bad Homburg und W. Hinsch (eds.), Zur Idee des po- reito da Universidade Federal do Rio Grande do Sul, núm. 16,
litischen Liberalismus. John Rawls in der Diskussion, Frankfurt am 1999, págs. 203-214 (traducción al portugués de Luís Afonso
Main, 1997, págs. 263-303. Heck); reimpreso en: Revista de direito administrativo, núm. 217,
Traducción al italiano de Anna Castelli y Fabrizio Sciacca: «La 1999, págs. 55-66; y en: R. Alexy, Constitucionalismo Discursivo,
teoría delle liberta fondamentali di John Rawls», en: Fabrizio Porto Alegre 2007, págs. 41-54.
Sciacca (ed.), Liberta fondamentali in John Rawls, Milán, 2002, Traducción al castellano de Said Escudero Irra: «Derechos Funda-
págs. 1-36. mentales y Derechos Humanos», en: J. M. Camacho Bertrán, E. G.
(9) «Carlos Santiago Niños Begründung der Menschenrechte», en: B. Macedo Ortiz, G. Villegas de la Concha y R. Rodríguez Gaona
Ziemske, Th. Langheid, H. Wilms y G. Haverkate (eds.), Staatsphi- (eds.), El Derecho Contemporáneo, Hidalgo, 2004, págs. 59-76.
losophie und Rechtspolitik. Festschrift fiir Martin Kriele, Munich, Traducción al rumano de Ioana Constantin y Tatiana Petrache:
1997, págs. 187-217. «Drepturi fundaméntale si drepturi ale omului», en: J. Rüsen, H.-K.
Traducción al castellano de M. Cecilia Añaños Meza: «La funda- Keul y A.-P. Iliescu (eds.), Bukarest 2004, S. 29-47.
mentación de los derechos humanos en Carlos S. Niño», Doxa, Versión alemana: «Grund- und Menschenrechte», en: Jan-R. Sieck-
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(10) «Grundrechte im demokratischen Verfassungsstaat», en A. Aarnio, 61-72.
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Festschrift fiir Aleksander Peczenik, Lund, 1997, págs. 27-42; Philosophie, Hamburgo, 1999, tomo 1, págs. 525-529.
reimpreso en: W. Deppert, D. Mielke y W. Theobald (eds.), Mensch Traducción al castellano de Carlos Bernal Pulido: «Los derechos
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Unternehmensethik, Leipzig, 2001, págs. 15-31. damentales y la teoría de los principios, Bogotá, 2003,
Traducción al japonés de Koichi Aoyagi en: Yokohama Law Re- págs. 19-39.
view, núm. 5, 1997, págs. 193-223. (15) «Colisáo de Direitos Fundamentáis e Realizacáo de Direitos Fun-
Traducción al chino de Ming-Shiou Cherng en: Law Review of damentáis no Estado de Direito Democrático», en: Revista da Fa-
Central Pólice University, núm. 5, 2000, págs. 427-441. culdade de Direito da Universidade Federal do Rio Grande do Sul,
Traducción al castellano de Alfonso García Figueroa: «Los dere- núm. 17, 1999, págs. 267-279 (traducción al portugués de Luís
chos fundamentales en el Estado constitucional democrático», en: Afonso Heck); reimpresa en: Revista de direito administrativo,
Miguel Carbonell (eds.), Neoconstitucionalismo(s), Madrid, 2003, núm. 217, 1999, págs. 67-79; y en R. Alexy, Constitucionalismo
págs. 31-47. Discursivo, Porto Alegre, 2007, págs. 55-69.
(11) «Artikel: Güter- und Übelabwágung, Rechtlich; Norm/Normen, Versión alemana (ampliada): «Kollision und Abwágung ais Grund-
Rechtlich; Prinzipien, Rechtlich», en: W. Korff, L. Beck y P. Mikat probleme der Grundrechtsdogmatik», en: Korean Branch of Inter-
(eds.), Lexikon der Bioethik, Gütersloh, 1998, tomo. 2, national Association of Constitutional Law (ed.), World Constitu-
págs. 181-182; págs. 777-779; tomo 3, págs. 66-67. tional Law Review, núm. 6, 2001, págs. 181-207; reimpreso en: M.

LX LXI
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

La Torre y A. Spadaro (eds.), La ragionevolezza nel diritto, Turín, dicción ordinaria», en: R. Alexy, Tres escritos sobre los derechos
2002, págs. 9-26. fundamentales y la teoría de los principios, Bogotá, 2003,
Traducción al estonio de Madis Ernits: «Kollisioon ja kaalumine págs. 41-92.
kui pohioiguste dogmaatika póhiprobleemid», Jurídica, núm. 9, (22) «Zur Entwicklung der Menschen- und Grundrechte in Deutsch-
2001, págs. 5-13. land», Christiana Albertina, núm. 54, 2002, págs. 6-18.
Traducción al italiano de Massimo La Torre: «Collisione e bilan- Traducción al portugués de Luís Afonso Heck: «Sobre o desenvol-
ciamento quale problema di base della dogmática dei diritti fonda- vimento dos direitos do homem e fundamentáis na Alemanha», en:
mentali», en: M. La Torre y A. Spadaro (eds.), La ragionevolezza R. Alexy, Constitucionalismo Discursivo, Porto Alegre, 2007,
nel diritto, Turín, 2002, págs. 27-44. págs. 93-104.
(16) «Einleitung: 50 Jahre Grundgesetz», en: R. Alexy y J. Laux (eds.),
(23) «Postscript», en: R. Alexy, A Theory of Constitutional Rights, tra-
50 Jahre Grundgesetz. Tagung der Rechtswissenschaftlichen Fa-
ducción al inglés de Julián Rivers, Oxford, 2002, págs. 388-425.
kultat der Christian-Albrechts-Universitat und des Vereins Kieler
Doctores Iuris e.V., Baden-Baden, 2000, págs. 9-13. Traducción al castellano de Carlos Bernal Pulido: «Epílogo a la
Teoría de los Derechos Fundamentales», en: Revista Española de
(17) «Zur Struktur der Rechtsprinzipien», en: B. Schilcher, P. Koller y
B.-C. Funk (eds.), Regeln, Prinzipien und Elemente im System des Derecho Constitutional, núm. 66, 2002, págs. 13-64; Reimpreso
Rechts, Viena, 2000, págs. 31-52. como: Robert Alexy, Epílogo a la Teoría de los Derechos Funda-
Traducción al inglés (en versión abreviada): «On the Structure of mentales, Madrid 2004.
Legal Principies», Ratio Juris, núm. 13, 2000, págs. 294-304. (24) «Grundrechte, Abwágung und Rationalitat», Ars Interpretandi.
Traducción al castellano de Carlos Bernal Pulido: «Sobre la estruc- Yearbook of Legal Hermeneutics, núm. 7, 2002, págs. 113-125.
tura de los principios jurídicos», en: R. Alexy, Tres escritos sobre Traducción al italiano de Damiano Canale: «Diritti fondamentali, bi-
los derechos fundamentales y la teoría de los principios, Bogotá lanciamento e razionalitá», Ars Interpretandi. Annuario di ermeneu-
2003, págs. 93-137. tica giuridica, núm. 7, 2002, págs. 131-144; y de Carmelina Longo:
(18) «Grundrecht und Status» (reimpresión del quinto capítulo de la «Diritti fondamentali, bilanciamento e razionalitá», en: M. La Torre
Theorie der Grundrechte, 3. a edición, Frankfurt am Main, 1996, y A. Scerbo (eds.), Diritti, procedure, virtú, Turín, 2005, págs. 1-13.
Nr. 2), en: S. L. Paulson y M. Schulte (eds.), Georg Jellinek. Beitra- Versión inglesa: «Constitutional Rights, Balancing, and Rationality»,
ge zu Leben und Werk, Tübingen, 2000, págs. 209-225. Ratio Juris, núm. 16, 2003, págs. 131-140.
(19) «Grundrechtsnorm und Grundrecht», Rechtstheorie, Beiheft 13, Traducción al castellano de David García Pazos y Alberto Oehling
2000, págs. 101-115. de los Reyes: «Derechos fundamentales, ponderación y racionali-
(20) «Die Abwágung in der Rechtsanwendung», en: Jahresbericht des dad», en: F. Fernández Segado (ed.), The Spanish Constitution in the
Institutes für Rechtswissenschaft an der Meiji Gakuin Universitat European Constitutional Context. (La Constitución Española en el
Tokio, núm. 17, 2001, págs. 69-83. Contexto Constitucional Europeo), Madrid, 2003, págs. 1505-1514.
(21) «Verfassungsrecht und einfaches Recht — Verfassungsgerichtsbar- Traducción al portugués de Luís Afonso Heck: «Direitos fundamen-
keit und Fachgerichtsbarkeit», en: WDStRL, núm. 61, 2002, táis, ponderacáo e racionalidade», Revista de direito privado, núm.
págs. 7-33. 6, 2005, págs. 334-344; reimpreso en: R. Alexy, Constitucionalismo
Traducción al portugués de Luís Afonso Heck: «Direito constitucio- Discursivo, Porto Alegre, 2007, págs. 105-116.
nal e direito ordinario. Jurisdicáo constitucional e jurisdicáo especia- (25) «Ragionevolezza im Verfassungsrecht. Acht Diskussionsbemer-
lizada», Revista dos tribunais, núm. 91/799, 2002, págs. 33-51 y en kungen», en: M. La Torre y A. Spadaro (eds.), La ragionevolezza
Revista dos tribunais, núm. 92/809,2003, págs. 54-73; reimpreso en: nel diritto, Turín, 2002, págs. 143-150.
R. Alexy, Constitucionalismo Discursivo, Porto Alegre, 2007, Traducción al italiano de Massimo La Torre: «Ragionevolezza nel
págs. 71-92. Diritto costituzionale. Orto osservazioni sulla discussione», en: M.
Traducción al castellano de Carlos Bernal Pulido: «Derecho consti- La Torre y A. Spadaro (eds.), La ragionevolezza nel diritto, Turín,
tucional y derecho ordinario. — Jurisdicción constitucional y juris- 2002, págs. 151-157.

LXII LXIII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

(26) «Die Gewichtsforrnel», en J. Jickeli, R Kreutz y D. Reuter (eds.), Traducción al castellano de Rene González de la Vega: «Pondera-
GedáchtnisschriftjürJürgen Sonnenschein, Berlín, 2003, págs. 771-792. ción, control de constitucionalidad y representación», en: R. Alexy,
Traducción al coreano de Jong-Sup Chong y Zin-Wan Park, en: Teoría del discurso y derechos constitucionales, México, 2005,
Seoul Law Journal, núm. 44.3, 2003, págs. 327-355. págs. 89-103; reimpreso en: P. Andrés Ibáñez y R. Alexy, Jueces y
Traducción al italiano de Dagmar Sonja Winkler y Damiano Canale: ponderación argumentativa, México, 2006, págs. 1-18.
«La formula per la quantifícazione del peso nel bilanciamento», Ars Versión alemana: «Abwágung, Verfassungsgerichtsbarkeit und
Interpretandi. Annuario di ermeneutica giuridica, núm. 10, 2005, Reprásentation», en: M. Becker y R. Zimmerling (eds.), Politik und
págs. 97-123. Recht. Politische Vierteljahresschrift, Sonderheft 36, 2006,
Traducción al portugués de Luís Afonso Heck: «A fórmula peso», págs. 250-258.
en: R. Alexy, Constitucionalismo Discursivo, Porto Alegre, 2007, Traducción al portugués de Thomas da Rosa de Bustamante: «Pon-
págs. 131-153. deracáo, Jurisdicáo Constitucional e Representacáo Popular», en:
Traducción al inglés de Bartosz Brozek y Stanley L. Paulson: «The C. Pereira de Souza Neto y D. Sarmentó (eds.), A Constitucionali-
Weight Formula», en: J. Stelmach, B. Brozek y W. Zaluski (eds.), zacáo do Direito: Fundamentos Teóricos e Aplicacoes Específicas,
Studies in the Philosophy of Law, tomo 3, Cracovia, 2007, Rio de Janeiro, 2007, págs. 295-304; y de Luís Afonso Heck:
págs. 9-27. «Ponderacáo, jurisdicáo constitucional e representacáo», en: R.
Traducción al castellano de Carlos Bernal Pulido: «La fórmula del Alexy, Constitucionalismo Discursivo, Porto Alegre, 2007,
peso», publicada como epílogo a la segunda edición en castellano de págs. 155-166.
R. Alexy, Teoría de la argumentación jurídica, edición española: (32) «Zur Strukrur der Grundrechte auf Schutz», en: Jan-R. Sieckmann
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007 y edi- (ed.), Die Prinzipientheorie der Grundrechte. Studien zur Grun-
ción latinoamericana: Palestra, Lima, 2007, págs. 457-493. drechtstheorie Robert Alexys, Baden-Baden, 2007, págs. 105-121.
(27) «On Balancing and Subsumption. A Structural Comparison», Ratio
Juris, núm. 16, 2003, págs. 433-449.
Traducción al chino de Zheng Yongliu, en: Archiv tur Rechtsphilo- 2. BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA
sophie und Rechtssoziologie (Peking University Press), 2007,
págs. 77-94. A continuación se relacionan algunos de los principales trabajos que
(28) «Menschenrechte ohne Metaphysik?», Deutsche Zeitschrift für se han escrito acerca de la Teoría de los derechos fundamentales de Ro-
Philosophie, núm. 52, 2004, págs. 15-24. bert Alexy, en contra de ella, o que la han desarrollado en ciertos puntos,
(29) «Discourse Theory and Fundamental Rights», en: A. J. Menéndez y que se han publicado en castellano, inglés, alemán, italiano y portu-
y E. O. Eriksen (eds.), Fundamental Rights through Discourse. On gués. Desde luego, por razones de espacio, esta lista no puede ser
Robert Alexy's Legal Theory. European and Theoretical Perspecti- exhaustiva. Es una mera guía para el investigador. Asimismo, cabe ob-
ves, Oslo, 2004, págs. 35-51; reimpreso en: A. J. Menéndez y E. O. servar que en la lista no se han incluido otras muchas valiosas referencias
Eriksen (eds.), Arguing Fundamental Rights, Dordrecht, 2006, que tienen como objeto de estudio otras obras de Robert Alexy, distintas
págs. 15-29. a la Teoría de los derechos fundamentales100.
Traducción al castellano de Pablo Larrañaga: «Teoría del discurso
y derechos constitucionales», en: R. Alexy, Teoría del discurso y
derechos constitucionales, México, 2005, págs. 47-70.
(30) «Los derechos constitucionales y el sistema jurídico» (traducción al
castellano de Rene González de la Vega), en: R. Alexy, Teoría del
discurso y derechos constitucionales, México, 2005, págs. 71-88.
(31) «Balancing, constitutional review, and representation», Interna-
100
tional Journal of Constitutional Law (ICÓN), núm. 3, 2005, Las obras que se han traducido a otros idiomas se citan en su versión original, junto
págs. 572-581. a la cual se indica la existencia de la traducción.

LXIV LXV
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

2.1. Obras dedicadas por entero al estudio de la Teoría de los (8) J. M. Bilbao Ubillos, La eficacia de los derechos fundamentales
derechos fundamentales de Robert Alexy frente a particulares, Centro de Estudios Políticos y Constituciona-
les, Madrid, 1997.
Para comenzar, es preciso mencionar que, hasta el momento, se han (9) M. Borowski, «La restricción de los derechos fundamentales»,
publicado tres diferentes compilaciones de artículos que giran por entero Revista Española de Derecho Constitucional, núm. 59, 2000,
en torno a la obra de Alexy: págs. 31 s.
(1) A. J. Menéndez y E. O. Eriksen (eds.), Fundamental Rights (10) M. Borowski, La estructura de los derechos fundamentales (tra-
ducción al castellano de C. Bernal Pulido), Universidad Externado
through Discourse. On Robert Alexy s Legal Theory. European and de Colombia, Bogotá, 2003.
Theoretical Perspectives, Oslo, 2004, págs. 35-51; reimpreso en:
A. J. Menéndez y E. O. Eriksen (eds.), Arguing Fundamental (11) L. Clérico, «El examen de la proporcionalidad: entre exceso de ac-
ción y la insuficiencia por omisión o defecto», en: M. Carbonell, El
Rights, Springer, Dordrecht, 2006, págs. 15-29. Una traducción al principio de proporcionalidad en el Estado Constitucional, en pu-
castellano de este libro aparecerá en el Centro de Estudios Políticos blicación en la Universidad Externado de Colombia, Bogotá.
y Constitucionales (Madrid, España).
(12) J. Cianciardo, El conflictivismo en los derechos fundamentales,
(2) Jan-R. Sieckmann (ed.), Die Prinzipientheorie der Grundrechte. Aranzadi, Pamplona, 2000.
Studien zur Grundrechtstheorie Robert Alexys, Nomos, Baden-Ba-
den, 2007, págs. 105-121. Una traducción al castellano de este libro (13) G. Doménech Pascual, Derechos fundamentales y riesgos tecnoló-
gicos, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,
aparecerá en la Universidad Externado de Colombia (Bogotá, Co- 2006.
lombia).
(14) G. Doménech Pascual, «Los derechos fundamentales a la protec-
(3) G. Pavlakos (ed.), Law, Rights, Discourse. The Legal Philosophy of ción penal», Revista Española de Derecho Constitucional, núm.
Robert Alexy, Hart, Oxford y Portland, 2007. 78, 2006. págs. 333 s.
(15) T. de Domingo, ¿Conflictos entre derechos fundamentales?: un
2.2. Bibliografía secundaria en castellano análisis desde las relaciones entre los derechos a la libre expresión
e información y los derechos al honor y la intimidad, Centro de
(1) M. Atienza, «Recensión a R. Alexy, Teoría de los derechos funda- Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2001.
mentales», Revista del Centro de Estudios Constitucionales, núm. (16) J. A. García Amado, «La interpretación constitucional», Revista
17, 1994, págs. 241 s. Jurídica de Castilla y León, núm. 2, 2004, págs. 46 s.
(2) M. Atienza, «Los límites de la interpretación constitucional. De (17) J. A. García Amado, «¿Existe discrecionalidad en la decisión judi-
nuevo sobre los casos trágicos», Anuario de la facultad de Derecho cial? O de cómo en la actual teoría del derecho (casi) nada es lo que
de la Universidad Autónoma de Madrid, núm. 1, 1997, págs. 246 s. parece y (casi) nadie está donde dice», Berbiquí, núm. 30, 2005,
(3) M. Atienza, El derecho como argumentación, Ariel, Barcelona, págs. 14 s.
2006. (18) J. A. García Amado, «Tres sentencias del Tribunal Constitucional.
(4) M. Atienza y J. Ruiz Mañero, Las piezas del derecho. Teoría de los O de cuan fácil es la veracidad periodística y qué liviano el honor
enunciados jurídicos, Ariel, Barcelona, 1996. de los particulares», Estudios de derecho, núm. 139, 2005,
(5) C. Bernal Pulido, El principio de proporcionalidad y los derechos págs. 101 s.
fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, (19) J. A. García Amado, «Derechos y pretextos. Elementos del crítica
Madrid, tercera edición, 2007. del neoconstitucionalismo», en M. Carbonell (ed.), Teoría del neo-
(6) C. Bernal Pulido, El derecho de los derechos, Universidad Externa- constitucionalismo, Trotta, Madrid, 2007.
do de Colombia, Bogotá, quinta reimpresión, 2007. (20) A. García Figueroa, Principios y positivismo jurídico, Centro de
(7) C. Bernal Pulido, «Refutación y defensa del neoconstitucionalis- Estudios Constitucionales, Madrid, 1998.
mo», en M. Carbonell (ed.), Teoría del neoconstitucionalismo, (21) A. García Figueroa, «Kant y Alexy: reglas, principios y unidad del
Trotta, Madrid, 2007. discurso práctico. Una lectura actual de lafilosofíajurídica kantia-

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

na», en A. Castro et al. (eds.), A propósito de Kant. Estudios con- (38) F. Rubio Llórente, «Los derechos fundamentales. Evolución, fuen-
memorativos en el Bicentenario de su muerte, Lagares, Sevilla, tes y titulares en España», Claves de la Razón Práctica, núm. 75,
2003, págs. 197 s. 1997, pág. 2 y sig.
(22) A. García Figueroa, «Principios y derechos fundamentales», en J. (39) F. Rubio Llórente, «La configuración de los derechos fundamenta-
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(19) A. J. Menéndez y E. O. Eriksen, «Introduction», en Id. (eds.), (1) C. Bernal Pulido, «Razionalitá, proporzionalitá e ragionevolezza
Arguing Fundamental Rights, Springer, Dordrecht, 2006, nel giudizio di costituzionalitá delle leggi», en M. Latorre y A.
págs. 1-12. Spadaro (eds.), La ragionevolezza nel diritto, Giappichelli, Tormo,
(20) K. Moller, «Balancing and the structure of constitutional rights», 2002, págs. 309-320.
International Journal of Constitutional Law, Vol. 5, núm. 3, 2007, (2) R. Bin, Diritti e argomenti. II bilanciamento degli interessi nella
págs. 453-468. giurisprudenza costituzionale, Giuffré, Milán, 1992.

LXXVI LXXVII
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CARLOS BERNAL PULIDO • ESTUDIO INTRODUCTORIO

(3) G. Bongiovanni, «Principi come valori o come norme: interpreta- A. P. de Barcellos, «O mínimo existencial e algumas fundamenta-
zione, bilanciamento e giurisdizione costituzionale in Alexy e Ha- cóes: Rawls, Michael Walzer e Robert Alexy», en: R. L. Torres
bermas», Ars Interpretandi. Annuario di ermeneutica giuridica, (ed.), Legitimacáo dos Direitos Humanos, Renovar, Río de Janeiro,
núm. 10, 2005, págs. 177-198. 2.a ed., 2007, págs. 11-49.
(4) G. Bongiovanni, Costituzionalismo e teoría del diritto, Laterza, (4) T. Bustamante, «A distincáo estrutural entre principios e regras e
Barí, 2005. sua importancia para a dogmática jurídica — resposta ás objecóes
(5) B. Celano, «"Defeasibility" e bilanciamento. Sulla possibilitá di re- de Humberto Ávila ao modelo de Robert Alexy», Revista Trimes-
visioni stabili», Ragion pratica, vol. 18, 2002, págs. 223-239. tral de Direito Civil, vol. 12, 2002, págs. 153-168.
(6) B. Celano, «Diritti, principi e valori nello Stato costituzionale di di- (5) T. Bustamante, «Principios, regras e a fórmula de ponderacáo de
ritto: tre ipotesi di ricostruzione», en P. Comanducci y R. Guastini Alexy: um modelo funcional para a argumentacáo jurídica?», Re-
(eds.), Analisi e diritto 2004. Ricerche di giurisprudenza analítica, vista de Direito Constitucional e Internacional, vol. 54, 2006,
Giappichelli, Turín, 2005, págs. 53-74. págs. 76-107.
(7) T. de Domingo, «Perché ottimizare? Sulla base normativa del con- (6) T. Bustamante, «Sobre a justificacáo e a aplicacao de normas jurí-
certó di principio di R. Alexy» (trad. de E. Pariotti), Ars Interpre- dicas: análise das críticas de Klaus Günther e Jürgen Habermas á
tandi, núm. 10, 2005, págs. 199-207. teoría dos principios de Robert Alexy», Revista de Informacáo Le-
(8) J. Luther, «Ragionevolezza (delle leggi)», en: Digesto (Discipline gislativa, vol. 171, 2006, págs. 81-90.
Pubblicistiche), UTET, Turín, 1997, págs. 341-362. (7) T. Bustamante, «Ponderacáo de principios e aplicacao do direito —
(9) G. Maniaci, «Note sulla teoría del bilanciamento di Robert Alexy», análise das críticas de Juan Antonio García Amado á teoría dos
Diritto e questioni pubbliche, núm. 2, 2002, disponible en Inter- principios de Robert Alexy», en: Id., Teoría do direito e decisáo ra-
net en: [http://www.dirittoequestionipubbliche.org/D_Q-2/testi/ cional— Temas de teoría da argumentacáo jurídica, Renovar, Río
D_Q-2_Maniaci.rtf], págs. 47-73. de Janeiro, 2008.
(10) G. Maniaci, «Razionalitá e bilanciamento. Un inventario, (8) M. Galuppo, «Principios jurídicos e a solucáo de seus conflitos: a
un'intuizione e una proposta», Ragion Pratica, vol. 25, 2005, contribuicáo da obra de Alexy», Revista da Faculdade Mineira de
págs. 335-364. Direito, 1998, págs. 134-142.
(11) G. Pino, «Conflitto e bilanciamento tra diritti fondamentali. Una (9) M. Galuppo, «Os principios jurídicos no Estado Democrático de
mappa dei problema», Ragion pratica, vol. 27,2007, págs. 219-276. Direito: ensaio sobre o modo de sua aplicacao», Revista de Infor-
(12) A. Vespaziani, Interpretazioni del bilanciamento dei diritti fonda- mando Legislativa, núm. 143, vol. 36, 1999, págs. 191-210.
mentali, CEDAM, Padua, 2002. (10) W. S. Guerra Filho, «Metodología jurídica e interpretacáo constitu-
cional», Revista de Processo, núm. 62, 1991, págs. 121-140.
(11) A. C. Maia, «As transformacoes dos sistemas jurídicos contem-
2.6. Bibliografía secundaria en portugués poráneos: apontamentos acerca do neoconstitucionalismo», Revista
de Direito do Estado, vol. 5, 2007, págs. 243-265.
(1) H. Ávila, «A distincáo entre principios e regras e a redefinicáo do (12) A. C. Maia y C. P. Souza Neto, «Os principios de direito e as pers-
dever de proporcionalidade», Revista de Direito Administrativo, pectivas de Perelman, Dworkin e Alexy», en: M. M. Peixinho (ed.),
núm. 215, 1999, págs. 151-179. Os principios da Constituicáo de 1988, Lumen Juris, Río de Janei-
(2) H. Ávila, Teoría dos principios: da definicáo a aplicacao dos prin- ro, 2001, págs. 57-100.
cipios jurídicos, Malheiros, Sao Paulo, 4 ed., 2004. Versión en ale- (13) G. F. Mendes. «Os direitos individuáis e suas limitacóes: breves re-
mán: Theorie der Rechtsprinzipien, Berlín, 2006, en especial las flexoes», en: G. F. Mendes; I. M. Coelho y P. G. Gonet Branco
págs. 26-55. Versión en inglés: Theory of Legal Principies, Sprin- (eds.) Hermenéutica Constitucional e Direitos Fundamentáis, Bra-
ger, Dordrecht, 2007. silia Jurídica, Brasilia, 2000, págs. 197-322.
(3) A. P. de Barcellos, Ponderando, racionalidade e atividade jurisdi- (14) D. Sarmentó, A ponderacáo de interesses na Constituicáo Federal,
cional, Renovar, Río de Janeiro, 2005. Lumen Juris, Río de Janeiro, 2000.

LXXVIII LXXIX


TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

(15) L. F. Schuartz, «Nos limites do possível: "balanceamento" entre


principios jurídicos e o controle de sua adequacáo na teoría de Ro-
bert Alexy», en Id., Norma, contingencia e racionalidade: estudos
preparatorios para urna teoría da decisáo jurídica, Renovar, Río
de Janeiro, 2005, págs. 179-228.
(16) V. A. da Silva, «O proporcional e o razoável», Revista dos Tribu-
nais, vol. 798, 2002, págs. 23-50.
(17) V. A. da Silva, «Principios e regras: mitos e equívocos acerca de
urna distincáo», Revista Latino-Americana de Estudos Constitucio-
nais, vol. I, 2003, págs. 607-630.
(18) V. A. da Silva, A Constitucionalizacáo do direito, Malheiros, Sao
Paulo, 2005. TEORÍA DE LOS DERECHOS
(19) V. A. da Silva, «O conteúdo essencial dos direitos fundamentáis e a FUNDAMENTALES
eficacia das normas constitucionais», Revista de Direito do Estado,
vol. 4, 2006, págs. 23-51.
(20) V. A. da Silva, Direitos fundamentáis: conteúdo essencial, restri- Por
coes e eficacia, Malheiros, Sao Paulo, 2008. ROBERT ALEXY
(21) A. G. da Silva. «Metodología da ponderacáo, jurisdicáo constitu-
cional e direitos fundamentáis: A contribuicáo de Robert Alexy e
seus críticos», Revista de Direito do Estado, vol. 4, 2006,
págs. 173-198.
(22) C. Toledo, «A argumentacáo jusfundamental em Robert Alexy»,
en. J.-C. Merle y L. Moreira (eds.), Direito e Legitimidade, Landy,
Sao Paulo, 2003, págs. 231-245.
(23) R. L. Torres, «Da ponderacáo de interesses ao principio da ponde-
racáo», en: U. Zules (ed.), Miguel Reale: Estudos em homenagem a
seus 90 anos, Edipuc-RS, Porto Alegre, 2000, págs. 643-650.

LXXX
Prólogo

La presente investigación fue presentada como trabajo de habilita-


ción en la Facultad de Derecho de la Universidad Georg August de Go-
tinga. Quisiera expresar mi agradecimiento al profesor Dr. Ralf Dreier,
quien propiciara la redacción de este trabajo y la acompañara crítica-
mente, así como al juez del Tribunal Constitucional Federal profesor
Dr. Hans H. Klein y al profesor Dr. Christian Starck. Reitero también mi
agradecimiento a mi esposa por sus múltiples apoyos.
Gotinga, noviembre de 1985
ROBERT ALEXY

Prólogo a la segunda edición en español

La aparición de la traducción española de la Teoría de los derechos


fundamentales, ahora en esta segunda edición completamente reelabora-
da, representa para mí una alegría especial. Me siento particularmente
contento de que un científico de los derechos fundamentales tan sobresa-
liente, como Carlos Bernal, haya llevado a cabo esta tarea monumental.
A él mi agradecimiento más profundo.
Kiel, octubre de 2007
ROBERT ALEXY
Introducción

Las preguntas acerca de qué derechos tiene el individuo como perso-


na y como ciudadano de una comunidad, de a qué principios está sujeta
la legislación estatal y qué es aquello que exige la realización de la digni-
dad humana, la libertad y la igualdad, constituyen grandes temas de la fi-
losofía práctica y puntos polémicos centrales de las luchas políticas pasa-
das y presentes. Se convierten en problemas jurídicos cuando una Cons-
titución —como la Ley Fundamental de la República Federal de
Alemania (LF)— establece que las normas de los derechos fundamenta-
les, en tanto derecho de vigencia inmediata, vinculan a la legislación, al
Poder Ejecutivo y al Poder Judicial, y somete esa vinculación a un con-
trol amplio por parte de un Tribunal Constitucional.
Al existir un catálogo escrito de derechos fundamentales, el proble-
ma jurídico que originan estos derechos es, sobre todo, un problema ati-
nente a la interpretación de formulaciones del derecho positivo revesti-
das con autoridad. En este aspecto, este problema no se diferencia de los
problemas interpretativos que se le plantean a la jurisprudencia en gene-
ral. Si se echa una mirada a la discusión sobre los derechos fundamenta-
les de la Ley Fundamental, se percibirá que la polémica acerca de los de-
rechos humanos y civiles adquiere ciertamente un nuevo carácter, en vir-
tud de la positivización de estos derechos como derecho de vigencia
inmediata; pero, por ello, ni disminuye en agudeza ni pierde en profundi-
dad.
Una razón para que ello sea así reside en la —a menudo descrita—
textura abierta de las formulaciones del catálogo de derechos fundamenta-
les. Así, se habla de «fórmulas lapidarias y de disposiciones de principios
que carecen en sí mismas de univocidad de contenido»1, de «lenguaje de
1
E. W. Bóckenfórde, «Grundreschtstheorie und Grundrechtsinterpretation» en NJW
1974, pág. 1529; cfr., además, M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinnung, 2.a edición, Berlín
1976, pág. 197, quien habla de «cláusulas generales lapidarias».

J
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES INTRODUCCIÓN

palabras clave»2, de una «aglomeración de cláusulas generales y conceptos a su vez al principio del Estado social que expresa las exigencias de los
de plastilina»3, de falta de «independencia conceptual»4, de «fórmulas va- movimientos sociales de los siglos diecinueve y veinte. Estos siguen
cías bajo las cuales es posible subsumir cualesquier estado de cosas»5. siendo conceptos fundamentales de la filosofía política. Al mismo tiem-
Ciertamente, hay que distinguir, en cada caso, entre aquellas disposiciones po, en la polémica de las ideologías, sirven como armas semánticas. So-
de derecho fundamental que son muy abiertas en su textura y las que lo bre todo a ellos se refiere la expresión «lucha por la Ley Fundamental»9.
son menos6, pero, en general, es verdad que el catálogo de derechos funda- Si la discusión acerca de los derechos fundamentales no pudiera apo-
mentales, junto con las demás regulaciones materiales de la Constitución yarse más que en el texto de la Constitución y en el terreno movedizo de
—sobre todo las disposiciones que se refieren a los fines y a la estructura su génesis, sería preciso resignarse a un debate de opiniones casi intermi-
del Estado— constituyen, en el sistema jurídico de la República Federal de nable, ilimitado e inestable. El hecho de que, en gran medida, ello no sea
Alemania, la «obra de regulación con la menor densidad regulativa»7. así, se debe esencialmente a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
Desde luego, la textura abierta como tal no logra explicar la intensi- Federal. A lo largo de su praxis jurisprudencial de más de treinta años, ha
dad de las discusiones acerca de los derechos fundamentales. Una dispo- ido introduciendo cada vez más precisiones dentro del amplio campo de
sición, por más abierta que sea en su textura, no provoca mayores discu- lo que es posible según el texto constitucional. Los derechos fundamen-
siones, si existe un amplio consenso sobre la materia a la que ella se re- tales son lo que son hoy día, sobre todo a causa de la jurisprudencia del
fiere. No obstante, si a la textura abierta se suma un profundo disenso Tribunal Constitucional Federal. La ciencia de los derechos fundamenta-
acerca de los objetos de que se regulan, está ya entonces abonado el te- les —a pesar de la controversia acerca de la fuerza vinculante de las deci-
rreno para el surgimiento de una amplia polémica. Justamente esto es lo siones del Tribunal Constitucional Federal10 —ha devenido, en una apre-
que sucede en el caso de los derechos fundamentales. El catálogo de de- ciable medida, en una ciencia de la jurisprudencia constitucional.
rechos fundamentales regula con la máxima textura abierta, asuntos muy Por cierto, la red de precedentes, cada vez más densa, le ha propor-
discutidos que parcialmente atañen a la estructura normativa básica del cionado a la polémica acerca de los derechos fundamentales11 ciertos
Estado y de la sociedad. Esto se percibe con la mayor claridad en el caso puntos fijos, pero no ha logrado restarle vivacidad. Esto no sólo se debe
de los conceptos de los derechos fundamentales a la dignidad, la libertad al gran número de antiguos problemas aún no solucionados, ni a los nue-
y la igualdad. Si a ellos se agregan los conceptos de los fines del Estado y vos, que continuamente se añaden, ni tampoco sólo al hecho de que la
los conceptos estructurales atinentes a la democracia, al Estado de dere- ciencia de los derechos fundamentales pueda dudar de las decisiones del
cho y al Estado social, se obtiene un sistema de conceptos que compren- Tribunal Constitucional Federal, sino sobre todo al hecho de que justa-
de las fórmulas centrales del derecho racional moderno8, que se extiende mente el Tribunal Constitucional Federal, con sus manifestaciones gene-
rales y, a menudo, ambiguas, provoca reiteradamente discusiones básicas
2
sobre los derechos fundamentales. Ejemplos de este tipo de discusiones
H. Huber, «Über die Konkretisierung der Grundrechte» en Der Staat ais Aufgabe. iniciadas por el Tribunal Constitucional son sus tesis acerca de un orden
GedenkschriftfúrM. Imboden, editado por P. Saldin/L. Wildhuber, Basilea/Stuttgart 1972, valorativo objetivo establecido en la sección sobre los derechos funda-
pág. 197.
3
R. Dreier, «Zur Problematik und Situation der Verfassungsinterpretation» en: Id., mentales, su afirmación acerca de la prioridad del ejercicio político de la
Recht - Moral - Ideologie, Francfort del Meno 1981, pág. 112. libertad frente al ejercicio de la misma que está en exclusiva al servicio
4
W. Leisner, Von der Verfassungsmássigkeit der Gesetze zur Gesetzmássigkeit der
Verfassung, Tubinga 1984, pág. 5.
5
K. D. Opp, Soziologie im Recht, Reinbek 1973, págs. 124, 232. Con respecto a la te- derecho racional moderno, los conceptos expuestos se basan, a su vez, en tradiciones más
sis de la fórmula vacía, cfr., además, E. Denninger, Staatsrecht, tomo 1, Reinbek 1973, antiguas. Cfr., por ejemplo, C. Starck, «Menschenwürde ais Verfassungsgarantie» en Lom-
págs. 25 ss., 117; E. Topitsch, «Die Menschenrechte» enJZ 1963, pág. 3 s.; G. Degenkolbe, bardi Vallauri/G. Dilcher (comps.), Christentum, Sakularisation und modernes Recht, Ba-
«Über logische Struktur und gesellschaftliche Funktionen von Leerformeln» en Kólner dén Badén/Milán 1982, págs. 814 ss., quien habla de la «chispa inicial bíblica antigua de la
ZeitschriftfiirSoziologie und Sozialphilosophie 17 (1965), págs. 327 ss. idea de la dignidad humana».
6
Sólo más adelante interesará el hecho que, no sólo hay que distinguir entre disposi- 9
Cfr. P. Rómer (comp.), Dere Kampfum das Grundgesetz, Francfort del Meno 1977;
ciones sobre derechos fundamentales más o menos vagas, sino también entre diferentes ti- M. Kriele, «Das Grundgesetz im Parteienkampf» en Id., Legitimationsprobleme der Bun-
pos de vaguedad. desrepublik, Munich 1977, pág. 131 ss.
7
O. Bachof, «Diskussionsbeitrag» en WDStRL 39 (1981), pág. 175. 10
Cfr. infra capítulo 10, III, 3.2.3.
8
Cfr. R. Dreier, Recht - Moral - Ideologie, pág. 124. En tanto fórmulas centrales del 11
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 7, 198 (205).

6 7
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES INTRODUCCIÓN

de intereses privados12, su interpretación de las disposiciones de los dere- rulo, y la teoría de las posiciones jurídicas básicas, elaborada en el cuarto
chos fundamentales como garantía de «libertades institucionales»13, su capítulo. La teoría de los principios es una teoría de los valores depurada
suposición de que las normas sobre derechos fundamentales imponen al de suposiciones insostenibles. Habrá que mostrar que una dogmática
Estado deberes de protección y hasta el deber de sancionar14, sus consi- adecuada de los derechos fundamentales no puede existir sin una teoría
deraciones acerca de los derechos de prestación que deben asegurar los de los principios. Como consecuencia, uno de los objetivos de esta inves-
presupuestos reales del ejercicio de los derechos de libertad15, y el conte- tigación es la rehabilitación de la teoría de los valores de los derechos
nido jurídico-procesal de los derechos fundamentales, que se enfatiza fundamentales, tantas veces denostada. La teoría de las posiciones jurídi-
cada vez más en los últimos tiempos16. Estos ejemplos muestran que, en cas básicas remite las múltiples relaciones iusfundamentales a posiciones
la imagen que el Tribunal Constitucional Federal traza de los derechos y relaciones de tipo elemental y, de esta manera, permite construirlas con
fundamentales, se combinan variados aspectos. Casi todas las posturas exactitud. Este es un presupuesto necesario de una dogmática clara de los
que se defienden en las disputas sobre los derechos fundamentales pue- derechos fundamentales. Esta teoría sigue el espíritu de la teoría del sta-
den invocar a su favor alguna decisión y/o alguna posición básica del tus de Jellinek que, con su ayuda, se precisará y refinará. Sobre la base de
Tribunal Constitucional Federal. Aun cuando en las discusiones sobre los la teoría de los principios y de las posiciones, se tratarán algunos proble-
derechos fundamentales se tratara únicamente de determinar lo que el mas centrales de la dogmática de los derechos fundamentales, a saber, la
Tribunal Constitucional ha decidido sobre lo que es válido en razón de teoría del supuesto de hecho y de los límites, el derecho general de liber-
estos derechos, sería siempre posible sostener concepciones muy diferen- tad y el derecho general de igualdad, los derechos de protección y los de-
tes frente a numerosas preguntas. A la textura abierta de las disposicio- rechos a la organización y al debido proceso, los derechos sociales fun-
nes que regulan los derechos fundamentales se suma, pues, la textura damentales y el efecto entre terceros o efecto horizontal de los derechos
abierta de la jurisprudencia sobre los mismos. Es bien cierto que la juris- fundamentales. El capítulo final está dedicado al papel de los derechos
prudencia ha reducido en algo la textura abierta de las disposiciones que fundamentales y de las normas sobre los derechos fundamentales en el
regulan los derechos fundamentales pero, en ningún caso, puede decirse sistema jurídico, como así también a la argumentación y a las decisiones
que la haya eliminado. acerca de los derechos fundamentales. Aquí habrá que mostrar que la po-
Ante esta situación, la ciencia de los derechos fundamentales se en- sitivización de los derechos fundamentales, que resulta vinculante para
frenta a la tarea de dar respuestas racionalmente fundamentadas a los todos los poderes del Estado, implica una apertura del sistema jurídico
problemas vinculados con los derechos fundamentales. Esta teoría de los frente al sistema de la moral, apertura que es razonable y que puede ser
derechos fundamentales intenta contribuir al cumplimiento de esta tarea. llevada a cabo con medios racionales.
El primer capítulo informa sobre su contenido y su carácter. Por tanto, el Es obvio que, dada la gran cantidad de preguntas vinculadas con los
primer capítulo puede leerse como una continuación de la Introducción. derechos fundamentales, aquí sólo es posible tratar algunas de ellas. Si se
Aquí cabe tan sólo señalar que se trata de una teoría jurídica, es decir, de logra darles una respuesta correcta, es de esperar que ésta sea también
una teoría jurídica general sobre los derechos fundamentales de la Ley útil para la solución de los problemas que aquí no se han considerado.
Fundamental. No se trata, pues, de una filosofía de los derechos funda-
mentales, independiente del derecho positivo, ni tampoco de una teoría
sociológica, histórica o politicológica. Lo que puede esperarse de esta
teoría puede caracterizarse —utilizando una terminología tradicional—
como la parte general de la dogmática de los derechos fundamentales. Su
base la constituyen la teoría de los principios, expuesta en el tercer capí-

12
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 7, 198 (212); 42, 163 (170).
13
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 12, 205 (264); 31, 314 (326).
14
BVerfGE 39, 1 (41 s.).
15
Cfr., BVerfGE 33, 303 (331 ss..).
16
Cfr., BVerfGE 37, 132 (148); 45 297 (322); 48, 292 (297 s.); 51, 150 (156).

8 9
Capítulo primero
OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES

I. EL CONCEPTO DE UNA TEORÍA JURÍDICA GENERAL


DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA LEY
FUNDAMENTAL

Es posible formular teorías de tipos muy distintos sobre los derechos


fundamentales. Las teorías históricas que explican el surgimiento de los
derechos fundamentales1, las teorías filosóficas que se ocupan de su fun-
damentación2, y las teorías sociológicas acerca de la función de los dere-
chos fundamentales en el sistema social3, son sólo tres ejemplos. No
existe casi ninguna disciplina en el ámbito de las ciencias sociales que no
esté en condiciones de aportar algo a la problemática de los derechos
fundamentales desde su punto de vista y con sus métodos.
De lo que aquí se trata es de una teoría jurídica general de los dere-
chos fundamentales. El objeto y el carácter de esta teoría resultan de las
tres características ya indicadas: primero, es una teoría de los derechos
fundamentales de la Ley Fundamental; segundo, es una teoría jurídica y,
tercero, una teoría general.

1
Cfr., por ejemplo, los trabajos reunidos en R. Schnur (comp.), Zur Geschichte der
Erklarung der Menschenrechte, Darmstadt 1964, especialmente los de G. Jellinek y E.
Boutmy.
2
De la época reciente cfr., por ejemplo, J. Rawls, A Theory of Justice, Cam-
bridg/Mass. 1971, por una parte, y R. Nozick, Anarchy, State and Utopia, Nueva York
1974, por otra.
3
Cfr. N. Luhmann, Grundrechte ais Institution, 2.a edición, Berlín 1974.

11
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

1. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ca5. Parece obvio orientarse, ante todo, por aquello que realmente se
DE LA LEY FUNDAMENTAL practica como ciencia del derecho y se denomina «dogmática jurídica» o
«jurisprudencia», es decir, por la ciencia del derecho en sentido estricto y
Una teoría de los derechos fundamentales de la Ley Fundamental es propio6. Si se sigue esta vía, es posible diferenciar entre tres dimensiones
una teoría de determinados derechos fundamentales que tienen validez de la dogmática jurídica: la analítica, la empírica y la normativa7.
positiva. Esto la distingue de las teorías de los derechos fundamentales Dicho brevemente, la dimensión analítica trata de la exploración
que han tenido validez en el pasado (teorías histórico-jurídicas), así conceptual y sistemática del derecho válido. El espectro de tareas se ex-
como de las teorías sobre los derechos fundamentales en general (teorías tiende aquí desde el análisis de los conceptos fundamentales (por ejem-
teórico-jurídicas) y de teorías sobre los derechos fundamentales que no plo, el concepto de norma, de derecho subjetivo, de libertad y de igual-
son los de la Ley Fundamental, por ejemplo, teorías sobre los derechos dad), pasando por la construcción jurídica (por ejemplo, la de la relación
fundamentales de otros Estados o teorías de los derechos fundamentales entre el supuesto de hecho y los límites a los derechos fundamentales y la
de los Estados federados que integran la República Federal de Alemania. del efecto entre terceros), hasta la investigación de la estructura del siste-
El hecho de que deba distinguirse entre estas teorías no significa que ma jurídico (por ejemplo, el llamado efecto de irradiación de los dere-
no existan conexiones entre ellas. Las teorías histórico-jurídicas y las
teorías de los derechos fundamentales de otros Estados pueden, dentro
del marco de la interpretación histórica y de la interpretación comparati- 5
Con respecto al concepto de la dogmática jurídica, cfr. E. J. Thul, «Die Denkform
va, respectivamente, jugar un papel importante en la interpretación de los der Rechtsdogmatik» en ARSP 46 (1960), págs. 241 ss.; Th. Viehweg, «Zwei Rechtsdog-
derechos fundamentales de la Ley Fundamental4. Una conexión con las matiken» en U. Klug (comp.), Philosophie und Recht, Fschr.Jur C. A. Emge, Wiesbaden
teorías teórico-jurídicas se produce, por ejemplo, del hecho de que en 1960, págs. 106 ss.; L. Raiser, «Wozu Rechtsdogmatik?» en DRiZ 1968, pág. 98; Fr.
ellas de lo que se trata es, entre otras cosas, de las estructuras de los dere- Wieacker, «Zur praktischen Leistung der Rechtsdogmatik» en R. Bubner/K. Cramer/R.
chos fundamentales que resultan posibles y necesarias, es decir, de una Wiehl (comps.), Hermeneutik undDialektik, Fschr.Jur H. G. Gadamer, tomo 2, Tubinga
1970, págs. 311 ss.; J. Esser, «Móglichtkeiten und Grenzen des dogmatischen Denkens
teoría general de las formas de los derechos fundamentales. El hecho de im modernen Zivilrecht» en AcP 172 (1972), págs. 97 ss.; del mismo autor, «Dogmatik
que determinados derechos fundamentales tengan validez significa que zwischen Theorie und Praxis» en F. Baur et al. (comps.), Funktionswandel der Priva-
todas las estructuras necesarias, y algunas de las posibles, de los dere- trechtsinstitutionen, Fschr.Jur L. Raiser, Tubinga 1974, págs. 517 ss., K. Adomeit, «Zi-
chos fundamentales han cobrado realidad. Como consecuencia, por una vilrechtstheorie und Zivilrechtsdogmatik» en Jahrb. für Rechtssoziologie und
parte, una teoría sobre determinados derechos fundamentales válidos Rechtstheorie 2 (1972), págs. 503 ss.; H. Albert, «Erkenntnis und Recht» en Jahrb. für
Rechtssoziologie und Rechtstheorie 2 (1972), págs. 80 ss.; S. Simitis, «Die Bedeutung
puede beneficiarse de las perspectivas teórico-jurídicas, y por otra, puede von System und Dogmatik» en AcP 172 (1972), págs. 131 ss.; W. Krawietz, «Was leistet
contribuir a ellas por medio del análisis de su materia. Justamente para Rechtsdogmatik in derrichterlichcnEntscheidungspraxis?» en ÓZóR 23 (1972), págs. 47
comprender este tipo de conexiones es importante diferenciar lo conec- ss.; U. Meyer-Cording, Kann der Jurist heute noch Dogmatiker sein?, Tubinga 1973; D.
tado. de Lazzer, «Rechtsdogmatik ais Kompromissformular» en R. Dubischar et al. (comps.),
Dogmatik und Methode, Fschr. Jür J. Esser, Kronberg 1975, págs. 85 ss.; G. Struck,
«Dogmatische Diskussionen über Dogmatik» en JZ 1975, págs. 84 ss.; E. v. Savigny/U.
Neumann/J. Rahlf, Juristische Dogmatik und Wissenchaftstheorie, Munich 1976; R.
2. UNA TEORÍA JURÍDICA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Dreier, Recht - Moral - Ideologie, págs. 51 ss., 85 ss., 109 ss.
6
DE LA LEY FUNDAMENTAL Cfr. G. Radbruch, Rechtsphilosophie, 8.a edición, Stuttgart 1973, págs. 205 ss.
7
Con respecto a la tesis de la tridimensionalidad, cfr. R. Dreier, Recht - Moral -
Una teoría jurídica de los derechos fundamentales de la Ley Funda- Ideologie, págs. 10 ss., 51 ss., 88 s.; R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation,
mental es, en tanto teoría del derecho positivo de un determinado orden págs. 308 ss. Aquí se relaciona la tesis de la tridimensionalidad con la dogmática jurídica.
Sobre su utilización en el marco de la distinción entre teoría del derecho, sociología del
jurídico, una teoría dogmática. Dista mucho de ser claro qué es lo que derecho y filosofía del derecho, cfr. H. Rottleuthner, Rechtstheorie und Rechtssoziologie,
convierte a una teoría en una teoría dogmática y, por lo tanto, en jurídi- Friburgo/Munich 1981, págs. 13 ss., quien, por lo demás, dentro del marco de la dogmáti-
ca jurídica establece la misma distinción propuesta aquí (loe. cit. págs. 16 s.). Cfr., ade-
más, M. Rehbinder, Rechtssoziologie, Berlín/Nueva York 1977, págs. 5 ss., quien aplica
4
Con respecto a estas formas de interpretación, cfr. R. Alexy, Theorie derjuristischen la tridimensionalidad a la distinción entre filosofía jurídica, dogmática jurídica y sociolo-
Argumentation, Francfort del Meno 1978, págs. 293 s. gía jurídica.

12 13
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

chos fundamentales) y del fundamento de los derechos fundamentales existe un concepto amplio del conocimiento del derecho positivo válido,
(por ejemplo, de la ponderación). que no puede ser ignorado por nadie que desee satisfacer las exigencias de
De una dimensión empírica de la dogmática jurídica se puede hablar las profesiones jurídicas.
en un doble sentido: primero, en relación con el conocimiento del dere- La caracterización de la segunda dimensión como «empírica» no im-
cho positivo válido y, segundo, en relación con la utilización de premisas plica que el conocimiento del derecho positivo válido se agote en el cono-
empíricas en la argumentación jurídica8, por ejemplo, en el marco de ar- cimiento de los hechos observables o que pueda ser reducido a ellos. Es un
gumentos consecuencialistas9. Aquí habrá de interesar sólo lo primero10. lugar común afirmar que sólo a partir de constataciones como aquella, en
Quien considere que el objeto de la dimensión empírica es el conoci- la que un número de personas reunidas en una sala, primero hablan y luego
miento del derecho positivo válido tendrá que presuponer un amplio y po- levantan la mano, no puede siempre inferirse la existencia de un derecho
lifacético concepto del derecho y de la validez. En la dimensión empírica válido, cualquiera que sea el sentido que se dé a esta expresión13. Quien,
no se trata tan sólo de la descripción del derecho legislado sino también de sobre la base de estos hechos14, quiera formular enunciados sobre el dere-
la descripción y el pronóstico de la praxis judicial, es decir, no sólo del de- cho válido, tiene que interpretarlos a la luz de suposiciones que son las que
recho legislado sino también del derecho judicial. Además, en la medida hacen que estos hechos sean fuente de derecho15. Los detalles de este pro-
en que es condición de la validez positiva del derecho legislado y judi- ceso de interpretación son objeto de discusión16. Lo único que aquí interesa
cial11, la eficacia del derecho es también objeto de la dimensión empírica. es que su punto de partida son siempre hechos en un sentido empírico es-
Por lo tanto, el objeto de la dimensión empírica se extiende más allá de los tricto. Esto justifica hablar de una «dimensión empírica».
conceptos de derecho y de validez del positivismo legislativo. Las razones En la tercera dimensión, en la normativa, se va más allá de la simple
para que ello sea así pueden apreciarse fácilmente, sobre todo en el ámbito narración de aquello que puede identificarse en la dimensión empírica
de los derechos fundamentales. Debido a la textura abierta de las disposi- como derecho positivo válido, para llegar a la orientación y crítica de la
ciones que los establecen, poco es lo que se gana si sólo se conoce el dere- praxis jurídica, sobre todo de la praxis de la actividad judicial. Para ella
cho legislado. Incluso quien sostiene una concepción del concepto y de la es constitutiva la pregunta de cuál es, en el caso concreto y sobre la base
validez del derecho acorde con el positivismo legislativo, cuando, como del derecho positivo válido, la decisión correcta. En todos los casos dis-
jurista, escribe un comentario sobre los derechos fundamentales o cuando, cutidos, la respuesta a esta pregunta incluye las valoraciones de quien da
como abogado, asesora a un cliente en asuntos de derechos fundamentales la respuesta17. En gran medida, la dogmática jurídica es un intento de dar
o, como juez constitucional, fundamenta una decisión, no puede renunciar una respuesta racionalmente fundamentada a problemas valorativos que
al conocimiento y a la consideración de la jurisprudencia del Tribunal han quedado sin resolver en el material autoritativo que ya existe. Esto
Constitucional Federal. Aquí puede dejarse sin responder la pregunta de confronta a la dogmática jurídica con el problema de la posibilidad de
cómo ha de construirse esto en cada caso, desde el punto de vista de las fundamentar racionalmente los juicios de valor18. Más adelante se mos-
teorías de la validez y de las fuentes del derecho12. Basta constatar que trará que, en principio, ello es posible19.

13
Cfr. por ejemplo, H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 2 ss.
8 14
Cfr. al respecto K. J. Philippi, Tatsachenfeststellungen des Bundesverfassunsgsge- Se trata de «brute facts» [«hechos brutos»] en el sentido de Searle, que deben ser
richts, Colonia/Berlín/Bonn/Munich 1971; G. Winters, «Tatsachenurteile im Prozess rich- distinguidos de los «institutional facts» [«hechos institucionales»], de los cuales la san-
terlicher Rechtssetzung» en Rechtstheorie 2 (1971), págs. 171 ss.; C. Starck, «Empine in ción de una ley es un ejemplo; cfr. J. R. Searle, Speech Acts, Cambridge 1969,
der Rechtsdogmatik» en JZ 1972, págs. 609 ss.; H. Rothleuthner, Rechtswissenschaft ais págs. 50 ss.
15
Sozialwissenschaft, Francfort del Meno 1973, págs. 205 ss. Cfr. N. MacCormick, «Law as Institutional Fact» en The Law Quarterly Review 90
9
Cfr. H. J. Koch/H. Rüssmann, Juristische Begründungslehre, Munich 1982, (1974), págs. 102 ss.; O. Weinberger, «Das Recht ais institutionelle Tatsache» en
págs. 227 ss.; Th. W. Wálde, Juristische Folgenorientierung, Kronstein 1979. Rechtstheorie 11 (1980), págs. 427 ss.
10 16
De lo que se trata es, pues, de una «teoría del derecho puramente empírica» en el Para un modelo del proceso de interpretación, cfr. A. Aarnio/R. Alexy/A. Peczenik,
sentido de Kant; cfr. Metaphysik der Sitien en Kant's gesammelte Schriften editadas por la «Grundlagen der juristischen Argumentation» en W. Krawietz/R. Alexy (comps.), Metat-
Academia Real Prusiana de Ciencias, tomo VI, Berlín 1907/14, pág. 230. heorie juristischer Argumentation, Berlín 1983, págs. 13 ss.
11 17
Cfr., a modo de ejemplo, H. Kelsen, Reine Rechtslehre, 2.a edición, Viena 1960, Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 17 ss.
18
págs. 212 ss. Ibídem, págs. 31 ss., 53 ss., 261 ss.
12 19
Cfr. al respecto infra Capítulo 10. III. 3.2.2. Cfr. infra Capítulo 10.111. 3.1.

14 15
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

El problema de la valoración se plantea, sobre todo, en la interpreta- Esta pregunta se plantea en la ciencia del derecho desde una perspectiva
ción del material autoritativo, verificable de manera empírica, y cuando que coincide con la del juez24.
se trata de llenar sus lagunas. En esta medida, se puede hablar de un Esto no significa que la ciencia del derecho no pueda adoptar, ade-
«problema de complementación». Al problema de la complementación más, otras perspectivas, ni que en ella se trate siempre directamente de la
se añade el problema de la fundamentación, en la medida en que para solución de casos concretos. Lo que significa es que la perspectiva del
identificar el material autoritativo sea indispensable llevar a cabo valo- juez es la que caracteriza primariamente a la ciencia del derecho y que,
raciones. En el ámbito del derecho constitucional, el problema de la por más abstractos que puedan ser, los enunciados y teorías que se expo-
fundamentación puede ser importante, por ejemplo, en el marco del nen en ella desde esta perspectiva, están siempre referidos a la solución
problema de las llamadas normas constitucionales inconstitucionales20 de casos, es decir, a la fundamentación de juicios jurídicos concretos re-
o al responder la pregunta atinente a la fuerza vinculante de los prece- lativos al deber ser25.
dentes del Tribunal Constitucional Federal. En última instancia, el pro- Frente a las tres dimensiones, el carácter de la ciencia del derecho
blema de la fundamentación está también vinculado con la pregunta de como disciplina práctica resulta ser un principio unificador. Si la ciencia
por qué se debe obedecer la Constitución21, aun cuando en relación con del derecho ha de cumplir racionalmente su tarea práctica, tiene entonces
este aspecto no juegue casi ningún papel en la dogmática de los dere- que vincular a las tres dimensiones entre sí. Tiene que ser una disciplina
chos fundamentales22. integradora multidimensional: la vinculación de las tres dimensiones es
En la historia de la ciencia del derecho —y, más aún, en la de las teo- una condición necesaria de la racionalidad de la ciencia del derecho
rías sobre la ciencia del derecho—, suele variar la importancia de las tres como disciplina práctica.
dimensiones. Un ejemplo bien claro al respecto es el paso de la jurispru- Es fácil reconocer cuáles son las razones por las cuales ello es así.
dencia de conceptos a la jurisprudencia de intereses para llegar a la juris- Para poder dar una respuesta a la pregunta de qué es lo jurídicamente de-
prudencia de valores23. De cómo se determine la relación de las tres di- bido, hay que conocer el derecho positivo válido. El conocimiento del
mensiones depende lo que en cada caso se conciba como jurídico en sen- derecho positivo válido es una tarea de la dimensión empírica. El mate-
tido estricto y propiamente dicho. Para conseguir determinar esta rial autoritativo que puede recogerse en la dimensión empírica no es sufi-
relación, es necesario recurrir a un punto de vista comprensivo de las tres ciente para fundamentar de una forma vinculante el juicio jurídico con-
dimensiones. Un criterio de esta naturaleza es el carácter de la ciencia del creto de deber ser en todos los casos más o menos problemáticos. Ello
derecho en tanto disciplina práctica. La ciencia del derecho, tal como se hace necesario recurrir a valoraciones adicionales y, así, a la dimensión
cultiva en la actualidad, es, ante todo, una disciplina práctica porque su normativa. La claridad conceptual, la no contradicción y la coherencia
pregunta central es: ¿qué es lo debido en los casos reales o imaginarios? son presupuestos de la racionalidad de toda ciencia26. Los numerosos
problemas sistemático-conceptuales de los derechos fundamentales
muestran cuan importante es el papel de la dimensión analítica dentro del
20
El problema de la fundamentación se percibe claramente cuando el Tribunal Consti-
tucional Federal afirma que es concebible que el poder judicial que «fundamenta su autori-
24
dad no sólo externamente en la Constitución sino —de acuerdo con la esencia de su activi- Con respecto a la ciencia del derecho como una disciplina práctica en este sentido,
dad— en cierta medida en la propia idea del derecho», examine «las normas constituciona- cfr. Ph. Heck, Das Problem der Rechtsgewinnung, 2.a edición, Tubinga 1932, pág. 3; H.
les con la medida del derecho supralegal, incorporado en la Constitución y presupuesto por Coing, Die juristischen Auslegungsmethoden und die Lehren der allgemeinen Hermeneu-
ella» (BVerfGE 3, 225 (235)). Crítico y con numerosos ejemplos. Fr. Müller, Die Einheit tik, Colonia/Opladen 1959, pág. 23; M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinunung, págs. 39 ss.
25
der Verfassung, Berlín 1979, págs. 50 ss., 128 ss.
21
Cfr. K. Engisch, Logische Studien zur Gesetzesanwendung, 3.a edición, Heidelberg
Cfr. al respecto la teoría de las «underpinning reasons» [«razones de cimiento»] de 1963, pág. 5.
26
MacCormick, en su Legal Reasoning and Legal Theory, Oxford 1978, págs. 62 ss., 138 ss., Con respecto al concepto de coherencia, cfr. N. Rescher, The Coherence Theory of
240 ss., 275 ss. Truth, Oxford 1973; del mismo autor, Cogniíivé Systematization, Oxford 1979; con respec-
22
En este contexto es instructiva la distinción de A. Peczenik entre justificación pro- to al papel de la coherencia en la ciencia del derecho, cfr. A. Peczenik, Grundlagen der ju-
funda y justificación suficiente en el contexto jurídico, cfr. A. Peczenik, Grunldagen der ristischen Argumentation, págs. 176 ss.; A. Aarnio, Philosophical Perspectives in Juris-
juristischen Argumentation, Viena/Nueva York 1983, págs. 1 s. prudence, Helsinki 1933, pág. 191; N. MacCormick, «Coherence in Legal Justification» en
23
Cfr. Fr. Wieacker, Privatrechtsgeschichte der Neuzeit, 2.a edición, Gotinga 1967, W. Krawietz/H. Schelsky/G. Winkler/A. Schramm (comps.), Theorie der Normen, Festga-
págs. 433 ss., 574 ss. befür O. Weinberger, Berlín 1984, págs. 37 ss.

16 17
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

marco de una ciencia práctica de los derechos fundamentales que desee «teoría ideal de los derechos fundamentales». Toda teoría fácticamente
asumir su tarea de una manera racional. existente —y, en este sentido, real— de los derechos fundamentales sólo
La vinculación de las tres dimensiones en la orientación de la tarea puede ser una aproximación a este ideal.
práctica de la ciencia del derecho, constituye lo dogmático y, con ello, lo La idea de una teoría integradora está expuesta a dos malentendidos.
jurídico en sentido estricto. Si, sobre esta base, se define el concepto de El primero consiste en creer que el postulado de la vinculación conduci-
teoría jurídica, entonces una teoría jurídica de los derechos fundamenta- ría a una amplia y confusa mezcla de tanto-esto-como-aquello. Justa-
les de la Ley Fundamental es una teoría adscrita al contexto de las tres di- mente lo contrario es lo que se persigue. De lo que se trata es de un siste-
mensiones y orientada a la tarea práctica de la ciencia del derecho. ma ordenado lo más claramente posible de enunciados generales verda-
deros o correctos sobre los derechos fundamentales. El segundo consiste
en sostener que el programa integrador exige demasiado de la construc-
3. UNA TEORÍA JURÍDICA GENERAL DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ción teórica sobre los derechos fundamentales y hace aparecer injusta-
DE LA LEY FUNDAMENTAL mente a como insuficiente o carente de valor toda teoría existente sobre
los derechos fundamentales que no sea amplia, a pesar de que sea verda-
Una teoría general de los derechos fundamentales de la Ley Funda- dera o correcta. Sin embargo, éste tampoco es el caso. La concepción de
mental es una teoría en la que se abordan los problemas que se plantean una teoría integradora es una idea regulativa a la que la construcción de
en todos los derechos fundamentales o en todos los derechos fundamen- teorías sobre los derechos fundamentales puede aproximarse por las más
tales de un determinado tipo, por ejemplo, en todos los derechos de liber- diferentes vías. Toda teoría de los derechos fundamentales que contribu-
tad, de igualdad o de prestación. Su contrapartida es una teoría particular, ya a su realización es, en virtud de esta contribución, valiosa. Considerar
que trata los problemas especiales de los derechos fundamentales singu- que una teoría carece de valor porque no alcanza plenamente el ideal sig-
lares. Esta distinción apunta al alcance de la teoría. El alcance de una teo- nificaría desconocer el carácter del programa integrador como idea regu-
ría es un asunto de diferentes grados. De este modo, una teoría que se lativa. Para realizar en la mayor medida posible la teoría de los derechos
centra en los problemas comunes a todos los derechos de libertad es des- fundamentales (en el sentido de la teoría ideal), hay que reunir muchas
de luego una teoría general pero es menos general que una teoría que tra- teorías verdaderas o correctas de los derechos fundamentales. Natural-
ta los problemas que afectan a todos los derechos fundamentales. mente, es necesario evaluar dichas teorías según su contribución a la teo-
Es difícil distinguir entre teorías generales y particulares cuando se ría ideal.
trata de los derechos fundamentales que tienen el carácter de derechos A la luz de estas observaciones, es instructivo echar una mirada a las
fundamentales generales, es decir, el derecho general de libertad y el de- teorías que en la literatura actual son llamadas «teorías de los derechos
recho general de igualdad. En estos casos, ya el objeto mismo reviste ge- fundamentales». El resumen más influyente es el de Bóckenfórde. Él dis-
neralidad. Con todo, también aquí puede distinguirse entre una teoría ge- tingue cinco teorías: «la teoría liberal de los derechos fundamentales o teo-
neral de estos derechos, en cuanto derechos fundamentales de un deter- ría de los derechos fundamentales en el Estado de derecho burgués, la
minado tipo, y una teoría particular que se ocupa de ciertos problemas teoría institucional de los derechos fundamentales, la teoría axiológica de
singulares relativos a la interpretación de estos derechos. los derechos fundamentales, la teoría democrático-funcional y la teoría de
los derechos fundamentales en el Estado social»27. Más adelante se anali-
zará el estatus de estas teorías28. Aquí interesa tan sólo su «función como
II. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y idea normativa rectora para la interpretación», puesta de relieve por
LAS TEORÍAS DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
27
La concepción de una teoría jurídica general de los derechos funda- E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation» en NJW
mentales expresa un ideal teorético. Apunta a una teoría integradora que 1974, pág. 1530; de manera similar, K. Kroger, Grundrechtstheorie ais Verfassungspro-
blem, Badén Badén 1978; cfr,. además, M. Kloepfer, Datenschutz ais Grundrecht, Krons-
abarque, de la manera más amplia posible, los enunciados generales ver- tein 1980, pág. 20; E. Schrnidt-Jortzig, Die Einrichtungsgarantien der Verfassung, Gotinga
daderos o correctos que puedan formularse en las tres dimensiones y los 1979, págs. 63 ss.
28
vincule óptimamente. Es posible referirse a una teoría semejante como Cfr. infra Capítulo 10. III. 3.2.3.

18 19
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

Bóckenfórde29. Desde este punto de vista, en las teorías presentadas se tra- dera excepción pues estas teorías de un grado máximo de abstracción no
ta de concepciones básicas del tipo más general acerca del fin y la estruc- son en realidad teorías de un solo punto. Dentro de sus marcos tienen ca-
tura de los derechos fundamentales. bida las más diversas teorías de los derechos fundamentales como las que
Sobre las teorías de los derechos fundamentales que tienen la forma aquí se han mencionado.
de concepciones fundamentales del tipo más general pesan dos proble- Lo opuesto a la teoría de un solo punto es una teoría combinada. Una
mas. El primero resulta de su carácter abstracto30. Por definición, no son teoría combinada es la que subyace a la jurisprudencia del Tribunal
teorías elaboradas en las tres dimensiones. Por lo pronto, no ofrecen más Constitucional Federal, que recurre a todas las concepciones básicas aquí
que hipótesis que pueden orientar la elaboración de una teoría amplia. En mencionadas33. Es sostenida, además, por los numerosos autores que pre-
caso de que se confirmen estas hipótesis, ellas pueden adoptar el carácter dican la existencia de varias funciones34, aspectos35, ofines36de los dere-
de la suma más general de las teorías elaboradas. Por lo tanto, las teorías chos fundamentales. En contra de una teoría combinada surge de inme-
de los derechos fundamentales que adoptar la forma de concepciones bá- diato la objeción de que ella no representa una teoría que pueda guiar las
sicas del tipo más general no pueden sustituir a una elaborada teoría de decisiones y fundamentaciones jurídicas, sino sólo una colección de tópi-
los derechos fundamentales; tan sólo pueden constituir su punto de parti- cos sumamente abstractos de los cuales es posible valerse como se desee.
da y, posiblemente, su punto de llegada. Justo en este sentido, Bóckenfórde objeta al Tribunal Constitucional Fe-
El segundo problema es más grave. Si se toma cada una de las teorías deral que se apoye «alternadamente en diferentes teorías de los derechos
presentadas en sí misma, se verá que cada una expresa una tesis básica. fundamentales como punto de partida de sus interpretaciones, sin que en
Es posible denominar «teoría de un solo punto» a una teoría que preten- esta alternancia pueda reconocerse ningún sistema»37. Esta objeción es
de remitir los derechos fundamentales a una tesis básica. Un candidato correcta en el sentido de que poco puede hacerse con una teoría que con-
de teoría de un solo punto de los derechos fundamentales, que no aparece siste, en lo esencial, en una lista de suposiciones básicas muy generales
en la lista de Bóckenfórde, es la tesis según la cual los derechos funda- acerca de los fines y las estructuras de los derechos fundamentales. Ello
mentales son garantías procesales31. Todo habla a favor de la suposición es así, no sólo debido al grado de abstracción de las teorías que se reúnan
de que los derechos fundamentales no pueden ser concebidos adecuada- sino, sobre todo, debido a que ellas pueden entrar en colisión entre sí de
mente sobre la base de una teoría de un solo punto, cualquiera que ella variadas formas en los casos concretos38.
sea. Más adelante en esta investigación se expondrá la confirmación de Si existiera sólo la alternativa de una teoría de un solo punto o una
esta suposición. Aquí sólo se aducirá como razón la consideración gene- combinación indeterminada de suposiciones básicas abstractas y que fá-
ral según la cual, sería muy sorprendente que justamente los derechos cilmente pueden entrar en colisión, la teoría de los derechos fundamenta-
fundamentales pudieran ser remitidos a un único principio, dada la varie- les se encontraría realmente frente a un dilema. Sin embargo, esta alter-
dad y complejidad de aquello que regulan y la experiencia de que en pre- nativa no agota en modo alguno las posibilidades de construcción de teo-
guntas prácticas de alguna importancia siempre hay que tomar en cuenta
un haz de puntos de vista opuestos entre sí. Una excepción vale tan sólo
para las teorías de un solo punto con un grado máximo de abstracción, ta-
les como las que sostienen que el fin último de los derechos fundamenta- bertad de decisión del individuo entre dominación estatal y poder social» debe ser el punto
les es asegurar la dignidad humana32. Desde luego, ésta no es una verda- central de una moderna teoría de los derechos fundamentales.
33
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 50. 290 (337): teoría liberal: BVerfGE 12,205 (259 ss.):
teoría institucional; BVerfGE 7, 198 (205): teoría axiológica; BVerfGE 42, 16)3 (170): teo-
29
ría democrática; BVerfGE 33, 303 (330 ss.): teoría del Estado social; BVerfGE 53, 30 (64
E. W. Bóckenfórde, «Die Methoden der Verfassungsinterpretation» en NJW 1976, s.): teoría del procedimiento.
34
pág. 2096; de manera similar K. Kroger, loe. cit., pág. 11: «horizonte decisivo para la inter- Cfr. E. Stein, Staatsrecht, 8.a edición, Tubinga 1982, págs. 250 ss.; E. Denninger,
pretación de los derechos fundamentales». Staatsrecht, tomo 2, Reinbek 1979, pág. 138; A. Bleckmann, Allgemeine Grundrechtsleh-
30
Cfr. al respecto J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, Darmstadt 1977, re, Colonia/Berlín/Bonn/Munich 1979, págs. 155 ss.
35
pág. 5. Cfr. P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat» en VVDStRL 30 (1972), pág. 75.
31 36
Cfr. con numerosas referencias, H. Goerlich, Grundrechte ais Verfahrenrsgarantien, Cfr. M. Kriele, Einjuhrung in die Staatslehre, Reinbek 1975, págs. 336 ss.
37
Baden-Baden 1931. E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation»,
32 págs. 1536 ss.
Cfr., además, fórmulas como las de W. Schmidt, «Grundrechtstheorien im Wandel 38
der Verfassungsgeschichte» en Jura 1983, pág. 180, según el cual la protección «de la li- Cfr. E. Denninger, Staatsrecht, tomo 2, pág. 182.

20 21
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

rías sobre los derechos fundamentales. La insuficiencia de ambas racionalidad de la fundamentación exige que el camino que conduce des-
versiones muestra únicamente que la teoría de los derechos fundamenta- de las disposiciones de los derechos fundamentales hasta los juicios con-
les no debe quedarse en la superficie de las suposiciones básicas suma- cretos de deber ser concernientes a estos derechos, sea accesible, en la
mente generales, sea en forma de una teoría de un solo punto o en forma mayor medida posible, a controles intersubjetivos. Sin embargo, esto
de una teoría combinada. La teoría combinada expresa atinadamente que presupone tener claridad acerca de la estructura de las normas de dere-
hay que tomar en cuenta una pluralidad de puntos de vista. No obstante, chos fundamentales, así como sobre todos los conceptos y formas de ar-
para poder controlarlos, es indispensable disponer de un modelo que pro- gumentación relevantes para la fundamentación de derecho fundamental.
porcione algo más que una enumeración que en definitiva no resulta vin- En modo alguno puede decirse que ya exista suficiente claridad sobre es-
culante. La tarea de una teoría integradora consiste en elaborar un mode- tos aspectos. Si se echa una mirada a la caracterización teórico-estructu-
lo de este tipo. ral de los derechos fundamentales y de las normas de derechos funda-
mentales que se encuentra en la jurisprudencia y en la literatura, se obtie-
ne es una imagen casi desconcertante. Incluso una constatación, tan
simple a primera vista, como la que sostiene que los derechos fundamen-
III. UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES tales son, por una parte, «derechos individuales» y, por otra, «principios
COMO TEORÍA ESTRUCTURAL objetivos»39, si se observa más de cerca, plantea problemas. ¿Qué se
quiere decir con «objetivo» y con «principio»? La apariencia de que no
El camino hacia una teoría integradora adecuada pasa por una teoría existen problemas decrece no cuando se adscriben «derechos de defen-
estructural de los derechos fundamentales. Una teoría estructural —en sa» a las disposiciones de derechos fundamentales, sino también «dere-
cuando parte de una teoría integradora— es una teoría primariamente cho de participación» o «autorizaciones para participar»40. Y, ¿qué se
analítica. Es una teoría primaria y no una teoría analítica pura, porque in- quiere decir cuando, a veces, se habla de «poder jurídico»?41 Asimismo,
vestiga estructuras tales como la de los conceptos de los derechos funda- existen ciertas dificultades especiales que están vinculadas con ciertas
mentales, la de la influencia de los derechos fundamentales en el sistema paráfrasis de la dimensión objetiva de los derechos fundamentales que se
jurídico y la de la fundamentación de los derechos fundamentales, siem- agrupan alrededor del concepto de valor. Ejemplos de ello son: «norma
pre considerando las tareas prácticas de una teoría integradora. Su mate- básica decisiva valorativa»42, «decisión valorativa»43, «decisión valorati-
rial más importante es la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fe- va jurídico-objetiva»44, «contenido valorativo»45, «valores constituciona-
deral. En esta medida, tiene carácter empírico-analítico. Se orienta por la les»46 y «valor conformador de la comunidad»47. No puede soslayarse la
pregunta acerca de la decisión correcta y la fundamentación racional des- numerosa cantidad de términos que no pertenecen a la familia de los va-
de el punto de vista de los derechos fundamentales. En esta medida, tiene lores, tales como «principios de orden social»48, «directrices»49, «impul-
un carácter analítico-normativo. sos»50, «principios estructurales»51, «principios fundamentales»52, «nor-
Una teoría estructural tiene que constituir no sólo la primera pieza de
una teoría integradora de los derechos fundamentales, sino también la 39
BVerfGE 50, 290 (337).
base y el marco para todo lo demás. Para ello hay varias razones. La cla- 40
BVerfGE 35, 79 (112, 128, 115).
ridad analítico-conceptual es una condición elemental de racionalidad de 41
BVerfGE 24, 367 (396).
42
toda ciencia. En las disciplinas prácticas que la experiencia empírica sólo 43
BVerfGE 6, 55 (71); 35, 79 (112); 39, 1 (47).
controla muy indirectamente, este postulado tiene una importancia aún BVerfGE 27, 195(201).
44
mayor. Esto es válido en especial para el ámbito de los derechos funda- BVerfGE 49, 89(142).
45
BVerfGE 7, 198 (208); 27, 104 (109).
mentales, que está caracterizado en mucha menor medida por tradiciones 46
BVerfGE 35, 202 (225).
analíticas que, por ejemplo, el ámbito del derecho civil, y que está ex- 47
BVerfGE 12, 45 (54).
48
puesto a influencias ideológicas en una medida mucho mayor. 49
BVerfGE 7, 198(215).
BVerfGE 39, 1(41).
La dogmática de los derechos fundamentales, como disciplina prácti- 50
Ibídem.
ca, apunta, en última instancia, a la fundamentación racional de concre- 51
BVerfGE 31, 58 (69).
52
tos juicios de deber ser concernientes a los derechos fundamentales. La BVerfGE 31, 58 (70).

22 23
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

ma rectora»53, «norma-pauta»54, «pautas»55, «postulados»56, «tareas»57 y tad a partir del derecho sino libertad en el derecho y hacia el derecho»67,
«deber de protección»58. La variedad terminológica de la jurisprudencia que «según la lógica pura no habría ningún límite a las disposiciones de
es superada todavía por la literatura. Así, para mencionar sólo un ejem- derechos fundamentales sino sólo conceptos de los mismos»68 y que los
plo —cuya repetición es por cierto notable pero, por lo demás, en modo derechos a prestaciones positivas se encontrarían «por su estructura lógi-
alguno atípica— Scheuner en un artículo59 utiliza con respecto a los dere- ca y jurídica [...] en una oposición»69 o hasta en «contradicción»70 con los
chos fundamentales, entre otras, las siguientes 21 expresiones con con- derechos de libertad, no son accesibles a un escrutinio racional si hace
notaciones teórico-estructurales: «garantías de libertad», «principios de falta claridad con respecto a los conceptos de libertad, límite y derecho a
conformación social», «elementos de ordenación social»60, «principios prestaciones positivas.
constitucionales», «límites» (de la libertad de conformación del legisla- Es posible que exista un amplio consenso básico acerca de la necesi-
dor), «objetivo», «tarea», «directriz obligatoria»61, «principios y determi- dad de clarificaciones sistemático-conceptuales y, por lo tanto, de la ne-
naciones de su contenido institucional-funcional», «principios»62, «deter- cesidad del trabajo que se desarrolla en la dimensión analítica. No faltan
minaciones objetivas», «marco», «libertades de derecho fundamental», las voces que abogan en este sentido. Así, por ejemplo, Lerche enfatiza
«objetivos de derecho fundamental»63, «participación»64, «derechos so- el «valor que tiene toda delimitación formal, lineal, es decir, el valor de
ciales», «disposiciones de los fines del Estado», «concepciones de fi- la claridad constitucional»71; Kloepfer advierte de a una «peligrosa sub-
nes», «vinculación a fines», «tareas legislativas» y «directrices»65. estimación de lo formal72». Asimismo, la crítica de Forsthoff a una «des-
Sobre el trasfondo de estas enumeraciones adquiere especial impor- formalización de la Constitución», al vincularla con la «escuela matemá-
tancia la frase de Hohfeld: «in any closely, reasoned problem, whether tica en la economía nacional» y «la corriente logicista en lafilosofíamo-
legal or non legal, chameleon-hued words are a peril both to clear derna»73, tiene que interpretarse también, en todo caso, en el sentido del
thought and to lucid expression»66 [«en todo problema razonado de cer- postulado de clarificación sistemático-conceptual. En cambio, puede es-
ca, sea jurídico o no, palabras de tintes camaleónicos son un peligro tanto perarse una reacción polémica, en lo que concierne la importancia que
para el pensamiento claro como para la lúcida expresión»]. Si no existe debe de concederse en el trabajo jurídico a la dimensión analítica frente a
claridad acerca de la estructura de los derechos fundamentales y de las la empírica o a la normativa. Esta polémica conduce a los problemas bá-
normas de derecho fundamental, no es posible alcanzar claridad en la sicos del método jurídico discutidos durante mucho tiempo.
fundamentación de derecho fundamental. Lo correspondiente es válido El trabajo que se desarrolla en la dimensión analítica coincide en gran
para todos los conceptos de la dogmática de los derechos fundamentales. medida con aquello que en la jurisprudencia de los conceptos74 fuera lla-
Tesis dogmáticas como las que afirman que «la libertad no es una liber- mado «aproximación lógica al derecho». Una formulación clásica de este
programa es la de Laband: «Sé muy bien que el señorío exclusivo de la
53
Ibídem.
54 67
BVerfGE21,73(85). P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie des Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz, 3.a edición,
55
BVerfGE42, 143(148). Heidelberg 1983, pág. 226.
56 68
57
BVerfGE 35, 79(114). H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, 2.a edición, Ber-
BVerfGE 35, 321 (331). lín/Francfort 1957, Vorbem. B XV Ib (pág. 122).
58 69
59
BVerfGE 39, 1 (42). C. Schmitt, Verfassungslehre, 5.a edición, Berlín 1970, pág. 167.
U. Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat. Die Grundrechte ais 70
W. Schátzel, «Der internationale Schutz der Menschenrechte» en Fschr.fiir Fr. Gie-
Richtlinie und Rahmen der Staatstátigkeit» en DÓV 1971, págs. 505 ss. se, Francfort del Meno 1953, pág. 218.
60 71
Ibídem, pág. 506. P. Lerche, recensión de P. Haberle, Die Wesetisgehaltgarantie des Art. 19 Abs. 2
61
Ibídem, pág. 507. Grundgesetz en DÓV 1965, pág. 213.
62 72
Ibídem, pág. 508. M. Kloepfer, Grundrechte ais Entstehenssicherung und Bestandsschutz, Munich
63
Ibídem, pág. 510. 1970, pág. 26.
64 73
Ibídem, pág. 512. E. Forsthoff, «Die Umbildung des Verfassungsgesetzes» en Fschr. jur C. Schmitt,
65
Ibídem, pág. 513. Berlín 1959, pág. 52.
66
W. N. Hohfeld, «Some Fundamental Legal Conceptions as Applied in Judicial Rea- 74
Cfr. las referencias de W. Krawietz en su artículo «Begriffsjurisprudenz», que aparece
soning» en Id., Fundamental Legal Conceptions as Applied in Judicial Reasoning and en el Historisches Wórterbuch der Philosophie, tomo 1, Basilea 1971, columna 809 ss., como
Other Essays, New Haven 1923, pág. 35. así también Id. (comp.), Theorie und Technik der Begriffsjurisprudenz, Darmstadt 1976.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

aproximación lógica al derecho sería una unilateralidad sumamente des- por una sustitución del «formalismo jurídico» por una teoría del derecho
ventajosa y traería consigo, en un cierto sentido, el empobrecimiento de público basada en un «método de las humanidades»79. Kaufmann repro-
nuestra ciencia. No desconozco ni la importancia de las investigaciones de cha a la corriente analítica de orientación neokantiana el «eliminar el
la historia del derecho [...] ni el valor para el conocimiento jurídico que tie- contenido humanístico de los conceptos jurídicos»80 y el ser «responsable
nen la historia, la teoría de la economía política, la política y la filosofía. del insólito bajo nivel cultural de una gran [...] parte de nuestra ciencia
La dogmática no es la única cara de la ciencia del derecho pero sí una de del derecho»81. Heller habla de un «formalismo sin sustancia ni vínculos
ellas. Sin embargo, la tarea científica de la dogmática de un determinado hacia arriba y hacia abajo»82 y de un «extravío en el que, desde hace dos
derecho positivo consiste en la construcción de las instituciones jurídicas, generaciones, se encuentra nuestra ciencia del Estado, por creer que tiene
en la remisión de los enunciados jurídicos particulares a conceptos más ge- que evitar todos los problemas sociológicos y éticos de la vida del Esta-
nerales y, lo contrario, es decir, la derivación de las consecuencias que re- do»83. Cari Schmitt afirma que «la única característica específica que
sultan de estos conceptos. Si no se tiene en cuenta la investigación de los queda de una forma de pensar indiscutiblemente pura, nada-más-que-ju-
enunciados válidos del derecho positivo, es decir, del conocimiento y del rídica, es la insensatez de su cosmovisión y en su insensatez económica,
dominio completo de la materia que debe abordarse, ésta es una actividad ética y política»84-85.
mental puramente lógica. Para llevar a cabo esta tarea no hay otro medio En la medida en que con estas posiciones se critique una reducción
que la lógica; nada la puede sustituir para este fin; todas las consideracio- de la ciencia del derecho a la dimensión analítica, hay que estar de acuer-
nes históricas, políticas y filosóficas —por más valiosas que puedan ser en do con ellas. La ciencia del derecho puede cumplir su tarea práctica sólo
sí mismas— carecen de importancia para la dogmática de una materia jurí- en cuanto disciplina multidimensional. La famosa frase de Windscheid:
dica concreta y, a menudo, sólo sirven para encubrir la falta de trabajo «La decisión es el resultado de una cuenta en la cual los factores son los
constructivo»75. Lo que Laband describe aquí como «aproximación lógica conceptos jurídicos»86 expresa una sobreestimación de las posibilidades
al derecho» ha sido objeto de críticas vehementes, en la polémica metodo- de la lógica. Es precisamente el análisis lógico el que muestra que la de-
lógica emprendida sobre todo por la civilística a comienzos del Siglo xx76. cisión, en todos los casos medianamente problemáticos, no puede obte-
En la teoría del derecho público, esta discusión tuvo lugar, con algún retra- nerse en exclusiva con los medios de la lógica, a partir de las normas y
so, sobre todo, en los años veinte77. los conceptos jurídicos que hay que presuponer87. Para ello se necesitan
Autores tan diferentes como Smend, Kaufmann, Heller y Schmitt evaluaciones adicionales y, como fundamento de las mismas, conoci-
coincidían en el rechazo de la tradición positivista-analítica fraguada por mientos empíricos. Un tratamiento lógico que pretenda obtener resulta-
Gerber, Laband, Jellinek y Kelsen. Smend califica a la «línea Jelli-
nek-Kelsen» como «un callejón sin salida, sin fin ni objetivo»78 y aboga
79
Ibídem, págs. 119 ss.
80
75 a
E. Kaufmann, Kritik der neukantischen Rechtsphilosophie, Tubinga 1921, pág. 75.
P. Laband, Das Staatsrecht des Deutschen Reiches, 2. edición, tomo 1, Friburgo 81
Ibídem, pág. 76.
1888, págs. X s. Cfr., además, R. v. Jhering, «Unsere Aufgabe» en Jahrbücherfür die Dog- 82
H. Heller, «Die Krise der Staatslehre» (1926) en Id., Gesammelte Schriften, tomo 2,
matik 1 (1857), págs. 7 ss.; C. F. Gerber, System des Deutschen Privatrechts, 2.a edición, Leiden 1971, pág. 9.
83
Jena 1850, págs. V ss., así como, para una exposición más amplia, W. Wilhelm, Zurjuris- Ibídem, pág. 15.
84
tischen Methodenlelhre im 19. Jahrhundert, Francfort del Meno 1958. C. Schmitt, Über die drei Arten des rechtswissenschaftlichen Denkens, Hamburgo
76
Cfr., a modo de ejemplo, K. Larenz, Methodenlehre der Rechtswissenschaft, 5.a edi- 1934, págs. 39 s.
85
ción, Berlín/Heidelberg/Nueva York/Tokio 1983, págs. 43 ss. Fuera de esta línea de pensamiento se encuentra la polémica de Ehrlich en contra de
77
Cfr. M. Friedrich, «Die Grundlagendiskussion in der Weimarer Staatsrechtslehre» la «sagacidad infecunda». Sin embargo, cabe mencionarla porque ella es característica de
en Politische Vierteljahresschrift 13 (1972), págs. 582 ss.; K. Sontheimer, «Zur Grundla- una actitud anti-analítica que no ha perdido nunca actualidad: «La sagacidad es el más infe-
genproblematik der deutschen Staatsrechtslehre in der Weimarer Republik» en ARSP 46 cundo de todos los dones del espíritu humano: hay una profunda sabiduría en el hecho de
(1960), págs. 39 ss. Cfr. M. Friedrich, «Die Grundlagendiskussion in der Weimarer Staats- que en las leyendas populares alemanas muchas veces el diablo es un dialéctico sagaz.» (E.
rechtslehre» en Politische Vierteljahresschrift 13 (1972), págs. 582 ss.; K. Sontheimer, Ehrlich, «Freie Rechtsfindung und freie Rechtswissenschaft» en Id., Gesammelte Schriften
«Zur Grundlagenproblematik der deutschen Staatsrechtslehre in der Weimarer Republik» zur Rechtstatsachenforschung und zur Freirechtslehre, Berlín 1967, pág. 202).
86
en ARSP 46 (1960), págs. 39 ss. B. Windscheid, Lehrbuch des Pandeklenrechts, 9.a edición a cargo de Th. Kipp,
78
R. Smend, «Verfassung und Verfassungsrecht» (1928) en Id., Staatsrechtliche tomo 1, Francfort del Meno 1906, pág. 111.
87
Abhandlungen und andere Aufsatze, 2.a edición, Berlín 1968, pág. 124. Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 273 ss.

26 27
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C. 1. OBJETO Y TAREA DE UNA TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

dos sin estas premisas adicionales y, en este sentido, quiera ser producti- ceptos90, así como de su ordenación dentro del modelo amplio de una
va, puede ser sólo un método pseudológico, que oculta las premisas teoría integradora. En este sentido, la teoría estructural que aquí se pre-
normativas necesarias para una fundamentación lógica realmente conclu- tende desarrollar, se sabe deudora de la gran tradición analítica de la ju-
yente. Esto es lo que tenía en mira el Jhering tardío, cuando reaccionara risprudencia de conceptos.
en contra del «culto a lo lógico, que piensa elevar la jurisprudencia a una
matemática del derecho»88.
Así como están justificadas las objeciones en contra de una reduc-
ción de la ciencia del derecho a la dimensión analítica y en contra de
todo intento de fundamentar las decisiones jurídicas exclusivamente
con los medios que ofrece la lógica, así también es injustificada la sub-
estimación de lo analítico que se percibe con claridad en las opiniones
aquí expuestas. Sin un escrutinio sistemático-conceptual del derecho, la
ciencia del derecho no puede funcionar como disciplina racional. La
medida de racionalidad de la ciencia del derecho depende esencialmen-
te del nivel que alcance la dimensión analítica. Sin claridad analítica,
no sería ni siquiera posible formular enunciados precisos y fundamen-
tados acerca de la conjunción de las tres dimensiones. No podría ha-
blarse en absoluto de un control racional de las valoraciones que resul-
tan indispensables en la jurisprudencia ni de una utilización metodoló-
gicamente controlada del conocimiento empírico. Si hay algo que
puede librar, al menos en parte, a la ciencia de los derechos fundamen-
tales, de la retórica política y de los vaivenes de la lucha de las cosmo-
visiones, es, sobre todo, el trabajo en la dimensión analítica. Si a esto se
agrega que en la dimensión analítica de la ciencia del derecho es posi-
ble producir conocimientos que, primero, no pueden ser sustituidos por
conocimientos de ninguna otra ciencia y, segundo, pertenecen a los co-
nocimientos más seguros de la ciencia del derecho, se tiene entonces ra-
zones suficientes para llamar al escrutinio sistemático conceptual como
opus proprium de la ciencia del derecho y para llevar a cabo un escruti-
nio de este tipo89.
Por lo tanto, aún con las fallas propias de la «aproximación lógica»,
no hay que arrojar por la borda también lo que hay en ella de correcto e
indispensable para la jurisprudencia. Hay menos razones para ello, por
cuanto la lógica moderna, la teoría del conocimiento y lafilosofíaprácti-
ca ofrecen instrumentos que prometen un desarrollo fecundo de los ele-
mentos remanentes de la investigación de la jurisprudencia de con-

88
R. v. Jhering. Geist des rómischen Rechts, 3.a Parte, 5.a edición, Leipzig 1906,
pág. 321 s. Cfr., además, E. Ehrlich, Die juristische Logik, Tubinga 1918, págs. 299 ss., así
90
como Ph. Heck, Begriffsbildung und Interessenjurisprudenz, Tubinga 1932, págs. 94 ss. Como ejemplo, se puede mencionar la teoría del estatus de Jellinek, que se expone,
89
R. Dreier, Recht - Moral - Ideologie, pág. 112. infla, en el Capítulo Quinto.

28 29
Capítulo segundo
EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO
FUNDAMENTAL

Entre el concepto de norma de derecho fundamental y el del derecho


fundamental existen estrechas conexiones1. Siempre que alguien tiene un
derecho fundamental, existe una norma válida de derecho fundamental que
le atribuye este derecho. Puede dudarse de que valga lo inverso. Esto no
sería válido, si existiesen normas de derecho fundamental que no otorga-
ran ningún derecho subjetivo. Podría pensarse en responder la pregunta
acerca de si existen este tipo de normas de derecho fundamental, por me-
dio de una definición según la cual, sólo son normas de derecho funda-
mental aquellas que atribuyan derechos fundamentales. De este modo, las
normas de derecho fundamental y los derechos fundamentales serían siem-
pre las dos caras de una misma moneda. Sin embargo, esta vía no es reco-

1
El hecho de que existan estrechas conexiones no significa que no deba distinguirse
entre norma de derecho fundamental y derecho fundamental. Pueden darse numerosos
ejemplos de una deficiente distinción entre norma de derecho fundamental y derecho fun-
damental. Bastarán dos. El Tribunal Constitucional Federal afirma que este tribunal «sólo
(puede) decidir acerca de si la regulación legal es acorde con las normas de la Ley Funda-
mental, especialmente con los derechos fundamentales» (BVerfGE 21, 73 (78); énfasis de
R. A.), y Breuer utiliza la fórmula «Derechos fundamentales como normas de pretensión»
como título de un artículo sobre el contenido de «las pretensiones de derecho fundamental»
(R. Breuer, «Grundrechte ais Anspruchs-normen» en O. Bachof/E. Heigl/K. Redeker
(eds.), Verwaltungrecht zwischen Freiheit, Teilhabe und Bindung, Festgabe aus Anlass des
25jáhrigen Bestehens des Bundesverwaltungsgerichts, Munich 1978, pág. 89). Una distin-
ción clara entre norma de derecho fundamental y derecho fundamental es llevada a cabo,
por ejemplo, por W. Schmidt-Rimpler/P. Gieseke/E. Friesenhahn/A. Knur, «Die Lohn-
gleichheit von Mánnern und Frauen» en AóR 76 (1950), pág. 172, y E. Friesenhahn, «Der
Wandel des Grundrechtsverstandnisses» en Verhandlungen des fünfzigsten Deutschen Ju-
ristentages, tomo II, Munich 1974, G 4, así como por Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein,
Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, 2.a edición, Observación preliminar A VI (pág. 79).

31
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

mendable si lo que interesa es una teoría referida al derecho positivo. A las 1. SOBRE LA POLÉMICA ACERCA DEL CONCEPTO DE NORMA
formulaciones del catálogo de derechos fundamentales se adscriben nor-
mas a las que no corresponde directamente ningún derecho subjetivo. Si No es sorprendente que se mantenga aún la discusión acerca del con-
esta adscripción es o no correcta, es un problema de interpretación del de- cepto de norma, en cuanto concepto básico de la teoría del derecho. Toda
recho positivo que no puede ser resuelto mediante una definición. Una de- definición de este concepto incluye decisiones sobre el objeto y el méto-
finición según la cual, sólo son normas de derechos fundamentales las nor- do, es decir, sobre el carácter de esta disciplina. Así, se habla de algo di-
mas que confieren derechos subjetivos, podría tener como consecuencia ferente y hay que fundamentar de una manera diferente las opiniones que
que haya normas que, a pesar de haber sido establecidas por formulaciones se expresen al respecto, según se entienda por norma el «sentido (objeti-
del catálogo de los derechos fundamentales, no podrían ser llamadas «nor- vo, R. A.) de un acto mediante el cual se ordena, prohibe o permite y, es-
mas de derecho fundamental». Esta terminología parece inadecuada. Por pecialmente, se autoriza una conducta»4 o una «expectativa de comporta-
ello, es aconsejable tratar el concepto de norma de derecho fundamental miento estabilizada contrafácticamente»5, un imperativo6 o un modelo de
como un concepto que pueda ser más amplio que el de derecho fundamen- comportamiento que o se realiza o, en caso de de que no se realice, tiene
tal. Esto, y el hecho de que toda afirmación acerca de la existencia de un como consecuencia una reacción social7, una expresión de una determi-
derecho fundamental presupone la validez de la norma de derecho funda- nada forma8 o una regla social9. Los problemas que esta enumeración in-
mental que atribuye este derecho, justifican comenzar con el análisis del sinúa tienen —aunque en diferente medida— importancia para las consi-
concepto de norma de derecho fundamental2. deraciones que aquí hay que formular. Por otra parte, estos problemas no
constituyen el tema de las mismas. Esto sugiere la conveniencia de bus-
car un modelo de norma que, por una parte, sea lo suficientemente fuerte
I. SOBRE EL CONCEPTO DE NORMA como para constituir la base de ulteriores consideraciones, y por otra, lo
suficientemente débil como para ser conciliable con el mayor número
Las normas de derecho fundamental son normas. Por lo tanto, todos posible de decisiones que haya que adoptar dentro del ámbito de los pro-
los problemas del concepto de norma son comunes al concepto de norma blemas que se han mencionado. Estas exigencias las satisface un modelo
de derecho fundamental. El concepto de norma es uno de los conceptos semántico, que sea conciliable con las más diferentes tesis de la teoría de
básicos de la teoría del derecho, si es que no es el concepto básico por la validez.
excelencia de esta ciencia. Esto no significa que el uso de la expresión
«norma» se limite a la teoría del derecho. Esta expresión —al igual que
otras similares, como, por ejemplo, «regla», «mandato» o «prescrip-
ción»— tienen un lugar propio en el lenguaje ordinario y en otras cien- 2. EL CONCEPTO SEMÁNTICO DE NORMA
cias tales como la sociología, la etnología, la filosofía moral y la lingüís-
tica. La utilización de la expresión «norma» en todos estos ámbitos se ca- El punto de partida de este modelo lo constituye la distinción entre
racteriza por el hecho de que esta expresión se usa con diferentes norma y enunciado normativo10. Un ejemplo de enunciado normativo es
significados3, en casi todos estos significados es vaga y, cuando se saca el siguiente:
de su uso obvio, se produce siempre una polémica interminable.
4
H. Kelsen, Reine Rechtslelhre, pág. 5.
5
2
N. Luhmann, Rechtssoziologie, tomo 1, Reinbek 1972, pág. 43.
6
De esta manera, no se toma posición con respecto al problema clásico de si ha de dar- J. Austin, Lectures on Jurisprudence, tomo 1, 4.a edición, Londres 1873, pág. 98.
7
se prioridad al derecho o al deber, es decir, a la norma objetiva o al derecho subjetivo. En Th. Geiger, Vorstudien zu einer Soziologie des Rechts, 2.a edición, Neuwied/Berlín
este problema se trata primariamente de preguntas sustanciales. Cfr. al respecto J. Finnis, 1964, pág. 61 s.,68ss.
8
Natural Law and Natural Rights, Oxford 1980, págs. 205 ss. J. Wróblewski, «The Problem of the Meaning of the Legal Norm» en: Id., Meaning
3
Una impresionante exposición tanto de la diversidad de la terminología como de la and Truth in Judicial Decisión, Helsinki 1979, pág. 15.
9
diversidad de significados en la sociología, con ella vinculada, se encuentra en R. Laut- H. L. A. Hart, The Concept ofLaw, Oxford 1961, págs. 54 ss.
mann, Wert und Norm. Begrijfsanalysen jur die Soziologie, 2.a edición, Opladen 1971, 10
En realidad, numerosos autores llevan a cabo esta distinción. Sin embargo, la termi-
págs. 54 ss. Uno de los intentos de sistematización más fecundos es el presentado por G. H. nología varía considerablemente y existe una serie de diferencias en lo que concierne tanto
v. Wright, Norm and Action, Londres 1963, págs. 1-16. a la fundamentación de la distinción como a las consecuencias que de ella se extraen. La

32 33
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

(1) Ningún alemán puede ser extraditado al extranjero (artícu- (1') Está prohibido extraditar alemanes al extranjero
lo 16 párrafo 2 frase 1 de la Ley Fundamental alemana). o por
Este enunciado expresa la norma según la cual, está prohibida la ex- (1") Los alemanes no pueden ser extraditados al extranjero
tradición de alemanes al extranjero. El enunciado «Ningún alemán puede o por medio de un enunciado en otro idioma. Es relativamente fácil
ser extraditado al extranjero» significa que está prohibida la extradición reconocer que estos enunciados expresan normas, por cuanto ellas
de alemanes al extranjero. Una norma es, pues, el significado de un contienen expresiones tales como «prohibido» y «no pueden». Sin
enunciado normativo". embargo, las normas pueden también ser expresadas sin recurrir a ta-
El hecho de que la misma norma pueda ser expresada por medio de les términos. Ejemplos al respecto ofrecen ciertas formulaciones del
diferentes enunciados normativos, pone de manifiesto que hay que dis- Código Penal, como, por ejemplo, la del 223 párrafo 1 del Código Pe-
tinguir entre enunciado normativo y norma. De este modo, la norma se- nal Alemán: «Quien maltrate a otro físicamente o le cause un daño en
gún la cual, está prohibida la extradición de alemanes al extranjero po- su salud, será castigado con prisión de hasta tres años o con multa».
dría ser expresada, en lugar de mediante (1), por medio de: Con esta formulación, tal como resulta del contexto, no se dice que
algo es el caso sino que algo debe ser el caso. También la norma se-
terminología aquí elegida coincide con la de C. y O. Weinberger (cfr. C./O. Weinberger, gún la cual está prohibida la extradición de un alemán al extranjero
Logik, Semantik, Hermeneutik, Munich 1979, págs. 20, 108). Ross distingue entre la «lin- podría expresarse mediante una formulación de este tipo, por ejem-
guisticform which expresses a directive» y la «directive» (A. Ross, Directives and Norms, plo, por medio de:
Londres 1968, págs. 34 ss.). La «directive» es lo que aquí es llamado «norma». Como ha-
brá de exponerse más adelante, Ross entiende por «norm» algo diferente. Según H. J. (1IM) Los alemanes no serán extraditados al extranjero.
Wolff, la expresión «norma» denota «el contenido (sentido) imperativo expresado en un
"enunciado jurídico"» (H. J. Wolff/O. Bachof, Verwaltunrgsrecht I, 9.a edición, Munich Hay que mencionar, además, que las normas pueden ser expresadas
1974, pág. 115). G. H. v. Wright habla de «normformulation» y «norm» pero, desde luego, también sin recurrir a enunciados, por ejemplo, por medio de las señales
ello no coincide con la tesis aquí sostenida acerca de la relación entre enunciado normativo luminosas de un semáforo.
y norma (G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 93 s.). Rottleuthner recoge la terminolo- Esto pone de manifiesto que el concepto de norma es un concepto
gía de v. Wright y habla de «formulación de norma» y «norma» (H. Rottleuthner, primario, en relación con el concepto de enunciado normativo12. Por ello,
Rechtstheorie und Rechtssoziologie, pág. 42). Rottleuthner usa la expresión «enunciado
normativo», siguiendo a Kelsen, para enunciados sobre la validez de una norma. Kelsen no es aconsejable buscar los criterios para la identificación de las normas
llama a tales enunciados «enunciados jurídicos» y los contrapone a las «normas jurídicas» en el nivel del enunciado normativo sino en el de la norma. Un criterio
(H. Kelsen, Reine Rechtslehre, pág. 73). Kelsen utiliza la expresión «norma» de una mane- semejante puede formularse con la ayuda de las modalidades deónticas,
ra diferente a la que aquí se propone porque, según él, algo es una norma sólo si tiene «el de las cuales, aquí deben mencionarse tan sólo las modalidades deónticas
sentido objetivo del deber ser», lo que según Kelsen significa que puede ser referida a una básicas del mandato, la prohibición y el permiso. Más adelante se expon-
norma fundamental que fundamenta una validez objetiva (Kelsen, op. cit., págs. 7 s.). Pero drá qué ha de entenderse exactamente por modalidades deónticas, cuán-
aun prescindiendo de esto, es difícil la inclusión de la concepción de Kelsen en el modelo
que aquí se utiliza. Según Kelsen, la norma es el «sentido de un querer, de un acto de volun- tas hay, cuál es su estructura y cuáles son sus relaciones recíprocas. Para
tad» (Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, Viena 1979, pág. 2; cfr. además, Id., Reine aclarar el asunto que aquí interesa, basta recurrir a la modalidad de la
Rechtslehre, págs. 4 ss.) lo que parece ser muy diferente al sentido o al significado de un prohibición usada con reiteración en el ejemplo. Si se utiliza esta modali-
enunciado. Kelsen caracteriza el sentido de un acto de voluntad de la siguiente manera: dad, puede decirse que el enunciado «Los alemanes no serán extradita-
«que el otro debe comportarse de una determinada manera» (Kelsen, Allgemeine Theorie dos al extranjero» (l"f) expresa una norma y, por lo tanto, es un enuncia-
der Normen, pág. 31). En este sentido, dice: «mediante la palabra "norma" se quiere decir
que algo debe ser o suceder, especialmente que una persona debe comportarse de determi- do normativo, pues expresa la prohibición de extraditar alemanes al ex-
nada manera» (Kelsen, Reine Rechtslehre, pág. 4). Sin embargo, justamente esto se entien- tranjero.
de aquí también como «norma». Por ello, prescindiendo de los elementos mentales (volun- Esto conduce al interrogante de qué es una prohibición y cómo puede
tad, acto de voluntad), parece existir una estrecha relación entre el modelo aquí utilizado y reconocerse si un enunciado como el que aquí se presenta, expresa una
la concepción de Kelsen.
11
Así también C./O. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, págs. 20, 108, así
como, con respecto a la «linguistic form which expresses a directive» y la «directive», A.
Ross, Directives and Norms, pág. 34. 12
Cfr. al respecto G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 102 s.

34 35
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

prohibición. A la primera pregunta pueden darse respuestas tales como una norma. Esta forma de expresar una norma que hay que destacar, se
aquella según la cual, una prohibición es la negación de un permiso. da, por ejemplo, cuando la norma según la cual está prohibido extraditar
Pero, ¿qué es un permiso? Si la respuesta es que el permiso es la nega- a los alemanes al extranjero se expresa por medio de enunciados tales
ción de la prohibición, se objetará que nos movemos en círculo. Esta ob- como «Ningún alemán puede ser extraditado al extranjero» (1), «Está
jeción puede vincularse fácilmente con aquella que aduce que si no es prohibido extraditar alemanes al extranjero» (T) o «Los alemanes no
posible dar una respuesta mejor a la pregunta qué es una prohibición, en- pueden ser extraditados al extranjero» (1"). Enunciados de este tipo se
tonces este concepto tampoco puede utilizarse para explicar el concepto caracterizan porque en ellos se utilizan expresiones deónticas como
de norma. A ello cabe oponer el argumento de que la exigencia de dar «puede», «prohibido» y «deben». Por ello, serán llamados «enunciados
una definición de cada concepto mediante otro, conduce a un regreso al deónticos»*4.
infinito y, por consiguiente, no puede ser satisfecha. Por lo tanto, si ha de La expresión «tiene un derecho a...» es también una expresión deón-
decirse algo, hay que partir de conceptos que en el sistema de conceptos tica15. Giros tales como «tiene un derecho a...» expresan, como habrá de
presupuesto, no sean definidos por otros. Esto no significa que en el cam- exponerse más adelante, modalidades deónticas complejas. Por ello, el
po de los conceptos básicos impere la arbitrariedad. Se intentará mostrar enunciado normativo «Todos los alemanes tienen el derecho a constituir
que los conceptos deónticos básicos aquí utilizados se encuentran recí- asociaciones y sociedades» (artículo 9 párrafo 1 LF) es también un enun-
procamente en un orden bien definido. Habrá que examinar, igualmente, ciado deóntico. En cambio, no son enunciados deónticos enunciados im-
si con su ayuda es posible reproducir adecuadamente la estructura del perativos tales como «¡Jamás será extraditado un alemán al extranjero!»
lenguaje del derecho. Además, estos conceptos tienen que demostrar su o enunciados indicativos sin expresiones deónticas como «Los alemanes
utilidad en el sentido de que, sobre su base, sea posible elaborar una teo- no serán extraditados al extranjero» (l m ). Cuando tales enunciados ex-
ría fecunda de los derechos fundamentales. presan normas, pueden ser transformados en enunciados deónticos que
A la segunda pregunta, es decir, cómo puede reconocerse si un enun- expresan la misma norma. No todo enunciado normativo es un enuncia-
ciado, por ejemplo, un enunciado en indicativo en un Código Penal, ex- do deóntico, pero todo enunciado normativo puede ser transformado en
presa una norma, hay que responder que ello puede hacerse con ayuda de un enunciado deóntico. Esto tiene una importancia que no puede subesti-
su contexto. Por «contexto» habrá de entenderse tanto los enunciados marse porque es posible construir formas standard de enunciados deónti-
que se encuentran en conexión con este enunciado, como su uso, es decir, cos, que permiten reconocer la estructura de las normas que ellos expre-
las circunstancias y las reglas de su utilización. El que, de esta manera, san. Las formas standard de los enunciados deónticos son el último esca-
sea indispensable recurrir a criterios pragmáticos para identificar a algo lón antes de la presentación de la estructura lógica de las normas en un
como una norma, en nada cambia el hecho, de que lo que hay que identi- lenguaje formalizado.
ficar es una entidad semántica, es decir, un contenido de significado que La relación entre enunciado normativo y norma guarda correspon-
incluye una modalidad deóntica13. dencia con la que existe entre enunciado proposicional y proposición16.
Toda norma puede ser expresada por medio de un enunciado norma-
tivo. Como se ha mostrado, hay diferentes formas de expresar una nor- 14
Con respecto a esta expresión, cfr. G. H. v. Wright, Norm and Action, pág. 96. Hay
ma. Es conveniente destacar una de entre las diversas formas de expresar que subrayar que los enunciados deónticos no son algo diferente de los enunciados norma-
tivos, sino una clase parcial de los enunciados normativos. Todos los enunciados deónticos
13
son enunciados normativos, pero no todos los enunciados normativos son enunciados
En este contexto, Ross dice que así como los enunciados contienen un elemento es- deónticos. C. y O. Weinberger utilizan la expresión «enunciado deóntico» con un significa-
pecífico indicativo «so it is», las directivas incluyen un «specific directive element "so it do totalmente distinto. Allí se utiliza como enunciado proposicional acerca de sistemas
ought to be"» (A. Ross, Directive andNorms, págs. 13, 34). Haré llama a estos elementos, normativos, es decir, lo que más abajo será llamado «enunciado de afirmación sobre una
en desarrollo de su conocida distinción entre néustica (neustic) y frástica (phrastic) (R. M. norma» (cfr. CIO. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, págs. 99, 111 s.). Más aba-
Haré, The Language of Moráis, Londres/Oxford/Nueva York 1952, pág. 18), como trópica jo, en vez de la expresión «deóntico» será utilizada —como contrapartida lingüística a ex-
(tropic), que pertenece a lo que se dice y no, como la néustica, a lo que se hace (R. M. Haré presiones como «axiológico»— a veces la expresión «deontológico».
15
«Meaning and Speech Acts» en Id., Practical Inferences, Londres/Basingstoke 1971, Cfr. al respecto A. Ross, Directives andNorms, pág. 36.
16
pág. 90; cfr. al respecto R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, pág. 83 ss.). Lo Esta correspondencia estructural es elaborada muy cuidadosamente por Ross quien,
que aquí se llama «modalidad deóntica» pertenece a aquello que Haré llama «trópica» y co- sin embargo, en lugar de «norma» (norm) habla de «directiva». Cfr. A. Ross, Directives
rresponde a aquello que Ross llama el «specific directive element "so it ought to be "». andNorms, págs. 9 ss., 34 ss. Además, CIO. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik,

36 37
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

En lugar de «proposición», el significado de un enunciado proposicional Ross. Según Ross, una norma es «a directive which corresponds to certain
es llamado también «pensamiento (Gedanke)»17 o «proposition»™. Por lo social facts in such a way that the pattern ofbehaviour expressed in the
general, se considera que la diferencia decisiva entre enunciados norma- norm (1) is in general followed by members ofthe society; and (2) isfelt
tivos y normas por una parte, y enunciados proposicionales y proposicio- by them as binding (valid)»21 [una directriz que corresponde a cierto hecho
nes, por otra, reside en que, con respecto a las proposiciones y a los social de tal forma que el curso de comportamiento expresado en la norma
enunciados proposicionales, tiene sentido decir que son verdaderos o fal- (1) es seguido en general por los miembros de la sociedad; y (2) es consi-
sos mientras que esto no puede decirse de las normas o de los enunciados derado por ellos como vinculante (válido)]. Por «directive» [directriz] en-
normativos19. Aquí debe evitarse una suposición semejante, relativa a la tiende Ross lo que aquí se entiende por «norma». La incorporación de ele-
teoría de la verdad. Para aprehender la diferencia, basta decir que, con mentos de la teoría de la validez —en este caso, de elementos fácticos—
los enunciados proposicionales se expresa que algo es el caso, mientras sería necesaria para poder decir que «certain norms actually exist, or are
que con los enunciados normativos se expresa que algo está ordenado, in forcé» [ciertas normas existen realmente, o están en vigor]22. La defini-
prohibido, etc. Si se vinculan las diferentes modalidades deónticas con el ción de Ross apunta por encima del blanco. No sólo permite hablar de la
concepto de deber ser20, puede decirse que con los enunciados proposi- existencia o de la validez de una norma, sino que lo hace necesario dado
cionales se expresa que algo es el caso, mientras que con los enunciados que, según esta definición, sólo las normas válidas o existentes son nor-
normativos, que algo debe ser el caso. mas. Si existe un interés en hablar de la validez o de la existencia de una
La analogía presentada entre enunciado normativo y norma, por una norma —y este interés de hecho existe— existe entonces también un inte-
parte, y enunciado proposicional y proposición, por otra, se expresa a rés en hablar de la invalidez y de la inexistencia de una norma. Pero, en-
menudo en la terminología. Esto sucede, por ejemplo, cuando en vez de tonces, el concepto de norma no puede ser definido de una manera tal que
las cuatro expresiones aquí mencionadas, se utilizan las expresiones ya presuponga la validez o la existencia. Así como es posible «expresar un
«enunciado normativo», «proposición normativa», «enunciado empíri- pensamiento sin suponerlo verdadero»23, así también tiene que ser posible
co», «proposición empírica». También aquí, ocasionalmente, se usarán expresar una norma sin clasificarla como válida.
estas expresiones. Despojar al concepto de norma de elementos de la teoría de la vali-
dez tiene, a primera vista, el inconveniente de que se puebla enormemen-
te el universo de las normas. Cualquiera puede expresar cualquier núme-
3. LA SEPARACIÓN ENTRE LAS PREGUNTAS SEMÁNTICAS Y LAS PREGUNTAS ro de normas con cualquier contenido. Sin embargo, esto no plantea pro-
ATINENTES A LA TEORÍA DE LA VALIDEZ blemas realmente serios. En el fondo, no hay diferencia entre si, para
constatar que algo es una norma, se pregunta ya si satisface un determi-
La concepción semántica del concepto de norma aquí expuesta distin- nado criterio de validez, o si, para constatar si algo es una norma válida,
gue estrictamente entre el concepto de norma y el concepto de su validez. se pregunta primero si es una norma y luego si satisface un determinado
Un ejemplo de una definición del concepto de norma que no distingue en- criterio de validez. No obstante, se plantearía una objeción de más peso,
tre los elementos semánticos y los de la teoría de la validez es la de Alf si se adujese que el concepto semántico de norma responde peor al len-
guaje ordinario y/o al lenguaje técnico del derecho que un concepto enri-
págs. 19 s., así como H. J. Wolff en H. J. Wolff/O. Bachof, Verwaltungsrecht I, pág. 115, se- quecido con elementos de la teoría de la validez. En una serie de casos
gún el cual la distinción entre norma y enunciado normativo corresponde a la que existe en- esto es así. Así, por ejemplo, la manifestación del asaltante de un banco:
tre «juicio lógico» y «enunciado lógico». Para una crítica a la aceptación de una correspon- «¡No me dé ninguna moneda!», difícilmente puede considerarse en el
dencia estructural, cfr. G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 93 ss.
17
Así G. Frege, «Der Gedanke. Eine logische Untersuchung» en: Id., Logische Unter- lenguaje ordinario como la expresión de una norma24. Por otra parte, hay
suchungen, Gotinga 1966, pág. 33, quien además habla de «significado» en lugar de «senti-
do». Weinberger habla de las normas como pensamientos; cfr. O. Weinberger, Logische
Analyse in der Jurisprudenz, Berlín 1979, pág. 97: «La norma es un pensamiento». 21
18
A. Ross, Directives and Norms, pág. 93.
22
R. Carnap, Meaning and Necessity, Chicago 1947, pág. 27. Ibídem, pág. 79.
19 23
G. Frege, op. cit., pág. 34 (haciendo referencia a los enunciados de órdenes); C./O. G. Frege, «Der Gedanke», pág. 35.
Weinberger, op. cit., pág. 20. 24
20
En este caso, el modelo de Kelsen según el cual una manifestación semejante, debi-
Cfr., por ejemplo, H. Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, pág. 77. do a la falta de competencia del asaltante del banco, tiene sólo «subjetivamente el sentido

38 39
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

una cantidad de manifestaciones con las que el concepto semántico de 4. L A VINCULACIÓN ENTRE LAS PREGUNTAS SEMÁNTICAS Y LAS
norma guarda una mejor correspondencia. Si por «norma» se entiende DE LA TEORÍA DE LA VALIDEZ
sólo norma válida, entonces un enunciado tan simple como «esta norma
ya no es válida» sería contradictorio. También plantean dificultades Otra fortaleza del concepto semántico de norma consiste en que no
enunciados tales como «esta norma debería ser válida». Además, hay que sólo es compatible con teorías de la validez del más diferente tipo, sino
apuntar que en el caso del asaltante del banco, no son sólo razones de la que también es presupuesto por ellas. Por teoría de la validez debe enten-
teoría de la validez las que hacen que se dude en utilizar la expresión derse una teoría que proporciona criterios para saber cuándo una norma
«norma», sino también la estructura lógica de lo que se expresa. El len- es válida. La estructura formal del núcleo de las diferentes teorías de la
guaje ordinario se resiste a designar como «normas» a las normas indivi- validez puede simplificarse y presentarse de la siguiente manera: Si, en
duales25 tales como las que se expresan en una sentencia judicial. Si el relación con una norma N, se satisfacen los criterios C b ..., Cn, entonces
asaltante del banco hubiera dicho: «¡El primero de cada mes hay que te- N es válida. Según el tipo de los criterios, pueden distinguirse diferentes
ner los billetes listos en la ventanilla!», habría menos reparos en hablar tipos de teorías de la validez. En la medida en que se introducen hechos
de una norma (no válida). En general, puede decirse que la objeción de la sociales, como por ejemplo, la obediencia habitual, vinculada con un
no coincidencia con el lenguaje ordinario y con el lenguaje técnico del sentimiento de obligatoriedad27 o la alternativa que se plantea entre la
derecho no se refiere tanto al aspecto de la teoría de la validez, como a la obediencia o la aplicación de una sanción en caso de desobediencia28, se
inclusión en el concepto de norma de ciertas normas con determinada es- trata de una teoría sociológica de la validez. En la medida en que se men-
tructura lógica, tales como las normas individuales. El lenguaje ordinario ciona la expedición de la norma por parte de una autoridad habilitada por
y el lenguaje técnico existente son importantes pero, en modo alguno, una norma de grado superior29, puede hablarse de una «teoría jurídica»
son criterios decisivos para la formación de los conceptos científicos. Lo de la validez. En la medida en que se considere como fundamento de va-
decisivo es su funcionalidad. El concepto semántico de norma no es des- lidez un fundamento moral, por ejemplo, «una ley natural»30, se estará
de luego igualmente adecuado para todos los fines pero, cuando se trata frente a una teoría ética de la validez31. Aquí no necesitan interesar los
de problemas de la dogmática jurídica y de la aplicación del derecho, es múltiples problemas de las teorías de la validez que pueden subsumirse
más adecuado que cualquier otro concepto de norma. En estos ámbitos se bajo estos tres conceptos32. Lo único que cabe señalar es que el concepto
trata de problemas tales como si dos normas son lógicamente compati-
bles, qué es lo que se sigue de una norma, cómo debe interpretarse y apli- 27
carse, si es válida y, a veces, también si debería ser válida, cuando no lo Cfr. A. Ross, Directives andNorms, págs. 82 ss., 93.
28
es. Justamente para estos asuntos resulta muy adecuado el concepto se- Cfr. Th. Geiger, Vorstudien zu einer Soziologie des Rechts, págs. 68 ss.
29
Cfr. H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 200 ss.
mántico de norma26. 30
Cfr. I. Kant, Metaphysik der Sitien en: Kant's gesammelte Schriften, edición de la Kóni-
glich Preussische Akademie der Wissenschaften, tomo VI, Berlín 1907/14, pág. 224.
31
Con respecto a la triple clasificación del concepto de validez en un concepto socio-
lógico, uno jurídico y otro ético, cfr. R. Dreier, Recht - Moral - Ideologie, págs. 194 ss., así
como: J. Wróblewski, «Three Concepts of Validity of Law» en Tídskrift, utgiven avJuri-
diska Fóreningen i Finland, 1982, págs. 408 ss., quien distingue entre validez sistémica,
fáctica y axiológica.
32
Merece especial mención el problema de si, desde el punto de vista de las catego-
de un deber ser» pero no objetivamente y, por ello, no es una norma (H. Kelsen, Reine rías, los tres conceptos de validez presentados se encuentran todos en un mismo nivel. El
Rechtslehre, págs. 8 s.), responde mejor al lenguaje ordinario que el modelo semántico. concepto jurídico de validez plantea esta pregunta. Según este concepto, la validez de una
También Ross considera que el asaltante del banco no expresa ninguna norma. Fundamenta norma se basa en la validez de otra norma de rango superior en el orden escalonado del sis-
esta posición afirmando que sólo se trata de un acontecimiento transitorio (A. Ross, Direc- tema jurídico que atribuye una competencia para la creación de aquella norma. Si uno se
tives andNorms, pág. 80). pregunta por la validez de la norma que atribuye la competencia, hay que recurrir a otra
25
Con respecto al concepto de norma individual, cfr. A. Ross, Directives and Norms, norma superior, y así sucesivamente. Como este procedimiento no puede continuarse inde-
págs. 106 ss; H. Kelsen, Reine Rechtslehre, pág. 20. finidamente, este regreso tiene que terminar en una norma fundamental, cualesquiera que
26
Cfr. al respecto H. Yoshino, «Zur Anwendwarkeit der Logik auf Rechtsnormen» en sean sus características. Si no se quiere considerar a esta norma fundamental como una
Die Reine Rechtslehre in wissenschaftlicher Diskussion, Schriftenreihe des Hans Kel- mera condición lógico-trascendental o ficticia de la validez (cfr. H. Kelsen, Reine
sen-Instituts, tomo 7, Viena 1982, págs. 146 ss. Rechtslehre, págs. 204 ss.: «presupuesto lógico-trascendental»; Id., Allgemeine Theorie

40 41
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

semántico de norma no presupone ninguna de estas teorías ni tampoco de, otorgar un permiso, es decir, expedir una norma, como en el caso que
las excluye. No obstante, para poder decir que algo es válido, cada una se trate de estacionar en un terreno de su propiedad34. Qué es aquello que
de estas teorías tiene que contar con algo de lo cual pueda predicarse esto se hace, es algo que sólo puede establecerse sobre la base de las circuns-
y, para ello, lo más adecuado es la norma en el sentido del concepto se- tancias de la expresión. Supongamos que se trata de una información.
mántico de norma. Entonces, el enunciado expresado ha de entenderse como una proposi-
ción acerca de qué es lo que está permitido dentro del marco del orden
jurídico válido, es decir, acerca de qué norma es válida. Los enunciados
5. AFIRMACIONES SOBRE NORMAS Y EXPEDICIÓN DE NORMAS que se formulan para expresar qué normas son válidas serán llamados
«enunciados de validez normativa». Con tales enunciados se dirán cosas
Hasta ahora sólo se han tratado las normas y los enunciados que las diferentes, según cuál sea el criterio de validez presupuesto. Por regla ge-
expresan, es decir, los enunciados normativos. De ambos hay que distin- neral, en casos como los mencionados, no se trata del cumplimiento efec-
guir tanto la afirmación sobre la validez de una norma como la expedi- tivo ni de la sanción de la regulación acerca del estacionamiento, así
ción de una norma. Quien afirma que una norma es válida o expide una como tampoco de lo que está ordenado o permitido, de acuerdo con crite-
norma realiza una acción. Es posible llamar a tales acciones, de acuerdo rios racionales, sino de lo que se ha estatuido en relación con el problema
con J. L. Austin, «actos de habla»33. Cuando se observan los actos relati- del estacionamiento dentro del orden jurídico presupuesto y, en general,
vos a las afirmaciones sobre las normas y a la expedición de las normas, eficaz. Los enunciados de validez normativa de este tipo tienen valores
se abandona el nivel de la semántica y se ingresa en el de la pragmática. de verdad, es decir, son verdaderos o falsos35.
A menudo es difícil reconocer si se ha ejecutado un acto de afirma-
ción sobre una norma o un acto de expedición de una norma, si se tienen 34
en cuenta sólo las expresiones utilizadas. Quien a la pregunta: «¿Puedo Cfr. al respecto, G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 104 s.
35
En lugar de enunciados de validez normativa, Kelsen utiliza la expresión «enuncia-
estacionar aquí?» responde «Usted puede estacionar aquí», puede hacer do jurídico» (H. Kelsen, Reine Rechtslehre, pág. 73). Aquí, la expresión «enunciado jurídi-
cosas muy diferentes. Puede informar a quien pregunta acerca de la si- co» se reservará para aquellos enunciados normativos que expresan normas jurídicas. Se-
tuación jurídica, es decir, acerca de una norma válida, pero también pue- gún Kelsen, los enunciados de validez normativa, susceptibles de verdad o falsedad y refe-
ridos a la validez jurídica, son los enunciados de la ciencia del derecho dado que, según su
concepción, la ciencia del derecho tiene que limitarse a la descripción del derecho {loe. cit.,
pág. 75). Efectivamente, como habrá de indicarse en seguida en el texto, en la ciencia del
der Normen, págs. 206 s.: «norma ficticia»), para lo que pueden aducirse una serie de razo- derecho aparecen también enunciados de validez normativa que, en este sentido, no son
nes (cfr. R. Dreier, «Bemerkungen zur Rechtserkenntnistheorie» en Rechtstheorie, Beiheft susceptibles de verdad o falsedad. Habrá que exponer que aparecen con razón.
1 (1979), págs. 95 ss.; A. Peczenik, «On the Nature and Function of the Grundnorm» en De los enunciados de validez normativa acerca de lo que es jurídicamente válido, hay
Rechtstheorie, Beiheft 2 (1981), págs. 279 ss.), queda sólo una fundamentación de la nor- que distinguir los enunciados de validez normativa acerca de lo que es socialmente válido.
ma fundamental dentro del marco de un concepto de validez sociológico o ético. No obs- Un enunciado semejante se presentaría si en el caso del estacionamiento existiera efectiva-
tante, de esta manera, se reduce el significado del concepto de validez jurídica, dado que se mente una prohibición de estacionar pero, se respondiera: «Aquí puede estacionar tranqui-
refiere a la validez de las normas en un sistema normativo, normas que han sido creadas en lamente» junto con la observación: «Todos lo hacemos y la policía pasa diariamente por
razón de otras normas que atribuyen competencias para crear normas. Tales normas, crea- aquí sin decir nada.»
das sobre la base de normas, son ciertamente una característica típica de los sistemas jurídi- Las divisiones aquí realizadas son bastante bastas. No se llevarán a cabo otras. Ellas
cos modernos, pero existen también en sistemas normativos que no son sistemas jurídicos. podrían referirse, por ejemplo, a si una persona dotada de competencia jurídica para el caso
Esto podría sugerir la conveniencia de hablar, en vez de tres, sólo de dos conceptos de vali- en cuestión (un juez, un funcionario policial) o una persona sin competencia jurídica usa la
dez, uno sociológico y otro ético, y de distinguir, dentro del marco de cada uno de estos expresión o si un particular informa neutralmente con su expresión o expresa la expectativa
conceptos de validez, entre una fundamentación de validez inmediata y otra mediata, es de- o la exigencia del cumplimiento de la norma. Habría argumentos para suponer que en todos
cir, referida a normas de competencia. Que, sin embargo, se mantenga la división tripartita, estos casos existe una afirmación acerca de la existencia de una norma y, en algunos de
se justifica por el hecho de que, en la teoría del derecho, la referencia a hechos sociales y a ellos, para cualificarlas especialmente o vincularlas con algún otro acto lingüístico.
razones morales pasa a segundo plano, frente a la fundamentación basada en la referencia a De las afirmaciones acerca de la existencia de normas consideradas hasta ahora que,
la creación de normas de acuerdo con el ordenamiento jurídico y la referencia a la compati- por ejemplo, cuando aparecen dentro del marco de un manual de derecho, pueden ser reali-
bilidad material con normas de rango superior. zadas a través de la reproducción del enunciado normativo, hay que distinguir las afirma-
33
Cfr. J. L. Austin, How to do Things with Words, Londres/Oxford/Nueva York 1962, ciones explícitas acerca de la validez. Los enunciados expresados en ellos tienen una forma
así como J. R. Searle, Speech Acts, Cambridge 1969. Para una exposición sucinta de la teo- tal como «En la sociedad S (en el orden jurídico O) vale en el tiempo t la norma M> (cfr. H.
ría de los actos de habla, cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 77 ss. Rottleuthner, Rechtstheorie und Rechtssoziologie, pág. 47). En el sentido de estos enuncia-

42 43
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

Los enunciados de validez normativa del tipo aquí presentado no cias de ocupación diesen su autorización el 12 de mayo de 1949, la Ley
plantean dificultades fundamentales. Los problemas surgen sólo si se Fundamental fue aceptada por los representantes nacionales de diez de
presupone un concepto ético de la validez o, lo que es más plausible, si se los once Estados federados, en la semana del 16 al 22 de mayo de 1949,
incluyen criterios morales en el concepto jurídico de validez. Estos pro- y, después de que el Consejo Parlamentario constara esta aprobación el
blemas son similares a los que plantean las afirmaciones interpretativas, 23 de mayo de 1949, fue expedida y promulgada por este Consejo, repre-
que pueden considerarse como un subconjunto de los enunciados de vali- sentado por su Presidente. Actos de expedición de normas de este tipo no
dez normativa. forman parte de los actos que la jurisprudencia lleva a cabo o debe llevar
¿Qué estatus tiene, por ejemplo, una afirmación según la cual «espe- a cabo. En cambio, las afirmaciones acerca de actos de expedición de
cialmente los derechos de libertad garantizados en el artículo 2 de la LF normas o los enunciados sobre expedición de normas11 que se expresan
(libre desarrollo de la personalidad), artículo 5 de la LF (libertad de for- mediante dichas afirmaciones, juegan en ella un papel importante como
mación y expresión de la opinión), artículo 12 de la LF (libertad de pro- argumentos para las afirmaciones atinentes a la validez de las normas.
fesión) incluyen también dentro de su contenido al derecho a la educa- Sin embargo, en el ámbito de la dogmática de los derechos fundamenta-
ción y al perfeccionamiento educativo»?36 Este enunciado se diferencia les, tales enunciados tienen una importancia secundaria. Puede presupo-
en algunos aspectos esenciales del enunciado sobre el estacionamiento, nerse que las normas que se expidieron por medio del mencionado acto
antes mencionado. Sin embargo, también debe considerarse como una de expedición normativa, son válidas.
afirmación de validez normativa. Desde luego, las razones que pueden
aducirse a favor (o en contra) de esta afirmación son de un tipo diferente
a las del caso del estacionamiento. Aquí no basta con referirse a los actos II. LA NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL
de expedición de las normas o a otros hechos empíricos. Para obtener
una fündamentación completa (sea ésta correcta o no) del enunciado Hasta aquí se ha hablado de normas en general. Ahora hay que pre-
acerca del derecho a la educación y al perfeccionamiento educativo, se guntar qué son las normas de derecho fundamental o iusfundamentales.
necesitan proposiciones normativas que no derivan ni del material autori- Esta pregunta puede plantearse en abstracto o en concreto. Se plantea en
tativo que hay que presuponer ni de constataciones empíricas. Sin embar- abstracto cuando se pregunta: ¿con base en qué criterios una norma pue-
go, esto no modifica en nada el carácter del enunciado como enunciado de ser identificada como norma de derecho fundamental, independiente-
de validez normativa ni de la afirmación como afirmación de validez mente de su pertenencia a un determinado orden jurídico o Constitución?
normativa. Así como es posible calificar los enunciados normativos Se plantea en concreto cuando se pregunta cuáles normas de un determi-
como enunciados sobre normas válidas, sobre la base de diferentes crite- nado orden jurídico o de una determinada Constitución son normas de
rios de validez, así también en las afirmaciones de validez normativa derecho fundamental y cuáles no. En esta investigación se trata de una
pueden presuponerse diferentes criterios de corrección. teoría de los derechos fundamentales de la Ley Fundamental. Por ello,
Ya se ha señalado que con al expresar un enunciado tal como «Usted habrá que plantear la segunda pregunta, en la versión que se refiere a las
puede estacionar aquí», puede ejecutarse no sólo un acto de afirmación normas de una determinada Constitución, es decir, en nuestro caso, de la
sobre una norma sino también de expedición de norma. La expedición de Ley Fundamental.
una norma puede ser de varios tipos. Un caso de expedición de una nor- Puede pensarse en la siguiente respuesta simple: las normas de dere-
ma, tan simple como el caso del estacionamiento, ocurre, por ejemplo, cho fundamental son aquellas que se expresan mediante disposiciones
cuando un padre prohibe en la mesa a sus hijos que beban antes de que se iusfundamentales, y las disposiciones iusfundamentales son exclusiva-
hayan comido todo. En cambio, un caso muy complejo de expedición de mente los enunciados contenidos en el texto de la Ley Fundamental. Esta
una norma tuvo lugar cuando, después de que el Consejo Parlamentario respuesta presenta dos problemas. El primero consiste en que, como no
aceptara la Ley Fundamental el 8 de mayo de 1949, y de que las Poten- todos los enunciados de la Ley Fundamental expresan normas de derecho

dos de validez normativa, es posible reconstruir enunciados de validez normativa no explí- 37


citos. Con respecto a este concepto, cfr. Fr. v. Kutschera, Einführung in die Logik der Nor-
36 men, Werte undEntscheidungen, Friburgo/Munich 1973, pág. 13.
K. Grimmer, Demokratie und Grundrechte, Berlín 1980, pág. 285.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

fundamental, dicha respuesta presupone un criterio que permita clasificar Una definición del concepto de derecho fundamental orientada por
los enunciados de la Ley Fundamental en aquellos que expresan normas este tipo de tesis materiales y estructurales tiene inconvenientes. Desde
de derecho fundamental y aquellos que no lo hacen. El segundo proble- el primer momento, vincula el concepto de derecho fundamental con una
ma puede formularse con la pregunta acerca de si a las normas de dere- determinada concepción del Estado, en relación con la cual puede dudar-
cho fundamental de la Ley Fundamental realmente pertenecen sólo aqué- se de si ella es la concepción propia de la Ley Fundamental. Un derecho
llas que son expresadas directamente por enunciados de la Ley Funda- como el derecho a la protección del mínimo vital41, aun cuando pudiera
mental. fundamentarse en normas del catálogo de derechos fundamentales42 no
podría ser llamado «derecho fundamental», por cuanto tiene una estruc-
tura diferente a la de los derechos de libertad del Estado liberal de dere-
1. NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL Y DISPOSICIÓN DE DERECHO cho43. Por ello, es aconsejable no limitar de antemano el concepto de de-
FUNDAMENTAL recho fundamental —y, por lo tanto, el de la norma de derecho funda-
mental— de la manera propuesta por Schmitt.
En la formulación de ambos problemas, el concepto de enunciado de El criterio de Schmitt se caracteriza por el hecho de que vincula recí-
la Ley Fundamental juega un papel decisivo. Un ejemplo de un enuncia- procamente elementos materiales y estructurales. Se podría pensar que es
do de la Ley Fundamental es: «Ningún alemán puede ser extraditado al posible evitar la indeseada limitación del concepto de derecho fundamen-
extranjero» (artículo 16 párrafo 2 frase 1 LF). Este enunciado expresa tal, si se adopta el criterio de que la norma estatuida por una disposición de
una norma. Por ello, es un enunciado normativo. Todos los artículos de la la Ley Fundamental confiera un derecho subjetivo, con prescindencia de
Ley Fundamental contienen enunciados normativos o partes de enuncia- sus características. De esta manera se obtendría un criterio puramente es-
dos normativos. La norma que expresa el enunciado mencionado es una tructural. De acuerdo con este criterio puramente estructural, el artículo 7,
norma de derecho fundamental. Por lo tanto, el enunciado puede ser lla- párrafo 1 LF: «Todo el sistema escolar se encuentra bajo la supervisión del
mado «enunciado normativo de derecho fundamental». En adelante, en Estado», no formularía ninguna disposición de derecho fundamental y, por
lugar de esta expresión algo rígida se utilizará el término más frecuente lo tanto, no expresaría ninguna norma de derecho fundamental. Esto ten-
«disposición de derecho fundamental». La pregunta es qué es lo que hace dría la ventaja de que sólo podría llamarse «norma de derecho fundamen-
que un enunciado de la Ley Fundamental sea una disposición de derecho tal», tal como sugiere la expresión, a aquella que confiera un derecho sub-
fundamental. La respuesta al respecto puede apoyarse en criterios mate- jetivo. Sin embargo, tendría la desventaja de que las normas que se en-
riales, estructurales o/y formales. cuentran en una estrecha interrelación sistemática y literal con las normas
Sobre la base de la definición de derecho fundamental propuesta por de derechos fundamentales que confieren derechos subjetivos, no podrían
Cari Schmitt, puede obtenerse un criterio que vincula elementos materia- subsumirse bajo el concepto que mejor expresa esta interrelación. Esta cir-
les y estructurales. Según ella, los derechos fundamentales son «sólo cunstancia, sumada al hecho de que una utilización amplia de expresiones
aquellos derechos que pertenecen al fundamento mismo del Estado y que, tales como «norma de derecho fundamental» o «disposición de derecho
por lo tanto, se reconocen como tales en la Constitución»38. Que un dere- fundamental» responde a la tradición de la dogmática del derecho consti-
cho pertenezca «al fundamento mismo del Estado» es una proposición ma- tucional44, justifican el rechazo de este criterio.
terial. Según Schmitt, al fundamento del Estado liberal de derecho perte-
nece sólo un grupo de derechos: el de los «derechos individuales de liber-
tad»39. Por lo tanto, «los derechos fundamentales, es decir, los derechos
fundamentales en sentido estricto»40 serían sólo los derechos que presentan 41
Con respecto a un derecho semejante, sobre el cual existe un amplio consenso, cfr.
una determinada estructura, la del derecho individual de libertad. para más detalles, G. Dürig, en Maunz/Dürig, Grundgesetz, artículo 1 párrafo 1 número al
margen 43 s., art. 2 párrafo 2, número al margen 26 s. Cfr., además, infra, Capítulo 9. IV, 1.
42
Con respecto a las diferentes posibilidades de construcción —artículo 1 párrafo 1,
artículo 2 párrafo 2 frase 2 LF, principio del Estado social— cfr. G. Dürig, loe. cit.
38 43
C. Schmitt, «Grundrechte und Grundpflichten» (1932) en: Id., Verfassungsrechtli- Cfr. infra, Capítulo 4. II. 1. 1. 2.
che Aufsatze, 2.a edición, Berlín 1973, pág. 190. 44
Cfr., por ejemplo, R. Thoma, «Die juristische Bedeutung der grundrechtlichen Sátze
39
Ibídem, pág. 206. der deutschen Reichsverfassung im allgemeinen» en H. C. Nipperdey (ed.), Die Grun-
40
Ibídem, pág. 207. drechte und Grundpflichten der Reichsverfassung, Berlín 1929, págs. 3 ss.; Fr. Klein en H.

46 47
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

Más conveniente que la fundamentación del concepto de norma de mantienen lo más cerca posible de la Ley Fundamental y, por cierto, (2)
derecho fundamental sobre criterios materiales y/o estructurales es su sin que por medio de ellas se cercenen consideraciones de tipo general,
vinculación con un criterio formal, que apunte a la forma de positiviza- (3) mediante ellas no se prejuzga acerca de ninguna tesis material y es-
ción. De acuerdo con este criterio, todos los enunciados del capítulo de la tructural y (4) comprenden, en lo esencial, las disposiciones a las cuales
Ley Fundamental titulado «Derechos fundamentales» (artículos 1-19 LF) se atribuye el carácter de derecho fundamental en la discusión sobre los
son disposiciones de derechos fundamentales, independientemente del derechos fundamentales.
contenido y la estructura de lo que ellos estatuyan. El problema es que el
círculo de aquello que se abarcada de esta manera es demasiado restrin-
gido. No hay duda de que otras disposiciones de la Ley Fundamental, 2. NORMAS ADSCRITAS DE DERECHO FUNDAMENTAL
como por ejemplo, la del artículo 103, párrafo 1 LF, que establece que to-
dos tienen derecho a ser escuchado judicialmente, expresa una norma de De acuerdo con las definiciones provisionales que se han formulado,
derecho fundamental. Para la identificación de estas disposiciones a las las normas de derecho fundamental son sólo aquellas que son expresadas
que Fr. Klein ha llamado correctamente «las disposiciones satélites co- directamente por enunciados de la LF (es decir, por las disposiciones de
rrespondientes»45, se ofrece como criterio formal el catálogo de derechos derecho fundamental). Cabe preguntar si esta definición no es demasiado
designados simplemente como «derechos» en el artículo 93 párrafo 1 N.° restringida. Para responder esta pregunta, conviene echar una mirada al ar-
4 a LF, y con respecto a los cuales esta disposición admite el recurso de tículo 5, párrafo 3, frase 1 LF, del cual ha de interesar la siguiente parte:
amparo. Si se vinculan los dos criterios que se refieren al texto de la
Constitución, es posible definir provisionalmente los conceptos de dispo- (2) «[...] la ciencia, la investigación y la enseñanza son libres».
sición de derecho fundamental y de norma de derecho fundamental de la En razón de su contexto, especialmente en razón del artículo 1, párra-
siguiente manera: disposiciones de derecho fundamental son los enuncia- fo 3 LF —que somete los poderes legislativo, ejecutivo y judicial a los
dos formulados en los artículos 1 a 19 LF y los enunciados contenidos en subsiguientes derechos fundamentales en cuanto derechos de vigencia
los artículos 20 párrafo 4, 33, 38, 101, 103 y 104 LF que confieren dere- inmediata— no puede haber duda que este enunciado no debe entenderse
chos individuales46. Normas de derecho fundamental son las normas di- en un sentido descriptivo sino normativo. Por ello, lo que se dice con la
rectamente expresadas por estos enunciados. formulación presentada, puede expresarse con los siguientes enunciados
Lo único que se afirma en relación con estas definiciones es que ellas deónticos:
son adecuadas para una teoría de los derechos fundamentales de la Ley
Fundamental. Si se toma en cuenta el hecho de que dentro del marco de (2') Está ordenado que la ciencia, la investigación y la enseñan-
los conceptos así configurados, es posible llevar a cabo diferenciaciones za sean libres
ulteriores, entonces, estas definiciones tienen cuatro ventajas: (1) Se
o
v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, Observación preliminar A VI (2") la ciencia, la investigación y la enseñanza deben ser libres.
(págs. 78 ss.).
45
Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo I, Observa- De estos tres enunciados puede decirse que ellos expresan de diferente
ción preliminar A VII 3 (pág. 83). forma la misma norma directamente estatuida por el texto constitucional.
46
Con respecto al carácter de derecho fundamental del derecho de resistencia del ar- Desde luego, esta norma es muy indeterminada. Su indeterminación es de
tículo 20 párrafo 4 LF, cfr. J. Isensee, Das legalisierte Widerstandsrecht, Bad Hom-
burg/Berlín/Zürich 1969, págs. 81 s. Un catálogo de las disposiciones satélites del catálogo doble naturaleza. Es abierta tanto semántica como estructuralmente.
de derechos fundamentales que, con excepción del derecho de resistencia, coincide con lo Es semánticamente abierta debido a la indeterminación de las expre-
aquí expuesto, se encuentra en K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts der Bundesre- siones «ciencia», «investigación» y «enseñanza»47. Es posible reducir
publik Deutschland, 14 edición, Heidelberg 1984, observación al margen 277. Mucho más
amplio es lo que Th. Maunz, Deutsches Staatsrecht, 23 edición, Munich 1980,
págs. 111 ss., clasifica como derechos fundamentales fuera del catálogo. Su enumeración 47
incluye, para tan sólo mencionar dos ejemplos, también los derechos de los diputados, esta- Aquí puede renunciarse a un análisis más exacto de la apertura semántica. Cfr. al
blecidos por los artículos 46-48 LF, y la independencia de los jueces (artículo 97 LF). respecto, H.-J. Koch/H. RüBmann, Juristische Begründungslehre, págs. 191 ss.; R. Alexy,

48 49
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

esta indeterminación mediante la definición de ciertas reglas semánti- nes, para lo cual debe facilitar los medios personales, financieros
cas48. El Tribunal Constitucional Federal formula este tipo de reglas se- y de organización»51.
mánticas cuando señala que actividad científica es todo aquello «que, por y
su contenido y su forma, debe considerarse como un intento serio y pla-
nificado de descubrimiento de la verdad»49 o cuando señala que no tiene (6) «Todo aquel que trabaje en la ciencia, la investigación y la
lugar una actividad científica cuando «los conocimientos obtenidos me- enseñanza —bajo la protección del deber de lealtad que establece
diante la observación, son adaptados con discrecionalidad como motiva- el artículo 5 párrafo 3 frase 2 LF— tiene un derecho de defensa
ciones de su actuación política, por un partido político, es decir, por un en contra de toda intromisión estatal en el proceso de obtención y
grupo que, en lo esencial, está decidido a participar activamente en la transmisión de los conocimientos científicos»52.
vida estatal»50. No hay duda que estos enunciados expresan normas. Pero, ¿expresan
Aquí se considerará sólo la primera de estas reglas. Ella puede for- también normas de derecho fundamental?
mularse por medio de: En contra de la catalogación de este tipo de normas como normas de
(3) Todo aquello que por su contenido y forma sea un intento derecho fundamental juega la circunstancia, de que ellas no coinciden
serio y planificado de descubrimiento de la verdad es ciencia. con la norma directamente formulada a través del artículo 5, párrafo 3
frase 1 LF ni tampoco se infieren únicamente de ella. Así, por ejemplo,
De (3) junto con (2») deriva: no se viola la formulación del artículo 5 párrafo 3 frase 1 LF, si se inter-
preta este artículo exclusivamente como una prohibición de restricciones
(4) Todo aquello que por su contenido y forma sea un intento a la ciencia, es decir, se niega (5). Además, si se tomado en sí mismo, el
serio y planificado de descubrimiento de la verdad debe ser libre. texto de esta disposición no proporciona ninguna información acerca de
(4) expresa una norma. Podría preguntarse si una norma de este tipo si ella confiere un derecho subjetivo, es decir, si (6) tiene validez. Esto
es una norma de derecho fundamental. Sin embargo, antes de abordar hace evidente hacia dónde lleva la concepción, a primera vista tan plausi-
esta pregunta, debe considerarse la apertura estructural, en la cual se pla- ble, según la cual, las normas de derecho fundamental son sólo aquellas
nea con especial urgencia una pregunta similar. que el texto constitucional expresa directamente. En el caso del artículo 5
En el caso del artículo 5 párrafo 3 frase 1 LF, la apertura estructural párrafo 3 frase 1 LF ello tendría como consecuencia que en el ámbito de
que caracteriza a numerosas disposiciones de derecho fundamental, se la ciencia, la investigación y la enseñanza existiría una sola norma de de-
manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que sólo mandato de que la cien- recho fundamental, es decir, aquella que podría formularse, entre otros,
cia, la investigación y la enseñanza deban ser libres no se infiere si este mediante el enunciado:
estado de cosas ha de alcanzarse mediante acciones del Estado o por me-
dio de omisiones del Estado, ni si la existencia o la creación de este esta- (2") La ciencia, la investigación y la enseñanza deben ser li-
do de cosas presupone o no la atribución a los científicos de derechos bres.
subjetivos relativos a la libertad científica. En una sentencia sobre una Esta concepción no puede ser calificada de falsa. No obstante, a fa-
ley provisional relativa a la educación superior integrada en Baja Sajo- vor de la concepción opuesta hablan razones más fuertes. Para poder de-
rna, el Tribunal Constitutional Federal da, entre otras, las siguientes res- cidir un caso como el de la ley provisional para la educación superior in-
puestas a las preguntas aquí mencionadas: tegrada en Baja Sajonia, debe suprimirse la indeterminación de esta nor-
(5) «El Estado tiene el deber de posibilitar y promover el desa- ma en relación con su estructura. Para tal fin, resulta indispensable
rrollo libre de la ciencia y su transmisión a las futuras generacio- mencionar normas tales como (5) y (6). Esto muestra que tales normas
tienen una relación más que casual con el texto de la Constitución. Ellas
son necesarias cuando debe aplicarse a casos concretos la norma expre-
«Die logische Analyse juristischer Entscheidungen» en ARSP, Beiheft N. F. 14 (1980),
págs. 190 s.
48
Cfr. al respecto R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 276 ss. 51
49
BVerfGE35,79(113). BVerfGE 35, 79 (114 s.).
52
50
BVerfGE 5, 85 (146). BVerfGE 35, 79 (112 s.).

50 51
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

sada por el texto de la Constitución. Si no se presupusiese la existencia Esta dificultad sólo puede superarse si se indica un criterio que per-
de este tipo de normas, no sería claro qué es aquello que, sobre la base mita distinguir, dentro de la clase potencialmente ilimitada de los candi-
del texto constitucional (es decir, de la norma directamente expresada datos a la adscripción, entre aquellos candidatos que son normas de dere-
por él), está ordenado, prohibido o permitido. La relación de este tipo, cho fundamental y aquellos que no lo son. Puede recurrirse, por una par-
que tienen las normas mencionadas con el texto constitucional, será lla- te, a un criterio empírico y, por otra, a uno normativo. Opta por un
mada «relación de precisión»5*. A esta relación se agrega una segunda criterio empírico quien dice que las normas adscritas de derecho funda-
relación especial con el texto de la Constitución, o mejor dicho, con la mental son aquellas que la jurisprudencia y la ciencia del derecho real-
norma directamente expresada por él. El Tribunal Constitucional Fede- mente adscriben a las normas de derecho fundamental estatuidas directa-
ral, al presuponer las normas mencionadas, parte del hecho de que ellas mente. Sin embargo, un criterio empírico de este tipo no es adecuado
deben presuponerse porque la Constitución contiene el artículo 5, párrafo desde la perspectiva de una teoría jurídica de los derechos fundamenta-
3, frase 1 LF. Se trata, pues, de una relación de fundamentación entre la les. Desde esta perspectiva, resulta constitutiva la pregunta de qué ads-
norma que hay que precisar y la norma que la precisa. Estas dos relacio- cripciones puede llevarse a cabo conforme a derecho. Para responder
nes justifican concebir como normas de derecho fundamental no sólo las esta pregunta, por cierto, juegan un papel significativo los precedentes
normas que los enunciados de la Constitución expresan directamente, judiciales y el consenso dogmático54. Sin embargo, con la mera referen-
sino también las normas del tipo aquí mencionado. cia a cómo se ha decidido y a qué es lo que se ha querido decir, no es po-
Normas como (4), (5) y (6) no son estatuidas directamente por el tex- sible dar respuesta a esta pregunta.
to constitucional sino que, más bien, son adscritas a las normas directa- Una adscripción se lleva a cabo conforme a derecho cuando la norma
mente estatuidas por dicho texto. Esto justifica llamarlas «normas ads- adscrita puede ser catalogada como válida. Para catalogar como válida a
critas». Las normas de derecho fundamental pueden, por ello, dividirse una norma de derecho fundamental directamente estatuida, basta hacer
en dos grupos: las normas de derecho fundamental directamente estatui- referencia a su inclusión en el derecho positivo. En el caso de las normas
das por la Constitución y las normas adscritas de derecho fundamental.
adscritas, una referencia semejante está excluida por definición. Por lo
Desde luego, con la calificación de las normas adscritas como nor- tanto, no es posible su identificación dentro del marco del concepto jurí-
mas de derecho fundamental, se abre la puerta a un conjunto de proble- dico de validez. Lo mismo vale para los conceptos sociológico y ético de
mas. A las normas directamente estatuidas por las disposiciones de dere- validez. Que una norma valga social o éticamente no significa que, con-
cho fundamental están adscritas normas muy diferentes. La discusión so- forme a derecho, pueda ser adscrita a una norma de derecho fundamental
bre los derechos fundamentales es, en gran parte, una polémica acerca de estatuida directamente. Ninguno de los tres conceptos de validez es, por
qué normas debe adscribirse a las normas de derecho fundamental direc-
tamente estatuidas. ¿Deben considerarse todas las afirmaciones sobre la lo tanto, idóneo para identificar las normas adscritas de derecho funda-
existencia de normas, expresadas en esta polémica, como afirmaciones mental. No obstante, los tres son relevantes dentro del marco del siguien-
acerca de la existencia de normas de derecho fundamental, por ejemplo, te criterio: Una norma adscrita tiene validez y es una norma de derecho
también aquellas que son rechazadas por casi todos y aquellas que po- fundamental, si para su adscripción a una norma de derecho fundamental
seen una fundamentación deficiente? Si esto fuera así, el enunciado que directamente estatuida es posible aducir una fundamentación iusfunda-
cualquier persona formulara, incluso sin hacerlo en serio, según el cual: mentalmente correcta. Que estos tres conceptos de validez están presen-
«En virtud del artículo 13 LF, la Administración Pública tiene que facili- tes en el marco de este criterio, es algo que se evidencia en el papel que
tar a cada estudiante una vivienda de dos habitaciones, cerca de la uni- juegan en las fundamentaciones de derecho fundamental, el texto de las
versidad», expresaría una norma de derecho fundamental. disposiciones de los derechos fundamentales, los precedentes
jurisprudenciales del Tribunal Constitucional Federal y los argumentos
prácticos generales.
53
En este sentido, la situación es aquí diferente a la de la suposición de un «derecho Por lo tanto, que una norma adscrita sea o no una norma de derecho
fundamental no escrito». Un derecho fundamental no escrito esta caracterizado por el he- fundamental, es algo que depende de la argumentación de derecho funda-
cho de que la norma de derecho fundamental que lo establece no se encuentra en una rela-
ción de precisión con una norma de derecho fundamental expresada directamente en el tex-
to de la Constitución. Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 326 ss., 334 ss.

52 53
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

mental que sea posible aducir a su favor. Esto tiene, a primera vista, con- La definición del concepto de norma de derecho fundamental, que
secuencias fatales. En muchos casos, es discutible si a favor de la ads- está en función del concepto de fundamentación iusfundamental correc-
cripción de una norma es posible aducir una fundamentación de derecho ta, sólo se ha relacionado hasta ahora con las normas adscritas de dere-
fundamental correcta. Las reglas de la fundamentación iusfundamental cho fundamental. También puede extenderse a las normas de derecho
no definen ningún procedimiento que en cada caso conduzca a un único fundamental directamente estatuidas y, de esta manera, puede generali-
resultado55; además, estas mismas reglas están en conflicto56. Por lo tan- zarse. Según una definición general de este tipo, las normas de derecho
to, esto significa que, en muchos casos, existe incertidumbre acerca de fundamental son todas aquellas a favor de las cuales es posible aducir
qué normas son normas de derecho fundamental. una fundamentación iusfundamental correcta. Por regla general, basta
Sin embargo, esta incertidumbre no es demasiado importante. Por una hacer alusión al texto de la Constitución para construir una fundamenta-
parte, ella no afecta por igual a todas las normas adscritas. Así, por ejem- ción iusfundamental correcta concerniente a las normas de derecho fun-
plo, no puede haber ninguna duda con respecto a la fundamentación de la damental directamente estatuidas. Una fundamentación más profunda
adscripción al artículo 5, párrafo 3 LF, de una norma que otorgue un dere- —que expusiera por qué aquello que dice la Constitución tiene validez—
cho de defensa. Por otra parte, ella expresa un problema que, de todas ma- tiene, por lo general, sólo un interés teórico para la praxis de la funda-
neras, es inevitable. Sería posible renunciar al concepto de norma adscrita mentación iusfundamental. Esto muestra con claridad que la generaliza-
de derecho fundamental aquí introducido. Pero, entonces, la pregunta acer- ción de la definición que está en función de la fundamentación iusfunda-
ca de qué debe valer sobre la base de las disposiciones de derecho funda- mental correcta, en modo alguno hace desaparecer la diferencia que exis-
mental, se plantea fuera de ese concepto con la misma agudeza. Como te entre las normas de derecho fundamental directamente estatuidas y
existen buenas razones para el uso de aquel concepto y como con el mis- aquellas que lo están indirectamente. La fundamentación iusfundamental
mo no se produce ninguna incertidumbre adicional, todo habla a favor de correcta variará según se trate de una norma de derecho fundamental es-
la conveniencia de utilizarlo57. tatuida directa o indirectamente.

55
Esto vale, en general, para las reglas de la fundamentación jurídica; cfr. al respecto 3. SOBRE LA TEORÍA DE LA NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL
R. Alexy, «Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumentaron» en
Rechtstheorie, Beiheft 2 (1981), págs. 180 ss. DE FR. MÜLLER
56
Puede, por lo tanto, presentarse el caso de que sean posibles fundamentaciones
igualmente buenas para dos normas recíprocamente incompatibles, Nx y N2. ¿Deben enton- La definición del concepto de norma de derecho fundamental aquí
ces valer tanto JV, como N2 como normas de derecho fundamental? Esta posibilidad debe expuesta, tiene un carácter de tres niveles. Parte de la distinción entre
rechazarse. Para poder fundamentar esta negativa, el concepto de fundamentación iusfun- enunciado normativo y norma, que es constitutiva del concepto semánti-
damental correcta, utilizado en el criterio presentado más arriba, debe entenderse en el sen-
tido de que una fundamentación de la adscripción de N] que, tomada en sí misma, sería co- co de norma. En el primer nivel, s define el concepto de norma de dere-
rrecta, pierde su carácter de correcta si N2 puede ser fundamentada de una manera igual- cho fundamental haciendo referencia a enunciados normativos que son
mente correcta. En este caso, ningún candidato a la adscripción vale como norma adscrita. estatuidos por una determinada autoridad: la del constituyente. Estos
Por ello, un tribunal que considere que N, y JV2 están igualmente fundamentadas, no puede enunciados normativos, las disposiciones de derecho fundamental, se
apoyarse en una norma a la que pueda considerar como válida, a causa de su capacidad para
ser fundamentada correctamente, sino que tiene que adoptar una decisión dentro de un ám- identifican por medio de criterios formales que toman en cuenta la forma
bito abierto desde el punto de vista de la validez. Debido a su fuerza como precedente, que de la positivización: la pertenencia a la sección de derechos fundamenta-
también tiene importancia desde el punto de vista de la fundamentación, esta decisión pue- les de la Ley Fundamental y la inclusión en la disposición sobre el recur-
de hacer parecer en el futuro que la norma preferida está mejor fundamentada. De la situa-
ción aquí estudiada, en la que dos normas recíprocamente incompatibles se presentan como
igualmente fundamentables de manera correcta a quien debe tomar la decisión, hay que
distinguir la situación en la que existen dos individuos que deben tomar la decisión y que tar la bella metáfora de Thoma que, con algunos matices, puede aplicarse también a la Ley
sostienen concepciones diferentes acerca de la fundamentabilidad de una norma. Esta si- Fundamental: «Se puede decir que la jurisprudencia alemana trata a la Constitución del
tuación es mucho más frecuente que aquella en la que el decisor no puede decidir cuál de Reich como una montaña en cuya profundidad la varita mágica de la exégesis puede mos-
las dos fundamentaciones es la mejor. trar siempre nuevas y hasta ahora ocultas vetas de normas válidas» (R. Thoma, «Die juris-
57
Una ventaja de este concepto será mencionada aquí al margen: permite hablar del tische Bedeutung der grundrechtlichen Sátze der deutschen Reichsverfassung im allgemei-
descubrimiento de nuevas normas de derecho fundamental. En este contexto, cabe presen- nen», pág. 4).

54 55
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

so de amparo (artículo 93 párrafo 1 N.° 4 a LF). Esto garantiza la orienta- que «la norma jurídica (está) también determinada por la realidad social,
ción de la teoría de los derechos fundamentales por la positivización por el ámbito normativo»65. Según Müller, el texto literal de la norma «ex-
adoptada en la Ley Fundamental, sin excluir las debidas diferenciaciones presa el "programa normativo", la "orden jurídica" en su sentido tradicio-
estructurales y materiales. En el segundo nivel, el de las normas adscritas nal. Con igual jerarquía, el ámbito normativo, es decir, el sector de la reali-
de derecho fundamental, se sigue también esta orientación al vincular el dad social en su estructura básica, que el programa normativo ha "escogi-
concepto de norma adscrita de derecho fundamental a lo justificado que do" o, en parte, hasta creado, como su ámbito de regulación, también
sea la adscripción a las disposiciones autoritativas vinculantes. La liber- pertenece a la norma»66. Por lo tanto, «la norma jurídica debe entenderse
tad que necesariamente existe en el ámbito de las adscripciones se toma como un proyecto vinculante que abarca tanto lo que regula como lo que
en cuenta por medio del concepto de: afirmación acerca de las normas de ha de ser reglado»67. De esta manera, se superaría la contraposición entre
derecho fundamental. Cada cual puede afirmar con respecto a cualquier ser y deber ser68. Con respecto a los derechos fundamentales esto significa,
norma, que ella debe ser adscrita a las disposiciones de derecho funda- en palabras de Müller, lo siguiente: «Los derechos fundamentales son ga-
mental. No obstante, su afirmación acerca de la existencia de norma de rantías de protección objetivamente acuñadas, de determinados complejos
derecho fundamental tendrá como objeto una norma de derecho funda- individuales y sociales concretos de acción, organización y de materias.
mental, sólo si ella se lleva a cabo conforme a derecho. Esto será así, si a Estos "ámbitos materiales" se constituyen en "ámbitos normativos" por el
favor de esta adscripción es posible aducir una fundamentación iusfunda- reconocimiento constitucional y la garantía de la libertad en el marco de la
mentalmente correcta. En un tercer paso, se generaliza la definición que regulación normativa, del "programa normativo" de los derechos funda-
apunta al concepto de fundamentación iusfundamental, al ser referida mentales. Los ámbitos normativos participan en la normatividad práctica,
tanto a las normas directamente estatuidas como a las normas adscritas. es decir, son elementos codeterminantes de la decisión jurídica»69.
Esta teoría de la norma de derecho fundamental —al igual que la Esta teoría de la norma en general y de la norma de derecho funda-
concepción semántica del concepto de norma que subyace a ella—, en- mental en particular, es inconciliable con la teoría semántica de la norma
cuentra una contrapartida en la teoría de la norma de Friedrich Müller. La que constituye el punto de partida de la determinación del concepto de
teoría de Müller tiene especial interés en el presente contexto porque, por norma de derecho fundamental aquí presentada. Esto se nota claramente
una parte, fue desarrollada teniendo en cuenta el derecho constitucional58 en el caso de las normas de derecho fundamental directamente estatui-
y, por otra, goza de una creciente aceptación59. das. Ellas consisten sólo en aquello que expresan las disposiciones de los
Müller caracteriza su teoría como una «teoría de las normas que supera derechos fundamentales. Aquello que aquí es llamado «disposición de
el positivismo jurídico»60. El enunciado central de la, según él, «teoría es- derecho fundamental» corresponde a lo que Müller llama «texto», y
tructural postpositivista de la norma jurídica»61 es la tesis de la «no identi- aquello que aquí lleva el nombre de «norma» es lo que Müller llama
dad entre norma y texto normativo»62. Con esta tesis, Müller quiere decir «programa normativo». El concepto de ámbito normativo, que en la teo-
que «una norma jurídica es algo más que su texto literal»63. La concepción ría de la norma de Müller tiene una importancia central, no aparece. Esto
de la norma como «constituida sólo lingüísticamente» sería la «mentira vi- también es válido para las normas adscritas de derecho fundamental.
tal de una comprensión meramente formalista del Estado de derecho»64. ¿Significa esto que una teoría de los derechos fundamentales que se apo-
Por el contrario, una teoría postpositivista —y esto significa, según Müller, ya en el concepto de norma y de norma de derecho fundamental aquí de-
una teoría adecuada— de la norma jurídica tendría que partir del hecho de sarrollado, ha de fracasar «por no abandonar el ámbito de la teoría del
positivismo jurídico, la normatividad jurídica y con ello también la pecu-
58 liaridad de la ciencia del derecho como una ciencia normativa» o que
Fr. Müller, Juristische Methodik, 2.a edición, Berlín 1976, págs. 24, 26 ss.
59
Cfr. el resumen de Müller en loe. cit., págs. 116 ss.
60
Ibídem, pág. 126.
61 65
Ibídem, pág. 265. Ibídem, pág. 75.
62 66
Id., «Rechtsstaatliche Methodik und politische Rechtstheorie» en Rechtstheorie 8 Id., Juristische Methodik, pág. 117.
67
(1977), pág. 75; Id., Juristische Methodik, págs. 55, 61, 147, 202, 265. Ibídem, págs. 194, 121; cfr., además, Id., Normbereiche von Einzelgrundrechten in
63
Id., Juristische Methodik, pág. 117; Id., Normstruktur und Normativitát, Berlín der Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts, Berlín 1968, pág. 9.
68
1966, págs. 147 ss. Id., Juristisclre Methodik, págs. 60, 193.
64 69
Id., «Rechtsstaatliche Methodik und politische Rechtstheorie», pág. 74. Id., Die Positivitat der Grundrechte, Berlín 1969, pág. 11.

56 57
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

ella, tal como Müller reprocha a posiciones tan diferentes como «el posi- Este argumento está expuesto a tres objeciones. La primera niega que
tivismo, el logicismo normativo, el decisionismo y el sociologismo», las teorías orientadas por el concepto semántico de norma estén obliga-
«reduce la comprensión del proceso de concreción en su totalidad»?70 das a fundamentar sus decisiones jurídicas exclusivamente con la ayuda
Para poder dar una respuesta a esta pregunta hay que echar una mirada a de argumentos semánticos («datos lingüísticos»); la segunda se dirige, en
las razones que ofrece Müller para su tesis de la no identidad. general, en contra de la propuesta de incluir argumentos en el concepto
La razón decisiva reside en la concepción de Müller de la vincula- de norma, en razón de que ellos son necesarios para la fundamentación
ción entre la teoría de la norma y la teoría de la aplicación del derecho. de la decisión; la tercera se dirige especialmente en contra de la tesis se-
Según Müller, la teoría de la norma y la teoría de la aplicación del dere- gún la cual, los argumentos que cuentan para las normas deban ser exac-
cho se diferencian sólo en sus aspectos secundarios; son las dos caras de tamente los que se refieren al ámbito normativo («los datos reales»).
una misma moneda: «La concepción puede formularse, por una parte, Como estas objeciones están estrechamente vinculadas entre sí, deben
como un modelo estructural general de las normas jurídicas; por otra, ser analizadas en un mismo contexto.
como una estructuración de los procesos de decisión jurídicos y, final- La tesis según la cual, una teoría orientada por el concepto semántico
mente, como una exigencia para el trabajo de los juristas»71. En este de norma estaría obligada a fundamentar las decisiones jurídicas exclusi-
contexto, Müller utiliza un argumento de tres niveles. El primero consis- vamente con la ayuda de argumentos semánticos sería verdadera, sólo si
te en la constatación de que las «normas jurídicas generales no pueden fuera correcto el enunciado según el cual, lo que no pertenece a la norma
nunca predeterminar completamente la imposición de normas individua- no puede ser utilizado en las fundamentaciones jurídicas. Ni siquiera la
les por parte de los órganos de aplicación del derecho»72. «Los conceptos teoría de Müller se basa en este enunciado dado que además de elemen-
jurídicos, que aparecen en los textos normativos, no tienen significado, tos directamente relacionados con las normas (elementos metodológicos
los enunciados no tienen sentido como algo concluido y dado de antema- en sentido estricto, elementos del ámbito normativo y algunos elementos
no»73. Con la reserva de algunas precisiones —y también de algunas ma- dogmáticos), ella admite77 como elementos de las fundamentaciones jurí-
tizaciones— nadie podría contradecir esto74. El argumento se vuelve in- dicas elementos no directamente relacionados con las normas (algunos
teresante sólo en el segundo nivel. Este consiste en la afirmación de que elementos dogmáticos, elementos técnicos para solucionar problemas,
teorías como la teoría semántica de la norma aquí propuesta —que conci- elementos teóricos, político-constitucionales y político-jurídicos), sin ca-
be a las normas jurídicas válidas como objetos lingüísticos que han de ser lificarlos como elementos pertenecientes a la norma. Si se toma en serio
identificados de acuerdo con determinados criterios de validez— estarían el enunciado según el cual en las fundamentaciones jurídicas puede utili-
obligadas a «construir la norma de decisión sólo con la ayuda de datos zarse sólo aquello que pertenece a la norma, entonces o bien habría que
lingüísticos»75. Pero, de acuerdo con la constatación llevada a cabo en el incluir en el concepto de norma todo el arsenal de la argumentación jurí-
primer nivel, ello no sería posible. Por eso, las teorías orientadas por un dica o limitar considerablemente el ámbito de la argumentación jurídica,
concepto semántico de norma, serían inadecuadas. Finalmente, el tercer a costa de su racionalidad. De esta manera, sería necesario incluir en el
nivel contiene la solución de Müller. Para la toma de decisión, a demás concepto de norma jurídica los juicios de valor independientes (es decir,
de los «datos lingüísticos (programa normativo)», serían decisivos y ten- las valoraciones que a ellos subyacen), necesarios para fundamentar de-
drían básicamente la misma importancia, los «datos reales (ámbito nor- cisiones jurídicas, o bien eliminarlos de la argumentación jurídica. Ni lo
mativo)»76. Por ello, el ámbito normativo pertenecería a la norma. uno ni lo otro parece ser aceptable.
A las tesis de Müller hay que contraponer una cuidadosa distinción
70 entre el concepto de norma, el de relevancia normativa y el de fundamen-
Id., Juristische Methodik, pág. 194.
71
Id., Juristische Methodik undPolitisches System, Berlín 1976, pág. 94; cfr., además, to de una norma. Normativamente relevante es todo aquello que puede
Id., Juristische Methodik, pág. 271; Id., Strukturiende Rechtslehre, Berlín 1984, aducirse, conforme a derecho, como argumento a favor o en contra de
págs. 230 ss.
72
Id., Normstruktur und Normativitát, pág. 148.
73
Id., «Reclttsstaatliche Methodik und politische Rechtstheorie», pág. 73.
74
Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentaron, págs. 17 s. resultados admisibles, los datos lingüísticos tienen prioridad sobre los datos reales (loe.
75
Fr. Müller, «Rechtsstaatliche Methodik und politische Rechtstheorie», pág. 75. cit., pág. 202).
76 77
Id., Juristische Methodik, págs. 200 ss. Sólo en la determinación de los límites de los Id., Juristische Methodik, págs. 199 ss.

58 59
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.2. EL CONCEPTO DE NORMA DE DERECHO FUNDAMENTAL

una decisión jurídica78. Lo que sobre todo puede aducirse a favor o en argumentos empíricos, de ello no deriva la decisión para el caso. Para
contra de las decisiones jurídicas, son las normas jurídicas válidas. Por lo ello es indispensable incluir argumentos valorativos o normativos, que
tanto, todas las normas jurídicas son normativamente relevantes. Sin em- son los que vuelven normativamente relevantes los argumentos empíri-
bargo, no todo lo que es normativamente relevante es una norma jurídica cos. Si con el concepto de ámbito normativo se hace referencia a tales ar-
o una parte de una norma jurídica. Esto último no se exige ni por razones gumentos valorativos o normativos, como quiera que éstos no derivan en
conceptuales ni por razones jurídico-positivas (especialmente las que modo alguno de la suma del texto normativo y los argumentos empíricos,
provienen del principio del Estado de derecho). No se exige por razones se incorpora en el concepto de norma una enorme y muy discutida plura-
conceptuales, pues, es perfectamente posible distinguir entre la norma lidad de concepciones. Contra esta pluralidad es posible aducir los argu-
como un objeto semántico y los argumentos valorativos, empíricos, pro- mentos antes mencionados en contra de la inclusión en el concepto de
venientes de precedentes judiciales, dogmáticos y de otro tipo que pue- norma de todo lo normativamente relevante. Con todo esto no se ha di-
den ser aducidos para la fundamentación de una propuesta de interpreta- cho nada en contra de la importancia de los análisis empíricos a la luz de
ción. Una distinción semejante no sólo es posible sino también recomen- las regulaciones legales. De estos análisis pueden resultar argumentos
dable. Sin la distinción entre la norma, la propuesta de interpretación y valiosos y, a menudo, decisivos. Tan sólo se argumenta en contra de su
los argumentos que la apoyan no es posible obtener un cuadro claro de la inclusión en el concepto de norma.
fundamentación jurídica. Asimismo, algunas razones derivadas del prin- Lo expuesto hasta aquí también tiene validez en relación con las nor-
cipio del Estado de derecho no solamente parecen permitir sino que pare- mas adscritas de derecho fundamental, que presentan una cierta semejan-
cen imponer una separación estricta entre el concepto de norma y el de lo za con las normas de decisión de Müller79. Una norma es una norma ads-
que es meramente relevante desde el punto de vista normativo. Cierta-
mente es muy tentador incluir en la norma todos los argumentos —o, al
79
menos, los decisivos— de una interpretación, pues así, ésta puede ser Aquí no se constatará más que una cierta similitud. Por separado, el concepto de
presentada como expresión de una vinculación normativa estricta. Pero, norma de decisión de Müller plantea algunos problemas. Esto se percibe ejemplarmente en
con ello, poco es lo que se gana. Para el ideal del Estado de derecho ha de la siguiente formulación: «Finalmente, en tanto norma de decisión la prescripción debe ser
considerada como definitiva sólo (y únicamente para este caso) cuando el caso está solu-
ser más útil una clara separación entre aquello que un legislador ha im- cionado» (Fr. Müller, Juristische Methodik, pág. 132). La frase colocada entre paréntesis
puesto como norma y aquello que un intérprete presenta como razones parece decir que la norma de decisión es una norma sólo para el caso que hay que decidir,
para una determinada interpretación, que una fidelidad a la ley creada a es decir, es una norma individual en el sentido de Kelsen (cfr. H. Kelsen, Reine Rechtsleh-
través de una definición del concepto de norma. re, págs. 255 ss.; Id., Allgemeine Theorie der Normen, pág. 180) o un juicio concreto de de-
ber ser jurídico en el sentido de Engisch (cfr. K. Engisch, Logische Studien zur Gesetzesan-
Naturalmente, resta tener en cuenta el hecho de que Müller desea in- vendung, págs. 3 ss.). A favor de esta interpretación habla una frase de Müller en la cual
cluir en la norma sólo los elementos del ámbito normativo y no todos los identifica la norma de decisión con la formulación lingüística de la decisión particular: «La
argumentos posibles en la argumentación jurídica. Pero, tampoco con imputación de la decisión individual y de su formulación lingüística (la "norma de deci-
esta restricción es aceptable una ampliación del concepto de norma. En sión")» (Fr. Müller, Juristische Methodik, pág. 278). Sin embargo, en contra de la interpre-
tación aquí sugerida de la frase de Müller, habla no sólo el hecho de que se refiere a la pres-
el caso de los elementos del ámbito normativo o de los «datos reales», cripción como norma de decisión sino, sobre todo, el que con esta interpretación la norma
puede tratarse o bien de argumentos exclusivamente empíricos o de argu- jurídica no podría «en el transcurso de su tiempo de validez, ser determinada en su conteni-
mentos empíricos vinculados con argumentos valorativos o normativos. do, modificada, ampliada, mediante las normas de decisión que le son imputadas en el caso
Si se trata de argumentos exclusivamente empíricos, no se gana mucho respectivo» (Id., loe. cit. pág. 272 s.). Esto presupone una praxis de decisión universalista
que vincula con la norma jurídica relativamente general normas de decisión relativamente
con su problemática inclusión en el concepto de norma. Si a una norma, especiales pero universales. Esta versión de la norma de decisión —que también tiene en
que es abierta en relación con el caso que hay que decidir, se le añaden mira Larenz cuando afirma que «Müller bajo la "norma de decisión", de manera similar a
la "norma del caso" de Fikentscher, entiende una norma que es concretada por quien toma
la decisión, de manera que ahora puede ser aplicada al caso que hay que juzgar sin pasos in-
78
Esta determinación del concepto de relevancia normativa responde a un aspecto termedios» (K. Larenz, Methodenlehre der Rechtswissenschaft, 4.a edición, Berlín/Heidel-
central del concepto de normatividad de Müller que es expresado, por ejemplo, con la si- berg/Nueva York 1979, pág. 495)— debe ser preferida no sólo por razones objetivas sino
guiente formulación: «"normativo" significa, razonablemente, todo aquello que determina que responde también a la constatación de Müller según la cual la norma de decisión sería
el caso que hay que decidir, que indica la dirección de su solución» (Fr. Müller, Normberei- la «situación agregada "concretada" (de la norma jurídica) desde un determinado caso y
che von Einzelgrundrechten, pág. 10). con miras a su solución vinculante» (Fr. Müller, Juristische Methodik, pág. 119).

60 61
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

crita de derecho fundamental si para su adscripción a una disposición de


derecho fundamental es posible aducir una fundamentación iusfunda-
mental correcta. Se podría considerar que, con ello, se lleva a cabo una
vinculación entre norma y argumentación muy similar a la de Müller. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que en el caso de las normas adscritas
es posible —y necesario— distinguir sin mayor dificultad entre la norma
como un objeto semántico y las razones que la apoyan. El criterio para
determinar que la norma en cuestión es una norma de derecho fundamen-
tal es que sea posible aducir una fundamentación iusfundamental correc- Capítulo tercero
ta para la adscripción a una disposición de derecho fundamental. Sin em-
bargo, hay que distinguir con claridad entre el criterio para una determi- LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO
nada propiedad y el objeto que satisface o no el criterio y que, por lo FUNDAMENTAL
tanto, tiene o no tiene la propiedad. Un criterio para algo es diferente a un
elemento de algo. Con todo, las normas adscritas ponen de manifiesto
que la argumentación iusfundamental juega un papel decisivo en la res-
puesta a la pregunta acerca de qué tiene validez desde el punto de vista
de los derechos fundamentales. En la medida en que, con su teoría de la I. REGLAS Y PRINCIPIOS
norma, Müller hace referencia a ello, hay que estar de acuerdo con él.
Hasta ahora, lo que interesaba era el concepto de norma de derecho fun-
damental. Ahora hay que considerar su estructura. Para este fin, es posible
llevar a cabo numerosas distinciones teórico-estructurales. La más importan-
te para la teoría de los derechos fundamentales es la distinción entre reglas y
principios. Esta distinción representa la base de la teoría de la fundamenta-
ción iusfundamental y es una clave para la solución de problemas centrales
de la dogmática de los derechos fundamentales. Sin ella, no puede existir
una teoría adecuada de los límites a los derechos fundamentales, ni una teo-
ría satisfactoria de la colisión entre derechos fundamentales y tampoco una
teoría suficiente acerca del papel que juegan estos derechos en el sistema ju-
rídico. Es un elemento básico no sólo de la dogmática de los derechos de li-
bertad e igualdad, sino también de los derechos de protección, los derechos
de organización y procedimiento y prestaciones en sentido estricto. Con su
ayuda, es posible hacer más transparentes problemas tales como el efecto
horizontal de los derechos fundamentales y la división de competencias en-
tre el Tribunal Constitucional y el Parlamento. La distinción entre reglas y
principios constituye, además, el marco de una teoría normativo-material de
los derechos fundamentales y, con ello, un punto de partida para responder a
la pregunta acerca de la posibilidad y los límites de la racionalidad en el ám-
bito de los derechos fundamentales. Por todo esto, la distinción entre reglas
y principios es uno de los pilares fundamentales del edificio de la teoría de
los derechos fundamentales.
No faltan referencias al papel que en los contextos de derechos fun-
damentales juega la distinción entre reglas y principios. No pocas veces,

62 63
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

las normas de derecho fundamental son llamadas «principios»1. Desde mas porque ambos establecen lo que es debido. Ambos pueden ser for-
luego, con mayorfrecuenciase hace valer el carácter de principios de las mulados, con la ayuda de las expresiones deónticas básicas del mandato,
normas de derecho fundamental de una manera no tan directa. Como ha- el permiso y la prohibición. Los principios, al igual que las reglas, son ra-
brá de mostrarse, esto tiene lugar cuando, por ejemplo, se habla de valo- zones para llevar a cabo juicios concretos de deber ser, aun cuando sean
res2, de disposiciones que establecen fines3, de fórmulas abreviadas4 o de razones de un tipo muy diferente. La distinción entre reglas y principios
reglas que establecen cargas argumentativas5. En cambio, se hace refe- es entonces una distinción entre dos tipos de normas.
rencia al carácter de reglas de las normas de derecho fundamental cuando Numerosos son los criterios propuestos para la distinción entre reglas
se dice que la Constitución debe ser tomada en serio como ley6 o cuando y principios. El de generalidad es el más frecuentemente utilizado9. Se-
se alude a que también en el ámbito de los derechos fundamentales es po- gún este criterio, los principios son normas de un grado de generalidad
sible llevar a cabo fundamentaciones deductivas7. Sin embargo, este tipo relativamente alto, mientras las reglas, de un nivel relativamente bajo.
de caracterizaciones se mantienen, por lo general, a nivel de insinuacio- Un ejemplo de una norma con un nivel relativamente alto de generalidad
nes. Lo que falta es una distinción precisa entre reglas y principios y su es aquella que establece que todos gozan de libertad religiosa. En cam-
utilización sistemática. Ello se tratará a continuación. bio, una norma según la cual todo preso tiene el derecho a convertir a
otros presos10-H tiene un grado relativamente bajo de generalidad. Según
1. CRITERIOS TRADICIONALES PARA LA DISTINCIÓN ENTRE REGLAS 9
Y PRINCIPIOS Cfr., por ejemplo, J. Raz, «Legal Principies and the Limits of Law» en The Yale Law
Journal 81 (1972), pág. 838; G. C. Christie, «The Model of Principies» en Duke Law Jour-
1
nal 1968, pág. 669; G. Hughes, «Rules, Policy and Decisión Making» en The Yale Law
La distinción entre reglas y principios no es nueva. A pesar de su an- Journal 77 (1968), pág. 419; A. Simonius, «Über Bedeutung, Herkunft und Wandlung der
tigüedad y de su frecuente utilización, sobre esta distinción aún existe Grundsátze des Privatrechts» en Zeitschrift fur Schweizerisches Recht, N. F. 71 (1952),
confusión y polémica. Existe una desconcertante variedad de criterios de pág. 239. En contra de la generalidad como criterio de distinción están J. Esser, Grundsatz
distinción. La delimitación con respecto a otras cosas tales como los va- undNorm, pág. 51; K. Larenz, Richtiges Recht, Munich 1979, pág. 26: «No es el grado de
generalidad lo decisivo para el principio sino su aptitud como razón de justificación».
lores es oscura; la terminología, vacilante. 10
Cfr. al respecto BVerfGE 12, 1 (4).
A menudo, no se contraponen regla y principio sino norma y princi- 1
' El concepto de generalidad de una norma tiene que ser distinguido estrictamente del
pio o norma y máxima8. Aquí las reglas y los principios se agruparán de universalidad de una norma. A pesar de su diferente grado de generalidad, tanto «Cada
bajo el concepto de norma. Tanto las reglas como los principios son nor- cual goza de la libertad de religión» como «Todo preso tiene el derecho a convertir a su
propia religión a otros presos» expresan normas universales. Ello es así porque estas nor-
t mas se refieren a todos los individuos de una clase abierta (personas, presos; con respecto
1
Cfr., por ejemplo, E. v. Hippel, Grenzen und Wesensgehalt der Grundrechte, Berlín al concepto de clase abierta, cfr. A. Ross, Directives and Norms, págs. 109 s.). La contra-
1965, págs. 15 ss.; D. C. Góldner, Verfassungsprirrzip und Privatrechtsnorm in der ver- partida de la norma universal es la norma individual. Las proposiciones «El Sr. L. goza de
fassungskonformen Auslegung und Rechtsfortbildung, Berlín 1969, págs. 23 ss.; U. libertad de religión» y «El preso L. tiene el derecho a convertir a su propia religión a otros
Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat», pág. 507; E. W. Bóckenfórde, presos», expresan, en la misma medida, normas individuales de las cuales la una tiene un
«Die Methoden der Verfassungsinterpretation», pág. 2091. grado relativamente alto de generalidad y la otra, uno relativamente bajo. El concepto
2
Cfr. supra, en Capítulo 1. III, los ejemplos presentados de la jurisprudencia del Tri- ; opuesto al de generalidad es el de especialidad. Por ello, la primera de las normas mencio-
bunal Constitucional Federal. nadas puede ser llamada «relativamente general» y la segunda «relativamente especial».
3
Cfr., por ejemplo, P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 135. Una norma es siempre universal o individual. En cambio, la generalidad y su opuesto, la
4
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 32, 54 (72); H. Huber, «Über die Konkretisierung der especialidad, es un asunto de grado. Con respecto a los pares conceptuales universali-
Grundrechte», pág. 197. dad/individualidad y generalidad/especialidad, cfr. R. M. Haré, Freedom and Reason,
5
B. Schlink, Abrvágung im Verfassungsrecht, Berlín 1976, pág. 195; A. Podlech, Oxford 1963, págs. 39 s.; Id., «Principies» en Proceedings ofthe Aristotelian Society 73
Gehalt und Funktionen des allgemeinen verfassungsrechtlichen Gleichheitssatzes, Berlín \ (1972/73). págs. 2 s.
1971, pág. 90. Además de los significados aquí indicados, las expresiones «individual», «univer-
6
E. Forsthoff, Zur Problematik der Verfassungsauslegung, Stuttgart 1961, pág. 34. sal», «especial» y «general» son utilizadas de muchas otras maneras. A ellos se agregan
7
H. J. Koch/H. RüBmann, Juristische Begründungslehre, págs. 97 ss. otros términos tales como «abstracto» y «concreto». Muy difundida es la caracterización
8
Cfr., por ejemplo, J. Esser, Grundsatz undNorm, 3.a edición, Tubinga 1974. El Tribu- como «abstracta-general» de la norma dividida en supuesto de hecho y consecuencia ju-
nal Constitucional Federal habla a veces de las «normas y principios de la Ley Fundamen- rídica y aplicable, con variada frecuencia, a un número no determinado de personas
4
tal» (BVerfGE 51, 324 (350)). (cfr., por ejemplo, D. Volkmar, Allgemeiner Rechtssatz und Einzelakt, Berlín 1962,

64 65
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

el criterio de la generalidad, se podría pensar que la primera norma po- que tuviera un alto grado de generalidad pero que no fuera inmediata-
dría ser clasificada como principio y la segunda como regla. Como otros mente aplicable, que no hubiera sido establecida expresamente, que lle-
criterios de distinción se discuten la «posibilidad de determinar los casos vara en la frente su contenido valorativo, que tuviera una estrecha rela-
en que debe aplicarse uno u otro tipo de norma»12, la forma de su génesis ción con la idea del derecho, que tuviera gran importancia para el orde-
—por ejemplo, la distinción entre normas «creadas» y «desarrolla- namiento jurídico y que se aplicara como fundamento de ciertas reglas y
das»13—, la explicitud del contenido valorativo14, la referencia a la idea como criterio para la evaluación de argumentos jurídicos. A ello se agre-
de derecho15 o a un derecho supremo16 y la importancia para el ordena- garía el hecho de que aquello que estos criterios, tomados en sí mismos,
miento jurídico17. Además, las reglas y los principios se diferencian con- separan, es, a su vez, de un tipo muy heterogéneo20. Por ello, habría que
forme al criterio de si son fundamentos de las reglas o reglas en si dirigir la atención a los numerosos elementos comunes y diferencias, si-
mismos18, o de si se trata de normas de argumentación o de comporta- militudes y disimilitudes, que se encuentran dentro de la clase de las nor-
miento19. mas, algo que podría ser comprendido mejor con el concepto wittgenstei-
Sobre la base de este tipo de criterios, es posible sostener tres tesis to- niano de parecido de familia21 que con la división en dos clases. La se-
talmente diferentes sobre la distinción entre reglas y principios. Según la gunda tesis es sostenida por quien considera que las normas pueden
primera, todo intento de dividir las normas en dos clases, la de las reglas dividirse de una manera relevante en la clase de las reglas y la de los
y la de los principios, es vano debido a la pluralidad existente en la reali- principios pero, señala que esta distinción es sólo de grado. Partidarios
dad. Esto quedaría demostrado, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, de esta tesis son, sobre todo, los numerosos autores que piensan que el
los criterios antes mencionados, algunos de los cuales sólo permiten dife- grado de generalidad es el criterio decisivo. La tercera tesis señala que
renciaciones de grado, son combinables entre sí de la manera que se de- las normas pueden dividirse en reglas y principios y que entre reglas y
see. De esta manera, no habría ninguna dificultad en imaginar una norma principios existe no sólo una diferencia gradual sino cualitativa. Esta te-
sis es correcta. Existe un criterio que permite distinguir con toda preci-
sión entre reglas y principios. Este criterio no se encuentra en la lista pre-
págs. 74 ss.). Cuando no sean relevantes las diferenciaciones, en lo que sigue se hará
uso de esta forma de hablar relativamente afianzada. Para más diferenciaciones, cfr. A. sentada pero, explica la mayoría de los criterios en ella contenidos como
Ross, Directives andNorms, págs. 106 ss.; G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 70 ss. típicos de los principios, aun cuando no sean los decisivos. Ahora debe
12
J. Esser, Grundsatz und Norm, pág. 51; K. Larenz, Richtiges Recht, pág. 23. Cfr. aludirse a este criterio.
también H. T. Klami. Legal Heuristics, Vammala 1982, págs. 31 ss.
13
S. I. Shuman, «Justification of Judicial Decisions» en Essays in Honour ofHans
Kelsen, The California Law Review 59 (1971), págs. 723, 729; T. Eckhoff, «Guiding Stan-
dards in Legal Reasoning» en Current Legal Problems 29 (1976), págs. 209 s. 2. L O S PRINCIPIOS COMO MANDATO DE OPTIMIZACIÓN
14
C. W. Canaris, Systemdenken und Systembegriff in der Jurisprudenz, 2.a edición,
Berlín 1983, pág. 50.
15
K. Larenz, Methodenlehre der Rechtswissertschaft, 5.a edición, Berlín/Heidel- El punto decisivo para la distinción entre reglas y principios es que los
berg/Nueva York/Tokio 1983, págs. 218, 404.
16
principios son normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor me-
H. J. Wolff, «Rechtsgrundsátze und verfassunggestaltende Grundentscheidungen dida posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes22. Por
ais Rechtsquellen» en O. Bachof/M. Drath/O. Gónnenwein/E. Walz (eds.), Fschr.f. W. Je-
llinek, Munich 1955, págs. 37 ss.
17 20
K. Larenz, Methodenlehre der Rechtswissenschaft, pág. 461; A. Peczenik, «Princi- Así, por ejemplo, Esser distingue entre principios jurídicos axiomáticos, retóricos y
pies of Law» en Rechtstheorie 2 (1971), pág. 30; cfr., además, S. Wronkowska/M. Zielins- dogmáticos, inmanentes e informativos y principios del derecho, así como entre principios
ki/Z. Ziembinski,. «Rechtsprinzipien. Grundlegende Probleme» en: Id., Zasady prawa, estructurales y axiológicos (J. Esser, Grundsatz und Norm, págs. 47 s., 73 ss., 90, 156).
Varsovia 1974, pág. 226. Peczenik divide los principios en «principies or "laws" oflogic», «principies ofjustice»,
18
J. Esser, Grundsatz und Norm, pág. 51: «El principio... no es él mismo "directiva", «semilogical» e «instrumentally formulated legal principies», principios «similar to the
sino razón, criterio y justificación de la directiva»; K. Larenz, Richtiges Recht, pág. 24 s.; J. instrumrentallyformulated» y «all the other principies» (A Peczenik, «Principies of Law»,
Raz, «Legal Principies and the Limits of Law», pág. 839; N. MacCormick, «"Principies" of págs. 17 ss.).
Law» en Juridical Review 19 (1974), pág. 222; Id., Legal Reasoning and legal Theoory, 21
L. Wingenstein, Philosophische Untersuchungen en: Id., Schriften, tomo 1, Franc-
Oxford 1978, págs. 152 ss. fort del Meno 1969,66,67.
19 22
H. Gross, «Standards as Law» en Annual Survey of American Law 1968/69, Cfr. al respecto R. Alexy, «Zum Begriff des Rechtsprinzips» en Rechtstheorie,
pág. 578. Beiheft 1 (1979), págs. 79 ss.; Id., «Rechtsregeln und Rechtsprinzipien», conferencia pro-

66 67
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

lo tanto, los principios son mandatos de optimizarían23, que se caracterizan 3. COLISIONES DE PRINCIPIOS Y CONFLICTOS DE REGLAS
porque pueden cumplirse en diferente grado y que la medida debida de su
cumplimiento no sólo depende de las posibilidades reales sino también de La distinción entre reglas y principios se muestra de la manera más
las jurídicas. El ámbito de las posibilidades jurídicas se determina por los clara en las colisiones de principios y en los conflictos de reglas28. Es co-
principios y reglas opuestos24. mún a las colisiones de principios y a los conflictos de reglas que dos
En cambio, las reglas son normas que sólo pueden ser cumplidas o normas, aplicadas independientemente, conducen a resultados incompa-
no25. Si una regla es válida, entonces debe hacerse exactamente lo que tibles, es decir, a dos juicios de deber ser jurídico contradictorios. Se di-
ella exige, ni más ni menos. Por lo tanto, las reglas contienen determina- ferencian en la forma en que se soluciona el conflicto.
ciones en el ámbito de lo fáctica y jurídicamente posible. Esto significa
que la diferencia entre reglas y principios es cualitativa y no de grado26. 3.1. El conflicto de reglas
Toda norma es o bien una regla o un principio27.
Un conflicto entre reglas sólo puede solucionarse mediante la intro-
nunciada en el 11 Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Filosofía del Dere- ducción en una de las reglas de una cláusula de excepción que elimine el
cho y Filosofía Social, Helsinki 1983. conflicto o mediante la declaración de que por lo menos una de las reglas
23
El concepto de mandato es utilizado aquí en un sentido amplio, que abarca también es inválida. Un ejemplo de un conflicto de reglas que puede eliminarse
permisiones y prohibiciones.
24
En la restricción de la realización o satisfacción de principios por medio de reglas, mediante la introducción de una cláusula de excepción es el que se pre-
hay que distinguir dos casos: (1) La regla R que restringe el principio P vale estrictamente. senta entre la prohibición de abandonar la sala antes de que suene el tim-
Esto significa que tiene validez una regla de validez R' que dice que R precede a P, sin que bre de salida y la orden de abandonarla en caso de alarma de incendio. Si
importe cuan importante sea la satisfacción de P y cuan poco importante sea la satisfacción todavía no ha sonado el timbre de salida y se enciende la alarma de in-
de R. Puede suponerse que en los ordenamientos jurídicos modernos, en todo caso, no to-
das las reglas se encuentran bajo una regla de validez de este tipo. (2) R no tiene validez es- cendio, estas reglas conducen a juicios concretos de deber ser contradic-
tricta. Esto significa que es válido un principio de validez P' que, bajo determinadas cir- torios entre sí. Este conflicto se soluciona mediante la introducción en la
cunstancias, permite que P desplace o restrinja a R. Estas condiciones no pueden ya estar primera regla, de una cláusula de excepción que contemple el caso de
satisfechas cuando en el caso concreto la satisfacción de P es más importante que la del que se encienda la alarma de incendios.
principio PR que, apoya materialmente a R, pues entonces P' no jugaría ningún papel. Se
trataría sólo de saber cuál es la relación entre P y PR. P 'juega un papel cuando para la pre- Si no es posible una solución de este tipo, entonces tiene que decla-
cedencia de P se exige no sólo que P preceda al principio PR que apoya materialmente a R rarse inválida, por lo menos una de las reglas, y de esta manera, tiene que
sino que P es más fuerte que PR junto con el principio P', que exige el cumplimiento de las expulsarse del ordenamiento jurídico. A diferencia de lo que sucede con
reglas y, en este sentido, apoya formalmente a R. el concepto de validez social o de la importancia de una norma, el con-
25
El § 5 párrafo 1 StVO es una regla en la que esto se ve con especial claridad. Se pue- cepto de validez jurídica no es graduable. Una norma es válida jurídica-
de sólo rebasar o bien por la izquierda o bien por la derecha. Sin embargo, la propiedad de
poder o no poder ser cumplida no se limita a reglas de este tipo simple. No depende de que mente o no lo es. Que una regla sea válida y sea aplicable a un caso, sig-
la acción ordenada (prohibida, permitida) sólo pueda o no ser realizada. También las reglas nifica que su consecuencia jurídica también es válida. Más allá de la for-
que prescriben acciones que pueden ser realizadas en diferente grado pueden tener esta ma en que se fundamenten, debe excluirse la posibilidad de que sean
propiedad. La tienen cuando está ordenado (prohibido, permitido) un determinado grado válidos dos juicios concretos de deber ser, contradictorios entre sí29. Si se
de la acción o del comportamiento. Un ejemplo al respecto lo constituyen las prescripcio-
nes que se refieren al comportamiento negligente. Lo que se exige no es un grado máximo
de cuidado y atención sino, con diferencias según los ámbitos jurídicos, un determinado timización. Para una discusión con Dworkin, cfr. R. Alexy, «Zum Begriff des Rechtsprin-
grado de atención. Ciertamente, pueden surgir dudas con respecto a la medida del cuidado zips», págs. 59 ss.
28
ordenado en un caso particular pero, ellas pueden surgir en la aplicación de toda norma y La terminología es oscilante. Así Paulson, sin distinguir entre reglas y principios,
no fundamenta ninguna especialidad. En la aclaración de estas preguntas dudosas de lo que utiliza en general la expresión «conflicto de normas» (S. Paulson, «Zum Problem der Nor-
se trata es justamente de saber si se ha satisfecho o no la medida del cuidado ordenado por menkonflikte» en ARSP 66 (1980), págs. 497 ss.) y el Tribunal Constitucional Federal ha-
la prescripción. Plantear esta pregunta es algo característico de una regla. bla a veces, sin diferenciación alguna, de «colisiones de normas» (BVerfGE 26, 116 (135);
26
Este es también el resultado en J. Esser, Grundsatz und Norm, pág. 95. 36, 342 (363)). La terminología aquí propuesta pretende expresar que, a pesar de tener im-
27
La distinción presentada se parece a la de Dworkin (cfr. R. Dworkin, Taking Rights portantes aspectos comunes, las colisiones de principios y los conflictos de reglas son fun-
Seriously, 2.a edición, Londres 1978, págs. 22 ss., 71 ss.). Sin embargo, se diferencia de ella damentalmente diferentes.
29
en un punto esencial, es decir, en la caracterización de los principios como mandatos de op- Cfr., por ejemplo, G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 135, 141 ss.; A. Ross, Di-

68 69
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

constata la aplicabilidad de dos reglas con consecuencias recíprocamente cunstancias, uno de los principios precede al otro. Bajo otras circunstan-
contradictorias en el caso concreto y esta contradicción no puede elimi- cias, la pregunta acerca de cuál es el principio que prevalece puede ser
narse mediante la introducción de una cláusula de excepción, debe en- solucionada de manera inversa. Esto es lo que se quiere decir cuando se
tonces declararse inválida, por lo menos, una de las reglas. afirma que en los casos concretos los principios tienen diferente peso y
Hasta ahora se ha dicho que en caso de un conflicto de reglas en que que prima el principio con mayor peso. Los conflictos de reglas tienen
no sea posible incluir una cláusula de excepción, debe declararse inváli- lugar en la dimensión de la validez, mientras que las colisiones de princi-
da por lo menos una de las reglas. Sin embargo, aún no se ha dicho cuál pios —como quiera que sólo pueden entrar en colisión principios váli-
debe merecer este tratamiento. El problema puede solucionarse por me- dos— tienen lugar más allá de la dimensión de la validez, en la dimen-
dio de reglas tales como «lex posterior derogat legi priori» y «lex spe- sión del peso31.
cialis derogat legi generali», pero también es posible proceder de acuer- Las numerosas ponderaciones de bienes llevados a cabo por el Tribu-
do con la importancia de las reglas en conflicto. Lo fundamental es que nal Constitucional Federal son un ejemplo de cómo se solucionan las co-
la decisión versa sobre la validez. Un ejemplo de un conflicto de reglas lisiones de principios32. Aquí, a manera de ejemplo, puede aludirse a dos
que el Tribunal Constitucional Federal resolvió de acuerdo con la norma decisiones: la Sentencia sobre incapacidad procesal y la Sentencia del
de conflictos del artículo 31 LF («El derecho federal tiene prioridad so- caso Lebach. El análisis de la primera decisión da lugar a ciertas refle-
bre el derecho de los Estados federados»), justo en este sentido, es el del xiones acerca de la estructura de las soluciones de colisiones que pueden
derecho federal entonces todavía válido del §22 párrafo 1 de la Ordenan- ser resumidas en una ley de la colisión; la segunda profundiza estas refle-
za de horas laborables de los años 1934 y 1938 que, según la interpreta- xiones y conduce a la concepción del resultado de la ponderación como
ción del Tribunal, permitía que los comercios permanecieran abiertos du- una norma adscrita de derecho fundamental.
rante los días de semana entre las 7 y las 19 horas y el §2 de la Ley de
Badén sobre cierre de los negocios del año 1951 que prohibía que los 3.2.1. La ley de la colisión
miércoles los negocios permanecieran abiertos después de las 13 horas30.
Ambas reglas no podían valer simultáneamente, pues, entonces la apertu- En la Sentencia sobre la incapacidad procesal, se trata de si es admi-
ra de los negocios los miércoles por la tarde estaría permitida y prohibida sible llevar a cabo una audiencia oral en contra de un acusado que, debi-
a la vez. El artículo 31 LF excluía considerar a la regulación del Estado do a la tensión que tales actos traen consigo, corre el peligro de sufrir un
de Badén como una excepción a la regla válida del derecho federal. Por infarto33. El Tribunal constata que en tales casos existe «una relación de
lo tanto, quedaba tan sólo la alternativa de declarar la invalidez de la nor- tensión entre el deber del Estado de garantizar una aplicación adecuada
ma del Estado federado. del derecho penal y el interés del acusado en la salvaguardia de los dere-
chos constitucionalmente garantizados, a cuya protección el Estado está
igualmente obligado por la Ley Fundamental»34. Esta relación de tensión
3.2. La colisión de principios no podía ser solucionada en el sentido de una prioridad absoluta de uno

Las colisiones de principios deben ser solucionadas de manera total- 31


Con respecto al concepto de la dimensión del peso, cfr. R. Dworkin, Taking Rights
mente distinta. Cuando dos principios entran en colisión —tal como ocu- Seriously, págs. 26 s.
32
rre cuando, según un principio, algo está prohibido y, según otro princi- Las ponderaciones de bienes muestran con máxima claridad que el Tribunal Consti-
pio, lo mismo esta permitido— uno de los dos principios tiene que ceder tucional Federal concibe a las normas de derecho fundamental (en todo caso también)
como principios. De una manera todavía más fácil puede reconocerse esto cuando el Tribu-
ante el otro. Sin embargo, esto no significa declarar inválido al principio nal formula expresamente mandatos de optimización, como por ejemplo en la sentencia so-
desplazado ni que en el principio desplazado haya que introducir una bre el Partido Comunista Alemán (BVerfGE 5, 85 (204)): «el desarrollo lo más amplio po-
cláusula de excepción. Más bien lo que sucede es que, bajo ciertas cir- sible de su personalidad», en la sentencia sobre las farmacias (BVerfGE 7, 377 (403)): «La
elección de la profesión (...) tiene que ser afectada lo menos posible por el poder público» y
en la sentencia sobre la regulación de las artes y los oficios (BVerfGE 13, 97 (105)): «en la
rectives and Norms, págs. 169 ss.; C./O. Wcinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, elección de la profesión (se ejerce) la mayor libertad posible» (subrayados de R. A.).
33
págs. 133 s. BVerGE51,324.
30 34
BverfGE 1,283 (292 ss.). BVerGE51,324(345).

70 71
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

de estos deberes del Estado, ninguno de ellos poseería «prioridad sin dad física, estaría prohibido llevar a cabo la audiencia oral. Tomados en
más»25. Más bien, el «conflicto» debería solucionarse «mediante una sí mismos, los dos principios conducen a una contradicción. No obstante,
ponderación de los intereses contrapuestos». En esta ponderación, de lo esto significa que cada uno de ellos limita la posibilidad jurídica de cum-
que se trata es de establecer cuál de los intereses, que tienen el mismo plimiento del otro. Esta situación no se soluciona declarando que uno de
rango en abstracto, posee mayor peso en el caso concreto: «Si esta pon- ambos principios no es válido y eliminándolo del sistema jurídico. Tam-
deración da como resultado que los intereses del acusado que se oponen poco se soluciona introduciendo una excepción en uno de los principios
a la intervención tienen en el caso concreto un peso manifiestamente ma- de forma tal que en todos los casos futuros este principio tenga que ser
yor que el de aquel interés a cuya preservación está dirigida la medida es- considerado como una regla satisfecha o no. La solución de la colisión
tatal, entonces la intervención viola el principio de proporcionalidad y, consiste más bien en que, teniendo en cuenta las circunstancias del caso,
con ello, el derecho fundamental del acusado que deriva del artículo 2 se establece entre los principios una relación de precedencia condiciona-
párrafo 2 frase 1 LF»36. Esta situación de decisión responde exactamente da. La determinación de la relación de precedencia condicionada consis-
a la colisión de principios. Las diferencias son sólo de tipo terminológi- te en que, tomando en cuenta el caso, se indican las condiciones en las
co. No se habla de una «colisión» sino de una «situación de tensión» y de cuales un principio precede al otro. En otras condiciones, la pregunta
un «conflicto» y aquello que entra en colisión y, que es objeto de la pon- acerca de cuál de los principios debe preceder, puede ser solucionada in-
deración, no se denomina «principio» sino «deber», «bien», «derecho versamente.
fundamental», «pretensión» e «interés». Es perfectamente posible pre- El concepto de relación de precedencia condicionada que se acaba de
sentar la situación de decisión como una colisión de principios. Ella se da utilizar tiene una importancia fundamental para la compresión de la coli-
cuando se habla, por una parte, de la obligación de mantener el mayor sión de principios y, con ello, para la teoría de los principios. Para poder
grado posible de aplicación del derecho penal y, por otra, de la obliga- explicarlo con mayor detalle, se denotarán los dos principios contrapues-
ción de afectar lo menos posible la vida y la integridad física del acusa- tos en la Sentencia de la incapacidad procesal como «Pi» (derecho a la
do. Estos mandatos tienen una validez relativa en relación con las posibi- vida y a la integridad física) y «i>2» (aplicación del derecho penal). To-
lidades fácticas y jurídicas que existen para su cumplimiento. Si tan sólo mados en sí mismos, P\ y P2 conducen a juicios concretos de deber ser
existiera el principio de la aplicación efectiva del derecho penal, estaría jurídico recíprocamente contradictorios: Px a «Está prohibido llevar a
ordenado, o por lo menos permitido, llevar a cabo la audiencia oral37. Si cabo la audiencia oral» y ? 2 a «Está ordenado llevar a cabo la audiencia
existiera tan sólo el principio de la protección de la vida y de la integri- oral». Esta colisión puede solucionarse mediante el establecimiento de
una relación de precedencia incondicionada o condicionada. Como sím-
35 bolo para la relación de precedencia se utilizará el signo «P»38. Para las
Ibídem. condiciones en las cuales un principio precede al otro, se utilizará «C».
36
BVerfGE51,324(346).
37
Aquí se considera sólo la constelación que consiste en el caso que hay que solucio- Hay, entonces, cuatro posibilidades de decidir el caso mediante una diso-
nar y en los dos principios. Si en esta constelación se prescinde de uno de los dos principios lución de una colisión de principios:
contrapuestos, pierde entonces su importancia la referencia a las posibilidades jurídicas. El
principio deja de ser un mandato de optimización para convertirse en un mandato de maxi- (1) P^Pi
mización, referido tan sólo a las posibilidades fácticas. Esto conduce a la idea de que los
principios, por sí mismos o aisladamente, es decir, considerados con independencia de sus (2) P2PPl
relaciones con otros principios, tienen el carácter de mandatos de maximización. Por ello, (3) (PlPP2)C
podría pensarse en definir a los principios como mandatos de maximización y no de opti- (4) (P2VPX)C
mización. Sin embargo, una definición semejante no comprendería la relación con otros
principios, que es constitutiva del concepto de principio. Se tendría que añadir una regla de (1) y (2) son relaciones de precedencia incondicionadas. Se puede ha-
optimización referida a los mandatos de maximización o complementar la definición como
mandato de maximización, referida a principios aislados, con una definición como manda- blar también de relaciones de precedencia «abstractas» o «absolutas». El
to de optimización que abarcara la conexión entre los principios. Frente a ello, la definición tribunal excluye la aceptación de una relación de precedencia incondicio-
general de mandato de optimización, aquí elegida, tiene la ventaja de la simplicidad. Ade- nada semejante mediante la frase: «Ninguno de estos intereses merece sin
más, no excluye —cuando ello es conveniente— la adopción de una perspectiva desde la
cual los principios pueden ser considerados en sí mismos o aisladamente, como, en lo que
sigue, se hará a menudo. Cfr. al respecto, G. H. v. Wright, The Logic ofPreference, Edimburgo 1963, pág. 19.

72 73
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

más la precedencia frente al otro»39. Esta frase es válida, en general, para Lo que aquí fuera caracterizado como «condición de precedencia» y
las colisiones de principios del derecho constitucional. Sólo a primera vis- denotado por la letra «C» juega, pues, un papel doble. En el enunciado de
ta, el principio de la dignidad humana, sobre el que se volverá más adelan- preferencia:
te, constituye una excepción. Por lo tanto, quedan sólo las posibilidades
denotadas con (3) y (4) de una relación de precedencia condicionada o, (3) (PlPP2)C
como podría también decirse, concreta o relativa. El asunto decisivo es en
qué condiciones qué principio tiene precedencia y qué principio debe ce- C es la condición de una relación de precedencia. En la formulación
der. En este contexto, el Tribunal se sirve de la muy difundida metáfora del de regla:
peso. Según sus palabras, lo que importa es si «los intereses del acusado en
el caso concreto tienen manifiestamente un peso esencial mayor que el de (5) Si la acción a cumple C, entonces pesa sobre a una prohibi-
aquellos intereses a cuya preservación debe servir la medida estatal»40. ción de derecho fundamental.
Intereses de este tipo no pueden tener un peso en un sentido cuantifícable.
Por ello, cabe preguntar qué se quiere decir cuando se habla de pesos. El C es un presupuesto de un supuesto de hecho de una norma. El que C
concepto de relación de precedencia condicionada permite una respuesta tenga este carácter doble resulta necesariamente de la estructura del
simple. El principio Px tiene, en un caso concreto, un peso mayor que el enunciado de preferencia. Pues, que Pu es decir, el principio establecido
principio opuesto P2 cuando existen razones suficientes para que P{ tenga en el artículo 2 párrafo 2 frase 1 LF, tenga preferencia en las circunstan-
precedencia sobre P2, en las condiciones C dadas en el caso concreto. Más cias C, significa que la consecuencia jurídica que deriva de Px tiene vali-
abajo se llevará a cabo una precisión al respecto. dez cuando se dan las circunstancias C42. Por lo tanto, a partir de un
enunciado de preferencia sobre una relación de precedencia condiciona-
La ponderación del Tribunal consiste, totalmente en el sentido de lo da deriva una regla que prescribe la consecuencia jurídica del principio
aquí presentado, en la mención de las condiciones de precedencia (C) y la que prevalece cuando se dan las condiciones de preferencia. Como con-
fundamentación de la tesis de que bajo estas condiciones Px tiene prece- secuencia, puede formularse la siguiente ley sobre la conexión que existe
dencia sobre P2. La condición de precedencia de Px (es decir, del principio entre las relaciones de precedencia condicionadas y las reglas:
establecido en el artículo 2 párrafo 2 frase 1 LF) obtiene su formulación
más general en la frase: «Si existe el peligro concreto, manifiesto, de que (K) Si el principio Px en las circunstancias C, tiene precedencia
el acusado en caso de llevarse a cabo la audiencia oral, pierda su vida o ex- sobre el principio P2: (Px P P2) C, y si de Pu en las circunstancias
perimente graves daños en su salud, entonces, la continuación del proceso C deriva la consecuencia R, entonces tiene validez una regla que
lo lesiona en su derecho fundamental del artículo 2 párrafo 2 frase 1 LF»41. contiene a C como supuesto de hecho y aR como consecuencia
Este enunciado conduce a un punto importante para la teoría de las relacio- jurídica: C —> R.
nes de precedencia condicionadas. Llama la atención que en ella no se ha-
ble de la precedencia de un principio, interés, pretensión, derecho o de al- Una formulación algo menos técnica es la siguiente:
gún otro objeto similar; más bien se mencionan condiciones, bajo las cua-
les se produce una lesión de un derecho fundamental. Sin embargo, que (K') Las condiciones en las cuales un principio tienen prece-
una acción lesione un derecho fundamental significa que está prohibida dencia sobre otro constituyen el supuesto de hecho de una regla
desde el punto de vista de los derechos fundamentales. El citado enunciado que expresa la consecuencia jurídica del principio precedente.
puede, por lo tanto, ser entendido como la formulación de una regla de la
forma: «Si una acción satisface las condiciones C, entonces debe entender- 42
En el caso estudiado, de lo que se trata es de saber si la consecuencia jurídica que re-
se que ella está prohibida por los derechos fundamentales». sulta de Px se presenta en toda su extensión o no. Puede también haber casos en los que sea
indispensable aminorar las consecuencias jurídicas del principio que tiene precedencia. En
estos casos, P, precede a P2 bajo las condiciones del caso (C) sólo con respecto a una limi-
tada consecuencia jurídica (R"), cuya notación es «(Px P P2) C, /?'». La pregunta acerca de
39
BVerfGE51,324(345). la precedencia con respecto a una consecuencia jurídica limitada debe distinguirse del pro-
40
BVerfGE51,324(346). blema de la idoneidad y de la necesidad, que se refiere a las posibilidades de la realización
41
Ibídem. fáctica del principio y que será analizado más adelante.

74 75
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

Esta ley, que será llamada «ley de la colisión», es uno de los funda- el primer nivel se constata «una situación de tensión entre la protección
mentos de la teoría de los principios aquí sostenidos. Ella refleja el carác- del derecho al honor, garantizada en el artículo 2 párrafo 2 en conexión
ter de los principios como mandatos de optimización entre los cuales, con el artículo 1 párrafo 1 LF, y la libertad de información de acuerdo
primero, no existen relaciones absolutas de precedencia y que, segundo, con el artículo 5 párrafo 1 frase 2 LF»46. Una vez más, el primer principio
se refieren a acciones y situaciones que no son cuantifícables. Al mismo será denotado como «/V> y el segundo como «P2». P\ por sí solo condu-
tiempo, constituye la base para restar fuerza a las objeciones que resultan ciría a la prohibición; a su vez, P2 tomado en sí mismo, a la permisión de
de la proximidad de la teoría de los principios con la teoría de los valo- la emisión. Este «conflicto», como el Tribunal llama a veces a la coli-
res43- 44. sión, no se soluciona mediante una declaración relativa a la invalidez de
ambas normas, sino por medio de una «ponderación» en la que ninguno
3.2.2. Los resultados de la ponderación como normas adscritas de los dos principios —el Tribunal Constitucional Federal habla en este
de derecho fundamental contexto de «valores constitucionales»— «puede pretender una prece-
dencia básica». Más bien, habría que «decidir cuál interés debe ceder, te-
Sobre la base de la Sentencia del caso Lebach45, puede aclararse aún niendo en cuenta la conformación típica del caso y las circunstancias es-
más lo aquí dicho. En esta Sentencia se trata de la siguiente situación: El peciales del caso particular 47 . No es posible una descripción más precisa
Canal 2 de Televisión (ZDF) proyectaba la emisión de un documental: de una colisión de principios. Dos normas, tomadas en sí mismas, condu-
«El asesinato de soldados en Lebach». En este documental debía infor- cen a resultados recíprocamente contradictorios. Ninguna es inválida,
marse acerca de un crimen en el cual cuatro soldados del grupo de la ninguna tiene una precedencia absoluta. Lo que aquí tenga validez de-
guardia de un depósito de municiones del Ejército Federal cerca de Le- penderá de qué decisión deba adoptarse a la luz de las circunstancias del
bach fueron asesinados mientras dormían y se sustrajeron armas con las caso concreto48. Cabe señalar aquí que a la ya constatada variedad de las
que se pensaba realizar otros actos delictivos. Una persona que había caracterizaciones de los objetos de la ponderación, se añade otra más: la
sido condenada por complicidad en este crimen y que estaba a punto de caracterización como «valores constitucionales».
abandonar la prisión consideró que la emisión de este documental televi- Tras haber comprobado la colisión de principios que abstractamente
sivo en el que era mencionada expresamente y aparecía fotografiada vio- tienen la misma jerarquía, en el segundo nivel, el Tribunal llega a una
laba su derecho fundamental del artículo 1, párrafo 1 y del artículo 2 pá-
rrafo 1 LF, sobre todo porque hacía peligrar su resocialización. El Tribu- 46
BVerfGE 35, 202 (219).
nal estatal rechazó su solicitud de un auto provisional que prohibiera la 47
BVerfGe 35, 202 (225).
emisión del documental y el Tribunal Superior estatal rechazó la apela- 48
No puede haber duda de que el Tribunal soluciona el caso por medio de una ponde-
ción de esta medida. En contra de esta decisión, el implicado presentó un ración de principios. Sin embargo, cabe preguntarse si estaba abierta sólo esta vía. Un mo-
recurso de amparo. tivo para esta pregunta deriva de los análisis del Tribunal en los cuales examina si una emi-
sión de televisión que identifica al recurrente es idónea y necesaria para los fines persegui-
Aquí habrá de interesar sólo la parte de la decisión que se refiere a la dos por la ZDF. A estos fines pertenecen, entre otros, la información de la población sobre
solución de una colisión de principios. No se abordará otros problemas la eficacia de la imposición de la pena, un efecto de intimidación en los actores potenciales
tales como el efecto horizontal de los derechos fundamentales. La argu- y un «fortalecimiento de la moral pública y de la responsabilidad social» (BVerfGE 35,202
mentación del Tribunal se lleva a cabo a través de tres niveles, algo que (243)). Por ello, podría pensare que el caso no debería haber sido decidido a nivel de la
ponderación entre valores constitucionales o principios, es decir, en el marco del tercer
tiene especial interés para la teoría de las condiciones de preferencia. En subprincipio de la proporcionalidad (cfr. al respecto L. Hirschberg, Der Grundsatz der
Verhálmismafiigkeit, Gotinga 1982, págs. 2 ss., así como 100 ss.), sino en el marco de los
43
Cfr. Capítulo 3. II. 1. subprincipios anteriores de idoneidad y necesidad (así, por ejemplo, B. Sclilink, Abwágung
44
Aquí baste señalar que la ley de colisión conduce —mediante del establecimiento de im Verfassungsrecht, pág. 34). No obstante, de esta manera sólo podría haberse excluido la
condiciones concretas de precedencia— a una dogmática diferenciada de los distintos de- mención del nombre y la presentación de su imagen en la pantalla. Como el Tribunal parte
rechos fundamentales, es decir, evita una preferencia y un desplazamiento en términos ge- del hecho de que el recurrente sería lesionado en sus derechos también en el caso de que no
nerales. Así, la delimitación según esta ley no es un asunto de todo-o-nada, sino un proble- se mencionara su nombre y no se presentara su imagen en la pantalla (BVerfGE 35, 202
ma de «desplazamiento del derecho fundamental en relaciones singulares» (BVerfGE 28, (243)), era indispensable una decisión en el marco del tercer subprincipio de la proporcio-
243 (263). nalidad. Sólo si el Tribunal no hubiera partido de estas premisas, habría existido la posibili-
45
BVerfGE 35, 202. dad de solucionar el caso con la ayuda de los subprincipios de idoneidad y necesidad.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

precedencia general de la libertad de información de la emisora (P2) en el resultado de toda ponderación iusfundamental correcta, puede formular-
caso de «una información actual sobre hechos delictivos» (C^49, es decir, se una norma adscrita de derecho fundamental con carácter de regla bajo
a (P2 P P\) Ci. Esta relación de precedencia es interesante porque sólo se la cual puede subsumirse el caso. Por lo tanto, aun cuando todas las nor-
establece una precedencia general o básica. Esto significa que no toda in- mas de derecho fundamental directamente estatuidas tuvieran exclusiva-
formación actual está permitida. La condición de precedencia y, con ello, mente carácter de principios —algo que, como se mostrará, no es así—
el supuesto de hecho de la regla correspondiente a la ley de colisión se- existirían entre las normas de derecho fundamental tanto algunas que son
gún el enunciado de preferencia, incluye, por lo tanto, una cláusula cete- principios como otras que son reglas.
ris paribus que permite establecer excepciones. Estas últimas observaciones conducen ya a la aplicación de la teoría
La decisión es tomada en el tercer nivel. Aquí, el Tribunal constata de los principios a la teoría de la norma de derecho fundamental. Antes
que en caso de una «repetición de una información sobre un delito grave, de seguir esta vía, debe profundizarse un poco más en la teoría de los
que no responde ya a intereses informativos actuales» que «pone en peli- principios. Hasta ahora, los principios han sido definidos como mandatos
gro la resocialización del autor» (C2), tiene precedencia la protección del de optimización y las reglas, como normas que sólo pueden ser cumpli-
derecho al honor (Px) frente a la libertad de información (P2), lo que en el das o no. De esta distinción se desprende el diferente comportamiento en
caso que hay que decidir significa que la transmisión de la información los conflictos y las colisiones. Ahora deberán ser consideradas algunas
está prohibida50. Por lo tanto, tiene validez el enunciado de precedencia otras propiedades, que resultan de aquellas características básicas, y ana-
(P\ P P2) C2. C2 se divide en cuatro condiciones (repetición/ningún inte- lizadas algunas objeciones que podrían presentarse directamente en con-
rés informativo actual/hecho delictivo grave/peligro para la resocializa- tra de la teoría del conflicto y la colisión aquí presentada. Las objeciones
ción). Por ello, la regla C2 -> R que corresponde al enunciado de prece- de tipo general que se basan en la cercanía de la teoría de los principios
dencia es una regla con cuatro características en su supuesto de hecho, y con la teoría de los valores y la teoría de la ponderación, serán tratadas
que tiene la siguiente estructura: después de la aplicación de la teoría de los principios a la teoría de la nor-
ma de derecho fundamental.
(6) S,yS2yS,yS4^R.
Ella establece: una información televisiva repetida (S{) que no res-
ponde a un interés informativo actual (S2) sobre un hecho delictivo grave 4. EL DIFERENTE CARÁCTER PRIMA FACIE DE LAS REGLAS
(ST) y que pone en peligro la resocialización del actor (S4) está prohibida Y LOS PRINCIPIOS
por los derechos fundamentales (R).
Antes se denominó normas de derecho fundamental tanto a las nor- Una primera propiedad importante que resulta de lo hasta aquí dicho
mas directamente estatuidas como a las normas adscritas51. Una norma es el diferente carácter prima facie de las reglas y los principios53. Los
adscrita de derecho fundamental es una norma para cuya adscripción es
posible aducir una fundamentación iusfundamental correcta. Si para la 53
Con respecto al concepto del carácter prima facie, cfr. básicamente, aunque en mu-
norma que se acaba de presentar es posible aducir una fundamentación chos puntos poco claro, W. D. Ross, The Right and the Good, Oxford 1930, págs. 19 ss.,
iusfundamental correcta —algo que aquí se presupondrá— entonces ella 28 ss., así como K. Baier, The Moral Point of View, Ithaca N. Y./Londres 1958,
es una norma de derecho fundamental. Al mismo tiempo, es una regla págs. 102 ss., y R. M. Haré, Moral Thinking, Oxford 1981, págs. 27 ss., 38 ss., que se remi-
ten a Ross. J. Searle, «Prima facie Obligations» en J. Raz (ed.), Practical Reasoning,
bajo la cual el estado de cosas sometido a decisión puede ser subsumido Oxford 1978, págs. 84 ss., propone renunciar al término «prima facie» y a sus opuestos y
al igual que si fuera una norma legislada, cosa que en efecto sucede en el en su lugar distinguir entre aquello «what one has an obligation to do» y aquello «what one
fallo Lebach52. Por lo tanto, tiene validez el siguiente enunciado: como ought to do all things considered» (loe. cit., págs. 88 s.). Aquí tiene sólo interés señalar
que, según Searle, existen dos usos de «ought», uno «all things considered» y otro no «all
things considered». Hay que concederle a Searle que con este último uso están vinculados
49
BVerfGE35,202(231). algunos problemas. Sin embargo, una renuncia al término «prima facie» sería recomenda-
50
BVerfGE 35, 202 (237). ble sólo si se quisiera renunciar a toda distinción terminológica. Con respecto a un intere-
51
Supra, Capítulo 2. II. 2. sante intento de reconstrucción del carácter prima facie con los medios de la lógica deónti-
52
Con respecto a la estructura de esta subsunción, cfr. R. Alexy, «Die logische Analy- ca, cfr. J. Hintikka, «Some Main Problems of Deontic Logic» en R. Hilpinen (ed.), Deontic
se juristischer Entscheidungen», págs. 195 ss. Logic: Introductory and Systematic Readings, Dordrecht 1970, págs. 67 ss.

78 79
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

principios ordenan que algo debe ser realizado en la mayor medida posi- prohibición para todos los campos del derecho57. Las reglas para las cua-
ble, teniendo en cuenta las posibilidades jurídicas y fácticas. Por lo tanto, les no tiene validez esta prohibición pierden su carácter estrictamente de-
no contienen mandatos definitivos sino sólo prima facie. Que un princi- finitivo. El carácter prima facie que adquieren a raíz de la pérdida de su
pio valga para un caso no significa que lo que el principio exige para este carácter estrictamente definitivo es, sin embargo, básicamente distinto
caso tenga validez como resultado definitivo. Los principios presentan del de los principios. Un principio es desplazado cuando en el caso que
razones que pueden ser desplazadas por otras razones opuestas. El prin- hay que decidir, un principio opuesto tiene un peso mayor. En cambio,
cipio no determina cómo ha de resolverse la relación entre una razón y su una regla todavía no es desplazada cuando en el caso concreto el princi-
opuesta. Por ello, los principios carecen de contenido de determinación pio opuesto tiene un mayor peso que el principio que apoya la regla. En
con respecto a los principios contrapuestos y las posibilidades fácticas. este caso, además tienen que ser desplazados los principios que estable-
Totalmente distinto es el caso de las reglas. Como las reglas exigen cen que deben cumplirse las reglas que son impuestas por una autoridad
que se haga exactamente lo que en ellas se ordena, contienen una deter- legitimada para ello y que no es posible apartarse sin fundamento de una
minación en el ámbito de las posibilidades jurídicas y fácticas. Esta de- práctica que proviene de la tradición. Estos principios deben ser llama-
terminación puede fracasar por imposibilidades jurídicas y fácticas, lo dos «principios formales». Cuanto más peso se confiera en un ordena-
que puede conducir a su invalidez; pero, si este no es el caso, entonces lo miento jurídico a los principios formales, tanto más fuerte será el carác-
que la regla establece tiene validez definitiva. ter prima facie de sus reglas58. Sólo si a tales principios no se les atribu-
Por ello, podría pensarse que todos los principios tienen un mismo yera ya ningún peso, lo que tendría como consecuencia el fin de la
carácter prima facie y todas las reglas un mismo carácter definitivo. Un validez de las reglas en tanto tales, las reglas y los principios tendrían el
modelo semejante se percibe en Dworkin cuando dice que las reglas, mismo carácter prima facie.
cuando tienen validez, son aplicables de una manera todo-o-nada, mien- Que las reglas, mediante el debilitamiento de su carácter definitivo,
tras que los principios sólo contienen una razón que indica una dirección no obtengan el mismo carácter prima facie que los principios, es sólo una
pero que no tiene como consecuencia necesariamente una determinada cara de la moneda. La otra es que tampoco los principios, por medio del
decisión54. Sin embargo, este modelo es demasiado simple. Es indispen- reforzamiento de su carácter prima facie, obtienen el mismo carácter pri-
sable un modelo más diferenciado. No obstante, también dentro del mar- ma facie de las reglas. El carácter prima facie de los principios puede re-
co de un modelo diferenciado, hay que mantener el diferente carácter forzarse introduciendo una carga de argumentación en favor de determi-
prima facie de las reglas y los principios. nados principios o determinados tipos de principios. La Sentencia del
Del lado de las reglas, la necesidad de un modelo diferenciado resulta caso de la incapacidad procesal ha mostrado que tanto las normas que
de que es posible, con motivo de la decisión de un caso, introducir en las confieren derechos fundamentales al individuo como las que ordenan la
reglas una cláusula de excepción. Cuando esto sucede, la regla pierde su persecución de intereses de la comunidad, pueden ser concebidas como
carácter definitivo para la decisión del caso. La introducción de una cláu- principios. Es posible introducir una carga de argumentación en benefi-
sula de excepción puede llevarse a cabo en razón de un principio. En cio de los principios del primer tipo y en contra de los del segundo, es de-
contra de lo que piensa Dworkin55, las cláusulas de excepción que pue- cir, una carga de argumentación en beneficio de los bienes individuales y
den introducirse en las reglas en razón de los principios, ni siquiera son en contra de los bienes colectivos. Algo parecido tiene en mira Schlink
teóricamente enumerables56. Nunca se puede estar seguro de que en un cuando dice que los «derechos fundamentales son reglas que establecen
nuevo caso no haya que introducir una nueva cláusula de excepción.
Desde luego, es concebible un sistema jurídico que prohiba la limitación 57
Cfr., por ejemplo, BGHZ 24, 153: 59,236. Para una visión general, cfr. H. Branden-
de las reglas a través de la introducción de cláusulas de excepción. Como burg, Die teleologische Reduktion, Gotinga 1983.
58
lo muestran los múltiples casos de la llamada reducción teleológica, el En este contexto, se pueden introducir los conceptos de ordenamiento jurídico duro
sistema jurídico de la República Federal de Alemania no contiene tal y blando. Un sistema jurídico es tanto más duro cuanto más fuerte sea el carácter prima fa-
cie de sus reglas y cuanto más normado esté por reglas. Con respecto al hecho de que la po-
lémica acerca de la dureza indispensable de un ordenamiento jurídico no es ningún tema
54
R. Dworkin, Taking Rights Seriously, págs. 24, 26. nuevo, cfr. O. Behrends, «Institutionelles und prinzipielles Denken im rómischen Priva-
55
R. Dworkin, Taking Rights Seriously, pág. 25. trecht» en Zeitschrift der Savigny-Stiftungfur Rechtsgeschichte, Romanistische Abteilung
56
R. Alexy, «Zum Begriffdes Rechtsprinzips», págs. 68 ss. 25 (1978), págs. 187 ss.

80 81
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

cargas de la argumentación»59. Aquí no se tratará ahora la pregunta de si mitido, y el juez decide justamente sobre esto. El concepto semántico de
la suposición de tales reglas que establecen cargas de la argumentación, norma corresponde a ello. Al ser vistas las reglas y los principios como
está justificada o no. Lo que aquí interesa es sólo que con la suposición razones para normas, la relación de fundamentación queda limitada a co-
de una carga de la argumentación en beneficio de determinados princi- sas de una sola categoría, lo que facilita su manejo, sobre todo su análisis
pios, no se equipara su carácter prima facie con el de las reglas. Tampoco lógico.
una regla que establece una carga de la argumentación libera de la nece- Uno de los criterios presentados para la distinción entre reglas y prin-
sidad de establecer, en el caso concreto, las respectivas condiciones de cipios cataloga a los principios como razones para reglas y sólo para
precedencia. Tiene sólo como consecuencia que cuando se dan razones ellas. Si este criterio fuera correcto, los principios no podrían ser razones
igualmente buenas o en caso de duda, debe darse preferencia a un princi- inmediatas para juicios concretos de deber ser. A primera vista, hay algo
pio sobre el otro. Esto refuerza, por cierto, el carácter prima facie del plausible en la concepción según la cual los principios son razones para
principio favorecido por una regla que establece una carga de la argu- las reglas y las reglas razones para juicios concretos de deber ser (normas
mentación. Sin embargo, el carácter prima facie de las reglas, que se apo- individuales). Sin embargo, si se observan las cosas más de cerca, esta
ya en el hecho de una disposición ya tomada autoritativamente o transmi- concepción resulta ser incorrecta. También las reglas pueden ser razones
tida, es algo básicamente diferente y esencialmente más fuerte. para reglas y los principios pueden ser razones para juicios concretos de
Con esto cabe constatar que las reglas y los principios se diferencian deber ser. Quien acepta como inconmovible la norma según la cual no se
en su carácter prima facie también a la luz de las diferenciaciones orde- puede lesionar la autoestima de cada cual, ha aceptado una regla. Esta re-
nadas. gla puede ser la razón para otra regla según la cual a nadie debe hablárse-
le de sus fracasos. Por otra parte, los principios pueden ser razones para
decisiones, es decir, para juicios concretos de deber ser. Así, en la Sen-
5. LAS REGLAS Y LOS PRINCIPIOS COMO RAZONES tencia del caso sobre la incapacidad procesal, el principio de la protec-
ción de la vida fue una razón a favor de la inadmisibilidad de la realiza-
Las reflexiones hasta aquí presentadas muestran que las reglas y los ción de la audiencia oral. Sin embargo, la caracterización de los princi-
principios son razones de tipo diferente. Los principios son siempre ra- pios como razones para reglas indica un punto correcto. Refleja el
zones prima facie; las reglas, a menos que se haya establecido una ex- diferente carácter de las reglas y los principios como razones para juicios
cepción, son razones definitivas. Con la caracterización como razones concretos de deber ser. Cuando una regla es una razón para un juicio con-
prima facie y definitivas, todavía no se ha dicho nada acerca depara qué creto de deber ser que hay que pronunciar, como ocurre cuando ella es
son razones las reglas y los principios. Pueden considerarse como razo- válida, es aplicable y no admite ninguna excepción, entonces es una ra-
nes para la acción o como razones para normas y, en tanto razones para zón definitiva. Si este juicio concreto de deber ser tiene como contenido
normas, como razones para normas universales (abstractas-generales) el que a alguien le corresponde un derecho, entonces este derecho es un
y/o normas individuales (juicios de deber ser jurídicos concretos)60. Raz derecho definitivo. Por el contrario, los principios son siempre sólo razo-
ha defendido la opinión según la cual las normas serían razones para la nes prima facie. Tomados en sí mismos, establecen sólo derechos prima
acción61. En cambio, aquí, las reglas y los principios serán considerados facie. Así, en el caso Lebach, el canal ZDF tenía sólo un derecho prima
como razones para normas. Sin embargo, el abismo entre ambas concep- facie a la emisión del documental. Las decisiones sobre los derechos pre-
ciones es menos profundo que lo que puede parecer, como quiera que si suponen la determinación de derechos definitivos. El camino que condu-
las reglas y los principios son razones para normas, también son, de for- ce desde el principio, es decir, desde el derecho prima facie, hasta el de-
ma mediata, razones para la acción. La opinión aquí sostenida correspon- recho definitivo, transcurre por la determinación de una relación de pre-
de a la concepción de la teoría del derecho. En la ciencia del derecho, se ferencia. Sin embargo, la determinación de una relación de preferencia
formulan afirmaciones acerca de lo que está ordenado, prohibido y per- es, de acuerdo con la ley de la colisión, el establecimiento de una regla.
Por ello, puede decirse que siempre que un principio es, en última instan-
59 cia, una razón básica para un juicio concreto de deber ser, este principio
B. Schilink, Abwágung im Verfassungsrecht, pág. 195. es una razón para una regla que representa una razón definitiva para este
60
Con respecto a estas distinciones, cfr. supra Capítulo 2, nota 11.
61
J. Raz, Practical Reason and Norms, Londres 1975, págs. 15, 58. juicio concreto de deber ser. Los principios mismos no son nunca razo-

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

nes definitivas. Posiblemente son estas conexiones a las que apunta Esser den ser derivados de una tradición de expedición detallada de normas y,
cuando dice que el «principio [...] no es él mismo "directriz" sino razón, de decisiones judiciales que, por lo general, son expresión de concepcio-
criterio y justificación de la directriz»62 y a las que se refiere Kant cuando nes difundidas acerca de cómo debe ser el derecho.
afirma que «dos razones de la obligación (rationes obligandi) de las cua-
les la una o la otra no es suficiente para la obligación (rationes obligandi
non obligantes), (pueden) estar vinculadas en un sujeto y en una regla 7. TRES OBJECIONES EN CONTRA DEL CONCEPTO DE PRINCIPIO
que se prescribe pues entonces la una no es deber»63.
Independientemente del interrogante de si su utilización es recomen-
dable justamente en el marco de la teoría de los derechos fundamentales,
6. GENERALIDAD Y PRINCIPIOS pueden aducirse tres objeciones en contra del concepto de principio aquí
presentado. La primera señala que existirían colisiones de principios so-
Es bastante fácil fundamentar el derecho relativo del criterio de gene- lucionables mediante la declaración de invalidez de uno de los princi-
ralidad. Los principios suelen ser relativamente generales porque no es- pios; la segunda, que existirían principios absolutos que nunca podrían
tán referidos a las posibilidades del mundo real o normativo. Cuando son ponerse en una relación de preferencia con otros principios; y la tercera,
referidas a los límites del mundo real y normativo, se llega a un sistema que el concepto de principio es demasiado amplio y, por lo tanto, inútil
de reglas diferenciado. El concepto de sistema de reglas diferenciado, porque abarcaría todos los intereses que pueden ser tomados en cuenta en
dependiente de los principios, tendrá importancia para el análisis de las las ponderaciones.
objeciones en contra del carácter supuestamente general de las pondera-
ciones. La existencia de normas de alto grado de generalidad que no son
principios muestra que al criterio de la generalidad le corresponde sólo 7.1. La invalidez de los principios
un derecho relativo. El enunciado normativo «Un hecho puede ser pena-
do sólo si la punibilidad del acto estaba establecida por ley antes de la co- Es indudable que existen principios que, si aparecieran en un deter-
misión del acto» (art. 103 párrafo 2 LF; § 1 Código Penal) puede presen- minado ordenamiento jurídico, tendrían que ser declarados inválidos, al
tar una serie de problemas de interpretación y detrás de él se encuentra estrellarse con otros principios. Un ejemplo es el principio de discrimina-
un principio al que puede recurrirse para su interpretación, pero formula ción racial. El derecho constitucional de la República Federal de Alema-
una regla, pues lo que exige es algo que siempre puede sólo ser o no ser nia excluye este principio. No existen casos en los cuales tenga preferen-
cumplido. Como quiera que, a menudo, esta norma se denomina «princi- cia y otros en los que deba ser desplazado; mientras valgan los principios
pio», este es un ejemplo de aquellos casos en los cuales la aquí sostenida del actual derecho constitucional, ellos desplazan siempre a este princi-
teoría de los principios se aparta del uso habitual del lenguaje. pio; ello significa que no tiene validez. Si se produjese un choque, éste
Las razones de las otras múltiples propiedades de los principios son tendría que ser solucionado como un conflicto de reglas. Por ello, podría
obvias. En tanto razones para reglas, a menudo técnicas, los principios pensarse que no vale la teoría de la colisión presentada más arriba. Pero
permiten conocer su contenido valorativo más fácilmente que aquéllas; esto no tendría en cuenta el punto decisivo. Para decir por qué esto suce-
en tanto razones básicas para numerosas reglas, los principios tienen una de así, los conceptos de conflicto de reglas y de colisión de principios se-
importancia fundamental, en lo que se refiere a su contenido, para el or- rán agrupados bajo el concepto de contradicción de normas en el sentido
denamiento jurídico; su referencia a la idea del derecho resulta de un mo- más amplio de la palabra. El punto decisivo es que existen dos tipos de
delo de fundamentación que avanza de lo general a lo cada vez más espe- contradicciones de normas en sentido amplio, que se diferencian en
cial; y el hecho de que como normas «surgidas naturalmente» puedan ser cuanto representan dos categorías distintas. En uno de ellos, de lo que se
contrapuestas a las normas «creadas» se debe al hecho de que los princi- trata es de la pertenencia al ordenamiento jurídico, es decir, de la validez.
pios no necesitan ser establecidos explícitamente sino que también pue- El conflicto de reglas es el ejemplo principal al respecto. El principio de
la discriminación racial muestra que también en el caso de los principios
62
J. Esser, Grundsatz und Norm, pág. 51. puede presentarse la pregunta acerca de la validez, aun cuando este pro-
63
I. Kant, Metaphysik der Sitien, pág. 224. blema surja raras veces. En el marco de la pregunta acerca de la validez,

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

se trata siempre de saber qué debe ser colocado dentro o fuera del orde- Sin embargo, podría pensarse que la Ley Fundamental establece, por
namiento jurídico. lo menos, un principio absoluto, y referirse como fundamentación al ar-
El otro tipo de contradicción de normas en sentido amplio se da den- tículo 1 párrafo 1 frase 1 LF: «La dignidad humana es intangible». Efec-
tro del ordenamiento jurídico. Las contradicciones de normas en sentido tivamente el artículo 1 párrafo 1 frase 1 LF provoca la impresión de ca-
amplio que tienen lugar dentro del ordenamiento jurídico son siempre rácter absoluto. No obstante, la razón de esta impresión no reside en que
colisiones de principios y las colisiones de principios se dan siempre mediante esta disposición de derecho fundamental se establezca un prin-
dentro del ordenamiento jurídico. Esto pone claramente de manifiesto cipio absoluto, sino en que la norma de la dignidad humana es tratada, en
que el concepto de colisión de principios presupone la validez de los parte, como regla y, en parte, como principio, y también en el hecho de
que para el principio de la dignidad humana existe un amplio grupo de
principios que entran en colisión. Por ello, la referencia a la posibilidad
condiciones de precedencia en las cuales existe un alto grado de seguri-
de catalogar a los principios como inválidos no afecta el teorema de la
dad acerca de que bajo ellas el principio de la dignidad humana tienen
colisión sino que simplemente revela uno de sus presupuestos.
precedencia sobre los principios opuestos. Un ámbito definido por tales
condiciones, es decir, protegido por las reglas que corresponden a estas
condiciones, es lo que el Tribunal Constitucional Federal designa como
7.2. Los principios absolutos el «ámbito nuclear absolutamente protegido de la configuración de la
vida privada»64.
En el problema de la invalidez de los principios, se trataba de princi-
pios extremadamente débiles, es decir, de principios que, en ningún caso, El carácter de regla de la norma de la dignidad humana se muestra en
tienen precedencia sobre otros. En el caso de los principios absolutos, se el hecho de que en los casos en los que esta norma es relevante no se pre-
trata de principios sumamente fuertes, es decir, de principios que, en nin- gunta si tiene precedencia o no sobre otras normas, sino tan sólo si es
gún caso, pueden ser desplazados por otros. Si existen principios absolu- violada o no. Sin embargo, en vista de la vaguedad de la norma de la dig-
tos, hay que modificar la definición del concepto de principio, pues el he- nidad humana, existe un amplio espectro de respuestas posibles a esta
cho de que exista un principio que, en caso de colisión, tiene que prece- pregunta. Al respecto, son instructivas las consideraciones del Tribunal
Constitucional Federal en la Sentencia sobre las escuchas: «En lo que
der a todos los otros principios, es decir, también a aquél que dice que las
concierne al principio de la inviolabilidad de la dignidad humana men-
reglas expedidas tienen que ser obedecidas, significa que su realización
cionado en el artículo 1 LF [...], todo depende de la constatación de en
no conoce límites jurídicos. Sólo siguen existiendo límites fácticos. El
qué circunstancias puede violarse la dignidad humana. Manifiestamente,
teorema de la colisión no sería aplicable.
no puede darse una respuesta general sino que siempre hay que tener en
Es fácil argumentar en contra de la validez de los principios absolu- cuenta el caso concreto»65. Con la fórmula utilizada en esta Sentencia de
tos en un ordenamiento jurídico que reconoce derechos fundamentales.
Los principios pueden referirse a bienes colectivos o a derechos indivi- 64
duales. Cuando un principio se refiere a bienes colectivos y es absoluto, BVerfGE 34, 238 (245). Es interesante cómo el Tribunal define en esta decisión la
relación que existe entre el concepto del ámbito absolutamente protegido con el concepto
las normas de derecho fundamental no pueden fijarle ningún límite jurí- de ponderación: «Ni siquiera los intereses prioritarios de la colectividad pueden justificar
dico. Por lo tanto, dentro del alcance del principio absoluto, no puede ha- una intervención en el ámbito nuclear absolutamente protegido de la configuración de la
ber derechos fundamentales. Cuando el principio absoluto se refiere a vida privada; no tiene lugar una ponderación de acuerdo con la medida del principio de
derechos individuales, su falta de limitación jurídica conduce a la con- proporcionalidad.» Esta frase plantea problemas de interpretación. ¿Ha de entenderse en el
sentido de que el principio de la dignidad humana precede también en casos en los cuales,
clusión de que, en caso de colisión, los derechos fundamentados median- desde el punto de vista del derecho constitucional, un principio contrapuesto tiene un peso
te el principio, de todos los individuos, tienen que ceder frente al derecho mayor? Esto sería contradictorio. Para evitar la contradicción, la cláusula «intereses priori-
fundamentado en el principio, perteneciente a cada individuo, lo que es tarios de la colectividad» tiene que ser entendida de forma tal de que en ellos se trate de in-
contradictorio. Por lo tanto, vale el enunciado según el cual los principios tereses que tengan más peso desde algún punto de vista, que no sea el del derecho constitu-
cional. Pero, entonces, desde el punto de vista del derecho constitucional, podría ponderar-
absolutos o bien no son conciliables con los derechos individuales o bien se sin mayor problema y encontrarse que el principio de la dignidad de la persona tiene más
sólo lo son cuando los derechos individuales fundamentados por ellos no peso.
65
corresponden a más de un solo sujeto jurídico. BVerfGE 30, 1 (25).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

«tratamiento despectivo»66, el Tribunal se abre un amplio margen de ac- que, debido a su apertura semántica, no necesita una limitación con res-
ción para llevar a cabo una constatación semejante en los casos concre- pecto a ninguna relación de preferencia relevante69. El principio de la
tos. En ella existe la posibilidad de ponderación. Que el Tribunal hace dignidad humana puede realizarse en diferentes grados. Que con un alto
uso de esta posibilidad lo muestran manifestaciones tales como las que grado de certeza, el principio de la dignidad humana tenga precedencia
afirman que la dignidad de la persona no es lesionada cuando «la exclu- frente a todos los demás principios, en determinadas condiciones, no
sión de la protección judicial no es motivada por una desconsideración o confiere a este principio un carácter absoluto sino que simplemente sig-
subestimación de la persona humana, sino por la necesidad de mantener nifica que existen muy pocas razones jurídico-constitucionales, que en
en secreto medidas para la protección del orden democrático y la existen- ciertas condiciones, invaliden la relación de precedencia a favor de la
cia del Estado»67. Esto puede entenderse en el sentido de que, cuando el dignidad humana. Sin embargo, una tesis semejante, relativa a la posi-
mantenimiento del secreto es necesario y se cumplen otras condiciones, ción nuclear [de la dignidad humana] vale también para otras normas de
como el control jurídico llevado a cabo por los órganos integrados por re- derecho fundamental. Ella no afecta el carácter de principio. Por eso,
presentación popular y los órganos auxiliares, el principio de la protec- puede decirse que la norma de la dignidad humana no es un principio ab-
ción del Estado tiene precedencia sobre el principio de la dignidad huma- soluto. La impresión de que tiene carácter absoluto resulta de que existen
na, en lo que concierne a la exclusión de las vías judiciales para controlar dos normas relativas a la dignidad humana, es decir, una regla de la dig-
las medidas que ordenan llevar a cabo las escuchas. Que los argumentos nidad humana y un principio de la dignidad humana, así como del hecho
y los contraargumentos se relacionen de esta manera, es algo que puede de que existe una serie de condiciones bajo las cuales el principio de la
reconocerse en que, en caso de que desaparezcan las mencionadas condi- dignidad humana, con un alto grado de certeza, precede a todos los de-
ciones, la medida sobre la que hay que juzgar seguiría siendo la misma más principios.
pero, no estaría permitida. El principio de la dignidad humana tendría en-
tonces precedencia frente al principio de la protección del Estado. Esto
puede generalizarse: si en el nivel de los principios tiene precedencia la 7.3. La amplitud del concepto de principio
dignidad humana, entonces, a nivel de las reglas, la dignidad humana es
lesionada. Los principios pueden referirse tanto a derechos individuales como a
Que el principio de la dignidad humana, con el fin de definir el conte- bienes colectivos. Así, en la Sentencia del caso Lebach, se enfrentan dos
nido de la regla de la dignidad humana, se pondere frente a otros princi- principios de los cuales el uno garantiza un derecho prima facie a la pro-
tección del derecho al honor y el otro, un derecho prima facie a la liber-
pios, es algo que se muestra de manera especialmente clara en la Senten-
tad de información70. En cambio, en la Sentencia sobre la incapacidad
cia sobre la prisión perpetua en donde se dice que la «dignidad humana
procesal, entran en colisión el derecho a la vida y a la integridad física, y
[...] tampoco es lesionada cuando la ejecución de la pena es necesaria de-
el principio de la garantía de una aplicación funcional del derecho pe-
bido a la permanente peligrosidad del detenido y, por esta razón, no está
permitido el indulto»68. Con esta formulación se constata que la protec- 69
ción de la «comunidad estatal», bajo las condiciones indicadas, tiene pre- La ventaja de esta construcción consiste en que, por una parte, no hay que introducir
ninguna cláusula restrictiva en la norma de derecho fundamental de la dignidad humana
cedencia frente al principio de la dignidad humana. Si se dan otras condi- pero, sin embargo, por otra, puede llevarse a cabo una ponderación entre el principio de la
ciones, la preferencia puede ser fijada de otra manera. dignidad humana y otros principios constitucionales. Por lo tanto, puede evitarse el peligro
Por lo tanto, hay que partir de dos normas de la dignidad humana, es señalado por Kloepfer en el sentido de que «una dignidad humana que se imponga en todas
decir, una regla de la dignidad humana y un principio de la dignidad hu- las circunstancias frente a todos los demás principios constitucionales» reduciría «en últi-
ma instancia la garantía de la dignidad humana [...] a la defensa en contra de envilecimien-
mana. La relación de preferencia del principio de la dignidad humana tos apocalípticos» (M. Kloepfer, «Grundrechtstatbestand und Grundrechtschranken in der
con respecto a principios contrapuestos determina el contenido de la re- Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts - dargestellt am Beispiel der Menschen-
gla de la dignidad humana. Lo absoluto no es el principio sino la regla würde» en: Bundesverfassungsgericht und Grundgesetz, Festgabe aus Anlass des 25jáhri-
gen Bestehens des Bundesverfassungsgerichts, editado por C. Starck, tomo 2, Tubinga
66
1976, pág. 411), sin que se incluya en el supuesto de hecho de la norma de la dignidad hu-
BVerfGE 30, 1 (26). mana una cláusula restrictiva tácita, como parece proponerlo Kloepfer. La posibilidad de
67
BVerfGE 30, 1 (27). esta construcción se debe a la apertura semántica del concepto de dignidad de la persona.
68
BVerfGE 45, 187(242). 70
BVerfGe 35, 202 (219). Cfr., además, BVerfGE 30, 173 (195).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

nal71. Este último principio se refiere a un bien colectivo. La jurispruden- Dworkin concibe el concepto de principio de una manera más restrin-
cia del Tribunal Constitucional Federal ofrece una variedad de ejemplos gida. Según él, los principios son sólo aquellas normas que es posible
de bienes colectivos que constituyen el objeto de algunos principios. La aducir como razones para derechos individuales. Las normas que se re-
escala comienza con la salud pública72, el abastecimiento energético73 y fieren a bienes colectivos las llama «policies» [políticas]80. Sin duda, la
el aseguramiento alimenticio74, pasa por la lucha contra el desempleo75, y diferencia entre derechos individuales y bienes colectivos es importante.
llega hasta el afianzamiento de la estructura interna de las Fuerzas Arma- No obstante, no es indispensable ni funcional vincular el concepto de
das76, la seguridad de la República Federal de Alemania77 y la protección principio con el concepto de derecho individual. Las propiedades lógicas
del orden democrático en libertad78. El hecho de que un principio se re- comunes de ambos tipos de principios, a las que alude Dworkin con su
fiera a este tipo de bienes colectivos significa que ordena la creación o concepto de «principie in the generic sense» [principio en sentido gené-
mantenimiento de situaciones que satisfagan, en la mayor medida posi- rico]81 y que aparecen claramente en las colisiones de principios, sugie-
ble, de acuerdo con las posibilidades jurídicas y fácticas, ciertos criterios ren la conveniencia de un concepto amplio de principio. La diferencia
que van más allá de la validez o la satisfacción de los derechos indivi- subrayada por Dworkin puede tomarse en cuenta en el marco de un con-
duales79. cepto amplio de este tipo. Algo correlativo vale para otras diferencias po-
sibles.
71
BVerfGE51,324(345).
72
BVerfGE7,377(414s.).
73 8. L A TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS Y EL PRINCIPIO
BVerfGE30,292(317).
74
BVerfGE39,210(227). DE PROPORCIONALIDAD
75
BVerfGE21,245(251).
76
BVerfGE28,243(261). Ya se ha insinuado que entre la teoría de los principios y el principio
77
BVerfGE28, 175(186).
78
BVerGE 30, 1 (26 s.). Con respecto a otras numerosas referencias, cfr. H. Scnneider, de proporcionalidad existe una conexión. Esta conexión no puede ser
Die Güterabwágung des Bundesverfassungsgerichts, págs. 133 ss. más próxima: el carácter de principio implica el principio de proporcio-
79
Esta definición pone claramente de manifiesto que la distinción entre derechos indi- nalidad, y este implica aquél. Que el carácter de principio implique el
viduales y bienes colectivos no es tan fácil como puede parecer a primera vista. Es posible principio de proporcionalidad significa que el principio de proporcionali-
distinguir cuatro relaciones entre derechos individuales y bienes colectivos, que pueden ser
recíprocamente combinadas de múltiple manera: (1) Un derecho individual es exclusiva- dad, con sus tres subprincipios82 de idoneidad, necesidad (el mandato del
mente un medio para un bien colectivo. Una relación semejante supone, por ejemplo, quien
considera que el derecho a la propiedad es simplemente un medio para la obtención de la tipo pueden coexistir con relaciones que sean del primero, segundo o tercer tipo. Qué rela-
productividad económica. Una colisión entre el derecho y el bien colectivo queda excluida, ciones existan, es algo que depende de las tesis sobre el contenido y el carácter de los dere-
pues, cuando el derecho pierde su carácter de medio o hasta impide la productividad, ya no chos individuales y los bienes colectivos. Tanto la tesis según la cual, en todo caso, los de-
existe ninguna razón para mantenerlo. Si todos los derechos individuales fueran sólo me- rechos individuales no son sólo medios para bienes colectivos, como la tesis según la cual,
dios para bienes colectivos, ya no podrían existir colisiones entre derechos individuales y independientemente de los derechos individuales, existen bienes colectivos, pueden ser
bienes colectivos. En este sentido, los derechos, en cuanto medios para los bienes colecti-
vos, no tendrían fuerza propia. (2) Un bien colectivo es exclusivamente un medio para los bien fundamentadas. La primera tesis puede apoyarse en la dignidad y en la autonomía de
derechos. De una relación semejante parte quien dice que la garantía de una aplicación efi- la persona, es decir, puede fundamentarse en sentido kantiano; la segunda tesis puede fun-
caz del derecho penal vale tan sólo para asegurar derechos individuales. Desde esta pers- damentarse mediante una referencia al hecho de que no todas las actividades estatales se re-
pectiva, la colisión entre un derecho individual con el principio de la garantía de una apli- fieren a los derechos. Puede tratarse simplemente de algo útil, agradable o deseable. Esto
cación eficaz del derecho penal es, en verdad, una colisión entre derechos individuales (es basta para justificar hablar, por una parte, de los derechos individuales y, por otra, de los
decir, de los principios que los garantizan). Si todos los bienes colectivos fueran exclusiva- bienes colectivos.
80
mente medios para los derechos, habría tan sólo colisiones entre derechos. (3) Un bien co- R. Dworkin, Taking Rights Seriously, págs. 82, 90.
81
lectivo es una situación en la que tienen validez o se satisfacen normas que confieren dere- Ibídem, pág. 23.
82
chos individuales. Si esto valiera para todos los bienes colectivos, no haría falta hablar de Con respecto a los tres subprincipios que componen el principio de proporcionali-
bienes colectivos. (4) Entre los derechos individuales y los bienes colectivos no existen ni dad, cfr., con amplia bibliografía, L. Hirschberg, Der Grundsatz der Verhaltnismafiigkeit,
las relaciones medio/fin (1) o (2) ni la relación de identidad (3). Si los derechos individua- Gotinga 1981, págs. 2, 50 ss., 75 ss.; cfr., además, R. Wendt, «Der Garantiegehalt der
les no tienen ningún carácter absoluto, entonces, frente a los bienes colectivos, bajo el pre- Grundrechte und das Übermafíverbot» enAóR 104 (1979), págs. 415 ss.; E. Grabitz, «Der
supuesto (4), las colisiones entre derechos individuales y bienes colectivos son colisiones Grundsatz der VerháltnismáBigkeit in der Rechtsprechung des Bundesverfassungsge-
entre objetos diferentes desde el punto de vista de las categorías. Las relaciones del cuarto richts» en AóR (1973), págs. 571 ss.; M. Gentz, «Zur VerháltnismáBigkeit von Grun-

91
90
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

medio más benigno) y de proporcionalidad en sentido estricto (el manda- dad derivan del carácter de los principios como mandatos de optimiza-
to de la ponderación propiamente dicho) se sigue lógicamente a partir del ción con relación a las posibilidades fácticas.
carácter de principio, es decir, es deducible de él. El Tribunal Constitu- Para mostrar cómo el subprincipio de necesidad se sigue del carácter
cional Federal ha dicho, en una formulación algo oscura, que el principio de principio, debe considerarse aquí la constelación más simple de un
de proporcionalidad deriva «en el fondo, de la propia esencia de los dere- examen de necesidad. Que el subprincipio de necesidad presente ciertas
chos fundamentales»83. A continuación, debe mostrarse que esto es co- dificultades en constelaciones más complejas no dice nada acerca de su
rrecto en un sentido estricto, cuando las normas de derecho fundamental deducibilidad del carácter de principio; tan sólo pone de manifiesto sus
tienen carácter de principio84. límites86. La constelación más simple está caracterizada porque en ella
Los principios son mandatos de optimización con respecto a las posi- están en juego sólo dos principios y dos sujetos jurídicos (el Estado/el
bilidades jurídicas y fácticas. El subprincipio de proporcionalidad en ciudadano). Su caracterización es la siguiente: el Estado fundamenta la
sentido estricto, es decir, el mandato de la ponderación, se sigue de la re- persecución del fin F con el principio Px, o, en otras palabras, F es idénti-
lativización con respecto a las posibilidades jurídicas. Si una norma de co a Px. Existen, por lo menos, dos medios, Mx y M2, que son igualmente
derecho fundamental con carácter de principio entra en colisión con un idóneos para lograr o promover F M2 afecta menos intensamente que Mu
principio contrapuesto, entonces las posibilidades jurídicas para la reali- o no afecta en absoluto, la realización de aquello que exige una norma de
zación de la norma de derecho fundamental dependen del principio con- derecho fundamental con carácter de principio, P2. Bajo estos presupues-
trapuesto. Para llegar a una decisión, es indispensable llevar a cabo una tos, para Px es igual que se elija Mx o M2. P\ no exige que se elija Mx en
ponderación, en el sentido de la ley de la colisión85. Dado que está orde- lugar de M2 o M2 en lugar de Mx. En cambio, para P2 no es igual que se
nado aplicar los principios válidos, cuando ellos son aplicables, y que elija Mx o M2. En cuanto principio, P2 ordena una optimización tanto en
para su aplicación en los casos de colisión es indispensable llevar a cabo relación con las posibilidades fácticas, como en relación con las posibili-
una ponderación, entonces, el carácter de principio de las normas de de-
recho fundamental implica que está ordenado llevar a cabo una pondera- 86
La constelación más simple se presenta cuando están enjuego sólo dos sujetos jurí-
ción cuando ellas entran en colisión con otros principios contrapuestos. dicos, es decir, el Estado y un ciudadano, y sólo dos principios. Cuando están enjuego más
Esto quiere decir que el subprincipio de proporcionalidad en sentido es- de dos principios, puede surgir la siguiente situación: Mx y M2 son dos medios igualmente
tricto es deducible del carácter de principio de las normas de derecho adecuados para el fin F cuya consecución es exigida por el principio Px o es idéntica a Px.
fundamental. M2 afecta la realización de P2 menos que M, pero Mx afecta la realización de P3 menos que
M2. En este caso, el subprincipio de necesidad no permite tomar ninguna decisión entre las
Del subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto se sigue que tres posibilidades que entonces surgen: (1) se elige M, y, de esta manera, se prefiere P3
los principios son mandatos de optimización con relación a las posibili- frente a P2 y se realiza Px; (2) se elige M2 y, de esta manera, se prefiere P2 frente a P3 y se
dades jurídicas. En cambio, los subprincipios de necesidad y de idonei- realiza Px; (3) no se elige ni Aíx ni M2 y, por lo tanto, se prefiere P2 y P3 conjuntamente fren-
te a P,. Para fundamentar la elección de una de estas tres posibilidades —por ejemplo, la
primera— hay que exponer que está justificado preferir el no afectar P3, mediante M2 Junto
con la realización de Px, al afectar P2 mediante Mx. No obstante, de lo que se trata aquí es
drechtseingriffen» en NJW 1968, págs. 1601 ss.; P. Lerche, Übermafi und Verfassung- justamente de la justificación de una relación de preferencia condicionada entre P2, por un
srecht, Colonia/Berlín/Munich/Bonn 1961, págs. 19 ss.; K. Stern, Das Staatsrecht der lado, y Px, y P3, por el otro, es decir, de una ponderación.
Bundesrepublik Deutschland, tomo 1, Munich 1977, pág. 674; Fr. E. Schnapp, «Die Totalmente similares son los problemas que pueden surgir cuando están enjuego varias
VerháltnismáBigkeit des Grundrechtseingriffs» enJuS 1983, pág. 581. personas. Sean nuevamente Mx y M2 dos medios igualmente adecuados para alcanzar el
83 principio Px, perseguido por el Estado. Mx afecta menos que M2 el derecho prima facie de a
BVerfGE 19, 342 (348 s.); 65, 1 (44).
84 conferido por P2. M2 afecta menos que M, el derecho prima facie de b conferido por P2 o
A pesar de que el principio de proporcionalidad suela ser llamado de esta manera, no
se trata de un principio en el sentido aquí expuesto. La idoneidad, necesidad y proporciona- por algún otro principio P}. Tampoco aquí el subprincipio de necesidad permite llegar a
lidad en sentido estricto no se ponderan frente a algo diferente. No es que unas veces ten- ninguna decisión.
gan precedencia y otras no. Lo que se pregunta más bien es si se satisfacen las exigencias De los problemas de las constelaciones complejas hay que distinguir los problemas de
de estos subprincipios o no, y si su falta de satisfacción tiene como consecuencia la ilegali- la aplicación del subprincipio de necesidad, incluso en la constelación más simple. Entre
dad. Por lo tanto, los tres subprincipios tienen que catalogarse como reglas. Cfr. al respecto estos problemas se cuenta, sobre todo, el de saber en qué medida el legislador y la adminis-
G. Haverkate, Rechtsfragen des Leistungsstaats, Tubinga 1983, pág. 11, quien habla de un tración disponen de un margen de pronóstico para juzgar acerca de la necesidad y, con ello,
«enunciado jurídico susceptible de subsunción». para determinar los medios alternativos (con respecto a estos problemas, cfr. con abundan-
85 tes referencias, L. Hirschberg, Der Grundsatz der Verháltnismáfiigkeit, págs. 50 ss.).
Cfr. Capítulo 3.1. 3.2.1.

92 93
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

dades jurídicas. En relación con las posibilidades fácticas, P2 puede ser La deducción expuesta es una fundamentación del principio de pro-
realizado en una medida mayor si se elige M2 y no Mx. Desde el punto de porcionalidad a partir de las normas de derecho fundamental, o con ma-
vista de la optimización con respecto a las posibilidades fácticas, bajo el yor precisión, en la medida en que estas normas ostenten el carácter de
presupuesto de la validez tanto de Px como de P2, sólo está permitido ele- principios. Esta deducción puede ser llamada «fundamentación a partir
gir M2. Está prohibido elegir Mx. Esto es válido en relación con todos los de los derechos fundamentales». Otras fundamentaciones, por ejemplo,
principios, fines y medios. Por lo tanto, el subprincipio de necesidad que aquellas que se asientan en el principio del Estado de derecho89, en la
el Tribunal Constitucional Federal, entre otros, ha formulado como man- práctica jurisprudencial o en el concepto de justicia90, no quedan por ello
dato, al afirmar que «el fin no puede alcanzarse de otra manera que afec- excluidas91. En la medida en que sustenten al principio de proporcionali-
te menos al individuo»87, deriva del carácter de principio de las normas dad, son refuerzos bien recibidos de la fundamentación de este principio,
de derecho fundamental. a partir de los derechos fundamentales.
Con fundamento en la constelación más simple, antes presentada,
puede incluso aclararse la relación que existe entre las posibilidades jurí-
dicas y las posibilidades fácticas. Si tanto Mx como M2 dificultan la reali- II. TRES MODELOS
zación de P2 —algo que por regla general ocurre cuando existen motivos
para llevar a cabo el examen de necesidad— y M2 lo hace en menor me- 1. E L MODELO PURO DE LOS PRINCIPIOS
dida que Mx, entonces Mx y M2 no agotan el ámbito de las posibilidades
fácticas para la realización de P2 ni siquiera si se parte del hecho de que Los análisis hasta ahora presentados han mostrado que el Tribunal
Mx y M2 son los únicos medios adecuados para el fin F exigido por Px. Constitucional Federal, al menos en determinadas situaciones de deci-
Desde el punto de vista de las posibilidades fácticas, es posible alcanzar sión, concibe a las normas de derecho fundamental como principios. Con
una mayor medida de satisfacción de P2 si no se adopta ni Mx ni M2. El la ayuda de la ley de la colisión, se precisó cuál es la conexión que existe
subprincipio de necesidad permite sólo privilegiar a M2 frente a Mx. Que entre las normas de derecho fundamental como principios y las reglas de
pueda elegirse entre una de las dos alternativas, no es algo que se relacio- derecho fundamental que están vinculadas con las decisiones: las condi-
ne con las posibilidades fácticas, es decir, no es un asunto que tenga que ciones bajo las cuales un principio tiene precedencia frente a otro, consti-
ver con el subprincipio de necesidad, sino algo relativo a las posibilida- tuyen el supuesto de hecho de una regla que expresa la consecuencia jurí-
des jurídicas, es decir, a la ponderación entre Px y P2 (proporcionalidad dica del principio que tiene precedencia.
en sentido estricto). Como consecuencia, incluso cuando también el me- A partir de estas observaciones puede enunciarse un modelo simple
dio más benigno afecte la realización de P2, al subprincipio de necesidad de normas de derecho fundamental. Existirían dos tipos de normas de de-
siempre debe sumársele el subprincipio de proporcionalidad en sentido
estricto, es decir, el mandato de ponderación. Grabitz, «Der Grundsatz der VerháltnismáBigkeit in der Rechtsprechung des Bundesver-
Sobre la base de lo hasta aquí dicho, ya no constituye problema alguno fassungsgerichts», pág. 586: «Si se concibe positivamente al principio subyacente a los de-
rechos de libertad como la mayor oportunidad posible de desarrollo de la personalidad
la deducción del subprincipio de idoneidad. Si Mx no es idóneo para la otorgada al individuo por la Constitución, entonces toda regulación "exagerada" anula la po-
promoción u obtención del fin F exigido por Px o idéntico a Pu entonces sibilidad de maximización de oportunidades y es por ello constitucionalmente ilegítima».
89
Px no exige la adopción de Mu es decir, para Px es igual si se adopta Mx o Con respecto a esta línea de fundamentación, cfr., por ejemplo, BVerfGE 23, 127
no. Si, en estas circunstancias, Mx afecta la realización de P2, entonces, en (133); 38, 348 (368).
90
lo que concierne al aspecto de la optimización con relación a las posibili- Cfr. al respecto H. Schneider, «Zur VerháltnismáBigkeits-Kontrolle insbesondere
bei Gesetzen» en C. Starck (ed.), Bundesverfassungsgericht und Grundgesetz, tomo 2, Tu-
dades fácticas, Mx está prohibido por P2. Esto es válido para todos los prin- binga 1976, págs. 393 s.; R. Wendt, «Der Garantiegehalt der Grundrechte und das Über-
cipios, fines y medios. Por lo tanto, también el subprincipio de idoneidad maBverbot», pág. 416. R. v. Krauss, Der Grundsatz der Verháltnismáfiigkeit, Hamburgo
se sigue del carácter de principio de las normas de derecho fundamental88. 1955, pág. 41, habla del «derecho natural, en un sentido atemporal, del individuo a estar li-
bre de cargas en la medida en que ellas superen la medida indispensable».
91
87
Con respecto a una exposición de los diferentes intentos de fundamentación del
BVerfGe38,281(302). principio de proporcionalidad, cfr. R Wittig, «Zum Standort des VerháltnismáBigkeits-
88
A la deducción de la máxima de la proporcionalidad aquí presentada se aproxima E. grundsatzes im System des Grundgesetzes» en DÓV1968, págs. 818 ss.

94 95
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

recho fundamental: principios y reglas. Las garantías directamente esta- damental renunciaron expresamente a incluir cláusulas restrictivas gene-
tuidas por las disposiciones de derecho fundamental tienen que ser con- rales y dotaron a las diferentes garantías de derechos fundamentales con
cebidas como principios. Las reglas surgen de la determinación de las regulaciones restrictivas muy variadas98. El Tribunal Constitucional Fe-
condiciones de precedencia, a partir de los resultados de las diferentes deral que, por una parte, trata a las normas de derechos fundamentales
ponderaciones que se lleve a cabo. Dado que, en un modelo de este tipo como principios, enfatiza, por otra parte, la importancia de estas regula-
las reglas dependen totalmente de los principios, este puede ser llamado ciones cuando habla de «una regulación de los límites cuidadosamente
«el modelo puro de los principios». adecuada a la esencia de cada uno de los diferentes derechos fundamen-
E. von Hippel ha propuesto un modelo puro de principios. Según von tales»99. Puede objetarse que el modelo puro de principios, al no tomar en
Hippel, las normas de derecho fundamental son «(meras) normas de serio estas regulaciones, viola el tenor literal de la Constitución100. Este
principios» que «indican que a determinados intereses de libertad (liber- modelo sustituiría la vinculación por la ponderación y, de esta manera,
tad de religión, de opinión, de profesión, el derecho de propiedad, etc.), dejaría de lado el carácter de la Ley Fundamental como una «Constitu-
dicho brevemente, a la idea de la autodeterminación individual, hay que ción "rígida"» que aspira a la «claridad y univocidad normativas»101.
otorgarle una importancia especial en la ordenación de las relaciones vi- No hay duda de que esta objeción afecta un punto importante del mo-
tales y en la solución de los casos de conflicto; pero, con ello, no ha de delo puro de los principios. Puede, desde luego, discutirse qué es lo que
excluirse la consideración de otros puntos de vista»92. «Sólo sobre la base significa la vinculación a la Constitución y si, en determinados casos,
de un cuidadoso análisis de la respectiva situación, y de una ponderación está permitido apartarse del texto constitucional. Pero, en cambio, es in-
justa de todos los intereses que están en juego, es posible decidir, en el discutible que, por lo general, hay que partir del texto de la Constitución
caso particular, a cuáles resultados conduce esta referencia general que, y que, en caso de que esté permitido apartarse del texto constitucional,
sin embargo, muchas veces, permite, sin más, una decisión inequívo- ello sólo puede ocurrir por razones especiales. Aun cuando los padres de
ca»93. Sería una «ilusión»94 pensar que las disposiciones de la Ley Funda- la Constitución hubieran establecido una «confusión en relación con las
mental que establecen límites y reservas de ley, pueden solucionar el pro- restricciones a los derechos fundamentales» y no un «sistema de restric-
blema de los límites a los derechos fundamentales. Más bien, sería nece- ciones»102, sus regulaciones no carecerían de fuerza vinculante.
sario partir de la fórmula general, según la cual: «Una norma de derecho La pregunta es cuáles consecuencias han de sacarse de la justifica-
fundamental sólo tienen validez si, y en la medida en que, no se contra- ción de esta objeción en contra de un modelo puro de los principios.
ponga ningún interés (bien jurídico) de un rango mayor a los intereses de
libertad que la norma protege»95. La aplicación de esta fórmula presu- 98
El art. 21, párrafos 3 y 4 del Proyecto de Herrenchiemsee (1948) contenía todavía
pondría una «ponderación de los respectivos intereses»96. Para la «pon- las disposiciones: «(3) En la medida en que de su contenido no resulte otra cosa, los dere-
deración de intereses» tendrían gran relevancia las «circunstancias del chos fundamentales deben ser entendidos dentro del marco del orden jurídico general. (4)
Una restricción de los derechos fundamentales está permitida sólo en virtud de la ley y
caso particular»97. bajo el presupuesto de que lo exija necesariamente la seguridad pública, la moralidad o la
Las objeciones en contra de un modelo puro de principios semejante, salud». Con respecto a la supresión de estas cláusulas generales, en la 8a sesión de la Co-
son obvias. La más plausible de ellas sostiene que este modelo no toma misión de Principios del Consejo Parlamentario, del 7 de octubre de 1948, H. v. Man-
goldt aclara que la Comisión de Principios había «considerado desde el comienzo que
en serio la Constitución escrita. Esta objeción puede apoyarse, sobre este enunciado de la validez de los derechos fundamentales en el marco del orden jurídi-
todo, en la circunstancia de que el modelo puro de los principios deja de co general era peligroso y, por ello, (se había) preocupado por concretarlo en la formula-
lado las regulaciones diferenciadas de los límites a los derechos funda- ción de los distintos derechos fundamentales, de forma tal que pudiera desaparecer como
mentales contenidas en la Ley Fundamental. Los autores de la Ley Fun- cláusula general. Igualmente, el art. 21, párrafo 4, frase 1 Ch. E. [...] ha sido reemplazado
por la concreción de los distintos derechos fundamentales y, con ello, se ha logrado una
mayor seguridad de los derechos fundamentales» (J6R N. F. (1951), pág. 177).
92 99
E. v. Hippel, Grenzen und Wesensgehalt der Grundrechte, págs. 15 s. BVerfGE 32, 54 (75).
93 100
Ibídem, pág. 18. Cfr. Th. Wülfing, Grundrechtliche Gesetzesvorbehalte und Grundrechtsschranken,
94
Ibídem, pág. 22. Berlín 1981, pág. 21.
95 101
Ibídem, págs. 25 s., 30. Fr. Müller, Die Positivitát der Grundrechte, págs. 17 ss.
96 102
Ibídem, pág. 32. Con respecto a la tesis de la confusión de límites, cfr. K. A. Bettermann, Grenzen
97
Ibídem, pág. 34. der Grundrechte, Berlín 1968, pág. 3.

96 97
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

Existen dos posibilidades. Se puede confrontar el modelo puro de los extrema de este modelo que se atiene nada más que al texto de las dispo-
principios con un modelo puro de reglas pero, se puede también intentar siciones de derecho fundamental. Un modelo puro de reglas no tiene por
construir un modelo combinado. qué tener esta forma estricta. Un modelo semejante puede intentar ex-
cluir de su protección a ciertos ámbitos mediante cláusulas restrictivas no
escritas o por medio de limitaciones no escritas al supuesto de hecho.
2. EL MODELO PURO DE LAS REGLAS Aquí se dejarán de lado los detalles de la construcción de tales restriccio-
nes104 que a menudo son llamadas «inmanentes»105. Lo que interesa en
Desde el punto de vista de la vinculación al texto constitucional, de la este lugar es sólo si pueden formularse criterios, cualquiera que sea la
seguridad jurídica y de la previsibilidad, el modelo puro de las reglas es, forma de su construcción, que en un contexto de derechos fundamentales
sin duda, la alternativa más atractiva. Sostiene el modelo puro de las re- garantizados sin reserva posibilitan decisiones sobre el alcance de la pro-
glas quien considera que las normas de derecho fundamental son normas tección de derecho fundamental sin llevar a cabo ninguna ponderación.
que posiblemente necesitan una complementación, pero que siempre Un ejemplo modélico de un criterio referido a la ponderación es la
pueden aplicarse sin llevar a cabo una ponderación y, en este sentido, son fórmula acuñada por el Tribunal Constitucional Federal en su Sentencia
libres de ponderación. El modelo puro de las reglas depara la tarea, nada sobre la objeción de conciencia, del año 1970106 y que desde entonces,
simple, de interpretar las disposiciones de derecho fundamental —por con diferentes formulaciones, subyace a su jurisprudencia sobre la res-
ejemplo, con la ayuda de las «buenas reglas tradicionales de la herme- tricción de derechos fundamentales protegidos sin reserva107. Esta fórmu-
néutica jurídica»103— pero, puede renunciarse en él al procedimiento de la, que es una evidencia clara de que el Tribunal Constitucional Federal
la ponderación, sobre el que pesan tantas inseguridades. Ya esto sugiere concibe, en todo caso, a las normas de derecho fundamental también
poner en duda, por lo pronto, la aceptabilidad de un modelo puro de re- como principios, establece: «Sólo los derechos fundamentales de terce-
glas. Este asunto deberá plantearse con respecto a tres tipos de regulacio- ros que entren en colisión y otros valores jurídicos de rango constitucio-
nes de derecho fundamental: la de los derechos fundamentales sin reser- nal están —en vista de la unidad de la Constitución y de todo el orden de
va alguna, la de los derechos fundamentales con reserva simple y la de valores protegido por ella— excepcionalmente en condiciones de restrin-
los derechos fundamentales con reserva cualificada. Con esto, no se gir en algunas relaciones hasta los derechos fundamentables ilimitables.
abarcan todos los tipos de regulaciones de derecho fundamental pero sí, Los conflictos que aquí surjan pueden solucionarse sólo si se averigua
tres tipos de regulación tan importantes que si fracasa frente a ellos, el qué disposición constitucional tiene el mayor peso para la pregunta con-
modelo puro de las reglas tiene que ser considerado como insostenible en creta que hay que decidir [...] La norma más débil puede ser desplazada
su conjunto. sólo en la medida en que ello parezca necesario desde el punto de vista
lógico y sistemático; en todo caso, hay que respetar su contenido de valor
fundamental concreto»108. Cabe preguntar si existen algunas alternativas
2.1. Los derechos fundamentales protegidos sin reserva alguna libres de ponderación que puedan reemplazar a estas fórmulas.
Un paradigma de una teoría que, a primera vista, parece prescindir de
Si uno se orienta exclusivamente por el texto de la regulación que ca- ponderaciones y, por lo tanto, correspondería al modelo de las reglas, es
rece de reservas, entonces debería concluirse que no es posible imponer la teoría de las restricciones inmanentes de no perturbación de Dürig. La
restricciones, por ejemplo, a la libertad de cultos, a la libertad artística y construcción de estas restricciones que Dürig lleva a cabo —las obtiene,
la objeción de conciencia. Sin embargo, existe consenso en el sentido de
que no todo aquello que, de alguna manera, puede subsumirse bajo el su- 104
Para una exposición amplia y crítica de las teorías de los llamados límites inmanen-
puesto de hecho de las normas que protegen derechos fundamentales sin tes de los derechos fundamentales, cfr. H. van Nieuwland, Dastellung und Kritik der Theo-
reserva, está protegido, en definitiva, desde el punto de vista de los dere- rien der immanenten Grundrechtschranken, tests doctoral, Gotinga 1981.
105
chos fundamentales. Podría pensarse que esto de por sí hace periclitar el 106
Cfr. al respecto infra Capítulo 6. 1.2.
modelo puro de las reglas. No obstante, esto vale sólo para una variante BVerfGE 28, 243.
107
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 30, 173 (193 ss.); 32, 98 (108); 33,23 (29); 41,29 (50);
44, 37 (50); 49, 24 (56).
108
E. Forsthoff, Zur Problematik der Verfassungsauslegung, pág. 34. BVerfGE 28, 243 (261).

98 99
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

siguiendo a Maunz109, de la tríada de restricciones del artículo 2 párrafo 1 desde el punto de vista del derecho material. Asimismo, diferentes perso-
LF110, interpretado no sólo como derecho de defensa sino también como nas pueden tener diferentes opiniones acerca de lo que es evidente en el
regla de interpretación para todos los derechos fundamentales— no ha- ámbito de los derechos fundamentales. Por cierto, existen numerosos su-
brá de interesar aquí111. Lo único que importa es si las «tres restricciones puestos de hecho penales en los que se puede estar seguro de que su rea-
primitivas de no perturbación»112, así construidas, a saber, la restricción lización —si se prescinde del derecho de resistencia del artículo 20 pá-
«lógico-jurídica inmanente» adscrita a los «derechos de terceros», la rrafo 4 LF— en ninguna circunstancia está permitida desde el punto de
«restricción socialmente inmanente»113 adscrita al «orden constitucional» vista de los derechos fundamentales. El caso del homicidio es un ejemplo
y la «restricción éticamente inmanente» adscrita al «orden moral», son al respecto. No obstante, en otros casos, especialmente en aquellos del
cláusulas exentas de ponderación. derecho penal subsidiario que, según Dürig, «por lo general» formula
La restricción lógico-jurídica inmanente se refiere a los derechos de «restricciones evidentes de no perturbación», puede perfectamente plan-
terceros y, por cierto, también a derechos privados. Es fácil reconocer tearse la pregunta de si está justificado o no, que los tipos penales rele-
que éstos no pueden ser un criterio exento de ponderación. Si lo fueran, vantes restrinjan los derechos fundamentales117. Si se responde esta pre-
las normas de derecho fundamental podrían ser restringidas por cualquier gunta mediante una referencia a lo evidente, se daría entonces una res-
norma de derecho privado que confiriera un derecho de esta naturaleza. puesta racionalmente no controlable, lo cual conduciría a un
Es sintomático que Dürig, invocando la Sentencia del caso Lüth, un caso intuicionismo de derecho fundamental.
clásico de ponderación, observe que a los jueces civiles «que no (deben) En los casos claros, uno podría darse por satisfecho con la constata-
adoptar una posición neutra con respecto a las decisiones valorativas to-
madas en los derechos fundamentales» podrían presentárseles «auténti- ción de que se trata de delitos de derecho material. No obstante, incluso
cos problemas de ponderación valorativa». Las ponderaciones son inevi- en estos casos podría preguntarse, más allá, por qué esto excluye una
tables cuando todos son «por igual, titulares de derechos fundamenta- protección de derecho fundamental. La respuesta es, que lo que protegen
les»114. determinadas normas del derecho penal —por ejemplo, la vida huma-
na— en todo caso, desde el punto de vista del derecho constitucional, es
Más complicadas son las cosas en lo que concierne a las «restriccio- más importante que aquello que protege la norma de derecho fundamen-
nes socialmente inmanentes». Entre ellas, Dürig incluye una «restricción tal que hay que restringir. Por ello, el criterio del delito de derecho mate-
de derecho fundamental de las normas penales prohibitivas»115. A fin de rial puede considerarse como una generalización sobre una variedad de
que el legislador no pueda establecer, por medio de normas penales casos en los cuales determinadas normas de derecho penal prohiben, jus-
prohibitivas, cualquier tipo de restricción a los derechos fundamentales,
Dürig tiene que restringir de inmediato el criterio de la norma penal tificadamente, lo que está prima facie permitido por normas de derecho
prohibitiva. Éste debe abarcar sólo aquellas normas de prohibición en las fundamental que están formuladas sin reserva alguna. Las debilidades de
que se trata de «un delito desde el punto de vista del derecho material» y, tales generalizaciones se hacen evidentes en casos en los que se cuestio-
que por ello, se refieren a una «perturbación evidente»116. Sin embargo, na si la norma prohibitiva dotada de sanción elimina justificadamente o
mediante tales calificaciones, la «restricción de derecho fundamental de no un permiso prima facie de derecho fundamental. La pregunta decisiva
las normas penales prohibitivas» pierde la determinación, que es decisiva sólo puede ser entonces si la norma de prohibición, o con mayor preci-
para el modelo de las reglas. Se puede discutir acerca de qué es un delito sión, la razón que la fundamenta, tiene más peso que el permiso de dere-
cho fundamental, desde el punto de vista del derecho constitucional. En
109 esta dirección apunta la observación de Dürig en el sentido de que son
Th. Maunz, Deutsches Staatsrecht, pág. 123.
110
G. Dürig en Maunz/Dürig, Grundgesetz, art. 2, párrafo 1, observación al mar- «perfectamente concebibles casos en los que justo lo que está en tela de
gen 72. juicio es si la penalización de un estado de cosas vital está justificada
111
112
Cfr. para una posición divergente BVerfGE 30, 173 (192 s.). desde el punto de vista de los derechos fundamentales»118. En tales casos
G. Dürig, loe. cit., observación al margen 70. de duda, el criterio del delito de derecho material pierde su carácter defi-
113
Ibídem, observación al margen 73 ss.
114
Ibídem, observación al margen 13, nota 1.
115 117
Ibídem, observación al margen 75 s. Ibídem, observación al margen 79.
116
Ibídem, observación al margen 76. 118
Ibídem, observación al margen 76.

100 101
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

nitivo o deviene un concepto vinculado al resultado de una ponderación. corrección o evidencia, que existe en numerosos casos, se debe al carác-
Pierde su carácter definitivo si se admite la posibilidad de que algo puede ter manifiesto de la distribución del peso de los principios contrapuestos.
ser delito de derecho material en un grado tan reducido que ya no está Con respecto a la «restricción éticamente inmanente» del orden mo-
justificada una restricción de los derechos fundamentales. Deviene un ral habrá de formularse tan sólo la tesis de que el orden moral, como res-
concepto vinculado al resultado de una ponderación si se sigue admi- tricción de los derechos fundamentales, sin que importe lo que se entien-
tiendo que la norma restrictiva que tipifica el delito de derecho material da por ello, no puede ser nunca una cláusula totalmente exenta de ponde-
es permisible pero, se hace depender la decisión acerca de si se ha pre- ración. No puede serlo porque, por una parte, los propios derechos
sentado un delito de estas características de que la norma restrictiva pro- fundamentales que hay que restringir presentan un contenido moral y,
teja algo tan importante que justifique limitar el derecho fundamental. por otra, el orden moral, si ha de ser jurídicamente relevante, tiene que
Ambos casos desembocan en la práctica de una ponderación, y así tiene referirse tanto a relaciones entre personas particulares como a relaciones
que ser, pues, en caso de duda, no hay otra manera de decidir racional- entre éstas y la totalidad; ello significa que, en su aplicación a los casos
mente, como no sea mediante la determinación de la relación que existe concretos, es indispensable llevar a cabo ponderaciones.
entre la razón de la restricción y el derecho fundamental que se quiere li- Lo que se ha dicho con respecto a las cláusulas restrictivas de Dürig
mitar. Un análisis aislado de la razón de la restricción puede proporcio- puede extrapolarse a los intentos de solucionar el problema de los dere-
nar algunas informaciones acerca de ella pero, no puede conducir a una chos fundamentales garantizados sin reserva, no mediante la formulación
respuesta bien fundamentada acerca de si es lo suficientemente impor- de restricciones, sino por medio de limitaciones de los supuestos de he-
tante como para limitar algo también importante, como es un derecho cho. Un ejemplo de un intento de esta índole es la teoría de Müller de la
fundamental. modalidad de acción material específica. Dado que esta teoría, al igual
Lo que se ha dicho acerca del criterio del delito de derecho material que, en general, la relación entre la delimitación de los supuestos de he-
de Dürig puede generalizarse. Ciertamente, es posible formular criterios cho y la cláusula restrictiva, será analizada en profundidad más adelan-
exentos de ponderación que comprendan correctamente una serie de ca- te119, bastará aquí echar una mirada a uno de los casos utilizados como
sos pero, estos criterios son sólo expresión de relaciones de precedencia ejemplo por Müller. Se trata del caso del artista que pinta en un cruce de
subyacentes y seguras entre una norma de derecho fundamental y una ra- calles. Según Müller, la prohibición de hacerlo no afecta el derecho fun-
zón para establecer restricciones. Si la relación de precedencia es cierta, damental de la libertad artística porque no restringe ninguna «forma de
el criterio parece evidente. Si el criterio es evidente, es superfluo enton- acción específicamente protegida por un derecho fundamental»120. Lo de-
ces elaborar extendidas reflexiones sobre las relaciones de precedencia, cisivo sería que quedara «abierta [...] una posibilidad específica [...] equi-
concernientes a la fundamentación de cada caso que se presente. Tales valente, intercambiable121. Puede suponerse que tanto subjetivamente
reflexiones podrían incluso generar confusión. A diferencia de lo que su- para el artista como objetivamente para la obra de arte, no constituye una
cede cuando se dan condiciones concretas de precedencia, cuando se tra- gran diferencia el que se pinte en un cruce de calles o al lado de un cruce
ta de cláusulas restrictivas abstractas —debido a la apertura y pluralidad en una zona verde. El criterio de Müller juega entonces con alguna agu-
de las relaciones jurídicas de derecho fundamental— se producen, a me- deza. Sin embargo, es fácil reconocer que no es aplicable sin llevar a
nudo, casos de duda. En ellos, la ponderación vuelve por sus fueros. cabo una ponderación. Supongamos que el cruce esté cerrado al tráfico122
de manera tal que a nadie perjudica que alguien pinte en el cruce y no re-
Como consecuencia, las cláusulas exentas de ponderación pueden servir,
sulta afectado ningún interés público. Bajo estas circunstancias, la expul-
en cierta medida, como reglas de oro, pero su justificación sigue depen-
sión del pintor a la zona verde, tampoco está justificada en las condicio-
diendo de ponderaciones subyacentes. Si surgen dudas, es inevitable lle-
nes indicadas porque no existe ninguna razón suficiente para ello. Sin
var a cabo una ponderación. Por lo tanto, los criterios exentos de ponde- embargo, aun en este caso existe intercambiabilidad, porque la posibili-
ración son siempre conceptos de resultado que se basan en ponderacio-
nes y que, en el mejor de los casos, pueden, hasta cierto punto, resumir
119
los resultados de aquéllas. Un acceso directo a los mismos, que podría Cfr. infra, Capítulo 6. II. 2.1.1.
120
ser llamado «intuitivo», no satisface las exigencias de una fundamenta- Fr. Müller, Die Positivitát der Grundrechte, pág. 64.
121
Ibídem,pág. 101.
ción racional y fracasa en los casos de duda. La impresión intuitiva de su 122
Cfr. al respecto J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 160.

102 103
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

dad de pintar en la zona verde es una alternativa con la que pintar en el extienden la garantía del contenido esencial a todas las intervenciones en
cruce de calles puede intercambiarse. Sin embargo, si hay que hacer al- los derechos fundamentales. Según estas teorías, una restricción afecta el
guna diferencia entre quien pinta en un cruce frecuentado y en uno que contenido esencial cuando es desproporcionada125, es decir, cuando no es
ha sido cerrado al tráfico, el criterio decisivo no puede ser la intercam- idónea, no es necesaria o es desproporcionada en sentido estricto, es de-
biabilidad. El criterio decisivo es la perturbación y la puesta en peligro cir, no se encuentra «en una relación adecuada con el peso y la importan-
del tráfico. Este criterio debe ponerse en relación con el derecho funda- cia del derecho fundamental»126. Sin embargo, con ello, la delimitación
mental. En la ponderación que aquí es indispensable, la intercambiabili- de la competencia del legislador para imponer restricciones a los dere-
dad puede jugar un papel importante porque cuando ella se presenta se da chos fundamentales se convierte esencialmente en un asunto de pondera-
una intervención menos intensa que cuando no hay intercambiabilidad. ción127. Si se sostiene alguna de las llamadas teorías absolutas128 del con-
Sin embargo, el criterio de la intercambiabilidad no puede sustituir la tenido esencial y, por consiguiente, no se extiende de esta manera la ga-
ponderación. rantía del contenido esencial, entonces, se plantea la pregunta de si existe
un criterio adicional para proteger el ámbito que la garantía del contenido
esencial no comprende. No obstante, a su vez, éste puede ser sólo el de la
2.2. Los derechos fundamentales con reserva simple proporcionalidad. Tal como se mostrara con respecto a los derechos fun-
damentales sin reservas, los criterios que no incluyen a la ponderación
Si se toma literalmente a las normas de derecho fundamental estatui- pueden comprender correctamente, hasta un cierto punto, los casos cla-
das sin reserva, ellas garantizan demasiado. Por el contrario, el problema ros pero, en los casos dudosos, se ve claramente que estos criterios no
de las normas de derecho fundamental con reserva simple es que, si se son más que la expresión de determinadas relaciones de preferencia entre
toman literalmente, garantizan demasiado poco. Así, de acuerdo con el los principios. La jurisprudencia constante del Tribunal Constitucional
texto de ciertas disposiciones de derecho fundamental, como por ejem- Federal —que para toda restricción de derechos fundamentales exige que
plo, la libertad de la persona garantizada por el artículo 2 párrafo 2 LF, es se respeten los subprincipios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad
decir, la libertad de locomoción123, en virtud de la regla de reserva del ar- en sentido estricto129— se compadece con la visión de teoría de las nor-
tículo 2 párrafo 2frase3 LF, se expone al legislador —hasta el límite de su mas y teoría de la fundamentación, de la teoría de los principios. La im-
contenido esencial—. El legislador simplemente tiene que atenerse a las posibilidad de dar una solución al problema de la reserva simple, que no
exigencias formales del artículo 19 párrafo 1 LF. Si uno se orienta exclusi- implique una ponderación, confirma la corrección de esta visión y de
vamente por el texto literal, los derechos fundamentales con reserva sim- aquella práctica jurisprudencial. Por lo tanto, el modelo puro de las re-
ple quedan vacíos más allá de la garantía del contenido esencial124. Que glas fracasa también ante los derechos fundamentales provistos de reser-
vas simples.
esto no puede ser correcto es algo que resulta de la vinculación del legisla-
dor a las normas de derecho fundamental, vinculación estipulada por el ar-
tículo 1 párrafo 3 LF. Si un legislador puede restringir de manera arbitraria
los derechos fundamentales, entonces, no está sujeto a las normas que los
establecen.
El vaciamiento puede impedirse extendiendo la garantía del conteni- 125
K. Hesse, Grundzüge der Verfassuugsrechts, observación al margen 332 ss.
do esencial a toda intervención en los derechos fundamentales o introdu- 126
Ibídem. observación al margen 318.
127
ciendo, más allá de la garantía del contenido esencial, un criterio adicio- Cfr. supra, Capítulo 3.1. 8. Con respecto a la relación entre ponderación y conteni-
nal no escrito que restrinja la competencia del legislador para imponer do esencial en la teoría relativa del contenido esencial, cfr. P. Haberle, Die Wesensgehaltga-
restricciones a los derechos fundamentales. Las llamadas teorías relativas rantiedes Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz, págs. 58 ss.; E. v. Hippel, Grenzen und Wesensgehalt
der Grundrechte, pág. 47.
128
Hasta qué punto las llamadas teorías absolutas del contenido esencial realmente son
123
BVerfGE35, 185(190). absolutas, es decir, pueden prescindir de la ponderación, es algo que será investigado más
124
Con respecto al concepto de vaciamiento de los derechos fundamentales, cfr. R. adelante en el Capítulo 6.1. 4.
129
Thoma, «Grundrechte und Polizeigewalt» en Festgabef. d. Preussische Oberwaltungsge- Cfr., por ejemplo, BVerfGE 19, 330 (337); 21, 150 (155); 26, 215 (228); 27, 211
richt, editado por H. Triepel, Berlín 1925, pág. 195. (219); 30, 292 (316).

104 105
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

2.3. Los derechos fundamentales con reserva calificada conciliables con el Estado de derecho, mediante la observancia de la su-
posición básica de la libertad y los principios constitucionales de propor-
Por último, el modelo puro de las reglas resulta ser insuficiente tam- cionalidad y exigibilidad»130.
bién allí donde tendría las mayores perspectivas de éxito, es decir, en re- El caso referido a las empresas de limpieza rápida131 —en el que el
lación con los derechos fundamentales con reservas calificadas. No toda Tribunal Constitucional Federal tenía que decidir si los derechos de in-
intervención en el derecho fundamental de la inviolabilidad del domicilio greso e inspección, establecidos por la legislación de artes y oficios, con
está ya justificada si puede ser calificada como un medio para uno de los fines de control económico, violaban el artículo 13 LF— muestra las di-
fines mencionados en el artículo 13 párrafo 3 LF y se cumplen los otros ficultades que puede traer consigo el modelo puro de las reglas cuando se
requisitos formales. La intervención tiene, además, que ser necesaria y aplica a las reservas calificadas y cómo es posible superar estas dificulta-
proporcionada en sentido estricto. Una situación de grave déficit en el des si se tiene en cuenta el carácter de principio de los derechos funda-
mercado de la vivienda, puede fácilmente ser catalogada como escasez mentales.
de vivienda en el sentido del artículo 13 párrafo 3 LF. Cuando una medi-
da que no afecta muy intensamente la inviolabilidad del domicilio es idó- El Tribunal elige una construcción que corresponde a la de la subsun-
nea y necesaria para superar esta escasez, no se necesita ya ponderar ex- ción bajo las reglas. En un primer paso, subsume el concepto de salones
tensamente entre el peso que tiene la superación de la escasez y la invio- de limpieza rápida bajo el concepto de vivienda con lo que, como él mis-
labilidad del domicilio. Para estos casos claros, el constituyente ha mo observa, no deja que el texto del artículo 13 párrafo 1 LF «sea decisi-
tomado, con el criterio de la escasez de vivienda, una decisión de prefe- vo»132. La extensión del supuesto de hecho de la garantía más allá del
rencia que es aplicable inmediatamente. Otra es la situación cuando exis- texto genera dificultades del lado de las restricciones. El objetivo del
te escasez de vivienda pero ella no es tan grave, de manera tal que surge control económico no se encuentra entre las razones para establecer res-
el interrogante de si su superación justifica una intervención quizás muy tricciones, que aparecen en el artículo 13 párrafo 3 LF. Sin embargo, para
intensa en el derecho a la inviolabilidad del domicilio. Entonces, tiene hacer admisibles los ingresos y las inspecciones establecidas en la legis-
que fracasar el intento de solucionar racionalmente este caso únicamente lación de artes y oficios, cuando ello es permisible con respecto a su re-
por medio de una subsunción bajo el concepto de escasez de vivienda, sultado, les niega el carácter de «intervenciones y restricciones»133. Que
que no implique llevar a cabo una ponderación. En esta subsunción no se el Tribunal tiene ciertas dudas con esta construcción, que contradice los
trata de saber si la situación deficitaria debe o no ser calificada como es- conceptos básicos de la dogmática del derecho fundamental —una inter-
casez de vivienda, sino si esta escasez justifica la restricción de un dere- vención sigue siendo una intervención, sin que importe cuan bien funda-
cho fundamental. Es perfectamente posible concebir la situación deficita- mentada pueda estar— es algo que puede reconocerse en que la caracte-
ria como una escasez de vivienda que debería ser superada urgentemente, riza como un «punto de vista "no comprometido"» del que habría partido
por conducto de medidas estatales, pero no como una escasez de vivien- también el Consejo Parlamentario y que sugiere «una reformulación del
da que justifique la restricción de un derecho fundamental. En vista de texto constitucional»134.
esta posibilidad, el concepto de escasez de vivienda sólo puede ser utili- Desde el punto de vista de la teoría de los principios, es posible enun-
zado, en todos los casos, como criterio definitivo si por él se entiende una ciar una construcción en la que la extensión de la protección a los salones
«escasez de vivienda en el sentido del artículo 13 párrafo 3 LF» que se da o talleres de limpieza no conduce a este tipo de problemas concernientes
exactamente cuando una escasez de vivienda justifica una intervención a la dimensión de las restricciones. Su punto de partida es que la disposi-
en el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio. Sin embar- ción del artículo 13 párrafo 1 LF: «El domicilio es inviolable» es, entre
go, esto significa que el concepto de escasez de vivienda se convierte en otras cosas, una expresión del principio según el cual debe protegerse el
un concepto vinculado con el resultado de una ponderación. De esta ma-
nera, se hace explícito que incluso los conceptos que aparecen en las 130
BVerfGE 32, 54 (72).
cláusulas de reserva calificada también hacen referencia a la pondera- 131
BVerfGE 32, 54.
ción. El Tribunal Constitucional Federal lo expresa cuando, en el marco 132
BVerfGE, 32, 54 (72).
133
de una interpretación del artículo 13 párrafo 3 LF señala que hay que «fi- BVerfGE 32, 54 (76): «derechos de ingreso e inspección que ya no pueden ser cali-
jar las restricciones del ejercicio de los derechos fundamentales que sean ficados como "intervenciones y restricciones"».
134
BVerfGe 32, 54 (76).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

ámbito espacial del libre desarrollo de la personalidad individual. En este más allá de su tenor literal, al poner, junto a este tenor literal —en virtud
contexto, el Tribunal habla de la «finalidad de la protección» del derecho del contenido de principio del artículo 13 LF— una regla que amplía la
fundamental135. Si, siguiendo al Tribunal, se incluye al «trabajo profesio- protección de derecho fundamental, el alcance de la misma no está vin-
nal sin ninguna perturbación» en el desarrollo de la personalidad indivi- culado al tenor literal de las cláusulas de restricción del artículo 13 párra-
dual, entonces es «coherente brindar una protección jurídica eficaz al fo 3 LF. Estas últimas se refieren sólo a aquello que cae bajo el tenor lite-
ámbito espacial en el cual se lleva a cabo este trabajo»136. De acuerdo con ral del supuesto de hecho. De esta manera, con base en la teoría de los
la construcción que aquí debe preferirse, esto debe interpretarse en el principios, es posible conseguir, sin problemas constructivos, justo la
sentido de que las empresas de limpieza rápida no gozan de la protección protección de derecho fundamental que el Tribunal confiere en su deci-
del artículo 13 LF por el hecho de que ellas puedan subsumirse bajo su sión.
tenor literal, sino porque están comprendidas por el principio que se ads-
cribe al artículo 13 párrafo 1 LF. Este principio lleva a que del lado del
supuesto de hecho se vaya más allá del tenor literal. Para llegar a esta 3. EL MODELO DE LAS REGLAS Y LOS PRINCIPIOS
conclusión, aún no se ha tenido en cuenta la parte correspondiente a las
restricciones. Las razones para establecer restricciones, que aparecen en El modelo puro de las reglas fracasa en relación con los tres tipos de
esta parte, están concebidas para las intervenciones y las restricciones regulación de derecho fundamental considerados. Se puede suponer que
que se refieren a la vivienda en sentido estricto. En la medida en que se también es insuficiente en relación con otros tipos de regulación que se en-
trata de esto, el texto literal y el peso de los principios que están en juego cuentran en la Ley Fundamental. El modelo puro de los principios fue re-
coinciden en lo esencial. En el caso de los salones destinados a las tien- chazado porque no toma en serio las regulaciones adoptadas en la Ley
das y a los talleres, el asunto es diferente. El Tribunal subraya, con razón, Fundamental. Cuando dos formas puras contrapuestas no son aceptables,
que, en relación con ellos, los «intereses de terceros y de la comunidad» hay que preguntarse por una forma mixta o combinada, es decir, un mode-
tienen mayor importancia que el principio de la protección de los espa- lo combinado. Un modelo combinado semejante es el modelo de las reglas
cios dedicados a la vida privada137. A la luz de esta valoración, formula y los principios, que surge de la vinculación de un nivel relativo a los prin-
una serie de condiciones para hacer permisibles las inspecciones y visitas cipios con un nivel relativo a las reglas.
a tiendas y talleres. Entre ellas se cuenta, por ejemplo, la restricción a los
horarios habituales de trabajo en las tiendas y los talleres138. Estas condi-
ciones pueden formularse como una regla que, de acuerdo con la ley de 3.1. El nivel de los principios
colisión139, expresa la relevancia de los principios que están en juego.
Esta regla no es ninguna precisión del texto del artículo 13 LF pero, pue- Al nivel de los principios pertenecen todos los principios relevantes
de adscribirse a esta disposición porque se basa en el principio estatuido para las decisiones de derecho fundamental bajo la Ley Fundamental. Un
por ella. De esta manera, primero, no se viola el texto literal del artículo principio es relevante para una decisión de derecho fundamental bajo la
13 párrafo 1 LF. Los lugares en donde operan las empresas de limpieza Ley Fundamental, si puede aducirse correctamente a favor o en contra de
una decisión de derecho fundamental. Si un principio semejante puede
rápida no se califican como «vivienda», en contra de lo que establece los aducirse de esta manera, entonces el principio es válido. Puede discutirse
usos lingüísticos. Segundo, no puede hablarse de una violación del texto acerca de cuáles son los principios que tienen validez en este sentido. Por
literal de las cláusulas restrictivas del artículo 13 párrafo 3 LF. Su texto razones obvias, se recurre menos a la posibilidad de una discusión seme-
debe referirse sólo a aquello que cae bajo el tenor literal del supuesto de jante sobre la validez, que a la posibilidad de una polémica acerca de la
hecho de la garantía constitucional. Si este supuesto de hecho se amplía relevancia abstracta o concreta de los principios. La relevancia abstracta
es el asunto que se debate en las discusiones acerca del enunciado «in du-
135
BVerfGE 32, 54 (70). bio pro libértate», que expresa una precedencia básica de aquellos prin-
136
BVerfGE 32, 54(71). cipios que apuntan a la libertad jurídica individual140. En cambio, se trata
137
BVerfGE 32, 54 (75 s.).
13X
BVerfGE 32, 54 (77). 140
139
Cfr. supra, Capítulo 3.1. 3.2.1. Cfr. infra, Capítulo 10. III. 3.2.3.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

primariamente de la relevancia o de la precedencia concreta en la discu- de restricción incluyen la autorización del legislador para decidir por sí
sión acerca de la solución correcta de casos individuales de derecho Fun- mismo con base en qué principios quiere orientarse, es decir, la autoriza-
damental. ción para limitar derechos fundamentales sobre la base de principios que,
Entre los principios relevantes para la decisión de derecho fundamen- desde el punto de vista de la Constitución, no es obligatorio satisfacer.
tal se cuentan no sólo los principios que se refieren a los derechos indivi- Un ejemplo al respecto es el principio de la «conservación y promoción
duales, es decir, que confieren derechos fundamentales prima facie, sino de los oficios manuales»145. Principios como éste, que se refieren a los
también aquellos que tienen por objeto bienes colectivos y que, sobre llamados intereses comunitarios relativos146, deben su relevancia iusfun-
todo, pueden ser utilizados como razones en contra, pero también como damental, en parte, al hecho de que el legislador ha hecho uso de la com-
razones a favor de los derechos fundamentales prima facie. El acervo bá- petencia concedida en una reserva de derecho fundamental. En esta me-
sico de los principios que confieren derechosfandamentales/?n>wflyac/e dida, puede decirse que están formalmente adscritos a las disposiciones
es relativamente fácil de determinar. Cada vez que una disposición de de- de derecho fundamental. Esto no significa que en relación con tales prin-
recho fundamental confiere un derecho subjetivo, está adscrito a ella, por cipios lo único que interese sea la adscripción formal. Sigue siendo, ade-
lo menos, un principio de este tipo. Más difícil de responder es la pregun- más, indispensable el asunto de su peso material que hay que demostrar
ta acerca de los principios referidos a bienes colectivos. Algunos de ellos en la argumentación de derecho fundamental147. Esto conduce al proble-
pueden adscribirse, sin más, a cláusulas restrictivas cualificadas y algu- ma de saber si un principio de este tipo, que ha de ser demostrado, a tra-
nas, en una interpretación institucional de las disposiciones de derecho vés de la argumentación de derecho fundamental, como suficientemente
fundamental, incluso al supuesto de hecho de la garantía141. Otros, como importante como para desplazar un principio de derecho fundamental, no
el principio del Estado social142 y el principio democrático143, pueden ser tiene que tener rango constitucional. Para la solución de este problema,
adscritos, sin que esto cause problemas, a disposiciones de la Ley Funda- puede distinguirse entre un rango constitucional de primer y segundo
mental que no tienen el carácter de disposiciones de derecho fundamen- grado. Un principio tiene rango constitucional de primer grado cuando
tal. En cambio, no deja de ser problemática la adscripción de principios puede limitar un derecho fundamental garantizado sin reserva. Tiene ran-
como el de la defensa militar a normas de competencia de la Ley Funda- go constitucional de segundo grado si sólo conjuntamente con una norma
mental144 pues, el que algo pertenezca a la competencia de la Federación de competencia estatuida en una disposición de reserva puede limitar un
dice poco acerca de su importancia con relación a los derechos funda- derecho fundamental. Por lo tanto, en relación con los principios de ran-
mentales. Lo que cae dentro de la competencia de los Estados federados go constitucional de segundo grado, los aspectos material y competencial
—cabe pensar en el derecho escolar o policial— puede tener igual o ma- o formal tienen que reforzarse recíprocamente, a fin de justificar una res-
yor importancia. tricción. Por definición, el hecho de que el aspecto material justifique un
rango constitucional de segundo grado no puede ser demostrado median-
La adscripción de principios a disposiciones de la Ley Fundamental te una adscripción material inmediata a una disposición constitucional
es importante, sobre todo, para el asunto de su jerarquía constitucional. sino que debe ser fundamentado mediante una argumentación de derecho
Sin embargo, desde el punto de vista de los derechos fundamentales, son fundamental. Por ello, el rango constitucional de segundo grado es un
también relevantes algunos principios que no pueden ser adscritos al asunto mucho más inseguro que el rango constitucional de primer grado,
contenido de ninguna disposición constitucional. Numerosas cláusulas
145
141
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 20. 162 (176): «prensa libre»; BVerfGE 35, 79 (120): BVerfGE 13,97(110).
146
«capacidad de funcionamiento de la institución "ciencia libre" como tal». Con respecto a la distinción entre «valores absolutos de la comunidad, es decir, ge-
142
Con respecto al principio del Estado social como razón que justifica restricciones, neralmente reconocidos e independientes de la respectiva política de la comunidad (por
cfr. BVerfGE 8, 274 (329): «El principio del Estado social, que también determina y res- ejemplo, la salud del pueblo)» y los intereses relativos de la comunidad, que resultan de las
tringe concretamente la libertad contractual», así como: BVerfGE 21, 87 (91). «concepciones y objetivos especiales de política económica, social y comunitaria» del le-
143
Un caso en el cual el principio de la democracia se aplica como un principio referi- gislador, cfr. BVerfGE 13, 97 (107 ss.).
147
do a un bien colectivo para el fortalecimiento de un derecho fundamental —-desde luego, a Es sintomática la frase con la que el Tribunal Constitucional Federal resume su aná-
costa de un derecho fundamental contrapuesto— es el de la sentencia del caso Lüth: lisis del peso material del principio de la conservación y promoción de los oficios manua-
BVerfGE 7, 198 (208), 212). les: «Así, el legislador podía, con razón, percibir un bien colectivo especialmente impor-
144
BVerfGe28,243(261). tante en la conservación y cultivo de los oficios manuales [...]» (BVerfGE 13, 97 (113)).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

que a menudo es incierto. Cuando, a continuación, se hable de «rango segundo nivel— como una expresión de un intento de establecer ciertas
constitucional» se hará siempre referencia sólo al de primer grado. determinaciones frente a las exigencias de principios contrapuestos.
La distinción entre adscripción material y formal no está, como tal, Adquieren, de esta manera, un doble carácter. Mediante ellas, por una
vinculada con la distinción entre dos tipos de principios de diferente es- parte, se positivizan los principios; pero, por otra, en la medida en que
tructura. Principios materiales de igual estructura pueden ser adscritos presentan supuestos de hecho de garantías y cláusulas restrictivas dife-
material y/o formalmente. No obstante, esta distinción es una distinción renciadas, contienen determinaciones con respecto a las exigencias de
entre dos tipos de principios, que tiene consecuencias relevantes, es de- principios contrapuestos. Sin embargo, las determinaciones tomadas con
cir, la distinción entre principios sustanciales o materiales y principios ellas tienen un carácter incompleto. En modo alguno posibilitan, en todos
formales o procedimentales. Un principio formal o procedimental es los casos, una decisión que esté exenta de ponderación. Además, las dife-
aquel que establece que el legislador democrático debe tomar las decisio- rentes regulaciones de derecho fundamental ostentan un contenido de de-
nes importantes para la comunidad. Este principio formal, en conjunto terminación muy diferente. Compárese, por ejemplo, la regulación de la
con un principio material que sirve sólo a intereses comunitarios relati- libertad artística con la de la inviolabilidad del domicilio.
vos, puede ponderarse con un principio de derecho fundamental que con- Cuando, mediante una disposición de derecho fundamental, se ha lle-
fiere derechos individuales. Más allá de ello, aquel principio formal es la vado a cabo alguna determinación relacionada con las exigencias de
razón por la cual el Tribunal Constitucional Federal concede numerosos principios contrapuestos, se estatuye con ella no sólo un principio sino
márgenes de acción al legislador. En la medida en que la concesión de es- también una regla. Si la regla no es aplicable sin llevar a cabo una ponde-
tos márgenes de acción trae como consecuencia que exista menos protec- ración previa, entonces, en cuanto regla, es incompleta. En la medida en
ción de derecho fundamental que la que existiría si no existiesen estos que, en este sentido, es incompleta, la decisión de derecho fundamental
márgenes de acción, aquel principio puede ser calificado como una razón presupone que debe apelarse al nivel de los principios; con todas las inse-
independiente para la restricción de los derechos fundamentales. guridades que ello implica. Sin embargo, esto no cambia en nada que,
Esta breve visión del nivel de los principios, de ninguna manera ex- dentro de su alcance, las determinaciones tienen que ser tomadas en se-
haustiva, muestra que allí están reunidas cosas muy diferentes. Más im- rio. La exigencia de tomar en serio las determinaciones establecidas por
portante que la referencia a la diversidad es la constatación de que hay las disposiciones de derecho fundamental, es decir, el texto de la Consti-
muchas cosas sin decidir. En el amplio mundo de los principios, hay lu- tución, es una parte del postulado de la vinculación a la Constitución. Es
gar para muchas cosas. Este puede ser llamado un mundo del deber ser sólo una parte de este postulado, entre otras cosas, porque tanto las reglas
ideal148. Cuando hay que pasar del amplio mundo del deber ser ideal al estatuidas por las disposiciones constitucionales como los principios es-
estrecho mundo del deber ser definitivo o real, se producen colisiones o, tatuidos por ellas, son normas constitucionales. Esto conduce a la pre-
para usar otras expresiones frecuentes, tensiones, conflictos y antino- gunta acerca de cuál es la relación de jerarquía entre ambos niveles. La
mias149. Es entonces inevitable tomar decisiones sobre el peso de princi- respuesta sólo puede ser que, desde el punto de vista de la vinculación a
pios contrapuestos, es decir, hay que establecer relaciones de preferencia. la Constitución, existe una prioridad del nivel de las reglas. Ciertamente,
también el nivel de los principios es el resultado de un acto de positiviza-
ción, es decir, de una decisión. A pesar de ello, una decisión en relación
3.2. El nivel de las reglas con los principios que pueden entrar en colisión deja muchas cosas sin
decidir, pues, un haz de principios es compatible con muy diferentes de-
Las disposiciones de derecho fundamental pueden ser consideradas terminaciones de relaciones concretas de preferencia; es conciliable con
no sólo como positivizaciones de principios y, por lo tanto, como deci- reglas totalmente diferentes. Así, pues, en la medida en que se adoptan
siones a favor de principios, sino también —y, con esto entramos en el
determinaciones en el nivel de las reglas, se decide más que mediante
148
una decisión para establecer principios. No obstante, la vinculación a la
Con respecto a este concepto que, a causa de los malentendidos a los que puede dar Constitución significa la vinculación a todas las decisiones del constitu-
lugar, será utilizado con cautela, cfr. R. Alexy, «Zum Begriff des Rechtsprinzips»,
págs. 79 ss. yente. Por lo tanto, las determinaciones adoptadas a nivel de las reglas
149
Cfr. por ejemplo, B. N. Acliterberg, «Antinomien verfassungsgestaltender Grun- preceden a las determinaciones alternativas que, tomando sólo en cuenta
dentscheidungen» en Der Staat 8 (1969), págs. 159 ss. los principios, son igualmente posibles. Sin embargo, la pregunta es qué

112 113
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

tan estricta es esta precedencia. La jurisprudencia del Tribunal Constitu- de derecho fundamental se incluye una cláusula restrictiva que se refiere
cional Federal muestra que, en todo caso, el Tribunal no supone ninguna a principios y, por lo tanto, implica la ponderación. En el caso de la liber-
precedencia inconmovible de las determinaciones sentadas en el texto li- tad artística puede verse cuál es el aspecto de estas cláusulas restrictivas
teral. Un ejemplo al respecto lo ofrece la sentencia del caso de las farma- que implican la ponderación. La disposición de derecho fundamental a la
cias. De acuerdo con el texto del artículo 12 párrafo 1 frase 1 LF, a dife- que aquí se hace referencia puede tener la forma:
rencia de lo que ocurre con el ejercicio de una profesión, la libertad de
elección de una profesión no está sujeta a ninguna reserva. El argumento (1) El arte es libre.
correcto del Tribunal —en el sentido de que «no correspondería a la rea-
lidad de la vida y, por ello, tampoco conduciría a resultados que no pue- Puede suponerse, de acuerdo con el Tribunal Constitucional Federal,
den ser dilucidados jurídicamente» si se «quisiera impedir al legislador que el «artículo 5 párrafo 3 frase 1 LF... (garantiza) ampliamente la liber-
toda intervención en la libertad de elección de la profesión»150— puede tad de las actividades en el ámbito artístico»152. Esto significa, entre otras
entenderse en el sentido de que existen condiciones bajo las cuales cier- cosas153, que, prima facie, está prohibida toda intervención en actividades
tos principios contrapuestos tienen un peso mayor que la libertad de la que pertenecen al campo del arte. Vale, por lo tanto:
elección de una profesión, de tal manera que está justificado un aparta-
miento del texto literal de la Constitución. Se trata, pues, de un caso que (2) Están prohibidas las intervenciones del Estado en activida-
des que pertenecen al ámbito artístico.
no responde a la precedencia del nivel de las reglas, definido por el texto
de las disposiciones constitucionales, frente al nivel de los principios. Si se entendiera esto como una regla completa, se obtendría un dere-
Por lo tanto, entre los dos niveles no existe una relación estricta de prece- cho ilimitado, algo que no puede ser correcto si se toma en cuenta el he-
dencia. Más bien, tiene validez la regla de precedencia según la cual el cho de que hay casos en los cuales principios contrapuestos tienen prece-
nivel de las reglas tiene precedencia frente al nivel de los principios, a dencia frente a la libertad artística. Por lo tanto, hay que añadir una cláu-
menos que las razones a favor de otras determinaciones diferentes a las sula restrictiva que tome en cuenta este hecho. Si se sigue la fórmula
tomadas en el nivel de las reglas sean tan fuertes que también desplacen desarrollada por el Tribunal Constitucional Federal en el tomo 28154, se
al principio de la vinculación al texto de la Constitución. El asunto de la construye una cláusula restrictiva tal, la norma obtiene la siguiente for-
fuerza de las razones es objeto de la argumentación de derecho funda- ma:
mental151.
(3) Están prohibidas las intervenciones del Estado en activida-
des que pertenecen al ámbito artístico cuando no son necesarias
3.3. El doble carácter de las normas de derecho fundamental para el cumplimiento de aquellos principios contrapuestos de
rango constitucional (que puedan referirse a derechos fundamen-
El hecho de que, por medio de las disposiciones de derecho funda- tales de terceros o a bienes colectivos) y que, debido a las cir-
mental, se estatuyan dos tipos de normas, es decir, las reglas y los princi- cunstancias del caso, tienen precedencia frente al principio de la
pios, fundamenta el doble carácter de las disposiciones de derecho fun- libertad artística155.
damental. Que las disposiciones de derecho fundamental tengan un doble
carácter no significa que también lo compartan las normas de derecho La cláusula introducida exige, primero, que los principios contra-
fundamental. Por lo pronto, ellas son reglas (por lo general, incompletas) puestos, que pueden ser denotados como «P2,..., Pn», tengan rango cons-
o principios. Sin embargo, se obtienen normas de derecho fundamental
con doble carácter si se construye la norma de derecho fundamental de 152
BVerfGE 30, 173(191).
forma tal que en ella los dos niveles estén ensamblados. Una vinculación 153
Aquí no tiene interés qué otra cosa significa.
semejante de ambos niveles surge cuando en la formulación de la norma 154
BVerfGE 28, 243 (261).
155
De acuerdo con la teoría absoluta del contenido esencial, sería todavía necesaria
150
una restricción/cláusula restrictiva referida al contenido esencial. Más adelante se discuti-
BVerfGE 7, 377 (401). rán las teorías del contenido esencial. Por ello, aquí hay que dejar abierta la pregunta de si
151
Cfr. al respecto infra, Capítulo 10. III. 3. hay que introducir una cláusula referida a la garantía del contenido esencial.

114 115
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

titucional; segundo, que la intervención sea necesaria para el cumpli- Que los principios contrapuestos no tengan que pasar el filtro del ran-
miento de P2,..., PM lo que incluye la idoneidad; y, tercero, que P2,..., Pn go constitucional, es algo que resulta de la decisión del constituyente a
bajo las circunstancias del caso (C), tengan precedencia frente al princi- favor de una reserva no calificada, que el artículo 2 párrafo 2 frase 3 LF
pio de la libertad del arte, denotado como «P\», es decir, que tenga vali- expresa.
dez (P2, ..., Pn P P\) C. Es claro que esta cláusula, fuera de la exigencia También las regulaciones provistas de reservas calificadas necesitan
del rango constitucional de los principios contrapuestos que resulta de la ser complementadas de forma tal que en ellas se incluya el principio de
falta de reserva de la garantía de la libertad artística, no formula otra cosa proporcionalidad y, así, algunos elementos del nivel de los principios. Su
que las tres partes del principio de proporcionalidad. Si se denota con peculiaridad consiste en que el círculo de los principios contrapuestos se
«5» la satisfacción de toda la cláusula; con «7», el que algo es una activi- limita por medio de determinaciones que se producen en el nivel de las
dad que pertenece a la intervención estatal en el ámbito artístico; y, con reglas. El artículo 13 párrafo 3 LF ofrece un ejemplo de una restricción
«R», la consecuencia jurídica que consiste en una prohibición de derecho semejante.
fundamental de la medida en cuestión, se obtiene la siguiente forma ge- En los detalles, mucho es lo que puede refinarse y precisarse157. Aquí
neral de una norma de derecho fundamental provista de una cláusula res- se renunciará a ello. Se ha mostrado lo que había que mostrar. No basta
trictiva: concebir a las normas de derecho fundamental sólo como reglas o sólo
(4) T y no S ^ R. como principios. Un modelo adecuado al respecto se obtiene cuando se
adscribe tanto reglas como principios a las disposiciones de derecho fun-
Bajo dos puntos de vista, esta norma tiene totalmente el carácter de damental. Ambas pueden reunirse en una norma de derecho fundamental
una regla. Es aplicable sin que tenga que ser ponderada frente a otra nor- con doble carácter.
ma, y bajo ella es posible llevar a cabo una subsunción156. Aquello que Resta, sin embargo, una objeción básica. Puede sostenerse que la teo-
satisface el supuesto de hecho, pero no la cláusula restrictiva, está prohi- ría de los principios, como tal, no es correcta. Ella implicaría llevar a
bido. No obstante, esta norma no tiene en absoluto el carácter de una re- cabo ponderaciones y, por lo tanto, daría lugar a inseguridades inadmisi-
gla, en la medida en que en la cláusula restrictiva se hace referencia ex- bles. Además, estaría vinculada con la teoría de los valores. Todo lo que
presa a los principios relevantes y a su ponderación. Las normas que tie- puede aducirse en contra de esta última valdría también en contra de
nen esta forma, pueden ser llamadas «normas de derecho fundamental aquélla. A continuación debe considerarse esta objeción.
con doble carácter».
Normas de derecho fundamental con doble carácter, como éstas, sur-
gen siempre que aquello que es estatuido directamente por las disposicio- III. LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS Y LA TEORÍA
nes de derecho fundamental se completa con la ayuda que cláusulas que DE LOS VALORES
incluyen a la ponderación prestan a normas que son susceptibles de sub-
sunción. Así, lo que es estatuido por el artículo 2 párrafo 2 frases 2 y 3 1. PRINCIPIO Y VALOR
LF puede completarse, entre otras cosas, con la siguiente norma:
(5) Están prohibidas las intervenciones del Estado en la libertad Es claro que los principios y los valores están estrechamente vincula-
de la persona cuando no se producen con base en una ley o no son dos entre sí en un doble sentido: por una parte, de la misma manera en que
necesarias para la satisfacción de aquellos principios contrapues- puede hablarse de una colisión de principios y de una ponderación de prin-
tos que, en las circunstancias del caso, tienen precedencia frente cipios, puede también hablarse de una colisión de valores y de una ponde-
al principio de la libertad de la persona. ración de valores; por otra, la satisfacción gradual de los principios tiene
su equivalente en la realización gradual de los valores. Por ello, los enun-
ciados del Tribunal Constitucional Federal sobre los valores pueden refor-
156 157
Con respecto a la forma lógica de la subsunción bajo una norma de este tipo, cfr. H. Cfr., por ejemplo, el intento de precisión de R. Rubel, Planungsermessen, Francfort
J. Koch/H. RüBmann, Juristische Begründungslehre, págs. 101 ss. del Meno 1982, págs. 91 ss.

116 117
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

mularse en enunciados sobre los principios, y los enunciados sobre los cisión y acción162. Estos tres grupos de conceptos delimitan el campo en
principios pueden reformularse en enunciados sobre los valores, sin pérdi- el cual han tenido lugar y siguen teniendo lugar las polémicas básicas,
da alguna de contenido. En la sentencia sobre el semanario Der Spiegel, en tanto en el ámbito de la filosofía práctica, como en el de la teoría del de-
lugar de haber constatado que «la libertad de prensa [...] (encierra) en sí recho. Aquí cabe mencionar tan sólo las controversias acerca del carácter
misma la posibilidad de entrar en conflicto con otros valores protegidos deontológico o teleológico de la ética que, en buena parte, es una polémi-
por la Ley Fundamental»158, el Tribunal también habría podido decir que la ca sobre la primacía del concepto de deber ser o del concepto de lo bue-
libertad de prensa encierra en sí misma la posibilidad de entrar en colisión no163, así como el desarrollo, a partir de la jurisprudencia de conceptos,
con otros principios estatuidos en la Ley Fundamental159, y en la sentencia pasando por la jurisprudencia de intereses, hasta la jurisprudencia de los
sobre la duración de la prisión preventiva, del año 1973, habría podido ha- valores, que puede presentarse como una secuencia de la primacía de los
blar, en vez de un conflicto entre principios160, de una colisión de valores. conceptos deontológicos, antropológicos y axiológicos.
Si se parte de la tripartición aquí esbozada, es posible constatar fácil-
mente la diferencia decisiva entre el concepto de principio y el de valor.
1.1. Conceptos deontológicos, axiológicos y antropológicos Los principios son mandatos de un determinado tipo, a saber, mandatos
de optimización. En cuanto mandatos, ellos pertenecen al ámbito deonto-
A pesar de estas notorias similitudes, existe una diferencia importan- lógico. En cambio, los valores se adscriben al nivel axiológico. Natural-
te. Ella puede aclararse de la mejor manera, si se sigue la división de los mente, con esto sólo se ha logrado una caracterización aproximada del
conceptos prácticos de von Wright. Según von Wright, los conceptos concepto de valor. Para poder determinar con mayor exactitud su rela-
prácticos se dividen en tres grupos: conceptos deontológicos, axiológicos ción con el concepto de principio, se requiere un análisis algo más pro-
y antropológicos161. Ejemplos de conceptos deontológicos son los de fundo.
mandato, prohibición, permiso y del derecho a algo. Común a todos estos
conceptos es que, como habrá de mostrarse más adelante, es que, ellos
I6
pueden referirse a un concepto deóntico fundamental, al concepto de ? La caracterización de los objetos de la ponderación con la ayuda de expresiones
mandato o de deber ser. En cambio, los conceptos axiológicos se caracte- antropológicas parece ser mas frecuente que la que se realiza con la ayuda de expresiones
rizan porque su concepto fundamental no es el de mandato o deber ser, deontológicas y axiológicas. Así, en las dos decisiones mencionadas en el texto se en-
cuentran, entre otras, las siguientes expresiones antropológicas: «inquietudes», «necesi-
sino el de lo bueno. La variedad de los conceptos axiológicos surge a par- dades», «intereses» y «objetivos» (BVerfGE 36, 264 (269 s.); 20, 162 (176 ss.). Otro tér-
tir de la variedad de los criterios, de acuerdo con los cuales, algo puede mino es «preocupaciones» (BVerfGE 35, 79 (122)). Naturalmente, en tanto caracteriza-
calificarse como bueno. Así, se utilizan conceptos axiológicos cuando ciones de objetos de ponderaciones jurídicas, estas expresiones no se refieren, en modo
algo es catalogado como bello, valiente, seguro, económico, democráti- alguno, a conceptos antropológicos puros. La expresión «interés» expresa un concepto
antropológico puro cuando designa algo que alguien realmente desea. El que alguien
co, social, liberal o propio del Estado de derecho. Por último, ejemplos realmente desee algo no es una condición ni necesaria ni suficiente para integrarlo en una
de conceptos antropológicos son los de voluntad, interés, necesidad, de- ponderación jurídica, por más que pueda ser una razón entre otras. Para que se lleve a
cabo la ponderación tiene que tratarse de un interés que deba ser tomado en cuenta desde
158 el punto de vista del derecho o que merezca ser tenido en cuenta. Por lo tanto, las expre-
BVerfGE20, 162(176). siones antropológicas utilizadas para la caracterización de los objetos de las ponderacio-
159
Que ésta no es una alternativa remota se evidencia en que, en el curso de sus consi- nes jurídicas hacen referencia a conceptos que presentan una dimensión deontológica o
deraciones ulteriores, el Tribunal habla, por una parte, del «principio de la libertad de pren- axiológica. En ese sentido, siempre pueden reemplazarse por expresiones deontológicas
sa» y, por otra, del «por cierto no menos importante, principio constitucional del deber in- o axiológicas. Esto mismo es válido para la caracterización de «bien jurídico», que se re-
condicional de todos los órganos del Estado, instituciones y ciudadanos, de conservar la fiere a un concepto compuesto de elementos deontológicos y/o axiológicos y/o antropo-
existencia y la seguridad del Estado y su orden de libertades» (BVerfGE 20, 162 (218 s.)). lógicos. Con respecto a este concepto, cfr., por ejemplo, K. Amelung, Rechtsgüterschutz
160
BVerfGE 36, 264 (270). undSchutz der Gesellschaft, Francfort del Meno 1972, así como M. Marx. Zur Definition
161
G. H. v. Wright, The Logic of Preference, pág. 7; Id., The Varieties ofGoodness, desBegriffs «Rechtsgut», Colonia/Berlín/Bonn/Munich 1972.
Londres 1963, págs. 6 s. La terminología de v. Wright es vacilante. A veces utiliza designa- 163
ciones dobles. Así, en lugar de conceptos «antropológicos» habla también de «psicológi- Cfr. al respecto, por ejemplo, G. H. v. Wright, The Varieties of Goodness,
cos» y, además de «deontológicos», también de «normativos», así como de «axiológicos» págs. 156 s.; M. Scheler, Der Formalismus in der Ethik und die materiale Wertethik, 5.a
y de «conceptos de valon>. Con respecto a la triple división, cfr., además, J. Raz, Practical edición, Berna/Munich 1966, págs. 173 ss.; N. Hartmann, Ethik, Berlín/Leipzig 1926,
Reason and Norms, págs. 11 ss. págs. 39 s.; E. Husserl, Logische Untersuchungen, 2.a edición, Halle 1913, págs. 40 ss.

118 119
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

1.2. Acerca del concepto de valor comparativos y métricos169. Se expresa un juicio de valor clasificatorio
cuando, por ejemplo, se cataloga una determinada Constitución como
El concepto de valor se utiliza de maneras muy diferentes, tanto en el buena o mala170. El aporte de los conceptos de valor clasificatorios se li-
lenguaje ordinario, como en el filosófico especializado y en los lenguajes mita a la catalogación de los objetos sobre los que hay que juzgar en
especializados de las diferentes ciencias particulares164. Aquí puede re- aquellos que tienen un valor positivo y aquellos que tienen un valor ne-
nunciarse a la descripción de los diferentes usos o de los numerosos in- gativo, así como —en caso de que lo permitan los criterios para la valo-
tentos de clasificación y teorías de los valores165. La comparación entre ración— aquellos que tienen un valor neutro171. Los conceptos de valor
valor y principio puede basarse en algunas características estructurales comparativos permiten valoraciones más diferenciadas. Son utilizados
generales y, a la vez, elementales, de los valores. Ellas se ponen de mani- cuando de dos objetos se dice que el uno tiene un valor superior al otro o
fiesto cuando se toma en cuenta una diferencia fundamental en el uso de que ambos tienen el mismo valor. Enunciados valorativos comparativos
la palabra «valor»: la diferencia entre la definición de que algo tiene un como «La Constitución X es mejor que la Constitución Y» o «Ambas
valor y que algo es un valor166. Constituciones son igualmente buenas» expresan juicios de preferencia o
de equivalencia. Las valoraciones más exactas son las que posibilita un
concepto de valor métrico que es utilizado cuando al objeto que hay que
1.2.1. Juicios de valor clasificatorios, comparativos y métricos valorar se le atribuye un número que indica un valor. Un ejemplo modéli-
Quien que algo que tiene un valor expresa un juicio de valor167 y lle- co de una valoración métrica se presenta cuando se expresa el valor de un
va a cabo una valoración168. Los juicios de valor y los conceptos de valor inmueble con una suma de dinero172. Con la ayuda de conceptos de valor
en ellos utilizados pueden ser divididos en tres grupos: clasificatorios, clasificatorios se puede decir que algo tiene un valor positivo, negativo o
neutral; con la ayuda de conceptos de valor comparativos, se puede decir
164
que a un objeto que hay que valorar le corresponde un valor mayor o el
Cfr. al respecto, por ejemplo, W. K. Frankena, «Valué and Valuation» en The mismo valor que a otro objeto; y con la ayuda de conceptos de valor mé-
Encyclopedia of Philosophy, editado por P. Edwards, tomo 7, Nueva York/Londres 1967.
págs. 229 ss. tricos se puede decir que algo tiene un valor de determinada magnitud.
165
Además de los trabajos de Scheler, Hartmann y v. Wright ya mencionados, cfr. al Siempre se trata aquí de juicios acerca de que algo tiene un valor. Pero,
respecto, por ejemplo, C. v. Ehrenfels, System der Werttheorie, 2 tomos, Leipzig 1897/98; ¿qué significa que algo es un valor? A una respuesta para esta pregunta
R. B. Perry, General Theory of Valué, Nueva York 1926; V. Kraft, Die Grundlagen einer conduce la distinción entre el objeto y el criterio de una valoración.
wissenschaftlichen Wertlehre, 2.a edición, Viena 1951; R. Lautmann, Wert undNorm. Be-
griffsanalysen fur die Soziologie, 2.a edición, Opladen 1971; M. Rokeach, The Nature of
Human Valúes, Nueva York 1973; E. Laszlo/J. B. Wilbur (eds.), Valué Theory in Philo-
sophy and Social Science, Nueva York/Londres/París 1973.
166
Con respecto a esta distinción, cfr. V. Kraft, Die Grundlagen einer wissenschaftli-
chen Wertlehre, págs. 10 s.; R. B. Perry, Realms of Valué, Cambridge (Mass.) 195-1,
págs. 1 s.
167
La contrapartida del juicio de valor (prototipo: <cc es bueno»), que debe situarse en 169
Cfr. al respecto Fr. v. Kutschera, Einfuhrung in die Logik der Normen, Werte und
el nivel axiológico, es el juicio de obligación (prototipo: «x es debido»), que debe ser ubi- Entscheidungen, págs. 85 ss.
cado en el nivel deontológico. Con respecto a los conceptos de juicio de valor y de obliga- 170
Con respecto a la graduación según criterios de valoración, cfr. J. O. Urmson,
ción, cfr. P. Edwards, The Logic of Moral Discourse, Nueva York/Londres 1955, pág. 141; «Einstufen» en G. Grewendorf/G. Meggle (eds.), Seminar: Sprache und Ethik, Francfort
W. K. Frankena, Analytische Ethik, Munich 1972, págs. 27 s.; R. Alexy, Theorie derjuris- del Meno 1974, págs. 140 ss.
tischen Argumentaron, págs. 84 ss. 171
El concepto de neutralidad debe distinguirse del de indiferencia. Según el criterio
168
La expresión «valoración» es ambigua. Supongamos que a expresa el juicio de va- del sabor, las comidas pueden ser clasificadas en aquellas que tienen un valor positivo, ne-
lor «x es bueno». Tres cosas pueden entonces ser llamadas «valoración»: (1) aquello que gativo o neutro. Un valor neutro tienen aquellas comidas que no saben ni bien ni mal. Pero
significa el enunciado expresado por a, es decir que x es bueno (concepto semántico de va- no a todo lo que no sabe ni bien ni mal se le otorgará un valor neutro de acuerdo con el cri-
loración); (2) el acto lingüístico que a realiza al expresar el mencionado enunciado (con- terio del sabor. A una poesía, por ejemplo, a la que no es aplicable este criterio, no se le
cepto pragmático de valoración); (3) el acto psíquico que, por lo general, precede o acom- otorgará ningún valor. Es indiferente con respecto a ese criterio. Cfr. al respecto, con otra
paña la expresión de un juicio de valor y cuyo contenido es expresado a través del juicio de terminología, C./O. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, pág. 151.
valor (concepto psicológico de valoración). Aquí será utilizado el concepto semántico de 172
Con respecto al concepto métrico de valor, cfr. Fr. v. Kutschera, Einjührung in die
valoración. Logik der Normen, Werte und Entscheidungen, págs. 87 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

1.2.2. Los valores como criterios de valoración rio de la seguridad en diversos grados. Ello abre varias posibilidades para
la catalogación clasificatoria según un único criterio. Por ejemplo, puede
Muchas cosas diferentes pueden ser objeto de valoración. Pueden va- catalogarse como «buenos» a todos los automóviles que, en comparación
lorarse, por ejemplo, objetos naturales, artefactos, pensamientos, aconte- con otros, ostentan un grado relativamente alto de seguridad; o a todos
cimientos, acciones y situaciones. También los criterios de valoración los automóviles cuyo grado de seguridad sea mayor a un grado determi-
son de múltiple tipo. Así, por ejemplo, un automóvil puede ser valorado nado que no se orienta por lo hasta ahora realizado; o, y ésta es la forma
según criterios de velocidad, seguridad, comodidad, precio, economía y de juicio más estricta, sólo a los automóviles que ofrecen el máximo gra-
belleza. Los criterios de valoración pueden entrar en colisión, por ejem- do concebible de seguridad. Las valoraciones de acuerdo con un único
plo, en el caso de la velocidad y la economía. Cuando entran en colisión, criterio pueden presentar rasgos de fanatismo.
a fin de lograr una valoración total de un determinado automóvil, hay Por lo general, se valora de acuerdo con varios criterios entre los cua-
que establecer entre ellos una relación. En la ya mencionada sentencia les debe ponderarse, porque tienen un carácter contrapuesto. La cataloga-
sobre el semanario Der Spiegel, los objetos de la valoración son, entre ción de algo como «bueno» es, entonces, la expresión de una valoración
otras cosas, situaciones de regulación jurídica. Estas situaciones se enjui- total. La aplicación de criterios de valoración, que tienen que ponderarse,
cian, sobre todo, de acuerdo con dos criterios, el de la libertad de prensa se compadece con la aplicación de principios. A continuación, se deno-
y el de la seguridad exterior. Una de las situaciones de regulación jurídi- minarán «criterios de valoración» sólo aquellos criterios de valoración
ca valoradas es aquella en la que existe «un derecho de la prensa a man- que son susceptibles de ser ponderados. Sus opuestos son los criterios de
tener en secreto el nombre de sus informantes, también en los casos [...] valoración que, como las reglas, son aplicables sin llevar a cabo una pon-
en los cuales [...] el objeto de la investigación es un delito doloso de trai- deración. Estos últimos criterios deben llamarse «reglas de valoración».
ción a la patria y se considera que los redactores son los autores y los in- En las catalogaciones clasificatorias según un único criterio que se aca-
formantes son cómplices de este delito»173. Si se parte exclusivamente ban de mencionar, se presupone un tipo de reglas de valoración. Este tipo
del criterio de la libertad de prensa, una situación semejante puede cata- de reglas de valoración tiene la siguiente forma: Cada vez que un auto-
logarse como «buena»; si se parte exclusivamente de la seguridad exte- móvil ostenta el grado de seguridad /, es bueno. De acuerdo con esta re-
rior, como «mala». Ambos criterios entran en colisión. Para poder llegar gla de valoración, la satisfacción de un criterio de valoración en un deter-
a una valoración total, hay que establecer entre ellos una relación. minado grado es razón suficiente para su catalogación definitiva como
Ni del automóvil ni de la mencionada situación de regulación jurídi- «bueno». La mayoría de las veces, las reglas de valoración contienen va-
ca puede decirse que son un valor en sí mismos. En cuanto objetos de va- rios presupuestos. Dichas reglan tienen entonces la siguiente forma: Si x
loración, ellos tienen un valor, a saber, un valor diferente, de acuerdo con ostenta las propiedades Fu ... Fn, entonces x es bueno. Este tipo de reglas
los criterios en colisión con los que se valoren. No son los objetos sino de valoración son aplicables como reglas en el sentido definido más arri-
los criterios de valoración los que tienen que denominarse como «va- ba174. Así, pues, la diferencia estructural entre reglas y principios se da
lor». Esto responde no sólo a consideraciones sistemáticas sino también también en el nivel axiológico. A los principios corresponden los crite-
al uso general del lenguaje. Así, es algo exagerado, pero no falso, decir rios de valoración; a las reglas, las reglas de valoración. Si se agrega otra
que uno de los automóviles responde en mayor medida al valor de la se- precisión terminológica en el sentido de que sólo los criterios de valora-
guridad que el otro; en cambio, nadie dirá que uno de los automóviles es ción habrán de ser llamados «valores», y se utiliza el término «norma»
un valor superior al otro. En el contexto jurídico —por cierto algo aleja- como concepto superior, puede hacerse la siguiente división:
do de la cotidianeidad— es normal decir que una determinada regulación
responde en mayor medida que otra al valor de la libertad de prensa.
Las valoraciones pueden basarse en uno o en varios criterios de valo-
ración. Quien cataloga a un automóvil como «bueno» y fundamenta esto
exclusivamente diciendo que es seguro, lleva a cabo una valoración de
acuerdo con un solo criterio. Los automóviles pueden satisfacer el crite- 174
De ellas, conjuntamente con otras premisas, puede ser deducido el juicio concreto
de valor; cfr. R. M. Haré, The Language of Moráis, págs. 145 s.; R. Alexy, Theorie derju-
173 ristischen Argumentation, págs. 93 s.
BVerfGE20, 162(219).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

Norma en números. S, puede realizar en mayor medida que S2 la libertad de


prensa porque S, está caracterizada por circunstancias que no se dan en
Norma dcontológica Norma axiológica
S2. Así, por ejemplo, una situación S, en la que está protegido incondicio-
nalmente el secreto de redacción, de acuerdo con el criterio de valoración
de la libertad de prensa, tiene que valorarse como mejor que una situa-
Regla Principio Regla de Criterio de ción S2 en la que dicho secreto no se protege ilimitadamente. Según el
valoración valoración criterio de valoración de la seguridad exterior, lo opuesto tiene validez.
(valor)175 Dado que no es posible renunciar a ninguno de los dos criterios de valo-
ración, y está excluido un cálculo sobre la base de una metrificación,
queda sólo la ponderación. Sin embargo, esto significa que una situación
Puede mostrarse con facilidad que también los juicios de valor métri- que, según el criterio de valoración de la libertad de prensa, es mejor o es
cos pueden tener como base criterios de valoración. El grado de seguri- la mejor, sólo es mejor o es la mejor prima facie. Qué situación es mejor
dad de un automóvil puede expresarse en una escala de 0 - 1. Quien dice en definitiva, es algo que sólo puede determinarse como resultado de una
que a un automóvil le corresponde un valor de seguridad de 0,7 puede, de valoración total en la que se tomen en cuenta todos los criterios de valo-
esta manera, llevar a cabo, con medios métricos, una valoración según el ración que tienen validez.
criterio o el valor de la seguridad. En el derecho constitucional, las metri-
ficaciones —sobre las que se volverá más adelante— tienen una utilidad
reducida o nula. Para solucionar el problema de la ponderación entre la 1.3. La diferencia entre principios y valores
libertad de prensa y la seguridad exterior por medio de una metrificación,
habría que atribuir valores numéricos comparables y, por lo tanto, calcu- Esto último corresponde exactamente al modelo de los principios. La
lables, a las alternativas de decisión. Desde ya, se sostendrá que este tipo diferencia entre principios y valores se reduce así a un punto. Lo que en
de metrificaciones no es posible en el derecho constitucional. el modelo de los valores es lo mejor prima facie, en el modelo de los
De las tres formas de juicios de valor, los juicios de valor comparati- principios es debido prima facie; y lo que en el modelo de los valores es
vos son los que mayor importancia tienen para el derecho constitucional. lo mejor en definitiva, en el modelo de los principios es debido en defini-
La relación entre ellos y los criterios de valoración conduce a la determi- tiva. De esta manera, los principios y los valores se diferencian sólo en
nación de la relación entre principio y valor. De acuerdo con el criterio virtud del carácter deontológico de los primeros y del carácter axiológico
de valoración de la libertad de prensa, una situación Su en la que la liber- de los segundos.
tad de prensa se realiza una medida mayor que en S2, tiene que ser valo- En el derecho, de lo que se trata es de qué es lo debido. Esto habla a
rada como mejor que S2176. La medida mayor no tiene que ser expresable favor del modelo de los principios. Por otra parte, no existe dificultad al-
guna en pasar de la constatación de que una determinada solución es la
175
Lo que se clasifica en este gráfico, se designa a veces con otras expresiones; otras mejor desde el punto de vista del derecho constitucional, a la constata-
veces, se usan estas expresiones de una manera diferente o no se distingue aquello que aquí ción de que dicha solución es lo debido iusconstitucionalmente. Si se
se distingue, o se distingue de otra manera. En vista de la variedad de conceptos y distincio- presupone que este paso es posible, también es perfectamente posible
nes, el gráfico no puede pretender exponer un uso dominante del lenguaje. La terminología partir, en la argumentación jurídica, del modelo de los valores en lugar
elegida puede considerarse sólo como un intento de dar nombres a cosas que, por razones del modelo de los principios. No obstante, en todo caso, el modelo de los
sistemáticas, deben distinguirse; nombres que, en la medida de lo posible, responden al uso
habitual del lenguaje.
176
Enunciados tales como «cuanta más libertad de prensa exista, tanto mejor será» ex- Sin embargo, el concepto de regla aquí se utilizará sólo para las normas que conducen a re-
presan el criterio de valoración o el valor de la libertad de prensa si se entienden en el si- sultados definitivos. Los enunciados presentados posibilitan sólo una valoración prima fa-
guiente sentido: «Si en una situación S, impera más libertad de prensa que en una situación cie. Por eso, lo que ellos expresan no denominará «regla». Con respecto a la definición de
S2, entonces, desde el aspecto de la libertad de prensa, S, es mejor que S2»: en general, con valores como reglas, cfr. con más referencias bibliográficas, A. Podlech, «Wertungen und
respecto a este tipo de enunciados, cfr. G. Otte, «Komparative Sátze im Recht» en Jahr- Werte im Recht» en AóR 95 (1970), págs. 195 s. (reglas de preferencia), y W. Kirsch, Ein-
buchjur Rechtssoziologie und Rechtstheorie 2 (1972), págs. 301 ss. Por tanto, se podría Juhrung in die Theorie der Entscheidungsprozesse, tomo 2, 2.a edición, Wiesbaden 1977,
pensar en concebir a estos enunciados como formulaciones de reglas para las valoraciones. pág. 121 («una especie de regla de decisión»).

124 125
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

principios tiene la ventaja de que en él se expresa claramente el carácter luego agrega: «Igualmente correcto es que la Ley Fundamental, que no
de deber ser. A ello se agrega que el concepto de principio da lugar a me- quiere ser un ordenamiento valorativamente neutral [...], ha establecido
nos interpretaciones deficientes que el de los valores. Ambos aspectos en su sección de derechos fundamentales también un orden objetivo de
son lo suficientemente importantes como para preferir el modelo de los valores [...]. Este sistema valorativo, centrado en la personalidad humana
principios. que se desarrolla libremente dentro de la comunidad social, y en su dig-
nidad, en cuanto decisión básica de derecho constitucional, tiene que va-
ler para todos los ámbitos del derecho179. En el transcurso de la funda-
2. OBJECIONES EN CONTRA DE LA TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS mentación de la decisión, el orden de valores se califica como «jerarquía
Y DE LA TEORÍA DE LOS VALORES
de valore», dentro de la cual sería necesario llevar a cabo una «pondera-
ción»180. De esta manera, han sido mencionados los conceptos centrales
de la teoría de los valores sostenida en numerosas decisiones del Tribu-
El modelo de los principios y el modelo de los valores han demostra-
nal: valor, orden de valores, jerarquía de valores, sistema de valores y
do ser esencialmente iguales por lo que respecta a su estructura, con la
ponderación181.
diferencia de que el uno debe ser ubicado en el ámbito deontológico (el
ámbito del deber ser) y el otro en el ámbito axiológico (el ámbito de lo La apreciación de una teoría de los valores de los derechos funda-
bueno). Por ello, las objeciones en contra de la teoría de los valores de mentales, como esta, se extiende desde un rechazo radical hasta una
los derechos fundamentales pueden afectar también la teoría de los prin- aprobación enfática. La posición de rechazo es sostenida en su forma
cipios. más notoria por Forsthoff. Según este autor, la teoría de los valores con-
Ya en tiempos de la Constitución de Weimar se defendieron algunas duce a que «una clara conceptualización se diluya en una charlatane-
teorías axiológicas de los derechos fundamentales. Uno de los autores ría»182, a una «pérdida no sólo de la racionalidad sino también del nivel
más influyentes fue Rudolf Smend. De acuerdo con una famosa formula- científico»183, a la «disolución del derecho constitucional» y a la elimina-
ción de Smend, el «sentido material de un catálogo de derechos funda- ción del contenido de libertad de los derechos fundamentales184. Directa-
mentales» reside en que pretende «regular una serie material, de una mente en contra de esta posición se ha expresado recientemente el consti-
cierta unidad cerrada, es decir, un sistema de valores o bienes, un sistema tucionalista americano Kommers, quien se expresa a favor de un «pensa-
cultural»177. Bajo la vigencia de la Ley Fundamental, las suposiciones y miento de derecho constitucional enraizado en un sistema de valores»:
formas de hablar procedentes de la teoría de los valores, han entrado a la según él, «la genialidad del pensamiento inconstitucional alemán reside
jurisprudencia constitucional por la puerta principal. La sentencia del en que un sistema semejante se ha expuesto en el orden jerárquico de va-
caso Lüth constituye un punto culminante. También en esta sentencia, el lores del Tribunal Constitucional Federal»185.
Tribunal Constitucional Federal parte de que los «derechos fundamenta-
les están en primera línea destinados a asegurar la esfera de libertad del 179
BVerfGE7, 198(205).
180
individuo frente a las intervenciones del poder público» y que, por lo tan- BVerfGE7, 198(215).
to, son «derechos de defensa del ciudadano frente al Estado»178. Pero,
181
Con respecto a la exposición de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fede-
ral, cfr. H. Goerlich, Wertordnung und Grundgesetz, Baden-Baden 1973, págs. 29 ss.; H.
Schneider, Die Güterabwagtung des Bundesverfassrungsgerichts bei Grundrechts-
177
R. Smend, «Verfassung und Verfassungsrecht» (1928) en, Id., Staatsrechtliche konflikten, págs. 43 ss.; W. Schreckenberger, Rhetorische Semiotik, Friburgo/Munich 1978.
Abhandlungen, 2.a edición, Berlín 1968, pág. 264. Cfr., además, A. Hensel, Grundrechte págs. 191 ss. De los numerosos representantes de una teoría axiológica bajo la Ley Funda-
und politische Weltanschauung, Tubinga 1931, pág. 10: «Así resulta como contenido de mental, baste citar aquí únicamente G. Dürig en Maunz/Dürig, Grundgesetz, art. 1 párrafo
todo orden jurídico, la realización de un sistema de valores políticos establecidos mediante 1, observación al margen 1 ss.
182
derechos fundamentales». Cfr., además, H. Gerber, Die weltanschaulichen Grundlagen des E. Forsthoff, Der Staat der Industriegesellschaft, 2.a edición, Munich 1971,
Staates, Stuttgart 1930, págs. 13 ss.; G. Leibholz, Das Wesen der Reprasentation und der pág. 69.
Gestaltwandel der Demokratie im 20. Jahrhundert, 3.a edición, Berlín 1966, págs. 46 ss.; 183
Id., «Zur heutigen Situation der Verfassungsinterpretation» en H. Barion/E. W.
G. Holstein, «Von den Aufgaben und Zielen heutiger Staatsrechtswissenschaft» enAóR NF Bóckenfórde/E. Forsthoff/W. Weber (eds.), Epirrhosis, Festg. f. C. Schmitt, Berlín 1968,
11 (1926), págs. 29 ss.; E. Kaufmann, «Die Gleichheit vor dem Gesetz im Sinne des Art. pág. 209.
109 der Reichsverfassung» en WDStRL 3 (1927), págs. 3 ss. 184
Id., «Die Umbildung des Verfassungsgesetzes», pág. 47.
178 185
BVerfGE7, 198(204). D. P. Kommers, «Der Gleichheitssatz: Neuere Entwicklungen und Probleme im

126 127
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

Las objeciones en contra de la teoría de los valores pueden ser orde- descritos como una visión de los valores o una vivencia de evidencia,
nadas en tres grupos: filosóficas, metodológicas y dogmáticas. puede ser calificada como «intuicionista»192. El argumento más fuerte en
contra del intuicionismo afirma que, en vista del hecho de que diferentes
personas, también en condiciones óptimas para tener vivencias de evi-
2.1. Objeciones filosóficas dencia (por ejemplo: carencia de emociones y existencia de claridad inte-
lectual), perciben como evidentes diferentes valoraciones, no es posible
Las objeciones filosóficas se dirigen, sobre todo, en contra del con- aportar ningún criterio definitivo a favor de evidencias correctas y falsas,
cepto de objetividad del orden de valores. Max Scheler ha sido quien ha auténticas e inauténticas193. A falta de un criterio semejante, el intuicio-
desarrollado el concepto más original y más comprensivo de un orden nismo conduce a una posición subjetivista. Este argumento epistemológi-
objetivo de valores. co tiene consecuencias para la tesis ontológica del ser de los valores. Que
Según Scheler, los valores no sólo valen sino que a ellos les corres- algo no pueda conocerse con certeza intersubjetiva no es todavía ningún
ponde un ser independiente, un «ser de los valores»186. Por ello, Scheler argumento en contra de su existencia. Pero, es un argumento en contra de
cree que es posible calificar a los valores como hechos («hechos inde- la fundamentación de una teoría científica sobre su existencia.
pendientes de la vida moral»)187. Al enunciado valorativo «A es bueno» Estas objeciones fundamentan el rechazo de las teorías intuicionistas
debe poder corresponder un hecho moral, de la misma manera que al de los valores, pero no el rechazo de toda teoría de los valores. Las teo-
enunciado descriptivo «A es verde» corresponde un hecho empírico. «La rías intuicionistas de los valores, como la de Scheler, son sólo una varian-
diferencia consiste únicamente en la materia del predicado»188. Si hay te en el espectro de las teorías de los valores que puede concebirse. Supo-
coincidencia con los hechos, ambos enunciados son igualmente verda- siciones tan fuertes y tan fácilmente atacables como las del ser y la evi-
deros189. dencia de los valores, en modo alguno están necesariamente vinculadas
El conocimiento de los valores debe llevarse a cabo por medio de una con el concepto de valor. Como consecuencia, que el Tribunal Constitu-
facultad cognoscitiva de tipo especial que Scheler describe, entre otras, cional Federal hable de valores, de un orden de valores y de un sistema
con las siguientes palabras: «El lugar propio de todo valor a priori (y de valores no significa que el Tribunal haya de avalar estas suposicio-
también del moral) es el conocimiento de los valores, es decir, la intui- nes194. Dado que no existe ninguna razón necesaria para pensar que el
ción de los valores, que se basa en el sentir, preferir, en última instancia Tribunal avale estas suposiciones, la interpretación de las tesis de teoría
en el amar y el odiar, como así también en el de la conexión de los valo- de los valores que defiende el Tribunal, puede llevarse a cabo a través de
res, su "ser superior e inferior", es decir, el "conocimiento morar. Este una teoría de los valores más débil y, por lo tanto, menos vulnerable. Una
conocimiento se lleva a cabo, pues, en funciones y actos específicos que teoría semejante se obtiene si se supone que los valores son criterios de
son diferentes toto coelo de toda percepción y pensamiento y constituyen valoración que, como las normas en general, tienen validez o no. Su vali-
el único acceso posible al mundo de los valores190. dez, al igual que las valoraciones que ellas posibilitan, no son objeto de
Una teoría de este tipo que, primero, parte de que «existen cualidades algún tipo de evidencia sino objeto de fundamentaciones. La fundamen-
valorativas que representan un ámbito propio de objetos»191, y, segundo, tación depende del tipo de validez de que se trate: jurídica, social o ética.
supone que estos objetos son accesibles a un conocimiento directo que A continuación, se partirá de una teoría de los valores libre de suposicio-
no tiene carácter ni empírico ni analítico, sino que pueden ser más bien
192
Con respecto al Intuicionismo, cfr., con más referencias bibliográficas, R. Alexy,
Verfassungsrecht der USA und der Bundesrepublik Deutschland» en C. Link (ed.), Der Theorie der juristischen Argumentation, págs. 58 ss.
193
Gleichheitssatz im modernen Verfassungsstaat, Symposion zum 80. Geburtstag von G Cfr. P. F. Strawson, «Ethical Intuitionism» en Philosophy 24 (1949), pág. 27; A.
Geibholz, Baden-Baden 1982, pág. 50. Podlech, «Werte und Wertungen im Recht», pág. 205; Id., «Recht und Moral» en
186
M. Scheler, Der Formalismus in der Ethik und die materiale Wertethik, pág. 195. Rechtstheorie 3 (1972), pág. 135.
187 194
Ibídem,págs. 173,192,195. Esto sucede, por ejemplo, en H. Harnischfeger, Die Rechtsprechung des Bundes-
188
Ibídem, pág. 192. verfassuugsgerichts zu den Grundrechten, Hamburgo 1966, págs. 233 s. En contra de esto,
189
Ibídem, pág. 196. E. Stein, «Werte und Wertewandel in der Gesetzesanwendung des óffentlichen Rechts» en
190
Ibídem, pág. 87. J. Esser/E. Stein, Werte und Wertewandel in der Gesetzesanwendung, Francfort del Meno
191
Ibídem, pág. 37. 1966, págs. 40 ss.

128 129
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

nes ontológicas y epistemológicas dudosas. Las objeciones filosóficas cil llevar a cabo una delimitación semejante. Puede discutirse acerca de
expuestas no pueden afectar a esta teoría. qué valores son relevantes desde el punto de vista de los derechos funda-
mentales y qué valores no lo son. La posibilidad de que surja una polémi-
ca como esta dificulta la creación de un orden de valores que contenga
2.2. Objeciones metodológicas todos y sólo aquellos valores que puedan ser relevantes desde el punto de
vista de los derechos fundamentales, es decir, la creación de un orden de
Más en serio deben ser tomadas las objeciones metodológicas. Al valores completo y cerrado. En un nivel elevado de generalidad, la pleni-
Tribunal Constitucional Federal se le reprocha que con su referencia a los tud y la clausura pueden alcanzarse con relativa facilidad. Así, con pocos
valores y a un orden de valores soslaya los postulados de una fundamen- conceptos, tales como los de dignidad, libertad, igualdad, así como el de
tación racional195. La apelación a un orden de valores permitiría justificar protección y bienestar de la comunidad, es posible abarcar casi todo lo
cualquier resultado, el discurso de los valores destrozaría la transparen- que hay que tener en cuenta en las ponderaciones de derecho fundamen-
cia de la decisión judicial196 y conduciría a un «arcano de la interpreta- tal. En este nivel, quien intenta definir un orden jerárquico tiene, por ello,
ción de la Constitución»197. Las decisiones de colisión y ponderación to- pocos problemas con la identificación de los elementos que hay que or-
madas de otra manera quedarían ocultas, revestidas de una «apariencia denar. Sin embargo, también tiene pocas perspectivas de lograr un siste-
racional» y «privadas de fundamentación real». «Desde el punto de vista ma dotado de un fuerte poder de expresión. La posibilidad de obtener
práctico», la invocación de un orden de valores y de ponderaciones valo- una perspectiva de este tipo aumenta, cuando se ingresa en niveles más
rativas sería una «fórmula de ocultamiento de un decisionismo judicial, concretos. No obstante, entonces, se incrementan también los problemas
es decir, interpretativo»198. para identificar los elementos que hay que ordenar. De esta manera, es
Los argumentos metodológicos en contra de la teoría de los valores posible dudar de que una persona singular pueda enunciar los valores
se dirigen en contra de dos conceptos: en contra de un orden de valores más concretos, que pueden ser relevantes desde su punto de vista para el
en el sentido de un orden jerárquico de valores y en contra de la pondera- juicio y la decisión de derecho fundamental. En todo caso, es muy difícil
ción. Las objeciones en contra de la posibilidad de un orden jerárquico formular un catálogo completo que cuente con la aprobación de todos.
de valores están, en gran medida, justificadas; en el marco del modelo de Ya esto plantea dificultades al concepto de un orden jerárquico de valo-
los principios que aquí se defiende, es posible desarticular las objeciones res. Si no es posible formular un catálogo exhaustivo, entonces lo que
en contra de la ponderación. tiene que ordenarse es algo que sólo se conoce de manera incompleta.
Más graves que los problemas de la identificación de lo que hay que
2.2.1. El concepto de un orden jerárquico de valores ordenar son los problemas relativos al orden como tal. Un orden puede
Quien habla de un orden jerárquico de valores tiene, por lo pronto, ser de dos formas: cardinal y ordinal. Existe un orden cardinal cuando a
que decir qué valores tienen que ordenarse de acuerdo con su jerarquía. los valores se les atribuye un número en una escala, número que expresa
Aquí se trata de los valores relevantes en una decisión de derecho funda- su rango o su peso. Así, podría pensarse en expresar la jerarquía de los
mental. Por lo tanto, cuando se hable de un orden jerárquico de valores, valores en una escala que se extiende de 0 a 1. Un orden ordinal es me-
se hará referencia a estos valores y sólo ellos. De esta manera surge un nos exigente. Exige simplemente que se establezcan relaciones de mayor
primer problema. ¿Cómo debe delimitarse la clase de estos valores? valor (preferencia) o igualdad de valor (indiferencia) entre los valores
Antes se mencionó que, sobre todo del lado de las restricciones, no es fá- que hay que ordenar199. Es fácil reconocer que un orden jerárquico abs-
tracto de los valores de derecho fundamental, sea este cardinal u ordinal,
195 es inaceptable.
Cfr., por ejemplo, H. Goerlich, Wertordnung und Grundgesetz, pág. 64.
196
Ibídem,págs. 133. 189. Supóngase una situación como la de la sentencia del caso Lebach en
197
Ibídem,págs. 140, 134,189. la que son relevantes dos valores (principios), el de la protección del ho-
198
E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation»,
pág. 1534; de manera similar. E. Forsthoff, «Zur heutigen Situation ciner Verfassungsleh- 199
re», págs. 190 ss., E. Denninger, Staatsrecht, tomo 2, Reinbek 1979, pág. 184; U. K. Con respecto a los conceptos de orden cardinal y ordinal, cfr. G. Gáfgen, Theorie
Preuss, Die Internalisierung des Subjekts, Francfort del Meno 1979, págs. 151 ss. der wirtschaftlichen Entscheidung, 3.a edición, Tubinga 1974, págs. 150 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

ñor y el de la libertad de información radial200. Considérese, además, que Lo que es válido para las escalas cardinales abstractas también es vá-
se intenta llegar a un resultado mediante la ordenación de estos valores lido para las escalas ordinales abstractas. En caso de igualdad de jerar-
en una escala cardinal. Es posible ordenar ambos valores en una escala quía no se produce ningún resultado; si hay diferencia de jerarquía, tiene
semejante de dos maneras: atribuyéndoles el mismo número (igual jerar- validez lo que se ha dicho con respecto al establecimiento de una jerar-
quía) o números diferentes (diferente jerarquía). Si a ambos se les atribu- quía abstracta por medio de escalas cardinales.
ye el mismo número, entonces un orden cardinal no supone ningún avan- En las escalas cardinales puede evitarse este resultado estableciendo
ce. Sin embargo, si se les atribuye números diferentes, por ejemplo, a la no sólo una escala de la jerarquía de los valores (principios) sino también
protección del honor 0,8 y a la libertad de información radial 0,4, el caso una escala de la intensidad de su realización205. Puede suponerse que
está ya decidido. La atribución de estos números expresa que la protec- existe una colisión entre la protección del honor (Px) y la libertad de in-
ción del honor tiene un rango cuyo valor duplica al de la libertad de in- formación radial (P2). Puede atribuirse a Px la magnitud de jerarquía abs-
formación radial201. Si se parte tan sólo de un orden jerárquico abstracto tracta 0,8 y a P2 la magnitud de jerarquía abstracta 0,4. La pregunta es:
de este tipo, ello significa que, en caso de conflicto, la protección del ho- ¿qué debe preferirse: una prohibición de la emisión radial (R{) o su per-
nor precede siempre a la libertad de información. Un orden jerárquico misión (R2)l Las intensidades de realización de ambas alternativas Rx y
abstracto semejante contradiría, no sólo la correcta consideración del Tri- R2 se expresan en la siguiente tabla:
bunal Constitucional Federal de que ninguno de los dos valores puede
pretender para sí una precedencia absoluta202, sino que tendría también P\ (Protección del P2 (Libertad de informa-
consecuencias fatales. Que la protección del honor preceda en todos los honor) = 0,8 ción radial) = 0,4
casos a la libertad de información significaría que el más mínimo auspi- Ri (prohibición) 0,4 0,3
cio de la protección del honor justifica la más intensa intervención en la R2 (permiso) 0,3 0,9
libertad de información. Se produciría entonces lo que Cari Schmitt, si-
guiendo a Hartmann203, llamaba la «tiranía de los valores»: «Desde el La prohibición de la emisión radial contribuye a la realización de la
punto de vista de la lógica de los valores siempre tiene validez el siguien- personalidad sólo poco más que su permisión (0,4 frente a 0,3). En cam-
te enunciado: no es demasiado pagar el precio máximo por el máximo bio, en el caso de la libertad de información radial, se da una diferencia
valor y tiene que pagarse»204. muy considerable (0,3 frente a 0,9). Ahora bien, mediante una simple
Desde luego, puede dudarse que exista algo así como una «lógica de operación, puede calcularse cuál es la alternativa a elegir. Las intensida-
los valores». Aquella consecuencia no resulta del concepto de valor (o de des de realización deben ser multiplicadas por las jerarquías valorativas
principio) sino de una determinada y falsa concepción de la relación en- abstractas de los principios. A continuación, debe sumarse los productos
tre valores (principios) que entran en colisión, una concepción que, por de ambas alternativas206. Para Ru esto significa: 0,32 (0,4 x 0,8) + 0,12
lo demás, contradice la definición adoptada del concepto de principio (0,3 x 0,4) = 0,44; para R2: 0,24 (0,3 x 0,8) + 0,36 (0,9 x 0,4) = 0,6. Con
que incluye una referencia a lo exigido por los principios contrapuestos. 0,6, R2 tiene el valor total mayor y, por lo tanto, debe ser elegida, a pesar
Al suponerse que existen relaciones de precedencia absoluta entre los va- de que el principio que tiene mayor jerarquía abstracta exige Rx. La «tira-
lores, se pone a los valores en un mismo nivel con las reglas, en cuanto se nía de los valores» queda superada. Sin embargo, tampoco ésta es una
refiere a su comportamiento en las colisiones. solución. Tras la atribución de valores numéricos, el resultado es, por
cierto, fácilmente calculable. No obstante, el problema reside en la atri-
bución de los valores numéricos. Es ya dudoso que de por sí pueda atri-
200
BVerfGE35,202(219ss.).
buirse a los valores o principios individuales, valores jerárquicos abstrac-
201
La tesis de Steiner: «ií is difflcult to assign any meaning to such a statement» no tos. En todo caso, parece estar excluida una atribución intersubjetiva
deja de ser interesante (cfr. J. M. Steiner, «Judicial Discretion and the Concept of Law» en obligatoria de magnitudes a las intensidades de realización. No puede in-
Cambridge Law Journal 35 (1976), pág. 153).
202
BVerfGE 35, 202 (225). 205
203 Cfr. B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 131 ss.
N. Hartmann, Ethik, págs. 523 ss. 206
204 Con respecto a este procedimiento, cfr. K. Haag, Rationale Strafzumessung, Co-
C. Schmitt, «Die Tyrannei der Werte» en Sakularisation und Utopie, Fschr. f. E.
Forsthoff, Stuttgart/Berlín/Colonia/Maguncia 1967, pág. 60. lonia/Berlín 1970, págs. 45 ss.; B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 132 ss.

132 133
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

ferirse el resultado a partir de una cuantificación firmemente dada sino den débil de los valores de derecho fundamental relevantes, mediante
que, en el mejor de los casos, las decisiones tomadas de alguna manera, preferencias prima facie, cuando, por ejemplo, se supone una carga de
cualquiera que ella sea, pueden ilustrarse cuantificadamente. La concep- argumentación en beneficio de la libertad individual o de la igualdad o en
ción de un orden jerárquico de valores que trabaje con escalas cardinales beneficio de bienes colectivos. Ahora bien, un orden débil mediante una
fracasa ante el problema de la metrificación de los pesos y de las intensi- red de decisiones concretas de preferencia es el que ha surgido como
dades de realización de los valores o principios207. consecuencia de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal.
No constituye ninguna solución el partir de la igualdad jerárquica de Ambos están estrechamente vinculados con el concepto de la pondera-
los valores o principios y, luego, trabajar con intensidades cardinales de ción. A continuación debe considerarse.
realización. Con esto sólo se desplazaría el problema a asuntos insolu-
bles relativos a la metrificación de las intensidades de realización.
Como consecuencia, puede decirse, en general, que no es posible un 2.2.2. El concepto de ponderación
orden de valores o principios que defina la decisión de derecho funda-
mental en todos los casos de una manera intersubjetivaente obligatoria208. Muchas veces se ha objetado en contra del concepto de ponderación
No obstante, la imposibilidad de exista un orden «fuerte», de este tipo, que no constituye un método que permita un control racional. Los valo-
no es un argumento en contra de la posibilidad de órdenes más «débiles» res y los principios no regulan por sí mismos su aplicación. Por lo tanto,
y, desde luego, tampoco en contra de la concepción de la ponderación. Es la ponderación quedaría sujeta al arbitrio de quien la realiza. Allí donde
posible obtener órdenes débiles de dos maneras: (1) mediante preferen- comienza la ponderación, cesaría el control que se surte por medio de las
cias prima facie a favor de determinados valores o principios y (2) me- normas y del método. Se abriría así un margen para el subjetivismo y de-
diante una red de decisiones concretas de preferencia. Se obtiene un or- cisionismo judiciales. Estas objeciones son acertadas en la medida en
que con ellas se exprese que la ponderación no es un procedimiento que,
en cada caso, conduzca exactamente, de manera forma necesaria, a un re-
207
sultado. Sin embargo, dichas objeciones no son correctas en la medida en
Cfr. B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 134 s. que dé ellas se infiera que la ponderación no es un procedimiento racio-
208
Aquí habrá de ser mencionada sólo marginaimente la posibilidad, estudiada a fondo
por Schlink, de solucionar el problema del orden de los valores como en la economía de nal o es irracional.
bienestar, por medio de una función que permite inferir de la utilidad individual (es decir, Más arriba se ha expuesto que las colisiones de principios pueden ser
de las preferencias individuales o de concepciones valorativas individuales), las utilidades solucionadas mediante el establecimiento de una relación condicionada
colectivas (es decir, las preferencias colectivas o las concepciones valorativas colectivas)
(cfr. B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 154 ss.). Una concepción semejante de precedencia. Como ejemplo se mencionó la sentencia del caso Le-
presupone que lo que tiene validez como derecho constitucional puede equipararse con las bach, en la que el Tribunal Constitucional Federal solucionó la colisión
utilidades colectivas bajo la forma de una función de utilidades individuales. Como el pro- entre la protección del honor fP,) y la protección de la libertad de infor-
pio Schlink subraya, una equiparación de este tipo presentaría rasgos tanto individualistas mación radial (P2), aceptando que existe una precedencia de Px en el caso
como democráticos pero, sometería totalmente el derecho constitucional a las concepcio- de una «repetición de un informe televisivo sobre un delito grave que no
nes valorativas respectivamente difundidas. No obstante, el hecho de que ciertas concep-
ciones valorativas estén difundidas no significa que tengan validez también desde el punto responde ya a los intereses actuales de la información» que «pone en pe-
de vista del derecho constitucional. Más allá de este problema, un enfoque semejante fraca- ligro la resocialización del autor» (C2)20g. Por ello, formuló un enunciado
sa cuando se enfrenta a los problemas de la aglomeración de utilidades individuales en uti- de preferencia que tiene la siguiente forma:
lidades sociales. Si las utilidades individuales que se aglomeran son medidas en escalas
cardinales, surgen —al menos cuando se trata de asuntos de derecho constitucional— difi- (1) (PlPP2)C2
cultades insuperables en la medición y comparación de utilidades (cfr. B. Schlink, op. cit.,
págs. 166 s.). Ciertamente, puede evitarse estos problemas mediante el uso de escalas ordi-
nales. Sin embargo, en este caso, la aglomeración fracasa ante el teorema de imposibilidad De acuerdo con la ley de colisión210, de aquí se sigue la regla:
de Arrow. Con respecto a esto último, cfr. K. J. Arrow, Social Choice and Individual Va-
lúes, 2.a edición, Nueva York/Londres/Sidney 1963; R. D. Luce/H. Raiffa, Games and De- (2) C2^R,
cisions, Nueva York/Londres/Sidney 1957, págs. 327 ss., A. Podlech, Gehalt undFunktio-
nem des allgemeinen verfassungsrechtlichen Gleichheitssatzes, págs. 274 ss.; B. Schlink, 209
Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 180 ss. BVerfGE 35, 202 (237).
210
Cfr. supra, Capítulo 3. 1. 3.2.1.

134 135
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

que, cuando se presenta la condición C2, ordena la consecuencia jurí- Para su fundamentación, pueden utililizarse todos los argumentos posi-
dica de Px (R). bles en la argumentación de derecho fundamental. Desde luego, argu-
mentos de tipo semántico quedan excluidos cuando, con la constatación
de la colisión, se ha decidido ya, en virtud del texto literal, acerca de la
2.2.2.1. El modelo de la decisión y el modelo aplicabilidad de las disposiciones de derecho fundamental que están en
de la fundamentación cuestión. En cambio, son siempre utilizables los otros cánones de la in-
Efectivamente, si la ponderación consistiera simplemente en la for- terpretación, argumentos dogmáticos212, prejudiciales, prácticos y empí-
mulación de un enunciado de preferencia de este tipo y, con ello, en la ricos en general, así como las formas de argumentos específicamente ju-
determinación de la regla referida al caso que de ella se sigue, no sería rídicos. De esta manera, para la fundamentación de un enunciado de pre-
entonces un procedimiento racional. La determinación de la preferencia ferencia condicionado y, por lo tanto, para la fundamentación de la regla
condicionada podría llevarse a cabo intuitivamente. Quien pondera ten- correspondiente, puede, por ejemplo, hacerse referencia a la voluntad del
dría la posibilidad de seguir exclusivamente sus concepciones subjetivas. constituyente, a las consecuencias negativas de una determinación alter-
No podría hablarse de ponderaciones correctas o falsas. nativa de preferencia, a los consensos dogmáticos y a decisiones anterio-
res. En la medida en que ello suceda, la fundamentación de un enunciado
Sin embargo, a un modelo de la decisión de este tipo, relativo a la de preferencia condicionado no se diferencia de la fundamentación de las
ponderación, podría contraponerse un modelo de la fundamentación. En reglas semánticas que debe establecerse para precisar conceptos vagos.
ambos modelos, el resultado de la ponderación es un enunciado de prefe- La diferencia desaparece aún más si se tiene en cuenta que, también den-
rencia condicionada. En el modelo de la decisión, el establecimiento del tro del marco de la interpretación habitual, regularmente tienen lugar al-
enunciado de preferencia es el resultado de un proceso psíquico racional- gunas ponderaciones. Puede pensarse en el caso en el que una interpreta-
mente incontrolable. En cambio, el modelo de la fundamentación distin- ción restringida de un concepto conduce a una protección débil de un de-
gue entre el proceso psíquico, que conduce a la determinación del enun- recho fundamental y una interpretación amplia, a una protección más
ciado de preferencia, y su fundamentación211. Esta distinción permite re- fuerte. En vista de la variedad de los argumentos posibles a favor de los
ferir el postulado de la racionalidad de la ponderación a la enunciados de preferencia, puede afirmarse que la recomendación que
fundamentación del enunciado de preferencia y decir: una ponderación suele formularse en el sentido de tener en cuenta sólo las consecuen-
es racional si el enunciado de preferencia al que conduce puede funda- cias213, constituye una reducción injustificada.
mentarse racionalmente. De esta manera, el problema de la racionalidad
de la ponderación conduce a la pregunta acerca de la posibilidad de la
fundamentación racional de enunciados que establecen preferencias con- 2.2.2.3. La fundamentación referida específicamente
dicionadas entre valores o principios contrapuestos. a la ponderación
Lo dicho sobre la utilización de argumentos jurídicos generales no
2.2.2.2. La fundamentación de enunciados condicionados de dice todavía nada acerca de lo específico de la ftindamentación de los
preferencia no referida específicamente a la ponderación enunciados de preferencia. Si sólo existieran estos argumentos, podría
contemplarse renunciar al enunciado de preferencia y referir la funda-
De acuerdo con la regla de la colisión, a partir de los enunciados de mentación exclusivamente a la regla que de él se sigue.
preferencia condicionados se siguen reglas que, cuando se dan las condi- No obstante, formulaciones del Tribunal Constitucional Federal
ciones, ordenan la consecuencia jurídica del principio que goza de prece- como la siguiente, indican que hay argumentos específicos referidos a la
dencia. En esta medida, la fundamentación de enunciados de preferencia ponderación: «El derecho de libertad del individuo se manifiesta [...] con
tiene el carácter de una fundamentación de reglas relativamente concre- tanta más fuerza, cuanto más se cuestiona su derecho a la libre elección
tas que deben adscribirse a las disposiciones de derecho fundamental.
212
211
Esto responde a la muchas veces citada distinción entre el proceso de descubri- Cfr. al respecto R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 285 ss.
213
miento (process ofdiscovery) y el proceso de justificación (process ofjustification); cfr., Cfr., por ejemplo, B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, págs. 181, 192, 199;
por ejemplo, E. A. Wasserstrom, The Judicial Decisión, Stanford 1961, pág. 27. A. Podlech, «Wertungen und Werte im Recht», pág. 208.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

de la profesión; la protección de la comunidad es tanto más urgente, Con la ayuda de curvas de indiferencia, tales como las que se usan en
cuanto mayores son las desventajas y los peligros que puedan resultar de las ciencias económicas, pueden ilustrarse las ideas que se encuentran
un ejercicio de la profesión totalmente libre»214. «Cuanto más afecte la detrás de la ley de la ponderación220. Una curva de indiferencia es un me-
intervención legal expresiones elementales de la libertad de actuación dio para representar la relación de sustitución de bienes. Puede suponerse
humana, tanto más cuidadosamente tienen que ponderarse las razones que a está tanto a favor de la libertad de prensa como de la seguridad ex-
presentadas para su justificación frente al derecho fundamental de liber- terior y, que está dispuesto a aceptar, en aras de un cierto aumento de la
tad del ciudadano»215. «Además, resulta que [...] la ponderación necesaria libertad de prensa, una cierta reducción de la seguridad exterior y, en aras
tiene, por una parte, que tener en cuenta la intensidad de la intervención de un cierto aumento de la seguridad exterior, una cierta reducción de la
en el ámbito de la personalidad a través de una emisión radial de este libertad de prensa. Las situaciones que a juzga como igualmente buenas
tipo; por otra, hay que evaluar el interés concreto a cuya satisfacción sir- o indiferentes pueden ser denotadas como puntos en una curva:
ve la emisión y para la que es idónea...»216. Estas manifestaciones217 ha-
cen referencia a una regla constitutiva para las ponderaciones del Tribu-
nal Constitucional Federal, que puede formularse de la siguiente manera:
(A) Cuanto mayor sea el grado de la falta de satisfacción o de la Libertad de prensa
afectación de un principio, tanto mayor tiene que ser la importan-
cia de la satisfacción del otro218. ^

Esta regla expresa una ley que tiene validez para la ponderación de Seguridad externa
principios de cualquier tipo. Puede denominarse «ley de la ponderación».
De acuerdo con la ley de la ponderación, la medida permitida de falta de
satisfacción o de afectación de uno de los principios depende del grado de Este tipo de curvas de indiferencia corresponde a la ley de la tasa
importancia de la satisfacción del otro. Ya en la definición del concepto de marginal decreciente de sustitución221. Si disminuye la libertad de prensa,
principio, mediante la cláusula «relativo a las posibilidades jurídicas», aumentos cada vez mayores de la seguridad exterior son indispensables,
aquello que el respectivo principio ordena, se relacionó con aquello que a fin de compensar una disminución aún mayor de la libertad de prensa,
ordenan los principios contrapuestos. La ley de la ponderación expresa en y viceversa.
qué consiste esta relación. Pone claramente de manifiesto que el peso de Las curvas de indiferencia de este tipo no corresponden directamente
los principios no es determinable en sí mismo o de forma absoluta, sino a la ley de la ponderación. La ley de la ponderación apunta, primero, a la
que siempre puede hablarse tan sólo de pesos relativos»219. importancia de la satisfacción del principio contrapuesto y formula, se-
gundo, un mandato. En cambio, la curva presentada describe simplemen-
214 te las sustituciones que para a son indiferentes. El curso de la curva ex-
BVerfGE 7, 377 (404 s.).
215
BVerfGE 20, 150 (159); cfr., además, BVerfGE 17, 306 (314). presa qué tan importante es para a la seguridad exterior en relación con
216
BVerfGE 35, 202 (226). la libertad de prensa. Otra persona, b, puede tener otra concepción de la
217
Cfr., además, BVerfGE 41,251 (264), en donde el Tribunal habla de «una pondera-
ción total entre la gravedad de la intervención y el peso y la urgencia de las razones que la
justifican».
218 220
Con respecto a una formulación algo diferente, cfr. R. Alexy, «Die logische Analy- Con respecto al concepto de curva de indiferencia, cfr., por ejemplo, T. Scitovsky,
se juristischer Entscheidungen», pág. 206. Aquí se renunciará a mayores especificaciones Welfare and Competition, Londres 1952, págs. 30 ss. Con respecto al uso de curvas de indi-
de esta regla. Se presupone que los principios de los que aquí se habla entran en colisión, es ferencia en la filosofía práctica, cfr. B. Barry, Political Argument, págs. 4 ss.; J. Rawls, A
decir, que un principio puede satisfacerse sólo a costa del otro. Se producen colisiones sólo Theory ofJustice, págs. 37 ss. Con respecto al derecho constitucional, Schlink ha procura-
con respecto a la solución de casos. Por lo tanto, lo que mediante las reglas se pone en rela- do aplicar el principio de las curvas de indiferencia; cfr. B. Schlink, Abwágung im Verfas-
ción es la restricción de un principio mediante una determinada solución de un determina- sungsrecht, págs. 168 ss., 179 ss.
do caso y la importancia de la satisfacción del otro principio en este caso. 221
Cfr. al respecto B. Barry, Political Arguntent, págs. 6 ss.; B. Schlink, Abwágung im
219
Cfr. B. Barry, Political Argument, Londres/Nueva York 1965, pág. 7. Verfassungsrecht, pág. 168.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

importancia relativa. Que para b la seguridad exterior sea más importante Esta curva tiene la interesante propiedad de que también aquellas
que para a, es algo que puede representarse de la siguiente manera: personas cuyas concepciones pueden representarse por medio de distin-
tas curvas de indiferencia de primer nivel, tienen que estar de acuerdo
con ella. Si a y b aceptan que, en abstracto, ambos principios tienen la
misma jerarquía, no pueden estar en desacuerdo en que un muy reducido
grado de satisfacción o una afectación muy intensa de la libertad de pren-
Libertad de prensa sa en beneficio de la seguridad exterior sólo admisible si el grado de im-
portancia relativa de la seguridad exterior es muy alto. Pueden, sin em-
bargo, tener opiniones diferentes acerca de cuándo el grado de importan-
cia relativa de la seguridad exterior es muy alto, lo que se muestra en sus
Seguridad externa diferentes curvas de indiferencia de primer nivel.
Las curvas de indiferencia aclaran las ideas que se encuentran detrás
de la ley de la ponderación. Pero, no ofrecen un procedimiento definitivo
En las ponderaciones de derecho constitucional, de lo que se trata no de decisión222. Las curvas de primer nivel sólo representan diferentes re-
es de qué tan importantes considere alguien a la libertad de prensa y a la laciones entre los pesos de los principios contrapuestos. Sobre su correc-
seguridad exterior, sino de qué tan importantes deben ser considerados ción hay que decidir, de acuerdo con la ley de la ponderación, a la que
estos principios. Por cierto, puede intentarse representar con una curva responde la curva de segundo nivel, según los grados de importancia de
de indiferencia la relación de sustitución que el Tribunal Constitucional la satisfacción de un principio y de la satisfacción/falta de satisfacción
Federal admite; pero, desde el punto de vista del método de la pondera- (falta de afectación/afectación) del otro principio. No obstante, estos
ción, de lo que se trata es de una regla que prescriba cómo ha de ponde- conceptos escapan a una metrificación que pudiera conducir a un cálculo
rarse. Por ello, la ley de la ponderación se formula como una regla que intersubjetivamente obligatorio del resultado.
prescribe el establecimiento de curvas de indiferencia correctas (impor- Sin embargo, la ley de la ponderación no carece de todo valor. Dice
tancias relativas correctas). Por lo tanto, en contraposición a las curvas qué es lo importante en las ponderaciones, es decir, el grado o la intensi-
de indiferencia del tipo que aquí se ha mencionado, hay que poner a la dad de la falta de satisfacción o de la afectación de un principio, por un
ley de la ponderación en un metanivel. En el metanivel, ella puede repre- lado, y el grado de importancia de la satisfacción del otro principio, por
sentarse por medio de la siguiente curva de indiferencia de segundo el otro. Quien dice que una afectación muy intensa sólo puede estar justi-
grado: ficada por un grado de importancia muy alto de la satisfacción del princi-
pio contrapuesto, no dice todavía nada acerca de cuándo se presenta una
afectación muy intensa ni cuándo se presenta un grado de importancia
muy alto. Sin embargo, sí dice qué es lo que hay que fundamentar para
Grado de satisfacción
(grado de no afectación) 222
Aquí se trata sólo de ponderaciones en el sentido del sopesamiento de principios, es
de P, (por ejemplo, decir, de aquello que el principio de proporcionalidad en sentido estricto exige. Como ya se
libertad de prensa) ha expuesto, del sopesamiento de los principios que atañe a las posibilidades jurídicas de su
realización, hay que distinguir la pregunta de la necesidad de las restricciones que se impo-
nen a su satisfacción, que se refiere a las posibilidades reales de su realización. La estructu-
Grado de importancia ra del examen de necesidad puede exponerse dentro del marco del enfoque indiferencialis-
de la satisfacción de P2 ta, con ayuda del criterio del óptimo de Pareto. Según este criterio, debe preferirse una
(por ejemplo, seguridad constelación A a una constelación B «si en el paso de A a B ninguno de los participantes re-
externa) sulta peor situado que antes y al menos uno de los participantes experimenta una mejora»
(W. Kirsch, Einfiihrung in die Theorie der Entscheidungsprozesse, tomo 3, pág. 77). Es ob-
via la conexión entre este criterio y el subprincipio de necesidad. Para una reconstrucción
del examen de necesidad mediante el criterio del óptimo de Pareto, cfr. B. Schlink,
Abwágungim Verfassungsrecht, págs. 181 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

justificar el enunciado de preferencia condicionado que representa el re- de una puesta en peligro de la resocialización), al igual que juicios nor-
sultado de la ponderación: a saber, se trata de enunciados acerca de los mativos (catalogación de la resocialización como urgentemente exigida
grados de afectación e importancia. Los argumentos aducibles para la por el artículo 1 párrafo 1 en conexión con el artículo 2 párrafo 1 LF).
fundamentación de este tipo de enunciados no tienen el carácter específi- Este tipo de esquema de razones que incluye valoraciones es, en general,
co de argumentos referidos a la ponderación. Es posible tomar en cuenta característico de las fundamentaciones jurídicas. Un esquema semejante
cualquier argumento de la argumentación jurídica. La sentencia del caso es necesario, por ejemplo, allí donde se trata de establecer determinacio-
Lebach ofrece un ejemplo de una fundamentación de enunciados sobre nes en el margen de acción de conceptos vagos, es decir, en el ámbito de
los grados de afectación e importancia. La tesis de que la emisión sub la interpretación clásica. Como consecuencia, el solo argumento de que
examine afecta de una manera muy intensa223 la protección del honor se las valoraciones juegan un papel en la ponderación no fundamenta toda-
fundamenta, entre otras cosas, con la alusión a: el alcance224 de las emi- vía ninguna objeción en contra de que sea posible fundamentar racional-
siones televisivas, los efectos de la forma de documental que tiene la mente las decisiones que se adoptan por medio de la ponderación, a me-
emisión225, el alto grado de credibilidad que estas emisiones tienen en el nos que se diga que la argumentación jurídica siempre deviene irracional
público226, los peligros que de aquí y de otras características de la emi- o pierde su racionalidad, tan pronto se ingresa en el ámbito de las valora-
sión resultan para la resocialización227 y la afectación adicional que se ciones que no están fijadas de antemano autoritativamente como necesa-
producirá con posterioridad a la emisión del documental228. En lo que rias. No obstante, una concepción semejante tendría como consecuencia
concierne a la importancia de la satisfacción del principio de la libertad no sólo que una gran parte de aquello que constituye desde siempre la ta-
radial, se aducen, posteriormente, numerosas razones acerca de la impor- rea de la actividad judicial tendría que calificarse como irracional o ca-
tancia de transmitir en la actualidad una información relacionada con he- rente de racionalidad, sino que también puede hacerse valer buenas razo-
chos delictivos graves. Con base en este trasfondo, se sostiene que re- nes en contra de la tesis, que a ella subyace, de la no imposibilidad de
transmitir la información sub examine no es lo suficientemente importan- fundamentar los juicios de valor y de obligación230. Como argumento en
te, como para justificar la intensidad de la afectación229. contra de la racionalidad de las ponderaciones no podría hacerse valer el
Las razones aducidas por el Tribunal son razones atendibles. Tam- hecho de que valoraciones que no han sido dadas de antemano como
bién sin un análisis más detallado, puede constatarse que entre ellas se obligatorias juegan un papel en las decisiones que se adoptan mediante la
encuentran cosas muy diferentes, por ejemplo, la referencia a hechos (el ponderación, sino, en el mejor de los casos, la medida en la que tales va-
alcance de las emisiones televisivas) y legalidades empíricas (causación loraciones juegan. Al respecto, cabe decir, primero, que existen numero-
sas ponderaciones que, con respecto a su contenido valorativo provocan
menos dificultades que las interpretaciones y, segundo, que este argu-
223 mento es, en el mejor de los casos, idóneo para poner de manifiesto que
Como ejemplo de la fundamentación de un enunciado sobre un grado menor de in- las ponderaciones revisten un grado de racionalidad más reducido que las
tensidad de una restricción, puede introducirse el ejemplo de la sentencia sobre la participa-
ción de los trabajadores en las empresas (Mitbestimmungsurteil). Dentro del marco del interpretaciones. Sin embargo, este argumento carece de la fuerza nece-
examen del derecho fundamental de la libertad de profesión de las sociedades empresaria- saria para demostrar la irracionalidad o la falta de racionalidad de las
les a las que se refiere la Ley de participación de los trabajadores en las empresas se dice: ponderaciones.
«La influencia de la coparticipación de los asalariados en el consejo de control sobre la
conducción de la empresa no es, en principio, decisiva; más bien, a los miembros del con- El modelo de la fundamentación de la ponderación aquí presentado
sejo de control elegidos por los accionistas de la sociedad les corresponde el derecho de to- evita una serie de dificultades que, a menudo, están vinculadas con el
mar decisiones en última instancia. En la medida en que las decisiones del órgano de repre- concepto de ponderación. Pone de manifiesto que la ponderación no es
sentación dependen de una decisión del consejo de control, éstas siguen siendo decisiones
que, en principio, pueden referirse a los miembros de la sociedad. Por lo tanto, se trata de un procedimiento en el que un bien se obtiene con «excesivo apresura-
una restricción de menor intensidad» (BVerfGE 50, 290 (365), subrayado de R. A.). miento» a costa de otro231. Según este modelo, la ponderación es todo
224
BVerfGE 35, 202 (227). menos un procedimiento abstracto o general. Su resultado es un enuncia-
225
BVerfGE 35, 202 (228).
226
BVerfGE 35, 202 (229).
227
BVerfGE 35, 202 (236 s.). 10
228 Cfr. al respecto R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 53 ss.
BVerfGE 35, 202 (234). 1
229 Cfr. K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 72.
Ibídem.

142 143
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

do de preferencia condicionado que, de acuerdo con la ley de la colisión, El modelo de la ponderación no sólo evita los problemas expuestos,
surge de una regla diferenciada de decisión. Ya del concepto de principio sino que ostenta también ciertos rasgos válidos de otros modelos alterna-
resulta que en la ponderación no se trata de un asunto de o-todo-o-nada, tivos, sin quedar, por ello, afectado con sus dificultades. Esto puede mos-
sino de una tarea de optimización. En esta medida, el modelo de ponde- trarse mediante el concepto del análisis del ámbito normativo que Müller
ración aquí sostenido responde al llamado principio de la concordancia contrapone a la ponderación de bienes239. Por medio de este concepto,
práctica232. Tampoco es correcta la objeción según la cual no habría nin- Müller acentúa la importancia de los argumentos empíricos (datos reales)
guna pauta sobre la base de la cual pudiera decidirse la ponderación233 y, en el marco de la fundamentación de derecho fundamental. Aboga, ade-
por lo tanto, el principio de la ponderación de bienes sería una «fórmula más, por una «dogmática de ámbitos» diferenciada de cada derecho fun-
vacía»234. Ciertamente, la ley de la ponderación como tal no formula nin- damental240. El modelo de la ponderación que aquí se sostiene satisface
guna pauta con cuya ayuda puedan decidirse definitivamente los casos. ambos postulados. En el marco de la fundamentación de los enunciados
Sin embargo, el modelo de la ponderación como un todo ofrece un crite- sobre las intensidades de la afectación y sobre la importancia de la satis-
rio al vincular la ley de la ponderación con la teoría de la argumentación facción de los principios contrapuestos, se hacen valer plenamente argu-
jurídica racional. La ley de la ponderación dice qué es lo que tiene que mentos empíricos que se refieren a las peculiaridades del objeto de la de-
fundamentarse racionalmente. Por lo tanto, no es que no diga nada y, por cisión y a las consecuencias de las posibles decisiones. Con respecto a
ello, no es una fórmula vacía. Se ha eliminado así la objeción de irracio- los argumentos empíricos, para la fundamentación de las decisiones que
nalidad se aduce reiteradamente235. La tesis según la cual las ponderacio- se adoptan mediante la ponderación, vale lo mismo que para la argumen-
nes conducen a «decisiones individuales»236, por lo menos, se presta a tación jurídica en general241. La ley de la colisión muestra que las ponde-
malentendidos. Ciertamente, en la medida en que las decisiones que se raciones conducen a la creación de dogmáticas diferenciadas de los dis-
adoptan mediante la ponderación son decisiones judiciales, se producen, tintos derechos fundamentales: en caso de colisión, hay que establecer
por lo general, para la solución de un caso concreto. No obstante, de una relación de preferencia condicionada. A ella corresponde una regla
acuerdo con la ley de la colisión, sobre la base de la decisión que se de un grado de concreción relativamente alto. Por medio de las pondera-
adopta mediante la ponderación, siempre es posible formular una regla. ciones de la jurisprudencia y las propuestas de ponderación de la ciencia
Como consecuencia, la ponderación en el caso concreto y la universali- de los derechos fundamentales a las que se ha prestado consentimiento,
dad no son incompatibles. Están vinculadas en el modelo de la pondera- surge, con el transcurso del tiempo, una red de reglas concretas adscritas
ción que aquí se defiende237. No es válida la objeción según la cual, en la a las distintas disposiciones de derecho fundamental y que representan
ponderación de bienes, en definitiva, sólo se sostiene una palabra en con- una base importante y un objeto central de la dogmática.
tra de otra238. Se enfrenta un principio con otro, lo cual tiene las conse- Como consecuencia, el modelo de la ponderación presentado puede,
cuencias formuladas en las leyes de la colisión y de la ponderación. por una parte, satisfacer las exigencias justificadas en el sentido de que
se tomen en cuenta las relaciones fácticas, al igual que las leyes empíri-
cas, y se crea una dogmática detallada de los distintos derechos funda-
mentales; por otra, permite evitar las dificultades propias del concepto
232
Ibídem. del análisis del ámbito normativo. Estas dificultades resultan del status
233
C. v. Pestalozza, «Kritische Bemerkungen zu Methoden und Prinzipien der Grun- ambivalente que tienen los elementos del ámbito normativo de Müller.
drechtsauslegung in der Bundesrepublik Deutschland» en Der Staat 2 (1963), pág. 447; Fr. Como antes se señalara242, aquí puede tratarse sólo de argumentos empí-
Müller, Die Positivitat der Grundrechte, pág. 18; del mismo autor, Juristische Methodik, ricos o de argumentos empíricos en conexión con argumentos valorati-
pág. 53.
234
C. v. Pestalozza, op. cit., pág. 448. vos. Si sólo se trata de argumentos empíricos, entonces el análisis del
235
Cfr., por ejemplo, Fr. Müller, Juristische Methodik, pág. 54. ámbito normativo no basta para dar respuesta a las preguntas de derecho
236
Ibídem, pág. 54.
237
Con respecto a la universabilidad como postulado básico de la racionalidad prácti-
239
ca, cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 91 ss., 234 ss., 274; con Fr. Müller, Juristische Methodik, págs. 49, 117 ss.
240
respecto a la formación de reglas como postulados de derecho constitucional, cfr. BVerflGE Cfr. Id., Die Positivitat der Grundrechte, pág. 87.
241
66, 116(138). Cfr. al respecto, R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 285 ss.
238 242
Fr. Müller, Normstruktur und Normativitát, Berlín 1966, pág. 209. Capítulo 2. II. 3.

144 145
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

fundamental. Las preguntas de derecho fundamental son preguntas nor- mental en el sentido liberal. La «libertad vinculada con la subjetividad
mativas, y sólo de enunciados empíricos no se infieren enunciados nor- (es) sustituida por la objetividad del valoo>247, se produciría una orienta-
mativos. Si cuando se trata de los elementos del ámbito normativo, se ción material de la libertad de derecho fundamental248, una «obligación»
trata de una mezcla de elementos empíricos y valorativos, se plantea en- orientada hacia los valores249. Esta concepción sería correcta si la libertad
tonces el interrogante acerca de dónde proceden los elementos valorati- y el valor fueran dos cosas de tipo opuesto. Sin embargo, esto no es así.
vos y cómo pueden ser controlados. Este interrogante se vuelve tan ur- Más bien, la libertad jurídica —y sólo de ésta se trata aquí— es un valor
gente que el propio Müller subraya que una «jurisprudencia sin decisión entre otros. Como habrá de exponerse detalladamente más adelante250, la
y valoración [...] (no sería) ni práctica ni real»243. Las formulaciones de libertad jurídica consiste en el permiso jurídico para hacer u omitir lo que
Müller en las cuales se equipara la «estructura del ámbito normativo» se quiera. Ella es limitada por toda norma de prohibición o de mandato.
con la «naturaleza del ámbito vital regulado»244 permiten reconocer que Cuanto más se prohibe o se ordena, tanto más reducida es la libertad jurí-
existe una cierta afinidad de su concepción del análisis de los ámbitos dica. El principio de la libertad jurídica exige una situación de regulación
normativos con la teoría de la naturaleza de las cosas245, pero no constitu- jurídica en la que se ordene y prohiba lo menos posible. Su satisfacción
yen una respuesta suficiente al problema de la valoración. El modelo de máxima es una situación en la que nada está jurídicamente prohibido u
la ponderación, basado en la teoría de los principios, puede proporcionar ordenado, es decir, todo está jurídicamente permitido. Es fácil estar de
una respuesta de este tipo, al vincular la estructura formal de la pondera- acuerdo en que no es deseable que exista una situación semejante. La po-
ción con una teoría de la argumentación jurídica, que incluye una teoría lémica surge cuando se trata de determinar qué y cuánto debe ordenarse
de la argumentación práctica general246. y prohibirse. Esta polémica es una polémica acerca del grado óptimo de
satisfacción del principio de libertad jurídica frente a los principios con-
trapuestos. Estos principios pueden sopesarse de manera muy diferente.
2.3. Objeciones dogmáticas La escala se extiende desde teorías liberales radicales que sólo en muy
pocas situaciones extremas reconocen a los principios contrapuestos un
Es más fácil refutar las objeciones dogmáticas que las metodológi- peso mayor que al principio de la libertad jurídica, hasta las teoría radica-
cas. Según la primera de ellas, una teoría valorativa de los derechos fun- les no-liberales que llegan a una ponderación inversa y casi para cada al-
damentales conduciría a una destrucción de la libertad de derecho funda- ternativa de acción disponen de un mandato o de una prohibición jurídi-
cos. Esto pone de manifiesto que la teoría de los principios o de los valo-
243
res de los derechos fundamentales, como tal, se comporta de manera
Fr. Müller, Juristische Methodik, pág. 134. neutral frente a la libertad jurídica. Ciertamente, la atribución de un peso
244
Ibídem, pág. 40. reducido al principio de libertad puede conducir a una reducción de la li-
245
Cfr., además, Id., Die Positivitát der Grundrechte, pág. 28 (nota 59), en donde se
habla de la «acuñación material del ámbito normativo de derecho fundamental» como «un bertad jurídica, pero un sopesamiento inverso puede tener también como
tipo especial de la "naturaleza de la cosa"». Larenz subraya el parentesco entre los concep- consecuencia un exceso de libertad jurídica.
tos de ámbito normativo y naturaleza de la cosa (K. Larenz, Methodenlehre der Rechtswis-
senschajt, 4.a edición, pág. 323); cfr. al respecto también H. Ryffel, recensión de M. Kriele, Desde luego, de esta manera, no se ha eliminado todavía las objecio-
Theorie der Rechtsgewinnung, Berlín 1976, y Fr. Müller, Normstruktur und Normativitát, nes dogmáticas en contra de una teoría de los principios de los derechos
Berlín 1966, en DVBI1971, pág. 84. El propio Müller rechaza la equiparación de su teoría fundamentales. Asimismo, quien admita que es posible refutar la obje-
con las concepciones tradicionales de la naturaleza de la cosa (cfr. Juristische Methodik, ción liberal, puede insistir en una objeción basada en el principio del
págs. 34 s., 86; «Thesen zur Struktur von Rechtsnormen» enARSP 61 (1970), pág. 498). A Estado de derecho. La interpretación de las normas de derecho funda-
pesar de esta defensa, su intento de sustituir la «cosa» por el ámbito normativo y la «natura-
leza» por «su estructura básica selectivamente requerida bajo los aspectos del programa mental como principios crea la posibilidad de presentar, como mandatos
normativo» (cfr. Juristische Methodik, pág. 88) está expuesto a las objeciones que valen en de derecho constitucional, muy diferentes resultados provenientes de la
contra de la teoría de la naturaleza de la cosa, ya por el hecho de que sólo de las normas de
derecho fundamental (programa normativo) directamente estatuidas y de enunciados empí-
ricos sobre lo que debe ser regulado con normas de derecho fundamental, no se infiere el E. Forsthoff, Zur heutigen Situation einer Verfassungslehre, pág. 190.
juicio de deber ser concreto de derecho fundamental. Para el análisis y crítica de estas teo- E. W. Bockenforde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation», pág. 1533.
rías, cfr. R. Dreier, Zum Begriffder «Natur der Sache», Berlín 1965. H. Goerlich, Wertordnung und Grundgesetz, pág. 37.
246 Capítulo 4. II. 2.2.
Cfr. infra, Capítulo 10. III. 3.

146 147
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.3. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS DE DERECHO FUNDAMENTAL

ponderación. «De esta manera», podría pensarse con Forsthoff, «los de- El modelo de las reglas y los principios está compuesto no sólo por el ni-
rechos fundamentales quedan al azar de posibilidades manipulatorias de vel de los principios sino también por el nivel de las reglas252. Más ade-
supra, sub o revaloración y, con ello, se transforma la decisión funda- lante se mostrará253 que la seguridad que puede obtenerse en el nivel de
mental del constituyente en una autorización global dirigida a los intér- las reglas, se obtiene, no sólo, con base en la observancia debida, en prin-
pretes de la Constitución. El resultado es que se vuelve insegura la Cons- cipio, al texto de la constitución y a la voluntad del constituyente, sino
titución [...]»251. Esta objeción vincula dos aspectos. El primero apunta a esencialmente también con base en la fuerza de precedente de las deci-
que una teoría de los principios no tomaría en serio la vinculación a la siones del Tribunal Constitucional Federal.
Constitución; la segunda, a que conduce a la arbitrariedad interpretativa
y, con ello, a la inseguridad constitucional.
La objeción que se refiere a la vinculación podría afectar la teoría
que aquí se defiende sólo si el modelo puro de las reglas pudiera garanti-
zar una vinculación más fuerte que el modelo de las reglas y los princi-
pios. Pero el modelo puro de las reglas ha demostrado ser inadecuado.
Así, por ejemplo, se vio claramente que en relación con los derechos fun-
damentales con reserva simple, hasta el límite del contenido esencial,
que es difícilmente determinable, este modelo conduce a un vaciamiento
de estos derechos y, por lo tanto, a una pérdida de la vinculación. Justa-
mente para asegurar la vinculación, es necesaria una complementación
del nivel de las reglas con el de los principios. Por lo demás, la referencia
de Forsthoff a la «decisión fundamental del constituyente» sugiere la in-
terpretación de que esta referencia no se dirige tanto, en contra de una
teoría de los principios, como tal, sino, más bien, en contra de la posibili-
dad de formular teorías de los principios con contenidos determinados.
Una decisión fundamental de un constituyente no puede ser otra cosa que
una decisión a favor de un determinado principio o de determinados prin-
cipios. Sin embargo, si tal es el caso, entonces la objeción que apunta a la
sujeción pierde el carácter de una objeción en contra de una teoría de los
principios como teoría estructural. Se convierte en una objeción en con-
tra de determinadas evaluaciones de los principios y, con ello, en un ale-
gato en favor de una determinada teoría material de los derechos funda-
mentales frente a la cual la teoría de los principios, en tanto teoría estruc-
tural, se comporta neutralmente.
Queda la objeción que apunta a la seguridad jurídica. Una vez más
hay que hacer referencia a la falta de alternativas aceptables, que puedan
garantizar una medida mayor de seguridad jurídica que el modelo de las
reglas y los principios. Sin embargo, ésta es sólo una cara de la moneda.
La otra es que el carácter de principio de los derechos fundamentales sig-
252
nifica ciertamente la presencia permanente de contenidos extendidos Esto significa que en el modelo de las reglas y los principios, no se sustituye la de-
pero, ésta es conciliable con una medida suficiente de seguridad jurídica. ducción por la ponderación. Más bien, las dos se vinculan aquí. Con respecto a dos formas
de vincularlas, cfr., por una parte, R. Alexy, «Die logische Analyse juristischer Entschei-
dungen», págs. 195 ss.; y, por otra, H. J. Koch/H. RüBmann, Juristische Begründungslehre,
págs. 97 ss.
1 253
E. Forsthoff, Zurheutigen Situation einer Verjassungslehre, pág. 190. Capítulo 10. III. 3.2.2.

148 149
r

Capítulo cuarto
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO
DERECHOS SUBJETIVOS

I. EN TORNO A LA DISCUSIÓN SOBRE LOS DERECHOS


SUBJETIVOS

No obstante su considerable duración y los muy intensos y extensos


esfuerzos desplegados1, la discusión sobre el concepto de derecho subje-
tivo no ha conducido a un consenso. Una razón importante para que ello
sea así, parece ser la «falta de un cuestionamiento correcto y preciso»,
que ya Kelsen criticara: «No se ha dado cuenta, en absoluto, de para qué
debe servir al jurista el buscado concepto de un derecho subjetivo; no
existe suficiente claridad acerca de cuál es la pregunta que este concepto
debe responder»2. También en la discusión actual, en conexión con el
concepto de derecho subjetivo, se estudian interrogantes sumamente di-
ferentes. Pueden distinguirse tres tipos de problemas: normativos, empí-
ricos y analíticos.

1
Desde luego, si se toma en cuenta la literatura contemporánea, ya no es válida la afir-
mación formulada por Kelsen en 1911: «No es, por cierto, exagerado sostener que, de todos
los conceptos jurídicos fundamentales, justamente el de derecho subjetivo es el más estu-
diado en la literatura teórica» (H. Kelsen, Hauptprobleme der Staatsrechtslehre entwickelt
aus der Lehre vom Rechssatz. Tubinga 1911, pág. 568). No obstante, posiblemente este
concepto no se ha alejado mucho de la posición de preeminencia que antes tenía. Como
surge de lo que sigue, pertenece todavía al grupo de los conceptos más discutidos en la lite-
ratura de la teoría jurídica.
2
H. Kelsen, Hauptprobleme der Staatsrechtslehre, pág. 618.

151
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

1. L O S DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS NORMATIVOS subjetivo pero, lo que es dudoso es si es aplicable en el caso de a, es decir,
si, en las condiciones dadas, le confiere un derecho subjetivo. En la res-
En el grupo de los problemas normativos pueden distinguirse proble- puesta a esta pregunta se trata de un problema habitual de interpretación.
mas ético-filosóficos y dogmático-jurídicos y sus respuestas correspon- Los problemas que se refieren al concepto de derecho subjetivo, no juegan
dientes. ningún papel. En cambio, la segunda situación se caracteriza por el hecho
Se trata de un problema ético filosófico cuando, independientemente de que no existe ninguna duda acerca de que TV es aplicable en el caso de a
de la validez de un ordenamiento jurídico positivo, se pregunta por qué pero, se duda acerca de si Af reconoce algún derecho subjetivo. El caso clá-
los individuos tienen derechos y qué derechos tienen. Una respuesta clá- sico de esta cuestión es el de la protección aduanera de Jhering: «La ley
sica a esta pregunta es la kantiana según la cual «la libertad (la indepen- que, en interés de ciertos ramos industriales, introduce protecciones adua-
dencia del arbitrio a la intervención del otro), en la medida en que puede neras beneficia a los fabricantes, los promueve, protege en sus negocios y,
existir conjuntamente con la libertad de cualquier otro de acuerdo con sin embargo, no les confiere ningún derecho [...] Lo que existe aquí es un
una ley universal», es el derecho «único, originario, que pertenece a toda mero efecto reflejo, una relación que, desde luego, tiene la mayor simili-
persona» «en virtud de su humanidad»3, es decir, según Kant, la propie- tud posible con el derecho, pero que, con igual cuidado, tiene que separar-
dad de la persona como ser racional4. Larenz ofrece otro ejemplo de una se de él»7.
respuesta a esta pregunta: «Reconocimos la relación jurídica fundamen- La pregunta acerca de cuándo una norma jurídica reconoce derechos
tal como el derecho de cada cual a ser respetado por todos los demás subjetivos tiene importancia práctica, sobre todo, desde el punto de vista
como persona y, al mismo tiempo, su deber de respetar como persona a de ciertos aspectos procesales. Así, por ejemplo, según los §§42 párra-
cada quien [...] En ella, el "derecho" de una persona es aquello que le co- fo 2 y 113 párrafo 1 VwGO, el hacer valer la violación de los derechos
rresponde o que merece como persona y aquello que los demás deben subjetivos del demandante es un presupuesto para la admisión y el éxito
otorgarle o permitirle y frente a lo cual están obligados y vinculados»5. de la demanda8. Aquí, lo único que interesa es que el problema de si una
Antes se ha expuesto que la dogmática de los derechos fundamenta- norma confiere o no un derecho subjetivo es un problema normativo.
les, al igual que la dogmática jurídica en general, es una disciplina tridi- Surge cuando el texto de una norma deja abierta esta pregunta, tal ocurre,
mensional y que, en una de sus tres dimensiones, se ocupa de problemas por ejemplo, cuando, de acuerdo con el texto, está definido que la norma
normativos6. Como consecuencia, el objeto de los problemas ético-filo- N obliga al Estado a realizar la acción h pero no si a tiene al respecto un
sóficos puede jugar un papel también dentro del marco de la dogmática derecho frente al Estado. Para establecer que a tiene un derecho semejan-
de los derechos fundamentales. La diferencia entre los problemas éti- te, es indispensable introducir premisas adicionales. Estas pueden ser
co-filosóficos y dogmático-jurídicos consiste en que, en el caso de estas —por ejemplo, en el sentido de la teoría de la norma protectora del Tri-
últimos, de lo que se trata es de saber qué es lo que tiene validez en el sis- bunal Administrativo Federal9— las de la interpretación teleológica. Sin
tema jurídico, mientras que es posible plantear los primeros con indepen- embargo, de esta manera, se entra en un campo en el que ya no es sufí-
dencia del sistema.
7
Por lo tanto, cuando se pregunta si un sujeto jurídico posee un determi- R. v. Jhering, Geist des rómischen Rechts auf den verschiedenen Stufen seiner
nado derecho subjetivo en un sistema jurídico, se trata de un problema Entwicklung, Parte 3, 5.a edición, Leipzig 1906, pág. 351. Con respecto a este caso, cfr. O.
Bachof, «Reflexwirkungen und subjektive Rechte im óffentlichen Recht» en O. Bachof/M.
dogmático-jurídico. Aquí interesan sólo dos situaciones en las cuales pue- Drath/O. Gónnenwein/E. Walz (eds.), Gedachtnisschrift fur W. Jellinek, Munich 1955,
de plantearse esta pregunta. En la primera, no existe ninguna duda de que pág. 288; H. L. A. Hart, «Bentham on Legal Rights» en A. W. B. Simpson (ed.), Oxford
una norma N si es aplicable en el caso de a, le confiere a éste un derecho Essays in Jurisprudence, Second Series, Oxford 1973, pág. 189.
8
Con respecto a la discusión sobre el derecho subjetivo en el derecho administrati-
3
vo, cfr., por ejemplo, O. Bachof, «Reflexwirkungen und subjektive Rechte im óffentli-
I. Kant, Metaphysik der Sitien, pág. 237. chen Recht», págs. 287 ss.; H. H. Rupp, Grundfragen derheutigen Verwaltungrechtsleh-
4
Id., Grundlegung zur Metaphysik der Sitien en Kant, Gesammelte Schriften, edición re, Tubinga 1965, págs. 246 ss.; W. Henke, Das subjektive qffentliche Recht, Tubinga
de la Academia, tomo IV, Berlín 1903/11, págs. 446 ss. 1968; M. Zuleeg, «Hat das subjektive Recht noch eine Daseinsberechtigung?» en DVBl
5
K. Larenz, Allgemeiner Teil des Deutschen Bürgerlichen Rechts, 1 .a edición, Munich 1976, págs. 510 ss.
9
1967, pág. 60. Cfr., por ejemplo, BVerwGE 1, 83; 27, 29 (32); 28, 268 (270); 32, 173 (175); 41, 58
6
Cfr. Capítulo 1.1.2. (63); 52, 122 (128); cfr., además, BVerfGE 27, 297 (307).

152 153
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

cíente hacer deducciones a partir de lo establecido autoritativamente, no deriva nada en relación con los problemas dogmático-jurídicos. Para
sino que hay que llevar a cabo valoraciones independientes10. Hay que ello, tales enunciados tienen que estar vinculadas con enunciados norma-
fundamentar enunciados normativos que van más allá de lo establecido. tivos.

2. LOS DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS EMPÍRICOS 3. LOS DERECHOS SUBJETIVOS Y LOS PROBLEMAS ANALÍTICOS

El concepto de problema empírico abarca cosas muy diferentes. Esto 3.1. Norma y posición
también se predica de los problemas empíricos que se refieren al derecho
subjetivo. Así, pueden distinguirse, por ejemplo, enunciados acerca del En una teoría estructural de los derechos fundamentales, lo que im-
surgimiento de derechos subjetivos11, sobre la historia del concepto de porta sobre todo son los problemas analíticos. Para la consideración ana-
derecho subjetivo12 y sobre la función social de los derechos subjetivos13, lítica de los derechos subjetivos, tiene importancia fundamental la distin-
por ejemplo, sobre su «función específica para la organización y legiti- ción entre norma y posición17. Una norma es aquello que expresa un
mación de las relaciones de dominación»14. enunciado normativo18. El enunciado:
Después de lo que ya se ha señalado sobre la tridimensionalidad de la (1) «Cada cual tiene derecho a expresar libremente [...] su opi-
ciencia del derecho15, no es necesario decir muchas palabras acerca del nión [...]» (artículo 5, párrafo 1 frase 1 LF)
significado que los problemas empíricos tienen para la teoría jurídica de
los derechos subjetivos. Este significado es especialmente notorio en el expresa una norma universal19. Como no cabe ninguna duda de que
marco de los argumentos históricos y teleológicos. Así, los hechos de esta norma confiere un derecho frente al Estado, con base en ella pue-
que un determinado derecho subjetivo D se ha creado en el tiempo í, a fin de formularse la siguiente norma individual:
de evitar la situación S valorada negativamente y que D ha evitado con
éxito esta situación, bajo los presupuestos de que D también en el mo- (2) a tiene frente al Estado el derecho a expresar libremente su
mento actual t2 es idóneo para evitar S y que S sigue siendo valorada ne- opinión.
gativamente, son un argumento fuerte para la conservación de Z)16. Así, Si este enunciado es correcto, es decir, si es válida la norma indivi-
además, el hecho de que un determinado derecho subjetivo D en la inter- dual expresada por (2), a se encuentra frente al Estado en una posición
pretación I conduce a la consecuencia fáctica C o tiene la función social que consiste exactamente en que a tiene frente al Estado el derecho a ex-
F, bajo el presupuesto de que C o F deben valorarse positivamente, es un presar libremente su opinión. Esta posición puede expresarse con el mis-
argumento fuerte para interpretar D en el sentido de I. Podría continuarse mo enunciado mediante el cual se expresa aquella norma individual. Si
la serie de estos ejemplos. Sin embargo, en ellos se verá siempre que si se es válida la norma individual según la cual a tiene frente a b un derecho a
parte sólo de enunciados empíricos sobre la historia, a partir de las con- G, entonces a se encuentra en una posición jurídica que está caracteriza-
secuencias sociales o de las funciones de los derechos subjetivos, todavía da por tener frente a b un derecho a G; y si una posición jurídica de a
consiste en que a tiene frente a b un derecho a G, entonces es válida la
10
11
Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 295 ss. norma individual de que a tiene frente a b un derecho a G. Podría pre-
M. Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, 5.a edición, Tubinga 1980, págs. 397 ss. guntarse qué sentido tiene, en estas circunstancias, hablar de posiciones.
12
H. Coing, «Zur Geschichte des Begriffs "subjektives Recht"» en H. Coing, Zur Ges-
chichte des Privatrechtssystems, Francfort del Meno 1962, págs. 29 ss.
Parece ser superfluo.
13
N. Luhmann, «Zur Funktion der "subjektiven Rechte"» en Funktion des Rechts in
der modernen Gesellschaft, Jahrbuch fiir Rechtssoziologie und Rechtstheorie, tomo 1
(1970), págs. 321 ss.; J. Schapp, Das subjektive Recht im Prozess der Rechisgewinnung,
Berlín 1977, pág. 14.
14 17
U. K. Preuss, Die Internalisierung des Subjekts, pág. 30. Con respecto al uso de la expresión «posición» por parte del Tribunal Constitucional
15
Cfr. Capítulo 1.1.2. Federal, cfr. BVerfGE 45, 63 (7G); 53, 30 (58).
18
16
Con respecto a este tipo de argumentos históricos, cfr. R. Alexy, Theorie der juris- Cfr. supra Capítulo 2.1.2.
19
tischen Argumentation, pág. 294. Con respecto a este concepto, cfr. supra Capítulo 3.1.1., nota 11.

154 155
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

La respuesta es que ello es necesario desde una determinada perspec- Los polos alrededor de los cuales gira la polémica sobre los derechos
tiva, es decir, desde aquella que se interesa por las propiedades normati- subjetivos son formulados con insuperable precisión por Jhering: «Dos
vas de las personas y las acciones y por las relaciones normativas entre son los elementos que constituyen el concepto del derecho, uno sustan-
personas, al igual que entre personas y acciones. En general, las normas cial, en el que reside el fin práctico del mismo, es decir, la utilidad, ven-
pueden ser consideradas como cualificaciones de personas o acciones. taja, ganancia, que ha de ser conferida por el derecho, y uno formal que
Así, puede decirse que una norma que le prohibe a a hacer h le confiere a se comporta sólo como un medio para aquel fin, este medio es Xa. protec-
a la propiedad de ser alguien a quien le está prohibido hacer h. La propie- ción del derecho, la demanda»21. Mientras que Jhering centra su interés
dad de a, que puede expresarse con el predicado monádico complejo «al- en el fin, la teoría de la voluntad considera como central el control del ti-
guien a quien le está prohibido hacer h» es la posición en la que la norma tular del derecho sobre la posición que le es conferida por una norma y
pone a a. Si sólo existieran posiciones de este tipo, naturalmente no val- que se expresa, entre otras cosas, en la autorización para demandar. Pue-
dría la pena hablar de posiciones. Lo interesante es cuando no se trata de de, pero no tiene que demandar; lo que haga depende de su libre elec-
propiedades sino de relaciones que pueden ser expresadas por predicados ción, de su voluntad22.
diádicos tales como «... tiene un derecho a Gfrentea...» o por predicados Los enunciados sobre el fin de los derechos, al igual que los enun-
triádicos como «... tiene frente a... un derecho a...» En lo sucesivo habrá ciados sobre los fines de las normas son enunciados sobre las razones
de mostrarse que es aconsejable concebir a los derechos subjetivos como para los derechos, y también, para las normas. Dentro del marco de la
posiciones y relaciones de este tipo. tesis de Jhering pueden distinguirse, por ello, dos tipos de enunciados:
los enunciados sobre las razones para los derechos y los enunciados so-
bre la protección o la imposición de los derechos. Un enunciado típico
3.2. Un modelo de tres gradas de los derechos subjetivos acerca de las razones, es el enunciado: «Los derechos están [...] al ser-
Si se entiende a los derechos subjetivos como posiciones y relaciones und subjektive Rechte im óffentlichen Recht», págs. 291 ss., L. Raiser, «Der Stand der
jurídicas en el sentido presentado más arriba, es posible distinguir entre Lehre vom subjektive Recht im Deutschen Zivilrecht» en JZ 1961, pág. 465; F. Kasper,
(a) razones para los derechos subjetivos, (b) derechos subjetivos como Das subjektive Recht-Begriffsbildung und Bedeutungsmehrheit, Karlsruhe 1967,
posiciones y relaciones jurídicas y (c) la posibilidad jurídica de hacer págs. 49 ss.; J. Aicher, Das Eigentum ais subjektives Recht. Zugleich ein Beitragzur Theo-
efectivos los derechos subjetivos. La distinción insuficiente entre estas rie des subjektiven Rechts, Berlín 1975, págs. 24 ss.
En el ámbito anglosajón, la controversia entre Jhering y Windscheid encuentra su pen-
tres cosas es una de las causas esenciales de la interminable polémica dant en las posiciones de Bentham (teoría de los intereses) y Austin (teoría de la voluntad);
acerca del concepto de derecho subjetivo que, sobre todo, se lleva a cabo cfr., por una parte, J. Bentham, An Introduction to the Principies ofMoráis and Legislation,
entre las diferentes variantes de la teoría de los intereses y las de la vo- editada por J. H. Burns/H. L. A. Hart, Londres 1970. pág. 206 (al respecto, H. L. A. Hart,
luntad20. «Bentham on Legal Rights», pág. 177) y, por otra parte, J. Austin, Lectures on Jurispru-
dence, tomo 1, 4.a edición, Londres 1873, pág. 410. En época reciente, se ha vuelto a en-
cender la polémica entre la teoría de la voluntad y la de los intereses. Del lado de la teoría
20 de la voluntad, se encuentra Hart (H. L. A. Hart, «Bentham on Legal Rights»,
Estas teorías encontraron su formulación clásica en Windscheid y Jhering. Según
Windscheid, el derecho subjetivo es «un poder de voluntad o una dominación de voluntad págs. 183 ss.); del lado de la teoría de los intereses, se encuentran MacCormick y Lyons (N.
conferida por el orden jurídico» (cfr. B. Windscheid, Lehrbuch des Pandektenrechts, MacCormick, «Rights in Legislation» en P. M. S. Hacker/J. Raz (eds.), Law, Morality, and
pág. 156); según Jhering, los derechos subjetivos son «intereses jurídicamente protegidos» Society. Essays in HonourofH. L. A. Hart, Oxford 1977, págs. 189 ss.; D. Lyons, «Rights,
(R. v. Jhering, Geist des rómischen Rechts, Parte 3, pág. 339). La discusión de estas teorías Claimants and Beneficiaries» en American Philosophical Quarterly 6 (1969),
ha conducido a numerosas teorías llamadas «combinadas» (cfr. al respecto, por ejemplo, L. págs. 173 ss.).
21
Enneccerus/H. C. Nipperdey, Allgemeiner Teil des Bürgerlichen Rechts, 15 edición, 1." R. v. Jhering, Geist des rómischen Rechts, Parte 3, pág. 339.
22
medio tomo, Tubinga 1959, págs. 428 s.: «El derecho subjetivo es conceptualmente un po- Cfr. al respecto, H. L. A. Hart, «Bentham on Legal Rights», págs. 196 ss. El aspecto
der jurídico que le es conferido al individuo por el orden jurídico; por su finalidad, es un de la libre elección puede referirse no sólo a la demanda, es decir, a la imposición del dere-
medio para la satisfacción de los intereses humanos», y G. Jellinek, System der subjektiven cho, sino también a la disposición del derecho; cfr. al respecto, por ejemplo, B.
óffentlichen Rechte, 2.a edición, Tubinga 1905, pág. 44: «Por lo tanto, el derecho subjetivo Windscheid, Lehrbuch des Pandektenrechts, tomo 1, pág. 156. Desde luego, cuando este
es el poder de la voluntad humana dirigido a un bien o interés, reconocido y protegido por aspecto es considerado como constitutivo de los derechos subjetivos, surgen considerables
el orden jurídico»). Con respecto a la polémica entre estas posiciones, cfr., por ejemplo, H. dificultades en el caso de los derechos inalienables; cfr. al respecto, N. MacCormick,
Kelsen, Hauptprobleme der Staatsrechtslehre, págs. 572 ss.; O. Bachof, «Reflexwirkungen «Rights in Legislation», págs. 195 ss.

156 157
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

vicio de los intereses, necesidades, fines de la comunicación»23. A tales esta posición puede llamarse «derecho». Se trata, entonces, de la relación
enunciados generales acerca de las razones corresponden enunciados entre dos posiciones o derechos. Los muy discutidos problemas de esta
concretos acerca de las razones tales como: relación resultan del alto grado de plausibilidad de la tesis según la cual
sólo se puede hablar de un derecho subjetivo cuando existe una capaci-
(1) G es «una necesidad que está inevitablemente impuesta por dad jurídica para hacerlo efectivo. Autores como Kelsen definen el dere-
la naturaleza animal del hombre»24, cho subjetivo en sentido técnico o específico, justamente mediante la
que puede utilizarse como argumento a favor de la tesis de que a tie- alusión a esta capacidad: «el derecho subjetivo en sentido específico es el
ne un derecho a G25. Un enunciado sobre la protección es: poder jurídico para hacer valer el cumplimiento de un deber existente»28.
Para esta definición, basta con el concepto de poder jurídico (capacidad
(2) a puede hacer valer su derecho frente a G, en caso de vulne- jurídica, competencia) junto con el concepto de deber, a cuyo cumpli-
ración, por medio de la demanda. miento o realización se refiere el poder jurídico. ¿Significa esto que es
superfluo hablar de una posición que consiste en que a tiene frente a b un
Ni los enunciados acerca de las razones (1) ni los enunciados sobre la derecho a G y, por consiguiente, es también superfluo el uso de enuncia-
protección (2) son sin más equivalentes en su significado a enunciados dos tales como «a tiene frente a b un derecho a G»?
sobre los derechos tales como: Esta pregunta debe responderes negativamente por dos razones. La
(3) a tiene derecho a G. primera es una consideración de funcionalidad. La utilización de enun-
ciados sobre los derechos es, en si mismo, posible y funcional, si se su-
Con esto se plantea la pregunta de saber cómo se comportan recípro- pone que sólo existe un derecho subjetivo si existe la correspondiente ca-
camente estos enunciados. Esta pregunta formula uno de los problemas pacidad para hacerlo efectivo. De esta manera, no se elimina la posibili-
centrales de la teoría de los derechos subjetivos. dad de utilizar enunciados tales como «a tiene frente a b un derecho a
Es relativamente fácil precisar cuál es la relación que existe entre los G»; simplemente, se limita la admisibilidad del uso de tales enunciados a
enunciados acerca de las razones (1) y los enunciados sobre los derechos los casos en los que existe la capacidad jurídica para hacer efectivo el de-
(3). Se trata de una relación de fundamentación. Una cosa es la razón de recho. La funcionalidad del uso de tales enunciados se muestra en el he-
un derecho y otra el derecho que se acepta en virtud de esta razón. cho de que, en caso contrario, ciertos estados de cosas simples tendrían
Ambas tienen que considerarse en un análisis amplio que, como expresa que expresarse mediante complicados giros acerca de la capacidad jurídi-
Jhering, pretende «referirse a lo interno del derecho, a su esencia»26. Sin ca para hacer efectivos los derechos y vulnerar deberes. Por ello, aun
embargo, esto no impide que la estructura lógica del derecho sea, en un cuando hubiera que definir el concepto de derecho subjetivo en el sentido
primer paso, el objeto de investigación; por el contrario, lo exige, por de Kelsen, se justificaría recurrir en partes esenciales de la ciencia del
cuanto la pregunta acerca del fundamento de algo presupone el conoci- derecho a enunciados acerca de los derechos. A esta razón técnica se
miento de aquello que debe fundamentarse. suma otra sistemática. No parece necesario hablar de derechos sólo cuan-
do existe la capacidad jurídica para hacerlos efectivos, por ejemplo, por
No tan simple es la relación entre enunciados sobre los derechos tales medio de una demanda. Ciertamente, es posible definir en este sentido el
como «a tiene un derecho a G» (3) y enunciados sobre la protección tales concepto de derecho subjetivo pero, una definición estipulativa semejan-
como «a puede hacer valer su derecho frente a G, en caso de vulneración, te no refleja el uso existente del lenguaje29 ni es fructífera para el conoci-
por medio de la demanda» (2). También los enunciados sobre la protec- miento de los sistemas jurídicos. Que no refleja el uso existente del len-
ción expresan una posición jurídica, es decir, la capacidad jurídica (el po- guaje, es algo que puede reconocerse en que normas tales como la del ar-
der jurídico, la competencia)27 para hacer efectivo un derecho. También tículo 19 frase 4 LF, que abre la vía judicial a todo aquel que sea
23
R. v. Jhering, Geist des rómischen Rechts, Parte 3, pág. 338. 28
24
Ibídem, págs. 333 s. H. Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, pág. 269; cfr. Ibídem, págs. 110 s.; Id.,
25
Queda abierta aquí la pregunta de si este argumento es correcto. Reine Rechtslehre, págs. 139 ss.
26 29
R. v. Jhering, Geist des rómischen Rechts, Parte 3, pág. 328. Cfr. al respecto, por ejemplo, E. R. Bierling, Zur Kritik der juristischen Grundbe-
27
Con respecto a este concepto, cfr. infra Capítulo 4.11.3. griffe, Parte 2, Gotha 1883. págs. 62 s.

158 159
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

lesionado en sus derechos por el poder público, serían superfluas si se 3.3. La variedad de derechos subjetivos
presupone una definición que incluye ya en el concepto de derecho sub-
jetivo la competencia para interponer una demanda30. Normas como éstas El fruto analítico más importante de la discusión acerca de los dere-
sugieren considerar a los derechos como razones que fundamentan la ca- chos subjetivos consiste en los análisis y clasificaciones de aquellas posi-
pacidad jurídica para imponerlos, algo que, de acuerdo con la relación de ciones jurídicas que, tanto en el lenguaje ordinario como en el técnico, son
fündamentación entre los enunciados sobre las razones para los derechos llamadas «derechos». En este ámbito, caben divisiones tales como las de
y los enunciados sobre los derechos, conduce a una segunda relación de derechos de dominio absoluto y relativo, por una parte, y derechos de con-
fündamentación entre los enunciados sobre los derechos y los enuncia- figuración, por otra34, la distinción propuesta por Jellinek de derechos de
dos sobre su protección31. Aquí subyace un problema más profundo que status negativo, positivo y activo35 y la división de Kelsen en derechos re-
afecta la estructura del orden jurídico. ¿Pertenece a un orden jurídico flejos, derechos subjetivos en sentido técnico, permisos positivos de las
sólo aquello que en cada caso puede hacerse valer judicialmente o, pue- autoridades, derechos políticos y derechos fundamentales y de libertad36.
den pertenecer a él también ciertas posiciones que no son susceptibles de Además, hay que situar en este ámbito, distinciones tales como la de
hacerse valer judicialmente porque, por ejemplo, su exigibilidad es in- Windscheid entre casos en los cuales la voluntad del titular del derecho es
conciliable con el papel que juegan en el orden jurídico o no se reconoce, «decisiva para la exigibilidad de la orden dictada por el orden jurídico» y ca-
pero puede exigirse desde el punto de vista del orden jurídico? Aquí no sos en los cuales es «decisiva [...] para el surgimiento de derechos [...] o para
es posible responder a esta pregunta32. Sin embargo, también sin estu- la extinción y modificación de los ya surgidos»37, al igual que definiciones
diarla, puede decirse que una definición estipulativa no basta como res- como la de Bucher: «El derecho en sentido subjetivo es una competencia
puesta33. para crear una norma, conferida al titular del derecho por el orden jurídico»38.
Si se vincula la razón técnica con la sistemática, todo habla a favor de Ya estos pocos ejemplos ponen claramente de manifiesto la variedad
considerar el nivel de los enunciados sobre los derechos como el nivel de aquello que es llamado «derecho subjetivo». Además, sugieren que
central para la dogmática jurídica. las posiciones resumidas bajo este concepto podrían ser más complejas
que lo que permiten reconocer las respectivas clasificaciones, distincio-
nes y definiciones; ello explicaría las dificultades que ha planteado y si-
gue planteando el análisis del concepto de derecho subjetivo.
En este contexto, son instructivas las investigaciones de Lindahl39.
30 Las teorías tradicionales se caracterizan porque en ellas se intenta, con
Un problema similar plantea la inclusión de la competencia para interponer una de-
manda en el concepto de derecho subjetivo con respecto al § 42 párrafo 2 VwGO, según el los medios del lenguaje ordinario y del lenguaje técnico-jurídico,
cual, hacer valer que un derecho subjetivo ha sido vulnerado, es un presupuesto de la com- aprehender mediante una percepción más o menos directa las posiciones
petencia para interponer una demanda (cfr. al respecto, W. Henke, Das subjektive qffentli- jurídicas fácticamente creadas por el orden jurídico. La teoría de Lindahl
che Recht, Tubinga 1968, págs. 2 s.). se diferencia fundamentalmente de estos enfoques. En ella se intenta
31
32
Con respecto a esta última, cfr. N. MacCormick, «Rights in Legislation», pág. 204. abarcar todas las posibles posiciones normativas no contradictorias40.
La respuesta a esta pregunta depende de que el concepto de norma jurídica vigente
incluya que aquello que ella ordena puede imponerse por medio de un acto coactivo previs-
to en el sistema jurídico. El hecho de que esto sea válido para la gran mayoría de las normas 34
H. Lehmann, Allgemeiner Teil des Bürgerlichen Gesetzbuches, 13 edición, Berlín
jurídicas vigentes, no justifica sin más la conclusión de que deriva del concepto de norma 1962, págs. 75 ss.
jurídica vigente. Tampoco de que en todo orden jurídico tenga que haber normas dotadas 35
G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, págs. 87, 95 ss.
de sanciones estatales (cfr. H. L. A. Hart, The Concept ofLaw, págs. 195, 212), deriva sin 36
H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 130 ss.
más que en todo orden jurídico todas las normas jurídicas tengan que estar dotadas con san- 37
B. Windscheid, Lehrbuch des Pandektenrechts, tomo 1, pág. 156.
38
ciones. E. Bucher, Das subjektive Recht ais Normsetzungsbefugnis, Tubinga 1965, pág. 55.
33 39
Con respecto a que de la falta de exigibilidad no puede inferirse sin más la inexisten- L. Lindahl, Position and Change, Dordrecht 1977.
cia de un derecho, cfr. G. Leibholz, Die Gleichheit vor dem Gesetz, 2.a edición, Mu- 40
Lindhal se apoya aquí, sobre todo, en los trabajos de Kanger; cfr. S. Kanger, «New
nich/Berlín 1959, pág. 236: «Es incorrecto [...] querer inferir del hecho posible de que el Foundations for Ethical Theory» en: R. Hilpinen (ed.), Deontic Logic: Introductory and
derecho de algún Estado federado no confiera a un derecho subjetivo ninguna protección o Systematic Readings, Dordrecht 1970, págs. 36 ss.; S. Kanger/H. Kanger, «Rights and Par-
una protección insuficiente, la inexistencia de este derecho». liamentarism» en Theoria 32 (1966), págs. 85 ss.

160 161
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

Para ello se forman las combinaciones posibles de dos operadores, el concepto, trazar distinciones y llevar a cabo caracterizaciones terminoló-
operador deóntico (Shall operator) y un operador de acción (Do opera- gicas.
tor)4X. Ambos operadores se introducen en el marco de un sistema lógico
elemental. De esta manera, Lindahl obtiene siete grupos básicos de posi-
ciones normativas del sujeto (basic types ofone-agent legalpositions)42, II. UN SISTEMA DE POSICIONES JURÍDICAS
35 tipos de relaciones normativas entre dos sujetos que se refieren a ac- FUNDAMENTALES
ciones que pueden ejecutarse de manera separada por cada uno de ellos
(individualistic two-agent types)411 y 127 tipos de relaciones normativas La base de la teoría analítica de los derechos es una triple división de
entre dos sujetos que se refieren a acciones que presuponen una coordi- las posiciones que han de ser designadas como «derechos» en (1) dere-
nación entre estos sujetos (collectivistic two-agent types)44. Sobre esta chos a algo, (2) libertades y (3) competencias47.
base, Lindahl esboza su teoría sobre el cambio de las posiciones normati-
vas que se refiere al ámbito designado con expresiones tales como «capa-
cidad jurídica», «poder jurídico», «competencia» y «facultad jurídica»; 1. L O S DERECHOS A ALGO 4 8
resulta así un número tan grande de posibilidades45 que Lindahl intenta
distinguir, con la ayuda de reglas no-lógicas (rules offeasibility), aque- 1.1. La estructura fundamental del derecho a algo
llas que son dignas de consideración de las que no lo son46.
Los análisis de Lindahl no fundamentan ninguna objeción en contra La forma más general de un enunciado sobre un derecho a algo es:
de las conceptuaciones de tipo tradicional. Por el contrario, la variedad (1) a tiene frente a b un derecho a G.
de posibles constelaciones lógicas parece exigir, por razones de funcio-
nalidad, desarrollar conceptos que, sin entrar en la consideración de cada Este enunciado pone claramente de manifiesto que el derecho a algo
posibilidad de distinción concebible, permitan abarcar el ámbito de los puede concebirse como una relación triádica cuyo primer elemento es el
derechos subjetivos económica y adecuadamente. En todo caso, estos
análisis muestran que también un modelo simple, como el que aquí debe 47
Esta clasificación sigue la distinción de Bentham entre «rights to services», «liber-
presentarse, no puede prescindir de una mirada a las estructuras lógicas. ties» y «powers» (J. Bentham, OfLaws in General, edición a cargo de H. L. A. Hart, Lon-
La indicada variedad de aquello que es llamado «derecho (subjeti- dres 1970, págs. 57 s., 82 ss., 98, 119, 173 ss.) así como la de Bierling entre «pretensión ju-
rídica», «simple poder hacer jurídico» y «poder hacer jurídico» (E. R. Bierling, Zur Kritik
vo)» crea un problema terminológico. ¿Debe reservarse la expresión «de- der juristischen Grundbegriffe, Parte 2, págs. 49 ss.).
recho (subjetivo)», cuya ambigüedad y vaguedad es realmente extraordi- 48
La expresión «derecho a algo» puede parecer algo pesada. Como alternativas, po-
naria, sólo para algunas posiciones, o debe ser utilizada en un sentido lo dría pensarse en las expresiones «derecho (subjetivo)» y «pretensión». Pero, por derechos
más amplio posible? La primera vía encierra el peligro de provocar una (subjetivos) se entienden también libertades y competencias. Por ello, esta expresión pare-
polémica estéril acerca de qué debe ser llamado «derecho (subjetivo)». ce poco adecuada para la designación de posiciones, que tienen que distinguirse con clari-
dad de las libertades y competencias. Más idónea es la expresión «pretensión». El concepto
Más importante que esta pregunta es la comprensión de la estructura de de derecho a algo comparte con el de pretensión el carácter relacional. Al igual que una
las diferentes posiciones. Es aconsejable, por ello, utilizar la expresión pretensión, un derecho a algo siempre tiene como destinatario a otro sujeto y, en ambos ca-
«derecho (subjetivo)», siguiendo el uso existente, como un concepto ge- sos, el objeto es una acción o una omisión. Sin embargo, aquí debe renunciarse al uso técni-
neral para posiciones muy diferentes, y luego, dentro del marco de este co del concepto de pretensión. Sobre este concepto pesan numerosas controversias que no
interesan en este contexto (cfr., por ejemplo, L. Enneccerus/H. C. Nipperdey, Allgemeiner
Teil des Bürgerlicheu Rechts, 15 edición, 2.° medio tomo, Tubinga 1960, págs. 1163 ss.). Si
41 se prescinde de las controversias acerca del concepto de pretensión, en las cuales de lo que
L. Lindahl, Position and Change, pág. 84.
42 se trata es, por ejemplo, de la actualidad, determinación de la contraparte y posibilidad de
Ibídem, pág. 92.
43 demandar, naturalmente el derecho a algo puede, sin más, designarse como «pretensión».
Ibídem, págs. 128 s.
44 Por lo demás, cabe señalar que el discurso del derecho a algo pierde un poco de su carácter
Ibídem, págs. 162 ss.
45 7
2 one-agent legal positions, 235 individualistic two-agent types y 2127 collectivistic insólito cuando se trata de la formulación de determinados derechos, «a tiene frente a b un
two-agent types; cfr. op. cit., pág. 218. derecho a G» no es inferior, desde el punto de vista lingüístico, a «a tienefrentea b una pre-
46 tensión con respecto a G».
Ibídem, págs. 225 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

portador o titular del derecho (a), su segundo elemento, el destinatario nacional Federal, el artículo 2 párrafo 1 frase 1 LF estatuye tanto «negati-
del derecho (b) y su tercer elemento, el objeto del derecho (G)49. Esta re- vamente un derecho a la vida», que excluye «especialmente el homicidio
lación triádica se expresará mediante «£>». Por lo tanto, la forma más ge- organizado estatalmente»53, como también positivamente el derecho a
neral de un enunciado sobre un derecho a algo puede expresarse de la si- que el Estado intervenga «protegiendo y promoviendo esta vida», lo que,
guiente manera: sobre todo, significa «protección frente a las intervenciones antijurídicas
de terceros»54. Ambos derechos tienen la estructura representada por
(2) DabG. DabG y están referidos a acciones del destinatario:
De este esquema surgen cosas totalmente diferentes según lo que se
ponga en el lugar de a, b y G. Según se ponga en la posición de a, el titu- (4) a tiene frente al Estado el derecho a que éste no lo mate;
lar del derecho: una persona física o una persona jurídica de derecho pú- (5) a tiene frente al Estado el derecho a que éste proteja su vida
blico; en la posición de b, el destinatario: el Estado o particulares; y en la frente a intervenciones antijurídicas de terceros.
posición de G, el objeto: acciones positivas u omisiones, se obtendrán di- Estos derechos se diferencian exclusivamente en cuanto a su objeto.
versas relaciones, entre las cuales existen diferencias muy importantes Uno de estos derechos (4) tiene como objeto una acción negativa (omi-
desde el punto de vista de la dogmática de los derechos fundamentales. sión); el otro (5), una acción positiva (un hacer) del destinatario55. La di-
Aquí interesará sólo la estructura del objeto del derecho a algo. ferencia entre acciones negativas y positivas es el criterio principal para
El objeto de un derecho a algo es siempre una acción del destinatario. la división de los derechos a algo según sus objetos. En el ámbito de los
Esto resulta de su estructura como relación triádica entre un titular, un derechos frente al Estado, que habrán de ser tratados en lo que sigue, los
destinatario y un objeto. Si el objeto no fuera ninguna acción del destina- derechos a acciones negativas corresponden a aquello que suele llamarse
tario, no tendría sentido incluir al destinatario en la relación. «derechos de defensa». Como habrá de mostrarse más abajo56, los dere-
La referencia a la acción, al igual que la estructura triádica, no se ex- chos frente al Estado a acciones positivas coinciden sólo parcialmente
presa directamente por medio de las disposiciones singulares de derecho con aquello que se llama «derechos prestacionales».
fundamental. Un ejemplo es el artículo 2 párrafo 2 frase 1 LF:
(3) Todos tienen derecho a la vida... 1.1.1. Los derechos a acciones negativas
(derechos de defensa)
Si se mira tan sólo la literalidad de esta disposición, podría pensarse
que, por medio de ella, se confiere un derecho que tiene la estructura de Los derechos del ciudadano frente al Estado a acciones negativas del
una relación diádica entre un titular y un objeto que, en este caso, consis- Estado (derechos de defensa) pueden dividirse en tres grupos. El primero
te en un determinado estado del titular, es decir, estar vivo. Un derecho está constituido por los derechos a que el Estado no impida u obstaculice
semejante correspondería a aquello que en la terminología clásica se lla-
ma «jus in rem» y que se contrapone al «jus in personam». No puede du- derechos a algo, libertades y/o competencias, se han expresado recientemente A. M. Hono-
darse de que, por razones de simplicidad, a menudo es funcional hablar ré, «Rigths of Exclusión and Immunities against Divesting» en Tulane Law Review 34
de derechos en el sentido de relaciones entre un sujeto de derecho y un (1960), págs. 453 ss., y J. Raz, The Concept ofa Legal System, Oxford 1970, pág. 180. Con
objeto. Sin embargo, como observaba correctamente Kant50 —y como respecto a una crítica de estas concepciones, cfr., con argumentos convincentes, L. Lindahl,
Position and Change, págs. 34 ss.
desde entonces se ha mostrado a menudo51— hablar de tales relaciones 53
BVerGE 1,97 (105).
no es otra cosa que una denominación abreviada de un conjunto de dere- 54
BVerfGE 46, 160 (164). En esta decisión no se habla de un derecho a la protección
chos a algo, libertades y/o competencias52. Así, según el Tribunal Consti- de la vida sino sólo de un deber de protección por parte del Estado. Más abajo (Capítulo
9.H.2.), habrá de mostrarse que, en todo caso, cuando —a diferencia de lo que sucede en el
49
fallo sobre la solución de plazos (BVerfGE 31,1 (41))— no existe problema alguno con
Con respecto al carácter triádico de esta relación, cfr. A. R. Anderson, «Logic, respecto al titular del derecho fundamental, al deber iusfundamental de protección corres-
Norms, and Roles» en Ratio 4 (1962), pág. 42. ponde básicamente un derecho subjetivo.
50 55
I. Kant, Metaphysik der Sitien, págs. 247, 260, 274. Con respecto al concepto de la acción negativa u omisión, cfr., entre otros, G. H. v.
51
Cfr., por ejemplo, H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 135 ss. Wright, Norm andAction, págs. 45 y ss.
52 56
En contra de la concepción según la cual en el jus in rem se trata de un complejo de Cfr. Capítulo 9.1.4.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

determinadas acciones del titular del derecho; el segundo, por los dere- se al de dificultar51. Este concepto será utilizado siempre que no sean re-
chos a que el Estado no afecte determinadas propiedades o situaciones levantes otras distinciones.
del titular del derecho; y el tercero, por los derechos a que el Estado no El Estado también puede influir en las acciones de una manera dife-
elimine determinadas posiciones jurídicas del titular del derecho. rente a la forma de dificultar que aquí se ha descrito. Puede hacer que
ellas sean jurídicamente imposibles. Los derechos a que esto no suceda
1.1.1.1. Los derechos al no impedimento de acciones deben distinguirse de los derechos a no se dificulte la realización de una
acción. Una acción puede ser imposibilitada jurídicamente sólo si ella es
La libertad de movimiento, la manifestación de la fe, la expresión de un acto jurídico. Los actos jurídicos son acciones que no existirían si a su
la opinión, la creación de una obra de arte, la educación de los hijos, la vez no existiesen las normas jurídicas que son constitutivas de ellas. Así,
reunión en una calle y la elección de una profesión son ejemplos de ac- sin las normas del derecho contractual no sería posible el acto jurídico de
ciones de un titular de un derecho fundamental que pueden ser impedidas la celebración de un contrato, sin el derecho de sociedades no sería posi-
u obstaculizadas. La distinción entre un impedimento y una obstaculiza- ble el acto jurídico de la fundación de sociedades, sin el derecho matri-
ción de este tipo de acciones puede ser aclarada de la siguiente manera: monial no sería posible el acto jurídico de la celebración del matrimonio,
un impedimento de una acción de a por parte de b se presenta cuando b
crea circunstancias, que hacen fácticamente imposible para a, realizar la sin el derecho procesal, el acto jurídico de la demanda, y sin el dere-
acción. Así, b impide el desplazamiento de a cuando b detiene a a; impi- cho electoral, el acto jurídico del voto58. El carácter constitutivo de las
de a a educar a sus hijos, si se los quita. Puede hablarse de la obstaculiza- normas que las posibilitan caracteriza a estas acciones como acciones
ción de una acción de a por b cuando b crea circunstancias que pueden institucionales59. Las acciones jurídicas institucionales se imposibilitan
impedir a a realizar la acción. Si se definen de esta forma los conceptos cuando se derogan las normas constitutivas de ellas. Por lo tanto, entre la
de impedimento y obstaculización, un aumento de los presupuestos sub- derogación de estas normas y la imposibilidad de las acciones institucio-
jetivos de acceso a una profesión que a puede satisfacer, aunque con nales existe una relación conceptual. Desde luego, las acciones jurídicas
grandes esfuerzos y sacrificios, no impide la elección de esta profesión institucionales pueden no sólo ser jurídicamente imposibilitadas sino
por parte de a, pero sí la obstaculiza. En cambio, se llega a una concep- también obstaculizadas. Si esto sucede, existe entre la obstaculización de
ción totalmente distinta del impedimento cuando no se apunta a la situa- una acción y el éxito de la misma, una relación fáctica. El acto jurídico o
ción de a sino al éxito de la acción de obstaculización de b. Bajo este as- la acción jurídica institucional de la celebración del matrimonio se vuel-
pecto, puede decirse que b, cuando la obstaculización conduce a que a no ve jurídicamente imposible si se eliminan las normas del derecho matri-
lleve a cabo la acción, ha impedido la acción de a. A ello hay que agregar monial. Por el contrario, una determinada celebración del matrimonio de
una segunda diferenciación. Desde el punto de vista de la imposibilidad a sólo se obstaculiza, cuando tiene como consecuencia que a no pueda
fáctica, una prohibición jurídica no representa un impedimento sino sólo entonces ingresar en la administración pública. El espectro de posibles
una obstaculización, a puede asumir el riesgo vinculado con una viola- obstaculizaciones de los actos jurídicos es amplio. Así, por ejemplo, la
ción del derecho y llevar a cabo la acción, a pesar de la prohibición. Si, presentación de una demanda se obstaculiza cuando se liga a tasas muy
por el contrario, se presupone la lealtad al derecho por parte de a, la elevadas y, el acto electoral, cuando las mesas de votación se ubican de
prohibición de la acción prohibida no sólo la obstaculiza sino que la im- tal manera que son difícilmente accesibles desde determinados barrios y
pide. se excluye la posibilidad del voto por correspondencia.
A la distinción entre los conceptos de impedir y obstaculizar, se su- 57
man distinciones dentro de estos conceptos. Existen formas muy diversas Cfr., por ejemplo, la formulación de Bühler según la cual los derechos fundamenta-
les son, en tanto «derechos de omisión [...] pretensiones frente al Estado de omisiones de
de impedir y de obstaculizar, y los impedimentos y las obstaculizaciones impedimentos de ciertas actividades de los individuos» (O. Bühler, Die subjektiven óffent-
pueden tener muy diferentes grados de intensidad. Esto último es la ra- lichen Rechte und ihr Schutz in der deutschen Verwaltungsrechtsprechung, Berlín/Stutt-
zón por la cual los límites entre el impedir y el obstaculizar son muy flui- gart/Leipzig 1914, pág. 63).
58
dos, algo que, desde luego, no puede servir de fundamento para argu- Sin las normas jurídicas que los constituyen, estos actos serían posibles sólo, en el
mejor de los casos, como actos sociales.
mentar en contra de esta distinción. Si se busca un concepto superior que 59
Cfr. al respecto J. R. Searle, Speech Acts, págs. 33 ss.; N. MacCormick, «Law as
abarque los diferentes tipos del impedir y el obstaculizar, podría recurrir- Institutional Fact», págs. 105 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

Cuando se imposibilita jurídicamente un acto jurídico, mediante la (7) a tiene frente al Estado un derecho a que éste no afecte la
derogación de las normas que son constitutivas del mismo, se priva al in- propiedad A (la situación B) de a64.
dividuo de una posición jurídica, es decir, de la capacidad jurídica o de la
competencia para modificar la situación jurídica60. Por ello, los derechos
a que esto no suceda caen dentro del tercer grupo de los derechos a accio- 1.1.1.3. Los derechos a la no eliminación de posiciones jurídicas
nes negativas, es decir, en el de los derechos a que el Estado no elimine
determinadas posiciones jurídicas del titular del derecho. Al primer gru- El tercer grupo de los derechos a acciones negativas del Estado está
po pertenecen sólo los derechos a que el Estado no dificulte las acciones constituido por los derechos a que el Estado no elimine determinadas po-
del titular del derecho, cualquiera que sea su tipo, es decir, no las impida siciones jurídicas del titular del derecho. El prototipo de una posición ju-
u obstaculice por medio de actos, cualquiera que sea su tipo. rídica compleja es la del propietario. El Tribunal Constitucional Federal
Al enunciado sobre un derecho semejante se le puede dar la siguiente observa correctamente que la propiedad necesita «para ser practicable en
forma estándar: la vida jurídica, necesariamente la configuración jurídica»65. Esta confi-
guración se lleva a cabo a través de normas jurídicas que definen la insti-
(6) a tiene frente al Estado un derecho a que éste no le dificulte tución jurídica de la propiedad. Entre las normas que definen la institu-
a a llevar a cabo la acción A61. ción jurídica de la propiedad, se encuentran normas sobre la fundamenta-
ción y finalización de la posición de propietario, así como normas que
1.1.1.2. Los derechos a la no afectación de propiedades vinculan consecuencias jurídicas con esta posición66. Es posible eliminar
y situaciones tanto «posiciones jurídicas subjetivas concretas»67, como «derechos con-
El segundo grupo de los derechos a acciones negativas del Estado cretos de propiedad»68 que han surgido porque se han cumplido los pre-
está constituido por los derechos a que el Estado no afecte determinadas supuestos exigidos por las normas de la institución jurídica de la propie-
propiedades o situaciones del titular del derecho. Ejemplos de propieda- dad (por ejemplo, acuerdo y entrega; sucesión), como así también nor-
des de un titular de derechos fundamentales que pueden ser afectadas son mas de la propia institución jurídica de la propiedad. Si sucede esto
las de vivir y estar sano; un ejemplo de una situación es la inviolabilidad último, se eliman posiciones jurídicas abstractas tales como la posibili-
del domicilio62,63. Al enunciado sobre un derecho semejante puede dárse- dad jurídica o la competencia para adquirir o transmitir la propiedad so-
le la siguiente forma estándar: bre determinados objetos, o de realizar determinadas acciones jurídicas
sobre la base de la posición de propietario69. Una eliminación de una po-
60 sición jurídica abstracta puede darse, por ejemplo, cuando la adquisición
Cfr. al respecto, Capítulo 4. II. 3.
61
Si se denota «e» para hacer referencia al Estado y «Ha» para hacer referencia a «a de inmuebles agrícolas o forestales depende de una autorización y, por lo
lleva a cabo la acción h», entonces, si se utiliza el signo «-•» para la negación, la estructura
de esta frase puede respresentarse de la siguiente manera:
(6') Dae (- dificulta e (Ha)). muy feliz. También los derechos al no impedimento de acciones pueden llamarse «dere-
62 chos de defensa» y tal es frecuentemente el caso. Conviene, por ello, distinguir, dentro del
En lugar de propiedades y situaciones, a menudo se habla de bienes, por ejemplo,
del bien de la vida. No hay nada que objetar en contra de esta forma de hablar; pero puede concepto de derecho de defensa, entre derechos referidos a situaciones y derechos referidos
inducir a error. El que a viva no significa que exista a y algo más, el bien, y que entre a acciones.
64
ellos exista una relación de posesión; significa, más bien, que a a le corresponde una de- Si se utiliza «5a» tanto para «a tiene la propiedad A» como para «a se encuentra en
terminada propiedad, es decir, la de ser un ser viviente. Cfr. en este sentido, G. Jellinek, la situación B», la estructura de esta frase puede ser representada de la siguiente manera:
System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 83, nota 1: «La vida, la salud, la libertad, (7') Dae (- afecta e (Sa)).
65
el honor, etc., no son objetos que la persona posea sino propiedades que constituyen su BVerGE 58, 300 (330), (énfasis de R. A.).
66
ser concreto.» Cfr. N. MacCormick, «Law as Institutional Fact», págs. 106 s.
63 67
Una interpretación del artículo 13 LF expresamente referida a la situación y no a la BVerGE 52, 1 (27).
68
acción se encuentra en BVerfGE 7, 230 (238). Merten contrapone este tipo de derechos en BVerfGE58,300(331).
69
tanto «derechos de defensa» o «de protección» a los «derechos de acción», los cuales en- Un ejemplo al respecto es la competencia del propietario de viviendas de alquiler
tiende como derechos a no impedimento de acciones (D. Merten, «Handlungsgrundrechte para introducir aumentos en el monto de la locación; con respecto a su protección de dere-
ais Verhaltensgarantien» en VerwArch 73 (1992), pág, 103). Esta terminología no parece cho fundamental, cfr. BVerfGE 37, 132 (139 ss.).

168 169
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

tanto, bajo determinadas circunstancias, puede imposibilitarse70. La ga- 1.1.2. Los derechos a acciones positivas
rantía de derecho constitucional de la institución jurídica de la propiedad
es subjetivizada en la medida en la que existen derechos individuales a la Los derechos que tiene el ciudadano a acciones positivas del Estado,
no eliminación de posiciones abstractas, que se refieren a la fundamenta- y que puede ejercer contra éste, pueden dividirse en dos grupos, el del
ción, a la finalización y a las consecuencias jurídicas de la posición del aquellos cuyo objeto es una acción fáctica y el de aquellos cuyo objeto es
propietario. una acción normativa.
Se trata de un derecho a una acción positiva fáctica cuando se con-
La eliminación de posiciones se da no sólo en contextos institucionales sidera el derecho del propietario de una escuela privada a recibir sub-
como el de la propiedad. Cuando se prohibe la manifestación de determi- venciones estatales73, cuando se fundamenta la existencia de un derecho
nadas opiniones, se elimina una posición de a, que consiste en que le están a un mínimo vital74 o se considera una «pretensión individual del ciuda-
permitidas estas manifestaciones de opinión. Por lo tanto, una prohibición dano a la creación de plazas de estudio»75. Que la satisfacción de este
de este tipo puede ser considerada desde dos puntos de vista: el de la obs- tipo de derechos se lleve a cabo de una forma, que en ciertos aspectoes
taculización de una acción y el de la eliminación de una posición. En ac- es jurídica, no altera en nada el carácter del derecho como un derecho a
ciones que no son actos jurídicos, el aspecto de la acción es el decisivo. una acción fáctica. Para la satisfacción del derecho es indiferente la for-
Una vez más, es aconsejable reducir a una forma simple estándard la ma como ella se lleve a cabo. Lo decisivo es únicamente que después
pluralidad. Esta forma es: de la ejecución de la acción, el propietario de la escuela privada dispon-
(8) a tiene frente al Estado un derecho a que éste no elimine la ga de medios suficientes; que el necesitado disponga de las condiciones
posición jurídica PJ de an. mínimas de existencia y que el que desea estudiar disponga de una pla-
za de estudios. La irrelevancia que la forma jurídica de la ejecución de
Que existe una posición jurídica significa que es válida una norma la acción tiene para la satisfacción del derecho76 es el criterio para la de-
(individual o universal) correspondiente. El derecho del ciudadano frente limitación de los derechos a acciones positivas fácticas y a acciones po-
al Estado a que éste no elimine una posición jurídica del ciudadano es, sitivas normativas.
por lo tanto, un derecho a que el Estado no derogue determinadas Los derechos a acciones positivas normativas son derechos a actos
normas72. estatales de creación de normas. Si se admite que el nasciturus es titular
de derechos fundamentales —pregunta que el Tribunal Constitucional
70
Con respecto a un caso semejante, cfr. BVerfGE 21, 73. En esta decisión, el Tribunal Federal deja abierta77— el derecho del nasciturus a la protección por me-
Constitucional Federal dejó expresamente abierta la pregunta de si el «derecho de adquisi- dio de normas del derecho penal es un derecho de este tipo. Otro ejemplo
ción de tierras para la agricultura y la selvicultura» está protegida por el artículo 14 párrafo
1 frase 1 LF y solucionó el caso sobre la base del artículo 2 párrafo 1 LF (BVerfGE 21, 73
(76 s., 79, 86 s.). Con respecto a esta pregunta, cfr., sobre todo, M. Kloepfer, Grundrechte rídica de la propiedad, esto conduce a interesantes problemas con respecto al carácter posi-
ais Enstehenssicherung und Bestandsschutz, págs. 37 ss., quien, con respetables argumen- tivo o negativo de las acciones del Estado, a las que se refiere el derecho, a tiene un derecho
tos, considera que está «constitucionalmente exigido» que «la libertad de adquisición se a la no eliminación de la norma N, si a tiene un derecho a que N sea válida. Si a tiene un de-
sujete a lo que prescribe el artículo 14 LF» (op. cit., pág. 48; en el mismo sentido, O. Kim- recho a que N sea válida, entonces el carácter positivo o negativo de su derecho depende
minich en Bonner Kommentar (3.a edición revisada), artículo 14 LF, observación al margen sólo de que Nya sea válida ya o todavía no lo sea. Si se toma en cuenta como acto del legis-
88; en contra, H. Wittig, «Der Erwerb von Eigentum und das Grundgesetz» en NJW1967, lador no sólo el acto de sanción o derogación de una norma, sino también el acto de mante-
págs. 2185 ss). Cabe señalar que aquí se habla sólo de la posibilidad jurídica y no de la po- ner en vigencia una norma, entonces al derecho a la no eliminación, en cuanto derecho a
sibilidad fáctica de la adquisición de la propiedad, es decir, no se habla de las «oportunida- una acción negativa, corresponde siempre un derecho a mantener en vigencia la norma, que
des y posibilidades de ganancias» (cfr. al respecto, BVerfGE 30,292 (335)). En este último siempre es un derecho a una acción positiva. Los problemas a los que con esto se hace refe-
caso, de lo que se trata es —dentro del marco de los derechos a acciones negativas— de rencia jugarán un importante papel más adelante, cuando se analicen los derechos a presta-
una obstaculización de acciones y de la afectación de situaciones, algo que, naturalmente, ciones normativas del Estado (Capítulo 9. II. 4.).
73
puede suceder paralelamente con la eliminación de posiciones jurídicas. BVerwGE 27, 360 (362 ss.).
74
71 G. Dürig en Maunz/Dürig, Grundgesetz, Artículo 1, observación al margen 43 s.
Si se utiliza la notación «PJa» para «a se encuentra en la posición jurídica PJ», en- 75
BVerfGE 33, 303 (333).
tonces la estructura de esta frase puede presentarse de la siguiente manera: 76
De la indiferencia para el satisfacción del derecho no se infiere la indiferencia para
(8') Dae (- elimina e (PJa)). el satisfacción de otras normas.
72 77
Cuando se trata de normas como, por ejemplo, las que constituyen la institución ju- BVerfGE 39, 1(41).

170 171
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

es el derecho que tiene el titular del derecho fundamental a la libertad Derechos a algo
DacG
científica «a aquellas medidas estatales, también de tipo organizativo,
que son indispensables para la protección del ámbito de libertad asegura-
do por el derecho fundamental»78. Derechos a acciones negativas Derechos a acciones positivas
Quien habla de «derechos prestacionales» se refiere, por lo general, a
acciones positivas fácticas. Este tipo de derechos que están referidos a
prestaciones fácticas que, en principio, también podría llevar a cabo un Derechos a no Derechos a la Derechos a la Derechos a Derechos a
sujeto particular, serán llamados «derechos a prestaciones en sentido es- impedimento no afectación no eliminación acciones acciones
tricto». Se puede hablar no sólo de prestaciones fácticas sino también, de de acciones de propiedades de posiciones positivas positivas
prestaciones normativas. Cuando se trata de estas últimas, los derechos a y situaciones jurídicas fácticas normativas
acciones positivas normativas adquieren también el carácter de derechos Dae (-dificulta Dae (-afecta c Dae (--elimina Dae (Hf) Dae (H„e)
e (Ha)) (Sa)) e (PJa))
prestacionales. Serán llamados «derechos prestacionales en sentido am-
plio»19. Un ejemplo de un derecho a una prestación normativa es el dere-
cho al establecimiento de una determinada competencia de cogestión en
una institución, por ejemplo, en la universidad. Que el objeto de este de- 1.2. Acerca de la lógica del derecho a algo
recho sea una competencia a la que, como tal, puede adscribírsele el esta-
tus activo, no fundamenta ninguna objeción en contra de la clasificación Hasta ahora sólo se ha considerado la clasificación de los derechos a
del derecho a aquella competencia como derecho a una prestación positi- algo desde el punto de vista de sus objetos. Sin embargo, para la dogmá-
va normativa. La prestación positiva normativa consiste en el otorga- tica de los derechos fundamentales es igualmente importante la determi-
miento de una competencia de cogestión. nación de la relación del concepto de derecho a algo con los conceptos de
Así pues, tanto bajo el concepto del derecho a una acción positiva deber y de libertad. Para ello son útiles algunos conocimientos elementa-
fáctica como bajo el concepto del derecho a una acción positiva normati- les de lógica deóntica.
va, caen cosas muy diferentes. Aquí sólo se retendrá la estructura a gran-
des rasgos:
1.2.1. Las modalidades deónticas básicas
(9) a tiene frente al Estado un derecho a que éste lleve a cabo la
acción positiva fáctica h{; La lógica deóntica81 es la lógica de los conceptos y enunciados deón-
ticos82. Los conceptos deónticos básicos son los de mandato, prohibición
(10) a tiene frente al Estado un derecho a que éste lleve a cabo
la acción positiva normativa hng0. 81
En lugar de la expresión «lógica deóntica», aquí utilizada, derivada del griego «to
déon» (lo que debe ser), podrían utilizarse también las expresiones «lógica del deber ser» o
Puede ahora presentarse la siguiente tabla de los derechos a algo «lógica de las normas». La expresión «deóntica» fue utilizada por primera vez por Mally
frente al Estado (e): (E. Mally, Grundgesetze des Sollens. Elemente der Logik des Willens, Graz 1926, reimpre-
so en E. Mally, Logische Schriften, Dordrecht 1971, págs. 227-324, pág. 232). Sobre la his-
toria de la lógica deóntica, cfr. G. Kalinowski, Einfuhrung in die Normenlogik, Francfort
del Meno 1973, págs. 15 ss.
82
Uno de los impulsos más importantes para el establecimiento de la lógica deóntica
78 como disciplina especial de la lógica fue el artículo de Georg Henrik v. Wright «Deontic
BVerfGE35,79(116). Logic», del año 1951 (Id., «Deontic Logic» en Mind 60 (1951). págs. 1-15; reimpreso en
79
Cfr. al respecto, infra, Capítulo 9.1. 4. Id., Logical Studies, Londres 1977, págs. 58-74). Como otros trabajos importantes de esa
80
Si se usa la notación «H^e» para «el Estado lleva a cabo la acción fáctica positiva h{» época, cabe mencionar O. Becker, Untersuchungen über den Modalkalkül, Meisen-
y «Hne» para «el Estado lleva a cabo la acción normativa positiva hB», la estructura de estas heim/Glan 1952, G. Kalinowski, «Théorie des propositions normatives» en Studia lógica 1
frases puede representarse de la siguiente manera: (1953), págs. 147-182. y O. Weinberger, «Úvaly o logice normativních vet» en Filosoficky
(9') Dae (H&); casopis CSAV4 (1956), págs. 918-926. Entre los predecesores antiguos, cabe mencionar
(10') Dae (Hne). sobre todo Lcibniz (G. W. Leibniz, Elementa juris naturalis, 1671, reimpreso en Id.,

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

y permisión. Los enunciados deónticos son los enunciados formados con y «P» (operador de permisión), se pueden representar los enunciados
la ayuda de estos conceptos. Ejemplos de enunciados deónticos son: (l)-(3) formulados más arriba de la siguiente manera:
(1) Está ordenado que a exprese su opinión; (6) Op
(2) Está prohibido que a exprese su opinión; (7) Fp
(3) Está permitido que a exprese su opinión. (8) Pp*7.

La contrapartida del enunciado deóntico es el enunciado descriptivo. Los tres operadores deónticos pueden definirse recíprocamente. Que
Si se lo considera en la forma: esté ordenado expresar su opinión (Op) significa que no está permitido
no expresar su opinión. Esto último puede escribirse con la ayuda del
(4) a expresa su opinión, signo de negación «-1»88, como «~^P~^p». Por lo tanto, es válido lo si-
guiente:
es difícil llevar a cabo una comparación estructural. Sin embargo, si
se le da la forma: (9) OP = dí-P-p

(5) Es el caso que a expresa su opinión, Por lo tanto, el mandato y la prohibición son recíprocamente defini-
bles. Lo mismo es válido para la relación entre la permisión y la prohibi-
se ve claramente que los enunciados deónticos y los descriptivos ción. Que esté prohibido expresar su opinión significa que no está permi-
coinciden en su contenido descriptivo (... que a expresa su opinión), tido hacerlo:
pero se diferencian en su modo83. El mismo contenido descriptivo
—Wittgenstein lo llama «Satzradikal»*4 (enunciado radical), Haré (10) Fp = df-Pp.
«frástico»*5—, se encuentra en (5) en un modo indicativo y en (l)-(3)
en un modo deóntico. Por ello, los conceptos deónticos tienen que ser La posibilidad de definir recíprocamente los conceptos deónticos bá-
concebidos como modalidades deónticas*6. Si se simboliza el enun- sicos pone claramente de manifiesto que no es necesario introducirlos a
ciado radical con «/?» y las modalidades deónticas con los operadores todos. Cualquiera de ellos, no importa cual, bastaría.
deónticos «O» (operador de mandato), «F» (operador de prohibición) Para la teoría de los derechos fundamentales, tiene especial interés el
concepto de permiso. Si se siguen las definiciones presentadas, que co-
rresponden al sistema estándard de la lógica deóntica89, entonces el per-
Sámtliche Schriften und Briefe, editados por la Preussische Akademie der Wissenschaft, miso consiste en la negación de la prohibición:
tomo 1, Darmstadt 1930, págs. 465 ss., 480 ss.) y Bentham (J. Bentham, An Introduction to
the Principies of Moráis and Legislation (1789), págs. 299 s.; Id., OfLaws in General,
pág. 15). Con respecto a la discusión más reciente, cfr. R. Hilpinen (ed.), Deontic Logic: (11) Pp = df-Fp.
Introductory and Systematic Readings, Dordrecht 1971; H. Lenk (ed.), Normenlogik, Pu-
llach 1974; R. Stuhlmann-Lacisz, Das Sein-Sollen-Problem, Stuttgart/Bad Cannstatt 1983, Por lo tanto, que esté permitido expresar la opinión significa que no
págs. 54 ss. está prohibido hacerlo. Este concepto de permiso es relativamente débil.
83
Cfr. al respecto E. Stenius, Wingensteins Traktat, Francfort del Meno 1969,
págs. 206 ss.
84
L. Wittgenstein, Philosophische Untersuchungen, pág. 299.
85 87
R. M. Haré «Meaning and Speech Acts», pág. 90; cfr. al respecto, R. Alexy, Theorie No pocas veces «Op» es interpretado como vinculación del operador deóntico y el
der juristischen Argumentation, págs. 87 ss. A. Ross, Directives and Norms, págs. 9 ss., enunciado proposicional (p); cfr., por ejemplo, M. Herberger/D. Simón, Wissens-
34 ss., utiliza la designación «topic». chaftstheoriefiirJuristen, Francfort del Meno 1980, pág. 183. Aquí, «p» habrá de repre-
86
Con respecto al paralelismo estructural entre las modalidades deónticas y las de la sentar el enunciado radical.
88
lógica modal general (necesidad/imposibilidad/posibilidad), cfr. G. H. v. Wright, An Essay Con respecto a la negación, cfr. W. V. O. Quine, Grundzüge derLogik, Francfort del
in Deontic Logic and the General Theory ofAction, Amsterdam 1968, págs. 13 s., así Meno 1969, págs. 25 s.
89
como, básicamente, G. W. Leibniz, Elementa juris naturalis, pág. 466: «Omnes ergo Mo- Cfr. al respecto la presentación de D. Follesdal/R. Hilpinen, «Deontic Logic: An
dalium complicationes et transpositiones et oppositiones, ab Aristotele aliisque in Logicis Introduction» en R. Hilpinen (ed.), Deontic Logic: Introductory and Systematic Readings,
demonstratae ad haec nostra Iuris Modalia non inutiliter transferripossunt.» págs. 13 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

Lo que está permitido en el sentido de no prohibido, puede estar ordena- Mándalo {Op) Prohibición (Fp)
do. Quien sostiene la opinión de que el ejercicio de un derecho es, al mis-
mo tiempo, un deber, apunta a una vinculación semejante entre el permi-
so y el mandato. Lo que este concepto de permiso no capta es la ausencia
tanto de una prohibición como de un mandato. El llamado cuadrado Permiso positivo (Pp) Permiso negativo (P -»/;)
deóntico muestra cómo hay que construir esta posición:
Op Fp
Posición libre (Lp)

Pp P-^p
(=v -FP) K -oPr 1.2.2. Los derechos a algo como relaciones jurídicas
Para poder analizar, sobre la base de las modalidades deónticas antes-
El permiso aparece en él dos veces, una vez como negación de la presentadas, el concepto del derecho a algo y su relación con otros con-
prohibición (Pp) y otra como negación del mandato (P-'p). «Pp» puede ceptos, hay que llevar a cabo una modificación de estos conceptos que es
interpretarse como el permiso de un hacer; «P~^p» como el permiso de fundamental para la teoría de los derechos subjetivos: hay que atribuirles
una omisión. El primero puede llamarse permiso «positivo»; y el segun- un carácter relacional.
do, permiso «negativo». De la conjunción del permiso positivo y el nega- Se ha expuesto más arriba que los derechos a algo han de ser concebi-
tivo resulta una posición compuesta que puede llamarse «posición libre» dos como relaciones triádicas entre un titular (a), un destinatario (b) y un
y denotarse como «Lp»9K Si se utiliza el signo de conjunción «A» para objeto (G). La clave para el análisis de la correspondencia entre derecho y
«y»92, puede definirse de la siguiente manera: deber es que la relación triádica de los derechos es lógicamente equivalen-
te a una relación triádica del deber o del mandato93. De:
(12) LP = d{Pp*P^p.

La posición libre jugará un papel especial en el estudio de la libertad. (1) a tiene frente a b un derecho a que b lo ayude
Lo dicho sobre los conceptos deónticos fundamentales puede resumirse
ahora, de la siguiente manera, mediante la adición de la posición libre al se sigue:
esquema anterior: (2) b está obligado frente a a a ayudar a a,
90
Entre los enunciados deónticos de este esquema existen las siguientes relaciones: y viceversa. (2) expresa una obligación relacional. Por el contrario,
Op y Fp son contrarios. Son lógicamente inconciliables; pero, de la negación del uno no se
sigue la del otro. Opy P~^p, al igual que Fp y Pp son contradictorios, es decir, de la nega- (3) b está obligado a ayudar a a
ción del uno se sigue la del otro. Op y Pp, al igual que Fpy P^p, son subalternos, es decir,
del primero se sigue el segundo. Pp y P~>p son subcontrarios, es decir, Ppy P^p son lógi-
camente compatibles. Con respecto a las correspondientes relaciones en el cuadrado de la
expresa una obligación no-relacional. Que exista esta obligación no
lógica de predicados, cfr. G. Frege, Begriffsschrift, Halle 1879, pág. 24. significa que a tenga frente a b un derecho a una ayuda. Puede suce-
91
Adomeit utiliza la expresión «posición libre» para la permisión negativa expresada der que nadie o que algún tercero tenga derecho a ello. Esta obliga-
por «P -p» (K. Adomeit, Rechtstheorie jur Studenten, 2.a edición, Heidelberg/Hamburgo ción no relacional puede denotarse como:
1981, págs. 42 s.). Al igual que aquí, la expresión es utilizada por Herberger/Simón, aun-
que allí se utiliza el signo «I» (M. Herberger/D. Simón, Wissenschaftstheorie fiir Juristen,
93
págs. 184 s.). Con respecto al concepto de equivalencia lógica, cfr. R. Carnap, Meaning and Ne-
92 cessity, pág. 11.
Con respecto a la conjunción, cfr. W. V. O. Quine, Grundzüge der Logik, pág. 27.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

(4) OG>\ feld, existen ocho «strictly fundamental legal relations... sui generis»9*
(«relaciones jurídicas estrictamente fundamentales... sui generis»). Las de-
En cambio, a la obligación relacional expresada por (2) hay que darle signa con las expresiones «right» (derecho), «duty» (deber), «no-right»
la siguiente forma: (no derecho), «privilege» (privilegio), «power» (competencia), «liability»
(5) ObaG (sujeción), «disability» (falta de competencia) e «immunity» (inmunidad).
Las cuatro primeras se refieren al ámbito de los derechos a algo; las cuatro
«O» en esta fórmula es un operador triádico que expresa una modali- últimas, al ámbito de las competencias. Aquí sólo se considerarán las cua-
dad deóntica relaciona?5. Que tro primeras.
Las expresiones «right» (derecho), «duty» (deber), «no-right» (no de-
(6) DabG recho), «privilege» (privilegio), representan, en el sistema de Hohfeld, re-
laciones jurídicas (legal relations) entre dos sujetos jurídicos. Aquí los de-
sea equivalente a (5) expresa que los enunciados sobre los derechos a algo rechos se conciben como relaciones triádicas entre el titular, el destinatario
y los enunciados sobre las obligaciones relaciónales describen lo mismo, y el objeto. Sin embargo, esto no fundamenta en modo alguno la imposibi-
una vez desde la perspectiva de a y otra desde la perspectiva de b. lidad de aplicar las concepciones de Hohfeld, pues en lugar de la relación:
Los enunciados sobre las obligaciones no relaciónales como (4) son
enunciados que ignoran el aspecto relacional. Ellos no deben confundir- (7) ... tiene frente a ... un derecho a ...,
se con enunciados sobre las obligaciones que existen con respecto a cada
que responde a un enunciado de derechos de la forma:
cual. Estos últimos no ignoran el aspecto relacional sino que lo contienen
en su forma más fuerte. Las obligaciones que ellos expresan pueden de- (8) DabG
nominarse «obligaciones relaciónales absolutas». puede hablarse siempre de la relación:
La discusión moderna sobre las relaciones jurídicas ha sido esencial-
mente estimulada e influenciada por Wesley Newcomb Hohfeld con el tra- (9) ... tiene un derecho a G frente a ...
bajo «(Some) Fundamental Legal Conceptions as Applied in Judicial Rea- a la que corresponde un enunciado de derechos de la forma:
soning» publicado en dos partes, en los años 1913 y 191796-97. Según Hoh-
(10) £>Gab
94
«G» representa el enunciado radical «que b ayuda a a» (4) expresa la obligación de b y viceversa.
sin referencia a personas. Se obtiene una expresión referida a personas cuando se usa la no-
tación
Jurisprudence Defined, edición a cargo de C. W. Everett, Nueva York 1945). En un punto
(4') ObG decisivo, Bentham es superior a Hohfeld: basa su análisis en un sistema de lógica deóntica
«O» en (4') es un operador diádico que se refiere a la relación entre un sujeto jurídico y que, en muchos puntos, puede ser considerado como un antecedente de los sistemas moder-
una acción pero, no a la relación entre diferentes sujetos jurídicos. Por ello, debe ser llama- nos (cfr. H. L. A. Hart, «Bentham's "OfLaws in General"», págs. 60 ss.; L. Lindahl, Posi-
do «personal» y no «relacional». El uso de operadores personales no es necesario en los tion and Change, págs. 4 ss.). Que, sin embargo, se hayan elegido aquí como puntos de par-
mandatos de acción cuando el sujeto de la acción es el sujeto de la obligación. tida los análisis de Hohfeld está justificado no sólo porque sus trabajos hasta ahora han po-
95
Con respecto al concepto y a la lógica de las modalidades relaciónales, cfr. R. Hilpi- dido influenciar en mucha mayor medida en la discusión, sino también porque, por una
nen, «An Analysis of Relativised Modalities» en J. W. Davis/D. J. Hockney/W. K. Wilson, parte, superan en simplicidad y claridad a los análisis de Bentham y, por otra, si bien es
Philosophical Logic, Dordrecht 1969, págs. 181 ss. cierto que no utilizan explícitamente el sistema estándar de la lógica deóntica, lo presupo-
96
W. N. Hohfeld, «Some Fundamental Legal Conceptions as Applied in Judicial Rea- nen implícitamente. Por esta razón, constituyen una base ideal para futuras investigaciones.
97
soning» en Yale Law Journal 23 (1913/14), págs. 16 ss.; Id., «Fundamental Legal Concep- De la amplia literatura sobre Hohfeld, cfr. A. L. Corbin, «Legal Analysis and Termi-
tions as Applied in Judicial Reasoning» en Yale Law Journal 26 (1916/17), págs. 710 ss.; nology» en Yale Law Journal 29 (1919), págs. 163 ss.; M. Moritz, Über Hohfelds System
reimpreso en Id., Fundamental Legal Conceptions as Applied in Judicial Reasoning and der juridischen Grundbegriffe, Lund 1960; A. Ross, On Law and Justice, Londres 1958,
Other Legal Essays, New Haven 1923, págs. 23 ss., 65 ss. Muchas de las ideas de Hohfeld págs. 161 ss.; Id., Directives and Norms, págs. 118 ss.; D. J. Hislop, «The Hohfeldian
habían sido anticipadas por Bentham, sobre todo en su obra OfLaws in General, que con- System of Fundamental Legal Conceptions» en ARSP 53 (1967), págs. 53 ss.; J. Stone, Le-
cluyera alrededor de 1782 (cfr. H. L. A. Hart, «Bentham's "Of Laws in General"» en gal System and Lawyers' Reasoning, Londres 1964, págs. 136 ss.; J. Schmidt, Aktionsbe-
Rechtstheorie 2 (1971), pág. 57). Sin embargo, este trabajo fue publicado por primera vez rechtigung und Vermógensberechtigung, Colonia/Berlín/Bonn/Munich 1969, págs. 32 ss.
en 1945 bajo el título «The Limits of Jurisprudence Defined» (J. Bentham, The Limits of 98
W. N. Hohfeld, «Some Fundamental Legal Conceptions», pág. 36.
Nota 97 en pág. sgte.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

El núcleo de la teoría de Hohfeld lo constituyen sus tesis sobre las feld llama a esta relación una relación entre opuestos jurídicos («jural
vinculaciones lógicas entre las relaciones jurídicas. En este sentido, la opposiíives»).
teoría de Hohfeld puede llamarse una teoría sobre las relaciones lógicas De manera similar, es elemental la segunda relación en el rectángulo
entre relaciones jurídicas. Según Hohfeld, las relaciones lógicas en el de Hohfeld, es decir, entre los correlativos jurídicos («jural correlati-
ámbito de los derechos a algo pueden representarse en el siguiente esque- ves») o sea entre el derecho (right) y el deber (duty) por una parte y el no
ma: derecho (no-right) y el privilegio (privilege), por otra. Para explicar esta
relación, se recurrirá a la posibilidad mencionada más arriba en el senti-
(correlatives) do de tratar los derechos a algo como relaciones diádicas. En lugar de
righí duty «DabG» se encuentra entonces «DGab» y en lugar de «ObaG», «0Gba».
Es fácil reconocer que la correlatividad de las relaciones DG y OG consis-
(opposiíives) (opposiíives) te tan sólo en que OG es la relación conversa100 de DG. Si a tiene frente a b
un derecho, entonces b tiene frente a a un deber correlativo y viceversa.
no-right -privilege
Por lo tanto, la relación expresada por «DG» es la conversa de la relación
(correlatives)
expresada de la misma manera por «0G» como lo es la relación maes-
tro-alumno con respecto a la relación alumno-maestro. Si a es el maestro
de b, entonces b es el alumno de a y viceversa. Esto corresponde con lo
Como ilustración, se introducirán en este esquema los siguientes que Hohfeld dice: «i/Xhas a right against Ythat he shall stay offthefor-
ejemplos: mer s land, the correlative (and equivalent) is that Y is under a duty to-
wardXto stay off the place»m («si X tiene un derecho frente a Y a que
éste permanezca fuera del predio de aquél, lo correlativo (y equivalente)
(corr.) es que Y tiene el deber hacia X de permanecer fuera de ese lugar»).
I*, a tiene frente a e un derecho e está obligado frente a a
a que e le otorgue asilo a otorgarle asilo La parte más interesante del esquema de Hohfeld es lo que él llama
(DaeG/right) (OeaG/duly) «privilegio» (privilege). Según Hohfeld, un privilegio es «the mere nega-
tion ofa duty» (la mera negación de un deber), lo que antes fue represen-

(opp.) (opp.) gunta dan, entre otros, A. Kocourek, «Non-legal-content Relations» en Illinois Law Quar-
terly 4 (1922), pág. 234, Id., Jural Relations, 2.a edición, Indianapolis 1928, págs. 91 ss., y
M. Moritz, Über Hohfelds System der juridischen Grundbegrijfe, pág. 84. Una respuesta
a no tiene ningún derecho frente VcorW e no está obligado frente a afirmativa dan G. W. Goble, «Añirmative und Negativc Legal Relations» en Illinois Law
a e para que e le otorgue asilo o a otorgarle asilo Quarterly 4 (1922), págs. 94 ss.; Id., «Negative Legal Relations Re-examined» en Illinois
Law Quarterly 5 (1922). págs. 37 s. Puede ser que una acción h que le está permitida a a
(->DaeGIno-right) (-^OeaGI privilege) frente al Estado, le esté prohibida en relación a un tercero. En esta situación, conviene ha-
blar de dos relaciones jurídicas en las que se encuentra a y de las cuales una —la que tiene
con el Estado— es el complemento, es decir, la negación, de la relación de deber. Esto, así
como el hecho de que con la suposición de una relación semejante no está vinculado nin-
Las relaciones lógicas entre estas cuatro posiciones pueden recono- gún inconveniente, justifica tratar lo que surge de la negación de una relación también
cerse fácilmente. El no derecho (no-right) es la negación del derecho como una relación, algo que, por lo demás, responde a la lógica general de las relaciones
(right) y el privilegio (privilege) es la negación del deber (duty)99. Hoh- según la cual «la negación (o el complemento) de una relación R (RJ)... (es) aquella rela-
ción que existe entre x ey cuando no es válido "xRy".» (G. Patzig, «Relation» en Handbuch
philosophischer Grundbegrijfe, editado por H. KJrings/H. M. Baumgartner/C. Wild, tomo
99
Cfr. ibídem, pág. 39: «a given privilege is the mere negation ofa duty» (un determi- 4, Munich 1973, pág. 1229).
nado privilegio es la mera negación de un deber). Es característico que Hohfeld hable a ve- 100
Con respecto al concepto de la relación conversa, cfr. G. Patzig, «Relation»,
ces de «non-duty» (no deber) en lugar de «privilege» (privilegio) (op. cit.. pág. 48, nota pág. 1229; A. Tarski, Einfuhrung in die mathematische Logik, 2.a edición, Gotinga 1966,
59). Se ha discutido acerca de si «privilege» (privilegio) y «no-right» (no derecho) son re- pág. 102.
101
laciones, dado que con ellos se trata de algo negativo. Una respuesta negativa a esta pre- W. N. Hohfeld, loe. cit., pág. 38.

180 181
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

tado con «^ObaG». En el análisis de las modalidades deónticas funda- (13) Si y sólo si a no está obligado frente al Estado a ingresar en
mentales, se vio claramente que la negación de un mandato de hacer algo una asociación, le está permitido a a frente al Estado, no ingresar
es equivalente al permiso de no hacerlo, es decir, que es válido: en una asociación.
(11) ^Op++P^p102. De esta manera, el esquema de Hohfeld puede ser presentado de la si-
guiente manera:
Esta ley puede traducirse a operadores triádicos:
(12) --OabG<^Pab--Gm. II. DabG <-> ObaG

Un ejemplo es:
-DabG <-> Pba-G

102
Si se escribe de esta forma, se produce un desorden peculiar. Este
Por lo tanto, el privilegio de Hohfeld no es nada más que un permiso. Como desig- consiste no tanto en que una posición sea representada por un nuevo sig-
nación de un simple permiso, la expresión «privilegio» induce a confusión. Cfr. al respecto,
G. Williams, «The Concept of Legal Liberty» en R. S. Summers (ed.), Essays in Legal Phi- no, es decir, el operador triádico del permiso, sino más bien en que el ob-
losophy, Oxford 1970, págs. 124 s. jeto del permiso aparece negado (-,G)1M. Esto último indica una falta de
103
En contra de la equivalencia entre la negación de un duty (deber) y del prívilege plenitud básica del esquema. Lo permitido puede ser no sólo una omisión
(privilegio), Anderson ha objetado que este último implica el primero pero no viceversa. sino también un hacer. Una falta de plenitud similar se evidencia también
Como ejemplo, señala que del hecho de que a no esté obligado a ocuparse de que el césped
de b no esté cortado no se sigue que a a le esté permitido cortar el césped de b (A. R. Ander- en relación con las otras tres posiciones del esquema de Hohfeld. Sin em-
son, «Logic, Norms, and Roles», págs. 44 s., 48). Efectivamente, el permiso mencionado bargo, la superación de esta falta de plenitud no hace fracasar el esquema
en el ejemplo no se sigue de la frase precedente sobre la negación de una obligación. Esto sino que conduce al siguiente esquema doble, que pone de manifiesto la
es así porque los objetos de la obligación y del permiso son de un tipo completamente dife- fecundidad de las ideas de Hohfeld105. En él, el hacer y el omitir es siem-
rente. Para mostrarlo, se utilizará el operador de acción «Do» para referirse a la cláusula pre un hacer y un omitir de b.
«ocuparse de» (see to it that) (cfr. al respecto, L. Lindahl, Position and Change,
págs. 65 ss.). Como objeto de este operador, se utilizará simplemente «p». El primer enun- Las relaciones dentro de los dos esquemas parciales corresponden a las
ciado obtiene entonces la forma ^OaDo -• p; el segundo, la forma PaDop. -"OaDo -• p es relaciones en el cuadrado de la lógica deóntica, antes presentado106, la rela-
equivalente aPa^Do -7?, y de aquí parte también Anderson. PaDop se seguiría de Pa ^Do ción entre ambos esquemas parciales se caracteriza porque las posiciones
-'p si ~^Do -'p y Dop expresaran lo mismo. Que -'Do -p significa algo diferente que Dop, es dentro del uno son equivalentes a las correspondientes en el otro, como
algo que puede reconocerse fácilmente si se piensa, por ejemplo, que del hecho de que uno
se ocupe de que el vecino no beba, no se sigue que uno se ocupe de que beba; lo primero quiera que se refieren a la respectiva relación conversa107. Por ello, en su
puede hacerse también si uno no hace absolutamente nada. Esto pone de manifiesto que el conjunto, los esquemas parciales pueden denominarse «conversos»108.
problema señalado por Anderson se basa en problemas de la lógica de la acción. Si uno cui-
da que los objetos de los derechos, deberes y permisos se nieguen siempre como un todo 104
(negación externa) en las transformaciones según el esquema de Hohfeld, y no se introduz- Esto corresponde exactamente a la explicación de Hohfeld de su constatación:
can negaciones en los enunciados de las acciones (negación interna), las transformaciones «that a given privilege is a mere negation ofa duty»: «what is meant, ofcourse, is a duty,
no crean dificultad alguna. Si a a no le está ordenado que cuide de que el césped de b no sea having a contení or tenor precisely opposite to that of the privilege in question» («de que
cortado, entonces le está permitido a a no cuidar de que el césped de b no sea cortado, y si a cierto privilegio es una mera negación de un deber»: «lo que se quiere significar, desde lue-
a no le está ordenado cuidar de que se corte el césped de b, entonces le está permitido a a no go, es un deber que tiene un contenido o una literalidad precisamente opuesta al privilegio
que viene al caso») (W. N. Hohfeld, op. cit., pág. 39).
cuidar de que se corte el césped de b. Esta solución evita el problema de Anderson pero 105
muestra que la lógica del esquema de Hohfeld no se ocupa de la estructura del objeto del Cfr. al respecto F. B. Fitch, «A Revisión of Hohfeld's Theory of Legal Concepts»
derecho como no sea con la muy basta negación externa. Como aquí no es necesaria una ló- en Logique etAnalyse 10 (1967), págs. 270 ss.
106
gica de la acción que permitiera esto puede aceptarse esta limitación. Además, una renun- Cfr. en este mismo capítulo, II. 1.2.1.
107
cia semejante paga un precio muy reducido porque una incorporación de la lógica de la ac- Hohfeld considera que en sus relaciones se trata de «strictlyfundamental legal rela-
ción no significaría ninguna modificación sino sólo un refinamiento del modelo. Con res- tions... sui generis» (relaciones jurídicas estrictamente fundamentales... sui generis). (W.
N. Hohfeld, op. cit., pág. 36). Esto no puede significar, como lo muestra el esquema, que no
pecto a tales modelos refinados, cfr. S. Kanger/H. Kanger, «Rights and Parliamentarism», sean recíprocamente definibles.
págs. 87 ss.; L. Lindahl, Position and Change, págs. 66 ss. 108
Con esto, se ha demostrado para el ámbito del derecho a algo la justificación de la

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

III. 1. Derecho de a frente a Derecho de a frente a b a una El esquema doble puede considerarse como una explicación del con-
b a un hacer omisión cepto del derecho a algo, dentro del marco de un sistema lógico, por cier-
DabG ^ Dab^G to muy elemental, pero, por lo general, suficiente para fines prácticos109.
Los conocimientos que de él se extraen —por ejemplo, que la negación
de un derecho (el no derecho) de a frente a b a una omisión (-'Dab-^G) es
Ningún derecho de a frente a b Ningún derecho de a frente a b
equivalente al permiso para b frente a a de un hacer (PbaG)— no condu-
a una omisión a un hacer cen, —al igual que lo que sucede siempre con los conocimientos analíti-
cos—, a ninguna decisión para los casos controvertidos; para ello, son
-*Rab^G --DabG imprescindibles valoraciones y conocimientos empíricos; pero, constitu-
2. Obligación de b frente a a Obligación de b frente a a de yen la base necesaria para una argumentación jurídica racional que aspire
de un hacer una omisión a un máximo de claridad110. Esto es válido en una medida muy especial
ObaG
para el segundo grupo de posiciones jurídicas básicas que ahora hay que
Obea^G
considerar, el de las libertades, con respecto a las cuales ya se ha conside-
rado un aspecto esencial con el concepto de privilegio de Hohfeld, que,
como se ha visto, puede reconducirse al de permiso.
Permiso para b frente a o de Permiso para b frente a a de
un hacer una omisión
dicción. Si se soluciona la contradicción entre las obligaciones relaciónales, se soluciona
-iQba^G --ObaG también la contradición entre las no relaciónales. En la interpretación fuerte, no es tan sim-
(PbaG) (Pba-^G) ple la relación entre el permiso relacional (PabG) y el permiso no relacional (PG). Que a a
le esté permitido frente a b realizar h no significa que también el sistema jurídico como un
todo permita que a realice h. El sistema jurídico como un todo prohibe la realización de h
tesis de la reducción que dice que basta una modalidad deóntica básica (cfr. A. Ross, Direc- por a si a está obligado frente a c á omitir h (Oac -'G). Quien lesiona una prohibición en
tives andNorms, pág. 117 s.). Como todas las posiciones en el esquema parcial de los dere- una relación lesiona el sistema jurídico. Quién hace uso de un permiso en una relación, no
chos son equivalentes a posiciones en el esquema parcial de las obligaciones y como todas hace necesariamente algo que está permitido por el sistema jurídico como un todo. Si existe
las posiciones en el esquema parcial de las obligaciones son expresables con el operador al menos un sujeto jurídico frente al cual a está obligado jurídicamente a realizar h, enton-
triádico del mandato, todos los enunciados sobre derechos relaciónales pueden ser transfor- ces el sistema jurídico como un todo contiene el mandato de que a realice h (OG). En cam-
mados en enunciados sobre obligaciones relaciónales, formulados con la ayuda del opera- bio, está permitido por el sistema jurídico como un todo que a realice h (PG) sólo si para
dor de mandato deóntico triádico. Naturalmente, esto muestra sólo la posibilidad de la re- ello existe un permiso de a en todas las relaciones.
Por lo tanto, las relaciones entre modalidades deónticas relaciónales y no relaciónales
ducción al operador de mandato triádico. Queda la pregunta de cómo se comporta éste con son de un tipo más complicado. Con todo, es claro que las modalidades relaciónales no
relación al operador monádico del sistema estándar. Esto último depende de la interpreta- pueden ser reemplazadas por las no relaciónales y, en este sentido, reducidas a ellas. Pero,
ción de los enunciados que se constituyen con los operadores monádicos. Aquí es posible todo lo que puede decirse con la ayuda de las modalidades no relaciónales puede decirse
pensar en una interpretación débil y una interpretación fuerte. En la interpretación débil también con la ayuda de las relaciónales. Con esto, se ve claramente la justificación de la
OG y PG —para sólo tomar los dos enunciados más importantes— en relación con OabG y tesis de la reducción. La reducción a una modalidad deóntica es posible; ésta debe ser, por
PabG son sólo abstracciones simples frente al aspecto relacional. En esta interpretación, cierto, diferenciada (relacionada), pero ella no necesita conceptos normativos adicionales.
puede decirse que OG está implícito en OabG y PG en PaabG. En la interpretación/nez-te, Para el ámbito de los derechos a algo, se ha mostrado, pues, que existe lo que puede llamar-
OG y PG dicen que G —por ejemplo, la realización de la acción h por a— está ordenada, se «unidad del deber sen>.
es decir, permitida, respectivamente por el sistema jurídico como un todo. En esta interpre- 109
Se obtienen estructuras considerablemente más complejas si para el objeto del de-
tación, OabG implica ciertamente OG, pero PabG no implica PG. Si a está obligado jurídi- recho se utiliza no sólo «G», sino que se descompone aún más esta expresión. Ésta es la vía
camente frente a b a realizar, por ejemplo, la acción h (OabG), entonces en el correspon- que siguen Kanger/Kanger y Lindahl, quienes apoyan sus análisis no sólo en una lógica de
diente sistema jurídico está ordenado que a realice h (OG). Si en el correspondiente sistema las modalidades deónticas sino en una combinación de la lógica deóntica con una lógica de
jurídico no está ordenado que a realice h, entonces a tampoco está obligado a hacerlo frente la acción; cfr. S. Kanger/H. Kanger, «Rights and Parliamentarism», págs. 87 ss.; L. Lin-
a b. Ninguna objeción en contra de la implicación de OG por OabG constituye una indica- dahl, Position and Change, págs. 66 ss. Aquí puede bastar el modelo simple presentado.
ción de obligaciones relaciónales recíprocamente contradictorias. Si a, al mismo tiempo, 110
I. Berlin, «Two Concepts of Liberty» en Id., Four Essays on Liberty, Oxford 1969,
está obligado frente a ¿ a G y frente a c á -•G, lo que significa que son válidos tanto OabG pág. 121, habla de «more than two hundred senses of this protean word recorded by histo-
como Oac -•G, puede suponerse sin más que tanto OG como O --G son válidas en la inter- rians of ideas» (más de doscientos significados de esta palabra proteica, registrados por los
pretación fuerte, dado que el sistema jurídico como un todo contiene entonces una contra- historiadores de las ideas).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

2. LIBERTADES rectamente en el concepto constitutivo del mismo, es decir, el del permi-


so jurídico.
2.1. Acerca del concepto de libertad La primera vía puede recorrerse no sólo si se pregunta qué es la liber-
tad en sí misma —como ya se señalara, esto conduciría al ambicioso pro-
El concepto de libertad es uno de los conceptos prácticos más funda- yecto de desarrollar una filosofía de la libertad— sino también, si se pre-
mentales y, a la vez, menos claros. Su ámbito de aplicación parece ser gunta por la estructura del concepto de libertad; esto es menos ambicio-
casi ilimitado. Casi todo aquello que desde algún punto de vista es consi- so, la perspectiva de una respuesta exitosa es, por ello, mayor y, además,
derado como bueno o deseable, se vinculado con él. Esto es válido tanto crea el presupuesto para una respuesta a preguntas más amplias. A la pre-
para las discusiones filosóficas como para la polémica política. Esto es gunta acerca de la estructura de la libertad puede darse, por lo pronto,
algo que Aldous Huxley, en su Eyeless in Gaza, expresa de una manera una respuesta negativa. La libertad no es un objeto como, por ejemplo,
un tanto exagerada: «Freedom s a marvellous ñame. That's whyyou 're so un sombrero. Ciertamente puede hablarse de la libertad que uno tiene, al
anxious to make use of it. You think that, ifyou cali imprisonment true igual que de un sombrero que uno tiene. Sin embargo, en el caso de la li-
freedom, people will be attracted to the prison. And the worst of it is bertad, el tener no se refiere a una relación de posesión entre una persona
you 're quite right»m («La libertad es un nombre maravilloso. Es por ello y un objeto. Por ello, parece plausible aceptar que la libertad es una pro-
que usted está tan ansioso de usarlo. Usted piensa que, si llama verdadera piedad que puede atribuirse a personas, acciones y sociedades. Ésta sería,
libertad a estar en la cárcel, la cárcel atraerá a la gente. Y lo peor de todo, por cierto, una perspectiva muy basta y superficial. Quien dice que una
es que usted tiene mucha razón»). Es imposible caracterizar con mayor persona que es libre, presupone que para esta persona no existen impedi-
precisión la connotación emotiva de la palabra «libertad». Quien deno- mentos, restricciones o resistencias de algún tipo114. De esta manera se
mina a algo como «libre», por lo general, no sólo lo describe sino que ex- ofrece la posibilidad de considerar que la libertad es una relación diádica
presa también una valoración positiva y crea en quien escucha un estímu- entre una persona y un impedimento a la libertad. Sin embargo, esto tam-
lo para compartir esta valoración112. La connotación emotiva positiva re- poco es suficiente. Puede suponerse que el Estado (e) quiere impedir a a
lativamente constante puede vincularse con significados descriptivos que visite a b en el extranjero, e puede hacer esto prohibiendo a a la visi-
cambiantes. Esto abre la posibilidad de una definición persuasiva (per- ta pero, e puede también hacerlo negándole divisas, no permitiéndole que
suasive definition)m. Quien desee impulsar a alguien para que lleve a compre un pasaje de avión, excluyéndolo del ejercicio de la profesión en
cabo una acción puede intentar hacerlo diciendo que la libertad consiste caso de que realice la visita o incorporándolo al ejército. La falta de li-
en ejecutar esta acción. Esta es posiblemente una de las razones de la bertad es, en estos casos, de muy diferente tipo. Un enunciado con la es-
persistencia de la polémica acerca del concepto de libertad y de la predi- tructura «a no es libre para visitar a b» no da cuenta de estas diferencias.
lección de que goza su uso. Tampoco enunciados de la forma «a no es libre para comprar un pasaje
Un análisis de todo aquello que ha sido y es vinculado con la expre- de avión» proporcionan una descripción completa de la situación. Ella es
sión «libertad» implicaría el desarrollo de una amplia filosofía jurídica, descrita completamente sólo con enunciados que mencionan tres cosas,
social y moral. Aquí interesan sólo las posiciones jurídicas básicas. En la persona que no es libre, el impedimento y aquello que éste impide u
este contexto, uno de los conceptos de libertad, el de la libertadjurídica, obstaculiza. Esto sugiere la conveniencia de concebir una libertad parti-
figura en primer plano. El concepto de libertad jurídica puede explicarse cular de una persona como una relación triádica115; la libertad de una
de dos maneras. Se puede representar como una manifestación especial persona, como la suma de sus libertades particulares, y la libertad de una
de un concepto más amplio de libertad, pero se puede basar también di-
114
La ausencia de impedimentos, limitaciones o resistencias constituye el núcleo del
111
A. Huxley, Eyeless in Gaza, Londres 1955, pág. 123. concepto de la libertad; cfr. la formulación clásica de Th. Hobbes, Leviathan, pág. 136:
112
Cfr. Ch. L. Stevenson, Ethics and Language, New Haven/Londres 1944, «Liberty, or Freedom, signifieth, properly, the absense ofopposition» («la libertad significa
págs. 20 ss., 206 ss. propiamente la ausencia de oposición»). La pregunta es saber cómo se identifica un impe-
113
Id., «Persuasive Definitions» enMind47 (1938), págs. 331 ss. Cfr. Th. Hobbes, Le- dimento y a qué se refiere un impedimento.
115
viathan, Oxford 1960, pág. 140: «it is an easy thing.for men to be deceived, by the specious Cfr. al respecto G. C. MacCallum, «Negative and Positive Freedom» en Philosop-
ñame ofliberty» («es fácil que los hombres sean engañados por el especioso nombre de la hical Review 76 (1967), págs. 314 ss. y, siguiéndolo, J. Rawls, A Theory of Justice,
libertad»). págs. 201 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

sociedad, como la suma de las libertades de las personas que en ella vi- son, por ejemplo, ideas poco claras, emociones, impulsos sensoriales o la
ven. falsa conciencia. Por ello, también la libertad positiva puede representar-
Esta concepción se orienta esencialmente hacia las personas en cuan- se como una relación triádica121.
to titulares de la libertad. No obstante, como «libre» puede calificarse Aquí se trata de la libertad jurídica. Tal como se expondrá de inme-
también algo diferente, por ejemplo, una acción o la voluntad. Sin em- diato, se hablará de libertad jurídica sólo si el objeto de la libertad es una
bargo, esto no fundamenta ninguna objeción en contra de la concepción alternativa de acción. Cuando el objeto de la libertad es una alternativa
de la libertad referida a las personas, por cuanto los enunciados sobre la de acción, se hablará de una «libertad negativa». Una persona es libre en
libertad de las acciones y de la voluntad pueden reconducirse fácilmente sentido negativo en la medida en que no le están vedadas alternativas de
a enunciados sobre la libertad de las personas. La libertad de las accio- acción. El concepto de libertad negativa no dice nada acerca de qué debe
nes, al igual que la libertad de la voluntad, es una abstracción relativa a la hacer una persona libre en sentido negativo o qué hará bajo determinadas
libertad de las personas116. Por lo tanto, la base del concepto de libertad, condiciones; tan sólo dice algo acerca de sus posibilidades para hacer al-
es una relación triádica entre el titular de una libertad (o de una no liber- go122. Por ello, el concepto de libertad más amplio, del que la libertad ju-
tad), un impedimento de esta libertad y el objeto de esta libertad. rídica es sólo una manifestación especial, es una relación triádica cuyo
Si se parte de esto, existe una diferencia decisiva según el objeto de tercer miembro es una alternativa de acción. Si se parte de esto, entonces
la libertad sea una alternativa de acción o sólo una acción. Parte de sólo un enunciado sobre la libertad tiene la forma:
una acción (por más abstracta que ella sea) aquel para quien la libertad
consiste en hacer lo necesario o lo razonable. Ejemplos de este tipo de (1) x es libre (no libre) con respecto a y para hacer 2 o no hacer z123.
conceptos positivos de la libertad son los conceptos filosóficos de liber-
tad de Spinoza: «Ea rea libera dicitur, quae ex sola suae naturae necessi- un sentido en sí misma, especialmente un sentido común, ya no es libertad alguna si con
tate existit, et a se sola ad agendum determinatur»ni, de Kant: «El (con- este concepto se vincula —y parece difícil sostener lo contrario— la concepción de algo
pleno de valor (y no vacío de valor)».
cepto de libertad; R. A.) positivo es: la facultad de la razón pura de ser 121
En el concepto positivo de libertad, existe una relación de tipo especial entre el im-
ella misma práctica. Sin embargo, esto sólo es posible mediante la suje- pedimento de la libertad y el objeto de la libertad, la acción necesaria o razonable, es decir,
ción de cada acción a la condición de que ella pueda convertirse en una la acción correcta. Cuando el impedimento desaparece, no existe otra posibilidad como no
ley universal»118, y de Hegel: «Necesario es lo racional como lo sustan- sea la de realizar la acción correcta; ella es entonces necesaria. Esta relación puede exten-
cial, y somos libres cuando lo reconocemos como ley y lo seguimos derse al titular de la libertad. Cuando el titular de la libertad es liberado de los impedimen-
tos a la libertad y, en este sentido, es una persona libre o razonable, entonces lleva a cabo
como la sustancia de nuestra propia esencia»119. También el concepto de necesariamente la acción correcta. Junto con la otra constatación de que una persona libera-
impedimento de la libertad es relevante para los conceptos de libertad re- da de impedimentos a la libertad es una persona autónoma que determina sobre sí misma,
feridos sólo a una acción120. En ellos, los impedimentos de la libertad se sigue de aquí que una persona autónoma hace exactamente sólo una cosa, a saber, lo co-
rrecto. Berlín ha señalado que esta concepción, cuando se convierte en la base de una teoría
política, puede tener consecuencias despóticas (I. Berlín, Two Concepts of Liberty,
116 págs. XXXVII, 131 s.; cfr., además, C. Link, Herrschaftsordnung undbürgerliche Freiheit,
Th. Hobbes, Leviathan, pág. 137; G. C. MacCallum, «Negative and Positive Free-
dom», págs. 315 s. Viena/Colonia/Graz 1979, pág. 155). La coacción política puede presentarse como la eli-
117
B. de Spinoza, Ethica en Opera, edición a cargo de K. Blumenstock, tomo 2, Darm- minación de los impedimentos de la libertad y, de esta manera, como la liberación para que
stadt 1967, pág. 88 (I, def. 7). el individuo haga aquello que haría si fuera razonable, es decir, en una palabra, como libe-
118
I. Kant, Metaphysik der Sitien, págs. 213 s. ración. Naturalmente, ésta no es una consecuencia lógica del concepto positivo de la liber-
119
G. W. F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte, en Theorie Wer- tad, sino el resultado de una extrapolación indiferenciada al ámbito del derecho y de la po-
kausgabe, tomo 12, Francfort del Meno 1970, pág. 57. lítica. Que una extrapolación semejante no es necesaria, es algo que lafilosofíadel derecho
120
En contextos relacionados con los derechos fundamentales, se ha sostenido un kantiana muestra. Cfr., además, C. B. Macpherson, «Berlins Teilung der Freiheit» en Id.,
concepto positivo de libertad, que se refiere al comportamiento correcto y no a una alter- Demokratietheorie, Munich 1977, págs. 178 ss.; Ch. Taylor, «What's Wrong with Negative
nativa de acción que dependa del libre arbitrio de cada cual; cfr., por ejemplo, W. Hamel, Liberty» en The Idea ofFreedom. Essays in Honour oflsaiah Berlín, edición a cargo de A.
Die Bedeutung der Grundrechte im sozialen Rechtsstaat, Berlín 1957, pág. 8: «La liber- Ryan, Oxford/Nueva York/Toronto/Melbourne 1979, págs. 175 ss.
122
tad consiste —hablando en general— en la aceptación de la voluntad del Creador y es, Cfr. I. Berlín, Four Essays on Liberty, Introducción, pág. XLII: «The freedom of
por ello, razón esencial para todas las personas en todos los ámbitos de la vida» y H. Krü- which I speak is opportunity for action, rather than action itself» («la libertad de la que ha-
ger, «Der Wesensgehalt der Grundrechte» en J. Seifert/H. Krüger, Die Einschrankung blo es oportunidad de acción en lugar de acción en sí misma).
123
der Grundrechte, Hannover 1976, pág. 53: «Manifiestamente, una libertad que no tiene La relación que subyace a este enunciado no debe confundirse con la relación triá-

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o puede reconducirse a un enunciado de esta forma124, «x» simboliza va. Para asegurar la libertad jurídica no es indispensable ningún derecho
aquí al titular de la libertad (no libertad); «y», el obstáculo a la liber- prestacional sino sólo un derecho de defensa. Es indiscutible que esta
tad y «z» la acción cuya realización o no realización es el objeto de la distinción tiene gran importancia. La pregunta es, saber cómo se debe
libertad. reaccionar a esto desde el punto de vista de la construcción de conceptos.
De acuerdo con lo hasta ahora dicho, la libertad positiva y la negativa Tanto la concepción amplia de la libertad negativa antes presentada,
se diferencian sólo porque en la libertad positiva el objeto de la libertad como la más restringida, que se acaba de esbozar, por razones de tradi-
es exactamente una acción mientras que en la libertad negativa consiste ción, pueden pretender tener el predicado «negativa» y, en ambos casos,
en una alternativa de acción. Estos conceptos de la libertad positiva y ne- la distinción entre libertad negativa y positiva tiene importancia funda-
gativa no coinciden, desde todos los puntos de vista, con el uso habitual mental. En esta situación, parece plausible hablar de «libertad negativa
j del lenguaje. El concepto de libertad negativa aquí acuñado es más am- en sentido amplio» y de «libertad negativa en sentido estricto». La liber-
I plio y el de libertad positiva más restringido que el habitual. El ejemplo tad negativa en sentido estricto corresponde a la concepción liberal de la
del viaje, utilizado con anterioridad, lo pone claramente de manifiesto. El libertad. Una libertad negativa en sentido estricto es siempre también una
objeto de la libertad es la alternativa de acción de viajar o no viajar. De libertad negativa en sentido amplio pero, no toda libertad negativa en
los muy diferentes obstáculos con los que puede verse enfrentada una sentido amplio es también una libertad negativa en sentido estricto.
j persona a, con respecto a esta alternativa de acción, aquí interesarán sólo Una libertad negativa en sentido estricto surge de la relación triádica
I dos. El viaje puede estar prohibido jurídicamente a a pero, también pue- de la libertad, en la cual las alternativas de acción son el objeto de la li-
! de suceder que no le sea posible viajar por falta de dinero. En el primer bertad y las acciones de obstaculización, llevadas a cabos por terceros,
caso existe una no libertad jurídica; en el segundo, una no libertad econó- sobre todo por el Estado, son el obstáculo de la libertad. Que cuando x, y
mica. No obstante, ambos casos caen bajo el concepto de libertad negati- y z se sustituyan por elementos diferentes, sujan libertades diferentes, es
va aquí presentado. En cambio, según un uso muy difundido, sólo la li- algo que muestra la fecundidad de la concepción triádica de la libertad.
bertad jurídica debería ser llamada «libertad negativa». La económica Con base en ella puede ordenarse el caos de los conceptos de libertad,
podría ser catalogada, cuando más, como libertad positiva. La distinción como quiera que ella posibilita establecer una clasificación amplia, por
usual tiene su justificación. Para que a pueda pasar de su situación de no- medio de la introducción de elementos cada vez más diferenciados en la
libertad económica a una situación de libertad económica, tiene que ob- posición del titular de la libertad (x), del obstáculo a la libertad (y) y del
tener o adquirir algo. Si la transformación de la situación de no libertad objeto de la libertad (z). Basten sólo dos ejemplos: si se sustituye y por
económica en una situación de libertad económica ha de llevarse a cabo a situaciones económicas deficitarias, surge un concepto de libertad que
través de una forma jurídicamente garantizada por el Estado, entonces puede ser llamado el «concepto socio-económico de libertad»125. Este
I puede otorgársele un correspondiente derecho a recibir prestaciones por
I parte del Estado, es decir, un derecho a una acción positiva del Estado. 125
No puede haber duda alguna de que una situación económica deficitaria puede ser
I En cambio, para la creación de una situación de libertad jurídica, es in- un impedimento para a con respecto a una alternativa de acción. Sin embargo, se puede te-
I dispensable tan sólo una omisión del Estado, es decir, una acción negati- ner dudas acerca de si esto justifica decir que a «no es libre». Al respecto, tres observacio-
nes: (1) Las normas de derecho fundamental deben asegurar la libertad. Si uno llama «li-
bertad» a la ausencia de situaciones económicas deficitarias, parece derivarse que las nor-
dica de la libertad de v. Freytag Lóringhoff. Según este autor, la relación de la libertad tiene mas de derecho fundamental tienen también que asegurar que así sea y que ellas deben ser
la siguiente forma: «X es libre frente a la sujeción inferior Y por medio de la sujeción supe- interpretadas consecuentemente. Por ello, quien quisiera evitar la conclusión de este argu-
rior Z» (B. v. Freytag Lóringhoff, «Die logische Struktur des Begriffs Freiheit» en J. Simón mento basto podría sostener que no se puede hablar de libertad o de no libertad en conexión
(ed.), Freiheit, Friburgo/Munich 1977, pág. 43). Esta versión expresa la suposición mate- con situaciones económicas deficitarias. Sin embargo, esto no es en modo alguno indispen-
rial de que uno puede liberarse de sujeciones «sólo si se ingresa en nuevas sujeciones de un sable. Se puede evitar la conclusión precisando qué tipo de libertad es la que deben asegu-
rango superior» (ibídem, pág. 42). Aquí no se comparte esta suposición. La relación de li- rar las normas de derecho fundamental. (2) En numerosos contextos, el concepto de liber-
bertad de la que aquí se parte es neutral, no sólo frente a la pregunta relativa alpor medio de tad está vinculado con un componente emotivo positivo. Por ello, sobre toda definición del
qué cosa, sino también frente a la pregunta del para qué, que introduce un elemento de de- concepto de libertad pesa la sospecha de ser una definición persuasiva mediante la cual, sin
ber en el concepto de libertad. argumentos, ha de lograrse la adhesión a una valoración. Sin embargo, esto no excluye la
124 posibilidad de un uso expresamente no valorativo del concepto de libertad. Si a no dispone
Sobre la reconducción de enunciados sobre libertades a enunciados de esta forma,
cfr. G. C. MacCallum, «Negative and Positive Freedom», págs. 315 ss. de los medios para adquirir un automóvil más grande, en un determinado respecto no es

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

concepto socio-económico de libertad debe distinguirse claramente de un En adelante, sólo interesará una posición en la tabla de la libertad, la
concepto económico liberal de la libertad, que surge cuando se sustituye libertad jurídica. Como ejemplo, se considerará la siguiente libertad que
y por acciones de obstaculización de terceros, especialmente del Estado, surge cuando se hace una sustitución en el enunciado de relación (1):
y z por alternativas económicas de acción. Si se deja que y represente
obstáculos en la formación de la voluntad política y z alternativas de ac- (2) a está libre de prohibiciones jurídicas para expresar o no ex-
ción política, se obtiene un concepto negativo de libertad democrática126. presar su opinión.
Esto ha de bastar para indicar cómo, por medio de sustituciones cada vez
más diferenciadas en la relación triádica, puede surgir una tabla de todas Este enunciado es equivalente a:
las libertades posibles. Es indiscutible la utilidad de una tabla semejante (3) Le está (jurídicamente) permitido a a expresar su opinión y
en un campo tan inestable como es el de la libertad. Sería falso pensar a a le está (jurídicamente) permitido no expresar su opinión.
que, mediante una tabla semejante, por la vía de una clarificación con-
ceptual, se anticipen valoraciones. Lo que tiene validez es lo contrario. (3) expresa de la manera más simple y clara la libertad jurídica. La
De las posiciones que aparecen en una tabla de la libertad, algunas de transformación de (2) en (3) es posible porque entre el obstáculo a la li-
ellas pueden ser valoradas positivamente, y otras, valoradas negativa- bertad y el objeto de la libertad existe una relación analítica. La prohibi-
mente y refutadas. Algunas pueden ser adscritas a normas de derecho ción jurídica es exactamente la prohibición del objeto de la libertad.
fundamental o a la Ley Fundamental y otras no. Entre las posiciones pue- Cuando se trata de libertades no jurídicas, el asunto es más complicado.
den establecerse relaciones de preferencia y, no en última instancia, es Entre el obstáculo y el objeto existe sólo una relación empírica. Es esta
posible analizar, sobre una base conceptualmente segura, las relaciones peculiaridad de la libertad jurídica la que posibilita apoyar directamente
lógicas y empíricas entre las diversas posiciones. el análisis del concepto de libertad jurídica en el concepto de permiso en
lugar de hacerlo en la relación triádica de la libertad.
Si se sigue y, al mismo tiempo, se toma distancia del concepto de li-
bertad jurídica, es posible formar un concepto de libertad fáctica, que tie-
económicamente libre pero, no hay por qué condenar esto. Si se califica a a —con prescin- ne especial importancia para los análisis jurídicos, en tanto concepto
dencia de toda valoración— como «económicamente no libre» en cuanto se refiere a la contrapuesto al de libertad jurídica:
compra de un automóvil, se utiliza esta expresión de una manera puramente analítica y cla-
sificatoria. Un uso semejante es posible y adecuado si a la valoración ha de preceder una
apreciación de la estructura de los objetos de la valoración. (3) A menudo, la ausencia de (4) a es, con respecto a una alternativa de acción jurídicamente
determinadas situaciones deficitarias no es llamada libertad sino condición para el ejercicio libre, fácticamente libre en la medida en que tiene la posibilidad
o el valor de la libertad (cfr. I. Berlín, FourEssays on Liberty, págs. XLVI, Lili s.; J. Rawls, real de hacer o no hacer lo permitido.
A Theory, ofJustice, págs. 204 s.: H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat,
Stuttgart/Berlín/Colonia/Maguncia 1974. pág. 50). Estos conceptos expresan la preferencia
de un determinado tipo de libertad, es decir la libertad negativa o liberal en sentido estricto. 2.2. Las libertades jurídicas
Sin embargo, también aquel que desee conservar esta preferencia, cuando utiliza el concep-
to de libertad, no desde el punto de vista valorativo sino analítico, puede decir que la liber-
tad económica es una condición para el ejercicio o el valor de la libertad liberal. La conexión del concepto de la libertad jurídica con el concepto de
126
El concepto democrático negativo de libertad es, en tanto subconcepto del concepto permiso en el sentido de la negación de mandatos y prohibiciones, se ha
negativo de libertad, un concepto de posibilidad. Al concepto democrático de libertad, en descrito con frecuencia y de diversas maneras. Así, Hobbes afirma: «In
tanto concepto de posibilidad, puede contraponerse un concepto democrático de libertad en cases where the sovereign has prescribed no rule, there the subject hath
tanto concepto de realidad. En este sentido, la libertad democrática no existe ya cuando no
se oponen impedimentos a las acciones de participación política, sino tan sólo cuando estas the liberty to do, orforbear, according to his own discretion»ni («en los
acciones son efectivamente realizadas. Un concepto semejante de realidad de la libertad casos en donde el soberano no ha prescrito regla alguna, el sujeto tiene la
democrática es una variante del concepto positivo de libertad. Un ejemplo de un concepto libertad de actuar o no, de acuerdo con su propio arbitrio»). Según la for-
de libertad democrática como concepto de realidad lo ofrece U. Scheuner, «Pressefreiheit» mulación de Bentham, mientras el legislador «hath neither commanded
en WDStRL 22 (1965), pág. 20: «La libertad no (es) [...] mera defensa y huida en una esfe-
ra estatalmente libre, que escapa a la responsabilidad, sino participación viviente en el
todo, coformación y corresponsabilidad.» Th. Hobbes, Leviathan, pág. 143.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

ñor prohibited any act [...] all acts therefore are free: all persons as La negación de la libertad no protegida es la no libertad. Ha de ser
against the law are at liberty»n& («no haya ordenado ni prohibido ningún definida utilizando el signo de disyunción «v» para «o»:
acto [...] todos los actos son, por consiguiente, libres: todas las personas
están en libertad. En Jellinek puede leerse: «Si se examina esta libertad (2) ^LG = áíO^Gv-OG.
desde su lado jurídico, resulta que es idéntica a las acciones que llegan a
cabo los subditos y que son jurídicamente irrelevantes para el Estado»129. Por lo tanto, un sujeto jurídico a no es jurídicamente libre (^LG) con
Naturalmente, si se ven las cosas más de cerca, es claro que, a pesar de respecto a una determinada acción, si la omisión (O -'G) o la realización
sus similitudes, es posible denominar como «libertad jurídica» a posicio- de esta acción (OG) le está jurídicamente ordenada a a.
nes de un tipo completamente diferente. Para captar su alcance, debe dis-
tinguirse entre libertades jurídicas protegidas y no protegidas120. 2.2.1.1. Las libertades no protegidas, absolutas y relativas desde el
punto de vista personal y objetivo
2.2A. Las libertades no protegidas
«L» en (1) es un operador no-relacional (monádico). Sin embargo, las
Las libertades no protegidas pueden reconducirse íntegramente a per- libertades pueden ser relaciónales. Así, a puede ser libre frente al Estado
misos en el sentido antes definido. Puede estar permitido un hacer o un para hacer h pero no frente a un tercero, y viceversa. Para expresar que
omitir. Si la libertad jurídica debe ser una libertad negativa en el sentido un sujeto jurídico se encuentra frente a otro sujeto jurídico en la posición
antes explicado, no puede agotarse ni en lo uno ni en lo otro131. La sola de libertad no protegida, hay que utilizar —al igual que en el caso del de-
permisión de profesar la propia religión, que puede coexistir con el man- recho a algo— un operador triádico. La libertad no protegida relacional
dato de hacerlo, no fundamenta una libertad jurídica, como tampoco lo tiene la siguiente estructura:
hace el solo permiso de no profesar la propia religión, que puede admitir
A
la prohibición de hacerlo. Una libertad jurídica de profesar la propia reli- (3) LabG = d{PabG Pab^G.
gión existe sólo pero también siempre cuando está tanto permitido hacer-
lo como no hacerlo132. Por lo tanto, la libertad jurídica no protegida, que (3) expresa una libertad no protegida frente a un solo sujeto jurídico,
es reducible totalmente a permisos, puede definirse como la conjunción por ejemplo, frente al Estado o a una determinada persona privada. Lo
de un permiso jurídico de hacer algo y un permiso jurídico de omitirlo. opuesto es la libertad no protegida frente a todos los sujetos jurídicos.
Esta conjunción fue denominada más arriba «posición libre» y fue deno- Esta libertad es un haz de exactamente tantas relaciones de libertad como
tada con «Lp»m. Si, para facilitar la comparabilidad con el derecho a sujetos jurídicos existen en el sistema jurídico. Debe denominarse «liber-
algo (DabG), se utiliza en lugar de «p» la letra «G» y se presupone que tad no protegida personalmente absoluta»134. En cambio, la libertad no
«P» representa un permiso jurídico, la definición de la libertad jurídica protegida personalmente relativa es una libertad que no existe frente a to-
no protegida adquiere la siguiente forma: dos sino sólo frente a algunos sujetos jurídicos, y por lo menos, existe
A frente a un sujeto jurídico.
(1) LG = d{PG P-G. Las contrapartidas a los conceptos de la libertad personalmente abso-
128
luta y personalmente relativa son los conceptos de la libertad objetiva-
J. Bentham, OfLaws in General, pág. 253. mente absoluta y de la libertad objetivamente relativa, a tiene frente a b
129
G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 104.
130
J. Bentham distingue entre libertades «naked» (nudas) y «vested» (conferidas) (J. una libertad objetivamente absoluta si a a le está permitido frente a b eje-
Bentham en The Works ofJeremy Bentham, edición a cargo de J. Bowring, facsimilar de la cutar y omitir todas las acciones; tiene frente a b una libertad objetiva-
de 1835-1843, tomo 3, Nueva York 1962, pág. 218). Esta distinción se aproxima a la utili- mente relativa si le está permitido frente a b ejecutar y omitir, por lo me-
zada aquí entre libertades protegidas y no protegidas. nos, una acción. Cuando toda persona es absolutamente libre, desde el
131
Un concepto más restringido de libertad jurídica utiliza G. Williams, «The Concept
of Legal Liberty», págs. 132 s., para quien la libertad jurídica consiste sólo en la negación 134
de la prohibición y, por lo tanto, es compatible con el mandato. La libertad personalmente absoluta no protegida puede formularse con la ayuda del
132
Cfr. BverfGE 12, 1 (4). cuantificador universal «(x)» (para todo x es válido que...; cfr. al respecto W. V. O. Quine,
133
Cfr. supra Capítulo 4. II. 1.2.1. Grundzüge der Logik, págs. 121 ss.) de la siguiente manera: (x)Laxó.

194 195
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

punto de vista personal y objetivo, existe la situación normativa supuesta 2.2.1.3. Las normas permisivas de derecho fundamental
por Hobbes en el estado de naturaleza135.
Existe una libertad no protegida cuando tanto una acción como su
omisión tienen que ser calificadas como permitidas. La calificación de
2.2.1.2. La libertad no protegida como mera negación una acción como permitida puede producirse por dos razones: puede
del deber ser apoyarse en una norma permisiva explícitamente estatuida, pero también
La definición de la libertad no protegida (LG) mediante la conjun- puede estar fundamentada porque el sistema jurídico no contiene ningu-
ción entre el permiso de un hacer y el permiso de una omisión (PG A P na norma de mandato o prohibición bajo la cual caiga la acción o la omi-
^G) pone claramente de manifiesto que la libertad no protegida consiste sión que hay que calificar137. En el primer caso, puede hablarse de un per-
en la mera vinculación del permiso positivo y el negativo. Sin embargo, miso explícito y, en el segundo, de un permiso implícito. Las normas de
estos permisos no son nada más que las negaciones de los correspondien- derecho fundamental son, en la medida en que por medio de ellas se per-
tes mandatos (OG) y prohibiciones (O ^ G). En lugar de con «PG A P -> mita algo, normas permisivas explícitas.
G», «LG» podría igualmente haber sido definido con «--O ^G A ~^OG». El concepto de norma permisiva siempre ha presentado problemas.
Esto muestra dos cosas. Por una parte, que la introducción del concepto Es clásica la formulación kantiana del problema: «una acción que no está
de libertad no protegida no significa la introducción de una categoría in- ni ordenada ni prohibida está simplemente permitida porque con respecto
dependiente, que se contraponga al deber ser entendido en el sentido de a ella no existe ninguna ley que restrinja la libertad (competencia) y, por
mandato. Desde el punto de vista lógico, las libertades no protegidas no lo tanto, tampoco existe ningún deber (...) Puede preguntarse [...] si para
son más que determinadas combinaciones de negaciones del deber ser.
Con esto no se adopta ninguna posición en relación con la pregunta de si
en los ordenamientos normativos la libertad es lo primario, que se limita 137
En este caso, la cualificación se basa en el enunciado «Lo que no está prohibido
mediante el deber ser, o si el deber ser es lo primario y la libertad se crea está permitido» (-• O -p Pp, es decir, ^Op P -'p). Este enunciado parece ser trivial. Sin em-
por medio de la introducción de no mandatos y no prohibiciones. La neu- bargo, si se echa una mirada a la discusión, surge una impresión totalmente distinta (cfr.,
tralidad del concepto de libertad no protegida, frente a esta pregunta, se por ejemplo, G. H. v. Wright, Norm andAction, págs. 85 ss.; Id.,An Essay in Deontic Logic
and the General Theory ofAction, págs. 82 ss.; C. E. Alchourrón/E. Bulygin, Normative
manifiesta en el hecho de que para el concepto de libertad negativa es in- Systems, Viena/Nueva York 1971, págs. 119 ss.; H. Kelsen, Allgemeine Theorie der Nor-
diferente el que se considere a las libertades como negaciones del deber men, pág. 81; J. Raz, The Concept ofa Legal System, pág. 170 ss.). Uno de los problemas
ser o al deber ser como negación de las libertades. Por otra parte, la posi- que siempre ha hecho dudar del enunciado «Lo que no está prohibido está permitido» es el
bilidad de definir «LG» mediante «^O ^G A ~^OG» muestra que las liber- problema de la apertura del orden jurídico. Así, en C./O. Weinberger, Logik, Semantik,
tades no protegidas no implican el derecho a no ser obstaculizado en el Hermeneutik, pág. 116, se sostiene: «Sólo si se presupone que el sistema normativo es ce-
rrado, es decir, que en este sistema sólo es debido aquello que expresamente está estableci-
ejercicio de estas libertades136. Un derecho semejante es un derecho a do como debido, es válido el principio "Lo que no está prohibido está permitido"». Esto
algo y se diferencia fundamentalmente de una combinación de permisos. vale sólo bajo el presupuesto de que el enunciado «Lo que no está prohibido está permiti-
Cuando se adiciona un derecho semejante, la libertad no protegida se do» sea interpretado de la siguiente manera: «Lo que no está expresamente prohibido está
convierte en una libertad protegida. permitido». Sin embargo, una interpretación semejante, no es ni necesaria ni obvia. Más
bien, parece adecuado entender el enunciado «Lo que no está prohibido está permitido» de
la siguiente manera: «Lo que no está expresa o tácitamente prohibido está permitido». De
acuerdo con esta interpretación, este enunciado es válido también con respecto a sistemas
normativos abiertos, en lo que concierne a la explicitación de la regulación. Expresa que,
en un sistema normativo no contradictorio, una acción debe ser calificada siempre como
prohibida o como permitida. Otro problema plantean las calificaciones normativas retroac-
135 tivas. Sin embargo, también aquí hay que decir que toda acción sólo puede ser calificada o
Th. Hobbes, Leviathan, pág. 85.
136 bien como prohibida o como permitida por un mismo sistema no contradictorio S en un mo-
Cfr. al respecto, W. N. Hohfeld, «Some Fundamental Legal Conceptions», pág. 43,
al igual que E. R. Bierling, Zur Kritik der juristischen Grundbegriffe, Parte 2, pág. 324: mento t^ Por ello, quien considere que las calificaciones normativas retroactivas son posi-
«más aún: llego tan lejos que hasta sostengo que al mero poder hacer o permiso no se con- bles, puede decir que la acción h hasta el momento /¡; es calificada en S como permitida y, a
trapone nunca un deber especial correspondiente, sino que más bien siempre que tal parece partir del momento t„ es calificada en S como prohibida; pero, no puede decir que en un
ser el caso no se trata meramente de un poder hacer sino que, al mismo tiempo, estamos mismo momento es calificada en el mismo sistema jurídico como permitida y como prohi-
frente a una pretensión». bida. Quien esto afirme, tiene que admitir -fü -p A Pp), de donde se sigue -'O ^p — Pp.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

que alguien sea libre para hacer u omitir algo según su arbitrio se necesi- prohibición, llevadas a cabo por quien dicta la norma, así como del des-
ta, además de la ley de mandato (lex praeceptiva, lex mandati) y de la ley bordamiento de los límites de su competencia. Sin embargo, ¿por qué de-
de prohibición (lex prohibitiva, lex vetiti), una ley permisiva (lexpermis- bería renunciarse a afirmar que las normas de mandato o de prohibición,
siva)13*. Una respuesta clara a esta pregunta se encuentra en Thon. Según de rango inferior a la Constitución, contradicen las normas constitucio-
Thon, la norma permisiva es «un enunciado totalmente inútil y super- nales permisivas? A este argumento teórico se suma un argumento prác-
fluo»139. El orden jurídico crearía «derecho simplemente mediante la tico. Desde la perspectiva del titular del derecho fundamental, las normas
creación de mandatos y prohibiciones»140. Los permisos no serían más de derecho fundamental se presentan, entre otras cosas, como normas
que la ausencia de prohibiciones. Los derechos consistirían sólo en man- que confieren permisos. Desde una perspectiva orientada por el entendi-
datos y prohibiciones que protegen la ejecución de algo que no está ni or- miento general y los usos lingüísticos se vuelve plausible suponer que
denado ni prohibido141. En contra de esta tesis del carácter superfluo de existen normas permisivas de derecho fundamental. Por cierto, éste no es
las normas permisivas surgen objeciones, que justamente tienen en cuen- un argumento vinculante a favor de una construcción dogmática pero,
ta la existencia de las normas de derecho fundamental. Las normas per- junto con el argumento teórico que se acaba de presentar, resulta de aquí
misivas de derecho fundamental son normas de rango constitucional, es una fundamentación suficiente para considerar que el discurso de las nor-
decir, normas de máxima jerarquía. Las normas de prohibición y de man- mas permisivas de derecho fundamental no carece de sentido y tampoco
dato, de rango inferior, que prohiben u ordenan hacer u omitir algo que es superfluo.
aquéllas permiten, las contradicen y, por lo tanto, son inconstitucionales.
De esta manera, dentro del marco de la construcción escalonada del or- 2.2.2. Las libertades protegidas
den jurídico, las normas permisivas de derecho fundamental tienen la
muy significativa función de fijar «los límites de deber ser»142 con res- La posición de la libertad jurídica no protegida que consiste simple-
pecto a las normas de rango inferior. Esta función no puede cumplirse mente en el permiso de hacer algo y en el permiso de omitirlo, no incluye
con la mera ausencia de normas de mandato y de prohibición. Desde lue- como tal ningún aseguramiento por medio de normas y derechos que
go, puede cumplirse con normas de permisivas de protección, es decir, protejan la libertad. Desde luego, en el caso de las libertades jurídicas no
con normas que le prohiben al Estado ordenar o prohibir determinadas protegidas de rango de derecho fundamental, ello no significa una falta
acciones, y normas negativas de competencia que le niegan al Estado la total de protección. Como antes se mostrara, las normas subconstitucio-
competencia para prohibir u ordenar determinadas acciones. Sin embar- nales que prohiben u ordenan algo, cuya realización y omisión están per-
go, este tipo de normas permisivas de protección no permite afirmar que mitidas por normas de rango constitucional, son inconstitucionales. Sin
una norma de prohibición o de mandato, de rango inferior a la Constitu- embargo, la protección de derecho fundamental de la libertad no se limita
ción, contradice una norma permisiva de derecho fundamental. Con res- a esto. Ella consiste en un haz de derechos a algo y también de normas
pecto a ella puede hablarse tan sólo de vulneraciones de las normas de objetivas que aseguran al titular del derecho fundamental la posibilidad
de ejecutar las acciones permitidas. Si una libertad está vinculada con ta-
138
I. Kant, Metaphysik der Sitien, pág. 223. les derechos y/o normas, es entonces una libertad protegida.
139
A. Thon, Rechtsnorm und subjektives Recht, Weimar 1878, pág. 292. Similar es la
concepción de J. Raz, The Concept ofa Legal System, págs. 172 ss., que acepta las normas 2.2.2.1. Sobre la estructura básica de la protección
permisivas sólo cuando establecen excepciones a las normas de prohibición o mandato.
Cfr., además, H. Nawiasky, Allgemeine Rechtslehre, 2.a edición, Einsiedeln/Zürich/Colo- La estructura de la protección de la libertad tiene su manifestación
nia 1948. pág. 109, quien considera que las normas permisivas son «jurídicamente irrele-
vantes». más simple en las relaciones entre iguales. Tanto el comerciante a como
140
Ibídem, pág. 288. el comerciante b son libres para ganar para sí al comprador c. Sin embar-
141
Para los derechos fundamentales, Schwabe sostiene esta concepción: «El poder ha- go, ninguno de los dos tiene frente al otro un derecho a que el otro no
cer es, como se ha dicho, fin y, objeto de protección de la pretensión de omisión pero no es anule sus esfuerzos por medio de diversas acciones, por ejemplo, mejo-
ninguna categoría normativa independiente. Por lo tanto, no puede ser parte constitutiva
del derecho fundamental subjetivo» (J. Schwabe, Probleme der Gundrechtsdogmatik, res ofertas. No obstante, esto no significa que estén totalmente desprote-
pág. 46). gidos en el ejercicio de su libertad. Asi, b no puede impedir las acciones
142
CIO. Weinberger, Logik, Semantik, Hermeneutik, pág. 115. de a matándolo, lesionándolo o por medio de una competencia desleal.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

En este contexto, Hart habla de un «protective perimeter» (perímetro bertades de derecho fundamental. Estos derechos están vinculados con la
protegido), que en los ordenamientos jurídicos rodea en mayor o menor competencia para hacer valer judicialmente sus vulneraciones. Cuando
medida a toda libertad143. Este protective perimeter tiene que ser distin- se juntan estas tres posiciones, una libertad jurídica, un derecho a no
guido de la protección de igual contenido de una libertad. Existiría una obstaculización por parte del Estado y una competencia para hacer valer
protección de igual contenido si a tuviera frente a b un derecho a que éste judicialmente la vulneración de este derecho, se puede hablar de un dere-
no le obstaculice en ganar para sí al comprador. Las libertades que están cho de libertad negativa frente al Estado perfectamente construido.
protegidas exclusivamente por xm protective perimeter son libertades in- Una protección positiva de una libertad frente al Estado surge median-
directamente protegidas. Las libertades que están protegidas por una pro- te la combinación de una libertad con un derecho a una acción positiva. El
tección de igual contenido son libertades directamente protegidas. Tanto concepto de protección positiva no presenta ningún problema cuando se
las protecciones indirectas como las directas pueden llevarse a cabo con trata de cosas tales como la protección frente a terceros por medio de nor-
normas que confieran derechos subjetivos (protección subjetiva), así mas de derecho penal. Los problemas surgen con los derechos prestaciona-
como mediante normas que confieran derechos no subjetivos (protección les, tales como los derechos a recibir subvenciones. Existe una coinciden-
objetiva). Por lo tanto, existen cuatro tipos fundamentales de libertad cia estructural en la medida en que, en ambos casos, de lo que se trata es de
protegida. que ¿al titular de la libertad le sea también fácticamente posible llevar a
cabo, aquello que le está permitido y, en este sentido, le es jurídicamente
2.2.2.2. Acerca de la protección de las libertades de derecho posible. Esta coincidencia estructural justifica, si se prescinde del uso lin-
fundamental güístico general, denominar también como protección de la libertad a la
vinculación de una libertad con un derecho prestacional en sentido estric-
Toda libertad de derecho fundamental es una libertad que, por lo me- to, que posibilita el ejercicio fáctico de aquello para lo cual se tiene liber-
nos, existe en relación con el Estado. Toda libertad de derecho funda- tad. Con esto no se ha dicho todavía nada acerca de si y en qué medida la
mental que existe en relación con el Estado, está protegida directa y sub- Ley Fundamental regula protecciones positivas de este tipo145.
jetivamente, por lo menos, por un derecho de igual contenido a que el
Estado no impida al titular del derecho hacer aquello para lo que tiene la
libertad de derecho fundamental. Si se sintetizan la libertad y la protec- 3. COMPETENCIAS
ción en el concepto de libertad protegida, entonces, este tipo de la liber-
tad protegida consiste en la vinculación de una libertad no protegida y un 3.1. Aclaraciones terminológicas
derecho a la no obstaculización de acciones144. El derecho a la no obsta-
culización es un derecho a una acción negativa. A los derechos a accio- Los derechos a algo y las libertades representan sólo un segmento de
nes negativas les son correlativas las prohibiciones de estas acciones. Las las posiciones que se denominan «derechos». Un tercer grupo, no menos
protecciones que se surten por medio de prohibiciones serán llamadas importante, está constituido por las posiciones que pueden denominarse
«protecciones negativas». Cuando se habla de los derechos fundamenta- con expresiones tales como «poder» o «poder jurídico»146 («power»)141,
les como «derechos de defensa», se hace referencia, la mayoría de las ve- «competencia»148 («competence»)149, «autorización»150, «facultad»151,
ces, a los derechos frente al Estado a acciones negativas que protegen li-
145
Cfr. infra Capítulo 9. IV.
146
143
H. L. A. Hart, «Bentham on Legal Rights», págs. 180 ss. H. Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, pág. 82.
147
144
La estructura de este tipo de libertad defendida puede representarse de la siguiente J. Bentham, OfLaws in General, págs. 80 ss.; W. N. Hohfeld, «Some Fundamental
manera: Legal Conceptions», pág. 36.
148
H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 153 s.
(1) LaeHa A Dae (-impide e (HahHa) 149
A. Ross, Directives and Norms, pág. 119; G H. v. Wright, Norm and Action,
(1) ha de ser leída de esta manera: pág. 192.
150
(2) a puede decidir en relación con el Estado (e), realizar h o no, y a tiene H. Kelsen, Reine Rechslehre, págs. 150 ss.
151
frente al Estado un derecho a que este no le impida la alternativa de acción K. Adomeit, Rechtstheorie fiir Studenten, pág. 49; M. Moritz, Über Hohfelds
hhh. System der jurisdischen Grundbegriffe, pág. 85.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

«derecho de configuración»152 y «capacidad jurídica»153. Las posiciones nadas acciones de quien o quienes tienen la competencia, se modifica la
que pertenecen a este grupo deben denominarse aquí «competencias». La situación jurídica. La modificación de una situación jurídica mediante
elección de esta expresión está justificada por el hecho de que todos los una acción puede describirse de dos maneras; como creación de normas
demás candidatos posibles son menos adecuados. «Poder» o «poder jurí- individuales o generales157, que no serían validas sin esta acción, y tam-
dico» hacen referencia a algo fáctico, «facultad» está estrechamente em- bién como modificación de las posiciones jurídicas de los sujetos de de-
parentada con el permiso, los derechos de configuración son sólo un seg- recho que están en el ámbito de estas normas158.
mento del ámbito de las competencias y «capacidad jurídica» sería ade- El concepto de competencia debe distinguirse claramente del concep-
cuada si no fuera de difícil manejo154. to de permiso159. Desde luego, una acción que constituye el ejercicio de
una competencia está, por lo general, permitida160 pero, una acción que
3.2. Competencia y perm iso representa una acción simplemente permitida no constituye el ejercicio
de una competencia; esto puede apreciarse ya en que existen numerosas
Existen competencias tanto en el derecho público como en el priva- acciones permitidas que no traen consigo ninguna modificación de la si-
do155. Así, la celebración de un contrato o de un matrimonio y la expedi- tuación jurídica161. La diferencia entre permisos y competencias se mani-
ción de una ley o un acto administrativo constituyen el ejercicio de una
competencia156. Lo que es común a estos casos es que, mediante determi- 157
158
Así, por ejemplo, Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, pág. 42.
Cfr. L. Lindahl, Position and Change, pág. 193, quien correctamente habla de «the
152
"dynamics" ofthe theory oflegal positions» (la «dinámica» de la teoría de las posiciones
K. Adomeit, Gestallungsrechte, Rechtsgeschráfte, Ansprüche, Berlín 1969, jurídicas).
págs. 7 ss. 159
Cfr. al respecto, A. Brinz, Lehrbuch der Pandekten, pág. 211; W. N. Hohfeld,
153
A. Brinz, Lehrbuch der Pande/cíen, tomo 1,2.a edición, Erlangen 1873, pág. 211; E. «Some Fundamental Legal Conceptions», pág. 58. Intentos de abarcar el concepto de com-
R. Bierling, Zur Kritik der juristischen Grundbegriffe, Parte 2, pág. 50; G. Jellinek, System petencia con ayuda del concepto de permiso se encuentran en G. H. v. Wright, Norm and
der subjektiven óffenlichen Rechte, pág. 48. Action, págs. 192 s.; L. Lindahl, Position and Change, págs. 212 ss. Cfr., además, H. Kel-
154
Una desventaja del concepto de competencia reside en que fácilmente puede con- sen, Hauptprobleme der Staatsrechtslehre, pág. 639: «"El poder hacer fáctico" (kónnen) y
fundirse con el concepto de competencia (Zustándigkeit) que se utiliza en el derecho orga- el "poder hacer normativo" (dürfen) coinciden pues [...] conceptualmente».
nizacional para referirse al criterio de organización de los poderes del Estado, según el 160
Pero puede también estar prohibido. Esto es válido, en todo caso, cuando se trata de
cual, ciertos funcionarios conocen de determinados asuntos. Wolff define este último de la una prohibición relativa, es decir, de una obligación frente a otros sujetos jurídicos determi-
siguiente manera: «Por lo tanto, el ejercicio de una competencia jurídico-organizacional es nados de no realizar esta acción (cfr. al respecto, E. R. Bierling, Zur Kritik der juristischen
la obligación y la autorización, basadas en enunciados jurídicos organizacionales y actos Grundlbgriffe, Parte 2, pág. 50). En cambio, es problemática la relación de la competencia
jurídicos complementarios, a hacerse cargo de determinados asuntos de una unidad organi- con la prohibición absoluta. En general, parece funcional, en caso de una prohibición abso-
zacional, por lo general en determinadas formas y maneras» (H. J. Wolff/O. Bachof, Fer- luta, negarles también la correspondiente competencia a quienes están afectados por aque-
waltungsrecht, II, 4.a edición, Munich 1976, pág. 15; énfasis de R. A.). De este concepto de lla. Sin embargo, esto no tiene por qué suceder. Así, el Tribunal Supremo Federal ha consi-
jurisdicción, Wolff distingue el de «jurisdicción en sentido estricto», que está constituido derado como válido un contrato sobre un preparado farmacéutico, a pesar de que su distri-
por competencias basadas en autorizaciones. Como ejemplo, presenta la autorización para bución violaba la ley de medicamentos (BGH, NJW 68, 2286). Del hecho de que puedan
dictar disposiciones y ordenanzas (ibídem). La distinción de Wolff no es muy clara, sobre coexistir una competencia y una prohibición referida al ejercicio de una acción parte tam-
todo, su concepto de autorización. Sin ambargo, puede decirse que el concepto de compe- bién la última frase del §134 del Código Civil Alemán: «Un negocio jurídico que viola una
tencia aquí utilizado corresponde en términos generales al de jurisdicción en sentido estric-
to de Wollf. En cambio, su concepto de competencia, referido al derecho organizacional, es prohibición legal es nulo si no se desprende otra cosa de la ley». Un ejemplo clásico de la
algo que esencialmente está constituido por mandatos y permisos para realizar tareas, así existencia simultánea de prohibición y competencia era la prohibición de contraer matri-
como por prohibiciones dirigidas a otras unidades organizacionales a asumir las mismas ta- monio cuando existe comunidad de sexo (§ 4 párrafo 2 de la Ley N.° 16 del Consejo de
reas. Como «competencia» (Kompetenz), Wolff no designa ni lo uno ni lo otro, sino el «ob- Control —Ley de matrimonio— del 20 de febrero de 1946 (ABIKR pág. 77) con respecto a
jeto de la obligación de asumir, es decir, la tarea que hay que asumir» (ibídem). Estas defi- la cual el Tribunal Constitucional Federal observa: «el matrimonio celebrado en contra de
niciones de un autor tan preocupado por la precisión conceptual ponen claramente de mani- la prohibición es, desde el comienzo, válido» (BVerfGe 36, 146 (148, 160).
fiesto la ambigüedad del concepto de competencia. Ella sólo puede enfrentarse con un En cambio, puede, sin más, estar ordenado un ejercicio de la competencia, tal como es,
análisis que recurra a los conceptos jurídicos fundamentales. por lo general, el caso en el ámbito del derecho público; cfr. al respecto, A. Ross, Directives
155 andNorms, pág. 133.
Una presentación que aún hoy resulta interesante se encuentra en A. Brinz, Lehr- 161
buch der Pandekten, págs. 214 ss. Esto se observa de una forma especialmente clara en acciones no prohibidas que,
156 llevadas a cabo por otra persona o bajo otras circunstancias, constituirían el ejercicio de
Cfr. al respecto, H. L. A. Hart, The Concept ofLaw, págs. 27 ss., A. Ross, Directives
andNorms, págs. 130 ss. una competencia. Cfr. E. R. Bierling, Zur Kritik der juristischen Grundbegriffe, Parte 2,

202 203
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

fiesta también en sus negaciones. La negación de un permiso conduce a tiene, desde ese momento, el correspondiente derecho frente a a. Sin em-
una prohibición; la de la competencia, a la falta de competencia162. bargo, la realización de una acción delictiva no se considera como el
El permiso no adiciona nada a la capacidad de acción que existe in- ejercicio de una competencia164.
dependientemente de ella. Es igualmente posible fumar y no fumar, con
independencia de que lo uno o lo otro esté permitido o prohibido. Desde
luego, lo que sucede, es que se fume por lo general cuando está permitido 3.4. El ejercicio de una competencia como acción institucional
fumar y no cuando está prohibido y la prohibición esté garantizada con Por lo tanto, un problema central del concepto de competencia es la
sanciones jurídicas. Sin embargo, si a pesar de la prohibición, alguien pregunta de cómo es posible distinguir las acciones que representan el
fuma, la acción que lleva a cabo —fuera del hecho de que es una acción ejercicio de una competencia de las acciones que ciertamente modifican
prohibida— es la misma que realiza cuando el fumar está permitido. Las la situación jurídica pero no son el ejercicio de una competencia. La res-
cosas son totalmente diferentes en el caso de la competencia. Las compe- puesta es que las acciones que representan el ejercicio de una competen-
tencias adicionan, como lo formula Jellinek, «a la capacidad de acción cia son acciones institucionales. Las acciones institucionales son aque-
del individuo algo [...] que no posee por naturaleza.» «El individuo pue- llas que pueden llevarse a cabo no sólo sobre la base de capacidades na-
de mantener la relación sexual que quiera pero, ella se convierte en ma- turales sino que presuponen reglas, que para ellas son constitutivas165. El
trimonio sólo bajo las condiciones establecidas por el derecho objetivo; ejemplo clásico de reglas constitutivas son las reglas del ajedrez. Sin
puede tomar las decisiones que quiera para después de su muerte pero, ellas, sólo podría hablarse del movimiento de piezas sobre un tablero
ellas se elevan a la categoría de testamento sólo sobre la base de disposi- pero no de «movidas» o de «jaque mate». No es muy distinto lo que ocu-
ciones jurídicas. Aquí tiene sus límites la libertad natural. Pues todas las rre en el caso de las promesas. Sin las reglas constitutivas de la promesa,
disposiciones que se refieren a la validez de las acciones y negocios jurí- una manifestación tal como «Te prometo que...» podría interpretarse
dicos estatuyen un poder hacer (kónnen) jurídico expresamente conferi- como la información sobre una intención o como la predicción de un
do por el ordenamiento jurídico. Este poder se encuentra en abierta opo- comportamiento futuro, pero no como una promesa. La contrapartida de
sición a lo meramente permitido»163. tales reglas constitutivas que crean la posibilidad de determinadas accio-

3.3. Competencia y poder fáctico


164
Cfr. E. R. Bierling, Zur Kritik der juristischen Grundbegriffe, Parte 2, pág. 50. El
El criterio de la modificación de la situación jurídica es idóneo para intento de Hohfeld de definir el concepto de «power» (poder) con la ayuda del concepto de
la distinción entre competencia y permiso; en cambio, no lo es para la «volitional control» (control volitivo) debe rechazarse por esta razón (cfr. W. N. Hohfeld,
«Some Fundamental Legal Conceptions», pág. 51). Cuando Hislop dice «A has the legal
distinción entre el poder hacer fáctico y la competencia. No toda acción power by assaulting B ofcreating a claim to damages in B, but this power is coupled with
por medio de la cual se modifican posiciones jurídicas, puede considerar- the duty not to use it» (Al asaltar a B, A tiene el poder jurídico de crear una pretensión de
se como ejercicio de una competencia. Si a realiza con respecto a b una daños a favor de B; pero este poder está emparejado con el deber de no usarlo) (D. J. His-
acción delictiva, se modifica tanto la posición de a como la de b. A partir lop, «The Hohfeldian System of Fundamental Legal Conceptions», pág. 64), utiliza el con-
de ese momento, a está obligado frente a ¿ a compensarle los daños y b cepto de power en el sentido de una capacidad efectiva de producir consecuencias jurídicas
y no en el sentido de una competencia. El intento de una definición del concepto de compe-
tencia por medio del concepto de poder fáctico dentro del marco de un sistema formal se
pág. 54: «Aunque es seguro que, de acuerdo con nuestras leyes estatales los contratos reali- encuentra, por ejemplo, en F. B. Fitch, «A Revisión of Hohfeld's Theory of Legal Con-
zados por menores de edad no tienen ninguna fuerza vinculante, aun cuando el menor qui- cepts», págs. 273 ss. Cfr., además, M. Moritz, Über Hohfelds System der juridischen
siera invocar un efecto jurídico semejante, no se puede decir que le está prohibidocelebrar Grundbegriffe, pág. 102, quien también con respecto a una acción delictiva habla de una
contratos, que no puede aceptar prestamos, que no puede prometer la restitución, que tal «Befugnis» en el sentido de una competencia.
165
promesa es contraria a derecho». En el mismo sentido. G. Jellinek, System der subjekitiven Cfr. al respecto, J. R. Searle, Speech Acts, págs. 33 ss.; J. L. Austin, «Performative
óffentlichen Rechte, pág. 47: «No sería correcto decir que el incapaz jurídico no puede Utterances» en Id., Philosophical Papers, 2.a edición, Londres/Oxford/Nueva York 1970,
(normativanente) celebrar ningún contrato; más bien, no puede (fácticamente), ya que, págs. 233 ss., A. Ross, Directives andNorms, págs. 53 ss.; N. MacCormick, «Law as Insti-
cualquier cosa que haga, no surge ningún contrato». tutional Fact», págs. 105 ss., quien en lugar de acciones institucionales habla de «institutio-
162 nalfacts». J. L. Austin, How to do Things with Words, pág. 19, utiliza la expresión «con-
Cfr. K. Adomeit, Rechtstheorie für Studenten, pág. 49.
163 ventional acts».
G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 47.

204 205
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

nes, son las reglas regulativas que se refieren a acciones que pueden exis- ción. Desde luego, este comportamiento que es posible con independen-
tir con independencia de ellas166. cia de la norma, no tendría sin ella la propiedad de estar ordenado, prohi-
Lo mismo es válido para el ámbito del derecho. Quien interpreta el bido o permitido y en muchos casos no llevaría nombres tales como «le-
comportamiento de dos personas como la celebración de un contrato o el sión física», «coacción», etc., usados para vincularlo con las
comportamiento de un grupo de personas como un acto legislativo, pre- consecuencias jurídicas; pero, si la norma es válida, no ocurriría nada
supone reglas que convierten las acciones naturales o sociales observa- distinto de aquello que pasaría si la norma no fuera válida, aparte del he-
bles en acciones jurídicas167. Estas reglas jurídicas constitutivas serán lla- cho de que en este caso tiene la propiedad de estar prohibido, ordenado o
madas aquí «normas de competencia»168. Las normas de competencia de- permitido y de estar designado con expresiones tales como «lesión físi-
ben ser contrapuestas a las normas de comportamiento. Las normas de ca», «coacción», etc. Una cosa totalmente distinta ocurre en el caso de
competencia crean la posibilidad de actos jurídicos y, con ello, la capaci- las normas de competencia, debido a su carácter constitutivo. Sin las re-
dad de modificar posiciones jurídicas por medio de actos jurídicos. Las glas de la legislación, sería desde luego posible que en una asamblea se
normas de comportamiento no crean alternativas de acción que sin ellas lleve a cabo la acción natural de levantar el brazo; también sería posible
serían imposibles sino que tan sólo califican acciones al estatuir obliga- interpretar esta acción como una manifestación de voluntad, pero ella no
ciones, derechos a algo y libertades. sería un acto legislativo169. La distinción entre normas de comportamien-
Ha habido múltiples intentos de reconducir las normas de competen- to y normas de competencia se percibe con especial claridad en el caso
cia a normas de comportamiento o la modalidad jurídica de la competen- de su incumplimiento. El incumplimiento de una norma de competencia
cia a permisos, mandatos o prohibiciones. Estos intentos pueden dividir- no conduce a la ilicitud sino a la nulidad o al carácter defectuoso del
se en dos grupos. Al primero pertenecen los esfuerzos de considerar las acto. Cuando un comportamiento, mediante el cual se incumple una nor-
consecuencias jurídicas del no cumplimiento de las normas de competen- ma de competencia, es, sin embargo, calificado de ilícito, se presupone,
cia —por lo general, la nulidad o la anulabilidad de las normas creadas— además de la norma de competencia, una norma de comportamiento que
como una sanción y luego pensar que el cumplimiento de la norma de ordena el ejercicio correcto de la competencia.
competencia es un medio para evitar esta sanción. Sin embargo, esta for- Más importante que el primer grupo de los intentos reduccionistas es
ma de ver las cosas —que puede ser perfectamente adecuada para ciertos el segundo. En él hay que incluir todos los esfuerzos de concebir los he-
planteamientos— no permite captar el carácter constitutivo de las nor- chos naturales o sociales que constituyen el supuesto de hecho de la norma
mas de competencia. En las normas de comportamiento como reglas re- de competencia como presupuestos de la validez de las normas de com-
gulativas, existe un comportamiento que, primero, también puede existir portamiento. Ross lo expresa de la siguiente manera: «Norms of competen-
sin la norma y, segundo, es calificado por la norma como ordenado, ce are logically reducible to norms ofconduct in this way: norms ofcom-
prohibido o permitido y, en ciertos casos, está vinculado con una san- petence make it obligatory to act according to the norms ofconduct which
have been created according to the procedure laid down in them»110 (Las
166 normas de competencia son reducibles lógicamente a normas de conducta,
J. R. Searle, Speech Acts, pág. 33. También es posible describir dichas acciones me-
diante la referencia a una regla. Esto sucede, por ejemplo, cuando se describe una determi- de la siguiente manera: las normas de competencia hacen obligatorio ac-
nada acción como «homicidio». También sin el § 211 del Código Penal Alemán, esta ac- tuar de acuerdo con las normas de conducta que han sido creadas de acuer-
ción es lo que es; su cualificación como homicidio es tan sólo una de varias formas posibles do con el procedimiento prescrito por ellas). Es posible llevar a cabo esta
de descripciones generales de acciones naturales, que fue elegida a fin de convertirla en reducción171 pero, con ella, se pierde algo que es esencial para el sistema
una acción prohibida por medio de la creación de una norma y de vincular a ella conse-
cuencias jurídicas.
167 169
Cfr. al respecto, A. Ross, Directives andNorms, págs. 56 s. Para un mayor desarrollo de este argumento, cfr. H. L. A. Hart, The Concept ofLaw,
168
Otra expresión igualmente adecuada al respecto es «norma de autorización»; cfr. K. págs. 34 s.
170
Adomeit, Rechtstheorie für Studenten, págs. 48 ss. Las normas de competencia pueden ser A. Ross, Directives and Norms, pág. 113.
171
subdivididas en normas que establecen quién tiene la competencia (normas sobre el sujeto Las objeciones de Hart en contra de los intentos reduccionistas del segundo grupo
de la competencia), normas que regulan el procedimiento para el ejercicio de la competen- se apoyan principalmente en el hecho de que «law without sanction is petfectly conceivah-
cia (normas procedimentales de competencia) y normas que determinan los objetos de la le» (es perfectamente concebible un derecho sin sanción) (H. L. A. Hart, The Concept of
competencia (normas materiales de competencia) (cfr. al respecto A. Ross, Directives and Law, pág. 38). Esta objeción no es válida en contra de la versión aquí presentada. Ella pres-
Norms, pág. 130). cinde del concepto de sanción.

206 207
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

jurídico172. No se abarca la posición del titular de la competencia. Sin em- sujetos jurídicos176, puede modificar la posición jurídica de otro sujeto ju-
bargo, esta posición tiene —en todo caso, para los sistemas jurídicos desa- rídico (b). Que a puede modificar la posición jurídica de b significa que
rrollados— una importancia central173. Ni la estructura escalonada del or- a, por medio de su acción, puede crear una posición jurídica de b que, en
denamiento jurídico ni la autonomía privada pueden representarse adecua- circunstancias similares, no existiría sin esta acción. La posición de a
damente por un modelo que se restringe a elaborar cadenas de puede, por lo tanto, describirse de la siguiente manera:
presupuestos para los mandatos, las prohibiciones y los permisos. Sin el
concepto de competencia o uno equivalente, la posición de un ciudadano (1) a tiene frente a b la competencia para crear una posición ju-
podría ser descrita sólo como la del destinatario de mandatos, prohibicio- rídica PJ de b.
nes y permisos (relaciónales y no relaciónales) y no como la de un legisla- Si, de acuerdo con la relación triádica de los derechos, se utiliza «C»
dor privado (prívate legislator)174. Su competencia privada de configura- como operador triádico de competencia y «PJb» como enunciado sobre
ción jurídica sería concebible sólo como una posibilidad fáctica de provo- la posición de b, (1) puede tener la siguiente notación:
car consecuencias jurídicas mediante algún comportamiento. De esta
manera, se pierde de vista la diferencia que existe entre una competencia y (2) Cab (PJb).
la posibilidad de provocar consecuencias jurídicas por medio de la ejecu- «PJ» puede simbolizar posiciones jurídicas de cualquier tipo, por
ción de una acción delictiva.
ejemplo, simples obligaciones no relaciónales (OaG), derechos a algo
Desde otra perspectiva, está justificada la tesis de la reducción. El (DabG) o libertades (LabG) pero, también competencias de nivel inferior
contenido normativo de una competencia es idéntico a la clase de los (C"bc(PJc)).
mandatos, prohibiciones y permisos (relaciónales y no relaciónales) que Al igual que en el caso de los derechos a algo, también es posible for-
son posibles de acuerdo con ella175. Así como la introducción de modali- mar relaciones conversas en las competencias. La relación conversa a la
dades relaciónales no modifica en nada la unidad del deber ser sino que competencia cera llamada «sujeción»177. Si a tiene frente a b la compe-
sólo conduce a una cualificación del deber ser como deber ser relacional, tencia para modificar una posición de b, b se encuentra frente a a con res-
la introducción del concepto de competencia tampoco trae consigo nin- pecto a esta posición en una relación de sujeción y viceversa. Si se sim-
guna modificación. El concepto de deber ser obtiene simplemente una boliza con «5» la relación de la sujeción, vale entonces:
cualificación adicional en tanto deber ser posible.
(3) Cab (PJb) Sba (PJb).
3.5. Competencia, sujeción, no competencia, no sujeción Se obtienen otras dos posiciones si se niegan «Cab (PJb)» y «Sba
(PJb)»:
Una competencia es una posición conferida por una norma de com- (4) -Cab (PJb)
petencia. Aquí se considerará tan sólo la posición que tiene un sujeto ju-
rídico (a) cuando, sin que sean necesarias al respecto acciones de otros simboliza un enunciado acerca de que a no posee frente a b ninguna
competencia con respecto a PJb. Esta posición será llamada «no com-
172
Cfr. K. Adomeit, Gestaltungsrechte, Rechtsgescháfte, Ansprüche, pág. 19.
petecia».
173
Hart considera que la introducción de competencias legislativas y judiciales es un (5) -Sba (PJb)
«stepforward as important to society as the invention ofthe wheel» (paso adelante tan im-
portante para la sociedad como la invención de la rueda) (H. L. A. Hart, The Concept of simboliza un enunciado acerca de que b no se encuentra frente a a
Law, pág. 41). con respecto a PJb en una relación de sujeción. Esta posición será 11a-
174
Cfr. H. L. A. Hart, loe. cit., pág. 40.
175
Entre los mandatos, prohibiciones y permisos posibles de acuerdo con una compe-
176
tencia C,, se cuentan no sólo los mandatos, prohibiciones y permisos que son directamente El ejemplo central de una competencia para cuyo ejercicio es indispensable la ac-
posibles de acuerdo con ella sino también aquéllos que lo son indirectamente. Un mandato ción de otro sujeto jurídico es la celebración de un contrato.
177
es mediatamente posible de acuerdo con C, si de acuerdo con C,, puede fundamentarse otra Cfr. al respecto, A. Ross, Directives and Norms, págs. 119, 132. Hohfeld babla de
competencia C2 y el mandato es posible según C2. En principio, la cadena de subcompeten- «liability» (sujeción) (W. N. Hohfeld, «Some Fundamental Legal Conceptions as Applied
cias es ilimitada. in Judicial Reasoning», pág. 36).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

mada «no sujeción. Siguiendo el esquema de Hohfeld, las cuatro po- tección del artículo 14; esto tiene como consecuencia que para la deroga-
siciones presentadas pueden ser resumidas en el siguiente esquema de ción de determinadas competencias, tales como la competencia para ena-
la competencia: jenar libremente campos dedicados a la agricultura y la selvicultura, es
indispensable que exista una razón para llevar a cabo la restricción. Aquí
IV. Cab (PJb) <-> Sba (PJb) sólo es relevante que, de esta manera, se supone la existencia un derecho
(competencia) (sujeción) fundamental prima faciem a una competencia. Este derecho tiene la es-
tructura del derecho a la no eliminación de una posición, antes analizado.
^Cab (PJb) <-» ^Sba (PJb) Es interesante la forma como el Tribunal fundamenta este derecho a una
(no-competencia) (no-sujeción) 178 competencia: «Esta competencia es también un elemento básico de la li-
bertad de acción en el ámbito de la ordenación de la propiedad. Por lo
tanto, una prohibición de enajenación es una de las intervenciones más
3.6. Los derechos fundamentales y las competencias graves en este ámbito de la libertad del ciudadano»182. En la frase inme-
diatamente anterior se dice que el artículo 14 párrafo 1 frase 1 LF garan-
El concepto de competencia es indispensable para comprender la es- tiza «la propiedad privada como institución jurídica». Al respecto se
tructura de los derechos fundamentales. Esto es válido tanto para las dice: «Esta garantía asegura un conjunto básico de normas que circuns-
competencias del ciudadano como para las del Estado. criben la propiedad en el sentido de esta disposición de derecho funda-
mental». Con esto, el derecho a una competencia se vincula tanto con el
3.6.1. Las competencias del ciudadano concepto de una garantía institucional como con el concepto de libertad.
El núcleo dogmático de la teoría de la garantía institucional concebi-
No puede haber ninguna duda de que existen competencias del ciuda- da por Martin Wolff83, ampliada por Cari Schmitt184 y adoptada por el
dano que gozan de una protección de derecho fundamental. El legislador Tribunal Constitucional Federal185, es una prohibición dirigida al legisla-
vulneraría normas de derecho fundamental si derogara la competencia de dor en el sentido de no eliminar o modificar fundamentalmente determi-
celebrar matrimonio, fundar asociaciones, adquirir propiedad o tomar nadas instituciones jurídicas del derecho privado. Las instituciones jurí-
disposiciones de última voluntad. Desde luego, con esto todavía no se ha dicas del derecho privado son complejos de normas que consisten esen-
dicho mucho acerca del papel de las competencias dentro del marco de cialmente en normas de competencia. La garantía institucional es, pues,
las posiciones de derecho fundamental. Para poder apreciarlas con mayor en primera línea, una prohibición dirigida al legislador de no eliminar de-
exactitud, hay que precisar su relación con los derechos a algo y con las terminadas competencias del ciudadano. Si a esta prohibición no corres-
libertades. Al respecto, es instructiva una sentencia del Tribunal Consti- ponde ningún derecho del ciudadano, la protección es (meramente) obje-
tucional Federal del año 1969 sobre la Ley de transacciones inmobilia- tiva. La teoría de la garantía institucional se limita a la afirmación de que
rias179. Esta Ley restringe la competencia para enajenar y adquirir libre- existe una protección objetiva semejante. Si a la prohibición correspon-
mente campos dedicados a la agricultura o a la selvicultura. Mientras que den derechos del ciudadano, entonces la protección es (también) subjeti-
en un fallo anterior, el Tribunal había dejado abierta la pregunta de si la va. Al suponer el Tribunal Constitucional Federal un derecho prima facie
competencia para adquirir la propiedad —hablaba allí de «libertad de derivado del artículo 14 párrafo 1 LF a la no eliminación de la competen-
adquisición»— está protegida por el artículo 14 párrafo 1 LF»180, en esta cia para enajenar la propiedad, subjetiviza, en cierta medida, la protec-
decisión subsume la competencia para enajenar la propiedad bajo la pro-
181
Con respecto al concepto de derecho fundamental prima facie, cfr. supra Capítulo
178
Cfr. W. N. Hohfeld, «Some Fundamenal Legal Conceptions», págs. 36, 50 ss. Hoh- 3.1. 5., II. 3.1.
182
feld utiliza las expresiones «power» (competencia), «liability» (sujeción), «disability» (no BVerfGE26,215(222).
183
competencia) e «immunity» (no sujeción). Una terminología parecida a la aquí utilizada se M. Wolff, «Reichsverfassung und Eigentum» en Festgabe f. W. Kahl, Tubinga
encuentra en Ross: «competence» (competencia), «subjection» (sujeción), «disability» (no 1923, págs. 5 s.
184
competencia) e «immunity» (no sujeción); cfr. A. Ross, Directives andNorms, pág. 119. C. Schmitt, «Freiheitsrechte und institutionelle Garantien der Reichsverfassung»
179
BverfGE26,215. en Id., Verfassungsrechtliche Aufsátze, págs. 160 ss.
180 185
BVerfGe21,73(76s.). Cfr., por ejemplo, BVerfGE 6, 55 (72).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

ción del instituto jurídico. Más adelante, se analizará en qué medida la bertades. El ejercicio de competencias conduce a deberes, así como a no
protección de instituciones jurídicas de derecho privado ha de ser subjeti- derechos y no competencias; las normas del derecho penal que confieren
vizada mediante el reconocimiento de derechos a competencias186. libertades eliminan la libertad jurídica de realizar las acciones prohibi-
Cuanto más individualista sea una teoría normativa de los derechos das, y la satisfacción de derechos prestacionales presupone que el Estado
fundamentales, tanto más derechos a competencias supondrá. La razón toma de otros lo necesario para tal fin, lo que limita el margen de acción
de ello es la relación que existe entre la libertad y la competencia. En la fáctico de estos individuos. Esto no modifica en nada que las libertades
sentencia antes mencionada, el Tribunal lo expresa —como ya se señala- activamente creadas sean libertades. Sin embargo, conduce a la pregunta
ra— con las siguientes palabras: «Esta competencia es también un ele- acerca de la distribución correcta de las libertades.
mento básico de la libertad de acción en el ámbito del orden de la propie-
dad»187. Antes se mencionó la tesis de Jellinek según la cual las compe- 3.6.2. Las competencias del Estado
tencias jurídicas «adicionan algo a la capacidad de acción del individuo
que éste no posee por naturaleza»188. Con esto se formula el punto central La contrapartida de la competencia del ciudadano es la del Estado, es
para la relación entre libertad y competencia: mediante el otorgamiento decir, las competencias de sus órganos. Aquí entran en juego normas de
de competencias, se amplía el campo de acción del individuo. Si se pre- derecho fundamental como normas de competencia negativas189. Una
supone que el ejercicio de la competencia no será ni ordenado ni prohibi- norma de competencia negativa es una norma que restringe una norma de
do, una ampliación de las competencias del individuo significa un au- competencia positiva190. Puede también decirse que las normas de com-
mento de su libertad jurídica. Por ello, la no atribución o la eliminación petencia negativas estatuyen cláusulas de excepción a las normas de
de una competencia es un obstáculo a la libertad y, por cierto, de un tipo competencia positivas. De esta manera, ponen al Estado en la posición de
especialmente eficaz. Por razones conceptuales, hace desaparecer el ob- no competencia y a los ciudadanos en la de no sujeción. Puede pregun-
jeto de la libertad (llevar a cabo o no el acto jurídico). La libertad jurídica tarse si es necesario hablar de este tipo de posiciones y, de esta manera,
para llevar a cabo un acto jurídico presupone necesariamente la compe- de normas de competencia negativas. Si, frente al Estado, el ciudadano
tencia al respecto.
También en otro punto tiene interés la relación de la competencia con
la libertad jurídica. Mientras que en el otorgamiento de una libertad jurí- 189
Para la clasificación de las normas de derecho fundamental como normas negativas
dica —es decir, cuando permite hacer u omitir algo— el orden jurídico se de competencia, cfr., por ejemplo, H. Ehmke, Wirtschaft und Verfassung, Karlsruhe 1961,
comporta pasivamente frente a la existencia de una alternativa de acción, págs. 29 ss.; Id., «Prinzipien der Verfassungsinterpretation» en WDStRL 20 (1963),
págs. 89 ss., K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 291; Fr.
en el otorgamiento de una competencia se comporta activamente; crea Müller, Die Einheit der Verfassung, pág. 142; J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdog-
una alternativa de acción. La atribución de competencias, sean éstas de matik, pág. 219; P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 135; E. W.
derecho privado (por ejemplo, la adquisición de la propiedad) o de dere- Bóckenforde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation», pág. 1530.
190
cho público (por ejemplo, el derecho al voto), es sólo una de las tres for- Qué problemas puede traer consigo la caracterización de las normas de derecho
mas en que el orden jurídico puede aumentar activamente el campo de fundamental como normas de competencia negativas lo muestra la siguiente manifestación
de Goerlich: «Pues los derechos fundamentales en tanto libertades son autorizaciones (Be-
acción y, con esto, la libertad negativa del individuo. Las otras dos for- fugnisse) originarias; las competencias, en cambio, autorizaciones derivadas del orden de-
mas son el establecimiento de normas protectoras, especialmente normas mocrático o federativo. En tanto "normas de competencia negativas", los derechos funda-
de derecho penal que se encargan de que terceros no obstaculicen el ejer- mentales no serían primariamente libertades sino sólo derechos subjetivos que contienen
cicio de alternativas de acción, y la atribución de derechos prestacionales autorizaciones limitadas, serían sólo, únicamente negativas, al igual que las competencias
que tienen esta descripción, y no estaría determinadas por el objeto en sí mismo». (H.
en sentido estricto, que deben asegurar el ejercicio de la posibilidad fácti- Goerlich, Grundrechte ais Verfahrensgarantien, pág. 20). ¿Por qué deberían ser los dere-
ca de alternativas de acción. Por cierto, el derecho, al crear activamente chos fundamentales (las normas de derecho fundamental) como normas de competencia
libertades, crea siempre también —mediata o inmediatamente— no li- negativas «sólo derechos subjetivos de contienen una autorización limitada»? En cuanto
normas de competencia negativas, ellos restringen la competencia del Estado. En la medida
en que lo hacen, ponen al titular del derecho fundamental en la posición de no sujeción.
186
Cfr. infra Capítulo 9. III. 5.1. Esta posición es todo menos una «autorización limitada». Más bien, se caracteriza porque
187
BVerfGE 26. 215(222). el titular de la posición, en la medida en que se extiende la norma de competencia negativa,
188
G. Jellinek, System der subjektiven ójfentlichen Rechte, pág. 47. no está sometido a mandatos y prohibiciones, es decir, es libre.

212 213
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

se encuentra en la posición de derecho fundamental de no sujeción, tiene analizó el problema de la adscripción191. En lo que concierne al ciudada-
siempre frente al Estado un derecho a que el Estado no intervenga en el no, se habla allí de tres posiciones de un tipo muy diferente: de una liber-
ámbito de la no sujeción. A este derecho corresponde una prohibición di- tad jurídica para realizar las acciones que caen dentro del ámbito de la
rigida al Estado de no intervenir en el ámbito de no competencia definido ciencia192, de un derecho frente al Estado para que éste no obstaculice las
por las normas de derecho fundamental. Sin embargo, no sólo es posible acciones que caen dentro del ámbito de la ciencia193, es decir, de un dere-
y no perjudicial hablar de normas de competencia negativas y, con ello, cho a acciones negativas del Estado (derecho de defensa) que protege la
de no sujeciones y no competencias, sino que también es funcional ha- libertad jurídica, y de un derecho a acciones positivas del Estado que
cerlo. En caso contrario, el carácter defectuoso de los actos de creación protege la libertad jurídica. Esto último juega un papel central en la sen-
de normas, que caen en el ámbito de la no competencia, podría ser expli- tencia. El Tribunal lo formula con las siguientes palabras: «Al titular in-
cado sólo a medias. Por lo pronto, habría que catalogarlos sólo como dividual del derecho fundamental del artículo 5 párrafo 3 LF le surge, de
prohibidos. El mencionado carácter defectuoso tendría que ser interpreta- la decisión valorativa, un derecho a tales medidas estatales, también de
do como la consecuencia jurídica, no del desbordamiento de una compe- tipo organizacional, que son indispensables para la protección de su ám-
tencia, sino de la vulneración de una prohibición. En cambio, si se presu- bito de libertad asegurado por disposiciones de derecho fundamental,
pone la existencia tanto de una norma de prohibición como de una norma porque son las que le posibilitan una libre actividad científica194». En este
de competencia negativa, entonces con la ayuda de la primera se puede enunciado, la formulación del derecho está vinculada con su fundamen-
explicar sin mayor problema la calificación de prohibida y, con la ayuda tación. Aquí habrá de interesar, por lo pronto, sólo el derecho. En él me-
de la segunda, la calificación de defectuosa. rece ser tenida en cuenta la forma como son descritas las acciones del
Estado que constituyen su objeto. La descripción se lleva a cabo de for-
ma tal que las acciones son puestas en una relación medio/fin195. El titular
del derecho fundamental deberá tener un derecho a las acciones del Esta-
III. EL DERECHO FUNDAMENTAL COMO UN TODO do que «son indispensables para la protección de su ámbito de libertad
asegurado por disposiciones de derecho fundamental», es decir, son ne-
Hasta ahora han interesado sólo las posiciones individuales de dere- cesarias para tal fin. Mejor no puede expresarse que se trata aquí de la
cho fundamental. Quien habla de un derecho fundamental, por ejemplo, protección subjetiva positiva196 de una libertad.
a la vida o a la libertad de expresión, se refiere, por lo general, no sólo a En lo que concierne al Estado, el Tribunal formula en un nivel abstrac-
posiciones individuales sino al derecho fundamental como un todo. Sin to el mandato de «otorgar al titular del derecho individual del artículo 5 pá-
embargo, ¿qué es un derecho fundamental como un todo? La respuesta rrafo 3 LF, por medio de adecuadas estructuras liberales de la universidad,
más simple es que un derecho fundamental como un todo es un haz de tanta libertad en su actividad científica como sea posible tomando en cuen-
posiciones de derecho fundamental. Queda abierta la pregunta de saber ta las tareas de la universidad y los intereses de los diferentes titulares de
qué es lo que reúne las distintas posiciones individuales de derecho fun- derechos fundamentales que trabajen en ella»197. Este mandato expresa cla-
damental en un derecho fundamental. Una vez más, la respuesta más ramente el carácter de principios de las normas de derecho fundamental.
simple es: su adscripción a una disposición de derecho fundamental. A A la concreción del derecho a acciones positivas presentado más arriba, se
las posiciones jurídicas corresponden siempre normas que las confieren.
Al ensamblamiento de un haz de posiciones en un derecho fundamental
191
corresponde entonces la adscripción de un haz de normas a una disposi- BVerfGE 35, 79; cfr. al respecto A. Sattler, «Die Pflicht des Gesetzgebers zum
ción de derecho fundamental. Desde luego, como habrá de mostrarse, Erlass von Vorschriften über die Organisation der Hochschulen» en Fschr.fW. Weber, edi-
tado por H. Schneider/V. Gótz, Berlín 1974, págs. 325 ss.
con ello se ha captado sólo un aspecto de un concepto completo del dere- 192
BVerfGE 35. 79 (112 s.).
cho fundamental como un todo. 193
Ibídem.
194
Para lograrlo, es aconsejable echar una rápida mirada a un ejemplo. BVerfGE 35, 79 (116).
195
El Tribunal habla expresamente de una «conexión causal entre normas organizativas
A causa de la pluralidad de las posiciones que en él se manejan, resulta [...] y afectaciones del libre ejercicio de la investigación y la enseñanza» (BVerfGE 35,79 (120).
adecuada al respecto la sentencia sobre la Ley introductoria a una ley de 196
Cfr. supra Capítulo 4. II, 2.2.2.2.
197
escuela superior integrada en Baja Sajonia, que se mencionara cuando se BVerfGE 35, 79 (123 s.).

214 215
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.4. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES COMO DERECHOS SUBJETIVOS

llega por medio de la formulación de deberes definitivos del Estado relati- discusión sobre derechos fundamentales como garantías de procedimien-
vamente especiales. Así, se formula primero el mandato según el cual debe to204, de lo que se trata es de la incorporación de posiciones procedimen-
tomarse en cuenta la posición especial del profesor universitario en la or- tales en el derecho fundamental como un todo, por medio de una relación
ganización de la libertad científica198. Con respecto a la enseñanza, esto se medio/fin. La más interesante es la relación de ponderación. Puede jugar
concreta en el mandato de reconocerle una influencia decisiva y, con res- un papel en el marco de la relación de precisión para la fundamentación
pecto a la investigación, en el mandato de reconocerle una influencia fun- de una determinación de significado, y en el marco de la relación me-
damental199. Finalmente, en el nivel que directamente se relaciona con el dio/fin para la selección y exclusión de fines, así como para la exclusión
caso, se formulan prohibiciones que se refieren a las relaciones de mayoría de medios. Sin embargo, también puede darse fuera de estas relaciones.
y a los procedimientos de decisión de los órganos universitarios, así como La relación de ponderación consiste en la relación que se corresponde
a la integración de los grupos200. Este tipo de prohibiciones, por ejemplo, con la ley de la colisión, entre una posición prima facie y una posición
de que los profesores universitarios no pueden quedar reducidos a un sim- definitiva. Y, para pasar de la una a la otra, hay que comparar la posición
ple voto en minoría en las comisiones de designación de nuevos profeso- prima facie con otras posiciones prima facie así como con principios que
res201, tienen un carácter de regla que no puede ser más claro. no se refieren a posiciones jurídicas de los individuos sino a bienes co-
Estos pocos ejemplos ponen ya de manifiesto cuan amplio y variado lectivos. El Tribunal Constitucional Federal expresa esto en el menciona-
es aquello que puede ensamblarse en un derecho fundamental como un do fallo con las siguientes palabras: «Sin embargo, la obligación del
todo. Las normas y posiciones mencionadas pueden dividirse de acuerdo Estado de realizar la máxima medida alcanzable de libertad en la activi-
con tres puntos de vista: (1) según las posiciones de que se trate en el sis- dad científica tropieza con los límites naturales que resultan de la con-
tema de las posiciones jurídicas básicas, (2) según su grado de generali- fluencia de las pretensiones de varios titulares de derechos fundamenta-
dad y (3) según que tengan el carácter de reglas o principios, es decir, si les y del tomar en cuenta otros intereses relevantes de la comunidad»205.
son posiciones definitivas oprimafacie. Entre estas normas y posiciones Si se parte de que el grado de generalidad no es ninguna razón a fa-
existen relaciones de tipo muy diferente. Es fácil distinguir tres relacio- vor o en contra de la inclusión de una posición en el derecho fundamental
nes que van más allá de la mera pertenencia al haz que constituye el dere- como un todo, hay cuatro cosas que podrían ser llamadas «derecho fun-
cho fundamental: una relación de precisión, una relación medio/fin y una damental como un todo»: (1) un haz de posiciones definitivas, (2) un haz
relación de ponderación. Un ejemplo de una relación de precisión es la de posiciones definitivas, incluidas las relaciones que existen entre ellas,
que existe entre la libertad jurídica de hacer todo «aquello que por su (3) un haz de posiciones definitivas y prima facie y (4) un haz de posicio-
contenido y forma debe ser considerado como un intento serio y planifi- nes definitivas y prima facie, incluidas las relaciones que existen entre
cado de descubrimiento de la verdad» y la libertad de elegir el plantea- ellas. Más arriba se expuso que las normas de derecho fundamental tie-
miento del problema y los principios metodológicos202. A la relación me- nen un doble carácter, lo que quiere decir, entre otras cosas, que a las dis-
dio/fin se ha hecho una breve referencia más arriba. Ella juega un papel posiciones de derecho fundamental están adscritas tanto reglas como
decisivo especialmente en las normas de organización y procedimiento. principios206. Esto significa que en el haz que constituye el derecho fun-
Las relaciones de mayoría no tienen, como tales, nada que ver con las ac- damental como un todo hay que incluir tanto posiciones definitivas como
ciones de investigación pero pueden influir en ellas. Para dar un ejemplo prima facie. Agregarle las relaciones en las cuales se encuentran recípro-
más: la omisión de indicaciones en los exámenes de Estado, como tal, no camente las posiciones no sólo es posible y no perjudicial sino también
tiene nada que ver con la elección y práctica de la profesión por parte del necesario si se quiere obtener un concepto teóricamente interesante del
examinando, pero puede influir en ellas203. En una gran parte de la derecho fundamental como un todo, es decir, un concepto que tiene como
contenido algo más que sólo un ensanblamiento aditivo de posiciones.
Por ello, un derecho fundamental como un todo es un haz de posiciones
198
BVerfGE 35, 79 (126 s.).
199
BVerfGE35, 79(131 s.). 204
200
BVerfGE35,79(139,ss.). Cfr., con numerosas referencias, H. Goerlich, Grundrechte ais Verfahrensgaran-
201
BVerfGE35,79(145). tien, Baden-Baden 1981.
202 205
BVerfGE35,79(113). BVerfGE 35, 79 (122).
203 206
Cfr. BVerfGE 52, 380 (388 ss.). Cfr. supra, Capítulo 3. II. 3.3.

216 217
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

definitivas y prima facie vinculadas recíprocamente en las tres formas


descritas y adscritas a una disposición de derecho fundamental.
Un derecho fundamental como un todo de este tipo es algo básicamen-
te distinto a un derecho fundamental como un todo que consiste sólo en
una conjunción de posiciones definitivas. Éste tiene un carácter estático;
aquél, un carácter dinámico. El uno es el resultado provisorio de un proce-
so de decisión y argumentación que debe situarse fuera del derecho funda-
mental; el otro incluye exigencias que van más allá de lo existente, entra,
por ello, en colisión con otros derechos fundamentales y con principios re- Capítulo quinto
feridos a bienes colectivos y, de esta manera, está necesariamente vincula-
do con su entorno normativo. Además, contiene razones que fundamentan DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS
sus propias posiciones definitivas. Para el uno, la decisión valorativa, de la
que habla el Tribunal Constitucional Federal207, se incluye bajo la forma de
principios; para el otro, la decisión definitiva es algo externo.
El derecho fundamental como un todo es un objeto muy complejo I. LA TEORÍA DEL STATUS DE JELLINEK
pero, en modo alguno, inaprehendible. Está compuesto por elementos
con una estructura bien definida, es decir, las distintas posiciones del ciu-
dadano y del Estado, y entre estas posiciones existen relaciones clara- El derecho fundamental como un todo es, como lo muestra el últi-
mente determinables, las relaciones de precisión, de medio/fin y de pon- mo ejemplo analizado, un haz de posiciones de diferente contenido y
deración. Esto no significa que no pueda ser objeto de discusión qué es lo diferente estructura. Este tipo de posiciones totales concretas tiene que
que hay que ensamblar en un derecho fundamental como un todo. La po- ser distinguido de las posiciones totales abstractas. El paradigma de una
lémica acerca de qué es lo que pertenece a un derecho fundamental tiene teoría de posiciones totales abstractas es la teoría del status de Georg
su contrapartida en la polémica acerca de qué normas debe adscribirse a Jellinek. Su consideración está justificada no sólo por su importancia
las disposiciones de derecho fundamental en tanto normas de derecho histórica como ejemplo de una gran conceptualización y teorización ju-
fundamental. Así, sobre la base del mandato formulado por el Tribunal rídicas. En la actualidad, sigue teniendo vigencia como base para la cla-
Constitucional Federal en el sentido de que el Estado tiene no sólo que sificación de los derechos fundamentales1. Como habrá de mostrarse,
facilitar los medios organizacionales sino también los medios personales partes esenciales de ella se cuentan entre los conocimientos seguros en
y financieros para una «libre actividad científica»208, se puede llegar a el ámbito de los derechos fundamentales, algo que ya significa mucho
mandatos concretos muy diferentes. Se puede proceder también más ra- en un campo tan controvertido. La vigencia de la teoría del status de Je-
dicalmente y poner en duda que tales mandatos estén adscritos al artículo llinek se muestra en intentos como los de Haberle de eliminar, como él
5 párrafo 3 frase 1 LF y sostener que al Estado le está ciertamente permi- dice, «su cabeza del Absolutismo tardío, y colocarla sobre pies demo-
tido pero no ordenado encargarse del funcionamiento de las instituciones cráticos»2, así como en las construcciones de status competitivos o
científicas; que podría dejar el cultivo de la ciencia totalmente en manos complementarios como la del status constituens de Denninger3, del sta-
de la iniciativa privada, a la que no podría obstaculizar. Esto pone clara-
mente de manifiesto que, dentro del marco de la pregunta acerca de qué
pertenece a un derecho fundamental como un todo, se plantean todos los 1
Cfr. sobre todo Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz,
problemas de la interpretación de los derechos fundamentales. tomo 1, Observación preliminar A II 3 (págs. 58 ss.); W. Schmitt Glaeser, Mifibrauch und
Verwirkung von Grundrechten im politischen Meinungskampf, Bad Homburg/Berlín/Zü-
rich 1968, págs. 83 ss.; J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 10 ss., 201
ss, 278 ss.; C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes» en JuS 1981, págs. 239 ss.
2
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 80.
207 3
BVerfGE35,79(114, 116). E. Denninger, Polizei in der freiheitlichen Demokratie, Francfort del Meno 1968,
208 págs. 33 ss.: Id., Staatsrecht 1, págs. 28 ss.
BVerfGE35,79(115).

218 219
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

tus de derecho constitucional y de derecho político general de Hesse4, taciones. Según la primera, el hecho de que a se encuentre en un status
del status activus processualis de Haberle5 y del status libertatis de pasivo significa simplemente que existen mandatos o prohibiciones esta-
Grabitz6. tales, no importa cuáles, a los que está sometido a, o algunos mandatos o
Jellinek distingue cuatro status, el pasivo o status subiectionis, el ne- prohibiciones jurídicas, no importa cuáles, que pueden existir legítima-
gativo o status libertatis, el positivo o status civitatis y el activo o status mente, es decir, que el Estado tiene frente a a la competencia para dictar
de la ciudadanía activa1. mandatos o prohibiciones, no importa cuáles, que afecten a a, lo que sig-
Jellinek describe de varias maneras qué es un status. Una importancia nifica que a se encuentra frente al Estado en una posición de sujeción
central tiene su caracterización como «una relación con el Estado que ca- como la antes definida15. De acuerdo con la segunda interpretación, el
lifica al individuo»8. Un status es entonces una relación formada entre el status pasivo de una persona consiste en la totalidad o clase de los man-
individuo y el Estado. Como relación que califica al individuo, el status datos y prohibiciones que le impone el Estado, o en la totalidad o clase
debe ser una situación9 y, como tal, distinguirse de un derecho10. Ello es de los mandatos y prohibiciones para cuya imposición el Estado es com-
así porque, como Jellinek lo expresa, tiene como contenido el «ser» jurí- petente. De acuerdo con la primera interpretación, el status no cambia
dico y no el «tener» jurídico de una persona11. Lo que Jellinek entiende cuando cambian los mandatos y prohibiciones que afectan al individuo o
por «ser» y «tener», se muestra en sus ejemplos. Así, al dotar a una per- la competencia del Estado para dictarlos; el status individual puede sólo
sona del derecho al voto y del derecho a adquirir libremente la propie- cesar de existir cuando ningún mandato y ninguna prohibición afectan al
dad, se modifica su status y, con ello, su ser12, mientras que la adquisición individuo y el Estado no tiene competencia para imponerlos. En cambio,
de un determinado inmueble sólo afecta su tener. Estas descripciones ge- según la segunda interpretación, toda modificación de los mandatos o
nerales son poco claras. El concepto se vuelve más preciso dentro del prohibiciones o de la competencia del Estado para imponerlos conduce a
marco de su división en las cuatro «relaciones de status»13. una modificación del status.
Manifestaciones de Jellinek tales como que «la relación entre indivi-
duo y Estado condensada en el ser [...] (permanece) inmutable cualquiera
1. EL STATUS PASIVO que sea el contenido que pueda dársele»16 y que un «status [...] por ello,
nunca puede definirse por su contenido»17 muestran que sólo la primera
El status pasivo, el status subiectionis, se trata con relativa brevedad. interpretación responde a sus intenciones.
En él, el individuo ha de encontrarse en virtud de su «sumisión al Estado, Desde luego, existe una vinculación entre la primera y la segunda in-
[...] dentro de la esfera del deber individual»14. Esto admite dos interpre- terpretación. Si a no está sometido, por lo menos, a un determinado man-
dato o prohibición del Estado, y el Estado no tiene la competencia para
4
K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 280. imponerle a a, al menos, un determinado mandato o prohibición, a no se
5
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», págs. 52, 81. encuentra en el status pasivo. Que a se encuentre en el status pasivo no
6
7
E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, Tubinga 1976, pág. 245. significa otra cosa sino que se encuentra en alguna posición determinada,
G. Jellinek, System der subjektiven ójfentlichen Rechte, 2.a edición, Tubinga 1905, que puede describirse con la ayuda de las modalidades del mandato, la
págs. 86 s.; cfr., además, Id., Allgemeine Staatslehre, 7.a reimpresión de la 3.a edición
(1914), Bad Homburg 1960, págs. 418 ss. prohibición y la competencia o su conversa, la sujeción. Lo que está or-
8
Id., System der subjektiven ójfentlichen Rechte, pág. 83: «Teóricamente, la personali- denado o prohibido puede variar, al igual que el objeto de la competencia
dad es una relación con el Estado que califica al individuo. Por ello, jurídicamente es una o de la sujeción. Por lo tanto, hay que distinguir entre el contenido del
situación, un status». En la pág. 118, Jellinek habla de una «relación entre el individuo y el status y el status como tal. El contenido del respectivo status pasivo de a
Estado que se condensa en un ser». A ello corresponde la caracterización de Wolff como puede describirse siempre mediante la referencia a un haz de posiciones
«calificación esencial de una persona» (H. J. Wolff/O. Bachof, Verwaltungsrecht I, 32
IV a). del tipo antes mencionado. Por el contrario, el status pasivo de a como
9
Ibídem, pág. 83. tal es aquello que permanece cuando cambia el número o el contenido de
10
Ibídem, págs. 83 s.
11
Ibídem, pág. 84. 15
12 Capítulo 4. II. 3.5.
Ibídem. 16
13 Ibídem, pág. 118.
Ibídem, pág. 86. 17
14 Ibídem.
Ibídem.

220 221
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

las posiciones que constituyen ese haz. Por lo tanto, el concepto de status antes definido19, o si pertenecen a él también protecciones en la forma de
pasivo es una abstracción de determinadas posiciones totalmente descri- derechos a la no obstaculización. Cuando en la literatura se habla del sta-
bióles con la ayuda de las modalidades normativas mencionadas y, en tus negativo, por lo general se hace referencia a derechos de defensa, es
este sentido, reducible a éstas18. decir, a derechos a acciones negativas frente al Estado. Sin embargo, a
ello se oponen las consideraciones de Jellinek.
Jellinek aclara el concepto de status negativo con las siguientes pala-
2. EL STATUS NEGATIVO bras, muy citadas: «Al miembro del Estado le corresponde, entonces, un
status del cual él es señor, una esfera libre del Estado, que niega el Impe-
El concepto de status pasivo carece relativamente de problemas. Ello rium. Es el de la esfera individual de la libertad, del status negativo, del
no puede decirse del concepto de status negativo. Un problema central status libertatis, en el cual los fines estrictamente individuales encuentran
teórico-estructural de este concepto puede formularse mediante la pre- su satisfacción mediante el acto libre del individuo»20. Por lo tanto, un
gunta de si el status negativo es algo que consiste exclusivamente en po- status negativo consiste en una esfera de libertad individual. Sin embar-
siciones libres, es decir, libertades jurídicas no protegidas en el sentido go, según Jellinek, la esfera de libertad individual es la clase «de las ac-
ciones de los subditos jurídicamente irrelevantes para el Estado»21. Una
18
Según Wolff, el status es «un concepto de derechos y deberes potenciales» (H. J. acción deberá ser jurídicamente irrelevante para el Estado si, al menos
Wolff/O. Bachof. Verwaltungsrecht I, § 32 IV a), el status pasivo «el concepto propiamente por lo que se refiere a la relación Estado/ciudadano, «no está en condi-
dicho de todos los deberes potenciales de las personas civiles frente al Estado» {Id., loe. ciones de provocar [...] un efecto jurídicamente relevante»22. Como ejem-
cit, 32IV c 1). La expresión «deber potencial» es ambigua. En su sentido más amplio, sig- plo de acciones jurídicamente irrelevantes, presenta Jellinek la publica-
nifica todo deber concebible que pueda afectar a un individuo. No puede suponerse que
Wolff lo utilice en este sentido. Si así fuese, el status pasivo sería una categoría que abarca-
ción de un impreso, el disfrute del propio vino y el pasear por su propio
ría todos los deberes posibles. Por su parte, se tiene un significado restringido si por «debe- solar. Con la publicación de un impreso podría, ciertamente, estar vincu-
res potenciales» se entiende una categoría referida a todos los deberes que el Estado, en vir- lada la celebración de un contrato con una editorial; pero esta acción tie-
tud de las competencias que tiene en un determinado sistema jurídico, puede imponer a los ne efectos sólo frente a terceros. Ello no alteraría la irrelevancia jurídica
individuos que le están sometidos. Como Wolff, para explicar el carácter potencial, no ha- de la publicación del impreso con respecto a la relación con el Estado.
bla de competencias y sujeciones, sino que afirma que los deberes potenciales se actualizan
«según las diferentes situaciones sociales, en cambiantes manifestaciones» {op. cit. § 32IV Lo que Jellinek llama «irrelevancia jurídica»23 no es nada distinto de
a), hay que hacer jugar un tercer significado, es decir, que los deberes potenciales son debe- la posición libre, antes mencionada, que, a su vez, en cuanto liberación
res condicionados o hipotéticos, casi siempre de carácter relativamente general. Así, todo jurídica, es lo mismo que la libertad jurídica no protegida24. Una acción
propietario de una cosa, cuando ella representa un peligro para la seguridad o el orden pú-
blicos, tiene el deber condicionado o hipotético de eliminarla. Como deber condicionado, es libre cuando no está ni ordenada ni prohibida, es decir, cuando tanto
este deber también es válido cuando la cosa se encuentre en una situación acorde con el or- su ejecución como su omisión están permitidas. Desde luego, Jellinek
denamiento. Este deber condicionado se convierte en un deber incondicionado o categórico
cuando se presenta una situación en la cual la cosa se vuelve peligrosa. Que la definición 19
Capítulo 4. II. 2.2.1.
del status pasivo de Wolff responda, en una de estas interpretaciones del concepto de deber 20
G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 87.
potencial, a la intención de Jellinek, es algo que depende de lo que Wolff entienda por 21
Ibídem, pág. 104.
«concepto propiamente dicho». Si, de acuerdo con el uso habitual de este concepto, entien- 22
Ibídem, pág. 46.
de por ello una totalidad en el sentido de una categoría, ello no corresponde a lo que quiere 23
En vez de acciones jurídicamente irrelevantes, Jellinek habla también de acciones
decir Jellinek. El status pasivo no es ni la categoría de los deberes incondicionados, ni de «jurídicamente indiferentes» {op. cit., pág. 46).
los potenciales con respecto a una competencia, ni de los deberes meramente posibles, sino 24
La irrelevanciaywA-ú#aj de Jellinek no debe, pues, equipararse a la irrelevancia^ac/i-
una abstracción de categorías de deberes. Si Wolff entiende por «concepto propiamente di- ca. Si está permitido participar en la vida política así como dejar de hacerlo, entonces, en el
cho» una abstracción semejante —algo que la expresión no sugiere pero, que sería siempre sentido de Jellinek, la participación en la vida política es jurídicamente irrelevante para el
posible— entonces su definición corresponde a la intención de Jellinek sólo si ella se refie- Estado. Sin embargo, para un Estado democrático es fácticamente muy relevante que por lo
re a los deberes potenciales no sólo en el tercero sino también en el segundo sentido, así menos algunos ciudadanos participen en la vida política. No obstante, de la relevancia fác-
como a los deberes incondicionados. Así pues, la definición de Wolff del estatus pasivo co- tica, no se sigue ninguna relevancia jurídica en el sentido de Jellinek. Sin embargo, ciertas
rresponde a la dada antes, en el texto sólo si «concepto propiamente dicho» ha de entender- acciones fácticamente relevantes pueden convertirse en jurídicamente relevantes. Si ello se
se como abstracción y si su concepto de deberes potenciales comprende los deberes poten- lleva a cabo mediante la interpretación, entonces la relevancia fáctica puede aducirse como
ciales tanto en el segundo como en el tercer sentido y también los deberes incondicionados. argumento para la relevancia jurídica.

222 223
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

quiere referir las expresiones «permitir» y «poder hacer o ser» a algo di- las leyes que reconocen y regulan la libertad [...] es sustancialmente la
ferente, es decir, a las acciones jurídicamente relevantes en relaciones del misma para todos los casos»30.
mismo orden, o sea, a las relaciones ciudadano/ciudadano25. No es nece- El contenido del status negativo de un individuo a en el tiempo tx
sario entrar aquí en los múltiples problemas que plantea esta tesis26. En consiste en la totalidad o en la clase de todas las libertades (jurídicamente
todo caso, con respecto a la derogación de una prohibición, Jellinek ha- no protegidas) que a tiene en relación con el Estado en el tiempo t{. La
bla también de una permisión «puramente negativa»27 y, según su siste- clase de estas libertades no protegidas puede ser llamada el «ámbito de
ma, las acciones jurídicamente irrelevantes no están ni ordenadas ni libertad de a en el tiempo t¡ en relación con el Estado». En lugar de «ám-
prohibidas. Aquí cabe, pues, constatar que la modalidad de la irrelevan- bitos de libertad», puede hablarse también, siguiendo a Jellinek, de «es-
cia de Jellinek es la misma que la de la liberación antes presentada ex- feras de libertad» o de «campos de libertad»31.
puesta. Instructivas y confirmantes de lo hasta aquí expuesto son las tesis de
Que el status negativo de Jellinek consiste exclusivamente en posi- Jellinek acerca de la relación entre el status negativo y el pasivo. Según
ciones libres, es decir, en libertades jurídicas no protegidas, es algo con- Jellinek, «el sometimiento y la libertad de sometimiento» son las dos po-
firmado por manifestaciones de Jellinek con respecto a su protección me- sibilidades recíprocamente excluyentes de las que el Estado dispone en
diante derechos de no impedimento frente al Estado, es decir, con respec- toda regulación de sus relaciones con los subditos32. Con ello, se expresa
to a lo que comunmente se denomina «derechos de defensa». Según adecuadamente que el status pasivo y el negativo se encuentran recípro-
Jellinek, el status negativo «está protegido porque el individuo tiene una camente en una relación de contradicción. Todas las acciones que a un
pretensión a su reconocimiento y a las autoridades estatales les está individuo no le están ni ordenadas ni prohibidas, pertenecen a su ámbito
prohibida toda perturbación del mismo, es decir, toda imposición de una de libertad. De todas las acciones que o bien le están ordenadas o prohi-
orden o de una coacción que no esté legalmente fundamentada»28; pero, bidas, se dirá que pertenecen a su ámbito de obligaciones. Así como el
esta pretensión debe pertenecer «como cualquiera referida a un determi- ámbito de libertad es el contenido del status negativo, así mismo el ámbi-
nado comportamiento estatal, al status positivo del individuo»29. Habrá to de las obligaciones es el contenido del status pasivo33. Toda negación
de verse que la inclusión de Jellinek del derecho a no impedimento en el de una libertad perteneciente al contenido del status negativo conduce a
status positivo no deja de ser problemática: el derecho de defensa tiene en un mandato o prohibición de igual contenido que pertenece al contenido
su sistema un carácter oscilante. del status pasivo; toda negación de un mandato (o de una prohibición)
Si se parte de que al status negativo sólo pertenecen libertades jurídi- perteneciente al contenido del status pasivo conduce —siempre que no se
cas no protegidas, el concepto de status negativo puede definirse fácil- estatuya una nueva prohibición (o mandato) del mismo contenido34— a
mente en concordancia con el de status pasivo. Al igual que en el caso una libertad del mismo contenido perteneciente al contenido del status
del status pasivo, también en el status negativo puede distinguirse entre negativo. Por ello, en virtud de razones lógicas, toda ampliación del ám-
la totalidad de las libertades (jurídicas no protegidas) de un individuo y bito de obligaciones (jurídicas) constituye una reducción del ámbito de
lo que éste es cuando tiene algunas libertades (jurídicamente no protegi- libertad (jurídica) y viceversa. Que Jellinek ponga en un mismo nivel el
das). El concepto de status negativo es, como el de status pasivo, una
abstracción de determinadas libertades jurídicas no protegidas. Por lo
tanto, hay que distinguir entre el status negativo en como tal y su conte- 30
Ibídem, pág. 104.
31
nido. El contenido del status negativo puede cambiar pero, el status nega- 32
Ibídem, págs. 87, 104.
tivo como tal sigue siendo el mismo. Por ello, Jellinek afirma que «sólo Ibídem, pág. 104.
33
existe la libertad en singular» y que «la situación individual que surge de Con mayor precisión, habría que distinguir entre el ámbito actual y potencial de de-
beres. El ámbito potencial de deberes constituye la categoría de los mandatos y prohibicio-
nes para cuya imposición el legislador tiene competencia. A esta diferenciación puede aña-
25
dirse una diferenciación correlativa para el ámbito de libertad.
34
Ibídem, págs. 46,49. Esta cláusula es necesaria porque en lugar de un mandato puede ponerse una prohi-
26
Cfr. al respecto, H. Kelsen, Hauptprobleme der Staatsrechtslehre, págs. 632 ss. bición, lo cual excluye el surgimiento de una libertad jurídica. No necesita mayor mención
27
G. Jellinek, op. cit. pág. 46. el presupuesto de que el contenido del status pasivo es no contradictorio. Si a él pertenecen
28
Ibídem, pág. 105. tanto el mandato como la prohibición de la misma acción, la negación del mandato o de la
29
Ibídem (subrayado de R. A.). prohibición conduce a la eliminación de la contradicción pero no a una libertad.

224 225
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

contenido del status pasivo y del status negativo, como posibilidades que 3. E L STATUS POSITIVO
se excluyen recíprocamente, es un argumento más a favor de la tesis de
que, según este autor, al status negativo pertenecen sólo libertades jurídi- De los status pasivo y negativo se ha dicho que, al igual que el man-
cas no protegidas. dato y la prohibición con respecto a la posición libre, se encuentran recí-
Las tesis de Jellinek sobre la relación entre status y derecho plantean procamente en una relación de contradicción. A una relación similar,
algunos problemas. Jellinek dice que de un status resultan derechos pú- también restringida, parece referirse Jellinek cuando habla del status po-
blicos subjetivos35, que ellos se fundan en aquél36, que se vinculan con sitivo como «justamente un reflejo del negativo»41. Para saber qué se
él37, que surgen™ de él y que éste los genera29. Quien afirma que el status quiere decir con esto, conviene echar una mirada a aquello que Jellinek
negativo genera derechos a la no perturbación puede querer decir dos co- llama status positivo o status civitatis.
sas. Puede querer decir que el derecho se sigue lógicamente del status En este status se ubica el individuo a quien el Estado «le reconoce la
pero, puede también querer decir que entre status y derecho existe alguna capacidad jurídica para reclamar para sí el poder estatal, para utilizar las
relación de un tipo más débil. Lo primero sería falso, pues, como se ha instituciones estatales, es decir, otorga al individuo pretensiones positi-
mostrado más arriba, de libertades no protegidas, es decir, de posiciones vas»42. No es muy claro qué es lo que se quiere decir con esto. El asunto
libres, no se sigue lógicamente un derecho a algo, tampoco un derecho al se aclara cuando Jellinek dice que el Estado le confiere al individuo el
no impedimento de lo permitido. Así pues, la relación tiene que ser de «status de la civilidad» cuando (1) le garantiza «pretensiones a su activi-
tipo no lógico. Con ayuda del fin de la liberación, puede establecerse una dad» y (2) «le facilita medios jurídicos para su realización»43. Jellinek
relación de tipo no lógico. Si al individuo debe garantizársele un ámbito llama a los derechos que el individuo puede imponer en un procedimien-
de libertad de la manera más segura posible, entonces es necesario prote- to para la protección de derechos, «pretensiones jurídicas positivas for-
gerlo mediante derechos al no impedimento y a la no eliminación. males»44. Que el individuo tenga tales pretensiones frente al Estado sig-
La vinculación entre el status negativo y su protección se profundiza
pro medio de reflexiones de contenido. Lo que de esta manera se vincula
son, desde el punto de vista formal, posiciones que en el sistema de Jelli- nada, crea derechos subjetivos» (H. H. Rupp, Grundfragen der heutigen Verwaltung-
srechtslehre, pág. 162). A diferencia de lo que sucede en el texto, el status no es, pues, defi-
nek son de tipo muy diferente, es decir, aquellas que pertenecen al status nido como una abstracción de posiciones libres o de libertades no protegidas y tampoco se
negativo y aquellas que pertenecen al status positivo. Esto no dice nada parte de una defensa por medio de los derechos al no impedimento. Además, Rupp coinci-
en contra del sistema de Jellinek. Sin embargo, pone de manifiesto que de con Jellinek en que el status puede «generar» derechos subjetivos (ibídem). Sin embar-
aún es impreciso y que necesita una fundamentación en una teoría de las go, a diferencia de Jellinek, expone claramente que tales derechos no resultan sin más del
status {op. cit., pág 172). Para ello, se necesita una «norma fundamental material de dere-
posiciones jurídicas básicas40. cho administrativo» que fundamente tales derechos {op. cit., págs. 250,221,253). Como lo
muestran las consideraciones presentadas en el texto, en principio, se puede estar de acuer-
do con esta tesis. En cambio, no se puede aceptar la conformación que Rupp da a esta nor-
35
A menudo, Jellinek no habla de derechos sino de pretensiones. Por ellas entiende ma fundamental. Según Rupp, ella no debe conducir a derechos a una omisión como el de-
derechos concretos y actuales, tales como el derecho del propietario a exigir de un indivi- recho a no ser impedido de Jellinek, sino exclusivamente a pretensiones de reacción, que
duo determinado que lleva a cabo una perturbación, que la elimine {op. cit., págs. 54 s.). surgen con las vulneraciones del status {op. cit., pág. 164). Según Rupp, sólo tales preten-
Según la terminología aquí utilizada, éste es un derecho a algo. siones de reacción se pueden considerar como derechos subjetivos {op. cit., págs. 164 s.).
36
Ibídem, pág. 86. Por pretensiones de reacciones entiende aquí pretensiones de eliminación {op. cit.
37
Ibídem, pág. 84. págs. 254 ss.). En contra de la afirmación de que las vulneraciones del status tienen como
38
Ibídem, pág. 106. consecuencia pretensiones de reacción no hay nada que objetar. Sin embargo, no se com-
39
Ibídem, pág. 106. Similar también Wolff en H. J. Wolff/O. Bachof, Verwaltung- prende por qué sólo éstas deben ser llamadas «derechos subjetivos». No existe ningún pro-
srecht, I 32 IV a. blema en considerar a las libertades del status negativo como libertades protegidas por de-
40
La reconstrucción aquí realizada se distingue en puntos esenciales de la teoría de rechos subjetivos al no impedimento y, en caso de vulneración de estos derechos, que siem-
Rupp, una de las más interesantes continuaciones de la teoría del status de Jellinek. Los pre es al mismo tiempo una vulneración de los deberes correspondientes del Estado,
análisis de Rupp se limitan al status negativo y al positivo. En lo que concierne al status ne- admitir, como derecho subjetivo secundario, una pretensión de eliminación.
41
gativo, Rupp —al igual que Jellinek— señala que éste debe distinguirse estrictamente del G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 121.
42
derecho subjetivo: «en el status se trata, en verdad, sólo de una situación delimitada por un Ibídem, pág. 87.
43
haz de "deberes de abstención" de la administración, situación que, como tal, no es ningún Ibídem, pág. 114.
44
derecho subjetivo y, mucho menos, absoluto, sino que, en el mejor de los casos, si es lesio- Ibídem, pág. 70.

226 227
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

nifica, primero, que frente al Estado tiene derechos a algo y, segundo, al Estado le está ordenada la ejecución o la omisión de una acción h o si
que tiene una competencia para hacerlos exigibles. Según Jellinek, la es libre con respecto a h; hay, entonces, que «decidir acerca de la libertad
existencia de una competencia semejante, es una condición necesaria del Estado»48. Cuando se habla del reflejo se apunta entonces a que la ex-
para que el individuo se encuentre en un status positivo45. La fórmula en tensión del status positivo del ciudadano se corresponde con la extensión
la cual Jellinek resume «las pretensiones jurídicas individualizadas for- de aquello que uno podría llamar el «status pasivo del Estado», así como
malmente reconocidas que surgen del status positivo», es decir, «la capa- a que en la relación Estado/ciudadano todo aquello que no pertenece al
cidad jurídicamente protegida para exigir prestaciones positivas del Esta- status positivo del ciudadano se cuenta entre aquello que podría llamarse
do»46, tiene que ser leída en este doble sentido47. «status negativo del Estado»49.
Si se prescinde del aspecto de la competencia, al igual que de otros Así como en el caso del status pasivo y del negativo, tampoco el sta-
refinamientos, se obtiene como núcleo del status positivo el derecho del tus positivo debe ser idéntico a los derechos que de él «surgen»50-51. No
ciudadano frente al Estado a acciones estatales. A ello se refiere Jellinek obstante, si el status positivo no consiste en determinados derechos a
cuando declara que el status positivo es «justamente el reflejo del negati- algo, entonces, al igual que en el caso de los status ya analizados, puede
vo». Al derecho de a frente al Estado a la acción h de este último corres- consistir sólo en aquello que es común a todos cuando los individuos po-
ponde el deber del Estado frente a a de ejecutar la acción h. Así como en seen frente al Estado diferentes derechos a algo, vinculados con posibili-
una discusión acerca del contenido del status negativo de a de lo que se dades de protección jurídica. Si se interpreta el status positivo como una
trata es de saber si a a le está ordenada la realización u omisión de una abstracción de este tipo, entonces no puede hablarse de derechos que
acción h' o si es libre con respecto a h', así también en una discusión «surjan» de él52.
acerca del contenido de un status positivo, de lo que se trata es de saber si En el análisis del status negativo, se expuso que Jellinek incluye la
«pretensión frente a las autoridades estatales de no impedimento»53 como
45 «toda (pretensión) a un determinado comportamiento estatal, en el status
Ibídem, págs. 115 s.
46
Ibídem, pág. 121. positivo del individuo»54. Esta pretensión es un derecho frente al Estado
47
En los detalles las cosas son más complicadas. Jellinek distingue tres pretensiones con respecto a una acción negativa, es decir, una omisión. A la adscrip-
principales del status positivo: la pretensión de protección jurídica, la pretensión de satis- ción de un derecho semejante en el status positivo —lo que es coherente
facción de intereses y la pretensión de que los intereses sean tenidos en cuenta {op. cit. con la definición del status negativo de Jellinek— se opone, sin embargo,
págs. 124 ss., 128 ss., 130 ss., 132). La pretensión de protección jurídica sirve, por una par- la tesis de Jellinek según la cual «un hacer positivo del Estado»55 es lo
te, para la protección de las posiciones de derecho privado y, por otra, «para la protección
de las pretensiones de derecho público, que resultan de las relaciones públicas del status» que constituye el contenido de los derechos que deben adscribirse en el
{op. cit. pág. 126). Según Jellinek, la pretensión de protección jurídica debe consistir «en status positivo. La omisión de impedimentos puede denominarse perfec-
todo caso en la capacidad jurídicamente protegida para poner en movimiento normas del
derecho público en interés individual» {op. cit., pág. 127). Esto debe interpretarse como
una competencia. Además, existe una serie de formulaciones que sugieren interpretar la 48
Ibídem, pág. 121.
pretensión de protección jurídica como un derecho a algo frente al Estado. Así, Jellinek ha- 49
Ambas cosas se expresan en las equivalencias estudiadas más arriba DabG <->
bla de «iuia pretensión dirigida al Estado mismo en el sentido de que éste vincule la realiza- ObeaG y ^DabG <-> ^ObaG
ción de actos judiciales con la solicitud del individuo» {op. cit., pág. 127). Así pues, ya en 50
Ibídem, págs. 124, 121, 128.
el ámbito de la protección jurídica surge una duplicación. Lo que esto significa para las pre- 51
Ibídem, pág. 118
tensiones formales de derecho público puede mostrarse en el ejemplo de una pretensión de 52
Rupp considera que la tesis de Jellinek según la cual del status surgen derechos sub-
satisfacción de intereses, es decir, del derecho «a asistir a cursos de enseñanza superior» jetivos «tiene validez en realidad sólo para el status negativo o status libertatis» (H. H.
{op. cit., pág. 129). Para poder ser una pretensión formal, este derecho tiene que estar vin- Rupp, Grundfragen der heutigen Venvaltungsrechtslehre, pág. 265). Se ha mostrado que
culado con la pretensión de protección jurídica. Si se supone esta vinculación, resulta en- en el caso del «surgimiento» o de la «génesis» de derechos a partir del status negativo se
tonces la siguiente triple estructura: (i) un derecho frente al Estado a asistir a cursos de en- trata de la adición de derechos a algo a las libertades no protegidas. Si se acepta esto, enton-
señanza superior, (ii) una competencia para hacer valer este derecho por vía judicial y (iii) ces realmente existe una diferencia esencial entre el status positivo y el negativo. Los dere-
un derecho frente al Estado para que éste realice el procedimiento de protección jurídica chos del status positivo no adicionan a algo sino que constituyen, en su totalidad, el conte-
puesto en marcha de acuerdo con esta competencia. La pretensión de protección jurídica de nido del status positivo.
Jellinek referida a posiciones de derecho privado debe interpretarse de forma tal que el pri- 53
Ibídem, pág. 111.
mer miembro de esta relación no consista en un derecho a algo frente al Estado sino en un 54
Ibídem, pág. 105.
derecho a algo frente a un particular. 55
Ibídem, pág. 121 (subrayado de R. A.).

228 229
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

tamente como un «hacer» pero no es un «hacer positivo». Si se tomara en el contexto pone de manifiesto qué es lo que se quiere decir con las ex-
serio lo que Jellinek dice acerca del hacer positivo, entonces el derecho presiones «status negativo» y «positivo». Por lo general, se alude al sta-
al no impedimento, que corresponde a aquello que comúnmente se desig- tus negativo en sentido amplio y al status positivo en sentido estricto. Por
na como «derecho de defensa», no podría adscribirse en ningún status. lo tanto, en este caso, estas expresiones pueden ser utilizadas sin ningún
Se llegaría, pues, al resultado de que una de las más importantes posicio- añadido, tal como se hará en lo que sigue. Si surgen dudas, éstas pueden
nes de derecho fundamental no cabría en el sistema de Jellinek. Esto pue- ser rápidamente superadas recurriendo a la teoría de las posiciones jurídi-
de evitarse sólo mediante una adscripción o bien al status negativo o bien cas fundamentales, en la que se basan las distinciones antes menciona-
al status positivo. das. No obstante, cuando se trata de preguntas difíciles de derecho funda-
El problema es que toda decisión de adscripción trae consigo conse- mental, que incluyen problemas de la teoría del status como tal, las dis-
cuencias no deseadas. Si se adscribe el derecho al no impedimento al sta- tinciones adoptadas son indispensables.
tus negativo, entonces su carácter cambia fundamentalmente. La arquitec-
tura del sistema de Jellinek se vuelve confusa. Si se adscribe al status posi-
tivo, entonces ya no es posible expresar en la teoría del status una 4. EL STATUS ACTIVO
distinción tan importante desde el punto de vista de la dogmática de los de-
rechos fundamentales como es la que existe entre los derechos a acciones Lo que para el status pasivo es el mandato o la prohibición que afecta
negativas y a acciones positivas del Estado. Además, una adscripción de al individuo, lo que para el status negativo es la liberación y lo que para
los derechos de defensa al status positivo contradiría la difundida —y no el status positivo es el derecho a algo, es para el status activo o el status
injustificada— terminología de la dogmática de los derechos fundamenta- de la ciudadanía activa, la competencia56. Para poner al individuo en este
les. Este dilema es una consecuencia del carácter muy difuso del sistema status, es necesario «atribuirle capacidades que se encuentran fuera de su
de Jellinek. Su solución es posible si, a la luz de la teoría de las posiciones libertad natural»57, por ejemplo, el derecho al voto58. Aquí debe renun-
jurídicas fundamentales, se divide el status negativo y el positivo en un ciarse a un análisis detallado de la estructura formal de este status. La po-
status negativo y positivo en sentido estricto y sentido amplio. El status ne- sibilidad de reconstruirlo —en la medida en que es relevante en el ámbito
gativo en sentido estricto —que es, en realidad, el de Jellinek— se refiere de los derechos fundamentales— con la ayuda de la modalidad jurídica
exclusivamente a las libertades jurídicas no protegidas. El status negativo de la competencia, es indudablemente clara. Así mismo, ya se ha hecho
en sentido amplio —que va más allá de la sistemática de Jellinek— se re- suficiente referencia al problema de la separación entre el status y los de-
fiere, además, a los derechos a acciones negativas del Estado (derechos de rechos que de él «surgen».
defensa), que protegen el status negativo en sentido estricto. Al status posi- A diferencia de lo que sucede con la estructura formal del status acti-
tivo en sentido amplio pertenecen tanto los derechos a acciones positivas vo, que puede caracterizarse suficientemente con la ayuda del concepto
como los derechos a acciones negativas; en cambio, al status positivo en de competencia, en lo que concierne a su contenido es necesario hacer
sentido estricto, pertenecen sólo los derechos a acciones positivas. Las una observación. De ninguna manera es preciso adscribir al status activo
consecuencias sistemáticas de esta división para el sistema de Jellinek son todas las competencias que pueda encontrarse en el sistema jurídico. Si
simples y perceptibles. Los derechos que son añadidos al status negativo este fuese el caso, también la competencia para celebrar un contrato ten-
en sentido estricto —a fin de que se convierta en un status negativo en sen- dría que pertenecer al status activo. Según Jellinek, al status activo tienen
tido amplio (derechos de defensa)— son un tipo especial de los derechos que pertenecer sólo las competencias que tienen como objeto una «parti-
del status positivo en sentido amplio. cipación en el Estado»59, que sirven para la «formación de la voluntad es-
En contra de esta solución puede aducirse, cuando más, la objeción tatal»60. De esta manera, a la teoría del status concebida formalmente, se
pragmática de que ella conduce a una complicación del lenguaje de los
derechos fundamentales. Cuando se habla de status negativo o positivo, 56
habría que agregar siempre si se hace referencia a un status en sentido es- Cfr. al respecto supra, Capítulo 4. II. 3.
57
tricto o en sentido amplio. Sin embargo, cláusulas como éstas no serían Ibídem,pág. 138.
58
Ibídem, págs. 159 ss.
comprensibles por sí mismas. No obstante, esta objeción es fácil de repli- 59
Ibídem, pág. 137.
car. Por lo general, en las argumentaciones iusfundamentales habituales, 60
Ibídem, pág. 136.

230 231
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

suma un aspecto de contenido que trae consigo problemas de delimita- II. ACERCA DE LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DEL
ción. Ciertamente, es fácil decir que la competencia para celebrar un con- STATUS DE JELLINEK
trato no pertenece al status activo y tampoco puede haber ninguna duda
de que el derecho al voto (artículo 38 LF) es el prototipo de una compe- A pesar de sus numerosas oscuridades y algunas deficiencias, la teo-
tencia que debe ser adscrita al status activo; pero, junto a casos claros, ría del status de Jellinek es el ejemplo más grandioso de una teorización
como estos, existen numerosos casos dudosos. Así, la competencia para analítica en el ámbito de los derechos fundamentales. Los conceptos cen-
interponer una demanda ante un tribunal administrativo es una compe- trales de esta teoría, los de los cuatro status, son abstracciones sobre posi-
tencia que se da en la relación ciudadano/Estado. Sin embargo, de acuer- ciones de carácter elemental. Esto fundamenta tanto su fortaleza como su
do con el criterio de Jellinek de la participación en el Estado, puede du- debilidad. Su debilidad reside en el hecho de que no siempre son claras
darse de que esta competencia pertenezca al status activo. En este punto ni las relaciones entre las posiciones elementales y los status ni las que se
se muestra nuevamente el carácter relativamente difuso de la teoría de dan entre las diferentes posiciones elementales. Sin embargo, estas debi-
Jellinek y la necesidad de ampliarla —y también corregirla— con la ayu- lidades pueden superarse si la teoría del status se fundamenta sobre la
da de una teoría de las posiciones jurídicas fundamentales que esté deli- base de una teoría de las posiciones jurídicas fundamentales. Si esta últi-
neada de una manera más fina. ma, además, es construida sobre el cimiento de una teoría de las modali-
Para el status activo tiene especial importancia la vinculación de po- dades deónticas fundamentales, puede entonces surgir un sistema de total
siciones que pertenecen a diferentes status. Las posiciones del status acti- claridad que, dentro de su ámbito, permite una medida suprema de con-
vo están vinculadas siempre con posiciones de otro status, pues el ejerci- cepciones analíticas irrenunciables en los derechos fundamentales. Cabe
cio de una competencia está siempre ordenado o prohibido (status pasi- señalar, de paso, que este sistema tiene también una cierta belleza.
vo) o es libre (status negativo). Según Jellinek, el status activo de un Sin embargo, con esta apreciación de la parte analítica o formal de
individuo tiene un ámbito mayor, cuando su esfera «no está limitada por la teoría de Jellinek todavía no se ha dicho nada acerca de los presu-
un deber sino que más bien se amplía su capacidad de acción jurídica»61. puestos materiales que Jellinek vincula con ella. Son objetables, sobre
Esto no debe entenderse como si el status activo y el pasivo ftieran recí- todo, las tesis de Jellinek sobre el contenido del status negativo en rela-
procamente inconciliables. También a quien tiene la obligación de votar ción con el cual, en lo sucesivo, habrá de entenderse el status negativo
se le reconoce la competencia o «la capacidad de actuar para el Esta- en sentido estricto. Su contenido está determinado por aquello que al
do»62, también él es «incorporado como miembro en la organización es- individuo no le está ni ordenado ni prohibido. Según Jellinek, corres-
tatal», también el «actúa para el Estado»63. Sin embargo, por lo general, ponde al legislador decidir al respecto: «todas estas libertades (están)
el ejercicio de las competencias que pertenecen al contenido del status reconocidas sólo dentro de los límites legales»66. Por lo tanto, el conte-
activo «se deja en manos del individuo»64. El status activo está, pues, nido del status negativo se encuentra a disposición del legislador. Con-
combinado con el status negativo. Finalmente, el derecho a la capacidad secuentemente, Jellinek protege el status negativo simplemente con el
o la competencia para votar, representa una combinación del status posi- derecho del ciudadano frente al Estado de que aquél no será «obligado
tivo con el activo. Cuando Jellinek habla de la «pretensión jurídica a de- a ninguna prestación ilegal»: «Toda libertad es simplemente libertad de
sempeñar un cargo dentro de un órgano»65, se está refiriendo a una com- coacciones ilegales»67.
binación de este tipo. Estas tesis sobre el contenido del status negativo contradicen el dere-
cho constitucional vigente, según el cual también el legislador está some-
tido a las normas de derecho fundamental. Por ello, no pueden defender-
se en el marco de la Ley Fundamental. Sin embargo, esto no significa
que, por ello, sea inútil el concepto de status negativo. En el análisis del
61
concepto de la libertad jurídica no protegida se ha expuesto que las nor-
Ibídem, pág. 139.
62
Ibídem, pág. 87.
63
Ibídem, pág. 139.
64
Ibídem. Ibídem, pág. 103.
65
Ibídem, pág. 140. Ibídem (subrayado de R. A.).

232 233
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

mas de derecho fundamental tienen que concebirse también como nor- teoría del status de Jellinek73 en una crítica fundamental a la categoría de
mas permisivas68. Sobre esta base, puede construirse el concepto del sta- derecho subjetivo. Una de sus tesis centrales es: las «relaciones sociales
tus negativo de derecho fundamental. El contenido del status negativo de de los seres humanos [...] no pueden ser organizadas mediante un sistema
derecho fundamental de a consiste en la totalidad de aquello que para a de adscripciones de esferas vitales individualmente dominadas. Los or-
constituye una posición libre, de acuerdo con las normas permisivas de denamientos actuales de relaciones sociales muy interdependientes y or-
derecho fundamental. El status negativo de derecho fundamental puede ganizadas exigen categorías jurídicas que comprendan conceptualmente
también ser lesionado por el legislador, por ejemplo, por medio de la san- esta mediación social y superen la concepción de ámbitos vitales indivi-
ción de normas de prohibición que contradicen una norma permisiva de dualmente dominados74. Esto no podría ser proporcionado por el concep-
derecho fundamental. En consecuencia, el problema del contenido del to de derecho subjetivo y, por lo tanto, tampoco por la teoría del status de
status negativo puede solucionarse mediante de la introducción del con- Jellinek75. Por eso, PreuB propone una comprensión de las «libertades ga-
cepto de status negativo de derecho fundamental69. rantizadas por los derechos fundamentales no como derechos subjetivos
A menudo, en contra de la teoría del status de Jellinek se formulan sino como normas de organización de la libertad social», una «concep-
objeciones básicas que se oponen a su carácter formal. Así, Hesse objeta ción de los derechos fundamentales como garantías de libertad concreta
que el status negativo de Jellinek es un status «puramente formal», que la en la sociedad»76.
persona a la que se atribuye, no es «el ser humano o el ciudadano en su Con estos ejemplos, a los que podrían sumarse muchos más, se han
realidad vital» y la libertad que otorga «no se refiere a determinadas rela- presentado las objeciones más importantes en el marco de una crítica ge-
ciones vitales concretas». Sin embargo, las normas de derecho funda- neral al carácter formal de la teoría del status de Jellinek. Ellas son: for-
mental contendrían «un otorgamiento y fundamento concreto»; por ello, malismo, carácter abstracto, carácter espacial, individuo aislado y desfa-
el status formal de Jellinek debería sustituirse por un «status jurídico ma- sada. Lo contrario sería: realidad vital, concreción, mediación, comuni-
terial», fundamentado y garantizado por los derechos fundamentales de dad/sociedad, hoy. Esta contraposición pone claramente de manifiesto
la Ley Fundamental70. Haberle71 critica que la teoría del status de Jellinek que, en última instancia, se trata de la vieja oposición entre teorías for-
niega a los derechos fundamentales «un aspecto activo-civil». Los dife- males y materiales. No obstante, con esta calificación del problema, ya
rentes status se ubicarían «unos junto a otros, de manera aislada y rígida, se implica que en la polémica básica acerca de la teoría (formal) del sta-
desde un punto de vista espacial». De esta manera, no podría compren- tus no puede tratarse de que esta sea verdadera o falsa, sino sólo de si es
derse cómo el otorgamiento de derechos fundamentales pone «a quienes importante o no. Si las normas jurídicas regulan la relación de los indivi-
tienen derechos fundamentales, 'Tácticamente" y "socialmente" en la si- duos con el Estado, esto sólo puede suceder si determinadas acciones es-
tuación de ciudadanos activos». Se perdería aquello que Smend definiera tán ordenadas o prohibidas, para el individuo o para el Estado, o se dejan
como el «sentido de una Constitución», es decir, «adscribir a los seres a la libre disposición de ellos, y el individuo recibe determinados dere-
humanos vivientes, de manera conjunta, en una comunidad política»72. chos a algo y competencias. Cuando esto sucede, es posible hacer abs-
PreuB —para mencionar una tercera concepción— incluye su crítica a la tracciones sobre clases de mandatos, prohibiciones, liberaciones, dere-
chos a algo y competencias. Entonces, puede hablarse de cuatro status.
68
Capítulo 4. II. 2.2.1.3.
69 73
Cfr. H. H. Rupp, «Grundrechtlicher Freiheitsstatus und ungesetzlicher Zwang» en U. K. PreuB, Die Internalisierung des Subjekts, págs. 23, 119, 131, 136.
DÓV1974, pág. 194 quien señala que las tesis de Jellinek sobre el contenido del status ne- 74
Ibídem, pág. 28.
gativo no se oponen a la aplicación de este concepto en el ámbito de los derechos funda- 75
Cfr. la crítica de PreuB a la versión de la teoría del status de Rupp, op. cit.,
mentales: «Nada se opone a entender el status de libertad específico de los derechos funda- págs. 198 s.
76
mentales como libertad individual de la coacción inconstitucional». Ibídem, pág. 193; cfr., además, págs 165 s.: «Hoy ya no se necesita ninguna funda-
70
K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 280 s. mentación adicional para aceptar que la dimensión liberal "clásica" de los derechos funda-
71
P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, págs. 18 s.; cfr., además, E. Denninger, mentales —el status libertatis según la teoría de G. Jellinek— no se agota en su función de
Rechtsperson und Solidaritat, Francfort/Berlín 1967, pág. 294; W. Krebs, Vorbehalt des limitación de las facultades de dominación estatal. Se ha impuesto el reconocimiento de
Gesetzes und Grundrechte, Berlín 1975, pág. 64. que los derechos de libertad de la Ley Fundamental postulan ámbitos sociales de libertad
72
R. Smend, «Bürger und Bourgeois im deutschen Staatsrecht» en Id., Staatsrechtli- organizada sin que, desde luego, exista acuerdo acerca de las consecuencias de esta consta-
che Abhandlungen, pág. 320, nota 15. tación».

234 235
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.5. DERECHO FUNDAMENTAL Y STATUS

Las calificaciones de las posiciones jurídicas de los ciudadanos, que se asignación de bienes individuales y facultades» sino en una individuali-
adoptan de esta manera, tienen un carácter puramente analítico. Sobre la zación y subjetivización de bienes colectivos78, es decir, en un problema
pregunta normativa material acerca de cómo deben constituirse sus posi- de contenido.
ciones jurídicas, no se dice ni se anticipa nada. Lo mismo es válido para No puede haber ninguna duda de que los problemas materiales que
la pregunta empírica de qué significa para el individuo y la sociedad que los mencionados autores ponen en primer plano tienen gran importancia
los ciudadanos se encuentren en determinados status jurídicos. para una teoría de los derechos fundamentales elaborada en las tres di-
Por medio de las normas de derecho fundamental, se pone al ciuda- mensiones79. Sin embargo, esto no implica, ni desde el punto de vista
dano en varios status con determinados contenidos, entre otros, en el sta- científico ni práctico, que una teoría analítica del status tenga menos im-
tus negativo de derecho fundamental. En esta medida, es correcta la tesis portancia o hasta carezca de ella. Como intento de lograr una compren-
de Hesse del «status jurídico material». No obstante, de aquí no resulta sión clara en el marco de estructuras complicadas, se justifica científica-
una objeción en contra de una teoría formal del status. La posición jurídi- mente con independencia de toda utilidad práctica. Las numerosas opaci-
ca total de un ciudadano puede observarse tanto desde puntos de vista dades y contradicciones que, según la experiencia, no pueden evitar las
formales como materiales. Tiene razón Haberle cuando considera que la teorías en el complejo ámbito de los derechos fundamentales cuando se
teoría del status no comprende la situación fáctica y social del ciudadano orientan totalmente por el contenido y descuidan lo formal muestran que,
además, tiene una gran utilidad práctica.
activo en la que las normas de derecho fundamental deben situar al indi-
viduo. Sin embargo, primero, éste no es su objetivo y, segundo, ella no lo La crítica a una «forma de pensar desde un punto de vista espacial»80
excluye. El objeto de la teoría del status es la estructura formal de la po- parece ir más allá de lo formal. Según Rupp, «el pensamiento en catego-
sición jurídica total del ciudadano. Que las concepciones al respecto son rías espaciales (resulta ser) el enemigo de todo esfuerzo científico de con-
también útiles dentro del marco de los problemas mencionados por cebir al derecho como fenómeno social»81. En el marco del estudio de la
Haberle, es algo que se muestra en que no sólo hay que preguntar qué teoría del status se ha introducido expresamente el concepto de ámbito o
contenido deben tener las normas de derecho fundamental para ubicar al margen (*) de libertad. Un ámbito de libertad no es nada más que una cla-
individuo en la posición del ciudadano activo, sino también qué estructu- se de determinadas libertades. Si se entiende de esta manera el concepto de
ra hay que dar a estas normas para lograr este fin; por ejemplo: ¿bastan ámbito de libertad, entonces no sólo no es perjudicial sino indispensable.
las posiciones libres y las competencias del ciudadano o se necesitan Que uno se refiera a las clases de los objetos que se consideran es una pe-
también deberes del ciudadano u obligaciones del Estado referidas a la culiaridad del pensamiento y del hablar en general. En todo caso, lo que
puede criticarse es el uso de la expresión «ámbito». Sin embargo, su utili-
creación de determinadas situaciones fácticas? No obstante, la claridad
zación para la caracterización de determinadas clases es posible y habitual.
sobre este tipo de preguntas es un presupuesto indispensable para una
Así, en contextos cotidianos, se habla de «márgenes de acción» y en con-
discusión racional de tesis como las de Haberle. Lo mismo es válido para
textos filosóficos, del «ámbito de lo posible». Por ello, no sólo no es perju-
el teorema de Preufl según el cual las normas de derecho fundamental
dicial sino también correcto cuando el Tribunal Constitucional Federal ha-
son «normas de organización de la libertad social». Si las normas de or-
ganización deben ser normas jurídicas, tienen que expresar mandatos,
prohibiciones, posiciones libres, derechos a algo y competencias. En 78
cierta medida, PreuB confirma esto cuando dice que dentro de la libertad Ibídem, pág. 200.
79
Con respecto a la tridimensionalidad de la teoría de los derechos fundamentales, cfr.
social creada por las «normas de organización», «evidentemente radican supra, Capítulo 2.1. 2.
autorizaciones individuales»77. En verdad, parece no dirigirse en contra 80
P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, pág. 18.
81
del concepto de derecho subjetivo como modalidad jurídica, sino en con- H. H. Rupp, Grundfragen der heutigen Verwaltungsrechtslehre, pág. 258, nota 425;
tra de determinados contenidos de los derechos subjetivos y de las teorías cfr., además, E. v. Hippel, Grenzen und Wesensgehalt der Grundrechte, pág. 19.
(*) N. T. Es posible traducir al castellano la palabra alemana «Raum» de varias mane-
que subyacen a estos contenidos. Esto se ve claramente cuando dice que ras. Entre ellas se cuentan: ámbito, margen, campo, espacio o terreno. En razón de la forma
la «problemática del derecho subjetivo [...] (no reside) en su función de en que se han acuñado varias expresiones que contienen esta palabra en castellano, aquí se
utilizarán «ámbito» y «margen» como sinónimos para traducir la palabra «Raum». Así, por
ejemplo, se hablará de «ámbito de libertad» como traducción de «Freiheitsraum» y «mar-
U. K. Preuss, op. cit. pág. 193. gen de acción» como traducción de «Spielraum».

236 237
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

bla de un «ámbito libre de derecho» de libertad. Un ámbito de libertad no


es nada más que una clase de determinadas libertades. Si se entiende de
esta manera el concepto de ámbito de libertad, entonces no sólo no es per-
judicial sino indispensable. Que uno se refiera a las clases de los objetos
que se consideran es una peculiaridad del pensamiento y del hablar en ge-
neral. En todo caso, lo que puede criticarse es el uso de la expresión «ám-
bito». Sin embargo, su utilización para la caracterización de determinadas
clases es posible y habitual. Así, en contextos cotidianos, se habla de
«márgenes de acción» y en contextos filosóficos, del «ámbito de lo posi- Capítulo sexto
ble». Por ello, no sólo no es perjudicial sino también correcto cuando el
Tribunal Constitucional Federal habla de un «ámbito libre de derecho»82, E L D E R E C H O F U N D A M E N T A L Y SUS R E S T R I C C I O N E S
de un «ámbito jurídico»83 o de un «ámbito de libertad»84.

I. CONCEPTO Y TIPOS DE RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS


FUNDAMENTALES

El concepto de restricción de un derecho parece familiar y no proble-


mático. Que los derechos están sujetos a restricciones y pueden ser deli-
mitados o limitados parece ser una opinión evidente e incluso trivial que
se manifiesta, con toda claridad, en la Ley Fundamental, cuando ésta ha-
bla expresamente de restricciones (en los artículos 5 párrafo 2 y 14 párra-
fo 1 frase 2 LF), limitaciones (en los artículos 8 párrafo 2; 10 párrafo 2;
13 párrafo 3 y 104 párrafo 1 LF), delimitaciones (en los artículos 11 pá-
rrafo 2; 17a párrafos 1 y 2, y 19 párrafo 1 LF). El concepto de restricción
de un derecho fundamental no parece presentar problemas sino que los
problemas se presentan exclusivamente a partir de la determinación del
contenido y el alcance que se permita a las restricciones, así como, de la
distinción entre restricción y limitación, por una parte, y otras cosas
como regulaciones, configuraciones y concreciones, por otra.

1. LA POSIBILIDAD LÓGICA DE LA RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS


FUNDAMENTALES

Sin embargo, como suele suceder con los conceptos fundamentales,


la primera impresión de ausencia de problemas resulta engañosa. Entre
aquellos que han contribuido a destruir esta impresión, cabe mencionar a
Friedrich Klein. Klein se opone a la concepción vinculada con «la expre-
82
BVerfGe32,98(106). sión "restricción" a los derechos fundamentales, etc. [...] desde un punto
83
BVerfGE 33, 23 (28). de vista superficial, "natural"», según la cual «los derechos fundamenta-
84
BVerfGE 35, 79(112). les, etc., se limitan (se relativizan) —como algo que está predeterminado

238 239
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

en sí mismo en razón de su carácter preestatal o en razón de que estos de- sino acerca de cuál es su contenido. Cuando se habla de «restricciones»
rechos están garantizados por la Constitución—». «De acuerdo con las en lugar de «límites», se habla de «restricciones inmanentes».
leyes de la lógica pura», no puede existir «una tal relación semejante de La polémica entre la teoría interna y la externa no es, de ninguna ma-
presentación y posibilidad de limitación de las disposiciones de derecho nera, tan sólo una polémica entre preguntas conceptuales y problemas de
fundamental». «De acuerdo con la lógica pura» no existirían «restriccio- construcción. Entre las teorías de la restricción y los supuestos normati-
nes de las disposiciones de derecho fundamental sino tan sólo conceptos vos generales existen claras conexiones. Así, quien sostiene una teoría
de las mismas»1. Hay que preguntarse si Klein tiene razón. individualista del Estado y de la sociedad, tenderá más a la teoría externa
El concepto de restricción de un derecho sugiere suponer que existen y aquél a quien le interese la posición del miembro o de la membrecía en
dos cosas: el derecho y sus restricciones, entre las cuales existe una rela- una comunidad, tenderá a la teoría interna. Desde luego, antes de llevar a
ción de tipo especial, a saber, la de la restricción o limitación. Si la rela- cabo un análisis más exacto de las relaciones entre el derecho y las res-
ción entre el derecho y las restricciones ha de definirse de esta manera, tricciones, no es posible decir mucho más que estos enunciados genera-
entonces primero existe el derecho en sí, que no está restringido o limita- les sobre estas tendencias.
do, y, segundo, lo que queda del derecho cuando se le introducen las res- Cuál de las teorías, la externa o la interna, sea la correcta, es algo que
tricciones, es decir, el derecho restringido. Esta es la teoría que suele de- depende, esencialmente, del hecho de que las normas de derecho funda-
nominarse —por lo general, con intención crítica— «teoría externa»2. Es mental se consideren como reglas o principios y las posiciones de dere-
cierto que la teoría externa puede admitir que en los ordenamientos jurí- cho fundamental, como posiciones definitivas o prima facie. Si se parte
dicos los derechos se presentan primordial o exclusivamente como dere- de posiciones definitivas, es posible refutar la teoría externa; si se parte
chos restringidos pero, tiene que insistir que también es posible concebir de posiciones prima facie, la teoría interna.
la existencia de derechos sin restricciones. Por ello, según la teoría exter- La forma cómo puede refutarse la teoría externa y, con ello, puede
na, no existe ninguna relación necesaria entre el concepto de derecho y el demostrarse la teoría de Klein acerca de la imposibilidad lógica de que
de restricción. Esta relación sólo se crea por medio de la necesidad, ex- existan restricciones a los derechos fundamentales, cuando se parte ex-
terna al derecho, de hacer compatibles entre sí los derechos de diferentes clusivamente de posiciones definitivas, deberá ilustrarse con un caso
individuos, así como los derechos individuales y los bienes colectivos. simple, en el que se trataba de un recurso de amparo en contra de la im-
Una imagen totalmente distinta subyace a la llamada teoría interna*. posición de una multa por violación de la obligación de los motociclistas
Según esta teoría, no existen dos cosas, el derecho y sus restricciones, de utilizar casco protector5. La obligación de usar casco protector restrin-
sino sólo una: el derecho con un determinado contenido. El concepto de ge la libertad jurídica general, porque elimina la libertad jurídica especial
restricción es sustituido por el de límite4. Las dudas acerca de los límites de los motociclistas de usar o no un casco protector. Por ello, el Tribunal
del derecho no son dudas acerca de si el derecho debe o no ser limitado Constitucional Federal tiene razón cuando habla de «restricciones [...] de
la libertad de acción»6. Sin embargo, ¿se restringe también un derecho
fundamental? Aquí se puede tratar sólo de las posiciones adscritas al ar-
1 tículo 2 párrafo 1 LF. Se obtiene una posición definitiva abstracta cuan-
Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, Observa-
ción preliminar B XV 1 b (pág. 122). do, como antes se ha expuesto7, se ensamblan el supuesto de hecho y la
2
Cfr. W. Siebert, «Vom Wesen des RechtsmiBbrauchs» en G. Dahm y otro, Grundla- cláusula restrictiva. La posición definitiva abstracta aquí relevante con-
gen der Neuen Rechtswissenschaft, Berlín 1935, pág. 195.
3
siste en el derecho del individuo a que su libertad general de acción no se
Cfr. al respecto, sobre todo W. Siebert, Verwirkung und Unzulássigkeit derRechtsau- restrinja por normas que no sean un elemento constitutivo del orden
sübung, Marburgo 1934, págs. 85 ss.; Id., «Vom Wesen des RechtsmiBbrauchs», págs. 195, constitucional, es decir, que no sean formal y materialmente acordes con
200 ss. Siebert se refiere a la «concepción germánica (de Gierke) [...] según la cual todo de-
recho tiene límites inmanentes» (O. v. Gierke, Die soziale Aufgabe des Privatrechts, Berlín la Constitución8. En sintonía con el Tribunal Constitucional Federal,
1889, pág. 20; cfr. además, Id., Deutsches Privatrecht, tomo 2, Leipzig 1905, pág. 358). A
Siebert sigue, entre otros, K. Larenz, «Rechtsperson und subjektives Recht» en G. Dahm et
5
al, Grundlagen der Neuen Rechtswissenschaft, Berlín 1935, págs. 230 ss. Para los dere- BVerfGE 59, 275.
6
chos fundamentales, Haberle ha intentado aplicar la teoría interna (P. Haberle, Die Wesens- BVerfGE 59, 275 (279).
7
gehaltgarantie, págs. 179 s.). Cfr. Capítulo 3. II. 3.3.
4 8
Cfr. P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, pág. 126. BVerfGE 59, 275 (278): con referencia a BVerfGE 6, 32 (37 ss.).

240 241
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

debe partirse de que las normas que hay que examinar son formal y mate- restringirse la libertad de derecho fundamental mediante con deber de
rialmente acordes con la Constitución. Esto significa que el derecho defi- usar casco protector. Lo que puede restringirse —y también lo es— es la
nitivo abstracto del artículo 2 párrafo 1 LF no puede concretarse en un libertad jurídica general. La libertad jurídica general puede denominarse
derecho frente al Estado a que éste no dicte aquellas normas. Si se parte como el «bien protegido» por el artículo 2 párrafo 1 LF. Si se parte exclu-
de la suposición de que sólo existe el derecho definitivo abstracto, enton- sivamente de posiciones definitivas, se llega al resultado de que nunca
ces no existe un derecho concreto semejante. No obstante, si esto es así, pueden ser restringidas las posiciones de derecho fundamental, aunque sí
entonces las normas que hay que examinar no pueden restringir ningún los bienes protegidos de derecho fundamental.
derecho adscrito al artículo 2 párrafo 1 LF. Además, no podría presentar- En cambio, se llega a un resultado totalmente distinto si, en el sentido
se una restricción si las normas no fuesen formal o materialmente confor- de la teoría de los principios, se considera que lo que hay que restringir
mes con la Constitución. Vulnerarían entonces el mencionado derecho no son posiciones definitivas sino prima facie. Al artículo 2 párrafo 1 LF
abstracto y, por lo tanto, serían inconstitucionales. Sin embargo, la vulne- hay que adscribirle un principio que exige que la libertad general de ac-
ración de un derecho fundamental es algo muy diferente a su restricción. ción se realice en la mayor medida posible. Con la existencia del derecho
Así, pues, es claro que, si se parte exclusivamente de posiciones definiti- fundamental prima facie que corresponde a este principio, se presenta
vas, no es posible la existencia de restricciones a los derechos del artícu- algo que va demasiado lejos y que puede restringirse. No obstante, ello
lo 2 párrafo 1 LF. Esto puede generalizarse: si al final (definitivamente) no es algo que se encuentre más allá del orden jurídico, por ejemplo, un
es admisible ordenar o prohibir una acción h, entonces no existe al final derecho natural, una libertad natural o una situación natural, ni algo que
(definitivamente) ningún derecho a que h sea una posición libre. Las nor- deba ubicarse por debajo del nivel de la Constitución, sino algo que per-
mas que privan de algo, es decir, algo sobre lo cual no existe derecho al- tenece al acervo de las normas de la Constitución. Si se parte del modelo
guno, no pueden restringir ningún derecho. No obstante, si al final (defi- de los principios, entonces se restringe no sólo un bien protegido de las
nitivamente) existe un derecho a que h sea una posición libre, entonces normas de derecho fundamental sino un derecho prima facie garantizado
las normas que ordenan o prohiben h no restringen este derecho sino que por normas de derecho fundamental. Por lo tanto, en el modelo de los
lo vulneran9. principios, es correcto hablar de restricciones a los derechos fundamenta-
Si se insiste en la suposición de que sólo existen posiciones definiti- les11. Entonces, en este modelo es válida la teoría externa; en él no es co-
vas, podría sostenerse que los derechos fundamentales no pueden restrin- rrecta la teoría de Klein.
girse auque sí las libertades de derecho fundamental. Esta objeción tiene
sentido sólo si se distingue entre la libertad jurídica general y la libertad
de derecho fundamental, pues es trivial que es posible restringir la liber- 2. E L CONCEPTO DE RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
tad jurídica general que consiste en la mera ausencia de mandatos y
prohibiciones de tipo jurídico10. Sin embargo, una libertad de derecho Una vez que se ha aclarado que se puede hablar de «restricciones a los
fundamental existe cuando se deja en manos del individuo una alternati- derechos fundamentales», y en qué sentido puede hacerse, debe preguntar-
va de acción por medio de una norma de derecho fundamental. También se qué son las restricciones a los derechos fundamentales. Lo que puede
aquí hay que distinguir entre posiciones definitivas y prima facie. Si, de restringirse son los bienes protegidos por los derechos fundamentales (las
acuerdo con lo que se ha dado por supuesto, se admiten sólo posiciones libertades/las situaciones/las posiciones de derecho ordinario) y las posi-
definitivas, entonces no es correcta la suposición de que puedan restrin- ciones prima facie conferidas por principios de derecho fundamental.
girse las libertades de derecho fundamental. No existe una libertad defi- Entre los dos objetos de las restricciones existen relaciones estrechas. Los
nitiva de derecho fundamental de llevar casco protector, es decir, un per- principios de derecho fundamental exigen una protección lo más amplia
miso de derecho fundamental de usar o no casco. Por lo tanto, no puede posible de los bienes protegidos, es decir, una protección lo más amplia

9 11
Para una fundamentación similar, cfr. K. Brinkmann, Grundrechts-Kommentar, Dado que es válido que sólo en el modelo de los principios es correcto hablar de res-
Bonn 1967, artículo 1 III a, artículo 19 I 1 b; J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdog- tricciones a los derechos fundamentales, quien habla de restricciones a los derechos funda-
matik, págs. 64 ss. mentales o usa una forma de hablar meramente metafórica o presupone el modelo de los
10
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.2.1. principios.

242 243
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

posible de la libertad general de acción, de la integridad física o de la com- ello, las reservas de ley, como tales, no son restricciones; ellas funda-
petencia para enajenar la propiedad. Por ello, la restricción de un bien pro- mentan sólo la posibilidad jurídica de imponer restricciones, algo que se
tegido es siempre también la restricción de una posición prima facie con- ve claramente en el hecho de que puede existir una competencia para im-
ferida por el principio de derecho fundamental. Como consecuencia, a la poner restricciones sin que se haga uso de ella. Por ello, puede decirse
pregunta: qué son las restricciones a los derechos fundamentales, se ofrece que las normas de competencia que fundamentan la competencia para
una respuesta simple: las restricciones a los derechos fundamentales son dictar normas, sin que importe en qué nivel de la estructura escalonada
normas que restringen las posiciones prima facie de derecho fundamental. del ordenamiento jurídico se encuentren, no son restricciones a los dere-
Desde luego, esta respuesta tiene carácter circular por cuanto para la defi- chos fundamentales. Hay que admitir, por cierto, que, desde la perspecti-
nición del concepto de restricción de un derecho fundamental utiliza el va del titular del derecho fundamental, las competencias para dictar res-
concepto de restricción. Sin embargo, permite avanzar un tramo porque tricciones tienen también un cierto carácter restrictivo. El contorno de la
con ella se dice que las restricciones de derechos fundamentales son nor- competencia de los órganos estatales es correlativo al contorno de la su-
mas. Ahora puede plantearse la pregunta de qué es lo que hace que una jeción que se crea a las normas dictadas de conformidad con esta compe-
norma sea una restricción a un derecho fundamental. tencia. Debe observarse que las competencias para dictar restricciones
Es aconsejable comenzar la respuesta con una observación general. tienen cierto carácter restrictivo. Esto es así, porque aquello que las nor-
Una norma puede ser una restricción de derecho fundamental sólo si es mas de competencia autorizan a establecer son precisamente restriccio-
constitucional. Si no lo es, su creación puede tener el carácter de una in- nes. Por ello, éste carácter restrictivo es de un tipo meramente potencial y
tervención pero no de una restricción. De esta manera, puede ya determi- mediato. Se fundamenta en la propiedad restrictiva que tienen las normas
narse una primera propiedad: las normas pueden ser restricciones a los que es posible dictar en ejercicio de la competencia13.
derechos fundamentales, sólo si son constitucionales.
Para la solución del problema de saber qué es lo que hace que normas Antes se han contrapuesto las normas de competencia —que se refie-
compatibles con la Constitución sean restricciones de derechos funda- ren a la competencia del Estado para imponer restricciones— con las
mentales, hay que distinguir entre diferentes tipos de normas. Especial normas de mandato y prohibición dirigidas a los ciudadanos. Sin embar-
importancia tiene la distinción entre normas de competencia que funda- go, como restricciones interesan no sólo las normas de mandato y de
mentan la competencia del Estado para dictar normas, por una parte, y prohibición sino también, por ejemplo, las normas que restringen o eli-
las normas de mandato o prohibición dirigidas a los ciudadanos, por otra. minan las competencias del ciudadano. Lo que hay que decir acerca del
Las normas de competencia más importantes para la teoría de las restric- carácter restrictivo de las normas de mandato y prohibición puede, en lo
ciones son establecidas por las reservas de ley de derecho fundamental. esencial, extrapolarse en relación con otros tipos de normas. Por ello, en
Por medio de ellas, el legislador queda autorizado para imponer restric- adelante, se considerará sólo las normas de mandato y de prohibición.
ciones a los derechos fundamentales. A la competencia del legislador es Aquí tiene importancia fundamental la distinción entre reglas y princi-
correlativa la sujeción del titular del derecho fundamental12. De las com- pios. Para comenzar, es preciso observar las reglas con carácter restricti-
petencias de imposición de normas directamente constitucionales y fun- vo. Una regla (acorde con la Constitución) es una restricción de un dere-
damentadas por las reservas legales de derecho fundamental, hay que cho fundamental cuando, con su validez, en lugar de una libertad de de-
distinguir las competencias de imposición de normas indirectamente recho fundamental prima facie o de un derecho iusfundamental prima
constitucionales que surgen, por ejemplo, cuando el legislador es autori- facie, aparece una no libertad definitiva o un no derecho definitivo de
zado a dictar ordenanzas o quien dicta ordenanzas a dictar actos adminis- igual contenido14. Algunos ejemplos pueden aclarar esto. Mientras no sea
trativos. Para todo este tipo de normas de competencia, es válido lo si-
guiente: que ellas no constituyen una restricción sino tan sólo fundamen- 13
P. Lerche, Übermafi und Verfassungsrecht, pág. 106, denomina también a la ley de
tan la posibilidad de restringibilidad los derechos fundamentales. Por autorización como «norma de intervención». Esta denominación es correcta porque una
autorización para la imposición de restricciones siempre es también una autorización para
llevar a cabo una intervención, tiene un carácter restrictivo o de intervención potencial y
mediato, en el sentido antes expuesto.
12 14
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.2.1. en donde se presentó la relación entre competencia Con respecto a los conceptos de no libertad y no derecho, cfr. supra, Capítulo 4. II.
y sujeción mediante la equivalencia Cab (RPb) <-> Eba (RPb). 1.2.1.

244 245
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

válido el mandato según el cual los motociclistas tienen que usar casco, de los derechos fundamentales que tienen el carácter de principios. Des-
el individuo titular de derecho fundamental, en virtud del principio de la de luego, por sí solos, tales principios restrictivos no pueden poner al in-
libertad general de actuación, tiene una libertad de derecho fundamental dividuo en determinadas posiciones restringidas de manera definitiva (no
prima facie a usar o no un casco protector. Tan pronto como aquel man- libertades, no derechos). Para obtener restricciones definitivas es indis-
dato cobra validez, el individuo se encuentra frente al Estado en la posi- pensable llevar a cabo una ponderación entre el respectivo principio de
ción de una no libertad definitiva para usar o no usar como motociclista derecho fundamental y el (los) principio(s) que lo restringe(n). Por ello,
un casco protector. La regla que obliga a los motociclistas a usar un cas- podría pensarse que sólo las reglas —que, de acuerdo con la ley de la co-
co protector es una restricción de un derecho fundamental porque, en vir- lisión, representan el resultado de una ponderación19— y no los princi-
tud de su validez, en lugar de la libertad prima facie aparece aquella no pios, pueden constituir restricciones. Esta concepción equipararía, en
libertad definitiva de igual contenido. cierto sentido, los principios, en tanto meros creadores potenciales de
Un ejemplo de la relación entre una regla que impone una restricción y restricciones, a las normas de competencia. Sin embargo, en contra de
un no-derecho definitivo, es el del § 17 párrafo 2 de la Ordenanza de artes una equiparación semejante existe un argumento importante. Los princi-
y oficios que «autoriza» a los comisionados de las Cámaras de artes y ofi- pios contrapuestos restringen materialmente las posibilidades jurídicas
cios a entrar en talleres y negocios con el objeto de examinar e inspeccio- para la realización de los principios de derecho fundamental. Si no tuvie-
nar; esto es calificado expresamente como restricción del derecho funda- ran validez los principios contrapuestos o si no tuvieran rango constitu-
mental a la inviolabilidad del domicilio15. Si, de acuerdo con el Tribunal cional, aquellas posibilidades serían más amplias. Por ello, el problema
Constitucional Federal, se extiende la protección del artículo 13 LF tam- no es el carácter de restrictivo sino la definición del alcance dentro del
bién a los talleres y negocios, el principio de derecho fundamental de la in- cual ellos restringen.
violabilidad del domicilio confiere al individuo un derecho prima facie a Por lo tanto, también los principios forman parte de las normas que
que los comisionados de las Cámaras de artes y oficios no entren en sus ta- pueden ser restricciones a los derechos fundamentales. Un principio es
lleres y negocios. A este derecho prima facie a acciones negativas corres- una restricción de un derecho fundamental cuando hay casos en los cua-
ponde una prohibición prima facie dirigida a los comisionados de las Cán- les es una razón para que, en lugar de una libertad de derecho fundamen-
taras de artes y oficios de no entrar en talleres y negocios16. Al permitir tal prima facie o de un derecho fundamental prima facie, aparezca una
(«autorizar») el § 17 párrafo 2 de la Ordenanza de artes y oficios el ingreso no libertad definitiva o un no derecho definitivo de igual contenido.
a los comisionados de las Cámaras de artes y oficios, la prohibición prima Ambas definiciones del concepto de restricción de derechos funda-
facie es sustituida por un permiso definitivo. No obstante, este permiso es mentales, referidas a reglas y principios, tienen un carácter relativamente
equivalente a un no derecho definitivo a la omisión del ingreso17. De esta técnico. Este es irrenunciable si quiere lograrse una distinción clara entre
manera, el derecho prima facie se sustituye por un no derecho definitivo normas con y sin carácter restrictivo. Sin embargo, aún permanece la as-
de igual contenido. Por lo tanto, la regla del § 17 párrafo 2 de la Ordenanza piración de lograr definiciones que tengan una mayor proximidad con el
de artes y oficios es una restricción a un derecho fundamental. lenguaje ordinario. Sobre la base de las definiciones dadas, es posible lle-
Hasta ahora, el concepto de restricción de derecho fundamental ha var a cabo muchas paráfrasis. Aquí será presentada una que, más allá de
sido definido sólo para las reglas. Sin embargo, también los principios las normas restrictivas de mandato y prohibición, se refiere a todas las
pueden ser restricciones de derechos fundamentales. Cuando el Tribunal normas restrictivas: las restricciones a los derechos fundamentales son
Constitucional Federal dice que «los derechos fundamentales de terceros normas que restringen la realización de principios de derecho fundamen-
que entren en colisión y otros valores jurídicos de rango constitucional» tal. Con las normas de mandato y prohibición, se ha mostrado paradig-
pueden limitar los derechos fundamentales18, se refiere a las restricciones máticamente qué significa restringir la realización de un principio de de-
recho fundamental.
15
Cfr. al respecto BVerfGE 32, 54.
16
Con respecto a la equivalencia del derecho a una acción negativa (Rab ^G) y la
prohibición (relacional) (Oba ^G), cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.1.
17
Con respecto a la equivalencia PbaG <-> -• Rab -,G, ver supra, Capítulo 4. II. 1.2.1.
18
BVerfGE 28, 243 (261). Cfr. supra, Capítulo 3.1. 3.2.1.

246 247
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

3. TIPOS DE RESTRICCIONES A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES mentales son siempre o bien normas de rango constitucional o normas de
rango inferior al de la Constitución, que normas de rango constitucional
Las propuestas de clasificación de las restricciones a los derechos autorizan a imponer restricciones. Las restricciones de rango constitucio-
fundamentales son numerosas y de muy diferente tipo. En parte, las dife- nal son directamente constitucionales; las restricciones de rango inferior
rencias resultan de las diferentes finalidades de la clasificación, y en par- a la Constitución, indirectamente constitucionales. Para aprehender la
te se basan en aspectos poco claros de los conceptos fundamentales, es- sistemática de las restricciones de la Ley Fundamental es indispensable,
pecialmente del concepto de restricción. Es posible distinguir entre dos además, distinguir entre restricción y cláusula restrictiva. El concepto de
finalidades de tipo formal. Se persigue la primera finalidad cuando se ex- restricción corresponde a la perspectiva del derecho; el de cláusula res-
ponen las distinciones que son posibles dentro de la categoría de las res- trictiva, a la perspectiva de la norma. Una cláusula restrictiva es la parte
tricciones. Un ejemplo prominente al respecto es la clasificación, fina- de la norma completa de derecho fundamental que dice cómo está res-
mente esbozada, de Fr. Klein, basada en la distinción entre restricciones tringido o puede ser restringido lo que el supuesto de hecho de derecho
de garantías y restricciones de reservas20. Se persigue la segunda finali- fundamental garantiza prima facie. Las cláusulas restrictivas pueden ser
dad cuando de lo que se trata es de la distinción entre normas que impo- tácitas o expresas. Es preciso considerar primero las cláusulas restricti-
nen restricciones y normas que, en cualquier sentido que sea, configuran, vas expresas que contienen restricciones directamente constitucionales.
determinan el contenido o regulan el ámbito de los derechos fundamenta- En relación con algunas cláusulas, es dudoso si ellas son cláusulas
les. Aquí hay que mencionar, sobre todo, la distinción de Lerche entre restrictivas o partes del supuesto de hecho. Paradigmática es la formula-
normas intervinientes, aclaratorias, definitorias de derechos fundamenta- ción «pacíficamente y sin armas» del artículo 8 párrafo 1 LF. La concep-
les, para evitar abusos y solucionar conflictos de competencia21. A pesar ción según la cual en este tipo de cláusulas no se trata de «restricciones
de muchos esfuerzos que han conducido a numerosas e importantes con- de derechos fundamentales sino de descripciones directamente constitu-
clusiones, no puede decirse que exista ya una sistemática de las restric- cionales del alcance concreto de la garantía de una disposición de dere-
ciones que resulte satisfactoria. Una razón para que ello sea así puede ser cho fundamental»22, está muy difundida23. Si se toma en cuenta tan sólo
el hecho de que hasta ahora se ha renunciado a una fundamentación teó- la formulación de la norma, aquella cláusula puede concebirse tanto
rico-estructural de la teoría de las restricciones. En lo que sigue, se inten- como formulación de una parte del supuesto de hecho como formulación
tará, sobre la base de la distinción entre las reglas y los principios y de la de una cláusula restrictiva. En el primer caso, el carácter pacífico y la fal-
teoría de las modalidades jurídicas, que ya representaron la base de la de- ta de armas serán considerados como condiciones para que se produzca
finición del concepto de restricción de derechos fundamentales, lograr la protección de derecho fundamental; en el segundo, la cláusula formula
algunas clasificaciones importantes para la teoría estructural de los dere- en forma negativa (no: no pacíficamente o con armas) ciertas condicio-
chos fundamentales. Aquí se tratará sólo de distinciones dentro de la ca- nes para excluir la protección de derecho fundamental. Esto pone clara-
tegoría de las restricciones. El problema de la delimitación de las restric- mente de manifiesto que, si se recurre sólo a la formulación de la norma,
ciones con respecto a otras normas en el ámbito de los derechos funda- no es posible tomar una decisión acerca del carácter de la restricción.,
mentales será tratado más adelante. Desde luego, se tomaría una decisión si se pudiera aceptar la tesis de que
todas las restricciones impuestas por el Constituyente no representan res-
3.1. Las restricciones directamente constitucionales tricciones sino perífrasis de lo garantizado, lo que tendría como conse-
cuencia que no existiría ninguna restricción directamente constitucional.
Los derechos fundamentales, en tanto derechos de rango constitucio- Todas las restricciones directamente constitucionales serían entonces
nal, pueden ser restringidos sólo mediante, o sobre la base de, normas —totalmente en el sentido de la teoría interna— sólo perífrasis del conte-
con rango constitucional. Por ello, las restricciones de derechos funda- nido de lo garantizado y podrían, en este sentido, calificarse de «inma-
nentes». Sin embargo, una concepción semejante no es necesaria por ra-

20 22
Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, Observa- Fr. E. Schnapp, «Grenzen der Grundrechte» en JuS 1978, pág. 730.
23
ción preliminar B XV 2, 3. K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 310, habla en
21
P. Lerche, Übermafi und Verfassungsrecht, págs. 106 ss. este contexto de «límites inmanentes de los derechos fundamentales».

248 249
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

zones conceptuales y sus consecuencias tampoco son deseables. La puede, sin más, ser reconocida como restricción definitiva directamente
cláusula «pacíficamente y sin armas» puede considerarse como una for- constitucional.
mulación abreviada de una regla que convierte los derechos prima facie No muy fácil es la clasificación de cláusulas que, por una parte, no
que resultan del principio de la libertad de reunión en no derechos defini- formulan ninguna autorización expresa para la imposición de restriccio-
tivos. Esto corresponde exactamente a la definición de restricción dada nes pero, por otra, se refieren a normas que, al menos en parte, tienen un
más arriba. La regla expresada por la cláusula restringe la realización de rango inferior al de la Constitución. Un ejemplo interesante lo ofrece el
un principio de derecho fundamental. Su peculiaridad consiste en que ha artículo 2 párrafo 1 LF. Los derechos de terceros son restricciones direc-
sido el propio constituyente quien ha formulado la restricción definitiva. tamente constitucionales sólo en la medida en que son derechos de rango
En esta medida, la disposición constitucional tiene carácter de regla. Sin constitucional. Los derechos que no tienen rango constitucional, cuya
embargo, detrás del nivel de la regla, conserva su importancia el nivel del existencia depende, pues, de las decisiones del legislador que puede
principio. Cuando se ha constatado que una reunión no es pacífica, no crearlos, conservarlos y eliminarlos, no son restricciones directamente
goza de la protección del artículo 8 LF24. No obstante, en todos los casos constitucionales. Lo mismo vale para el orden constitucional. De acuerdo
dudosos, para constatar que una reunión no es pacífica, se requiere una con la interpretación del Tribunal Constitucional Federal, pertenece al
interpretación del concepto «no pacífico». Dentro del marco de esta in- orden constitucional toda norma de rango constitucional así como «toda
terpretación, es también siempre necesario llevar a cabo una ponderación norma que formal y materialmente sea conforme con la Constitución»25.
entre el principio de derecho fundamental de la libertad de reunión, entre Sólo las normas de rango constitucional son restricciones directamente
otros, y los principios contrapuestos que impulsaron al constituyente a constitucionales. En la medida en que la cláusula conforme con el «orden
dictar la cláusula restrictiva definitiva directamente constitucional. Esto constitucional» permite la restricción mediante normas de rango inferior
muestra que la cláusula no es nada más que una decisión del constituyen- a la Constitución, ella es una cláusula de reserva: autoriza al legislador a
te en favor de determinadas razones en contra de la protección de dere- establecer restricciones mediatamente constitucionales. La tercera parte
cho fundamental. Sin embargo, las razones en contra de la protección de de la tríada restrictiva del artículo 2 párrafo 1 LF, la ley moral26, hace re-
derecho fundamental, cualquiera que sea su formulación, pertenecen al ferencia a normas no jurídicas. La restricción de un derecho fundamental
ámbito de las restricciones. Si se renunciara a esta adscripción, existiría el mediante las normas no jurídicas abarcadas por el concepto de ley moral
peligro de que el juego de razones a favor y en contra fuera sustituido por no presupone ninguna interferencia intermedia de normas de rango infe-
intervenciones más o menos intuitivas. rior al de la Constitución. Por lo tanto, falta la referencia a la competen-
Los problemas que plantea el carácter restrictivo de la cláusula «pací- cia del legislador, que es constitutiva de las restricciones indirectamente
ficamente y sin armas» se deben esencialmente a que ella es una parte de constitucionales. Por ello, las normas no jurídicas comprendidas por el
la frase mediante la cual se confiere el derecho fundamental. Problemas concepto de ley moral, pueden clasificarse como restricciones directa-
similares plantean las cláusulas «todos los alemanes» (por ejemplo, ar- mente constitucionales.
tículo 8 párrafo 1 LF), «con el arma» (artículo 4 párrafo 3 frase 1 LF) y Problemas de un tipo especial plantean las cláusulas que se refieren a
«fuentes accesibles a todos» (artículo 5 párrafo 1 frase 1 LF). De acuerdo determinadas normas del derecho de rango inferior a la Constitución.
con lo aquí expuesto, estas cláusulas tienen que ser consideradas como Ejemplos al respecto son la prohibición de asociaciones «cuyas finalida-
formulaciones de restricciones de derechos fundamentales definitivas di- des o actividad contradigan las leyes penales» (artículo 9 párrafo 2 LF) y
rectamente constitucionales. Menos problemas plantea la identificación las «prescripciones de las leyes generales», las «disposiciones legales
como cláusula restrictiva cuando la cláusula aparece en un párrafo sepa- para la protección de la juventud», así como el «derecho al honor perso-
rado. Así, la prohibición expresada en el artículo 9 párrafo 2 LF de aso- nal» en los que encuentran sus restricciones, de acuerdo con la disposi-
ciaciones que «contradicen la idea del entendimiento entre los pueblos»
25
BVerfGE 59, 275 (278); 6, 32 (41).
26
Cfr. al respecto C. Starck, «Das "Sittengesetz" ais Schranke der freien Entfaltung
24
Este resultado puede evitarse sólo mediante la introducción de una cláusula de ex- der Persónlichkeit» en G. Leibholz y otros (comps.) Menschenwürde und freiheitliche
cepción tácita en la cláusula escrita, es decir, por medio de una decisión en contra del texto Rechtsordnung, Festschr.f. W. Geiger, Tubinga 1974, págs. 259 ss., con referencias biblio-
literal. gáfícas.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

ción del artículo 5 párrafo 2 LF, los derechos del artículo 5 párrafo 1 LF. mentales de terceros que entran en colisión) y a otros principios de la
En la medida en que las normas a las que se hace referencia se encuen- Constitución (otros valores jurídicos de rango constitucional).
tren a disposición del legislador, es decir, que este puede conservarlas, Se podría objetar que la aceptación de restricciones constitucionales
eliminarlas o modificarlas, deben, sin más, ser clasificadas como restric- directas con carácter de principios trae como consecuencia que todo ór-
ciones constitucionales indirectas y las cláusulas que las cubren, como gano estatal, apoyándose únicamente en principios constitucionales, es
cláusulas de reserva que fundamentan la competencia para la imposición decir, sin autorización legal, podría intervenir en los derechos fundamen-
de restricciones. Los problemas surgen sólo si se supone que la Constitu- tales. Sin embargo, esto no es así, pues a las disposiciones de derecho
ción ordena que rijan determinadas normas restrictivas del tipo indicado. fundamental hay que adscribirles no sólo posiciones materiales sino tam-
Aquí se puede partir, sin mayor fundamentación, de que el legislador vul- bién formales. Esto coincide con la distinción de Schwabe entre una
neraría normas de la Ley Fundamental si derogara todo el derecho al ho- orientación material y modal de la protección de derecho fundamental.
nor personal. ¿Significa esto que aquellas normas para la protección del La orientación modal debe referirse «al tipo y la forma de la restricción a
honor personal que tendrían que valer de acuerdo con la Constitución son un bien protegido»29. Por «tipo y forma» entiende Schwabe las condicio-
restricciones directamente constitucionales? Hay que dar una respuesta nes formales de la actuación de los tres poderes en el ámbito de los dere-
negativa a esta pregunta. Cuando el legislador deroga normas constitu- chos fundamentales. Entre ellas se cuentan, por ejemplo, la observancia
cionalmente ordenadas para la protección del honor personal, ellas dejan del orden constitucional de competencias, la autorización mediante una
de tener validez27. Lo que es válido es el mandato, fundamentado en los norma suficientemente determinada y el cumplimiento de las prescrip-
derechos fundamentales, dirigido al legislador en el sentido de proteger ciones procedimentales. Un ejemplo de una posición formal de derecho
el honor personal en la medida exigida por la Constitución, así como los fundamental es el derecho que el Tribunal Constitucional Federal adscri-
derechos fundamentales de protección que corresponden a este mandato. be al artículo 12 párrafo 1 LF a que quien dicta decretos no regule el ejer-
La competencia para imponer restricciones que la cláusula «derecho al cicio de la profesión sin autorización legal suficiente30. Las posiciones
honor personal» confiere al legislador, es, por lo tanto, una competencia formales de derecho fundamental que tienen importancia, sobre todo
ligada a ciertos deberes de protección de derecho fundamental. Sin em- dentro del marco de la reserva de ley de derecho fundamental31, tienen
bargo, esto no altera en nada la existencia de la competencia y, con ello, como consecuencia que el peso preponderante de los principios constitu-
el carácter indirectamente constitucional de las normas que el legislador cionales contrapuestos no les confieren a ellas el status de autorizaciones
tiene que imponer o no derogar para ejercer debidamente su compe- suficientes para llevar a cabo intervenciones a los derechos fundamenta-
tencia. les. Así, por ejemplo, el Ejecutivo tiene que poder apoyarse en una res-
Hasta ahora, se han tomado en consideración sólo las cláusulas res- tricción indirectamente constitucional bajo la forma de una ley, también
trictivas expresas que establecen restricciones directamente constitucio- cuando los principios constitucionales contrapuestos, en tanto restriccio-
nales. El ejemplo modélico de una cláusula tácita es la fórmula del Tri- nes directamente constitucionales, justifican materialmente una inter-
bunal Constitucional Federal según la cual «teniendo en cuenta la unidad vención.
de la Constitución y la totalidad del orden de valores protegido por ella,
[...] los derechos fundamentales de terceros que entran en colisión y otros
valores jurídicos de rango constitucional pueden excepcionalmente limi- 3.2. Las restricciones indirectamente constitucionales
tar, en aspectos particulares, también derechos fundamentales irrestringi- Las restricciones indirectamente constitucionales son aquéllas cuya
bles»28. Esta cláusula se refiere a las restricciones con carácter de princi- imposición está autorizada por la Constitución. La competencia para im-
pio, es decir, a los principios de derecho fundamental (derechos funda- poner restricciones indirectamente constitucionales se expresa de manera

27 29
En una situación similar, el Tribunal Constitucional Federal ha recurrido a una orde- J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 23.
30
nanza de acuerdo con el 35 BVerfGG (BVerfGE 39, 1 (2 s., 68)); cfr. al respecto, J. Ipsen, BVerfGE 53, 1(15 s.).
31
Rechtsfolgen der Verfassungswidrigkeit von Norm und Einzelakt, Baden-Baden 1980, Cfr. al respecto W. Krebs, Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, págs. 102 ss.,
págs. 241 ss. 110 ss., Th. Wülfing, Grundrechtliche Gesetzesvorbehalte und Grundrechtsschranken,
28
BVerfGE 28, 243 (261). págs. 36 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

clarísima en las cláusulas de reserva explícitas. Las cláusulas de reserva tren a disposición del legislador y, por lo tanto, puedan ser vaciados de
explícitas son aquellas disposiciones de derecho fundamental, o partes de contenido; pero surge un nuevo problema. Dicho brevemente es el si-
disposiciones de derecho fundamental, que autorizan expresamente lle- guiente: el peligro de una sujeción demasiado débil es sustituido por el
var a cabo intervenciones, restricciones o limitaciones (artículo 2 párrafo peligro de una sujeción demasiado fuerte. Este peligro puede ilustrarse
2 frase 3; artículo 8 párrafo 2; artículo 10 párrafo 2; artículo 11 párrafo 2; muy claramente sobre la base de la tesis según la cual las reservas confie-
artículo 13 párrafos 2 y 3; artículo 17a LF). Aquí, hay que distinguir en- ren al legislador sólo la competencia para expresar aquello que, de todas
tre reservas simples y calificadas, según si se confiere sin más la compe- maneras, resulta ya de ponderar los principios respectivamente relevan-
tencia para imponer restricciones (por ejemplo, artículo 2 párrafo 2, frase tes. Si esto fuera correcto, todas las restricciones indirectamente constitu-
3 LF) o se experimente una limitación de contenido (por ejemplo, artícu- cionales simplemente trazarían restricciones directamente constituciona-
lo 11 párralo 2 LF)32. Los análisis precedentes han mostrado que existen les, tendrían un carácter puramente declaratorio y nunca constitutivo. En
competencias para la imposición de restricciones no sólo allí donde ex- la medida en que también en el caso de las restricciones directamente
presamente se habla de ellas. Cada vez que se hace referencia a las leyes constitucionales hay que exigir su establecimiento por parte del legisla-
ordinarias como restricciones, se establece una competencia para la im- dor, desaparecería totalmente la diferencia entre restricciones indirecta-
posición de restricciones. Son ejemplos de ello el artículo 2 párrafo 1 2.a mente constitucionales y directamente constitucionales. La legislación de
media frase; artículo 5 párrafo 2 y artículo 9 párrafo 2 LF. Estas disposi- reserva no sería más que la interpretación de las restricciones que ya
ciones, en la medida en que en ellas se hace referencia a leyes ordinarias, existen en virtud de la Constitución. Como lo expresa Haberle, «todos
pueden ser llamadas «cláusulas de reserva implícitas». los límites admisibles de los derechos fundamentales serían inmanentes a
El problema central de las reservas es el de su delimitación. Aquí hay ellos mismos»35. Las reservas no regularían ninguna competencia para la
que distinguir entre los aspectos formales y los materiales. El aspecto imposición de restricciones, sino tan sólo una competencia de interpreta-
formal se refiere, sobre todo, a la competencia para imponer restriccio- ción. La razón de la adscripción de estas competencias al legislador resi-
nes, así como su procedimiento y forma. Aquí habrá de interesar sólo el diría, sobre todo, en que existe un margen de acción para la interpreta-
aspecto material y éste sólo en la medida en que se refiere a la competen- ción36.
cia del legislador para imponer restricciones. Esta se limita no sólo por Una debilidad esencial de la teoría interpretativa de las reservas resi-
las condiciones mencionadas en las reservas cualificadas y también —si de en el hecho de que existen numerosos casos en los cuales el legislador
se parte de una garantía absoluta del contenido esencial33— por la barrera puede decidir si impone o no restricciones. Aquí hay que distinguir entre
de contenido esencial, sino también por el principio de proporcionalidad dos grupos de casos. Un caso del primer grupo se presenta, cuando no es
y, con ello, por el mandato de llevar a cabo una ponderación34. Por medio claro si una restricción R es admisible o no en vista del peso de los prin-
de esta vinculación entre la competencia y la ponderación se evita, cier- cipios contrapuestos. En estas circunstancias, la competencia de decisión
tamente, el resultado, incompatible con la vinculación del legislador a los del legislador es una competencia para la determinación de la interpreta-
derechos fundamentales, en el sentido de que los derechos fundamenta- ción vinculante. Un caso del segundo grupo se presenta cuando es claro
les, en todo caso más allá de la barrera del contenido esencial, se encuen- que la restricción R es admisible en vista del peso de los principios con-
trapuestos, pero el legislador tiene la libertad de imponerla o no. La exis-
tencia de este tipo de casos estaría excluida sólo si toda restricción admi-
32
Ciertos problemas surgen cuando se intenta clasificar al artículo 8 párrafo 2 LF que, sible (permitida) estuviera también ordenada. Esto no puede suponerse.
en parte, se incluye dentro de las reservas simples (así, por ejemplo, Th. Wülfing, Grun-
drechtliche Gesetzvorbelhalte und Grundrechtsschranken, pág. 27) y, en parte, en las cali-
ficadas (así R. Zippelius en Th. Maunz/R. Zippelius, Deutsches Staatsrecht, 24 edición,
35
Munich 1982, pág. 150). Si este artículo se refiere a la libertad de reunión como tal, enton- R Haberle, Die Wesensgehalígarantie, pág. 126; en esta misma línea, W. Krebs,
ces se trata de una reserva calificada, pues sólo autoriza la restricción bajo la condición de Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, pág. 115.
36
que la reunión se realice al aire libre. Si se refiere a las reuniones al aire libre, es entonces Cfr. W. Krebs, op. cit. pág. 116. La teoría de la interpretación, en contra de W. Knies,
una reserva simple. Como el principio de derecho fundamental representa el punto de refe- Schranken der Kunstfreiheit ais verfassungsrechtliches Problem, Munich 1967, pág. 102.
rencia del concepto de restricción, hay que preferir la primera interpretación. no tiene necesariamente como consecuencia que, en principio, se prive al legislador de la
33
Al respecto infra en esta sección. prerrogativa de establecer restricciones. La competencia de interpretación puede ligarse al
34
Cfr. supra, Capítulo 2.1. 8. legislador.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

Así, existen casos en los cuales el legislador puede ser más generoso de No obstante, es inadmisible una restricción de un principio de derecho
lo que debería ser, a la hora de desfavorecer la protección de bienes co- fundamental que vaya más allá de lo que es admisible de acuerdo con el
lectivos y favorecer la de los derechos individuales. Un ejemplo lo ofrece peso de los principios contrapuestos.
la sentencia sobre oficios manuales en la cual el Tribunal Constitucional Naturalmente, esta refutación de la teoría de la restricción auténtica
Federal declara, por una parte, que la prueba de la capacidad profesional se logra simplemente porque no se hacen diferenciaciones en el lado de
es conciliable con la Ley Fundamental pero, por otra, constata que al le- los principios contrapuestos. Si se hicieran tales diferenciaciones, se ve-
gislador le había quedado abierta la posibilidad de «dejar al libre juego ría que la teoría de la restricción auténtica es, en cierta medida, correcta.
de las fuerzas económicas el cuidado y promoción de la capacidad profe- Más arriba se ha expuesto que en las ponderaciones no sólo hay que con-
sional y del rendimiento de los propietarios de talleres de oficios manua- siderar principios materiales sino también formales39. Así, en una ponde-
les»37. En ambos casos se puede hablar de una competencia constitutiva ración, además del principio material de la libertad de profesión y del
para la imposición de restricciones por parte del legislador. En el prime- principio material del orden político, también desempeña un papel el
ro, porque al legislador le es concedido el dominio sobre interpretaciones principio formal según el cual es el legislador democráticamente legiti-
que compiten entre sí; en el segundo, porque la reserva de ley le otorga al mado, el competente para tomar la decisión. Este principio referido a la
legislador la posibilidad de realizar el derecho fundamental en una medi- competencia de decisión del legislador y, por ello, formal, es la razón que
da mayor que la ordenada por la Constitución, al tener en cuenta los prin- fundamenta la competencia constitutiva del legislador para imponer res-
cipios contrapuestos. Por lo tanto, existe una competencia constitutiva tricciones, aun cuando ella esté limitada por principios materiales. En la
del legislador para imponer restricciones. medida en que la teoría de la restricción auténtica apunta a esto, ella es
Con esto, se ha expuesto que, de ninguna manera, las reservas autori- correcta.
zan al legislador sólo a constatar lo que ya es válido. Naturalmente, que-
da pendiente la pregunta de si también lo autorizan a aquello que Bachof
llama una «auténtica restricción de la libertad», que «desplaza las restric- 4. ACERCA DE LA GARANTÍA DEL CONTENIDO ESENCIAL COMO
ciones con efecto constitutivo, más adentro en el ámbito de la libertad, RESTRICCIÓN A LAS RESTRICCIONES
que lo que ha sido fijado directamente en la Constitución»38. Si, en la pri-
mera de las constelaciones expuestas, el legislador se decide por R, se de- Hasta ahora se ha hablado de restricciones a los derechos fundamen-
cide por una restricción interpretativamente posible en vista del peso de tales. Del carácter de principio de las normas de derecho fundamental de-
los principios contrapuestos. En este caso, no se puede decir que va más riva, no sólo que, en razón de los principios contrapuestos, los derechos
allá de lo que directamente la Constitución ha fijado como restricción, fundamentales están restringidos y son restringibles, sino que también
sino sólo que va más allá de lo que, de acuerdo con una interpretación al- sus restricciones y la posibilidad de restringirlos, son restringidas. Una
ternativa, ha de ser considerado como restricción directamente trazada restricción a los derechos fundamentales sólo es admisible si en el caso
por la Constitución. La segunda constelación es la contrapartida exacta concreto a los principios contrapuestos les corresponde un peso mayor
de la «restricción auténtica» de Bachof. El legislador se queda por detrás que aquél que corresponde al principio de derecho fundamental40. Por
de lo que la Constitución misma fija como restricción. Parece, pues, que ello, se puede decir que los derechos fundamentales, en sí mismos, son
ninguna de las dos constelaciones responde a las intenciones de Bachof y restricciones a sus restricciones y a la posibilidad de restringirlos.
que, por lo tanto, está pensando en un tercer grupo de casos, definido por El artículo 19 párrafo 2 LF parece regular el establecimiento de una
el hecho de que el legislador traza una restricción que supera aquello que restricción adicional a las restricciones y a la posibilidad de restringir los
es admisible de acuerdo con la ponderación de los principios relevantes. derechos fundamentales, cuando prohibe afectar a los derechos funda-
mentales en su contenido esencial. La interpretación de esta disposición
es objeto de polémica. Si se prescinde de múltiples matices, las teorías
37
BverfGE13,97(113s.) del contenido esencial pueden ordenarse sobre la base de dos pares de
38
O. Bachof, «Freiheit des Berufs» en Die Grundrechte, tomo 3,1 .er medio tomo, Ber-
lín 1958, pág. 208; cfr., además, Th. Maunz, Deutsches Staatsrecht, pág. 123, donde se ha-
39
bla de una autorización «para intervenir en el contenido propiamente dicho del derecho Capítulo 3.1. 4 y 11.31.
40
fundamental». Cfr. para más detalles, supra Capítulo 3. III. 2.2.2.3.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

conceptos, es decir, primero, según si refieren la garantía del contenido subjetiva, pero no puede sustituirla. Que los problemas de la garantía del
esencial a posiciones subjetivas o a una situación objetiva de regulación contenido esencial puedan solucionarse con mayor facilidad dentro del
de derecho fundamental y, segundo, según si interpretan la garantía en un marco de una teoría objetiva que dentro del marco de una teoría subjeti-
sentido absoluto o relativo. Aquí no interesa exponer la discusión acerca va, no es una razón suficiente para arrojar por la borda la teoría subjetiva.
de la garantía del contenido esencial41. Simplemente, habrá de mostrarse El carácter de los derechos fundamentales como derechos individuales
qué es lo que resulta para ella sobre la base de la teoría de los principios. habla a favor de mantener la validez de la teoría subjetiva, por lo menos,
En una de sus primeras decisiones, el Tribunal Constitucional Fede- junto a la objetiva45.
ral dejó abierta la pregunta de si el artículo 19 párrafo 2 LF tiene que in- Las teorías subjetivas del contenido esencial pueden ser absolutas o
terpretarse en un sentido subjetivo u objetivo: «Puede dejarse de lado la relativas. Según la teoría relativa46, el contenido esencial es aquello que
pregunta de si, en un caso concreto, el artículo 19 párrafo 2 LF persigue queda después de una ponderación. Las restricciones que son acordes
prohibir la privación total de un derecho fundamental o sólo impedir que con el principio de proporcionalidad no vulneran la garantía del conteni-
el contenido esencial del derecho fundamental, como tal, se afecte, por do esencial aun cuando en el caso particular no dejen nada del derecho
ejemplo, mediante la eliminación práctica de la garantía enraizada en la fundamental. La garantía del contenido esencial se reduce al principio de
Ley Fundamental, dada para la generalidad»42. Sin embargo, en decisio- proporcionalidad. Como, de todas maneras, este es válido, el artículo 19
nes posteriores, este Tribunal ha relacionado permanentemente la garan- párrafo 2 LF tiene simplemente una importancia declarativa. En cambio,
tía del contenido esencial con posiciones individuales43. En esto hay que según la teoría absoluta47, existe un núcleo de cada derecho fundamental
estar de acuerdo con el Tribunal. Como habrá de exponerse en seguida, que, en ningún caso, puede ser afectado.
los derechos fundamentales son primariamente posiciones del individuo. Numerosas manifestaciones del Tribunal Constitucional Federal ha-
Cuando la Ley Fundamental establece algo tan importante como la cen pensar que este Tribunal sostiene una teoría absoluta. Así, en la
prohibición de afectar el contenido esencial de los derechos fundamenta- sentencia sobre la grabación con cintas magnetofónicas, se dice: «Ni si-
les, entonces, por lo menos, esto también debe relacionarse con las posi- quiera los intereses dominantes en la comunidad pueden justificar una
ciones de derecho fundamental del individuo. intervención en el núcleo absolutamente protegido de la configuración
Una interpretación objetiva como, por ejemplo, la de Fr. Klein, según de la vida privada; no cabe una ponderación de acuerdo con el criterio
la cual el artículo 19 párrafo 2 LF prohibe «que la validez de una disposi- del principio de proporcionalidad»48. En otras decisiones, habla de un
ción de derecho fundamental se reduzca de forma tal que pierda por com- «límite absoluto cuyo traspaso afectaría el contenido esencial de este
pleto su importancia para todos los individuos o para la mayor parte de derecho fundamental»49, de un «límite extremo»50 y de los «últimos ám-
ellos o, en general, para la vida social»44, puede aparecer junto a la teoría bitos intangibles»51. Sin embargo, existen también decisiones del tribu-
nal que pueden interpretarse sólo en el sentido de una teoría relativa. En
41
la sentencia sobre el bienestar juvenil y la ayuda social52, el Tribunal te-
Cfr. al respecto las exposiciones de Th. Maunz en Maunz/Dürig, Grundgesetz, ar-
tículo 19; H. Háckel, Grundrechtsgeltung und Grundrechtssicherung, Berlín 1967,
págs. 49 ss.; J. Closta, Der Wesensgehalt der Eigentumsgewáhrleistung, Berlín 1975,
45
págs. 39 ss.; L. Schneider, Der Schutz des Wesensgehalts von Grundrechten nach Art. 19 Sobre la vinculación de la teoría subjetiva con la objetiva, cfr. K. Hesse, Grundzüge
Abs. 2 GG, Berlín 1983. des Verfassungsrechts, observación al margen 332 ss.
42 46
BVerfGE 2, 266 (285). Cfr. P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, págs. 58 ss.; E. v. Hippel, Grenzen und
43
Cfr. BVerfGE 6, 32 (41); 7, 377 (411); 13, 97 (122); 15, 126 (144); 16, 194 (201); Wesensgehalt der Grundrechte, págs. 47 ss.; K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts,
21, 92 (93); 22, 180 (219); 27, 344 (352); 30, 1 (24); 31, 58 (69); 32, 373 (379); 34, 238 observación al margen 332 s.; BGH, DVBI 1953, 371; BGHSt 4, 375 (377).
47
(245); 45, 187 (242, 270 s.). Cfr. H. Krüger, «Der Wesensgehalt der Grundrechte i. S. des Art. 19 GG» en DÓV
44
H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, Artículo 19, nota V 2 a. Como otros 1955, págs. 597 ss.; J. P. Müller, Elemente einer schweizerischen Grundrechtstheorie, Ber-
representantes de la teoría objetiva, cabe mencionar: E. R. Huber, «Der Streit un das na 1982, págs. 152 ss.
48
Wirtschaftsverfassungsrecht» en DÓV 1956, págs. 142 s.; H. Peters, «Elternrecht, Erziehung, BVerfGE 34, 238 (245).
49
Bildung und Schule» en K. A. Bettermann/H. C. Nipperdey/U. Scheuner (eds.), Die Grun- BVerfGE 16, 194(201).
50
drechte, tomo IV, 1» medio tomo, Berlín 1960, pág. 383; H. Jáckel, Grundrechtsgeltung und BVerfcE31,58(69).
51
Grundrechtssicherung, págs. 49 ss., S. Hendrichs, Artículo 19, observación al margen 23 ss. en BVerfGE 6, 32 (41); cfr., además, BVerfGE 32, 373 (379).
I. v. Münch (ed.), Grundgesetz-Kommentar, tomo 1, 2.a edición, Munich 1981. 52
BVerfGE 22, 180.

258 259
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

nía que examinar, entre otras, ciertas disposiciones de la Ley Federal de depender la posición comprendida por la garantía del contenido esen-
Asistencia Social que establecían el ingreso en instituciones de asisten- cial, de las razones que juegan en contra de otorgar la protección. Esta
cia social de aquellas personas que padecen una especial debilidad de la es justamente la concepción de la teoría relativa56.
voluntad o que, en su vida instintiva carecen totalmente de inhibicio- La decisión que se acaba de exponer contradice la frase antes men-
nes, o son descuidadas o corren peligro de quedar abandonadas y a las cionada y que aparece en la sentencia sobre las grabaciones secretas con
cuales se les puede otorgar una ayuda efectiva sólo en esas institucio- cinta magnetofónica, que expresa una clara toma de posición a favor de
nes. De acuerdo con la concepción del Tribunal, estas disposiciones la teoría absoluta. En conexión con el estudio del concepto de principio
afectan el artículo 2 párrafo 2 frase 2 LF en su contenido esencial. En la absoluto, se ha expuesto ya57 que esta frase es contradictoria, o no ofrece
fundamentación, constata, en primer lugar, que la «libertad de la perso- nada a favor de la teoría absoluta. Se pretende que ni siquiera intereses
na es un bien jurídico tan relevante que sólo puede ser restringido en mayores de la comunidad pueden justificar una intervención en el núcleo
virtud de razones especialmente importantes». En un segundo paso, absolutamente protegido de la configuración de la vida privada58. Si, des-
menciona como razones especialmente importantes la protección de la de el punto de vista del derecho constitucional, los intereses de la comu-
comunidad y del afectado. Aquí es interesante observar que, bajo estas nidad tienen un peso mayor que la protección de la configuración de la
razones, el Tribunal subsume el ingreso de enfermos mentales peligro- vida privada, necesariamente aquellos derechos desplazan a ésta. Si, des-
sos para la comunidad y de personas declaradas incapaces debido a de- de algún otro punto de vista, ellos son superiores, no pueden desplazar la
bilidades mentales, en un instituto. Casos como estos se cuentan entre protección ordenada desde el punto de vista de la Constitución, con pres-
los casos clásicos que plantean problemas desde el punto de vista de la cindencia de que se acepte la teoría absoluta o la relativa. De aquí hay
teoría subjetiva absoluta. Luego, en un tercer paso, el Tribunal constata que inferir que una teoría absoluta del contenido esencial no puede decir
que en el presente caso no se trata ni de la protección de la comunidad que razones superiores no son superiores, sino tan sólo que no existen ra-
ni de la protección del afectado, sino de la mejoría del afectado53. El re- zones superiores.
sultado se formula en un cuarto paso: «Como el fin de la mejoría de un Cuando la teoría absoluta dice que hay posiciones con respecto a las
adulto no puede bastar como razón relevante para privarlo de la libertad cuales no existe ninguna razón superior que las desplace, en cierta medi-
personal», se afecta el derecho fundamental de la libertad en su conte- da tiene razón. Sin embargo, en esta medida, se basa en la teoría relativa.
nido esencial54. Esta argumentación corresponde exactamente a la ley Antes59 se ha dicho que cuanto más se desplace a un principio, tanto más
de la ponderación y, con ello, al tercer subprincipio de la proporcionali- resistente este deviene. La fuerza de las razones contrapuestas tiene que
dad, es decir, al principio de proporcionalidad en sentido estricto. Sólo crecer en una medida superior a la proporcional. Ello corresponde a la
se justifica una intervención intensa, cuando razones que tienen un peso Ley de la Tasa Decreciente Marginal de Sustitución, que puede represen-
mayor, la justifican. Aquí se presenta una intervención intensa pero no tarse mediante curvas de indiferencia. Por ello, existen condiciones en
existe ninguna razón que la justifique y que tenga un peso mayor. Por lo las cuales puede decirse, con muy alta seguridad, que no tiene preceden-
tanto, la intervención no está justificada. La prohibición de afectar el cia ningún principio contrapuesto. Estas condiciones definen el «núcleo
contenido esencial, tal como el Tribunal la entiende en esta decisión, no de la configuración privada de la vida»60. No obstante, el carácter absolu-
agrega nada55. Si el Tribunal hubiese sostenido una teoría absoluta, ten-
dría que haber partido de algunas posiciones existentes. Como una po-
sición de esta naturaleza, podría considerarse el derecho a no ser ingre- 56
Una instructiva vinculación de la garantía del contenido esencial con el principio de
sado en una isntitución, permanentemente o por largo tiempo. Sin em- proporcionalidad se encuentra también en la sentencia sobre la remisión de expedientes en
bargo, el Tribunal no parte de una posición semejante. Más bien, hace un proceso de divorcio. La remisión se califica como una intervención en el derecho a la
personalidad del cónyuge. Luego se dice: «Sin la autorización de la cónyuge es sólo admi-
sible si está justificado de acuerdo con el principio de proporcionalidad. Si este no es el
caso, entonces esta medida vulnera el artículo 2 párrafo 1 en conexión con el artículo 1 pá-
53
BVerfGE 22, 180(219). rrafo 1 y el artículo 19 párrafo 2 LF» (BVerfGE 27, 344 (352)).
54 57
BVerfGE 22, 180(220). Cfr. supra, Capítulo 3.1. 7.2.
55 58
El Tribunal constata, después de la vulneración del artículo 19 párrafo 2 LF, también BVerfGE 34, 238 (245).
la vulneración del principio de proporcionalidad (BVerfGE 22, 180 (220)). El Tribunal ha- 59
Capítulo 3. III. 2.2.2.3.
bría podido comenzar directamente con este principio. 60
Cfr. P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, pág. 64: «Lo que se describe como "nú-

260 261
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

to de su protección es un asunto que tiene que ver con las relaciones entre ceptos: el del supuesto de hecho de los derechos fundamentales y el del
los principios. No puede excluirse una constelación en la cual los princi- ámbito de protección de derecho fundamental. En lo que sigue, se consi-
pios contrapuestos tengan precedencia. Sin embargo, la seguridad de la derará primeramente la relación entre el concepto de supuesto de hecho y
protección es tan alta que, en circunstancias normales, puede hablarse de el de ámbito de protección. A continuación habrá que fundamentar una
una protección absoluta. Desde luego, no debe perderse de vista la funda- teoría amplia del supuesto de hecho o del ámbito de protección.
mentación relativa de esta protección. El alcance de la protección «abso-
luta» depende de las relaciones entre los principios. La impresión de que
dicha protección puede conocerse directa o intuitivamente, sin llevar a 1. ÁMBITO DE PROTECCIÓN Y SUPUESTO DE HECHO
cabo ponderaciones, surge de la seguridad de las relaciones entre los
principios. La convicción de que existen derechos que nunca son despla- Los conceptos de ámbito de protección62 y de supuesto de hecho han
zados, ni siquiera bajo las circunstancias más extremas —y que sólo és- de determinarse de una manera distinta, según el tipo de norma de dere-
tos son derechos absolutos genuinos61— puede considerarse autovincu- cho fundamental de que se trate. No obstante, hay algo que es común a
lante para un individuo que tiene la libertad de sacrificarse en aras de de- sus diferentes formulaciones si, como aquí, se utilizan a la manera de
terminados principios, pero no puede ser válida desde el punto de vista contrapartidas al concepto de restricción: se refieren a aquello que es
del derecho constitucional. conferido prima facie por las normas de derecho fundamental, es decir,
sin tomar en cuenta las restricciones63. Aquí se tratarán los dos conceptos
De esta manera, se ha logrado el resultado. La garantía del contenido sólo con respecto a normas de derecho fundamental permisivas, así como
esencial del artículo 19 párrafo 2 LF no formula ninguna restricción a la con respecto a normas que confieren derechos de defensa. Más adelan-
posibilidad de restringir los derechos fundamentales, que adicional a la te64, será considerada la estructura de las normas de derecho fundamental
del principio de proporcionalidad. Sin embargo, como la garantía del que confieren derechos a acciones positivas del Estado, así como las pe-
contenido esencial es equivalente a una parte del principio de proporcio- culiaridades del principio general de igualdad.
nalidad, ella es una razón más a favor de la validez del principio de pro- Los conceptos de supuesto de hecho y de ámbito de protección pre-
porcionalidad. sentan mínimas dificultades en el caso de las normas permisivas de dere-
cho fundamental65. A la norma de derecho fundamental que permite la
evangelización de quien practica otra fe religiosa66 puede dársele la si-
II. EL SUPUESTO DE HECHO DE LOS DERECHOS guiente forma condicional:
FUNDAMENTALES Y LA RESTRICCIÓN A LOS DERECHOS (1) Si una acción es una evangelización de alguien que practica
FUNDAMENTALES otra fe religiosa, entonces, primafacie, su realización está iusfun-
damentalmente permitida67.
Hasta ahora se han estudiado las restricciones a los derechos funda-
mentales, es decir, aquello que conduce a una exclusión de la protección 62
En vez de ámbitos de protección se habla también de «ámbitos de validez» (cfr.. por
de derecho fundamental y que, en este sentido, representa la parte negati- ejemplo, J. P. Müller, Elemente einer schweizerischen Grundrechtstheorie, págs. 89 ss.) y
va de la norma de derecho fundamental. Ahora hay que ocuparse del lado de «ámbitos normativos» (cfr., sobre todo, Fr. Müller, Juristische Methodik, págs. 117 ss.).
positivo de la garantía de derecho fundamental. Aquí se trata de dos con- En parte estas expresiones son usadas como sinónimas y en parte, no.
63
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 152 habla en este contexto de
un «ámbito de protección potencial del derecho fundamental».
64
cleo" inviolable de la libertad de acción o de contratar, es aquel ámbito a partir del cual no Capítulo 3, nota 91; Capítulo 9, II y IV, 3.
65
hay duda de que no existe ningún bien jurídico legítimo de igual o mayor valor que restrin- Cfr. swpra, Capítulo 4,1, 2.2.1.3.
66
ja los derechos fundamentales.» Cfr. BVerfGE 12, 1 (4).
61 67
Con respecto al problema de los derechos absolutos, cfr. A. Gewirth, «Are there any Koch considera que las normas de derecho fundamental, en la medida en que permi-
Absolute Rights?» en The Philosophical Quarterly, 31 (1981), págs. 1 ss.; J. Levinson, ten algo a los titulares de derechos fundamentales, establecen permisos incondicionales
«Gewirth on Absolute Rights» en The Philosophical Quarterly, 32 (1982), págs. 73 ss.; A. (H.-J. Koch/H. Rüfímann, Juristische Begründungslehre, pág. 20). Aquí es correcto que
Gewirth, «There are Absolute Rights» en The Philosophical Quarterly, 32 (1982), una norma como (1) puede, sin más, formularse como norma de permiso incondicional:
págs. 348 ss. (1') A cada cual le está prima facie permitido apartar a otros de su fe religiosa. Sin embar-

262 263
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

El supuesto de hecho de esta norma está constituido por la evangeli- Es posible dar a las normas que confieren derechos a acciones negati-
zación de quien practica una fe religiosa extraña; a su ámbito de protec- vas una formulación en la cual, en la cláusula «si...» aparece sólo el bien
ción pertenecen todas las formas de acción que constituyen una evangeli- protegido. Un ejemplo es:
zación de quien practica una fe extraña. El supuesto de hecho y el ámbito
de protección coinciden plenamente: lo que cae bajo el supuesto de he- (2) Si una acción es una acción de elección de una profesión,
cho cae también en el ámbito de protección. Cabe constatar otra con- entonces existe un derecho prima facie a que no se intervenga en
gruencia más. Se puede designar la evangelización de quien practica una ella.
fe extraña como un «bien protegido» por la norma presentada.
No es tan fácil determinar cuál es la conexión que existe entre el su- La formulación del correspondiente deber es:
puesto de hecho y el ámbito de protección en el caso de las normas que (3) Si una acción es una acción de elección de una profesión,
confieren derechos de defensa. Los derechos de defensa son derechos a
acciones negativas del destinatario de los derechos fundamentales. entonces está prima facie prohibido intervenir en ella.
Antes, se han clasificado los derechos a acciones negativas en derechos La ventaja de esta construcción es que con ella se obtiene un supues-
al no impedimento de acciones del titular del derecho fundamental (por to de hecho muy simple. El supuesto de hecho describe simplemente el
ejemplo, al no impedimento de la elección de la profesión), a la no afec- bien protegido; en el ejemplo, las acciones iusfundamentalmente protegi-
tación de propiedades y situaciones (por ejemplo, la no afectación del das. Esta descripción puede, al mismo tiempo, concebirse como una des-
ámbito de la esfera privada) y a la no eliminación de posiciones de dere- cripción del ámbito de protección. Por lo tanto, en esta construcción
cho ordinario (por ejemplo, la no eliminación de determinadas posicio-
nes relativas al derecho de propiedad)»68. Los conceptos utilizados para coinciden el supuesto de hecho y el ámbito de protección de las normas
la formulación de estos derechos pueden reducirse a dos: el de bien pro- permisivas de derecho fundamental y de las normas que confieren dere-
tegido y el de intervención. Los bienes protegidos son las acciones, pro- chos de defensa. El supuesto de hecho de esta construcción puede deno-
piedades o situaciones y posiciones de derecho ordinario que no deben minarse «supuesto de hecho de bien protegido».
ser impedidas, afectadas o eliminadas. El concepto de intervención cons- Sin embargo, la construcción presentada no es recomendable. El con-
tituye el concepto superior de los conceptos de impedimento, afectación cepto de supuesto de hecho pierde el carácter de contrapartida del con-
y eliminación69. Los derechos a acciones negativas son, pues, derechos a cepto de restricción. Una relación de este tipo entre estos conceptos exis-
que no se lleve a cabo intervenciones en determinados bienes protegidos. te sólo cuando en la realización del supuesto de hecho, el derecho prima
Como ya se ha expuesto70, al derecho a que no se lleve a cabo una inter- facie o la prohibición prima facie se convierte en derecho definitivo o en
vención es correlativo el deber de no intervenir. prohibición definitiva, en caso de que no intervenga una restricción. Si
uno elige la construcción del supuesto de hecho de bien protegido, el
dualismo entre el supuesto de hecho y la restricción es sustituido por la
go, toda norma permisiva puede condicionarse. La forma más simple de condicionar nor- tríada de: el supuesto de hecho, la intervención y la restricción. Sin em-
mas de permiso incondicionales es la cuantificación de acciones. Se obtiene entonces el si- bargo, si se ven las cosas más de cerca, se evidencia que esto no es otra
guiente esquema: (1") (x) (Fx -» PVx). «x» es una variable de acción sobre individuos de cosa que una división del supuesto de hecho en dos elementos. (3) puede
acción, «(3c)» el cuantificador universal (para toda x es válido que...). «->» es el signo para
el condicional (siempre que..., entonces...), «F» es un predicado de acción, «P» es el opera- reformularse mediante:
dor de permisos y «V» es un operador de acción. (1") debe, por lo tanto, leerse así: Para to-
das las acciones x es válido que, si x tiene la propiedad F, entonces está permitido llevar a (4) Si una medida interviene en la elección de la profesión, en-
cabo x. La ventaja de un condicionamiento semejante es que así se obtiene un supuesto de tonces está prohibida prima facie.
hecho claramente delimitado. Con respecto al concepto del individuo de acción, cfr. D. Da-
vidson, «The Logical Form of Action Sentences» en N. Rescher (ed.), The Logic of Deci-
sión andAction, Pittsburgh 1967, págs. 34 ss. Con respecto al concepto de operador de ac- A (4) se le puede dar la forma:
ción, cfr. L. Lindahl, Position and Change, págs. 50 ss.
68
Capítulo 4. II. 1.1.1. (5) Si la acción h del titular de un derecho fundamental es una
69
Con respecto a estos conceptos, cfr. supra loe. cit. acción de elección de una profesión y si la medida m interviene
70
Capítulo 4. II. 1.2.1. en h, entonces m está prohibida prima facie.

264 265
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

Esto suena un poco rebuscado, pero pone claramente de manifiesto la —que será llamado «ámbito de protección en sentido estricto»— debe
estructura. Ahora bien, en contra de reconstruir el examen que se lleva a contraponerse un ámbito de protección en sentido amplio. Dentro del
cabo desde la óptica de los derechos fundamentales, por medio de una ámbito de protección en sentido amplio, cae todo aquello que está prohi-
estructura triádica (bien protegido/intervención/restricción) no hay nada bido prima facie. Entre este concepto amplio del ámbito de protección y
que objetar; por el contrario, incluso así lo sugiere (5). Sin embargo, ésta el supuesto de hecho bien protegido/intervención, existe una congruencia
no es una razón suficiente a favor de la construcción de bien protegido de contenido. Ambos conceptos de ámbito de protección tienen su justi-
del supuesto de hecho. El concepto de supuesto de hecho, en cuanto con- ficación. Como aquí ha de tratarse de la relación entre el supuesto de he-
cepto opuesto al de restricción, tiene la tarea de sintetizar totalmente los cho y el ámbito de protección, por una parte, y de la restricción, por otra,
presupuestos materiales de la consecuencia jurídica prima facie. En el por lo general, se hará uso del concepto de ámbito de protección en senti-
caso de las normas que confieren derechos de defensa, esta tarea sólo do amplio.
puede llevarse a cabo por un supuesto de hecho que, a diferencia de lo La construcción del supuesto de hecho bien protegido/intervención
que sucede en el caso de las normas permisivas simples, está integrado se basa en las relaciones que existen entre los conceptos de intervención,
por dos elementos: el bien protegido y la intervención. Un supuesto de bien protegido, restricción, prohibición (derecho) definitiva y prima fa-
hecho semejante será llamado «supuesto de hecho bien protegido/inter- cie, que pueden aclararse por medio de las dos siguientes leyes —que
vención». serán llamadas «leyes de la intervención»— así como sus contraposi-
Que hay que incorporar en el concepto de supuesto de hecho el con- ciones:
cepto de intervención, es algo que muestra también el hecho de que la
amplitud de la protección prima facie depende en igual medida de la am- (I) Todas las medidas que constituyen una intervención en un
plitud del concepto que se refiere al bien protegido, así como de la ampli- bien iusfundamentalmente protegido están prohibidas iusfunda-
tud del concepto de intervención. La Sentencia del Tribunal Constitucio- mentalmente prima facie.
nal Federal sobre los derechos de ingreso e inspección establecidos por la (II) Todas las medidas que constituyen intervenciones en un
Ordenanza de artes y oficios pone claramente de manifiesto esta cone- bien iusfundamentalmente protegido y no están justificadas por
xión. El Tribunal lleva a cabo una interpretación tan amplia del concepto una restricción están iusfundamentalmente prohibidas de manera
de domicilio que caen bajo él también talleres y negocios71 pero, luego, definitiva.
concibe el concepto de intervención de una manera tan restringida que no (F) Todas las medidas que no están prohibidas iusfundamen-
incluye inspecciones y visitas de los comisionados de las Cámaras de ofi- talmente prima facie no constituyen una intervención en un bien
cios manuales. A pesar de la amplitud de la concepción del bien protegi- iusfundamentalmente protegido.
do abstracto, en el resultado, esta es una concepción restringida del su- (IF) Todas las medidas que no estén iusfundamentalmente
puesto de hecho. prohibidas de manera definitiva no constituyen una intervención
Si en los derechos de defensa se parte del supuesto de hecho bien en un bien iusfundamentalmente protegido o están justificadas
protegido/intervención, surgen entonces problemas con respecto a la por una restricción72.
coincidencia de contenido entre el concepto de supuesto de hecho y el de
ámbito de protección. La habitual forma de hablar de intervenciones en Estas leyes ponen claramente de manifiesto que los conceptos de
el ámbito de protección de un derecho fundamental presupone un con- bien protegido y de intervención no tienen necesariamente que determi-
cepto de ámbito de protección que corresponde con el del bien protegido. nar cuáles son los primeros pasos que debe tener sistemáticamente un
Entre este concepto del ámbito de protección y un concepto de supuesto examen que se lleve a cabo desde la óptica de los derechos fundamenta-
de hecho en el que se incorpora el concepto de intervención no existe les. Es posible inferir prohibiciones prima facie a partir de las interven-
ninguna congruencia de contenido. Para lograr una congruencia de con- 72
tenido, al ámbito de protección exclusivamente referido al bien protegido Puede verse fácilmente que (I') deriva lógicamente de (I) y (II') de (II) pues, en una
representación simplificada, de /(intervención) F(prohibición) se sigue ^F-> -•/. Una pre-
gunta interesante en relación con el concepto de intervención, que aquí no se responderá, es
71
si es válido: (III) Todas las medidas que están iusfundamentalmente prohibidas prima facie
BVerfGE 32, 54 (68 ss.). son intervenciones en un bien iusfundamentalmente protegido.

266 267
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

ciones en los bienes protegidos (I); pero, también de la no existencia de Para que se produzca la consecuencia jurídica definitiva de derecho
una prohibición prima facie es posible inferir la no existencia de una in- fundamental (la protección definitiva de derecho fundamental) tiene que
tervención en un bien protegido (F). Lo primero es recomendable en ca- satisfacerse el supuesto de hecho y no satisfacerse la cláusula de restric-
sos en los cuales es claro que existe una intervención. En cambio, en los ción; para que dicha consecuencia no se produzca, tiene que no satisfa-
casos en los que no es claro si algo ha de calificarse como intervención cerse el supuesto de hecho o satisfacerse la cláusula de restricción. Este
—este tipo de casos se encierran sobre todo bajo la expresión «afectacio- resultado simple es la base lógica para construir dos tipos completamente
nes fácticas»73— es adecuado seguir la vía de la prohibición prima facie. diferentes de fundamentaciones de derecho fundamental: la de la teoría
Entonces, que algo esté o no iusfundamentalmente prohibido, es algo que amplia del supuesto de hecho y la de la teoría restringida del supuesto de
se decide directamente con ayuda del respectivo principio de derecho hecho.
fundamental. Cuando, de acuerdo con la teoría del fin de la norma en el Cuando se quiere saber si una determinada forma de acción está pro-
derecho civil74, se propone que la ocurrencia de una intervención no de- tegida por los derechos fundamentales, por ejemplo, si está permitida por
penda de ciertas propiedades de la intervención, tales como su inmedia- los derechos fundamentales, hay dos respuestas posibles: ella está permi-
tez o su finalidad, sino del fin de la norma de derecho fundamental75, se tida o no lo está. Es posible ordenar estas dos respuestas en cuatro cons-
apunta justamente en esta dirección. trucciones de fundamentación con base en la distinción entre el supuesto
de hecho y la restricción, tal como se expone en el siguiente esquema:
2. LAS TEORÍAS RESTRINGIDA Y AMPLIA DEL SUPUESTO DE HECHO (1) supuesto de hecho (+), restricción (+): no permitida
(2) supuesto de hecho (+), restricción (-): permitida
La consecuencia jurídica de una norma se produce cuando se satisfa- (3) supuesto de hecho (-), restricción (+): no permitida
cen todas sus condiciones. Se puede construir un concepto de supuesto (4) supuesto de hecho (-), restricción (-): no permitida
de hecho de derecho fundamental que comprenda la totalidad de las con- En la primera línea, la forma de acción (h) que debe examinarse sa-
diciones de una consecuencia jurídica definitiva de derecho fundamental. tisface las condiciones del supuesto de hecho (+), está comprendida por
Este concepto del supuesto de hecho de derecho fundamental será llama- la restricción (+) y por ello no está permitida; en el segundo caso, h satis-
do «supuesto de hecho de derecho fundamental en sentido amplio». Den- face las condiciones del supuesto de hecho pero no está comprendida por
tro del supuesto de hecho de derecho fundamental en sentido amplio de- la restricción (-) y, por lo tanto, está permitida, etc. Llama la atención
ben ser distinguidos el supuesto de hecho de derecho fundamental en que para la fundamentación del permiso es relevante sólo una construc-
sentido restringido, que es exactamente lo que hasta ahora se ha denomi- ción pero, para la fundamentación del no permiso, son relevantes tres.
nado simplemente como «supuesto de hecho», y cláusula de restricción. Las tres construcciones son equivalentes con respecto a su resultado.
En adelante, se entenderá siempre por «supuesto de hecho» el supuesto Quien sostenga una teoría amplia del supuesto de hecho eligirá, de ser
de hecho de derecho fundamental en sentido restringido. posible, la primera construcción. Quien prefiera una teoría restringida
del supuesto de hecho se decidirá, de ser posible, por la tercera o por la
cuarta construcción. La tercera construcción tiene la estructura de una
73
Cfr. H.-U. Gallwas, Faktische Beeintráchtigungen im Bereich der Grundrechre, fundamentación doble: el supuesto de hecho no está satisfecho y, si lo es-
Berlín 1970; U. Ramsauer, Die faktischen Beeintráchtigungen des Eigentums, Berlín 1980; tuviera, intervendría una restricción.
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 176 ss.; A. Bleckmann, Allgemeine
Grundrechtslehren, págs. 230 ss.
A las relaciones entre la primera y la cuarta construcción, se refiere la
74
Cfr., por ejemplo, E. v. Caemmerer, Das Problem des Kausalzusammenhangs im frecuente constatación según la cual: cuanto más amplio sea el supuesto
Privatrecht, Friburgo 1956; J G. Wolf, Der Normzweck im Deliktsrecht, Gotinga 1962; H. de hecho, tanto más amplia tiene que ser la restricción76. No obstante,
Stoll, Kausalzusammenhang und Normzweck im Deliktsrecht, Tubinga 1968; E. Deutsch,
Haftungsrecht, Colonia/Berlín/Bonn/Munich 1976, págs. 234 ss., J. Esser/E. Schmidt,
Schuldrecht, tomo 1, medio tomo 2, 5.a edición, Heidelberg/Karlsruhe 1976, págs. 184 ss. 76
Cfr. W. Berg, Konkurrenzen schrankendivergenter Freiheitsrechte im Grundrech-
75
U. Ramsauer, «Die Bestimmung des Schutzbereichs von Grundrechten nach dem tsabschnitt des Grundgesetzes, Berlín/Francfort 1968, pág. 42; U. Scheuner, «Die Funktion
Normzweck» en VerwArch (1981), págs. 99 ss. J. P. Müller, Elemente einer schweizeris- der Grundrechte im Sozialstaat», pág. 508; M. Kloepfer, «Grundrechte ais Entstehenssi-
chen Grundrechtstheorie, pág. 90. cherung und Bestandsschutz», pág. 44.

268 269
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

esto sólo es válido si —como en la primera y la cuarta construcción que calidad de derecho de los derechos fundamentales» en la pertenencia de
aparece en el esquema—, más allá de que se acoja la versión más amplia los derechos fundamentales al orden jurídico constitucional y en la impo-
o más restringida del supuesto de hecho, deba obtenerse el mismo resul- sibilidad de que tengan un carácter ilimitado, que de ella se deduce: «En
tado. Quien quiera proteger iusfundamentalmente lo mayor posible, de cuanto derechos, están fundamentados en la Constitución. Por ello, hay
una manera definitiva, puede intentar hacerlo concibiendo de una forma que sostener el punto de vista sistemático-material de su pertenencia al
amplia el supuesto de hecho y de una manera restringida a la restricción. orden jurídico (de la Constitución) de donde resulta la imposibilidad de
Un supuesto de hecho amplio no está necesariamente vinculado con una que tenga un carácter ilimitado "en todas las direcciones", como una no-
restricción amplia. Que vincularse con una restricción amplia es una ción irrenunciable de toda teoría de la Constitución o, si se prefiere otra
asunto normativa. formulación, como elemento tácito de todo programa normativo de dere-
Por lo tanto, hay que distinguir entre una teoría amplia del supuesto cho fundamental. Se puede llamar también a esta reserva, como la reser-
de hecho, como una teoría de la construcción, y una teoría amplia del su- va de la calidad de derecho de los derechos fundamentales»80.
puesto de hecho, como una teoría normativa referida al resultado. Sin Sin embargo, según Müller, esta «reserva de la calidad de derecho» no
embargo, como la senda o la construcción de una fundamentación puede significa, en modo alguno, que todas las normas de derecho fundamental
tener influencia en su resultado, también una teoría amplia del supuesto ostenten una cláusula restrictiva expresa o que tengan que ser equipadas
de hecho que tenga la forma de una teoría de la construcción tiene impor- con una cláusula tácita. Esto es exactamente lo que Müller rechaza de ma-
tancia normativa. nera tajante81. Más bien, significa «que al otorgamiento de cada derecho
Tal como ya se señalara más arriba, aquí se defenderá una teoría am- fundamental, debido a su calidad de derecho, le están impuestas restriccio-
plia del supuesto de hecho como una teoría de la consunción. Para su fun- nes concretas»82. Por ello, según su «comprensión subyacente de las nor-
damentación, se necesita, en primer lugar, echar una mirada crítica a dos mas [...] en la determinación de las garantías materiales de derecho funda-
versiones de la teoría restringida del supuesto de hecho, es decir, a la teoría mental (no se trata) de anexos tácitos sino de contenidos escritos de nor-
del alcance objetivo de Fr. Müller y la teoría de la limitación del supuesto mas, es decir, del alcance normativo-material del ámbito normativo
de hecho sobre la base de leyes generales, formulada por Rüfher. formulado por la literalidad de la prescripción, insinuado [...] o claramente
presupuesto»83. Por lo tanto, «la determinación de los "límites" y la deter-
minación del "contenido"» deben decir «materialmente lo mismo»84. «La
2.1. Teorías restringidas del supuesto de hecho pregunta dogmática primaria no (debe ser) cómo puede restringirse un de-
recho fundamental, sino: hasta dónde llega el contenido de su validez que
2.1.1. La teoría del alcance material de Fr. Müller ha de desarrollarse a partir del análisis del ámbito normativo [...] y de su
mediación con el programa normativo de derecho fundamental»85.
La teoría del supuesto de hecho de derecho fundamental de Müller se Por lo tanto, totalmente de acuerdo con el sentido de la teoría general
basa en su teoría de las normas, que ya fuera expuesta y criticada77. El re- de las normas de Müller, lo decisivo para el «alcance material de un dere-
chazo de su teoría de las normas no implica necesariamente rechazar sin cho fundamental»86 es el ámbito normativo. Las formulaciones menciona-
más su tesis frente al problema de qué es aquello que está protegido pri- das ponen claramente de manifiesto que el concepto de ámbito normativo
ma facie por los derechos fundamentales y que, en este sentido, pertene- juega dos papeles: el de un supuesto de hecho («alcance normativo-mate-
ce al supuesto de hecho de derecho fundamental. Habrá, pues, que anali-
zar las respuestas de Müller a esta pregunta. 80
Ibídem, pág. 44.
Según Müller, «ningún derecho fundamental está garantizado ilimita- 81
Ibídem, págs. 40, 50. Esta es probablemente la razón por la cual Müller considera
damente»78. Esto se sigue «de la única restricción realmente "inmanen- que la expresión «reserva» en su fórmula «reserva de la calidad jurídica» es «prescindible y
te": de su calidad de derecho»79. Müller fundamenta esta «reserva de la equívoca» {loe. cit., pág. 67).
82
Ibídem, pág. 32.
83
77 Ibídem (subrayado de R. A.).
Capítulo 2. II. 3. 84
Ibídem, págs. 32 s.
78
Fr. Müller, Die Positivitát der Grundrechte, pág. 41. 85
Ibídem, pág. 87 (subrayado de R. A.).
79
Ibídem. 86
Ibídem, pág. 20. Esta formulación ha sido tomada de la BVerfGE 12,45 (53).

270 271
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

nal del [...] ámbito normativo») y el de una fuente de argumentos («a partir Lo que Müller quiere decir con esto se manifiesta en sus ejemplos.
del análisis del ámbito normativo»). Aquí habrá de interesar sólo el primer Especialmente instructivo es el caso que presenta Müller de un artista
papel87, el que juega el ámbito normativo, por ejemplo, cuando Müller dice que pinta en el cruce de dos calles muy transitadas99. La solución de Mü-
que el pintar en cruces de calles no «pertenece» al ámbito normativo del ller es la siguiente: el pintar, como tal, está protegido por el artículo 5 pá-
artículo 5 párrafo 3 frase 1 LF88. rrafo 3 frase 1 LF. Sin embargo, no está protegido el aspecto de la acción
Lo que hasta ahora se ha expuesto indica la teoría del alcance material «en un cruce de calles». Por ello, una ley que prohibe pintar en un cruce
de Müller es una teoría restringida del supuesto de hecho. Esto se clarifica de calles no reduce ninguna «forma de acción específicamente protegida
plenamente con la teoría de Müller sobre las modalidades específicas ma- por un derecho fundamental»100, no limita ninguna «posibilidad específi-
teriales. Al ámbito normativo deben pertenecer sólo las modalidades del ca de acción» del ámbito normativo101. Se dirige «en contra de un hacer
ejercicio de derechos fundamentales protegidas «material y específica- que cae dentro de la circunscripción de la libertad artística que sin em-
mente»89, «específicamente»90, «iusfundamentalmente específicas»91 u bargo [...] no (pertenece) a su ámbito normativo»102. Por ello, una ley se-
«materialmente» pertenecientes92 pero'no «modalidades no específicas del mejante no representaría o posibilitaría ninguna intervención ni necesita-
ejercicio de derechos fundamentales»93. Müller define el concepto central ría una reserva103. Lo mismo valdría «por ejemplo, para una prohibición
en estos giros, es decir, el de «específico», de la siguiente manera: «Una de predicar o una prohibición de expresar opiniones políticas en los cru-
forma de ejercicio es específica cuando no puede demostrarse que carezca ces de calles, reiteradamente mencionada»104 o para un «músico que en
de una conexión objetiva con la estructura (que previamente tiene que ser horas de la noche en la calle o en viviendas con paredes delgadas impro-
desarrollada dogmáticamente) del ámbito normativo de derecho funda- visara su composición para timbales»105.
mental»94. Si una modalidad de acción es específica o no para el respectivo
derecho fundamental, es algo que debe decidirse, pues, sobre la base del
criterio de la «conexión con la estructura del ámbito normativo». Müller
formula exigencias relativamente altas con respecto a esta conexión. Ella normativo específico material» hay que partir «en primer lugar, de las formas de ejercicio y
se da cuando la modalidad cae en el ámbito «de lo estructuralmente nece- de las situaciones típicas» {loe. cit, pág. 98). Desde luego, lo típico no debe «reducirse a lo
convencional, a lo habitual» (loe. cit., pág. 98; Id., Freiheit der Kunst, pág. 64) pues «justo
sario, esencial para el ámbito normativo material»95. Para saber si éste es el también lo atípico, lo individual, lo nuevo y espontáneo pueden ser protegidos específica y
caso o no, Müller ofrece un test simple. Una modalidad de acción no es es- materialmente» (Id., Die Positivitát der Grundrechte, pág. 99). No obstante, si lo no-típico
pecífica si es intercambiable, si le queda abierta una «posibilidad [...] espe- puede caer bajo el supuesto de hecho, entonces el concepto de lo típico puede ser un crite-
cífica, equivalente, intercambiable, en el ámbito normativo»96 a quien le ha rio para la inclusión en el supuesto de hecho, pero no para su exclusión del mismo.
Interesante es un segundo criterio que apunta a la finalidad de la garantía de derecho
de estar prohibida la modalidad «no específica». Este test de intercambia- fundamental y que incluye aquello «por lo cual, de acuerdo con la experiencia histórica,
bilidad corresponde a la distinción entre ejercicios de los derechos funda- con la convicción política y la intelección jurídica, ha sido garantizado el derecho funda-
mentales y las «circunstancias accidentales "en la ocasión" de un ejercicio mental» en lo «estructuralmente necesario, esencial para el ámbito normativo, material-
de derecho fundamental»97'98. mente acuñado» (loe. cit.). Lasfinalidadesde los derechos fundamentales podrían ser utili-
zadas para la delimitación del supuesto de hecho sólo si estuvieran tan determinadas que
pudieran atribuírsele características del supuesto de hecho que posibilitaran la decisión
87
Para lo segundo, cfr. supra, Capítulo 2. II. 3. también en casos dudosos de exclusión. Sin embargo, esto puede ser objeto de duda no sólo
88
Fr. Müller, Freiheit der Kunst, pág. 59. porque, en general, es difícil la adscripción definalidadesa las normas (cfr. al respecto R.
89
Fr. Müller, Die Positivitát der Grundrechte, pág. 74; cfr., además, págs. 93 y 98. Alexy, «Teleologische Auslegung und Gesetzesbindung» en Sprache undRecht, Loccumer
90
Ibídem, pág. 73. Protokolle 31 (1980)), págs. 143 ss.), sino, sobre todo, porque lasfinalidadesque hay que
91
Ibídem, pág. 64. adscribir a las disposiciones de derecho fundamental tienen esencialmente el carácter de
92
Ibídem, pág. 74. principios.
99
93
Ibídem, pág. 88. Ibídem, págs. 64, 73; Id., Freiheit der Kunst, págs. 56 s.
100
94
Ibídem, pág. 100. Id., Die Positivitát der Grundrechte, pág. 64; Id., Freiheit der Kunst, págs. 56, 65.
101
95
Ibídem, pág. 99. Id., Die Positivitát der Grundrechte, pág. 73.
102
96
Ibídem, pág. 101. Id., Freiheit der Kunst, pág. 59; cfr., además, pág. 124.
103
97
Ibídem, pág. 96. Id., Die Positivitát der Grundrechte, pág. 64.
104
98
Müller intenta completar estos criterios puramente formales con otros criterios. Esto Id., Freiheit der Kunst, pág. 60.
105
sucede, sobre todo, en su teoría de lo típico. Según ella, en la determinación del «ámbito Ibídem, pág. 124.

272 273
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

Las debilidades de esta construcción se vuelven notorias cuando uno Si se quiere modificar la norma de esta manera y, al mismo tiempo,
lleva a cabo una subsunción bajo el artículo 5 párrafo 3 frase 1 LF. No se quiere sostener que no se estatuye ninguna cláusula de restricción táci-
puede haber ninguna duda de que bajo esta disposición, más allá de lo que ta, hay que afirmar que la cláusula de excepción no es una cláusula res-
ella proteja, en todo caso están permitidas las acciones que representan la trictiva sino una parte del supuesto de hecho. No obstante, esta tesis es
creación artística. Si uno se orienta por el texto del artículo 5 párrafo 3 fra- insostenible, tanto por razones materiales como formales.
se 1 LF, que garantiza la libertad artística sin ninguna restricción y como Es insostenible por razones materiales porque tanto el criterio de la
una libertad no restringible, parece entonces plausible adscribir a esta dis- especificidad como el de la intercambiabilidad son inadecuados para la
posición la siguiente norma de permiso106: delimitación de la protección o no protección de derecho fundamental.
¿Sería el pintar en un cruce de calles también una modalidad no específi-
(1) Si una acción es una acción de creación artística, su realiza- ca y, por lo tanto, excluida de la protección de derecho fundamental, si el
ción está permitida107. cruce de calles estuviera cerrado al tráfico y el pintar no molestara a na-
die, es decir, si no hubiera ningún motivo razonable para la exclusión de
Si se parte de esta norma, la pregunta decisiva para la satisfacción del la protección de derecho fundamental?109 Si también en este caso fuese
supuesto de hecho es si el pintar en un cruce de calles es o no una acción posible expulsar al pintor del cruce de calles, aduciendo que su perma-
de creación artística. La respuesta es fácil: es una acción de creación ar- nencia en este lugar no es una condición específica necesaria para pintar,
tística pero, al mismo tiempo, es otra cosa, es decir, una perturbación y es decir, que el lugar es intercambiable, entonces podría prohibirse toda
una amenaza del tráfico. Esta segunda propiedad es una razón para acción siempre que exista la posibilidad de llevarla a cabo en otro lugar,
prohibir la acción pero, lo que se prohibe sigue siendo una acción de en otro momento y de otra manera. Sin embargo, así, se habría privado al
creación artística. Esto significa que el pintar en un cruce de calles satis- titular del derecho fundamental, del derecho a determinar la manera de
face el supuesto de hecho de una norma de permiso. Si, a pesar de ello, ejercer su libertad de derecho fundamental. No obstante, este derecho es
debe ser prohibido, hay que modificar la norma. No puede tener como una posición de derecho fundamental esencial110.
contenido lo expresado en (1).
Cabe preguntarse cómo se comporta la teoría de la modalidad específi- La razón formal se vincula directamente con la material. Si en el caso
ca material de Müller frente a esta simple noción. El hecho de que las del artista que pinta en el cruce de calles no son la falta de especificidad y
«modalidades no específicas de ejercicio de los derechos fundamenta- la intercambiabilidad las propiedades que excluyen la protección, enton-
les»108 no pertenezcan al ámbito normativo significa que, aun cuando os- ces tiene que serlo alguna otra cosa. Qué pueda ser esto otro, es algo fá-
tenten la propiedad mencionada en el supuesto de hecho de una norma de cilmente comprensible. Son los derechos de terceros y bienes colectivos,
permiso de derecho fundamental, las acciones no gozan de protección de tales como la seguridad y la rapidez del tráfico. Esto pone claramente de
derecho fundamental si, además, presentan otras determinadas propieda- manifiesto que si los criterios de Müller conducen en algún caso a un re-
des que deben catalogarse como no específicas. Sin embargo, esto signifi-
ca justamente que en la norma permisiva presentada más arriba se incluye 109
una cláusula de excepción referida a las modalidades no específicas: Cfr. J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 160.
110
El derecho a determinar por sí mismo la forma y el tipo de ejercicio de los derechos
(2) Si una acción es una acción artística y no ostenta ninguna fundamentales no debe confundirse con un derecho, sin duda, inexistente, del titular de los
derechos fundamentales, a definir por sí mismo el supuesto de hecho de las normas de de-
propiedad que sea una modalidad no específica, entonces su rea- recho fundamental (cfr. al respecto J. Isensee, Wer definiert die Freiheitsrechte?, Heidel-
lización está permitida. berg/Karlsruhe 1980, págs. 10 ss.). En cuanto derecho prima facie, aquel derecho llega sólo
hasta donde llegue el supuesto de hecho que a él se refiere, y vale como derecho definitivo
sólo en la medida en que no esté comprendido por una restricción. Que dentro del marco
del supuesto de hecho se determine por sí mismo no significa que se determine sobre el su-
puesto de hecho. Con respecto al derecho a determinar la forma y el tipo del ejercicio del
106
Con respecto al concepto de adscripción, cfr. supra, Capítulo 3, II, 1.1. derecho fundamental, cfr. W. Schmitt Glaeser, «Die Freiheit der Forschung» en Wissens-
107
Con respecto a la estructura lógica de las normas permisivas como (1), cfr. supra, chaftsrecht, Wissenschaftsverwaltung, Wissenschaftsjbrderung 7 (1974), pág. 119, quien
nota 66. con respecto a la libertad de investigación señala que el titular del derecho fundamental tie-
108
Fr. Müller, Die Positivitát der Grundrechte, pág. 88. ne que decidir qué es lo necesario para ejercerla.

274 275
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

sultado correcto, ello se debe sólo al hecho de que detrás de ellos se en- sólo dos tipos de generalidad, es decir, aquellas que Smend llamara «ge-
cuentran razones correctas para la restricción. Cuando este es el caso, la neralidad material» y «generalidad objetiva»115.
racionalidad de la argumentación jurídica exige mencionar estas razones. Según Smend —quien hiciera esta distinción dentro del marco de su
Sin embargo, esto significa que en la norma de permiso hay que incluir interpretación del artículo 118 de la Constitución de Weimar— son mate-
una cláusula restrictiva referida a razones admisibles para la restricción. rialmente generales todas las «leyes que tienen prioridad frente al artícu-
Como la libertad artística está garantizada sin reserva, esta cláusula res- lo 118 porque el bien social por ellas protegido es más importante que la
trictiva puede referirse sólo a normas de restricción de jerarquía constitu- libertad de expresión»116. Haberle extiende la teoría de la generalidad
cional. De acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fe- material a todos los derechos fundamentales y llama, en este sentido,
deral, una cláusula semejante puede formarse con respecto a la restric- «general» a aquellas «leyes que, en virtud de la Constitución, tienen una
ción de derechos fundamentales garantizados sin reserva alguna"1-112. Si jerarquía igual o superior frente al respectivo derecho fundamental»117.
se incluye esta cláusula en la norma permisiva, entonces ella adquiere la De ambas manifestaciones se sigue claramente que la generalidad mate-
siguiente forma: rial es un asunto de precedencia y de ponderación. Sin embargo, esto sig-
nifica que la teoría de la generalidad material no puede ser una teoría res-
(3) Si una acción es una acción de creación artística, entonces tringida del supuesto de hecho. Para llevar a cabo una ponderación, en
su realización está permitida a menos que algún principio de ran- primer lugar, la conducta que se enjuicia tiene que estar comprendida por
go constitucional que, en las circunstancias del caso, tenga priori- el derecho fundamental. Tiene que estar protegida prima facie. Esto sig-
dad sobre el principio de la libertad artística, exija su prohibi- nifica que cae en el ámbito de protección. El concepto de generalidad
ción113. material es un concepto que depende del resultado de la ponderación.
Representa el resultado de una ponderación entre las razones que deben
No obstante, de esta manera, la norma con su cláusula restrictiva ser adscritas al supuesto de hecho y las razones que deben ser adscritas a
hace expresa referencia al juego de argumento y contraargumento que los las restricciones en contra de otorgar una protección definitiva de dere-
criterios de Müller ocultan pero no vuelven superfluo. Para que este jue- cho fundamental.
go pueda intervenir y se pueda comenzar a determinar racionalmente
cuáles son las restricciones definitivas, debe mantenerse una concepción En cambio, el concepto de generalidad objetiva puede conducir a una
amplia del supuesto de hecho. Por ello, no puede aceptarse la versión de teoría restringida del supuesto de hecho. Segúnd Smend, una ley es obje-
Müller de una teoría restringida del supuesto de hecho. tivamente general cuando no contiene «limitaciones legales especiales a
las manifestaciones de la expresión»118. Para subrayar que se trata de un
concepto opuesto al de generalidad material, se puede también hablar de
2.1.2. La delimitación del supuesto de hecho sobre la base «generalidad formal»119. El concepto de generalidad objetiva o formal
de leyes generales puede conducir a una teoría restringida del supuesto de hecho porque con
Un segundo grupo de teorías restringidas del supuesto de hecho está ella es posible llegar a una exclusión definitiva de la protección de dere-
constituido por aquellas concepciones que excluyen del ámbito de pro- cho fundamental, sin llevar a cabo una ponderación. Se han propuesto
tección aquello que está comprendido por leyes generales. Por generali- numerosas variaciones de la exclusión definitiva de la protección de de-
dad de una ley puede entenderse cosas muy diferentes114. Aquí interesan recho fundamental sobre la base de leyes (formal u objetivamente) gene-

1,5
R. Smend, «Das Recht der freien Meinungsáufierung» en Id., Staatsrechtliche
111
Abhandlungen, 2.a edición Berlín 1968, págs. 96 ss. Con respecto a esta diferencia cfr., con
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 28, 243 (261); 30, 173 (193). amplia bibliografía, E. Schwark, Der Begriff der «Allgemeinen Gesetze» in Artikel 5
112
Cfr. supra, Capítulo 3, II, 3.3. Absatz 2 des Grundgesetzes, Berlín 1970.
113 116
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 163, propone una cláusula R. Smend, loe. cit. págs. 97 s.
117
de contenido similar que desea agregar a «la garantía jusfundamental del arte libre» la res- P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, pág. 32.
118
tricción general: «La libertad artística tiene que ceder en el caso particular frente a bienes R. Smend, loe. cit. pág. 96.
jurídicos de mayor valon>. 119
114
Cfr. R. Scholz, Die Koalitionsfreiheit ais Verfassungsproblem, Munich 1971,
Cfr. C. Starck, Der Gesetzesbegriffdes Grundgesetzes, Baden-Baden 1970, págs. 49 ss. págs. 335 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

rales120. Rüfher ha formulado una versión especialmente elaborada que Por lo tanto, los conceptos de ámbito de protección y de ley general
explícitamente se presenta como teoría restringida del supuesto de hecho se refieren a dos aspectos de una misma cosa. Si una ley no interviene en
y del ámbito de protección. el ámbito de protección de un determinado derecho fundamental, enton-
Rüfher comienza con la constatación de que «ni la Ley Fundamental ni ces para este derecho fundamental es general y, si es general para un de-
ninguna Constitución democrática y del Estado de derecho pretende una terminado derecho fundamental, entonces no interviene en el ámbito de
protección legalmente ilimitada de la libertad»121. Esto puede admitirse sin protección de este derecho. Por lo tanto, del ámbito de protección puede
más. La pregunta es cómo ha de construirse la limitación. La construcción deducirse la generalidad y de la generalidad el ámbito de protección.
de Rüfher consiste en una vinculación de los conceptos de ley general y de Cuando Rüfher dice que de lo que se trata es de «reconocer cuál es el
orden jurídico general con el de ámbito de protección. La invocación de un ámbito de protección de los diferentes derechos fundamentales»127, ex-
derecho fundamental no otorgaría «ningún privilegio con respecto al orden presa una cierta preferencia a favor del camino que pasa por el ámbito de
jurídico general»; más bien, «las leyes generales han de ser respetadas protección. Por ello, la pregunta es: ¿cómo puede reconocerse el ámbito
también en el ejercicio de un derecho fundamental122. Esto no significaría de protección? Rüfher ofrece el siguiente test: «Supongamos que el dere-
que se «postule una reserva legal general para todos los derechos funda- cho opuesto al (supuesto) ejercicio del respectivo derecho fundamental
mentales»123. Las leyes generales, que Rümer define como aquéllas «que no está contenido en la Ley Fundamental y tampoco encuentra en ella
no tienen ninguna relación con el ejercicio del respectivo derecho funda- ningún sustento ¿Podría entonces afirmarse seriamente [...] que no po-
mental relevante», deben —y esto es decisivo para su construcción— «no dría prohibirse una procesión a causa del peligro de una epidemia [...]?
afectar el ámbito de protección del derecho fundamental —limitado!—». Plantear esta pregunta significa negarla»128.
Deben referirse a «acciones fuera del ámbito de protección». La inclusión Las debilidades de este criterio se vuelven patentes si se amplía este
en el orden jurídico general comenzaría allí donde el derecho fundamental experimento mental. Supongamos que evitar un peligro de epidemia no
«tiene su límite objetivo». Con ello, las leyes generales no impondrían sólo no sea una razón para establecer una prohibición que esté contenida
«ninguna restricción adicional al derecho fundamental»124. Por lo tanto, en la Ley Fundamental o que pueda basarse en la Ley Fundamental, ni
una ponderación no sería ni necesaria ni permisible125: «En tales casos, la tampoco ninguna razón que deba tenerse en cuenta independientemente
tarea importante y difícil del intérprete consiste tan sólo en delimitar co- de la Ley Fundamental. Entonces, la procesión sería una acción de ejerci-
rrectamente el ámbito de protección del derecho fundamental»126. cio de la religión en contra de cuya protección de derecho fundamental
no podría aducirse nada. En estas circunstancias, caería sin duda dentro
120
del ámbito de protección de derecho fundamental. Esto pone claramente
Cfr. O. Bachof, «Freiheit des Berufs», págs. 195 s.: K. A. Bettermann, Grenzen der de manifiesto que cuando se produce una exclusión del ámbito de protec-
Grundrechte, págs. 26 ss., U. Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat»,
págs. 510 s.; P. Selmer, «Generelle Norm und individueller Grundrechtsschutz» en DÓV ción debido al peligro de una epidemia, ello se debe a una razón en con-
1972, pág. 558; U. Schwáble, Das Grundrecht der Versammlungsfreiheit, Berlín 1975, tra de la protección de derecho fundamental. Sin embargo, si existe una
págs. 176 ss.; H. Ridder, Die soziale Ordnung des Grundgesetzes, Opladen 1975, pág. 78.
121
protección de derecho fundamental, cuando no hay una razón en contra,
W. Rüfher, «Grundrechtskonflikte» en Bundesverfassungsgericht und Grundge- entonces la razón en contra tiene que tener propiedades que justifiquen
setz, compilado por C. Starck, tomo 2, Tubinga 1976, pág. 456.
122
loe. cit., pág. 457.
desplazar a segundo plano a la protección de derecho fundamental que
123
Ibídem. existe sin ella. Esta propiedad la tiene cuando satisface una cláusula
124
loe. cit. pág. 458. como la utilizada por del Tribunal Constitucional Federal para la restric-
125
Esto debe ser diferente sólo dentro del marco del artículo 5 párrafo 2 LF. La reserva ción de los derechos fundamentales garantizados sin reserva. No obstan-
de ley general allí formulada tiene una doble función. Por una parte, expresa el principio te, carece de estas propiedades si no puede equipararse al principio de
general según el cual el actuar fuera del ámbito de protección encuentra una restricción en
las leyes generales y, por otra, abre la posibilidad de intervenir en los ámbitos protegidos derecho fundamental que habla a favor de una protección de derecho
por el artículo 5 párrafo 1 LF. Sólo en este último caso sería admisible una ponderación. fundamental.
Rüfher renuncia expresamente (cfr. su «Grundrechtskonflikte», pág. 547, nota 16) a su an-
tigua concepción según la cual en el caso de toda ley general puede ser necesaria una pon-
deración (cfr. su «Überschneidungen und gegenseitige Ergánzungen der Grundrechte» en
127
Der Staat 7 (1968), págs. 57 s.). Ibídem, pág. 460 (subrayado de R. A.).
126 128
Ibídem, pág. 458. Ibídem, págs. 460 s.

278 279
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

Esta simple reflexión no sólo priva de fundamento al test de Rüfher vor de la protección de derecho fundamental, hay que afirmar su tipici-
sino que plantea serios problemas a la teoría restringida del supuesto de dad, por más fuertes que puedan ser las razones en contra. Esto no signi-
hecho en general, pues muestra que la protección de derecho fundamen- fica que en cada caso deba llevarse a cabo una ponderación en toda su
tal depende siempre de una relación entre una razón para una protección extensión. No obstante, sí quiere decir, que también los casos claros de
de derecho fundamental y una contrarrazón admisible, y no de propieda- no protección de derecho fundamental son el resultado de una pondera-
des independientemente reconocibles del ámbito de protección, de los ción y que hay que mantener abierta la posibilidad de llevar a cabo una
objetos de protección que deben o no ser incluidos en él o de las leyes ge- ponderación en todos los casos y que en modo alguno puede ser reempla-
nerales. A la teoría restringida del supuesto de hecho le queda sólo una zada por evidencias, de cualquier tipo que ellas sean.
salida para escapar a este problema. Puede admitir que la exclusión del
supuesto de hecho o del ámbito de protección tiene, por cierto, algo que
ver con el juego de razones y contrarrazones pero no con la ponderación.
En los casos de exclusión, el mayor peso de la contrarrazón sería tan pa- 2.2. Una teoría amplia del supuesto de hecho
tente que la ponderación se vuelve totalmente superflua. Una prueba al
respecto serían los casos del artista que roba su material o del homicidio La debilidad de las dos teorías estrechas del supuesto de lecho consi-
en un escenario teatral129. Sin embargo, no todos los casos en los que deradas más arriba reside en que no construyen la exclusión definitiva de
Rüfher aboga por una exclusión del supuesto de hecho son tan claros la protección de derecho fundamental como un juego de razones y con-
como éstos. No hay duda de que, en caso de un peligro serio de epide- trarrazones, es decir, como el resultado de una ponderación entre princi-
mia, puede prohibirse una procesión. Sin embargo, en el caso de un redu- pios, sino, al menos en una serie de casos, como el resultado de la aplica-
cido peligro de epidemia, ¿queda también excluida la invocación al dere- ción de criterios supuestamente exentos de ponderación. Se ha mostrado
cho fundamental de la libertad religiosa? Sería iusfundamentalmente im- que estos criterios, cuando conducen a resultados justificados, son el re-
posible, entonces, adoptar medidas que impliquen una restricción a las sultado de ponderaciones correctas. Esto puede generalizarse. Los juicios
actividades de las iglesias en el caso de que exista una amenaza mínima de derecho fundamental son correctos sólo si pueden ser el resultado de
de epidemia, lo cual puede suceder muy fácilmente. La teoría restringida una ponderación correcta. Si se fundamentan sin ponderación, su correc-
del supuesto de hecho es muy poco refinada para explicar este tipo de ca- ción depende de que el resultado fundamentado sin ponderación pueda
sos. En caso de una amenaza seria de epidemia, esta teoría puede admitir también ser el resultado de una ponderación correcta.
una exclusión definitiva del supuesto de hecho y, en caso de que no exis-
ta una amenaza de epidemia, puede mantener definitivamente la protec- Esta concepción exige una teoría amplia del supuesto de hecho. Una
ción de derecho fundamental; pero, en los casos intermedios jurídi- teoría amplia del supuesto de hecho es una teoría que hace caer en el ám-
camente interesantes, en los que es indispensable una ponderación, esta bito de protección todo aquello a favor de cuya protección habla el res-
teoría no proporciona ninguna respuesta o conduce a contradicciones o pectivo principio de derecho fundamental. La forma de la inclusión en el
a construcciones demasiado complicadas. Conduce a contradicciones ámbito de protección y de la subsunción bajo el supuesto de hecho, pue-
cuando hace depender la exclusión del ámbito de protección del resulta- de ser muy diferente. Por ello, la teoría amplia del supuesto de hecho
do de una ponderación, pues su finalidad consiste en explicar la exclu- contiene un haz de reglas que se refieren a diversas formas de inclusión.
sión del ámbito de protección sin recurrir a la ponderación. Conduce a Aquí se mencionarán tan sólo dos, especialmente importantes:
construcciones demasiado complicadas si, en el caso de una clara prima-
cía de la razón opuesta, supone una exclusión del ámbito de protección y, (1) Todo lo que presenta una propiedad que —considerada ais-
en los casos intermedios, un problema de restricción solucionable por ladamente— basta para una subsunción bajo el supuesto de he-
medio de una ponderación. En cambio, la solución de la teoría amplia del cho, queda tipificada, sin importar cuáles sean sus demás propie-
supuesto de hecho es no contradictoria y simple. Si una razón habla a fa- dades.
Ejemplos al respecto son los casos estudiados anteriormente referi-
dos a pintar en un cruce de calles y de la procesión en caso de peligro de
Cfr. W. Rüfher, loe. cit., pág. 460. epidemia.

280 281
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

(2) Dentro de los márgenes semánticos de los conceptos del su- La teoría amplia del supuesto de hecho está expuesta a numerosas
puesto de hecho hay que llevar a cabo interpretaciones am- objeciones. El primer grupo de ellas apunta a un dilema. De acuerdo con
plias130. este dilema, una teoría amplia del supuesto de hecho otorgaría demasiada
protección de derecho fundamental, lo que tendría como consecuencia
Como ejemplo puede presentarse el concepto de prensa. Una serie de una paralización de la legislación137 y una amenaza de otros bienes jurídi-
autores propone una interpretación restringida. Así, la prensa ha de ser cos138, o, para lograr una medida adecuada de protección de derecho fun-
«sólo la publicación en periódicos y revistas de noticias y opiniones de damental, no tomaría en serio la vinculación al texto de la Constitu-
orden político, cultural, y relativas a la cosmovisión que se tenga, así ción139. Además, no sería honesta porque quitaría, por la vía de las res-
como de la demás información objetiva»131. En cambio, el Tribunal tricciones, lo que previamente habría garantizado por medio del supuesto
Constitucional Federal ha sostenido una interpretación amplia: «El con- de hecho140.
cepto "prensa" debe interpretarse amplia y formalmente; no puede hacer- Estas objeciones pueden apoyarse en el hecho de que una teoría am-
se depender de una valoración —cualquiera que sea su amplitud— de los plia del supuesto de hecho tiene que excluir más por medio de las restric-
diferentes productos impresos. La libertad de prensa no está limitada a la ciones que una teoría restringida. Esto tiene relevancia práctica, sobre
prensa "seria"»132. Son interesantes las consecuencias que el Tribunal ex- todo en el caso de los derechos fundamentales garantizados sin reservas.
trae en relación con las restricciones. La versión amplia no significa que Una teoría restringida del supuesto de hecho tiene la ventaja de poder re-
tenga que otorgarse protección de derecho fundamental «en igual medida nunciar totalmente o en gran medida a cláusulas restrictivas tácitas. Sin
a todo órgano de prensa en todo contexto jurídico y para cada contenido embargo, para ello tiene que pagar un alto precio. Tiene que excluir aquí
de sus manifestaciones». Más bien, «en la ponderación entre la libertad acciones que, de acuerdo con el texto de las normas de derecho funda-
de prensa y otros bienes jurídicos protegidos por el derecho constitucio- mental, caen bajo el supuesto de hecho. También en caso de peligro de
nal» podrían tenerse en cuenta las propiedades especiales del respectivo una epidemia, una procesión sigue siendo una acción de ejercicio de la li-
producto de prensa133. Esto corresponde exactamente con la teoría amplia bertad religiosa y el pintar en lugares en los que se pone en peligro o se
del supuesto de hecho. molesta a otras personas sigue siendo una acción de creación artística. El
Antes se ha subrayado que en el caso de los supuestos de hecho bien argumento según el cual no se toma en serio la vinculación al texto de la
protegido/intervención, la amplitud del supuesto de hecho depende no Constitución puede, pues, también utilizarse en contra de la teoría res-
sólo de la amplitud del concepto referido al bien protegido sino también tringida del supuesto de hecho. En contradicción con el texto, esta teoría
de la amplitud del concepto de intervención134. Por ello, la regla (2) exige excluye del supuesto de hecho algo que cae bajo él. Por lo tanto, la pre-
un concepto amplio de intervención. Un ejemplo de una decisión que gunta sólo puede ser, qué debe preferirse: un debilitamiento de la suje-
toma esto en cuenta es la sentencia sobre la Ley del horario de cierre de ción al texto desde el lado del supuesto de hecho o desde el lado de la
los comercios, en la cual el Tribunal Constitucional Federal trata la nor- restricción, que puede orientarse por una cláusula como la formulada por
ma sobre las horas de cierre, dirigida al propietario del comercio, como
un impedimento para la compra por parte del cliente y, por lo tanto, como
cho se limitará aquí a los derechos de defensa. Los supuestos de hecho de normas que con-
una intervención en su libertad general de acción135, 136. fieren derechos de igualdad se estudiarán más adelante. Que también normas que confieren
derechos a acciones positivas puedan presentar la separación entre supuesto de hecho y
cláusula restrictiva, es algo que pone de manifiesto la «reserva de lo posible en el sentido
130
Con respecto al concepto del ámbito semántico, cfr. R. Alexy, «Die logische Analy- de aquello que el individuo puede pretender razonablemente de la sociedad», que el Tribu-
se juristischer Entscheidungen», págs. 186 ss. nal Constitucional Federal contrapone a una «pretensión individual del ciudadano a la crea-
131
H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, artículo 5, nota VI 3. Para ción de plazas de estudio», sobre la cual el Tribunal no se pronuncia (BVerfGE 33, 303
otras interpretaciones restringidas, cfr. H. Krüger, «Der Wesensgehalt der Grundrechte» (333)). Tan pronto como, en los derechos prestacionales se lleve a cabo la separación entre
(1976), pág. 58; K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 394. el supuesto de hecho y la restricción, se plantea también en ellos necesariamente la pregun-
132
BVerfGE 34, 269 (283). ta acerca de la elección entre una teoría restringida y amplia del supuesto de hecho.
137
133
Ibídem. W. Rüfner, «Grundrechtskonflikte», pág. 456.
134 138
supra, II, 1. J. Isensee, Wer definiert die Freiheitsrechte?, pág. 30.
135 139
BVerfGE 13, 230 (232 s.). W. Rüfner, loe. cit., pág. 456.
136 140
Como ya se señalara más arriba, el estudio de la teoría amplia del supuesto de he- J. Isensee, loe. cit., pág. 31.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

el Tribunal Constitucional Federal para la restricción de derechos funda- fundamental sea fundamentado aduciendo que a ello se oponen derechos
mentales garantizados sin reserva. fundamentales de terceros o intereses de la comunidad que deben ser to-
En la respuesta a esta pregunta interviene el problema de la honesti- mados en cuenta en virtud de la Constitución, que cuando se le dice que
dad. Para su consideración es relevante el hecho de que se trata de un su comportamiento no está comprendido por leyes objetivamente especí-
problema que afecta no sólo a los derechos fundamentales garantizados ficas o generales o que está excluido de la protección de derecho funda-
sin reserva, sino a todos los derechos fundamentales, es decir, también a mental, desde el comienzo, por no pertenecer al ámbito de protección.
aquellos conferidos con reservas. La técnica de la regulación de los dere- Un segundo haz de objeciones tiene que ser tomado en cuenta más se-
chos fundamentales ha provocado siempre observaciones críticas. Así, riamente. Cuanto más ampliamente sean concebidos los supuestos de he-
Fechner habla de una «problemática sumamente inquietante» y de una cho, tanto mayor es el número de casos en los cuales tienen relevancia las
«ambigüedad de los derechos fundamentales» que llama especialmente normas de derecho fundamental y, por lo tanto, tanto mayor es también el
la atención cuando un primer párrafo despierta «la ilusión de una validez número de colisiones de derechos fundamentales. En contra de esto se ob-
ilimitada que queda frustrada cuando se sigue leyendo»141. En su informe jeta una «iusfundamentalización de todo el derecho», una «expansión de los
sobre la Constitución de la República Francesa, Marx considera que es derechos fundamentales», que encerraría en sí misma el peligro de una ex-
un «ardid el prometer la libertad plena, establecer los más bellos princi- cesiva expansión de la competencia del Tribunal Constitucional Federal144.
pios y dejar su aplicación, los Details (detalles), a la decisión que se tome Se ha señalado más arriba que la teoría amplia del supuesto de hecho,
en "leyes posteriores"»142. Al comienzo de su investigación sobre la re- en tanto teoría constructiva, no conduce necesariamente a una mayor
serva legal, W. Jellinek se pregunta para qué sirve que «la primera frase protección definitiva de derecho fundamental que la teoría restringida.
de un artículo relativo a un derecho fundamental confiera un derecho, si Aquello que una teoría refringida excluye del supuesto de hecho, una
en la segunda permite imponer restricciones por medio de leyes»143. Si teoría amplia puede incluirlo, al menos en principio, dentro de las restric-
con estas manifestaciones se quisiera eliminar totalmente el problema ciones. Sin embargo, hay algo de correcto en la tesis de la expansión. Lo
mencionado, el catálogo de derechos fundamentales tendría que sustituir- que se expande no es necesariamente la protección definitiva pero sí la
se por un sistema amplio de reglas concretas. Ello conduciría a una codi- protección prima facie. No obstante, esto significa que se aumenta el nú-
ficación con respecto a la cual es de suponer que su extensión no sería in- mero de los casos cuya solución puede presentarse como el resultado de
ferior a la del Código Civil. Sin embargo, un procedimiento semejante, una ponderación entre, por una parte, la razón que ha de ser adscrita al
que tendría como consecuencia que los derechos fundamentales ya no se- supuesto de hecho y, por otra, la razón que se adscribe a las restricciones
rían lo que son, no es la única solución del problema de la honestidad. La y que juega en contra de la protección de derecho fundamental. La pre-
inseguridad que existiría si uno no pudiera atenerse nada más que al texto gunta es si esto ha de valorarse negativamente.
de las cláusulas restrictivas puede ser eliminada mediante una jurispru- A favor de una valoración negativa puede aducirse varias razones.
dencia constitucional continuada y racional orientada por el principio de Según la primera de ellas, como casi todos los casos jurídicos, se conver-
proporcionalidad. Si esto sucede, ya no puede hablarse seriamente de tirían en casos de derecho fundamental, se llegaría a una superposición
ambigüedad, ardid, inutilidad o deshonestidad. A partir de esta concep- superflua y errónea entre la argumentación jurídica ordinaria y la argu-
ción sólo hace falta un pequeño paso para reconocer que la objeción de mentación de derecho fundamental. Esta objeción puede refutarse con la
falta de honestidad no afecta la teoría amplia del supuesto de hecho. Por ayuda de la diferencia entre casos de derecho fundamental actuales y po-
el contrario, un ciudadano considerará más honesto y convincente —si tenciales. Por caso de derecho fundamental potencial habrá de entender-
está interesado no sólo en el resultado sino también en su construcción y se un caso en el que ciertamente puede argumentarse iusfundamental-
fundamentación— que un no otorgamiento de la protección de derecho mente pero, una argumentación de derecho fundamental es totalmente
superflua porque no hay ninguna duda con respecto a la admisibilidad de
derecho fundamental de la solución jurídica ordinaria. Un caso actual de
141
142
E. Fechner, Die soziologische Grenze der Grundrechte, Tubinga 1954, págs. 1 ss. derecho fundamental se diferencia de ello porque en él cabe dudar acerca
K. Marx, «Die Konstitution der Franzósischen Republik, angenommen am 4. No-
vember 1848» en K. Marx/Fr. Engels, Werke, tomo 7, Berlín 1960, págs. 503 s.
143
W. Jellinek, «Grundrechte und Gesetzesvorbehalt» en Deutsche Rechts-Zeitschrift
l(1946).pág.4. C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzses», págs. 245 s.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

de la protección o no protección de derecho fundamental, de forma tal tal, pero ella es totalmente superflua. Se evita así el peligro de una des-
que hay que argumentar desde el punto de vista de los derechos funda- proporcionada superposición de la argumentación jurídica ordinaria y de
mentales. Si siempre fuera perfectamente claro si un caso es un caso ac- la argumentación de derecho fundamental. Por otra parte, cada vez que
tual o potencial de derecho fundamental, la teoría restringida del supues- se suscitan dudas acerca de la protección o no protección de derecho fun-
to de hecho tendría algo a su favor. En los casos potenciales de derecho damental, la teoría amplia puede partir de un caso actual de derecho fun-
fundamental podría negarse la tipicidad mientras que la solución de los damental, con lo que se abre la vía hacia una argumentación de derecho
casos actuales de derecho fundamental podría lograrse por medio de las fundamental sustancial, orientada por el principio de proporcionalidad.
restricciones. Sin embargo, la distinción entre los casos potenciales y ac- De esta manera, la teoría amplia evita el peligro de un desplazamiento de
tuales de derecho fundamental no es en modo alguno clara. Más bien, en- la argumentación de derecho fundamental por parte de una argumenta-
tre la total certeza de la protección o no protección de derecho fundamen- ción de derecho ordinario.
tal y la total incertidumbre acerca de si cabe o no una protección de este La teoría amplia del supuesto de hecho conduce a un modelo de dos
tipo, hay que suponer una escala de grados de certeza y de incertidumbre. ámbitos. El primero es el de los casos potenciales de derecho fundamen-
La existencia de diferentes grados de certeza e incertidumbre es sólo el tal; el segundo, el de los casos actuales de derecho fundamental. Cada
aspecto objetivo del asunto. A ello se suma un aspecto subjetivo. Dife- vez que sea relevante un principio de derecho fundamental, el caso es
rentes personas atribuyen a casos diferentes puestos diferentes en la esca- —sin que importe con qué certeza el principio sea desplazado por princi-
la certeza/incertidumbre. Debido a ello, toda teoría restringida del su- pios contrapuestos—, por lo menos, un caso potencial de derecho funda-
puesto de hecho tiene una posición difícil. Aunque es plausible en los ca- mental. Un ejemplo es el caso de la prohibición del hurto. En virtud de
sos en los que cada cual —o, al menos, todo aquel que tenga un cierto ella, el individuo queda restringido en su libertad general de acción. La
grado de información o razonabilidad— supone con plena certeza la no libertad general de acción está protegida iusfundamentalmentepnwízya-
protección, se vuelve problemática en los casos en los que algunos no cie por el principio de la libertad de acción145. En el caso del hurto, no
tienen este grado de certeza. Quienes abogan por una exclusión de la pro- hay duda de que el principio es correctamente desplazado por principios
tección pueden intentar convencer a sus adversarios con argumentos que contrapuestos. Se trata, pues, de un mero caso potencial de derecho fun-
apuntan a la voluntad del constituyente, a la costumbre, al carácter no es- damental. Sin embargo, también un caso potencial de derecho fundamen-
pecífico del ejercicio de los derechos fundamentales o a algo parecido. tal es un caso de derecho fundamental. De esta manera, el orden jurídico
En la medida en que esto suceda, pueden permanecer dentro del marco adquiere el carácter de un sistema amplio de soluciones para las colisio-
de la teoría restringida del supuesto de hecho. No obstante, si todo esto nes de derecho fundamental. La mayoría de las normas del sistema jurí-
no convence, lo único razonable es contraponer a las razones sustancia- dico han de ser incluidas en el ámbito de los meros casos potenciales de
les a favor de la protección aducidas por los adversarios de la exclusión derecho fundamental. El ámbito de los casos potenciales de derecho fun-
de la protección, razones sustanciales que apuntan a los derechos de ter- damental constituye el sustrato del ámbito propiamente dicho de los pro-
ceros o a bienes colectivos. Sin embargo, tan pronto como comienza este blemas de derecho fundamental y de la argumentación de derecho funda-
juego de razones y contrarrazones se ingresa en el campo de la teoría am- mental, es decir, del ámbito de los casos actuales de derecho fundamen-
plia del supuesto de hecho que afirma la tipicidad, en caso de que se den tal. Este ámbito, en el que hay que incluir todo lo dudoso y discutible, se
razones de derecho fundamental a favor de la protección, aun cuando basa en aquél en que cae la masa de lo no dudoso y lo consensuado. Lo
sean fácilmente refutables. Esto significa que la teoría restringida del su- más importante en el modelo de los dos ámbitos es que la pertenencia a
puesto de hecho sólo sería válida en los casos en los que no hay ninguna uno u otro ámbito no es algo que esté determinado de una vez para siem-
duda acerca de la no protección. Una teoría jurídica que en casos de duda pre. Un caso puede, por medio de la duda, salir del ámbito de lo no dudo-
no aporta nada o sólo proporciona algo incompleto, no es de mucha uti- so, es decir, del de los casos potenciales de derecho fundamental, y algo
lidad. que antes era dudoso puede transformarse en no dudoso por medio de
En cambio, la teoría amplia del supuesto de hecho tiene ventajas cla-
ras. Puede, por una parte, tratar los casos no dudosos de no protección 145
Sobre el hecho de que «el mandato "No debes hurtar" reduce las posibilidades de
iusfundamental como meros casos potenciales de derecho fundamental, uso de mi libertad», cfr. H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, pág. 89
en los cuales, es concebible una fundamentación de derecho fundamen- (nota 59).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

una decisión, argumentación y/o praxis, y así volver del ámbito de los ca- constatar, además, que la solución de concurrencias y colisiones en la
sos actuales de derecho fundamental al ámbito de los casos potenciales. dogmática de los derechos fundamentales plantea hasta ahora considera-
La posibilidad de pasar la frontera entre los dos ámbitos, ha de mantener- bles dificultades. En última instancia, todos los intentos de solución con-
se abierta en ambas direcciones. No debe impedirse, por medio de una ducen a problemas valorativos. No obstante, las valoraciones se encuen-
concepción restringida del supuesto de hecho, que un caso pueda trans- tran también tras las concepciones restringidas del supuesto de hecho. En
formarse en un caso actual de derecho fundamental. vista de ello, es discutible que el aumento del número de colisiones
La plausibilidad de este modelo puede discutirse tomando en cuenta, —que, de todas maneras, tiene sólo relevancia cuando se trata de un caso
sobre todo, casos como el del hurto. Así, Starck habla de una «concep- actual de derecho fundamental— sea algo negativo. ¿No es válido lo
ción grotesca —que distorsiona la conciencia jurídica— de un derecho contrario, es decir, que justamente la reducción del número de casos de
fundamental a matar, hurtar y encubrin> y aboga por llevar a cabo aquí colisión y cocurrencia tiene que valorarse como algo negativo, en virtud
exclusiones del supuesto de hecho146. Esta objeción no puede refutarse del postulado que exige tomar en cuenta todos los puntos de vista rele-
con la referencia a que en la teoría amplia del supuesto de hecho se trata- vantes para un caso? De que la satisfacción de este postulado no conduz-
ría de una teoría constructivista y que existiría acuerdo con respecto al ca a exigir demasiado de quien argumenta iusfundamentalmente, se en-
resultado pues, en otro pasaje, Starck subraya que lo que le interesa «no carga el postulado opuesto de racionalidad, es decir, el que afirma que lo
es el resultado sino la vía que conduce al resultado»147. Lo que debe po- que no es puesto en duda y es consensuado no necesita ninguna funda-
nerse en duda es que la conciencia jurídica pueda ser distorsionada por la mentación. Una teoría amplia del supuesto de hecho basada en el modelo
construcción jurídica de casos potenciales, es decir, por formas de la fun- de los dos ámbitos responde mejor a las exigencias de estos dos postula-
damentación de algo que en la vida jurídica cotidiana no requiere funda- dos que una teoría restringida del supuesto de hecho.
mentación. Esto es válido especialmente cuando las fundamentaciones Queda todavía una objeción de tipo competencial. La teoría amplia
conforme a la construcción en los casos mencionados (muerte, hurto, en- del supuesto de hecho es afectada por ella cuando conduce a un inadmisi-
cubrimiento) son totalmente correctas. La impresión de lo grotesco es ble «aumento de la competencia del Tribunal Constitucional», sea frente
provocada, sobre todo, por la ambigüedad de la expresión «derecho fun- al legislador, sea frente a la jurisdicción ordinaria149. Sin embargo, una
damental». No puede hablarse en absoluto de un derecho definitivo a consecuencia semejante no está necesariamente vinculada con la teoría
hurtar, etc. No obstante, lo que la teoría amplia del supuesto de hecho su- amplia del supuesto de hecho. Incluso puede dudarse de que conduzca a
pone es un derecho prima facie a hacer y omitir lo que uno quiera. Este un aumento de los recursos presentados ante el Tribunal Constitucional
derecho es restringido, entre otras cosas, por la prohibición de hurtar. En Federal. Quien recurre a él está interesado en una protección de derecho
el caso del hurto, una construcción semejante puede ser superflua, pero fundamental definitiva y no en la determinación dogmática y de derecho
no es grotesca. Adquiere su sentido cuando es concebida como un punto fundamental de que su comportamiento cae ciertamente bajo un supuesto
lógico final en una escala de grados de certeza para la restricción. Sin de hecho, pero también está comprendido por las restricciones. Si, sin
embargo, ¿por qué las construcciones jurídicas, cuando de la forma más embargo, se presenta un recurso de amparo orientado únicamente por el
racional posible conducen a resultados lo más correctos posibles no han supuesto de hecho, su aceptación puede rechazarse por la Comisión de
de poder apartarse un poco de las concepciones intuitivamente existentes jueces, por no existir suficientes probabilidades de éxito (§ 93a párrafo 3
y seguir sus propias leyes? BVerfGG). Otro filtro es la decisión de aceptación del Senado (§ 93a pá-
Estrechamente vinculada con las objeciones hasta aquí consideradas
se encuentra la objeción que afirma que la teoría amplia del supuesto de
hecho conduce a un aumento del número de colisiones entre derechos Konkurrenzen schrankendivergenter Freiheitsrechte im Grundrechtsabschmitt des Grund-
fundamentales y de concurrencia entre ellos148. Esto es indiscutible. Cabe gesetzes, págs. 49 ss.; M. Lepa, «Grundrechtskonflikte» en DVBl 1972, págs. 161 ss.; H.
Blaesing, Grundrechtskollisionen, tesis doctoral, Bochum 1974; P. Schwacke, Grundrech-
tliche Spannungslagen, Stuttgart/Berlín/Colonia/Maguncia 1975; W. Rüfher, «Grun-
146
C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes», págs. 245 s. drechtskonflikte», págs. 453 ss.; H. Bethge, Zur Problematik von Grundrechtskollisionen,
147
C. Starck, «Noch einmal: Die Grundrechte des Grundgesetzes» enJuS 1981, pág. 644. Munich 1977; L. H. Fohmann, Konkurrenzen und Kollisionen im Verfassungsrecht, Berlín
148
Sobre los conceptos de colisión de derechos fundamentales y de concurrencia entre 1978; J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 304 ss.
149
derechos fundamentales, así como sobre algunas propuestas de solución, cfr. W. Berg, Cfr. C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes», pág. 246.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

rrafo 4 BVerfGG). Cuando la denegación de la aceptación es fundamen- restringe un derecho fundamental no tiene que justificarse como una res-
tada, una referencia a las restricciones es, por lo menos, tan convincente tricción a este derecho fundamental.
como una referencia a que no está abarcado por el supuesto de hecho. Si Las normas de derecho ordinario en el ámbito de los derechos funda-
el recurso de amparo es aceptado, entonces la teoría amplia no conduce mentales pueden ser clasificadas de muchas maneras. Un ejemplo al res-
necesariamente a decisiones que desbordan la competencia ni tampoco pecto lo ofrece la ya mencionada clasificación de Lerche en normas in-
las sugiere. Como se expusiera más arriba, los principios formales, es de- tervinientes, aclaratorias, definitorias, para evitar abusos y solucionar si-
cir, aquéllos que toman en cuenta puntos de vista competenciales, se tuaciones de concurrencia151. Por más esclarecedoras que puedan ser este
cuentan entre los principios contrapuestos. El desbordamiento o no de la tipo de clasificaciones, sigue siendo fundamental la distinción entre nor-
competencia no depende de la construcción de la fundamentación sino mas restrictivas y no restrictivas, debido a la mencionada consecuencia
del peso de los principios relevantes y, con ello, del contenido de la fun- para la justificación de derecho fundamental.
damentación. Una teoría restringida del supuesto de hecho puede, en al- Una norma no restrictiva en el ámbito de un derecho fundamental es
gunos casos, por medio de las definiciones de contenido tomadas con una norma que tiene algo que ver con aquello que el derecho fundamen-
versiones restringidas del supuesto de hecho, excluir, desde el comienzo, tal comprende. De acuerdo con una terminología difundida, puede decir-
decisiones que violen la competencia. Sin embargo, si esto ha de tener se que esta norma lo configura152. Las normas que no tienen nada que ver
relevancia no sólo en los casos triviales en los cuales no puede haber nin- con un derecho fundamental no son normas restrictivas con respecto a
guna duda de que el resultado de la teoría amplia no difiere del de la teo- este derecho fundamental y tampoco normas configuradoras. La pregun-
ría restringida, hay que pagar un alto precio. Hay que asumir el riesgos ta es, pues, qué es lo que diferencia la restricción de la configuración.
de que ni siquiera sea considerada la protección material de derecho fun- La discusión acerca de la distinción entre restricción y configuración
damental, tampoco allí donde podría ser posible. Las consideraciones suele encontrar un primer punto de partida en las disposiciones de dere-
competenciales no deben conducir a que un aspecto, es decir, el de la no cho fundamental con las que se dice que algo, por medio de o en virtud
intervención en decisiones del legislador y de los jueces ordinarios, ob- de una ley, puede ser «regulado» o que tiene que ser «regulado» o «deter-
tenga un peso demasiado grande. Lo que también cuenta es la protección minado» por ley (por ejemplo, artículo 4 párrafo 3 frase 3, artículo 12 pá-
material de derecho fundamental150. Para la optimización de ambos as- rrafo 1 frase 2, artículo 12a párrafo 2 frase 2, artículo 14 párrafo 1 frase
pectos, es decir, para lograr una decisión correcta, tanto desde el punto de 2, artículo 38 párrafo 3, artículo 104 párrafo 2 frase 4 LF). Sin embargo,
vista material como del de la competencia, la teoría amplia del supuesto esto lleva más allá de una interpretación de estas formulaciones. Quien
de hecho abre una vía más promisora que la teoría restringida. más lejos llega es Haberle. Según él, todos los derechos fundamentales
son «susceptibles de y necesitan» no sólo una restricción legal sino tam-
bién una «configuración legal»153. Haberle no sólo extiende el ámbito de
la configuración a todos los derechos fundamentales, sino que utiliza
III. RESTRICCIÓN Y CONFIGURACIÓN también un concepto muy amplio de configuración. En la configuración,
de lo que se trata es del «objetivo de la Constitución, de la realización de
No todas las normas del derecho ordinario que tienen como objeto los derechos fundamentales en la vida social». Para lograr este objetivo,
algo que es comprendido por un derecho fundamental, son restricciones la Constitución necesitaría «la legislación como "médium" y medio para
de este derecho fundamental. Así, el § 1922 párrafo 1 del Código Civil: la realidad social»154. El legislador configurante tendría que llevar a cabo
«Con la muerte de una persona (caso de herencia), el patrimonio (heren- «configuraciones creadoras»155 y proporcionar «"contribuciones consti-
cia) como un todo pasa a una o más personas (herederos)» no restringe la
garantía de derecho fundamental del derecho a la herencia. Con esto se
plantea la pregunta de cómo han de distinguirse las normas restrictivas 151
P. Lerche, Übermafi und Verfassungsrecht, págs. 106 ss.
152
de las no restrictivas en el ámbito de los derechos fundamentales. Esta P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, págs. 180 ss.; K. Hesse, Grundzüge des Ver-
pregunta tiene una importancia práctica considerable: una norma que no fassungsrechts, observación al margen 303 ss.
153
P. Haberle, loe. cit., pág. 181.
154
Ibídem,pág. 184.
155
Cfr. infra, Capítulo 10, III, 2. Ibídem,pág. 186.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

tutivas" para el contenido de los derechos de libertad»156. Como configu- al «garantizar los derechos fundamentales del uno frente a los mismos
ración se considera también la actividad del legislador penal: «Cuando el derechos fundamentales del otro» configura «los derechos fundamenta-
legislador penal actúa de una manera tal que garantiza los derechos fun- les como un todo»159. Es claro que este tipo de configuración comprende
damentales del uno frente a los mismos derechos fundamentales del otro, a las restricciones. Por medio de una prohibición de derecho penal, se eli-
configura los derechos fundamentales como un todo, más allá de que mina la libertad jurídica de hacer lo prohibido. Así la prohibición de
también se determina el contenido del derecho fundamental del indivi- coacción elimina la libertad jurídica de coaccionar de a. Esta situación
duo»157. De aquí hay sólo un pequeño paso a una extensión del concepto no cambia en absoluto por el hecho de que, por ser una prohibición diri-
de configuración al ámbito del concepto de delimitación: «La legislación gida a todos, defiende, al mismo tiempo, la libertad general de a al prote-
que delimita los derechos fundamentales en interés de bienes jurídicos de gerlo de las coacciones por parte de sus conciudadanos160. Las prohibi-
valor igual o superior, no pierde su elemento de configuración. No sólo ciones de derecho penal siguen siendo restricciones, aun cuando toda
los derechos fundamentales sino también los límites a los derechos fun- persona razonable tendría que prestarle su aprobación y hasta existe un
damentales son objeto de una actividad configuradora del legislador»158. derecho fundamental a que el Estado proteja la libertad del individuo por
No habría nada que objetar en contra de una concepción amplia del medio de leyes penales frente a sus conciudadanos161. Dicho brevemente:
concepto de configuración semejante si se utilizara el concepto de confi- que una norma restrictiva sea razonable, y por razones de derecho funda-
guración como concepto superior, tanto para la actividad restrictiva mental, sea necesaria para la defensa de las libertades, no le quita el ca-
como no restrictiva del legislador. No obstante, mientras juegue (tam- rácter de restricción.
bién) un papel como concepto opuesto al de restricción (limitación), hay En la segunda forma de uso, el concepto de configuración se utiliza
razones para criticarlo. Cuando algo es restrictivo desde algún punto de como concepto opuesto al de restricción. Se puede decir que en esta for-
vista, sigue siendo restrictivo, aun cuando desde algún otro punto de vis- ma de uso de lo que se trata es del concepto de configuración en sentido
ta sea configurador. estricto y propiamente dicho. En tanto concepto opuesto al de restricción,
Los problemas de las teorías de la configuración resultan esencial- el concepto de configuración no puede referirse a normas de mandato y
mente de las confusiones que surgen de que el concepto de configuración prohibición, sino sólo a normas de competencia162 pues, por definición,
se utiliza de múltiples formas. Aquí habrá que distinguir entre dos tipos las normas de mandato y de prohibición tienen un carácter restrictivo»163.
de uso. En el primero, el concepto de configuración se refiere a la situa- Ejemplos modélicos de normas de competencia configuradoras son las
ción total de la regulación en el ámbito de los derechos fundamentales. normas de las instituciones del derecho civil. Garantías de derecho fun-
Esto es lo que tiene en mira Haberle cuando dice que el legislador penal, damental, tales como las del matrimonio, la propiedad y el derecho suce-
sorio, presuponen normas de derecho civil164. Sin normas del derecho de
156
op. cit., pág. 187. Según Haberle, las «contribuciones constitutivas» del legislador
al contenido de los derechos fundamentales no excluyen su vinculación a los mismos. Esto 159
op. cit., pág. 189. Probablemente, Scholz apunta a la primera forma de uso cuando
plantea problemas conceptuales. Cuando el legislador configura el contenido de los dere- habla de la «legislación "acorde con la Constitución" como configuración (acuñamiento)
chos fundamentales, no puede estar vinculado al contenido de estos derechos que él mismo de la libertad general de acción» (R. Scholz, «Das Grundrecht der freien Entfaltung der
está en condiciones de determinar por medio de la legislación. Por lo tanto, la vinculación Persónlichkeit in der Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts» cnAóR 100 (1975),
ha de ser creada por algo diferente. Aquí pueden ser relevantes los principios de derecho pág. 100).
fundamental. No obstante, el caso de una legislación constitutiva está definido porque los 160
Sobre el concepto de protección de una libertad cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.2.2.1.
principios correspondientes no establecen obligatoriamente una sola regla pues si lo hicie- 161
Cfr. H. H. Klein, Die Grundrechtefin demokratischen Staat, pág. 57, quien subraya
ran sólo estaría permitido una sola «dación de contenido» por parte de la legislación, algo que las normas «no pierden su carácter como restricciones porque y en la medida en que
que le quitaría el carácter constitutivo. Sin embargo, si varias reglas son en igual medida crean condiciones de la utilidad efectiva de la libertad individual».
conciliables con los principios, su elección no está sometida a ninguna vinculación por par- 162
Sobre el concepto de competencia, cfr. supra Capítulo 4, II, 3.1.
te de ellos. El legislador tiene, entonces, un margen de acción libre en el que puede elegir 163
Aquí se trata del carácter restrictivo y no restrictivo (de configuración) de las nor-
constitutivamente, pero sin vinculación. Lo constitutivo y la vinculación se refieren, pues, mas. Si se relativiza el concepto a la configuración de posiciones, es posible introducir
a dos cosas totalmente diferentes: lo constitutivo a un margen de acción y la vinculación a otras diferenciaciones. Así, la prohibición de coacción configura la defensa de la libertad
sus límites.
157 jurídica, pero interviene en la libertad jurídica. Lo primero se realiza por medio de esto úl-
Ibídem,pág. 189. timo.
158
Ibídem, págs. 190 s. 164
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 24, 367 (389); 36, 146 (161); 58, 300 (330).

292 293
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

propiedad, no tendría sentido la garantía de derecho fundamental de la una restricción si se considera que lo restringido es la posición total de
propiedad. El haberlo puesto claramente de manifiesto es el mérito de la derecho ordinario del propietario, que existía antes de la exclusión de la
teoría de las garantías institucionales165. Como tales, las normas de dere- rescisión por reformas. Sin embargo, esto no sirve de mucha ayuda pues
cho civil necesarias para la garantía de derecho fundamental restringen se trata de la restricción de posiciones de derecho fundamental Y justa-
no sólo el derecho fundamental del individuo sino que, además, son com- mente la pregunta es si la competencia para la rescisión por reformas for-
prendidas positivamente por él. Un legislador que derogara las normas ma parte o no de las posiciones del propietario de derecho fundamental-
del matrimonio civil violaría no sólo una garantía objetiva de la institu- mente protegidas. Si la exclusión de la rescisión por reformas es una res-
ción jurídica del matrimonio sino que también vulneraría el derecho sub- tricción y no una mera configuración de un derecho fundamental, hay
jetivo del individuo a contraer un matrimonio jurídicamente válido y po- que encontrar algo que sea de derecho fundamental y que pueda ser con-
der practicarlo conforme a derecho. siderado como restringido. Podría pensarse en el principio iusfundarnen-
Sin embargo, la clasificación de las normas de competencia del dere- tal de la propiedad privada168. Al igual que todos los principios, el princi-
cho civil como normas configuradoras en sentido estricto y propiamente pio iusfundaniental de la propiedad privada exige la mayor medida posi-
dicho, trae aparejada una serie de problemas en los casos individuales. El ble de realización169.
primero de ellos resulta de que el ejercicio de competencias de derecho La mayor medida posible de realización del principio de derecho fun-
civil desemboca en derechos y deberes, es decir, en mandatos y prohibi- damental de la propiedad privada incluye la mayor medida posible de la
ciones y, por lo tanto, en restricciones de la libertad jurídica general. La utilidad privada y de la capacidad de disposición. Sin embargo, con la
peculiaridad de estas restricciones de la libertad jurídica general reside exclusión de la rescisión por reformas, se realiza una medida menor de
en que ellas se basan directamente en actos jurídicos que los ciudadanos satisfacción de este derecho que aquella que habría existido en el caso de
pueden libremente llevar a cabo. La pregunta de si y en qué medida las que hubiera sido conservada. Con la exclusión, el principio de derecho
restricciones de la libertad jurídica general que así se fundamentan deben fundamental es desplazado en cierta medida. Esto significa que el dere-
ser consideradas como restricciones de los derechos fundamentales, con- cho prima facie que corresponde a este principio es restringido. Por lo
duce al problema del llamado efecto horizontal o entre terceros de los de- tanto, desde la perspectiva de la teoría de los principios, puede hablarse
rechos fundamentales. Este problema será tratado más adelante166. Aquí de una restricción del derecho de propiedad, que necesita justificación.
tan sólo cabe constatar que la regulación legislativa de competencias de Justamente en este sentido debe ser interpretada la Sentencia del Tri-
derecho civil no tiene, como tal, ningún carácter restrictivo. bunal Constitucional Federal del año 1974 con respecto al derecho de
Un segundo problema resulta de que las competencias de derecho ci- rescisión de contratos de arrendamiento de viviendas170. El Tribunal parte
vil pueden ser configuradas de diferente manera. El legislador puede de que aquí se presenta una colisión de principios. En su sentencia se
concederle a los sujetos jurídicos privados más o menos competencias. dice que el legislador «dentro del marco de las regulaciones de derecho
Puede eliminar competencias existentes y dejar crear competencias ine- civil del artículo 14 párrafo 1frase2 LF [...] (tiene que) tomar en cuenta
xistentes pero posibles. La pregunta es si en todos estos casos se trata igualmente los dos elementos de la relación dialéctica dada en la Ley
siempre de meras configuraciones o si también pueden presentarse res- Fundamental entre la libertad garantizada constitucionalmente [...] y el
tricciones. Un ejemplo al respecto lo ofrece la exclusión de la llamada mandato de un orden socialmente justo de la propiedad y poner en equili-
rescisión del contrato de arrendamiento por reformas en la vivienda, con brio justo y en una relación equilibrada los intereses dignos de protección
lo que se elimina una competencia anteriormente existente del propieta-
rio167 ¿Se ha simplemente configurado la posición del propietario iusfun- W En algunas decisiones se habla expresamente de un examen de las normas de las
damentalmente protegida o se la ha restringido? Se llega fácilmente a instituciones jurídicas de derecho ordinario desde el punto de vista de los derechos funda-
mentales, así por ejemplo, en la sentencia sobre la prohibición de contraer matrimonio en-
165
tre personas de un mismo sexo en la que se dice que las «regulaciones particulares del dere-
Fr. Klein habla acertadamente de «garantías de creación que, por razones concep- cho civil tienen que ser medidas de acuerdo con el artículo 6 párrafo 1 LF en cuanto norma
tuales, necesariamente están dadas» (H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, rectora prioritaria que contiene ella misma los principios fundamentales» (BVerfGE 36,
tomo 1, observación preliminar A VI 3 d). 146 (162)).
166
Capítulo 10. II, 2; cfr. también Capítulo 9, II, 2.2. 169
Cfr. supra, Capítulo 3.1. 2.
167
Cfr. al respecto BVerfGE 37, 132 (139 ss.). 170
BverfGE37, 132.

294 295
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.6. EL DERECHO FUNDAMENTAL Y SUS RESTRICCIONES

de todos los afectados»171. Esta es una clara descripción de una colisión tucional Federal deja que la regulación de un procedimiento de reconoci-
de principios. Con respecto a la «eliminación de la llamada rescisión por miento como tal esté comprendida por el artículo 4 párrafo 3 frase 2 LF,
reformas» se dice que «en una cierta medida restringe el alcance de la li- pero no la restricción del efecto de un reconocimiento como objetor de
bertad de acción del arrendador» algo que, sin embargo, estaría «justifi- conciencia para el servicio militar con posterioridad a su entrada en vi-
cado teniendo en cuenta la gran importancia que tiene la vivienda para el gencia. Esta restricción se trata como una limitación que debe solucio-
individuo y su familia de acuerdo con el artículo 14 párrafo 2 LF»172. Con narse en el marco de una ponderación entre el principio de derecho fun-
esto se formula el resultado de una ponderación que conduce a una res- damental que ella obstaculiza en su realización, y los principios de rango
tricción. Se habla, por cierto, de una restricción de la libertad de acción y constitucional contrapuestos, que son relevantes para el caso176.
no de una restricción del derecho de propiedad. No obstante, la restric- El criterio de la no obstaculización de la realización del principio de
ción de la libertad de acción se lleva a cabo por medio de la eliminación derecho fundamental implica que siempre que sea necesaria (caso de de-
de una competencia de derecho civil173, a la que el principio de la propie- recho fundamental actual) o meramente posible (caso de derecho funda-
dad privada confiere un derecho prima facie114. Por ello, la eliminación mental potencial) una ponderación orientada por el principio de propor-
de la rescisión por reformas no debe calificarse como una mera configu- cionalidad, no debe suponerse que existe una configuración, sino una
ración sino como una restricción175. restricción. Las ponderaciones que lleva a cabo el Tribunal Constitucio-
Lo dicho acerca de la rescición por reformas puede ser generalizado: nal Federal dentro del marco de su jurisprudencia sobre la libertad de
cada vez que la eliminación de una competencia obstaculiza la realiza- elección y ejercicio de la profesión177 muestran que este Tribunal no con-
ción de un principio de derecho fundamental, no estamos frente a una cibe la autorización de regulación del artículo 12 párrafo 1 frase 2 LF
mera configuración sino frente a una restricción que, como tal, tiene que como una autorización de configuración sino de restricción.
ser justificada. Sólo una concepción restrictiva semejante del concepto de configura-
El criterio de la no obstaculización de la realización de un principio ción, a la que corresponde un concepto de restricción, adecuadamente
de derecho fundamental puede utilizarse en todos los casos para la deli- amplio, responde a las exigencias de racionalidad de la fundamentación
mitación de la configuración y de la restricción. Así, el Tribunal Consti- de derecho fundamental. Aquello que se califica como configuración no
necesita ser fundamentado frente al derecho fundamental. Al mantenerse
171
amplio el ámbito de lo que necesita justificación, y es susceptible de ella,
BverfGE 37, 132 (140). mediante un concepto restringido de configuración, no se asegura toda-
172
BverfGE 37, 132 (141) (subrayado de R. A.). vía que sólo habrán de llevarse a cabo restricciones permitidas, pero sí
173
Con respecto a la conexión entre libertad y competencia, cfr. supra, Capítulo 4, II.
3.6.2. que ninguna restricción podrá liberarse de la fundamentación; ello es un
174
Con respecto a la estructura de este tipo de derechos, cfr. supra, Capítulo 4, I. presupuesto esencial para que sólo se impongan restricciones permitidas.
1.1.1.3.
175
El Tribunal Constitucional Federal clasifica las prescripciones de la Ley de provi-
sión de aguas que tenían que ser examinadas en la sentencia sobre extracción de gravilla
húmeda (BVerfGE 58, 300), como una regulación del contenido y las restricciones de la
propiedad en el sentido del artículo 14 párrafo 1frase2 LF, poniendo el acento, en parte,
más en la determinación del contenido, y en parte, más en la restricción (BVerfGE 58, 300
(332 ss.)). El objeto y el alcance de la protección conferida por el artículo 14 párrafo 1 frase
1 LF deben resultar, entre otras cosas, de esta regulación (BVerfGE 58, 300 (336)). Se po-
dría pensar que el concepto de restricción creado más arriba no es conciliable con esto. Sin
embargo, este no es el caso. Que el Tribunal parta de una restricción en el sentido aquí defi-
nido lo muestra su justificación de las normas que hay que examinar frente a las exigencias
del derecho fundamental, que incluye también un examen de proporcionalidad (BVerfGE
58, 300 (338 ss.)). El punto decisivo de la sentencia es que el punto de referencia de la ex-
propiación no es el —por definición, ilimitado— derecho prima facie sino un derecho defi-
nitivamente restringido por leyes acordes a la Constitución, es decir, de manera permitida
(BVerfGE 58, 300 (336)). Esto no contradice sino que presupone el concepto de restricción 176
BVerfGE 28, 243 (260 s.).
aquí elaborado. 177
Cfr., sobre todo, BVerfGE 7, 377 (399 ss.).

296 297
Capítulo séptimo
EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

La Constitución de la República Federal de Alemania confiere no


sólo derechos a determinadas libertades —por ejemplo, la libertad de ex-
presión y de elección de la profesión— sino también derechos contra de-
terminadas discriminaciones —por ejemplo, en virtud del género o de la
raza— sino también un derecho general de libertad y un derecho general
de igualdad. Sin embargo, de esta manera, se han convertido en conteni-
do directo de derechos positivos dos de los objetos más controvertidos de
la filosofía política. No puede sorprender que ello haya provocado un
conjunto de preguntas dogmáticas. Aquí habrá de mostrarse —sobre la
base de algunos problemas— hasta qué punto las tesis antes elaboradas
acerca de la estructura de las normas iusfúndamentales y de los derechos
fundamentales pueden contribuir a su solución. En primer lugar, se con-
siderará el derecho general de libertad.

I. EL CONCEPTO DEL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

En una de sus primeras y más importantes sentencias, la Sentencia


del caso Elfes1, el Tribunal Constitucional Federal interpretó el derecho
al libre desarrollo de la personalidad, establecido en el artículo 2 párrafo
1 LF, como derecho general a la libertad de acción y desde entonces
—con la adición de múltiples refinamientos dogmáticos— ha mantenido
esta concepción2. De esta manera, ha rechazado claramente los intentos
de controlar la amplitud de la disposición del artículo 2 párrafo 1 LF —a

1
BVerfGEó, 32.
2
Cfr. recientemente la BVerfGE 59, 275 (278).

299
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

veces calificada de fórmula vacía3— tanto en lo que concierne al supues- de derechos subjetivos por parte del artículo 2 párrafo 1 LF, con su inter-
to de hecho como a la cláusula restrictiva, mediante restricciones al su- pretación del libre desarrollo de la personalidad como «libertad de acción
puesto de hecho o modificaciones de su carácter en general. Como inten- humana en el más amplio sentido»8, en cierto modo, ha emprendido una
tos de este tipo, pueden considerarse, por una parte, las teorías objetivas huida hacia adelante y se ha decidido por una teoría extremadamente am-
que niegan al artículo 2 párrafo 1 LF el carácter de una norma que con- plia y subjetiva: por el derecho general de libertad9.
fiera inmediatamente derechos subjetivos4 y, por otra, las teorías restrin- La tesis según la cual el artículo 2 párrafo 1 LF contiene «un derecho
gidas que intentan una delimitación del supuesto de hecho, tal como su- fundamental autónomo, que garantiza la libertad general de acción hu-
cede, en un caso extremo, en la teoría del núcleo de la personalidad de mana»10 tiene consecuencias de gran alcance. La libertad general de ac-
Peters, según la cual el artículo 2 párrafo 1 LF protege sólo las «manifes- ción es la libertad de hacer y omitir lo que se quiera. Que la libertad de
taciones de la humanidad auténtica en el sentido de la concepción cultu- hacer y omitir lo que se quiera está protegida por el artículo 2 párrafo 1
ral occidental»5'6. En cambio, el Tribunal Constitucional Federal, que no LF significa dos cosas. Por una parte, a cada cual le está permitido prima
ha puesto nunca en duda7, desde sus primeras decisiones, el otorgamiento facie —es decir, en caso de que no intervengan restricciones— hacer y
omitir lo que quiera (norma permisiva). Por otra, cada cual tiene prima
facie, es decir, en la medida que no intervengan restricciones, un derecho
3
Cfr. E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, pág. 113. H. C. Nipperdey. «Freie frente al Estado a que éste no impida sus acciones y omisiones, es decir,
Entfaltung der Pefsónlichkeit» en K. A. Bettermann/H. C. Nipperdey (comps.), Die Grun- no intervenga en ellas (norma de derechos). De esta manera, el supuesto
drechte, tomo 4, 2.° medio tomo, Berlín 1962, pág. 789, habla del problema de la «delimi- de hecho del artículo 2 párrafo 1 se amplía considerablemente. Compren-
tación de dos cláusulas generales».
4
Cfr. Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo 1, nota III
de todas las acciones de los titulares del derecho fundamental (norma
5 a, b al artículo 2; D. Haas, «Freie Entfaltung der Persónlichkeit» en DÓV 1954, permisiva) y todas las intervenciones del Estado en las acciones de los ti-
págs. 70 s.; H. Wehrhahn, «Systematische Vorfragen einer Auslegung des Art. 2 Abs. 1 des tulares del derecho fundamental (norma de derechos).
Grundgesetzes» en AóR 82 (1975), págs. 250 ss.; W. Wertenbruch, «Der Grundrechtsbe- Por más amplia que pueda ser una versión del derecho general de li-
griff und Art. 2 Abs. 1 GG» enDVBl 1958, págs. 481 ss. Todas estas teorías están expuestas
a la objeción decisiva de que la propia Ley Fundamental, mediante la cláusula: «los si- bertad definida por este tipo de normas permisivas y de derechos, esta no
guientes derechos fundamentales», en el artículo 1, párrafo 3 LF, clasifica al artículo 2 pá- es la más amplia de todas las versiones posibles. Tanto las normas permi-
rrafo 1 LF como una norma que confiere un derecho fundamental. sivas como las de derechos se refieren sólo a acciones del titular del de-
5
H. Peters, «Die freie Entfaltung der Persónlichkeit ais Verfassungsziel» en recho fundamental. No obstante, según el Tribunal Constitucional Fede-
Festschrift fúr R. Laun, Hamburgo 1953, pág. 673; Id., Das Rechí auffreie Entfaltung der ral, el derecho general de libertad puede extenderse —más allá de la pro-
Persónlichkeit in der hóchstrichterlichen Rechtsprechung, Colonia/Opladen 1963. Para
una crítica a esta concepción, cfr. H. U. Evers, «Zur Auslegung von Art. 2 Abs. 1 des tección de acciones— a la protección de situaciones11 y posiciones
Grundgesetzes, insbesondere zur Persónlichkeitskerntheorie» en AóR 90 (1965), jurídicas12 del titular del derecho fundamental13. Protege entonces no sólo
págs. 94 s. quien formula la objeción correcta, según la cual la teoría de Peters intentaría su «hacer» sino también su «ser» fáctico y jurídico. Sólo por medio de
positivizar una determinada antropología filosófica —que, desde el punto de vista de la una extensión semejante, el derecho general de libertad se ha convertido
Ley Fundamental, no habría necesariamente que suscribir— a costa de otras concepciones
de la persona conciliables con la Ley Fundamental. De manera similar también H. C. Nip-
8
perdey, «Freie Entfaltung der Persónlichkeit», págs. 771. Esta objeción no afecta a teorías BVerfGE 6, 32 (36).
9
como la de Hesse, que en el artículo 2 párrafo 1 LF ve «la garantía de la esfera de la vida es- Cuando a veces el Tribunal Constitucional Federal habla del «principio general de li-
trictamente personal, pero no limitada al desenvolvimiento puramente espiritual y moral» bertad» (BVerfGE 13, 21 (26)), se refiere a una norma que confiere el derecho general de
(K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 428). Sin embargo, a libertad.
10
esta variante filosóficamente neutral de una teoría restringida cabe objetar, de acuerdo con BVerfGE 6, 32 (36).
11
Starck, que en la determinación de aquella «esfera de la vida, (abre) de par en par las puer- Cfr. BVerfGE 34,238 (246): Libertad de la comunicación. De la protección de situa-
tas a las restricciones incontroladas de la libertad» porque desaparece su justificación ciones es de lo que se trata, sobre todo, en las diferentes manifestaciones del derecho gene-
como restricción (C. Starck, «Das "Sittengesetz" ais Schranke der freien Entfaltung der ral de la personalidad, cfr. BVerfGE 54, 148 (153 s.).
12
Persónlichkeit», pág. 261). Cfr. BVerfGE 51,77 (89): posición jurídica de un miembro del consejo de personal.
6 13
Con respecto a la exposición y crítica de los diferentes intentos de solución, cfr. J. La tríada de acciones, situaciones y posiciones jurídicas puede resumirse en la fór-
Müller, Auswirkungen der unterschiedlichen Aujfassungen zum Rechtscharakter des Art. 2 mula de la desventaja del Tribunal Constitucional Federal; cfr. BVerfGE 9, 83 (88); 19,206
Abs. 1 GG und zu dessen Schranken, Hamburgo 1972. (215); 29,402 (408). Con respecto a la distinción entre derechos referidos a acciones, situa-
7 ciones y posiciones, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1.1.1.
BVerfGE 1, 7 (8); 1, 246 (273).

300 301
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

en un derecho exhaustivo de libertad general frente a las posibles inter- contenido19. Aquí habrá de mostrarse que la concepción de un derecho
venciones. general de libertad trae consigo más ventajas que inconvenientes y que
Se puede fundamentar la inclusión de la protección de situaciones y también las decisiones del Tribunal Constitucional Federal que parecen
posiciones jurídicas aduciendo que las intervenciones en situaciones y no seguirla, pueden ser interpretadas a su luz.
posiciones jurídicas del titular de un derecho fundamental afectan siem-
pre indirectamente su libertad de acción. Así, por ejemplo, la afectación
de la situación de la libre comunicación mediante grabaciones secretas II. UNA CONCEPCIÓN FORMAL-MATERIAL DEL DERECHO
con cintas magnetofónicas14 y la eliminación de la posición jurídica de un GENERAL DE LIBERTAD
miembro del consejo de personal15 afectan las posibilidades de acción del
respectivo titular del derecho. Desde este punto de vista, el derecho gene- Una de las objeciones más importantes en contra de la concepción de
ral de libertad tiene el carácter de un derecho que protege directa e indi- un derecho general de libertad afirma que un derecho semejante es vacío,
rectamente (por medio de la protección de situaciones y posiciones jurí- carece de sustancia20 y, por lo tanto, no contiene pauta alguna para juzgar
dicas) la libertad general de acción. En cambio, si se restringe el derecho acerca de la admisibilidad de restricciones a la libertad21. Sería un «dere-
de libertad general de acción a la protección directa de acciones, este re- cho de libertad sin supuesto de hecho de libertad»22. Lo que confiere el
presenta entonces solamente un segmento del derecho general de liber- derecho no resultaría de un «contenido de libertad» sino tan sólo de las
tad. Aquí interesa tan sólo no perder de vista las diferencias. admisibles «restricciones de las intervenciones legales en la libertad»23.
Un supuesto de hecho tan amplio como el del derecho general de li- En lugar de libertad de acción, se podría tan sólo hablar de libertad de in-
bertad exige una versión de la cláusula restrictiva que corresponda a di- tervención24. El derecho general de libertad se convertiría así en un dere-
cha amplitud16. Por ello, era coherente que, con su fórmula «toda norma cho fundamental a la constitucionalidad de toda la actividad estatal. El
de derecho formal y materialmente acorde con la Constitución»17, el Tri- «principio fundamental del Estado de derecho» sería elevado a la catego-
bunal Constitucional Federal se decidiera por la más amplia de todas las ría de derecho fundamental25. Esto tendría amplias y no deseadas conse-
posibles cláusulas restrictivas, compatible con la Ley Fundamental. La cuencias procésales-constitucionales, que Ehmke resume con las siguien-
contraposición de aquel supuesto de hecho extremadamente amplio y tes palabras: «Toda ley que restringe la libertad general de acción —¿qué
esta cláusula extremadamente amplia tiene considerables consecuencias ley no lo hace?— puede ahora ser atacada por medio de un recurso de
de derecho procesal: «Toda persona puede aducir, por medio de un recur- amparo aduciendo que vulnera alguna disposición de la Constitución.
so de amparo, que una ley que restringe su libertad de acción no perte- Me parece que este resultado contradice directamente el sentido del § 90
nece al orden constitucional porque lesiona (formal o materialmente) de la Ley del Tribunal Constitucional Federal»26.
disposiciones constitucionales concretas o principios constitucionales
generales; por ello, se vulnera su derecho fundamental que resulta del ar-
tículo 2 párrafo 1 LF»18.
La concepción de un derecho general de libertad aquí esbozada ha es-
tado y sigue estando expuesta a múltiples objeciones. Ellas son, en parte,
objeciones en contra de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fe-
19
deral; en parte, se dice que el Tribunal Constitucional Federal no sigue Así R. Scholz, «Das Grundrecht der freien Entfaltung der Persónlichkeit in der
coherentemente aquella concepción sino que, más bien, paulatinamente Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts» enAóR 100 (1975), págs. 89 ss.
20
W. Schmidt, «Die Freiheit vor dem Gesetz» en AóR 91 (1966), págs. 47, 49.
la ha ido reemplazado por una interpretación menos formal y más rica en 21
E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, págs. 76, 120, 124, 248.
22
W. Schmidt, op. cit. pág. 48.
23
14
Ibídem, pág. 49.
BVerfGE 34, 238 (246). 24
Ibídem.
15
BVerfGE 51,77 (89). 25
H. Ehmke, «Prinzipien der Verfassungsinterpretation», pág. 84. Cfr. la siguiente for-
16
Cfr. supra, Capítulo 6. II. 2. mulación del Tribunal Constitucional Federal: «Este derecho fundamental prohibe inter-
17
BVerfGE 6, 32 (38). venciones del poder estatal no acordes con el Estado de derecho» (BVerfGE 42, 20 (27)).
18
BVerfGE 6, 32(41). 26
Ibídem, págs. 84 s.

302 303
f
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

1. LA OBJECIÓN DE LA FALTA DE CONTENIDO (3) SynoR-tC1*.


En estas objeciones están estrechamente vinculadas las dimensiones Las distinciones se refieren a la estructura interna, sobre todo de S.
jurídico-material y jurídico-procesal. Analicemos en primer lugar el as- En las normas permisivas iusfundamentales especiales, S representa una
pecto jurídico-material. Aquí hay que preguntarse si la interpretación del determinada propiedad de la acción, por ejemplo, la de ser la expresión
artículo 2 párrafo 1 LF como derecho general de libertad conduce real- de una opinión, el ejercicio de una acción de creación artística o la prácti-
mente a un vaciamiento de contenido del artículo 2 párrafo 1 LF. A tal ca de una actividad religiosa; en cambio, en la norma permisiva iusfun-
fin, conviene dividir en dos tesis la objeción del contenido vacío: la tesis damental general, S representa exclusivamente la propiedad según la
de la falta del supuesto de hecho y la tesis de la falta de sustancia. La te- cual se trata de una acción. Se podría decir que es superfluo incorporar la
sis de la falta del supuesto de hecho afirma que la concepción del dere- propiedad de ser una acción en una norma permisiva pues, ¿qué otra cosa
cho general de libertad conduce a una norma iusfundamental sin supues- que no sea una acción ha de estar permitida? Que se trata de acciones es
to de hecho. La tesis de la falta de sustancia dice que la concepción del algo que está presupuesto por las normas permisivas y, por ello, no ten-
derecho general de libertad vuelve imposible una vinculación del legisla- dría que formularse como su contenido. Esto es correcto, pero no obliga
dor «desde la dimensión de la libertad»27. a suponer la falta del supuesto de hecho. También presupuestos evidentes
de una consecuencia jurídica pueden ser formulados como características
del supuesto de hecho. Por lo general, ello es superfluo y, por lo tanto, no
1.1. La tesis de la falta del supuesto de hecho es funcional. En el caso del derecho general de libertad, esto es funcional
y, por lo tanto, no superfluo. Por medio de la inclusión de la propiedad de
La tesis de la falta del supuesto de hecho destaca correctamente una ser una acción, el ámbito de lo que se protege prima facie se describe ex-
propiedad estructural importante del derecho general de libertad; sin em- presamente y con toda la claridad deseable. Sin embargo, justamente ésta
bargo, esta propiedad no fundamenta ninguna objeción. Quien interpreta
la disposición del artículo 2 párrafo 1 LF en el sentido de un derecho ge- es la tarea de una característica del supuesto de hecho en una norma ius-
neral de libertad puede adscribirle, entre otras, la siguiente norma permi- fundamental dividida en supuesto de hecho y cláusula restrictiva. Lo úni-
siva: co que puede sorprender es la amplitud del supuesto de hecho. No obs-
tante, esto se refiere a su contenido y no a su adecuación como medio
(1) Toda acción (un hacer o una omisión) está permitida, a me- para la descripción de lo protegido prima facie, es decir, no a su adecua-
nos que esté prohibida por una norma jurídica que sea formal y ción como supuesto de hecho. Lo mismo es válido en relación con el su-
materialmente conforme a la Constitución. puesto de hecho de la norma de derechos que garantiza el permiso.
Esta norma puede reformularse de la siguiente manera:
1.2. La tesis de la falta de sustancia
(2) Si x es una acción (un hacer o una omisión) y no está prohibi-
da por una norma jurídica, que sea formal y materialmente confor- Por lo tanto, la objeción del vaciamiento de contenido no puede apo-
me a la Constitución, entonces está permitida la realización de x. yarse en la tesis de la falta del supuesto de hecho. Sin embargo, cabe pre-
guntar si la tesis de la falta de sustancia puede servir a tal efecto. El dere-
En su estructura externa, esta norma corresponde exactamente a las cho general de libertad carecería de sustancia porque la libertad general
otras normas permisivas iusfundamentales cuyo antecedente se divide en de acción, es decir, la libertad de hacer u omitir lo que se quiera, no sirve
el supuesto de hecho (S) y la cláusula restrictiva (R) y cuyo consecuente como criterio o pauta para saber qué restricciones puede imponerse y
contiene la consecuencia iusfundamental (C): cuáles no29; esto tendría como consecuencia que la libertad general de ac-

27
E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, pág. 248. Cfr., además, W. Schmidt, «Die 28
Cfr. al respecto supra, Capítulo 3. II. 3.3.
Freiheit vor dem Gesetz», pág. 47; H. Schulz-Schaeffer, Der Freiheitssatz des Art. 2 Abs. 1 29
E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, págs. 120, 248; W. Schmidt, «Die
Grundgesetz, Berlín 1971, pág. 28.
Freiheit vor dem Gesetz», pág. 51.

304 305
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

ción sería un derecho determinado única y exclusivamente desde las res- llevar a cabo una ponderación. Esto no dice nada en contra de la validez
tricciones. Puede ponerse en tela de juicio la corrección de la tesis de la de la ley de la ponderación. Que el Tribunal sigue esta ley a menudo, es
falta de sustancia. A tal fin, hay que echar, ante todo, una breve mirada a algo que puede reconocerse sólo con considerar algunos giros. Un ejem-
dos decisiones del Tribunal Constitucional Federal relativamente distan- plo al respecto es la Sentencia sobre la prohibición de alimentar a las pa-
tes la una de la otra: la Sentencia sobre la Ley de colectas30 y la Sentencia lomas en la que se habla, por una parte, de una «intervención muy limita-
sobre la prohibición de alimentar a las palomas31. da en la libertad de practicar el amor a los animales» y, por otra, de los
En la Sentencia sobre la Ley de colectas32, se trataba de la pregunta «intereses superiores de la comunidad» que justifican la intervención39.
de si las colectas podían estar sometidas a una prohibición represiva con Ambas decisiones —al igual que muchas otras40— muestran que, en
reserva de excepción. El Tribunal comienza con la constatación de que el el examen de la vulneración del derecho general de libertad, el Tribunal
realizar colectas es una actividad que cae dentro de la libertad general de Constitucional Federal aplica el principio de proporcionalidad cuyo ter-
acción y que una prohibición represiva con reserva de excepción la res- cer subprincipio, el de proporcionalidad en sentido estricto, es idéntico a
tringe33. Para la admisibilidad de la restricción exige que ésta sea compa- la ley de la ponderación41. Sin embargo, debe observarse que, si es posi-
tible con el principio de proporcionalidad34. Para ello, parte del siguiente ble llevar a cabo una ponderación frente al derecho general de libertad,
postulado de la ponderación que ya había establecido en la Sentencia so- entonces éste no puede carecer de sustancia, pues no puede realizarse
bre las centrales para viajeros acompañantes35: «Cuanto más afecte la in- una ponderación frente a algo que carece de sustancia. Por ello, de que el
tervención legal manifestaciones elementales de la libertad de acción hu- Tribunal Constitucional Federal lleve a cabo ponderaciones frente al de-
mana, tanto más cuidadosamente tienen que ser ponderadas las razones recho general de libertad, parece plausible concluir que éste no carece de
aducidas como justificación frente al derecho básico de libertad del ciu- sustancia.
dadano»36. Este postulado coincide, salvo en el aspecto del cuidado, con Un representante de la tesis de la falta de sustancia podría objetar que
la ley de la ponderación formulada más arriba37 que exige, a medida que este argumento no es sostenible. La premisa sería falsa. El Tribunal no
aumenta el grado de afectación, un creciente grado de la importancia de llevaría a cabo ninguna ponderación frente al derecho general de liber-
la satisfacción del principio contrapuesto38. tad, aun cuando así lo presentare. Los objetos de la ponderación que ju-
No en todas las decisiones en las que se trata de la restricción de la li- garían del lado de la libertad, serían, en verdad, principios materiales que
bertad general de acción se expresa tan explícitamente la necesidad de aparecerían subrepticiamente. Así lo pondría de manifiesto el postulado
de la ponderación, antes mencionado, y que aparece en la Sentencia so-
30
bre la ley de colectas. Allí no se dice: «Cuanto más afecte la intervención
BVerfGE20, 150. legal la libertad de acción humana...» sino: «Cuanto más afecte la inter-
31
BVerfGE 54, 143. vención legal manifestaciones elementales de la libertad de acción huma-
32
Cfr. al respecto H. H. Rupp, «Das Urteil des Bundesverfassungsgerichts zum
Sammlungsgesetz - eine Wende in der Grundrechtsinterpretation des Art. 2 Abs 1 GG?» en na...»42. Esto expresaría que las ponderaciones no se llevan a cabo frente
MW1966,págs. 1037 ss.
33
a la libertad de acción sin más, sino frente a libertades valoradas como
BVerfGE 20, 150(154). elementales.
34
BVerfGE 20, 150(155).
35
BVerfGE 17, 306 (314). Esta objeción conduce a la pregunta de si la libertad general de ac-
36
BVerfGE 20, 150(159). ción puede ser objeto de una ponderación. Esta pregunta está vinculada
37
38
Capítulo 3. III. 2.2.2.3. con la de su adecuación como objeto de un principio. Que al individuo le
El postulado de la ponderación del Tribunal contiene, en el aspecto del cuidado, un corresponde, con respecto a las posibilidades jurídicas y fácticas, una
aspecto adicional subjetivo o procedimental, que se contraponer a la ley de ponderación medida lo más amplia posible de libertad para hacer u omitir lo que quie-
objetivamente formulada. Sin embargo, no puede haber ninguna duda que incluye la ley de
ponderación. Una ponderación que, en caso de un alto grado de afectación y unreducido
grado de importancia del principio opuesto, otorgue a éste la prioridad no sería nunca una
39
ponderación cuidadosa. B. Schlink, Abwágung im Verfassungsrecht, pág. 72, considera que BVerfGE 54, 143(147).
con la mencionada formulación del Tribunal Constitucional Federal, pasa «a primer plano 40
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 10, 354 (364, 369); 13, 230 (235); 15, 235 (243); 17,
un aspecto procedimental». Esta es una interpretación demasiado fuerte. Se alude tan sólo a 306 (314); 18, 315 (327); 19, 93 (96); 59, 275 (278).
un aspecto procedimental (el aspecto del cuidado) que es tan evidente que, en la mayoría de 41
Cfr. al respecto supra, Capítulo 3.1. 8 y III. 2.2.2.3.
los casos de ponderación, no es menciona explícitamente. 42
Subrayado de R. A.

306 307
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

ra, a primera vista, parece ser una exigencia que no es problemática, al otros dos: uno que exige la mayor medida posible de no afectación de si-
menos desde el punto de vista lógico43. Sin embargo, si se analiza el tuaciones y otro que exige la no eliminación de posiciones jurídicas del
asunto más de cerca, surgen algunos problemas. Su discusión presupone titular del derecho fundamental, en la mayor medida posible. Estos tres
esclarecer el contenido del principio que corresponde al principio general principios pueden reunirse bajo un principio superior, el «principio de la
de libertad. libertad negativa»*1. En lo que sigue, se considerará, sobre todo, el prin-
En el análisis del concepto de libertad, presentado más arriba44, la li- cipio parcial más simple, el principio de la libertad jurídica, que exige
bertad de hacer y omitir lo que se quiera, es decir, la libertad de elegir en- que las alternativas de acción sean afectadas lo menos posible por man-
tre alternativas de acción, se denominó «libertad negativa en sentido am- datos y prohibiciones.
plio». Se calificó a una persona como libre en sentido negativo en la me- Es fácil encontrar un punto en el que el principio de la libertad nega-
dida en que sus alternativas de acción no están obstaculizadas. Entre los tiva no se diferencia en nada de los otros principios: todo aquello que
obstáculos a la acción habría que introducir más diferenciaciones. Si los afecta la realización del principio puede ser sometido a un examen de
obstáculos a la acción son acciones positivas de impedimento por parte idoneidad y necesidad. Sin embargo, surgen problemas cuando se trata
de otros, especialmente del Estado, se trata entonces de la libertad negati- del examen de proporcionalidad en sentido estricto, es decir, de la ponde-
va en sentido estricto o libertad liberal. Existe una libertad negativa en ración. La ley de la ponderación exige —en caso de que aumente la in-
sentido estricto, liberal, cuando se omiten acciones positivas de impedi- tensidad de una afectación de la libertad— que también aumente el peso
mento. El caso de una libertad liberal que puede definirse con la máxima de las razones que justifiquen la afectación. Sin embargo, ¿qué ha de en-
precisión es el de la libertad jurídica. Una libertad jurídica consiste en tenderse por intensidad de una afectación de la libertad negativa? ¿Es po-
que está permitido tanto hacer como no hacer algo. Este es justamente el sible hablar, sobre la base del concepto negativo de libertad, de grados de
caso cuando algo no está ni ordenado ni prohibido45. intensidad del afectación? ¿No son, desde el punto de vista de la libertad
La libertad negativa en sentido amplio va más allá de la libertad ne- negativa, la prohibición de alimentar palomas y de asistir a un servicio
gativa en sentido estricto, es decir, la libertad liberal. Ella incluye la li- religioso lo mismo, es decir, un afectación de la libertad negativa? ¿Có-
bertad liberal pero, abarca también cosas tales como la libertad so- mo ha de decidirse acerca del grado de intensidad que en cada caso co-
cio-económica, que no existe en la medida en que situaciones económi- rresponda? Por ejemplo, ¿se afecta más intensamente a alguien al prohi-
cas deficitarias impiden al individuo el ejercicio de alternativas de birle alimentar palomas que al prohibirle asistir a servicios religiosos
acción46. porque, de no existir ambas prohibiciones, él alimentaría a las palomas
El principio cuya posibilidad hay que examinar aquí tiene como ob- más veces que aquellas que asistiría a un servicio religioso, es decir, se-
jeto la libertad negativa en sentido estricto, es decir, la libertad liberal. rían más las acciones afectadas? Sin embargo, entonces, ¿no es la coloca-
Apunta, con ello, a una medida lo más alta posible de libertad jurídica. ción de numerosos semáforos una intervención más intensa, es decir, que
Este principio será llamado «principio de la libertad negativa de acción». exige una fundamentación más fuerte, que el cierre de las iglesias, medi-
En vista del carácter del principio general de libertad referido tanto a la da que, en conjunto, afecta a una menor cantidad de acciones?48 No obs-
acción como a la situación y la posición, hay que agregar a este principio tante, si no puede procederse de acuerdo con el número de acciones,
¿cuál es el criterio? ¿No se necesitan, entonces, pautas de valoración que
no tienen nada que ver con el principio de la libertad negativa? Si este es
43
Aquí interesará sólo este punto de vista. El principio de la libertad general de acción el caso, ¿no significa esto que aquellas pautas de valoración son las que,
vale para la libertad negativa en sentido estricto, liberal (cfr. al respecto supra, Capítulo 4.
II. 2.1). Es obvio que, en contra del principio de la libertad liberal negativa en sentido es-
tricto es posible aducirse objeciones no sólo formales sino también materiales. Quien con- 47
El principio de la libertad negativa presenta en su contenido y estructura una dife-
sidera, por ejemplo, que la libertad proporciona desgracia y la falta de libertad, felicidad, rencia fundamental con el «principio constitucional de la libertad» de Grabitz. Este último
puede atacar el principio de la libertad negativa con el argumento de que lo que importa es comprende un haz de libertades (libertad negativa, real, social, democrática y política; cfr.
la felicidad. Sin embargo, ésta es una objeción en contra de la validez del principio pero no E, Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, págs. 243 s.). Como de esta manera se incluye
en contra de la adecuación de la libertad general de acción como objeto de un principio. casi todo lo que puede entrar en colisión con otros bienes y derechos en nombre de la liber-
44
Capítulo 4. II. 2.1. tad, no formula, en sentido estricto, ningún principio sino el ideal de establecer un equili-
45
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.2. brio razonable y justo entre todo aquello que puede concebirse bajo el nombre: libertad.
46 48
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.1. Cfr. Ch. Taylor, «What"s Wrong with Negative Liberty», pág. 183.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

en verdad, constituyen el objeto de la ponderación? Si no puede ser obje- 2. L A VINCULACIÓN ENTRE PRINCIPIOS FORMALES Y MATERIALES
to de una ponderación, ¿no es entonces el principio de la libertad negati-
va superfluo en las ponderaciones? Desde luego, sobre la base de lo hasta ahora dicho, no puede decidir-
Estos interrogantes ponen claramente de manifiesto cuáles son los ar- se si una prohibición de alimentar palomas constituye una afectación más
gumentos que puede esgrimirse a favor de la tesis de la falta de sustancia. intensa que la prohibición de asistir a servicios religiosos. Para ello, es
Sin embargo, si se observan más de cerca, se ve que son insostenibles. indispensable introducir otros criterios relativos al contenido. En el
Por una parte, es posible, constatar, en cierta medida, la intensidad de las ejemplo se puede intentar obtener un criterio semejante a partir de la ga-
afectaciones a la realización del principio de la libertad negativa sin ne- rantía jurídico-positiva de la libertad de cultos. Si se prescinde de esto, la
cesidad de recurrir a otros principios materiales. Por otra, de que sólo so- norma de la dignidad humana se presenta como la fuente jurídico-positi-
bre la base de este principio no pueda llevarse a cabo una constatación va más general de criterios de contenido. Justamente en este sentido dice
semejante, no se sigue que este principio no juegue ningún papel en tales el Tribunal Constitucional Federal: «En la determinación del contenido y
constataciones. En conexión con otros principios, sí puede jugar un papel alcance del derecho fundamental del artículo 2 párrafo 1 LF, hay que te-
relevante. ner en cuenta que, según la norma fundamental del artículo 1 párrafo 1
Es fácil encontrar ejemplos de casos en los cuales puede determinar- LF, la dignidad humana es intangible y exige respeto y protección frente
se los grados de intensidad de la afectación, sin recurrir a la aplicación de a todo poder público»50.
otras pautas. Así, aumenta la intensidad de la afectación en la prohibición Se podría pensar que con esto se renuncia a la concepción de un dere-
de las siguientes acciones: alimentar palomas en la plaza de mercado; ali- cho general de libertad negativa y se sustituye por una concepción de
mentar palomas en el radio urbano; alimentar animales en el radio urba- contenido de la libertad, orientada por la dignidad humana, en la que, en
no; acercarse a animales. En esta enumeración, la afectación subsiguien- lugar de la libertad general de hacer u omitir lo que se quiera, aparecen
te incluye la precedente y comprende algo más. De acuerdo con un crite- determinadas libertades valoradas positivamente. Que este no es el caso,
rio de amplitud semejante, puede decirse que una prohibición represiva es algo que puede verse, si se echa una mirada a la conexión existente en-
afecta más intensamente que una prohibición preventiva, que una prohi- tre la libertad negativa y la dignidad humana. Esta conexión puede descri-
bición de viajar a todos los países, afecta más que una prohibición de via- birse con las siguientes tesis: la libertad negativa es una condición necesa-
jar a un país y que una obstaculización de larga duración, afecta más que ria pero no suficiente de la dignidad humana. Por ello, apelar a la dignidad
una de corta duración. humana no puede conducir nunca a una sustitución del principio «formal»
Podría objetarse que con este tipo de juicios comparativos de intensi- de la libertad negativa por los principios de contenido tipificados por la
dad no se ha ganado mucho. En esto hay algo de cierto. De esta manera norma de la dignidad humana. Algo que es necesario para la dignidad hu-
no puede determinarse la intensidad de la afectación «en sí». Con todo, mana no se convierte en algo no necesario para ella —y, por lo tanto, susti-
algo se ha ganado. Se ha mostrado que existe algo así como grados de tuible—, sólo porque algo más sea necesario para la dignidad humana. Por
afectación de la libertad negativa. Se puede decir, además, que la prohi- lo tanto, la referencia a la norma de la dignidad humana no puede conducir
bición de una acción en todas sus formas representa siempre prima facie a una sustitución de la libertad negativa por principios de contenido adscri-
una afectación realmente intensa. El Tribunal Constitucional Federal ha tos a la norma de la dignidad humana sino sólo a una complementación de
calificado correctamente el alimentar palomas en el radio urbano de aquel principio. Ahora hay que explicitar y fundamentar estas tesis.
Mónchengladbach como «una intervención muy limitada en la libertad Ya se ha expuesto51 que al artículo 1 párrafo 1 LF puede también ads-
de practicar el amor a los animales»49. En cambio, una prohibición am- cribirse una norma que tiene carácter de principio: el principio de la dig-
plia de toda práctica del amor a los animales, en tanto la intervención nidad humana. El principio de la dignidad humana es tan indeterminado
más amplia en esta libertad, sería una intervención más intensa en la li- como el concepto de dignidad humana. El concepto de dignidad huma-
bertad negativa. na puede hacerse explícito —además de mediante fórmulas generales
como la que dice que la persona no puede ser convertida en un mero ob-
50
BVerfGE 34, 238 (245); 32, 373 (379).
49 51
BVerfGE54, 143(147). Capítulo 3.1. 7.2.

310 311
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

jeto52— por un haz de condiciones más concretas que tienen que presen- juega un papel central y se sostiene que cuando no juega ningún papel,
tarse o que no pueden presentarse si ha de garantizarse la dignidad huma- no se trata de una concepción de la dignidad59. Desde luego, en vista de
na. Con respecto a algunas condiciones, es fácil obtener consenso. Así, la la ambigüedad del concepto de libertad, poco es lo que se ha ganado con
dignidad humana no está garantizada si el individuo es humillado, discri- esta definición. Para lograr una aclaración, hay que subrayar que en el
minado, perseguido o despreciado53. Sobre otras condiciones puede dis- presente contexto de lo que se trata es del aseguramiento de la dignidad
cutirse, por ejemplo, si un desempleo permanente, no obstante el deseo humana por medio del derecho. Por ello, no puede querer hacerse refe-
de trabajar, o la falta de determinados bienes materiales, lesionan la dig- rencia a una libertad positiva interna, como la que existe en el cumpli-
nidad humana. Es un hecho que diferentes personas explicitan el concep- miento, por deber, de las normas éticas60. A lo que se hace referencia tie-
to de dignidad humana por medio de diferentes conjuntos de condicio- ne que ser una libertad externa61 que consiste en que no se impide al indi-
nes. Por otra parte, cabe constatar que los conjuntos no se diferencian to- viduo, por medio de la coacción externa, la elección entre diversas
talmente entre sí. Muchos divergen en algunos puntos y coinciden en alternativas de decisión, pues, de otra manera, en un contexto jurídico,
otros y, a menudo, existen diferencias sólo en el peso que se otorga a las no podría hablarse de la «independencia de la persona»62 y de una «per-
diferentes condiciones que forman parte del conjunto. Además, con res- sonalidad autorresponsable»63. Sin embargo, una libertad semejante in-
pecto a fórmulas generales como la fórmula del objeto, puede lograrse un cluye siempre esencialmente la libertad jurídica negativa. Puede, por lo
consenso amplio54. Esto justifica hablar de un concepto unitario y de di- tanto, decirse que sin libertad jurídica negativa no existe la dignidad hu-
ferentes concepciones de la dignidad humana55. Las diversas concepcio- mana en un sentido jurídicamente relevante64.
nes son difíciles de clasificar, no existen entre ellas fronteras precisas Ninguna objeción en contra de esta conexión entre la dignidad huma-
sino más bien aquello que Wittgenstein llamara «parecido de familia»: na y la libertad negativa fundamenta que la libertad que el Tribunal
«una red complicada de semejanzas que se superponen y entrecruzan re- Constitucional Federal vincula con el concepto de dignidad humana no
cíprocamente. Semejanzas en lo grande y en lo pequeño»56. sea una libertad ilimitada sino la de un «individuo referido a y vinculado
El Tribunal Constitucional Federal resume su concepción en su fór- con la comunidad»65. Lo que esto significa lo resume el Tribunal Consti-
mula sobre la imagen de la persona57. Según ella, a la norma de la digni- tucional Federal con las siguientes palabras: «el individuo tiene que
dad humana subyace «la concepción de la persona como un ser ético-es- aceptar aquellas restricciones de su libertad de acción que el legislador
piritual que aspira a determinarse y a desarrollarse a sí mismo en liber- traza para el cuidado y promoción de la convivencia social dentro de los
tad. La Ley Fundamental no entiende esta libertad como la de un límites de lo, en general, exigible, de acuerdo con el estado de cosas
individuo aislado y totalmente dueño de sí mismo, sino como la de un in- dado, siempre que se mantenga la independencia de la persona»66. Esta
dividuo referido a y vinculado con la comunidad»58. Aquí habrá de tener formulación, en la que resuena claramente el principio de proporcionali-
importancia sólo el hecho de que en esta fórmula el concepto de libertad
59
Con respecto a la conexión entre dignidad y libertad, cfr. G. Dürig, «Der Grun-
52
Cfr. BVerfGE 27, 1 (6); 28, 389 (391); 45, 187 (228); 50, 125 (133); 50, 166 (175); drechtssatz von der Menschenwürde» en AóR 81 (1956), pág. 125; K. Stera, «Menschen-
50,205(215). würde ais Wurzel der Menschen- und der Grundrechte» en Festschrift jur H. U. Scupin
53
BVerfGE I, 97 (104). compilado por N. Achterberg/W. Krawietz/D. Wydukel, Berlín 1983, pág. 632; E. Benda,
54
Con respecto a las dificultades de la aplicación de esta fórmula en los casos concre- «Die Menschenwürde» en Handbuch des Verfassungsrechts, editado por E. Benda/W.
tos, cfr. BVerfGE 30, 1 (25 s.). Maihofer/H. J. Vogel, Berlín/Nueva York 1983, pág. 112. Cfr., además, I. Kant, Grundle-
55
Con respecto a la diferencia entre concepto y concepción, cfr. J. Rawls, A Theory of gung zur Metaphysik der Sitien, pág. 436: «autonomía es, por lo tanto, el fundamento de la
Justice, pág. 5; R. Dworkin, TakingRights Seriously, págs. 134 ss. Para la presentación de dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza racional».
60
diferentes concepciones de la dignidad, cfr. B. Giese, Das Würde-Konzept, Berlín 1975, I. Kant, Grundlegung zur Metaphtysik der Sitien, págs. 446 ss.
61
págs. 3 ss. Con respecto a la distinción entre libertad interna y externa, cfr. I. Kant, Metaphysik
56
L. Wingenstein, Philosophische Untersuchungen 66, 67. der Sitien, págs. 214, 380, 396,406.
57 62
Cfr. aquí principalmente R. Dreier, «Das Menschenbild im Recht» en W. Bóhme BVerfGE 4, 7 (16).
63
(comp.), Was halten wirfúr Recht?, Herrenalber Texte 29 (1981), págs. 87 ss., W. Geiger, BVerfGE 45, 187(228).
64
«Das Menschenbild des Grundgesetzes», loe. cit., págs. 9 ss. Cabe señalar que esta frase formula sólo una condición necesaria pero no suficiente.
58 65
BVerfGE 45, 187 (227); cfr. además, E 4, 7 (15 s.); 27, 1 (7); 30, 173 (193); 32, 98 BVerfGE 45, 187(227).
66
(108); 33, 303 (334); 45, 187 (227); 50, 166 (175); 50, 290 (353). BVerfGE 4, 7 (16).

312 313
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

dad, no sólo dice que la libertad puede restringirse, sino también que no de la libertad negativa, al principio de la dignidad humana deben adscri-
puede serlo en virtud de cualquier razón sino sólo en virtud de razones birse los principios materiales que se refieren a las condiciones de conte-
suficientes. Sin embargo, justamente este es el contenido del principio de nido de las cuales depende la satisfacción de la garantía de la dignidad
la libertad negativa ya que éste, en cuanto principio, no confiere un per- humana. Entre estos principios materiales se cuentan, entre otros, aqué-
miso definitivo de hacer u omitir lo que se quiera, sino que tan sólo dice llos que son válidos para la protección del ámbito más interno y aquéllos
que cada cual puede hacer u omitir lo que quiera en la medida en que ra- que otorgan al individuo un derecho prima facie a la autopresentación
zones suficientes (derechos de terceros e intereses colectivos) no justifi- frente a sus congéneres. Los aspectos de contenido expresados por este
quen una restricción de la libertad negativa. Con ello, el principio de la tipo de principios materiales aparecen junto con el aspecto formal de la
libertad negativa puede tener en cuenta, en toda su extensión, la vincula- libertad negativa y no lo desplazan porque la libertad negativa, como tal,
ción del individuo con la comunidad. es una razón independiente para otorgar la protección de derecho funda-
Desde luego, queda la peculiaridad de que el principio de la libertad mental. La libertad negativa es una razón independiente para otorgar la
negativa exige una razón suficiente para toda restricción de la libertad, es protección de derecho fundamental porque es un valor en sí mismo. Para
decir, también para aquellas relativamente insignificantes y se podría decirlo con las palabras de Isaiah Berlín: «7b befree to choose, and not
pensar que, en este sentido, no tiene nada que ver con la dignidad huma- to be chosen for, is an inalienable ingredient in what makes human
na. Para comprender que esto no es correcto, basta pensar qué pasaría si beings human»6* («ser libre para escoger, y no ser escogido, es un ingre-
no fuera necesario aducir razones suficientes para restringir la libertad diente inalienable de lo que hace humanos a los seres humanos). Cuando
cuando las restricciones son insignificantes. Significaría que en estos ca- dos situaciones son iguales, desde todos los puntos de vista, menos en
sos serían posibles restricciones arbitrarias. En las cosas pequeñas, el in- uno, de forma tal que en la primera existe una libertad negativa que no se
dividuo estaría expuesto a intervenciones carentes de todo fundamento. presenta en la segunda, la primera es mejor que la segunda.
Sin embargo, ser restringido arbitrariamente en la libertad, es algo que Por lo tanto, el principio de la libertad de la persona puede tanto apo-
contradice la dignidad humana, también cuando se trata de pequeneces, yar como completar el de la libertad negativa. Esto es posible porque el
más allá de que las opiniones divergen considerablemente cuando se tra- principio de la dignidad humana debe precisarse por un conjunto de sub-
ta de determinar qué es lo «pequeño» o lo «insignificante»67. Por ello, el principios entre los cuales se cuentan, además del principio formal de la
principio de la libertad negativa puede apoyarse en toda su extensión en libertad negativa, numerosos principios materiales que en la ponderación
el principio de la dignidad humana. pueden situarse junto al principio de la libertad negativa y pueden deter-
El principio de la libertad negativa formula sólo una de las condicio- minar su peso. Cuando en lo que sigue se diga simplificadamente que el
nes para la garantía de la dignidad humana. Además del principio formal principio de la dignidad humana aparece en la ponderación junto al prin-
cipio de la libertad negativa, se hace referencia a esta conexión.
67
La concepción del derecho general de libertad aquí expuesta, puede
Buenos ejemplos de «casos pequeños» son aquéllos en los que se trata de la alimen- denominarse «concepción formal-material». Es formal en la medida en
tación de pájaros. Ehmke y W. Schmidt han señalado que hablar de un derecho fundamen- que parte de la libertad negativa y la trata como un valor en sí mismo. Es
tal a alimentar a los gorriones es una consecuencia absurda yridiculadel derecho de liber-
tad general de acción (H. Ehmke, Wirtschaft und Verfassung, pág. 58; W. Schmidt, «Die material porque, en caso de colisiones, determina el peso relativo del
Freiheit vor dem Gesetz», pág. 81). Suena casi a una ironía de la historia de la interpreta- principio de la libertad negativa en el caso concreto, también sobre la
ción constitucional el hecho de que veinte años más tarde el Tribunal Constitucional Fede- base de otros principios que, frente al de la libertad negativa, tienen un
ral afirme que alimentar a las palomas está protegido iusfundamentalmente prima facie carácter material.
(BVerfGE 54, 143). Tiene razón el Tribunal Constitucional Federal. Ciertamente, no es
plausible considerar la alimentación de palomas como algo especialmente digno de protec-
ción. Sin embargo, ello no justifica que se considere como algo que no merece protección
alguna. Puede haber personas para quienes este tipo de actividades sea muy importante;
más importante, quizás, que las prácticas religiosas. Sin duda, de la importancia subjetiva
no se sigue sin más la importancia desde el punto de vista de la Constitución. No obstante,
la importancia subjetiva es relevante para la Constitución, en la medida en que el respeto de
las decisiones y formas de vida del individuo que ella impone, exige que no se intervenga
en los derechos sin que exista una razón suficiente. I. Berlín, Four Essays on Liberty, pág. LX.

314 315
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

III. ESFERAS DE PROTECCIÓN Y DERECHOS «esfera íntima intangible»76, «ámbito nuclear absolutamente protegido de
DE LIBERTAD TÁCITOS la organización de la vida privada»77), la esfera privada amplia, que
comprende el ámbito privado en la medida en que no pertenezca a la es-
La concepción formal-material puede renunciar a contraponer una fera más interna78, y la esfera social, que incluye todo lo que no ha de
«concepción de la libertad (vacía de contenido) formal (libertad general adscribirse a la esfera privada amplia79.
de acción)» a una «concepción de la libertad (de contenido, es decir, va- La teoría de las esferas puede entenderse —en la medida en que es
lorativamente cerrada), material (núcleo intangible)» en el sentido de una correcta y útil— como el resultado de las ponderaciones entre el princi-
«interpretación escindida del artículo 2 párrafo 1 LF»69. Permite, más pio de la libertad negativa sumado a otros principios, por una parte, y los
bien, reunir en un todo no contradictorio y coherente las facetas de la ju- principios contrapuestos, por otra. Se podría pensar que esto no es válido
risprudencia del Tribunal Constitucional Federal que, a primera vista, pa- para la esfera más interna, dado que su extensión no tiene nada que ver
recen ser divergentes70. Para lograr esto, dicha concepción tiene que tener con la ponderación. Sin embargo, este no es el caso. Si se define la esfera
en cuenta dos cosas: la teoría de las esferas, inclusive, la teoría de los de- más interna como aquella en la que el individuo no «influye con su ser o
rechos de libertad tácitos, que está vinculada a ella, así como las conse- su comportamiento en otros y, por lo tanto, no afecta la esfera personal
cuencias que resultan de la aceptación de un derecho general de libertad de sus congéneres o los intereses de la vida de la comunidad»80, entonces
de acción e intervención. Aquí se tratará, en primer lugar, el primer com- la esfera más interna es, por definición, la esfera en la que siempre son
plejo de problemas. El segundo será estudiado a continuación, dentro del decisivos los principios que juegan a favor de la protección, pues no es
marco de una discusión de las objeciones en contra del derecho general posible aducir principios contrapuestos que sólo podrían referirse a dere-
de libertad, que todavía no se han descartado. chos de otros o a bienes colectivos, dado que no se afectan los derechos
de otros o los intereses de la comunidad. A una concepción semejante de
la esfera más interna se refiere el enunciado del Tribunal Constitucional
1. LA TEORÍA DE LAS ESFERAS Federal: «no tiene lugar una ponderación según las pautas del principio
de proporcionalidad»81; ello es trivial ya que no hay, nada frente a lo cual
La teoría de las esferas se encuentra ya en la Sentencia del caso Elfes pudieran ser ponderados los principios que juegan a favor de la protec-
en la que el Tribunal habla de un «ámbito último intangible de la libertad ción. Sin embargo, también este caso puede ser considerado como un
humana»71. La garantía de la libertad general de acción se presenta como caso de aplicación de la ley de la ponderación: como el caso más extre-
una extensión de la protección más allá de este ámbito: «Con el "libre de- mo. No obstante, puede dudarse que una concepción de la esfera más in-
sarrollo de la personalidad", la Ley Fundamental no puede haber querido terna de este tipo tenga importancia práctica. Cabe preguntar si hay un
designar sólo el desarrollo dentro de aquel ámbito central de la personali- ser o un comportamiento de una persona que en ningún respecto afecte la
dad»72. En muchas decisiones, el Tribunal ha seguido ampliando la dis- esfera de otras o los intereses de la vida en comunidad. Con independen-
tinción entre esferas de diferente intensidad de protección que se percibe cia de la respuesta que se dé a esta pregunta, puede decirse que si hay ta-
en estas manifestaciones73. Es posible distinguir tres esferas con decre- les casos, se trata de casos que no pueden dar lugar a una polémica seria
ciente intensidad de protección: la esfera más interna («ámbito último pues, ¿quién habría de querer restringir algo que no lo afecta en ningún
intangible de la libertad humana»74, «ámbito más interno (íntimo)»75, respecto ni a él ni a los demás y que tampoco los intereses de la comuni-
dad? Si el discurso del «ámbito intangible de la organización de la vida
69
Cfr. R. Scholz, «Das Grundrecht der freien Entfaltung der Persónlichkeit», pág. 91.
70
Es interesante señalar que, en la colección oficial, a la resolución sobre la alimentación
76
de palomas sigue inmediatamente la resolución Eppler (cfr. BVerfGE 7154. 1 43: 54. 148). BVerfGE 32, 373 (379).
71 77
BVerfGE 6, 32(41). BVerfGE 34, 238 (245).
72 78
BVerfGE 6, 32 (36) (subrayado de R. A.). Cfr. BVerfGE 27,1 (7 s.); 27,344 (351); 32,373 (379); 33,367 (376); 34,238 (246);
73
Cfr. al respecto, D. Rohlf, Der grundrechtliche Schutz der Privatsphare, Berlín 35, 202 (220).
79
1980, págs. 70 ss. Con respecto a esta triple división, cfr. R. Scholz, «Das Grundrecht der freien
74
BVerfGE 6, 32 (41); similarmente: BVerfGe 27, 1 (6); 27, 344 (350); 32, 373 (379); Entfaltung der Persónlichkeit», págs. 92, 266 ss., 273 ss.
80
34, 238 (245). BVerfGE 35, 202 (220).
75 81
BVerfGE 27, 1 (8). BVerfGE 34, 238 (245).

316 317
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

privada» ha de tener algún sentido práctico, entonces debe subyacer a él fera privada se necesitan razones de peso. Esto es, en parte, correcto y, en
una concepción más tuerte de la esfera más interna. Una concepción más parte, falso; esto último pone de manifiesto las debilidades de la teoría de
fuerte surge si uno considera determinadas situaciones y formas de com- las esferas. No puede haber duda de que una afectación intensa en la es-
portamiento del individuo como protegidas en todos los casos, es decir, fera social necesite razones de más peso que una afectación insignifican-
también cuando pueden aducirse derechos de otros o intereses de la co- te de la esfera privada más amplia. Además, muchas veces, es difícil de-
munidad en contra del otorgamiento de la protección. Sin embargo, una cidir si un caso pertenece a la esfera privada amplia o a la esfera social.
concepción semejante es el resultado de una ponderación y, por cierto, de Entre lo más privado y aquello que no tiene nada de privado existe una
una ponderación que, en determinadas circunstancias (en el caso de de- transición gradual. Por ello, no pueden formarse dos categorías en las
terminados comportamientos y situaciones del individuo), conduce a una cuales en la una la protección iusfiíndamental es fuerte y en la otra débil,
prioridad absoluta del principio de la libertad negativa sumado al princi- sino que hay que diferenciar según la intensidad de la afectación y tam-
pio de la dignidad humana frente a cualquier principio contrapuesto con- bién según el grado de intimidad. Lo que pone correctamente de mani-
cebible. Antes se ha señalado que no deja de ser problemática la existen- fiesto la distinción entre las esferas privada y social es que la protección
cia de una prioridad absoluta, también cuando se relativiza con respecto iusfiíndamental es tanto más fuerte cuanto mayor peso tienen los princi-
a determinadas circunstancias, dado que ello presupone que no pueden pios que se suman al principio de la libertad general de acción y que jus-
presentarse otras circunstancias que, desde el punto de vista del derecho tamente protegen la intimidad.
constitucional, pudieran otorgar un peso mayor a principios contrapues- Así, pues, la teoría de las esferas demuestra ser una descripción muy
tos82. Naturalmente, esto no cambia en nada el hecho de que existen cir- basta86 de la protección de derecho fundamental que se otorga con diferen-
cunstancias en las cuales el resultado de la ponderación es tan seguro que te intensidad, según las diferentes circunstancias. En la medida en que es
puede hablarse de reglas aseguradas en alto grado, que protegen el ámbi- correcta, esta teoría expresa que la protección de la libertad es tanto más
to más interno83. El Tribunal Constitucional Federal puede aplicar estas fuerte cuanto más fuerte es el principio de la libertad negativa sumado a
reglas sin llevar a cabo una ponderación. Sin embargo, sigue siendo cier- otros principios, especialmente el de la dignidad humana. En el ámbito de
to que estas reglas son el resultado de ponderaciones; en todos los casos la esfera más íntima, los pesos son tan obvios que pueden reformularse en
de duda —sea en el marco de una precisión, sea en el marco de una re- reglas relativamente generales. Por lo demás, lo que decisivamente impor-
ducción o de una extensión84— la ponderación vuelve a tener relevancia. ta son las ponderaciones en las cuales, en el lado de la libertad se encuentra
En la esfera privada más amplia, el Tribunal Constitucional Federal el principio de la libertad negativa y los principios que le son conexos. Jus-
subraya la necesidad de un «estricto respeto del mandato de proporciona- tamente esto corresponde a la concepción formal-material.
lidad»85. Se podría pensar que con esto se quiere decir que en la esfera
social el principio de proporcionalidad vale en menor medida que en la
esfera privada. Sin embargo, esto no sería correcto. La validez jurídica es 2. L O S DERECHOS DE LIBERTAD TÁCITOS
un asunto de todo o nada y el hecho de que el Tribunal examine la pro-
porcionalidad en la esfera social, muestra que considera que el principio La teoría de los derechos de libertad tácitos87 se apoya, en parte, en la
de proporcionalidad es válido también en este ámbito. Por ello, con el teoría de las esferas y, en parte, va más allá de ella. Su discusión presupo-
postulado de la aplicación estricta del principio de proporcionalidad sólo ne esclarecer el concepto del derecho de libertad tácito. Es aconsejable
puede querer decirse que para introducir restricciones al ámbito de la es- establecer tres distinciones para su aclaración.
82
Capítulo 6.1. 4. 86
83 Debido a la imprecisión de la clasificación, hay que estar de acuerdo con la crítica
De acuerdo con la ley de la colisión antes presentada, estas reglas se infieren de la
determinación de la relación de precedencia, cfr. Capítulo 3,1. 3.2.1. de D. Merten, «Das Recht auf freie Entfaltung der Persónlichkeit» en JuS 1976, pág. 349,
84 en el sentido de que «una clasificación rígida en esferas [...] (parece) algo artificial e im-
Con respecto a los conceptos de precisión, reducción y extensión, cfr. A. Aarnio/R.
Alexy/A. Peczenik, «The Foundation of Legal Reasoning», págs. 152 ss., R. Alexy, «Zum practicable». La teoría de las esferas es criticada, además, por J. Schwabe, Probleme der
Begriffdes Rechtsprinzips». págs. 68 s. Grundrechtsdogmatik, págs. 314 ss.; E. Schwan, «Datenschutz, Vorbehalt des Gesetzes
85 und Freiheitsgrundrechte» en VerwArch 66 (1975), págs. 147 ss.
BVerfGE 32, 373 (379); 33, 367 (377); 34,205 (209); 34,238 (246); 35,35 (39); 35, 87
202 (232). Con respecto a este término, cfr. BVerfGE 54, 148 (153).

318 319
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

En la primera, de lo que se trata es de saber si el bien protegido del de- tacto por medio de una intermediación pública o de la publicidad, a cam-
recho de libertad tácito es una acción o una situación del titular del dere- bio de un pago que no supere el monto de los costos del viaje98.
cho fundamental. Se trata de acciones en los casos del viajar88, de quien
realiza una colecta89 y de alimentar palomas90. En el caso de las acciones, 2.1. Los derechos referidos a la acción
puede formularse una norma permisiva: a puede realizar colectas. Se trata
de situaciones, por ejemplo, en los casos de la intangibilidad del ámbito Sobre la base de esta triple distinción, puede presentarse un esquema
secreto91 y de la existencia de condiciones en las cuales la persona «puede omnicomprensivo de las posiciones que hay que adscribir al artículo 2
desarrollar y conservar su individualidad»92. En el caso de las situaciones párrafo 1 LF99. Para poder calificar a algunas de ellas como «derechos de
no pueden formularse normas permisivas, pero sí prohibiciones dirigidas a libertad tácitos», se necesita una serie de definiciones que, en definitiva,
los destinatarios de los derechos fundamentales a las que corresponden de- se obtienen a partir de la realización de ciertas ponderaciones referidas a
rechos de igual contenido del titular del derecho fundamental: le está la funcionalidad.
prohibido a b afectar el ámbito secreto de a; a tiene frente a b un derecho a Especialmente notorio es el problema de la definición que debe lle-
que b no afecte el ámbito secreto de a93. varse a cabo en el caso de las posiciones prima facie referidas a acciones.
La segunda distinción es la que se presenta entre los derechos de li- Si todas las acciones están comprendidas por el artículo 2 párrafo 1 LF,
bertad tácitos abstractos y concretos. Un derecho muy abstracto es el entonces todas las acciones determinadas están comprendidas, por ejem-
«derecho general a la personalidad garantizado constitucionalmente»94; plo, viajar, realizar colectas y alimentar palomas. Cuando el Tribunal
uno más concreto, es el «derecho de la persona a disponer de su ima- Constitucional Federal dice que la libertad de viajar es un «efluvio» de la
gen»95 y uno muy concreto, el derecho a que no se lleve a cabo «la repeti- libertad general de acción100, con ello no puede querer decirse nada más
ción de un informe televisivo sobre un delito grave que no responde ya a que el concepto de acción incluye el concepto de viajar. Si en el caso de
intereses informativos actuales» si «ello pone en peligro la resocializa- las posiciones prima facie referidas a acciones se apunta sólo a tales rela-
ción del autor del delito»96. ciones de inclusión, resultan para el concepto del derecho de libertad tá-
Finalmente, la tercera distinción se refiere a la diferencia entre posicio- cito consecuencias insostenibles. Existen entonces tantos derechos de li-
nes prima facie y definitivas. Una posición prima facie es el derecho a via- bertad tácitos como descripciones de acciones. No obstante, existe un nú-
jar. El viajar está protegido por el artículo 2 párrafo 1 LF pero, puede ser mero infinito de descripciones de acciones. De esta manera, el concepto
restringido97. Una posición definitiva es el permiso de un propietario de un del derecho de libertad tácito pierde todo sentido en las posiciones prima
automóvil a llevar personas en su vehículo con las que ha entrado en con- facie referidas a acciones. Esto puede evitarse por medio de dos restric-
ciones. La primera señala que sólo en el caso de descripciones de accio-
nes relativamente generales101 hay que suponer derechos de libertad táci-
88
BVcrfGE 6, 32. tos. Por lo tanto, puede hablarse de un derecho de libertad tácito a viajar
89
90
BVerfGE20, 150. pero no de un derecho de libertad tácito a viajar vestido insólitamente. Si
BVerfGE 54, 143. se le prohibe a alguien viajar vestido insólitamente, éste individuo no
91
BVerfGE 21,1 (7 s.).
92
BVerfGE 35, 202 (220). puede invocar un derecho concreto de libertad tácito a viajar vestido in-
93
Más exactamente, aunque más complicado: a tiene frente a b un derecho a que b no sólitamente, sino mas bien dos derechos de libertad tácitos relativamente
altere la situación en la que se encuentra a, en la que sólo a y las personas en las que a con- abstractos, es decir, el derecho a viajar y el derecho a vestirse como él
fía conocen determinados hechos, y facilie su conocimiento a b o a terceros, en contra de la quiera. La segunda restricción señala que las acciones que están prohibi-
voluntad de a. Si b quiere hacer conocer los hechos ordenando a a que los comunique, lo
que está enjuego es, además del derecho a no afectar una situación, un permiso de no llevar
a cabo la comunicación. A menudo, los derechos a no afectación de una situación se descri- 98
ben con la ayuda del concepto de tolerar. Si a tiene un derecho a la no afectación de una si- BVerfGE 17, 3()6 (313 ss.). Cuando esta posición se llama «definitiva», ello no sig-
tuación no tiene que tolerar la correspondiente afectación. nifica que no pueda ser modificada, por ejemplo, restringida a la luz de nuevas constelacio-
94
BVerfGE 54, 148(153). nes de casos. Sin embargo, entonces, surge nuevamente una posición definitiva.
99
95
BerfGE 35, 202 (220). Con respecto al concepto de adscripción, cfr. supra, Capítulo 2.1. 2.
100
96
BVerfGE 35, 202 (237). BVerfGE 6, 32 (42).
101
97
Cfr. BVerfGE 6, 32 (42 ss.). Con respecto al concepto de generalidad, cfr. supra, Capítulo 3, nota 11.

320 321
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

das por normas con respecto a cuya constitucionalidad no existe ninguna risprudencia104. Entre los derechos adscritos al derecho general abstracto
duda, deben ser excluidas del círculo de los derechos de libertad tácitos a la personalidad se contarían: el derecho a las esferas privada, secreta e
prima facie. La protección prima facie de la que gozan estas acciones de íntima105, el derecho al honor personal, el derecho a la propia imagen y
acuerdo con la teoría amplia del supuesto de hecho, no es conferida, por a disponer de ella106 y el derecho al secreto de las comunicaciones priva-
lo tanto, por un derecho de libertad tácito, sino por el derecho general de das107, «bajo determinadas circunstancias, el derecho a estar libre de la
libertad. De esta manera, se obtiene un concepto delimitado y utilizable imputación de manifestaciones no realizadas»108 y el derecho a no ser
del derecho de libertad tácito prima facie referido a acciones. Los dere- afectado en la «autodefinida pretensión de prestigio social»109. Reciente-
chos que caen bajo este concepto del derecho de libertad tácito corres- mente, el Tribunal Constitucional Federal ha agregado un derecho a la
ponden, en su estructura, a los derechos de libertad «expresos», es decir, protección de los datos personales110. La precisión del derecho general a
escritos. la personalidad por medio de estos derechos más concretos es un proce-
dimiento típico para la precisión de las cláusulas generales111.
Hasta qué punto estos derechos más concretos a la personalidad de-
2.2. Los derechos referidos a situaciones penden de la ponderación, en el sentido de la concepción formal-mate-
Más complicados que los derechos referidos a acciones son los dere- rial, es algo que puede verse en la Sentencia sobre la cinta magnetofóni-
chos referidos a situaciones. Un derecho sumamente abstracto de este ca112, en la que se trata del derecho al secreto de las comunicaciones pri-
tipo es el «derecho general a la personalidad garantizado constitucional- vadas, constitucionalmente garantizado. En todo caso, deben ser prohibi-
mente» cuya tarea es «garantizar la esfera personal estricta de la vida y la das las grabaciones secretas con cintas magnetofónicas que afectan «el
conservación de sus condiciones básicas»102. Algo característico del dere- ámbito absolutamente inviolable de la configuración de la vida privada».
cho general a la personalidad reconocido por el Tribunal Constitucional Desde luego, el Tribunal agrega de inmediato que la pregunta acerca de
Federal, es que se apoya tanto en el artículo 1 párrafo 1 como en el artículo qué es lo que pertenece al ámbito inviolable puede ser «difícilmente des-
2 párrafo 1 LF. Debe ser garantizado «por el artículo 2 párrafo 1 en cone- crito de manera abstracta» y «sólo puede responderse, caso por caso,
xión con el artículo 1 párrafo 1 LF». A pesar de esta conexión, el derecho habida cuenta de las peculiaridades de cada supuesto»113. Esto sugiere
que surge de esta manera sigue siendo adscrito al artículo 2 párrafo 1 LF considerar al «ámbito absolutamente inviolable» como un conjunto de
que, así, además del «elemento "activo"» (referencia a la acción: hacer), posiciones protegidas definitivas concretas, que son el resultado relativa-
protege como podría decirse un elemento pasivo del desarrollo de la perso- mente seguro de ponderaciones. Se subraya la referencia a la pondera-
nalidad al garantizar un «derecho al respeto del ámbito de protección» (re- ción en el ámbito amplio de la personalidad. El Tribunal habla de «ten-
ferencia a la situación: ser)103. Esto corresponde exactamente a la teoría siones» entre el derecho al libre desarrollo de la personalidad y las exi-
formal-material según la cual el principio de la libertad negativa, en tanto gencias de un cuidado eficaz del derecho. Para la solución de estas
principio referido también a la situación, interviene conjuntamente con tensiones, «hay que averiguar en cada caso [...] cuál de ambos principios
otros principios. constitucionalmente importantes (tiene) mayor peso en el caso concre-
La estrecha conexión entre la teoría de las esferas y el derecho gene-
ral a la personalidad, es clara. El derecho general a la personalidad puede 104
considerarse como una parte de la teoría de las esferas elevada al nivel de BVerfGE54, 148(154).
105
los derechos. Este derecho se precisa por medio de la adscripción de un Con referencia a las: BVerfGE 27, 1 (6); 27, 344 (350 s.); 32, 372 (379); 34, 238
(245 s.); 47,46 (73); 49, 286 (298).
conjunto de derechos más concretos. Los objetos de estos derechos más 106
Con referencia a las: BVergfGE 35, 202 (220).
concretos pueden ser inferidos de la descripción de los «bienes protegi- 107
Con referencia a las: BVerfGE 34, 238 (246).
108
dos del derecho general a la personalidad» que presenta el Tribunal 109
Con referencia a las: BVerfGE 34, 269 (282 s.).
Constitucional Federal en la Sentencia del caso Eppler, que resume su ju- BVerfGE 54, 148 (155 s.); 54, 208 (217).
110
BVerfGE 65, 1(41 ss.).
111
Cfr. Fr. Wieacker, Zur rechtstheoretischen Prázisierung des 242 BGB, Tubinga
102 1956.
BVerfGE54, 148(153). 112
BVerfGE 34, 238.
103
Ibídem. 113
BVerfGE 34, 238 (248).

322 323
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

to»114. El derecho al secreto de las comunicaciones privadas no podría IV. LOS PROBLEMAS DEL DERECHO GENERAL
tratarse más claramente como derecho prima facie en el sentido de la teo- DE LIBERTAD
ría de los principios. El supuesto de hecho de la norma que confiere
aquel derecho corresponde así, en su estructura, a los supuestos de hecho De acuerdo con la concepción formal-material, el derecho general de
de las normas que confieren derechos fundamentales expresos, es decir, libertad comprende un espectro caracterizado por un peso decreciente del
escritos. principio adicional de la dignidad humana. Uno de los extremos de este
Por lo tanto, los derechos de libertad tácitos no son algo cualitativa- espectro está constituido por los casos en los que puede hablarse de un
mente diferente del derecho general de libertad, que es válido tanto para último ámbito inviolable porque al principio adicional le corresponde el
la libertad de acción como para la no afectación de situaciones y posicio- máximo peso concebible. Con el peso decreciente del principio adicio-
nes del titular del derecho fundamental sino que son, más bien, distintas nal, se obtienen los casos que se critican como casos de una libertad de
formas de lo mismo, cualificadas en relación con dos aspectos. Por una acción e intervención «meramente formal». Como quiera que la concep-
parte, están cualificadas porque presentan una descripción más precisa ción formal-material incluye, al referirse a todo el espectro, el derecho a
del supuesto de hecho, es decir, son más especiales, y, por otra, porque la libertad de acción e intervención también en sus manifestaciones más
han experimentado una conformación y reforzamiento jurisprudencial. formales, entonces, esta concepción depende de que la aceptación de un
Se basan en normas del derecho judicial, surgidas en el marco y sobre la derecho semejante sea sostenible. La posibilidad de aceptar un derecho
base de la norma general del derecho de libertad. Esto les otorga una semejante, se pone en duda por muchas razones. La objeción más impor-
cierta independencia y las pone en la vecindad de los derechos especiales tante, la tesis de la falta de sustancia, ya se ha refutado. Cabe ahora echar
de libertad expresos. Por ello, entre el derecho general de libertad y los una mirada a otras cuatro objeciones.
derechos de libertad tácitos existe la misma relación que entre el derecho
general de libertad y los derechos de libertad expresos. Los derechos de
libertad expresos son reacciones del constituyente a determinadas ame- 1. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y LAS GARANTÍAS PUNTUALES
nazas de la libertad consideradas como especialmente acuciantes. De ma-
nera totalmente análoga, los derechos de libertad tácitos pueden enten- La objeción histórica es relativamente fácil de refutar. Según ella, los
derse como reacciones de la jurisprudencia constitucional a amenazas de derechos fundamentales habrían surgido «históricamente de las respecti-
la libertad, consideradas como especialmente acuciantes. En este sentido, vas situaciones especiales de deseo de seguridad o de peligro acuciante»
el artículo 2 párrafo 1 LF es una fuente escrita de derechos de libertad tá- y, por ello, deberían ser considerados como «seguridades relacionadas
citos. Sin embargo, esto no significa que el artículo 2 párrafo 1 LF se con un ámbito de protección totalmente determinado»116 o, como suele
convierta, como afirma W. Schmidt, «en derecho fundamental sólo en decirse, como «garantías puntuales», lo que es inconciliable con la con-
conexión con el nuevo ámbito de protección de la libertad»115. La con- cepción de un derecho general de libertad. Sin duda, a favor de la tesis
cepción formal-material muestra que un derecho general de libertad es según la cual los diferentes derechos fundamentales habrían surgido
constructivamente posible y prácticamente aplicable. Los derechos de li- como reacciones frente a amenazas concretas, puede aducirse muy bue-
bertad tácitos, en tanto derechos especiales, no pueden nunca conferir nos argumentos. No obstante, ésta es sólo una cara de la moneda. Ade-
una protección exhaustiva de la libertad. Sin embargo, como esta protec- más de la línea «concreta» de la tradición, hay una línea «abstracta».
ción está ordenada, sigue estando ordenado proteger la libertad negativa Prueba de su existencia son el artículo 4 párrafo 1 de la Déclaration des
no sólo por medio de derechos de libertad tácitos. Allí donde éstos no
pueden intervenir, hay que aplicar directamente el derecho general de li- 116
U. Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat», págs. 509 ss.; cfr.,
bertad. Además, éste conserva su significado como fundamento jurídi- además, Id., «Pressefreiheit», pág. 37; H. Ehmke, «Prinzipien der Verfassungsinterpreta-
co-positivo de los derechos de libertad tácitos. tion», pág. 82; K. Hesse, Grundzúge des Verfassungsrechts, observación al margen 428; W.
Rüfher, «Grundrechtskonflikte», pág. 456; Fr. Müller. Die Positivitat der Grundrechte,
págs. 41 ss., 87 ss., C. Graf v. Pestalozza, «Kritische Bemerkungen zu Methoden und Prin-
114
zipien der Grundrechtsauslegung in der Bundesrepublik Deutschland», pág. 437; W.
BVerfGE34,238(2,19). Schmidt, «Die Freiheit vor dem Gesetz», pág. 84; R. Scholz, «Das Grundrecht der freien
115
W. Schmidt, «Die Freiheit vor dem Gesetz», pág. 83. Entfaltung der Persónlichkeit», págs. 82 s.

324 325
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

droits de l 'homme et du citoyen (Declaración de derechos del hombre y rea esencial de la ciencia del derecho, y para la jurisprudencia, un proce-
del ciudadano) de 1789: «La liberté consiste á pouvoir faire tout ce, qui dimiento semejante es, por lo menos, funcional. La pregunta sólo puede
ne nuitpas á autrui: ainsi l'exercice des droits naturels de chaqué hom- ser si la aceptación de un derecho general de libertad es susceptible de
me n 'a de bornes que celles, qui assurent aux autres membres de la so- una fundamentación iusfundamental razonable. En vista de la ambigüe-
ciété la jouissance de ees mémes droits» (La libertad consiste en poder dad de la tradición y de la génesis relativamente clara, la objeción histó-
hacer todo aquello que no afecte a otros: por ello, el ejercicio de los dere- rica no está en condiciones de poner un obstáculo en la vía de una funda-
chos naturales de cada ser humano no tienen más límites que aquellos mentación semejante.
que aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de sus propios
derechos) y la frase de Kant: «La libertad (independencia del arbitrio de
las coacciones provenientes de otros), en la medida en que puede coexis- 2. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y EL SISTEMA DE DERECHOS
tir con la libertad de cada cual de acuerdo con una ley universal, es el FUNDAMENTALES
único derecho originario que corresponde a todo ser humano, en virtud
de su humanidad»117. Por lo tanto, la tesis según la cual, desde la perspec- La segunda objeción puede denominarse «sistemática». Se recurre a
tiva histórica, los derechos fundamentales tienen que considerarse como ella cuando el derecho general de libertad se vincula con la concepción
garantías puntuales, está sujeta a algunas limitaciones. Un segundo argu- de un «sistema axiomático cerrado»121 y se rechaza esta concepción. El
mento histórico en contra de la objeción histórica es el argumento de la objeto principal de esta crítica es el «sistema de valores y pretensiones»
tabula rasa de Dürig, quien se remite a la «vivencia histórica de una apo- de Dürig en el que el derecho general de libertad juega un papel cen-
calítica tabula rasa de derechos fundamentales a la cual la Ley Funda- tral122. Por ello, para el estudio de esta objeción, es aconsejable echar una
mental responde históricamente» y califica a las teorías de las garantías rápida mirada al sistema de Dürig.
puntuales como «totalmente a-históricas»118. Este argumento puede apo- El sistema de valores y pretensiones de Dürig puede catalogarse
yarse en la génesis del artículo 2 párrafo 1 LF119. como un modelo de los derechos fundamentales de tres niveles. En el
A los argumentos históricos en contra de la objeción histórica se primero, se encuentra la dignidad humana como «principio constitucio-
suma una reflexión sistemática. Aun cuando sólo existiera la línea con- nal supremo»123. En el segundo, figura, por una parte, el derecho general
creta de la tradición y aun cuando los autores de la Ley Fundamental no de libertad como «derecho principal de libertad»124 y, por otra, el derecho
hubieran querido dar ninguna nueva respuesta que incluyese el derecho general de igualdad como «derecho principal de igualdad»125. Finalmen-
general de libertad, no se estaría necesariamente obligado a seguir inter- te, en el tercer nivel, están situados los derechos especiales de libertad e
pretando siempre el catálogo de derechos fundamentales en el sentido de igualdad. Estos derechos especiales son precisiones de contenido de los
la línea concreta de la tradición. Ni a la ciencia del derecho ni a la juris- dos derechos principales126. Entre los derechos principales y los especia-
prudencia les está vedado fundamentar, en normas generales, las normas les existe la relación lex generalis y lex specialis127. Todo el sistema es
concretas históricamente desarrolladas120. Por el contrario, ésta es una ta- calificado por Dürig como «cerrado»128.

117
I. Kant, Metaphysik der Sitien, pág. 237.
118
G. Dürig, en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, Art. 3 Abs. 1, observación al margen
121
251, nota 1. R. Scholz, «Das Grundrecht der freien Entfaltung der Persónlichkeit», págs. 82 s.;
119
JóR, NF 1 (1951), págs. 54 ss.; BVerfGE 6, 32 (38 ss.). D. Suhr, Entfaltung der Mens- Id., Die Koalitionsfreiheit ais Verfassungsproblem, págs. 91 s. Cfr., además, U. Scheuner,
chen dureh die Menschen, Berlín 1976, pág. 52, señala con razón que, en contra de un giro del «Pressefreiheit», págs. 38 s.; H. Ehmke, «Prinzipien der Verfassungsinterpretation»,
Tribunal Constitucional Federal, la versión originaria no establecía «Cada cual puede hacer y pág. 82.
omitir lo que quiera» (BVerfGE 6, 32 (36)). Sin embargo, las versiones originarias no se apar- 122
G. Dürig, en Maunz/Dürig, GG, Art 1, observación al margen 6 ss.
tan mucho de ello. Esencialmente, la diferencia consiste sólo en que las versiones originarias 123
Loe. cit., art. 1, observación al margen 14.
contenían una cláusula restrictiva. Cfr., por ejemplo, el artículo 2 párrafo 2 del Proyecto de 124
Loe. cit., art. 1, observación al margen 11.
Chiemsee: «Cada cual tiene la libertad de hacer todo lo que no dañe a otro, dentro de los límites 125
Loe. cit., art. 1, observación al margen 12, Art. 3, observación al margen 248 ss.
del orden jurídico y de las buenas costumbres» (JóR, NF 1 (1951), pág. 54). 126
120
Loe. cit., art. 1, observación al margen 10.
127
Cfr. H. U. Gallwas, Faktische Beeintráchtigungen im Bereich der Grundrechte, Loe. cit., art. 2, observación al margen 6.
128
pág. 57. Loe. cit., art. 3, observación al margen 254.

326 327
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

Este modelo, fascinantemente simple, que subyace claramente a la (3) Está ordenado que el principio de la libertad negativa tenga
Sentencia del caso Elfes129, está expuesto a una serie de preguntas y obje- validez.
ciones. Así, puede dudarse de su plenitud y, por lo tanto, de su clausura.
Existen, por lo menos, algunos derechos fundamentales a prestaciones El principio de la libertad negativa y, con ello, el del derecho general
fácticas positivas, por ejemplo, el derecho a un mínimo existencial130 y el de libertad, no derivan únicamente de la norma de la dignidad humana,
derecho de la madre a recibir protección y cuidado (artículo 6 párrafo 4 sino sólo de ésta en conexión con otra premisa (2) que le confiere preci-
LF). Sin embargo, estos derechos no pueden considerarse como precisio- sión y que no es deducible de ella. Puede discutirse que la validez del
nes de alguno de los dos derechos fundamentales principales131. Si esto es principio de la libertad negativa sea condición necesaria para el respeto y
así, entonces el sistema de Dürig no comprende todos los derechos fun- la protección de la dignidad humana por parte del orden jurídico. En tal
damentales y no es cerrado. Sin embargo, esto no dice nada en contra del caso, hay que defender la segunda premisa con argumentos substantivos.
derecho general de libertad. Como habrá de mostrarse más adelante, es Todo esto es característico de la sistematización y de la argumentación
perfectamente posible completar el sistema total de Dürig. Además, el jurídicas y no es, en modo alguno, problemático. Esto muestra que es po-
sistema parcial constituido por el derecho general de libertad tendría gran sible una sistematización y cómo ella es posible sin que tenga que apo-
interés dogmático, también en el caso en que no pudiera enmarcarse en yarse únicamente en deducciones. Si se tiene en cuenta que, además de
un sistema total completo. (2), pueden aparecer muchas otras premisas, que cumplen la función de
En contra del sistema parcial que puede formarse con la ayuda del precisión ((2) contiene sólo una condición necesaria), y que la precisión
concepto del derecho general de libertad, no es posible aducir objeciones que se surte por medio de (2) es sólo una precisión por medio de un prin-
sistemáticas decisivas. Las objeciones pueden referirse a la relación entre cipio que puede entrar en colisión con otros, pierde toda fuerza la obje-
el primer y el segundo nivel o entre el segundo y el tercero. Tal como se ción de un «sistema axiomáticamente cerrado», en la medida en que está
viera claramente más arriba132, entre el primer y el segundo nivel, es de- referida a la relación entre el primer y el segundo nivel.
cir, entre la dignidad humana y el derecho general de libertad, existen dos En el presente contexto, es más importante la relación entre el segun-
relaciones, una de precisión y otra de complementación. Aquí interesa do y el tercer nivel, es decir, entre el derecho general de libertad y los de-
sólo la relación de precisión. El principio de la libertad negativa confiere rechos especiales de libertad. Dürig subraya que su tesis según la cual los
precisión al principio de la dignidad humana al formular un aspecto de «derechos especiales de libertad son sólo formas aparentes del derecho
este omnicomprensivo principio. Una relación de este tipo es siempre, al general de libertad [...] no debe ser entendida en el sentido de una deduc-
mismo tiempo, una relación de fundamentación, dado que es posible ex- ción a partir de una premisa lógica»133. Para saber qué es lo que se quiere
presar un punto de vista más comprensivo como fundamentación de un decir con esto, hay que pensar qué sucedería si en la Ley Fundamental se
aspecto parcial. Quien presenta el principio de la dignidad humana como hubiera estatuido sólo el derecho general de libertad y ningún derecho
fundamento del principio de la libertad negativa no deduce simplemente especial de libertad. Todo lo que está protegido por derechos especiales
éste de aquél sino que se apoya más bien en una precisión según el si- de libertad estaría entonces protegido por el derecho general de libertad.
guiente esquema deductivo: En esta medida, existe una relación lógica de inclusión. El supuesto de
hecho del derecho general de libertad incluye, por definición, los supues-
(1) Está ordenado respetar y proteger la dignidad humana. tos de hecho de todos los derechos especiales de libertad. De que está
permitido prima facie hacer u omitir lo que se quiera, se sigue lógica-
(2) Si no es válido el principio de la libertad negativa, la digni- mente que prima facie está permitido expresar o no expresar la propia
dad humana no es respetada y protegida. opinión, elegir o no elegir libremente una determinada profesión, etc. No
obstante, con esta relación de inclusión con respecto a los supuestos de
129
Cfr. BVerfGE 6, 32 (37,40) s.). Con respecto a algunas divergencias, cfr. G. Dürig, hecho quedan agotadas las relaciones lógicas entre el segundo y el tercer
«Anmerkung zum Elfes-Urteil» en JZ 1957, págs. 169 ss. nivel. Las peculiaridades del tercer nivel no se siguen lógicamente del
130
131
Cfr. BVerfGE 45, 187 (228) e infra, Capítulo 9, IV. 3. derecho general de libertad ni son incompatibles con él. Más bien, se tra-
Cfr. K. Low, «Ist die Würde des Menschen im Grundgesetz eine Anspruchsgrundla-
ge?»enDOF1958,pág. 520.
132 133
Capítulo 7.1. 2. G. Dürig, loe. cit., artículo 1, observación al margen 11.

328 329
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

ta de determinaciones adicionales al derecho general de libertad, introdu- je ampliamente prima facie la libertad negativa (en sentido estricto). Es
cidas por parte del Constituyente. Así, la inviolabilidad del domicilio abierto en la medida en que la existencia del derecho general de libertad
está más fuertemente protegida por medio de la reserva cualificada, y la mantiene abierta la posibilidad de nuevos derechos definitivos, así como
libertad artística, por medio del otorgamiento sin reservas, de lo que esta- de nuevos derechos tácitos. Ambas cosas tienen que ser valoradas positi-
rían si sólo se hubiera estatuido el derecho general de libertad, y entre la vamente. También en este punto, la objeción sistemática en contra del
fuerza del derecho de libre desplazamiento de los alemanes y los extran- derecho general de libertad es totalmente injustificada.
jeros existiría una diferencia menor si también los alemanes en casos de
libre desplazamiento, al igual que los extranjeros134, sólo pudieran invo-
car el artículo 2 párrafo 1 LF. De la concepción del derecho general de li- 3. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y EL «INDIVIDUO AISLADO»
bertad lo único que no se sigue no es que sus restricciones sean extrapo-
lares a todos los derechos fundamentales; una aplicación semejante con- La tercera objeción se remite al contenido. Según ella, el derecho ge-
tradiría también el mandato de tomar en serio el texto y, por lo tanto, las neral de libertad es expresión de una concepción errónea del individuo y
disposiciones del Constituyente. Las diferencias en cuanto a la fuerza de de su relación con el Estado y la comunidad. Como derecho a una liber-
protección se relativizan considerablemente por cuanto también dentro tad general de acción e de intervención, el derecho general de libertad
del marco del artículo 2 párrafo 1 LF hay que llevar a cabo exámenes de correspondería a una imagen de la persona que la Ley Fundamental ha-
proporcionalidad, así como porque las cláusulas escritas de restricción bría superado, es decir, a la de «un individuo aislado y soberano» y no a
son perfectamente susceptibles de interpretación y, si no existen cláusu- la de una persona referida a y vinculada con la comunidad138, como es la
las escritas, pueden suponerse cláusulas tácitas135; pero, no por ello, deja de la Ley Fundamiental139. La libertad es «mal entendida como liberación
de haber diferencias. Hay una diferencia entre que tenga que argumentar- de todo vínculo»140. Con ello se desconocería que «el Estado material y
se a favor de la finalidad de una restricción en contra de la literalidad de social de derecho [...] no (es) sólo el Estado "interventor", que potencial-
una disposición constitucional o que la literalidad también comprenda la mente restringe las libertades ciudadanas», sino «más bien, así mismo el
restricción más amplia, es decir, sólo frena el principio de proporcionali- Estado que realiza prestaciones, previsor, que asegura y constituye la li-
dad. Con ello, los derechos especiales de libertad obtienen —totalmente bertad»141.
de acuerdo con el sentido de la tesis del doble carácter de las normas de Esta objeción se dirige, sobre todo, en contra de dos propiedades del
derecho fundamental como reglas y principios136— determinaciones adi- derecho general de libertad, a saber, primero, en contra de que es un de-
cionales, bajo la forma de reglas, frente al derecho general de libertad. recho ilimitado desde el punto de vista del supuesto de hecho y, segundo,
Así como entre las determinaciones tomadas en el marco del derecho ge- en contra de que es un derecho negativo en el sentido expuesto. Efectiva-
neral de libertad para su aplicación y este derecho no existe una relación mente, el derecho general de libertad tiene estas propiedades pero, ello
deductiva, tampoco existe esta relación entre aquellas determinaciones y no trae consigo las temidas consecuencias.
el derecho general de libertad. Las determinaciones son el resultado de la El supuesto de hecho de la libertad no está delimitado y, en este senti-
práctica de ponderaciones, es decir, de valoraciones137. do, no tiene límites142, no dice mucho en vista de la cláusula restrictiva.
En vista de este resultado, no puede hablarse de un sistema deductivo Lo decisivo para la posición del individuo es lo definitivamente protegi-
y sólo en un sentido restrictivo cabe hablar de un sistema cerrado. El sis- do. Sin embargo, lo definitivamente protegido es todo menos ilimitado.
tema es cerrado en la medida en que el derecho general de libertad prote- Es el resultado de ponderaciones frente a principios contrapuestos y hay

138
Cfr. BVerfGE 4, 7(15 s.).
134 139
Cfr. BVerfGE 35, 382 (399). Cfr. P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie des Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz,
135
Cfr. supra, Capítulo 6.1. 3.1. págs. 227, 150 ss.
136 140
Cfr. supra, Capítulo 3. II. 3.3. U. Scheuner, «Pressefreiheit», pág. 37, nota 110.
137 141
Si en 1949 se hubiera estatuido sólo un derecho general y no un derecho especial de R. Scholz, «Das Grundrecht der freien Entfaltung der Persónlichkeit», pág. 97.
libertad, todas las determinaciones tendrían que haber sido llevadas a cabo por la jurispru- 142
Con respecto a la crítica de la «ilimitabilidad del derecho subjetivo» que en ningún
dencia. Es una pregunta interesante, pero insoluble, si y en qué medida las reglas iusfunda- otro derecho parece tan plausible como en el de libertad, cfr. U. K. PreuB, Die Internalisie-
mentales jurisprudenciales concretas habrían sido diferentes a las actualmente vigentes. rung des Subjekts, pág. 37.

330 331
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

muchos de tales principios. Lo decisivo son los pesos relativos. Se puede No puede haber duda de que conviene intercambiar la libertad de coac-
defender la concepción del derecho general de libertad y, sin embargo, cionar por la libertad de no ser coaccionado. Sin embargo, en los casos
conferir mayor relevancia, en general, a principios que apuntan a bienes en los cuales esta relación de intercambiocambio no es tan clara, no hay
colectivos de forma tal que, al final, la libertad negativa definitiva sea que subestimar el daño que puede ocasionar la falta de claridad concep-
muy reducida. Esto muestra el alto grado de neutralidad del derecho ge- tual. Existe el peligro de que las restricciones a la libertad no sean reco-
neral de libertad frente a las teorías sustanciales sobre la relevancia rela- nocidas y justificadas como tales sólo porque sirven al fin de la seguridad
tiva de los derechos individuales y los intereses colectivos. Sin embargo, o de la creación de libertades valoradas mas altamente, del mismo y/u
la neutralidad del derecho general de libertad finaliza en un punto decisi- otro titular de derecho fundamental.
vo. Las intervenciones en la libertad negativa siguen siendo siempre lo A pesar de su sencillez, el ejemplo de la coacción pone claramente de
que son, es decir, intervenciones en un determinado tipo de libertad. Esto manifiesto que existen libertades muy diferentes que tienen que interrela-
significa que, como tales, tienen que poder ser justificadas. cionarse para poder llegar a una situación total de libertad justificable
En contra de la concepción según la cual las intervenciones en la li- que debe llamarse «situación total de libertad». Parece completamente
bertad negativa —por mejor fundamentadas que estén— son siempre lo inapropiado incluir bajo el concepto de libertad sólo aquello que ingresa
que son, es decir, intervenciones en un determinado tipo de libertad y, a esta situación como resultado, es decir, que está protegido por ella y
como tales, tienen que estar justificadas, se dirige la tesis de la «"inclu- que tiene lugar. Esto desconoce que la creación y el mantenimiento de
sión recíproca" de derecho y libertad» que subraya la «importancia, a la una situación total de libertad cuesta sacrificios de la libertad. La justifi-
hora de crear y conferir libertades, del derecho y del legislador»143. A cación de la situación total de libertad presupone la justificación de los
este tipo de concepciones puede reprochárseles una deficiente diferencia- sacrificios de la libertad que están vinculados con ella. Sin embargo, si ni
ción dentro del marco del concepto de libertad. En casi ningún otro con- siquiera se reconoce un sacrificio de la libertad como tal, de ninguna ma-
cepto son tan necesarias las distinciones como en el caso del concepto de nera puede hablarse de su justificación.
libertad. El ejemplo de la prohibición de la coacción presentado más arri- Es trivial señalar que una situación total de libertad, que no es más que
ba144, lo pone claramente de manifiesto. La prohibición de la coacción la situación correcta o justa de la sociedad, no puede agotarse en una maxi-
priva a todos de la libertad jurídica de coaccionar y, en esta medida, res- mización de la libertad jurídica negativa que consista en la ausencia de
tringe la libertad negativa de todos. No obstante, al mismo tiempo, au- mandatos y prohibiciones. Sin libertad frente a la intervención de sujetos
menta la libertad negativa de todos en la medida en que, en la relación jurídicos de igual jerarquía (libertad negativa en la relación entre iguales),
ciudadano/ciudadano, conduce a que el individuo, en la elección de múl- sin las competencias jurídicas para participar en la formación de la volun-
tiples alternativas de acción se vea expuesto a coacciones por parte de tad colectiva (libertad negativa democrática), sin un cierto grado de ausen-
sus conciudadanos en mucha menor medida a lo que sucedería si no ri- cia de situaciones económicas deficitarias (libertad negativa social) y tam-
giese la prohibición de coacción. Por múltiples y manifiestas razones, la bién sin las acciones de participación en la comunidad política, realizadas
situación en la que se está libre de la coacción por parte de los conciuda- sobre la base de la convicción y la responsabilidad (libertad positiva de-
danos tiene que valorarse como mejor que una situación en la que existe mocrática)145, no puede haber ninguna situación total de libertad. A esto se
la libertad de coaccionar a los conciudadanos. Por ello, la primera puede agrega que no sólo los derechos subjetivos y las competencias, al igual que
calificarse como una «situación más libre» y puede decirse que en ella las acciones individuales, son las condiciones de su existencia, sino que
impera «más libertad». Sin embargo, esto no modifica en nada el hecho también lo son numerosas propiedades de la organización del Estado y de
de que el plus de libertad es producido por medio de la introducción de la sociedad, que se extienden desde la división de poderes hasta la estruc-
no libertades jurídicas. Negarlo significaría no llamar a las cosas por su tura pluralista de los medios de comunicación. Sin embargo, así como es
nombre y provocar una confusión conceptual. En los casos claros, como seguro que la sola libertad negativa no puede constituir la situación total de
los de la prohibición de la coacción, esto puede no causar mayores daños. libertad, así también lo es que sin ella una situación total no puede nunca
llevar el calificativo positivo «de libertad». Ya por razones conceptuales,

P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie, pág. 152.


Capítulo 6. III. Con respecto a la clasificación de las libertades, cfr. supra págs, Capítulo 4. II. 2.1.

332 333
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

presenta dificultades una situación en la que no existe ninguna libertad ne- 4. E L DERECHO GENERAL DE LIBERTAD Y OTRAS NORMAS
gativa, en la que, por lo tanto, toda acción concebible está ordenada o CONSTITUCIONALES
prohibida146. En todo caso, una situación semejante no sería una situación
de libertad. Desde luego, esta idea no constituye más que un primer paso Hay que tomar más en serio una cuarta objeción. Ella aduce que el
hacia el conocimiento de la importancia de la libertad negativa para la si- derecho general de libertad, debido a su supuesto de hecho extremada-
tuación de libertad. Una situación de libertad presupone no sólo que exis- mente amplio, que comprende no sólo toda acción sino también toda si-
ten algunas libertades negativas sino, además, que sólo se intervendrá en tuación y posición jurídicas del titular del derecho fundamental148, y a
una libertad del individuo o en una situación en la que se encuentre y en causa de su cláusula restrictiva que permite una intervención no sólo
las posiciones jurídicas que tenga, si existen razones que justifiquen la in- siempre sino sólo cuando ésta es formal y materialmente conforme a la
tervención. No obstante, esto es justamente lo que exige el derecho general Constitución149, conduce a un derecho fundamental a la conformidad con
de libertad. Por lo tanto, este es un elemento constitutivo necesario de la la Constitución de toda la actividad estatal150. Un derecho fundamental
situación total de libertad. semejante significaría la «subjetivización de principios constitucionales
Así pues, el derecho general de libertad introduce una parte de la liber- jurídico-objetivos»151 y conduciría procesalmente a una inaceptable am-
tad del estado de naturaleza así como una parte del aseguramiento del sta- pliación del ámbito del recurso de amparo152.
tus quo en la situación total de libertad. En contra de esto no se puede adu-
cir la imagen del individuo aislado. Por medio de la ley de la ponderación,
el derecho general de libertad se introduce en la situación total de libertad, 4.1. Normas de competencia
de forma tal que la «referencia de la persona a la comunidad y su vincula- Con toda agudeza se muestran los problemas a los que hace referen-
ción con ella» puede, por una parte, tenerse en cuenta sin mayor problema cia esta objeción en los casos en los que se supone una vulneración del
y, por otra, se mantienen los elementos de libertad necesarios para la «in- derecho fundamental del artículo 2 párrafo 1 LF debido a una violación
dependencia de la persona»147, incluso en las condiciones modernas. de una norma de competencia dirigida al Estado. Instructiva al respecto
es la Sentencia sobre la Ley de ingenieros153. El Tribunal Constitucional
146 Federal fundamenta en ella la vulneración del derecho fundamental sólo
Esta situación no puede crearse por medio de la mención de cada acción concreta
en una norma. Esto presupondría que es posible confeccionar una lista completa de todas por el hecho de que la regulación de la designación profesional «ingenie-
las acciones concebibles, lo que es imposible. Por lo tanto, esta situación puede lograrse ro», prevista en aquella ley, no cae dentro de la competencia del legisla-
sólo por medio de normas de un grado superior de generalidad. Tienen que quedar exclui- dor federal sino de los parlamentos del respectivo Estado federado. Pue-
das las normas «Lo que no está ordenado está prohibido» y «Lo que no está prohibido está de preguntarse qué tiene esto que ver con el derecho fundamental a la li-
ordenado». Si una acción h hasta ahora no ha estado ni ordenada ni prohibida, es decir, si bertad general de acción ¿Por qué una norma dictada por el Parlamento
hasta ahora ni su realización (h) ni su no realización (ph) estaba ordenada, o ni su no reali-
zación (-'h) ni su realización (h) estaba prohibida, entonces la primera de estas normas con- de un Estado federado no ha de vulnerar el derecho general de libertad y,
duce a que tanto h como ^h están prohibidas y la segunda a que tanto h como -7t están orde- en cambio, este derecho es vulnerado cuando la dicta el legislador fe-
nadas. En cada caso surge una contradicción. Esta contradicción puede evitarse fácilmente deral?
con una norma semejante como «Lo que no está ordenado hacer u omitir está ordenado ha-
cer (prohibido hacer)». Ciertamente una norma semejante elimina muchas libertades pero,
tiene sus límites en mandatos que pueden ser cumplidos de varias maneras. Además, hay
que preguntar si la situación por ella creada tiene sentido. Dudoso es también si todas las li- 148
Especialmente clara se vuelve la amplitud del supuesto de hecho cuando el Tribu-
bertades pueden eliminarse por medio de una norma teleológica de la forma «Lo que pro- nal Constitucional Federal recurre a la fórmula de la desventaja; cfr. BVerfGE 29, 402
mueve mejor que cualquier otra alternativa la situación S está ordenado» o por una norma (408) en donde se habla de un «derecho fundamental del ciudadano a que le pueda ser im-
deontológica de la forma «Está siempre ordenado lo que en sí mismo es mejor». Puede puesta una carga sólo sobre la base de aquellas prescripciones acordes formal y material-
aducirse argumentos a favor de la hipótesis según la cual para cada objetivo o para cada mente con la Constitución». Cfr., además, BVerfGE 9,83 (88); 19,206, (215): 42,20 (27).
conjunto de objetivos, existen alternativas de acción neutrales con respecto al objetivo y 149
Cfr. BVerfGE G, 32 (41); 42, 20 (27).
existen acciones para las cuales es válido que, ni su realización, ni su omisión, es en sí mis- 150
Cfr., sobre todo, W. Schmidt, «Die Freiheit vor dem Gesetz», pág. 68.
ma mejor. Así, pues, puede suponerse que no existe ningún sistema normativo no contra- 151
R. Scholz, «Das Grundrecht auf freie Entfaltung der Persónlichkeit», pág. 84.
dictorio y con sentido, en el que no exista ninguna libertad. 152
Ibídem, pág. 84, con abundantes referencias bibliográficas.
147 153
BVerfGE4,7(15s.). BVerfGE 26, 246.

334 335
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

En primer lugar, en la respuesta a esta pregunta hay que señalar que el círculo de normas constitucionales que tienen alguna función de pro-
el «examen formal de la intervención»154 no es ninguna peculiaridad del tección de la respectiva libertad es muy amplio. A pesar de la amplia
derecho general de libertad. El Tribunal Constitucional Federal también equivalencia en los resultados, no es en modo alguno indiferente por cuál
lo lleva a cabo cuando se trata de derechos fundamentales especiales155. de estas tesis uno se decida. La tesis de la protección de la libertad justifi-
Por lo tanto, la pregunta tiene que ser: ¿por qué hay que adscribir a las ca el tratamiento de las posiciones formales como posiciones de derecho
disposiciones de derecho fundamental posiciones formales, además de fundamental. Esta justificación puede apoyarse en el «significado prima-
las materiales, es decir, posiciones que apuntan, por ejemplo, a que se rio» de los derechos fundamentales como posiciones individuales15* y
respeten las disposiciones procedimentales y formales del Estado de de- aducir que, sin las posiciones formales, surgiría una laguna en la protec-
recho, tales como el mandato de determinación? Dos respuestas son con- ción iusfundamental de la libertad. A esto se agrega un segundo aspecto:
cebibles. Según la primera —que podría denominarse como «la tesis del la tesis de la protección de la libertad exige que las normas constituciona-
Estado de derecho»— las posiciones formales son la expresión de un de- les que hay que examinar dentro del marco del examen de derecho fun-
recho subjetivo al respeto del Estado de derecho en todas las intervencio- damental, cumplan una función protectora de la libertad con respecto a la
nes estatales156. En la medida en que se afecta un derecho fundamental correspondiente libertad individual. Por ello, hay que restringir la fórmu-
especial, este derecho se vincula con aquél; en la medida en que no es la de la Sentencia del caso Elfes. Una condición necesaria para no vulne-
afectado ningún derecho fundamental especial, ese derecho es conferido rar el derecho de libertad no es que se respeten todas las normas constitu-
por el artículo 2 párrafo 1 LF. No interesa aquí una relación interna con el cionales, sino tan sólo que se respeten las normas constitucionales pro-
respectivo principio de derecho fundamental. Más bien, el derecho al res- tectoras de la libertad individual en el caso respectivo. Habrá de
peto de los principios del Estado de derecho se basa en una razón propia, mostrarse que, cuando se trata de la vulneración de derechos fundamen-
es decir, la obligación del Estado, derivada del principio del Estado de tales de terceros, esta restricción no deja de tener consecuencias.
derecho, de respetar las normas de la Constitución, que se subjetiviza Sin embargo, por lo pronto, cabe constatar que, en el caso de las nor-
cada vez que el incumplimiento de esta obligación trae aparejado una mas constitucionales formales, la tesis de la protección de la libertad no
desventaja para el individuo al ser lesionado en un derecho fundamental, conduce a una restricción del alcance del examen, pues hay que partir de
por lo menos, en el derecho general de libertad. La segunda respuesta que estas normas siempre tienen también una función protectora de la li-
procura establecer una conexión entre las posiciones materiales y forma- bertad. En esta medida, la objeción de la extralimitación del recurso de
les. Según ella, una intervención en un derecho fundamental que viola amparo, como control general de normas, mantiene su objeto. No obstante,
normas de competencia vulnera este derecho fundamental porque las pierde su fundamentación. También en el caso de los exámenes formales
normas de competencia de la Constitución, al igual que las otras normas de intervención, se trata de posiciones iusfundamentales individuales. Por
de procedimiento y las disposiciones formales, cumplen, junto con otras ello, no puede hablarse peyorativamente de una «extralimitación» sino
funciones, también una función de protección de la libertad individual157. que, más bien, habría que hablar de una ampliación del ámbito del recurso
Esta concepción puede ser llamada la «tesis de la protección de la liber- de amparo iusfundamentalmente impuesta. Es verdad que, en principio, el
tad». En la mayoría de los casos, la tesis del Estado de derecho y la tesis derecho procesal tiene que seguir al derecho material y no al revés. A esto
de la protección de la libertad conducen a resultados coincidentes, pues, se agrega que el rasgo objetivo fácilmente constatable del examen formal
de las intervenciones, no contradice el objetivo del recurso de amparo.
154
Como subraya correctamente el Tribunal Constitucional Federal, el recur-
Con respecto a esta expresión, cfr. W. Schmidt, loe. cit., pág. 66. so de amparo cumple una «doble función». Es, «en primer lugar, un recurso
155
Cfr. BVerfGE 13, 181 (190); 13, 237 (239); 14, 105 (116); 15, 226 (231); 24, 367
(385); 32, 319 (326); 34, 139 (146); 40, 371 (378); 53, 1 (15). jurídico extraordinario concedido [...] al ciudadano para la defensa de sus
156
Cuando von Münch en I. v. Münch, Gntndgesetz-Kommentar, tomo 1, observación derechos fundamentales» pero, tiene, además, «la función de proteger el de-
al margen 23 con respecto al artículo 2, dice que la posición formal estaría enraizada «en recho constitucional objetivo y de servir a su interpretación y desarrollo»159.
realidad más bien en el mandato del Estado de derecho que en el artículo 2 I», pero que ten-
dría que ser adscrita al artículo 2 párrafo 1 LF porque en caso contrario surgiría «una pro-
blemática laguna en el Estado de derecho», se aproxima, por lo menos, a esta respuesta.
157 158
Cfr. J. Schwabe, «MiBdeutungen um das "Elfes-Urteü" des BVerfGE und ihre Fol- Cfr. BVerfGE 50, 290 (337).
gen» en DÓV 1973, pág. 623. 159
BVerfGE 33, 247 (258 s.).

336 337
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

En ambas funciones, lo decisivo para su admisibilidad es siempre la refe- «todas las restantes»163, es decir, con «todas las demás»164 normas cons-
rencia a un «derecho constitucional subjetivo» pues «La Ley Fundamen- titucionales materiales.
tal no admite ninguna acción populan)160. Sin embargo, la referencia a un Steiger ha objetado que, de esa manera, no puede solucionarse el pro-
derecho constitucional material subjetivo es justamente lo que, según la blema de la circularidad en el caso del artículo 2 párrafo 1 LF. La libertad
tesis de la protección de la libertad, hace que sean iusfundamentales las forma parte de la dignidad humana y ésta debe tenerse en cuenta, en todo
posiciones formales. caso, en el examen de la compatibilidad material con el orden constitu-
cional165. La concepción formal-material del derecho general de libertad
puede solucionar este problema. Según ella, la norma de la dignidad hu-
4.2. Las normas de derecho fundamental mana y la norma que confiere la libertad negativa no tienen que ser exa-
minadas en niveles diferentes. Más bien, el peso de las razones que ha-
Hasta ahora, de lo que se trataba era de la constirucionalidad formal. blan a favor de la protección del derecho fundamental resulta de la con-
Dificultades totalmente diferentes plantea el postulado de la constirucio- junción del principio de la libertad negativa y del principio de la dignidad
nalidad material, que el Tribunal pone junto a la constirucionalidad for- humana (más exactamente: de los subprincipios materiales del principio
mal161. Los problemas de la constirucionalidad formal pueden presentarse de la dignidad humana). Ambos principios, el uno sumado al otro, tienen
de una manera especialmente clara sobre la base de las normas de com- que ponderarse frente a los principios que hablan a favor de la interven-
petencia; los de la constirucionalidad material, sobre la base de las nor- ción. Sin embargo si los subprincipios materiales del principio de la dig-
mas iusfundamentales. Toda norma de derecho fundamental es una nor- nidad humana no deben ser examinados en un nivel inferior al subprinci-
ma constitucional material. Si se toma textualmente el postulado de la pio formal de la libertad, entonces, con mayor razón es válido que el
constirucionalidad material, este postulado significa que toda interven- principio de la libertad negativa no tiene que examinarse en un nivel in-
ción en la libertad negativa es una vulneración del artículo 2 párrafo 1 LF ferior al principio de la libertad negativa porque sea un subprincipio del
cuando viola alguna norma de derecho fundamental. principio de la dignidad humana. Esta forma de ver las cosas es la que
Un primer problema consiste en que esto conduce a un círculo. El ar- adopta el Tribunal Constitucional Federal cuando, en los casos en que al
tículo 2 párrafo 1 LF es, en sí mismo, una norma material de derecho principio de la dignidad humana le corresponde un peso especial dentro
fundamental. Por lo tanto, el artículo 2 párrafo 1 LF tendría que ser exa- del marco del artículo 2 párrafo 1 LF, no supone una vulneración del de-
minado dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF y, dentro de este recho fundamental del artículo 2 párrafo 1 LF debido a una violación del
examen, nuevamente tendría que examinarse el artículo 2 párrafo 1, etc. artículo 1 párrafo 1 LF, sino a una vulneración del derecho fundamental
El mismo problema surge con los derechos fundamentales especiales, del artículo 2 párrafo 1 en vinculación con el artículo 1 párrafo 1 LF.
pues, también con respecto a ellos hay que exigir la constirucionalidad Así, es posible solucionar el problema de la circularidad, que con-
formal y material de la intervención. El derecho fundamental a la propie- siste en que el derecho fundamental de un determinado titular, que hay
dad se vulneraría si se vulnerara el derecho fundamental a la propiedad y que examinar, debe justamente examinarse dentro del marco de este
la vulneración del derecho fundamental a la propiedad dependería de la mismo derecho fundamental. Sin embargo, con esto no se ha soluciona-
vulneración del derecho fundamental a la propiedad que, a su vez, depen- do todavía el problema del examen de otros derechos fundamentales
dería de la vulneración del derecho fundamental a la propiedad, etc. Así dentro del marco del derecho fundamental que hay que examinar. Se ha
como es obvio este problema, así también lo es su solución. El Tribunal objetado reiteradamente que la pertenencia de todas las normas de dere-
Constitucional Federal la formula cuando limita el concepto de orden cho fundamental al orden constitucional trae como consecuencia que
constitucional, a las normas constitucionales «fuera del artículo 2 párrafo toda vulneración de un derecho fundamental tendría que ser examinada
1 LF»162, al que tiene que corresponder la intervención y, dentro del mar-
co del examen del artículo 14 LF, no exige acuerdo con todas sino con
163
BVerfGE 21, 150 (155); 34, 139 (146) (subrayado de R. A.).
160 164
BVerfGE 45, 63 (74 s.). BVerfGE 26, 215 (222) (subrayado de R. A.).
161 165
BVerfGE 6, 32 (41). H. Steiger, «Institutionalisierung der Freiheit?» en H. Schelsky (comp.), Zur Theo-
162 ríe der Institution, Dusseldorf 1970, pág. 97.
BVerfGE 17, 306 (313); 9, 137 (146) (subrayado de R. A.).

338 339
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF166. Todo examen de un de- carácter de las normas de derecho fundamental como reglas y princi-
recho fundamental podría comenzar y terminar con el artículo 2 párrafo pios171, estas acentuaciones tienen el carácter de reglas. Por ello, si hu-
1 LF y todos los recursos de amparo podrían apoyarse en el artículo 2 biera que examinar los derechos especiales de libertad del mismo titular
párrafo 1 LF167. Efectivamente, existen decisiones del Tribunal Consti- de derecho fundamental dentro del marco del derecho general de liber-
tucional Federal que refuerzan esta impresión. Así, el Tribunal Consti- tad, habría, por una parte, que ponderar dos veces el principio de la li-
tucional Federal, en la Sentencia sobre la Ley de transacciones inmobi- bertad negativa, lo que sería disparatado, y, por otra, existiría el peligro
liarias, examina el artículo 14 dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 de que fueran dejadas de lado decisiones del Constituyente que tienen
LF168 y en la Sentencia sobre el derecho de adopción constata que el ar- el carácter de reglas.
tículo 2 párrafo 1 LF, no se vulnera, entre otras razones, porque no se Lo dicho debe aplicarse también a los derechos especiales de libertad
han vulnerado derechos fundamentales169. tácitos cuando éstos están jurisprudencialmente tan afianzados que pue-
En el problema del examen de otros derechos fundamentales dentro den equipararse a los derechos especiales de libertad expresos; esto es
del marco del artículo 2 párrafo 1 LF, hay que distinguir si se trata de válido especialmente para el derecho general a la personalidad y los de-
otros derechos fundamentales del mismo titular o de derechos fundamen- rechos concretos adscritos a él172. Debido a su afianzamiento jurispruden-
tales (incluido el del artículo 2 párrafo 1 LF) de otros titulares. Si se trata cial, el derecho general a la personalidad tiene que ser tratado como lex
de otros derechos fundamentales del mismo titular, hay nuevamente que specialis y, por ello, tiene que ser examinado antes y no en el marco del
distinguir si se trata de derechos de libertad o de derechos que no son de- derecho general de libertad. Su relación con los derechos especiales de
rechos de libertad. libertad expresos corresponde a la que existe entre los propios derechos
En el caso de otros derechos de libertad del mismo titular, es posible especiales de libertad expresos.
reducir el problema del examen de derecho fundamental dentro del exa- Más difícil es el asunto en el caso de los derechos fundamentales
men de derecho fundamental haciendo referencia a la subsidiariedad del del mismo titular que no son derechos de libertad, sobre todo en el caso
artículo 2 párrafo 1 LF frente a los derechos especiales de libertad170. Lo del derecho general de igualdad. El examen de la libertad no incluye el
que cae bajo el supuesto de hecho de un derecho especial de libertad ya examen de la igualdad y el de ésta tampoco el de aquélla. Una interven-
no debe ser examinado en virtud de la regla de subsidiaridad, sobre la ción puede vulnerar la libertad pero no la igualdad, porque todos pue-
base del artículo 2 párrafo 1 LF. Así pues, el problema del examen de de- den ser tratados de la misma manera vulnerando su libertad y se puede
recho fundamental dentro del examen de derecho fundamental no puede vulnerar la igualdad pero no la libertad porque los tratamientos desi-
ya presentarse. Ésta no es, en modo alguno, sólo una solución técnica guales, tomados en sí mismos, pueden no vulnerar la libertad pero, en
del problema. La regla de subsidiaridad expresa una intelección concre- su relación recíproca, vulnerar la igualdad. Esto es válido, en todo caso,
ta. El supuesto de hecho del derecho general de libertad comprende to- cuando el principio general de igualdad no se interpreta como una
dos los supuestos de hecho de los derechos especiales de libertad. Si no prohibición de arbitrariedad independiente de la comparación entre pa-
existieran los derechos especiales de libertad, el artículo 2 párrafo 1 LF res, que hace que toda vulneración del derecho de libertad vulnere tam-
protegería —aun cuando, en parte, con diferente intensidad— lo que bién la igualdad, por ser arbitraria, y cuando no se concibe de antemano
aquellos protegen. Los derechos especiales de libertad son expresión de al derecho general de igualdad como un elemento de los derechos de li-
decisiones del Constituyente en el ámbito del principio de la libertad bertad. Por ello, la idea de la subsidiariedad no desplaza al artículo 3 LF
negativa. Expresan el principio de la libertad negativa con determina- del artículo 2 párrafo 1 LF al igual que tampoco lo hace de los otros de-
dos acentos. Tal como se mostrara anteriormente en la teoría del doble rechos de libertad. Esta idea permitiría, pues, examinar el derecho ge-
neral de igualdad siempre dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF
y también dentro del marco de los otros derechos de libertad. Sin em-
166
Cfr. W. Schmidt, «Die Freiheit vor dem Gesetz», págs. 50, 52; R. Scholz, «Das bargo, en contra de esto hablan tanto un argumento de derecho positivo
Grundrecht der freien Entfaltung der Persónlichkeit», pág. 286.
167
P. Lerche, Übermafiund Verfassungsrecht, pág. 299, nota 158.
168
BVerfGE21,73(79,87).
169
BVerfGE 24, 220 (235); cfr, además, E 10, 354 (363). 171
Capítulo 3. II. 3.3.
170
Cfr. BVerfGE 32, 98 (107). 172
Cfr. supra, Capítulo 7. III. 2.2.

340 341
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

como un argumento de funcionalidad. Como el Constituyente ha esta- un examen de proporcionalidad dentro del marco del artículo 2 párrafo 1
tuido el derecho general de igualdad, él se ha decidido a favor de que LF175. Esto es correcto si existe una razón suficiente para tratar de manera
los ciudadanos tengan la posibilidad de invocar este derecho como de- diferente las normas de competencia y los derechos fundamentales de
recho fundamental independiente. Por lo tanto —siempre que no exis- terceros en el examen que se lleva a cabo sobre la base del artículo 2 pá-
tan razones vinculantes en contra— debe ser examinado como derecho rrafo 1 LF. Tal razón existe. Las normas de competencia tienen —aun
fundamental independiente, es decir, no dentro del marco del artículo 2 cuando en un sentido abstracto— un carácter de protección de la libertad
párrafo 1 LF o de algún otro derecho de libertad. No puede aducirse ra- con relación al derecho general de libertad de cada cual. En cambio, el
zones vinculantes para examinar el derecho general de igualdad dentro derecho fundamental de libertad del ejercicio de la profesión de los pro-
del marco del artículo 2 párrafo 1 LF, pues es posible, pero no necesa- pietarios de comercios, tiene un carácter de protección de la libertad sólo
rio, proceder de esta manera. El concepto del orden constitucional, en con relación a la libertad de profesión de los propietarios de comercios
el sentido del artículo 2 párrafo 1 LF, puede restringirse de forma tal pero no con relación a la libertad de compra de los clientes. Ciertamente,
que, en general, no comprenda los derechos fundamentales de igualdad aquí existen conexiones. Si una ley sobre la hora de cierre de los comer-
del mismo titular de derecho fundamental173. Una restricción semejante cios es declarada nula por vulnerar la libertad de profesión de los propie-
es funcional porque conviene no tratar diferentes puntos de vista dentro tarios de comercios, ello aumenta, al mismo tiempo, la libertad de com-
del marco de un examen total, sino sucesivamente. pra de los clientes. No obstante, esta conexión no es de un tipo tal que pa-
Queda el problema del examen de los derechos fundamentales de ter- rezca justificado inferir, de la lesión del derecho a la libertad de
ceros dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF. Instructivo al respecto profesión, la lesión del derecho a comprar. Por lo general, ambas cosas
es la Sentencia sobre la Ley de cierre de los comercios174 en la que el Tri- van juntas, pues si faltan razones suficientes para la restricción de la li-
bunal Constitucional Federal examina, sobre la base del artículo 2 párra- bertad de profesión, también faltarán, por lo general, razones suficientes
fo 1 LF, recursos de amparo interpuestos por dientas que consideran que para la restricción de la libertad de comprar. Sin embargo, esto no tiene
los comercios cierran a una hora demasiado temprana. Parece obvio exa- por qué ser siempre así. Son concebibles casos en los cuales las razones
minar una ley sobre cierre de los comercios sobre la base del artículo 12 del legislador no bastan para una restricción de la libertad de profesión
párrafo 1 LF. Sin duda, el artículo 12 párrafo 1 LF pertenece al orden pero, sí para una restricción de la libertad de compra y viceversa. Así,
constitucional. Por ello, el Tribunal podría haber preguntado si el dere- puede suceder que una prohibición dirigida al propietario de una estación
cho general de libertad de las dientas se vulnera porque la Ley sobre cie- de servicio, fuera del horario habitual de los comercios, de vender mer-
rre de los comercios, a causa de una lesión del derecho fundamental del cancías que no tienen una relación directa con la atención técnica de los
libre ejercicio de la profesión de los propietarios de los comercios, vulne- vehículos, vulnere su derecho a la libertad de profesión porque pueda
ra el orden constitucional. Un proceder semejante habría expresado que conducir a un reducido rendimiento económico de algunas estaciones de
la vulneración de algún derecho fundamental de algún titular, es una con- servicio; pero, no vulnera el derecho de compra de los clientes, dado que
dición suficiente para la vulneración del derecho general de libertad de ellos pueden abastecerse sin mayores dificultades durante las horas habi-
otro titular cuando la acción de vulneración representa, de alguna mane- tuales de apertura de los comercios, es decir, resultan afectados en mucha
ra, un impedimento para este último. Sin embargo, el Tribunal Constitu- menor medida. Si en tales casos se considerase la vulneración del dere-
cional Federal no elige esta vía. Más bien, después de un examen formal cho fundamental del uno como suficiente para la vulneración del derecho
de la intervención sobre la base de normas de competencia, lleva a cabo fundamental de los otros, se llegaría a una participación en la protección
de los derechos fundamentales de terceros, que no está cubierta por la
propia posición iusfundamental material. Procesalmente esto tendría la
173 consecuencia de que alguien que no estuviera materialmente afectado
Aquí se trata sólo del derecho fundamental de igualdad. Puede quedar abierta la
pregunta de si el principio general de igualdad presenta un componente objetivo que debe podría proceder en contra de la lesión de derechos fundamentales de al-
separarse de los derechos fundamentales de igualdad y debe examinarse dentro del marco guien materialmente afectado, aun en el caso en que éste no lo quisiera.
del artículo 2 párrafo 1 LF. Un examen semejante no afectaría el problema de si el artícu-
lo 2 párrafo 1 LF volvería superfluo el examen de otros derechos fundamentales.
174
BVerfGE 13,230. Cfr. al respecto, referido al presente contexto, E. Hesse, Die Bin-
175
dung des Gesetzgebers an das Grundrecht des Art. 21GG, Berlín 1968, págs. 121 s. BVerfGE 13, 203 (234 ss.).

342 343
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.7. EL DERECHO GENERAL DE LIBERTAD

La solución consiste en una relativización del concepto de vulnera- ni la vulneración de otros derechos fundamentales del mismo titular ni la
ción de un derecho fundamental. De la ilegalidad de una relación jurídi- vulneración de los derechos fundamentales de otro titular deben ser exa-
ca176 no se sigue que exista ilegalidad en otra. En contra de la relativiza- minadas dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LE El concepto del or-
ción no se puede aducir que toda vulneración de un derecho fundamental den constitucional en el sentido del artículo 2 párrafo 1 LF debe ser pro-
afecta la situación iusfundamental total. Al individuo le corresponden los visto de una cláusula que excluya exámenes de derecho fundamental
derechos fundamentales referidos a él pero no un derecho fundamental a dentro del examen de derecho fundamental que dice que sólo deben ser
que no se afecte la situación iusfundamental total, que incluiría un dere- examinadas dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF aquellas normas
cho fundamental a que no se afecten los derechos fundamentales de ter- constitucionales que tienen carácter de protección de la libertad con rela-
ceros. Cuando una acción del Estado que constituye una intervención in- ción al derecho general de libertad del respectivo afectado177. Esta cláu-
justificada en un derecho fundamental de b, afecta, al mismo tiempo, un sula expresa una limitación de contenido de los derechos adscritos al ar-
derecho fundamental de a, no vulnera el derecho fundamental de a por- tículo 2 párrafo 1 LF. Tiene, por lo tanto, no sólo importancia para la téc-
que vulnere el derecho fundamental de b sino tan sólo, si no está justifi- nica del examen, sino también una importancia concreta.
cada frente al derecho fundamental de a.
Este resultado no puede rechazarse haciendo referencia al carácter
de protección de la libertad de los derechos fundamentales de b con res-
pecto a los de a. Ciertamente, los derechos fundamentales de b tienen
un efecto de protección de la libertad para los derechos fundamentales
de a en el sentido de que, en caso de una vulneración de un derecho
fundamental de b que, al mismo tiempo, constituye una intervención en
un derecho fundamental de a, la declaración de nulidad de la norma que
vulnera el derecho fundamental de b significa, al mismo tiempo, la eli-
minación de la intervención en el derecho fundamental de a. Sin embar-
go, un efecto de protección de la libertad no representa, sin más, un ca-
rácter protector de la libertad. Para ello es necesario presuponer que el
derecho fundamental de b tiene también éijín de proteger el de a. Cier-
tamente, los derechos fundamentales tienen también la finalidad de ase-
gurar una situación total de libertad, que beneficia a todos. En esta me-
dida, tienen una referencia a la situación de otros titulares de derechos
fundamentales. No obstante, no tienen la finalidad de crear posiciones
iusfundamentales individuales de otros titulares de derechos fundamen-
tales. Esta finalidad la cumplen sus derechos fundamentales. En este
sentido, existe una diferencia básica entre las normas de competencia y
los derechos fundamentales de terceros; ello justifica no examinar los
derechos fundamentales de terceros —tal como lo ha hecho el Tribunal
177
Constitucional Federal en la Sentencia sobre la Ley de la hora de cierre Esto no excluye el hecho de que el Tribunal Constitucional Federal, subrayando la
de los comercios— dentro del marco del examen de las posibles vulne- función del recurso de amparo como «medio específico de protección jurídica del derecho
raciones a los derechos fundamentales. constitucional objetivo» (BVerfGE 33, 247 (259); 45, 63 (74)), utiliza la interposición de
un recurso de amparo basado en el artículo 2 párrafo 1 LF, para examinar también derechos
Si se resume lo dicho con respecto al examen de derechos fundamen- fundamentales de terceros. Sin embargo, el recurrente no tiene ningún derecho al respecto
tales dentro del examen de derechos fundamentales, cabe constatar que y la pregunta de la vulneración de su derecho, en virtud del artículo 2 párrafo 1 LF, no de-
pende del resultado de este examen. No se excluye, además, el tomar en cuenta, dentro del
marco de un examen del artículo 2 párrafo 1 LF, el contenido jurídico-objetivo de otras nor-
mas de derecho fundamenta, cuando éstas tienen un carácter de protección de la libertad,
Con respecto al concepto de relación jurídica, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.1. referido a la respectiva libertad individual afectada.

344 345
Capítulo octavo
EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

I. LA IGUALDAD EN LA APLICACIÓN Y EN LA CREACIÓN


DEL DERECHO

Al igual que en el caso de los derechos de libertad, también en los de-


rechos de igualdad hay que distinguir entre el derecho general de igual-
dad y los derechos especiales de igualdad. Los derechos especiales de
igualdad son los estatuidos, por ejemplo, por los artículos 3 párrafo 2 y 3,
6 párrafo 5, 33 párrafos 1-3, 38 párrafo 1 LF y el artículo 136 párrafos 1
y 2 de la Constitución de Weimar en vinculación con el artículo 140 LF;
el derecho general de igualdad es estatuido por el artículo 3 párrafo 1 LF.
Aquí habrá de considerarse sólo este último.
El artículo 3 párrafo 1 LF: «Todas las personas son iguales ante la
ley», se formula con la ayuda de la fórmula tradicional1 «ante la ley».
Como lo sugiere su texto, esta fórmula se ha interpretado durante largo
tiempo exclusivamente en el sentido de un mandato de igualdad en la
aplicación del derecho2. De esta manera, por definición, el mandato de
1
Cfr. el artículo 3 de la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano de la
Constituciónfrancesade 1773; Preámbulo del Documento constitucional del Reino de Ba-
viera del 26.5.1818; artículo 6 de la Constitución de Bélgica del 7.2.131; artículo 137, pá-
rrafo 3 de la Constitución de la Paulskirche; artículo 4, frase 1 de la Constitución de Prusia
del 31.1.1850; artículo 109, párrafo 1 de la Constitución de Weimar. Con respecto a la his-
toria de esta fórmula, cfr. H. P. Ipsen, «Gleichheit» en Grundrechte, editado por F. L. Neu-
mann/H. C. Nipperdey/U. Scheuner, tomo 2, Berlín 1954, págs. 115 s.; K. Schweiger, «Zur
Geschichte und Bewertung des Willkürverbots» en Verfassung und Verfassungsrechtspre-
chung, Fschr. zum 25-jáhrigen Bestehen des BayVGH, Munich 1972, págs. 57 ss.
2
Cfr. G. Anschütz, Die Verfassung des Deutschen Reiches, 14 edición, Berlín 1933,
art; 109, notas 1, 2 (págs. 522 ss.); J. Hatschek, Deutsches und Preufiisches Staatsrecht,
tomo 1,2.a edición, Berlín 1930, pág. 243; R. Thoma, «Die juristische Bedeutung der grun-

347
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

igualdad en la aplicación del derecho puede vincular sólo a los órganos LF que vincula a los tres poderes, es decir, también al legislador, a los
que aplican el derecho pero no al legislador3. Anschütz formula breve- «derechos fundamentales subsiguientes». Segundo, contradiría la volun-
mente su sentido de la siguiente manera: «Las leyes deben aplicarse sin tad del Constituyente que habría formulado la vinculación del legislador
tomar en cuenta la persona»4. En sus detalles, el mandato de igualdad en justamente al principio de igualdad8 y que habría renunciado a una for-
la aplicación del derecho presenta una estructura complicada, por ejem- mulación semejante, sólo porque ella era superflua desde el punto de vis-
plo, cuando para la precisión de conceptos vagos, ambiguos y valorativa- ta del artículo 1 párrafo 3 LF. Tercero, contradiría la idea de los derechos
mente abiertos, así como para el ejercicio de competencias discresiona- fundamentales que expresan una desconfianza frente al legislador9, lo
les, exige reglas referidas a casos concretos5. Sin embargo, el núcleo es que implica que las leyes por él dictadas —cuando ello es posible de ma-
simple. Exige que toda norma jurídica sea aplicada a todo caso que cae nera racional— deben ser sometidas a un control de derecho fundamen-
bajo su supuesto de hecho y a ningún caso que no caiga bajo dicho su- tal. Habrá que exponer que es posible un control racional sobre la base
puesto, es decir, que las normas jurídicas tienen que ser obedecidas6. Sin del principio de igualdad.
embargo, que las normas jurídicas deban ser obedecidas, es algo que Justo en este sentido, el Tribunal Constitucional Federal consideró en
ellas mismas ya establecen, al expresar un deber ser. En esta medida, el sus primeras decisiones, como algo evidente, la vinculación del legisla-
mandato de igualdad en la aplicación del derecho exige tan sólo aquello dor al principio de igualdad, es decir, la interpretación del artículo 3 pá-
que, de todas maneras, es válido si las normas jurídicas son válidas7. Este rrafo 1 LF, no sólo como mandato de igualdad en la aplicación del dere-
mandato refuerza la vinculación de los órganos de aplicación del derecho cho sino también como mandato de igualdad en la creación del dere-
a las normas dictadas por el legislador, sin establecer exigencias con res- cho™. En puntos esenciales podía apoyarse aquí en algunos trabajos pre-
pecto al contenido de estas normas, es decir, sin vincular al legislador. El vios de la época de Weimar11, sobre todo en los de Leibholz12. Con la ex-
legislador puede discriminar como quiera, y en la medida en que sus nor- cepción de unas pocas opiniones13, en lo que concierne a los lincamientos
mas discriminatorias se apliquen en todos los casos, se cumple con el generales, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal ha en-
mandato de igualdad en la aplicación del derecho. contrado consenso o ha sido simplemente aceptada. Ella será el objeto
En contra de la limitación del significado del artículo 3 párrafo 1 LF central de las reflexiones siguientes acerca de la estructura del derecho
al mandato de igualdad en la aplicación del derecho, puede aducirse ar- general de igualdad.
gumentos fuertes. El artículo 3 párrafo 1 LF sería una disposición de de-
recho fundamental que no podría vincular al legislador y, por lo tanto,
tampoco lo vincularía. Esto contradiría, primero, el artículo 1 párrafo 3

8
drechtlichen Sátze der deutschen Reichsverfassung im allgemeinen», pág. 23; Id., Cfr. JóR 1 (1951), págs. 66 ss. Cfr. al respecto, C. Starck, «Die Anwendung des
«Ungleichheit und Gleichheit im Bonner Grundgesetz» en DVBl 1951, págs. 457 ss. Gleichheitsaatzes» en C. Link (comp.), Der Gleichheitssatz im modernen Verfassungstaat,
3 Baden-Baden 1982, págs. 52 s.
C. Schmitt, Unabhángigkeit der Richter, Gleichheit vor dem Gesetz und Gewáhrleis- 9
tungdes Privateigentums nach der Weimarer Verfassung, Berlín/Leipzig 1926, págs. 22 s., Cfr. J. H. Ely, Democracy and Dristrust, Cambridge, Mass./Londres 1980.
10
ha observado que la igualdad ante la ley presupone que la ley es aplicable a más de una per- Cfr. BVerfGE 1, 14 (52), jurisprudencia permanente.
11
sonajes decir, que no es una norma individual (orden individual) y, por ello, fundamenta un Cfr. H. Triepel, Goldbilanlzenverordnung und Worzugsaktien, Berlín/Leipzig 1924,
mandato de praxis universal de formulación normativa dirigido al legislador. Sin embargo, págs. 26 ss.; E. Kaufmann, «Die Gleichheit vor dem Gesetz im Sime des Art. 109 der
el mandato dirigido al legislador no es parte del mandato de igualdad en la aplicación de la Reichsverfassung» en WDStRL (1927), págs. 2 ss., H. Aldag, Die Gleichheit vor dem Ge-
ley dirigido a los órganos de aplicación del derecho, sino un mandato que es válido para un setz in der Reichverfassung, Berlín 1925, págs. 51 ss.; G. Holstein, «Von Aufgaben und
aspecto formal de la igualdad en la formulación del derecho. Zielen heutiger Staatsrechtswissenschaft» enAóR 50 (1926), págs. 3 ss.
12
4
G. Anschütz, Die Verfassung des deutschen Reiches, artículo 109, nota 1 (pág. 523). G. Leibholz, Die Gleichheit vor dem Gesetz (1925), 2.a edición, Munich/Berlín
5
Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 273 ss. H.-J. Koch/H. 1959.
13
RüBmann, Juristische Begründungslehre, págs. 113 s., 236 ss.
6
Cfr. N. Luhmann, Grundrechte ais Institution, 2.a edición, Berlín 1974,
Cfr. Ch. Perelman, «Eine Studie über die Gerechtigkeit» en Id., Über die Gerechtig- págs. 167 ss.; E. Forsthoff, Der Staat derIndustriegesellschaft, págs. 134 ss.; E. Eyermann,
keit, Munich 1967, pág. 55: «La igualdad de trato es sólo una consecuencia lógica de que «Gleichheitssatz, Wurzel des Willkürverbots?» en Verfassung und Verfasssungsrechtspre-
uno se atiene a la regla.» chung, Fsch. zurm 25-jahrigen Bestehen des BayVGH, Munich 1972, págs. 45 ss.; K. Se-
7
Cfr. H. Kelsen, Reine Rechtslelhre, pág. 146. weiger, «Zur Geschichte und Bewertung des Willkürverbots», págs. 55 ss.

348 349
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

II. LA ESTRUCTURA DEL MANDATO DE IGUALDAD das las diferenciaciones y todas las distinciones. Cabe preguntarse si, y
EN LA CREACIÓN DEL DERECHO cómo puede encontrarse una vía intermedia entre estos extremos. Una
clave al respecto la ofrece la fórmula clásica: «Hay que tratar igual a lo
igual y desigual a lo desigual»15, que —en múltiples variaciones y com-
El mandato de igualdad en la creación del derecho exige que todos plementaciones— constituye la columna vertebral de la jurisprudencia
sean tratados igual por el legislador. Pero, ¿qué significa esto? del Tribunal Constitucional Federal sobre el artículo 3 párrafo 1 LF.
Es fácil decir qué es lo que esto no puede significar. No puede signi- La fórmula «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual»
ficar ni que el legislador tiene que poner a todos en las mismas posicio- puede interpretarse de dos maneras totalmente distintas. La primera in-
nes jurídicas ni que tenga que procurar que todos presenten las mismas terpretación la limita al postulado de una práctica de decisión universa-
propiedades naturales y se encuentren en las mismas situaciones fácticas. lista16. Para el legislador, esto significa que las normas por él dictadas tie-
El legislador no sólo puede establecer el servicio militar sólo para los nen que tener la forma de normas universales condicionadas, es decir, la
adultos, penas sólo para los delincuentes, impuestos según el monto de forma: «Para todo JC es válido que si x tiene las propiedades PUP2,..., PM
los ingresos, ayuda social sólo para los necesitados y condecoraciones entonces está ordenado que para x valga la consecuencia jurídica C».
sólo para ciudadanos distinguidos, sin violar el principio de igualdad; tie-
ne también que hacerlo si no quiere dictar normas no funcionales (por Las normas de esta forma tratan a todas las x igual en la medida en
ejemplo, una obligación de prestar el servicio militar dirigida a los ni- que para todas las x, si son iguales con relación a Pu P2,.., PM prevén la
ños), disparatadas (por ejemplo, penas para todos) e injustas normas (por misma consecuencia jurídica. No puede haber ninguna duda de que un
ejemplo, de pago de impuestos per cápita)14. La igualdad de todos con postulado de este tipo, que corresponde al principio de universalidad de
respecto a todas las posiciones jurídicas conduciría no sólo a normas no Haré17 y al principio de la justicia formal de Perelman18, formula un pos-
funcionales, disparatadas e injustas, sino que también eliminaría los pre- tulado básico de la racionalidad practica19 que es válido tanto para el le-
supuestos para el ejercicio de competencias. Todo elector debería ser gislador como para quien aplica el derecho; pero, tampoco puede haber
también elegido y todo subordinado debería ser también jefe. Todo ven- ninguna duda de que con este postulado no se ha ganado mucho. Este
dedor tendría no sólo el derecho a que se le pague el precio de venta sino postulado no dice nada acerca de cómo deben ser tratados qué individuos
también el deber de pagarlo, etc. Igualmente claro es que el principio de con qué propiedades20. Si el principio general de igualdad se limitara a
igualdad no puede exigir la igualdad en todas las propiedades naturales y una práctica universalista de decisión, el legislador podría llevar a cabo
en todas las situaciones fácticas en las que se encuentran los individuos. cualquier discriminación sin violarlo, siempre que lo presentara bajo la
Quizás las diferencias en la salud, la inteligencia, la belleza, pueden has- forma de normas universales, algo que siempre es posible. Bajo esta in-
ta cierto punto ser reducidas o compensadas pero, su eliminación tropie- terpretación, la legislación nacionalsocialista contra los judíos no vulnera
za con límites naturales. A ello se agrega que la creación de una coinci- la fórmula «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual21.
dencia de todos, desde todos los puntos de vista, aun cuando fuera posi-
ble, no sería deseable. La coincidencia de todos, desde todos los puntos 15
Cfr. Matón, Leyes, VI 757; Aristóteles, Política III9 (1280x): «Por ejemplo, parece
de vista, tendría como consecuencia que todos querrían hacer lo mismo. que la justicia consiste en igualdad, y así es, pero no para todos, sino para los iguales; y la
Sin embargo, si todos hacen lo mismo, sólo es posible lograr un nivel in- desigualdad parece ser justa, y lo es en efecto, pero no para todos, sino para los desigua-
telectual, cultural y económico muy limitado. les»; Id., Ética Nicomáquea, V 6 (1131 a).
16
Para una tal interpretación, cfr. H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 392 ss.
Por lo tanto, el principio general de igualdad dirigido al legislador no 17
Cfr. R. M. Haré, Freedom ancl Reason, págs. 30 ss.
puede exigir que todos deban ser tratados exactamente de la misma ma- 18
Cfr. Ch. Perelman, «Eine Studie über die Gerechtigkeit», pág. 58.
19
nera y tampoco que todos deban ser iguales, desde todos los puntos de 20
R. Alexy, Thorie der juristischen Argumentation, págs. 90 ss.
vista. Por otra parte, si ha de tener algún contenido, no puede permitir to- Cfr. C. Starck, «Die Anwendung des Gleichheitssatzes», págs. 58 s.; O. Weinherger,
«Gleichheitspostulate» en Id., Logische Analyse in der Jurisprudenz, Berlín 1979,
pág. 159.
21
Si se interpreta la máxima «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual»,
14
Cfr. H. Kelsen, «Das Problem der Gerechtigkeit» en Id., Reine Rechtslehre, en el sentido de un postulado de praxis universal de decisión, la segunda parte de la máxi-
pág. 391; A. Podlech, Gehalt und Funktionen des allgemeinen verfassungsrechtlichen ma plantea problemas. Si tanto a como b han cometido una estafa, de acuerdo con el § 263,
Gleichheitssatzes: Berlín 1971, págs. 44 s.; H. P. Ipsen, «Gleichheit», pág. 141. párrafo 1 del Código Penal alemán —prescindiendo de otras normas penales— tienen que

350 351
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

Se logra una vinculación material del legislador, sólo si la fórmula bos sean penados por cometer hurto. Por lo tanto, «igual» y «desigual»
«Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual» no se interpreta en la fórmula «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual»
como una exigencia relativa a la forma lógica de las normas, sino como deben ser entendidos de una manera diferente a una igualdad o desigual-
una exigencia relativa a su contenido, es decir, no en el sentido de un dad fácticas, desde algún punto de vista. Dado que no existen dos perso-
mandato de igualdad formal sino material. Los problemas de una inter- nas o dos situaciones humanas entre las cuales no exista tanto una igual-
pretación semejante resultan de que —como lo observa correctamente el dad fáctica parcial como una desigualdad fáctica parcial, todo tendría
Tribunal Constitucional Federal22—, nunca dos personas o dos situacio- que tratarse siempre, al mismo tiempo, como igual y como desigual, si la
nes vitales personales son iguales desde todos los puntos de vista23. La fórmula se refiriese a la igualdad y desigualdad fáctica parcial, desde al-
igualdad, al igual que la desigualdad, entre los individuos y las situacio- gún punto de vista.
nes humanas, siempre es igualdad y desigualdad con respecto a determi- Dado que no existe tanto una igualdad como una desigualdad, desde
nadas propiedades. Los juicios de igualdad que constatan la igualdad con todos los puntos de vista (igualdad/desigualdad fáctica universal) entre
respecto a determinadas propiedades, son juicios sobre relaciones triádi- los individuos y las situaciones humanas y, dado que la igualdad (desi-
cas24: a es igual a b con respecto a la propiedad P (propiedades Pu P2,..., gualdad) fáctica parcial, desde algún punto de vista, no basta como con-
Pn). Este tipo de juicios son juicios de igualdad parcial, es decir, juicios dición de aplicación de la fórmula, ésta puede referirse sólo a una cosa:
acerca de una igualdad fáctica referida sólo a algunas y no a todas las la igualdad y la desigualdad valorativa. Si ha de ser posible un orden ju-
propiedades del par de comparación. Tales juicios son verdaderos si tanto rídico diferenciado, la igualdad (desigualdad) valorativa tiene que relati-
a como b poseen la propiedad P (las propiedades Pu P2l..., P„). Lo mis- vizarse de dos maneras. Ella tiene que ser una igualdad valorativa relati-
mo es válido en relación con los juicios de desigualdad. va a igualdades (desigualdades) fácticas parciales pues si se agotara en
Los juicios de igualdad fáctica parcial no dicen todavía nada acerca una igualdad valorativa sin más de los individuos, no podría contribuir
de si está ordenado un trato igual o uno desigual. La igualdad fáctica par- en absoluto a la fundamentación de tratos diferenciados. Tiene que ser,
cial es conciliable con un trato desigual y la desigualdad fáctica parcial, además, una igualdad valorativa relativa a determinados tratos, pues, si
con un trato igual. Que a sea un marinero al igual que b no excluye la po- no lo fuera, no podría explicarse por qué dos personas que, desde un pun-
sibilidad de que a sea penado por cometer hurto pero b no. Que a sea un to de vista, tienen que ser tratadas igualmente, no han de ser tratadas
marinero y b un empleado de banco no excluye la posibilidad de que am- igualmente, desde todos los puntos de vista. A estas dos relativizaciones,
que son las condiciones para que un trato diferenciado sea posible, se
agrega una tercera, la relativización con respecto a un criterio de valora-
ser tratados de igual manera, en el sentido de que ambos deben ser castigados con una pena
ción que permite decir qué es valorativamente igual y desigual. La frase
de prisión de hasta cinco años o que deben ser multados. En este sentido es válido que lo «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual» no contiene un
igual debe ser tratado igual. En este sentido es también válido que si a ha cometido una es- criterio semejante sino que su aplicación lo presupone. La igualdad ma-
tafa y b no, ambos tienen que ser tratados desigualmente con respecto al § 263, párrafo 1 terial conduce, entonces, necesariamente al asunto de la valoración co-
del Código Penal. En este sentido, es correcto que lo desigual tiene que ser tratado desi- rrecta y, con ello, a la pregunta de qué es una legislación correcta, razo-
gualmente. Pero no es válido que si b, a diferencia de a, no ha cometido una estafa, es decir,
es diferente de a con respecto al § 263, párrafo 1 del Código Penal, tenga siempre que ser nable o justa. Esto pone claramente de manifiesto el problema capital del
tratado de forma diferente a a, b puede haber encubierto un delito y ello también se sancio- principio general de igualdad. Es posible formularlo en dos preguntas,
na con prisión de hasta cinco años o con multa. Con respecto a las normas que formulan las estrechamente vinculadas entre sí, es decir, primero, si y en qué medida
condiciones suficientes pero no necesarias para una consecuencia jurídica, la máxima es posible fundamentar racionalmente los juicios de valor que es necesa-
«Hay que tratar igual a lo igual» es válida en la interpretación como postulado de una pra- rio llevar a cabo dentro del marco del principio de igualdad y, segundo,
xis universal de decisión, pero no la máxima «Hay que tratar desigual a lo desigual» (cfr. O.
Weinberger. «Gleichheitspostulate», pág. 150). quién ha de tener en el sistema jurídico la competencia para formular, en
22
Cfr. BVerfGE 6, 273 (280); 13, 181 (202); 13,225 (228); 50, 57 (77); 50, 177 (186); última instancia y con carácter vinculante, aquellos juicios de valor: el
53, 164(178). legislador o el Tribunal Constitucional. Con estas preguntas queda deli-
23
Aquí basta esta constatación. Con respecto a los problemas lógicos y epistemológi- mitado el campo de los problemas en el que tiene que moverse toda inter-
cos de la igualdad y la identidad, cfr. O. Weinberger, «Gleichheitspostulate», págs. 147 ss.; pretación del artículo 3 párrafo 1 LF, en cuanto norma que vincula mate-
K. Hesse, «Der Gleichheitsgrundsatz im Staatsrecht» enAóR (1951/52), págs. 172 ss.
24
Cfr. A. Podlech, Gehalt und Funktionen, págs. 30 s. rialmente al legislador.

352 353
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

III. LAS FÓRMULAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL hay que atenerse estrictamente a la limitación de la aplicabilidad del
FEDERAL principio general de igualdad a pares de comparación.
El Tribunal Constitucional Federal refiere el examen de arbitrariedad
El Tribunal Constitucional Federal intenta, con la ayuda del concepto en parte directamente a la fórmula clásica «Hay que tratar igual a lo igual
de arbitrariedad, solucionar el problema de la valoración necesariamente y desigual a lo desigual» pero, sobre todo, a dos fórmulas que surgen por
vinculado con el principio general material de igualdad. En la jurispru- medio del agregado de la expresión «esencial» o de las expresiones
dencia del Tribunal sobre la arbitrariedad es posible encontrar dos líneas «esencial» y «arbitrariamente». Por lo pronto, habrán de interesar sólo
de interpretación. La primera sostiene que en la aplicación del principio las primeras partes de estas fórmulas, referidas a lo «igual». Según ellas,
general de igualdad tiene que haber siempre un par de comparación; la al legislador le está prohibido tratar
segunda, a la que tiende la Segunda Sala, reduce el principio general de
igualdad a una prohibición general de arbitrariedad en cuya aplicación (1) «desigualmente a lo igual»28,
los pares de comparación ya no juegan ningún papel necesario25. Como (2) «desigualmente a lo esencialmente igual»29 y
ha mostrado Geiger26, en contra de la reducción del principio de igualdad
a una prohibición general de arbitrariedad, puede aducirse argumentos (3) «arbitrariamente desigual a lo esencialmente igual»30.
decisivos. El examen de igualdad no sería ya lo que indica su nombre: un Cabe preguntarse si estas diferentes formulaciones expresan normas
examen de igualdad. De que en el marco de un examen de igualdad haya diferentes.
que realizar una prueba de arbitrariedad no se sigue que el principio de La igualdad en el sentido de la primera fórmula es igualdad valorati-
igualdad exija llevar a cabo también exámenes de arbitrariedad indepen- va. También la igualdad esencial a la que se refiere la segunda fórmula
dientemente de los exámenes de igualdad. La adscripción al artículo 3 debe ser entendida como igualdad valorativa. La consecuencia jurídica
párrafo 1 LF de una prohibición general de arbitrariedad, es decir, de una
prohibición no referida a pares de comparación podría, en todo caso, es- que la segunda fórmula vincula con la igualdad esencial es la prohibición
tar ordenada, si no fuera posible llevar a cabo, de otra manera, los exá- del trato desigual. Sin embargo, esta prohibición puede ser sólo vincula-
menes de arbitrariedad con independencia de que existan pares de com- da con una igualdad valorativa, cualquiera que sea la forma cómo se es-
paración. Sin embargo, este no es, en modo alguno, el caso. El trato arbi- tablezca. Por lo tanto, igualdad valorativa e igualdad esencial en el senti-
trario de un titular de derechos fundamentales por parte del Estado, por do de la segunda fórmula, significan lo mismo. La primera y la segunda
ejemplo, un trato «que no es comprensible en una apreciación razonable fórmula expresan lo mismo de manera diferente.
de las ideas dominantes en la Ley Fundamental»27, cuando no es posible La relación entre la segunda y tercera fórmula presenta problemas.
formar ningún par de comparación, vulnera siempre algún otro derecho La tercera fórmula puede interpretarse de dos maneras. La primera inter-
fundamental del titular de derechos fundamentales, por lo menos el ar- pretación la toma literalmente. Según ella, una igualdad esencial no im-
tículo 2 párrafo 1 LF. En contra de un examen general de arbitrariedad y plica todavía ningún mandato de trato igualitario. Dos casos pueden ser
a favor de la vinculación del examen de arbitrariedad con disposiciones esencialmente iguales sin que esté ordenado tratarlos igualmente. Por lo
particulares de derecho fundamental, habla el hecho de que un examen tanto, no es válido el enunciado según la cual lo esencialmente igual tie-
general de arbitrariedad conduciría a una subsunción difícil de discernir ne que ser tratado igualmente. No está prohibido todo trato desigual de
en la cual los contenidos de las diferentes disposiciones iusfundamenta- casos esencialmente iguales, sino sólo el trato desigual arbitrario de ca-
les jugarían un papel esencial, pero apenas aprehensible. Por lo tanto, sos esencialmente iguales. Por lo tanto, según esta interpretación, por
igualdad esencial en la tercera fórmula hay que entender algo diferente
de lo que aparece en la segunda o la tercera fórmula contradice la segun-
25 da. De acuerdo con la primera interpretación, el examen de igualdad de-
Cfr. BVerfGE 42, 64 (74 ss.); 57, 39 (42). Claramente en esta dirección, G. Leib-
holz. Die Gleichheit vor dem Gesetz, pág. 72.
26 28
BVerfGE 42, 79 ss. (en disidencia). Cfr., además, las contribuciones a la discusión Cfr. BVerfGE 3, 58 (135); 9., 124 (129); 42, 64 (72).
de, por una parte, W. Geiger y, por otra, de G. Leibholz en C. Link (comp.), Der Gleich- 29
Cfr. BVerfGE 1, 14 (52); 21,6 (9); 21, 227 (234); 45, 376 (386).
heitssatz im modernen Verfassungsstaat, págs. 100 ss., 105 ss. 30
27
Cfr. BVerfGE 4,144 (155): 22. 254 (263); 42,64 (72): 49, 148 (165); 50, 177 (186);
BVerfGE 42, 64 (74). 51, 295 (300); 55, 114 (128); 57, 250 (271); 61, 138 (147).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

bería realizarse siempre en tres pasos. En el primero, habría que constatar caso de que exista igualdad esencial existe un trato desigual. Por ello,
un trato desigual y una igualdad fáctica parcial, que pueda servir como puede formularse el siguiente enunciado:
base del examen de igualdad. En un segundo paso, habría que preguntar-
se si la igualdad fáctica parcial ha de ser clasificada como esencial. Fi- (4) Existe una igualdad esencial si y sólo si un trato desigual se-
nalmente, en un tercer paso, habría que examinar si es arbitrario el trato ría arbitrario.
desigual de lo esencialmente igual. A un resultado totalmente distinto
llega la segunda interpretación. No toma literalmente la fórmula «Lo El concepto de igualdad esencial en la segunda fórmula puede, en-
esencialmente igual no debe ser tratado arbitrariamente desigual». Según tonces, definirse con la ayuda del concepto de arbitrariedad del trato de-
ella, en esta fórmula la expresión «arbitrariamente» es redundante; ello sigual.
significa que la tercera fórmula es sinónima de la segunda y, por lo tanto, También dentro del marco de la tercera fórmula: «Lo esencialmente
de la primera. El examen de igualdad tendría, pues, que realizarse en dos igual no debe tratarse de manera arbitrariamente desigual», hay que par-
pasos. En el primero, habría que preguntarse por un trato desigual y por tir de que un trato desigual arbitrario es condición suficiente y necesaria
una igualdad parcial qué pueda servir de base para el examen de igual- para la vulneración del principio de igualdad. Sin embargo, esto conduce
dad. En un segundo paso, habría que preguntarse si la igualdad parcial es a problemas con respecto al concepto de la igualdad esencial. Si ninguna
esencial, es decir, si existe una igualdad valorativa en el sentido explica- parte de la tercera fórmula ha de ser redundante, este concepto tiene que
do más arriba. determinarse de forma tal que la igualdad esencial no indique, por sí mis-
ma, el mandato de trato igual. Esto significa que —a diferencia de lo que
Para responder a la pregunta de cuál de ambas interpretaciones es la
correcta, cabe constatar, en primer lugar, que el Tribunal Constitucional ocurre en la segunda fórmula, el concepto de lo esencial no puede ser de-
Federal, también cuando parte de la segunda fórmula, que no menciona finido con la ayuda del concepto de arbitrariedad. De esta manera se
la expresión «arbitrariamente», hace depender la vulneración del princi- plantea la pregunta de qué ha de entenderse por igualdad esencial, la cual
pio de igualdad de la arbitrariedad del trato. La jurisprudencia sobre la —a diferencia de lo que sucede en la segunda fórmula— es compatible
igualdad del Tribunal Constitucional Federal tiene como hilo conductor con un trato desigual no arbitrario. Aquí puede considerarse tres posibili-
el enunciado: «se vulnera el principio de igualdad cuando para la diferen- dades: por igualdad esencial puede entenderse (1) igualdad fáctica par-
ciación legal o para otorgar un trato jurídico igual no es posible encontrar cial, (2) igualdad relevante o (3) igualdad valorativa en un sentido ideal.
una razón razonable, que surja de la naturaleza de la cosa o que, de algu- Sin embargo, ninguna de estas interpretaciones es aceptable.
na otra forma, sea concretamente comprensible, es decir, cuando la dis- La interpretación de la igualdad esencial como igualdad fáctica par-
posición tiene que calificarse como arbitraria»31. Consideremos, por lo cial tendría como consecuencia que toda coincidencia en cualquier pro-
pronto, sólo la parte de este enunciado que dice que el principio de igual- piedad debería ser calificada de «esencial»; ello traería como consecuen-
dad se vulnera cuando el trato desigual es arbitrario. Esto debe entender- cia que la característica «esencial» en la tercera fórmula sería superflua.
se de forma tal que la arbitrariedad del trato desigual sea una condición Surgiría una fórmula que podría sumarse a las tres antes mencionadas:
suficiente y necesaria para la vulneración del principio de igualdad32. (5) Lo igual no puede tratarse de una manera arbitrariamente de-
También es válido decir que se vulnera el principio de igualdad, si y sólo sigual.
si el trato desigual es arbitrario. Por otra parte, es válido que, si se parte
de la segunda fórmula se vulnera el principio de igualdad, si y sólo si en Como en esta fórmula la expresión «igual» se refiere a la igualdad
fáctica parcial y como todo lo que hay que juzgar jurídicamente coincide,
desde algún punto de vista, con todo lo que hay que juzgar jurídicamente,
es decir, el antecedente de esta fórmula está siempre satisfecho, es posi-
31
BVerfGE 1, 14 (52) jurisprudencia permanente; cfr., por ejemplo, BverfGE 60, 101 ble reducir esta fórmula al enunciado según la cual está prohibido todo
(108). trato desigual arbitrario. Sin embargo, tal como ocurriera más arriba, este
32
A veces se encuentran formulaciones en las cuales se habla de la arbitrariedad como
condición necesaria de la vulneración, cfr. BVerfGE 60, 101 (108). Sin embargo, estas for- enunciado puede utilizarse para la definición del concepto de igualdad
mulaciones no deben ser entendidas en el sentido de que la arbitrariedad es sólo una condi- esencial utilizado en la segunda fórmula. La tercera fórmula perdería, en-
ción necesaria de la vulneración. tonces, el carácter de una fórmula que compite con la segunda fórmula a

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

un mismo nivel. Si la tercera fórmula ha de ser una fórmula en la que se to, deberían ser tratados igual si su trato igual satisface postulados tales
plantea la pregunta de si ella debe preferirse frente a la segunda, hay, en- como los de la justicia o la funcionalidad en una medida mayor que su
tonces, que encontrar un concepto de igualdad esencial que, por una par- trato desigual. Si el Tribunal Constitucional Federal partiera de la versión
te, sea más fuerte que el de la igualdad fáctica parcial y, por otra, más dé- fuerte, el legislador quedaría privado de toda libertad de configuración.
bil que el concepto de la igualdad esencial definido con la ayuda del con- Como no existe un conocimiento seguro de la norma que en cada caso
cepto de arbitrariedad. Candidatos para una interpretación semejante son sea más justa y funcional, su tarea se reduciría a determinar aquello que
los conceptos de igualdad relevante y de igualdad valorativa en un senti- el Tribunal Constitucional Federal considerase que es lo más justo y fun-
do ideal. cional. No es necesario ofrecer mayor fundamentación acerca de que éste
Como igualdades relevantes pueden ser definidas todas las igualda- no puede ser el sentido del principio de igualdad.
des fácticas parciales que ameritan un examen de arbitrariedad. El con- Por ello, interesa sólo una versión débil del principio de igualdad, en
cepto de igualdad relevante es atractivo porque promete una delimitación la que se trata del respeto de los límites a la libertad de configuración del
del infinito campo de posibilidades de comparación. Su desventaja es legislador definidos por el concepto de arbitrariedad y, por lo tanto, no de
que esta promesa no puede cumplirse de manera racional. ¿De acuerdo la igualdad valorativa en un sentido ideal sino limitado. No obstante, en-
con qué criterio deben excluirse las igualdades fácticas parciales que no tonces es superfluo y no tiene sentido llevar a cabo un examen de la
deben ser consideradas dignas de un examen de arbitrariedad? En última igualdad valorativa en un sentido ideal, para luego preguntar si la norma
instancia, el criterio puede sólo conducir a que es seguro que no existe un que se examina se ha apartado arbitrariamente de ella o no. Esto es su-
trato arbitrario. Que tal sea el caso puede decidirse sólo sobre la base del perfluo porque el resultado del examen de arbitrariedad no depende del
propio criterio de arbitrariedad. Sin embargo, no parece sensato antepo- resultado del examen de la igualdad valorativa en un sentido ideal; no
ner al examen de arbitrariedad un criterio que, orientado por el de arbi- tiene sentido porque tendría como consecuencia que el Tribunal Consti-
trariedad, excluye a aquél. También por razones prácticas, un filtro seme- tucional Federal debería hacer algo superfluo que exige demasiado de él.
jante no parece necesario, dado que cuando es seguro que una diferencia- El resultado es, pues, que el concepto de igualdad esencial en la ter-
ción no es arbitraria, no existe ninguna razón para liberarse de la cera fórmula tiene que interpretarse como en la segunda. En ambas fór-
necesidad de decir —con la ayuda de un criterio de relevancia— que la mulas, el concepto de igualdad esencial puede definirse con la ayuda del
diferenciación no es arbitraria; en tales casos, nada es más fácil que ex- concepto de arbitrariedad del trato desigual. Sin embargo, esto significa
presarlo directamente. que la expresión «arbitrariamente» en la fórmula «Lo esencialmente
Resta, entonces, tan sólo la interpretación como igualdad valorativa igual no debe tratarse arbitrariamente en forma desigual» es redundante.
en un sentido ideal. El Tribunal Constitucional Federal subraya reiterada- Las tres fórmulas dicen lo mismo. La mejor forma de decirlo es con la se-
mente que, en el ámbito de la igualdad de trato, el legislador dispone de gunda fórmula «Lo esencialmente igual no debe tratarse en forma desi-
«una muy amplia libertad de configuración». No es «un asunto del Tribu- gual». Si se define el concepto de igualdad esencial en esta fórmula, se-
nal Constitucional Federal examinar si (el legislador) ha dictado la regu- mejante a como ocurre en (4), con la ayuda del concepto de arbitrariedad
lación más justa y funcional, sino simplemente si se han respetado los lí- del trato desigual, ella es equivalente a la fórmula:
mites extremos (trazados por el concepto de arbitrariedad, R. A.)»33. So-
bre la base de este enunciado —que claramente se basa en el deseo de (6) Están prohibidos los tratos arbitrariamente desiguales.
limitar la competencia del Tribunal para llevar a cabo el examen en ma-
teria de igualdad— puede distinguirse entre una versión fuerte y una ver- Cabe preguntar cómo ha de entenderse esta fórmula que expresa la
sión débil del principio de igualdad. En la versiónfuerte, de lo que se tra- versión débil del principio de igualdad, que está ordenada.
ta es de la solución ideal, es decir, la solución más justa y funcional. En
este sentido, dos casos serían siempre esencialmente iguales y, por lo tan-

33
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 17, 319 (330). A lo mismo apunta la distinción de Leib-
holz entre incorrección y arbitrariedad, cfr. G. Leibholz, Die Gleichheit vor dem Gesetz,
págs. 76 s.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

IV. TRATO IGUAL Y DESIGUAL vado reiteradamente40, el principio general de igualdad establece así la
carga de la argumentación para los tratos desiguales41.
1. EL MANDATO DE TRATO IGUAL

De acuerdo con la jurisprudencia permanente del Tribunal Constitu- 2. EL MANDATO DE TRATO DESIGUAL
cional Federal, existe una diferenciación arbitraria «cuando para la dife-
renciación legal no es posible encontrar [...] una razón razonable, que La segunda parte del enunciado «Hay que tratar igual a lo igual y de-
surja de la naturaleza de la cosa o que, de alguna forma, sea concreta- sigual a lo desigual», constituye una piedra de toque para esta tesis y
mente comprensible»34. Por lo tanto, una diferenciación es arbitraria y, también un instrumento para su explicación. La simetría de esta formula-
por ello, está prohibida, cuando no es posible encontrar una razón a favor ción sugiere interpretar el mandato de trato desigual de la misma manera
de ella, que esté calificada de una determinada manera. La calificación que el de trato igual, es decir, explicitarlo con la siguiente norma de trato
de esta razón se describe de varias maneras. En la cita que se acaba de desigual que estructuralmente coincide con (7):
mencionar se exige que se trate de una razón razonable o que surja de la (8) Si no hay ninguna razón suficiente para permitir un trato
naturaleza de la cosa o que, de alguna otra manera, sea concretamente igual, entonces está ordenado un trato desigual.
comprensible. En otras formulaciones se exige que la falta de objetividad
de la razón de la diferenciación no puede ser «evidente»35 y, en otras, Sin embargo, esto tendría como consecuencia que se establecería una
simplemente, que la razón hace que la diferenciación esté «justificada»36. carga de argumentación tanto para los tratos iguales como para los desi-
El trasfondo de estas fórmulas está constituido por el postulado de «una guales, lo que eliminaría toda ventaja del trato igual y, como lo ha señala-
forma de consideración orientada por la idea de la justicia»37. do Podlech, conduciría al mandato de fundamentar «que la regulación ju-
De todo esto se infiere que tiene que haber una razón suficiente para rídica tendría que ser asi y no de otra manera»*2. El principio de igualdad
las diferenciaciones, que las justifique y que la cualificación de la razón se convertiría, entonces, en una simple exigencia de fundamentación de
como suficiente es un problema de valoración. Aquí habrá de interesar normas. Perdería toda orientación hacia la igualdad. Por ello, Podlech
sólo lo primero. Que para la admisibilidad de las diferenciaciones tiene propone prescindir de la segunda parte de la fórmula, es decir, adscribir
que haber una razón suficiente que las justifique significa que, cuando no al artículo 3 párrafo 1 LF sólo una norma de igualdad de trato y no tam-
existe una razón semejante, está ordenada la igualdad de trato. Esto pue- bién una norma de trato desigual43.
de formularse con el siguiente enunciado, que constituye una precisión
de la versión débil del principio general de igualdad antes mencionado: que depende de que todas las razones que hay que tener en cuenta tengan que ser considera-
das como insuficientes o no. Esto significa que hay que decidir acerca de la existencia de
(7) Si no hay ninguna razón suficiente para permitir un trato de- una razón suficiente en un discurso jurídico racional. Los discursos jurídicos, aun cuando
sigual, entonces está ordenado un trato igual38. sean racionales, no conducen siempre a un mismo resultado y aun cuando en un determina-
do momento conduzcan a un mismo resultado, éste puede ser diferente en otro momento
No existe ninguna razón suficiente para permitir una diferenciación (cfr. R. Alexy, «Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumentation»,
si todas las razones que hay que tener en cuenta tienen que considerarse págs. 180 ss.). Por lo tanto, por existencia de una razón suficiente para una diferenciación
como insuficientes. Esto es justo lo que ocurre cuando no se consigue no se entiende una existencia en sí, sino una existencia para interlocutores concretos, pero
una fundamentación para permitir la diferenciación39. Como se ha obser- racionales.
40
Cfr., por ejemplo, N. Luhmann, Grundrechte ais Institution, págs. 169 ss.; A. Pod-
lech, Gehalt und Funktionen, págs. 85 ss.; C. Starck, «Die Anwendung des Gleichheitssat-
34
BVerfGE 1,14 (52); de manera similar, por ejemplo, BVerfGE 12, 341 (348); 20, 31 zes», pág. 61; M. Gubelt en I. v. Münch (comp.), Grundgesetz-Kommrentar, tomo 1, artícu-
(33); 30, 409 (413); 44, 70 (90); 51,1 (23); 60, 101 (108). lo 3, observación al margen 26.
35 41
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 12, 326 (333). Con respecto a la carga de la argumentación para tratos desiguales como postulado
36
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 38, 154 (167). general de racionalidad, cfr. M. G. Singer, Generalization in Ethics, Nueva York 1961, pig.
37 31; J. Rawls, «Justice as Fairness» en The Philosophical Review 67 (1958), pág. 166; R.
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 9, 334 (337) jurisprudencia permanente.
38 Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, pág. 243.
Con respecto a una versión de esta máxima que renuncia a la característica del per- 42
miso, cfr. A. Podlech, Gehalt und Funktionen, pág. 77. A. Podlech, Gehalt und Funktionen, pág. 57.
39 43
El concepto de razón suficiente se refiere así al éxito de una fundamentación, éxito Ibídem.

360 361
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

Una solución tan radical sería sólo recomendable si ftiera inevitable. el que no se haya logrado una fundamentación del permiso (admisibili-
Sin embargo, no lo es. Se puede perfectamente tener ambas cosas: una dad) de una diferenciación46. Justo en esta asimetría consiste la carga de
orientación hacia la igualdad y, tanto una norma de trato igual como una la argumentación a favor del trato igual.
de trato desigual. Naturalmente, para ello, la norma de trato desigual no La asimetría entre la norma de igualdad de trato y la norma de desi-
puede tener, como en (8), la misma estructura que la norma de trato igual gualdad de trato tiene como consecuencia que el principio general de
(7). Más bien, tiene que tener la siguiente forma: igualdad puede ser interpretado en el sentido de un principio de igual-
(9) Si hay una razón suficiente para ordenar un trato desigual, dad (*) que, prima facie, exige un trato igual y sólo permite un trato desi-
entonces está ordenado un trato desigual44. gual si puede ser justificado con razones contrapuestas.

Esta fórmula se diferencia de la norma de igualdad de trato expresada


en (7) porque para el mandato de un trato desigual exige que se logre una V. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD Y LA VALORACIÓN
fundamentación, justo de este mandato45, mientras que la norma de igual-
dad de trato deja que sea suficiente para el mandato de igualdad de trato
La interpretación del principio de igualdad como regla de la carga de
la argumentación puede estructurar un poco mas el problema de la valo-
44
Una comparación de las normas de trato igual y trato desigual ((7) y (9)) pone de ración, pero no solucionarlo. El principio de igualdad no da respuesta a la
manifiesto que sus antecedentes se diferencian en dos puntos. La primera distinción consis- pregunta de qué es una razón suficiente para permitir u ordenar una dife-
te en que en el antecedente de (7) se habla de la inexistencia y, en cambio, en el antecedente renciación. Para ello, son indispensables otros puntos de vista, cierta-
de (9), de la existencia de una razón suficiente. La segunda diferencia resulta de que en el
antecedente de (7) se habla del permiso y en el de (9), de la obligatoriedad de un trato desi- mente valorativos47. Justo aquí es relevante la crítica fundamental a una
gual. Es fácil percibir que los tres antecedentes presentados en el texto, es decir, los de (7), sujeción del legislador al principio general de igualdad, que aduce que
(8) y (9), no agotan el ámbito de las alternativas. Si se acepta que la negación de un trato una sujeción semejante tendría como consecuencia que el Tribunal Cons-
igual es un trato desigual y vice versa (-• Ig <-» Des.; ^Des <-» Ig.), son posibles ocho formu- titucional Federal pudiera imponer sus concepciones acerca de una legis-
laciones de antecedentes de normas de trato igual y desigual: lación correcta, razonable o justa y desplazar las del legislador, lo que
1) No existe ninguna razón suficiente para el permiso de un trato desigual.
2) No existe ninguna razón suficiente para el permiso de un trato igual. significaría «un desplazamiento de competencias en contra del sistema
3) No existe ninguna razón suficiente para la imposición de un trato igual. constitucional a favor de la jurisprudencia judicial y en contra del Poder
4) No existe ninguna razón suficiente para la prohibición de un trato igual. legislativo»48. Sin embargo, esta objeción —que, en última instancia, se-
5) Existe una razón suficiente para el permiso de un trato desigual.
6) Existe una razón suficiente para el permiso de un trato igual. 46
7) Existe una razón suficiente para la imposición de un trato igual. Por lo tanto, al tipo de la norma de trato igual corresponde la primera línea de la ta-
8) Existe una razón suficiente para la prohibición de un trato igual. bla expuesta en la nota 44; al tipo de la norma de trato desigual, la octava línea, si se presu-
Un análisis más profundo del principio de igualdad que el que aquí se realizará, ha- pone que una prohibición de trato igual es lo mismo que un mandato de trato desigual (O
bría tenido que considerar las relaciones lógicas entre estas formulaciones, así como su ^IG^ODes).
vinculación con todas las consecuencias jurídicas de la igualdad, que sean concebibles. (*) N.T. Aquí Robert Alexy se refiere al carácter de principio, en el sentido de manda-
Queda abierta la pregunta de si los ocho antecedentes describen exhaustivamente el ám- to de optimización, del principio de igualdad establecido por el artículo 3 párrafo 1 LF.
bito que hay que analizar. Para quien no excluya que la existencia (inexistencia) de una Para referirse a este carácter de principio, como mandato de optimización, Alexy utiliza la
razón suficiente para p no es lo mismo que la existencia (inexistencia) de una razón sufi- palabra alemana Prinzip. En cambio, para referirse al principio general de igualdad, que se
ciente en contra de -y?, el número de los antecedentes que hay que analizar se eleva a 16. ha mencionado a lo largo de todo el capítulo, utiliza la expresión Satz. En español, la pala-
Para quien, además, no excluye que los tratos igual y desigual no son contradictorios sino bra principio es la apropiada para traducir ambas expresiones. Por esta razón, si se utiliza
contrarios, el número aumenta a 32. Cualquiera que sea el número de antecedentes que se en uno o en otro sentido, es algo que debe interpretarse en cada caso, a partir del contexto.
47
ponga al comienzo de los análisis, cada uno puede, por lo menos, vincularse con cuatro R. Zippelius, Wertungsprobleme im System der Grundrechte, Munich 1962, págs. 33 s.
48
consecuencias jurídicas: permiso de (P), permiso de no (P-^), mandato de (^P-1), prohibi- H. P. Ipsen, «Gleichheit», pág. 181. Cfr. también Id., loe. cit., págs. 156 ss., 178 ss.,
ción de {pP) tratar igual. Mucho de lo que de esta manera se obtiene puede descartarse rá- así comoW. Zeidler, «Die Aktualitat des Gleichheitssatzes nach dem BGG» en DóV 1952,
pidamente. Sin embargo, a menudo, la decisión no es fácil y no pocas veces es imposible págs. 5 s.; Fr. Klein «Zum Begriff und zur Grenze der Verfassungsgerichasbarkeit» en DóV
percibir, sin más, las relaciones lógicas entre las normas de igualdad que pueden formu- 1964, págs. 475 s.; R. Thoma, «Ungleichheit und Gleichheit im Bonner Grundgesetz»,
larse. Esto es algo que explica la dificultad del análisis del principio de igualdad. pág. 459; W. Bockenforde, Der allgemeine Gleichheitssatz und die Aufgabe des Richters,
45
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 37, 38 (46). Berlín 1957, págs. 88 s.

362 363
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

ñala que el Tribunal Constitucional Federal se convierte, en virtud del ble y la mejor razón relevante, es algo que se reconoce en que un tribunal
principio general de igualdad, en un Tribunal de la Justicia con compe- puede, sin más, sostener que la mejor razón juega en contra de permitir
tencias ilimitadas— puede refutarse. un trato desigual y admitir que existe una razón plausible a su favor. Sin
Por lo pronto, hay que tener en cuenta que el principio general de embargo, una razón plausible a favor de permitir un trato desigual, no es
igualdad es lex generalis frente a las normas especiales de igualdad49. todavía una razón suficiente para la obligatoriedad de un trato desigual.
Esto conduce a un considerable debilitamiento del problema. Las «deci- Por lo tanto, que un trato desigual no sea arbitrario no implica que un tra-
siones materiales de igualdad»50 adoptadas en las normas especiales de to igual sea arbitrario. Por cierto, con todo esto no se ha dicho qué már-
igualdad, por ejemplo, en el artículo 3 párrafos 2 y 3 LF, vuelven super- genes de acción tiene el legislador, pero sí se ha expuesto que el legisla-
flua, en los numerosos casos comprendidos por ellas, la solución de un dor tiene ciertos márgenes de acción.
problema valorativo dentro del marco del principio general de igualdad. Así, pues, en contra de la sujeción del legislador al principio de
Además, el principio general de igualdad —cuando se interpreta en igualdad, no puede aducirse que ella trae como consecuencia que el Tri-
el sentido débil aquí propugnado— deja un amplio margen de acción al bunal Constitucional Federal adquiera la competencia para hacer valer
legislador. Por ello, la tesis según la cual el Tribunal Constitucional Fe- irrestrictamente sus valoraciones en lugar de las del legislador. Lo que se
deral es puesto en el lugar del legislador tiene que ser restringida consi- aduce es tan sólo que, en virtud del principio general de igualdad, ad-
derablemente. El margen de acción del legislador, reiteradamente subra- quiere determinadas competencias para fijar límites a la competencia del
yado por el Tribunal Constitucional Federal51, resulta de dos cosas: de la legislador. Esto significa también que, en cierta medida, las valoraciones
estrutura de las normas de trato igual y desigual [(7), (9)] y del concepto del Tribunal se ponen por encima de las del legislador. Sin embargo, ello
de arbitrariedad. no basta para fundamentar una objeción.
Según (7), en caso de que existan razones suficientes para permitir un Todo control del legislador por parte de un Tribunal Constitucional
trato desigual, no está ordenado un trato igual. Sin embargo, bajo esta implica que, en una cierta medida, se da preferencia a las valoraciones
condición, tampoco está ordenado un trato desigual, pues, para ello (9) del Tribunal frente a las del legislador. En una variedad de casos, lo que
exige razones suficientes no sólo para permitir sino también para ordenar las normas constitucionales ordenan no se infiere lógicamente sólo del
un trato desigual. Si hay casos en los que hay razones suficientes para texto literal de las disposiciones constitucionales; tampoco, con la ayuda
permitir pero no para ordenar un trato desigual, también hay casos en los de reglas metodológicas, es posible fundamentarlo necesariamente a par-
cuales el principio general de igualdad no ordena ni un trato igual ni uno tir de ellas y de otros datos jurídicamente relevantes. El enunciado según
desigual sino que permite tanto un trato igual como uno desigual, es de- el cual toda interpretación de la Constitución incluye valoraciones del in-
cir, confiere al legislador un margen de acción. térprete es tan trivial como fundamental. Por ello, si con la vinculación al
La interpretación del concepto de razón suficiente, con la ayuda del principio de igualdad no ha de renunciarse a toda jurisprudencia constitu-
concepto de arbitrariedad, procura que haya casos en los cuales ciertas cional, para la fundamentación de la tesis de que este principio conduce a
razones suficientes jueguen a favor de permitir pero no de ordenar un tra- una ampliación inadmisible de la competencia del Tribunal Constitucio-
to desigual. Una razón es suficiente para permitir un trato desigual si, en nal, no puede recurrirse simplemente al hecho de que su aplicación pre-
virtud de esta razón, el trato desigual no es arbitrario. Como lo ha ex- supone valoraciones. Lo que habría que exponer es que, dentro del marco
puesto Leibholz, la arbitrariedad es una versión aumentada de la inco- de la aplicación del principio general de igualdad, es indispensable una
rrección52. Por lo tanto, un trato desigual no es arbitrario no sólo cuando medida semejante de valoraciones subjetivas o incontrolables que, en lo
es la mejor solución o la más justa, sino también cuando existen razones que se refiere a la vinculación del legislador, obligaría a tratar al princi-
plausibles para permitirlo. Que existen diferencias entre la razón plausi- pio general de igualdad de una manera diferente a las otras normas de de-
recho fundamental53. Sin embargo, no existe ningún motivo para ello. En
la aplicación de todas las normas de derecho fundamental hay que solu-
49
Cfr., por ejemplo, G. Dürig en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, artículo 3, observación cionar problemas valorativos básicos. También en su interpretación exis-
al margen 248.
50
Cfr. H. P. Ipsen, «Gleichheit», pág. 156.
51
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 9, 334 (337); 57, 107 (115).
52
G. Leibholz, Die Gleichheit vordem Gesetz, págs. 76 s.: «diferencia cuantitativa». En este sentido, cfr., por ejemplo, H. P. Ipsen, «Gleichheit», pág. 178.

364 365
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

te la posibilidad de que el Tribunal reduzca, de una manera injustificable, tivos suficientes para plantearla. Ella conduce al problema de si la fór-
el margen de acción que le corresponde al legislador en virtud de la Ley mula «Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual» implica o
Fundamental. no que el Estado está obligado a la creación de la igualdad fáctica.
Ciertamente, se podría intentar reducir, en alguna medida, el peligro
de que el Tribunal Constitucional restrinja injustificablemente las com-
petencias del legislador, eliminando la vinculación —controlable por el 1. ACERCA DE LOS CONCEPTOS DE TRATO IGUAL JURÍDICO Y DE HECHO
Tribunal Constitucional— del legislador a determinadas normas de dere-
cho fundamental como la del artículo 3 párrafo 1 LF; sin embargo, el pre- Los conceptos de trato igual y desigual tienen una ambigüedad bási-
cio que por ello se pagaría sería demasiado alto. Todas las posibilidades ca. Pueden ser interpretados como referidos a los actos y como referidos
de discriminación distan mucho de estar comprendidas por las normas a las consecuencias. La interpretación referida a los actos apunta exclu-
especiales de igualdad. No puede excluirse la posibilidad de que una ma- sivamente a la acción estatal en sí, que hay que juzgar. En cambio, para
yoría parlamentaria lleve a cabo una discriminación no contemplada por la interpretación referida a las consecuencias, lo decisivo son las conse-
las normas especiales de igualdad y que, desde el punto de vista del dere- cuencias prácticas de la acción estatal. Para aclarar esta distinción es idó-
cho constitucional, tendría que calificarse como inadmisible. En todo nea la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal sobre el dere-
caso, la no extensión de la protección iusrundamental a este tipo de dis- cho al amparo de pobreza. En una decisión de hace ya varios años, de lo
criminaciones podría estar justificada, si los juicios sobre la admisibili- que se trataba era de si el no otorgamiento del derecho al amparo de po-
dad o inadmisibilidad iusconstitucional fueran necesariamente juicios breza para iniciar un proceso judicial, a pesar de la obligación de tener un
puramente subjetivos. Sin embargo, este no es el caso. También sin nece- abogado, vulneraba el artículo 3 párrafo 1 LF58. Según la interpretación
sidad de entrar en la teoría de la fundamentación jurídica racional54, pue- del concepto de trato referida al acto, las personas con recursos y las que
de decirse que existe una pluralidad de posibilidades de fundamentación carecen de ellos, no se tratan de una manera desigual, sino igual, por
racional de los juicios iusfundamentales de igualdad y desigualdad55. cuanto las ventajas del derecho al amparo de pobreza se otorgan a ambas
Puede pensarse, por ejemplo, dentro del marco de aplicación del princi- clases de personas de la misma manera. Siguiendo una difundida termi-
pio general de igualdad, en la posibilidad de apoyar los juicios valorati- nología, habrá que decir que ambas reciben un trato jurídico igual. Sin
vos necesarios en otras normas constitucionales (argumentación sistemá- embargo, según la interpretación del concepto de trato referido a las con-
tica)56, en las posibilidades de la argumentación basada en precedentes, secuencias, las personas que tienen recursos y las que carecen de ellos,
fundada en la —con el paso del tiempo, cada vez más rica—jurispruden- no son tratadas igual sino desigualmente, pues el no otorgamiento del de-
cia constitucional, así como en idea de la justicia sistémica57. recho de amparo de pobreza impide a quien carece de recursos, pero no a
quien los posee, «recorrer una vía judicial prevista por la ley, tan sólo por
carecer de los medios económicos necesarios»59. Una vez más, siguiendo
una difundida terminología, habrá que decir que ambas personas reciben
VI. IGUALDAD JURÍDICA E IGUALDAD DE HECHO un trato fáctico desigual. Debido a la desigualdad de hecho en el trato, el
Tribunal Constitucional Federal supone una vulneración del enunciado
Hasta ahora, de lo que se trataba era primordialmente de los presu- «Hay que tratar igual lo igual» y lo fundamenta en el sentido de lo ex-
puestos para la obligatoriedad, prohibición y permisión de un trato igual puesto más arriba, sosteniendo que no existe ninguna razón suficiente
y de un trato desigual. No se ha prestado ninguna atención a la pregunta que justifique el trato (fáctico) desigual60. La distinción entre trato igual y
de qué es un trato igual y qué es un trato desigual. Sin embargo, hay mo- desigual, jurídico y fáctico, puede refinarse considerablemente. Para los
fines que aquí se persiguen, basta lo dicho.
54
Cfr. al respecto R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 273 ss.
55
En general, con respecto a la seguridad de la fundamentación iusrundamental, cfr.
infra, Capítulo 10, III. 3.
56 58
Cfr. al respecto C. Starck, «Die Anwendung des Gleichheitssatzes», págs. 64 ss. BVerfGE 2, 336.
57 59
Cfr. C. Degenhart, Systemgerechtigkeit und Selbstbindung des Gesetzgebers ais BVerfGE 2, 336 (340).
Verfassungspostulat, Munich 1976. 60
Ibídem.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

2. LOS PRINCIPIOS DE IGUALDAD JURÍDICA E IGUALDAD DE HECHO considerable de los problemas de la igualdad, incluso dentro del marco
del principio de igualdad.
Aquella decisión sobre el derecho de amparo de pobreza, a la que si- La paradoja de la igualdad puede evitarse fácilmente cuando es posi-
guieron muchas otras más61 y que en su estructura muestra fuertes simili- ble renunciar totalmente al principio de la igualdad jurídica o al principio
tudes con decisiones sobre la igualdad de oportunidades de los partidos de la igualdad de hecho. Desde el punto de vista del derecho constitucio-
políticos62, permite reconocer un problema fundamental de toda interpre- nal, hay que excluir la posibilidad de renunciar al principio de igualdad
tación del principio general de igualdad en el sentido de un mandato de jurídica porque no puede haber ninguna duda de que este principio es un
creación de igualdad de hecho. El Tribunal Constitucional Federal lo ex- elemento del derecho constitucional vigente. Quien tenga alguna duda al
presa con las siguientes palabras: «la promoción de determinados grupos respecto puede superarla echando una mirada a la jurisprudencia del Tri-
significa tratar a otros desigualmente»63. Quien desee crear igualdad de bunal Constitucional Federal. A este argumento jurisprudencial se suman
hecho tiene que aceptar una desigualdad jurídica64. Por otra parte, debido argumentos prácticos generales. La igualdad jurídica es un valor en sí
a la desigualdad fáctica de las personas, la igualdad jurídica deja siempre mismo. De dos situaciones que son iguales desde todos los puntos de vis-
que existan algunas desigualdades de hecho y, a menudo, hasta las re- ta menos en uno, de tal manera que, en la primera existe una desigualdad
fuerza65. Si se adscribe al artículo 3 párrafo 1 LF tanto un principio de jurídica y en la segunda no, hay que preferir la primera. En este sentido,
igualdad jurídica como un principio de igualdad de hecho, se produce existe un paralelismo entre la igualdad jurídica y la libertad negativa.
dentro del marco del principio de igualdad una colisión fundamental: lo Además, como ya se señalara más arriba67, la carga de la argumentación
que según uno de los principios es un trato igual es, según el otro, un tra- para los tratos desiguales es un postulado básico de la racionalidad prác-
to desigual y viceversa. Por ello, si se unen ambos principios en un prin- tica. Este postulado es válido, en todo caso, para el trato desigual en el
cipio superior de igualdad, puede decirse que este principio omnicom- sentido que se refiere a los actos. A esto se suma un argumento que, sólo
prensivo de la igualdad implica una «paradoja de la igualdad». Quien a primera vista, es exclusivamente pragmático. El principio de la igual-
parte de un principio omnicomprensivo de igualdad, semejante, se en- dad jurídica —como sólo apunta al acto de trato como tal y no tiene que
frenta no sólo con el problema, muchas veces estudiado, de la relación considerar sus múltiples efectos— puede aplicarse con mucha mayor fa-
entre la libertad y la igualdad66, sino que tiene que solucionar una parte cilidad y certeza que el de la igualdad de hecho. Un padre que regala a
sus dos hijos dos balones iguales, satisface plenamente —sin mayor re-
flexión y con certeza— la igualdad referida al acto. En cambio, es un
61
62
Cfr. la bibliografía en BVerfGE 56, 139 (143 ss.). asunto muy difícil e inseguro de juzgar, si de esta manera crea igualdad
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 8, 51 (64 ss.). en lo que se refiere a las consecuencias. Si uno de los hijos está feliz con
63
BVerfGE 12, 354 (367). el regalo y el otro se siente triste, no se ha creado, desde el punto de vista
64
Más exactamente: tratos jurídicos desiguales en el sentido referido al acto.
65
Cfr. K. Hesse, «Der Gleichlicitsgrundsatz im Staatsrecht», pág. 180. El enunciado del criterio de la igualdad de felicidad, ninguna igualdad en relación con
según el cual, debido a la diferencia fáctica de las personas, la igualdad jurídica deja siem- las consecuencias. Desde luego, el criterio de igualdad en la felicidad es
pre existentes algunas desigualdades de hecho y, a menudo, las refuerza, es conciliable con uno de los criterios más inseguros de la igualdad fáctica. Sin embargo,
el enunciado según el cual la igualdad jurídica hace efectiva la igualdad de hecho, es decir,
la creación de igualdad jurídica puede tener como consecuencia la creación de la igualdad
de hecho. Al igual que en todos los juicios de igualdad, hay que tener siempre en cuenta la
referencia a las personas individuales y a los diferentes aspectos de la igualdad. Así, la eli- dad» hay que entender, en parte, algo que está necesariamente vinculado, en parte, algo que
minación de privilegios estamentales aumentó con respecto a algunas personas, en algunos entra en colisión, y, en parte, algo que simplemente es recíprocamente conciliable. De la in-
aspectos, la igualdad de hecho. Al mismo tiempo, la creación de la igualdad civil dejó exis- mensa bibliografía que ha provocado este complicado tema, baste señalar aquí las contri-
tente y a menudo aumentó —con respecto a algunas personas y en algunos aspectos— desi- buciones de D. D. Raphael («Tensions between the Goals of Equality and Freedom»), R.
gualdades de hecho. Walter («Das Spannungsverháltnis der sozialen Ziele Freiheit und Gleichheit»), S. S. Na-
66
Aquí se renunciará a un análisis de este muy discutido problema. La exposición so- gel («Issues regarding Tensions between Goals of Equality and Freedom») y O. Weinber-
bre el derecho general de igualdad y de libertad, así como sobre la teoría de los principios y ger («Gleichheit und Freiheit: Komplementare oder widerstreitende Idéale»), todos en G.
modalidades, muestra la vía de una posible solución: hay que distinguir cuidadosamente Dorsey (comp.), Equality and Freedom, tomo 2, Nueva York/Leiden 1977, págs. 543 ss.,
entre las diferentes normas de libertad e igualdad concebibles y las posiciones jurídicas y 583 ss., 603 ss.; 641 ss. y M. Kriele, Befreiung undpolitische Aujklarung, Friburgo/Basi-
situaciones fácticas en las que son puestos los miembros de la comunidad jurídica por me- lea/Viena 1980, págs. 57 ss.
67
dio de estas normas. El resultado de un análisis semejante, es que por «libertad» e «igual- Capítulo 8. IV.

368 369
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

pone claramente de manifiesto un problema central de la creación de la estados de cosas desiguales, de acuerdo con la desigualdad existente,
igualdad fáctica, es decir, el que consiste en que quien actúa puede con- conduzcan a diferentes consecuencias jurídicas»69. Por otra, con respecto
trolar y percibir el proceso de creación de la igualdad sólo de una manera al artículo 3 párrafo 1 LF, se observa que «el legislador, en principio, no
muy imperfecta. Por lo tanto, no puede haber ninguna duda de que el puede conformarse con aceptar, sin más, las diferencias de hecho exis-
principio de la igualdad jurídica no puede sacrificarse en aras de la igual- tentes; si son incompatibles con las exigencias de la justicia, tiene que
dad de hecho. eliminarlas»70. Esto último puede interpretarse en el sentido del enuncia-
do, muchas veces citado, que aparece en la Sentencia sobre el Partido
Comunista de Alemania, según el cual el principio del Estado social exi-
3. ACERCA DEL PAPEL DEL PRINCIPIO DE LA IGUALDAD DE HECHO ge «realizar progresivamente la igualdad hasta la medida razonablemente
exigible»71.
Así pues, para evitar una colisión dentro del principio de igualdad, en
el marco del artículo 3 párrafo 1 LF, quedaría sólo la posibilidad de re- Scholler ha observado que la «concreción del principio de igualdad
nunciar a la adscripción del principio de la igualdad de hecho al artículo [...] depende del concepto y de la imagen del Estado»72. Sin embargo,
3 párrafo 1 LF en cuanto principio jurídicamente vinculante y que con- con respecto al concepto y la imagen del Estado, puede decirse que ellos
fiere derechos subjetivos exigibles judicialmente. Para tal fin, no es nece- expresan siempre una filosofía del Estado y del derecho más o menos de-
saria su exclusión del ordenamiento jurídico. Este principio puede ser in- sarrollada. Por ello, siguiendo a Dreier, puede decirse: la interpretación
terpretado como una norma que, si bien no puede ser impuesta judicial- del principio de igualdad que se elija depende de la filosofía del derecho
mente, vincula, sin embargo, al legislador y, como tal, permanece y del Estado que se tenga73. Esta afirmación puede referirse a toda dispo-
adscrita al artículo 3 párrafo 1 LF o se adscribe a la cláusula del Estado sición de derecho fundamental, pero tiene una importancia mayor para el
social del artículo 20 párrafo 1 LF. También desde el punto de vista de principio de igualdad, por cuanto las preguntas de filosofía del derecho y
esta interpretación puede tener una vinculación con los derechos subjeti- filosofía del Estado, vinculadas con la igualdad, son muy controvertidas.
vos. En este caso, no como una norma que fundamenta derechos subjeti- Se discute no sólo cuál es el contenido justificado de las exigencias de la
vos pero sí como una norma que justifica la introducción de ciertas res- igualdad, sino también si es posible dar respuestas racionalmente funda-
tricciones a este tipo de derechos. No obstante, todo esto es secundario. mentadas a las preguntas de la igualdad y, si no se trata, más bien, de un
La primera pregunta es, si se puede llevar a cabo o hay que renunciar a la conflicto entre ideologías y concepciones del mundo que no puede deci-
adscripción del principio de la igualdad de hecho al artículo 3, párrafo 1 dirse racionalmente. Parecería, pues, que en el problema acerca de si hay
LF en cuanto principio que, básicamente, también puede fundamentar que adscribir al artículo 3 párrafo 1 LF también el principio de igualdad
derechos subjetivos y cuyo respeto está sometido al control del Tribunal de hecho, de lo que se trata es de una pregunta que puede responderse
Constitucional Federal. adecuadamente sólo dentro del marco de una discusión básica de teoría
Las opiniones están divididas68 y la jurisprudencia del Tribunal Cons- jurídica, teoría del Estado y epistemología.
titucional Federal es ambigua. Por una parte, se dice que el principio de Sin embargo, sería apresurado —siguiendo esta impresión— comen-
igualdad no ordena al legislador «dictar una regulación que impida que zar con una discusión de asuntos normativos y epistemológicos básicos.
Se dejaría entonces de lado una vía de solución que exige mucho menos
68
esfuerzo y tiene muchas más perspectivas de éxito que un ingreso directo
Con respecto al rechazo de una interpretación del artículo 3, párrafo 1 LF (tam- en el análisis de asuntos básicos: la vía del análisis dogmático basado en
bién) en el sentido de la igualdad de hecho, cfr. C. Starck, «Die Anwendung des Gleich-
heitssatzes», págs. 55 ss., 67 ss.; A. Podlech, Gehalt und Funktionen, págs. 200 ss.; V.
69
Gótz, Rechtder Wirtschaftssubventionen, Munich/Berlín 1966, pág. 263; en cambio, ella BVerfGE 9, 237 (244) (subrayado de R. A.); cfr., además, BVerfGE 4, 193 (203).
70
es patrocinada más o menos expresamente por K. Hesse, «Der Gleichheitsgrundsatz im BVerfGE 3, 58 (158).
71
Staatsrecht», págs. 180 ss., 213 ss.; Id., «Diskussionsbeitrag» en C. Link (comp.), Der BVerfGE 5, 85 (206).
72
Gleichheitssatz im modernen Verfassungsstaat, pág. 78; H. F. Zacher, «Soziale Glei- H. Scholler, Die Interpretation des Gleichheitssatzes, pág. 13.
73
cheit» en AóR 93 (1968), págs. 341 ss.; H. Scholler, Die Interpretation der Gleichheits- R. Dreier, «Zur Problematik und Situation der Verfassungsinterpretation» en Id.,
satzes ais Willktlrverbot oder ais Gebotder Chancengleichheit, Berlín 1969, págs. 14 ss.; Recht Moral - Ideologie, Francfort 1981, pág. 114. Dreier refiere esta máxima a la elección
P. Haberle, «Diskussionsbeitrag» en C. Link (comp.), op. cit, págs. 84, 105. de teorías de la intepretación.

370 371
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

la teoría de las normas. Un análisis semejante, muestra que existe un mo- igualdad de hecho juega el papel de una razón para un derecho a un de-
delo de solución que toma en cuenta tanto la igualdad jurídica como la terminado trato jurídico desigual, es decir, aquél que sirve para la crea-
igualdad de hecho y, al mismo tiempo, deja espacio para un amplio es- ción de una igualdad de hecho. Se fundamenta en él un derecho subjetivo
pectro de diferentes concepciones sobre el peso de ambos principios. Ha- a la creación de una parte de igualdad fáctica.
brá de mostrarse que este modelo basta para la aclaración de los proble- Esto último es el punto crítico. Para poder evaluarlo correctamente,
mas aquí relevantes. Por lo pronto, se presentará el modelo. A continua- es indispensable tener en cuenta qué significa que la igualdad de hecho
ción, sobre su base, habrán de discutirse algunas objeciones en contra de sea objeto de un principio. Tal como se expusiera más arriba77, los princi-
la adscripción del principio de igualdad de hecho al artículo 3, párrafo 1 pios no son razones definitivas sino prima facie. Pueden ser desplazados
LF. por principios contrapuestos. El principio de igualdad de hecho es, por lo
La base del modelo está constituida por la fórmula clásica: «Hay que tanto, una razón suficiente para un derecho subjetivo definitivo a un trato
tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual». De acuerdo con lo ex- jurídico desigual que sirve para la creación de la igualdad de hecho, sólo
puesto más arriba74, la primera parte debe interpretarse mediante la nor- si desplaza a todos los otros principios contrapuestos que estén en juego.
ma de trato igual: Hay que tomar en cuenta todo un conjunto de principios contrapuestos.
Uno de ellos es siempre la igualdad jurídica, pues todo trato jurídico de-
(7) Si no hay ninguna razón suficiente para permitir un trato de- sigual para la creación de la igualdad de hecho es una restricción para la
sigual, entonces está ordenado un trato igual realización del principio de la igualdad jurídica78. Además, siempre hay
y su segunda parte, mediante la norma de trato desigual: que tener en cuenta los principios que tienen como objeto la distribución
de competencias entre el Tribunal Constitucional Federal y el legislador.
(9) Si hay una razón suficiente para ordenar un trato desigual, Con la constatación de derechos a la creación de la igualdad de hecho, un
entonces está ordenado un trato desigual. Tribunal Constitucional limita sensiblemente la libertad de configuración
El paso decisivo hacia el modelo de solución que se pretende consis- del legislador, sobre todo porque no sólo le quita la libertad de conferir o
te en que, en ambas normas, el concepto de trato se interpreta en el senti- no este derecho, sino porque el otorgamiento de este tipo de derechos in-
do referido al acto. De esta manera, ambas normas sólo son válidas, di- cluye, por lo general, el mandato al legislador de facilitar considerables
rectamente, en relación con la igualdad jurídica. Tomadas conjuntamen- fondos financieros y ello lo priva de la posibilidad de tomar otras medi-
te, expresan una preferencia básica a favor del principio de igualdad das. Por eso, el principio formal de la libertad de configuración del legis-
jurídica. El segundo paso consiste en que, en el modelo de solución, el lador, democráticamente legitimado para la configuración social, es un
principio de igualdad de hecho se hace valer en la aplicación de ambas segundo competidor principal del principio de igualdad de hecho. A es-
normas dentro del marco del concepto de razón suficiente. Puede ser tan- tos dos principios, que siempre son relevantes, se suman muchos otros
to una razón suficiente para permitir un trato desigual como una razón que pueden entrar en colisión con la igualdad de hecho, sobre todo aque-
suficiente para su imposición. En el primer caso, es la razón para un no llos que apuntan a las libertades negativas. Todo esto pone de manifiesto
derecho definitivo75 a un determinado trato jurídico igual; en el segundo, que la clasificación del principio de la igualdad fáctica como una posible
es la razón para un derecho definitivo a un determinado trato jurídico de- razón suficiente para la obligatoriedad de un trato jurídico desigual, que
sigual, que sirve para la creación de una igualdad de hecho. El primer sirva para la creación de una igualdad de hecho, no implica que la igual-
caso es bien conocido. El principio de igualdad de hecho juega en él —a dad jurídica o la libertad negativa se desplace injustificadamente por la
menudo bajo el nombre de «principio del Estado social»— el papel de igualdad de hecho, ni que la competencia para la configuración del orden
una razón para la restricción con respecto al derecho general a la igual- social se desplace inadmisiblemente del legislador al Tribunal Constitu-
dad jurídica76. El segundo caso es más interesante. En él, el principio de cional Federal. Más bien, se crea así un modelo que permite adscribir

77
74
Capítulo 3.1. 4.
78
Cfr. supra, IV. El Tribunal Constitucional Federal tiene en la mira esta colisión cuando dice: «tam-
75
Con respecto al concepto del no-derecho, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.2. poco el principio del Estado social autoriza una organización social cualquiera, que elimi-
76
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 29, 402 (412). nara el mandato de igualdad» (BVerfGE 12, 354 (367)).

372 373
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

también al artículo 3 párrafo 1 LF el principio de igualdad de hecho y, vida y satisfacción personal81. Esto pone de manifiesto que es posible que
con ello, concebir esta disposición como una expresión de una concep- existan numerosas teorías de la igualdad de hecho recíprocamente in-
ción amplia de la igualdad, sin que por ello se prejuzgue acerca de una compatibles. Sin embargo, toda teoría de la igualdad fáctica es un pro-
determinada concepción de la igualdad. La clave teórico-normativa y grama para la distribución de los bienes distribuibles en una sociedad.
metodológica al respecto, es la teoría de los principios. No son sólo razones metodológicas las que excluyen la posibilidad de
En contra de este modelo podría objetarse que es vacío y, por lo tan- extraer de la Ley Fundamental exactamente un programa de distribución,
to, un mero juego intelectual, dado que los principios contrapuestos sino también razones sistemático-constitucionales. Las asuntos distribu-
—sobre todo el de la liberad del legislador para la configuración de un tivos constituyen un objeto central de la polémica de los partidos que
orden social— tienen en todos los casos concebibles una relevancia tal compiten por la mayoría en el Parlamento. Esto excluye la posibilidad de
que siempre el Tribunal Constitucional Federal ha de dejar de lado el re- partir —en una Constitución que se ha decidido por la democracia parla-
conocimiento de un derecho definitivo concreto a la creación de la igual- mentaria— de una sola teoría omnicomprensiva de la igualdad de hecho
dad de hecho, a partir directamente del artículo 3 párrafo 1 LF. Esto mos- que subyaciese a la Constitución, y con la que toda decisión del Parla-
traría que el principio de igualdad de hecho no puede adscribirse al ar- mento, relacionada con una distribución, estaría de acuerdo o no.
tículo 3 párrafo 1 LF como un principio de derecho fundamental en Sin embargo, con esto se ha aclarado sólo una cara de la moneda. La
sentido pleno, ya que para ser tal tendría que tener la fuerza para funda- otra cara es que se trata de la existencia de derechos y que el mero hecho
mentar, por lo menos en algún caso, un derecho definitivo concreto. de que su conocimiento sea inseguro y su reconocimiento por parte del
Esta objeción puede apoyarse, sobre todo, en principios formales. Tribunal Constitucional Federal reduzca el margen de acción del legisla-
Así, el argumento central en contra de los derechos originarios79 a la dor, no es ningún argumento que fuerce a reconocer su inexistencia. El
igualdad de hecho, es decir, aquellos que están basados directamente en sentido de los derechos fundamentales consiste, justamente, en no dejar
el artículo 3 párrafo 1 LF, afirma que la idea de la igualdad de hecho es en manos de la mayoría parlamentaria la decisión sobre determinadas po-
una base demasiado insegura para un reconocimiento judicial de dere- siciones del individuo, es decir, en delimitar el margen de decisión de di-
chos concretos a la igualdad de hecho80. El Tribunal debería incursionar cha mayoría, y es propio de las posiciones iusfundamentales el que pue-
en asuntos que no son exigibles judicialmente y llevar a cabo una política da haber desacuerdo sobre su contenido. Si se considera que no es impo-
social. Si así lo hiciera, necesariamente rebasaría sus competencias. La sible decidir este desacuerdo con argumentos racionales y, si no se quiere
intervención en las competencias del legislador sería tanto más intensa, que la mayoría parlamentaria decida ella misma sobre su propio margen
cuanto más la jurisprudencia que apunta a la igualdad de hecho, interven- de acción —lo que vulneraría la máxima de que nadie puede ser juez en
ga, no sólo en el margen de acción jurídico del legislador, sino directa- su propia causa— queda entonces sólo la vía de dejar que el Tribunal
mente y, en considerable medida, en su margen de acción financiero. Constitucional decida82. Por lo tanto, la pregunta ha de consistir en si las
Estos argumentos tienen algo de razón. El concepto de igualdad de peculiaridades vinculadas con la igualdad fáctica, la especialmente alta
hecho es especialmente apto para ser interpretado de diversas maneras.
Ello se debe a que, con respecto a la igualdad o desigualdad de hecho,
puede hacerse valer criterios muy diferentes, por ejemplo, dinero, educa- 81
Siguiendo a Dworkin, en un nivel más abstracto, estos criterios pueden divirse en
ción, influencia política, capacidad de autodeterminación, desarrollo de los de «equality ofwelfare» (igualdad de bienestar) y los de «equality ofresources» (igual-
dones y talentos, reconocimiento social, posibilidades de ascenso en los dad de recursos). La primera existe cuando los recursos (por ejemplo, el dinero) están dis-
tribuidos de tal manera que ninguna otra redistribución puede proporcionar una medida
diferentes ámbitos sociales, autorrespeto, realización de los planes de mayor de igualdad de bienestar (por ejemplo, la satisfacción). La segunda existe cuando los
recursos están distribuidos de una manera tal que ninguna otra redistribución puede propor-
cionar una medida mayor de igualdad de recursos (R. Dworkin, «What is Equality?» en
79 Philosopky & Public Affairs 10 (1981), págs. 186 ss.).
Lo opuesto a los derechos originarios a la igualdad de hecho son los derechos deri-
82
vados vinculados con un otorgamiento previo del Estado (cfr. W. Martens, «Grundrechte Cfr. R. Dworkin, Taking Rights Seriously, págs. 140 ss., así como: H. F. Zacher, «So-
im Leistungsstaat» en VVDStRL 30 (1972), págs. 21 ss.). En los derechos derivados se ziale Gleichheit», pág. 359, quien, con respecto a la máxima de la igualdad, subraya la pro-
plantea únicamente el asunto de la igualdad jurídica. tección de las minorías como «la tarea clásica de los derechos fundamentales en la demo-
80
Cfr. C. Starck, «Die Anwendung des Gleichheitssatzes», pág. 68; A. Podlech, cracia». En el mismo sentido, también H. P. Schneider, «Diskussionsbeitrag» en C. Link
Gehalt und Funktionen, págs. 202 s. (comp.), Der Gleichheitssatz fin modernen Verfassungsstaat, págs. 86 s.

374 375
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

inseguridad (pluralidad de las teorías de la distribución) y la especial- nada acerca de si desde otros puntos de vista, la Constitución ordena
mente intensa restricción del margen de acción del legislador (medios fi- también la creación de la igualdad de hecho. Es, además, correcto que en
nancieros) confieren al principio de la libertad de la configuración social el caso del derecho al amparo de pobreza, la decisión resulta relativa-
del legislador un peso tal que simplemente tiene que ser dejada de lado la mente fácil; por ello, los casos del derecho al amparo de pobreza son, en
aceptación de derechos concretos a la igualdad de hecho, sometidos al cierto modo, casos seguros de la prioridad del principio de igualdad de
control del Tribunal Constitucional. Ya este cuestionamiento pone de hecho. Sin embargo, esto no excluye su aplicación en otros casos. Todo
manifiesto que de lo que se trata no es de saber si el Tribunal Constitu- esto enseña que los casos del derecho al amparo de pobreza son sólo li-
cional puede o no imponer su teoría de la distribución justa frente al le- mitadamente adecuados como base inductiva para otros casos, pero que
gislador. Se trata más bien de saber si. en algunos casos, puede limitar la tienen que ser considerados como casos de aplicación del principio de la
libertad del legislador para la configuración social desde el punto de vista igualdad de hecho y que de sus peculiaridades no puede inferirse la ina-
de la igualdad de hecho. Aquí hay que tener en cuenta la asimetría conte- plicabilidad del principio de la igualdad de hecho a otros casos.
nida en el modelo del principio general de igualdad entre la igualdad jurí- Como toda tesis relativa a una inexistencia, la tesis según la cual, no
dica y la igualdad de hecho. A favor de la igualdad jurídica existe una existen otros casos en los que la igualdad de hecho tenga prioridad frente
carga de la argumentación; a favor de la igualdad de hecho, no existe una a todos los demás principios contrapuestos relevantes, es difícil de fun-
carga semejante. Por lo tanto, la creación de una diferenciación que sirva damentar. Para su fundamentación no bastaría la demostración de que,
para la igualdad de hecho está ordenada sólo si a favor de este mandato habida cuenta de la actual situación de la legislación, no existe ningún
puede aducirse razones suficientes. caso en el que el Tribunal Constitucional Federal pueda conferir un dere-
Ejemplos de los casos en los cuales el principio de la igualdad de he- cho originario a la igualdad de hecho. La situación de la legislación pue-
cho tiene prioridad frente a principios contrapuestos los ofrecen las ya de cambiar y la Constitución no sólo es válida para la situación actual de
mencionadas decisiones del Tribunal Constitucional Federal sobre el de- la legislación. Como no es posible tener una visión de todos los casos po-
recho al amparo de pobreza. Se podría objetar que estos casos no de- sibles, la tesis de la inexistencia puede considerarse sólo como una su-
muestran mucho, por cuanto presentan peculiaridades que prohiben una posición que queda refutada tan pronto se expone un caso en el que el
generalización. Así, se ha señalado, que en estos casos se agrega como principio de igualdad de hecho es aplicable y tiene prioridad sobre otros
punto de vista rector la garantía de protección jurídica del artículo 19 pá- principios.
rrafo 4 LF83 y que en ellos —a diferencia de lo que sucede en otros casos Como un caso semejante puede considerarse el del mínimo vital85.
en donde se trata de la igualdad de hecho— es posible una decisión judi- Sin una comparación no es posible determinar qué es lo que pertenece al
cial acerca del asunto de la igualdad84. Ya más arriba se señaló que uno mínimo vital constitucionalmente garantizado. Tal como lo enseña una
de los problemas principales de la igualdad de hecho consiste en determi- mirada a la historia, y a lo que ocurre en otros países, el mínimo vital ab-
nar el punto de vista en el que debe existir la igualdad de hecho. Que en soluto puede ser fijado a un nivel muy bajo. De lo que se trata según la
los casos del derecho de amparo de pobreza se sume el principio de la Ley Fundamental, es el del mínimo vital relativo, es decir, de aquello que
protección jurídica al principio de la igualdad de hecho, significa que se debe considerarse como tal, bajo las condiciones imperantes en la Repú-
determina el punto de vista en el que debe existir la igualdad de hecho. blica Federal de Alemania. Tomar como marco de referencia aquello que
Sin embargo, esto no modifica en nada el hecho de que los casos del de- el legislador garantiza en cada caso, significaría renunciar a la existencia
recho al amparo de pobreza sean casos de igualdad de hecho, y no dice de una medida o una pauta de derecho constitucional de aquello que el
legislador tiene que garantizar. En estos casos, el concepto de la dignidad
humana no ofrece una pauta racionalmente controlable. Sin embargo, el
83
C. Starck, «Die Anwendung des Gleichheitssatzes», pág. 68, nota 84. Starck exige, principio de igualdad de hecho ofrece una pauta de rango constitucional
en general, dar contenido a la máxima de la igualdad con la ayuda «de las prohibiciones de que además resulta racionalmente controlable. Exige una orientación por
diferenciación y los mandatos de diferenciación expresados directa o indirectamente en la
Ley Fundamental» (loe. cit, pág. 64). En esto tiene razón. El problema reside en saber has-
ta qué punto pueden obtenerse de la Ley Fundamental con seguridad criterios suficiente- 85
mente precisos. Cfr. al respecto, en relación con el aspecto del derecho prestacional, infra Capítu-
84
A. Podlech, Gehalt und Funktionen, págs. 220 ss. lo 9.1. 2.

376 377
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

el nivel de vida efectivamente existente y permite quedarse debajo de VII. LA ESTRUCTURA DE LOS DERECHOS DE IGUALDAD
éste a la luz de los principios contrapuestos. Ciertamente, de esta manera, COMO DERECHOS SUBJETIVOS
todo se convierte en un asunto de ponderación. Sin embargo, esto no es,
en primer lugar, algo insólito en el ámbito de los derechos fundamentales Según Leibholz, los derechos subjetivos que resultan del principio
y, en segundo lugar, las ponderaciones pueden llevarse a cabo racional- general de igualdad, así como ocurre con los derechos de defensa, son
mente. Por ello, el principio de igualdad, que incluye la igualdad de he- derechos a omisiones, es decir, «a omisiones de perturbaciones arbitra-
cho, puede fundamentar, en casos referidos al mínimo vital, derechos rias de la igualdad jurídica87. Por ello, el principio general de igualdad es
concretos definitivos a la creación de la igualdad de hecho86. de «naturaleza negativa»88. En contra de este paralelismo de los derechos
Podría objetarse que justamente este ejemplo muestra que es mejor de igualdad y libertad puede objetarse que al principio general de igual-
adscribir la igualdad de hecho al principio del Estado social que al princi- dad pueden adscribirse derechos que obviamente son derechos pertene-
pio general de la igualdad. A favor de ello habla el hecho de que el prin- cientes al status positivo. Un ejemplo al respecto lo ofrece la decisión so-
cipio de igualdad de hecho puede, sin duda, considerarse también como bre el dinero para la vivienda por parte de quienes reciben ayuda social89.
un subprincipio del principio del Estado social. Sin embargo, el punto Esto amerita preguntarse acerca de la estructura de los derechos de igual-
decisivo es que, a diferencia del principio de igualdad de hecho, la cláu- dad como derechos subjetivos.
sula del Estado social no es una disposición de derecho fundamental. Por Es posible distinguir tres tipos de derechos que resultan del principio
ello, una adscripción exclusiva al principio del Estado social no ofrecería general de igualdad: los derechos de igualdad definitivos abstractos, los
ni siquiera la posibilidad de fundamentar, desde el punto de vista de los derechos de igualdad definitivos concretos y los derechos de igualdad
derechos fundamentales, derechos subjetivos concretos a la igualdad de prima facie abstractos.
hecho, cualquiera que sea su delimitación. Sin embargo, por el contrario, Dos son los derechos de igualdad definitivos abstractos: el derecho a
como se ha expuesto, no existe ningún motivo para renunciar a esta posi- la igualdad de trato, cuando no existe ninguna razón suficiente para per-
bilidad. mitir un trato desigual, y el derecho a ser tratado desigualmente cuando
Si se sigue el modelo aquí presentado, es posible, por una parte, man- existe una razón suficiente para que esté ordenado un trato desigual. A
tener la división de competencias entre el Tribunal Constitucional y el le- estos dos derechos corresponden las normas de trato igual y desigual an-
gislador, prevista por la Ley Fundamental, y tener en cuenta los numero- tes presentadas90:
sos principios que se contraponen a la igualdad de hecho (especialmente
la libertad negativa/igualdad jurídica). Por otra parte, en los casos en los (7) Si no hay ninguna razón suficiente para permitir un trato de-
que la relevancia de la igualdad de hecho es tan grande que todas las ra- sigual, entonces está ordenado un trato igual;
zones contrapuestas quedan desplazadas, es posible otorgar un derecho (9) Si hay una razón suficiente para ordenar un trato desigual,
definitivo concreto a la creación de una determinada igualdad de hecho. entonces está ordenado un trato desigual91.
Todo esto encaja sin contradicción en un modelo de un grado de comple-
jidad relativamente reducido que, además, deja espacio para valoraciones 87
G. Leibholz, Die Gleichheit vor dem Gesetz, pág. 235.
bien diferentes. 88
Ibídem, pág. 118.
89
BVerfGE 27, 220 (230).
90
Capítulo 8. IV.
91
La formulación de estas normas no permite reconocer una distinción entre supuesto
de hecho (en sentido estricto) y cláusula restrictiva. Cabe preguntarse si es posible una
construcción en la que pueda distinguirse entre supuesto de hecho y cláusula restrictiva.
Aquí se analizará sólo la norma de trato igual (7). Para llegar a una norma que distinga en-
tre el supuesto de hecho (T) y la cláusula restrictiva (R) como condición positiva y negativa
de la consecuencia jurídica (C), es decir, que responda al esquema TA ~^R <-• C, se ofrece la
siguiente reformulación de (7): Si una medida estatal x es un trato desigual y si no existe
86
Aquí hay que tratar sólo el principio de la igualdad de hecho. El análisis de los dere- ninguna razón suficiente para el permiso de este trato desigual, entonces está prohibida la
chos fundamentales sociales habrá de mostrar que este principio puede actuar conjunta- realización de x. El supuesto de hecho de esta norma es extremadamente amplio. Compren-
mente con el de la libertad de hecho; cfr. infra Capítulo 9. IV. 2. de toda diferenciación jurídica y, con ello, casi todas las medidas estatales. Sin embargo,

378 379
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.8. EL DERECHO GENERAL DE IGUALDAD

Estos derechos abstractos conducen a derechos concretos muy dife- una consideración más exacta de aquello que se esconde detrás de estas
rentes. Con todo, es posible darles una formulación sobre cuya base pue- formulaciones, obliga a dejarlas de lado.
den catalogarse como derechos de defensa. Al primero corresponde la Esto se muestra clarísimamente en los derechos de iguladad definiti-
obligación del Estado de omitir determinados tratos desiguales; al segun- vos concretos. Al derecho a la «omisión de un trato desigual» pueden
do, la obligación del Estado de omitir determinados tratos iguales. En adscribirse derechos de igualdad concretos, tanto del status negativo
vista de esta posibilidad de formulación, pero también teniendo sólo ésta como del status positivo y del status activo. Si alguien —debido a una
en cuenta, es correcta la tesis del paralelismo de Leibholz. Sin embargo, vulneración del principio de igualdad— es afectado por una prohibición,
puede tener un derecho definitivo concreto basado en el principio de
igualdad, a la omisión de la intervención, es decir, un derecho de status
éste no es una desventaja. Si el principio general de igualdad ha de ser una pauta con la que negativo92. En este caso, la «omisión de un trato desigual» es una acción
puede medirse la actuación total del estado con referencia a todos los pares de compara- negativa. Si, en cambio, alguien —como consecuencia de una vulnera-
ción, es inevitable esta amplitud, que corresponde a la amplitud del supuesto de hecho del ción del principio de igualdad— no es favorecido en alguna circunstan-
derecho general de libertad (cfr. supra, Capítulo 7, II. 1.1) y al sentido de la teoría amplia cia, este individuo puede tener un derecho definitivo concreto basado en
del supuesto de hecho, antes presentada (cfr. supra, Capítulo 6, II. 2.2). El núcleo de la
cláusula restrictiva es el concepto de razón suficiente. Para exponer que algo tiene o no tie- el principio de igualdad a ser favorecido, es decir, un derecho de status
ne la propiedad de ser una razón suficiente para una diferenciación, puede aducirse argu- positivo93. En este caso, la «omisión de un trato desigual» consiste en un
mentos muy diferentes. Esta argumentación puede estructurarse dentro del marco del mo- hecho positivo. Si —vulnerando el principio de igualdad— a alguien no
delo de los principios que, como se expusiera más arriba (Capítulo 3,1. 8), implica el prin- se le concede la competencia de la participación en la formación de la
cipio de proporcionalidad. Como razón para una diferenciación D se aducirá que D es un
medio para la obtención del fin F. Para cualificar a esto como razón insuficiente, puede voluntad política, este individuo puede tener un derecho concreto de sta-
aducirse, entre otras cosas, (1) que D no es idónea para la obtención de F, (2) que D no es tus activo basado en el principio de igualdad. Que en los tres casos el
necesaria para la obtención de F o (3) que D es, ciertamente, idónea y necesaria para la ob- afectado por una vulneración del principio de igualdad sólo pueda tener
tención de F y que la obtención de F sirve para la realización del principio P, que entra en un derecho de igualdad definitivo concreto, es algo que resulta de que, a
colisión con el de la igualdad jurídica, pero que con respecto a F y D los principios P2..., menudo, la vulneración del derecho de igualdad definitivo abstracto es
PD, a los cuales pertenece también la igualdad jurídica, preceden al principio P, (proporcio-
nalidad en sentido estricto). En esta ponderación hay que tener en cuenta el principio de la evitable de muy diversas maneras. Un ejemplo al respecto es la alternati-
libertad de configuración del legislador. va que existe entre: la no realización de la intervención que vulnera el
Según esta construcción, los problemas de la aplicación de la norma de trato igual tie- principio de igualdad, o su extensión a todos los sujetos jurídicos esen-
nen que ser solucionados dentro del marco de la cláusula restrictiva. Kloepfer ha propuesto cialmente iguales. El primer miembro de esta alternativa es una omisión
una construcción totalmente diferente. Según ella, el supuesto de hecho no consiste simple- y el segundo miembro es un acto positivo. Aquí no es necesario pregun-
mente en un trato desigual, sino en un trato desigual de lo esencialmente igual. La cláusula
restrictiva se llena con la reserva restrictiva de la libertad de conformación legislativa. En tarse cómo han de ser catalogados, desde el punto de vista de la teoría del
una cláusula sobre la restricción de restricciones se encuentra entonces la prohibición de status, los derechos a la realización de un miembro de este tipo de alter-
arbitrariedad junto con el principio de proporcionalidad (M. Kloepfer, Gleichheit ais Ver- nativa94. Basta constatar que la jurisprudencia del Tribunal Constitucio-
fassungsfrage, Berlín 1980 (1, págs. 54 ss.). Contra esta construcción hay algo que objetar. nal Federal muestra que, por lo menos, hay algunos casos en los cuales el
La aplicación del concepto de la igualdad esencial en el supuesto de hecho, plantea ya un principio general de igualdad garantiza derechos que no son derechos del
primer problema. Como ya se expusiera más arriba, por igualdad esencial tiene sentido en-
tender sólo la igualdad valorativa. Pero, en el caso de la igualdad valorativa está ordenado status negativo.
siempre el trato igual, de manera tal que las restricciones y las restricciones de las restric- Este panorama adquiere un mayor refinamiento si se consideran los
ciones se vuelven superfluas. Además, parece inadecuado referir las restricciones sólo al derechos de igualdad prima facie abstractos de los cuales —al igual que
principio formal de la libertad de configuración legislativa. La libertad de configuración le-
gislativa, como tal, no es nunca una razón suficiente para una diferenciación. Al principio en el caso de los principios definitivos abstractos— hay dos. Uno de
formal de la libertad de configuración legislativa tiene que añadirse siempre una razón que ellos responde al principio de igualdad jurídica; el otro, al de igualdad
pueda apoyarse en un principio material. Por ello, los aspectos materiales no pueden nunca
extraerse de la cláusula restrictiva y adscribirse a una cláusula sobre la restricción de res-
92
tricciones, sino que tienen que ubicarse en la cláusula restrictiva. Como ya se indicara más Cfr., por ejemplo, BVerfGE 21, 292 (301 ss.).
93
arriba, la «confusa mezcla de subsunción» temida por Kloepfer (loe. cit., pág. 56) puede Cfr., por ejemplo, BVerfGE 27, 220 (230).
94
evitarse por medio de una estructuración de la argumentación a favor y en contra de la exis- Cfr. al respecto, M. Sachs, «Zur dogmatischen Struktur der Gleichheitsrechte ais
tencia de una razón suficiente. Abwehrrechte» en DÓV1984, págs. 414 ss.

380 381
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

fáctica. El derecho prima facie a la igualdad jurídica puede formularse


como un derecho prima facie a la omisión de tratos desiguales; en cam-
bio, el derecho prima facie a la igualdad fáctica es un derecho prima fa-
cie a acciones positivas del Estado.
Es posible llevar a cabo muchas otras diferenciaciones y precisiones.
Sin embargo, estas breves observaciones bastan para mostrar lo que aquí
interesa: es insuficiente interpretar el artículo 3 párrafo 1 LF en el sentido
de un derecho del status negativo; más bien, a esta disposición de dere-
cho fundamental hay que adscribir un conjunto de derechos subjetivos de Capítulo noveno
estructura sumamente diferente. Sólo este conjunto define el derecho
fundamental del artículo 3, párrafo 1 como un todo95. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO
(DERECHOS PRESTACIONALES EN SENTIDO AMPLIO)

I. CONCEPTOS BÁSICOS Y CONCEPCIÓN BÁSICA

De acuerdo con la interpretación liberal clásica1, los derechos funda-


mentales «están destinados, ante todo, a asegurar la esfera de la libertad
del individuo frente a las intervenciones del poder público; son derechos
de defensa del ciudadano frente a Estado»2. Los derechos de defensa del
ciudadano frente al Estado son derechos a acciones negativas (omisio-
nes) del Estado3. Pertenecen al status negativo en sentido amplio4. Su
contrapartida son los derechos a acciones positivas del Estado, que deben
incluirse en el status positivo en sentido estricto5. Si se presupone un
concepto amplio de prestación, todos los derechos a acciones positivas
del Estado pueden calificarse como derechos a recibir prestaciones del
Estado, en un sentido amplio; dicho brevemente: como derechos presta-
cionales en sentido amplio. La pregunta de si, y en qué medida, a las dis-
posiciones de los derechos fundamentales deben adscribirse6 normas que
confieren derechos prestacionales en sentido amplio, es uno de los asun-
tos más discutidos en la dogmática actual de los derechos fundamentales.
Especialmente, se discuten los llamados derechos sociales fundamenta-
les, es decir, por ejemplo, los derechos a la asistencia social, al trabajo, la
vivienda y la educación. Habrá de mostrarse que, efectivamente, estos

1
Cfr. al respecto. C. Schmitt, Verfassungslehre, págs. 163 ss.
2
BVerfGE 7, 198 (204).
3
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1.1.1.
4
Con respecto a esta calificación, cfr. supra, Capítulo 5.1. 3.
95 5
Con respecto al concepto del derecho fundamental como un todo, cfr. supra, Capítu- Ibídem.
6
lo 4. III. Con respecto al concepto de adscripción, cfr. supra, Capítulo 2. II. 2.

382 383
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

derechos constituyen un sector importante de aquello que puede denomi- tivos15, es sólo una cara de la moneda. El otro es que, en la Ley Funda-
narse «derechos prestacionales», pero no agotan su ámbito. mental se encuentra una serie de puntos de apoyo, objetivamente formu-
lados para una interpretación que favorece los derechos prestacionales.
En primer lugar, cabe mencionar la «obligación de todo poder público» a
1. EL TEXTO CONSTITUCIONAL Y SU GÉNESIS «proteger» la dignidad humana (artículo 1 párrafo 1 frase 2, 2 LF) y la
cláusula del Estado social (artículos 20 párrafo 1, 28 párrafo 1 frase 1
La Ley Fundamental es muy cautelosa en lo que se refiere a la for- LF). Además, merecen ser mencionados la protección del matrimonio y
mulación de los derechos prestacionales. En este sentido, se diferencia la familia (artículo 6 párrafo 1 LF), así como el mandato constitucional
claramente de una serie de Constituciones de los Estados federados en de equiparación jurídica de los hijos ilegítimos (artículo 6 párrafo 5 LF).
las cuales, además de los derechos de defensa clásicos, se encuentran de- Sin embargo, estas disposiciones —al igual que el hecho de que el princi-
rechos tales como el derecho al trabajo7, a la vivienda8, a la subsistencia pio general de igualdad puede fundamentar derechos prestacionales deri-
en caso de penuria9, a la educación10 y a la cogestión11,12 así como de nu- vados y, además, puede interpretarse en el sentido del principio de igual-
merosas Constituciones de otros países13. Si uno se orienta tan sólo por el dad fáctica, que en casos especiales incluso puede fundamentar derechos
texto de la Ley Fundamental, como formulación explícita de un derecho prestacionales originarios16— no pueden desconocer que la Ley Funda-
social fundamental, en el sentido de un derecho subjetivo prestacional, se mental, desde el punto de vista de su texto y de su génesis, tiene prima-
encuentra sólo el derecho de la madre a la protección y asistencia por riamente el carácter de una Constitución burguesa y de Estado de dere-
parte de la comunidad (artículo 6 párrafo 4 LF)14. Por ello, una interpreta- cho orientada hacia los derechos de defensa.
ción de los derechos fundamentales de la Ley Fundamental como dere-
chos prestacionales, que intente enraizar en el nivel constitucional los
derechos prestacionales subjetivos, tiene que adscribir tales normas a 2. LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL FEDERAL
disposiciones que no expresan normas que confieren derechos prestacio-
nales subjetivos. Con todo, esta circunstancia no ha podido frenar el debate acerca de
Naturalmente, que el constituyente haya renunciado deliberadamente los derechos prestacionales en la Ley Fundamental. Esta discusión reci-
a la formulación de normas que confieren derechos prestacionales subje- bió impulsos esenciales por parte de la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional Federal. En relación con el problema de los derechos presta-
7
Art. 166 de la Constitución de Baviera; art. 12 de la Constitución de Berlín; art. 28 de cionales subjetivos, tienen importancia, sobre todo, las decisiones en las
la Constitución de Hessen; art. 24 de la Constitución de Renania del Norte-Westfalia; art. que no sólo se habla —como suele suceder— de obligaciones objetivas
53 de la Constitución de Renania-Palatinado; art. 45 de la Constitución del Sarre. del Estado, sino que, además, estudian derechos subjetivos a acciones
8
Art. 106 de la Constitución de Baviera; art. 19 de la Constitución de Berlín; art. 28 de
la Constitución de Hesse. positivas. Cabe mencionar especialmente tres decisiones: la decisión de
9
Art. 168 de la Constitución de Baviera; art. 14 de la Constitución de Berlín; art. 58 de asistencia social del año 1951, la primera Sentencia sobre el numerus
la Constitución de Bremen; art. 28 de la Constitución de Hesse.
10
clausus y la Sentecia sobre la Ley introductoria a una ley de escuela su-
Art. 11 de la Constitución de Badén-Würtemberg; art. 128 de la Constitución de Ba- perior integrada en Baja Sajonia.
viera; art. 8 de la Constitución de Renania del Norte-Westfalia.
11
Art. 175 de la Constitución de Baviera; art. 17 de la Constitución de Berlín; art. 47 Cautelosa y ambiguamente se expresa el Tribunal en la sentencia so-
de la Constitución de Bremen; art. 37 de la Constitución de Hesse; art. 26 de la Constitu- bre la asistencia social. En primer lugar, se dice que el artículo 1 párra-
ción de Renania del Norte; art. 67 de la Constitución de Renania-Palatinado.
12
fo 1 LF no obliga al Estado a proteger a los individuos frente a la penuria
Cfr. al respecto H. F. Zacher, Sozialpolitik und Menschenrechte in der Bundesrepu- material y que el artículo 2 párrafo 2 frase 1 LF no confiere al individuo
blik Deutschland, Munich/Viena 1968, págs. 11 ss.
13
Catálogos de derechos a acciones positivas del Estado se encuentran tanto en Cons-
15
tituciones de países industriales occidentales (cfr. la Constitución de Italia del 27.12.1947) Cfr. JóR N.F. 1 (1951), págs. 54 ss. 94; ti. von Mangoldt, «Grundrechte und Grund-
como en Constituciones de Estados socialistas (cfr. la Constitución de la RDA del satzfragen des Bonner Grundgesetzes» en AóR 75 (1949), págs. 275 s.; W. Weber, «Die
6.4.1968) y en Constituciones de países del Tercer Mundo (cfr. la Constitución de la India verfassungsrechtlichen Grenzen sozialstaatlicher Forderungen» en Der Staat 4 (1965),
del 26.11.1949). págs. 411 ss.
14 16
Cfr. BVerfGE 55, 154 (157 s.). Cfr. supra, Capítulo 8. VI. 3.

384 385
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

ningún derecho fundamental a una asistencia adecuada por parte del sámente. Desde luego, sería falaz inferir de este derecho a recibir una
Estado. No obstante, luego, el Tribunal subraya que con ello no se dice prestación, derechos a recibir otras prestaciones. Que exista un derecho a
que el «individuo no tenga ningún derecho constitucional a la asistencia una prestación que se adscribe correctamente a las disposiciones de dere-
social». Ciertamente, al deber del legislador de «realización del Estado cho fundamental significa, ciertamente, que es falsa la tesis según la
social» no corresponden, en general, derechos subjetivos, pero si «el le- cual, no puede adscribirse ningún derecho prestacional a las disposicio-
gislador omite arbitrariamente, es decir, sin razón objetiva, el cumpli- nes de derecho fundamental; pero, sólo de esto no se infiere que también
miento de este deber, podría surgir de aquí un derecho del individuo que sea posible adscribir correctamente otros derechos prestacionales a esas
puede exigirse por medio del recurso de amparo»17. Un claro paso más disposiciones.
allá, dio el Tribunal en una decisión del año 1975. Allí se dice: «Desde Con el segundo ejemplo, el de la primera Sentencia sobre el numerus
luego, la asistencia social a los necesitados de ayuda es uno de los debe- clausus, se ingresa en un terreno sumamente controvertido22. En esta
res obvios del Estado social. Necesariamente, esto incluye la asistencia Sentencia, el Tribunal distingue entre dos derechos: un derecho, como el
social a los conciudadanos que, a raíz de dolencias físicas o mentales, tie- Tribunal señala, a «participan) en las instituciones educativas existentes,
nen impedimentos para desarrollarse personal y socialmente y no pueden y un derecho a la creación de nuevas plazas de estudios. Veamos, por lo
asumir por sí mismos su subsistencia. En todo caso, la comunidad estatal pronto, el primero. El Tribunal fundamenta este derecho en el principio
tiene que asegurarles las condiciones mínimas para una existencia huma- de igualdad, sumada al artículo 12 párrafo 1 LF, el principio del Estado
na digna [...]»18. Si se toman ambas decisiones conjuntamente, no puede social y la constatación de que el Estado pretende un «monopolio fáctico,
haber ninguna duda de que el Tribunal Constitucional Federal19 parte de que no puede cederse arbitrariamente» a la formación de los individuos
un derecho fundamental a un mínimo vital. En este sentido, el Tribunal en las diferentes profesiones universitarias que, «al mismo tiempo, es un
coincide con la jurisprudencia permanente del Tribunal Administrativo presupuesto necesario para la satisfacción de los derechos fundamenta-
Federal y con la opinión dominante en la literatura20. Por ello, puede de- les»23.
cirse que existe, por lo menos, un derecho social fundamental tácito, es Para la teoría de los derechos prestacionales es importante, en primer
decir, basado en una norma adscrita interpretativamente a las disposicio- lugar, el hecho de que a la tríada de disposiciones de la Ley Fundamen-
nes de derechos fundamentales. Se ha observado que sería «perder el tal, en la que se apoya el Tribunal, pertenece —con la mención del ar-
tiempo querer zanjar con estos ejemplos cuestiones dogmáticas contro- tículo 12 párrafo 1 LF— la formulación de un derecho de libertad, que
vertidas»21. Si con esto se quiere decir que el derecho a un mínimo vital también tiene que incluirse para poder fundamentar el resultado de la de-
no tiene interés dogmático, ello no es aceptable. En modo alguno es ob- cisión. Sin referencia a la libertad de elección de los centros educativos y
vio que exista coincidencia entre la jurisprudencia y la doctrina con res- de la profesión, faltaría una pieza importante para la fundamentación del
pecto a la ubicación a nivel constitucional del derecho subjetivo a un mí- mandato de utilización exhaustiva de las posibilidades educativas24. To-
nimo vital, bajo la vigencia de una Constitución que no lo formula expre- mado en sí mismo, el principio de igualdad es —en todo caso, en la inter-
pretación como prohibición de arbitrariedad— compatible con una utili-
17
18
BVerfGE 1,97 (104 s.). zación de las posibilidades educativas por debajo del nivel de lo exhaus-
19
BVerfGE 40, 121(133). tivo25. El derecho a la libre elección de los centros educativos y de la
BVerfGE 1, 159 (161 s.); 5, 27 (31); 27, 58 (63); 52, 339 (346).
20
Cfr., por ejemplo, G. Dürig, «Das Grundrechtssatz von der Menschenwürde»,
22
pág. 131 s.; Id. en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, artículo 1, párrafo 1, observación al margen Cfr. la lista bibliográfica preparada por el propio Tribunal Constitucional Federal
43 s., artículo 2 párrafo 2, observación al margen 27; J. M. Wintrich, Zur Problematik der en BVerfGE 43,291 (314 s.), así como F. Ossenbühl, «Die Interpretaron der Grundrechte
Grundrechte, Colonia/Opladen 1957, pág. 19; C. Starck. «Staatliche Organisation und in der Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts» en NJW 1976, págs. 2104 s.; R.
staatliche Finanzierung ais Hilfen zur Grundrechtsverwirklichung» en Festg. aus Anlafi Breuer, «Grundrechte ais Anspruchsnormen», pág. 112; G. F. Schuppert, Funktionell-rech-
des 25jáhrigen Bestehens des Bundesverfassungsgerichts, edición a cargo de C. Starck, tliche Grenzen der Verfassungsinterpretation, Kónigstein/Taunus 1980, págs. 10 ss.
23
tomo 2, Tubinga 1976, pág. 522; R. Breuer, «Grundrechte ais Anspruchsnormen», BVerfGE 33, 303 (331 s.).
24
págs. 95 ss. BVerfGE 33, 303 (338); reforzadamente BVerfGE 43, 291 (326).
21 25
H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, pág. 90 (nota 73), refirién- Cfr. para más detalles, R. Breuer, «Grundrechte ais Anspruchsnormen»,
dose a G. Dürig en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, artículo 2, párrafo 2, observación al mar- págs. 115 ss.; G. F. Schuppert, Funktionell-rechtliche Grenzen der Verfassungsinterpreta-
gen 26. tion, pág. 25. No es posible aceptar la concepción según la cual hubiese bastado una invo-

386 387
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

profesión tiene, por lo tanto, un peso decisivo frente a los argumentos cuando dice que a todo ciudadano que haya aprobado el bachillerato le
que pueden presentarse para la justificación de un tratamiento desigual corresponde «en sí», es decir, antes de tomar en cuenta las posibilidades
semejante, por ejemplo, frente a los argumentos de efectividad. Con res- jurídicas y fácticas en sentido estricto, un derecho a ser admitido en la
pecto al principio del Estado social, hay que poner en duda si, tomado en carrera de su elección32. En cambio, el segundo derecho tiene el carácter
sí mismo o combinado sólo con el principio de igualdad, confiere un de- de un derecho definitivo. El Tribunal deja expresamente abierta la pre-
recho a la formación universitaria. Por ello, que en su fundamentación el gunta de «si y en qué supuestos» el derecho prima facie puede convertir-
Tribunal haga referencia a un derecho de libertad es muy importante, se en un derecho definitivo33. No obstante, al sostener la existencia del
dado que ello presupone que el derecho de libertad no se interpreta ex- derecho prima facie y no excluir la posibilidad de aquel derecho definiti-
clusivamente como derecho de defensa. Como tal, no podría contribuir vo, el Tribunal ha abierto ejemplarmente la puerta a la adscripción de de-
en nada para la fundamentación. Sólo puede convertirse en una parte sus- rechos prestacionales.
tancial de la fundamentación, si se refiere a los «presupuestos necesarios Un carácter totalmente distinto tiene el derecho subjetivo a medidas
para la satisfacción» del derecho de libertad26, es decir, si se interpreta en estatales de tipo organizativo, que en la Sentencia sobre la enseñanza
el sentido de la garantía de una porción de libertad fáctica, algo que el universitaria se adscribe al artículo 5 párrafo 3 LF. Allí se dice: «Al titu-
Tribunal fundamenta, entre otras, con las siguientes palabras27: «el dere- lar individual del derecho fundamental del artículo 5 párrafo 3 LF, en vir-
cho de libertad carecería de valor sin los presupuestos fácticos para poder tud de la decisión valorativa, le surge un derecho a aquellas medidas es-
ejercerlo». Con esto, se ha abierto una nueva dimensión en la fundamen- tatales, también de tipo organizativo, que son indispensables para la pro-
tación de los derechos adscritos. tección de su ámbito de libertad asegurado iusfundamentalmente, porque
Con respecto al derecho a la participación en las posibilidades educa- son las que le posibilitan una libre actividad científica. Si este nofrierael
tivas existentes, las consecuencias se mantienen dentro de cierto marco. caso, se eliminaría en gran medida el efecto protector del principio bási-
El asunto se vuelve más interesante cuando se trata del derecho a la crea- co de la decisión valorativa. Esta capacidad del titular individual del de-
ción de nuevas plazas de estudios. En su Sentencia del 8.2.197728, el Tri- recho fundamental, en el sentido de poder imponer frente al poder públi-
bunal distingue, con mayor claridad que en la primera Sentencia sobre el co la norma básica de decisión valorativa, pertenece al contenido del de-
numerus clausus, entre «el derecho (abstracto), constitucionalmente ga- recho fundamental individual cuya efectividad queda así reforzada»34. El
rantizado, a ser admitido para la carrera de su elección y que es propio derecho a medidas estatales de tipo organizativo es un derecho a la for-
del ciudadano que satisface las exigencias subjetivas impuestas para la mulación de determinadas normas jurídicas. De esta manera, entra un
admisión ("haber culminado el bachillerato")», y que se encuentra «bajo nuevo aspecto en la órbita de los derechos prestacionales: el derecho a
la reserva de lo posible, en el sentido de aquello que el individuo puede prestaciones normativas35.
esperar razonablemente de la sociedad»29, y una «pretensión individual
(concreta) del ciudadano, judicialmente exigible, a la ampliación de las
posibilidades de formación»30. A la luz de la teoría de los principios, el 3. E L CARÁCTER DE LA POLÉMICA SOBRE LOS DERECHOS PRESTACIONALES

primer derecho es fácilmente reconocible como derecho prima facie que


se convierte en un derecho definitivo sólo cuando los principios contra- Con las tres decisiones aquí presentadas no se agotan en modo algu-
puestos no exigen otra cosa»31. El Tribunal expresa esto correctamente no las manifestaciones del Tribunal Constitucional Federal con respecto
a los derechos prestacionales. Sí ponen ya de manifiesto que su jurispru-
dencia ofrece puntos de apoyo para la discusión sobre los derechos pres-
cación del principio general de igualdad (cfr. E. Friesenhahn, «Der Wandel des Grun- tacionales en el marco de la Ley Fundamental. Estos puntos de apoyo
drechtsverstándnisses», pág. G 32; F. Ossebühl, «Die Interpretation der Grundrechte in der
Rechtsprechung der Bundesverfassungsgerichts», pág. 2104).
26 32
BVerfGE 33, 303 (337). BVerfGE 43. 291 (315).
27 33
BVerfGE 33, 303 (331). BVerfGE 43. 291 (315, 325); 33, 303 (333).
28 34
BVerfGE 43, 291. BVerfGE 35, 79 (116). Con respecto a la crítica al reconocimiento de un derecho
29
BVerfGE 43, 291 (313 s.); por primera vez, BVerfGE 33, 303 (333). subjetivo semejante, cfr. sobre todo el voto particular de los jueces Simón y Rupp von
30
BVerfGE 43, 291 (315); 33, 303 (333). Brünneck, BVerfGE 35, 148 (155).
31 35
Cfr. supra, Capítulo 3. 1. 5. Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1.2.

388 389
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

son mucho más ricos que los que suministran el texto y la génesis de la 4. CONCEPTO Y DIVISIÓN DE LOS DERECHOS PRESTACIONALES
Ley Fundamenal. Si se incluye al Tribunal entre los participantes en esta
discusión, puede decirse que ocupa una posición intermedia en el espec- Como ya se señalara, el concepto de derecho prestacional se enden-
tro de opiniones que se extiende desde un amplio rechazo: «Los derechos derá aquí en un sentido amplio. Todo derecho a una acción positiva, es
fundamentales no (pueden) ser ambas cosas [...]: derechos a una acción decir, a una acción del Estado, es un derecho prestacional. De esta mane-
estatal y a su negación»36, hasta su aceptación amplia: «En una sociedad ra, el derecho prestacional es la contrapartida exacta del concepto de de-
industrial sumamente compleja, los derechos fundamentales: o son dere- recho de defensa, bajo el que cae todo derecho a un acción negativa, es
chos de participación o no existen»37. decir, a una omisión por parte del Estado. La escala de las acciones posi-
La polémica sobre los derechos prestacionales está caracterizada por tivas del Estado que pueden ser objeto de un derecho prestacional se ex-
diferencias de opinión sobre el carácter y tareas del Estado, del derecho y tiende desde la protección del ciudadano frente a otros ciudadanos, por
de la Constitución, con los derechos fundamentales incluidos en ella38, medio de normas del derecho penal, pasa por la creación de normas de
así como sobre la evaluación de la situación actual de la sociedad. Como organización y procedimiento, y llega hasta prestaciones en dinero y en
en esta polémica, entre otras cosas, se trata de problemas de redistribu- bienes. Este concepto del derecho prestacional es más amplio que el ha-
ción, su «actualidad política»39 es obvia. En ningún otro ámbito es tan bitual42. Por lo general, con la expresión «derecho prestacional» se vincu-
clara la conexión entre el resultado jurídico y las valoraciones generales la la concepción de un derecho a algo que el titular del derecho, en caso
prácticas o políticas; en ningún otro ámbito se discute de forma tan en- de que dispusiera de medios financieros suficientes y encontrase en el
cendida. Es sintomático que en esta situación se hable —con intención mercado una oferta suficiente, podría obtener también de personas priva-
crítica o positiva— del «cambio de la comprensión del derecho funda- das. Sin embargo, hay dos razones de peso a favor de la extensión del
mental40 y se pida «desdemonizar, desideologizar y desemotivizar el con- concepto de derecho prestacional, más allá de los derechos de este tipo a
cepto de los derechos sociales fundamentales»41. A esto se suma una se- prestaciones fácticas, también a prestaciones normativas43, tales como la
gunda característica. El acuerdo en la polémica sobre los derechos pres- protección por medio de normas del derecho penal o la creación de nor-
tacionales se ve dificultado no sólo por concepciones básicas de diferente mas de organización y de procedimiento44.
contenido, sino también por confusiones conceptuales y dogmáticas bá- La primera razón es que en muchos de los llamados derechos socia-
sicas que encuentran su expresión en la confusión terminológica, fre- les fundamentales, que pueden considerarse como típicos derechos pres-
cuentemente lamentada. tacionales, se trata de un conjunto de posiciones a prestaciones fácticas,
En lo que se refiere al problema conceptual/terminológico, las refle- en parte, y, también en parte, a prestaciones normativas. Esto se ve con
xiones que aquí hay que presentar, se llevarán a cabo dentro del marco de especial claridad en el muy discutido derecho fundamental al medio am-
una triple división de los derechos prestacionales y, en lo que se refiere al biente45, que no pocas veces se clasifica como derecho social fundamen-
problema de la existencia y el contenido de los derechos prestacionales,
42
se llevarán a cabo sobre la base de una idea rectora, formal. Ambos pun- Esto no significa que la versión amplia sea totalmente inútil. Así, por ejemplo, R.
tos se considerarán a continuación. Scholz. «Nichtraucher contra Rauchen> en JuS 1976, pág. 234, habla de «una prestación
estatal bajo la forma de una intervención soberana en contra de terceros como perturbado-
res (potenciales)». Con respecto a una propuesta de una versión correspondientemente am-
36
H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, pág. 65. plia del concepto de prestación en el derecho administrativo, cfr. E. Becker, «Verwaltung
37
H. Willke, StandundKritikderneueren Grundrechtstheorie, Berlín 1975, pág. 216. und Verwaltungsrechtsprechung» en WDStRL 14 (1956), pág. 109; G. Beinhardt, «Das
38
Cfr. P. Badura, «Das Prinzip der sozialen Grundrechte und seine Verwirklichung im Recht der óffentlichen Sicherheit und Ordnung in seinem Verhátltnis zur Eingriffs- und
Recht der Bundesrepublik Deutschland» en Der Staat 14 (1975), pág. 17. Leistungsverwaltung» en DVBl 1961, págs. 612 s.
39 43
Cfr. W. Schmidt, «Soziale Grundrechte im Verfassungsrecht der Bundesrepublik Con respecto a los conceptos de prestación fáctica y prestación normativa, cfr. su-
Deutschland» en Der Staat, Beiheft 5 (1981), pág. 12. pra, Capítulo 4. II. 1.1.2.
40 44
Cfr., por ejemplo, E. Friesenhahn, «Der Wandel des Grundrechtsverstandnisses», En última instancia, se trata, al igual que en todos los asuntos terminológicos, de un
págs. G 1 ss.; P. Saladin, Grundrechte im Wandel, 2.a edición, Berna 1975; H. H. Rupp, asunto de funcionalidad; cfr. H. J. Wolff/O. Bachof, Verwaltungsrecht III, 4.a edición, Mu-
«Vom Wandel der Grundrechte» enAóR 101 (1976), págs. 161 ss. nich 1978, pág. 181.
41 45
L. Wildhaber, «Soziale Grundrechte» en P. Saladin/L. Wildhaber (comps.), Ge- Cfr., por ejemplo. D. Rauschning, «Staatsaufgabe Umweltschutz» en WDStRL 38
denkschr.f. M. Imboden, Basilea/Stuttgart 1972, pág. 390. (1980), págs. 167 ss., con adicionales referencias bibliográficas.

390 391
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

tal o se pone en su vecindad46. Cuando se ven las cosas más de cerca, re- La segunda razón es que los derechos a acciones positivas comparten
sulta que un derecho semejante —sin que importe que se quiera introdu- problemas que no recaen en absoluto o no recaen con la misma intensi-
cir en el catálogo de derechos fundamentales como un nuevo derecho dad sobre los derechos a acciones negativas. Los derechos a acciones ne-
fundamental o se adscriba a las disposiciones de derecho fundamental ya gativas imponen límites al Estado en la persecución de sus fines. No di-
existentes— tiene una estructura de un tipo totalmente distinto a la de, cen nada acerca de los fines que el Estado tiene que perseguir. En cierto
por ejemplo, el derecho a la asistencia social que, en lo esencial, se agota modo, los derechos a acciones positivas imponen al Estado la persecu-
en un simple derecho a prestaciones fácticas. El derecho fundamental al ción de determinados objetivos. Por ello, en relación con todos los dere-
medio ambiente responde más bien a aquello que antes se denominó «de- chos a acciones positivas del Estado se plantea el problema de saber si, y
recho fundamental como un todo»47. Está constituido por un conjunto de en qué medida, ciertos derechos subjetivos constitucionales de los ciuda-
posiciones de tipos muy diferentes. Así, quien propone el establecimien- danos pueden y deben imponer al Estado la obligación de perseguir cier-
to de un derecho fundamental al medio ambiente, o su adscripción inter- tos fines. Bajo la vigencia de una Constitución que somete los derechos
pretativa a las disposiciones de derecho fundamental existentes puede, constitucionales a un control amplio de un Tribunal Constitucional, éste
por ejemplo, incluir en este conjunto o haz de posiciones, un derecho a es esencialmente un problema de distribución de competencias entre el
que el Estado omita determinadas intervenciones en el medio ambiente Tribunal Constitucional Federal, por una parte, y el legislador, por otra.
(derecho de defensa), un derecho a que el Estado proteja al titular del de- La participación de todos los derechos a acciones positivas del Estado en
recho fundamental frente a intervenciones de terceros que dañen el am- este problema, es una razón decisiva para reunirlos en un grupo, bajo la
biente (derecho de protección), un derecho a que el Estado permita parti- denominación «derechos prestacionales». Los derechos a recibir presta-
cipar al titular del derecho en procedimientos relevantes para el medio ciones fácticas, es decir, prestaciones que también podrían proporcionar
ambiente (derecho al procedimiento) y un derecho a que el propio Estado los particulares, constituyen, pues, sólo un sector de los derechos presta-
emprenda medidas fácticas, tendientes a mejorar el ambiente (derecho a cionales. Por esta razón, aquí se hablará de los primeros como «derechos
una prestación fáctica)48. Además, en las posiciones propuestas o sosteni- prestacionales en sentido estricto» y de los segundos como «derechos
das puede tratarse de derechos prima facie o de derechos definitivos. De prestacionales en sentido amplio».
manera análoga, lo mismo es válido en relación con otros derechos que Los derechos prestacionales (en sentido amplio) pueden dividirse en
se estudian bajo la rúbrica «derechos sociales fundamentales». Así, es tres grupos: (1) derechos de protección, (2) derechos a la organización y
significativo que Brunner hable de un «derecho al trabajo con sus dife- al procedimiento y (3) derechos prestacionales en sentido estricto. Den-
rentes derechos especiales, tales como la libre elección de profesión, los tro del marco del análisis de los derechos de los distintos grupos, se lle-
derechos a un puesto de trabajo, a un salario justo, a condiciones de tra- vará a cabo una explicación de esta división, así como un refinamiento
bajo adecuadas, a la protección para determinados grupos de personas de la misma.
(mujeres, adolescentes), al descanso, a un subsidio por desempleo, el de- Los derechos del tipo indicado son derechos fundamentales presta-
recho de coalición y de huelga, así como el derecho de cogestión»49. Aun cionales, sólo si se trata de derechos subjetivos y constitucionales. Como
cuando de esta enumeración se excluyeran los derechos de defensa, que- tales, tienen que diferenciarse, por una parte, de los derechos subjetivos
darían cosas estructuralmente muy heterogéneas. Para poder aprehender- no constitucionales y, por otra, de las normas que no confieren derechos
lo totalmente y contraponerlo sistemáticamente al derecho de defensa, es subjetivos, sino derechos que, en este sentido, pueden denominarse «ob-
aconsejable utilizar un concepto amplio de derecho prestacional. jetivos». Los derechos subjetivos no constitucionales pueden ser dere-
chos subjetivos conferidos por el derecho de rango inferior al derecho
46
Cfr., por ejemplo, G. Brunner, Die Problematik der sozialen Grundrechte, Tubinga constitucional o derechos morales, que no se basan en normas jurídicas
1971, pág. 12; L. Wildhaber, «Soziale Grundrechte», pág. 375; H. H. Klein, «Ein Grun- sino morales. En el caso de las normas que no confieren ningún derecho
drecht auf saubere Umwelt?» en H. Schneider/V. Gótz (comps.), Fsch.f. W. Weber, Berlín subjetivo, puede tratarse de normas constitucionales, o de normas del de-
1974, pág. 654; P. Badura, «Das Prinzip der sozialen Grundrechte», pág. 23. recho ordinario o de normas morales. Justo la discusión acerca de los de-
47
Capítulo 4. III. rechos prestacionales, especialmente sobre los derechos sociales funda-
48
Con respecto a la compleja estructura de un derecho a la protección ambiental, cfr.
H. Steiger, Mensch und Umwelt, Berlín 1975, págs. 40 ss. mentales, ofrece motivos para subrayar estas diferencias. No pocas veces
49
G. Brunner, Die Problematik der sozialen Grundrechte, pág. 11. se diluyen a costa de la claridad y la coherencia de la argumentación. Su-

392 393
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

brayar las diferencias no significa que entre ellas no exista ninguna cone- 5. L A IDEA ORIENTADORA
xión. Justo porque las conexiones son estrechas, es necesario aclarar lo
más posible las diferencias. Las conexiones consisten, sobre todo, en A favor y en contra de la adscripción de los derechos prestacionales a
que, debido al contenido moral de las normas de derecho fundamental, las disposiciones de derecho fundamental es posible aducir numerosos y
que en general es constatable, no queda excluida la posibilidad de adscri- muy distintos argumentos. Es aconsejable analizarlos desde un punto de
bir interpretativamente a las disposiciones de derecho fundamental, dere- vista orientador. Como punto de vista orientador o como idea orientado-
chos morales que hasta ahora no habían sido reconocidos como constitu- ra, resulta adecuada una concepción formal de los derechos fundamenta-
cionales, así como en el hecho de que toda norma objetiva ventajosa para les que puede expresarse de la siguiente manera: los derechos fundamen-
un sujeto jurídico es, en principio, un candidato para adquirir carácter tales son posiciones tan importantes, que su atribución o su denegación a
subjetivo. los individuos no puede quedar en manos de la mayoría parlamentaria
Como derechos subjetivos, todos los derechos prestacionales son re- simple. Este enunciado es susceptible de múltiples precisiones. Una de
laciones triádicas entre un titular de derecho fundamental, el Estado y ellas debe llevarse a cabo de inmediato. Se trata aquí de los derechos fun-
una acción positiva del Estado. Si el titular de un derecho fundamental a damentales de la Ley Fundamental, es decir, de posiciones que son tan
tiene un derecho frente al Estado (e) a que éste realice la acción positiva importantes desde el punto de vista del derecho constitucional que su
h, entonces, el Estado tiene frente a a el deber de realizar h50. Cada vez atribución o su denegación no pueden quedar en manos de la mayoría
que existe una relación de derecho constitucional de este tipo, entre el ti- parlamentaria simple. Por ello: los derechos fundamentales de la Ley
tular de un derecho fundamental y el Estado, el titular de derecho funda- Fundamental son posiciones que, desde el punto de vista del derecho
mental tiene la competencia de exigir judicialmente el derecho. En virtud constitucional, son tan importantes que su atribución a un individuo o
del artículo 19 párrafo 4 frase 1 LF, esto es válido con base en el derecho denegación, no pueden quedar en manos de la mayoría parlamentaria
constitucional positivo. Esta exgibilidad juicial —que WolfF califica simple.
como «perfecta»51— es compatible sin más con el hecho de que los dere- La concepción formal de los derechos fundamentales expresa un pro-
chos prestacionales, así como los derechos de defensa, tengan un carácter blema esencial de los derechos fundamentales en un Estado democrático.
prima facie, es decir, carácter de principios. El derecho a hacer u omitir Las normas de derechos fundamentales que, como las de la Ley Funda-
lo que se quiera, no es un derecho que tenga un grado menor de validez o mental, vinculan al legislador, establecen lo que debe y lo que no puede
de exigibilidad judicial, sólo porque en gran medida el individuo no pue- decidir el legislador legitimado democráticamente. Desde la perspectiva
da finalmente, es decir, de manera definitiva, hacer u omitir lo que quie- del legislador, estas normas fijan prohibiciones y mandatos que limitan
ra. Como derecho prima facie, es, más bien, un derecho que necesaria- su libertad y son, además, normas negativas de competencia que limitan
mente es restringible. su competencia53. En este sentido, se produce necesariamente una coli-
sión entre el principio democrático y los derechos fundamentales54. Que,
Si se dota de clausulas restrictivas a las normas que confieren dere- por otra parte, el principio democrático exija la existencia de una serie de
chos prima facie de cláusulas restrictivas, ellas adquieren el carácter de derechos fundamentales (por ejemplo, derecho electoral, libertad de opi-
normas que ciertamente necesitan ser objeto de una concreción —sobre nión), es algo que no altera en nada esta colisión sino que muestra que el
todo por medio de la ponderación—, pero, en todo caso, confieren dere- principio democrático tiene que dividirse en varios subprincipios que
chos definitivos52. Si se satisface el supuesto de hecho es satisfecho, pero pueden entrar en colisión recíproca lo que, dicho sea de paso, constituye
no la cláusula restrictiva, entonces el titular tiene un derecho definitivo. el fundamento teóriconormativo de la llamada paradoja de la democra-
Por lo tanto, el carácter de principio y la exigibilidad judicial perfecta cia55, que apunta al viejo problema de la eliminación democrática de la
son conciliables. Esto es válido tanto en relación con los derechos de de-
fensa como en relación con los derechos prestacionales. 53
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 3.6.2.
54
50
Cfr. BVerfGE56,54(81).
55
51
Con respecto a la equivalencia entre RaeG y OeaG, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.1. Cfr. al respecto, K. R. Popper, Die offene Gesellschaft und ihre Feinde, tomo 1, 2.a
52
H. J. Wolft70. Bachof, Verwaltungsrecht I, 40 (pág. 295). edición. Berna/Munich 1970, págs. 173, 360; H. Steinherger, Konzeption und Grenzen
Cfr. supra, Capítulo 3. II. 3.3. freiheitlicher Demokratie, Berlín/Heidelberg/Nueva York 1974, págs. 196 ss.

394 395
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

democracia. La necesaria colisión entre el principio democrático y los Puede objetarse que todo esto dice poco, porque la concepción que
derechos fundamentales implica que el problema de la distribución de apunta a la importancia es inadecuada. Lo que contaría sería no sólo la
competencias entre el legislador parlamentario, que está legitimado de- importancia relativa sino, además y decisivamente, la necesidad real de
mocráticamente de forma directa, y que además responsable frente al su ubicación en el derecho constitucional. Los derechos de libertad esta-
electorado —en el sentido de que puede ser «destituido» mediante las rían siempre en peligro y, por ello, sería necesaria su ubicación en la
votaciones futuras— y el Tribunal Constitucional, que sólo está legitima- Constitución en cuanto derechos perfectamente exigibles judicialmente.
do democráticamente de forma indirecta y que no puede ser «destituido» En cambio, el Estado industrial democrático se caracterizaría por una
electoralmente, es un problema insoslayable y permanente. Ely ha llama- tendencia a aceptar, cada vez más, prestaciones estatales. En él, los dere-
do correctamente a su solución una «tricky tasb>56 (tarea mágica). chos prestacionales no correrían peligro alguno. Por más importantes que
La formulación de la concepción formal del derecho fundamental tie- puedan ser, no existiría ninguna necesidad de enraizarlos en la Constitu-
ne en cuenta estas colisiones y estos problemas de competencia. La im- ción. La debilidad de este argumento reside en que la satisfacción de un
portancia que, desde el punto de vista del derecho constitucional, debe derecho no dice nada acerca de su existencia. También un derecho funda-
tener una posición, a fin de que pueda calificarse como iusfundamental, mental satisfecho en cada situación y desde todo punto de vista, tiene una
no es una importancia en sí misma sino una importancia relativa a los importancia sistemática. Quien desee tener una imagen completa de los
principios que juegan a favor y en contra de su calificación como iusfun- derechos fundamentales no puede excluir a un derecho tan sólo porque
damental. Entre estos principios se encuentra siempre, por lo menos, un esté satisfecho. Como, a menudo, la satisfacción de un derecho funda-
principio iusfundamental que habla a favor del aseguramiento iusfunda- mental cuesta algo que implica la falta de satisfacción de otro derecho
mental de la posición, y siempre el principio democrático que habla a fa- fundamental, el derecho fundamental satisfecho sigue siendo importante
vor de mantener una competencia del legislador democráticamente legi- como razón de derecho constitucional para la justificación de la falta de
timado, que sea lo más amplia posible. Si todo lo que es importante para satisfacción de otros derechos. Sin embargo, sobre todo, es válido que de
el individuo en la vida política estuviera ya determinado iusfundamental- la satisfacción de un derecho en el pasado y en el presente no puede infe-
mente, al legislador sólo le quedaría la posibilidad de decidir sobre asun- rirse su satisfacción en el futuro. Si no existiera ningún derecho funda-
tos insignificantes. No obstante, el principio de la democracia exige jus- mental, el legislador tendría un fragmento de libertad y competencia que
tamente que el legislador decida sobre lo importante. Por ello, que en el
caso de los derechos prestacionales se trate de algo importante —lo que, no tendría si existiera. Como nadie conoce al futuro legislador y las cir-
por lo demás, no es discutido por quienes rechazan su clasificación como cunstancias bajo las cuales habrá de actuar, nadie puede estar seguro de
derechos constitucionales— no es una razón suficiente para conferirles el que —a diferencia de lo sucedido en el pasado y de lo que sucede en el
rango de derechos fundamentales. La pregunta es si, y en qué medida, presente— no hará de aquellas libertades y competencias, un uso desfa-
desde el punto de vista del derecho constitucional, son tan importantes vorable para el individuo.
como para que la decisión acerca de ellos no pueda quedar en manos de Con la misma rapidez con que surge, puede eliminarse la objeción
la mayoría parlamentaria. según la cual el concepto de importancia, en la fórmula presentada, es to-
La concepción del derecho fundamental presentada tiene un carácter talmente indeterminado. Esta no es una deficiencia de la fórmula sino la
formal. Con ella pueden estar de acuerdo representantes de concepciones condición de su aptitud como idea orientadora. La concepción formal
materiales totalmente diferentes. Quien la acepta y rechaza los derechos puede y debe llenarse con concepciones materiales.
constitucionales prestacionales, presupone que ellos no son tan impor- La concepción presentada es una concepción básica formal omni-
tantes como para que su decisión no pueda quedar en manos de la mayo- comprensiva. A su lado puede ponerse una concepción básica material
ría parlamentaria. Quien la aprueba y afirma ampliamente el carácter omnicomprensiva. Bajo la vigencia de la Ley Fundamental, esta concep-
constitucional de los derechos prestacionales presupone lo inverso. ción básica material omnicomprensiva está determinada por el concepto
de la dignidad humana57. Casi no vale la pena mencionar que ni de la
57
De la jurisprudencia se mencionará aquí tan sólo BVerfGE 5, 85 (204) y de la biblio-
56
J. H. Ely, Democracy and Distrust, págs. 7 s. grafía G. Dürig, «Der Grundrechtssatz von der Menschenwürde», pág. 119.

396 397
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

concepción formal ni de la material por sí sola, ni de su mera combina- derechos subjetivos constitucionales frente al Estado para que éste reali-
ción, pueden inferirse enunciados concretos de derecho fundamental. ce acciones positivas fácticas o normativas que tienen como objeto la de-
Tanto la dación de contenido a lo formal como la explicación de la con- limitación de las esferas de sujetos jurídicos de igual jerarquía, así como
cepción material básica son tareas de la argumentación sustancial del de- la exigibilidad judicial y la implementación de esta delimitación. La deli-
recho constitucional. Aquí interesa sólo la importancia de la concepción mitación de las esferas de los sujetos jurídicos de igual jerarquía, así
básica formal. Ella consiste en que toda concepción material de los dere- como la exigibilidad judicial y la implementación de esta delimitación,
chos prestacionales incluye una respuesta a la pregunta de si, desde el es una de las tareas clásicas del orden jurídico. A ella apunta la famosa
punto de vista del derecho constitucional, las posiciones de derechos formulación de Kant: «El derecho es, pues, el concepto propiamemnte
prestacionales que se tiene en la mira son tan importantes que no pueden dicho de las condiciones en las cuales es posible conciliar el arbitrio de
confiarse a la mayoría simple. Dentro del marco de este cuestionamiento uno con el arbitrio del otro, de acuerdo con una ley general de libertad»58.
es relevante la concepción básica material. Los derechos de protección son, pues, derechos constitucionales a que el
La concepción formal subyace a todos los derechos fundamentales. Estado organice y maneje el orden jurídico de una determinada manera,
Debido a su carácter controvertido, tiene especial importancia para los en lo que se refiere a la relación recíproca de sujetos jurídicos de igual je-
derechos prestacionales. Sobre su base, puede formularse el siguiente rarquía.
enunciado general acerca de los derechos prestacionales: Un estudio de los derechos de protección tiene que considerar tres
problemas estrechamente vinculados entre sí: la existencia, la estructura
(P) Sobre la base de las normas de derecho fundamental, cada y la exigibilidad judicial de estos derechos. Estos problemas adquieren
cual tiene las posiciones de derechos prestacionales que, desde el especial claridad cuando los derechos de protección tienen como destina-
punto de vista del derecho constitucional, son tan importantes tario al legislador. Por ello, estarán en primer plano los derechos de pro-
que su atribución o denegación no puede quedar en manos de la tección que tienen como destinatario al legislador.
mayoría parlamentaria simple.
Este enunciado es expresión de un derecho prestacional general
2. L A EXISTENCIA DE LOS DERECHOS DE PROTECCIÓN

II. LOS DERECHOS DE PROTECCIÓN El problema de la existencia tiene un aspecto material y otro estruc-
tural. El material se refiere a la pregunta de qué y cómo hay que proteger.
1. SOBRE EL CONCEPTO DE DERECHO DE PROTECCIÓN
La respuesta a esta pregunta es una tarea de la dogmática de los diferen-
tes derechos fundamentales particulares. Aquí habrá de interesar, sobre
Por «derechos de protección» habrán de entenderse aquí los derechos todo, el aspecto estructural. Desde la perspectiva del problema de la exis-
del titular de derecho fundamental frente al Estado para que éste lo prote- tencia, este aspecto puede dividirse en dos preguntas. La primera es:
ja de intervenciones de terceros. Los derechos de protección pueden te- ¿existen derechos subjetivos de protección o sólo normas que prescriben
ner como objeto cosas muy diferentes. El espectro se extiende desde la al Estado la protección de los particulares, sin conferirles un derecho
protección, de tipo clásico, frente al homicidio, hasta la protección frente subjetivo? Se trata, pues, del conocido problema: derecho subjetivo o
a los peligros del uso pacífico de la energía atómica. No sólo la vida y la (mera) norma objetiva. La segunda pregunta es: en caso de que existan
salud son posibles bienes protegidos, sino todo aquello que, desde el derechos de protección ¿se diferencian ellos real y básicamente de los
punto de vista de los derechos fundamentales, es digno de ser protegido, derechos de defensa de tipo clásico? En esta pregunta se trata de la deli-
por ejemplo, la dignidad, la libertad, la familia y la propiedad. No menos mitación entre derecho de defensa y derecho de protección.
variadas son las formas posibles de protección. Ellas comprenden, por
ejemplo, la protección por medio de normas del derecho penal, de nor-
mas del derecho de la responsabilidad civil, de normas del derecho,
procesal, de acciones administrativas y por medio de la actuación fáctica.
Lo común detrás de esta variedad es que los derechos de protección son I. Kant, Metaphysik der Sitien, pág. 230.

398 399
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

2.1. ¿Derecho subjetivo o (mera) norma objetiva? chos fundamentales; pero, ésta es una tesis muy fuerte y problemática
con relación al efecto entre terceros de los derechos fundamentales68.
En lo que se refiere a la alternativa derecho subjetivo o (mera) norma Mucho más débil y, por lo tanto, no tan problemática, es la tesis según la
objetiva, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal no es muy cual el individuo tiene un derecho fundamental frente al Estado a recibir
clara. El Tribunal prefiere las formulaciones y construcciones objetivas. protección frente a terceros. Podría, entonces, hablarse de una vulnera-
En la Sentencia sobre la solución de plazos en el caso del aborto, deja ción de derechos fundamentales por parte del Estado que tiene lugar
abierta la pregunta de la titularidad de derechos fundamentales por parte cuando éste no cumple suficientemente su deber de protección. Sin em-
del nasciturus y, en vez de una solución subjetiva, elige una objetiva59. bargo, esto significaría una subjetivización del deber de protección. En la
En la Sentencia del caso Schleyer, se habla exclusivamente de deberes Sentencia del caso Mülheim-Kárlich era inevitable una subjetivización
del Estado, pero no de derechos de protección del individuo60. En la Sen- dado que allí se trataba de un recurso de amparo que sólo podía basarse
tencia del caso Kalkar, se distingue entre derechos fundamentales y «de- en la vulneración de derechos. Si se quiere renunciar a la construcción,
beres de protección jurídicos objetivos que pueden derivarse del orden de muy artificial y dudosa dogmáticamente, en el sentido de examinar la
los derechos fundamentales»61; distinción que es reiterada en la Senten- vulneración del deber de proteger la vida y la salud que puede adscribirse
cia del caso Mülheim-Kárlich, que se considera como una continuación al artículo 2 párrafo 2 LF dentro del marco del artículo 2 párrafo 1 LF,
de la línea trazada por las Sentencias de solución de plazos/Schleyer/Kal- bajo el aspecto de la vulneración del orden constitucional, entonces que-
kar62. Desde luego, la tendencia objetiva claramente perceptible en estas da sólo la adscripción al artículo 2 párrafo 2 LF, del derecho de protec-
cuatro sentencias, es sólo una cara de la moneda. En la Sentencia del ción que corresponde a aquel deber.
caso sobre la solución de plazos, en el contexto de una ponderación, se Los ejemplos muestran claramente que de la jurisprudencia del Tri-
habla, en todo caso, del «derecho del no nacido»63. En la Sentencia del bunal Constitucional Federal, a pesar de su tendencia objetiva, es posible
caso Schleyer, se distingue entre un «deber de protección... frente al indi- obtener también referencias claras a favor de una interpretación subjeti-
viduo» y de un derecho de protección «frente a la totalidad de los ciuda- va69. La pregunta es si es posible encontrar una mejor fundamentación
danos»64. Si, como parece plausible, se concibe al primero como obliga- para la adscripción de derechos subjetivos de protección que para su no
ción relacional65, entonces al deber del Estado corresponde un derecho adscripción. Para responder esta pregunta es conveniente considerar
del individuo66. La tesis formulada en la Sentencia del caso Kalkar, según aquellos casos en los cuales, sin duda, existe un deber de protección, es
la cual de la atribución de derechos fundamentales podrían resultar debe- decir, en los que sólo puede haber dudas acerca de su subjetivización.
res de protección «que ordenan configurar las regulaciones jurídicas de Uno de estos casos —que quienes disienten con la solución de plazos han
forma tal que se ponga coto al peligro de violaciones de derechos funda- calificado correctamente de «académico»70— es el de la protección fren-
mentales»67, necesita ser interpretada. Con esta formulación, el Tribunal te al asesinato y el homicidio. No puede haber duda de que el Estado está
parece presuponer la posibilidad de vulneraciones de los derechos funda- obligado a proteger al individuo del asesinato y el homicidio. No puede,
mentales por parte de terceros, es decir, de individuos de igual rango. No además, dudarse de que el Estado está obligado a llevar a cabo esta pro-
obstante, esta posibilidad existe sólo si existen relaciones de derecho tección por medio, entre otras cosas, de prohibiciones de derecho penal y
fundamental entre individuos de igual rango, consistentes en que tam- de la imposición de sanciones. La pregunta es si, por ello, el individuo
bién los individuos de igual rango pueden ser destinatarios de los dere- tiene un derecho subjetivo constitucional y cómo ha de fundamentarse
este derecho. Son posibles aquí dos construcciones dogmáticas. La pri-
59
BVerfGE 39, 1 (41 ss.).
60 68
BVerfGE 46, 160 (164 s.). Con respecto al problema del efecto entre terceros, cfr. infra, Capítulo 10. II. 2.
61 69
BVerfGE 49, 89(140). Por ello, con respecto a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, puede
62
BVerfGE 53, 30 (57). Cfr., además, BVerfGE 56, 54 (73). decirse que queda abierta la pregunta acerca de la subjetivización de los deberes de protec-
63
BVerfGE 39, 1 (50). ción. Con respecto al análisis del problema de la subjetivización en la literatura, cfr. E.
64
BVerfGE 46, 160 (165) (subrayado de R. A.). Schmidt-Assmann, «Anwendungsprobleme des Art. 2 Abs. 2 GG im Immissionsschutz-
65
Con respecto a este concepto, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.2. recht» en AóR (1981), págs. 214 ss.; J. Isensee, Das Grundrecht aufSicherheit, Berlín/Nue-
66
La correspondencia resulta de la ley RabG ObaG. va York 1983.
67 70
BVerfGE 49, 89(142). BVerfGE 39, 1 (78).

400 401
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

mera, parte de la obligación del Estado, regulada en el artículo 1 párrafo contenido definitivo de los derechos de protección. Al igual que en el
1 frase 2 LF, de proteger la dignidad humana, y extrapola este mandato caso de todos los derechos basados en principios, esto depende de las po-
de protección a los derechos fundamentales subsiguientes71. La ventaja sibilidades fácticas y jurídicas. Al igual que en las otras posiciones de de-
de esta construcción es que puede apoyarse directamente en el texto recho fundamental, en el caso de los derechos de protección hay que dis-
constitucional; su inconveniente es que se ve enfrentada con el dilema de tinguir también claramente entre posiciones prima facie y posiciones de-
ampliar extremadamente el concepto de dignidad humana a fin de poder finitivas.
comprender todo lo digno de ser protegido, lo que implica el peligro, mu- Sólo la subjetivización de los deberes de protección hace justicia al
chas veces aducido, de que la dignidad humana se convierta en dinero de «sentido originario y permanente de los derechos fundamentales» como
bolsillo, o de renunciar a comprender algunas cosas dignas de ser prote- derechos individuales77. A diferencia de los derechos sociales fundamen-
gidas. La segunda forma de construcción utiliza el argumento de la digni- tales, es decir, los derechos prestacionales en sentido estricto, los dere-
dad humana sólo de forma marginal y se apoya directamente en los dere- chos de protección encajan perfectamente en la tradición de la compren-
chos fundamentales particulares. Esta construcción —preferida por el sión liberal de los derechos fundamentales78. Parece casi evidente su fun-
Tribunal Constitucional Federal72— presupone que los derechos funda- damentación dentro del marco del clásico modelo contractualista del
mentales son algo más que derechos de defensa frente a las intervencio- Estado, que en época reciente ha experimentado un vehemente renaci-
nes del Estado. El Tribunal hace referencia al «contenido jurídico-objeti- miento79. La renuncia amplia a los derechos a una efectiva autoprotec-
vo» de los derechos fundamentales73 y el «orden objetivo de valores» que ción, condicionada por la transición (construida)80 a partir de la situación
los derechos fundamentales encarnan74. Desde luego, con esto no se ha preestatal hasta la situación de existencia del Estado, puede justificarse
dicho todavía nada acerca de la pregunta que aquí interesa, es decir, si a racionalmente sólo si el individuo, a cambio de esta renuncia, obtiene
los deberes objetivos de protección corresponden derechos subjetivos. una efectiva protección estatal. Que esta idea no es una mera construc-
En todo caso, con el concepto de orden valorativo se ha dado una indica- ción sino que «responde a la realidad», es algo que puede reconocerse en
ción para la solución del problema. Antes se ha expuesto cómo una teoría que allí donde el Estado pierde la voluntad o la fuerza para satisfacer el
de los valores, libre de suposiciones inaceptables, puede formularse derecho de protección, no es raro que se formen organizaciones privadas
como una teoría de los principios75. Puede adscribirse al artículo 2 párra- de protección basadas en la idea de ejercer los derechos individuales.
fo 2 LF el principio de protección de la vida. Al igual que todo principio,
Con la inclusión de los derechos de protección en la tradición individua-
éste exige ser realizado en la mayor medida posible dentro de las posibi-
lidades fácticas y jurídicas. Es válido, en general, que el reconocimiento lista, liberal, no se dice que los derechos de protección no presenten pro-
de derechos subjetivos significa una medida mayor de realización que el blemas que vayan más allá de los que se presentan con respecto a los de-
establecimiento de meros mandatos objetivos76. Así, una mera prohibi- rechos de defensa dirigidos a acciones negativas del Estado. Por el con-
ción objetiva de intervención sería menos que un derecho subjetivo de trario, en cuanto derechos a acciones positivas del Estado, los derechos
defensa con el mismo contenido. Por lo tanto, la subjetivización de los de protección comparten una serie de problemas con los derechos socia-
deberes de protección puede fundamentarse con el carácter de principio les fundamentales, con los derechos prestacionales en sentido estricto.
de los derechos fundamentales. Con esto no se ha dicho nada acerca del Sin embargo, como habrá de mostrarse, estos problemas no constituyen
ninguna razón para renunciar a los derechos de protección. La comuni-
dad de problemas pone de manifiesto, además, que el foso que separa los
71
Cfr. G. Dürig, «Der Grundrechtssatz der Menschenwürde», págs. 118 ss.; Id., en
Maunz/Dürig, Komm z. GG, artículo 1, párrafo 1, observación al margen 16; artículo 1, pá-
rrafo 3, observación al margen 102. 77
72
BVerfGE 39, 1 (41); 46, 160 (164); 49, 89 (141); 53, 30 (57). BVerfGE 50, 290 (337).
73 78
BVerfGE 53, 30 (57). Cfr. J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte» en Der Staat 19 (1980),
74
BVerfGE 39, 1(41). pág. 374.
75 79
Capítulo 3. III. 1. Cfr. sólo las dos obras principales: J. Rawls, A Theory ofJustice, Cambridge/Mass.
76
Cfr. M. D. Bayles, Courts vs. Legislatures as Protectors ofHuman Rights, conferen- 1971; R. Nozick, Anarchy, State, and Utopia, Nueva York 1974.
80
cia en el 11 Congreso Mundial de la Asociación de Filosofía Jurídica y Social, Helsinki Con respecto al status epistemológico de la teoría del contrato, cfr. R. Nozick,
1983. Anarchy, State, and Utopia, págs. 6 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

derechos de la tradición liberal de los derechos propios del Estado social Estado no prohibe las intervenciones de los particulares en los bienes
no es tan profundo como podría pensarse a primera vista. protegidos iusfundamentalmente, como la vida y la salud, entonces las
permite. Sin embargo, a los permisos estatales corresponden deberes de
2.2. Defensa y protección tolerancia. El Estado, al proteger actividades privadas «por medio de la
regulación jurídica, la actividad judicial y la intervención ejecutiva»,
Los derechos de protección y los derechos de defensa se han contra- participaría en el proceso de vulneración que, por lo tanto, debería serle
puesto recíprocamente con el argumento de que los primeros son derechos imputable85. Por ello, el problema de la protección frente a particulares se
a acciones positivas y los segundos a acciones negativas. Puede ponerse en convertiría en un problema de defensa frente a las intervenciones lleva-
duda la justificación de esta contraposición. Así, Dürig subraya que «tam- das a cabo por particulares pero que, en última instancia, serían estata-
bién la acción positiva de "proteger" es una actividad estatal defensiva y les86. El permiso, el deber de tolerancia, así como su exigibilidad judicial
no una configuración positiva»81. En esta tesis es correcto que cuando se y extrajudicial deberían, pues, ser orientados por el derecho fundamental
trata de un derecho de protección, también se trata de una defensa. No obs- como derecho de defensa. Si se prescinde de algunas excepciones, no
tante, con ello, no se agotan las cosas en común que tienen el derecho de quedaría espacio alguno para un derecho de protección.
defensa y el derecho de protección. El primero, es un derecho frente al El punto decisivo de esta teoría es la imputación al Estado de las in-
Estado a que éste omita intervenciones; el segundo, un derecho frente al tervenciones privadas87. Esta imputación, que convierte a la intervención
Estado para que éste se encargue de que terceros omitan intervenciones. privada en una intervención estatal, tiene esencialmente un triple punto
La diferencia entre el deber de omitir intervenciones y el deber de encar- de apoyo: (1) el permiso estatal, (2) los deberes de tolerancia vinculados
garse de que terceros omitan intervenciones es tan fundamental y tiene con él y (3) la exigibilidad estatal del deber de tolerancia. Sin embargo,
tantas consecuencias que, al menos desde el punto de vista dogmático, es ninguna de estas razones es idónea para fundamentar la prioridad de una
inconveniente toda relativización de esta diferencia. Por ello, la referencia construcción basada en los derechos de defensa frente a una basada en
al carácter defensivo puede, en el mejor de los casos, entenderse en el sen- los derechos de protección.
tido de adscripción de los derechos de protección a la línea de la tradición
liberal pero, no en el sentido de una adscripción a la categoría de los dere- El mero hecho de que una acción no esté prohibida —y, por lo tanto,
chos de defensa dirigidos al Estado. No es posible estar de acuerdo con Dü- esté permitida— no fundamenta ni una participación del Estado en su
rig cuando afirma que los derechos de protección no conducen a una confi- realización ni la imputación de su realización al Estado. Si esto fuera así,
guración positiva. El legislador, al llevar a cabo las delimitaciones de las es- habría que considerar que el Estado participa en toda acción humana no
feras individuales exigidas por los derechos de protección, configura una parte prohibida; habría que imputarle toda acción humana no prohibida, por
decisiva del orden jurídico y, con ello, una parte esencial de la vida social. ejemplo, una invitación privada a cenar. Este no puede ser el sentido de
la teoría de la imputación de Schwabe88. Lo que puede querer decirse con
Schwabe pone en duda, de una manera más profunda, la contraposi-
ción entre los derechos de defensa y los derechos de protección82. Según
Schwabe, la aceptación de los deberes de protección y, por lo tanto, tam- Pflichten des Staates zum Schutz gegen staatliche Bau- und Anlagegenehmigungen?» en
NVwZ 1983, págs. 523 ss.; para una posición crítica al respecto, cfr. R. Alexy, «Das Gebot
bién de los derechos de protección, es superflua83 e induce a error. Lo que der Rücksichtnahme im baurechtlichen Nachbarschutz», en DÓV1984, pág. 958.
se pretende con estos deberes y derecho podría lograrse más fácilmente y 85
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 213 ss.
86
mejor, dentro del marco de la «función denegatoria» de los derechos fun- J. Schwabe, Die sogenannte Drittwirkung der Grundrechte, pág. 149.
damentales84. Su fundamentación es de una fascinante simplicidad. Si el
87
A veces, el Tribunal Constitucional Federal es ambiguo. Así, en la Sentencia del
caso Mülheim-Kárlich, habla de un deber de protección y de una «corresponsabilidad pro-
pia» del Estado (BVerfGE 53, 30 (58,61)). Sin embargo, como no puede partir simultanea-
81
G. Dürig en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, artículo 1, párrafo 1, observación al mar- mente de una construcción de derecho de defensa y de una construcción de derecho de pro-
gen 3. tección, es preciso interpretar la tesis del Tribunal en el sentido de esta última construcción.
82 88
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 213 ss. La tesis según la cual es posible imputar al Estado todas las acciones humanas no
83
Con respecto a una aceptación limitada de los deberes de protección, cfr. ibídem, prohibidas, presupone un deber estatal universal de responsabilidad para todo aquello que
págs. 215 s. está permitido hacer a las personas. La imputación sobre la base de un deber de responsabi-
84
Cfr. ibídem, pág. 219; cfr. además, Id., Die sogenannte Drittwirkrurg der Grun- lidad estatal universal semejante, podría tal vez hacerse valer como una construcción posi-
drechíe, Munich 1971, págs. 140. 145, 154, así como Id., «Grundrechtlich begründete ble. La invitación privada a comer, mencionada en el texto, tendría entonces que ser impu-

404 405
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

ella es que el Estado tiene un determinado tipo de responsabilidad por miso. Sólo de que a b en relación con a no le esté prohibido y, por lo tan-
determinadas acciones de un ciudadano con respecto a otro. Las acciones to, le esté permitido fumar, o sea que a, en lo que se refiere a la omisión
en relación con las cuales tiene una responsabilidad son intervenciones de fumar, se encuentra frente a b en la posición del no derecho, no se si-
privadas en bienes iusfundamentales como la vida, la libertad y la pro- gue que el fumar de b pueda serle imputado al Estado como una interven-
piedad. La responsabilidad que tiene el Estado puede consistir sólo en un ción en el derecho fundamental de a. Por el mero hecho de que el Estado,
deber de prohibir determinadas intervenciones de terceros en bienes pro- en lo que se refiere a la omisión de fumar, deje a afrentea b en la posición
tegidos iusfundamentalmente. No obstante, con esto, el deber de prohibir de un no derecho, no interviene en el derecho de a frente al Estado para
las intervenciones es el punto constructivo angular. En cambio, el mero que éste no afecte su integridad física. Lo que puede suceder es, más bien,
permiso no dice todavía nada acerca de la participación y la imputación. que el Estado vulnere un derecho de a frente al Estado para que éste lo
Tampoco es suficiente la simple afectación del bien de derecho funda- proteja de intervenciones de terceros, al dejar a a en la posición de no dere-
mental. Un tercero puede amenazar muy intensamente la existencia de cho. Nada distinto ocurre cuando el no derecho de a sea para un tribunal
un matrimonio; sin embargo, esto no justifica, aún si se suma que su civil una razón suficiente para rechazar una demanda relativa a la omisión
comportamiento está permitido, una participación del Estado. Lo decisi- de a contra b. El rechazo de la demanda, aunque es un acto estatal, no pue-
vo son siempre los deberes estatales de protección y los derechos de pro- de constituir una vulneración de un derecho de defensa dirigido al Estado
tección que les son correlativos. La no prohibición, es decir, el permiso sino sólo una vulneración por la no satisfacción de un derecho prestacional
dirigido al Estado, puede constituir una vulneración de los derechos de dirigido al Estado bajo la forma de un derecho de protección.
protección del status positivo. No representa una intervención en un de- La situación no es diferente en lo que se refiere al resultado en el se-
recho de defensa89. gundo nivel del deber de tolerancia. Éste consiste en las prohibiciones y
Tampoco los deberes de tolerancia pueden prescindir de la construc- derechos que garantizan el permiso (la libertad) del particular que lleva a
ción de los derechos de protección. El concepto de deber de tolerancia es cabo la intervención92. La libertad de fumar de b está garantizada frente a
uno de los conceptos notoriamente oscuros de la teoría general del dere- a y frente a todos los particulares porque a no puede impedirle a b fumar,
cho; el propio Schwabe observa ocasionalmente que es aconsejable evi- recurriendo a determinadas formas de acción. Así, a no puede lesionar,
tarlo90. En el caso del deber de tolerancia frente a las intervenciones de coaccionar u ofender a b. Estas defensas no están referidas específica-
los particulares, hay que distinguir dos niveles. El primer nivel es el del mente al fumar sino que protegen, como «protective perimeter»93 (perí-
simple no derecho. Un no fumador a tiene un no derecho frente al fuma- metro protegido), toda libertad jurídica. Por lo tanto, lo que hay que pre-
dor b a que b omita fumar (-• G) si y sólo si a b en relación con a le está guntar es si el Estado, por cuanto en general protege de esta manera la li-
permitido fumar (G)91. Para este permiso relacional y, por lo tanto, para bertad jurídica frente a terceros, tiene que dejar que le sea imputado su
el no derecho, es válido lo que se acaba de decir en general sobre el per- ejercicio. La respuesta es: no. Por el mero hecho de que el Estado garan-
tice el permiso jurídico de acciones privadas, ellas no deben serle impu-
tada al Estado, en virtud del deber de responsabilidad; pero, con la invitación privada impu- tadas. En caso contrario, habría que imputarle al Estado una innumerable
tada al Estado a causa de su no prohibición, el Estado no intervendría en un derecho cantidad de acciones. Más bien, lo correcto es que el Estado —por haber
fundamental o su intervención estaría justificada. El problema de esta construcción reside
en la fundamentación material del deber universal estatal de responsabilidad. Aquí tiene re- privado al afectado negativamente por acciones de sus conciudadanos,
levancia tan sólo que el deber de responsabilidad, al igual que la imputación, no puede ser en virtud de la garantía jurídica general de la libertad, de múltiples posi-
justificado con una participación del Estado en la invitación privada, tan sólo a causa de su bilidades de autoprotección— tiene el deber iusfundamental de garanti-
no prohibición. Si la invitación ha de relacionarse de alguna manera con el Estado, esto zarle la protección en la medida debida. Por lo tanto, también bajo el as-
puede realizarse sólo por medio del deber universal de responsabilidad. No obstante, de
esta manera, todo se convierte en un asunto de deberes y derechos de protección. A pesar pecto de los deberes de tolerancia, hay que preferir la construcción del
de ello, ¿qué sentido ha de tener entonces toda la complicada construcción sobre la base de deber de protección/derecho de protección a la construcción del derecho
los derechos de defensa?
89
de defensa.
Cfr. D. Rauschning, «Staatsaufgabe Umweltschutz» en WDStRL 38 (1980),
pág. 184, con más bibliografía. 92
90 Con respecto al concepto de la defensa, cfr. supra, Capítulo 4. II. 2.2.2.
J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, pág. 16. 93
91
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.2: ^Rab -G <-> PbaG. Ibídem.

406 407
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

Al mismo resultado conduce el tercer aspecto, el de la exigibilidad ción que constituya o provoque una destrucción o afectación96. En cam-
estatal del deber de tolerancia. Supongamos que un no fumador haya im- bio, si está ordenado proteger o promover algo, no está entonces ordena-
pedido violentamente fumar a un fumador y, con ello, su conducta se da toda acción que constituya o provoque una protección o una promo-
subsuma en un tipo penal. Por ello, será condenado a una pena de pri- ción97. Así, la prohibición del homicidio implica prima facie la
sión. Sin duda, con esta sanción, el Estado interviene en el derecho fun- prohibición de toda acción homicida; en cambio, el mandato de salvar a
damental de libertad de la persona, que actúa aquí frente a la sanción es- alguien, no implica el mandato de llevar a cabo todas las acciones que
tatal como derecho de defensa. Sin embargo, de esto no se infiere que consisten en salvar a alguien. Si es posible salvar a alguien que se está
con ello el Estado haya intervenido al mismo tiempo en el derecho fun- ahogando, ya sea nadando o arrojándole un salvavidas o con la ayuda de
damental del no fumador a la integridad física, que tiene la forma de un un bote, de ninguna manera están ordenadas al mismo tiempo las tres ac-
derecho de defensa, aun cuando, en general, se considere que el fumar ciones de salvamento. Lo que está ordenado es, más bien, la realización
afecta la integridad física. El Estado puede hacer que, en determinadas de la primera, de la segunda o de la tercera acción. Pero, esto significa
situaciones, al no fumador sólo le quede la alternativa de aceptar el fu- que el destinatario del mandato de salvamento, si no se suman otras razo-
mar o de cometer un delito. No obstante, qué sea lo que se acepte sigue nes limitantes, tiene un margen de acción dentro del cual puede elegir,
siendo una acción privada94. A pesar de ello, esto no significa que el no cómo quiere cumplir el mandato. Con la expresión «margen de acción»,
fumador no pueda ser lesionado por el Estado en su derecho fundamental se ha pronunciado la expresión decisiva con respecto a la exigibilidad ju-
a la integridad física. Pero, no puede verse una vulneración en que el dicial de los derechos a acciones positivas.
Estado, como «participante» en el fumar, intervenga en el derecho funda- Uno podría sentirse tentado a ver la razón de la diferencia que aquí se
mental a la integridad física como derecho de defensa, sino sólo en que el ha introducido, en que, en el caso de los derechos a acciones positivas, a
Estado regula las relaciones entre fumadores y no fumadores de forma tal diferencia de lo que sucede con las acciones negativas, se trata de rela-
que vulnera el derecho fundamental del no fumador a su integridad físi- ciones medio/fin. Sin embargo, ello no basta para una explicación. Así
ca, que tiene la forma de un derecho de protección. como el derecho de protección exige la utilización de, por lo menos, un
Podría pensarse que no vale la pena el esfuerzo de distinguir entre medio de protección, así también el derecho de defensa excluye la utili-
derechos de defensa y derechos de protección. Las siguientes reflexiones zación de todo medio de destrucción o afectación. La razón de la diferen-
sobre la estructura de los derechos de protección mostrarán que esta im- cia es más profunda. Consiste en que la omisión de cada acción indivi-
presión es engañosa.
dual de destrucción o de afectación es una condición necesaria y sólo la
omisión de todas las acciones de destrucción o afectación es una condi-
3. LA ESTRUCTURA Y LA EXIGIBILIDAD JUDICIAL DE LOS DERECHOS ción suficiente para el cumplimiento de la prohibición de destrucción o
DE PROTECCIÓN afectación y, con ello, para la satisfacción del derecho de defensa, mien-
tras que para el cumplimiento de los mandatos de protección o promo-
Se ha señalado reiteradamente que la exigibilidad judicial de los de- ción, lo mismo que, en general, para el cumplimiento de los derechos
rechos a acciones negativas (derechos de defensa) crea menos problemas
96
que la de los derechos a acciones positivas (derechos prestacionales). En el lenguaje de los derechos: cuando existe un derecho a que algo no sea destruido
Una razón esencial para que ello sea así se debe a una diferencia simple, o afectado, entonces existe un derecho a que se omita toda acción que constituya o provo-
que sin embargo es fundamental desde el punto de vista teórico-estructu- que una destrucción o afectación del correspondiente objeto. En virtud de la ley deóntica
0(p A q) <-> OpA Oq (cfr. al respecto Follesdal/R. Hilpinen, Deontic Logic: An Introduc-
ral. Los derechos de defensa son, para los destinatarios, prohibiciones de tion, pág. 13) da lo mismo si este derecho se concibe como un derecho a que se omitan las
destruir, de afectar negativamente, etc. Los derechos prestacionales son, acciones A,, y h2 y... o se divide en un derecho a que se omita h, y un derecho a que se omita
para los destinatarios, mandatos de proteger o promover, etc., algo95. Si h2 y...etc.
97
está prohibido destruir o afectar algo, entonces está prohibida toda ac- Estas proposiciones constituyen formulaciones sumamente generales que pueden y
deben ser diferenciadas. Como lo mostrarán los ejemplos siguientes, es especialmente ne-
cesaria la distinción entre prohibiciones o mandatos prima facie y definitivos. Así, una
94
Cfr. A. Bleckmann, Allgemeine Grundrechtslehren, pág. 142. prohibición prima facie de destruir algo implica meramente una prohibición prima facie de
95
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1.2. toda acción de destrucción.

408 409
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C .9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

prestacionales, es suficiente la realización de sólo una acción idónea de bilidades fácticas y jurídicas, lo que significa que pueden entrar en coli-
protección o promoción. Cuando son idóneas varias acciones de protec- sión con otros principios. Sintomático de esto último es la constatación
ción o promoción, ninguna de ellas es necesaria para el cumplimiento del que se hace en la Sentencia del caso Schleyer, en el sentido de que la Ley
mandato de protección o promoción; lo único que es necesario es que se Fundamental fundamenta «un deber de protección no sólo frente a un in-
realice alguna de ellas. Sólo si existe una única acción idónea de protec- dividuo particular sino frente a la totalidad de los ciudadanos»101.
ción o promoción, ella es necesaria para el cumplimiento del derecho La posibilidad de diferentes grados de eficacia y de colisiones hace
prestacional. En este caso, la estructura del derecho pretacional es igual a necesario refinar considerablemente el modelo básico. Un ejemplo sim-
la del derecho de defensa. ple puede aclarar cómo ha de llevarse eso a cabo. Supongamos que exis-
En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, la diferen- ten cinco medios para el cumplimiento del deber de protección Pu es de-
cia expuesta encuentra su materialización en que el Tribunal subraya, por cir, AfrM5, así como un principio contrapuesto P2. M5 es totalmente inefi-
una parte, que el Estado está obligado a la protección pero, por otra, se- caz. Por ello, de acuerdo con el modelo básico, queda excluido. Mx y M2
ñala que la decisión acerca de cómo ha de cumplir esta obligación queda, tienen, al igual que M3 y M4, respectivamente, la misma eficacia; pero,
«en primera línea», «en gran medida» o «básicamente»98, en manos del Mi, y M2 son más eficaces que M3 y M4. Tomado en sí mismo, Pu exige
legislador. Así, en la Sentencia del caso Schleyer se dice: «El artículo 2 entonces Mx o M2. Si se parte tan sólo de Pu sólo con respecto a Mi y M2,
párrafo 2 frase 1, en conexión con el artículo 1 párrafo 1,frase2 LF, obli- existe el margen de acción del modelo básico. Sin embargo, supongamos
ga al Estado a proteger toda vida humana. Este deber de protección es también que el principio contrapuesto P2 queda afectado en su realiza-
amplio». Luego se afirma: «La forma cómo los órganos estatales han de ción cuando se utilizan los cuatro medios restantes y, de una manera más
cumplir su obligación de una protección efectiva de la vida ha de ser de- intensa, cuando se utilizan Mu y M2, que cuando se utilizan M3 y M4. En
cidida básicamente por ellos, en uso de su propia responsabilidad. Ellos este caso, una evaluación tiene que decidir si Px tiene frente a P2 un peso
deciden acerca de qué medidas de protección son adecuadas y debidas tal que, sin embargo, está justificada la utilización de M, o M2 y, si este
para garantizar una protección eficaz de la vida»99. Si se deja de lado, por no es el caso, al menos está justificada la utilización de M3 o de M4. En
lo pronto, la cláusula «básicamente», que indica una vinculación más caso de que ninguna de estas posibilidades pueda realizarse, entonces
amplia de ambas fórmulas, con respecto a la vinculación del legislador está definitivamente prohibida la elección de todos los medios adecuados
resultan dos cosas: (1) El Estado tiene que emplear, por lo menos, un me- para la satisfacción del deber de protección prima facie; en caso de que
dio efectivo. (2) Si sólo hay un medio efectivo, el Estado tiene que utili- no valgan ambas cosas porque al menos la utilización de M3 y M4 puede
zarlo. Esto último se formula en la Sentencia del caso Schleyer de la si- estar justificada, a la luz de Px frente a P2, con respecto a M3 y M4, existe
guiente manera: la «libertad para elegir los medios para la protección de el margen de acción del modelo básico. Sin embargo, éste puede fácil-
la vida, en casos especiales, puede reducirse a la elección de un determi- mente atrofiarse ya que M3 y M4 pueden ser igualmente eficaces con rela-
nado medio si, de otra manera, no puede lograrse una protección efectiva ción a Pu pero M4 puede afectar a P2 más intensamente que M3, de forma
de la vida»100. tal que la elección de M4 representaría una afectación no necesaria de P2\
Hasta este punto, la estructura de los deberes de protección y, de esta esto significa que sólo puede estar justificada la utilización de M3, por ser
manera, de los derechos de protección, es bien simple y clara. Los verda- el medio que afecta menos a P2. Ya no existe un margen de acción para la
deros problemas comienzan cuando se introducen otras diferenciaciones. realización de Px, a pesar de que hay varios medios eficaces, algunos has-
La necesidad de estas últimas resulta de dos cosas. Por una parte, los me- ta igualmente eficaces.
dios de protección no pueden clasificarse sin más en dos categorías: efi- Tomado en sí mismo, el margen de acción hasta ahora considerado y
caces y no eficaces. Existen medios de protección más o menos eficaces. que puede denominarse «margen de acción estructural» no plantea pro-
Por otra, los deberes de protección tienen el carácter de principios, es de- blemas graves con respecto la exigibilidad judicial. Éstos surgen sólo
cir, exigen una protección lo más amplia posible con relación a las posi- debido a los problemas de evaluación y de efectividad estrechamente en-
trelazados con el margen de acción estructural. El margen de acción es-
98
BVerfGE 39, 1 (42, 44); 46, 160 (164).
99
BVerfGE 46, 160 (164) (subrayado de R. A.). 101
100 BVerfGE 46, 160(165).
BVerfGE 46, 160 (164 s.); de manera similar: BVerfGE 39, 1 (46 s.).

410 411
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

tructural está vinculado con otros dos márgenes de acción de un tipo to- En relación con los derechos de protección, de lo que se trata es esen-
talmente distinto, es decir, con un margen de acción epistémico con res- cialmente de la delimitación de posiciones iusfundamentales de diferen-
pecto al problema normativo de la ponderación y con un margen de tes titulares de derechos fundamentales. Si el análisis de Schuppert fuera
acción epistémico con respecto al problema empírico de la efectividad. correcto, ello tendría amplias consecuencias para su exigibilidad judicial.
Con el problema de la efectividad se trata esencialmente del efecto en el Sin embargo, el análisis de Schuppert es sólo correcto de manera limita-
futuro de medidas actuales, es decir, de problemas de pronósticos102. Por da. Por lo pronto, cabe señalar que su distinción entre problemas uni y
lo tanto, la ponderación del problema de la exigibilidad judicial depende pluridimensionales de la libertad, es válida sólo condicionadamente; el
del papel que juegue el problema de la ponderación y el del pronóstico propio Schuppert habla de una transición fluida106. En las ponderaciones
dentro del marco de los derechos de protección. dentro del marco de los derechos de defensa, además de los bienes de la
Como ya se ha señalado reiteradamente, en el derecho constitucional, comunidad, pueden jugar un papel relevante los derechos de terceros, y
las ponderaciones no son poco frecuentes. También en el caso de los de- en las ponderaciones dentro del marco de los derechos de protección,
rechos de defensa son inevitables. Si el problema de la ponderación en el pueden jugar un papel decisivo, además de los derechos, otros bienes de
ámbito de los derechos de protección ha de contribuir en algo a que éstos la comunidad. Esta estructura triádica (derechos de a/bienes de la comu-
sean exigibles judicialmente en menor medida que los derechos de de- nidad/derechos de bl9 b2 ...) subyace a todo problema de derecho funda-
fensa, entonces la ponderación en el marco de los derechos de protección mental. Así, una intervención en la libertad jurídica, que ha de medirse
tiene que indicar algo especial. Justamente en esta dirección apunta la según los derechos de defensa, puede justificarse no sólo mediante una
propuesta de Schuppert, en el sentido de distinguir entre problemas uni- referencia a su necesidad para la protección de bienes de la comunidad,
dimensionales y pluridimensionales de la libertad, y vincular a esta dis- sino también mediante una referencia a su necesidad para la protección
tinción competencias de examen del Tribunal Constitucional Federal de de las posiciones individuales de terceros107. Viceversa, la no atribución
diferente intensidad y, con ello, márgenes de acción del legislador de di- de protección puede fundamentarse no sólo mediante una referencia a su
ferente amplitud103. Se trata de problemas unidimensionales de la liber- necesidad para el respeto de las posiciones jurídicas de otros, sino tam-
tad, cuando entran en colisión «intereses de la comunidad e intereses par- bién mediante una referencia a su necesidad para la protección de bienes
ticulares iusfundamentalmente garantizados». Éste sería el caso en los de la comunidad. En el sentido de lo que se acaba de decir, hay que en-
derechos de defensa. Schuppert considera que en este tipo de colisiones tender el giro en la Sentencia del caso Mülheim-Kárlich en la que el Tri-
es posible encontrar la solución debida «con un alto grado de plausibili- bunal habla de la tarea del Estado de, «habida cuenta de los intereses ge-
dad por medio de la interpretación, por cuanto ya está decidida por la nerales, crear un equilibrio entre las posiciones de derecho fundamental
Constitución»104. En cambio, se trata de un problema pluridimensional de de los ciudadanos amenazados, por una parte, y la empresa, por otra»108.
la libertad, cuando no entran en colisión «intereses de la comunidad e in- Sólo con los derechos de libertad de la empresa, no podría justificarse la
tereses particulares iusfundamentalmente garantizados, sino posiciones carga de los ciudadanos amenazados con el riesgo residual. Por ello no es
jurídicas de individuos o grupos, todos los cuales pueden invocar, en casual que el Tribunal haga referencia al «interés general en el abasteci-
igual medida, una fundamentación de derecho constitucional o hasta de miento energético»109.
derecho fundamental». A diferencia de lo que sucede en las colisiones
unidimensionales, en estas colisiones la solución no está «ya decidida Por lo tanto, el límite de separación de la distinción entre problemas
por la Constitución»105. Las consecuencias para el problema de la exigi- uni y pluridimensionales no es demasiado preciso. Con todo, puede de-
bilidad judicial son obvias. cirse que entre las ponderaciones realizadas por el Tribunal Constitucio-
nal Federal, dentro del marco de un cuestionamiento de derechos de pro-
tección, el porcentaje de ponderaciones complejas es más grande que el
de las que se realizan dentro del marco de un cuestionamiento de los de-
102
Cfr. K. J. Philippi, Tatsachenfeststellungen des Bundesverfassungsgerichts, págs. 28 ss.
103 106
G. F. Schuppert, Funtionell-rechrliche Grenzen der Verfassungsinrerpretation, Ibídem, pág. 46.
107
págs. 38 ss. Cfr. BVerfGE 49, 24 (53 ss.).
104 108
Ibídem,pág.41. BVerfGE 53, 30 (57 s.) (subrayado de R. A.).
105 m
Ibídem. BVerfGE 53, 30 (58).

412 413
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

rechos de defensa. Sin embargo, de aquí no puede inferirse —y esto con- gamos que hay que juzgar si el medio de protección M cumple o no el de-
duce al segundo punto débil del argumento de Schuppert— la conclusión ber de protección P Según el pronóstico Pru tal es el caso; según el pro-
de que los problemas de los derechos de defensa y los de los derechos de nóstico Pr2, no. El legislador sostiene Prx. Si el legislador tiene la compe-
protección se diferencien por que los primeros, en gran medida, han sido tencia para decidir cuál pronóstico ha de tomarse como punto de partida,
decididos previamente por la Constitución y los segundos, no. Aquí no se el Tribunal Constitucional no puede decir que se ha vulnerado el deber
entrará a analizar el oscuro concepto de decisión previa por parte de la de protección. Si el Tribunal tiene la competencia de decisión, puede de-
Constitución. Se supondrá simplemente que la solución de una pregunta cir que Prx es falso y Pr2 correcto y, por lo tanto, M no satisface el deber
de derecho constitucional está decidida previamente por la Constitución de protección P
si para todo aquel que se atiene al texto constitucional y a las reglas de la La discusión sobre la competencia para hacer pronósticos ha mostra-
argumentación de derecho constitucional, no puede haber ninguna duda do claramente que no interesan aquí soluciones de todo-o-nada. Ni el le-
acerca de su corrección. Si uno se orienta por este criterio, entonces tam- gislador puede partir de cualquier pronóstico, ni el Tribunal Constitucio-
bién en el ámbito de los derechos de defensa se llega a una enorme canti- nal Federal puede sustituir ilimitadamente los pronósticos del legislador
dad de asuntos no decididos previamente. Un representante de la tesis de por los suyos propios, ni tampoco es posible formular una regla simple
Schuppert podría admitir esto, pero también podría dejarlo de lado, seña- que delimite definitivamente en todos los casos la competencia del legis-
lando que en el ámbito de los derechos de defensa se trata de conflictos y lador y la competencia de control del Tribunal Constitucional Federal
dudas jurídicas cotidianas que se mantienen dentro de un cierto marco de para hacer pronósticos111. Más bien, tal como lo expone correctamente el
plausibilidad, mientras que en el caso de los derechos de protección se Tribunal Constitucional Federal en la Sentencia sobre la cogestión, la so-
trataría de dudas y conflictos de tipo fundamental. Sin embargo, esta dis- lución puede consistir sólo en la elaboración «de pautas diferenciadas»
que «se extienden desde un control de evidencia [...], pasan por un con-
tinción tiene también que ponerse en duda. Existen problemas relativos a trol de plausibilidad [...] y llegan hasta un control material intensivo»112.
los derechos de defensa, que son sumamente controvertidos, más allá del No es éste el lugar para analizar más de cerca la estructura y los proble-
ámbito de la jurisprudencia; basta pensar, por ejemplo, en el derecho de mas de un sistema escalonado de control semejante. Aquí sólo interesa la
realizar manifestaciones callejeras; y existen posiciones adscritas a los fundamentación del postulado de la graduación. Su punto de partida es
derechos de protección que nadie pone seriamente en duda, por ejemplo, que la amplitud de la protección de los derechos fundamentales, por par-
la protección frente a las lesiones corporales por medio de las normas del te del Tribunal Constitucional y, con ello, la amplitud de las posiciones
derecho penal. Esto pone claramente de manifiesto que los límites de los de derecho fundamental definitivas existentes en el sistema jurídico, de-
márgenes de acción del legislador y de la competencia del Tribunal penden, en no poca medida, de la amplitud del margen de acción del le-
Constitucional no pueden orientarse por diferencias teórico-estructurales gislador para hacer pronósticos. En lo que concierne a la limitación de la
como las que existen entre los derechos de defensa y los derechos de pro- protección de derecho fundamental, en su resultado, los márgenes de ac-
tección, sino únicamente por asuntos sustanciales. En última instancia, la ción de los pronósticos no se diferencian de las competencias para impo-
pregunta sustancial —tal como puede formularse sobre la base de la con- ner restricciones. Esto pone claramente de manifiesto que su amplitud
cepción formal del derecho fundamental antes presentada— es si, desde puede determinarse sólo si se toma en cuenta el principio de derecho fun-
el punto de vista del derecho constitucional, una determinada protección damental respectivamente afectado y depende decididamente de su im-
es tan importante que su otorgamiento o su denegación no puede quedar portancia en el respectivo caso que hay que decidir113. Justo en este senti-
en manos de la mayoría parlamentaria simple.
Esta fórmula contiene también la solución del problema de los pro- Grundgesetz, edición a cargo de C. Starck, Tubinga 1976, págs. 467 ss.; G. F. Schuppert,
nósticos. Es fácil reconocer que toda propuesta para la solución del pro- Funtionell-rechtliche Grenzen der Verfassungsinerpretation, pág. 54.
111
blema de los pronósticos incluye una propuesta para la distribución de Cfr. f. Ossenbühl, «Die Kontrolle von Tatsachenfeststellungen und Progno-
competencias entre el Tribunal Constitucional y el legislador110. Supon- seentscheidungen», pág. 503.
112
BVerfGE 50,290 (333). Con respecto a la exigencia de un «sistema de control dife-
renciado y graduado desde el punto de vista material y temático», cfr. además, F. Ossen-
110
Cfr. F. Ossenbühl, «Die Kontrolle von Tatsachenfeststellungen und Progno- bühl, op. cit, pág. 501.
113
seentscheidungen durch das Bundesverfassungsgericht» en Bundesverfassungsgericht und Con respecto a la acentuación del «valor» o de la «fuerza» del respectivo derecho

414 415
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

do se dice lo siguiente en la Sentencia sobre la central para acompañantes dio —posiblemente el único existente— para producir un resultado acorde
de viajes: «Cuanto más afecte la intervención legal las formas elementa- con los derechos fundamentales y, de esta manera, para asegurar eficaz-
les de expresión de la libertad de acción humana, con tanto mayor cuida- mente los derechos fundamentales, habida cuenta de la problemática mo-
do tienen que ponderarse las razones presentadas para su justificación derna»117. Goerlich ha intentado utilizar fecundamente la idea de procedi-
frente a la pretensión fundamental de libertad del ciudadano»114. De esta miento, como concepción amplia de los derechos fundamentales. Con qué
manera, el problema de los pronósticos se convierte en un problema de la amplitud se conciben los conceptos, es algo que se aprecia claramente
ponderación entre el respectivo principio iusfundamental material afecta- cuando Goerlich habla de «derechos fundamentales materiales y formales
do y el principio formal de la competencia de decisión del legislador de- como garantía procedimental del proceso político, jurídico y social de una
mocráticamente legitimado. Los otros múltiples puntos de vista que de- sociedad»118. La idea de procedimiento ha despertado interés no sólo en la
ben tomarse en cuenta115, deben hacerse valer en el marco de esta ponde- discusión alemana en el ámbito del derecho constitucional. Así lo demues-
ración. tra ejemplarmente, en el ámbito americano, la controversia entre Ely119 y
Lo que aquí es decisivo, es que el problema de la ponderación, referi- Tribe120. Además, tal como lo pone de manifiesto la intensa discusión so-
do a los márgenes de acción para hacer pronósticos, se presenta de la bre las teorías procedimentales en la ética moderna121, el avance de la idea
misma manera en los derechos de defensa que en los derechos de protec- del procedimiento no se limita al ámbito de la teoría del derecho. Así,
ción. Ciertamente, en el caso de los derechos de protección, debido a su pues, la dogmática de los derechos fundamentales parece haber encontrado
referencia hacia el futuro, tiene a menudo un mayor peso; pero, esto fun- una «palabra clave»122 que, en primer lugar, promete indicar una vía inter-
damenta tan sólo una diferencia de grado. De esta manera, puede decirse media entre una teoría de los valores amplia, impuesta por el Tribunal
que, en lo que concierne a la exigibilidad judicial de los derechos de pro- Constitucional, y un dejar hacer al legislador, fundamentado por un escep-
tección, no surge ningún problema que no se presente también en el ám- ticismo subjetivista frente a los valores; en segundo lugar, responde al es-
bito de los derechos de defensa. píritu de los tiempos y, en tercer lugar, conduce a un ámbito con el cual los
juristas están perfectamente familiarizados: el del procedimiento
En vista de estas amplias perspectivas, no puede sorprender que se ha-
III. LOS DERECHOS A LA ORGANIZACIÓN Y AL yan levantado voces que propician una cierta cautela. Así, Ossertbühl ad-
PROCEDIMIENTO vierte frente a «una general euforia en cuanto al procedimiento, orientada
hacia los derechos fundamentales [...], que puede tener consecuencias im-
1. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN previsibles y que luego, al igual que algunas otras modas pasajeras en la
teoría del derecho, conduce a frustraciones innecesarias»123. Bethge habla
En la discusión actual sobre los derechos fundamentales, ninguna idea de una «plasticidad notoria» del «tópico de la argumentación que se refiere
ha despertado tanto interés como la de la conexión entre los derechos fun- a la "realización de los derechos fundamentales y aseguramiento de los de-
damentales, y la organización y el procedimiento. Hitos de esta discusión rechos fundamentales por medio de la organización y el procedimiento"»
son la propuesta de Haberle de un status activus processualis, que ha de
referirse al «aspecto jurídico-procesal de la libertad iusfundamental, el 1,7
K. Hesse, «Bestand und Bedeutung der Grundrechte in der Bundesrepublik
"due process de derecho fundamental"»116, y la tesis de Hesse según la Deutschland» en EuGRZ 1978, págs. 434 s.
118
cual «a menudo, la organización o el procedimiento (resultan ser) un me- H. Goerlich, Grundrechte ais Verfahrensgarantien, Baden-Baden 1981, pág. 203.
1,9
J. H. Ely, Democracy and Distrust, Cambridge, Mass./Londres 1980.
120
L. H. Tribe, «The Puzzling Persistence of Process-Based Constitutional Theories»
ñindamental afectado, cfr. U. Seetzen, «Der Prognosespielraum des Gesetzgebers» en NJW en The Yale Law Journal 89 (1980), págs. 1063 ss.
1975, págs. 432 s.; F. Ossenbühl, op. cit., págs. 506 s. 121
1,4
Cfr., por ejemplo, J. Rawls, A Theory ofJustice, Cambridge, Mass. 1971; J. Haber-
BVerfGE17,306(314). mas, «Diskursethik Notizen zu einem Begründungsprogramm» en Id., Moralbewufitsein
115
Entre ellos se cuentan, por ejemplo, «la peculiaridad del ámbito de cosas que está und kommunikatives Handeln, Francfort del Meno 1983, págs. 53 ss.
en discusión», así como las «posibilidades de formarse un juicio suficientemente seguro» 122
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 129.
(BVerflGE 50, 290 (333)). 123
F. Ossenbühl, «Kemenergie im Spiegel des Verfassungsrechts» en DÓV 1981,
116
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 81. pág. 6.

416 417
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

y de una «fórmula passepartout»124. No obstante, ninguno de los dos auto- dad para denominar a los análisis en los cuales, no se distingue estricta-
res rechaza una interpretación de las disposiciones de los derechos funda- mente de ninguna manera entre los derechos a la organización y los dere-
mentales (también) a la luz de la idea del procedimiento. Lo que se exige chos al procedimiento. Las clasificaciones que se llevan a cabo127, no
son diferenciaciones, exigencia con la que debe estarse de acuerdo. Tanto siguen una línea de demarcación entre el concepto de procedimiento y el
con la idea del procedimiento, que tiene una importancia central para la fi- de organización sino puntos de vista totalmente distintos. Esto pone cla-
losofía práctica y para la teoría del derecho125, como con los derechos fun- ramente de manifiesto que el uso habitual de ambas expresiones no tiene
damentales, se trata de cosas tan variadas y complejas, que una simple un carácter técnico.
aplicación de la idea del procedimiento a los derechos fundamentales con- Es fácil reconocer la razón por la cual la fórmula se ha utilizado de ma-
duce, en el mejor de los casos, sólo a resultados triviales. nera poco técnica. El espectro de lo designado por esta fórmula es muy
La jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal ofrece ejemplos amplio. Se extiende desde los derechos a una tutela jurídica efectiva128, que
de una aplicación diferenciada de la idea del procedimiento. En no poca nadie dudaría en llamar «derechos a los procedimientos», hasta aquellos
medida, es tan interesante, porque en ella ya se habían formulado orienta- derechos a «medidas estatales [...] de tipo organizativo»129, que se refieren
ciones decisivas desde el punto de vista de la teoría del procedimiento, in- a la composición de los órganos colegiados en las universidades. Que se
cluso antes de que la teoría dedicara gran atención a este tema. Amplias reúnan bajo un mismo concepto —sea que tenga un nombre compuesto o
partes de la discusión sobre los «derechos fundamentales como garantías no— cosas tan diferentes, es algo que sólo está justificado si existen afini-
procedimentales» son intentos de recoger y de precisar conceptualmente dades que lo justifican. La afinidad que lo justifica es la idea de procedi-
un desarrollo que ya se había llevado a cabo en la praxis jurisprudencial. miento. Los procedimientos son sistemas de reglas y/o principios para la
Por ello, en la pregunta relativa a la existencia y la estructura de los dere- obtención de un resultado. Si el resultado se logra mediante el respeto de
chos al procedimiento que aquí debe estudiarse, es preciso poner en primer las reglas y/o los principios, entonces, desde el punto de vista procedimen-
plano a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal. tal, esto representa algo positivo. Si no se obtiene de esta manera, enton-
ces, desde el punto de vista procedimental, tiene lugar algo defectuoso,
que representa algo negativo. Este concepto amplio de procedimiento
2. EL CONCEPTO DE DERECHO A LA ORGANIZACIÓN Y AL PROCEDIMIENTO comprende todo lo que cae bajo la fórmula «realización y aseguramiento
de los derechos fundamentales por medio de la organización y el procedi-
El objeto de los derechos a la organización y al procedimiento se des- miento». Así, a pesar de sus notorias diferencias, las normas del derecho
cribe de una manera sumamente ambigua por medio de la cláusula «or- contractual y las de derecho procesal definen igualmente procedimientos:
ganización y procedimiento». Hay que preguntarse, si con el concepto de las primeras establecen cómo puede crearse una obligación contractual; las
derecho a la organización y al procedimiento se describe un complejo co- segundas, cómo puede proferirse una sentencia. Al mismo tiempo, el con-
nexo de derechos, o si con este concepto se vinculan dos complejos de cepto amplio de procedimiento muestra claramente qué es lo relevante
derechos recíprocamente independientes, es decir, los derechos a la orga- para la idea de procedimiento en el ámbito de los derechos fundamentales.
nización y los derechos al procedimiento que, en realidad, podrían tratar- Las normas de procedimiento y de organización deben crearse de tal ma-
se independientemente. nera que, con suficiente probabilidad y en suficiente medida, el resultado
Llama la atención que la fórmula «realización y aseguramiento de los sea acorde con los derechos fundamentales130. Puede aquí dejarse de lado
derechos fundamentales por medio de la organización y el procedimien-
to»126, que hasta ahora se ha aceptado plenamente, se utiliza con regulari- 127
Cfr., por ejemplo, K. Hesse, op. cit., págs. 435 ss.; Fr. Ossenbühl, op. cit., págs. 5 s.
124
H. Bethge, op. cit., págs. 2 ss.
128
H. Bethge, «Grundrechtsverwirklichung und Grundrechts-sicherung durch Organi- Cfr. BVerfGE 24, 367 (401); 35, 348 (361); 37, 132 (148); 39, 276 (294); 44, 105
sation und Verfahren» en NJW1982. pág. 2. (120); 45, 297 (322); 45, 422 (431); 46, 325 (334); 48, 292 (297); 49, 220 (225); 49, 252
125
Cfr. R. Alexy, «Juristische Argumentation und praktische Veraunft» en Jahrb. d. (256); 51, 150 (156); 52, 391 (408).
Ak. d. Wiss. in Góttingen 1982, págs. 29 ss. 129
126
BVerfGE 35, 79 (116).
130
K. Hesse, «Bestand und Bedeutung der Grundrechte», pág. 434; C. Starck, «Die Las normas de organización y procedimiento pueden tener no sólo este carácter de
Grundrechte des Grundgesetzes», pág. 242; H. Bethge, «Grundrechtsverwirklichung und medio, sino también ser un fin en sí mismas. Una norma de procedimiento JV tendría el ca-
Grundrechtssicherung durch Organisation und Verfahren», pág. 1. rácter de un fin iusfundamental en sí mismo, si N estuviese también iusfundamentalmente

418 419
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

la pregunta de hasta qué punto es posible crear una conexión semejante en- los derechos fundamentales, y consistentes en procurar determinados
tre el procedimiento jurídico y sus resultados. procedimientos y organizaciones, corresponden derechos subjetivos de
La idea de procedimiento justifica reunir bajo un mismo concepto la los titulares de los derechos fundamentales? Mientras que en la literatura,
pluralidad de los fenómenos que se encuentran en el ámbito de la organi- por lo general, la pregunta sobre la organización y el procedimiento se
zación y del procedimiento. Frente a esto, la cuestión terminológica pasa trata sin más como un problema relativo a los deberes del legislador133 y
a segundo plano. En vez de derechos a la organización y al procedimien- se propicia también expresamente una tendencia objetivista134, a partir de
to, podría hablarse —si se parte de un concepto amplio de procedimiento la jurisprudencia es posible obtener algunas interesantes indicaciones en
que también abarcara las normas de organización— simplemente de «de- relación con el problema de la subjetivización.
rechos al procedimiento» o de «derechos procedimentales». Por razones El común denominador de la jurisprudencia es que —a pesar de que la
de simplificación, se hará aquí un uso frecuente de esta posibilidad. Ley Fundamental, en los derechos fundamentales relativos a la jurisdic-
Incluso después de lo que hasta ahora se ha expuesto, queda una am- ción, contiene algunos derechos fundamentales directamente vinculados
bigüedad fundamental. Los derechos procedimentales pueden ser tanto con los procedimientos (en los artículos 19 párrafo 4, 101, párrafo 1, 103
derechos a que se establezcan determinadas normas procedimentales, párrafo 1 y 104 LF) y que también puede recurrirse ampliamente al princi-
como derechos a una determinada «interpretación y aplicación concreta» pio del Estado de derecho para fundamentar exigencias relativas a la exis-
de normas procedimentales»131. De esto último se trata en las numerosas tencia y conformación de procedimientos— los derechos procedimentales
decisiones del Tribunal Constitucional Federal sobre el derecho a la eje- pueden adscribirse a los derechos fundamentales materiales135. El punto de
cución forzosa, cuyo tema es la interpretación conforme a la Constitu- partida de este desarrollo estriba en una constatación formulada en la Sen-
ción de normas procedimentales132. En este caso, el derecho procedimen- tencia sobre las ordenanzas de las represas, en el sentido de que «de acuer-
tal, bajo la forma del derecho a la tutela jurídica efectiva, está dirigido a do con la concepción constitucional [...] una tutela jurídica efectiva —que
los tribunales de justicia. En cambio, los derechos procedimentales, que asegure la existencia de la propiedad— es un elemento esencial del dere-
tienen como objeto la creación de normas procedimentales, están dirigi- cho fundamental mismo»136. El derecho a la tutela jurídica, que en un pri-
dos al legislador. En lo esencial, aquí se tratará sólo de estos derechos. mer momento se refirió al derecho fundamental a la propiedad, se genera-
lizó luego en la jurisprudencia, de dos maneras. Por una parte, se extendió
cada vez a más derechos fundamentales137 y, por otra, se generalizó, a par-
3. ACERCA DEL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA
133
Cfr., por ejemplo, H. Bethge, «Grundrechtsverwirklichung und Grundrechtssiche-
Las respuestas a los interrogantes acerca de la existencia y la estructura rung», págs. 2 ss.; W. Schmidt, «Grundrechtstheorie im Wandel der Verfassungsgeschich-
de los derechos a la organización y al procedimiento dependen de qué tipo te», págs. 169 ss.
134
de derechos a la organización y al procedimiento se trate en cada caso. A Cfr., por ejemplo, H. H. Rupp, «Vom Wandel der Grundrechte», págs. 176 ss.,
pesar de esta necesidad de establecer diferenciaciones, antes de echar una 187 ss., así como muy decidido, U. K. Preufi, Die Internalisierung des Subjekts,
págs. 189 ss., 194, según el cual «no existe ninguna pretensión jurídica frente al legislador
mirada a los diferentes tipos de derechos a la organización y al procedi- para la creación de estructuras liberales. El establecimiento de estructuras liberales es ex-
miento, es aconsejable estudiar, en general, el problema de la existencia. clusivamente una función del proceso político y, en él, del legislador llamado a dictar nor-
En el ámbito del problema de la existencia, la pregunta más impor- mas vinculantes».
135
tante es: ¿hasta qué punto a los deberes del legislador, fundamentados en Con respecto a algunos problemas constructivos de esta praxis de adscripción, cfr,
H. Bethge, «Grundrechtsverwirklichung und Grundrechtssicherung», págs. 6 s.; D. Lo-
renz, «Der grundrechtliche Anspruch auf effektiven Rechtsschutz» en AóR 105 (1980),
exigida, de ser seguro que el resultado del procedimiento, en caso de que JV tuviese validez, págs. 639 s.
136
bajo ninguna circunstancia y desde ningún punto de vista, sería más conforme al derecho BVerfGE 24, 367 (401).
137
fundamental que en caso de que N no tuviera validez. Puede quedar abierta la pregunta de Con respecto al artículo 14 LF, cfr. por ejemplo: BVerfGE 35, 348 (361); 37, 132
si existen normas de organización y procedimiento con carácter de fin iusfundamental en sí (148); 45, 297 (322); 46, 325 (334); 49, 220 (225); 49, 252 (256); 51, 150 (156); con res-
mismo. pecto al artículo 12 LF, cfr., por ejemplo: BVerfGE 39, 276 (294); 41, 251 (165); 44, 105
131
Cfr. BVerfGE 53, 30(61). (120); 45,422 (431); 48, 292 (297); 52, 380 (388 ss.); con respecto al artículo 2, párrafo 1
132
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 46, 325 (333 ss.); 49, 220 (225 ss.); 49, 252 (256 ss.); LF, cfr. por ejemplo: BVerfGE 52,214 (219); 53,30 (65); con respecto al artículo 16, párra-
51,150(156). fo 2 LF, cfr., por ejemplo, BVerfGE 52, 391 (407).

420 421
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

tir del derecho a la jurídica efectiva, es decir, de un derecho a la protección es posible decir nada más en un nivel abstracto. Todo lo demás depende
de derecho fundamental por medio de procedimientos tout court13*. Hoy del tipo del derecho que esté en juego en cada caso.
puede decirse que, de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional Federal, a todo derecho fundamental material le están adscritos de-
rechos procedimentales. Sin embargo, si los derechos materiales son dere- 4. L O S DERECHOS PROCEDIMENTALES Y LA TEORÍA DEL STATUS
chos subjetivos, ¿por qué no han de serlo también los «derechos procedi-
mentales»? En todo caso, el enraizamiento de la protección por medio del Uno de los problemas estructurales más interesantes de los derechos
procedimiento en los derechos fundamentales materiales, fundamenta un procedimentales, es determinar si con ellos efectivamente se trata de de-
argumento prima facie para su subjetivización. rechos a acciones positivas, que deben adscribirse al status positivo o si
El carácter subjetivo no plantea problemas cuando, por ejemplo, en pertenecen más bien al status negativo o al activo.
las decisiones sobre la ejecución forzosa, se trata de derechos dirigidos a
los tribunales a que estos lleven a cabo una interpretación y un manejo
conforme a la Constitución, de normas procedimentales que sean acordes 4.1. Los derechos procedimentales y el status negativo
con la Constitución139. En cambio, los problemas surgen cuando están en
juego otros derechos, dirigidos al legislador, a que ciertas normas proce- Antes calificó también a los derechos a la no eliminación de posicio-
dimientales tengan validez, es decir, derechos a la expedición de normas nes jurídicas como derechos a acciones negativas del Estado142. En virtud
atinentes a la organización y al procedimiento. Aquí basta hacer referen- de las normas del derecho ordinario, existen innumerables posiciones
cia a dos decisiones interesantes en este contexto y a las consideraciones procedimentales de derecho ordinario. En la medida en que su existencia
expuestas cuando se analizaron los derechos de protección. En la prime- esté exigida por los derechos fundamentales —y esto suele ser así— el
ra: la Sentencia sobre las universidades, se encuentra el paradigma, ya contenido de derecho procesal de las normas de derecho fundamental
varias veces citado, del derecho subjetivo dirigido al legislador a que de- consiste en prohibir su eliminación, es decir, en protegerlas mediante su
terminadas normas procedimentales tengan validez jurídica. Al titular defensa frente a posibles actos de eliminación. ¿Significa esto que es fal-
del derecho fundamental del artículo 5 párrafo 3 LF debe concedérsele so tratar a los derechos procedimentales —tal como aquí se hace— den-
«un derecho a aquellas medidas, también de tipo organizativo, que son tro del marco del status positivo?
indispensables para la protección de su ámbito de libertad iusfundamen- Esta pregunta debe responderse negativamente. Debe aceptarse que
talmente garantizado»140. La existencia de un derecho subjetivo a la vali- es correcto afirmar que el contenido jurídico-procedimental de las nor-
dez de ciertas normas procedimentales, puede extrapolarse con facilidad mas de derecho fundamental consiste, en una medida considerable, en
a partir de la segunda decisión, es decir, de la Sentencia sobre la Ley de que ellas protegen las posiciones jurídico-procedimentales existentes, al
Hamburgo sobre las ordenanzas de las represas. Allí, por razones de pro- prohibir tout court que sean eliminadas o al prohibir que sean eliminadas
tección jurídica, el Tribunal admite que la expropiación legal sólo puede sin compensación. También es correcto afirmar que debe adscribirse el
tener lugar en casos excepcionales141. Esto significa que al artículo 14 LF status negativo (en sentido amplio)143 a los derechos, que corresponden a
le es adscrito un derecho a que las expropiaciones, en casos que no son estas prohibiciones, lo que significa, que las normas de derecho funda-
excepcionales, puedan llevarse a cabo sólo por medio de procedimientos mental relativas a los procedimientos pueden discutirse, en una medida
de expropiación administrativa. Las dos decisiones ponen claramente de considerable, también dentro del marco del análisis de los derechos del
manifiesto que, en el ámbito de la organización y del procedimiento, el status negativo. Sin embargo, de todo esto no se sigue que sea inadecua-
Tribunal Constitucional Federal no excluye los derechos subjetivos a la do —y mucho menos falso— tratar a los derechos procedimentales en el
expedición de determinadas normas, que están dirigidos al legislador. No contexto del status positivo.
Un primer argumento al respecto es que, cuando no se trata del ase-
138
BVerfGE 53, 30 (65).
guramiento de lo normativamente existente sino de algo nuevo, la pre-
139
Cfh, por ejemplo, BVerfGE 49, 220 (225 ss.); 49, 252 (256 ss.); 51, 150 (156 ss.).
140
BVerfGE 35, 79 (116). 142
Capítulo 4. II. 1.1.1.3.
141
BVerfGE 24, 367 (402 s.). 143
Cfr. supra, Capítulo 5.1. 3.

422 423
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

gunta es siempre si el Estado tiene o no que hacer algo (expedir normas). 4.2. Los derechos procedimentales y el status activo
Esto es diferente en el caso de los derechos al no impedimento de accio-
nes y a la no afectación de situaciones (naturales)144. En él, la pregunta es Más plausible que una adscripción al status negativo es la cataloga-
siempre si el Estado debe omitir algo o no. Sin embargo, la fuerza de este ción de los derechos procedimentales como derechos del status activo.
argumento es limitada. Se puede aceptar y decir que, cuando se trata de En este sentido, dice Haberle: el «status activus processualis debe adscri-
algo nuevo, los derechos al procedimiento tienen que tratarse en el con- birse al status activus, que hasta ahora es un status primario jurídico-ma-
texto del status positivo, pero que el aseguramiento de posiciones proce- terial»146.
dimentales ya existentes, es algo que tiene que adscribirse exclusivamen- A primera vista, a favor de una adscripción semejante, habla el hecho
te al status negativo. Ello significaría que, en una medida considerable, el de que en el ámbito del procedimiento y de la organización de lo que se
aspecto procedimental tendría que adscribirse al status negativo. Por lo trata es esencialmente de competencias141 y, asimismo, el status activo
tanto, para la justificación de un tratamiento amplio dentro del status po- está formado por competencias148. Sin embargo, si se ven las cosas más
sitivo, es necesario contar con algún argumento adicional. de cerca, se percibe que el asunto no es tan simple. Los derechos frente al
Este argumento sostiene que los derechos a posiciones procedimenta- legislador a la organización y al procedimiento no son competencias sino
les son derechos a que exista algo para cuya creación se necesitan accio- derechos a competencias. Como tales, pertenecen, sin duda, al status po-
nes positivas. En relación con este aspecto, que las acciones que condu- sitivo.
cen a la existencia de derecho ordinario de las posiciones procedimenta- Desde luego, con esto no se ha dicho la última palabra acerca de la
les se hayan llevado a cabo o no, es una mera casualidad. Que los actos conexión entre los derechos a la organización y al procedimiento y el sta-
de expedición de normas, necesarios para la creación de las posiciones tus activo. Como derechos a la organización y al procedimiento, cierta-
de derecho ordinario, ya se hayan llevado a cabo, no modifica en nada el mente los derechos sub examine no pertenecen al status activo; sin em-
hecho de que si todavía no hubieran sido realizados, existiría un derecho bargo, aquello que constituye el objeto de estos derechos, es decir, la or-
a exigir su realización. Este derecho hipotético a la realización prima ganización y el procedimiento, que esencialmente está constituido por
frente al derecho a la no eliminación de posiciones. Esto se muestra, en- competencias, puede ser lo que pertenece al status activo.
tre otras cosas, en que una respuesta a la pregunta de si una posición pro- Como lo muestra un ejemplo, en algunos casos esto es válido sin pro-
cedimental de derecho ordinario está protegida por un derecho a la no blema alguno. El artículo 38 párrafo 1 LF confiere al individuo un dere-
eliminación de dicha posición, presupone una respuesta a la pregunta de cho subjetivo a votar. Es imposible votar si se carece de todo tipo de or-
si el titular de la posición tiene frente al legislador un derecho a que este ganización. Por lo tanto, el artículo 38 párrafo 1 LF confiere al individuo
le confiera esta posición. un derecho frente al Estado a que éste posibilite las elecciones por medio
Sólo a título de complementación, cabe recordar un tercer argumento de una organización electoral. Como quiera que la Ley Fundamental no
ya mencionado145. No parece estar excluida la posibilidad de considerar prescribe ningún sistema electoral determinado149 y, dado que, en la con-
como acciones del legislador, no sólo los actos de expedición de normas figuración del derecho electoral hay que tener en cuenta principios elec-
y de derogación de normas, sino también los actos necesarios para man- torales que entran en colisión, el legislador tiene un margen de acción
tener la validez de las normas. Si se adopta esta perspectiva, el problema nada despreciable150. Sin embargo, no todo queda a su discreción. Las
del status se soluciona muy fácilmente: en relación con las posiciones competencias del individuo particular —que, en virtud del artículo 38
procedimentales de derecho ordinario ya existentes, los derechos proce- párrafo 1 LF, el Estado tiene que crear por medio de la legislación ordi-
dimentales son derechos a que el legislador lleve a cabo la acción positi- naria y a cuya existencia el individuo tiene un derecho subjetivo de rango
va de mantener la validez de dichas posiciones.
146
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 81.
147
Cuando de lo que se trata es de competencias, se trata también siempre de sujeciones, al
igual que de los opuestos de las competencias y de las sujeciones, es decir, las no competencias
y las no sujeciones; con respecto a estos conceptos, cfr. supra, Capítulo 4. II. 3.5.
148
144
Cfr. supra, Capítulo 5.1. 4.
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1.1. 149
BVerfGEÓ, 104(111).
145 150
Capítulo 4. II. 1.1.2. BVertfGE3, 19(24s.).

424 425
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

constitucional— constituyen una parte esencial de su status activo, en el Esto significa que algo, pero no todo aquello que es objeto de los de-
sentido clásico de Jellinek. rechos a la organización y al procedimiento, pertenece al status activo.
La pregunta es hasta qué punto esto puede generalizarse. Un ejemplo Esto conduce a la pregunta de si existe una línea de demarcación entre
que pone claramente de manifiesto la dificultad de una generalización, es las posiciones que tienen que incluirse en el status activo y aquellas que
el deber del Estado —que puede adscribirse al artículo 9 párrafo 1 LF— de no tienen que incluirse en dicho status. La Sentencia del caso Mül-
expedir normas que regulen el ejercicio del derecho de asociación, deber heim-Kárlich152 puede servir para aclarar el problema de la demarcación.
que, con razón, suele tratarse dentro del contexto de la «realización y el Esto es así, en virtud de las diferentes acentuaciones que el procedimien-
aseguramiento de este derecho fundamental, por medio de la organización to de autorización propio del derecho atómico suscita en la fundamenta-
y el procedimiento». Las competencias creadas por las normas del derecho ción de la Sentencia expuesta por la mayoría y en el voto particular que a
de asociación no pertenecen al status activo clásico, porque no son compe- ella se formula. Las normas que regulan el procedimiento de autoriza-
tencias para «participar en el Estado», en el sentido de Jellinek151. No obs- ción en el derecho atómico, no confieren ninguna competencia de code-
tante, si se les quiere incluir en el status activo, hay que ampliar este con- cisión. Estas normas atribuirían competencias de codecisión —y, con
cepto. Una ampliación semejante puede llevarse a cabo de dos maneras: ello, competencias para participar en la formación de la voluntad estatal
puede extenderse a todas las competencias jurídicas del individuo o puede en el sentido de Jellinek— si los ciudadanos que corren peligro o sus re-
ampliarse a todas las posiciones jurídicas cuyo ejercicio, de alguna mane- presentantes fueran miembros de los órganos que deciden acerca de las
ra, influye o puede influir en la formación de la voluntad estatal. Sin em- autorizaciones en el marco del derecho atómico, o si los ciudadanos que
bargo, no son aconsejables ninguna de las dos posibilidades. Agrupa bajo corren peligro o sus representantes, tuvieran un derecho de veto. En rea-
un mismo concepto todas las competencias que el individuo tiene en un lidad, las posiciones procedimentales del ciudadano se limitan a un con-
sistema jurídico es, sin duda, un asunto interesante pero, para ello no debe- junto de derechos de información y análisis. Como un elemento esencial
ría utilizarse el concepto del status activo. El sistema de Jellinek, que se di- de estos derechos, puede considerarse la competencia para formular ob-
rige a la relación ciudadano/Estado, quedaría así destrozado. Tampoco pa- jeciones, cuyo ejercicio fundamenta el deber de las autoridades que tie-
rece funcional incluir en el status activo todas las posiciones jurídicas cuyo nen que conceder la autorización, de estudiar a fondo la situación (§§7
ejercicio puede influir de alguna manera en la formación de la voluntad es- párrafo 1 y 8, párrafo 1 AtVfV). La autoridad decide si y cómo tienen
tatal; por ejemplo, la libertad jurídica para expresar la propia opinión. Se que considerarse las objeciones. De esta manera, el procedimiento sigue,
borraría la diferencia —tan importante para los sistemas jurídicos— entre en sus rasgos esenciales, el modelo clásico audiatur et altera pars y no el
las competencias jurídicas que, como tales, tienen por objeto la formación modelo de la votación. Si se vincula esta estructura del procedimiento
de la voluntad estatal, y la libertad jurídica de influir en ella fácticamente, con la finalidad que le es atribuida, es decir, la protección de los derechos
que es aconsejable mantener, incluso por parte de quien esté interesado individuales153, se obtiene un argumento en contra de la adscripción al de
primordialmente en la influencia fáctica. Con esto no se ha dicho nada en los derechos al procedimiento al status activo en el sentido de Jellinek.
contra de la posibilidad de agrupar bajo un mismo concepto los derechos
que, en el sentido más amplio, posibilitan o deben posibilitar la influencia Un panorama algo diferente es el que proporciona el voto particular.
en el proceso de la formación de la voluntad pública y/o estatal. Sin em- También allí se subraya lafinalidadde la protección de los derechos indi-
bargo, se aboga para que, al realizarse un agolpamiento de este tipo, no se viduales y se destaca que «la prerrogativa de decisión debe seguir estan-
pierdan de vista las diferencias teórico-estructurales que tienen una consi- do en manos de la autoridad competente». Sin embargo, es interesante
derable importancia para la situación jurídica del individuo, de la que de- establecer cómo ha de lograrse el objetivo de protección, junto con el
pende esencialmente su situación fáctica. Para ello, es aconsejable utilizar mantenimiento de la competencia de decisión de las autoridades, es de-
un concepto del status activo que esté orientado teórico-estructuralmente, cir: «por medio de un proceso de comunicación entre las empresas que
es decir, utilizar un concepto restringido. Para el concepto amplio puede tienen a su cargo las centrales atómicas, los ciudadanos amenazados y las
utilizarse la denominación «derechos políticos». autoridades competentes», que tiene que asegurar «una consideración

152
151 BVerfGE 53, 30.
G. Jellinek, System der subjektiven óffettlichen Rechte, págs. 136 ss. 153
BVerfGE 53, 30 (64).

426 427
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

objetiva de todos los puntos de vista relevantes»154. En este contexto, se 5. L O S TIPOS DE DERECHOS A LA ORGANIZACIÓN Y AL PROCEDIMIENTO
habla también de la «influencia» de los participantes en la decisión155.
Estas manifestaciones se han interpretado en el sentido de que existe una A la pluralidad de las formas y contenidos que la organización y los
tendencia hacia los procedimientos de decisión propios de una democra- procedimientos pueden tener en el ámbito de los derechos fundamenta-
cia de base, y han sido criticadas a causa de la contradicción existente en- les, corresponde una pluralidad de posibilidades para clasificar los dere-
tre la idea de un procedimiento semejante y la de los derechos fundamen- chos a la organización y al procedimiento. Sólo es posible formular una
tales156. Más adelante se estudiará el problema general de la relación en- clasificación amplia, que comprenda todos los fenómenos y todos los as-
tre los derechos fundamentales y el procedimiento157. Aquí tiene pectos, sobre la base de una dogmática detallada de los derechos a la or-
importancia sólo un punto de vista, que el voto particular señala, con ra- ganización y al procedimiento. Ello debería ser objeto de otra investiga-
zón, así como sus consecuencias para el problema de la adscripción al ción. Aquí interesa tan sólo subrayar los aspectos que merecen y deben
status activo. El voto particular señala, con razón, que el sentido de la ser tratados en el marco de una teoría estructural general de los derechos
participación ha de verse en la creación de una influencia en la decisión fundamentales. Desde este punto de vista, parece útil formular una divi-
que ha de lograrse por medio de un proceso de comunicación. Si no exis- sión en cuatro grupos, basada en el criterio del objeto de los derechos: (1)
tiera la posibilidad fáctica de que por medio de la participación se adop- las competencias de derecho privado, (2) los procedimientos judiciales y
tasen decisiones diferentes a aquellas que se habrían tomado sin la parti- administrativos (procedimiento en sentido estricto), (3) la organización
cipación, esta sería un medio inadecuado y, por lo tanto, perdería su en sentido estricto y (4) la formación de la voluntad estatal.
sentido en lo que se refiere al objetivo de la protección de derecho funda-
mental. En ese caso, la participación sólo podría servir para la consecu-
ción de fines no referidos a la protección de derecho fundamental, o para 5.1. Las competencias de derecho privado
el dudoso fin de proteger los derechos fundamentales por medio de la
postergación de la intervención, sin importar si dicha intervención fuese Los derechos a las competencias de derecho privado son derechos
o no conforme a derecho. Aquí debe partirse de la hipótesis de que la frente al Estado para que este expida normas que son constitutivas para la
participación no pierde su sentido en relación con la protección de los de- realización de acciones jurídicas de derecho privado y, en este sentido,
rechos fundamentales. Puede entonces decirse que la participación crea para la creación, modificación y eliminación de posiciones jurídicas de
jurídicamente la posibilidad fáctica de una influencia, referida a la pro- derecho privado. Estos derechos pueden referirse tanto a que estas nor-
tección de derecho fundamental, en un proceso de formación de la volun- mas tengan validez, como a que tengan un determinado contenido. Las
tad estatal. Esto es algo menos que una competencia jurídica de codeci- normas del derecho de los contratos, del derecho de propiedad, y aque-
sión en la formación de la voluntad estatal pero, claramente, tiene que llas que regulan el matrimonio, las sucesiones y el derecho de asociación
ver más con la formación de la voluntad estatal que, por ejemplo, con la son ejemplos de complejos de normas, que pertenecen al ámbito de este
tipo de derechos y que se estudian en el contexto de la realización y el
competencia de derecho privado para celebrar contratos. El ejemplo aseguramiento de los derechos fundamentales158.
muestra que el concepto de status activo, en el sentido de Jellinek, es un
punto de partida irrenunciable para captar el sentido de las posiciones re- Los mencionados complejos de normas son justamente aquello que
lativas a los derechos al procedimiento y a la organización; sin embargo, se conoce, tradicionalmente, de manera correcta, como «institutos jurídi-
en el ámbito no comprendido por este concepto, es necesario llevar a cos». En este punto son relevantes dos preguntas: (1) ¿Qué tienen que
cabo diferenciaciones ulteriores con la ayuda de instrumentos más re- ver los institutos jurídicos de derecho privado con la idea de procedi-
finados. miento? (2) ¿Existen derechos fundamentales a la creación o al manteni-
miento de los institutos jurídicos de derecho privado o están los institutos
jurídicos de derecho privado protegidos simplemente por una garantía
154
BVerfGE 53, 30 (77).
155
institucional objetiva?
BVerfGE 53, 30 (76).
156
Cfr. F. Ossenbühl, «Kernenergie im Spiegel des Verfassungsrechts», págs. 3 y 6. 158
157 K. Hesse, «Bestand und Bedeutung der Grundrechte», pág. 434; C. Starck, «Staatli-
Cfr., por ejemplo, H. H. Rupp, «Vom Wandel der Grundrechte», págs. 183 ss.; C.
Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes», págs. 242 s. che Organisation und staatliche Finanzierung», pág. 485.

428 429
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

La conexión entre los institutos jurídicos de derecho privado y la idea vía que, como ha expuesto sobre todo Kloepfer167, está iusfundamental-
de procedimiento, reside en que los institutos jurídicos de derecho priva- mente ordenado recorrer168.
do consisten esencialmente en competencias que, como tales, no delimi- El argumento principal para la subjetivización es que numerosos de-
tan en su contenido las esferas jurídicas de los sujetos de derecho privado rechos fundamentales presuponen conceptualmente la existencia de insti-
sino que, antes bien, fundamentan la posibilidad de llevar a cabo una de- tutos jurídicos de derecho privado. Sin normas sobre la propiedad, no
limitación semejante. No obstante, esto significa que son procedimientos existe ninguna propiedad en sentido jurídico, sin normas sobre el matri-
para la creación del derecho. Como procedimientos para la creación del monio, ningún matrimonio en sentido jurídico, etcétera. El Tribunal
derecho mediante la autonomía privada, son variaciones de un modelo Constitucional Federal observa correctamente: «El derecho fundamental
básico del procedimiento, es decir, del modelo del contrato159. del individuo presupone el instituto jurídico de la "propiedad"»169. Un le-
La pregunta de si existen derechos subjetivos a la existencia de insti- gislador que eliminase institutos jurídicos como los de la propiedad y el
tutos jurídicos de derecho privado o si estos están sólo objetivamente matrimonio, privaría a los titulares de los derechos fundamentales de
protegidos frente al legislador160, no es tan fácil de responder. Desde los algo a lo que tienen un derecho subjetivo.
trabajos de Martin WolfT161 y Cari Schmitt162, la protección de derecho La pregunta es, desde luego, quién tiene un derecho subjetivo y a qué
fundamental de los institutos jurídicos de derecho privado se estudia163 normas. Un test lo ofrecen las normas que posibilitan el surgimiento de
como un problema relativo a la garantía objetiva del instituto164. Durante posiciones jurídicas de derecho privado, es decir, que fundamentan com-
la vigencia de la Constitución de Weimar, esta doctrina apuntaba —en petencias, por ejemplo, para la adquisición de la propiedad o para con-
vista del dilema de «la falta de significado, por una parte, y la vacuidad, traer matrimonio. Utilizando la terminología de Kloepfer, podría decirse
por otra»165— a asegurar en cierta medida la prioridad constitucional de que este tipo de normas no sirve para proteger la existencia de posiciones
determinados derechos fundamentales166. Con el artículo 1 párrafo 3 LF, jurídicas de derecho privado, sino para asegurar el surgimiento de las
que, como derecho de validez inmediata, vincula también al legislador a mismas170. Con respecto a la celebración del matrimonio, el Tribunal
los derechos fundamentales de manera directa, ha desaparecido esta ra- Constitucional Federal ha dado una respuesta clara. Adscribe al artículo
zón para suponer la existencia de garantías de instituto meramente objeti- 6 párrafo 1 LF un «derecho a la libertad de contraer matrimonio»171. Esto
vas. De este modo, se abre la vía para una subjetivización de la protec- debe entenderse en el sentido de que al artículo 6 párrafo 1 LF hay que
ción de derecho fundamental de las competencias de derecho privado, adscribir, entre otros, un derecho a la competencia para contraer matri-
monio con la pareja elegida. Las cosas no son tan fáciles en el caso de la
competencia para adquirir una propiedad172. ¿Vulneraría también los de-
159
Cfir. R. Dreier, «Recht und Gerechtigkeit» en Funkkolleg Recht, Studienbegleitbrief
rechos fundamentales del artículo 14 LF, de las personas que no tienen
2, editado por el Dtsch. Inst. f. Fernstudien an der Univ. Tübingen, Weinheim/Basilea ninguna propiedad inmueble, una ley que imposibilitara la adquisición
1982, págs. 28 ss. de propiedades inmuebles? Kloepfer da una respuesta afirmativa a esta
160
161
Cfr. al respecto supra. Capítulo 4, II, 3.6.1. pregunta, con el argumento de que «no es concebible una libertad de ena-
M. Wolff, «Reichsverfassung und Eigentum» en Festgabe f. W Kahl, Tubinga
1923, págs. 5 s.
162 167
C. Schmitt, Verfassunrgslehre, págs. 1711 ss.; Id., «Freiheitsrechte und institutione- M. Kloepfer, Grundrechte ais Entstehenssicherung und Bestandsschutz, págs. 37 ss.
lle Garantien der Reichsverfassung» en Id., Verfasungsrechtliche Aufsatze, 2.a edición, 168
Algunas Constituciones de los Estados federados ponen de manifiesto que la idea
Berlín 1973, págs. 140 ss., 160 ss.; Id., «Grundrechte und Grundpflichten», loe. cit., de derechos fundamentales a competencias de derecho privado no es algo insólito. Así, en
págs. 215 s. el artículo 45 párrafo 1 frase 3 de la Constitución de Hesse se dice: «Cada cual está autori-
163
Siguiendo a C. Schmitt, se entenderá aquí por «garantía de instituto» la garantía de zado a adquirir y disponer de la propiedad de acuerdo con las leyes». Cfr., además, artículo
derecho constitucional de institutos de derecho privado, que debe ser distinguida de la «ga- 60, párrafo 1, frase 2 de la Constitución de Renania-Palatinado; artículo 109, párrafo 1, fra-
rantía institucional» que vale para instituciones de derecho público; cfr. C. Schmitt, se 2 de la Constitución de Baviera así como el artículo 111, párrafo 2 de la Constitución de
«Freiheitsrechte und institutionelle Garantien», págs. 143, 149, 160 ss. Weimar.
164 169
Con respecto al estado actual de la discusión, cfr. E. Schmidt-Jortzig, Die Einrich- BVerfGE 24, 367 (369).
170
tungsgarantien der Verfassung, Gotinga 1979. M. Kloepfer, Grundrechte ais Entstehenssicherung und Bestandsschutz, págs. 24 ss.
165 171
C. Schmitt, «Freiheitsrechte und institutionelle Garantien», pág. 141. BVerfGE 36, 146(161).
166 172
Cfr. W. Schmidt, «Grundrechtstheorie im Wandel der Verfassungsgeschichte», Con respecto al estado de la discusión, cfr. M. Kloepfer, op. cit., págs. 37 ss.; R
págs. 174 s. Wittig, «Der Erwerb von Eigentum und das Grundgesetz» en NJW, 1967, págs. 2185 ss.

430 431
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

jenar sin una libertad de adquirió)173. Sin embargo, de la protección de 5.2. Los procedimientos judiciales y administrativos
derecho fundamental subjetiva de la competencia para enajenar174, que (procedimientos en sentido estricto)
sin duda existe, no se infiere necesariamente una correspondiente protec-
ción subjetiva de la competencia de adquirir. El derecho subjetivo a la Los derechos a los procedimientos judiciales y administrativos son
competencia para enajenar es, sin más, conciliable con el hecho de que la esencialmente derechos a una «tutela jurídica efectiva»175. Una condición
competencia para adquirir esté protegida sólo objetivamente dentro del para una tutela jurídica efectiva es que el resultado del procedimiento ga-
marco de una garantía institucional. El argumento decisivo para la subje- rantice los derechos materiales del respectivo titular de los derechos pro-
tivización resulta, más bien, de la idea de procedimiento. Al garantizar cesales. A la garantía de los derechos materiales hay que referir la fórmu-
los derechos fundamentales, los institutos jurídicos de derecho privado la del Tribunal Constitucional Federal que describe de la siguiente mane-
garantizan procedimientos para la configuración, mediante la autonomía ra la tarea del derecho procesal: «El derecho procesal sirve para la
privada, de relaciones jurídicas en situaciones de igual jerarquía. Tanto la producción de decisiones conformes a la ley que, desde este punto de
idea de equidad del procedimiento como la de la libertad individual en el vista, son correctas, pero que además, dentro del marco de la corrección,
ámbito del derecho patrimonial, exigen que gocen de plena protección de son justas»176. Todo esto indica que en el ámbito del procedimiento, hay
derecho fundamental no sólo las posiciones de derecho privado ya exis- que relacionar dos aspectos: uno procedimental y otro material.
tentes, sino también la posibilidad jurídica de adquirir posiciones de de- Existen dos modelos fundamentalmente diferentes de la relación en-
recho privado. Por ello, el artículo 14 LF debe interpretarse en el sentido tre el aspecto procedimental y el material. De acuerdo con el primer mo-
de que garantiza un derecho subjetivo también a la competencia para ad- delo, la corrección del resultado depende exclusivamente del proce-
quirir la propiedad. dimiento. Si el procedimiento ha sido llevado a cabo correctamente, el
Lo que se acaba de decir debe generalizarse. No existen, en primer resultado será correcto. No existe un criterio independiente del procedi-
lugar, garantías institucionales objetivas que, por medio del asegura- miento para juzgar acerca de la corrección. De acuerdo con el segundo
miento de un conjunto básico de normas, sirvan para el aseguramiento de modelo, existen ciertas pautas de corrección independientes del procedi-
los derechos fundamentales y, en segundo lugar, derechos fundamentales miento. El procedimiento es un medio para lograr esta corrección en la
como derechos subjetivos que de esta manera se aseguren. Lo que existe mayor medida posible, así como para llenar los márgenes de acción que
es un derecho subjetivo a que las normas de derecho privado, que son ne- estas pautas dejan abiertos.
cesarias para que sea posible aquello que garantiza el derecho fundamen- Una teoría procedimental general tiene que agregar a esta diferencia
tal, tengan validez. De esta manera, las garantías institucionales resultan otras diferencias más, especialmente aquellas que se refieren al orden es-
ser, desde el punto de vista dogmático, construcciones superfluas. Esto calonado de los procedimientos. Sin embargo, aquí no se trata de una
no significa que no exista una garantía de derecho fundamental para los teoría procedimental general, sino de juzgar acerca de la relación entre
institutos jurídicos de derecho privado. Que a tenga frente al Estado un los procedimientos jurídicos y los derechos fundamentales177. Si uno se
derecho a que las normas A7,, ..., Nn del instituto jurídico / sean válidas, limita a este punto, puede decirse que sólo el segundo modelo hace justi-
significa que el Estado está obligado frente a a, a procurar que sean váli- cia a la idea de los derechos fundamentales. En algunos aspectos decisi-
das las normas Nl9..., Nn. Sin embargo, si el Estado está obligado frente a vos, los derechos fundamentales son no-procedimentales. Esto muestra,
a a procurar que las normas Nu ... Nn sean válidas, entonces está obligado con toda agudeza, la relación de estos derechos con el procedimiento le-
a que las normas Nu ... Nn sean válidas. La concepción expuesta no con- gislativo democrático. No todo lo que puede ser el resultado de la discu-
duce pues a un menor aseguramiento de derecho fundamental de los ins-
titutos jurídicos de derecho privado. Agrega la subjetivización al mero 175
Cfr. BVerfGE 24, 367 (401); 35, 348 (361); 37, 132 (148); 39, 276 (294); 44, 105
aseguramiento objetivo. Este agregado es indispensable si los derechos (120): 45, 297 (322); 45, 422 (432); 46, 325 (334); 48, 292 (297); 49, 252 (256); 51, 150
fundamentales deben ser tomados en serio como derechos individuales. (156); 53. 30 (64 s.).
176
BVerfGE 42, 64 (73); cfr., además, BVerfGE 46, 325 (333); 49, 220 (226); 52, 131
(153).
173 177
M. Kloepfer, op. cit., pág. 47. Cfr. R. Alexy, «Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumenta-
174
BVerfGE26,215(222). tion», págs. 178 ss.

432 433
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

sión y la votación en el parlamento es iusfundamentalmente posible. Los por los principios de derecho fundamental. Si no priman principios con-
derechos fundamentales aseguran ciertamente, por una parte, la partici- trapuestos, existe un derecho definitivo a su vigencia. De esta manera, en
pación directa e indirecta en el procedimiento democrático. En esta me- lo que se refiere a la conexión entre los derechos fundamentales y los
dida, son procedimentales. Sin embargo, por otra parte, no son procedi- procedimientos jurídicos, el aspecto procedimental y el material tienen
mentales, por cuanto ellos imponen límites materiales a este procedi- que unirse en un modelo dual que garantice la primacía del aspecto ma-
miento. terial.
La idea de que las exigencias iusfundamentales al procedimiento no Una comparación entre los derechos a los procedimientos en sentido
pueden sustituir las exigencias iusfundamentales al resultado, es válida estricto y los derechos a las competencias de derecho privado, muestra
para todos los procedimientos jurídicos. Si el voto particular formulado a claramente los diferentes objetivos que se persiguen en el ámbito de la
la Sentencia del caso Mülheim-Kárlich considera «decisivo» que «el pro- organización y el procedimiento. Mientras los derechos a las competen-
cedimiento administrativo sea adecuado para conducir en el caso concre- cias de derecho privado aseguran, sobre todo, la posibilidad de que pue-
to a decisiones "correctas" relevantes para la seguridad»178, entonces no dan realizarse determinadas acciones iusfundamentalmente garantizadas,
puede vincularse con ello la concepción de que el procedimiento de auto- los derechos al procedimiento en sentido estricto sirven, en primer lugar,
rización propio del derecho atómico, aun cuando sus reglas se interpreten para la protección de las posiciones jurídicas existentes frente al Estado y
conforme a los derechos fundamentales, garantice, en cuanto procedi- frente a terceros. Por ello, es posible tratar a estos últimos también dentro
miento, un resultado iusfundamentalmente correcto. Esto es algo que se del marco de los derechos de protección179. Que ellos se traten aquí, es
reconoce, entre otras cosas, en que las reglas procedimentales en primero algo que se justifica por cuanto el aspecto procedimental que aparece en
lugar, no garantizan ningún consenso entre todos los participantes y, en ellos es, desde el punto de vista de la teoría de los derechos fundamenta-
segundo lugar, no aseguran que las autoridades que tienen que expedir les, más interesante que el de la protección.
las autorizaciones, después de la realización del procedimiento, adopten
siempre un resultado iusfundamentalmente correcto, es decir, que al final
del procedimiento, los ciudadanos que sustentan una opinión diferente a 5.3. La organización en sentido estricto
la de las autoridades, estén siempre equivocados desde el punto de vista Un tercer grupo versa sobre las exigencias de derecho fundamental
de los derechos fundamentales. Con esto no se dice nada en contra de la relativas a ciertos contenidos jurídicos, tales como el derecho universita-
idoneidad de este tipo de procedimientos para la protección de los dere- rio, el derecho de radiodifusión y el derecho de cogestión. La reunión de
chos fundamentales. Aun cuando el procedimiento no garantice la con- cosas tan diferentes bajo el concepto de organización en sentido estricto,
formidad del resultado con los derechos fundamentales, con él sí aumen- se justifica por cuanto todas ellas tienen algo en común: regulan la coo-
ta la probabilidad de obtener un resultado conforme con los derechos peración de numerosas personas, orientada a determinados fines.
fundamentales. Por esta razón, los procedimientos son medios para la Hay que distinguir entre la organización, como el resultado de una
protección de los derechos fundamentales, que estos mismos derechos actividad legislativa que encuentra su expresión en normas de organiza-
exigen. Sin embargo, es claro que el simple aumento de la probabilidad ción, y la organización como una unidad jurídica. Aquí se trata de los de-
de un resultado conforme con los derechos fundamentales, no puede ser rechos del individuo, dirigidos al legislador, a que sean válidas ciertas
nunca una razón para renunciar a practicar un control judicial sobre la normas de organización. Estos derechos tienen que distinguirse, por una
compatibilidad material de los resultados con las normas de derecho fun- parte, de los derechos de la organización frente al legislador y, por otra,
damental. de los derechos del individuo frente a la organización. Los derechos a
Que en el ámbito de los derechos fundamentales las normas procedi- una organización, en sentido estricto, del individuo frente al legislador,
mentales no puedan proporcionar todo, no significa que deban subesti- son derechos del individuo a que el legislador expida normas de organi-
marse. Allí donde las normas procedimentales pueden aumentar la pro- zación conformes al derecho fundamental. Una organización legislativa
tección de los derechos fundamentales, ellas están exigidas prima facie conforme a los derechos fundamentales es algo que puede asegurarse no

178 179
BVerfGE 53, 30 (76). Cfr. supra, II. 1.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

sólo por medio de derechos subjetivos, sino también mediante mandatos puede denominarse «individualista» y, en este sentido, «subjetiva»; una
y prohibiciones con un carácter meramente objetivo. En la jurisprudencia fundamentación del segundo tipo es no individualista y, en este sentido,
del Tribunal Constitucional Federal se encuentran ambas cosas. Del am- objetiva. Cuando se vinculan ambas fundamentaciones, se plantea la pre-
plio margen de problemas relativos a las organizaciones exigidas por los gunta de cómo puede determinarse la relación entre ellas.
derechos fundamentales, aquí interesará tan sólo la dicotomía subjeti- Podría pensarse que la relación entre ambos tipos de fundamentación
va/objetiva. y los dos tipos de normas consiste simplemente en que el carácter objeti-
En la dogmática de los derechos fundamentales suele sostenerse la vo o subjetivo de la fundamentación siempre trae consigo el carácter ob-
concepción según la cual los derechos fundamentales tienen dos dimensio- jetivo o subjetivo de la norma. Sin embargo, el asunto no es tan fácil.
nes: una subjetiva y otra objetiva. Desde luego, qué sean ambas dimensio- Quien, exclusiva o primordialmente, fundamente la obligación del legis-
nes, es algo que dista mucho de ser claro180. En el presente contexto es ne- lador de preocuparse por una organización acorde con los derechos fun-
cesario mantener dos distinciones. La primera es una distinción entre nor- damentales, haciendo referencia a los intereses de la comunidad, conclui-
mas; la segunda, una distinción entre razones para las normas. rá que aquella tiene un carácter meramente objetivo. Ciertamente, quien,
Las normas pueden garantizar derechos subjetivos o no. Tal como por el contrario, la fundamente haciendo referencia a la libertad del indi-
antes se expusiera, los derechos subjetivos son relaciones entre sujetos viduo, puede —como sucediera muy claramente en la Sentencia sobre
jurídicos181. Si a tiene frente al Estado un derecho a que éste procure una las universidades— llegar a un derecho subjetivo del titular del derecho
determinada organización (RaeG)ig2, entonces el Estado tiene frente a a fundamental «a aquellas medidas estatales, también de tipo organizativo,
el deber de procurar una determinada organización (OeaG). Este deber que son indispensables para el ámbito de su libertad que está asegurado
relacional183 implica un deber no relacional. Si el Estado tiene frente a a por los derechos fundamentales»184; sin embargo, no tiene necesariamen-
el deber de procurar una determinada organización (OeaG), entonces el te que hacerlo. De dos maneras puede intentarse fundamentar que, a pe-
Estado tiene el deber de procurar una determinada organización (OeG). sar de la existencia de una fundamentación subjetiva, se acepte sólo una
Todo derecho subjetivo implica, entonces, un deber no relacional y, en norma objetiva de derecho fundamental. La primera estrategia utiliza la
este sentido, un deber objetivo. Lo contrario no es válido. De que el Esta- distinción, subrayada por Haberle, entre interés de derecho fundamental
do tenga un deber (OeG), no se sigue que haya un sujeto jurídico frente y derecho fundamental185. La mayoría de las veces, las normas de organi-
al cual exista este deber. La pregunta central con respecto a la dicotomía zación que los derechos fundamentales ordenan, tendrían que asegurar al
subjetivo/objetivo puede formularse de la siguiente manera: ¿Hasta qué individuo sólo su interés de derecho fundamental. Sin embargo, por lo
punto una organización ordenada por los derechos fundamentales, está general, para ello, no sería necesario el otorgamiento de derechos subjeti-
exigida por normas que confieren derechos subjetivos y hasta qué punto vos a la organización. La segunda estrategia también admite que una or-
lo está por normas que sólo fundamentan deberes objetivos del Estado? ganización ordenada por los derechos fundamentales, está ciertamente en
La respuesta a esta pregunta depende de las posibles razones que fun- última instancia al servicio del individuo, pero, también afirma que, a
damenten normas de derecho fundamental referidas a la organización. menudo, esto lo hace sirviendo al individuo como miembro de una totali-
Las razones posibles pueden dividirse en dos grupos. Las del primer gru- dad de individuos. Por esta razón, en general, no puede hablarse de dere-
po apuntan a la importancia que la organización que está exigida por la chos subjetivos del individuo a la organización.
norma de derecho fundamental, tenga para el individuo, para su situación Para aclarar los problemas a los que con esto se hace referencia, vale
vital, sus intereses, su libertad. Las del segundo grupo apuntan a la im- la pena echar una mirada a las tres sentencias sobre la televisión, de los
portancia que la organización exigida por la norma de derecho funda- años 1961, 1971 y 1981186. En las tres se admite que existe un deber del
mental, tenga para la totalidad, es decir, para los intereses de la comuni- legislador a «ocuparse de [...] las disposiciones legales necesarias para la
dad o para los bienes colectivos. Una ftindamentación del primer tipo libertad de radiodifusión»187. Por libertad de radiodifusión se entiende
180 184
Cfr. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 286 ss. BVerfGE35,79(116).
181 185
Capítulo 4. II. 1.1. P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 122.
182 186
Para esta forma de presentación, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.1. BVerfGE 12, 205; 31, 314; 57, 295.
183 187
Cfr. al respecto, supra, Capítulo 4. II. 1.2.2. BVerfGE 57, 295 (322).

436 437
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

una situación que consiste en que la radiodifusión es pluralista y no está manifestar su opinión, por parte de aquellos que crean los programas o
sometida al Estado188. Es, al mismo tiempo, algo característico, y además hablan en las emisiones»194. Llama la atención también que, en un lugar
correcto, que en la primera sentencia se califique a la organización legis- sistemáticamente central, la libertad de radiodifusión ya no se cataloga
lativa como un «medio» para la obtención de este «fin»189. como «institucional» sino que se califica como «libertad funcional»195'.
Aquí no interesan los numerosos problemas de la libertad radial con Aislar estos conceptos de su contexto, puede dar lugar a múltiples confu-
los que están vinculadas las tres sentencias. La atención habrá de centrar- siones. Una libertad funcional no es, por definición, la libertad negativa a
se en la diferente acentuación de los aspectos objetivos y subjetivos en hacer u omitir lo que se quiera dentro de ciertos límites, por más estre-
los tres casos. En los dos primeros, predomina el aspecto objetivo. La li- chos que éstos sean. Como la libertad iusfundamental es esencialmente
bertad de radiodifusión se caracteriza como una «libertad institucio- una libertad negativa, el concepto de libertad funcional no puede sacarse
nal»190. No se habla sólo en general de su «importancia fundamental para de los contextos en los que tiene sentido su aplicación. Un contexto se-
toda la vida pública, política y de derecho constitucional en los Estados mejante se presenta, si por «libertad de radiodifusión» se entiende la si-
federados», sino que de la tesis de la importancia se infieren también tuación pluralista e independiente del Estado para la radiodifusión, y se
consecuencias objetivas, es decir, que el «contenido del artículo 5 LF» considera que ello es un medio que está al servicio de la finalidad de la
fundamenta una «posición de derecho constitucional del Estado miembro «libertad de formación de la propia opinión»196. Todo esto tendría poco
en el Estado federal», que consiste en que los Estados federados pueden que ver con la acentuación de lo subjetivo si, mediante la referencia a la
exigir de la Federación, la garantía de la libertad de radiodifusión»191. «libertad de formación de la propia opinión», exclusivamente se hiciera
Esto tiene poco que ver con los derechos individuales subjetivos. Se referencia a un proceso objetivo. Sin embargo, el Tribunal pone clara-
avanza también en la dirección objetiva cuando, en la Sentencia del año mente de manifiesto que este no es el caso. No habla de «formación libre
1971, se habla de una «naturaleza especial de la radiodifusión como una de la opinión pública» sino de la «formación libre de la opinión indivi-
actividad con obligaciones frente al público en general»192 y se dice que dual y pública»197. Además, resulta instructivo comparar la tesis de la im-
las emisoras de radiodifusión cumplen «tareas de derecho público»193. portancia de la primera sentencia sobre la radiodifusión, con la que ahora
se ha formulado. En aquel entonces, se hablaba de una «importancia fun-
En cambio, la Sentencia del año 1981 se caracteriza por un claro de-
bilitamiento del aspecto objetivo y un reforzamiento de la dimensión damental para toda la vida pública, política y de derecho constitucio-
subjetiva. En el ámbito de la organización de la radiodifusión, la dimen- nal»198. Ahora se habla de la «importancia [...] para la vida individual y
sión subjetiva puede, por lo menos, tener cuatro raíces: (1) los derechos pública»199. Todo esto muestra que el deber del Estado de ocuparse del
de los particulares a crear emisoras, (2) los derechos de los particulares a pluralismo y la independencia del Estado en la radiodifusión, no se fun-
informarse y formar la propia opinión, (3) los derechos de los que traba- damenta sólo objetivamente sino, en esencia, también subjetivamente.
jan en la radiodifusión y (4) los derechos de los grupos sociales a hacer Para no complicar las cosas, aquí se observará, como razones subjetivas,
oír su voz en las emisoras. Esta pluralidad de referencias subjetivas está sólo a la libertad para formar la propia opinión y la libertad de infor-
presente en la sentencia, cuando se dice que en la organización legislati- mación.
va de la radiodifusión, de lo que se trata es de equilibrar las colisiones ¿La fundamentación del deber del Estado mediante estos argumen-
entre las «posiciones de derecho fundamental», y se presenta, a manera tos, entre otros, significa que a él son correlativos derechos subjetivos?
de ejemplo, por una parte, «el derecho a una información amplia y veraz, ¿«El derecho a una información amplia y veraz que se infiere de la liber-
que se infiere de la libertad de información y, por otra, la libertad para tad de información», del que habla el Tribunal200, incluye un derecho del

188 194
BVerfGE 12, 205 (265) s.; 57, 295 (323). BVerfGE 57, 295 (321).
189 195
BVerfGE 12, 205 (261). BVerfGE 57, 295 (320).
190 196
BVerfGE 12, 205 (261 s.); 31, 314 (326). Ibídem.
191 197
BVerfGE 12, 205 (259). Ibídem.
192 198
BVerfGE 31, 314 (328). BVerfGE 12, 205 (259).
193 199
BVerfGE 31, 314 (329); crítica al respecto y con un voto particular, BVerfGE 31, BVerfGE 57, 295 (321) (subrayado de R. A.).
200
314 (340 ss.). Ibídem.

438 439
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

ciudadano frente al Estado, en el sentido de que éste tiene que organizar principio, al deber de organización del Estado son correlativos derechos
la radiodifusión de forma tal, que imperen la independencia frente al de los individuos, en la medida en que al Estado le está ordenada la orga-
Estado y el pluralismo, un derecho que no tiene que ser tan amplio como nización, porque así lo exige la protección de la libertad de cada quien.
el deber, ya que éste puede basarse en otras razones (subjetivas y/u obje- Así, pues, en la medida en que una organización de la radiodifusión plu-
tivas) pero que es exigible judicialmente? Las opiniones están divididas. ralista e independiente del Estado sea exigida iusfundamentalmente, por
Así, Bethge aduce la objeción relativa la acción popular en contra de una la libertad de formación de la opinión y de información del individuo,
«competencia para demandar en materia de aseguramiento del pluralis- para el Estado es válido no sólo un deber objetivo; más bien, a este deber
mo». Una competencia para demandar semejante, pondría al individuo es correlativo un derecho subjetivo del individuo afectado. Ahora bien, si
en la posición de un "funcionario del orden jurídico objetivo»201. En cam- existen derechos subjetivos, desaparece la objeción relativa a la acción
bio, Rupp considera posible, por lo menos, que «del artículo 5 párrafo 1 popular. El demandante individual no actúa como funcionario del orden
frase 2 LF surja para cada cual, un derecho a una organización que garan- jurídico objetivo, sino para hacer valer sus derechos.
tice la libertad frente a los monopolios públicos de la información» por- Restan los otros dos argumentos, antes mencionados, en contra de la
que «una organización de la radiodifusión conforme a la Constitución no inferencia de una norma subjetiva (es decir, de una norma que garantiza
está sólo al servicio del interés general sino primariamente del interés de un derecho subjetivo) a partir de una fundamentación subjetiva (es decir,
cada cual»202. Starck defiende la existencia de un derecho, exigible judi- una fundamentación que apunta a la libertad individual). El primer argu-
cialmente, del ciudadano, «a una organización de la radiodifusión y a un mento intenta trazar una línea de demarcación entre los intereses de dere-
procedimiento para la composición de sus órganos, que asegure un pro- cho fundamental y los derechos fundamentales; el segundo, remite a la
grama equilibrado»203. imposibilidad de la individualización.
De acuerdo con el Tribunal Constitucional Federal, hay que partir de Frente al primer argumento, hay que reconocer que la importancia de
que los derechos fundamentales son «en primer lugar, derechos indivi- una protección de derecho fundamental del individuo puede ser tan redu-
duales». Para decirlo con sus propias palabras: «La función de los dere- cida, y/o la afectación del individuo por la organización puede ser tan
chos fundamentales, en cuanto principios objetivos, consiste en el refor- mediata, que no esté ordenado el reconocimiento de un derecho subjeti-
zamiento básico de su fuerza de vigencia; sin embargo, esta función echa vo, como la forma más fuerte de protección, sino que baste la protección
sus raíces en este significado primario. Por ello, no puede separarse de su por una mera norma objetiva. Sin embargo, que se admita una mera pro-
núcleo propiamente dicho e independizarse en un esquema de normas tección objetiva, es algo que debe fundamentarse. Básicamente, hay que
objetivas en el que el sentido originario y permanente de los derechos reconocer, en todo caso, la existencia de un derecho subjetivo bajo la for-
fundamentales pasa a segundo plano»204. Si se toma en serio la tesis se- ma de un derecho prima facie.
gún la cual, los derechos fundamentales son, en primer lugar, derechos El segundo argumento aduce que una organización que está ordenada
subjetivos, es inevitable una segunda tesis: si una libertad individual está por los derechos fundamentales, en última instancia siempre está al ser-
protegida iusfimdamentalmente, entonces la protección tiene, en princi- vicio del individuo pero que, a menudo, lo hace sirviendo al individuo
pio, la forma de un derecho subjetivo. Sin embargo, esto significa que, en como miembro de una totalidad, lo que excluiría el reconocimiento de
un derecho individual. Un aspecto de este argumento aparece cuando
201
H. Bethge, «Rechtsschutzprobleme eines rundftinkspezifíschen Pluralismus» en Ossenbühl afirma lo siguiente: «Donde todos están afectados por igual
L//z/a81(1978),pág. 92.
202 no puede ya hablarse de una afectación individual»™5. Con esta frase no
H. H. Rupp, «Urteilsanmerkung» en JZ 1979, pág. 29. puede querer decirse que cuando están afectados todos los individuos de
203
C. Starck, «Teilhabeansprüche auf Rundftmkkontrolle und ihre gerichtliche Dur-
chsetzung» en Presserecht undPressefreiheit, Fschr.f. M. Lqffler, Munich 1980, pág. 388. una clase, no está afectado cada individuo, pues, esto último se infiere ló-
Starck basa este derecho no sólo en la libertad de información sino también en la socializa- gicamente de lo primero. Lo que puede querer decirse es que no están
ción de la libertad radial. Además, aboga por una subjetivización, primordialmente con res- afectados los individuos aisladamente, sino de manera conjunta con otros
pecto a un derecho de representación en el consejo radial de los grupos socialmente rele- individuos. Sin embargo, esto no excluye la vulneración de derechos
vantes (op. cit., pág. 384). Como aquí se trata sólo de la estructura general de una subjetivi-
zación, no se considerarán otras posibilidades de este tipo.
204
BverfGE50,291 (337). F. Ossenbühl, «Kernenergie im Spiegel des. Verfassungsrechts», pág. 7.

440 441
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

subjetivos de los individuos. Si se estableciera una televisión estatal, en del legislador, es decir, por ejemplo, también para el derecho a la libertad
la que sólo hiciera oír su voz un grupo social, todos los individuos queda- de expresión, a la libertad de reunión y a la libertad de asociación. Estos
rían afectados. No obstante, de aquí no se sigue que no pueda vulnerarse derechos, por una parte, abren la posibilidad de una participación legisla-
un derecho individual al pluralismo y a la independencia estatal de la ra- tivamente relevante en el proceso de formación de la voluntad y, por otra,
diodifusión. Tomar en serio los derechos fundamentales como derechos en su calidad de derechos fundamentales, fijan restricciones a la compe-
de los individuos, excluye toda argumentación mediante la alusión a tota- tencia del legislador. A este último aspecto se refieren los derechos fun-
lidades. El argumento de la totalidad no puede, pues, afectar la tesis se- damentales, en la medida en que pueden ejercerse en relación con finali-
gún la cual, el individuo, si está iusfundamentalmente protegido, lo está, dades diferentes a la participación en el proceso de formación de la vo-
en principio, no sólo por medio de normas objetivas, sino también por luntad del legislador. Esto muestra por sí mismo que los derechos
medio de derechos subjetivos. fundamentales, al asegurar el procedimiento democrático, expresan una
confianza en la razón que puede resultar de dicho proceso, pero esta con-
fianza no es ilimitada. Por lo tanto, existe una conexión interna y una re-
5.4. La formación de la voluntad estatal lación de tensión entre los derechos fundamentales y el principio demo-
crático.
El cuarto grupo está constituido por los derechos frente al Estado a
que éste, por medio de la legislación ordinaria, facilite los procedimien-
tos que posibiliten una participación en la formación de la voluntad esta-
tal. El ejemplo más importante es el derecho, adscrito al artículo 38 pá- IV. LOS DERECHOS PRESTACIONALES EN SENTIDO
rrafo 1 LF, a obtener la regulación de la competencia para votar, regula- ESTRICTO (DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES)
ción que debe llevase a cabo por medio de la expedición de leyes acordes
con los derechos fundamentales. Como ya se ha señalado, el derecho a 1. CONCEPTO Y ESTRUCTURA
una competencia es un derecho del status positivo y no del status activo.
Su objeto es una prestación normativa del Estado. Sin embargo, esta Los derechos prestacionales en sentido estricto son derechos del indi-
prestación normativa consiste en que al individuo se le posibilita jurídi- viduo frente al Estado a algo que —si el individuo tuviera los medios fi-
camente ejercer la competencia para votar que, a su vez, pertenece al sta- nancieros suficientes, y si encontrase en el mercado una oferta suficien-
tus activo. te— podría obtener también de los particulares. Cuando se habla de dere-
La distinción entre el derecho a obtener una regulación de derecho chos sociales fundamentales, por ejemplo, del derecho a la seguridad
ordinario de la competencia para votar, que está dirigido al legislador, y social, al trabajo, la vivienda y la educación, se hace primariamente refe-
la competencia para votar, muestra de una manera especialmente clara la rencia a derechos prestacionales en sentido estricto.
conexión que existe entre los derechos fundamentales y el procedimiento Hay que distinguir entre los derechos prestacionales explícitamente
democrático. En virtud de la competencia para votar, el titular de esta estatuidos, tal como se encuentran en una serie de constituciones de los
competencia participa en la legislación, sin importar que lo haga sólo in- Estados federados alemanes, y los derechos prestacionales adscritos in-
directamente206. Ahora bien, en virtud del derecho a obtener una regula- terpretativamente. A veces se reserva la expresión «derechos sociales
ción de derecho ordinario de esta competencia, que además sea conforme fundamentales» para los primeros, mientras que los últimos se llaman
a los derechos fundamentales, dicho titular puede convertirse en un ad- «derechos fundamentales prestacionales»207 o «interpretaciones sociales
versario del legislador, por cuanto su derecho fundamental establece lí- de los derechos de libertad e igualdad»208. La diferencia entre los dere-
mites a la competencia de este último. Este doble aspecto es válido en re- chos prestacionales explícitamente estatuidos y los interpretativamente
lación con todos los derechos fundamentales que pueden ejercerse a fin adscritos es, sin duda, importante. Por otra parte, existe una semejanza
de conseguir una participación en el proceso de formación de la voluntad
207
J. Lücke, «Soziale Grundrechte ais Staatszielbestimmungen und Gesetzgebung-
206
Cfh, por ejemplo, F. Scharpf, Demokratietheorie zwischen Utopie und Anpassung, sauftráge» tnAóR 107 (1982), pág. 31.
208
Constanza 1970, págs. 29 ss. W. Martens, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 12.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

amplia con respecto al contenido209, la estructura210 y los problemas211. na estos criterios, se obtienen ocho normas de estructura muy diferente,
Esto justifica denominar a todos los derechos prestacionales en sentido tal como puede apreciarse en el cuadro siguiente:
estricto «derechos sociales fundamentales» y distinguir, dentro de la ca-
tegoría de los derechos sociales fundamentales, entre los explícitamente vinculante no vinculante |
estatuidos y los interpretativamente adscritos212. subjetivo objetivo subjetivo objetivo
Ya se ha expuesto que la Ley Fundamental —si se prescinde de ex- def. P-f- def. p.f. def. p.f. def. P-f-
cepciones estrechamente delimitadas^ no contiene derechos sociales
1 2 3 4 5 6 7 8 1
fundamentales explícitamente estatuidos. Sin embargo, se discute exten-
sa y apasionadamente213 si la Ley Fundamental garantiza derechos socia-
les fundamentales, y en este caso de que así fuese, cuáles serían tales de- La protección más fuerte la otorgan normas vinculantes que garanti-
rechos214. Esta polémica —a la que ha contribuido en gran medida la ju- zan derechos prestacionales subjetivos definitivos (1); la más débil, las
risprudencia del Tribunal Constitucional Federal— es una polémica normas no vinculantes que fundamentan un mero deber objetivo prima
acerca de si está ordenado adscribir a las disposiciones de los derechos facie del Estado a otorgar prestaciones (8). A la luz de esta tabla hay que
fundamentales, normas215 que confieren derechos sociales fundamenta- interpretar las múltiples tesis teórico-normativas que se formulan en el
les. Si tales adscripciones estén ordenadas o si son inadmisibles desde el ámbito de los derechos sociales. Puede pensarse en cuatro ejemplos: se-
punto de vista del derecho constitucional, es algo que depende de las ra- gún Hesse, del «entendimiento de los derechos fundamentales como nor-
zones de derecho constitucional que hablen a favor o en contra de estas mas objetivas supremas» resulta «para el legislador [...] un deber (positi-
posibilidades. Qué tan buenas son dichas razones, es algo que sólo puede vo) de hacer todo los posible para satisfacer los derechos fundamentales,
determinar quien sabe para qué son estas razones. Por ello, en primer lu- aun cuando no exista para ello un derecho subjetivo del ciudadano»216.
gar, hay que echar una mirada a los candidatos a la adscripción. Con esto puede querer hacerse referencia a obligaciones prima facie ob-
jetivas vinculantes (4). Von Mutius cataloga a los «derechos de participa-
Las normas adscritas a las disposiciones de derecho fundamental ción» estudiados en la primera sentencia sobre el numerus clausus, como
bajo la denominación: «derechos sociales fundamentales» son de un tipo «pretensiones prestacionales iusfundamentales» que tendrían que conce-
muy variado. Desde el punto de vista teórico-estructural, dichas normas birse como «leges imperfecta», como «meros enunciados programáti-
pueden dividirse de acuerdo con tres criterios. En primer lugar, puede cos»217. Esto puede interpretarse en el sentido de un derecho subjetivo
tratarse de normas que confieren derechos subjetivos o de normas que definitivo no vinculante (5)218. Por su parte, el Tribunal Constitucional
obligan al Estado sólo objetivamente. En segundo lugar, ellas pueden ser Federal habla del «derecho a ser admitido en la carrera que cada quien
normas vinculantes o no-vinculantes y, en este sentido, ser enunciados elija» que «en sí» tiene el ciudadano que ha aprobado el bachillerato,
programáticos. Una norma será llamada «vinculante», si es posible que pero que se encuentra bajo la «reserva de lo posible»219. Como habrá de
su vulneración sea declarada por el Tribunal Constitucional Federal. En exponerse más adelante, este derecho tiene que considerarse como un de-
tercer lugar, las normas pueden fundamentar derechos y deberes definiti- recho subjetivo prima facie vinculante (2). Finalmente, el derecho a un
vos oprimafacie, es decir, pueden ser reglas o principios. Si uno combi- mínimo vital es un derecho subjetivo definitivo vinculante (l)220.
209
W. Martens, loe. cit., pág. 30.
210
E. W. Bóckenfórde, «Die sozialen Grundrechte im Verfassungsgefiige» en E. W. 216
Bóckenfórde/J. Jekewitz/T. Ramm (comps.), Soziale Grundrechte, Heidelberg/Karlsruhe K. Hesse, «Besland und Bedeutung» en Handbuch des Verfassungsrechts, edición a
1981, pág. 12. cargo de E. Benda/W. Maihofer/H. J. Vogel, Berlín/Nueva York 1983, pág. 95.
211 217
J. P. Müller, Soziale Grundrechte in der Verfassung?, 2.a edición, Basilea/Francfort A. v. Mutius, «Grundrechte ais "Teilhaberechte" - zu den verfassungsrechtlirhen
1981, pág. 166. Aspekten des "numerus clausus"» en VerwArch 64 (1973), pág. 193.
212 218
Cfr. J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte», pág. 373. En cambio, los «enunciados programáticos vinculantes» de Krebs tienen que ser
213
Cfr. la bibliografía en K. Hernekamp (comp.), Soziale Grundrechte, Berlín/Nueva considerados como normas que fundamentan obligaciones prima facie objetivas y vincu-
York 1976, págs. 235 ss. lantes (cfr. W. Krebs, Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, pág. 92).
2,4 219
Cfr. supra, I. 3. BVerfGE43,291(314s.).
215 220
Con respecto al concepto de adscripción, cfr. supra, Capítulo 2. II. 2. Cfr. al respecto, supra, I. 2.

444 445
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

A estas diferencias estructurales se agregan otras de contenido. Espe- La primera es: la libertad jurídica para hacer u omitir algo, sin la liber-
cialmente importante es la que existe entre un contenido mínimo y otro tad fáctica (real), es decir, sin la posibilidad fáctica de elegir entre lo per-
máximo221. Un programa minimalista apunta a asegurarle «al individuo el mitido229, carece de todo valor: Esta tesis está formulada de una manera
dominio de un espacio vital y un status social222 mínimos», es decir, muy general. En todo caso, ella es correcta, si se interpreta en el sentido de
aquello que fuera llamado «derechos mínimos» o «"pequeños" derechos que la libertad jurídica de a para llevar a cabo o no la acción h carece de
sociales»223. En cambio, se está frente a un contenido maximalista, cuan- todo valor, en el sentido de que es inútil, si, por razones fácticas, a no tiene
do se habla de una «realización plena» de los derechos fundamentales224 la posibilidad de elegir entre la ejecución o la no ejecución de hm. De esto
o cuando se caracteriza el derecho a la educación como un «derecho a la se trata cuando Lorenz von Stein dice: «La libertad sólo es real cuando se
emancipación cultural-intelectual a la individualidad, a la autonomía, a la tienen las condiciones de la misma, los bienes materiales y espirituales, en
madurez político-social»225. cuanto presupuestos de la autodeterminación»231 o cuando el Tribunal
La variedad esbozada sugiere suponer que con el problema de los de- Constitucional Federal expresa que: «el derecho de libertad no tendría va-
rechos sociales fundamentales no puede tratarse de una pregunta de todo lor alguno sin los presupuestos fácticos para poder ejercerlo»232.
o nada. Parece inevitable introducir diferenciaciones226. Sobre este tras- La segunda tesis es: bajo las condiciones de la sociedad industrial
fondo, se echará una mirada a los argumentos a favor y en contra de los moderna, la libertad fáctica de un gran número de titulares de derechos
«derechos sociales fundamentales». La expresión «derechos sociales fundamentales no encuentra su sustrato material en un «ámbito vital do-
fundamentales» se utiliza aquí como un concepto superior, que compren- minado por ellos»233, sino que depende esencialmente de actividades es-
de las normas del tipo (l)-(8). De lo que se trata es de la elaboración de tatales234. También, con la reserva de algunas especificaciones235, es posi-
una propuesta apoyada en la teoría de los principios227 y orientada por la ble estar de acuerdo con esta tesis.
idea orientadora formal antes presentada228, que tome en cuenta por igual
los argumentos en a favor y en contra. 229
Con respecto a los conceptos de libertad fáctica y de libertad jurídica, cfr. supra,
Capítulo 4. II. 2.2.
230
Las siguientes reflexiones muestran que la tesis general según la cual sin la libertad
2. ACERCA DE LOS ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LOS fáctica, la libertad jurídica carecería de todo valor, necesita numerosas diferenciaciones. (1)
DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES Que todos tengan la libertad jurídica de elegir entre h y -1 h puede ser valioso para a, a pesar
de no tener la posibilidad fáctica de llevar a cabo la elección, porque a se beneficia de que
El argumento principal a favor de los derechos sociales fundamenta- otros tengan la posibilidad de elegir. (2) Una libertad jurídica de a puede ser valiosa para a,
a pesar de que en el momento actual, a no tenga la posibilidad fáctica de hacer uso de ella,
les es un argumento de la libertad. Su punto de partida son dos tesis. porque tiene la oportunidad de poder recurrir a ella en un momento futuro. (3) a puede con-
siderar que es valiosa para él la libertad jurídica de elegir entre h y ^_h, a pesar de que, por
221
Con respecto a esta distinción, cfr. con bibliografía adicional, N. R. Breuer, «Grun- falta de libertad fáctica, sea para él inútil, a considera entonces la libertad jurídica como un
drechte ais Anspruchsnormen», pág. 95. fin en sí mismo. (4) La necesidad de numerosas diferenciaciones ulteriores resulta de que, a
222
L. Wildhaber, «Soziale Grundrechte», pág. 385. menudo, las libertades fácticas no son un asunto de todo-o-nada sino de grado. Así, puede
223
J. P. Müller, Soziale Grundrechte in der Verfassung?, pág. 183. Cfr., además, J. ser que para a —si se supone que lleva una vida normal— sea inútil la libertad jurídica de
Lücke, «Soziale Grundrechte ais Staatsziel-bestimmungen und Gesetzgebungsauftráge», elegir entre h y -<_h, pero que si sacrifica mucho de lo que se considera como parte de una
pág. 18. vida nomal, tenga la posibilidad fáctica de la elección.
224 231
K. H. Friauf, «Zur Rolle der Grundrechte im Interventions- und Leistungsstaat» en L. v. Stein, Geschichte der sozialen Bewegung in Frankreich von 1789 bis aufunse-
DVBIX91X, pág. 676; W. Krebs, Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, pág. 122. re Tage, tomo 3 (edición Salomón), Munich 1921 (reimpresión Darmstadt 1959), pág. 104.
225 232
L. R. Reuter, «Soziales Grundrecht aufBildung?» enDVBl 1974, pág. 12. Cfr., ade- BVerfGE33,303(331).
233
más, K. Grimmer, Demokratie und Grundrechte, pág. 259; K. D. Heymann/E. Stein, «Das E. Forsthoff, Verfassungsprobleme des Sozialstaats, Münster 1954, pág. 6.
234
Recht auf Bildung», cnAóR 97 (1972), págs. 189 ss. Cfr., por ejemplo, E. W. Bóckenforde, Staat, Gesellschaft, Frefheit, Francfort del
226
Con respecto a la necesidad de diferenciaciones, cfr. D. Lorenz, «Bundesverfas- Meno 1976, págs. 76 ss.; Id., «Die sozialen Grundrechte im Verfassungsgefüge», págs. 8 s.;
sungsgericht und soziale Grundrechte» en JBl 1981, págs. 19 s.; W. Schmidt, «Soziale U. Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat», pág. 511.
235
Grundrechte im Verfassungsrecht der Bundesrepublik Deutschland», pág. 22; R. Breuer, Importante es la indicación de J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdogntatik,
«Grundrechte ais Anspruchsnormen», pág. 93. págs. 257 ss., en el sentido de que puede constatarse una pérdida en el «ámbito vital domi-
227
Cfr. al respecto, supra, Capítulo 3.1. 2. nado», cuando se contrapone el tipo ideal del burgués del siglo xix con el ciudadano medio
228
Supra, I. 5. actual, pero que la tesis de la pérdida trae consigo dificultades cuando se compara el ciuda-

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

Desde luego, estas tesis no pueden constituir más que un punto de posibilidad de mejorar su situación por medio del proceso político. Sin
partida de un argumento a favor de los derechos sociales fundamentales. embargo, no hay duda de que para él tiene más importancia la superación
Que ello es así, es algo que puede reconocerse fácilmente, si se piensa de su situación deficitaria que las libertades jurídicas que, debido a su si-
que es posible aceptar ambas tesis, e incluso considerar que la Constitu- tuación deficitaria, no le sirven para nada y que, por lo tanto, se convierten
ción ha pretendido crear la libertad fáctica, sin llegar por ello a admitir la en «fórmulas vacías»238. Si a esto se suma que justamente la idea de los de-
existencia de derechos sociales fundamentales. Basta tan sólo suponer rechos fundamentales es que las cosas que para el individuo son especial-
una división de tareas entre los derechos fundamentales y el proceso po- mente importantes y que pueden asegurarse jurídicamente, así lo sean, el
lítico, según la cual, a los primeros les corresponde preocuparse por la li- primer argumento a favor de la protección iusfundamental es completo.
bertad jurídica y al segundo, por la libertad fáctica236. Por lo tanto, para El segundo argumento está vinculado directamente con lo anterior.
completar el argumento de la libertad, hay que exponer por qué la liber- Según este argumento, la libertad fáctica es iusfundamentalmente rele-
tad fáctica tiene que asegurarse iusfundamentalmente. vante, no sólo desde el punto de vista formal del aseguramiento de cosas
Para fundamentar esto, no basta decir que los derechos fundamenta- especialmente importantes, sino también desde perspectivas materiales.
les deben asegurar la libertad, que también la libertad fáctica es libertad y El Tribunal Constitucional Federal ha interpretado el catálogo de dere-
que, por lo tanto, los derechos fundamentales deben asegurar la libertad chos fundamentales como expresión de un sistema de valores «que en-
fáctica. Se trata justamente de la pregunta de si los derechos fundamenta- cuentra su punto central en la personalidad humana que se desarrolla li-
les deben asegurar también la libertad fáctica. Para justificar la adscrip- bremente dentro de la comunidad social y en su dignidad»239. A la luz de
ción de derechos sociales a las disposiciones de derecho fundamental, la teoría de los principios240, esto debe interpretarse en el sentido de que
con la ayuda de un argumento de la libertad, hay que fundamentar, enton- el catálogo de derechos fundamentales expresa, entre otras cosas, princi-
ces, que la libertad que los derechos fundamentales deben asegurar, in- pios que exigen que el individuo pueda desarrollarse libre y dignamente
cluye la libertad fáctica. en la comunidad social, lo que presupone una cierta medida de libertad
Sobre este aspecto es posible aducir, sobre todo, dos argumentos. El fáctica. Por lo tanto, esto impone la conclusión de que los derechos fun-
primero apunta a la importancia de la libertad fáctica para el individuo. damentales —si su objetivo es que la personalidad humana se desarrolle
Para tan sólo presentar tres ejemplos, puede decirse que para el individuo libremente— apuntan también a las libertades fácticas, es decir, deben
tiene importancia existencial el no tener que vivir por debajo del nivel de asegurar también los presupuestos para el ejercicio de las libertades jurí-
una existencia mínima, el no estar condenado a un permanente no hacer dicas241 y, por lo tanto, son «regulaciones no sólo del poder hacer jurídi-
nada y el no quedar excluido de la vida cultural de la época. Para quien se co, sino también del poder actuar realmente»1*2. La pregunta es si esta
encuentra en tales situaciones deficitarias ciertamente los derechos funda- suposición, que encuentra fundamentos adicionales en el principio del
mentales no carecen por completo de valor237. Justamente, el menesteroso Estado social243 y en el principio de igualdad jurídica244, puede defender-
puede valorar, por ejemplo, especialmente aquellos derechos fundamenta- se aún si se tienen en cuenta los argumentos en contra.
les que lo protegen, por ejemplo, del trabajo forzoso, y que le brindan la
238
E. W. Bóckenfórde, Staat, Gesellschaft, Freiheit, pág. 77.
239
BVerfGE 7, 198 (205).
240
daño medio del siglo xix con el del xx. Esto fundamenta ciertamente una objeción en con- Cfr. supra, Capítulo 3.1. 2.
241
tra de la necesidad de basar los derechos sociales fundamentales en un cambio de la situa- Cfr. P. Saladin, «Die Funktion der Grundrechte in einer revidierten Verfassung» en
ción vital del ciudadano medio del siglo xx en relación con el del siglo xix, pero no da pie a ZSR N. F. 87 (1968), pág. 553: «La garantía de una libertad de actuar individual-autónoma-
ninguna objeción en contra de su justificación invocando, entre otras cosas, la situación del mente es sólo honesta y fecunda si, al mismo tiempo, están asegurados los presupuestos
individuo en la sociedad industrial. Hay que avanzar un paso más. También en sociedades más esenciales de una utilización de esta libertad, si el constituyente no sólo se ocupa del
no industriales, el «ámbito vital dominado» de muchos ciudadanos puede ser tan pequeño otorgamiento de la "liberté " sino también de la "capacité"».
242
que haya motivos para proponer que su situación se asegure por medio de derechos sociales P. Haberle, «Das Bundesverfassungsgericht im Leistungsstaat. Die Numerusclau-
fundamentales. Sin embargo, esto no dice nada en contra de que en las sociedades indus- sus-Entscheidung vom 18.7.1972» en DÓV1972, pág. 731.
243
triales se necesitan actividades estatales para impedir una divergencia demasiado grande Cfr. K. H. Friauf, «Zur Rolle der Grundrechte im Interventions- und Leis-
entre la libertad jurídica allí asegurada y la libertad fáctica de muchos. tungsstaat», pág. 676; E. Grabitz, Freiheit und Verfassungsrecht, págs. 41 ss.
236 244
Cfr. H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, págs. 48 ss. Cfr. supra, Capítulo 8, VI, 2. así como G. Leibholz, Strukturprobleme der modernen
237
Cfr. A. Bleckmann, Allgemeine Grundrechtslehren, pág. 162. Demokratie, 3.a edición, Karlsruhe 1967 (reedición, Francfort del Meno 1974), pág. 131.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

Las objeciones más importantes en contra de los derechos sociales de poderes y de la democracia, la decisión sobre el contenido de los dere-
fundamentales pueden agruparse en dos argumentos complejos, uno for- chos sociales fundamentales no cae dentro de la competencia de los tri-
mal y otro material. bunales de justicia sino dentro de la competencia del «legislador directa-
El argumento formal aduce un dilema: si los derechos sociales funda- mente legitimado por el pueblo»248-249. Por lo tanto, los tribunales pueden
mentales son vinculantes, conducen a un desplazamiento de la política decidir preguntas que se enmarcan dentro del ámbito de los derechos so-
social desde la competencia del parlamento hasta la del Tribunal Consti- ciales fundamentales sólo si el legislador ya ha adoptado sus decisiones.
tucional; si no son vinculantes, conducen a una vulneración de la cláusu- El argumento de la competencia adquiere especial importancia debi-
la de vinculación a la Constitución, establecida por el artículo 1 párrafo 3 do a los efectos financieros de los derechos sociales fundamentales. A
LF. El punto de partida de este argumento es la tesis de que los derechos causa de los considerables costes financieros vinculados con el cumpli-
sociales fundamentales no son exigibles judicialmente o lo son en una miento de los derechos sociales fundamentales, la existencia de derechos
medida muy reducida245. Esta tesis puede apoyarse en que el objeto de la sociales fundamentales amplios, que además sean judicialmente exigi-
mayoría de los derechos sociales fundamentales es muy indeterminado. bles, conduciría a que la política presupuestaria estuviese determinada,
¿Cuál es, por ejemplo, el contenido del derecho fundamental al trabajo? en partes esenciales, por el derecho constitucional250. Como el Tribunal
La escala de interpretaciones concebibles se extiende desde un derecho Constitucional Federal tendría que controlar la observancia de estas dis-
utópico de cada quien a tener el trabajo que quiera en todo lugar y en posiciones, la política presupuestaria quedaría, en gran medida, en ma-
todo tiempo, hasta un derecho compensatorio a recibir ayuda en caso de nos del Tribunal Constitucional, lo que contradiría a la Constitución.
desempleo. Pero, ¿cuál debe ser su monto? Los problemas relativos a los Quien quiera evitar este resultado insostenible y, sin embargo, con-
demás derechos sociales fundamentales no son muy diferentes. También servar los derechos sociales fundamentales —si se sigue la vía del argu-
en el caso del derecho fundamental social más simple, el derecho a un mento formal— tiene sólo una salida. Las normas que confieren dere-
mínimo vital, la determinación de su contenido exacto plantea algunas chos sociales fundamentales tienen que concebirse como normas no vin-
dificultades246. Desde luego, las dificultades para la determinación del culantes, es decir, como normas que no están sometidas al control del
contenido exacto de derechos, al igual que la determinación de conceptos Tribunal Constitucional, o sea, normas que corresponden a las posiciones
muy indeterminados, no son algo insólito en la jurisprudencia y en la (5)-(8) de la tabla antes presentada. Sin embargo, las normas de derecho
ciencia del derecho. Por lo tanto, la tesis de la exigibilidad judicial defi- fundamental no vinculantes son inconciliables con la cláusula relativa a
ciente tiene que hacer valer algo más, fuera de la indeterminación semán- la vinculación que se encuentra en el artículo 1 párrafo 3 LF251. Si el ar-
tica y estructural de los derechos sociales fundamentales, es decir, la im- gumento formal es correcto, entonces la aceptación de derechos sociales
posibilidad de llegar, con medios específicamente jurídicos, a una deter- fundamentales fracasa frente al dilema: desplazamiento inconstitucional
minación exacta del contenido y de la estructura de derechos sociales de la competencia o vulneración de la cláusula de vinculación.
fundamentales abstractamente formulados. Tiene que sostenerse que el El argumento material en contra de los derechos sociales fundamen-
derecho no ofrece pautas suficientes para ello. Ahora bien, si el derecho tales aduce que estos derechos son inconciliables con ciertas normas
carece de pautas suficientes, entonces la decisión acerca del contenido de constitucionales materiales o, al menos, entran en colisión con ellas. En
los derechos sociales fundamentales es un asunto de la política247. Sin
embargo, esto significa que, de acuerdo con los principios de la división
248
Cfr. la fórmula en la Sentencia sobre el ruido provocado por aviones, BVerfGE 56,
245
54(81).
249
Cfr. J. P. Müller, Soziale Grundrechte in der Verfassung?', págs. 5 s., 20 ss.; C. Cfr., por ejemplo, W. Martens, «Grundrechte im Leistungsstaat», págs. 35 s.; E. W.
Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes», pág. 241; T. Tomandl, Der Einbau sozialer Bóckenfórde, «Die sozialen Grundrechte im Verfassungsgefüge», págs. 11 s.; K. Hesse,
Grundrechte in daspositive Recht, Tubinga 1967, págs. 17 s.; G. Brunner, Die Problematik «Bestand und Bedeutung der Grundrechte», pág. 434; E. Grabitz, Freiheit und Verfassung-
dersozialen Grundrechte, págs. 17 s.; K. Korinek, «Betrachtungen zur juristischen Proble- srecht, pág. 46.
250
matik sozialer Grundrechte» en Die sozialen Grundrechte, edición a cargo de la Academia Cfr., por ejemplo, C. Starck, «Staatliche Organisation und staatliche Finanzie-
Social Católica de Austria, Viena 1971, pág. 12. rung», pág. 518.
246 251
A. Bleckmann, Allgemeine Grundrechtslehren, pág. 164. Cfr. C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes», pág. 241; H. H. Klein, Die
247
D. Wiegand, «Sozialstaatsklausel und soziale Teilhaberechte» en DVBI 1974, Grundrechte im demokratischen Staat, págs. 58 s.; A. v. Mutius, «Grundrechte ais "Teilha-
pág. 660. berechte"», pág. 193.

450 451
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

la medida en que estas ciertas normas constitucionales materiales confie- objeto del derecho en una economía de mercado, como ocurre en el caso
ren derechos de libertad, el argumento material es un argumento relativo del derecho a acceder de un puesto de trabajo. Todos los derechos socia-
a la libertad en contra de los derechos sociales fundamentales, que a su les fundamentales son muy costosos. Para satisfacer los derechos socia-
vez se apoyan en un argumento relativo a la libertad252. les fundamentales, lo que hace el Estado sólo es distribuir sólo aquellos
La colisión entre derechos sociales fundamentales y derechos de li- recursos que, en forma de tasas e impuestos, obtiene de otros indivi-
bertad se vuelve especialmente clara en el derecho al trabajo. En un siste- duos255. Esto significa que los límites de la capacidad prestacional del
ma de economía de mercado, el Estado puede disponer sólo limitada- Estado, muchas veces mencionados, resultan no sólo de los bienes de que
mente del objeto de este derecho253. Si quisiera satisfacer el derecho de se dispone para distribuir, sino esencialmente de aquello que el Estado
todo desempleado a acceder a un puesto de trabajo, tendría que dar una puede tomar de los propietarios de estos bienes para fines distributivos
ocupación a todos los desempleados, dentro del marco de la administra- sin lesionar sus derechos fundamentales.
ción pública existente o limitar y hasta eliminar la disponibilidad de los A menudo se habla no sólo de una colisión entre los derechos socia-
puestos de trabajo por parte de la economía privada. Lo primero no pue- les fundamentales de unos titulares y de los derechos de libertad de otros
de tenerse en cuenta, como solución general, por cuanto, en las condicio- titulares, sino también de una colisión entre derechos sociales fundamen-
nes dadas, esto sólo conduciría a que el derecho de la función pública en- tales y derechos de libertad del mismo titular. Así, por ejemplo, se dice
cubriera el desempleo. Lo segundo conduce a una amplia reducción de la que el derecho al trabajo implica un deber de trabajar256. Ciertamente, la
capacidad de decisión por parte de la economía privada o a su elimina- vinculación entre el derecho al trabajo y el deber de trabajar se presenta a
ción. Esto significa, entre otras cosas, una intervención en los derechos menudo257 pero, sin embargo, esta vinculación no es necesaria. Un Esta-
fundamentales de quienes disponen de la propiedad de los bienes de pro- do que garantice el derecho al trabajo, puede renunciar a si mismo, a im-
ducción254. poner el deber de trabajar, si está interesado en que el mayor número po-
Una colisión entre los derechos sociales fundamentales de unos titu- sible de ciudadanos trabaje. El interés en trabajar, sobre todo el interés en
lares y los derechos de libertad de otros titulares no sólo se presenta el salario, puede ser para muchos ciudadanos un incentivo suficiente para
cuando el Estado tiene un poder limitado de disposición directa sobre el ejercer su derecho al trabajo. Desde luego, otra sería la situación si el de-
recho a un mínimo vital pusiese al individuo en una situación en la que el
252
ejercicio del derecho al trabajo dejase de ser atractivo para él.
Con respecto a la tesis según la cual los derechos sociales fundamentales y los dere- Finalmente, hay que mencionar las colisiones de derechos sociales
chos clásicos de libertad son recíprocamente incompatibles, cfr. H. Huber, «Soziale Verfas-
sungsrechte?» en E. Forsthoff (comp.), Rechtsstaatlichkeit und Sozialstaatlichkeit, Darm- fundamentales con otros derechos sociales fundamentales así como las
stadt 1968, pág. 9; W. Martens, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 33; H. H. Klein, Die colisiones entre los derechos sociales fundamentales y los bienes colecti-
Gundrechte im demokratischen Staat, págs. 64 s.; Id., «Ein Grundrecht auf saubere vos. Un ejemplo de lo primero es la colisión entre un derecho al trabajo y
Umwelt?», págs. 657 ss.; E. Forsthoff, Der Staat der Indnstriegesellschaft, págs. 73, 78; H. un derecho fundamental al medio ambiente. Las colisiones entre los de-
Schambeck, Grundrechte und Sozialordnung, Berlín 1969, págs. 127 s.
253
Cfr. G. Brunner, Die Problematik der sozialen Grundrechte, págs. 14 s. rechos sociales fundamentales y los bienes colectivos, por ejemplo, la
254
Cfr. Th. Tomandl, Der Einbau sozialer Grundrechte in das positive Recht, defensa militar del país, se producen por el hecho de que la realización
págs. 30 s.; G. Brunner, Die Problematik der sozialen Grundrechte, págs. 14 ss.; C. Starck, de ambos absorbe considerables partes del presupuesto, es decir, de los
«Staatliche Organisation und staatliche Finanzierung», pág. 519; Id., «Die Grundrechte des ya mencionados efectos financieros de los derechos sociales funda-
Grundgesetzes», pág. 241; J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte», mentales.
págs. 379 s.; R. Scholz, «Das Recht auf Arbeit» en E. W. Bóckenforde/J. Jekewitz/T Ramm
(comps.), Soziale Grundrechte, Heidelberg/Karlsruhe 1981, págs. 84 s.; J. Lücke, «Soziale
Grundrechte ais Staatszielbestimmungen und Gesetzgebungsauftráge», pág. 39. También
quienes propician un derecho al trabajo admiten que su realización plena no es posible sin
una intervención en los derechos fundamentales de los propietarios de los bienes de pro-
255
ducción; cfr., por ejemplo, W. Dáubler, «Recht auf Arbeit verfassungswidrig?» en U. Cfr. C. Schmitt, «Nehmen/Teilen/Weiden» en Id., Verfassungsrechtliche Aufsátze,
Achten et al. (comps.), Recht auf Arbeit - eine politische Herausforderung, Neu- pág. 503; W. Leisner, «Der Eigentümer ais Organ der Wirtschaftsverfassung» en DÓV
wied/Darmstadt 1978, págs. 171, quien propone justificar la intervención por medio del ar- 1975, pág. 74.
tículo 15 LF. Para el derecho al trabajo en general, cfr. H. Ryffel/J. Schwartlánder (comps.), 256
Cfr. J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte», pág. 380.
Das Recht des Menschen aufArbeit, Kehl/Estrasburgo/Arlington 1983. 257
Cfr., por ejemplo, el artículo 24 de la Constitución de la RDA de 1968.

452 453
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

3. UN MODELO DE DERECHOS SOCIALES FUNDAMENTALES bunal Constitucional que la toman en cuenta. En todo caso, estas condi-
ciones están satisfechas en el caso de los derechos sociales fundamenta-
Si uno echa una mirada a los argumentos a favor y en contra de los les mínimos, es decir, por ejemplo, el derecho al mínimo vital, a una
derechos sociales fundamentales, nota claramente que de ambas partes se vivienda simple, a la educación escolar, a la formación profesional y a un
puede aducir razones de peso. La solución reside en un modelo que tome nivel estándard mínimo de asistencia médica. En lo que sigue, se analiza-
en cuenta los argumentos a favor y en contra. Este modelo es expresión rán algunas objeciones en contra del modelo.
de la idea orientadora formal antes presentada258, según la cual los dere- También los derechos sociales fundamentales mínimos tienen consi-
chos fundamentales de la Ley Fundamental son posiciones que, desde el derables efectos financieros cuando son muchos quienes los hacen valer.
punto de vista del derecho constitucional, son tan importantes que su Sin embargo, esto, por si mismo, no justifica inferir la no existencia de
atribución o denegación no puede quedar en manos de la mayoría parla- estos derechos. La fuerza del principio de la competencia presupuestaria
mentaria simple. Si se refiere esta idea orientadora al presente problema, del legislador no es ilimitada. No es un principio absoluto260. Los dere-
esto significa que a cada uno le corresponde las posiciones jurídicas pres- chos individuales pueden tener más peso que las razones de política fi-
tacionales que, en calidad de derechos sociales fundamentales, desde el nanciera. En este sentido, el Tribunal Constitucional Federal, en su deci-
punto de vista del derecho constitucional, son tan importantes que su sión sobre el dinero para la vivienda de quienes reciben asistencia social
atribución o denegación no puede quedar en manos de la mayoría parla- aumentó, con consecuencias financieras, el círculo de quienes tenían de-
mentaria simple. recho a esta prestación, a fin de eliminar una desigualdad de trato261 y, en
De acuerdo con esta fórmula, la pregunta acerca de cuáles son los de- una decisión sobre la duración de la prisión preventiva, obligó al Estado
rechos sociales fundamentales que tiene el individuo, de manera definiti- a facilitar los medios necesarios para evitar una prisión preventiva des-
va, es un asunto relativo a la ponderación entre principios. Por un lado, proporcionadamente larga262. Todos los derechos fundamentales limitan
se encuentra, sobre todo, el principio de la libertad fáctica259. Por el otro, la competencia del legislador263; a menudo lo hacen de una forma incó-
se encuentran los principios formales de la competencia de decisión del moda para éste y, a veces, afectan también su competencia presupuesta-
legislador democráticamente legitimado y el principio de la división de ria cuando se trata de derechos financieramente más gravosos.
poderes, así como algunos principios materiales que, sobre todo, se refie- El grado del ejercicio de los derechos sociales fundamentales aumen-
ren a la libertad jurídica de los demás pero, también, a otros derechos so- ta en tiempos de crisis económica. Sin embargo, justamente entonces
ciales fundamentales y a bienes colectivos. puede haber poco que distribuir. Parece plausible la objeción según la
El modelo no dice qué derechos sociales fundamentales definitivos cual la existencia de derechos sociales fundamentales definitivos, por
tiene el individuo pero sí cuáles puede tener y qué es lo que interesa en lo mínimos que sean, vuelve imposible en tiempos de crisis la necesaria
que se refiere a su existencia y su contenido. La respuesta detallada a esta flexibilidad y, por ello, una crisis económica puede conducir a una cri-
pregunta es una tarea de la dogmática de los diferentes derechos sociales sis constitucional264. Sin embargo, cabe señalar aquí que, no todo lo que
fundamentales. Con todo, es posible dar una respuesta general. Habrá existe como derecho social está ordenado por los derechos sociales ius-
que considerar que una posición jurídica prestacional está definitivamen- fundamentales mínimos; segundo, las ponderaciones necesarias de
te garantizada por los derechos fundamentales si (1) la exige muy urgen- acuerdo con el modelo aquí propuesto, pueden, bajo diferentes circuns-
temente el principio de la libertad fáctica y (2) el principio de la división
de poderes y el de la democracia (que incluye la competencia presupues-
taria del parlamento) al igual que (3) principios materiales contrapuestos 260
(especialmente aquellos que apuntan a la libertad jurídica de otros) se Cfr. sobre este concepto supra, Capítulo 3.1. 7.2.
261
afectan en una medida relativamente reducida a causa de la garantía ius- BVerfGE 27, 220 (228 ss.).
262
BVerfGE 36, 264 (275); cfr., además, J. Schwabe, Probleme der Grundrechtsdog-
fundamental de la posición jurídica prestacional y las decisiones del Tri- matik, pág. 266. Un ejemplo de una decisión en el ámbito clásico de derechos de defensa
con una clara eficacia financiera desde el costado de los ingresos lo ofrece la Sentencia del
258
Supra, I. 5. Tribunal Constitucional Federal sobre los préstamos forzosos, cfr. BVerfGE 67, 256
259
Cuando también el principio de la igualdad fáctica exige un derecho prestacional (274 ss.).
263
(cfr. supra, Capítulo 8. VI. 3), resulta una doble fundamentación. Cfr. supra, Capítulo 4. II. 3.6.2.
264
J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte», págs. 381 s.
454 455
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C .9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

tancias, conducir a diferentes derechos definitivos y, tercero, justamente El modelo presentado es un modelo referido a la ponderación. Es ca-
en tiempos de crisis, parece indispensable una protección iusfundamental racterístico de todos los modelos referidos a la ponderación, que lo que
de las posiciones sociales, por mínima que ella sea. es debido prima facie es más que aquello que es debido definitivamente.
Contra el modelo aquí propuesto puede también hacerse valer la ob- Se podría pensar que esta construcción es inaceptable cuando se trata de
jeción de la exigibilidad judicial deficiente. Aquí cabe responder, sin em- los derechos sociales fundamentales. Conduciría, primeramente, a ilusio-
bargo, que los problemas de exigibilidad judicial que surgen en el marco nes y, luego, a frustraciones271. Ya antes se refutó la objeción general se-
de este modelo no se diferencian básicamente de los que se presentan en gún la cual las normas de derecho fundamental primeramente protegen
los derechos fundamentales tradicionales265. No pocas veces, con respec- algo prima facie y luego, por medio de restricciones, lo excluyen defini-
to a los derechos de libertad, se presentan problemas de ponderación tivamente de la protección272. En lo que se refiere a que esto debe exten-
muy complejos cuya solución puede tener consecuencias de largo alcan- derse también a los derechos sociales fundamentales, es instructiva la ju-
ce para la vida de la comunidad. Por lo demás, es válido lo siguiente: la risprudencia del Tribunal Constitucional Federal sobre el numerus clau-
existencia de un derecho no puede depender exclusivamente de la exigi- sus. El Tribunal parte de un derecho subjetivo vinculante prima facie de
bilidad judicial, cualquiera que sea la forma como esta sea descrita; lo todo ciudadano que haya aprobado el bachillerato, a acceder al estudio
que sucede, más bien, es que cuando existe un derecho éste es también universitario de su elección. Este carácter prima facie se expresa correc-
exigible judicialmente. Ninguna objeción de peso fundamenta que los tamente cuando dice que este derecho le pertenece a su titular «en sí»273 y
derechos sociales fundamentales necesiten un desarrollo jurídico en el que es limitable274. Que el derecho, en cuanto derecho prima facie, es un
derecho ordinario. Por ejemplo, la competencia y el procedimiento tie- derecho vinculante y no tiene, por ejemplo, sólo un carácter programáti-
nen que ser reglados. Esto es válido también para otros derechos funda- co, es algo que se percibe claramente cuando se dice que el derecho no
mentales. Tampoco razones procedimentales pueden apoyar la tesis de la puede «depender en su validez normativa del menor o mayor grado de
no exigibilidad judicial. Como lo ha mostrado la jurisprudencia del Tri- las posibilidades para su realización»275. Sin embargo, la propiedad que
bunal Constitucional Federal, en modo alguno un tribunal constitucional consiste en ser un derecho vinculante prima facie significa que, la cláu-
es impotente frente a un legislador inoperante266. El espectro de sus posi- sula restrictiva de este derecho, la «reserva de lo posible en el sentido de
bilidades procésales-constitucionales se extiende, desde la mera consta- aquello que el individuo puede razonablemente exigir de la sociedad»276,
tación de una violación de la Constitución267, por medio de la fijación de no tiene como consecuencia el vaciamiento del derecho. Esta cláusula
un plazo dentro del cual debe llevarse a cabo una legislación acorde con expresa simplemente la necesidad de llevar a cabo una ponderación entre
la Constitución268, hasta la formulación judicial directa de lo ordenado este derecho y los principios contrapuestos. En lo que se refiere a la coin-
por la Constitución269'270. cidencia de todos los derechos fundamentales en este punto, tiene un
gran interés sistemático cuando el Tribunal Constitucional Federal, en la
primera sentencia sobre el numerus clausus, traslada la fórmula de la
«tensión individuo-sociedad», desarrollada en el contexto de la libertad
265
Cfr. Fr. Klein en H. v. Mangoldt/Fr. Klein, Das Bonner Grundgesetz, tomo I, Obser- general de acción, al derecho prestacional sub examine211. En las senten-
vación preliminar A. IV 3; P. Saladin, «Die Funktion der Grundrechte in einer revidierten cias sobre el numerus clausus, la ponderación no conduce a un derecho
Verfassung», pág. 553; L. Wildhaber, «Soziale Grundrechte», pág. 384; H. Steiger, Mensch definitivo de cada individuo a ser admitido en la carrera que elija pero si,
und Umwelt, págs. 40 ss.; D. Lorenz, «Bundesverfassungsgericht und soziale Grundrech-
te», pág. 21. en todo caso, a un derecho definitivo a que exista un procedimiento de
266
Cfr. W. Schmidt, «Soziale Grundrechte im Verfassungsrecht der Bundesrepublik
Deutschland», pág. 19; E. Friesenhahn, «Der Wandel des Grundrechtsverstandnisses»,
271
pág. G 16. Cfr. J. Isensee, «Verfassung ohne soziale Grundrechte», págs. 382 s.; H. H. Rupp,
267
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 39. 316 (333). Con respecto a la idea de una «subjetivi- «Vom Wandel der Grundrechte», pág. 177.
272
zación de constatación», cfr. Fr. Müller/B. Pieroth/L. Frohmann, Leistungsrechte im Norm- Capítulo 6. II. 2.2.
273
bereich einer Freiheitsgarantie, Berlín 1982, págs. 165 ss. BVerfGE 43, 291 (315).
268 274
Cfr., por ejemplo, BVerfGE 33, 1 (13). Ibídem.
269 275
Cfr. BVerfGE 3, 225 (237 ss.), 43, 154 (169 s.). Ibídem.
270 276
Cfr. al respecto, J. Ipsen, Rechtsfolgen der Verfassungswidrigkeit von Norm und BVerfGE 43, 291 (314); 33, 303 (333).
Einzelakt, págs. 132 ss. 277
BVerfGE 33, 303 (333).

456 457
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES C.9. LOS DERECHOS A ACCIONES POSITIVAS DEL ESTADO

selección que le otorgue suficientes oportunidades278, lo que indica una meros deberes objetivos del Estado280. Aquí sólo se mencionará a Hesse,
conexión entre los derechos sociales fundamentales y los derechos al quien habla de un deber positivo del Estado «a hacer todo para satisfacer
procedimiento, antes estudiados. No obstante, para poder medir las regu- los derechos fundamentales, aun cuando no exista al respecto ningún de-
laciones procedimentales con el derecho fundamental, es indispensable recho subjetivo de los ciudadanos». De esta manera, el legislador recibi-
partir de un derecho vinculante prima facie. ría «"directivas e impulsos" de los derechos fundamentales». Desde lue-
La estructura argumentativa que los derechos prima facie implican, go, por lo general, no es posible inferir de aquí «un deber concreto de los
es racional, porque es racional practicar las fundamentaciones jurídicas órganos estatales», en donde encontraría sus límites el control por parte
como un juego de razones a favor y en contra. Aquí, las razones de am- del Tribunal Constitucional281.
bas partes, tomadas en sí mismas, apuntan demasiado alto. No puede Sin embargo, en contra del modelo propuesto no puede valer la obje-
nunca excluirse que alguien haga valer sólo las razones de una de las par- ción que aduce que este modelo no tendría en cuenta la importancia de lo
tes y, por ello, llegue a resultados exagerados. Sin embargo, esto es posi- objetivo. Por el contrario, ofrece una base para una versión más exacta
ble no sólo en el caso de los derechos sociales fundamentales, sino tam- del contenido correcto de la primacía de lo objetivo. La clave es la teoría
bién en el de los clásicos derechos de libertad. Quien sólo hace valer el de los principios.
principio de la libertad jurídica llega a resultados exagerados, al igual De acuerdo con el modelo, el individuo tiene un derecho prestacional
que aquél para quien sólo existe el principio de la libertad fáctica. Que, a definitivo cuando el principio de la libertad fáctica tiene un peso mayor
partir de una estructura racional de fundamentación se extraigan algunos que los principios formales y materiales contrapuestos, tomados en su
elementos y se apliquen de una manera irracional, es algo que no consti- conjunto. Esto ocurre en relación con derechos mínimos. A este tipo de
tuye una razón para renunciar a esta estructura racional de fundamenta- derechos mínimos definitivos se hace posiblemente referencia cuando
ción, a fin de reemplazarla por una estructura de fundamentación menos los derechos prestacionales públicos subjetivos y exigibles judicialmente
racional. Quien no se deje convencer de que no existe ninguna protec- se contraponen a un contenido objetivo excesivo. A diferencia de los de-
ción iusfundamental definitiva, mediante el juego necesario de razones a rechos definitivos que son el resultado de una ponderación, los derechos
favor y en contra en el modelo aquí propuesto, difícilmente se convence- prima facie, que corresponden a los principios —de los cuales el derecho
rá por afirmaciones tales como que aquello que quiere ver protegido ius- «en sí» a ser admitido en una carrera universitaria es un ejemplo282—, tie-
fundamental y definitivamente no está protegido «desde el comienzo». nen siempre algo excesivo. El concepto de lo excesivo no está, pues, li-
Por ello, una renuncia a la estructura de la fundamentación exigida por la gado a la dicotomía subjetivo/objetivo.
teoría de los principios no puede fundamentarse con argumentos pedagó- El paso desde este modelo a un nivel objetivo es posible porque a los
gicos a favor de los derechos fundamentales, algo que, en todo caso, se- derechos prima facie son correlativos deberes prima facie. Estos deberes
ría muy dudoso para una teoría científica. son deberes prima facie del Estado de procurar que a las libertades jurídi-
Finalmente, podría pensarse que el modelo presentado desplaza inde- cas de los titulares de los derechos fundamentales sean correlativas liber-
bidamente lo objetivo a favor de lo subjetivo. Esta objeción podría apo- tades fácticas. Naturalmente, el plano objetivo que surge de esta manera
yarse en la tesis de Haberle del carácter excesivo de las normas iusfun- no es algo meramente objetivo sino algo que también es objetivo.
damentalmente relevantes: «Así en el Estado prestacional, el derecho Los deberes prima facie del Estado tienen, a diferencia sus deberes
objetivo iusfundamentalmente relevante "se adelanta" al derecho (funda- definitivos, un contenido claramente excesivo. Esto no significa que no
mental) subjetivo. Existen mandatos constitucionales ("principios") de sean vinculantes. Sería un error considerar a los deberes prima facie, en
"beneficios de derecho fundamental" a los cuales (todavía) no correspon-
de ningún derecho público subjetivo»279. Haberle expresa así de una for-
ma muy clara lo que muchos afirman cuando califican al problema de los 280
Cfr., por ejemplo, H. H. Rupp, «Vom Wandel der Grundrechte», pág. 177; W.
derechos sociales fundamentales primariamente como un problema de Krebs, Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, págs. 122 ss.; E. W. BóckenfSrde, «Die
sozialen Grundrechte im Verfassungsgefíige», págs. 12 ss.; P. Badura, «Das Prinzip der so-
zialen Grundrechte», págs. 27 s.; U. Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozials-
taat», pág. 513; J. P. Müller, Soziale Grundrechte in der Verfassung?, págs. 192, 239 ss.
Cfr. BVerfGE 43, 291 (316 ss.). 281
K. Hesse, «Bestand und Bedeutung», págs. 95 s.
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», pág. 108. 282
BVerfGE 43, 291 (315).

458 459
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

la medida en que a ellos no corresponde ningún deber definitivo, es decir,


en el ámbito de lo excesivo, como deberes no vinculantes o como enun-
ciados puramente programáticos. Puede reconocerse que existe una dife-
rencia fundamental entre deberes prima facie y deberes jurídicamente no
vinculantes en que los deberes prima facie tienen que ser establecidos
por medio de ponderaciones y, en cambio, esto no sucede en el caso de
los deberes no vinculantes. Para no satisfacer un deber prima facie tienen
que existir, desde el punto de vista del derecho, razones aceptables; pero
ello no rige para el caso del no cumplimiento de un deber jurídicamente Capítulo décimo
no vinculante. Un deber prima facie puede, si no existe ninguna razón
aceptable para su no satisfacción, conducir a un deber definitivo; pero un LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LAS
deber no vinculante, nunca podría conducir a ello. NORMAS DE DERECHOS FUNDAMENTALES
Así como Haberle tiene razón cuando rechaza la «alternativa derecho EN EL SISTEMA JURÍDICO
subjetivo o enunciado programático» —la tabla muestra que esta alterna-
tiva es incompleta283— se equivoca cuando rechaza la «equiparación:
vinculación jurídica igual a control judicial»284. De acuerdo con la Ley
Fundamental, la vinculación jurídica implica control judicial. Para que la I. LA FUNDAMENTALIDAD DE LAS NORMAS DE DERECHO
observación de Haberle fuera correcta, tendría que ser entendida como
una referencia a las peculiaridades de un control judicial del cumplimien- FUNDAMENTAL
to de los deberes prima facie objetivos del Estado. Estas peculiaridades
consisten en dos cosas. Por una parte, no puede ser objeto del control el La importancia de las normas de derecho fundamental para el sistema
que se cumpla todo lo que exige un deber prima facie, sino sólo si se jurídico resulta de dos cosas: de su fundamentalidad formal y de su fun-
cumple lo que queda como deber definitivo en vista de los deberes prima damentalidad material.
facie contrapuestos. Por otra, en los principios contrapuestos juegan un La fundamentalidad formal de las normas de derecho fundamental
papel decisivo, no sólo los principios materiales, sino también los princi- resulta de su posición en la cúspide de la estructura escalonada del orden
pios formales, sobre todo la competencia del legislador democráticamen- jurídico, en cuanto derecho directamente vinculante para el legilador, el
te legitimado. Sin embargo, ambas cosas no modifican en nada el hecho poder ejecutivo y el poder judicial. Lo que ello significa lo muestra la
de que puede ser objeto del control del Tribunal Constitucional si, a la contraposición de dos modelos constitucionales extremos: el puramente
luz de los principios contrapuestos, el deber prima facie ha sido satisfe- procedimental y el puramente material.
cho en una medida suficiente. En el modelo puramente procedimental, la Constitución contiene ex-
La competencia del Tribunal termina en los límites de lo que es debi- clusivamente normas de organización y procedimiento. Si se refiere a la
do definitivamente. Sin embargo, también más allá de estos límites, los legislación, esto significa que la Constitución no excluye directamente
principios contienen exigencias normativas que tienen como destinatario nada como contenido posible del derecho positivo. Todo lo que se crea
al legislador. Un legislador que cumple principios iusfundamentales más de acuerdo con el procedimiento y las formas previstos para tal efecto, es
allá del ámbito de lo que es debido definitivamente, cumple normas de derecho positivo1. Una Constitución puramente procedimental puede te-
derecho fundamental, aun cuando para ello no esté obligado definitiva- ner una influencia sólo mediata en aquello que será el derecho positivo.
mente y, por ello, no pueda ser obligado por un Tribunal Constitucional. Existe una influencia mediata cuando diferentes procedimientos que,
como tales, no fijan los resultados, conducen, en virtud de las circunstan-
cias dadas, a diferentes resultados. Así, según la experiencia, un sistema
283 1
Cñ.supra, IV. 1. El modelo puramente procedimental corresponde al principio dinámico de Kelsen,
284
P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», págs. 107 s. cfr. H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 198 ss.

460 461
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

electoral en el que los ciudadanos se agrupan en tres clases diferentes, las normas de derecho fundamental, la determinación de los fines del
conduce a que las leyes tengan un contenido diferente de aquel que tie- Estado; el núcleo de su parte procedimental está constituido por las nor-
nen en un sistema en el que el derecho electoral es igual para todos. mas sobre el procedimiento legislativo.
Cualquiera que sea la forma como haya de evaluarse la influencia media- Que en una Constitución estén recíprocamente vinculados elementos
ta, en el modelo puramente procedimental, en lo que se refiere al conteni- procedimentales y materiales, es algo que tiene grandes consecuencias
do de las leyes, lo decisivo es, en última instancia la voluntad del legisla- para el sistema jurídico en su totalidad. Significa que, además de los con-
dor, su razón o su sinrazón, así como los límites de sus posibilidades de tenidos del sistema jurídico, que desde el punto de vista de la Constitu-
acción. Si se presupone un legislador con cualquier tipo de propiedades, ción son meramente posibles, existen unos contenidos que son constitu-
cualquier tipo de contenido puede convertirse en derecho positivo. A este cionalmente necesarios y otros que son imposibles. Que las normas de
modelo corresponde una teoría de los derechos fundamentales según la derecho fundamental determinen los contenidos constitucionalmente
cual, los derechos fundamentales no tienen ninguna fuerza vinculante necesarios e imposibles5, constituye el núcleo de su fundamentalidad
frente al legislador, es decir, el legislador tiene competencia para restrin- formal.
girlos según lo quiera, sí bien, con el respeto de ciertas formas determi- A la fundamentalidad formal se suma la fundamentalidad material.
nadas. En una teoría semejante, la libertad de derecho fundamental se Los derechos fundamentales y las normas iusfundamentales son material-
convierte, como lo formulara Georg Jellinek, en una «libertad de coac- mente fundamentales, porque con ellas se toman decisiones sobre la es-
ciones ilegales»2, la importancia material de los derechos fundamentales tructura normativa básica del Estado y de la sociedad. Esto es válido, inde-
es nula. pendientemente de qué tan grande sea el contenido que se les atribuya.
Lo opuesto al modelo puramente procedimental es el modelo pura- Quien les atribuye poco contenido, delega mucho en el legislador, algo que
mente material. Mientras que una Constitución que responde al modelo puede ser considerado como una decisión mediata acerca de la estructura
puramente procedimental es posible tout court, cabe dudar de la posibili- normativa básica del Estado y la sociedad. Que decisiones sobre el conte-
dad de una Constitución que responda al modelo puramente material. Sin nido de las normas de derecho fundamental incluyan decisiones sobre la
embargo, por razones sistemáticas, es interesante echar una mirada a este estructura normativa básica del Estado y la sociedad, es algo que se debe a
modelo. En el modelo puramente material, la Constitución contiene ex- sus objetos de regulación. Las preguntas concernientes a la libertad y a la
clusivamente normas materiales a partir de las cuales, por medio de ope- igualdad no son relevantes sólo en un ámbito parcial del derecho, sino en
raciones metodológicas, más allá de cuál sea su configuración, puede ob- todos sus ámbitos. La forma en que se responden en los diferentes ámbitos
tenerse el contenido de cada norma jurídica del sistema jurídico3. Una jurídicos, no es un asunto especial sino un asuntos básica en todos estos
Constitución semejante sería lo que Forsthoffha llamado «un huevo jurí- ámbitos jurídicos. También en el caso de objetos de regulación menos abs-
dico originario» «de donde surge todo, desde el Código Penal hasta la ley tractos, se trata de asuntos materialmente fundamentales. Quien quiera de-
sobre la fabricación de termómetros»4. Si bajo ella existe una legislación, cir qué es lo que exige la protección del matrimonio y la familia exigida
su tarea se limita a declarar aquello que, de todas maneras, es debido en por la Constitución, no puede dejar de dar respuesta a preguntas básicas re-
virtud de la Constitución. Lo que en el modelo puramente procedimental lacionadas con el orden normativo de la comunidad.
debe solucionarse por medio de una decisión dentro del marco de la
Constitución, en el modelo puramente material, ha de llevarse a cabo por Con la tesis de la fundamentalidad formal y material se ha dicho que
medio del conocimiento de su contenido. las normas de derecho fundamental juegan un papel central en el sistema
La Constitución de la Ley Fundamental no tiene un carácter ni pura- jurídico. Sin embargo,, todavía no se ha dicho cómo lo hacen y qué signi-
mente material ni puramente procedimental sino un carácter mixto mate- fica esto para la estructura del sistema jurídico. Es preciso considerar
rial-procedimental. Entre sus elementos materiales se cuentan, a más de ahora estos asuntos.
5
En el caso de una Constitución que, como la Ley Fundamental en el artículo 79 pá-
2
G. Jellinek, System der subjektiven óffentlichen Rechte, pág. 103. rrafo 3, excluye algunas normas de la posibilidad de reforma, hay que introducir otras dife-
3
Una Constitución puramente material corresponde al principio estático de Kelsen, renciaciones. No sólo hay contenidos necesarios e imposibles del sistema jurídico con rela-
cfr. H. Kelsen, Reine Rechtslehre, págs. 199 s. ción al contenido válido de la Constitución, sino también contenidos necesarios e imposi-
4
E. Forsthoff, Der Staar der Industriegesellschaft, pág. 144. bles con relación a la validez de la Constitución en general.

462 463
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

II. EL EFECTO ENTRE TERCEROS O EFECTO su construcción, de las normas de derecho fundamental en las normas del
HORIZONTAL derecho civil y, con ello, en la relación ciudadano/ciudadano.
En el curso de esta investigación se ha expuesto reiteradamente el
Un sistema jurídico puede observarse desde diferentes ángulos. A efecto de las normas de derecho fundamental en la relación Estado/ciu-
ellos corresponden diferentes conceptos del sistema jurídico. Dos tienen dadano. En cambio, no se ha tematizado expresamente su efecto en la re-
aquí importancia. Se puede concebir a un sistema jurídico como un siste- lación ciudadano/ciudadano, es decir, su efecto entre terceros o efecto
ma de normas6 pero, también como un sistema de posiciones7 y relacio- horizontal. Sin embargo, justo el efecto entre terceros o efecto horizontal
nes8 jurídicas. El sistema de normas, y el sistema de posiciones y relacio- es especialmente adecuado para aclarar el efecto de los derechos funda-
nes, son dos caras de una misma moneda, en la medida en que a las posi- mentales y de las normas iusfundamentales en el sistema jurídico. Por
ciones y relaciones jurídicas corresponden siempre normas que las ello, deberá considerarse ahora.
fundamentan. A pesar de esta correspondencia, ambas perspectivas tie-
nen su propio valor. Una de las ventajas de la perspectiva orientada a las
1. ACERCA DE LA TESIS DE LA IRRADIACIÓN
normas, es que incluye la posibilidad de hacer una abstracción de las po-
siciones y las relaciones. Esto puede facilitar la simplificación del análi- El Tribunal Constitucional Federal trata de dar cuenta del «efecto de
sis y tener interés sistemático. La ventaja de la perspectiva orientada ha- irradiación»11 de las normas de derecho fundamental en la totalidad del
cia las posiciones y relaciones reside en su poder de diferenciación. sistema jurídico con la ayuda del concepto de orden valorativo objetivo.
Como en el análisis del efecto de las normas de derecho fundamental y Para citar al Tribunal: «De acuerdo con la jurisprudencia permanente del
de los derechos fundamentales en el sistema jurídico importan las dife- Tribunal Constitucional Federal, las normas de derecho fundamental
renciaciones, se dará prioridad a esta última perspectiva. contienen no sólo derechos subjetivos de defensa del individuo frente al
Para la pregunta acerca de cómo influyen en el sistema jurídico las Estado, sino que representan, al mismo tiempo, un orden valorativo obje-
normas de derecho fundamental habría una respuesta simple, si su in- tivo que, en tanto decisión básica de derecho constitucional, es válida
fluencia se limitara a la relación Estado/ciudadano. En ese caso, la res- para todos los ámbitos del derecho y proporciona directrices e impulsos
puesta podría reducirse, en lo esencial, a decir que las normas de derecho para la legislación, la administración y la jurisdicción»12. Los conceptos
fundamental influyen en el sistema jurídico al establecer, bajo la forma centrales de esta construcción son el del valor y el de lo objetivo. Cabe
de derechos subjetivos frente a los poderes legislativo, ejecutivo y judi- preguntarse cómo deben entenderse estos conceptos.
cial, ciertas definiciones que afectan las relaciones entre el Estado y los
ciudadanos. Es fácil comprender que esta respuesta es incompleta. Como Más arriba se expuso que la axiología del Tribunal Constitucional
antes se ha expuesto, a los derechos del individuo frente al legislador Federal puede reformularse como una teoría de los principios, que no
pertenecen, entre otros, los derechos de protección frente a los conciuda- está expuesta a las numerosas objeciones que se han hecho valer en con-
danos y los derechos a determinados contenidos del derecho civil9. Esto tra de la teoría de los valores, o que puede defenderse frente a ellas13. Por
muestra que las normas de derecho fundamental tienen también influen- lo tanto, el concepto de valor en la construcción del Tribunal puede
cia en la relación ciudadano/ciudadano. Esta influencia es especialmente reemplazarse por el concepto de principio.
clara en el caso de los derechos frente a la jurisdicción ordinaria civil. Más difícil es responder a la pregunta acerca de en qué ha de consis-
Entre los derechos frente a la jurisdicción ordinaria civil, se encuentran tir el carácter objetivo de los principios. Es relativamente fácil decir en
los derechos a que sus autos y sentencias no vulneren con su contenido qué no puede consistir. El carácter objetivo no puede consistir en que los
los derechos fundamentales10. Esto implica un efecto, cualquiera que sea principios de derecho fundamental, en cuanto principios supremos del

6
Con respecto al concepto de norma, cfr. supra, Capítulo 2. 1. una sentencia de derecho civil como una «intervención» en la «esfera de los derechos fun-
7
Con respecto al concepto de posición, cfr. Capítulo 4.1. 3.1. damentales del vencido».
8 11
Con respecto al concepto de relación, cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.1. BVerfGE 7, 198 (207); cfr., además, BVerfGE 34, 269 (280).
9 12
Cfr. supra, Capítulo 9. II. 1.2. BVerfGE 39, 1(41).
10
BVerfGE 7, 198 (203): cfr. además BVerfGE 42, 143 (149), en donde se califica a 13
Cfr. supra, Capítulo 3. III. 1.2.2 y 2.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

sistema jurídico, no tengan nada que ver con posiciones individuales. sión subjetiva tiene, pues, como contenido el deber prima facie del Esta-
Esto contradiría la orientación básica de los derechos fundamentales, re- do de omitir todas las intervenciones en la libertad de expresión. Este
ferida al individuo14, y sería incompatible con que el Tribunal Constitu- principio es demasiado especial como para poder influir en todos los ám-
cional Federal perciba en el orden objetivo de valores la expresión de un bitos del sistema jurídico. Cubre tan sólo el ámbito de los derechos a la
«reforzamiento básico de la fuerza de validez de los derechos fundamen- omisión de intervenciones del Estado en las manifestaciones de la ex-
tales»15 y fundamente en él derechos individuales16. Por lo tanto, no se presión.
trata de una concepción del carácter objetivo en el sentido de «meramen- No obstante, con esto se ve claramente cómo puede crearse la capaci-
te objetivo». dad del principio para influir material y ampliamente en todas las posi-
Además, no puede pensarse que lo objetivo consiste en que los prin- ciones del sistema jurídico. Hay que llevar a cabo otras dos abstraccio-
cipios de derecho fundamental, en cuanto principios supremos, influyen nes. A la abstracción del titular del derecho (del derecho habiente) hay
en el sistema jurídico. Esto lo hacen, de otra manera, todas las normas de que agregar una abstracción del destinatario del derecho (el obligado) y
derecho fundamental. Lo que importa en la construcción del Tribunal es de determinadas peculiaridades de su objeto (aquí: la omisión de inter-
justamente que los principios de derecho fundamental influyan en el sis- venciones estatales). Por medio de esta triple abstracción, el derecho de a
tema jurídico en cuanto principios objetivos. frente al Estado para que éste no le impida las manifestaciones de la ex-
Finalmente, hay que excluir un significado según el cual, las normas presión19, se convierte en un simple deber ser de la libertad de expre-
de derecho fundamental tienen algo objetivo porque no sólo influyen en sión20. Es de suponer que se está pensando en este tipo de principios, pro-
la situación del individuo sino también en la de la totalidad. Esto es ducto de esta triple abstracción, cuando se habla de «decisiones básicas
igualmente válido para todas las normas de derecho fundamental. de derecho constitucional»21, de «normas básicas que deciden acerca de
Hay, pues, una sola interpretación plausible, a saber, aquélla según la los valores»22, de «decisiones valorativas»23, etc., o simplemente de las
cual, lo objetivo es lo que queda cuando se prescinde o se hace abstrac- «ideas dominantes en la Ley Fundamental»24 que irradian en todos los
ción de la dimensión subjetivo de los principios de derecho fundamental. ámbitos del derecho. En todo caso, este tipo de principios, productos de
Sin embargo, esto tampoco es totalmente satisfactorio. Ciertamente, la la triple abstracción, son la reconstrucción más plausible de esta forma
prescindencia o la abstracción de la dimensión subjetivo conduce a que de hablar. En lo sucesivo, serán llamados «principios del nivel supremo
se obtenga algo objetivo que se diferencia de lo «meramente objetivo», de abstracción»25.
porque en todo momento puede complementarse con su dimensión sub- La aceptación de principios objetivos de un nivel supremo de abs-
jetiva; sin embargo, esto no conduce todavía a principios objetivos supre- tracción tiene ventajas e inconvenientes. La mayor ventaja reside en su
mos que tengan unas características tales que logren influir de forma om- flexibilidad. En cuanto puntos de partida para las fundamentaciones dog-
nicomprensiva en todo el sistema jurídico. Esto lo pone de manifiesto la máticas de exigencias iusfundamentales estructural y materialmente muy
siguiente reflexión: si a tiene frente al Estado (e) un derecho a G (RaeG), diferentes, pueden utilizarse en todos los ámbitos del sistema jurídico. El
entonces e tiene frente a a un deber con respecto a G (OeaG)xl. La abs-
tracción de la dimensión subjetiva conduce a que este deber rélacional se 19
Rae (-•impide e(Ha)); cfr. al respecto Capítulo 4, nota 61.
convierta en un deber no rélacional18 de e con respecto a G, es decir, un 20
Qué es lo que se pierde en estructura a causa de esta triple abstracción, es algo que
deber simple de e con respecto a G (OeG). El objeto de este deber, G, es puede apreciarse claramente, si se contrapone la fórmula de la estructura del deber ser de la
justamente aquel que tiene el derecho del cual se partió. Puede suponerse libertad de expresión, es decir, OM, con la del derecho del que se hace abstracción, es decir,
que consiste en la omisión de intervenciones en la libertad de expresión. Rae (^impide e(Ha)).
21
El principio objetivo que se obtiene, haciendo abstracción de la dimen- BVerfGE 7, 198 (205).
22
BVerfGE 30, 173(188).
23
BVerfGE 42, 64 (73).
24
14
BVerfGE 42, 64 (74).
Cfr. supra, Capítulo 9. II. 1.2. 25
15
El concepto de nivel de abstracción se refiere aquí a los tres puntos de vista de la
BVerfGE 7, 198 (205); 50, 290 (337). abstracción. Con respecto al objeto del derecho, pueden distinguirse, además, otros niveles
16
Cfr. BVerfGE 35, 79 (116). de abstracción. Así, el deber ser de la libertad tiene un nivel de abstracción mayor que el
17
Cfr. supra Capítulo 4. II. 1.2.1. deber ser de la libertad de expresión. No obstante, ambos tienen un grado supremo de abs-
18
Con respecto a estos conceptos, cfr. Ibídem. tracción.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

inconveniente reside en su imprecisión. Invitan a una de las formas más dadano/ciudadano es una relación entre titulares de derechos funda-
oscuras de la fundamentación jurídica, a la «deducción» o «derivación» mentales29.
de un contenido concreto a partir de principios abstractos.
Sin embargo, una utilización irracional semejante es sólo una posibi-
lidad pero no una necesidad vinculada con los principios objetivos del ni- 2.1. La equivalencia de las construcciones en el resultado
vel supremo de abstracción. Es igualmente posible que los principios Es posible distinguir tres teorías de la construcción: la del efecto in-
abstractos, en cuanto puntos de partida para una fundamentación racio- directo entre terceros, la del efecto directo y la del efecto producido por
nal, encuentren una aplicación en la que se indiquen y justifiquen las pre- medio de derechos frente al Estado.
misas que estructuran la relación de precisión. En ese caso, su aceptación
promueve la racionalidad y no la reduce. Por ello, la aceptación de un or- De acuerdo con la teoría del efecto indirecto entre terceros, cuyos re-
den valorativo objetivo bajo la forma de principios objetivos supremos presentantes principales son Dürig30 y el Tribunal Constitucional Fede-
no es en sí nada irracional, sino algo sumamente incompleto que puede ral31, los derechos fundamentales en cuanto «decisiones valorativas»,
utilizarse tanto en una forma racional como irracional. Por eso, la tesis «normas objetivas» o «valores iusfundamcntales», es decir, en cuanto
según la cual a las disposiciones de derecho fundamental hay que adscri- principios objetivos en el sentido que se acaba de presentar, influyen en
bir principios supremos que irradian en todos los ámbitos del sistema ju- la interpretación del derecho privado. Esta influencia se llevaría a cabo,
rídico, no es ni falsa ni inadecuada sino que sólo dice muy poco. Quedan sobre todo, en la concreción de las cláusulas generales del derecho priva-
pendientes las preguntas atinentes a de qué forma se lleva a cabo esta in- do32, pero puede, además, estar presente en toda interpretación de una
fluencia y qué contenido tiene. Ahora debe considerarse estas preguntas. norma de derecho privado y, en casos especiales, se extendería hasta la
justificación de decisiones en contra del texto de la ley33. A pesar de la
influencia de derecho fundamental, las normas del derecho privado debe-
2. ACERCA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL EFECTO ENTRE TERCEROS
rían seguir siendo normas de derecho privado y los derechos y deberes
por ellas fundamentados, derechos y deberes de derecho privado34. En re-
Actualmente se acepta, en general, que las normas de fundamental lación con la posición del juez, el efecto de irradiación debería funda-
influyen en la relación ciudadano/ciudadano y, en este sentido, tienen mentar el deber de tener en cuenta en su interpretación la influencia ius-
un efecto entre terceros o un efecto horizontal26. Lo que se discute es fundamental en las normas de derecho privado.
cómo y en qué medida ejercen esta influencia. Con la pregunta acerca También la teoría del efecto directo entre terceros, cuyos principales
de cómo influyen las normas de derecho fundamental en la relación ciu- representantes son Nipperdey35 y la Cámara Primera del Tribunal Federal
dadano/ciudadano, se trata de un problema de construcción. La pregun-
ta de en qué medida lo hacen, formula un problema material, es decir, que introducir otras diferenciaciones; cfr. al respecto, A. Bleckmann, Allgemeine Grun-
un problema de colisión21. Tanto el problema de construcción como el drechtslehren, págs. 77 ss., 126 ss., 131 ss.
29
de colisión resultan de una diferencia fundamental entre la relación Cfr. G. Dürig en Maunz/Dürig, Komm. z. GG, artículo 1, observación al margen
Estado/ciudadano y la relación ciudadano/ciudadano. La relación Esta- 130, así como H. H. Rupp, «Zum "Mephisto-BeschluB" des Bundesverfassungsgerichts»
do/ciudadano es una relación entre el titular de un derecho fundamental en DVBl 1972, pág. 67, que habla de una «diferencia de estructura iusfundamental de la re-
lación de la libertad personal con la libertad personal, por una parte, y de la libertad perso-
y un no titular de un derecho fundamental28. En cambio, la relación ciu- nal con la competencia de dominación estatal, por otra».
30
G. Dürig, «Das Eigentum ais Menschenrecht» en ZGesStW 109 (1953), págs. 339 ss.;
26
Id., «Grundrechte und Zivilrechtsprechung» en Frschr.f. H. Nawiasky, editado por Th. Maunz,
Cfr. la exposición del estado del arte al respecto en F. Eckhold-Schmidt, Legitima- Munich 1956. págs. 157 ss.; Id., en Maunz/Dürig, Komm z. GG, artículo 1, observación al mar-
tion durch Begründung. Eine erkenntniskritische Analyse der Drittwirkungs-Kontroverse, gen 127 ss., artículo 2. observación al margen 56 ss.; Id., «Zum "Lüth-Urteil" des Bundesvert-
Berlín 1974, págs. 26 ss., 66 ss. fassungsgerichts vom 15.1.1958» en DÓV1958, págs. 194 ss.
27 31
Cfr. F. Gamillscheg, «Die Grundrechte im Arbeitsrecht» en AcP 164 (1964), BVerfGE 7, 198 (203 ss.); 52, 131 (166).
pág. 420; H. Bethge, Zur Problematik von Grundrechtskollisionen, pág. 400. 32
28
BVerfGE 7, 198(206).
Aquí habrá de interesar sólo esta relación fundamental. Cuando se trata de proble- 33
Cfr. BVerfGE 34, 269 (279 ss.).
mas tales como el de la ostentación de derechos fundamentales por parte de personas jurídi- 34
BVerfGE 7, 198(205).
cas de derecho público o de la vinculación iusfundamental del fisco o de las iglesias, hay 35
L. Enneccerus/II. C. Nipperdey, Allgemeiner Teil des Bürgerlichen Rechts, 15 edi-

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

del Trabajo36, sostiene que «los derechos fundamentales en el sentido clá- teoría de la imputación al Estado de afectaciones provocadas por los par-
sico, estricto, en cuanto derechos públicos subjetivos se dirigen sólo contra ticulares, que subyace a esta construcción. Aquí sólo tiene importancia
el Estado»37. Al igual que en el caso de la teoría de la eficacia indirecta en- señalar que esta deficiencia de la versión de Schwabe no derrumba la
tre terceros, la influencia de las normas de derecho fundamental en el dere- construcción de un efecto entre terceros por medio de derechos frente al
cho privado resultaría de «su propiedad como derecho constitucional obje- Estado. Esta construcción no está obligada a operar sólo con los derechos
tivo, vinculante»38. La diferencia consiste en que los principios objetivos del status negativo, sino que puede también utilizar los derechos del sta-
no habrían de afectar la relación ciudadano/ciudadano, influyendo en la in- tus positivo que apuntan a una debida protección de derecho fundamental
terpretación de las normas de derecho privado sino en el sentido de que de en las relaciones entre iguales.
ellos «fluyen directamente también derechos privados subjetivos del indi- Es fácil reconocer que el alcance de las tres construcciones es dife-
viduo»39. Así, afirma Nipperdey: «El efecto jurídico es más bien un efecto rente. Mientras que la del efecto indirecto entre terceros apunta al juez46,
directamente normativo que modifica las normas de derecho privado exis- la construcción del efecto entre terceros por medio de los derechos frente
tentes —sin que importe que se trate de derecho vinculante o dispositivo, al Estado, se dirige tanto al legislador47 como al juez. También la cons-
de cláusulas generales o de determinadas normas jurídicas— o crea otras trucción del efecto directo entre terceros es válida primariamente para la
nuevas, sean éstas prohibiciones, mandatos, derechos subjetivos, leyes de actividad judicial. En lo que sigue, se dará preferencia al aspecto referido
protección o razones de justificación»40. En este sentido, los derechos fun- a la actividad judicial.
damentales habrían de tener un efecto absoluto41. Como construcciones referidas a la actividad judicial, las tres son
De acuerdo con la tercera teoría, los efectos en la relación ciudada- equivalentes en sus resultados48. Dos construcciones jurídicas son equi-
no/ciudadano son consecuencias de la sujeción del Estado a los derechos valentes en sus resultados, cuando todo resultado que puede alcanzarse
fundamentales en cuanto derechos subjetivos públicos. Schwabe ha pro- dentro del marco de la una puede alcanzarse también dentro del marco de
puesto una versión extrema de esta teoría. Como ya se expusiera más la otra. Que el inventor de una construcción la haya creado para obtener
arriba42, considera que el Estado, al facilitar e imponer un sistema de de- resultados diferentes a los que se alcanzan con las construcciones ya
recho privado, participa en las afectaciones, posibles en este sistema, de existentes, que quienes defienden una construcción tiendan a obtener re-
los bienes iusfundamentales de un ciudadano por parte de otro ciudada- sultados diferentes de los de las demás construcciones o que una cons-
no. Por ello, estas afectaciones, en cuanto intervenciones estatales, aun- trucción sugiera unos resultados antes que otros, es algo que no afecta la
que provocadas por los particulares, pueden serle imputadas al Estado43. equivalencia en los resultados. Lo que importa es que en todos los casos
Por ello, para la solución del problema del efecto entre terceros, tendrían se pueda alcanzar el mismo resultado.
que bastar los derechos fundamentales en cuanto derechos del status ne- Ninguna de las tres teorías extrapola, por medio de un simple cambio
gativo frente al Estado44. Ya antes se expuso45 la insostenibilidad de la de destinatario, los derechos fundamentales, en tanto derechos frente al
Estado, a la relación ciudadano/ciudadano49. Las tres permiten tener en
cuenta que en la relación ciudadano/ciudadano ambas partes son titulares
ción, l.er medio tomo, Tubinga 1959, págs. 91 ss.; H. C. Nipperdey, «Freie Entfaltung der
Persónlichkeit», págs. 747 ss.; Id.. «Grundrechte und Privatrecht» en Fschr.f. E. Molitor,
editado por H. C. Nipperdey, Munich/Berlín 1962, págs. 17 ss. Cfr., además, W. Leisner, 46
Grundrechte und Privatrecht, Munich 1962, págs. 356 ss. Cfr. al respecto, H. H. Rupp, «Vom Wandel der Grundrechte», pág. 170.
36 47
Cfr., por ejemplo, BAGE 1, 185 (191 ss.); 4, 274 (276 ss.). Cfr. al respecto, BVerfGE 14, 263 (278); 38, 132 (140).
37 48
H. C. Nipperdey, «Grundrecht und Privatrecht», pág. 24. Frecuentemente se ha comprobado la equivalencia de resultado de las diferentes
38 construcciones del efecto entre tercero.; cfr., por ejemplo, F. Gamillscheg, «Die Grun-
Ibídem.
39 drechte im Arbeitsrecht», págs. 404. 419; F. Bydlinski, «Bemerkungen über Grundrechte
Ibídem.
40
Ibídem, pág. 26. und Privatrecht» en ÓZóR 12 (1962/63), pág. 441; F. Eckhold-Schmidt, Legitimation durch
41
Ibídem, pág. 24. Begründung, págs. 71 ss. Según C. Starck, «Die Grundrechte des Grundgesetzes»,
42
Capítulo 9. II. 2.2. pág. 243, «hay que ver en cada caso» si la construcción de Dürig conduce a otros resultados
43
J. Schwabe, Die sogenannte Drittwirkung der Grundrechte, págs. 16 ss., 149, que la de Nipperdey.
49
154 ss.; Id., Probleme der Grundrechtsdogmatik, págs. 213 ss. Cfr. H. C. Nipperdey, «Grundrechte und Privatrechte», pág. 23; G. Dürig, «Grun-
44
Id., Die sogenannte Drittwirkung der Grundrechte, págs. 141 ss. drechte und Zivilrechisprechung», págs. 158 ss.; J. Schwabe, Die sogenannte Drittwirkung
45
Capítulo 9. II. 2.2. der Grundrechte, págs. 75 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

de derechos fundamentales. Cada una de ellas admite gradaciones en su Hasta ahora, la polémica acerca del efecto entre terceros ha sido lle-
eficacia. Para todas ellas, la medida del efecto iusfundamental en la rela- vada a cabo como si una de las tres construcciones tuviera que ser la co-
ción ciudadano/ciudadano es, en última instancia, un asunto relativo a la rrecta. Esta suposición es falsa. Se sostiene que cada una de las tres cons-
ponderación50. Ciertamente, de acuerdo con la teoría del efecto indirecto trucciones subraya correctamente algunos aspectos de las complicadas
entre terceros, la ponderación debe realizarse dentro del marco de la apli- relaciones jurídicas que caracterizan los casos de efectos entre terceros y
cación del derecho civil respectivamente válido; pero, bajo el presupues- que lo que las vuelve inadecuadas es que consideran que los aspectos por
to de un concepto de la aplicación del derecho que en casos especiales ellas comprendidos constituyen la solución completa. Sólo un modelo
admite también decisiones en contra del texto de la ley (por ejemplo, re- que comprenda todos los aspectos puede ofrecer una solución completa
ducción ideológica)51,52, de aquí no resulta ninguna exclusión definitiva y, en este sentido, adecuada. En lo que sigue habrán de esbozarse los ras-
de resultados posibles en las otras construcciones. También según las gos fundamentales de un modelo semejante.
otras construcciones, apartarse del texto legal es algo que debe ser funda- El modelo se divide en tres niveles: el de los deberes del Estado, el de
mentado. En las tres teorías, la ponderación puede conducir a reglas rela- los derechos frente al Estado y el de las relaciones jurídicas entre sujetos
tivamente generales de acuerdo con las cuales, en determinados campos del derecho privado. Entre estos tres niveles no existe una relación de ni-
del derecho privado, determinados derechos fundamentales son despla- veles sino una relación de implicación recíproca.
zados total o parcialmente a segundo plano. Así, por ejemplo, ninguna de La teoría del efecto indirecto entre terceros, se sitúa en el nivel de los
las tres teorías excluye la posibilidad de que la libertad de testar no esté deberes del Estado. Que las normas de derecho fundamental, como prin-
vinculada al principio de igualdad. Si se observa el asunto desde el punto cipios objetivos (orden objetivo de valores), tengan validez en todos los
de vista del resultado, lo decisivo no es la construcción sino la valora- ámbitos del derecho, es algo que implica que el Estado está obligado a
ción con la que se le da contenido. Las siguientes consideraciones habrán tenerlas en cuenta tanto en la legislación civil54 como en la jurisprudencia
de reforzar y profundizar esto. civil. Referido a la jurisprudencia civil, esto se formula con las siguientes
palabras en la Sentencia del caso Lüth: «Por mandato constitucional, el
juez debe examinar si las prescripciones materiales de derecho civil que
2.2. Un modelo de tres niveles del efecto entre terceros tiene que aplicar están influenciadas iusfundamentalmente en la manera
descrita; si este es el caso, entonces, en la interpretación y aplicación de
Que las tres construcciones sean equivalentes en sus resultados no estas prescripciones, tiene que tener en cuenta la modificación del dere-
significa que por ello desaparezca la pregunta acerca de su corrección. cho privado que de aquí resulta»55.
La pregunta acerca de cómo «tiene que ser pensado en cada caso»53 el Él segundo nivel es el de los derechos frente al Estado relevantes
efecto de los derechos fundamentales y de las normas de derecho funda- para su influencia entre terceros. Que, en la interpretación y aplicación
mental en el derecho civil, exige una respuesta no sólo porque la teoría de las normas de derecho civil, el juez deba tener en cuenta el orden va-
del derecho no puede conformarse con que se llegue a resultados correc- lorativo de derecho fundamental, es algo que no dice todavía que, si viola
tos o aceptables, cualquiera que sea la forma de la construcción, sino por- este deber, vulnera derechos fundamentales que tienen la forma de dere-
que sin la construcción correcta no es posible obtener una imagen correc- chos subjetivos. Sin embargo, una conexión semejante tiene que existir
ta del efecto de los derechos fundamentales y de las normas de derecho para que sea coherente la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Fe-
fundamental en el sistema jurídico. deral sobre el efecto de los derechos fundamentales y de las normas de
derecho fundamental en el derecho privado. Si no existiera tal conexión,
el Tribunal no hubiera podido constatar, de acuerdo con el tenor de la
50
H. C. Nipperdey, «Grundrechte und Privatrecht», págs. 28. 32; L. Enneccerus/H. C. Sentencia del caso Lüth, que la Sentencia del tribunal civil vulnera el de-
Nipperdey, loe. cit., pág. 103; BVerfGE 7,198 (210 ss.); J. Schwabe, op. cit., págs. 107 ss. recho fundamental del recurrente en virtud del artículo 5 párrafo 1 fra-
51
Cfr. H. Brandenburg, Die teleologische Reduktion, Gotinga 1983.
52
Cfr. el «cierre de las lagunas de protección de valores» de Dürig en Maunz/Dürig,
Komm. z. GG, artículo 1 observación al margen 133. 54
53 Cfr. BVerfGE 14, 263 (278); 37, 132 (140).
De esta modo es la correcta formulación del Tribunal Constitucional Federal en 55
BVerfGE 7, 198 (204). BVerfGE 7, 198(206).

473
472
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

se 1 LF56. Tendría que haber rechazado por insuficiente el recurso de am- tad jurídica de expresión de Lüth, que consiste justamente en que no le
paro que presupone que es posible la violación de derechos fundamenta- está prohibido ni ordenado llevar a cabo ninguna expresión de su opi-
les que tienen la forma de derechos subjetivos (artículo 93 párrafo 1 nión. Que esta prohibición concreta una norma general abstracta (§ 826
numeral 4 a LF, § 90 párrafo 1 BVerfGG)57. Al Tribunal Constitucional BGB) y que esta norma sea una norma de derecho privado, es algo que
Federal la conexión no le parece problemática. Así, en la Sentencia del no modifica en nada que la prohibición judicial, como tal, sea un acto del
caso Lüth se dice: «Si (el juez civil, R. A.) no respeta estas pautas y su poder público que interviene en la libertad de expresión61. Por lo tanto, la
sentencia se basa en no haber tenido en cuenta esta influencia de derecho pregunta consiste en si la intervención cae bajo la cláusula restrictiva del
constitucional en las normas de derecho civil, viola no sólo el derecho artículo 5 párrafo 2 LF, es decir, por el § 826 BGB, en cuanto ley general,
constitucional objetivo al desconocer el contenido de la norma de dere- en el sentido de esta prescripción62. Esto muestra que casos como el de
cho fundamental (como norma objetiva), sino que más bien, en tanto titu- Lüth pueden ser comprendidos mediante la construcción referida a los
lar del poder público, vulnera con su sentencia el derecho fundamental a derechos de defensa. Sin embargo, esto no significa que esta construc-
cuyo respeto, también por parte del poder judicial, el ciudadano tiene un ción no tenga deficiencias.
derecho constitucional»58. La pregunta es: ¿en qué puede consistir un de- La primera deficiencia de esta construcción es que sólo es aplicable
recho fundamental que puede lesionar un tribunal civil por medio del cuando se trata de mandatos y prohibiciones pero no cuando un titular de
contenido59 de su sentencia? Esta pregunta apunta justamente a la rela- derecho fundamental se dirige en contra de permisos explícitos o implíci-
ción entre el primero y el segundo nivel. tos dirigidos a otros titulares de derechos fundamentales. La Sentencia
Un derecho sólo puede ser vulnerado por aquél frente a quien existe. del caso Blinkfuer63 lo pone claramente de manifiesto. La Editorial
Si los tribunales civiles pueden vulnerar derechos fundamentales del ciu- Springer había convocado a los comerciantes de diarios y revistas a un
dadano con el contenido de sus sentencias, entonces en el caso de los de- boycot de la revista «Blinkfuer» y había vinculado este llamado con la
rechos vulnerados tiene que tratarse de derechos del ciudadano frente a la amenaza de imponer sanciones comerciales en caso de no llevarse a cabo
administración de justicia, es decir, frente al Estado. Podría pensarse que el boycot. El Tribunal de Justicia Federal rechazó la demanda de indem-
estos derechos no son más que derechos de defensa frente al Estado, es nización de daños presentada por el editor de «Blinkfuer». En virtud del
decir, derechos del status negativo. Esta concepción sostenida por recurso de amparo presentado, el Tribunal Constitucional Federal revocó
Schwabe apunta a un punto correcto pero, padece insuficiencias que im- la Sentencia del Tribunal de Justicia Federal por vulneración del derecho
piden aceptarla como una respuesta general. fundamental del editor de «Blinkfuer», que se infiere del artículo 5 párra-
La Sentencia del caso Lüth60 muestra que la construcción referida a fo 1 LF. El rechazo de la demanda de indemnización de daños por parte
los derechos de defensa acierta en un punto correcto. El Tribunal del del Tribunal de Justicia Federal implicaba que ella consideraba que el
Estado de Hamburgo había prohibido a Lüth realizar determinadas decla- llamado a boycot estaba permitido. Como se ha expuesto más arriba64,
raciones. Esta prohibición jurídica concreta elimina una parte de la liber- esto no significa —en contra de lo que sostiene Schwabe— que, debido a
su permisión y no sanción, tenga que imputarse al Estado el llamado al
56 boycot como una intervención estatal en la libertad de prensa. Con su re-
BVerfGE7, 198(199).
57
Esta consecuencia ha sido inferida por H. U. Erichsen, Staatsrecht und Verfassung-
chazo de la demanda, el Tribunal de Justicia Federal no intervino en el
sgerichtsbarkeit I, 2.a edición Munich 1976, págs. 65 ss. Le ha seguido D. Merten, «Urteil- derecho fundamental a la libertad de prensa. Lo que hizo es algo total-
sanmerkung» en NJWX912, pág. 1799. En la 3.a edición (Munich 1982), Erichsen modificó mente distinto: no otorgó al editor de «Blinkfüen> ninguna protección es-
su opinión aduciendo que el «contenido jurídico-objetivo sirve para asegurar y reforzar el tatal frente a una acción privada dirigida en su contra. Por ello, la viola-
contenido jurídico-subjetivo», lo que significaría que «con una vulneración del contenido ción del derecho fundamental del artículo 5 párrafo 1 LF, que el Tribunal
jurídico-objetivo de la norma de derecho fundamental (puede) también ser afectado el con- Constitucional Federal constata en la sentencia, no puede ser la vulnera-
tenido de regulación jurídico-subjetivo de la norma de derecho fundamental» (pág. 53). Sin
embargo, con esto, tiene que planteársele nuevamente a Erichsen la pregunta de cómo ha
de construirse esta conexión.
58 61
BVerfGE7, 198 (2116 s.). Cfr. BVerfGE 7, 198(203).
59 62
Cfr. BVerfGE 7, 198(203). BVerfGE 7, 198(211).
60 63
Cfr. al respecto J. Schwabe, «Bundesverfassungsgericht und "Drittwirkung" der BVerfGE 25, 256.
64
Grundrechte» en AóR 100 (1975), págs. 443 ss. Cfr. Capítulo 9. II. 2.2.

474 475
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

ción de un derecho fundamental de status negativo. Es la vulneración de de derecho fundamental sino también a otras múltiples vinculaciones, ta-
un derecho de status positivo frente al Estado: un derecho a la protección les como las que resultan de los principios formales del respeto de las de-
frente a las afectaciones provenientes de terceros65. Esto pone de mani- cisiones del legislador democráticamente legitimado y de los preceden-
fiesto que la construcción de Schwabe, referida a los derechos de defen- tes. Esto lo satisface el derecho, aquí mencionado, frente al tribunal civil,
sa, no basta para comprender completamente los efectos de derecho fun- por cuanto éste exige que los principios de derecho fundamental sean te-
damental en el derecho privado por la intermediación del Estado. Para nidos en cuenta en la «medida que es debida».
ello, hay que completar la construcción que se refiere a los derechos de La segunda ventaja consiste en que la construcción referida a la juris-
defensa, con una construcción referida a derechos prestacionales66 o a de- prudencia no desplaza a segundo plano la construcción referida a los de-
rechos de protección. rechos de defensa y protección, sino que la fundamenta. Cada vez que un
Sin embargo, también una vez realizada esta complementación, la tribunal civil vulnera un derecho del ciudadano basado en la jurispruden-
mera conjunción de la construcción referida a los derechos de defensa cia, es decir, no tiene en cuenta en la medida que es debida un principio
con la de la referida a los derechos de protección jurídica, sigue sin pro- de derecho fundamental que habla a favor de la posición que se hace va-
ducir una construcción unitaria. Esta deficiencia no significa que las ler, vulnera —según la constelación del caso— también un derecho de
construcciones presentadas sean falsas o carezcan de todo valor. No obs- defensa o un derecho de protección.
tante, sigue en pie el deseo de una construcción unitaria. Ella es posible En contra de la construcción referida a la jurisprudencia, no puede
si se acepta que existe un derecho del ciudadano frente a la jurisdicción aducirse que ella conduzca a una injustificable subjetivización de los de-
civil en el sentido de que ésta tome debidamente en cuenta el principio beres de la actividad judicial. Ella no confiere al individuo ni un derecho
iusfundamental que habla a favor de la posición que hace valer el ciuda- a que los resultados de la jurisprudencia sean conformes a los derechos
dano. Cuando se vulnera este derecho, se vulnera el derecho fundamental fundamentales desde todos los puntos de vista ni un derecho a que sean
al cual pertenece el principio iusfundamental respectivamente relevante. simplemente correctos, sino sólo un derecho a que se tengan en cuenta en
Esta construcción está explícitamente basada en la jurisprudencia. la debida medida los principios de derecho fundamental que hablan a fa-
Una construcción semejante tiene dos ventajas. La primera consiste vor de su posición.
en que el derecho que en ella se acepta, se refiere con mayor claridad En el tercer nivel, de lo que se trata es de los efectos de derecho fun-
—en comparación con las otras construcciones— a los problemas que damental en las relaciones jurídicas entre los sujetos privados. Con esto
siempre son relevantes en los casos de efectos entre terceros de los dere- se plantea el problema de un efecto directo entre terceros. Cabe pregun-
chos fundamentales. Estos resultan de dos cosas. Por una parte, el tribu- tar, por lo pronto, qué ha de entenderse por efecto directo entre terceros.
nal civil tiene que tener en cuenta los principios iusfundamentales que De acuerdo con lo dicho más arriba acerca de la teoría del efecto directo
apoyan las posiciones que respectivamente hacen valer las partes; por entre terceros, hay que excluir de antemano dos cosas. Primero, un efecto
otra, tiene que aplicar el derecho privado vigente en la medida en que directo entre terceros no puede consistir en que los derechos del ciudada-
ello no sea incompatible en cada interpretación con los principios de de- no frente al Estado sean, al mismo tiempo, derechos del ciudadano frente
recho fundamental. Que en los casos en donde es relevante los efectos a los ciudadanos. Esto está excluido por razones conceptuales y no es
entre terceros tienen que jugar un papel importante, no sólo los princi- sostenido por ningún representante de la teoría de los efectos directos en-
pios de derecho fundamental, sino también el derecho privado, es algo tre terceros de los derechos fundamentales. Por definición, un derecho
que puede reconocerse en que, en muchos casos, los principios de dere- del ciudadano frente al Estado no es, como tal, un derecho del ciudadano
cho fundamental admiten como iusfundamentalmente posibles varias so- frente a otro ciudadano. Segundo, no puede llegarse a un efecto directo
luciones y en que el juez no sólo está vinculado a principios materiales entre terceros cambiando simplemente el destinatario de los derechos
frente al Estado. Esto es, en parte, imposible por razones conceptuales
65
—un ciudadano no puede tener, por ejemplo, frente a otro ciudadano,
Cfr. al respecto correctamente E. Friesenhahn, Der Wandel des Grundrechts- ningún derecho a que éste expida o no determinadas leyes— y, en parte,
verstándnisses, pág. G 27: «la violación residió en que la Corte de Justicia Federal no había
otorgado esta protección». está excluido porque, como subrayan todos los representantes de la teoría
66
Con respecto al sentido amplio que tiene este concepto en este contexto, cfr. supra, del efecto directo entre terceros, las normas de derecho fundamental tie-
Capítulo 9.1. 4. nen en la relación ciudadano/ciudadano, debido a que ambos son titula-

476 477
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

res de derechos fundamentales, una «fuerza de efecto» diferente a la que Lo mismo es válido para la teoría del efecto entre terceros por medio
existe en la relación ciudadano/Estado67. de la mediación del Estado. Como ya se expuso, el Tribunal de Justicia
Por efecto directo entre terceros hay que entender una tercera cosa. Federal vulneró el derecho del editor de «Blinkfuer» a una protección en
Ella consiste en que, por razones de derecho fundamental, en la relación la relación entre iguales. Vulneró este derecho porque no tomó en cuenta,
ciudadano/ciudadano existen determinados derechos y no derechos, li- en la medida que era debida, el principio de derecho fundamental que ha-
bertades y no libertades, competencias y no competencias que, sin estas blaba a favor de la posición que había hecho valer el editor. Sin embargo,
razones, no existirían. Si se determina de esta manera el concepto de esto presupone la existencia de un derecho definitivo del editor frente a
efecto directo entre terceros, entonces, de la teoría de los efectos indirec- la Editorial a la omisión del llamado al boycot, exigido por el principio
tos entre terceros y de los efectos entre terceros por medio de la media- de derecho fundamental.
ción del Estado, surge un efecto directo entre terceros. Esto habrá de Por lo tanto, es correcta la frase de Leisner en el sentido de que «en
mostrarse recurriendo a la Sentencia del caso Blinkfuer. última instancia, el efecto entre terceros habrá de ser siempre directo»72.
El Tribunal Constitucional Federal comienza con la constatación de Desde luego, esta frase no debe entenderse como si sólo existiera el nivel
que el orden objetivo de valores que subyace a la sección de derechos del efecto directo entre terceros en el sentido expuesto. Existen los tres
fundamentales influye en la pregunta de qué es lo que resulta contrario a niveles. Cada uno de ellos se refiere a un aspecto de la misma cosa. Cuál
derecho en el sentido del § 823 párrafo 1 BGB68. Esto corresponde a la de ellos será elegido en cada caso en la respectiva fundamentación jurídi-
teoría del efecto indirecto entre terceros. El Tribunal de Justicia Federal ca, es un asunto de funcionalidad. Sin embargo, ninguno de ellos puede
había llegado a la conclusión de que el llamado a boycot de la Editorial pretender primacía sobre los demás.
Springer no era contrario a derecho. Esto significaba que el editor de En contra de la forma expuesta del efecto directo entre terceros, exis-
«Blinkfuer» no tenía frente a la Editorial Springer ningún derecho a que te sólo un argumento fuerte: la negación de todo efecto entre terceros.
ésta omitiera su llamado al boycot. Como se ha mostrado más arriba, este Todos los demás argumentos presentados en contra de un efecto directo
no derecho del editor de «Blinkfuer» a la omisión es equivalente a un entre terceros, no son correctos. Es fácil refutar la objeción de que todo
permiso dirigido a la Editorial Springer a llevar a cabo el llamado a boy- efecto directo entre terceros conduce a una eliminación o limitación in-
cor69. De acuerdo con el Tribunal Constitucional Federal, los principios debida de la autonomía privada73. La propia autonomía privada, no sólo
de derecho fundamental exigen justamente el resultado opuesto. Esto su limitación, es objeto de garantías de derecho fundamental y, por lo
significa que, sobre la base de los principios de derecho fundamental, tanto, del efecto entre terceros. Una deficiencia de la discusión acerca de
existe un derecho del editor de «Blinkfuer» frente a la Editorial Springer los efectos en terceros ha sido que, a menudo, el asunto de la limitación
a que omita el llamado al boycot. Este derecho es equivalente a la obliga- de la autonomía privada estaba en primer plano y su protección no era
ción de la Editorial frente al editor a omitir el llamado al boycot70. Por lo tratada como un asunto de igual rango. La forma como han de trazarse
tanto, los principios de derecho fundamental conducen a derechos y de- los límites de las competencias de derecho privado es un asunto material
beres en las relaciones entre iguales que, debido a la vigencia de estos y, en últ,ima instancia, un problema de ponderación. Con la definición de
principios relativa a la Constitución, son necesarios pero que, sin su vi- un efecto directo entre terceros, en el sentido mencionado, no se prejuzga
gencia no lo serían. Este es un efecto directo entre terceros. La teoría del nada acerca de esta pregunta material. Más bien, se agudiza la mirada en
efecto indirecto entre terceros tiene, pues, como consecuencia, necesaria- relación con los problemas de derecho fundamental.
mente un efecto directo entre terceros71. Con mayor seriedad debe ser tomada la objeción según la cual un
efecto directo entre terceros, también del tipo presentado, es incompati-
ble con el papel del derecho civil. Expresada en una forma más radical,
esta objeción señala que: un efecto directo entre terceros vuelve super-
67
Cfr., por ejemplo, II. C. Nipperdey, «Grundrechte und Privatrecht», pág. 27.
68
fluo el derecho civil. En un efecto directo entre terceros, el juez civil po-
BVerfGE 25, 256 (263).
69
Cfr. supra, Capítulo 4. II. 1.2.1: -Rab -G <-• PbaG.
70
Cfr. supra, ibídem: Rab -G <-> Oba -G
71 72
Cfr. H. H. Klein, «Óffentliche und prívate Freiheit» en Der Staat 10 (1971), W. Leisner, Grundrechte und Privatrecht, pág. 378.
73
pág. 149. Cfr. G. Dürig, «Grundrechte und Zivilrechtsprechung», págs. 158 ss.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

dría solucionar casos de derecho civil recurriendo directamente a normas cho fundamental no fuesen válidos —es decir, sólo sobre la base de un
de derecho fundamental. No podría explicarse por qué sería necesario sistema de derecho civil no influenciado por los derechos fundamenta-
conservar todavía a las normas de derecho civil74. les— no serían constitucionalmente necesarios o imposibles. En este
Sin embargo, esta objeción no toma en cuenta que, en modo alguno, sentido, existe un efecto directo entre terceros.
los principios de derecho fundamental establecen en cada caso sólo una Esto último conduce a la pregunta de si un particular que vulnera un
solución. Existe una enorme variedad de casos de derecho civil en los derecho que otro particular tiene frente a él y que está protegido por razo-
cuales más de una solución de derecho fundamental, es posible. En ellos, nes de derecho fundamental, vulnera un derecho fundamental de este
las normas de derecho civil adquieren una relevancia constitutiva. Esta otro particular. Por ejemplo, ¿vulneró la Editorial Springer en el caso
objeción no toma en cuenta, además, que, a menudo, no se sabe con cer- Blinkfuer el derecho fundamental de la libertad de prensa del editor de
teza qué es los que los principios de derecho fundamental exigen en un «Blinkfüen>? La respuesta depende de una decisión terminológica. Se
caso de derecho civil. En esta situación es necesario que el juez civil, en puede decir que se vulneró un derecho privado iusfundamentalmente ne-
aras de una praxis de decisión coherente, que sirva los postulados de la cesario pero, se puede decir también que el derecho vulnerado, al estar
seguridad jurídica y de la igualdad de trato, pueda basar su decisión en protegido por los derechos fundamentales, pertenece al variado conjunto
un material autoritativo, es decir, en normas legales, precedentes y enun- que constituye el derecho fundamental como un todo77 y que, como siem-
ciados dogmáticos sobre los cuales existe consenso75. Una justicia civil pre que una parte del conjunto es vulnerada se vulnera también «el dere-
que quisiera apoyar todos los casos sólo en el texto de la Ley Fundamen- cho fundamental». La primera formulación tiene la ventaja de que evita
tal pero que, por lo demás, quisiera decidir sobre una tabula rasa norma- múltiples malentendidos y simplificaciones que pueden estar vinculados
tiva, no podría nunca satisfacer aquellos postulados. Por ello, el juez civil con la concepción de la vulneración de un derecho fundamental por parte
está sujeto prima facie al derecho civil válido, que se presenta en forma de un particular. La segunda tiene la ventaja de la coherencia dogmática.
de leyes, precedentes y de dogmática sobre la cual existe consenso. Si, Sería recomendable disponer de ambas formulaciones y cuando puedan
sobre la base de los principios de derecho fundamental, el juez civil quie- surgir malentendidos, explicar la segunda con la ayuda de la primera.
re apartarse de esto, tiene que asumir la carga de la argumentación76.
Se podría pensar que con la necesidad de normas de derecho civil
como etapa intermedia desaparece el carácter directo de los efectos entre III. EL SISTEMA JURÍDICO Y LA ARGUMENTACIÓN DE
terceros. Esto sería correcto si el carácter directo del efecto entre terceros DERECHO FUNDAMENTAL
implicase el carácter superfluo de las normas del derecho civil. Natural-
mente, es posible definir de esta manera el concepto del efecto directo 1. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y EL CARÁCTER
entre terceros y, de esta manera, llevar ad absurdum todo efecto directo DEL SISTEMA JURÍDICO
entre terceros o limitarlo a ámbitos jurídicos de derecho civil totalmente
nuevos, es decir, ni siquiera considerados por primera vez por la jurispru- La irradiación de las normas de derecho fundamental en todos los
dencia. Sin embargo, un concepto semejante del efecto directo entre ter- ámbitos del derecho —uno de cuyos aspectos más problemáticos se aca-
ceros no acertaría en un punto decisivo: los principios de derecho funda- ba de tratar al considerar el efecto entre terceros u horizontal— tiene
mental, en virtud del efecto que tienen en el sistema de normas de dere- efectos de gran alcance en relación con el carácter del sistema jurídico.
cho civil, exigen o excluyen la existencia de determinados derechos y no De ellos, tres tienen una importancia especial.
derechos, libertades y no libertades, así como competencias y no compe- El primero consiste en la limitación de los contenidos posibles del
tencias en la relación ciudadano/ciudadano que, si los principios de dere- derecho ordinario. Ciertamente, la Constitución, en cuanto Constitución
mixta material-procedimental, no determina de ninguna manera todo el
74
contenido del derecho ordinario pero, excluye algunos contenidos como
Cfr. J. Schwabe, Die sogenannte Drittwirkung der Grundrechte, págs. 140 ss. iusfundamentalmente imposibles y exige otros como iusfundamental-
75
Cfr. al respecto, R. Alexy, Theoríe der juristischen Argumentador!, págs. 305,
307 ss., 334 ss.
76
Con respecto a la exigencia de unaftindamentaciónespecial, cfr. C. Starck, «Die
Grundrechte des Grundgesetzes», pág. 245. 77
Cfr. al respecto supra, Capítulo 4. III.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

mente necesarios. Esto es válido para todos los procedimientos de crea- blecer una relación entre libertad e igualdad. Cuando el Tribunal Consti-
ción del derecho existentes en el sistema jurídico, es decir, también para tucional Federal dice que el legislador constitucional se preocupó por
la competencia —como tal, a su vez, iusfundamentalmente necesaria— «realizar en la Ley Fundamental la idea de la justicia»81, ello se refiere,
del particular para crear deberes jurídicos por medio de contratos. Con sobre todo, a los principios de derecho fundamental. Por lo tanto, la irra-
esto, el sistema jurídico, debido a la vigencia de las normas de derecho diación de los derechos fundamentales hacia todos los ámbitos del siste-
fundamental, tiene el carácter de un sistema jurídico materialmente de- ma jurídico, en cuanto derecho positivo, incluye una irradiación de la
terminado por la Constitución. idea de la justicia en todos los ámbitos del derecho, idea que el propio
El segundo efecto se produce a partir de la forma que tiene la deter- derecho positivo exige.
minación material. La determinación material sería un asunto nada pro-
blemático si siempre estuviera ya determinado qué es lo debido en virtud
de las normas de derecho fundamental. Sin embargo, este no es el caso. 2. ACERCA DEL PROBLEMA DE LA COMPETENCIA DE CONTROL
La razón es no sólo la apertura semántica y estructural de las disposicio- DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
nes de derecho fundamental sino también, esencialmente, el carácter de
principios de las normas de derecho fundamental. Este carácter implica La determinación material de las pautas abiertas a la moral conduce a
la necesidad de llevar a cabo ponderaciones. Tal como se ha expuesto78, una serie de preguntas. En un sistema jurídico que, como el de la Repú-
el procedimiento de la ponderación es un procedimiento racional pero, blica Federal de Alemania, reconoce la amplitud de la jurisdicción cons-
no es un procedimiento que en cada caso conduzca a exactamente una titucional, juegan un papel especial algunos problemas que resultan para
única solución. Cuál sea la solución que, después de una ponderación, se esta jurisdicción en la tarea de llevar a cabo dicha determinación mate-
considere como correcta, depende de valoraciones que no son ellas mis- rial. En el centro del prolongado y arduo debate acerca de la jurisdicción
mas controlables por medio del propio procedimiento de la ponderación. del Tribunal Constitucional82 se encuentra la pregunta de cómo equilibrar
En este sentido, la ponderación es un procedimiento abierto. Sin embar- las competencias del Tribunal Constitucional y las del legislador. Una so-
go, la apertura de la ponderación conduce a una apertura del sistema jurí- lución perfecta consistiría en un sistema de reglas que para cada caso die-
dico, materialmente determinado por las normas de derecho fundamen- ra exactamente una respuesta a la pregunta acerca de si el Tribunal des-
tal. De esta manera, el sistema jurídico tiene, en virtud de la validez de borda su competencia cuando, de alguna forma, interviene frente al legis-
las normas de derecho fundamental, el carácter de un sistema jurídico lador. Sin embargo, una solución semejante no sólo no está a la vista,
abierto, cualquiera que sea la dimensión de esta apertura. sino que también puede preguntarse si, dado el enraizamiento del proble-
ma en ciertos asuntos fundamentales, podrá lograrse alguna vez una so-
El tercer efecto se refiere a la forma que caracteriza la apertura. La lución semejante. En todo caso, hay algo que parece hoy seguro: fórmu-
validez de las normas de derecho fundamental significa que el sistema las generales tales como «judicial self-restraint» (autorestricción judi-
jurídico es un sistema abierto frente a la moral. Esto se aprecia de mane- cial) no son de mucha ayuda. Lo que se necesita es una solución
ra sumamente clara en los conceptos básicos iusfundamentales materia- diferenciada83. El Tribunal Constitucional Federal expresa correctamente
les, los de dignidad, libertad e igualdad. Éstos son, al mismo tiempo,
conceptos básicos de la filosofía práctica. Con ellos han sido incorpora- 81
dos a la Constitución y, así, al derecho positivo, los principios más im- BVerfGe 3, 225 (233). Cfr., además, G. Robbers, Gerechtigkeit ais Rechtsprinzip.
portantes del derecho racional moderno79. La precisión de estos princi- Über den Begriffder Gerechtigkeit in der Rechtsprechung des Bundesverfassungsgerichts,
pios y la ponderación entre ellos conduce a los problemas de la justicia. Baden-Baden 1980.
82
Con respecto a intentos en esta dirección, cfr. J. Delbrück, «Quo vadis Bundesver-
Así lo ponen ejemplarmente de manifiesto los principios de justicia for- fassungsgericht?» en J. Delbrück/K. Ipsen/D. Rauschning (comps.), Recht im Dienst des
mulados por John Rawls80, que no son nada más que un intento de esta- Friedens, Fschr.f. E. Menzel, Berlín 1975, págs. 89 ss.; G. F. Schuppert, Funktionell-rech-
tliche Grenzen der Verfassungsinterpretation, págs. 1 ss.; H. R Schneider, «Verfassungsge-
78
richtsbarkeit und Gewaltenteilung» en NJW1980, págs. 2103 ss.
Cfr. supra Capítulo 3. III. 2.2.2. 83
79
Cfr. al respecto, por una parte, las ponencias «Wesen und Entwicklung der Staatsge-
Cfr. R. Dreier, Recht - Moral - Ideologie, pág. 124; M. Kríele, Recht undpraktische richtsbarkeit» de H. Triepel y H. Kelsen en el congreso de la Vereinigung Deutscher Staats-
Venunft, pág. 124. rechtslehrer 1928 (en WDStRL 5 (1929), págs. 2 ss.; 30 ss.) y, por otra, las ponencias «Die
80
J. Rawls, A Theory ofJustice, págs. 302 s. Verfassungsgerichtsbarkeit im Gefüge der Staatsfunktionen» de K. Korinek, J. R Müller y

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

la dirección en la que hay que buscar una solución cuando, en la Senten- papel importante en la determinación de la medida de la competencia de
cia sobre la cogestión, al referirse al control de los pronósticos del legis- control en casos concretos o en determinados grupos de casos, es el peso
lador, distingue entre un «control de evidencia», un «control de placibi- de los principios de derecho fundamental respectivamente decisivos.
lidad» y un «control material intensivo»84. Se trata de argumentos del nivel funcional o competencial cuando se
Aquí no es posible tratar a profundidad los problemas de la jurisdic- exponen razones para adscribir determinadas competencias iusfunda-
ción constitucional. Ello significaría la apertura de un nuevo tema. Inte- mentales de decisión, que se apoyan en propiedades de los sujetos que
resa tan sólo ver qué es lo que resulta para estos problemas desde una tienen que decidir, propiedades realmente existentes o supuestas, por
perspectiva de la teoría de los derechos fundamentales. ejemplo, en la mayor legitimación democrática del legislador parlamen-
El punto de partida es que los derechos fundamentales, en la medida tario, su mayor capacidad para juzgar adecuadamente estados de cosas
en que tienen el carácter de derechos del particular frente al legislador, complejos, la mayor facilidad para corregir sus decisiones y la mayor
son posiciones que, por definición, fundamentan deberes del legislador y aceptación de las mismas o el mayor nivel de imparcialidad del Tribunal
limitan sus competencias. El mero hecho de que un Tribunal Constitucio- Constitucional Federal, su aptitud para decidir asuntos relativos a los de-
nal cuando, por razones de derecho fundamental, constata violaciones de rechos y su menor sometimiento a las presiones del momento.
los deberes y de la competencia del legislador, interviene necesariamente Finalmente, se trata del nivel metodológico y epistemológico, cuando
en el ámbito de la legislación, no basta para fundamentar la objeción que se exponen argumentos a favor o en contra de la posibilidad de funda-
denuncia la existencia de un desplazamiento inconstitucional del objeto mentar racionalmente decisiones de derecho fundamental. El espectro de
de la competencia del legislador hacia el Tribunal. Si la Constitución ga- las tesis se extiende desde un amplio escepticismo metodológico, según
rantiza al individuo derechos frente al legislador y (también) para la ga- el cual las cuestiones dudosas pueden ser solucionadas sólo por la vía de
rantía de estos derechos prevé un Tribunal Constitucional, entonces la in- la «decisión por medio de la eliminación autoritaria de la duda»86, hasta
tervención del Tribunal Constitucional en el ámbito de la legislación, ne- un amplio racionalismo metodológico según el cual para cada pregunta
cesaria para la garantía de estos derechos, no representa un ejercicio de derechos existe una única respuesta correcta87.
inconstitucional de las competencias legislativas, sino algo que no sólo Sólo es posible dar una solución adecuada del problema de la compe-
está permitido sino también ordenado por la Constitución. tencia de control si se toman suficientemente en cuenta los argumentos de
Por lo tanto, lo que está en discusión no es si el Tribunal Constitucio- todos los tres niveles. Los nuevos intentos de lograr una solución con la
nal tiene competencias de control en el ámbito de la legislación, sino tan ayuda de un «método teórico-funcional»88 son unilaterales. Que todos los
sólo cuál es el alcance de las mismas. En este punto es indispensable dis- tres niveles tengan que entrar en juego conjuntamente y que, desde puntos
tinguir tres niveles de la argumentación: el de la argumentación material, de vista sistemáticos, no exista una primacía del nivel funcional sino de los
el de la argumentación funcional o de competencia y el de la argumenta- niveles material y metodológico, es algo que se reconoce en que siempre
ción metodológica y epistemológica. que puede fundamentarse con suficiente seguridad que existe un derecho
Se trata del nivel material cuando en la mencionada Sentencia sobre subjetivo del individuo frente al legislador, tienen que ser desplazadas las
la cogestión, el Tribunal Constitucional Federal hace depender la «pre- razones que hablan en contra de la existencia de una competencia de con-
rrogativa de apreciación del legislador y, con ello, la competencia de trol del Tribunal. La competencia de control del Tribunal depende, pues,
control del Tribunal, entre otras cosas, de la «importancia de los bienes siempre esencialmente de la segundad con la que pueda fundamentarse la
jurídicos que están enjuego»85. Esto significa que un factor que juega un existencia de una posición iusfundamental. En lo sucesivo, se considerará

86
K. Schlaich en el congreso de la misma asociación en 1980 (en WDStRL 39 (1981), C. Schmitt, «Das Reichsgericht ais Hüter del Verfassung» en Id., Verfassungsrech-
págs. 5 ss., 53 ss., 99 ss.), así como P. Haberle (comp.). Verfassungsgerichtsbarkeit, Darins- tliche Aufsátze, pág. 81.
tadt 1976,; K. Stern, Das Staatsrecht der Bundesrepublik Deutschland, tomo II, Munich 87
D. Dworkin, «Hard Cases» en Id., TakingRights Seriously, págs. 81 ss.
1980, págs. 933 ss.; J. Mackert/F. Schneider, Bibliographie zur Verfassungsgerichtsbarkeit 88
Cfr. H. P. Schneider, «Verfassungsgerichtsbarkeit und Gewaltenteilung», pág. 2104:
des Bundes und der Lander, tomos I, II, II, Tubinga 1971, 1976, 1982. cfr., además, G. F. Schuppert, Funktionell-rechtliche Grenzen der Verfassungsinterpreta-
84
BVerfGE 50, 290 (333). tion, págs. 38 ss.; G. Zimmer, Funktion - Kompetenz - Legitimation, Berlín 1979,
85
BVerfGE 50, 290 (332 s.). págs. 68 ss.

484 485
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

el problema de la seguridad de la fundamentación iusrundamental. Este nalmente los juicios prácticos generales o juicios morales. La discusión
problema conduce a la relación entre argumentación y decisión. de esta pregunta ha estado afectada durante largo tiempo por una contra-
posición infructuosa entre dos posiciones básicas que se han presentado
siempre mediante nuevas variaciones: las posiciones subjetivistas, relati-
3. L A ARGUMENTACIÓN Y LA DECISIÓN
vistas, decisionistas y/o irracionalistas, por una parte, y las objetivistas,
absolutistas, cognitivistas y/o racionalistas, por otra. Sin embargo, no
La pregunta acerca de la seguridad de la fundamentación iusrunda- existe ningún motivo para este tipo de actitud de todo o nada. La discu-
mental formula sólo un aspecto del problema general acerca de si la cien- sión ética actual, influenciada metodológicamente sobre todo por la lógi-
cia del derecho dispone de criterios y reglas que permitan distinguir entre ca moderna, la filosofía del lenguaje, la teoría de la argumentación, de la
fundantentaciones jurídicas correctas y falsas. Dar una respuesta a esta decisión y del conocimiento, y en lo que se refiere a su contenido, orien-
pregunta es una tarea de la teoría de la argumentación jurídica. Con res- tada fuertemente por las ideas de Kant92, ha mostrado que ciertamente no
pecto a ella, he tomado posición detallada en otros trabajos89. Aquí se tra- es posible enunciar teorías morales materiales que den una única res-
tarán especialmente los problemas de la argumentación de derecho fun- puesta, con certeza intersubjetivamente concluyente, a cada pregunta
damental. Para tal fin, bastan algunas referencias a la teoría general de la moral pero, que sí es posible enunciar teorías morales procedimentales
argumentación jurídica. que formulan reglas o condiciones de la argumentación o de la decisión
práctica racional93. Una versión especialmente promisora de una teoría
3.1. Acerca de la teoría general de la argumentación jurídica moral procedimental es la del discurso práctico racional94.
El punto de partida de la teoría de la argumentación jurídica es que en La ventaja de la teoría del discurso consiste en que es mucho más fá-
la fundamentación jurídica de lo que siempre se trata en definitiva es de cil fundamentar sus reglas, como reglas de la argumentación práctica ra-
preguntas prácticas, es decir, de qué es lo que está ordenado, prohibido y cional, que las reglas morales materiales. Para ello hay que pagar el pre-
permitido. Por ello, el discurso jurídico es un caso especial del discurso cio de que el procedimiento discursivo, como tal, es conciliable con re-
práctico general90. Como tal, está caracterizado porque la argumentación sultados muy diversos. Existen ciertamente resultados discursivamente
jurídica se lleva a cabo bajo una serie de condiciones restrictivas, que imposibles y discursivamente necesarios pero, siempre queda un amplio
brevemente pueden caracterizarse como la vinculación a la ley, al prece- campo para lo lo que es meramente posible desde el punto de vista dis-
dente y a la dogmática. Sin embargo, estas vinculaciones que pueden ser cursivo. Esta deficiencia no puede superarse en el nivel de la teoría mo-
comprendidas por un sistema de reglas y formas específicas de la argu- ral. Para lograrlo, hay que vincular la teoría de la moral con la teoría del
mentación jurídica91, no conducen en todos los casos exactamente a un derecho. Una vinculación semejante es posible dentro del marco de un
solo resultado. En todos los casos más o menos problemáticos, se necesi- modelo procedimental de cuatro niveles95. Los cuatro niveles del modelo
tan valoraciones que no pueden ser tomadas sin más del material autori- son: (1) el discurso práctico general, (2) el procedimiento legislativo, (3)
tativo existente. La racionalidad del discurso jurídico depende, pues, el discurso jurídico y (4) el procedimiento judicial.
esencialmente de si y en qué medida estas valoraciones adicionales son En el primer nivel se encuentra el discurso práctico general Su siste-
racionalmente controlables. ma de reglas formula algo así como un código general de la razón prácti-
La pregunta acerca de la racionalidad de la fundamentación jurídica ca96 pero, no conduce en modo alguno en cada caso a un solo resultado.
conduce así a la pregunta acerca de la posibilidad de fundamentar racio-
92
89
Cfr. ibídem, págs. 53 ss.
R. Alexy, Theorie der juristischen Argwnentation, Francfort del Meno 1978; Id., 93
Cfr., R. Alexy, «Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumenta-
«Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumentation», págs. 177 ss.; A. tion», págs. 178 ss.; Id., «Juristische Argumentation und praktische Vernunft», págs. 29 s.
Aarnio/R. Alexy/A. Peczenik, «Grundlagen der juristischen Argumentation», págs. 9 ss. 94
R, Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 221 ss.; J. Habermas, Dis-
90
R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 32 ss.. 263 ss., 349 ss.; cfr., kursethik - Notizen zu einem Begründungsprogramm, págs. 53 ss.
además, M. Kriele, Recht undpraktische Vernunft, págs. 33 s.; N. MacCormick, Legal Rea- 95
R. Alexy, «Die Idee einer prozeduralen Theorie der juristischen Argumentation»,
soning and Legal Theory, pág. 272. págs. 185 ss.
91
R. Alexy, op. cit., págs. 273 ss., 364 ss. 96
R. Alexy, Theorie derjuristischen Argumentation, pág. 234; cfr. al respecto M. Hen-

486 487
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

Sin embargo, la solución de los conflictos sociales exige determinar un práctica racional, lo que confiere un carácter racional a la decisión tam-
único resultado. Esto hace necesario, en el segundo nivel, un procedi- bién cuando, de acuerdo con las reglas de la argumentación práctica ra-
miento institucionalizado de creación del derecho, en el que no sólo se cional, es posible adoptar más de una decisión.
argumenta sino que también se decide97. Un ejemplo modélico de un pro-
cedimiento semejante es el procedimiento legislativo del Estado constitu-
cional democrático, que está definido por un sistema de reglas que, com- 3.2. Las bases de la argumentación de derecho fundamental
parado con las alternativas fácticamente posibles, garantiza una medida Para comprender la argumentación de derecho fundamental, hay que
considerable de racionalidad práctica y, en este sentido, puede justificar- complementar este modelo. El discurso iusfundamental no está sujeto a
se dentro del marco del primer procedimiento. las decisiones tomadas en el procedimiento legislativo, sino que tiene un
Sin embargo, como lo muestran tanto la experiencia histórica como rango superior a éste. Esto significa que, en relación con este discurso,
las reflexiones conceptuales, los procedimientos legislativos no pueden desaparece el factor de vinculación más importante para la argumenta-
nunca establecer de antemano una única solución para cada caso. Esto ción jurídica general, es decir, la ley ordinaria que, la mayoría de las ve-
fundamenta la necesidad de un tercer procedimiento, el del discurso jurí- ces, es relativamente concreta. En su lugar, aparecen las disposiciones de
dico. Al igual que el primero, este procedimiento no está institucionaliza- derecho fundamental, que son muy abstractas, abiertas y cargadas ideo-
do en sentido estricto pero, a diferencia de aquél, se encuentra vinculado lógicamente. La pregunta es qué significa esto en relación con la posibi-
a la ley, los precedentes judiciales y la dogmática. Esta vinculación tiene lidad de controlar racionalmente las decisiones atinentes a los derechos
como consecuencia una reducción considerable de la inseguridad relativa fundamentales. Para dar una respuesta a esta pregunta, es aconsejable
a los resultados, que es característica del discurso práctico general. Sin distinguir entre la base y el proceso de la argumentación de derecho fun-
embargo, debido a la necesidad de llevar a cabo una argumentación prác- damental. Por lo pronto, demos una mirada a la base.
tica general dentro del marco de la argumentación jurídica, no se elimina La base de la argumentación de derecho fundamental puede —más
totalmente la inseguridad relativa a los resultados. Esto conduce a la ne- allá de algunas diferencias importantes— caracterizarse como la de la ar-
cesidad de un cuarto procedimiento, nuevamente institucionalizado en gumentación jurídica general, es decir, mediante las siguientes palabras
sentido estricto, es decir, el del procedimiento judicial en el que, al igual claves «ley», «precedente» y «dogmática». Con respecto a estas palabras
que en el procedimiento legislativo, no sólo se argumenta sino que tam- claves se dirá aquí tan sólo lo indispensable para mostrar que la argumen-
bién se decide. Los resultados de este procedimiento son razonables si tación de derecho fundamental puede ser una argumentación racional.
sus reglas y su realización satisfacen las exigencias de los tres primeros
procedimientos. Que en el procedimiento judicial las preguntas valorati-
vas que han quedado abiertas a partir del material autoritativo dado no 3.2.1. El texto y la voluntad
sean objeto sólo de una argumentación sino también de una decisión, es Por vinculación de la argumentación de derecho fundamental «a la
algo que no significa despedirse de la razón. Por una parte, estas pregun- ley» se entenderá aquí la vinculación al texto de las disposiciones de de-
tas valorativas se deciden dentro del marco de ciertas vinculaciones que, recho fundamental y a la voluntad del Constituyente. Una expresión de
como muestra el modelo, son racionales en sí mismas; por otra, estas pre- esta vinculación son, sobre todo, las reglas y las formas de la interpreta-
guntas valorativas pueden decidirse sobre la base de la argumentación ción semántica y de la interpretación genética98. En la interpretación ge-
nética hay que incluir también la interpretación teleológica-subjetiva que
ket, «Towards a Code of Practical Reason?», conferencia pronunciada en el 11 Congreso se refiere a los fines que el Constituyente vinculó con las disposiciones
Mundial de la Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social, Flelsinki 1983. de derecho fundamental". Las reglas y las formas de las interpretaciones
97
A este argumento que apunta a los límites del conocimiento práctico, se suma, para sistemática, histórica y comparativa pueden jugar un papel complemen-
la instirucionalización de un orden jurídico, el argumento de la coacción. Se apoya en que tario para establecer cuál es el texto y cuál es la voluntad. Aquí no serán
ni siquiera el acuerdo que presten a una regla todos los participantes en el discurso tiene
como consecuencia su cumplimiento por parte de todos. Una vinculación del argumento
del conocimiento con el de la coacción, dentro del marco de una fundamentación de la ne-
cesidad de un orden jurídico institucionalizado, se encuentra en I. Kant, Metaphysik der Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 289 ss.
Sitien, pág. 312. Ibídem, págs. 251 s.

488 489
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

tratadas. La interpretación teleológica-objetiva no pertenece al contexto que se imponga siempre. Esto lo pone claramente de manifiesto la Sen-
de la vinculación a la ley, por cuanto con ella se trata de fines que el in- tencia de las farmacias en la que, en contra del texto del artículo 12 pá-
térprete adscribe a la ley100. rrafo 1 frase 1 LF, la libertad de elección de la profesión se somete a la
Con razón se ha señalado muchas veces que la medida y la fuerza de reserva de regulación del artículo 12 párrafo 1 frase 2 LF105. Sin embar-
la vinculación de la argumentación de derecho fundamental a los argu- go, justamente esta sentencia muestra la fuerza del argumento semántico.
mentos semánticos y genéticos son limitadas101. La medida relativamente Para desplazarlo, no basta exponer que la solución contraria al texto es
reducida de esta vinculación resulta tanto de la apertura de las disposicio- mejor que aquella que es conforme al texto; las razones a favor de la so-
nes de derecho fundamental como del hecho de que, en muchos casos lución contraria al texto tienen que tener un peso tal que, desde el punto
nada, o nada unívoco, puede obtenerse a partir de la historia de la crea- de vista de la Constitución, justifiquen la posibilidad de apartarse de su
ción de estas disposiciones. La. fuerza de la vinculación se relativiza por- texto106. En la Sentencia de las farmacias, el Tribunal pudo aducir tales
que los argumentos semánticos y genéticos, cuando son relevantes, no razones. Por lo tanto, el texto de las disposiciones de derecho fundamen-
siempre obligan a llegar al resultado que ellos exigen. Estos argumentos tal vincula la argumentación de derecho fundamental porque existe a su
pueden ser superados por otros. Esto pone claramente de manifiesto que favor una carga de la argumentación.
la interpretación semántica y la genética, tomadas en sí mismas, son to- Lo mismo es válido en relación con la génesis. El Tribunal Constitu-
talmente insuficientes para la vinculación de la argumentación de dere- cional Federal ha formulado reiteradamente la tesis de que «la génesis no
cho fundamental. Sin embargo, sería falaz inferir de aquí que ellas no puede tener una importancia decisiva para la interpretación de las dife-
contribuyen en nada para la vinculación102. rentes disposiciones de la Ley Fundamental»107. Que los argumentos ge-
Con el texto103 de las disposiciones de derecho fundamental es conci- néticos no tengan importancia decisiva no significa que carezcan de toda
liable mucho, pero no todo. Que el texto exija o excluya una determinada importancia. Ciertamente, a menudo, no es posible obtener de la génesis
interpretación es un argumento muy fuerte a favor o en contra de esta in- nada definitivamente claro. Apoyarse en ella significaría, entonces, in-
terpretación. Un ejemplo de una decisión en la que juega un papel decisi- gresar en un terreno movedizo108. Sin embargo, si algo resulta realmente
vo un argumento semántico es la Sentencia sobre la competencia de los claro a favor o en contra de una determinada interpretación, entonces
funcionarios judiciales para llevar a cabo registros y allanamientos, para esto debe presentarse como un argumento y, para no seguirlo, hay que
los cuales, sobre todo en virtud del texto del artículo 13 párrafo 2 LF presentar razones que así lo justifiquen.
(«Los registros y allanamientos no podrán ser ordenados sino por el La medida y la fuerza de la vinculación de la argumentación de dere-
juez...») el Tribunal Constitucional Federal exige la existencia de una or- cho fundamental «a la ley» son, pues, limitadas, pero existen. Esto no
den judicial104. Que el argumento semántico sea muy fuerte no significa contradice la teoría de los principios. Como se expusiera más arriba, las
normas de derecho fundamental tienen un doble carácter como reglas y
100 como principios109. En la medida en que, al regular las normas de dere-
Cfr. R. Alexy «Teleologische Auslegung und Gesetzbindung», págs. 143 ss.
101
Cfr., por ejemplo, H. Huber, «Uber die Konkretisierung der Grundrechte», cho fundamental, el Constituyente ha adoptado ciertas determinaciones
págs. 192 ss.; E. W. Bockenfórde, «Die Methoden der Verfassungsinterpretation», págs. 2090 s. en forma de reglas, éstas son vinculantes, a menos que puedan aducirse
102
H. Huber, op. cit., pág. 195, considera que aquí «no cabe, y fracasa, la interpreta- razones de derecho constitucional suficientes en contra de su obligato-
ción jurídica habitual». Si con esto se quiere decir que la interpretación semántica y la ge- riedad.
nética, como cánones clásicos, no juegan ningún papel en la argumentación de derecho
fundamental, la tesis es falsa. Sin embargo, Huber restringe de inmediato la radicalidad de
su tesis: «Cuando más, puede preparar en algo la comprensión propiamente dicha de los
derechos fundamentales». Sin embargo, de esta manera, se concede un cierto papel a los
cánones clásicos. Algo similar puede decirse de Bockenfórde, quien ciertamente subraya la
«insuficiencia de las reglas clásicas de la interpretación», pero quien sigue por sus fueros, 105
BVerfGE 7, 377 (400 ss.).
dado que al mismo tiempo desea introducir la teoría constitucional, elaborada por él, «en la 106
Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, pág. 305; M. Kriele, Recht
aplicación de las reglas de interpretación clasico-hermenéuticas» {Id., op. cit., pág. 2091).
103 undpraktische Vernunft, págs. 79 ss.
Con respecto a las posibilidades y límites de la interpretación semántica, cfr. H. J. 107
Koch/H. RüBmann, Juristische Begründungslehre, págs. 126 ss. BVerfGE 51, 97 (110): 6, 389 (431); 41, 291 (309).
108
104
BVerfGE51,97(1116s.). Cfr. G. Dürig, «Anmerkung zum Elfes-Urteil», pág. 169.
109
Cfr. supra, Capítulo 3. II. 3.3.
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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

3.2.2. Los precedentes Constitucional Federal115 no puede fundamentar objetivamente ninguna


vinculación que vaya más allá del efecto de cosa juzgada116. Así, pues, si
Los precedentes judiciales constituyen la segunda pieza de la argu- se parte de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, el ca-
mentación de derecho fundamental. La frase de Smend: «En la práctica, rácter general de precedente juega, junto con la vinculación creada por
la Ley Fundamental es válida tal como la interpreta el Tribunal Constitu- los mencionados institutos, un papel considerable; si se hace que el ca-
cional Federal»110, expresa esta importancia. Esta importancia correspon- rácter general de precedente sea una parte de la vinculación ordenada por
de a la autoapreciación del Tribunal como «intérprete decisivo y protec- estos institutos, sobre todo por el § 31 párrafo 1 BVerfGG117, resulta,
tor de la Constitución»111. Sin embargo, en los casos particulares —tal ciertamente, una fundamentación jurídico-positiva adicional de aquel ca-
como lo muestra la discusión acerca de la cosa juzgada de las decisiones rácter, pero objetivamente nada nuevo.
del Tribunal Constitucional Federal, sus efectos generales para los órga- Las dos reglas principales del uso de los precedentes señalan:
nos estatales, de acuerdo con el § 31 párrafo 1 BVerfGG, y su fuerza vin-
culante, establecida en una serie de casos por el § 31 párrafo 2 (1) Si puede aducirse un precedente a favor o en contra de una
BVerfGG— quedan todavía muchas preguntas abiertas112. Aquí se consi- decisión, hay que aducirlo.
derará sólo el carácter de precedente que, en general, tienen las decisio- (2) Quien quiera apartarse de un precedente, tiene la carga de la
nes del Tribunal Constitucional Federal para la argumentación de dere- argumentación118.
cho fundamental. Puede dejarse de lado la pregunta de cuál es la relación
entre el carácter de precedente que, en general, tienen las decisiones del Aquí no habrá de reiterarse la fundamentación de estas reglas, pre-
Tribunal Constitucional Federal —que le corresponde como a todas las sentada ya en otro lugar. Baste mencionar que los argumentos más im-
decisiones judiciales— y su cosa juzgada, sus efectos generales y su portantes apuntan a la igualdad, la seguridad jurídica, la protección de la
fuerza vinculante, de acuerdo con el § 31 párrafos 1 y 2 BVerGG. La confianza legítima, la descarga y la estabilidad como base del progre-
cosa juzgada se manifiesta de todas maneras sólo cuando se trata de obje- so119. En el presente contexto, habrá de interesar sólo lo que estas reglas
tos litigiosos idénticos113; los efectos del § 31 párrafo 1 BVerfGG no se significan para la posibilidad de controlar racionalmente la argumenta-
proyectan sobre el propio Tribunal Constitucional Federal, según lo ha ción de derecho fundamental.
dicho en su jurisprudencia114, y, con ello, tampoco a la argumentación de En virtud del principio de universabilidad120, a partir de cada decisión
derecho fundamental utilizada en sus decisiones; y la fuerza vinculante del Tribunal Constitucional Federal puede obtenerse una regla de deci-
de acuerdo con el § 31 párrafo 2 BVerfGG cuando vincula al Tribunal sión más o menos concreta referida al caso decidido. Un ejemplo modéli-
co de una regla de decisión semejante es la regla de la Sentencia del caso
110 Lebach, que se ha mencionado varias veces: «En todo caso, la repetición
R. Smend, Conferencia con motivo del décimo aniversario de la existencia del Tri-
bunal Constitucional Federal, el 26 de enero de 1962, en Das Bundesverfassungsgericht, de una información sobre un delito grave, que ya no responde a los inte-
a
2. edición, Karlsruhe 1971, pág. 16. reses actuales de la información, no está permitida si pone en peligro la
resocialización del autor del delito»121. Cuando los casos son suficiente-
111
BVerfGE 40, 88 (93).
1,2
Cfr., por ejemplo, M. Sachs, Die Bindung des Bundesverfassungsgerichts an seine
Entscheidungen, Munich 1977; N. Wischermann, Rechtskraft und Bindungswirkung ver- 115
fassungsgerichtlicher Entscheidungen, Berlín 1979; R. Zuck, «Die Selbstbindung des En contra de esta posición, H. J. Wolff/O. Bachof, Werwaltungsrecht I, pág. 127; a
Bundesverfassungsgerichts» en NJW 1975, págs. 907 ss.; H. Maassen, «Probleme der favor y con nás referencias, K. Lange, «Rechtskraft, Bindungswirkung und Gesetzeskraft»,
Selbstbindung des Bundesverfassungsgerichts» en NJW 1975, págs. 1343 ss.; K. Vogel, pág. 7.
116
«Rechtskraft und Gesetzeskraft der Entscheidungen des Bundesverfassungsgerichts» en C. Cfr. BVerfGE 33, 199 (203 s.), así como K. Lange, op. cit., pág. 8.
117
Starck (comp.), Bundesrverfassungsgericht und Grundgesetz, tomo 1, Tubinga 1976, Cfr., por ejemplo, M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinung, págs. 299 ss.; M. Sachs,
págs. 568 ss.; K. Lange, «Rechtskraft. Bindungswirkung und Gesetzeskraft der Entschei- Die Bindung des Bundesverfassungsgerichts an seine Etnscheidungen, pág. 139.
dungen des Bundesverfassungsgerichts» en JuS 1978, págs. 1 ss. 118
113
R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, pág. 339.
BVerfGE 4, 3t (39); 20, 56 (86 s.). Además, como lo muestran sus decisiones sobre 119
M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinung, págs. 258 ss.; Id., Recht undpraktische
nuevas presentaciones de acuerdo con el artículo 100 párrafo 1 frase 1 LF, el Tribunal Vernunft, págs. 96 ss.; R. Alexy, op. cit., págs. 335 ss.
Constitucional Federal mantiene su vinculación elástica también cuando ya ha decidido so- 120
Cfr. R. Alexy, op. cit., págs. 274, 335 s.; N. MacCormick, Legal Reasoning and Le-
bre esta misma norma; cfr. BVerfGE 33, 199 (203 s.); 39, 169 (181 s.). gal Theory, págs. 73 ss.
114
BVerfGE 4, 31 (38): 20, 56 (87). 121
BVerfGE 35, 202 (237).

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

mente iguales, tales reglas de decisión son siempre aplicadas. Así, en una Si se resumen todas las reglas de decisión del Tribunal Constitucio-
de las numerosas decisiones relativas a la demora postal se dice: «El Tri- nal Federal, se obtiene una red relativamente amplia y densa de normas.
bunal Constitucional Federal ha decidido reiteradamente que dentro del Cada nueva decisión contribuye a aumentar su densidad. Por ello, podría
marco de las disposiciones de derecho procesal, sobre la reubicación en pensarse que la fuerza vinculante de los precedentes en este sistema de
la situación anterior, las demoras en el transporte y entrega de la corres- normas es quizás demasiado intensa. La objeción relativa a la petrifica-
pondencia por parte de los Correos Federales no pueden ser inculpadas a ción parecería entonces plausible. Sin embargo, es posible refutar esta
los ciudadanos (BVerfGE 45, 360 (362); 46, 404 (406) con referencias objeción. En primer lugar, hay que hacer referencia a las posibilidades
adicionales)»122. El carácter de precedente de las reglas de decisión se del distinguishing y del overruling126. Por más densa que sea la red de las
manifiesta no sólo en los casos en los cuales el Tribunal aplica reiterada- reglas de decisión, los nuevos casos presentan siempre nuevas caracterís-
mente una regla ya formulada, sino también justamente en los casos en ticas que pueden ser utilizadas como razones para una diferenciación.
los que la extiende a casos que tienen nuevas características, así como en Además, como precedentes, las reglas de decisión tienen sólo una fuerza
los casos en los cuales, debido a la existencia de una nueva característica, vinculante prima facie. Se puede renunciar a una regla de decisión si se
no lleva a cabo esta extensión. Un ejemplo de una extensión lo ofrece la aducen razones suficientes para ello127. Segundo, hay que subrayar que,
decisión sobre prórroga de la prisión preventiva debido al exceso de tra- detrás del sistema de las reglas de decisión, los principios conservan su
bajo del Tribunal Provincial. El Tribunal Constitucional Federal hace re- validez. En los casos simples, es decir, en aquéllos en que los principios
ferencia, en primer lugar, a una serie de decisiones anteriores en las cua- no exigen una solución diferente a la de las reglas de decisión, una red
les había decidido que una violación del plazo del § 121 párrafo 1 StPO densa y eficaz de reglas de decisión vuelve, ciertamente, superflua una
no está permitida cuando se ha producido «porque las autoridades y tri- ponderación omnicomprensiva de los principios; ello explica por qué, a
bunales penales no han tomado todas las medidas exigibles para concluir medida que aumenta la antigüedad de la jurisprudencia del Tribunal
la investigación lo más pronto posible y dar lugar a una decisión judicial Constitucional Federal, se vuelve menos frecuente el recurso al orden va-
sobre los hechos que se le reprochan al inculpado». Luego se dice: «Sin lorativo128. Sin embargo, esto no significa que los principios pierdan su
embargo, lo mismo también tiene que tener validez, en la medida en que validez. Tan pronto como surgen dudas, ellos vuelven a entrar en juego y
la razón de una violación de este tipo resida en que, después de la apertu- pueden entonces desplegar su fuerza de modificación o rechazo de las
ra del proceso principal, el comienzo de la audiencia principal en una reglas.
causa ya lista para la audiencia, se retrasa considerablemente como con- Ya esto pone claramente de manifiesto que el fortalecimiento racio-
secuencias de fallos o demoras en la organización judicial, que pueden nalmente justificable de la argumentación de derecho fundamental no
evitarse»123. Como un ejemplo de una no extensión, puede citarse la deci- significa ninguna petrificación del carácter de precedente de las decisio-
sión sobre el límite de edad para la pensión de huérfanos124. En una deci- nes del Tribunal Constitucional Federal. Naturalmente, esto implica, al
sión anterior, el Tribunal había declarado que no estaba permitida la limi- mismo tiempo, que el grado de seguridad que puede obtenerse con los
tación a huérfanos solteros del derecho a percibir pensiones125; ahora la precedentes, es limitado. Además, el grado de seguridad queda reducido
pregunta era si estaba permitido el límite de edad de 25 años. En relación por medio de numerosas fórmulas del Tribunal Constitucional Federal
con el carácter de precedente, es instructivo que el Tribunal recurra a la que tienen un carácter extremadamente abierto. Con respecto a muchas
decisión anterior y exponga una razón por la cual el límite de edad tiene de dichas fórmulas, puede hablarse de un no reforzamiento reforzado por
que juzgarse de una manera diferente a la limitación a los solteros. Esto medio de los precedentes. Algunos ejemplos modélicos son el principio
ilustra cómo la praxis continuada de decisión del Tribunal Constitucional
Federal conduce a puntos fijos en la argumentación iusfundamental.
126
Cfr. M. Kriele, Theorie der Rechtsgewinnung, págs. 275 ss.; N. MacCormick, Le-
gal Reasoning and Legal Theory, págs. 219 ss.
127
Por ello, la fuerza de precedente de las decisiones del Tribunal Constitucional Fe-
122
BVerfGE 53, 25 (28). deral no significa ninguna «canonización de frases del Tribunal Constitucional Federal»;
123
BVerfGE 36, 264 (273). cfr. al respecto, K. Schlaich, «Verfassungsgerichtsbarkeit im Gefíige der Staatsfunktio-
124
BVerfGE 40, 121. nen», pág. 138.
125 128
BVerfGE 28, 324 (347). Cfr. K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 299.

494 495
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

de proporcionalidad, la prohibición de arbitrariedad y la fórmula de la de derecho fundamental. Las teorías materiales de los derechos funda-
imagen de la persona. Ellos muestran que la argumentación de derecho mentales tienen, ciertamente, que ser fundamentadas haciendo referencia
fundamental, en lo que se refiere a su carácter de precedente, no sólo es al texto de la Constitución, a la voluntad del Constituyente y a los prece-
abierta de una manera negativa, a causa de los límites de la fuerza vincu- dentes del Tribunal Constitucional Federal pero, como son algo más que
lante de todo precedente, sino que también se mantiene abierta de una una mera repetición del texto constitucional, de la voluntad y de los pre-
manera positiva. cedentes empíricamente verificables, ellas no pueden apoyarse directa-
La continuada exclusión de posibilidades llevada a cabo desde las mente ni en la autoridad de la Constitución ni en la de los precedentes del
primeras decisiones del Tribunal Constitucional en el año 1951 tiene, por Tribunal Constitucional Federal. Cuando encuentran una amplia aproba-
lo tanto, un carácter doble. Por una parte, se han decidido muchas cosas ción, adquieren el peso de una opinión dominante131 pero, ésta puede, en
que habrían podido decidirse de otra manera pero, también se ha decidi- todo momento, ser afectada por medio de diferentes argumentos. La ley,
do que el sistema de normas de derecho fundamental es un sistema abier- los precedentes y la dogmática constituyen una línea dotada de fuerza au-
to frente a exigencias básicas. De esta manera, los precedentes contribu- toritativa claramente decreciente. Por ello, las teorías materiales de los
yen indispensablemente a la seguridad de la argumentación de derecho derechos fundamentales son una base de la argumentación de derecho
fundamenta, sin embargo, la argumentación basada en precedentes no fundamental apoyada no autoritativa sino argumentativamente. El con-
basta, por sí sola, para el control racional de la fundamentación de dere- cepto de una base de la argumentación apoyada argumentativamente está
cho fundamental. expuesto a la objeción de la circularidad. Sin embargo, esta objeción
puede superarse con la ayuda de la distinción entre base y procedimiento.
No tiene nada de circular la concepción según la cual, por medio de un
3.2.3. Las teorías materiales de los derechos fundamentales procedimiento argumentativo, se formula una teoría que, si bien es cierto
Más arriba, la tercera pieza de la base de la argumentación de dere- es refutable, mientras no sea refutada constituye una base para una ulte-
cho fundamental se caracterizó con la palabra clave: «dogmática». En el rior argumentación. Por ello, la pregunta es cómo puede estar constituida
Capítulo 1, se mostró que es posible distinguir tres dimensiones de la una teoría material de los derechos fundamentales y qué es lo que ella
dogmática jurídica: una analítica, una empírica y una normativa129. La puede proporcionar para el control racional de la argumentación de dere-
pregunta acerca de la base de la argumentación de derecho fundamental cho fundamental.
se refiere a la dimensión normativa, es decir, a las teorías normativas de En cuanto teoría general normativa de los derechos fundamentales,
la dogmática de los derechos fundamentales. una teoría material de los derechos fundamentales es sólo posible en la
Las teorías dogmáticas pueden presentar un grado muy diferente de forma de una teoría de los principios. Más arriba se ha expuesto que los
abstracción130. Aquí interesarán sólo las teorías normativas generales de principios y los valores son lo mismo, una vez bajo el manto deontológi-
los derechos fundamentales, es decir, sólo las teorías de un grado relati- co y, otra, bajo el manto axiológico132. Además, si se presupone un con-
vamente alto de abstracción. Este tipo de teorías serán llamadas «teorías cepto de finalidad suficientemente amplio, es posible pasar a la tercera
materiales de los derechos fundamentales». Por ello, no son teorías mate- categoría de los conceptos prácticos, es decir, la de los conceptos antro-
riales de los derechos fundamentales, por una parte, las teorías puramen- pológicos133 y, en lugar del principio de la libertad o de la libertad como
te analíticas y las teorías puramente empíricas y, por otra, las teorías nor- valor, hablar de la libertad como fin. Por lo tanto, las teorías materiales
mativas que sólo tienen validez en relación con las disposiciones de los de los derechos fundamentales pueden formularse, en vez de como teo-
derechos fundamentales particulares o sólo para determinados problemas rías de los principios, también como teorías de los valores o como teorías
de derecho fundamental y, por lo tanto, no son teorías generales. generales de los fines de los derechos fundamentales.
Es posible preguntar si está justificado considerar a las teorías mate- Según Bóckenforde, una teoría de derechos fundamentales es «una
riales de los derechos fundamentales como base para la argumentación concepción sistemáticamente orientada acerca del carácter general, los

129 131
Cfr. supra, Capítulo 1.1.2. Cfr. H. Ehmke, «Prinzipien der Verfassungsinterpretation», págs. 71 s.
130 132
Cfr. R. Dreier, «Zur Theoriebildung in der Jurisprudenz» en Id., Recht - Moral - Capítulo 3. III. 1.3.
Ideologie, pág. 73. 133
Cfr. supra, Capítulo 3. III. 1.1.

496 497
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

objetivos normativos y el alcance material de los derechos fundamenta- liantes más fuertes de una teoría democrática según la cual los derechos
les»134. Tal como se expusiera más arriba135, Bóckenforde distingue cinco fundamentales, en la medida en que no se refieren a la esfera privada o
teorías de este tipo: «la teoría de los derechos fundamentales liberal o íntima, «representan, sobre todo, posiciones de una libre participación en
burguesa del Estado de derecho, la teoría institucional de los derechos la comunidad»139. Esto significa que los principios democráticos se inclu-
fundamentales, la teoría axiológica de los derechos fundamentales, la de- yen entre los principios de derecho fundamental y, por lo menos, están
mocrático-funcional y la del Estado social»136. Esta clasificación pone en dotados de una prioridad prima facie140. Típicas de una teoría del Estado
un mismo nivel cosas que, desde el punto de vista de las categorías, son social, son tesis como la que sostiene que «la libertad a la que se refieren
muy diferentes. Por ello, no tiene tanto un carácter sistemático sino, más los derechos fundamentales [...] (es) indispensable como una oportuni-
bien, el de una presentación de las concepciones de tipo general defendi- dad real para la vida y para la libertad»141 o que la función de los dere-
das en la nueva dogmática de los derechos fundamentales. chos fundamentales debe ser vista en «la conservación o creación de es-
Las tres teorías mencionadas, la liberal, la democrática y la del Esta- tructuras sociales que garanticen la mayor oportunidad posible para el
do social, pueden identificarse fácilmente como teorías ideológicas ge- desarrollo de la personalidad»142. Con esto se afirma que, frente al princi-
nerales o como teorías de los principios de los derechos fundamentales. pio de la libertad jurídica, el de la libertad fáctica es, por lo menos, un
Una teoría liberal muy fuerte es sostenida por quien ve en la libertad in- principio de derecho fundamental de igual rango.
dividual de acción o de decisión, en el sentido de la ausencia de interven- De este tipo de teorías, que llevan a cabo adscripciones materiales de
ciones estatales, el único fin de los derechos fundamentales o el «único fines y de pesos, se distinguen básicamente las otras dos presentadas por
bien protegido por ellos»137, es decir, hace valer sólo el principio de la li- Bóckenfórde: la axiológica y la institucional. Que una teoría sea una teo-
bertad negativa frente al Estado como principio iusftindamental138. Se ría axiológica dice sólo que es una teoría sobre algunos valores pero, no
producen versiones más débiles de la teoría liberal cuando en este princi- dice todavía nada acerca de qué valores se trata. Una teoría axiológica li-
pio no se ve el único principio de derecho fundamental, sino sólo un berada de suposiciones insostenibles y superfluas puede ser formulada
principio de derecho fundamental que tiene una prioridad prima facie, como una teoría de los principios143. Además, si se supone un concepto
frente a otros principios iusfundamentales. Krüger sostiene una de las va- amplio de fin, es posible —aun cuando ello puede conducir fácilmente a
malos entendidos— expresarla en la terminología de los fines. Las consi-
134
deraciones presentadas más arriba han mostrado que es indispensable
Capítulo 1. II. una teoría de los principios y, con ello, una correspondiente teoría axioló-
135
E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation» en NJW gica de los derechos fundamentales. Esta teoría general teórico-estructu-
1974, pág. 1529.
136
Ibídem, pág. 1530. Una clasificación similar se encuentra en K. Kroger, Grun- ral implica que —sin que importe cuál sea la teoría material que se sos-
drechtstheorie ais Verfassungsproblem, págs. 15 ss. Es posibles enunciar otras clasificacio- tenga con respecto a los derechos fundamentales— hay que presuponer
nes, que de hecho han sido sostenidas. Así, Scheuner, distingue dos «concepciones bási- una teoría axiológica. Así, por ejemplo, la teoría liberal de los derechos
cas», una que sigue la «tradición liberal» y otra que «junto con el punto de vista del asegu- fundamentales no es una teoría competitiva de la teoría axiológica sino la
ramiento de las libertades, procura hacer valer también otros principios relacionados con la
garantía de los derechos fundamentales, concebidos con una mayor objetividad» (U.
Scheuner, «Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat», pág. 507). Una triple clasifica-
ción se encuentra en Grabitz quien sostiene que existen «tres modelos básicos de interpre- 139
H. Krüger, «Der Wesensgehalt der Grundrechte», pág. 45. Cfr., además, W. Aben-
tación» de los derechos fundamentales, el de la teoría del Estado de derecho liberal, el del droth, Das Grundgesetz, 7.a edición, Pfullingen 1978, pág. 76; H. Ridder, «Mei-
Estado de derecho material y el del Estado de derecho social (E. Grabitz, «Freiheit ais Ver- nungsfreiheit» en Fr. L. Neumann/H. C. Nipperdey/U. Scheuner (comps.), Die Grundrech-
fassungsprinzip» en Rechtstheorie 8 (1977), págs. 4 ss.). Finalmente, una tetrapartición te, tomo 2, Berlín 1954, págs. 249 ss., 266.
puede apoyarse en las «cuatro dimensiones del concepto de libertad de derecho constitu- 140
Smend puede ser considerado como el autor más importante de las teorías demo-
cional» de Klein, la de la «libertad frente al Estado», la de la «autodeterminación política», cráticas, así como de otras no, o no exclusivamente, liberales: cfr., por ejemplo. R. Smend,
la de la «participación social» y la del «derecho a la protección estatal frente al poder so- «Bürger und Bourgeois im deutschen Staatsrecht» en Id., Staatsrechtliche Abhandlungen,
cial» (H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, pág. 48). 2.a edición, Berlín 1968, págs. 318 ss.
137 141
Cfr. H. H. Klein, Die Grundrechte im demokratischen Staat, pág. 64. Cfr., además, W. Krebs, Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, pág. 78.
142
E. ForsthofF, «Zur heutigen Situation einer Verfassungslehre», pág. 195: C. Schmitt, Ver- E. Grabitz, «Freiheit ais Verfassungsprinzip», pág. 10. Cfr., además, P. Haberle,
fassungslehre, pág. 164. «Grundrechte im Leistungsstaat», págs. 99, 109.
138 143
En este contexto no será considerado el principio de la igualdad jurídica. Cfr. supra, Capítulo 3. III. 1.

498 499
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

manifestación de una teoría axiológica con un determinado contenido. ción semejante y qué hay que hacer para su creación y aseguramiento.
Por ello, no puede entrar en competencia con teorías axiológicas, de los Sin embargo, dice que hay que otorgar a los fines supraindividuales o,
principios o ideológicas, como tales, sino sólo con este tipo de teorías, como lo expresa Haberle, a la «totalidad supraindividual»149 un peso im-
pero que tienen otro contenido. Lo mismo es válido para las teorías de- portante en la interpretación de las disposiciones de derecho fundamen-
mocrática y del Estado liberal. Toda teoría normativa de los derechos tal; ello expresa una tesis axiológica básica sobre la relación entre los
fundamentales presupone alguna teoría axiológica, una teoría de los prin- bienes individuales y los colectivos. También la primera condición pue-
cipios o una teoría teleológica. de, sin mayor problema, interpretarse desde el punto de vista axiológico.
Las cosas no son tan fáciles en relación con la teoría institucional de Que los derechos fundamentales deban ser invocados efectivamente por
los derechos fundamentales, que es expresión de una teoría institucional el mayor número posible es algo que hace referencia a ciertos rasgos del
general del derecho, tal como fuera desarrollada, sobre todo, por Hauriou Estado social150 y democrático151 de la teoría, una dirección que después
y Romano144; su aplicación más amplia a los derechos fundamentales se Haberle ha continuado152. La tesis según la cual el contenido normativo
encuentra en Haberle145. La teoría institucional de los derechos funda- de la teoría institucional de los derechos fundamentales debe ser interpre-
mentales consiste en un conjunto, nada fácil de desenredar, de tesis sobre tada axiológicamente, encuentra otras numerosas confirmaciones. En lu-
el fin, la estructura y el contenido de las normas de derecho fundamental, gar de «ideas de derecho fundamental»153 e «imágenes orientadoras»154,
así como de tesis que deben apoyar estas tesis. Su tesis normativa básica que el legislador tiene que realizar, puede hablarse también de valores o
es que los derechos fundamentales deben ser institutos146. Lo que esto principios. En este sentido, Haberle se refiere muy a menudo a valores y
significa depende del ambiguo concepto de lo institucional147. Del rico decisiones valorativas155. Finalmente, hay que señalar que la característi-
catálogo de condiciones que, según Haberle, tienen que ser satisfechas a ca epistemológica más segura de una teoría abierta o encubiertamente
fin de que los derechos fundamentales sean lo que deben ser, es decir, axiológica o de los principios, es decir, la ponderación, juega un papel
institutos, cabe destacar dos. Para ser institutos, los derechos fundamen- importante en la «teoría institucional» de Haberle156.
tales tienen (1) que ser efectiva y permanentemente invocados por el ma- Por ello, puede decirse que el contenido normativo de la teoría insti-
yor número posible y (2) tener un efecto estabilizador lo más alto posible tucional de los derechos fundamentales consiste en una teoría de los prin-
con respecto al «todo de la Constitución y del orden social»148. Ambas cipios o de los valores. Típico del contenido de esta teoría de los princi-
cosas pueden ser interpretadas como fines, con miras a cuya realización pios es que en ella juegan un papel todos los principios en cuestión pero,
han de ser interpretados los derechos fundamentales. Desde luego, estos mientras que al principio liberal se le confiere un peso relativamente me-
fines son de una naturaleza formal. Que haya de crearse una situación es- nor, se otorga un peso relativamente alto a los principios vinculados con
table general no dice todavía nada acerca de en qué consiste una situa- bienes colectivos.
Esta breve visión de las cinco teorías de los derechos fundamentales
144
confirma la corrección de la tesis según la cual, en el caso de las teorías
Cfr. al respecto, las ediciones alemanas, con amplias referencias bibliográficas: M. materiales de los derechos fundamentales, se trata de teorías de los prin-
Hariou, Die Theorie der Institution undzwei andere Aufsatze, edición de R. Schnur, Berlín cipios. Por ello, la pregunta es qué teoría de los principios es la correcta.
1965: S. Romano, Die Rechtsordnurng, edición de R. Schnur, Berlín 1975, así como la an-
tología de R. Schnur (comp.), Institution und Recht, Darmstadt 1968. En general sobre la Aquí interesan tres tipos de teorías de los principios: aquéllas que esen-
teoría de la institución, cfr. H. Schelsky (comp.), Zur Theorie der Institution, Dusseldorf cialmente apuntan a un principio de derecho fundamental, aquéllas que
1970. parten de un conjunto de principios de derecho fundamental de igual je-
145
P. Haberle, Die Wesensgehaltgarantie des Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz, págs. 70 ss.
146
Ibídem,pág. 122.
147 149
Para su análisis, cfr., por ejemplo, B. Rüthers, «Institutionelles Rechtsdenken» im Ibídem, pág. 164.
150
Wandel der Verfassungsepochen, Bad Homburg/Berlín/Zürich 1970, págs. 34 ss., quien Ibídem, págs. 15 ss.
151
distingue entre un concepto fáctico, uno metafísico y otro normativo de institución. Ibídem, págs. 17 ss.
148 152
Ibídem, pág. 123. En ambos puntos se muestra claramente la herencia de Smend se- P. Haberle, «Grundrechte im Leistungsstaat», págs. 43 ss.
153
gún quien, los derechos fundamentales «persiguen el efecto total constituyente del derecho Id., Die Wesensgehaltgarantie des Art. 19 Abs. 2 Grundgesetz, págs. 115, 116.
154
constitucional» que ha de consistir en la «permanente renovación y desarrollo de la asocia- Ibídem, págs. 182, 184.
155
ción volitiva estatal en tanto unidad real de vida» (R. Smend, «Das Recht der freien Mei- Ibídem, págs. 7, 12 ss., 184, 221.
156
nungsáusserung» en Id., Staatliche Abhandlungen, págs. 90 s.). Ibídem, págs. 31 ss.

500 501
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

rarquía y aquellas que parten de un conjunto de principios de derecho teoría de los derechos fundamentales, en la medida en que no es puede
fundamental, pero que intentan crear un cierto orden entre ellos. fundamentarse concluyentcmente a partir del material autoritativo que
Una teoría que apunta a un principio de derecho fundamental es la hay que presuponer, tiene que apoyarse en una teoría del Estado y de la
propuesta de Bóckenfórde de una teoría liberal de los derechos funda- sociedad, que es lo que fundamenta la objeción de circularidad formu-
mentales modificada por las tareas del Estado social, es decir, por un lada en contra de los intentos de fundamentación exclusivamente orien-
principio que no es de derecho fundamental157. La pregunta es si puede tados por el texto constitucional163: el teórico extrae del texto la teoría
fundamentarse que justo esta teoría es la correcta158. Según Bóckenfórde, que, según su propia teoría, hay que extraer. Bóckenfórde responde esta
una teoría constitucional y, con ello, una teoría de los derechos funda- objeción afirmando que su teoría es una hipótesis de interpretación, que
mentales «es sólo posible como teoría de la Constitución contenida ex- «está sometida a la estricta corroboración de los enunciados (normati-
presa o implícitamente en la Constitución, e inferible, por medios racio- vos), de los presupuestos, del contexto genético, etc., de la Constitución
nales de conocimiento a partir del texto de la Constitución y de su géne- concreta» y sobre la cual tiene que crearse un «consenso argumentati-
sis»159. Antes de preguntar si una teoría liberal puede obtenerse sobre esta vo»164. Esta respuesta puede ser aceptada como tal; sin embargo, des-
base con los medios racionales de conocimiento, como contenida en la pués de lo dicho sobre la apertura del texto y la génesis, cabe dudar de
Constitución, hay que aclarar de qué es aquello de lo que trata esta pre- que el material de constatación al que recurre Bóckenfórde, cuando to-
gunta. No se trata de saber si a la Constitución subyacen o no como prin- davía no se ha interpretado a la luz de la teoría que hay que constatar
cipios iusfundamentales liberales el principio de la libertad jurídica160 y —lo que conduciría nuevamente a un círculo— constata sólo la placi-
—como habría que agregar— el principio de la igualdad jurídica161. La bilidad de una teoría liberal pura, o en otros términos, esta teoría es la
pregunta es más bien si estos principios son los únicos principios de de- única que este material no contradice.
recho fundamental que han encontrado expresión en la Constitución. Si frente a esta situación no se desea ingresar directamente en el te-
No puede haber ninguna duda de que los principios de la libertad rreno movedizo de la filosofía política y social, queda sólo la posibilidad
jurídica y de la igualdad jurídica subyacen a la Constitución pero, cabe de buscar otro material autoritativo. En virtud de su carácter de prece-
dudar de que «con medios racionales de conocimiento del texto consti- dente, un material semejante se encuentra en las decisiones del Tribunal
tucional y de la génesis de la Constitución» pueda inferirse que ellos Constitucional Federal. Según Bóckenfórde, la jurisprudencia del Tribu-
sean los únicos principios de derecho fundamental. Es justamente la nal Constitucional Federal es estéril para la formulación de una teoría
apertura del texto y de la génesis lo que parece exigir una teoría mate- material de los derechos fundamentales. Bóckenfórde fundamenta esta
rial de los derechos fundamentales. Sin embargo, si esto es así, no pue- apreciación aduciendo que el Tribunal se apoyaría en «cambiantes y dife-
de entonces esperarse que solamente a partir del texto y de la génesis rentes teorías de derechos fundamentales»165. En esta tesis es correcto
pueda obtenerse una teoría que supere su apertura. Más bien, para su que, si se parte de la división de Bóckenfórde, el Tribunal prefiere unas
fundamentación se necesitan premisas que no pueden ser tomadas con- veces una teoría y otras veces, prefiere otras. No obstante, a partir de
cluyentcmente del texto y su génesis. Sobre el carácter de estas premi- aquí no puede inferirse que a la jurisprudencia del Tribunal no subyazca
sas informa la caracterización que ofrece Bóckenfórde de las teorías de ninguna teoría de los derechos fundamentales. El concepto de teoría de
los derechos fundamentales como «expresión de determinadas concep- los derechos fundamentales no está limitado a teorías que aceptan sólo
ciones del Estado y de concepciones básicas sobre la relación del indi- un principio sino que más bien, tal como se señalara más arriba, en una
viduo con la comunidad estatal»162. Esto permite reconocer que toda teoría de los derechos fundamentales existe también la posibilidad de
partir de un conjunto de principios. Si uno se orienta por la jurispruden-
157 cia del Tribunal Constitucional Federal, obtiene una teoría compleja que
Cfr. E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation»,
pág. 1538.
158
Para una crítica general sobre teorías unipuntuales, cfr. supra, Capítulo 1. II.
159
E. W. Bóckenfórde, «Die Methoden der Verfassungsinterpretation», pág. 2098. 163
160 Cfr. R. Dreier, «Zur Problematik und Situation der Verfassungsinterpretation» en
Cfr. al respecto supra, Capítulo 7. II. 1.2.
161
Cfr. al respecto supra, Capítulo 8. VI. 2. Id., Recht - Moral - Ideologie, pág. 126.
162 164
E. W. Bóckenfórde, «Grundrechtstheorie und Grundrechtsinterpretation», E. W. Bóckenfórde, «Die Methoden der Verfassungsinterpretation», pág. 2098.
pág. 1537. 165
Ibídem,pág. 1536.

502 503
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

contiene más principios de derecho fundamental que sólo el principio li- contra de estos principios se han aducido numerosas objeciones. Sin em-
beral (libertad jurídica/igualdad jurídica)166. bargo, ellas son refutables. Así lo muestra una breve visión de las seis
En contra de estas teorías que contienen conjuntos, se aduce la obje- más importantes. Una primera objeción aduce que aquellos principios se
ción de la inutilidad. Así, Bóckenfórde considera que no serían más que generalizarían de una manera inadmisible173, lo que impediría las necesa-
catálogos de tópicos, de los que uno podría valerse según se quiera167. Sin rias diferenciaciones174. De esta manera, no se afecta la prioridad prima
embargo, frente a esto pueden esgrimirse tres argumentos: (1) En virtud facie del principio de la libertad jurídica. Ésta admite toda diferencia-
de su estructura lógica, los principios son algo más que meros tópicos. ción, siempre que se cumpla con la carga de la argumentación. Según
(2) Por medio de relaciones de prioridad prima facie, es posible crear un una segunda objeción, los principios serían demasiado bastos porque
cierto orden de los principios; por lo tanto, una teoría que incluya un con- apuntarían a «la libertad» y, por ello, no tomarían en cuenta que pueden
junto puede ser una teoría de los principios del tercer tipo, antes mencio- entrar en colisión las libertades de diferentes titulares de derechos funda-
nado. (3) No hay que esperar demasiado de una teoría material de los de- mentales, lo que podría conducir a una injustificada preferencia de la li-
rechos fundamentales. bertad del uno a costa de la libertad del otro175. Al respecto, cabe decir
(1) La ley de la ponderación muestra que los principios son algo que las prioridades prima facie sólo existen frente a otros principios que
más que meros tópicos168. No es posible recurrir o no arbitrariamente a no son los de la libertad jurídica y la igualdad jurídica. Si se enfrentan la
los principios. Si son relevantes, deben ser tomados en cuenta. En todo libertad jurídica y la libertad jurídica o la libertad jurídica y la igualdad
caso de colisión, es indispensable llevar a cabo una ponderación en la jurídica de diferentes titulares de derechos fundamentales, no es válida
que debe preguntarse si la importancia de la satisfacción de uno de los entonces la relación de prioridad prima facie. Una tercera objeción sos-
principios justifica la medida inevitable de la falta de satisfacción del tiene que, en caso de duda, no valdría «ni la regulación más libre ni la
otro. Ciertamente, con esto no se determina el resultado. Sin embargo, la menos libre, sino sólo la correcta»176. Esta objeción no toma en cuenta
fundamentación se obtiene, en una cierta medida, en una estructura ra- que la prioridad prima facie es justamente un medio para encontrar la so-
cional. lución correcta de acuerdo con la Constitución. Cuando, en un caso de
(2) Más arriba se ha mostrado que no es posible formular un orden colisión, puede aducirse razones igualmente buenas a favor de una u otra
de los principios o un orden de valores que, de una manera intersubjeti- solución, sin una regla de prioridad, no es posible fundamentar cuál es la
vamente controlable, conduzca en cada caso a un único resultado; un or- correcta. En estos casos la prioridad prima facie dice que la solución que
den semejante podría ser llamado «orden duro»169. Sin embargo, lo que corresponde al principio de la libertad jurídica es la constitucionalmente
es posible es un orden blando con prioridades prima facie. El núcleo co- correcta. Una cuarta objeción aduce que una prioridad prima facie no es
rrecto de la teoría material de los derechos fundamentales propuesta por conciliable con la tarea de optimización formulada por la idea de la uni-
Bóckenfórde es que, como se expusiera más arriba170, puede presentarse dad de la Constitución177. Sin embargo, en modo alguno las prioridades
una prioridad prima facie de los principios de la libertad jurídica y de la prima facie excluyen las optimizaciones necesarias ya en virtud de la es-
igualdad jurídica, es decir, una carga argumentativa a favor de estos prin-
cipios. La prioridad prima facie del principio de la libertad jurídica coin-
cide ampliamente con la «suposición básica de libertad» del Tribunal Rechtsleben, Fsch. zum hundertjáhrigen Bestehen des Deutschen Juristentages, tomo 2,
Constitucional Federal171 y con la máxima «in dubiopro libértate»111. En Karlsruhe 1960, págs. 279 ss.: Id., «Prinzipien der Verfasungsinterpretation» en WDStRL
20 (1963), págs. 31 ss., así como E. v. Hippel, Grenzen und Wesensgehalt der Grundrechte,
166
Berlín 1971, pág. 130.
173
Cfr. al respecto supra. Capítulo 9.1. 2. Con respecto a la tesis según la cual a las dis- P. Lerche, «Stil, Methode, Ansicht» en DVBl 1961, pág. 698.
tintas disposiciones iusfundamentales se pueden adscribir haces de fines, cfr. M. Kriele, 174
R. Scholz, Wirtschaftsaufsicht und subjekíiver Konkurrentenschutz, Berlín 1971,
Einfíihrung in die Staatslehre», págs. 335 ss. pág. 130.
167 175
E. W. Bóckenfórde, «Die Methoden der Verfassungsinterpretation», pág. 1537. Conde C. Pestalozza, «Kritische Bemerkungen zu Methoden und Prinzipien der
168
Capítulo 3. III. 2.2.2.3. Grundrechtsauslegung in der Bundesrepublik Deutschland», pág. 446.
169 176
Capítulo 3. III. 2.2.1. A. Keller, Die Kritik, Korrektur und Interpretation des Gesetzeswortlauts, Wintert-
170
Capítulo 8. VI., Capítulo 9. IV. 3. hur 1960, pág. 279; H. Ehmke, «Prinzipien der Verfassungsinterpretation», pág. 87.
171
BVerfGE 6. 32 (42); 13. 97 (1115); 17. 306 (313 s.): 32, 54 (72). 177
K. Hesse, Grundzüge des Verfassungsrechts, observación al margen 72; W. Krebs,
172
Cfr., sobre todo, P. Schneider, «In dubio pro libértate» en Hundert Jahre deutsches Vorbehalt des Gesetzes und Grundrechte, pág. 52.

504 505
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

tructura de los principios178. Ellas contienen tan sólo una regla de solu- teoría material de los derechos fundamentales de este tipo está condenado
ción para un caso de empate argumentativo, que puede presentarse en un al fracaso, hay que preguntarse cuáles deberían ser las características de
intento de optimización. Una quinta objeción dice que la prioridad prima una teoría de los principios que estableciera para cada caso sólo una res-
facie conduce a una interpretación demasiado extensa de los derechos de puesta correcta. Ya más arriba185, se descartó una primera posibilidad, es
libertad (derechos del status negativo)179 y que sería expresión de un indi- decir, la del orden cardinal u ordinal de los principios. Como se acaba de
vidualismo anarquista y de un exagerado liberalismo económico180. Con exponer, las prioridades prima facie conducen sólo a una estructuración de
esto se sobrevalora el contenido material de la prioridad prima facie. la argumentación basada en los principios, pero no a un orden duro que es-
Esta no excluye un desplazamiento del principio de la libertad jurídica tablezca para cada caso concluyentcmente un único resultado. Queda sólo
por parte de principios contrapuestos. Simplemente exige que para la so- la posibilidad de un orden por medio de relaciones concretas de prioridad,
lución que los principios contrapuestos exigen, se aduzcan razones más que expresen el peso relativo de los principios en determinados casos o
fuertes que para la solución que el principio de libertad jurídica exige. grupos de casos. Un ejemplo de una relación de prioridad concreta seme-
Esto conduce a la única objeción importante, es decir, la sexta. La priori- jante es el de la Sentencia del caso Lebach, según el cual bajo la condición
dad prima facie tendría un carácter formal. Introduciría en la teoría de los de que se trate de la repetición de una emisión televisiva sobre un delito
principios una dirección hacia la libertad jurídica y la igualdad jurídica, grave, que no responde ya a los intereses actuales de la información, que
pero no contendría ninguna pauta181 que indique hasta dónde se puede ir ponga en peligro la resocialización del autor del delito, el principio de pro-
o no ir en esta dirección. Esto dependería de criterios materiales cuya uti- tección de la personalidad del autor precede a la libertad de información
lización estructura pero, no determina la prioridad prima facie. Esto limi- radial186. Como se ha mostrado más arriba, esta relación de prioridad im-
ta, por cierto, el valor práctico de la prioridad prima facie, pero no lo plica —de acuerdo con la ley de colisión— una regla que, si se presentan
vuelve inútil. El hecho de no tener una determinación material no es una las condiciones mencionadas, prohibe la transmisión de la emisión. Sin
razón para renunciar también a una estructuración. embargo, con esto, se ve claramente el dilema frente al que se encuentra
(3) Lo que se acaba de decir conduce al tercer punto: no puede espe- todo intento de conseguir la dureza de una teoría de los principios por me-
rarse demasiado de una teoría material de los derechos fundamentales. La dio de relaciones concretas de prioridad. Para lograr el máximo de dureza,
forma más ambiciosa de una teoría material de los derechos fundamentales es decir, la determinación de la decisión de cada caso, la teoría tendría que
sería una teoría que contuviese para cada caso una sola solución correcta. contener una relación concreta de prioridad para todo caso de derecho fun-
En los últimos tiempos, sobre todo Dworkin se ha preocupado por formu- damental concebible; esto significa una regla de decisión para cada caso
lar una teoría semejante. Considera que es posible formular una «soundest concebible de derecho fundamental. Sin embargo, esto significaría que la
theory oflaw» (la teoría del derecho más correcta), que contiene los princi- teoría se convertiría en una amplia lista de reglas de decisión para cada
pios y los pesos relativos182, que justifican de la mejor manera, los prece- caso concebible de derecho fundamental. Ya los límites de la fantasía hu-
dentes y las normas estatuidas183, y sobre cuya base, en cada caso, existe mana excluyen la posibilidad de confeccionar una lista completa de este
una única respuesta correcta184. Para comprender que el programa de una tipo. A esto se agrega que las reglas de decisión contenidas en una lista se-
mejante no podrían contar con la aprobación general, ya que ésta presu-
pondría que para cada caso de derecho fundamental existe una solución
178 que todos aprobarían. Sin embargo, lo más importante es que las solucio-
Cfr. supra, Capítulo 3.1. 2.
179
H. Ehrnke, «Prinzipien der Verfassungsinterpretation», pág. 87.
nes contenidas en esta lista necesitan una fundamentación. La pregunta de
180
A. Keller, op. cit. pág. 279. su fundamentación remite al problema de una teoría material de los dere-
181
Conde C. Pestalozza, loe. cit., pág. 446. chos fundamentales, para cuya solución la lista debía ser un medio.
182
R. Dworkin, Taking Rights Seriously, pág. 66.
183
Ibídem, págs. 116 s. Después de todo esto, puede decirse que no es posible una teoría ma-
184
Ibidem, pág. 81; Id., «No Right Answer?» en P. M. S. Hacker/J. Raz (eds.), Law, terial de los derechos fundamentales que establezca con carácter obliga-
Morality and Society, Essays in Honour ofH. L. A. Hart, Oxford 1977, págs. 76 ss. Cfr. al
respecto con mayor información bibliográfica, R. Alexy, «Zum Begriff des Rechtsprin-
zips», págs. 61 s., 82 ss.; A. Peczenik, «Is There Always a Right Answer to a Legal Ques-
185
tion?» en Essays in Legal Theory in Honour ofK. Makkonen, Oikeustiede Jurisprudentia Capítulo 3. III. 2.2.1.
186
16 (1983), págs. 241 ss. BVerfGE 35. 202 (237).

506 507
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES CIO. LOS DERECHOS Y LAS NORMAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA JURÍDICO

torio la solución para cada caso de derecho fundamental. Por ello, no hay La inseguridad relativa a los resultados, que tiene el discurso iusfun-
que esperar demasiado de una teoría material de los derechos fundamen- damental, conduce a la necesidad de una decisión iusfundamental autori-
tales. Lo único que puede exigirse de ella es que estructure la argumenta- tativa. Si la mayoría parlamentaria no ha de autocontrolarse, lo que signi-
ción de derecho fundamental de una manera materialmente aceptable en ficaría ser juez en causa propia189, queda sólo la posibilidad de un control
la mayor medida posible. Estas exigencias las satisface una teoría de los por parte del Tribunal Constitucional, cualquiera que sea su forma. No
principios que contenga un conjunto de principios de derecho fundamen- tiene nada de irrazonable que un Tribunal Constitucional no sólo argu-
tal y los ponga en un orden blando, por medio de prioridades prima facie, mente sino que también decida. En general, es válida la tesis según la
que favorecen los principios de libertad jurídica y de igualdad jurídica. cual sólo dentro del marco de un sistema jurídico, la razón práctica que
vincula la argumentación y la decisión de manera racional, puede lograr
3.3. El proceso de argumentación de derecho fundamental su realización190. A la luz de esta idea, es razonable la institucionaliza-
ción de una justicia constitucional cuyas decisiones pueden y necesitan
Las reflexiones acerca de la base de la argumentación de derecho ser justificadas y criticadas en el marco de un discurso racional acerca de
fundamental fueron dedicadas al asunto de la posibilidad de controlar ra- los derechos fundamentales.
cionalmente la argumentación de derecho fundamental. El resultado es
que, habida cuenta de su base, la argumentación de derecho fundamental
está, ciertamente, un poco más determinada y estructurada racionalmen-
te, pero que la medida y la fuerza de control que con esto se logra son li-
mitadas. Queda todavía una considerable laguna de racionalidad. Esta la-
guna de racionalidad la llena el procedimiento de la argumentación de
derecho fundamental: del discurso iusfundamental.
El discurso iusfundamental es un procedimiento argumentativo en el
que, de lo que se trata, es de lograr resultados iusfundamentales correctos
sobre la base presentada187. Como la argumentación iusfundamental está
determinada sólo de manera incompleta por su base, la argumentación
práctica general es un elemento necesario del discurso iusfundamental.
Esto significa que el discurso iusfundamental, al igual que el discurso ju-
rídico en general, comparte la inseguridad relativa a los resultados que
tiene el discurso práctico general. Por lo tanto, es inevitable la apertura
del sistema jurídico provocada por los derechos fundamentales. Sin em-
bargo, es una apertura de tipo calificado. No se trata aquí de una apertura
en el sentido de la arbitrariedad o de la mera decisión. La base presentada
confiere a la argumentación iusfundamental una cierta firmeza y, por me-
dio de las reglas y formas de la argumentación práctica general y de la ar-
gumentación jurídica, la argumentación iusfundamental que se lleva a
cabo sobre esta base, es estructurada racionalmente188.

187
Con respecto al hecho de que el discurso iusfundamental no es sólo un asunto de la
justicia constitucional y de la ciencia del derecho constitucional, cfr. P. Haberle, «Die offe-
ne Gesellschaft der Verfassungsinterpreten» en JZ 1975, págs. 279 ss. 189
188
Cfr. R. Dworkin, TakingRights Seriously, págs. 142 s.
Cfr. R. Alexy, Theorie der juristischen Argumentation, págs. 345 ss. 190
Cfr. M. Kriele, Recht undpraktische Vernunft, pág. 40.

508 509
Epílogo

En el centro de este libro se encuentra la tesis de que, más allá de su


formulación más o menos precisa, los derechos fundamentales tienen el
carácter de principios y de que los principios son mandatos de optimiza-
ción. Desde la primera aparición de la Teoría de los derechos fundamen-
tales en el año 1985, la tesis de los mandatos de optimización se ha en-
frentado a numerosas objeciones. Algunas hacen alusión a problemas ge-
nerales de la teoría de las normas1. Sin embargo, la mayoría gira
alrededor de la pregunta de si la tesis de los mandatos de optimización
conduce a un modelo adecuado de los derechos fundamentales. La crítica
se mueve entre dos polos o líneas.

I. DEMASIADO Y DEMASIADO POCO


La primera línea de crítica aduce que el modelo de los principios, ba-
sado en la tesis de los mandatos de optimización, resta fuerza a los dere-
chos fundamentales. Esta objeción ha sido formulada por Habermas con
todas sus implicaciones:
«Si los principios establecen un valor que debe realizarse de manera
óptima, y si el grado de cumplimiento de este mandato de optimización
no puede obtenerse de la norma misma, la aplicación de tales principios
en el marco de lo fácticamente posible, hace indispensable la práctica de
una ponderación orientada a fines»2.
Esta «ponderación orientada a fines» lleva a que, «si las circunstan-
cias lo exigen, los derechos individuales puedan sacrificarse en razón de
1
Cfr. Sobre este aspecto: R. Alexy, «Zur Struktur der Rechtsprinzipien», en AAW
(B. Schilcher, P. Koller y B. - C. Funk Edts.), Regeln, Prinzipien und Elemente im System
des Rechts, Verlag Ósterreich, Viena, 2000, págs. 31 y s.
2
J. Habermas, Facticidad y Validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de de-
recho en términos de teoría del discurso, Trotta, Madrid, 1998, pág. 327.

511
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

fines colectivos»3. De esta manera, los derechos fundamentales pierden ellas son —necesariamente— susceptibles de ser el objeto de una pondera-
su firmeza, que únicamente puede garantizarse mediante una estructura ción»7.
deóntica estricta, es decir, mediante el carácter de las reglas. Por el con- Bóckenforde admite que este carácter de principio:
trario, si los derechos fundamentales adquieren el carácter de principios, «(es) idóneo para definir el concepto dogmático fundamental de los
se derrumba una «barrera cortafuergos»: derechos fundamentales, porque puede comprender todas las funciones
«Si en caso de colisión todas las razones pueden adoptar el carácter de estos derechos y, viceversa, porque permite que dichas funciones se
de argumentos que establecen fines, se derrumba aquella barrera corta- desarrollen a partir del mismo»8.
fuegos que está asociada con un entendimiento deontológico de las nor- No obstante, este efecto implicaría otras consecuencias que en defini-
mas y de los principios jurídicos en el discurso jurídico»4. tiva serían inaceptables. El papel de los derechos fundamentales en el
Ahora bien, la ponderación de los derechos fundamentales no sólo sistema jurídico cambiaría de modo radical. Los clásicos derechos funda-
pondría en peligro su fuerza en general. También entrañaría el riesgo de mentales reducían su alcance a una parte del sistema jurídico: la relación
que estos derechos fuesen víctimas de «juicios irracionales»5, a causa de entre el Estado y el ciudadano; en cambio, los derechos fundamentales,
la inexistencia de medidas racionales para llevar a cabo la ponderación: entendidos como principios, desplegarían sus efectos a lo largo de todo el
«Y porque para ello faltan criterios racionales, la ponderación se ordenamiento jurídico. De este modo, generarían una eficacia expansiva
efectúa de forma arbitraria o irreflexiva, según estándares y jerarquías a a todos los ámbitos jurídicos, que conduciría necesariamente a una efica-
los que se está acostumbrado»6. cia horizontal o eficacia frente a terceros de los derechos fundamentales,
En síntesis: Los derechos fundamentales primero se debilitan al así como al reconocimiento de que existen contenidos iusfimdamentales
transformarse en mandatos de optimización y luego amenazan con desa- de protección, de aseguramiento social y de organización y procedimien-
parecer en la vorágine de la ponderación irracional. to, que exigen una actuación positiva del Estado y que no se limitan
La crítica de Habermas puede expresarse como una advertencia sobre —como los clásicos derechos de libertad— a exigir únicamente omisio-
el peligro de un «demasiado poco» en derechos fundamentales. Lo con- nes estatales9. Los derechos fundamentales se convertirían por esta vía en
trario, el peligro de un «demasiado», está en el centro de la crítica de los «principios de mayor jerarquía del ordenamiento jurídico en su con-
Bóckenforde. El punto de partida de Bóckenforde es la diferencia entre junto»10. Como tales, en definitiva, ya lo contendrían todo. Sólo sería ne-
los derechos fundamentales como clásicos derechos de defensa del ciu- cesario concretarlos por medio de la ponderación:
dadano frente al Estado y los derechos fundamentales como normas de «El ordenamiento jurídico en su conjunto está —en el nivel de las
principio. Los derechos fundamentales, como normas de principio, o, normas de principio con tendencia a la optimización— ya contenido en
como Bóckenforde precisa, apoyándose en la terminología del Tribunal la Constitución. Solamente le hace falta la concreción»11.
Constitucional Federal, como «normas objetivas de principio», «corres- Esto coincide exactamente con aquello que Forsthoffsarcásticamente
ponderían exactamente» a lo que en la teoría de los principios se designa denominó: la Constitución como un «huevo jurídico originario», «del
como «mandatos de optimización»: que todo surge, desde el Código Penal, hasta la Ley sobre la fabricación
«Las normas de principio son mandatos de optimización, que pueden de termómetros»12 (*). La concepción de los derechos fundamentales
satisfacerse en diferente medida, y en los cuales, la medida de cumpli-
miento ordenada depende no sólo de las posibilidades fácticas, sino tam- 7
E.-W. Bóckenforde, «Grundrechte ais Grundsatznormen. Zur gegenwártigen Lage
bién de las jurídicas. Estas normas tienen una tendencia normativa hacia la der Grundrechtsdogmatik», en Id., Staat, Verfassung, Demokratie, Frankfurt a. M., 1991,
optimización, sin que por ello estén sujetas a un contenido determinado; págs. 185.
8
Ibídem.
9
3
Ibídem, págs. 168 y s.
J. Habermas, «Anhang zu Faktizitat und Geltung. Replik auf Beitráge zu einem 10
Ibídem, pág. 188.
Symposion der Cardozo Law School», en Id., Die Einbeziehung des Anderen. Studien zur 11
Ibídem, pág. 189.
politischen Theorie, Suhrkamp, Frankfurt a. M., 1996, pág. 310. 12
E. Forsthoff, El Estado de la Sociedad Industrial, Instituto de Estudios Políticos,
4
J. Habermas, Facticidad y Validez, op. cit., pág. 332. Madrid, 1975, pág. 242.
5
Ibídem, pág. 332. (*) N.T. En la versión española del libro de Forsthoff, la expresión alemana «juristis-
6
Ibídem, págs. 332 y s. ches Weltenei» se traduce como «huevo de Colón jurídico». Sin embargo, esta traducción

512 513
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

como mandatos de optimización conduciría entonces a un modelo de como orden fundamental. La disyuntiva entre el orden marco y el orden
Constitución de fatales consecuencias. El Legislador perdería toda auto- fundamental juega un papel central en la controversia sobre la teoría de
nomía. Su actividad se agotaría en la mera definición de aquello que ya los principios. Es preciso advertir desde ahora que el concepto de orden
está decidido por la Constitución. El proceso político democrático perde- marco se ha convertido en algo así como una bandera común de los más
ría considerablemente su significado13 y «el tránsito del Estado de legis- diversos opositores a la idea de optimización. Desde esta perspectiva, la
lación parlamentaria al Estado jurisdiccional —de la Jurisdicción Consti- teoría de los principios se adscribiría al concepto opuesto, es decir, al
tucional—» sería imparable14: de orden fundamental. De acuerdo con Bóckenfórde, una Constitución
«Cuando los derechos fundamentales representan normas de princi- es un «orden jurídico fundamental del ente social», si «todos los princi-
pio con tendencia a la optimización, el Tribunal Constitucional está obli- pios jurídicos y las posibilidades de equilibrio para la configuración del
gado a dotarlos de validez y de contenido normativo»15. orden jurídico ya están contenidos in nuce en ella»17. Esto coincide con
Como consecuencia, según Bóckenfórde, únicamente existe una al- la idea de la Constitución como un «huevo jurídico originario» de Fors-
ternativa: decidirse a favor de los derechos fundamentales como princi- thoff y permite reproducir, de manera imprecisa pero acertada, el ene-
pios y, con ello, a favor del Estado jurisdiccional, o decidirse a favor de migo común contra el que luchan los valedores de la idea de orden
la reducción de los derechos fundamentales a los clásicos derechos de marco.
defensa y, de este modo, a favor del Estado de Legislación parlamen- La teoría de los principios es una víctima fácil, si se examina a par-
taria16. La pregunta es si verdaderamente sólo existen esas dos posibi- tir de este fundamento. Si la teoría de los principios llevara consigo ne-
lidades. cesariamente a una Constitución que ya contuviera todo el ordenamien-
to jurídico, el Legislador estaría condenado sólo a declarar, bajo vigi-
lancia de la Jurisdicción, aquello que ya habría sido decidido por la
Constitución. Por consiguiente, a causa de una «presión constitucional
II. ORDEN FUNDAMENTAL Y ORDEN MARCO de optimización», se eliminaría completamente la «libertad de configu-
ración política del Legislador»18. Este hecho sería incompatible a todas
La alternativa entre el Estado jurisdiccional y el Estado de legisla- luces con los principios del parlamentarismo democrático y de división
ción es una contraposición entre dos tipos de distribución de competen- de poderes. Estos principios exigen que el Legislador legitimado demo-
cias. Bóckenfórde asocia esta dicotomía, ubicada en el nivel de las cráticamente, tenga una importante participación autónoma en la confi-
competencias, con una segunda alternativa que se sitúa en el ámbito de guración del ordenamiento jurídico, desde los puntos de vista cuantita-
la estructura y el contenido de las normas constitucionales y, consi- tivo y cualitativo.
guientemente, de la Constitución como estructura normativa. Se trata Lo anterior suscita el interrogante de si la teoría de los principios im-
de la opción entre la Constitución como orden marco o la Constitución plica necesariamente en realidad un orden fundamental en el sentido de
Bóckenfórde, que elimine por completo la libertad legislativa. La res-
puesta a esta pregunta depende de los conceptos de orden marco y orden
no parece demasiado apropiada, pues la expresión «huevo de Colón» indica «lo sumamen- fundamental. A continuación, trataremos en primer lugar el concepto de
te fácil que a nadie se le había ocurrido» (Cfr. Sobre este significado: M. Seco, O. Andrés y orden marco.
G. Ramos, Diccionario del Español Actual, Aguilar, Madrid, Volumen II, 1999,
pág. 2529). En un sentido muy diferente, la expresión «jurisrisches Weltenei» se refiere
sarcásticamente a la idea de que la Constitución sea el huevo que da origen a todo el orde-
namiento jurídico y que envuelve ya in nuce y ab initio el contenido de todas las normas
que lo conforman (la Constitución como un microcosmos jurídico). Por esta razón, aquí se
utilizará la expresión «huevo jurídico originario».
13
E.-W. Bóckenfórde, «Grundrechte ais Grundsatznormen. Zur gegenwártigen Lage
der Grundrechtsdogmatik», pág. 197.
14 17
Ibídem,pág. 190. Ibidem, pág. 198.
15 18
Ibídem, pág. 196. C. Starck, «Rezension: Robert Alexy, Begriff und Geltung des Rechts», Der Staat,
16
Ibídem, págs. 198 y s. núm. 32, 1993, págs. 475 y s.

514 515
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

1. EL CONCEPTO DE ORDEN MARCO punto de vista material. Consiguientemente, si se denomina margen de


acción al conjunto integrado por las decisiones que el Legislador puede
El concepto de orden marco debe diferenciarse de los criterios para adoptar, necesariamente deberá concluirse que la afirmación de que la
determinar su contenido. Para la determinación del contenido de orden Constitución no representa un marco material, es equivalente a la afirma-
marco se proponen muy diversos criterios. Aquí se considerarán tres di- ción de que el margen de acción del Legislador es ilimitado desde el pun-
versas concepciones de estos criterios. El primero es el orden marco de to de vista material.
Bóckenforde. Este debe conformarse mediante la eliminación de las nue- El modelo puramente procedimental es incompatible con la vincula-
vas funciones de los derechos fundamentales, como la eficacia horizontal ción jurídica del Legislador a los derechos fundamentales, porque el pro-
o frente a terceros y la de ser fuente de deberes de protección a cargo del pio modelo se define precisamente mediante la negación de cualquier
Estado, y mediante el regreso al entendimiento de estos derechos como tipo de vinculación jurídico-material, como lo es la que deriva de los de-
clásicos derechos de defensa frente al poder estatal19. Esta versión puede rechos fundamentales. Desde la perspectiva de un escéptico radical fren-
denominarse como la reducción liberal de la Constitución. Ahora bien, te a la ponderación, la concepción de los derechos fundamentales como
Hain pertenece a aquellos que se sienten intimidados por una decisión principios produciría una negación semejante de toda vinculación jurídi-
sustancial de este tipo. Este autor deja subsistir en cambio todas las di- co material. El escepticismo radical frente a la ponderación se define
mensiones de los derechos fundamentales para reducirlas luego en con- como la aceptación de que, cualquiera que sea el resultado de la pondera-
junto a un «estándar mínimo»20. La posición de Hain puede describirse ción, éste siempre debe considerarse como un resultado legítimo. Si los
como una reducción general material de la Constitución. Por último, apa- derechos fundamentales, como objetos de la ponderación, no excluyen
rece el modelo de la reducción metodológica de la Constitución, pro- ningún resultado, no pueden ser vinculantes. Estos derechos no son capa-
puesto por Jestaedt. Este modelo se caracteriza por su especial radicalis- ces de trazar límites al Legislador y, por esta razón, tampoco pueden
mo. Según esta tercera variante, sólo debe pertenecer a la Constitución constituir un marco. Desde el punto de vista del escepticismo radical
aquello que empíricamente puede definirse como la voluntad histórica frente a la ponderación, de lo único de que son capaces los derechos fun-
del Constituyente21. damentales es de producir la apariencia de que existe un marco. Un Tri-
Es preciso diferenciar este tipo de criterios para la determinación del bunal Constitucional puede utilizar esta circunstancia para encubrir el ca-
contenido de una Constitución como orden marco, del concepto de orden rácter decisionista de sus sentencias. Desde esta perspectiva, el Legisla-
marco como tal. Este último concepto permanece idéntico en todas las dor no está vinculado a la Constitución, sino más bien está a merced del
concepciones del marco y es, en esta medida, de carácter formal. Por ra- Tribunal Constitucional. Desde luego, no existirían razones legítimas que
zones de simplicidad, aquí sólo se considerará la relación entre la Consti- respaldaran dicha vinculación del Legislador.
tución y la legislación. En este ámbito puede diferenciarse entre tres El escepticismo radical frente a la ponderación sólo se ha defendido
constelaciones fundamentales. muy rara vez con todas sus implicaciones. Sin embargo, sus argumentos
En la primera constelación, la Constitución no contiene en absoluto resuenanfrecuentemente.Esto sucede, por ejemplo, en la tesis de Haber-
mandatos o prohibiciones sustanciales que restrinjan las competencias mas acerca de la inexistencia de medidas racionales para la ponderación
del Legislador. Mientras se sujete a las prescripciones constitucionales y su imagen del derrumbamiento de la barrera cortafuegos que constitu-
de competencia, procedimiento y forma, al Legislador se le permite todo yen los derechos fundamentales23. Con ello se plantea una primera pre-
y está habilitado para todo. Éste es el modelo puramente procedimental gunta a la teoría de los derechos fundamentales como principios, relativa
de Constitución22, en el cual, por definición, ésta no se presenta como un al tema del orden marco: ¿tiene la teoría de los principios capacidad para
orden material. Las competencias del Legislador son ilimitadas desde el establecer de manera racional un marco al Legislador?
La contrapartida al modelo puramente procedimental es el modelo
19
20
E.-W. Bockenfórde, «Grundrechte ais Grundsatznormen», págs. 194 y s. puramente material de Constitución. En este modelo la Constitución con-
Cfr. K.-E. Hain, Die Grundsatze des Grundgesetzes, Nomos, Baden-Baden, tiene un mandato o una prohibición para cada decisión imaginable del
págs. 32, y 188 y s.
21
M. Jestaedt, Grundrechtsentfaltung im Gesetz, Tübingen, 1999, págs. 337, y 361 y s.
22 23
Cfr. Supra, Capítulo 10,1. J. Habermas, Facticidady Validez, págs. 332 y 281.

516 517
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

Legislador. Se trata de una Constitución como un «huevo jurídico origi- titución. Resulta decisivo el hecho de que su contorno se determina de
nario», tal como la describió Forsthoff. Bajo su imperio no existe ningu- acuerdo con lo que tiene validez jurídica en razón de las normas de la
na regulación legislativa que el Legislador pueda o no libremente emitir. Constitución. El margen de acción estructural consiste entonces en aque-
De este modo, se elimina todo margen de acción legislativa. Qué duda llo que, en razón de los límites, la Constitución ordena y prohibe definiti-
cabe de que una supresión semejante de todo margen de acción contradi- vamente.
ce el principio de la competencia de decisión atribuida al Legislador de- Con base en esta definición puede diferenciarse entre el margen de
mocráticamente legitimado. Si fuera atinada la objeción de Bóckenfórde, acción estructural y el margen de acción epistémico o cognitivo. Un mar-
de que la teoría de los principios conduce a la eliminación de toda com- gen de acción epistémico no deriva de los límites de lo que la Constitu-
petencia autónoma de decisión del Legislador, la teoría de los principios ción ordena y prohibe, sino de los límites de la capacidad para reconocer
habría sido herida en el corazón. lo que la Constitución, por una parte, ordena y prohibe, y por otra, lo que
En la discusión sobre el modelo puramente procedimental se planteó no ordena ni prohibe, es decir, lo que confía a la discrecionalidad legisla-
la pregunta de si la teoría de los principios está capacitada para establecer tiva. Si se quiere afinar el planteamiento, puede decirse que el margen de
ciertas prohibiciones al Legislador, es decir, de si está en condiciones de acción epistémico deriva de los límites de la capacidad para reconocer
establecerle un marco, entendido en el sentido de un límite. Ahora es pre- los límites de la Constitución. Los límites de esta capacidad pueden ser
ciso formular, en segundo término, la pregunta de si puede hacerlo sin tanto límites del conocimiento empírico, como límites del conocimiento
suprimir todos los márgenes de acción legislativa. Esto sería posible, si la normativo. Que la Constitución admita este tipo de márgenes de acción
teoría de los principios estuviera en condiciones de ordenar y prohibir al- epistémicos, depende del papel que juegan los principios formales, asun-
gunas cosas al Legislador, y de no ordenarle ni prohibirle otras. Si algo to que se discutirá más adelante. Aquí interesa solamente la delimitación
no está ordenado ni prohibido, está permitido hacerlo u omitirlo. Si está del margen de acción estructural en relación con el margen de acción
permitido hacerlo u omitirlo, es discrecional24. De este modo, el margen epistémico.
de acción del Legislador consiste exactamente en las alternativas que se El modelo del marco se ha descrito hasta ahora con ayuda de los con-
han confiado a su discrecionalidad. Por esta razón, el margen de acción ceptos de mandato, prohibición y de lo discrecional. Esto también puede
puede denominarse «espacio de discrecionalidad». hacerse con ayuda de los conceptos de necesidad, imposibilidad y posibi-
En la primera constelación se confiaba todo a la discrecionalidad del lidad. Lo que está ordenado por la Constitución, es constitucionalmente
Legislador; esto corresponde al modelo puramente procedimental. En la necesario; lo que está prohibido por la Constitución, es constitucional-
segunda constelación, por el contrario, no se confiaba nada a su discre- mente imposible y lo que la Constitución confía a la discrecionalidad del
cionalidad; esto es expresión del modelo puramente material de Consti- Legislador, es tan solo constitucionalmente posible, porque para la Cons-
tución. Pues bien, la tercera constelación consiste en que se confía algu- titución no es necesario ni imposible. Por lo tanto, el problema del marco
nas cosas a su discrecionalidad y otras no, es decir, hay ciertas cosas que se puede formular también como el problema de la existencia de un ám-
están ordenadas o prohibidas. Esto corresponde al modelo material-pro- bito de lo constitucionalmente posible. Los adversarios de la tesis de la
cedimental25. optimización opinan que la existencia de un ámbito semejante es incom-
La metáfora del marco puede precisarse entonces de la siguiente ma- patible con la idea de optimización.
nera: el marco es lo que está ordenado y prohibido. Lo que se confía a la
discrecionalidad del Legislador, o sea, lo que no está ordenado ni prohi-
bido, es aquello que se encuentra en el interior del marco. Así, lo discre- 2. EL CONCEPTO DE ORDEN FUNDAMENTAL
cional define el margen de acción del Legislador. Este margen de acción
es de tipo estructural26. Se podría hablar también de un margen de acción Antes de enfrentar el problema de la compatibilidad entre la idea del
material, que se origina a partir de la estructura de las normas de la Cons- marco y la optimización, es preciso aclarar el segundo concepto que for-
ma parte del arsenal de los opositores de la teoría de los principios: el
24
Cfr. Supra, Capítulo 4, II, 1.2.1.
concepto de orden fundamental. Este concepto puede concebirse de ma-
25
Cfr. Supra, Capítulo 10,1. nera cuantitativa o cualitativa. Una Constitución es un orden fundamen-
26
Cfr. Supra, Capítulo 9, II, 3. tal en sentido cuantitativo, si no confía nada a la discrecionalidad del Le-

518 519
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

gislador, es decir, si para todo tiene previsto un mandato o una prohi- lidad es libre para actuar. Esta circunstancia, por sí sola, justifica analizar
bición. Esta es la idea de la Constitución como un «huevo jurídico el margen de acción estructural antes que el margen de acción episté-
originario», expuesta por Forsthoff, que no deja nada sin decidir, ni si- mico.
quiera el asunto relativo a los termómetros para controlar la fiebre. Este Hay tres márgenes de acción estructural: el margen para lafijaciónde
concepto cuantitativo de orden fundamental es un concepto que verdade- fines, el margen para la elección de medios y el margen para la pondera-
ramente se contrapone al concepto de orden marco27. Es imposible que ción.
una Constitución sea al mismo tiempo un orden fundamental en sentido
cuantitativo y un orden marco. Muy distinto es lo que ocurre en relación
con el concepto cualitativo de orden fundamental. Una Constitución es 1. EL MARGEN PARA LA FIJACIÓN DE FINES
un orden fundamental cualitativo o sustancial, si mediante ella se deci-
den asuntos fundamentales para la comunidad. Este concepto de orden Frente a un derecho fundamental, el Legislador tiene un margen para
fundamental sí es compatible con el concepto de orden marco. Una la fijación de fines, cuando el derecho fundamental contiene una reserva
Constitución puede decidir asuntos fundamentales, y en ese sentido ser competencial de intervención, que deja abiertas las razones para la inter-
un orden fundamental, y, sin embargo, dejar muchas preguntas abiertas, vención legislativa, o menciona las razones para intervenir, pero no orde-
y por tanto ser un orden marco. Según la teoría de los principios, una na que se produzca la intervención legislativa, sino que sólo permite que
buena Constitución tiene que combinar estos dos aspectos; debe ser tanto esto suceda en caso de que concurran dichas razones. En el primer su-
un orden fundamental como un orden marco. Esto es posible, si, en pri- puesto, el Legislador puede decidir por sí mismo si interviene en el dere-
mer lugar, la Constitución ordena y prohibe algunas cosas, es decir, esta- cho fundamental, y en razón de qué fines, propósitos o principios lo ha-
blece un marco; si, en segundo lugar, confia otras cosas a la discreciona- ce28. En el segundo supuesto, la Constitución deja en manos del Legisla-
lidad de los poderes públicos, o sea, deja abiertos márgenes de acción; y, dor la decisión de hacer suyos los fines, propósitos o principios enuncia-
en tercer lugar, si, mediante sus mandatos y prohibiciones decide aque- dos en la cláusula que establece la reserva de intervención, en caso de
llas cuestiones fundamentales para la sociedad, que pueden y deben deci- que quiera intervenir en el derecho fundamental.
dirse por una Constitución. La pregunta que se plantea es si estos postu- El margen para la fijación de fines se muestra en su máxima expre-
lados pueden satisfacerse cuando se acepta que los derechos fundamenta- sión cuando el Legislador puede escoger por sí mismo los fines que justi-
les tienen la estructura de principios. fican su intervención en un derecho fundamental. Como ejemplo de este
tipo de fines, en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal se
encuentran: «el mantenimiento y el fomento de la mano de obra»29, y la
III. EL MARGEN DE ACCIÓN ESTRUCTURAL participación de los empleadores en los costes del seguro de desempleo,
Y LA PONDERACIÓN cuando sus antiguos trabajadores no pueden encontrar un nuevo empleo
por estar sujetos a la prohibición de competir con quien era su emplea-
Lo que las normas de una Constitución no ordenan ni prohiben, se dor30. Un tercer ejemplo trata del «mantenimiento de una flota mercante
enmarca dentro del margen de acción estructural del Legislador. Este alemana». El art. 27 LF prescribe: los barcos mercantes conformarán una
margen de acción está mucho más exento de problemas que el margen de flota mercante alemana. Esta prescripción podría interpretarse en el sen-
acción epistémico. No necesita ninguna fundamentación afirmar que el tido de que el mantenimiento de una flota mercante alemana tiene «el
Legislador es libre para actuar, cuando la Constitución no lo ha obligado rango de un bien constitucionalmente protegido». De ser así, estaría or-
a nada. En cambio, no es un asunto evidente afirmar que el Legislador es denado que el Legislador persiguiera este fin. En este caso, por lo tanto,
libre para actuar cuando se presentan problemas para reconocer si en rea- éste no dispondría de un margen para la fijación de fines. El Tribunal
Constitucional Federal deja abierta la pregunta de si el bien colectivo
27
Junto a éste concepto, existe un segundo concepto que verdaderamente se contrapo- 28
ne al de orden marco. Se trata del concepto de una Constitución que no decide nada desde Cfr. Supra, Capítulo 3, II, 3.
29
el punto de vista material. Este concepto es correlativo al modelo puramente procedi- BVerfGE13,97(110).
30
mental. BVerfGE99,202(212).

520 521
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

consistente en el mantenimiento de una flota mercante alemana es el ob- pende entonces de la práctica de distintas ponderaciones, y de la posibili-
jeto de un principio constitucional y se limita a constatar que, en todo dad de identificar en qué medida los diversos medios favorecen o perju-
caso, el Legislador «puede»31 perseguir ese fin legítimamente. Como dican realmente a los principios que entran en juego. Esta circunstancia
consecuencia, el mantenimiento de una flota mercante alemana es trata- conduce a un nuevo problema relativo a los márgenes de acción legislati-
do como un fin que puede ser perseguido por el Legislador, porque se en- va. Se trata del margen estructural para la ponderación, del cual nos ocu-
cuadra dentro de su margen para la fijación de fines. paremos enseguida.
Los fines que se enmarcan dentro de este margen son generalmente
bienes colectivos. Si un derecho individual es catalogado como razón
para la restricción de un derecho fundamental, en los dos platillos de la 3. EL MARGEN PARA LA PONDERACIÓN
balanza entran en juego principios constitucionales. En esta medida, en
este supuesto no tendría relevancia el margen legislativo para la fijación Una objeción que se aduce frecuentemente en contra de la teoría de
de fines. los principios parte de la tesis de que la idea de optimización está ligada
con la idea del punto más alto, y continúa con la afirmación de que esta
idea excluye la existencia de un margen estructural para la ponderación.
Así lo señala la crítica de Lerche, según la cual, los principios, como
2. EL MARGEN PARA LA ELECCIÓN DE MEDIOS
mandatos de optimización, «estarían ligados al punto más alto posible,
de acuerdo con las circunstancias (jurídicas y fácticas) dadas», y «de este
El segundo margen de acción, o sea, el margen para la elección de modo estarían ligados in nuce a un punto ideal»35. «En atención a sus
medios, entra en escena cuando las normas de derecho fundamental no contenidos, que se mueven en un amplio horizonte, y que irremediable-
sólo prohiben ciertas intervenciones legislativas, sino también ordenan la mente están llamados a entrar en colisión», esta circunstancia se traduce
ejecución de algunas conductas positivas, como cuando se trata de los en una «vinculación intensa y fundamental del Legislador al punto de lo
deberes de protección32. Este margen deriva de la estructura de los debe- máximo que se pueda alcanzar». El Legislador carecería entonces de «le-
res positivos. Si está ordenado rescatar a un ahogado, y esto es posible de gitimación interna»36. Muy similar es la opinión de Scherzberg. Los dere-
varias maneras: nadando, lanzándole un chaleco salvavidas o con ayuda chos fundamentales, como mandatos de optimización, «sólo admiten
de un bote, del deber de rescate no se sigue que las tres medidas deban aquellas soluciones para las colisiones, que representen la máxima reali-
ser adoptadas. Dicho deber se satisface si el rescate se consigue mediante zación posible de todos los bienes iusfundamentales implicados». En ra-
alguna de las tres alternativas. Esta circunstancia no se presenta en cam- zón de la estructura normativa, esta circunstancia excluye —abstracción
bio en el caso de los deberes negativos. La prohibición de matar incluye
la prohibición de todas las acciones homicidas33. Ahora bien, el margen hecha de raras excepciones—, «la existencia de un margen de deci-
para la elección de medios no origina demasiados problemas cuando los sión»37.
diversos medios son igualmente idóneos para alcanzar o favorecer el fin, La tesis del punto máximo desemboca en la idea de que en el ámbito
y, desde la perspectiva de otros fines o principios relevantes, no tienen de los principios siempre existe una única respuesta correcta. Si a esta
ningún efecto negativo o tienen algunos efectos negativos, pero estos no idea se suma que, a causa de la existencia del derecho general de libertad
tienen un significado destacable. Esto no ocurre, sin embargo, cuando los y del principio general de igualdad, así como de su efecto expansivo, el
diversos medios favorecen el fin en diferente medida o cuando no es se- ámbito de los principios iusfundamentales se expande ilimitadamente a
guro en qué medida lo hacen; o cuando los diversos medios se comportan todo el sistema jurídico, entonces se hace evidente que la objeción del
negativamente en una medida distinta en relación con otros fines o prin-
cipios, o cuando no es seguro en qué medida lo hacen34. La decisión de- dung von prima facie - Position und definitiver Position ais fundamentaler Konstruktions-
grundsatz der Grundrechte, Nomos, Badén - Badén, 1998, págs. 140 y s.
35
P. Lerche, «Die Verfassung ais Quelle von Optimierungsgeboten?», en AA.VV. (J.
31
BVerfGE 92, 26 (43). Burmeister Edt.), Verfassungsstaatlichkeit. Festschriftfür Klaus Stern zum 65. Geburtstag,
32
Cfr. Sobre este aspecto la Sentencia BVerfGE 46, 160 (164 y s.). Beck, Munich, 1997, pág. 205.
33 36
Cfr. Supra, Capítulo 9, II, 3. Ibídem, págs. 205 y s.
34
Cfr. Sobre este aspecto: M. Borowski, Grundrechte ais Prinzipien. Die Unterschei- 37
A. Scherzberg, Grundrechtsshutz und Eingriffsintensitat, Berlín, 1989, pág. 174.

522 523
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

punto máximo no es nada distinto a una variante especial de la crítica de bunal Superior de Saarbrücken, que se ocupó del asunto en segunda ins-
la Constitución como un «huevo jurídico originario» de Forsthoff, rela- tancia, consideró inconstitucional la exigencia de probar los conocimientos
cionada con la idea de optimización. técnicos comerciales para el mero hecho de instalar una máquina de tabaco
Que la objeción del punto máximo sea acertada, depende de lo que y planteó la cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucio-
deba entenderse por «optimización», según la teoría de los principios. nal Federal. Este Alto Tribunal llegó a la decisión de que la exigencia de
Este aspecto se desprende de la definición de principio. Los principios probar los conocimientos técnicos específicos para el comercio de mercan-
son normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor medida posi- cías, es decir, también para el comercio mediante una máquina de tabaco,
ble, de acuerdo con las posibilidades fácticas y jurídicas. Una de las tesis vulneraba la libertad de profesión y oficio, garantizada por el art. 12.1 LF.
fundamentales expuestas en la «Teoría de los derechos fundamentales», Su fundamentación se apoyó básicamente en que, en el caso del estableci-
es que esta definición implica el principio de proporcionalidad con sus miento en donde se había instalado la máquina de tabaco, la prueba de co-
tres subprincipios: idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido nocimientos comerciales específicos no era idónea para proteger a los con-
estricto, y viceversa: que el carácter de principios de los derechos funda- sumidores de daños económicos o de daños para la salud40. En consecuen-
mentales se sigue lógicamente del principio de proporcionalidad38. Esta cia, esta medida resultaba prohibida por el principio de idoneidad
equivalencia significa que los tres subprincipios de la proporcionalidad y vulneraba por tanto el derecho fundamental a la libertad de profesión y
definen lo que debe entenderse por «optimización», de acuerdo con la oficio.
teoría de los principios. Consiguientemente, el interrogante de si la opti- Esta argumentación expresa la idea de optimización. Hay dos princi-
mización es incompatible con el carácter de marco de la Constitución, es pios enjuego: el de libertad de profesión y oficio (Pl) y el de protección
equivalente al interrogante de si el principio de proporcionalidad lo es. de los consumidores (P2). Debido a la falta de idoneidad, el medio adop-
Para responder esta pregunta, debe prestarse atención sumariamente a los tado M, o sea la prueba de conocimientos técnicos, no está en condicio-
subprincipios de idoneidad y de necesidad. nes de favorecer al principio Pl y, sin embargo, sí impide la realización
del principio P\. En esta situación, si se omite M, no se originan costes ni
para P2 ni para Pl y, en cambio, si se adopta M, sí resultan costes para
3.1. Idoneidad y necesidad Pl. Si se renuncia a M, en conjunto Pl y P2 pueden realizarse en su ma-
yor medida, de acuerdo con las posibilidades fácticas. No se trata de nada
Los subprincipios de idoneidad y de necesidad expresan la pretensión, distinto a una manera de expresar la idea del óptimo de Pareto: puede
contenida en el concepto de principio, de alcanzar la mayor realización po- mejorarse una posición, sin que otra empeore41.
sible de acuerdo con las posibilidades fácticas. La idea tiene muy poco que Este ejemplo elemental muestra que no se puede optimizar sin plan-
ver con un «punto máximo». Esto puede ilustrarse con dos casos. En el tear la pregunta implícita en el subprincipio de idoneidad. Asimismo, el
primero se trata de la idoneidad. Un peluquero había puesto una máquina
de tabaco en su establecimiento, sin contar con un permiso explícito de la ejemplo muestra que el aspecto de la optimización que subyace al sub-
Administración. A consecuencia de ello, un funcionario administrativo le principio de idoneidad no consiste en navegar hacia un punto máximo. El
impuso una multa por quebrantar la ley de comercio al por menor. Esta ley subprincipio de idoneidad tiene más bien el status de un criterio negati-
exigía un permiso, que sólo podía otorgarse si el solicitante demostraba el vo, mediante el cual se puede detectar qué medios no son idóneos. Un
«conocimiento técnico profesional indispensable» para ejercer la actividad criterio negativo de esta naturaleza no lo fija todo, sino que únicamente
comercial de que se tratara. Esta circunstancia podía acreditarse mediante excluye algo: los medios no idóneos. Por esta razón, es compatible con la
la prueba de la formación como comerciante o de la práctica de muchos idea de orden marco. Como elemento de un orden marco, su función con-
años en un establecimiento de comercio, o mediante un examen especial, siste en excluir lo no idóneo, sin que de este modo llegue afijarlotodo.
en el que se demostraran ciertos conocimientos necesarios para ser comer- Algo similar puede afirmarse válidamente sobre el subprincipio de
ciante39. El peluquero buscó protección jurídica ante los tribunales. El Tri- necesidad. Este subprincipio exige que de dos medios igualmente idó-

38 40
Cfr. Supra, Capítulo 3,1, 8. BVerfGE 19, 330 (338 y s.)
39 41
BVerfGE 19, 330 (332 y s.) Cfr. Supra, Capítulo 3, III, 2.2.2.

524 525
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

neos, sea escogido el más benigno con el derecho fundamental afectado. plemente de la prohibición de sacrificios innecesarios para los derechos
En relación con este subprincipio puede analizarse también un ejemplo fundamentales.
que versa sobre una colisión entre la libertad de profesión y oficio y la Naturalmente, el examen de idoneidad y de necesidad no es siempre
protección de los consumidores. Una ordenanza del Ministerio federal tan fácil como en estos dos casos analizados. Esta circunstancia se debe a
para la juventud, la familia y la salud establecía la prohibición de que cir- múltiples causas, entre las cuales dos merecen una especial mención. La
cularan en el mercado, dulces y confites, que si bien contuvieran cacao primera de ellas es que la idoneidad y la necesidad consisten en relacio-
en polvo, estuvieran hechos esencialmente de arroz inflado y, por lo tan- nes medio/fin, cuyo enjuiciamiento supone frecuentemente problemas de
to, no fueran productos de chocolate que cumplieran todas las exigen- pronósticos muy complicados. En 1994 el Tribunal Constitucional Fede-
cias. El fin de esa ordenanza era proteger a los consumidores de posibles ral tuvo que decidir si la sanción penal de la producción, el comercio, la
errores a la hora de comprar este tipo de productos. El Tribunal Constitu- divulgación y la adquisición de productos del cannabis era compatible
cional Federal consideró que una prohibición de circulación semejante sí con el derecho general de libertad (art. 2.1 LF) y con la libertad de la per-
era idónea para proteger a los consumidores. Si una mercancía no puede sona (art. 2.2 apartado 1 LF). En este asunto se planteaba la pregunta de
introducirse en el comercio, disminuye el peligro de que sea comprada si una liberalización del cannabis, como un medio más benigno para la li-
por equivocación. Sin embargo, la prohibición de introducir la mercancía bertad, podía conjurar los peligros que dicha droga y su comercio ilegal
en el comercio no era necesaria, porque existía un medio igualmente idó- originan, en igual o mayor medida que la sanción penal. La tesis de que
neo pero menos restrictivo. Se trataba del deber de marcar y etiquetar es- no se dispone de «conocimientos científicamente fundados, que hablen
tos productos, que podía prevenir el peligro de confusiones y equivoca- necesariamente a favor de la corrección de una o de otra alternativa»,
ciones «de una manera igualmente eficaz, pero menos gravosa»42. constituye la base de la respuesta del Tribunal43. En esta situación, debe
admitirse la decisión del Legislador a favor de la sanción penal:
Aquí también puede reconocerse claramente la idea de optimización.
El principio de protección de los consumidores (P2) se realiza mediante «Entonces el Legislador ostenta la prerrogativa de apreciación y de
el deber de marcar y etiquetar los productos (MI), en una medida equiva- decisión para elegir entre varias alternativas potencialmente adecuadas
lente a aquella en que se satisface mediante la prohibición de circulación para alcanzar el fin legislativo»44.
en el mercado (M2). Entonces, para P2 es igual si se adopta MI o M2. Este ejemplo muestra el importante papel que le puede corresponder
Esto no ocurre, en cambio, en relación con la libertad de profesión y ofi- al margen de acción epistémico en los exámenes de idoneidad y de nece-
cio (Pl). M2 interviene de una manera sustancialmente más intensa en sidad. El reconocimiento de la competencia del Legislador para la apre-
Pl que MI. Desde la perspectiva de las posibilidades fácticas (MI o M2), ciación de fenómenos empíricos es equivalente, en cuanto al resultado, al
Pl puede realizarse en una mayor medida por medio de la elección de reconocimiento de la competencia para restringir los derechos funda-
MI que con la de M2, sin que con ello se produzcan costes para P2. Por mentales45. La pregunta de si puede justificarse, y en qué medida, la exis-
consiguiente, la optimización de Pl o P2 prohibe adoptar M2. tencia de un margen de apreciación semejante, no pertenece al contexto
de los márgenes de acción estructurales, sino al de los márgenes de ac-
En este sentido, el subprincipio de necesidad también es una expre- ción cognitivos. Estos últimos son esencialmente un problema de los
sión de la idea del óptimo de Pareto. A causa de la existencia de un me- principios formales, que se tratarán más adelante.
dio más benigno e igualmente idóneo, puede mejorarse una posición sin El problema del margen de acción epistémico aparece tanto en lo
que esto represente costes para la otra. Al igual que ocurre con el sub- concerniente a la idoneidad como a la necesidad. Ahora bien, la segunda
principio de idoneidad, mediante este subprincipio se lleva a cabo una causa para que la estructura del examen implícito en estos subprincipios,
selección de medios. Al Legislador no le está categóricamente prescrito simple en sí misma, se vuelva compleja, afecta sólo a la necesidad. Dicha
adoptar el medio más benigno. Únicamente se afirma que si el Legisla- causa radica en la posibilidad de que existan constelaciones en las que no
dor quiere perseguir su fin, sólo puede adoptar el medio más benigno, o sólo sean relevantes dos, sino más de dos —o sea, mínimo tres— princi-
un medio igualmente benigno o un medio un poco más benigno. No se
trata de una optimización hacia un determinado punto máximo, sino sim- 43
BVerfGE90, 145 (182 y s.).
44
BVerfGE90, 145(183)
42 45
BVerfGE53, 135(146). Cfr. Supra, Capítulo 9, II, 3.

526 527
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

pios. Frecuentemente aparecen medios más benignos en relación con el char contra las prácticas ilegales (P2) pueda realizarse mediante una in-
derecho fundamental afectado, que a su vez favorecen efectivamente en tervención relativamente menor del derecho fundamental (Ml)l Con esta
igual medida el fin perseguido por el Legislador, pero que también impli- pregunta se abandona el ámbito de la optimización relativo a las posibili-
can la desventaja de restringir un tercer principio o fin. Un ejemplo de dades fácticas. Se pasa al terreno de la mayor realización posible en rela-
este fenómeno lo ofrece la Sentencia del Tribunal Constitucional Fede- ción con las posibilidades jurídicas. La pregunta es si P2 y P3 justifican
ral, en la que se trataba de la prohibición de que los contratistas dejaran a conjuntamente la intervención relativamente intensa en Pl que la prohi-
cargo de las obras de construcción a trabajadores dedicados a este oficio. bición (MI) representa. Este es un problema de ponderación, con el que
Esta práctica conducía a la violación de numerosas prescripciones labo- se entra en el tercer escalón del principio de proporcionalidad.
rales, sociales, económicas y tributarias. No obstante, también había con-
tratistas que efectuaban esta práctica, pero que observaban esas prescrip-
3.2. El subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto
ciones específicas. Estos últimos aducían que la completa prohibición de
su actividad no era necesaria, porque el fin legislativo, es decir, la lucha Como mandatos de optimización, los principios no sólo exigen la
contra las prácticas ilegales, podía alcanzarse por un medio más benigno. mayor realización posible en relación con las posibilidades fácticas, sino
Únicamente era preciso organizar controles efectivos sobre las obras de también la mayor realización posible en relación con las posibilidades ju-
construcción. De esta manera, se podría respetar el derecho fundamental rídicas. Estas últimas se determinan fundamentalmente por los principios
a la libertad de profesión y oficio y, al mismo tiempo, se podría alcanzar que juegan en sentido contrario. El subprincipio de proporcionalidad en
el fin del Legislador. Resultaría obligatorio someterse a este argumento si sentido estricto, como tercer subprincipio del principio de proporcionali-
la decisión sólo dependiera de la libertad de profesión y oficio (Pl) y de dad, expresa lo que significa la optimización en relación con los princi-
la lucha contra las prácticas ilegales (P2), y además, si se supone que el pios que juegan en sentido contrario. Este principio es idéntico a la ley de
control (MI) y la prohibición (M2) tienen una eficacia equivalente. En ponderación, que establece lo siguiente:
este caso, estaría prohibido adoptar la prohibición (M2). Sin embargo, el Cuanto mayor sea el grado de la no satisfacción o de afectación de
Tribunal Constitucional Federal introduce en el análisis un tercer princi- uno de los principios, tanto mayor debe ser la importancia de la satisfac-
pio: el uso adecuado de los recursos públicos (P3) desde el punto de vista ción del otro47.
económico. El particular no puede esperar que, a fin de evitar interven- De esta manera se expresa que la optimización en relación con los
ciones en los derechos fundamentales, «los recursos públicos, disponi- principios que juegan en sentido contrario, no consiste en nada diferente
bles sólo en una cantidad limitada, sean utilizados más allá de la medida a la ponderación.
razonable esperada por la sociedad, para formar un cuerpo de funciona- La ley de ponderación muestra que la ponderación se puede dividir
rios competentes cuya finalidad sea luchar contra dichas irregularida- en tres pasos. En el primer paso es preciso definir el grado de la no satis-
des»46. Con esta nueva circunstancia, la constelación sufre un cambio facción o de afectación de uno de los principios. Luego, en un segundo
fundamental. La pregunta de si debe adoptarse MI en lugar de M2, ya no paso, se define la importancia de la satisfacción del principio que juega
puede decidirse solamente en la relación entre Pl y P2. P2 es neutral en en sentido contrario. Finalmente, en un tercer paso, debe definirse si la
relación con las alternativas MI o M2, y, por consiguiente, queda fuera importancia de la satisfacción del principio contrario justifica la afecta-
de juego desde la perspectiva de la elección entre estas dos posibilidades, ción o la no satisfacción del otro.
porque P2 sólo exige que se adopte MI o M2. La pregunta acerca de esta La objeción de Habermas en contra de la teoría de los principios esta-
elección se resuelve definitivamente en la relación entre Pl y P3. El inte- ría esencialmente justificada, si no fuera posible emitir juicios racionales,
rrogante es: ¿admite la Constitución en este caso una intervención relati- en primer lugar, sobre las intensidades de las intervenciones en los dere-
vamente intensa en el derecho fundamental (M2), para que los recursos chos fundamentales; en segundo lugar, sobre los grados de importancia
públicos no sean sobrecargados en demasía, o por el contrario, exige una de la satisfacción de los principios; y, en tercer lugar, sobre la relación
afectación mucho más alta de los recursos públicos, para que el fin de lu- que existe entre lo uno y lo otro. Los derechos fundamentales, como
46 47
BVerfGE77, 84 (110 y s.) Cfr. Supra, Capítulo 3, III, 2.2.2

528 529
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

principios, admitirían en definitiva todo —con la salvedad de la selec- muestra que es posible concebir una ordenación válida de dichos grados.
ción de medios ilegítimos que se lleva a cabo mediante los subprincipios Para ello, basta imaginar que alguien catalogara la prohibición de todos
de idoneidad y de necesidad—. De este modo, no habría un marco, por- los productos derivados del tabaco como una intervención leve en la li-
que no existirían límites. Por el contrario, la objeción de Bóckenfórde es- bertad de profesión y oficio y, por el contrario, el deber de etiquetar con
taría esencialmente justificada, si la ponderación exigiera siempre una advertencias los paquetes como una intervención intensa. Sería difícil to-
decisión exacta del Legislador, es decir, si no existieran márgenes estruc- marse en serio estas apreciaciones.
turales para la ponderación. Como quiera que sólo tiene sentido hablar de La posibilidad de construir la escala de tres intensidades también se
marco y de margen de acción, cuando es posible que exista un límite de plantea del lado de las razones que jueguen en contra del derecho funda-
algún tipo, primero debe abordarse el problema planteado por Habermas. mental. La razón que fundamenta el deber de etiquetar con advertencias
Si la tesis de que la ponderación carece de «medidas racionales»48 se in- los productos derivados del tabaco, es la protección de la población fren-
terpreta literalmente, debe llegarse a la conclusión de que mediante la te a diversos peligros para la salud. El Tribunal Constitucional Federal no
ponderación no puede establecerse un resultado de forma racional en debía de exagerar, cuando, en su Sentencia sobre las advertencias acerca
ningún caso. A esta tesis puede oponerse dos tesis contrarias, una radical del tabaco, considera cierto, «de acuerdo con el estado de los conoci-
y una moderada. La tesis radical señala que la ponderación establece un mientos de la medicina actual», que fumar origina cáncer, así como en-
resultado de forma racional para todos los casos. La teoría de los princi-
pios no ha defendido nunca esta tesis y, por el contrario, siempre ha enfa- fermedades cardiovasculares50. De ello se desprende que el peso de las
tizado que la ponderación no es un procedimiento que en cada caso con- razones que justifican la intervención es alto. Dichas razones pesan in-
duzca necesariamente a un único resultado49. Con ello, todo confluye a la tensamente. Fijados así la intensidad de la intervención como leve y el
tesis moderada. Esta tesis sostiene que, con la ayuda de la ponderación, grado de importancia de la razón que justifica la intervención como gra-
ciertamente no en todos, pero sí en algunos casos, puede establecerse un ve, es fácil derivar el resultado. La razón para la intervención, que tiene
resultado de manera racional y que el conjunto que conforman estos ca- un peso intenso, justifica la intervención leve. Como consecuencia, el de-
sos es suficientemente interesante, como para que la existencia de la pon- ber de etiquetar con advertencias los productos del tabaco no lesiona la
deración como método esté justificada. libertad de profesión y oficio de los productores de tabaco, garantizada
por el art. 12.1 LF. Este resultado, al que se llega en el examen de propor-
Es posible encontrar algunos ejemplos fáciles en los que resulta plau- cionalidad en sentido estricto, no es sólo un resultado plausible. Habida
sible formular juicios racionales sobre las intensidades de las interven- cuenta de la reducida intensidad de la intervención y del alto peso de la
ciones en los derechos fundamentales y sobre los grados de realización razón que la justificaba, puede catalogarse, como lo hace el Tribunal
de los principios, de tal modo que mediante la ponderación pueda esta- Constitucional Federal, como un resultado «evidente»51.
blecerse un resultado de forma racional. Así ocurre con el deber de los
productores de tabaco de etiquetar sus productos con advertencias sobre Alguien podría opinar que este ejemplo no dice mucho. De un lado,
el peligro para la salud que implica el fumar, lo que constituye una inter- se trata de actividades económicas. En este ámbito es fácil hacer escalas,
vención relativamente leve en la libertad de profesión y oficio. Por el porque el desarrollo de dichas actividades se fundamenta en definitiva en
contrario, una prohibición total de cualquier tipo de productos del tabaco especulaciones acerca de costes. Del otro lado, se trata de la vida y de la
debería catalogarse como una intervención grave. En medio de casos de muerte. Si se puede acreditar mediante investigaciones empíricas que
este tipo, leves y graves, es posible ubicar otros casos en los cuales la in- hasta cierto punto lo que está enjuego es un gran peligro para la vida, no
tensidad de la intervención es media. Un ejemplo sería la prohibición de es difícil efectuar una ordenación en el antes mencionado ámbito de la
tener máquinas expendedoras de tabaco, aunada a que la venta de tabaco importancia y fundamentarlo en hechos cuantifícables. Sin embargo, esto
se restringiera a determinados establecimientos. De esta manera, se for- no podría extrapolarse a otros ámbitos, en los que los factores cuantifíca-
ma una escala con los grados «leve», «medio» y «grave». Este ejemplo bles como los costes y las probabilidades no jueguen ningún papel o su
papel no sea tan relevante.
48
J. Habermas, Facticidady Validez, págs. 332 y 281.
49 50
Cfr. Supra, Capítulo 3, III, 2.2.2. En el mismo sentido: supra Capítulo 3, II, 3, Capí- BVerfGE95, 173(184).
51
tulo 10, II, 2.2, Capítulo 10, III, 2, y Capítulo 10, III. BVerfGE95, 173(187).

530 531
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

Para desvirtuar esa objeción debe analizarse un caso en el que se pre- ría necesario que la afectación del derecho al honor, compensada me-
senta la clásica colisión entre la libertad de expresión y el derecho al ho- diante la indemnización, fuera en todo caso por lo menos una afectación
nor. La popular revista satírica TITANIC llamó primero «asesino nato» y grave. Según la apreciación del Tribunal Constitucional Federal ello no
luego, en una edición posterior, «tullido», a un oficial de la reserva que era así. Por lo tanto, la intervención en la libertad de expresión resultaba
era tetrapléjico y que había logrado que lo llamaran de nuevo a filas para desproporcionada; esto quería decir que la conducta de haber llamado al
llevar a cabo un ejercicio militar. El Tribunal Superior de Dusseldorf oficial de la reserva «asesino nato» no podía sancionarse con una indem-
condenó a la revista TITANIC, en razón de una demanda instaurada por nización.
el oficial de la reserva, a pagar una indemnización de 12.000 Marcos Sin embargo, el asunto debía adoptar un tono distinto en lo concer-
Alemanes. La revista TITANIC interpuso un recurso de amparo. El Tri- niente al apelativo de «tullido». Este apelativo vulnera «gravemente el
bunal Constitucional Federal llevó a cabo una «ponderación relativa a las derecho al honor»56 de este oficial de la reserva que era tetrapléjico. Esto
circunstancias del caso concreto»52, entre la libertad de expresión de la quiere decir que, desde este punto de vista, la importancia de la protec-
revista implicada (art. 5.1. apartado 1 LF) y el derecho al honor del ofi- ción del oficial de la reserva mediante la imposición de una indemniza-
cial de la reserva (art. 2.1 LF en conexión con el art. 1.1. LF). Para tal fin, ción es grande. Esta apreciación se fundamenta de la siguiente manera:
el Tribunal determinó la intensidad de la afectación de esos derechos y llamar «tullido» a una persona con una minusvalía grave, se entiende hoy
las puso en relación. La condena al pago de la indemnización fue catalo- en general como «una humillación» y expresa una «falta de respeto». De
gada como «dura», es decir, como una intervención grave en la libertad este modo, frente a la intervención grave en la libertad de expresión se
de expresión, a pesar de que no hubiese sido el resultado de una senten- encuentra la elevada importancia que adquiere la protección del derecho
cia penal, sino sólo de una de una sentencia civil. Esta apreciación se al honor. En esta situación, el Tribunal Constitucional Federal llega a la
fundamentó sobre todo en el argumento de que la indemnización podría conclusión de que no podía reconocerse en este caso un «error en la pon-
reducir la futura disposición de los afectados para editar su revista de la deración en contra de la libertad de expresión»57. Por lo tanto, el recurso
misma manera en que lo venían haciendo hasta el momento53. Paralela- de amparo de la revista TITANIC fue estimado sólo en cuanto a que se
mente, el apelativo de «asesino nato» se interpretó en el contexto de las impuso una indemnización por el apelativo de «asesino nato». En lo con-
sátiras publicadas habitualmente por la revista TITANIC. Esta publica- cerniente al apelativo de «tullido», se consideró carente de fundamento58.
ción se refería de ordinario a muchas personas de una manera «ostensi- Puede ser discutible si el apelativo de «asesino nato» realmente re-
blemente poco seria, mediante juegos de palabras que a veces rayaban en presenta sólo una intervención media o leve en el derecho al honor. A
la majadería», tal como ocurre con la expresión nato; lo mismo sucedió este tipo de dudas habrá que referirse a propósito de los principios forma-
con el Presidente Federal de aquél entonces, Richard von Weizsácker, les. Aquí sólo es significativo destacar que apenas caben dudas de que
que fue llamado «ciudadano nato»54. Este contexto excluye entrever en tanto imponer una indemnización, como llamar «tullido» a un minusváli-
este apelativo una «vulneración no permitida, grave e ilegítima del dere- do, afectan de una manera intensa los respectivos principios de libertad
cho al honor»55. Como consecuencia, a la afectación del derecho al honor de expresión y del derecho al honor.
debe serle atribuida en todo caso una intensidad media, e incluso tal vez Ahora bien, en lo concerniente a la persona gravemente impedida, es
sólo una intensidad leve. Esto es correlativo a una importancia media y posible elaborar una calificación más refinada, sobre la base de las consi-
quizás sólo leve de la protección del derecho al honor del oficial de la re- deraciones del Tribunal. El Tribunal Constitucional Federal consideró
serva, protección que se logra por medio de la indemnización. La prime- atinadamente que llamar «tullido» a un tetrapléjico, implicaba una humi-
ra parte de la Sentencia se determinó de acuerdo con estos rangos. Para llación y una falta de respeto. Una humillación pública y una falta de res-
que la condena a la indemnización, en cuanto intervención grave en el peto semejantes afectan la dignidad del afectado. No se trata entonces
derecho fundamental a la libertad de expresión, estuviera justificada, se- simplemente de una afectación grave, sino de una afectación muy grave
o extraordinariamente grave. Con ello se entra en un ámbito en el que
52
BVerfGE86, 1 (11).
53 56
BVerfGE 86, 1(10). BVerfGE 86, 1 (13) - La negrilla es de R.A.
54 57
BVerfGE 86, 1 (11). Idídem.
55 58
BVerfGE 86, 1(12). BVerfGE 86, 1 (14).

532 533
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

una afectación casi nunca puede justificarse por la contundencia de las dares acostumbrados, si el sentido de la decisión proviniera únicamente
razones que juegan a favor de la intervención. Esta circunstancia está en de la existencia de una línea de precedentes y no de su propia corrección.
correspondencia con la ley de la tasa marginal decreciente de sustitu- Más aún, sólo podría hablarse de una aplicación «irreflexiva», si dicha
ción59. Esta ley constituye la barrera cortafuegos que Habermas echa en aplicación no tuviera lugar en el marco de una argumentación, porque los
falta en la teoría de los principios. Por lo tanto, el caso TITANIC no sólo argumentos son los que expresan y hacen ostensibles las reflexiones. Sin
constituye un ejemplo de que también es posible operar con las escalas embargo, aquí no hay una carencia de argumentación. Todas estas consi-
de rangos de intensidad, que pueden relacionarse perfectamente para deraciones también pueden aplicarse válidamente a la Sentencia del ta-
adoptar una decisión en los ámbitos en que entran en juego bienes inma- baco.
teriales como el honor y la libre expresión, sino también un ejemplo de Las dos Sentencias demuestran que sí existen casos en los cuales
que en los derechos fundamentales, interpretados como principios, hay puede establecerse límites a la actuación estatal de forma racional con
intensidades que establecen límites dentro de la estructura de la pondera- ayuda de la ley de la ponderación. Así se desvirtúa la tesis de que la pon-
ción; estas intensidades, si bien no pueden ser reconocidas como inmóvi- deración admite en definitiva cualquier tipo de decisiones, a causa de la
les y libres de ponderación, sí son fijas y claras. carencia de medidas racionales. En este sentido, la ley de ponderación se
Las sentencias sobre el tabaco y sobre el caso TITANIC muestran mantiene firme frente a las objeciones de Habermas. Ahora hay que pa-
que es posible hacer juicios racionales sobre los grados de intensidad y sar a la pregunta de si también lo logra frente a las objeciones de
de importancia en que se ven afectados los principios, y que estos juicios Bóckenfórde. Esto presupone que dicha ley sea compatible en una medi-
da aceptable con los márgenes de acción legislativa. Para responder a la
pueden relacionarse entre sí, a fin de fundamentar un resultado. Desde cuestión de los márgenes de acción en el ámbito de aplicación de la ley
luego, en estos juicios se presuponen medidas de enjuiciamiento que no de ponderación, es preciso observar con detenimiento el sistema que sub-
están contenidas en la propia ley de ponderación. Así, por ejemplo, en la yace a la escala de rangos de intensidades analizada hasta el momento.
consideración de que la condena impuesta a la revista TITANIC a pagar Todos los rangos conforman un modelo triádico o de tres rangos. Los tres
una indemnización representa una intervención grave en la libertad de rangos pueden designarse con las expresiones «leve», «medio» y «gra-
expresión, hay implícitas algunas estimaciones de lo que es peligroso ve». Para simplificar la exposición, estos tres rangos serán caracterizados
para la libertad de expresión. Del otro lado de la balanza, el juicio según con las letras «l», «m» y «g». «I» no sólo representa la expresión «leve»
el cual el apelativo de «tullido» constituye una intervención grave en el del lenguaje coloquial, sino también expresiones tales como «reducido»
derecho al honor, implica algunas estimaciones acerca de lo que significa o «débil», y «g», junto a «grave», también representa términos como
el honor de una persona y sobre lo que significa tener dignidad. Con «elevado» o «fuerte».
todo, esta circunstancia no significa, para utilizar las palabras de Haber- Según la ley de ponderación, el grado de la no satisfacción o de la
mas, que la ponderación se aplique «de forma arbitraria o irreflexiva, se- afectación de un principio y la importancia de la satisfacción del otro son
gún estándares y jerarquías a los que se está acostumbrado»60. Las esti- objeto de valoración como /, m, o g. En lugar de «grado de la no satisfac-
maciones que subyacen a los juicios sobre la intensidad de la interven- ción o de la afectación» puede también hablarse de «intensidad de la in-
ción en el derecho fundamental y sobre el grado de la importancia del tervención». Si se utiliza «Pi» como variable para el principio cuya vul-
principio contrario no son arbitrarias. Existen razones plausibles que las neración se examina, entonces la intensidad de la intervención en Pi pue-
respaldan. Asimismo, cabe dudar de que dichas estimaciones hayan sido de denotarse como «IPi». Las intervenciones en los principios siempre
adoptadas por el Tribunal Constitucional Federal «de forma irreflexiva, son concretas. Por esta razón, la intensidad de la intervención es una
según estándares y jerarquías a los que se está acostumbrado». Los están- magnitud concreta. Como tal, se distingue del peso abstracto de Pi. Por
dares ciertamente son correlativos a las líneas jurisprudenciales confor- razones de claridad, es importante especificar si se está hablando de una
madas por los precedentes. Sólo estaría justificado hablar aquí de están- magnitud abstracta o concreta. Si se trata de IPi, esto no resulta necesa-
rio, porque las intensidades de las intervenciones son necesariamente
concretas. Sin embargo, no resulta perjudicial hacer explícito el carácter
59
Cfr. supra, Capítulo 3, III, 2.2.2. concreto de IPi, agregando la especificación «C». «C» expresa las cir-
60
J. Habermas, Facticidady Validez, págs. 332 y 281. cunstancias del caso, relevantes para la decisión. «C» juega un papel cen-

534 535
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPILOGO

tral en la ley de colisión61. A fin de hacer explícita esta relación, debe uti- minar la intensidad de la intervención en la libertad de expresión, debe
lizarse «IPiC» para denotar la intensidad de la intervención (I) en Pi en el preguntarse simplemente en qué intensidad interviene en la libertad de
caso (C), que debe ser decidido. expresión la prohibición de ese calificativo, junto con la imposición de la
La segunda magnitud de la ley de ponderación es la importancia de la indemnización. Este es el sacrificio que la Constitución exige a ese dere-
satisfacción del otro principio. A diferencia de lo que ocurre con la inten- cho fundamental, cuando permite que se prohiba ese calificativo, como
sidad de la intervención, este grado de importancia no tiene por qué com- lo establece la Sentencia del Tribunal Superior de Dusseldorf, al imponer
prenderse necesariamente en exclusiva como una magnitud concreta. Es la indemnización. Para determinar la importancia de la satisfacción del
posible construir un concepto de importancia que esté integrado por una principio del derecho al honor, debe preguntarse ahora en sentido contra-
magnitud concreta y una abstracta. De este modo, por ejemplo, la vida rio, que significaría para el derecho al honor, si la intervención en la li-
humana tiene en abstracto un peso superior a la libertad general de hacer bertad de expresiónfixeraomitida o no fuera ejecutada, es decir, si el ape-
y de no hacer lo que se quiera. Entonces, la importancia que tenga la pro- lativo de «tullido» fuera catalogado como permitido y, como consecuen-
tección de la vida en una situación determinada, puede determinarse a la cia, no se condenara al pago de la indemnización. Con ello no se trata de
vez, según el peso abstracto de la vida y según su riesgo en el caso con- algo distinto que de los costes que se originan para la protección del ho-
creto. Que un concepto integrado de importancia como éste sea inteligi- nor, a partir de la protección de la libertad de expresión. La importancia
ble, no es sin duda una razón en contra de que sus elementos puedan di- del principio de protección del honor en el caso TITANIC resulta enton-
ferenciarse, y ello por razones analíticas. A esto se agrega que cuando los ces del cálculo sobre cuan intensa sería la intervención en el derecho al
pesos abstractos son diversos, juegan en la ponderación un papel influ- honor del oficial de la reserva, de no llevarse a cabo una intervención en
yente para la decisión. Si dichos pesos son iguales, lo cual ocurre muy la libertad de expresión de TITANIC. Esto puede generalizarse y expre-
frecuentemente en las colisiones entre derechos fundamentales, la deci- sarse mediante la siguiente fórmula: la importancia concreta de Pj se
sión sólo depende de los pesos concretos. De este modo, es imprescindi- mide según el grado de intensidad en la intervención en Pj, que la no in-
ble elaborar un concepto de importancia concreta. Este concepto se ob- tervención en Pi produzca.
tiene, si se establece que «W» (*) representa la importancia, «Pj» el prin- Ahora podría preguntarse por qué de cara a esa fórmula todavía se
cipio y «C», el hecho de que se trata de la importancia en el caso habla de la «importancia» concreta de Pj. Éste es un problema termino-
concreto que debe decidirse. Entonces, la importancia concreta de «Pj» lógico. En la práctica sería posible hablar simplemente de la intensidad
puede denotarse como «WPjC». de la intervención, en este caso, de la intensidad de la intervención que
Sin duda alguna, con lo anterior todavía no se ha respondido la pre- origina la no intervención en Pi, también en relación con Pj. De este
gunta de cuál es la importancia concreta de Pj. Sólo se ha establecido que modo se plantea el interrogante de qué terminología es apropiada. Los
dicha importancia depende de las circunstancias del caso concreto. Los análisis jurídicos deben penetrar en su objeto tan profundamente como
elementos del caso concreto que resultan esenciales para la decisión, son sea posible y no deben dejarse intimidar por las estructuras más comple-
la medida examinada y las consecuencias que su ejecución y su no ejecu- jas. Sin embargo, una vez se ha hecho el trabajo analítico, el jurista tiene
ción tienen para los principios relevantes. La no ejecución pertenece a que regresar a la superficie y tiene que comunicar sus conocimientos con
estos elementos, porque con la decisión se trata de establecer si la me- las palabras más fáciles y confiables que existan. Desde este punto de
dida está permitida o prohibida por los derechos fundamentales, y la vista, el concepto de importancia concreta del principio contrario parece
prohibición es correlativa a la circunstancia de que la medida deba omi- idóneo para comprender el contenido del concepto de intensidad de la in-
tirse. Lo que este hecho significa, puede ilustrarse con ayuda del caso tervención mediante la no intervención y para asociarlo con intuiciones
TITANIC. Para este efecto, únicamente debe considerarse el calificativo de uso común bien fundamentadas. Como consecuencia, en adelante, en
de «tullido», dirigido al oficial de la reserva tetrapléjico. A fin de deter- la ley de ponderación debe hablarse de la importancia de la satisfacción
del otro principio. Esto quiere decir que la contrapartida de «IPiC» es
61
«WPjC».
Cft.Supra, Capítulo 3,1, 3.2.1.
(*) Aquí se mantiene la «W» —proveniente de la palabra Wichtigkeit (importancia)— De esta manera quedan establecidos cuáles son los objetos que deben
no sólo para mantener la notación original en alemán sino para preservar la diferencia con valorarse como /, m o g. Al enunciar la ley de ponderación se advirtió
la ya introducida «I» de intervención. que la misma divide la ponderación en tres pasos. A partir de este mo-

536 537
EPÍLOGO
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

mentó, los dos primeros pasos pueden llevarse a cabo con ayuda de nues- cala de este tipo63. La simple catalogación de una magnitud como leve,
tro modelo triádico: la valoración de «IPiC» como /, m o g y la valora- media o grave, frecuentemente ya presenta problemas. A veces no puede
ción de «WPjC» como l, m o g. La pregunta relevante es ahora, cómo distinguirse tan fácilmente entre leve y grave, y en ocasiones, incluso
debe efectuarse el tercer paso, en el cual estas dos valoraciones se ponen puede parecer imposible. Las escalas jurídicas sólo pueden funcionar con
en mutua relación. La respuesta es fácil, si se observan las posibles cons- umbrales relativamente difusos y esto ni siquiera ocurre así en todos los
telaciones que permite el modelo triádico. Por una parte, se producen tres casos. Como consecuencia, debe descartarse el uso de mediciones calcu-
constelaciones en las que Pi adquiere precedencia: lables con ayuda de un continuo de puntos entre 0 y 1. Lo que sí resulta
posible, sin embargo, es presentar una ilustración de la estructura que
(1) «IPiC»: g/«WPjC»: l subyace al modelo triádico con la ayuda de cantidades numéricas. En ese
(2) «IPiC»: g/«WPjC»: m. contexto puede enunciarse una fórmula que exprese el peso de un princi-
(3) «IPiC»: m/«WPjC»: l. pio en las circunstancias del caso concreto, o de manera más breve, su
peso concreto. Dicha fórmula señala:
En estos casos adquiere validez la relación de preferencia condicio-
nada (PiPPj) C62, en el sentido de la ley de colisión. A estos tres casos de rv> -r =
GPi,jC
IPiC

primacía de Pi son correlativos tres casos de primacía de Pj: WPjC


(4) «IPiC»:l/«07yC»:g. Esta fórmula complementa la ley de colisión y la ley de ponderación.
Ella debe denominarse «fórmula del peso»64. El único signo de ella que
(5) «IPiC»: m/«WPjC»: g.
(6) «IPiC»: l / « WPjC»: m. aún no ha sido expuesto es «G». «G» se refiere al peso concreto de Pi, es
decir, al peso de Pi bajo las circunstancias del caso concreto (C). Al de-
En estos casos adquiere validez la relación de preferencia condicio- terminar el peso concreto como el cociente que se produce tras dividir la
nada (PjVPi) C. A estos seis casos, que pueden ser decididos mediante la intensidad de la intervención en dicho principio entre la importancia de
escala triádica, se agregan tres casos de empate:
63
Cfr. Supra, Capítulo 3, III, 2.2.1.
(7) «IPiC»: l / « WPjC»: l. 64
La fórmula del peso incluye sólo magnitudes concretas. Por consiguiente, esta fór-
(8) «IPiC»: m/«WPjC»: m. mula representa la situación en que el peso depende únicamente de dichas magnitudes.
(9) «IPiC»: g/«WPjC»: g. Como ya se advirtió, esto ocurre cuando los pesos abstractos de los principios relevantes
son iguales. Si estos difieren entre sí, entonces también deben incluirse en la fórmula. En lo
La existencia de estos tres casos de empate en la ponderación origina que sucesivo, el peso abstracto de Pi se denotará como «GPiA» y el de Pj como «GPjA».
la posibilidad de que exista un margen estructural para la ponderación. Así, la fórmula del peso toma la siguiente forma:
__,. ._ IPiC GPiA
Con todo, para explicar este margen es necesario investigar un poco más GPi,jC =
WPjC GPjA
acerca del modelo triádico.
Esta fórmula aclara por qué los pesos abstractos son superfluos cuando son iguales: se
Los tres rangos del modelo triádico constituyen una escala que inten- reducen mutuamente. Por tanto, la fórmula que no incluye los pesos abstractos no es una
ta sistematizar las valoraciones que tienen lugar tanto en la práctica coti- fórmula diferente a aquella que los incluye, sino la misma fórmula después de haber efec-
diana como en la argumentación jurídica. La catalogación de las intensi- tuado la reducción.
dades de la intervención en el derecho fundamental y de los grados de Una pregunta interesante es si en la fórmula del peso puede incorporarse objetos de
importancia que tiene la satisfacción del principio contrario, mediante manera acumulativa. Esta pregunta adquiere importancia cuando es posible aducir varios
esta escala de tres rangos, difiere radicalmente del establecimiento de es- principios a favor de la intervención en un derecho fundamental. En este supuesto podría
pensarse en la siguiente extensión de la fórmula del peso:
tas magnitudes por medio de una escala cardinal, como, por ejemplo, una IPiCGPiA
escala de 0-1, y eso debe ser así, porque las intensidades de la interven- WPjC • GPjA+...WPnC- GPnA
ción y los grados de importancia no pueden medirse con ayuda de una es- Que esta ampliación sea adecuada, es algo que depende de si la importancia de las ra-
zones que juegan a favor de la restricción crece aditivamente, a medida que dichas razones
62
Cfr. Supra, Capítulo 3,1, 3.2.1. se incrementan. Aquí debe dejarse abierta esa pregunta.

539
538
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

los principios contrarios, la fórmula del peso expresa que el peso concre- Entonces, el peso concreto de Pi (GPiJC) se establece mediante la atri-
to de un principio es un peso relativo. Esta relatividad se expresa me- bución a IPiC y WPjC, en la fórmula del peso, de los valores 1, 2 o 4. La
diante «PiJ». El peso concreto de Pi es el peso concreto de Pi relativo a cifra que debe atribuirse a cada magnitud se determina de acuerdo con la
Pj. Ahora bien, únicamente es posible hablar de un cociente, si puede valoración, como leve, medio o grave, de la intensidad de la intervención
disponerse de cantidades numéricas. Sin embargo, en la ponderación esto y del grado de importancia. En los casos en que a Pi le corresponde la
no ocurre en estricto sentido. Por lo tanto, realmente el peso concreto prioridad, tras haber introducido las cantidades numéricas, el peso con-
sólo puede definirse como un cociente, en un modelo numérico mediante creto de Pi (GPiJC) tiene los siguientes valores: g/l=4, g/m=2, m/l=2.
el cual se ilustre la estructura de la ponderación. En la argumentación ju- Esto es correlativo a la intuición de que un principio tiene un peso con-
rídica, sólo por analogía puede trabajarse con cocientes. Con todo, esta creto especialmente elevado (4), si se le imponen intervenciones profun-
analogía resulta sin duda instructiva. das (g), a causa de una razón relativamente poco importante (l). También
Existen diferentes posibilidades para adscribir cantidades numéricas se hace evidente, en qué sentido el peso concreto es un peso relativo. El
a los tres valores del modelo triádico. Es relativamente fácil, y al mismo peso relativo disminuye (a 2), si la intervención profunda (g) se produce
tiempo altamente instructivo, tomar los valores 2o, 21 y 22, es decir, 1, 2, y en razón de una importancia media de la satisfacción del principio con-
465. A partir de esta base, / tiene el valor 1, m el valor 2 y g el valor 4. trario (m). El mismo valor (2) se obtiene en el caso de una intervención
media (m), frente a la cual sólo puede ser aducida una razón de poca im-
portancia (l).
65
También podría pensarse en construir la escala de tres rangos mediante tres puntos En todos los supuestos en que Pi precede a Pj, el valor de Pi es ma-
en una escala de 0 a 1. Una posibilidad bastante sencilla consiste en dividir esta escala en yor a 1. Si es inferior a 1, entonces Pj tiene precedencia. Los tres valores
tres partes y atribuir al,myg, respectivamente, la mitad de cada una de esas partes. Enton- para el caso en que Pi no tiene primacía son los siguientes: l/g='/4,
ces, / tendría el valor de 1/6, m el valor de Vi y g el valor 5/6. En este modelo, las diferencias
entre / y m, por una parte, y entre m y g, por otra, serían iguales, y este hecho tendría ciertas m/g=J/2, l/m=J/2. Aquí es aplicable, aunque obviamente en proporción in-
consecuencias aritméticas. En la construcción de un cociente, dichas consecuencias origi- versa, todo lo dicho a propósito de los valores que resultan cuando Pi tie-
narían distorsiones inadmisibles. En los casos en que la intervención en Pi está justificada, ne primacía.
estas distorsiones generan una impresión plausible. La serie de valores es aquí: l/g = 1/5, Ahora bien, los casos de empate son de particular interés a efectos de
l/m = 1/3, m/g = 3/5. El hecho de que el valor de l/m sea menor que el de m/g, a pesar de la cuestión relativa a los márgenes estructurales. En estos casos, el peso
que, por una parte, entre lym.y por otra, entre m y g, las distancias sean iguales, podría ge-
nerar la impresión de que los principios se hacen más resistentes frente a las intervenciones concreto de Pi es siempre el mismo. Esto expresa la idea de que los em-
de intensidad media quefrentea las leves, o sea, que adquieren una fuerza mayor, a medida pates son equivalentes. La equivalencia que se presenta en el caso de em-
que la intensidad de la intervención aumenta. Sin embargo, de ser esto correcto, algo corre- pate, es la razón que origina el margen estructural para la ponderación.
lativo también debería tener validez, en relación con el fenómeno contrario, es decir, cuan- Esto puede demostrarse mediante un ejemplo.
do Pi tiene prioridad. Sin embargo, en este punto la serie de valores es: g/m = 5/3, m/l = 3,
s/l = 5. Según esto, Pi tiene un peso concreto más reducido (5/3), cuando se presenta una En este caso se trata de varios reportajes publicados por la revista
intervención intensa, correlativa a una importancia media del principio contrario, que «Stern» de Hamburgo durante los años 1982 y 1983, sobre la mediación
cuando es una importancia de escasa intensidad la que justifica una intervención de media- de la abogacía del Estado de Bonn en un caso sobre financiación de un
na entidad (3). Esta circunstancia contradice la intuición de que la fuerza de los principios partido político por parte de un grupo empresarial (el «Flick-Spendenaff-
aumenta, a medida que se acrecienta la intensidad de la intervención. Sólo es posible evitar áre»). Estos reportajes incluían algunas citas textuales de las declaracio-
estas distorsiones en los resultados aritméticos, cuando se trabaja con diferencias o restas
en vez de cocientes. Si se toma la serie 1/6, Vi, 5/6, cuando Pi no tiene prioridad, los valores nes de algunos testigos y de un imputado, así como de las alegaciones de
que resultan de las restas son los siguientes: l/m = -1/3, m/s = -1/3, l/s = -2/3. Ahora bien, la defensa, citas que habían sido extraídas del expediente procesal. Estas
cuando Pi precede, aparece la siguiente serie: s/m = 1/3, m/l = 1/3 y s/l = 2/3. En caso de citas textuales aparecieron antes de que las actas fueran de conocimiento
empate (7/7, m/m, s/s) el valor de la diferencia siempre es 0. Este modo de exponer la fórmu- público. Esta conducta está sancionada por el § 353 d Nr. 3 del Código
la del peso tiene la ventaja de la sencillez. Sin embargo, su desventaja estriba en que no Penal, con pena de prisión hasta de un año o con una multa. El Tribunal
puede expresar que los principios adquieren mayor fuerza a medida que aumenta la intensi-
dad de la intervención. Este resultado sí se consigue con una secuencia geométrica, como de Hamburgo, ante el cual fueron acusados los redactores responsables,
aquélla que fue utilizada en el texto. Agradezco a Virgilio Afonso da Silva, Matthias Klatt consideró que esa disposición era inconstitucional, porque no era sufi-
y Hermann Kónig sus interesantes comentarios sobre el problema de la adscripción de can- cientemente idónea para alcanzar el fin que con ella se proponía. Dicho
tidades numéricas a /, m y g. Tribunal planteó la cuestión ante el Tribunal Constitucional Federal. El

540 541
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

Tribunal Constitucional Federal identificó dos fines en la prescripción tido estricto aparece cuando la importancia concreta es menor que la in-
del § 353 d Nr. 3 del Código Penal: por una parte, la protección de los tensidad de la intervención, o sea, en las constelaciones g/l, g/m y m/l. En
afectados por el proceso penal, que impone el derecho al honor del art. este caso de lo que se trata es que, si se presenta un empate ///, al Legisla-
2.2 LF, en conexión con el art. 1.1 LF, y que también se sigue de la pre- dor le está permitido no actuar. Dado que cuando se presenta esta conste-
sunción de inocencia del art. 6.2 de la Convención Europea de Derechos lación, también le está permitido actuar si lo desea, entonces se debe
Humanos; y, por otra parte, la protección de las partes procesales, que se aceptar que existe un margen de acción, entendido de acuerdo con la de-
sigue del principio de la imparcialidad del Juez, enunciado por los art. 97 finición anteriormente expuesta, como un espacio de discrecionalidad en
y 101 LF66. El problema más importante de esa Sentencia consistía en el que está permitido actuar o no actuar. Como quiera que este margen de
que, según la disposición cuestionada, sólo era punible incluir citas lite- acción se produce a causa de lo que tiene validez a partir de los derechos
rales de las actas de averiguación, y no en cambio, la publicación de un fundamentales, entonces se trata de un margen de acción estructural.
reportaje conocido, que no estuviera apegado por completo a la literali- Ahora bien, en un segundo aspecto, esta Sentencia también es signi-
dad del expediente procesal. El Tribunal Constitucional Federal llegó a la ficativa para la teoría del margen de acción estructural, cuando el Tribu-
conclusión de que, en el caso de los reportajes no literales, a causa de la nal establece, en una anotación entre paréntesis anterior, que el Legisla-
autenticidad de las reproducciones literales del expediente que allí se in- dor era quien debía decidir si quería expedir otra regulación mejor o más
cluyen, esas citas podrían poner en grave peligro los dos fines menciona- justa72. Una mejor solución para la protección del honor y para la integri-
dos67. Ciertamente, la protección que se hacía efectiva mediante la prohi- dad de la Administración de Justicia sólo podría consistir en una inter-
bición de reproducciones textuales era «incompleta», y por tanto «redu- vención más intensa en la libertad de prensa. Si llegara a la conclusión de
cida»68 y «poco eficaz»69; sin embargo, ella también «restringía sólo en que esta intervención debía tener una intensidad media, para poder ser
una medida reducida» las libertades de expresión y de prensa, garantiza- constitucional, el grado de importancia de la protección efectiva tendría
das por el Art. 5.1 LF, porque a la prensa le quedaba la posibilidad de in- que alcanzar en todo caso también la escala media. Asimismo, una inter-
formar sin hacer citas textuales70. El Tribunal Constitucional Federal sin- vención más intensa sólo podría estar justificada si fuera correlativa a un
tetizó el resultado de su examen de proporcionalidad en sentido estricto grado de importancia de la protección efectiva que fuera equivalente-
en una frase, que puede interpretarse como una aplicación de la fórmula mente elevado. Esto significa que el margen de acción estructural se de-
del peso con los valores ///: sarrolla sobre la línea en que se presentan los diferentes empates.
«Según ello (es decir, frente a la reducida intensidad de la interven- Lo anterior muestra que debe diferenciarse entre dos aspectos del
ción; R.A.) la restricción de las libertades del art. 5.1 LF no es despropor- margen estructural para la ponderación. El primero se refiere al empate
cionada en relación con aquello que se consigue mediante ella: la protec- como tal. Si las razones para la intervención son tan fuertes como las ra-
ción —ciertamente poco eficaz— de los bienes jurídicos del § 353 d Nr. zones que juegan en su contra, la intervención no es desproporcionada.
3 del Código Penal»71. La Sentencia del caso Stern es un ejemplo de ello. Esta conclusión tam-
En esta frase, las palabras «no desproporcionada» son especialmente bién tiene validez de manera correlativa para lo contrario a la interven-
significativas. El Tribunal no declara la constitucionalidad de la interven- ción, es decir, para la omisión en la protección. Si las razones para que la
ción en la libertad de prensa después de haber constatado que la impor- protección sea omitida son tan fuertes como las razones para otorgar la
tancia de la razón que fundamenta dicha intervención es mayor que la in- protección, la omisión de la protección no es desproporcionada. Esto im-
tensidad de ésta, sino que lo hace, más bien, una vez ha corroborado que plica que existen importantes márgenes de acción en el ámbito de la efi-
existe una equivalencia, es decir, un empate ///. La desproporción en sen- cacia horizontal o frente a terceros de los derechos fundamentales73. El
segundo aspecto del margen estructural para la ponderación consiste en
la equivalencia entre los empates que se presentan en los diferentes gra-
66
BVerfGE 71, 206 (216 y s., 219).
67
BVerfGE 71, 206 (216).
68 72
BVerfGE 71, 206 (219). BVerfGE 71, 206 (218).
69 73
BVerfGE 71, 206 (221). Cfr. Sobre este aspecto la Sentencia BVerfGE 96, 56 (66), en la que el Tribunal
70
BVerfGE 71, 206 (220). Constitucional Federal habla, con una terminología atinada, de «margen para la pondera-
71
BVerfGE 71, 206 (221). ción».

542 543
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

dos posibles. De este modo, la idea de un ámbito estructural para la pon- de la reserva ante el hecho de haber sido llamado «tullido» podría catalo-
deración se compone de dos ideas: la de igualdad en el empate y la de garse como muy importante (gg); y asimismo podría decirse que en este
igualdad entre los empates. Con ello desde luego no se responde a todos caso, dicha protección se enfrenta con una intervención medianamente
los interrogantes, pero sí se hace explícito lo que se quiere expresar con grave en la libertad de prensa (gm).
la idea de un margen estructural para la ponderación. Desde luego, esta posibilidad de refinar la escala tiene límites. Cier-
Un adversario de la teoría de los principios podría aducir que el discur- tamente, el lindero de dichos límites en principio siempre puede despla-
so de los empates en la ponderación es un truco, que únicamente es plausi- zarse. Sin embargo, el sistema se haría rápidamente incomprensible. ¿Por
ble cuando se aplica el modelo triádico, poco refinado de por sí. Esta cir- ejemplo, qué debería entenderse por «grave pero medianamente leve»?
cunstancia enmascararía el hecho de que en realidad no existen empates o Los nueve rangos son a veces ya muy difícilmente aplicables. La propia
existen sólo en casos muy remotos. Siempre existiría alguna pequeña dife- pregunta de si una intervención es leve o de intensidad media o grave, en
rencia o por lo menos una diferencia mínima entre el grado de interven- el marco del modelo triádico simple, no es a veces tampoco fácil de res-
ción y la importancia concreta. Lo que en todo caso podría concederse es ponder. Por tanto, debe concluirse que la versión refinada de la escala
que, si en realidad existieran los empates, estos sólo se presentarían rara puede resolver ciertamente algunos casos de empate, como muestra el
vez74. La base de esta objeción estriba en que es posible elaborar órdenes caso TITANIC. No obstante, a consecuencia de los problemas de aplica-
más refinados que el modelo triádico. Este tipo de órdenes más refinados ción, mayores a medida que la escala se vuelve más refinada, esta ver-
puede construirse con ayuda de una escala más refinada, o simplemente al sión no puede suprimir en ningún caso todos los empates.
plantear en el caso concreto la pregunta de si IPiC o WPjC es mayor, o de Aún resta el interrogante de si es posible suprimir radicalmente los
si ambos son iguales. Lo último sería sopesar estas magnitudes en el caso empates, al sopesar las magnitudes del caso concreto sin utilizar ningún
concreto, renunciando a cualquier tipo de escala de rangos. En primer lu- tipo de escala de rangos. Si se admite sólo las relaciones de primacía, su
gar se examinará la posibilidad de trabajar con una escala más refinada. contrario, es decir, las de inferioridad, así como las de equivalencia, re-
Es muy fácil construir de manera plausible una escala más refinada sulta un modelo en el que las nueve constelaciones del modelo triádico
sobre la base del modelo triádico. Sólo es necesario aplicar la misma es- simple se reducen a tres: aquélla en que IPiC es mayor que WPjC, aqué-
cala a cada uno de los tres niveles. De esta manera se obtiene un modelo lla en que WPjC es mayor que IPiC, y aquélla en que ambas son iguales.
triádico doble de nueve niveles, que puede representarse como sigue: (1) No obstante, esta última posibilidad es idéntica a un empate. Para excluir
//, (2) Im, (3) Ig (4) mi, (5) mm, (6) mg, (7) gl, (8) gm, (9) gg Esta divi- esta alternativa, la relación de equivalencia tendría que catalogarse de
sión expresa que no sólo existen simplemente intervenciones leves (l), antemano como imposible, o tendría que afirmarse que no existe ningún
medias (m) y graves (g), sino también muy graves (gg), medianamente caso en que ella pueda presentarse. Lo primero desemboca en una pura
graves (gm) y menos graves (gl), intervenciones de media intensidad que definición, para salir del paso, de aquello que no se quiere tener. Esto no
se sitúan en el límite superior (mg), en el ámbito medio (mm) y en el lí- es aceptable y conduce a la pregunta de si los principios y la argumenta-
mite inferior (mi), e intervenciones leves que se ubican en un ámbito su- ción de derecho fundamental que entra en juego cuando se aplican, tie-
perior (Ig) y medio (Im), así como intervenciones muy leves (ll)15 Existen nen una estructura tan precisa, que siempre existirá una diferencia de
muchos casos en que estas diversas ordenaciones por grados son plausi- grado que excluya la posibilidad del empate, es decir, que sería tan poco
bles. Así, en el caso TITANIC, la importancia de la protección del oficial probable que se presentase un empate, que esta categoría prácticamente
debería eliminarse. Esta circunstancia se verificaría en la práctica, si las
74
intensidades de la intervención, los grados de importancia y los pesos
Cfr. A. Scherzberg, Grundrechtsshutz und Eingriffsintensitat, pág. 174. abstractos fueran realmente de tal forma que pudieran ensamblarse en
75
Los nueve rangos del modelo doblemente triádico pueden ser representados me-
diante los valores 2.° - 28. El peso concreto de Pi (GPiJC) aumenta y disminuye de modo una escala compuesta por un interminable número de rangos. Pretendida-
muy significativo en esta representación, cuando se trata de grandes intervalos. Cuando se mente, este ensamblaje no constituiría solamente un modelo idealizado76,
trata de una intervención muy grave (gg), que se justifica sólo mediante una razón muy
poco significativa (ll), el peso concreto de Pi asciende a la magnitud de 256. En sentido
contrario, dicho peso disminuye a 1/256, cuando se trata de una intervención muy leve (ll),
76
que se justifica mediante una razón de mucho peso (gg). La cantidad de empates se triplica Cfr. Sobre este aspecto: N. Jansen, «Die Abwágung von Grundrechten», Der Staat,
a nueve. núm. 36, 1997, págs. 29 y s.

544 545
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

sino, supuestamente, la reconstrucción de una estructura realmente exis- IV. LOS PRINCIPIOS FORMALES
tente. Sin embargo, debe reconocerse que son muy escasos los argumen-
tos que juegan a favor de que una estructura semejante exista en la reali- La relación entre los principios materiales y formales es uno de los
dad. Aquí, como en general en el mundo de lo práctico, tiene validez la asuntos más cuestionados de la teoría de los principios. Para preparar la
advertencia de Aristóteles de que «no (podemos) alcanzar la exactitud de respuesta a las objeciones de algunos críticos, primero debe precisarse la
la misma manera en todos los objetos, sino en cada caso sólo de acuerdo posición de la teoría de los principios. Esta puede sintetizarse en la tesis de
a como esté configurada la materia dada»77. Los derechos fundamentales que el problema del margen de acción epistémico o cognitivo puede solu-
no son una materia que pueda dividirse en segmentos tan finos, de tal cionarse mediante ponderaciones entre principios formales y materiales79.
modo que se suprima la posibilidad de que existan empates estructurales
—es decir, verdaderos empates— en la ponderación, o de tal modo que
estos se hagan prácticamente insignificantes. Esto quiere decir que en 1. EL MARGEN DE ACCIÓN EPISTÉMICO COMO RESULTADO
realidad existe un margen para la ponderación, entendido como un mar- DE LA PONDERACIÓN
gen de acción estructural del Legislador y de la Jurisdicción78.
Con todo, tras esta constatación subyace ciertamente un problema. La pregunta acerca de la existencia de márgenes epistémicos aparece
¿Cómo pueden diferenciarse los empates en la ponderación, que se origi- cuando son inciertos los conocimientos acerca de lo que está ordenado,
nan a partir de lo que es, o sea, a partir de la estructura normativa de los prohibido o confiado a la discrecionalidad del Legislador por los dere-
derechos fundamentales, de los empates en la ponderación que sólo apa- chos fundamentales. La causa de la incertidumbre puede radicar en la
recen como consecuencia de que las posibilidades de conocimiento sean falta de certeza de las premisas empíricas o de las normativas. La incerti-
limitadas? Únicamente los primeros fundamentan la existencia de már- dumbre puede convertirse en un problema en cada una de las fundamen-
genes de acción estructurales. Los últimos son el objeto de los márgenes taciones relevantes que se produzcan en el ámbito de los derechos funda-
de acción epistémicos. El hecho de que pueda plantearse el interrogante mentales. De hecho, la incertidumbre juega un papel especial en los exá-
sobre el deslinde entre los empates estructurales y epistémicos en la pon- menes de idoneidad y de necesidad. Sobre este aspecto, la Sentencia
deración, sin que se disponga fácilmente criterios para su respuesta, hace sobre el cannabis es un buen ejemplo. La pregunta de si el Legislador
pensar que el deslinde de los márgenes de acción estructurales y episté- puede prohibir los productos derivados del cannabis depende en lo esen-
micos puede ser difícil. Con todo, el hecho de que la diferenciación sea cial, de si la intervención en la libertad iusfundamentalmente protegida,
difícil no significa que la diferencia no exista. No obstante, si dicha dife- que'subyace a esta prohibición, es idónea y necesaria para disminuir los
rencia existe, se plantea la pregunta de si la existencia de los márgenes de peligros que están asociados con esa droga. Si la prohibición penal no
acción epistémicos es admisible. Con este interrogante se entra en el te- fuera idónea o necesaria para este fin, estaría prohibida definitivamente
rreno de los principios formales. por los derechos fundamentales. Debe tenerse en cuenta que el Tribunal
Constitucional Federal sólo puede admitir esta intervención en los dere-
chos fundamentales, si establece la veracidad de las estimaciones empíri-
cas, de las cuales depende la idoneidad y la necesidad. El Tribunal, sin
embargo, procede de una manera diversa. No establece la veracidad de
las premisas empíricas del legislador, sino su falta de certeza:
«No se dispone de conocimientos científicamente fundados, que
77 hablen necesariamente a favor de la corrección de una o de otra alterna-
Aristóteles, Ética a Nicómaco (Trad. de M. Araujo y J. Marías), Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, Madrid, séptima edición, 1999, 1098 a. tiva»80.
78
Cfr. Sobre este aspecto, la Sentencia BVerfGE 94, 1(10). El Tribunal Regional de
Hamburgo había tomado una decisión favorable al recurrente en amparo y el Tribunal Su- 79
perior había proferido una sentencia desestimatoria. El Tribunal Constitucional declaró que Una minuciosa e instructiva investigación sobre este tema se encuentra en: M. Raa-
ambas eran constitucionalmente posibles: «La interpretación del Tribunal Superior es tan be, Grundrechte und Erkenntnis. Der Einschátzungsspielraum des Gesetzgebers, Nomos,
poco objetable desde el punto de vista constitucional, como aquélla del Tribunal Regio- Baden-Baden, 1998.
nal». 80
BVerfGE 90, 145 (182 y s.).

546 547
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

Con todo, el Tribunal admite la intervención en el derecho funda- nalmente»83. En la solución de una colisión entre derechos fundamenta-
mental. Esto sucede porque reconoce que el Legislador dispone de un les, lo que la Constitución garantiza puede protegerse en un grado míni-
margen de acción con respecto al conocimiento de hechos relevantes, es mo o en uno superior. Si no se garantiza menos del mínimo exigido por
decir, un margen de acción epistémico de tipo empírico, y que la prohibi- la Constitución, ésta no resulta vulnerada. Como quiera que aquí se ga-
ción del cannabis se enmarca dentro de las estimaciones empíricas en rantiza la protección mínima, entonces no sólo se hace evidente que la
que se basa la decisión, que el Legislador efectúa dentro de su margen de importante trascendencia del derecho del trabajador se enfrenta a un de-
acción epistémico. recho del empresario «merecedor de protección en elevada medida»84, lo
Por el contrario, se trata de un margen de acción epistémico de natu- que se interpreta en el sentido de un empate estructural, sino también,
raleza normativa, cuando no se tiene la certeza sobre cuál es la manera que los intereses del empresario han sido considerados «por el Legisla-
más apropiada para sopesar los derechos fundamentales que se encuen- dor como especialmente merecedores de protección»85. Esta referencia a
tran enjuego, y se reconoce que el Legislador dispone de un determinado la valoración legislativa de los derechos implícitos en el conflicto, se in-
marco, dentro del cual puede adoptar una decisión según su propia valo- terpreta en el sentido de un margen cognitivo de tipo normativo86. Los
ración. Un ejemplo de ello lo ofrece una Sentencia del Tribunal Constitu- efectos de este margen también podrían apliarse a la inversa. Esto suce-
cional Federal del año 1998 sobre la protección de los trabajadores ante dería si el Legislador considerara los intereses del trabajador como espe-
el despido. Se trataba de la pregunta de si las fábricas con menos de cin- cialmente merecedores de protección e incluyera a las pequeñas fábricas
co empleados podían ser exoneradas de cumplir las prescripciones labo- en el ámbito de aplicación de la protección más elevada frente al despi-
rales sobre el despido, que eran relativamente estrictas, de tal modo que do. De existir un margen de acción, esto tampoco sería inconstitucional,
el empleador pudiera gozar en este aspecto de la protección más débil mientras no traspasara la posición mínima de protección del empresario.
que ofrecía el derecho privado. En este caso colisiona la libertad de pro- Esta posición delimita la otra frontera del margen de acción.
fesión y oficio del empleador, garantizada por el Art. 12.1 LF, entendida Los márgenes de acción epistémicos presentan especiales problemas,
como derecho de defensa, con el deber de protección de los trabajadores, a causa de su proximidad con los márgenes estructurales para la pondera-
que corre a cargo del Estado, y que también se origina a partir del Art. ción, que también aparecen en la Sentencia mencionada. Desde este pun-
12.1 LF. El Tribunal Constitucional Federal exige una optimización: to de vista, los márgenes de acción epistémicos de tipo empírico tienen
«Las posiciones iusfundamentales que entran en colisión deben com- una estructura más fácil. A continuación analizaremos estos aspectos.
prenderse en su efecto recíproco y deben delimitarse de tal modo que La Sentencia del cannabis pone en evidencia con especial agudeza el
sean efectivas en la mayor medida posible para todos los afectados»81. principal problema de todos los márgenes epistémicos. Si el Legislador
Junto a ello, sin embargo, el Tribunal reconoce al Legislador un «am- está autorizado para basar su intervención en el derecho fundamental en
plio margen de configuración». Este no sólo abarca las apreciaciones
empíricas, sino también:
83
«las valoraciones de la situación en que se encuentran los intereses, 84
BVerfGE97, 169(178).
es decir, el cálculo de la importancia que tienen el uno frente al otro y la BVerfGE 97, 169 (177).
85
BVerfGE 97, 169 (180). La itálica es de R. A.
determinación de la medida en que deben protegerse»82. 86
Casi frente a cada enunciado sería posible hacer una alusión al margen para la deter-
Esto quiere decir que sólo puede aceptarse la existencia de una vul- minación defines.Por ejemplo, la reserva de regulación del art. 12.1 LF no hace referencia
neración del deber de proteger a los trabajadores, si se ha traspasado los a ninguna razón para la intervención del Legislador. Consiguientemente, como se expuso
límites de ese margen de acción. El Tribunal niega que en el caso concre- antes, esta reserva también admitiría intervenciones en razón definescuya consecución no
to haya ocurrido esta circunstancia, con la advertencia de que las pres- estuviera prescrita por la Constitución. Entre dichos fines también se enmarcan los objeti-
vos de la política económica. Desde luego, los márgenes para establecer fines no son ilimi-
cripciones generales del derecho civil garantizaban los derechos del tados. La determinación de sus límites es un asunto que en definitiva se decide por medio
trabajador «en el grado mínimo de protección ordenada constitucio- de la ponderación. Allí aparecen los problemas de los márgenes estructurales y epistémicos
para la ponderación. Es inevitable que los márgenes para la determinación de fines y los
márgenes epistémicos para la ponderación se entrecrucen en un punto determinado. Asi-
mismo, en algunos casos la delimitación entre uno y otro ámbito puede llegar a ser muy di-
"12 BVerfGE97, 169(176). fícil. Como siempre, esto no constituye sin embargo una objeción en contra de la diferen-
Ibídem. ciación entre uno y otro.

548 549
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

premisas inseguras, entonces es posible que, a causa de la admisión de el principio iusfundamental material. Este último excluye prima facie
estimaciones falsas, el derecho fundamental se quede sin protección, a que el Legislador tenga competencia para adoptar su decisión basándose
pesar de que en realidad sea vulnerado. Por lo tanto, los derechos funda- en una premisa empírica insegura, desfavorable para el derecho funda-
mentales ofrecerían una mayor protección, si no se reconociera un mar- mental; en cambio, el principio formal exige exactamente prima facie
gen de acción epistémico al Legislador. que el Legislador tenga dicha competencia.
La teoría de los principios podría asociarse, casi por definición, con Existen dos soluciones extremas para esta colisión, detrás de la cual
estas consideraciones generales sobre la estructura del margen de acción se encuentra en definitiva la vieja tensión entre los derechos fundamenta-
epistémico. En cuanto principios, los derechos fundamentales exigen la les y la democracia90. La primera consiste en una primacía absoluta del
máxima realización posible, habida cuenta de las posibilidades fácticas y principio iusfundamental material frente al principio formal, en los casos
jurídicas. Reconocer que el Legislador dispone de un margen de acción de falta de certeza empírica. Esta solución tendría como consecuencia
epistémico de tipo empírico, significa admitir la posibilidad de que tales que, en todos los casos en que sus decisiones afectaran de algún modo a
derechos no sean realizados en la mayor medida posible, de acuerdo con los derechos fundamentales, al Legislador sólo le estaría permitido ba-
las posibilidades fácticas. El principio iusfundamental que en cada caso sarse en premisas sobre cuya verdad existiera certeza. Ahora bien, si se
resulta afectado desventajosamente, exige entonces, como mandato de acepta la existencia de un derecho general de libertad, entonces debe ad-
optimización, que no se acepte la existencia de un margen de acción epis- mitirse también que todas o casi todas las decisiones del Legislador inter-
témico. Si sólo dependiera de este principio, un derecho fundamental vienen en los derechos fundamentales. De este modo, también casi todas
únicamente podría ser restringido en razón de premisas empíricas cuya sus decisiones deben examinarse a la luz de estos derechos. Asimismo,
verdad estuviera acreditada. En caso de que la verdad no pudiera estable- es casi imposible imaginar que exista una medida de derecho económico,
cerse, la decisión sólo podría tomarse a partir de las premisas empíricas laboral o ecológico que no intervenga en la libertad de profesión y oficio
favorables al derecho fundamental. Estas son aquéllas según las cuales, o en el derecho de propiedad de alguien. Por lo tanto, la primacía absolu-
la intervención en el principio contrario o la renuncia a protegerlo, no ta del principio iusfundamental material tendría como consecuencia que
puede justificarse87. el Legislador no podría perseguir sus fines, sino únicamente sobre la
Es exactamente en este punto en el que entra en juego el principio base de premisas empíricas cuya verdad estuviera acreditada con toda
formal de la competencia del Legislador para decidir, competencia que certeza. No obstante, cuando se trata de contextos complejos, casi nunca
se legitima a partir del principio democrático88. Este principio es un prin- se dispone de conocimientos empíricos que ostenten esta característica.
cipio formal, porque no establece ningún contenido, sino sólo señala Como consecuencia, la primacía absoluta del principio iusfundamental
quién debe establecer dicho contenido. Por lo tanto, podría catalogarse material implicaría eliminar casi por completo la libertad de acción del
también como un «principio procedimental». Como tal, este principio Legislador en extensos ámbitos de la vida política. Esto no es aceptable
impone que el Legislador democráticamente legitimado sea, en la mayor desde el punto de vista de una Constitución que instituye un Legislador y
medida posible, quien tome las decisiones importantes para la comuni- aún más, que instituye un Legislador democráticamente legitimado de
dad89. Decisiones como la prohibición o la permisión de los productos manera directa. Por esta razón, el Tribunal Constitucional Federal ha se-
del cannabis son importantes para la comunidad. Si la decisión sobre este ñalado acertadamente:
aspecto depende de apreciaciones empíricas, la competencia decisoria «La incertidumbre sobre los efectos de una ley en un futuro incierto
del Legislador, exigida prima facie por el principio formal, comprende no puede eliminar la competencia del Legislador para proferir una ley,
también la competencia para decidir sobre este aspecto en condiciones de aún cuando ésta sea de gran trascendencia»91.
falta de certeza. De este modo, el principio formal entra en colisión con Por lo tanto, es necesario excluir la posibilidad de la primacía absolu-
ta del principio iusfundamental material sobre el principio de la compe-
87
M. Raabe, Grundrechte und Erkenntnis. Der Einschatzungsspielraum des Gesetzge-
90
bers, pág. 228, habla atinadamente de una «exigencia iusfundamental de carácter epistémi- Cfr. Supra, Capítulo 9,1, 5. Cfr. Asimismo, R. Alexy, «Basic Rights and Democracy
co». También podría utilizarse el concepto de optimización epistémica. in Jürgen Habermas's Procedural Paradigm of the Law», Ratio Juris, núm. 7, 1994,
88
Cfr. Supra, Capítulo 9, II, 3. Cfr. Asimismo, Capítulo 6,1, 4. págs. 227 y s.
89 91
Cfr. Supra, Capítulo 3, II, 3. BVerfGE 50, 290 (332).

550 551
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

tencia de decisión legislativa. Esta solución no sería compatible con el los cuales se formulan las dos leyes de la ponderación, son idénticos. De
principio de la separación de los poderes, ni con el principio democrá- la manera en que ha sido enunciada anteriormente94, la ley de pondera-
tico92. ción hace énfasis en la intensidad de la intervención (el grado de la no sa-
No obstante, tampoco es de recibo la otra solución extrema. Esta so- tisfacción o de la afectación); mientras tanto, la ley epistémica de la pon-
lución significaría que se permitiría al Legislador llevar a cabo interven- deración se refiere al peso de la intervención. Ahora bien, estas variacio-
ciones extraordinariamente intensas en los derechos fundamentales, aún nes en la formulación pueden aclararse y analizarse fácilmente con ayuda
cuando tan sólo estuviesen basadas en pronósticos elevadamente incier- de la fórmula del peso. El concepto del peso de una intervención, que
tos. De aceptar la primacía absoluta del principio de derecho fundamen- hasta el momento no ha sido tratado de forma sistemática, está integrado
tal, la exigencia de operar con una verdad segura reduciría al mínimo la por dos magnitudes que aparecen en la fórmula del peso: la intensidad de
competencia de acción legislativa; si se aceptara la primacía absoluta del la intervención (IPiC) y el peso abstracto del principio afectado (WPiA).
principio formal, se extendería al máximo la posibilidad de operar con Dicho peso puede definirse como el producto de las dos magnitudes.
premisas sobre cuya falsedad incluso cupiera la certeza. Una Constitu- Como se indicó cuando se enunció la fórmula del peso, los pesos abstrac-
ción que protege los derechos fundamentales no puede admitir esta posi- tos pueden reducirse mutuamente cuando son iguales95. Con base en este
bilidad. También en este punto se debe estar de acuerdo con el Tribunal presupuesto, también puede excluirse el peso abstracto de la fórmula de
Constitucional Federal: la ley epistémica de la ponderación. Esta posibilidad también es válida, si
«En sentido contrario, la falta de certeza por sí misma no puede ser sólo se quiere observar la relación entre la intensidad de la intervención y
suficiente para fundamentar la existencia de un margen legislativo para la certeza de las premisas que la sustentan. De esta manera, la ley episté-
hacer pronósticos, margen que escape al control de constitucionalidad»93. mica de la ponderación señala:
Si debe descartarse las dos soluciones extremas, es necesario consi- Cuanto más intensa sea una intervención en un derecho fundamental,
derar las soluciones intermedias. Estas soluciones pueden exigir que tanto mayor debe ser la certeza de las premisas que la sustentan.
exista un mismo grado de certeza para cada intervención en los derechos Lo anterior hace referencia únicamente a diversas variantes en la for-
fundamentales, o que las diferentes intervenciones en tales derechos ten- mulación de esta ley, que son adecuadas para distintas circunstancias;
gan varios grados de certeza. Sólo esta segunda solución es compatible con todo, la identidad de los enunciados antecedentes (Cuanto más inten-
con la tesis de que los derechos fundamentales son principios. En cuanto sa sea una intervención en un derecho fundamental) incluidos en las le-
principios, los derechos fundamentales exigen que la certeza de las pre- yes de la ponderación no varía.
misas empíricas que sustentan la intervención sea mayor, cuanto más in- La identidad de estos enunciados antecedentes adquiere el mayor
tensa sea la intervención en el derecho. Esta exigencia conduce a una se- significado desde el punto de vista sistemático. Dicha identidad expresa
gunda ley de ponderación, según la cual: que el principio iusfundamental material afectado en cada caso repre-
Cuanto más intensa sea una intervención en un derecho fundamental, senta el punto de Arquímedes. Este punto de referencia común hace po-
tanto mayor debe ser la certeza de las premisas que sustentan la interven- sible incluir elementos epistémicos del lado de la razón material para la
ción. intervención. Esta inclusión se produce de acuerdo con la regla que es-
A diferencia de la primera, esta segunda ley de ponderación no hace tablece que la importancia concreta de la satisfacción del principio con-
énfasis en la importancia material de las razones que sustentan la inter- trario (WPjC), tiene una menor capacidad para justificar la intensidad
vención, sino en su calidad epistémica. Por esta razón, la primera ley de de la intervención en Pi (IPiC), cuanto más descienda la certeza de que
ponderación puede denominarse «ley material de la ponderación» y la M logra realmente la pretendida satisfacción de Pj. Entonces, el peso
segunda: «ley epistémica de la ponderación». concreto de un principio (GpiJC) aumenta, a medida en que lo hace el
Es posible reconocer fácilmente que los enunciados que constituyen grado de certeza empírica que se sitúa del lado de la realización del
el antecedente de los predicados «cuanto más / tanto mayor», mediante principio contrario.

92 94
Cfr. La Sentencia BVerfGE 56, 54 (81). Cñ.Supra.
93 95
BVerfGE 50, 290 (332). Cñ.Supra.

552 553
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

Todo lo anterior presupone que sea posible hablar válidamente de Esto último corresponde al grado de certeza más restringido del modelo
grados de seguridad o certeza y de inseguridad o incertidumbre de las triádico simple.
premisas empíricas del Legislador. Con esta cuestión aparece también el La relación entre los principios formales y materiales puede determi-
problema de la escala de rangos en la faceta epistémica de la ley de pon- narse en la forma expuesta, de un modo relativamente fácil, en el marco
deración. de los márgenes de acción epistémicos de tipo empírico. En cambio,
En la Sentencia sobre la cogestión (Mitbestimmungsurteil), el Tribu- cuando se trata de los márgenes de acción epistémicos de tipo normativo,
nal Constitucional emprendió el intento de diferenciar entre tres grados el asunto no es tan fácil. Esto último tiene que ver con el concepto de
de intensidad en el control: «el control material intensivo», «el control de margen de acción normativo y, por otra parte, con la dificultad para de-
plausibilidad» y «el control de evidencia»96. De este modo, construyó un terminar la relación entre los márgenes epistémicos y estructurales para
modelo epistémico triádico, que tiene inmensas similitudes formales con la ponderación. A todos estos márgenes de acción es común, que dentro
el modelo triádico material antes expuesto, y que puede ser incorporado del margen de acción se encuadra exactamente lo que se ha confiado a la
a la fórmula del peso sin mayores inconvenientes97. Este modelo también discrecionalidad del Legislador, y que el límite del margen de acción se
comparte con la escala triádica material su elevada plausibilidad. Por determina exactamente por lo que está prohibido y ordenado para el Le-
ejemplo, apenas puede dudarse de que en caso de que la intervención sea gislador. Ahora bien, el margen de acción epistémico es un margen de
de alta intensidad, será preciso exigir una elevada certeza en las premisas acción que surge a partir de la falta de certeza que presentan los conoci-
empíricas que la sustentan. Esta exigencia corresponde al control mate- mientos acerca de lo que está ordenado y prohibido por los derechos fun-
rial intensivo que el Tribunal Constitucional Federal lleva a cabo, por damentales y de lo que estos derechos han confiado a la discrecionalidad
ejemplo, en el caso de la prisión perpetua98. Si tanto la intensidad de la legislativa. Reconocer que el Legislador dispone de un margen de acción
intervención como el grado de importancia alcanzan el rango más alto, epistémico significa, consecuentemente, reconocerle la competencia para
nunca es suficiente una certeza apenas media del lado del principio con-
trario, para justificar con seguridad las injerencias que se practican en el determinar dentro de un cierto contorno (exactamente el contorno del
lado del objeto de la intervención. Por su parte, existe una certeza media, margen de acción epistémico) lo que está ordenado y prohibido y lo que
cuando las premisas son plausibles o estimables. Cuando el Tribunal es discrecional, de acuerdo con los derechos fundamentales. En el caso
Constitucional Federal, en la Sentencia sobre el cannabis, permite que las del margen de acción epistémico de tipo empírico, existen diversas razo-
apreciaciones empíricas del Legislador sean sólo «plausibles»99, recono- nes plausibles para que ello sea así. La pregunta es, sin embargo, si tam-
ce entonces implícitamente que, desde su punto de vista, la intervención bién existen dichas razones cuando se trata del margen de acción episté-
no presenta la máxima intensidad. Asimismo, algo similar es válido mico de tipo normativo.
cuando basta que no sea evidente que las premisas empíricas sean falsas. A primera vista podría parecer que debería prescindirse del margen
de acción epistémico de tipo normativo del Legislador, porque éste dilui-
ría los límites del margen de acción estructural y, con ello, la vinculación
del Legislador a los derechos fundamentales. Si la definición de lo que
96
BverfGE 50, 290 (333). los derechos fundamentales ordenan, prohiben y confían a la discrecio-
97
Aquí debe introducirse «S», como símbolo para denotar la seguridad de las aprecia- nalidad legislativa tuviera que atribuirse al Legislador, como juez en su
ciones empíricas que versan sobre el significado que tiene la medida examinada para la no
realización de Pi y para la realización de Pj en el caso concreto (C). Todo esto puede deno- propia causa, no sería posible seguir hablando de una vinculación verda-
tarse como «SPiC» y «SPjC». De esta manera, la fórmula del peso puede ampliarse como dera, es decir, controlable, a los derechos fundamentales. Dejaría de exis-
sigue: tir una normatividad jurídica de los derechos fundamentales que pudiera
__. _ IPiCGPiASPiC ser tomada en serio. Es preciso reconocer que la existencia de una discre-
GPi, iC = cionalidad tan extensa, correlativa a un ilimitado margen de acción epis-
WPjCGPjASPjC témico de tipo normativo, es inadmisible. El margen de acción epistémi-
A los tres grados epistémicos de certeza o seguridad (g), justificable o plausible (p) y
no evidentemente falso (e) pueden adscribirse los valores 2.°, 2?1 y 2?2, valores que pueden co es relevante únicamente cuando las premisas carecen de certeza.
atribuirse a SPiC y a SPjC. Aquí desde luego también es posible refinar la escala triádica. Como quiera que, según se observó anteriormente, existen numerosos
98
99
BVerfGE45, 187(238). casos en los que es seguro, o suficientemente seguro, cómo debe llevarse
BverfGE 90, 145(182).
554 555
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

a cabo la ponderación, en ellos el Legislador no dispone de un margen de Tribunal Constitucional es limitada, sin que para ello sea necesario aludir
acción epistémico. al margen de acción epistémico del Legislador, por cuanto las competen-
Entonces, sólo puede reconocerse al Legislador un margen de acción cias del Tribunal terminan en el límite de lo prescrito definitivamente por
epistémico de tipo normativo cuando esto es posible, es decir, en el su- los derechos fundamentales101.
puesto de inseguridad normativa. El caso más representativo en que este Tiene un notable significado constatar que puede llegarse a la misma
fenómeno se presenta en el ámbito de los derechos fundamentales es la conclusión, si se alude al margen epistémico para la ponderación de tipo
inseguridad para llevar a cabo la ponderación. La pregunta decisiva es: normativo. Esto quiere decir que los límites del margen estructural para
¿cómo determinar la relación entre el margen estructural para la pondera- la ponderación son idénticos a los límites del margen epistémico para la
ción y el margen epistémico que se presenta cuando se carece de certeza ponderación de tipo normativo. La diferencia consiste únicamente en que
para ponderar? lo jurídico no se excluye del contenido del margen de acción; más bien,
Como ejemplo puede utilizarse de nuevo la Sentencia del Tribunal el contenido de este margen se llena con diferentes posibilidades jurídi-
Constitucional Federal sobre la protección frente al despido. Que el Tribu- cas. Por una parte, se considera plausible, y en este sentido, jurídicamen-
nal hable de un «extenso ámbito de configuración del Legisladon> para «la te posible, que los derechos fundamentales permitan o incluso ordenen la
valoración de la situación en que se encuentran los intereses en juego», no inclusión de las pequeñas empresas dentro del ámbito de la protección
significa que reconozca al Legislador un margen normativo para la ponde- estricta frente al despido, así como que estos derechos prohiban dicha in-
ración. Lo mismo ocurre cuando el Tribunal equipara la valoración de los clusión; y por otra parte, se estima imposible reconocer cuál de esas posi-
intereses en juego con «sopesar las exigencias que se contraponen mutua- bilidades es aquélla que puede ser mejor fundamentada. En esta situa-
mente» y «determinar la medida en que deben protegerse»100. Todo esto ción, dado que en los dos platillos de la balanza aparecen implicados de-
puede interpretarse en el sentido de un empate estructural en la pondera- rechos fundamentales, se presenta un empate epistémico entre estos
ción. Sólo es necesario afirmar que los intereses del empresario y del tra- derechos. Cada uno de los dos derechos fundamentales auspicia la solu-
bajador ostentan una importancia aproximadamente equivalente en la ción que le es más favorable. No obstante, como consecuencia del empa-
constelación concreta, para concluir luego que tanto la inclusión como la te, ninguno tiene la fuerza suficiente para inclinar la balanza a su favor y
exclusión de las pequeñas empresas dentro del ámbito de la protección es- así decidir el conflicto. La situación iusfundamental material resulta en-
tricta frente al despido se encuentra dentro del margen de acción estructu- tonces epistémicamente neutral. En esta situación los principios iusfun-
ral, es decir, que se ha confiado a la discrecionalidad del Legislador. Todo damentales materiales no tienen la fuerza para evitar que el principio de
esto presupone aceptar que los derechos fundamentales admiten la aplica- la competencia decisoria del Legislador democráticamente legitimado
ción de una escala de rangos no demasiado refinada, que contiene un espa- conduzca a que se le reconozca un margen epistémico para la pondera-
cio amplio en donde tienen cabida los empates en la ponderación. Esto es ción. Cualquier otra alternativa, que intentara resolver de otro modo la
correlativo al reconocimiento de un amplio margen de acción estructural, tensión entre los derechos fundamentales y la democracia, sería insoste-
dentro del cual se enmarcan tanto la adopción de las posibles medidas le- nible. En este sentido puede decirse que también existen márgenes de ac-
gislativas como su omisión. Confiar al Legislador la «valoración de la si- ción cognitivos de tipo normativo.
tuación en que se encuentran los intereses en juego» implica aceptar que
su «apreciación», dado que se lleva a cabo dentro del margen de acción es-
tructural, por definición no es una valoración jurídica sino política. El de- 2. EL MARGEN DE ACCIÓN EPISTÉMICO Y LA VINCULACIÓN
recho ha confiado a la discrecionalidad legislativa el resultado de esta de- A LA CONSTITUCIÓN
cisión. Es bien cierto que los principios de derecho fundamental pueden
representar objetos para la ponderación en el margen de acción estructural; Si está permitido adoptar una decisión, porque ésta se enmarca dentro
sin embargo, a causa del empate estructural, no pueden determinar la pon- del margen de acción epistémico, entonces no puede descartarse que dicha
deración. Por lo tanto, debe reconocerse que la competencia de control del decisión, aun cuando pueda ser tomada legítimamente, esté equivocada.
La equivocación podría aparecer claramente en razón de investigaciones

100 101
BVerfGE97, 169(176). Cfr. Supra, Capítulo 10.

556 557
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

empíricas que no habían sido llevadas a cabo o de argumentos normativos Para superar esta objeción, es aconsejable distinguir entre dos inte-
no contemplados hasta el momento. Consecuentemente, los márgenes de rrogantes. El primero es: ¿en qué medida los principios formales impli-
acción epistémicos están necesariamente vinculados al problema de la di- can las mencionadas divergencias? El segundo es si dichas divergencias
vergencia entre lo que los derechos fundamentales realmente ordenan, son realmente verdaderas divergencias. A continuación debe comenzarse
prohiben y confían a la discrecionalidad del Legislador, y lo que razona- por el primer interrogante. Los principios formales tendrían fuerza sufi-
blemente pueda reconocerse como aquello que estos derechos ordenan, ciente para producir las divergencias más grandes que pudiera imaginar-
prohiben y permiten102. A partir de esta divergencia entre lo que es, o sea lo se, si, en primer lugar, por sí mismos y sin ayuda de ningún otro princi-
ontológico, y lo que razonablemente puede reconocerse como lo ordenado pio, fueran capaces de prevalecer frente a los derechos fundamentales, y,
por los derechos fundamentales, es decir, lo epistemológico, pareciera que en segundo lugar, si pudieran hacerlo completamente. Scherzberg parece
la existencia de los márgenes de acción cognitivos llevara a que existiesen aproximarse a este fenómeno, cuando aduce que el principio formal de la
vulneraciones de los derechos fundamentales que no podrían ser reconoci- competencia decisoria del Legislador desemboca en la aceptación de que
das. La competencia que el margen de acción epistémico le otorga al Le- para el Legislador rige «una excepción de la estructura normativa de los
gislador para prohibir mediante ley lo que los derechos fundamentales or- principios». El carácter de principios que tienen los derechos fundamen-
denan que no se prohiba, parece ser correlativa entonces no sólo a la no tales, es decir, «su propiedad como mandatos de optimización» vuelve
competencia del Tribunal Constitucional para anular la prohibición in- «por esta vía a convertirse en un mero principio de tipo programático»108.
constitucional, sino también a la prohibición constitucional de hacerlo. De Scherzberg parece querer decir de este modo que en caso de una colisión,
esta manera, aparece la posibilidad de que existan prohibiciones constitu- los principios formales no sólo prevalecen sobre los materiales, sino que
cionales cuyo control está constitucionalmente prohibido. En este sentido, también les enajenan su carácter de mandatos de optimización. Por lo
la fundamentación de los márgenes de acción epistémicos que se logra me- tanto, la parte material quedaría prácticamente vacía de contenido.
diante los principios formales, parece llevar inevitablemente a una diver- Esta apreciación desconoce que el principio formal de la competen-
gencia entre las normas de acción, es decir, normas que dicen lo que está cia decisoria del Legislador por sí mismo no tiene suficiente fuerza para
prohibido y ordenado al Legislador y lo que se ha confiado a su discrecio- prevalecer sobre un principio iusfundamental material y hacerlo retroce-
nalidad, y las normas de control, o sea, las normas con base en las cuales el der. Si fuera de otro modo, entonces no podría catalogarse como inco-
Tribunal Constitucional controla al Legislador103. rrecto al siguiente enunciado, formulado en un caso hipotético: «la inter-
En esta divergencia se asienta la crítica más importante contra los vención en el derecho fundamental es muy intensa, y no existe en el caso
principios formales. Dicha crítica señala que los márgenes de acción una razón sustancial de una intensidad semejante que la pueda justificar.
epistémicos que resultan de los principios formales son incompatibles Sin embargo, dicha intervención es admisible, porque la competencia del
con la vinculación —incluso— del Legislador a los derechos fundamen- Legislador democráticamente legitimado es mayor cuando puede adop-
tales104, prescrita por el Art. 1.3 LF, así como también con la vinculación tarla^ que cuando no lo puede hacer». De acuerdo con la fórmula del
del Legislador a la Constitución, establecida por el Art. 20.3 LF105. Di- peso, si se constata que una intervención muy intensa en los derechos
chos márgenes de acción hacen que la jerarquía jurídica se vuelva relati- fundamentales no puede justificarse por ninguna razón sustancial, dicha
va106. La «columna vertebral del orden jurídico» se expone a un «proceso intervención vulnera claramente el derecho fundamental. En contraposi-
de osteomalacia normativa»107; en síntesis: todo cae en un remolino in- ción, si se generaliza el enunciado que acabamos de formular, obtenemos
controlable. la siguiente afirmación: «las vulneraciones a los derechos fundamentales
son admisibles, porque de este modo la competencia del Legislador tiene
un ámbito mayor que aquél que tendría si se estimara que dichas vulnera-
102
Cfr. Sobre este aspecto: M. Raabe, Grundrechte und Erkenntnis, págs. 147 y s. ciones no son-admisibles». Esta afirmación tiene un tinte de absurdo, que
103
Cfr. M. Jestaedt, Grundrechtsentfaltung im Gesetz, pág. 259. resulta de la suposición de que puede contraponerse directamente en la
104
A. Scherzberg, Grundrechtsshutz und Eingriffsintensitat, págs. 175 y s.; M. Geller- balanza a los principios iusfundamentales materiales y al principio de la
mann, Grundrechte in einfachgesetzlichem Gewande, Tübingen, 2000, pág. 71.
105
M. Jestaedt, Grundrechtsentfaltung im Gesetz, págs. 223 y s.
106
K.-E. Hain, Die Grundsatze des Grundgesetzes, pág. 137.
107 108
M. Jestaedt, Grundrechtsentfaltung im Gesetz, pág. 246. A. Scherzberg, Grundrechtsshutz und Eingriffsintensitat, pág. 175.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EPÍLOGO

competencia decisoria del Legislador. Los principios formales procedi- co radical frente a la ponderación puede utilizar aquí la afirmación de
mentales pueden prevalecer sobre los principios iusfundamentales mate- que el ámbito en que se presenta la falta de certeza en la ponderación se
riales sólo cuando están ligados a otros principios materiales. Esto puede solapa totalmente con el propio ámbito de la ponderación, de tal modo
denominarse «la ley de la conexión». La ley de la conexión explica por que si se admite que el Legislador dispone un margen de acción cuando
qué es fácil llevar al absurdo a los principios formales, cuando se contra- se carece de certeza para ponderar, entonces a este poder no se le pueden
ponen aisladamente a los principios materiales. imponer límites en razón de la ponderación, circunstancia que limita en
El asunto adquiere un tono totalmente diferente cuando se presenta extremo la fuerza vinculante de los derechos fundamentales como princi-
una falta de certeza en los conocimientos relevantes en el caso concreto. pios. Sin embargo, en contra de este argumento ya se ha aducido, que es
La pregunta sobre los contornos del margen de acción epistémico de tipo bien posible llevar a cabo determinaciones racionales acerca de las inten-
normativo aparece, cuando no se dispone de certeza acerca de los pesos sidades de la intervención y de los grados de importancia y, de este
de los principios que entran en colisión Por su parte, el margen de acción modo, que el conocimiento racional también opera en el ámbito de la
epistémico de tipo empírico sólo entra en el debate, cuando no se tiene ponderación110. A esto sólo debe agregarse que a medida en que aumenta
certeza acerca de las premisas empíricas que soportan la intervención en la intensidad de la intervención en los derechos fundamentales no sólo
el derecho fundamental. En ambos casos los principios formales desem- aumenta su fuerza de resistencia sustancial, sino también la posibilidad
peñan definitivamente el papel de contribuir a la repartición de compe- de reconocer las diferencias graduales. A la ley de la tasa marginal decre-
tencias decisorias entre el Tribunal Constitucional y el Legislador, cuan- ciente de sustitución corresponde algo así como una ley epistémica de la
do se presentan incertidumbres acerca de la relación existente entre los tasa marginal creciente de discriminación. Cuando se trata de problemas
principios materiales. Con todo, debe observarse que tan pronto desapa- cotidianos frecuentemente no se sabe qué tan intensa es la intervención.
rece la inseguridad, los principios formales también salen del juego. Este Cuanto mayor sea ella, aumenta la posibilidad para diferenciar entre gra-
hecho excluye la posibilidad de que un Tribunal Constitucional diga que dos de intensidad.
en un caso ciertamente se ha vulnerado un derecho fundamental, pero Esta concepción de la divergencia, caracterizada por la admisión de
que debe respetarse el entendimiento jurídico del Legislador sólo como márgenes de acción cognitivos, es limitada y controlable a la vez. Sin
consecuencia de razones formales109. embargo, aún resta la pregunta de si la divergencia como tal es plausible.
¿Acaso no debe exigirse siempre la convergencia entre lo que es válido
Ahora bien, admitir la existencia de márgenes cognitivos de tipo em- en razón de los derechos fundamentales y lo que puede identificarse
pírico es algo que no puede ponerse en duda. Quien propugna su total eli- como válido? Esta exigencia no expresa nada distinto al postulado de que
minación, propugna a la vez prácticamente la eliminación de la capaci- el operador jurídico debe intentar trabajar siempre sobre la base del co-
dad de acción legislativa. Es por este motivo que los críticos de los prin- nocimiento ideal. Sin embargo, quien aspira a alcanzar este postulado en
cipios formales casi nunca se han dirigido contra este margen de acción. el ámbito de la acción, tiene que pagar un precio muy alto. En el derecho
Consecuentemente, este margen de acción representa un importante constitucional este precio es el sacrificio de la libertad de acción legisla-
ejemplo acerca del papel central que juegan los principios formales. El tiva. Las Constituciones que tipifican un catálogo de derechos funda-
margen de acción epistémico de tipo empírico muestra que los principios mentales, representan un intento de organizar la acción colectiva y, a la
formales amenazan a los derechos fundamentales en la misma medida en vez, de asegurar los derechos individuales. Este doble carácter se ve re-
que lo hacen los principios materiales que juegan en sentido contrario. El flejado en la posibilidad que se atribuye al Legislador de restringir los
mismo papel que estos últimos principios juegan en la parte material, le derechos fundamentales. Esta posibilidad de restringir los derechos fun-
corresponde a los principios formales en la ley epistémica de la pondera- damentales establecidos por la Constitución es un elemento esencial de
ción. lo que estos derechos son. Ahora bien, los márgenes de acción cognitivos
De manera muy similar se presentan las cosas en lo concerniente al añaden un límite epistémico, que se suma a las restricciones materiales
margen de acción epistémico de tipo normativo. Desde luego, un escépti- que el Legislador impone a los derechos fundamentales. Dicho límite

109
Cfr. Sobre este aspecto: J. - R. Sieckmann, Regelmodelle und Prinzipienmodelle
110
des Rechtssystems, Nomos, Baden-Baden, 1990, pág. 163. Cfr. Supra.

560 561
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

está avalado por la Constitución considerada en conjunto, es decir, se


apoya en un argumento constitucional de tipo sistemático. No obstante,
de este modo desaparece de la perspectiva lo que la Constitución en con-
junto exige: la divergencia. El margen de acción epistémico cambia de
lugar y se integra dentro del propio derecho fundamental. Se internaliza.
De este modo, la divergencia permanece ciertamente como una espina
que se clava en el principio iusfiíndamental material111. Sin embargo, esta
espina es el imprescindible tributo que los ideales iusfundamentales tie-
nen que pagar a cambio del triunfo, nunca suficientemente apreciado, de BIBLIOGRAFÍA
su institucionalización en el mundo, tal como es.

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594 595
T

ÍNDICE TEMÁTICO

Ámbito de protección 262 s. Cfr. Constitución 461 s.


también: Supuesto de hecho — modelo material 462
— concepto 263 s. — modelo material-procedimental 462
— en sentido estricto 267 — modelo procedimental 461
— en sentido amplio 267
— y supuesto de hecho 263 s. Derecho(s)
— absolutos 262
Argumentación 486 s. — a acciones negativas 166 s., 392 s.
— de derecho fundamental 53, 488, — a acciones positivas 171 s., 392 s.
508. — a algo 163 s.
— base 488 — de protección 398 s.
— proceso 508 s. — competencias 201 s.
— racionalidad 22, 102 s., 281 s., — como relaciones jurídicas 177 s.
296 s., 458, 488 s., 508 s. — concepto 146 s., 163 s.
— consolidación 494 — definitivos 83 s., 241 s.
— jurídica general 486 s. — individuales 86 s., 89 s., 412 s.
— práctica general 487 s., 508 — modelo de tres niveles 156 s.
— racional 487 s. — prima facie 86, 110 s.
— y decisión 486 s., 489 — subjetivos 151 s.
— tabla de 173, 184
Bien protegido 440 s., 462 s.
Derechos de libertad
Bienes colectivos 86 s., 89 s., 412 s.
— concepción formal-material 310 s.
Cláusula restrictiva 115 s., 248 s., — e individuo aislado 331 s.
— especiales 329 s.
274 s., 304 s., 379 s
— generalidades 299 s.
Competencia(s) 201 s. — problema de la circularidad 339 s.
— del ciudadano 210 s., 425 s. — supuesto de hecho 304 s.
— del Estado 213 s. — tácitos 319 s.
— normas de 204 s., 213 — teoría de las esferas 316 s.
— tesis de la falta de sustancia 305 s.
Conceptos deontológico, axiológicos — y otras normas constitucionales
y antropológicos 118 s. 336 s.

597

1
TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ÍNDICE TEMÁTICO

— y sistema de derechos fundamen- Exigibilidad judicial 408 s., 449 s., — norma de 197 s.
Lógica 173
tales 327 s. 455 s. — del derecho a algo 175 s. — positivo 175 s.
Derechos de protección — deóntica 173
Formalismo 44 s., 233 s.
— concepto 398 s. Posición(es) 156 s., 464 s.
— estructura 408 s. Igualdad 347 s. Mínimo vital 328 s., 454 s., 377 s., — concepto 156 s.
— exigibilidad judicial 408 s. — carga de la argumentación 360 s. 386 s. — formal 253 s., 335 s.
— y derechos de defensa 403 s. — en la aplicación del derecho 347 s. — material 253 s., 335 s.
— y la tradición liberal 402 s. — en la formulación del derecho 347 s. Modalidades deónticas 22 s., 173 s.
— y procedimiento 433 s. — enunciado de 353 s. Prestación
— esencial 355 Norma(s) 33 s. — fáctica 171, 391
Derechos fundamentales — estructura como derecho subjetivo — concepto 33 s., 64 s., 124 — normativa 171, 391
— como derechos individuales 402, 379 s. — especial 65
431 s., 439 s. — fáctica 350 s., 366 s. — general 65 Principio(s) 63 s.
— concepto 165 s., 214 s., 395 s. — formal 350 s. — individual 65 — absolutos 86 s.
— configuración 290 s. — fórmulas 355 s. — universal 65 — carácter prima facie 79 s.
— contenido esencial 257 s. — jurídica 366 — colisión de 87 s.
— prima facie 86, 110 — material 350 Normas de derecho fundamental 40 s., — como mandato de optimización 67 s.
— restricciones 244 s. — parcial 350 45 s., 55 s. — concepto 67 s.
— sistema de 327 s. — principios de 363 — adscritas 49 s., 52 s. — de la dignidad de la persona 88 s.,
— tácitos 52 — principio de igualdad fáctica 368 s. — doble carácter 114 s. 311 s.
— y democracia 396 s., 441 s. — principio de igualdad jurídica 368 s. — carácter vinculante 445, 459 s. — de la igualdad de hecho 368 s.
— y status 219 s. — relevante 355 s. — como norma de permiso 197 s. — de la igualdad de derecho 368 s.
— restricciones 380 s. — como normas negativas de compe- — de jerarquía constitucional 108 s.
Derechos fundamentales sociales — universal 351 tencia 213 — de la libertad de hecho 445 s.
443 s. — valorativa 351, 353 s., 356 s. — como principios 71 s., 95 s. — de la libertad jurídica (negativa)
— adscritos interpretativamente 443 s. — y mandato de tratamiento desigual — como reglas 79, 98 s. 309 s.
— eficacia financiera 455 s. 360 s. — concepto 45 s. — formal (procedimental) 81, 111 s.,
— establecidos expresamente 443 s. — y valoración 363 s. — contenido ético 6 s., 394 257 s.
— exigibilidad judicial 450 — y prohibición de arbitrariedad 354 s. — establecidas directamente 49 s. — nivel supremo de abstracción 466 s.
— lado objetivo 458 s — fundamentalidad formal 461 s. — materiales 112
— y libertad 366 s., 371 s.
— modelo de 454 s. — fundamentalidad material 462 s. — objetivos 465 s.
— y procedimiento 458 s. Justicia 482 s. — referidos a los derechos individua-
Orden valorativo 130 s., 465 s. les 86 s., 90 s., 109 s., 412 s.
Derechos prestacionales Leyes de intervención 267 s. — cardinal 131 — referidos a bienes colectivos 86 s.,
— concepto 391 Libertad(es) 186 s. — cerrado 130 s. 90 s., 109 s., 412 s.
— en sentido amplio 172, 383 s., 393 — como relación triádica 188 s. — completo 130 s. — validez 85
— en sentido estricto 172, 393,443 s. — de hecho 193 — débil 130 s. — y principio de proporcionalidad
— económica 191 — duro 134 91 s.
Dogmática 12 s. — e igualdad 366 s., 371 s. — objetivo 128,468 — y ponderación 71 s.
— como disciplina práctica 15 s. — jurídica 190 s. — ordinal 131 s. — y valor 117 s.
— dimensión analítica 13, 22 s. — negativa 190
— dimensión empírica 13 s. — no protegida 195 s. Permiso 174 s. Principio de proporcionalidad 91 s.,
— dimensión normativa 14 s. — positiva 189 — explícito 197 116, 126, 307, 317 s.
— protegidas 199 s. — implícito 197 — deducción 91 s.
Enunciado deóntico 25 s., 173 — y valor 146 s. — negativo 175 s. — en sentido estricto 91 s.

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TEORÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES ÍNDICE TEMÁTICO

Procedimiento — negativo 223 s. snrinláaica 41 s Valoraciones 15 s., 143 s., 330, 352,
— concepto e idea 416 s. — pasivo 220 s. — sociológica 41 s. ^ ^ ^ ^ ^ 4gg

— finalidad 426 s. — positivo 228 s. Valor(es) 117 s., 122 s. .,


— y corrección 432 s. - j u i c i o de 120 s. Vinculación
Subjetivización 402 s., 421 s., 431 s., ' K• t i , ! n 19o Q — a la Constitución 98, 111 s.
— objetivo 128 s. ;,iríHica 445 460
Protección 437 s., 442 s. — y principios 123 s. — jundica 44S, 4oU
— deberes de 399 s.
Supuesto de hecho 262 s.
— deberes objetivos de 399 s.
— concepto 263 s.
— subjetivización 400 s.
— e intervención 264 s.
Regla(s) 63 s. — teorías del 268 s.
— carácter definitivo 80 s. — y ámbito protegido 262 s.
— y bien protegido 264 s.
— como determinaciones 68
— y restricción 268 s.
— concepto 68
— conflictos de 68 s. Teoría(s) de derechos fundamentales
— reglas de decisión 493 s. 11 s., 18 s., 496 s.
— reglas de evaluación 123 s. — analíticas 22 s., 28
— y subsunción 114 s. — como teoría axiológica 19, 126 s.,
499 s.
Relación jurídica 156, 163 s., 177 s. — como teorías de los principios
497 s.
Restricción(es) 239 s., 243 s.
— como teorías estructurales 22 s.
— clasificaciones 247 s.
— como teorías procedimentales 20,
— concepto de 243 s.
416 s.
— constitutiva vs. declaratoria 254 s. — de la Ley Fundamental 11
— inmanente 98 s., 239, 248, 254 — democráticas 19, 499
— posibilidad lógica 239 s. — generales 18 s.
— tácita 252 — ideales 18 s.
— teoría externa 240 s. — institucionales 19, 500 s.
— teoría interna 240 s. — integradoras 18 s., 21 s.
—jurídicas 12 s., 17
Sistema jurídico 461 s. — liberales 19, 402, 498 s.
— apertura frente a la moral 481 s., — materiales 496 s.
509 — normativas 496 s.
— como sistema de normas 464 s. — de una sola dimensión 20, 502 s.
— como sistema de posiciones y re-
laciones 464 Teoría de las esferas 316 s.
— contenidos necesarios, posibles e
imposibles 462, 480 s. Tribunal Constitucional, competencia
— materialmente determinado 480 s. de control 363 s., 373 s., 392 s.,
— y derechos fundamentales 465 s., 394, 412 s., 449 s., 455 s., 459 s.,
480 s. 483 s.

Status 219 s. Validez, teoría de la


— activo 232 s. — ética 41 s.
— de derecho fundamental 234 s. —jurídica 41 s.

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