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asación N° 5227-2011 Callao

La Corte Suprema considera que en virtud del principio iura novit curia el juzgador, sin modificar los hechos expuestos en la demanda, puede aplicar
el derecho que corresponda, pero si quiere utilizar dicha facultad debe hacerlo de manera expresa.

En un caso, la hija de la vendedora solicito la nulidad del acto jurídico de compra venta efectuada por su madre y los demandados, señalando la
falta de manifestación de voluntad, ya que la vendedora contaba con 70 años y padecía de demencia senil al momento de efectuar el contrato.

El Tribunal consideró que no hay una adecuada motivación de la resolución judicial, pues la Sala no explica: Si la falta de manifestación de voluntad
se debe a que la vendedora esta privada de discernimiento, o si se debe al síndrome de deterioro de las capacidades mentales.

Este hecho es significativo, en tanto, estar privado de discernimiento es un asunto propio de la nulidad del acto jurídico, mientras que el deterioro
mental es uno que atañe a la anulabilidad del acto jurídico.

Así el uso del principio ira novit curia es una facultad que debe ser realizada de forma expresa para fundamentar una resolución judicial. Puesto que
dicha situación genera diversas posibilidades.

Las salas superiores vulneran el principio de congruencia procesal cuando emiten pronunciamientos sobre asuntos de las sentencias de primera
instancia que no fueron apelados. La Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema estableció este lineamiento jurisprudencial, mediante la sentencia
recaída en la Casación N° 4554-2013 Lima.

Fundamento

En este caso, en primera instancia, se declaró fundada una demanda de divorcio por la causal de separación de hecho y la reconvención de divorcio
por la causal de adulterio.

En consecuencia, se declaró disuelto el vínculo matrimonial, fenecida la sociedad de gananciales y se dispuso por concepto indemnizatorio a favor
de la demandada la adjudicación en propiedad de un inmueble. Además, se determinó la vigencia de la obligación alimentaria entre los cónyuges.

El demandante apeló dicha decisión en el extremo en que se declara fundada la reconvención sobre divorcio por la causal de adulterio.

Luego, la sala superior respectiva confirmó en parte la sentencia apelada, y reformándola declaró infundada la reconvención sobre divorcio por la
causal de adulterio, así como la pretensión indemnizatoria. Por tanto, dispuso el cese de la obligación alimentaria entre los cónyuges.

A criterio del tribunal supremo, la sala se pronunció sobre extremos no impugnados en la apelación, y por tanto se extralimitó en sus funciones.

Por ello, este colegiado evidencia la inexistencia de un fallo acorde ni congruente entre lo peticionado en el recurso de apelación interpuesto por el
demandante y lo resuelto por la sala superior.

No obstante, el artículo 359 del Código Civil dispone que si no se apela la sentencia que declara el divorcio, esta será elevada en consulta.

Al respecto, el supremo tribunal considera que esta consulta responde al cumplimiento de una norma de carácter imperativo que persigue un
examen o conformidad con lo resuelto por el juez de primera instancia.

En tal sentido, el máximo tribunal advirtió que en este caso la sala superior, al resolver la apelación, desnaturalizó el proceso sobre los aspectos no
apelados y que tampoco fueron materia de consulta.

Armonía con las pretensiones

Para el supremo tribunal, el principio de congruencia procesal es un postulado de lógica formal, por el cual el juez debe decidir conforme a las
pretensiones formuladas en el juicio y en armonía con la relación jurídica procesal fijada, sin alterar los aspectos esenciales de la materia
controvertida. A su juicio, está concatenado al aforismo tantum devolutum quantum appellatum, el cual implica que el alcance de la impugnación
determina los poderes del órgano superior, a fin de que pueda resolver en forma congruente la materia objeto del recurso. El colegiado revisor
debe resolver en función al sustento de la apelación.

Fuente: “El Peruano”, 19 de octubre de 2014.

Los jueces no podrán declarar como concluidos los procesos sobre violencia familiar por la
inasistencia de las partes a la audiencia única y esto debido a la función tuitiva que rige en
estos juicios, cuya importante discusión constituye un tema de salud pública.

Este criterio jurisprudencial se desprende de la sentencia recaída en la Casación N° 28-2014


Callao, expedida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema al declarar Fundado dicho
recurso interpuesto en el marco de un proceso sobre violencia familiar.

Función tuitiva

El artículo 20 de la Ley de protección frente a la violencia familiar establece que las pretensiones
sobre esta materia se tramitan como proceso único conforme a las disposiciones del Código de
los Niños y Adolescentes, por lo que es improcedente el abandono en estos juicios.
A criterio del supremo tribunal, esta disposición obedece a la función tuitiva que rige en los
procesos sobre violencia familiar cuya discusión es un asunto público y no privado,
convirtiéndose en un tema de salud pública.
El artículo 21 de la misma ley señala que en atención a tal función el juez incluso puede fijar
mandatos que aseguren la eficacia de las pretensiones exigidas y los derechos esenciales de la
víctima.
Atribución que a opinión de la sala suprema tendría que ser ejercida con el mínimo formalismo
para lograr el objetivo del proceso, que es la lucha contra la violencia familiar.
Siendo ello de esta forma, el supremo tribunal considera inaplicable en forma supletoria el
artículo 203 del Código Procesal Civil, que consagra la obligación del juez de dar por concluido
el proceso por inconcurrencia de las partes a la audiencia, que en el presente caso aplicaron los
órganos judiciales de instancias inferiores.
A juicio de la sala suprema, la aplicación de este artículo 203 no solo vulnerala naturaleza de la
función tuitiva de los procesos sobre violencia familiar, sino que también contraviene lo
expresamente señalado por la ley de protección frente a este tipo de violencia.

Fuente: "El Peruano", 27 de Junio del 2015

Se debe respetar el derecho al contradictorio al momento de actuar pruebas de oficio

La Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia ha señalado en la


Casación N.º 2864-2014-Lambayeque, publicada el 16 de febrero de 2016 en el
diario oficial El Peruano, que el derecho al contradictorio, como manifestación
de la garantía constitucional del derecho a la defensa, debe ser respetado cada
vez que un juez disponga la actuación de pruebas de oficio dentro del proceso,
conforme a lo establecido por el artículo 194 del CPC.
El caso que se presenta trata sobre la señora MMM, quien interpuso una
demanda de reconocimiento judicial de unión de hecho, la misma que mantuvo
con su expareja RBZ, desde 1997 hasta noviembre de 2005, a fin de que se
reconozcan dos predios como bienes concubinarios sujetos al régimen de
sociedad de gananciales.
El a quo, reconociendo tal periodo, declaró en su momento fundada la
demanda, pero RBZ apeló la resolución y la Segunda Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque redujo el periodo de la unión de hecho. De
este modo, el ad quem, valiéndose de la actuación de una prueba de oficio,
declaró que la unión de hecho establecida entre las partes comprendía el
periodo que va desde el 20.11.99 al 2.03.02. Para marcar el inicio de la relación
concubinaria, los jueces valoraron la partida de defunción de BSV, anterior
pareja de RBZ, quien había fallecido el 19.11.99.
La demandante interpone recurso de casación contra la sentencia de vista
señalando, entre otra razones, que dentro del proceso no ha sido fijado como
punto controvertido la determinación de la unión de hecho entre el demandado
RBZ y la fallecida BSV, por lo que dicho aspecto no forma parte del debate
instaurado en autos, no siendo por tanto la determinación de su fallecimiento
mediante la actuación de oficio de la partida de defunción, parte del thema
probandum.
Sin embargo, la Sala Suprema señala la validez de la prueba de oficio, pero
precisa lo siguiente:
“esta herramienta jurídico procesal excepcional que puede ser utilizada cuando las
pruebas ofrecidas por las partes sean insuficientes, exige una motivación adecuada por
parte del juzgador al momento de ser empleado así como su ejercicio diligente, ya que
no se puede suplir el deber probatorio que le incumbe a las partes” [subrayado
agregado].

Finalmente, la Sala comprueba que durante la actuación de la prueba de oficio


no existió un momento para la defensa de BSV, decidiendo declarar fundado el
recurso, por transgresión del inciso 5 del artículo 139 de la Constitución,
señalando lo siguiente:
“En el caso concreto, la Sala Superior no ha tenido en cuenta que la incorporación de la
partida de defunción de [BSV] en uso de la facultad oficiosa conferida por el artículo 194
del Código Procesal Civil, al momento de expedir su fallo y sin previo conocimiento de
la recurrente, transgrede su Derecho de Contradicción ya que no se le ha brindado la
oportunidad de que ésta pueda expresar lo conveniente en torno a la protección de sus
derechos o intereses que persigue” [subrayado agregado].

En un proceso de otorgamiento de escritura pública es irrelevante si las partes han


celebrado un contrato preparatorio o definitivo

Así lo ha establecido la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia


mediante Casación N.º 1598-2014-Tacna, publicada el 30 de marzo en el diario
oficial El Peruano, en el marco de un proceso de otorgamiento de escritura
pública.
La demandante RMM había celebrado un contrato preparatorio de
compraventa con JCF, el 23 de septiembre del 2003. En él se indicaba el bien
individualizado (un predio) y el precio convenido (US$ 3 400). Durante la
suscripción del contrato preparatorio, la demandante entregó como adelanto la
suma de US$ 2 000, quedando lo restante pendiente para ser pagado dentro de
los noventa días siguientes, fecha en la que también se haría efectiva la
celebración del contrato de compraventa definitivo, así como la entrega del
bien inmueble. Posterior a ello, la demandante cumple con pagar íntegramente
el precio convenido, por lo que exige el otorgamiento de la escritura pública
para su posterior inscripción.
El Juzgado Especializado en lo Civil de Gregorio Albarracín de Tacna declara
fundada la demanda, por considerar que:
“entre las partes existió la obligación de celebrar un Contrato de Compraventa en
mérito al contrato preparatorio del trece de setiembre de dos mil tres, siendo exigencia
de la demandada la obligación de formalizar su transferencia; transacción que fue
reconocida por la demandada […], advirtiéndose del contrato preparatorio la
individualización del bien, y el pago de la acreencia, con la entrega de los dos mil
dólares americanos (US$.2,000.00) consignados a la celebración del contrato, la suma de
doscientos dólares americanos (US$.200.00) otorgados a la hija de la vendedora como
forma de adelanto y el saldo de mil doscientos dólares americanos (US$.1,200.00)
consignado mediante depósito judicial (folios 375), por lo que únicamente se encuentra
pendiente la entrega del bien”.

En apelación, el ad quem, revoca la sentencia, y reformándola la declara


improcedente, porque según entiende, no existió un contrato definitivo, sino
solo preparatorio:
“con el Otorgamiento de Escritura Pública lo que se busca es [revestir] de determinada
formalidad el acto jurídico, por lo quepreviamente debe existir el Acto Jurídico a
formalizar, lo que no sucede en el presente caso, ya que las partes celebraron solamente
un Contrato Preparatorio de Compraventa respecto al bien sub litis, no existiendo el
contrato definitivo, por lo que la obligación existente entre las partes es la de la
suscripción del contrato (definitivo), antes que la formalización del documento”
[subrayado agregado].

Finalmente, en sede casatoria, la Sala decide declarar fundada la demanda y


casar la sentencia de vista, por los siguientes motivos:
“Habiéndose demandado a través del proceso únicamente la obligación de formalizar
la titulación del contrato (artículo 1412 del Código Civil), en el que no se discute si las
partes han cumplido o no sus prestaciones sino que está limitado a perfeccionar la
titulación del contrato mediante el Otorgamiento de Escritura Pública de la
Compraventa, no existe impedimento legal para cumplir con esta obligación, más aún si
la demandada, quien aceptó la transacción efectuada por su progenitora a favor de la
demandante, no ha justificado su negativa para otorgarla en la etapa postulatoria, […]
además durante el proceso se consignó el íntegro del importe adeudado por lo que no
habría razón para no otorgarla, considerando la inexistencia de alguna cláusula que
condicione el pago con la obligación de escriturar la Compraventa”.

No procede discutirse el mejor derecho de propiedad en un proceso de desalojo por


ocupación precaria
Así lo ha señalado la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia,
mediante Casación N.º 1389-2014-Lima, publicada el 1 de marzo del 2016 en el
diario oficial El Peruano, en el marco de un proceso de desalojo por ocupación
precaria iniciado por la señora RCE contra JVD.
El caso comienza cuando la señora RCE interpone una demanda de desalojo por
ocupación precaria contra JVD, a fin de que esta desocupe el inmueble de su
propiedad. La demandante sustenta, por una parte, su derecho de propiedad
mediante una partida registral que la acredita como propietaria y alega, por
otro lado, la ausencia de justo título de la parte demandada. JVD contesta la
demanda señalando que el título en virtud del cual la demandante alega haber
adquirido la propiedad es nulo, toda vez que si bien manifiesta haberlo
adquirido por subasta administrativa efectuada por la Sunat, a la fecha en que
se produjo el remate, la propiedad del inmueble le pertenecía a un tercero (EW).
El juez a quo declara fundada la demanda por el siguiente motivo:
“De la Ficha Registral del predio sub litis se puede verificar que si bien la empresa EW
tenía el dominio del bien, la parte accionante adquiere el predio por adjudicación, sin
que se anote asiento registral alguno que enerve su validez […] La emplazada no ha
acreditado tener alguna relación contractual o título válido que justifique el derecho de
posesión sobre el citado inmueble” [subrayado agregado].

Sin embargo, apelada la sentencia, el ad quem la revoca y reforma, declarando


improcedente la demanda, tras considerar que existe controversia con respecto
al título que acredita la propiedad de la demandante:
“Se evidencia la existencia de controversia sobre la titularidad del bien, lo que
corresponde ser dilucidado en la vía judicial pertinente, como efectivamente está
sucediendo en el proceso sobre mejor derecho de propiedad […], tramitado ante el
Décimo Sétimo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, seguido por EW contra [RCE];
en tal sentido, lo referente a la discusión de la titularidad del bien no puede ser
dilucidado en este tipo de procesos sumarios, así como tampoco es posible emitir juicio
sobre la pretensión planteada para determinar si la demandada tiene o no [la] condición
[de] precaria, considerando dicha incertidumbre” [subrayado agregado].

Finalmente, la Corte Suprema casa la sentencia de vista por los siguientes


motivos:
“[E]n el proceso sobre desalojo por ocupación precaria, la pretensión procesal está
dirigida a que el emplazado desocupe el inmueble materia de litis;
consecuentemente, la esencia de dicho proceso no consiste en determinar o resolver en
definitiva el derecho de propiedad […] [L]a decisión arribada por los Jueces Superiores
no sólo se contrapone a los fundamentos del precedente vinculante precitado [IV Pleno
Casatorio] al declarar la improcedencia de la demanda, sino que además afecta el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, al inobservar la esencia del presente proceso,
que consiste […] en determinar la validez de la restitución o la entrega de la posesión en
base a un título válido y suficiente que la justifique, frente a la ausencia de título o
fenecimiento del que tuvo la parte ocupante, […] lo cual se encuentra plenamente
acreditado en el caso de autos” [subrayado agregado].

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