Al ecuchar a Manuel Castells, es inevitable reconocer el profundo interés del autor por reconocer la comunicación como parte fundamental y transformadora de la sociedad. Expone la idea de la interdisciplinariedad como forma de entender a un mundo que es en sí mismo complejo. Analizar una realidad amerita la utilización de datos, todo trabajo de investigación, parte de datos, afirma el autor que se reconoce defensor del empirismo, pero que en su rigor metodológico otorga a los datos una valía importantísima, en el entendido que aun las investigaciones cualitativas deben poseer un basamento que permita servir de medio de consulta a otros investigadores, lo que constituye a todo evento parte de su rigor o encuadramiento intelectual que relaciona lo que se dice con lo observado, no es solamente la interpretación empírica, debe estar presente la coherencia y la relevancia, que de sentido a la realidad observada. Para el autor el término sociedad de la información es erróneo desde el punto de vista intelectual, en todo caso debe referirse a la sociedad informacional, que utiliza un nuevo sistema de tecnología de la información y comunicación de base microelectrónica y de comunicación a través de redes digitales. Esta afecta la forma como la mente humana procesa la información y comunica. Ergo si se transforma la forma los ritmos y procesos de comunicación se transforma todo, la gran transformación de nuestro tiempo. El Internet no es un sistema de información es un sistema de comunicación, que para mucho representa un riesgo que consideran peligroso, una parte de la sociedad se siente amenazado con el océano de información, observa Castells, que se requiere más participantes activos que consumidores. No es cierto que estar mucho tiempo en internet aliena, deprime o aísla, por el contrario puede hacer que seamos más sociales. La comunicación y el poder están íntimamente relacionados, se avanza hacia la creencia de que el poder está en la mente de las personas, ergo sus decisiones serán en mucho casos sustentadas por los sentimientos, esto impone una nueva mirada de las relaciones de poder en una sociedad. Un elemento resaltante es la defensa que hace de la libertad definida como valor supremo que permite a su vez luchar para obtener por ejemplo la igualdad, en una sociedad que busca nuevas formas de representación política y democrática. Aún la más profunda crisis, surge de en paralelo a las prácticas nacionalistas, xenófobas y reaccionarias, organizaciones de personas, que bajo una mirada crítica de la crisis, son capaces de generar cambios superando sentimientos de miedo y descartando la violencia como opción. Concluye diciendo como desde internet se lograr una nueva forma de organización social, en cada espacio, se den organizaciones para la transformación, con fuerza, para lograr un cambio de valores desde a base. Esta apreciación hoy por cierto muy válido para lo que vive nuestro país. El cambio cultural sumado al cambio tecnológico revoluciona la mente y transforma la sociedad.