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LA CLANDESTINIDAD

CAPITULO UNO EL CREADOR

El caos reina en el apeiron de la existencia de Yave. Nace el universo cuando en una gran explosión el
orden se impone a la

oscuridad infinita. Dios ve perfección en las galaxias, en las realidades y ve posibilidades fundamentales

en la luz. Dios ve que esto es bueno; Dios siente soledad y crea de la luz los tronos de su reino divino.

El núcleo de su bondad abraza a Ganila, el trono del espíritu de los seres y junto a ella crea a Gabel,

trono del alma de los seres.

Dios crea la vida en su reino y proclama el orden, crea la guardia de la luz angelical; cuatro serafines

imponentes acompañan los tronos de Dios en el palacio de la luz donde la vida es el sosiego de Dios.

Febiaz, quien es el faro del cielo y quien ilumina el universo siendo también el gobernador de Mizar, el
reino de la luz. Dael,

lleva en si la paz y la verdad en su cetro así se considera el serafín de la nobleza y también es el

gobernador de Galgas, el reino del agua. Eliniaz, quien aclara al universo la realidad en palabras y la

reflexión divina a los ángeles y seres celestiales siendo también el gobernador de Safir el reino del aire.
Serguiel,

quien aplica la amistad y el amor en el corazón de los ángeles, es el gobernador de tenedifal el reino de

oro.

Dios crea la jerarquía celestial y nace la palabra del cielo; querubines imponentes en el aura del

mañana. Ambilaz, querubín que con orgullo lleva en sus alas el honor de Dios. Gael, querubín que

impone el orden en las legiones de ángeles, conocido como el dictador del cielo. Valen, querubín que

lleva inherente la lealtad de Dios. Nesgael, querubín que enseña el libre albedrío y la libertad en el reino

de Dios. Adrammelech, querubín sapiente que predica la sabiduría de Dios.

Dios crea las legiones de ángeles que son dirigidas por Gael, la primera legión esta compuesta por

denominaciones, ángeles guerreros que están a favor de la voluntad de Dios. La segunda legión esta

compuesta por virtudes, esta legiones esta compuesta por ángeles conspicuos y veraces, es conocida

como el escuadrón mayor. La tercera legión esta compuesta por potestades, ángeles sigilosos ante las
ordenes de Gael, conocidos como la orden del silencio.

Las siete deidades mas perfectas están sentadas en el palacio de cristal. El príncipe Mael, quien predica

la bondad de Dios en los templos de la eterna juventud de los ángeles del reino. El príncipe Asmael,

quien predica la fraternidad de Dios en los campos santos. El príncipe Baliel, quien predica la paciencia y

la constancia en las esferas de Dios. El príncipe Leidel quien predica la amistad entre los ángeles en el

reino de los cielos. El príncipe Darkimel, quien predica la fuerza, el coraje y la valentía a los ángeles de

Dios. El príncipe Anael, quien predica el perdón y la misericordia de Dios y el príncipe Luzbel, quien es

la belleza y luz existente en el reino de los cielos; el querubín mas radiante y divino. Son Hijos de la

omnipotencia divina así considerados los redentores del cielo; hermanos de la luz y querubines del la

pureza celestial.

Luzbel se encontraba caminando por los senderos celestiales, y por donde Luzbel pasaba era alabado

por los ángeles menores que lo consideraban un icono, idolatrándolo como el mas bello entre los seres

divinos creados por Dios ya que en el se reflejaba la perfección del universo. La belleza pura en el brillo

de sus ojos azules como perlas, su cabello negro que brillaba junto con la aurora del firmamento

celestial. Los ángeles lo adoraban y algunos se inclinaban ante sus grandes y majestuosas alas blancas

que adornaban su laurel de oro, no lo miraban directamente a los ojos porque según los ángeles el

brillo era una ceguedad inminente.

Luzbel tenia ciertos seguidores que lo acompañaban a los senderos de luz donde la paz se expandía

sobre los cuerpos celestiales, haciendo sentir placidez y amor. Se reunían los ángeles a adorarlo y hacían

círculos donde el espíritu de Luzbel brillaba con plenitud mientras volaba al ocaso. Entre los ángeles

estaba uno muy pequeño y muy peculiar que consideraba a Luzbel un ejemplo de superación, ya que

este ángel era considerado como débil y dócil entre las legiones divinas. El ángel miraba sin miedo los

ojos de Luzbel, era como un niño asombrado y entusiasmado por ver a su ídolo caminando por los

senderos, quien en su cabeza sentía y quería algún día llegar a ser como el.

Luzbel prefería caminar y estar solo para poder meditar aunque sentía la gracia de recibir elogios y
cumplidos, esto lo hacia sentir relevante y orgulloso. Luzbel con un leve impulso vuela lejos de los

senderos celestiales y se dirige al jardín de la esperanza, se postra sobre una nube y decide meditar. El

silencio es tan ligero que entre sus pensamientos siente una presencia familiar.

—Adram, querubín. —Hablo Luzbel con un tono suave.

—Luzbel, creación divina de Dios, perfección de Dios. Que gusto es verte de nuevo príncipe angelical. —

Respondió Adram.

—Sabes Adram, es maravilloso sentir paz y tranquilidad en tan bella obra hecha por mi padre. Este

jardín es mi favorito, es cómodo y solo vengo aquí a estar solo y pensar en lo imprescindible y absoluto.

—Exclamo Luzbel con indiferencia.

—Adram con disgusto a sus palabras indiferentes contesto —Y de ser tanto y tan hermoso, tan radiante

y majestuoso, y solo conformarse con eso. Simplemente eres luz y nada mas... Aunque tu belleza es pura

y divina solo puedes ser el reflejo de Dios.

—Soy único, amado, adorado, alabado y digno de ser lo que soy— Respondió Luzbel con orgullo.

—Si, eres digno pero no digno de sentarte en el trono de Dios —Respondió Adram con seguridad.

Adrammelech que era un querubín conspicuo y sabio entre los seres celestiales, entre sus conclusiones y

posibilidades creía que todo ser tenia una razón, un principio y un final. Creía que la grandeza podía

descender y la valentía sobrepasar para así ascender a un poder conmensurable. Adram era tan sabio

que los mismos serafines movían sus alas de su rostro para apreciar su presencia. Adram sabia que

Luzbel escondía un poder y que era mucho mas fuerte que el y que si lograba despertarlo podría sacudir

el cielo. Adram vivía vagando en sus pensamientos y sentía confusión en sus recónditas ideas que

pasaban de ser espirituales a ser materia. Pensaba y no dejaba de pensar buscando una respuesta a sus

preguntas pero ni la sabiduría divina lo dejaba plasmarse en ella. El veía en la perfección un millón de

posibilidades pero lo primero que debía hacer era convencerlo y darle a conocer su verdadero existir.

—Eres un ignorante y mediocre, como te atreves a subestimar mi poder y las capacidades de mi padre.

Yo soy lo que soy porque eso esta escrito en el libro de Dios, yo soy lo que soy porque nadie puede ser
como yo, yo soy perfecto y tu solo eres un querubín sobre-valorado, tu sabiduría es pobre e

insignificante. Sabra mi padre porque eres el ser mas sabio entre los seres, porque en ti solo veo

mediocridad. —Luzbel exclamo con firmeza.

—Yo solo dije lo que tenia que decir, si eres lo que eres, pues yo soy lo que soy por una razón y un

propósito. —Exclamo Adram con sensatez y una mirada precisa a los ojos azules de Luzbel.—Adram

ascendió al firmamento y termino diciendo.—Te dejo en soledad haber si así piensas con claridad y

serenidad, hijo perfecto.

Mientras tanto en la mesa de la justicia y el orden se encontraban los cuatro serafines de Dios quienes

conforman la guardia celestial, dialogando sobre las decisiones de Dios.

—Creo que la inferioridad no debería de ser una elección, para eso están los ángeles quienes obedecen

nuestras ordenes. —Se expreso Eliniaz con certeza, asegurando que Dios no debería de crear seres sin

poder espiritual.

—La sabiduría de Dios es indescriptible, no somos exactos, si su voluntad es dar vida, dará vida porque

así lo desea y su creación siempre alcanza la perfección. —asegura Serguiel que Dios es perfecto y que

de su propia semejanza puede dar vida.

—No opinare, simplemente no estaré ni en contra, ni a favor de la nueva creación. —Hablo Dael luego

de que Serguiel terminara.

—Febiaz pensaba en su cabeza. —Es absurdo esta reunión sin importancia, me iré y dejare que mi

silencio me de la razón cuando Dios haga su voluntad.

Febiaz se levanta de su silla y un destello de luz radiante se aparece en la puerta del salón donde

estaban dialogando. Era Ganila quien fue enviada por Dios a dirigirse ante ellos.

—Hijos de Dios, que pena siento por ustedes. Acaso temen de que Dios pierda en su juicio, que infama

su poder espiritual, llevan en su espíritu la esencia de Dios. ¿Que deseais vosotros? aprenderos de sus

dudas y poner a prueba su misión como jerarcas de Dios. —Exclamo Ganila con seriedad.

Luego sintieron un temblor en la puerta después de que Ganila hablara. Era una luz resplandeciente que
por inercia sintieron una presencia omnipotente.

—¡Padre! —Exclamaron sorprendidos los serafines y con velocidad cubrieron su rostro y sus pies con

dos de sus tres pares de alas. Al igual que ellos Ganila también cubrió su rostro y sus pies ante la

presencia de Dios.

—Con una voz celestial, noble y suave Dios se dirigió a ellos.—Son parte de mi creación, son mi esencia.

Creare y daré vida a el hombre...

Y el auge se proclama y Dios empieza su creación. —El hombre pondrá sus pies en la tierra y la tierra

sera fértil, de ella nacerán frutos. Febiaz iluminara cada paso que de el hombre y llevara el sol en su

cetro y cuando Febiaz alumbre en el mañana nacerán los días, cuando Febiaz no encienda el fuego

reinara la noche. Junto a la tierra estarán los mares donde el hombre no reinara. El hombre se inclinara

al firmamento para dar sus plegarias y agradecerá su existencia cada vez que la luz toque su rostro. Las

tinieblas dejaran de reinar y Febiaz guiara al hombre. Dael llevara en su cetro la luna y cuando llegue la

noche alumbrara al hombre y regara el sosiego en su cuerpo para que el hombre pueda descansar. Los

astros surgirán del silencio infinito y Febiaz multiplicara el sol e iluminara el universo. Serguiel llevara en

su cetro la flora y la fauna, y de el nacerán los seres; enseñara al hombre a domar, cuidar y respetar las

bestias. En el firmamento reinaran las aves, en las aguas los peces y en la tierra mamíferos, insectos y

reptiles. Eliniaz llevara en su cetro el tiempo, y cubrirá al hombre de sabiduría, predicando la justicia, la

humildad, la razón y la verdad. El hombre sera a mi imagen y semejanza; llevara la esencia de Ganila y

sera poseedor de espíritu, y llevara la esencia de Gabel y sera poseedor de alma. Tendrá dominio sobre

los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo

animal que se arrastra sobre el suelo. El hombre llevara en su gloria el nombre de Adán y esto sera

bueno...

En siete días Dios concluyo su creación y designo a los serafines su labor de guiar a el hombre en su

apogeo.

En el gran firmamento se encontraban dos de los príncipes celestiales volando y cazando dragones;
Asmael y Anael quienes eran inseparables.

—Mientras volaban con gran velocidad Asmael se dirigió a su hermano. —Anael hermano, ese de ahí es

grande. ¿Vamos por el?

—Anael sin pensarlo respondió. ¿Crees que lo dejare pasar hermano?

—Asmael con un sonrisa en su rostro y una risa desafiante exclamo.—Eres muy lento, apuesto que lo

atrapare primero que tu.

Anael aceptando el reto y dijo.—No creo que tu fraternidad te pueda servir contra mi fuerza y velocidad,

eres un presumido y te quitare esa sonrisa de la cara.

Volaron tan rápido que las nubes se desaparecían por donde pasaban, eran seres muy poderosos y eso

se notaba en su majestuoso vuelo. De repente sintieron una fuerza espiritual muy fuerte y que se dirigía

hacia ellos y Asmael se detuvo, luego cuando Anael estaba apunto de atrapar el dragón se detuvo

también perdiendo así la posibilidad de atraparlo.

—¡AHHHHHHHHHHH! —Grito con rabia Anael por no atrapar el dragón y con enfado se dirigió a su

hermano que estaba mas atrás con una mirada perdida. —¿Que pasa hermano, porque te detuviste?

Estuve a punto de atraparlo y te quedaste ahí, ¿Que te ocurre? —Y de repente las alas de Anael se

agacharon y sintió una presencia extraña. —¿Sentiste eso Asmael? —Hablo Anael con una voz

asombrada.

—Si hermano, lo sentí y por eso me detuve, nunca me había sentido así. ¿Que podrá ser eso? Mis alas

empezaron a temblar y no entiendo porque. —Respondio Asmael con una voz pensativa.

—No me da una buena espina esa sensación, no creo que sea nada bueno. —Hablo Anael con
inseguridad

ante lo sucedido.

Luego de un tiempo estando en una postura de vuelo y pensando en lo sucedido los príncipes se

quedaron asombrados ante la extraña presencia.

—¡Con que eras tu! ¡Como te atreves a intimidar a los principados con tu presencia! —Hablo Asmael con

una voz grave y seria viendo el rostro de quien seguramente estaba de detrás de lo sucedido.
—No fue mi intención asustarlo su majestad Asmael, príncipe de la fraternidad, ni a ti Anael, príncipe de

la misericordia. Solo quería sorprenderlos con mi poder y quería comentarles un par de cosas.

Respondió Adram, el querubín de la sabiduría, con una risa burlona ante los príncipes.

—No tenemos tiempo para perder lo con un querubín mediocre. —Hablo Anael con indiferencia ante las

palabras de Adram.

—Insisto, en dirigirme ante ustedes príncipes. —Hablo Adram en voz alta.

—¡He dicho que no, y no cambiare mis palabras! —Con una mirada de enojo y desencanto Asmael se

dirigió a Adram.

—Y vuelvo a insistir, y no me iré hasta no darles mis razones de haberlos intimidado. ¿Quien diria que

unos principes tan poderosos sintieran miedo? HAJAJAJAJA. —Adram se reía de los príncipes.

—¡CON QUE DERECHO TE RÍES DE NOSOTROS QUERUBÍN! —Explotando en ira Anael saco una espada de

fuego e intento atacar a Adram. Adram lo esquivo, y con un golpe suave y sin gesto alguno Adram

detuvo a Anael.

—El principe de la misericordia es un débil, HAJAJAJA. —Adram volvió a reírse de Anael, mientras que

Anael reflexionaba después de haber sido golpeado.

—Enfréntate a mi y no correrás con la misma suerte Adram. Hablo Asmael con una voz intimidan te.

—Sera un placer pero... Si logro vencerte me regalan de su tiempo, si me derrotas me iré y olvidaremos

lo sucedido. —Respondió Adram muy seguro y dispuesto.

Asmael saco su espada de plata y se dirigió con velocidad hacia Adram, dando golpes y golpes pero

Adram era mas rápido y listo. Adram saco su espada, y espada contra espada lucharon sin piedad.

Asmael se sentía ofendido y quería que Adram se arrepintiera de sus actos, sin embargo adram solo

queria que los príncipes sacaran su poder y así convencerlos de que en ellos habitaba un poder dormido.

—¡Te vas a arrepentir querubín! ¡TE DERROTAREEEEEEEEEEEE! —Se dirigió Asmael con rabia.

—Aun estas dormido. —Hablo Adram. —Tienes mas poder del que crees, solo que aun no lo sabes.

—¿¡A que te refieres!? ¡Respondeme! —Hablo Asmael desconcertado y también se preguntaba como es
que Adram era tan poderoso.

—Es simple, cada ser lleva en su espíritu una esencia, una fuerza y una virtud. Dios los mantiene

dormidos por que el sabe lo que sus poderes pueden llegar a alcanzar. —Hablo Adram con certeza.

—¿Es decir que Dios nos teme? ¿Como te atreves a decir eso? Dios es perfecto y nos ama. ¿Porque Dios

ocultaría algo así? Si el determino a cada ser su labor y razón. —Asmael se sentía confundido y no

entendía si era verdad lo que Adram decía pero sabia que si Adram era poderoso y si había logrado ser

imponente ante ellos era por algo, algo que no comprendía.

—Dios solo quiere reprimirlos y no los deja ser libres, por mi parte soy sabio y poderoso, mas que

ustedes, porque logre despertar. —Adram se sentía seguro de si mismo y sabia que los príncipes

menores eran mas fáciles de despertar que los otros mas fuertes. —Me iré, ustedes no podrán

despertar y seguirán siendo débiles, si me necesitan solo digan mi nombre y estaré en seguida. —Adram

se retira y con destello se desvanece entre ellos.

—¿Crees en lo que dijo hermano? —Hablo Anael con una voz sorprendida.

—No lo se, quisiera saberlo pero no comprendo, es mejor olvidar lo que paso. —En el fondo Asmael

sabia que en si mismo se escondía algo y que si tuviera la oportunidad de despertar lo haria, sin

embargo lo ocultaba porque amaba a Dios. —Vamonos al templo hermano.—Hablo Asmael con la

mirada intrigada.

—Te sigo hermano.—Respondió Anael siguiéndolo y volando junto a el.

Mael, Darkimel, Leidel y baliel estaban reunidos con los angeles menores En Mizar, el cuarto reino de los

cielos donde gobernaba Febiaz. Cantaron, bailaron, contaron historia y pasaron un momento único

predicando el significado de Dios. los príncipes eran muy fraternos y disfrutaban estar acompañados de

seguidores. Luego de haber terminado la tertulia con los angeles se dirigieron a reflexionar en una nube

cerca a Mizar. Sin sospecha alguna no sabian que alguien los esperaria en la nube.

—Principes de Dios, que felicidad encontrarlos y que casualidad; soy afortunado de tenerlos enfrente.—

Hablo Adram con inferioridad.


—¿Que deseas querubin? —Respondio Mael con seriedad.

—Solo quiero acompañarlos, claro, si no es mucha molestia. —Hablo Adram.

—No incomodas para nada, puedes acompañarnos si quieres pero solo ten absoluto silencio. —Hablo

Leidel con humildad.

—No creo que sea posible, me gustaria hablar. —Hablo Adram con una voz grabe.

—Ve al grano querubin ¿Que quieres? —Hablo Baliel con incomodidad.

—Quiero que derroquen a Dios. —Hablo Adram con voz intimidante. Adram sabia que los principes

mayores eran mas listos y pensaba que siendo concreto lograria que ellos despertaran.

—Eres un insolente ¿crees que podriamos derrocar a Dios? Pues te equivocas. —Hablo Darkimel con

rabia,y con gran velocidad puso su espada en el cuello de Adram. —Quien eres para proponer

semejante desonrra. —Darkimel estaba molesto y pensaba que Adram estaba confundido.

—Eres muy fuerte y te respeto Darkimel pero eres invidente, Dios los reprime, son esclavos de sus leyes.

Los principes son mas que simples angelitos predicadores de paz, los principes son poder.—Adram

exclamo con una voz irritante pero a la vez muy dispuesta a concluir lo que pensaba sobre ellos y lo que

pensaba sobre Dios.

—¿Con que eso es lo que quieres? ¿Crees que somos mas? ¿¡acaso crees que soy estúpido en atentar

contra mi creador!? ¡no deberías de existir querubin!. Con un tono fuerte Darkimel con impulso y mucha

fuerza en su brazo derecho apunta a la cabeza de Adram para borrarlo de la existencia.

—Con una voz fuerte Mael se expresa. —¡ESPERA HERMANO!. Y Darkimel se detiene. —¿Y si Adram

tiene razon?

—¿Porque lo defiendes Mael? Lo que dice es absurdo, va encontra de Dios, el no debe existir. —Hablo

Darkimel seguro de si mismo.

—No estoy a su favor, pero hay cosas que Dios nunca nos ha dicho; la incógnita de la existencia no nos

define, simplemente nos ordena. —Mael se defiende con un argumento que Darkimel no se atrevió a

responder.
—El Joven principe te lo aclaro y yo simplemente guarde silencio. ¿Y ahora que haras, atentaras contra

mi existencia Darkimel?. —Hablo Adram con una voz risueña.

Darkimel sin palabra alguna asciende entre los cielo y con un destello desaparece de la presencia de los

principes y Adram.

—Adram sonrie y mira directamente a los ojos de Mael y le pregunta. —¿Acaso quieres mas poder?

Pueden seguirme si quieren y dare respuesta a sus preguntas. Leidel, Mael y Baliel siguen a Adram y se

dejan llevar por la curiosidad.

Darkimel sin embargo se sentia confundido ya que confiaba plenamente en Mael y no contar con su

apoyo lo hacia sentir vulnerable, no hallaba explicacion al argumento de su hermano y se preguntaba en

su cabeza porque Mael estaria de acuerdo de derrocar a Dios, para Darkimel significaba traicion pero

aunque Mael no le apoyo aun confiaba en el, pero sin embargo no le daba la razon y seguiria en pie la

idea de que Adram era una amenaza para sus hermanos.

En los jardines del eden en el planeta tierra Adan surgia del barro; Adan quien era poseedor de alma y

espiritu abrio sus ojos y trato de comprender pero su sentido comun no contestaba su total

interrogante. Adan daba sus primeros pasos en la tierra y sin palabra alguna paseo por el lugar sin

entender ¿que era el? o ¿que hacia ahi?. A su cabeza llegaron sus primeros pensamientos, de su nariz las

primeras esencias y olores de una naturaleza desconocida para el primer hombre en la tierra. Por

primera vez Adan sintio hambre pero no sabia que significaba esa sensacion de agonia en su estomago.

Depronto un destello de luz aparecio junto en frente de Adan y sorprendido se escondio.

—Sal y muestrate hijo de Dios. —Hablo una voz suave y angelical, se trataba de Eliniaz.

Adan no decia palabra alguna y preferia guardar silencio escondio detras de un arbol.

—No temas Adan, vengo a guiarte y mostrarte el mundo que Dios a creado para que vivas en el. —Hablo

Eliniaz con serenidad.

Adan asustado salio y mostro su rostro a Eliniaz pero tenia los ojos cerrados porque temia de su

presencia.
—Abre los ojos Adan, confia en mi, solo vine a mostrarte el camino y a enseñarte tu destino. Yo soy

Eliniaz, Serafin de la razon, gobernador de Sefir el Reino del aire y quien lleva en su cetro el tiempo. Yo

te dare la razon y voz para que seas sabio y asertivo por toda la eternidad. Seras quien ponga nombre a

los peces del mar, a las aves del cielo, a los reptiles, abfibios, insectos y mamiferos, tambien cuidaras

ellos y comeras de los frutos del eden. Reinaras en la tierra y asi como yo te guiare tu guiaras a los

seres de este mundo. —Exclamo Eliniaz.

Eliniaz enfoco su poder en Adan y en un destello de luz Adan se convirtio en portador de conocimiento

universal y de su boca surgieron sus primeras palabras.

—Reinare con sabiduria, cuidare, respetare y pondre nombre a los seres de la tierra. —Hablo Adan lleno

de certeza al tener claridad en su mente.

—Llevaras como virtud el libre albedrio y podras gobernar como te plasca. Hablo Eliniaz.

Eliniaz deja clara la mision de Adan y en un destello desparece entre las nubes. Adan sigue un sendero y

pone nombre a los animales que encuentra en el camino, y asi continuo todo el dia hasta que callo la

noche. Aunque Adan poseia el conocimiento no sabia que significaba la ausencia de luz.

Decidio buscar un lugar cómodo y en un suave césped se sentó a pensar. Luego de pasar tiempo sentado

de pronto otra luz igual a la de Eliniaz se manifestaba enfrente de Adan. Adan no sientio miedo porque

penso que nuevamente se trataba de Eliniaz pero esta vez se trataba de Dael.

Yo soy Dael, Serafin de la paz, gobernador de Galgas el reino del agua y soy quien lleva en su cetro la

luna, quien iluminara tu camino cuando no haya luz solar. En la noche dormiras y descansaras y tu

cuerpo se llenara de sosiego hasta que nuevamente salga la luz del sol.

Y Adan cerro los ojos; durmio y descanso su primera noche en la tierra.

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