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Estos son los diferentes tipos de segmentación de clientes que puedes utilizar para
separar el mercado en el que te encuentras.
Segmentación geográfica
Esta es quizás la forma más común de segmentación del mercado, en la que se opta
por dirigirse comercialmente a una región geográfica concreta.
Por ejemplo, un negocio puede optar por distribuir sus productos en ciertos países,
pero no en otros. Y es que en la mayoría de los casos, existen diferencias en los
gustos de los consumidores, atendiendo a la especialización geográfica, de ahí a que
la segmentación geográfica sea tan importante para asegurar resultado positivos.
Segmentación demográfica
El género, la edad, el número de hijos, o el tipo de vivienda, etc. son algunas de
las variables demográficas más importantes que se tienen en cuenta en este tipo de
segmentación.
Este tipo de segmentación distribucional se utiliza de forma común entre las pymes
o grandes empresas que conceden a cada canal una marca única para obtener
beneficios de distribución dentro de ese canal. Por ejemplo, una empresa que
dispone de un champú para tiendas caras y otro para baratas.
Es evidente que si los ingresos personales van variando en función del tipo de
cliente, una empresa podrá ofrecer algunos productos bajo un coste más económico,
algunos a un precio precio medio, y otros más caros. Es imprescindible que, antes
de crear una empresa, se tenga en cuenta a qué tipo de público nos vamos a dirigir
para poner el precio de los productos.
Segmentación conductual
Los mercados también pueden ser segmentados atendiendo a la conducta de los
usuarios, por aficiones, por afiliación política, por religión, por el tipo de
alimentación, y demás criterios personales. Son muchas las ventajas que posee
la segmentación conductual para tu negocio y conseguir una mayor eficacia para
llegar a tu público.