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tampoco alcanza una fisonomía unitaria al ser convocada su presencia por diversas ramas
del ordenamiento como acontece con el derecho comercial, el derecho laboral, el derecho
tributario.
Con razón se ha dicho que bajo el influjo de esta diversidad, las referencias a la
empresa suelen producir desconcierto. Nunca se puede estar seguro de que, cuando se la
término en el sentido que el expositor le quiere dar. Cada uno tiende a privilegiar el ángulo
literatura acerca del tema donde las imprecisiones campean en cada mención a la empresa.
insuficientes para este revulsivo en que se ha tornado la empresa para el derecho. Cabe
intentar una exposición sobre la génesis y la evolución de este panorama con la finalidad
a la codificación comercial francesa de 1807, en el Libro IV, Título II. Allí encontraron
espacio, en los artículos 632 y 633, varias especies de empresas entre los actos de
movimiento codificador que siguió a esta iniciativa del derecho francés cumplió un
codificación decimonónica hasta alcanzar expresiones tan extensas como la del Código
italiano de 1882, con los veinticuatro actos de empresa que incluyó en su art. 3º.
en su artículo 8º el elenco de los actos de comercio entre los que aparecen, en su inciso
expresamente en otras varias normas del Código (v.gr. arts. 162, 163, 184, 204, 583 y en
otros actualmente derogados) pero sin establecer un preciso sentido jurídico a su mención.
Por cierto que la empresa como organización productiva tenía una larga presencia
para el mercado. Si bien este dato no fue debidamente aprehendido por la codificación, la
resultan inasibles desde el marco de los actos aislados, toda vez que se vinculan, siquiera
esta suerte en claro que, aun en ausencia de su mención explícita, la empresa como
del llamado estatuto del comerciante, en las instituciones o figuras auxiliares como las
Contribuciones de la doctrina
incentivó a la doctrina para indagar el sentido de estos textos, tarea que insumió un
copioso y largo itinerario de la literatura a través del derecho comparado, en una búsqueda
empresas entre los actos objetivos absolutos, cuya realización aislada por quienquiera que
comercio, sin que lo evidente de este dato fuera óbice para elaborar alguna construcción
académica, como la pergeñada por Manara, más ingeniosa que práctica, tendiente a
surgidas especialmente desde la doctrina francesa, las que asimilaron la empresa con la
para el mercado, bajo el riesgo empresario y, para un sector de la doctrina, con propósito
de lucro.
Endemann que en 1865 abrió una polémica de larga resonancia. Para su interpretación
cabe recordar que, como lo advirtiera Broseta Pont, en alemán existen diversas palabras
que se pueden vincular con la empresa, lo que plantea dificultades para los intérpretes
comercial” y sostuvo que el arbitrio de su dueño tenía límites. Con base en esta
empresa y no el empresario es el sujeto del crédito. Pese a que esta doctrina fue jaqueada
por la crítica de Paul Laband contra la distorsionada aplicación de la personalidad, así
siguiente centuria.
comercial.
pasó desapercibido este hecho para quienes estuvieron atentos a la nueva literatura
germánica. Es éste el primer dato que explica la búsqueda de nuevas bases para dar con
El segundo hecho fue la sanción del Código de Comercio alemán de 1897 que
privilegios corporativos sino como un sistema jurídico de base profesional. Era manifiesta
cuanto se le reconocía tal carácter por el hecho de integrar el ejercicio de un negocio por
considerado como objeto unitario de negocios jurídicos, que así resultaba abarcador de la
establecimiento de interés como objeto del tráfico, salvo quizá en lo concerniente al valor
había advertido Endemann. Era un fenómeno resultante del valor adicional que dotaba a
sus elementos la organización como un todo, adquiriendo la aptitud objetiva para formar
Un cuarto hecho que tenía lejanas raíces ya aludidas, fue la paulatina primacía
económica que asumieron los fenómenos de la producción para el mercado frente a los
de la distribución, la circulación o los cambios en dicho medio que habían sido prioritarios
en la economía bajo la que surgió, se modeló y se deslindó el ámbito inicial del derecho
separado del derecho civil propuso un importante replanteo. En su desarrollo sostuvo que
los actos de comercio no se distinguían por la existencia de una cualidad intrínseca que
los dotase de tal índole, dato que infructuosamente había buscado la doctrina tradicional,
sino porque el relieve de tal categoría reposaba sobre caracteres formales y externos que
los actos se insertan en una secuencia, encadenados con otros actos idénticos que se
regulación. Sobre tal base puso de manifiesto que lo distinto en el tráfico mercantil
moderno radicaba en una producción en masa, uniforme, standard y en serie, que para
consonancia con este tráfico en masa. Llegó de esta suerte a concluir que el carácter
cantidades tan grandes como sea necesaria para canalizar hasta el consumidor la enorme
producción elaborada. Estas características son las que justifican y hacen necesaria una
regulación jurídica particular para implementar las relaciones negociales con la clientela
disciplina jurídica a las exigencias externas de la empresa entendida como actividad. Vista
de esta doctrina se encuentran las simientes de la problemática que más adelante sería
asumida por las reglas sobre las cláusulas uniformes de los contratos (difundidas como
(arts. 1341 y 1342); como también se vincula la enseñanza de Heck con las normas del
inherente a su configuración, lo que no ha sido óbice para que el actual derecho alemán
Código Civil (texto del BGB vigente desde el 2002) en vez de incorporar estas materias
como organización de los factores de la producción; desde esta visión, Wieland y Mossa
condujeron la empresa hasta el nivel de noción llave del derecho comercial y sostuvieron
línea se mueve también la literatura que constata el valor económico de los bienes
arraiga en esta concepción toda la corriente que se dedicó a indagar acerca de los
Expuestas en grandes líneas las corrientes suscitadas por los estudios acerca de la
empresa que, con distinto grado de desarrollo y de interés, se difundieron en los países
europeos hasta la segunda gran guerra, cabe ingresar en los años de su protagonismo.
La irrupción de la empresa
Más allá de las resistencias y las polémicas que generó, la empresa se tornó un
Rathenau y Mossa, los nuevos fenómenos generados por los grupos societarios y las
la doctrina germánica de los años ´30 del siglo pasado se creyó posible sistematizar un
Derecho comercial –denominación que por cierto resulta estrecha en la actualidad- por el
Derecho empresario. El hecho de no ser una materia exclusiva del derecho comercial y
objeciones más corrientes que se oponen a su reconocimiento, pero que no han detenido
esta tendencia que tiene a la empresa como el fundamento mismo del derecho comercial
una imagen dogmática unitaria, surgen sin embargo, en una misma época, exposiciones
portadas para las respectivas regulaciones de un dato unitario de la realidad. Fue en esta
dirección la propuesta efectuada por Julius von Gierke, que había sido precedida por la
publicación del estudio sobre “Profili dell´impresa” que Alberto Asquini diera a conocer
en 1943. La explicación del jurista italiano, que tuvo una gran repercusión, atribuyó
cuatro facetas o perfiles a la empresa dado que ésta se manifiesta en el ámbito jurídico
inexistente esa unidad propuesta porque con ella se encubría lo que en realidad eran cuatro
doctrinarias, el esquema de Asquini quedó instalado por su idoneidad como base para
El perfil subjetivo
sujeto funcional (Antonio Polo Diez), su puesta en relación con los intereses generales,
como fuente de recursos fiscales genuinos, son algunos de los múltiples factores
incidentes como fundamentos por quienes tienden a reconocerle los atributos de los
sujetos jurídicos.
personificación de las cuentas y por ciertas tendencias del derecho tributario que suelen
también social…” dijo entre nosotros Tomás D. Casares como lejano epígono de
permitiendo su perduración más allá de los avatares que puedan afectar al empresario, se
el peso político que adquiere la empresa cuando alcanza cierta magnitud, tiene las fuentes
medios. Son casos en que los principios privatistas que presiden la disciplina societaria
equiparación tildada de inexacta y engañosa por Jean Guyénot, tropieza con el insalvable
derecho (Girón Tena), calidad ésta que resultaría en caso atribuirse personalidad a la
derechos que se ejercitan sobre ella y a quien resulta imputable la actividad que cumple.
ni se deben confundir.
gobierna se impone por su propia evidencia en el caso del empresario individual, pero no
ocurre otro tanto con el empresario social, situación donde esa nitidez se desdibuja,
inherente a la índole del objeto para el que se organizó la empresa, factores éstos que
(Paul Durand). En esta vertiente se produce una fusión de la organización societaria con
la empresaria.
jurídico, tesitura que logró cierto eco pese a los cuestionamientos que la doctrina hizo de
La sinonimia o fusión
simbiótica que desvaneció los límites de los caracteres de una y otra, conduciéndolas a la
sinonimia. Esto fue así explicado por Mossa: “La sociedad no es sino una organización
formal de la empresa. Por una parte es su forma jurídica, porque la empresa, en las
sociedades comerciales, se encapsula en las formas singulares por ellas determinadas. Por
En verdad puede concebirse, sin esfuerzo, la empresa a tal punto fusionada y confundida
es un concepto más rico, más amplio y universal que la sociedad, a la que prácticamente
concentraciones, regular los derechos de los que aportaron o prestaron capitales y, con el
concurso del derecho del trabajo, organizar los servicios de los dependientes.
empresario social y será fuente de una responsabilidad por incumbencias artificiales (en
Studi in onore del prof. Luigi Ferri). En alguna medida esta tendencia tiene una reciente
exigencias de la comunidad.
ley 19.550 la sociedad es la forma organizada que adopta una pluralidad de personas
conforme a uno de los tipos legislados. En la perspectiva conceptual parece claro que
actividad productiva. La forma organizada del sujeto societario disciplina las relaciones
intrasocietarias y establece las reglas bajo las cuales se exterioriza y vincula con terceros;
bajo una organización de empresa que se conectará con la societaria, en distinta medida
según el tipo. La doble vertiente organizativa es fuente de confusiones que pueden resultar
ocasionalmente superponerse, no obstante los distintos ámbitos que les conciernen; 2ª) la
normativa; 3ª) la presión de los influjos ideológicos que pugnan por la primacía alguno
En un fino estudio Joaquín Garrigues explicó que la sociedad colectiva había dado
tipo social que se ajustaba a la empresa familiar, basada en la confianza mutua y el trabajo
en común. Estas dos notas han subsistido en la sociedad colectiva moderna que tiene por
connatural el aporte del esfuerzo personal. Bajo su auto-organicismo los socios, sin
gestión empresaria que carecen de fronteras, como tampoco existen entre la organización
enseñanza del jurista español, Giovanni Tantini afirma que la sociedad por parte de interés
es una supervivencia de las formas de colaboración entre empresarios (entre los socios
capital es mero instrumento para la producción en masa, dato éste que tiene como
funcionalidad de la empresa.
por una parte, en tanto que por otra tiene la dirección y gestión empresaria. Las decisiones
accionista esté exento de los riesgos empresarios en cuanto pueda exceder su aporte
societario (art. 163, ley 19.550) y que se encuentre libre de las responsabilidades de la
gestión. Y es también en razón de ello que Guido Rossi tiene como operativa la tutela del
propios empresarios sociales que encontraron en ella un recurso para soslayar los
quebrantos y los riesgos mediante contribuciones del erario público o a expensas de sus
acreedores, so color de protección del interés público, la paz social y las fuentes de
penosa experiencia sobre este particular y fue adecuadamente corregido por la ley 24.522,
impugnadas hace largos años en Italia. El partido comunista reclamó en ese país el fin de
las políticas asistenciales del empresariado, al que incumbe la consecución de una gestión
sana y activa de la empresa, debiendo superarse una situación en la cual “la colectividad
paga a la empresa frecuentemente sólo para hacerla existir, sin que ella necesariamente
produzca más riqueza de la que absorbe”. Poco después el partido socialista italiano
denunció el sistema de subsidios con el que “las empresas son sostenidas…en gran parte
sociedades -que las suponían integradas sólo por individuos- sustituida por la admisión
amplio espacio abierto por las modalidades de los grupos societarios se plantean los
social, atendiéndose sólo a los factores concernientes a la organización global del trabajo
datos relevantes para atribuir el efecto del carácter unitario a la empresa. Todavía algunos
con autonomía los procesos productivos, cuestión que debe ser considerada desde el plano
es óbice para que en el plano jurídico cada singular organización involucrada pueda
en las relaciones internas y sin perjuicio de las responsabilidades que tienen por fuente la
empresa resulta inescindible de la unidad patrimonial del empresario, sea éste persona
dotadas. En cada sujeto no puede reconocerse más que una sola empresa. En la clásica
concepción del patrimonio como unidad y como prenda común de los acreedores, la
legislación italiana sobre los patrimonios destinados a un específico negocio. Pero además
universalidad y unidad del patrimonio, tropieza con el complejo panorama abierto en los
grupos de sociedades por las relaciones fundadas en el ejercicio del control. Frente a las
mercantil. Y aun ceñidas al sólo ámbito mercantil, las distinciones son corrientes según
para resolver los problemas generados por el influjo del control sobre la autonomía
mecánica de una pura situación objetiva de control, sino que deriva como consecuencia
los grupos; en cambio caracterizó el control en la ley 19.550 (art. 33) que tuvo una
ampliación de los supuestos que lo configuran con las reformas que introdujo la ley
por el solo hecho de integrar el grupo con la fallida sino cuando incurriesen en los
comportamientos torpes que describe la ley (actualmente arts. 161 y 172, ley 24.522).
dominadas, lo que posibilita adoptar una guía unitaria de todas y desenvolver el objeto
los riesgos, porque permite separar los correspondientes a los varios sectores
una empresa única cumplida por el grupo mediante la gestión de la controlante. Este
El interés de la empresa
la doctrina que aboga por una concepción subjetiva se aproximó a este propósito
propios de los sujetos, de suerte que sin admitir a la empresa como persona jurídica, la
tienen como portadora de sus intereses. Así Garrigues sostuvo que en el despliegue de su
desentiende las vicisitudes de la vida del empresario “hasta el punto que muchas veces el
limitó a negar que ella representase sólo la suma de los intereses de sus accionistas,
participó Fritz Hausmann con varios trabajos que la criticaron, autor éste que fue quien
acuñó la expresión de la “empresa en sí” para referirse a la doctrina que combatía. La más
alta recepción que tuvo esta corriente fue el proyecto alemán de sociedades anónimas de
1930, en cuya exposición de motivos se decía que “los intereses de la empresa, en cuanto
tal, son tan carentes de protección como el interés individual del accionista en sí”. La
abstracta de una norma (Pier G. Jaeger). Hay por ende un nexo insoslayable entre
intereses y sujetos. Esto condena la construcción que pretende vincular el interés con la
en la que se constata la existencia de intereses que concurren para hacer posible o para
“l´entreprise est un carrefour d´intérêts”, a saber, los intereses de las personas que le
dieron los medios materiales de existencia, los de quienes concurren con su trabajo a
realizar la producción, los de sus directivos, los de sus proveedores, sus clientes, sus
empresa, tal como acontece en el lenguaje corriente, han de aceptarse como mera
empresario social; o son también válidas como recurso para englobar los intereses que
que la conservación de la empresa es una regla necesaria en todos los casos en que entra
en crisis, por así requerirlo sus intereses autónomos. No pocas veces se invocan tales
intereses para preservar el singular interés de algunos sectores afectados, con frecuencia
el laboral, sin que al decidir la continuación de su actividad se advierta que este interés
empresas obsoletas o sin mercado. La experiencia argentina ha sido por demás ilustrativa
al respecto.
color de protección a intereses que son ajenos a los socios y vaciando a la sociedad de su
carácter privado. Una línea argumental cercana fue la que en 1969 expuso Giuseppe
detrimento de los socios que son así las víctimas “de un instrumento de atropello
jurídico”. A su vez Galgano ha observado que las justificaciones invocadas por quienes
Queda todavía por recordar que alguna opinión niega a la noción de interés una
(Menezes Cordiero), enseñanza que no condice con las extensas aplicaciones que recibe
jurisprudencia; pero también se ha dicho que la idea de la “empresa en sí” está incluida
El perfil patrimonial
Ello justifica que haya sido el perfil más abordado por los autores, en particular en cuanto
acerca del derecho que se ejercita cuando recae sobre los elementos ensamblados que
La teoría jurídica del establecimiento ha perdido mucho del espacio que ocupó
durante buena parte del siglo XX debido, en amplia medida, a que como objeto unitario
de negocios -frecuentemente su transferencia- el régimen legal específico para tal fin ha
(Le Pera, Menezes Cordeiro) mediante la cual se dispone elípticamente de los derechos
Las dificultades planteadas por la teoría del establecimiento son múltiples, a partir
intelectual) como un quid inmaterial, pero en la que se incluyen también los medios
c) entre la empresa y la hacienda media una relación del todo con la parte,
puesto que la primera es una organización de personas y bienes, en tanto la hacienda sería
empresa es siempre una hacienda, en tanto que no toda hacienda es empresa pues están
(Carnelutti);
Passarelli);
tal actividad. Esta interpretación, que prevalece en la doctrina italiana, queda bien
l´azienda si ha”, con lo que distingue el sujeto, la actividad y los bienes. A su vez Barbero
un poder de gestión, en una relación análoga a la que existe entre un sujeto propietario y
carece de una preceptiva que fije las bases para caracterizarlas, han sido atribuidas a que
los autores han fantaseado creando su concepto personal y predilecto de la empresa o del
establecimiento, procediendo después sobre la base del concepto así elaborado a construir
salvo quizá para distinguir los supuestos en que un empresario cumple su actividad a
organización del establecimiento el sector servicios, el factor trabajo, pues así degradado
actividad (Casanova). Como también se ha tenido por ocioso reducir la empresa a una
organizaciones.
La teoría jurídica de los bienes organizados es otro aspecto del perfil objetivo que
la que recaen los negocios, así como sobre la índole del vínculo jurídico entre el
empresario y su organización. Es innecesario demostrar el escollo que plantea para las
establecimiento y la diversidad de los derechos que pueden recaer sobre cada uno de ellos.
cumplir la ley concerniente a su respectiva naturaleza. Sobre tal base se fundó la llamada
inconsistencia de esa negativa. Esta reconocida aptitud que les otorga a los elementos
unitario.
atomista, en tanto ambas admiten la unidad funcional, cuya relevancia sólo se manifiesta
ocasionalmente y, en especial, como dato interpretativo acerca del objeto del negocio
(Ascarelli), según ocurre por ejemplo con la presunción que sienta la ley de transferencia
de fondos de comercio sobre los elementos del negocio que están comprendidos (art. 1º,
ley 11.867). La universalidad de derecho, es decir la que resulta determinada por la ley
unitaria del bloque de derechos (la esfera jurídica especial, en la terminología de Menezes
que sólida, porque los derechos así agrupados no dejan de ser heterogéneos entre ellos
por naturaleza, por configuración, por especie. Además se ha cuestionado que los
derechos subjetivos puedan ser incluidos entre los objetos jurídicos (Casanova). No
obstante las críticas, se ha sostenido que si bien es cierto que la unidad en el ejercicio de
los múltiples poderes particulares concernientes a los distintos elementos que se han
organizado no altera la naturaleza de cada uno de esos derechos, no lo es menos que esa
orgánica. De ahí las propuestas de nuevas categorías como las organizaciones de cosas y
bienes (elaborada a partir de lo dispuesto por el art. 2555 CCiv.italiano) que importa una
poder jurídico del empresario, al que se denominaría derecho de empresa (Nicolò). Pero
organización, puesto que aquél devendría tal en cuanto fuese titular del derecho sobre
ésta, desconociéndose así que la organización recién se configura cuando los elementos
gratuito (ley 11.867, art. 2º), la prenda (ley 12.962, art. 11, inc. d), el usufructo, la locación
y la cesión transitoria (arts. 227 y 228, ley de contrato de trabajo), convocan la idea de un
derechos que ejerce sobre cada uno de ellos. No pasa desapercibida al intérprete la
solamente sobre cosas (art. 2506 CCiv.). Lo cual no conduce tampoco a sostener que este
propiedad ya que la venta obliga a transferir la propiedad de una cosa (art. 1323 CCiv. y
450 CCom.). El dato normativo da así razón a quienes sostienen la existencia de un
además de abarcar las cosas que el empresario tiene en su patrimonio por derecho de
propiedad, también incluye o puede recaer sobre cosas o bienes que no son del dominio
aviamiento.
industrial, artística y literaria (Peña Guzmán, Spota), así como mediante la elástica
con la extensión del concepto dogmático en el caso del establecimiento. En tal sentido
Ascarelli sostuvo que la relevancia jurídica del carácter unitario de la azienda solamente
se coordina con la actividad negocial, pero no se vincula con la disciplina de los derechos
reales ya que no hay en ella otros derechos reales distintos de los que tienen por objeto
los derechos subjetivos, podría ser primaria cuando se refiere a la disponibilidad del
determinada, sino un vínculo entre una relación y un sujeto; y como tal puede referirse a
consistente y aplicable aun a la noción de titularidad como plexo jurídico constituido por
propiedad diciendo v.gr. que tal expresión designa en este caso el derecho de un
actividad semejante a la intelectual (Guyénot); o que es una propiedad porque reúne los
dos presupuestos que para tal derecho establece la concepción moderna, a saber, el de un
(según acontece con los derechos reales limitados); y el de un derecho erga omnes
(Ferrara).
establecimiento por el reivindicado, sea en reemplazo de los que fueron sustituidos, sea
sus elementos, dándole un nombre; desde esta posición jurídica lo dirige y asume sus
riesgos, hace suyos los resultados y tiene la disponibilidad de los elementos en forma
aislada o como un todo organizado. En su iniciativa puede incorporar cosas adquiridas en
propiedad o por otro título, sin requerirse ninguna proporción entre los que tiene en uno
elementos organizados, por acto entre vivos o por causa de muerte; este adquirente será
el nuevo titular y también el nuevo empresario siempre que continúe una actividad en
propiedad del establecimiento, como acontece con los locatarios o usufructuarios que se
Ascarelli).
cuando se ejercita el derecho que recae sobre la empresa. La doctrina sobre la índole
Añade esta crítica que no toda idea original da derecho a la exclusividad o protección
especial, sino aquéllas que pueden ingresar en la esfera de la legislación sobre los bienes
misma como el bien objeto de tutela, sin dar un fundamento para este trato diferencial
frente a otras actividades carentes de análoga protección; sin perjuicio además de tener
en cuenta que las actividades son inherentes a los sujetos e inescindibles de ellos y se
mueven en el ámbito de los derechos de la personalidad, todo lo cual las excluye del
desde que no guarda identidad con ella sino mera correspondencia (Galgano), lo que
también las doctrinas que fundan en tal naturaleza la explicación de una actividad que
puede ser cumplida mediante organizaciones integradas por elementos de los que el
empresario es titular por vínculos jurídicos muy diversos (Rubio); o las enseñanzas que
le atribuyen inmaterialidad por la ausencia de un válido soporte material para este derecho
(Guyénot), ya que aun admitiendo que ciertos elementos materiales puedan comportarse
puede aceptarse que la organización misma se confunda con los elementos materiales sino
que, antes bien, los domina y vincula (Ferrara). Desde otras perspectivas se ha sostenido
Wieland), con lo que en realidad se está situando la protección fuera de los elementos
organizados, pues se la hace recaer sobre sus resultados, es decir sobre algo que está fuera
en la base de los derechos sobre bienes inmateriales y que, precisamente por ello, los torna
mobiliario por excluir toda conexidad con los inmobiliarios (Ferrara). Es una solución
recibida por el art. 646 del Código de Comercio de Honduras y reproducida por el art.
555 del Código de Comercio de El Salvador, que expresan: “La empresa mercantil será
se regirá por las normas de derecho común”. Esta regulación parece adecuada a lo
dispuesto por la ley 11.867 en su art. 1º, que siguiendo la tradicional concepción francesa
elementos pero no del conjunto organizado (Mossa). Mientras otra interpretación postula
que se le atribuya el carácter inmobiliario sólo cuando entre sus elementos se incluye un
inmueble que por el principio de la vis atractiva atrapa a los muebles en su órbita.
El perfil funcional
que la doctrina, sistematizando las nociones de empresario y de hacienda fijados por los
art. 2082 y 2555, se hizo firme en la noción de la empresa como actividad del empresario.
Esta doctrina alcanzó el rango de norma legal en el art. 25 del Código de Comercio de
Colombia (1971): “Se entenderá por empresa toda actividad económica organizada para
brasileño de 2002 siguió en esta materia la orientación del modelo italiano, introduciendo,
empresa” -denominación que reemplazó la del Proyecto que era “Da atividade negocial”-
ciñe al texto del art. 2082 italiano). En tanto el art. 1142 del ordenamiento brasileño
empresario”.
como aquél que explota una empresa y a la empresa como “cualquier explotación
enunciación de las profesiones que tenía por comerciales en su texto de 1897. Pero más
sugestiva aun resulta en este ordenamiento la sustitución del parágrafo 343, del que
desaparece la mención de los actos de comercio y en cambio declara que “son contratos
empresarial”, mientras el parágrafo 344 aclara que “en caso de duda, los negocios
presente en el parágrafo 14 del Código Civil alemán donde se tiene por empresario a una
(Le Pera); por lo que también se ha sostenido que tener “la empresa como actividad es
una situación personal del sujeto, de suerte que los efectos de la empresa-actividad quedan
a cargo del sujeto que la ejercita, siendo por ello estudiados en ocasión del análisis de la
figura del empresario, con las variables correspondientes a la especie en que dicha
tienen por una noción puramente económica que tiende a destacar las dimensiones que en
la empresa tienen la dirección y el riesgo, pero que es carente de relevancia jurídica (Jesús
Rubio).
Desde una distinta concepción la actividad viene ocupando nuevos espacios con
doctrina que la tiene como objeto de sus indagaciones, a partir de los primeros estudios
que tuvo en Ascarelli su figura relevante. Es así que se fueron revelando nuevas
implicancias que exceden la esfera del estatuto del empresario y se proyectan sobre el
de una inversión en la tradicional relación entre el sujeto y la acción, porque será ésta y
de la teoría general del derecho privado (Rachel Sztajn) no han sido impedimento para
los desarrollos paulatinamente alcanzados. Más aun, sus subsistentes incógnitas se han
los actos jurídicos (Fanelli, Valeri) sin constituir negocios jurídicos. Desde cierta visión
que se ejercita. Pero lo singular es que este hecho se produce a través del cumplimiento
que la actividad, si bien puede ser tenida como una categoría derivada (Francesco Alcaro),
ocupa un puesto propio en el amplio campo de los actos jurídicos conjuntos y de carácter
continuado que, aun implicando una serie de actos simples coordinados entre sí por la
unidad de acción y de fin, ofrecen en todo momento una visión unitaria del fenómeno
(Rodrigo Uría). A su vez los actos singularmente considerados permanecen sujetos a las
normas legales que están previstas para su realización aislada en la disciplina general que
a cada uno de ellos concierne; pero como conjunto, es decir como actividad, importa la
Acorde con lo expuesto, se entiende por actividad a una serie coordinada de actos
tanto en la relación con el sujeto que los realiza como en la urdimbre de su propio
reglas (estatuto), pero además en la posible sujeción de los actos a ciertos requisitos, en
en los que por razones económicas o técnicas, los actos no pueden ser cumplidos sino
actividad carece de una elaboración genérica que la sistematice, por lo que, se ha dicho,
(Ferro-Luzzi), censura que hasta cierto punto alcanza aun a los ordenamientos de sectores
tornando de aplicación el llamado estatuto del comerciante, con sus reglas sobre
advertir en este ámbito la diversidad de los efectos entre los actos y la actividad, como la
nulidad de la actividad cumplida ni de los actos que la integran. Pero los transgresores a
régimen de las nulidades del Código Civil que encara la situación de actos singulares,
actividades. En una valiosa enseñanza de Ascarelli se esclarece que las actividades podrán
Sobre las mismas bases expuestas se llega a la solución adoptada por el derecho
societario para las sociedades de objeto ilícito, de actividad ilícita, de objeto prohibido y
para las constituidas sin cumplir las formalidades de ley. En todos los casos estos vicios
que recaen sobre actividades operan como causal de disolución, sin aplicarse el régimen
de nulidades del Código Civil (arts. 18, 19, 20 y 22, ley 19.550). Como tampoco este
régimen se aplica a los casos del socio oculto y del socio aparente.
En este panorama de los efectos diferenciales que pueden producirse entre el acto
supuesto de negociación aislada, pero que puede ser de administración ordinaria cuando
Entre los numerosos casos en que se desplaza el régimen legal aplicable al acto
singular por otro resultante del influjo que el derecho le atribuye a su inserción en el
cumplimiento de una actividad, el código argentino contempla varios supuestos
sometidos a un régimen cuando son celebrados como actos aislados, pero regidos por otro
o de transportes.
En el derecho civil argentino se rige por la figura del mandato, conforme a la cual la
muerte del representado (mandante) le pone fin según el art. 1963, inc. 3º. En cambio, en
disciplina del factor o gerente comercial, la muerte del comerciante proponente no le pone
fin mientras continúe operando la empresa (arts. 140 y 144 del Código de Comercio).
como lo son su alcance genérico que habilita para todos los actos de administración del
domini- a quien representa, pues para que sus efectos recaigan sobre el representado basta
que los actos cumplidos sean concernientes al tráfico que es el objeto del establecimiento
(art. 138).
inequívocamente al ejercicio de las empresas y que repercute sobre las formalidades, las
derecho de daños. Se trata de una parte significativa de los contratos de empresa, que
incluye a los que tradicionalmente se conocieron como actos mixtos o unilateralmente
dispuesto por la ley 26.361, se integra con la participación del “proveedor”, figura que
tutela del particular que contrata con el empresario, según la descripción que hiciera
doctrinaria, entre la que se encuentra la crítica precursora que realizó Vivante al régimen
del acto unilateralmente comercial. Tendencia tuitiva que, en alguna medida, ya habían
ingresado en el derecho positivo, tal como entre nosotros ocurrió con las reglas sentadas
operaciones que, por su propia economía o por exigencias técnicas, carecen de viabilidad
al margen de una organización empresaria. Es lo que acontece con los seguros, los bancos
y las bolsas o mercados. Es ésta una zona donde las particularidades de la actividad
repercuten con mayor intensidad y amplitud, tanto por el carácter imperativo que es
connatural al régimen legal de los negocios, operaciones y contratos que realizan las
sociedades que tienen por objetos tales empresas, sometidas generalmente a fiscalización
externa, como por la especificidad de los regímenes a los que quedan sometidas. Estas
reglas a las que se sujeta la participación en este medio se manifiestan por instrumentos
consistencia patrimonial y la idoneidad técnica, cuando no son requisitos son datos que
las regulaciones de los elementos que la facilitan y protegen, como lo son los derechos de
jurídico que preside las relaciones en el mercado, en el que están comprendidos los
comercial y la concurrencia. Bajo este plexo normativo se despliegan los negocios, con
El perfil corporativo
marco inherente a estructuras del derecho societario, tal como acontece en algunas
legislaciones impulsadas por ciertos postulados doctrinarios. En tal sentido cabe evocar
la repercusión que alcanzó el movimiento jurídico que se conoció como la doctrina de “la
precisos de esta doctrina, en general puede ser vinculada con propuestas concernientes al
derecho societario mercantil dado que este reformismo se orientó hacia la búsqueda de
una integración de los asalariados en tales sociedades (v.gr. a través del accionariado
vigilancia).
Sin ingresar en las propuestas abiertamente socialistas, como lo fue en su
guerra mundial, bajo la forma inicial de los delegados de personal, luego a través del
llamado “comité social del establecimiento” creado por el gobierno de Vichy y, una vez
Conviene destacar que en todos los casos la participación laboral otorgada por la
legislación a través del derecho societario quedó circunscripta al nivel de las grandes
y se tiene en cuenta que éstas son el campo en que más agudamente se manifiestan los
ni a los juristas (Garrigues); y, lo que es más grave, llegó a ser desestimada por sectores
que políticamente se consideran voceros del interés de los trabajadores. Así aconteció en
ello compromete al sector laboral con el gobierno de los capitalistas, sino por fuera de
ellas y por la vía conflictual (Galgano). Desde una visión antagónica se ha sostenido que
una reforma dictada en el exclusivo interés de los dependientes es también una solución
de impronta individualista, en todo caso sectorial, pero no social; en todo caso para
alcanzar este último carácter se debería introducir en los órganos societarios una
de la empresa, por lo menos debería convocarse a todos los participantes, incluyendo los
cuenta que existe un cuadro superior formado por los que integran la tecno-estructura
empresaria, nutrido por los expertos en dirección y gestión, en cuyo nivel se opera como
si la empresa tuviera un interés en sí o por lo menos es poco sensible a los intereses del
enemigo de los dividendos, asumen el riesgo profesional por los bienes o servicios que
produce la empresa y por la eficiencia de la gestión. Los cuadros medios, que se nutren
ignorarse que los intereses de los cuadros inferiores, correspondientes a los asalariados,
no son siempre homogéneos. Aunque algunas opiniones han sostenido que los
dependientes son intercambiables, en los hechos suelen tener más permanencia que los
subsistencia de la fuente de trabajo. Por cierto estos factores inciden en orden a las
del que no se debe prescindir cuando se analiza la composición de los intereses que
perdurables quizá porque la legislación del trabajo no las estimula y la práctica de las
relaciones laborales suele plantearse en nuestro medio desde el antagonismo, quedan por
considerar los saldos que dejaron la participación practicada en las empresas públicas,
realizadas en los ´90, a partir de lo dispuesto por la ley 23.696 de Reforma del Estado,
motivada por una política destinada a lograr la aquiescencia de los sindicatos para facilitar
este proceso; para tal fin se dispuso la atribución de un diez por ciento del capital social
de la empresa privatizada al sector laboral, bajo cierto régimen específico que se llamó
abierto paso a través de las estructuras societarias. Ello fue objeto de un estudio de
soluciones mediante las que se pretende dar al trabajador un estado de socio para el que
a desligarse a la brevedad. Cabe en este orden de cosas destacar como más apetecible para
trabajadores en el cuadro de los accionistas. Ripert encaró la cuestión con una claridad
también hacer votar al personal o a sus representantes en la asamblea que elige el consejo.
tienen por qué intervenir en esta organización del capital, de la misma manera que los
Con lo dicho queda fundada la convicción de que este perfil funcional debe
servicios en los procesos productivos de la empresa parece ser el desideratum para una
y con responsabilidades específicas los que aportan el capital necesario para su actividad
y los que colaboran con su trabajo (Centesimus annus); y los componentes de la empresa
deben ser conscientes de que la comunidad en la que trabajan representa un bien para
todos y no una estructura que permite satisfacer exclusivamente los intereses personales
de alguno.El perfil funcional encuentra por esta senda una orientación adecuada en el